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Puede decirse que el calor latente es la energía que un cuerpo o sustancia requiere para
cambiar su estado. Una sustancia en estado líquido, por ejemplo, necesita un determinado
calor latente para pasar a una fase gaseosa. En este contexto el calor latente puede
denominarse calor de evaporización. En un sentido similar, una sustancia sólida requiere de
calor latente para pasar a un estado líquido: el calor de fusión.
El uso de este concepto para describir el fenómeno que se observa cuando un cuerpo o una
sustancia cambian de estado sin que el calor aplicado afecte su temperatura deriva de una
época remota en la cual los científicos creían que el calor era una sustancia fluida, y la
llamaban calórico.
Esto responde a un modelo denominado teoría calórica, la cual sirvió en su momento para
explicar durante mucho tiempo los comportamientos y los rasgos físicos del calor,
entendiéndolo como un fluido, el cual se decía que impregnaba la materia y era el causante
de su calor.
Cuando el calor es aplicado a una sustancia que no registra un cambio de estado, pero sí se
incrementa su temperatura, los expertos hacen referencia al calor sensible. Cabe mencionar
que ésta es la forma en la cual entendemos el calor en el habla cotidiana, ya que solamente
atendemos la variación de temperatura.
Con respecto al calor sensible, la mayoría de los experimentos llevados a cabo apuntan a que
para afectar la temperatura de un cuerpo dado necesitamos aplicar una cantidad de calor
directamente proporcional a su masa y a la delta de temperaturas que pretendemos alcanzar.
Para continuar con la explicación del concepto de calor latente tomemos, por ejemplo, un
experimento a través del cual aplicamos calor a un cubo de hielo; dado que este último se
encuentra a una temperatura por debajo de los 0 °C, donde el agua debió cambiar de estado
líquido a sólido en primer lugar para que obtuviésemos el trozo de hielo, deberemos alcanzar
ese umbral y cruzarlo si queremos ver el proceso inverso.
Desde el momento en el cual alcancemos los 0 °C y hasta que el cubo de hielo se
haya fundido por completo, su temperatura no cambiará. La razón de esta interrupción en el
aumento de calor se debe al principio expuesto en los primeros párrafos: el calor latente no
se utiliza para afectar la temperatura del cuerpo, sino para producir su fusión.
Como es de esperarse, una vez que el trozo de hielo se haya fundido, la temperatura del agua
comenzará a elevarse hasta alcanzar el siguiente punto de cambio de estado, que en este caso
son los 100 °C, donde nuevamente la temperatura se mantendrá estable hasta que toda la
sustancia se evapore.
Es decir, que, si el valor de calor latente de fusión del agua es de 333,55 kJ/Kg, entonces el
valor de calor latente de solidificación o congelación del agua será de -333,55 kJ/Kg.
El calor latente de condensación es aquel que se presenta cuando existe el cambio de fase de
una sustancia de gaseoso a líquido, como en el caso del vapor de agua.
Respecto a la energía de cada molécula, en los gases esta es aún mayor que en los líquidos,
por lo que también ocurre una liberación de energía cuando se pasa de la primera fase a la
segunda.
De nuevo, puede decirse que el valor del calor latente de condensación será el mismo que el
de vaporización, pero con un valor negativo. Entonces, un valor de calor latente de
condensación para el agua será igual a -2257 kJ/Kg.
Referencias
1. Latent heat. (s.f.). Obtenido de en.wikipedia.org
2. Smith, J. M., Van Ness, H. C., & Abbott, M. M. (2007). Introduction to Chemical
Engineering Thermodynamics. Mexico: McGraw-Hill.
3. Levine, I. (2002). Physical Chemistry. Madrid: McGraw-Hill.
4. Power, N. (s.f.). Nuclear Power. Obtenido de nuclear-power.net
5. Elert, G. (s.f.). The Physics Hypertextbook. Obtenido de physics.info
RELACION DE MAYER
La relación de Mayer es una ecuación válida para los gases ideales, que relaciona
su capacidad calorífica a presión constante con su capacidad calorífica a volumen constante.
Partiendo del concepto de entalpía se puede escribir para un gas ideal:
Sabemos que el volumen es función de dos variables termodinámicas que pueden ser P y T
es decir:
V = f(P,T)
Haciendo U = f(P,T)
Como los coeficientes de dT y dP en las ecuaciones (14) y (15) deben ser idénticos, se deduce
que:
Esta ecuación que relaciona las capacidades caloríficas a presión y volumen constante, es
aplicable a cualquier sistema homogéneo de composición constante. Se puede simplificar
cuando se conoce la ecuación de estado del sistema o sea la relación matemática entre P,V y
T. El caso más sencillo es el de los gases ideales. Como dijimos que para un gas ideal se
cumple la ecuación (4), aplicándola en la ecuación (18) se obtiene:
CP – CV = R (20)
En los gases reales CP - CV no es exactamente igual a R, pero sus valores no se alejan tanto,
salvo en condiciones donde las desviaciones del comportamiento ideal son muy grandes, por
ejemplo, a presiones elevadas y temperaturas bajas.