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UNIVERSIDAD DE LOYOLA. Delitos contra las personas, sociedad y patrimonio.

TEMA 1

DELITOS CONTRA LA VIDA.


 Delitos contra la vida humana independiente: homicidio, asesinato,
actos de colaboración al suicidio.
 Delitos contra la vida humana dependiente: Aborto.

A) HOMICIDIO.

1º HOMICIDIO DOLOSO:

Del homicidio y sus formas


Artículo 138
1. El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la
pena de prisión de diez a quince años.
2. Los hechos serán castigados con la pena superior en grado en los
siguientes casos:

a) cuando concurra en su comisión alguna de las circunstancias del apartado 1


del artículo 140, o

b) cuando los hechos sean además constitutivos de un delito de atentado del


artículo 550.

1.1 BIEN JURIDICO PROTEGIDO:


- VIDA HUMANA INDEPENDIENTE.
- BIEN JURIDICO INDISPONIBLE.

Siguiendo a CARRASCO ANDINO MAR, la opinión casi unánime de la doctrina lo


define como la vida humana independiente. Una minoría lo identifica con la capacidad
de autodeterminación del sujeto, de modo que no se protege sólo la realidad biológica
de la vida, sino también las facultades de decisión y disposición que conlleva dicha
realidad como un todo. Esta distinta concepción tiene que ver con la disponibilidad del
bien jurídico vida. Su fundamento constitucional se sitúa en el art. 15 CE: derecho a la
vida, del que se desprende un deber de respeto y de protección a la vida por parte del
Estado.
Las posiciones doctrinales sobre la disponibilidad de la vida son las siguientes:
a) indisponibilidad del bien jurídico: argumentos: El art. 15 CE tan solo contiene una
garantía del ciudadano frente al Estado, que queda así obligado a respetar y proteger la
vida frente a los ataques ajenos. No recoge un derecho subjetivo a la vida, pues el
Estado está obligado a intervenir con independencia de su titular. Esa es la razón por la
que se castiga la inducción y auxilio al suicidio en el CP. La no incriminación del
suicidio se explica por razones de política criminal.
b) bien jurídico disponible. Sus argumentos: una interpretación sistemática del art. 15
CE permite sostener que en él se contiene un derecho a morir (a decidir el momento y la
forma de morir). Leer arts. 1.1, 10 y 17 CE. El derecho a morir está implícito dentro del
derecho a la vida del art. 15 CE. No puede haber un deber de vivir en aras de un interés
social (demografía, etc.) en un sistema jurídico que considera a la libertad personal
como valor superior de su ordenamiento. Por ello el suicido no se castiga en el CP. Es

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algo lícito. Se castiga la participación en el suicidio, porque la facultad de disposición


de su titular está limitada a él mismo, no autoriza los ataques provenientes de terceros,
pues dada la trascendencia de la decisión de quitarse la vida, en su adopción y en la
ejecución de la propia muerte no deben interferir los terceros.

1.2 OBJETO MATERIAL. SEGÚN CARRASCO ANDINO MARIA DEL


MAR.

El objeto material y el sujeto pasivo del delito coinciden: matar a “otro”= ser humano
con vida independiente. Hay que distinguirlo del objeto material del aborto.
- límite mínimo: ¿cuándo comienza la vida humana independiente? Con el nacimiento
(es un proceso, no un hecho instantáneo):
- mayoría doctrinal: expulsión total del claustro materno
- una minoría doctrinal: comienzo de los dolores del parto. Se rechaza porque el tipo se
refiere a “otro”, lo que indica que ha de ser un sujeto ya nacido. GONZALEZ RUS ha
utilizado el criterio de la dependencia para distinguir al nacido del no nacido, de manera
que si el ataque se dirige de forma directa sobre el feto estamos ante homicidio,
mientras que si se realiza a través del cuerpo de la madre, que es quien lo aísla y
protege, estamos ante aborto.
El Tribunal Supremo ha adoptado en la mayoría de sus resoluciones por la tesis de la
respiración pulmonar autónoma. Si bien, tras este criterio se oculta el de la expulsión
completa del claustro materno, refiriéndose a la respiración pulmonar autónoma para
probar que el nacido no ha muerto, pero considerando en realidad que la vida
independiente comienza con esa separación completa del claustro materno. No obstante
en alguna sentencia se ha adoptado la tesis del comienzo de la dilatación como
momento del nacimiento.
- límite máximo: muerte (se concibe también como un proceso). Se utiliza un concepto
legal de muerte para hacer posibles los trasplantes de órganos. Se distingue así entre el
concepto de muerte clínica: cese de las funciones cardiorrespiratorias, y el de muerte
cerebral que alude al cese de las funciones cerebrales.

SUJETO ACTIVO Y SUJETO PASIVO:

NO EXISTEN ESPECIALES CARACTERISTICAS, SALVO LAS INDICADAS


ANTERIORMENTE O LAS DERIVADAS DE LAS CIRCUNSTANCIAS
AGRAVANTES ESPECIFICAS DE ESTE DELITO INTRODUCIDAS POR LA
REFORMA DEL C.PENAL DE MARZO DE 2015.

1.3CONDUCTA TÍPICA, SIGUIENDO A LA MISMA AUTORA, la


acción consiste en matar a otro: acción de matar + resultado de muerte (delito de
resultado y de medios indeterminados). Es un tipo de resultado de causar, castiga la
causa de la muerte cualquiera que sea la forma o modo de producirlo. Hay que
comprobar la relación causal entre la conducta y el resultado muerte:

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Primero: relación de causalidad natural que se fija, normalmente, conforme a la teoría


de la equivalencia de las condiciones que busca la ley causal general. Así, suprimido
mentalmente el disparo se elimina la muerte. Si se desconoce la ley causal general
bastará para su determinación con el apoyo de medios sólidos garantizados –por
ejemplo, los epidemiológicos-, siempre que no sea incompatible con las leyes causales
conocidas hasta el momento. En el caso de la colza, la ciencia no pudo determinar el
agente concreto que había causado las muertes, pero si se demostró que todos los
afectados habían ingerido aceite de colza, y no se pudo demostrar que ninguna otra
sustancia produjera dichos resultados dañosos (en algún momento de la investigación se
cuestionaron los pesticidas de los tomates).
Segundo: imputación objetiva del resultado: si la acción ha creado un riesgo
jurídicamente desaprobado y éste se ha materializado en el resultado. La acción de
disparar a zona vital crea un riesgo penalmente relevante para la vida que se materializa
en la muerte producida por impacto de bala en el cerebro, por ejemplo. Hay veces en
que el resultado no se produce por la acción inicialmente peligrosa, sino por
circunstancias extrañas e imprevisibles al sujeto (curso causal irregular). Ejemplo: A
dispara sobre B con intención de matarle. B muere a consecuencia del accidente de
tráfico que tiene la ambulancia.
El Tribunal Supremo ha aplicado en numerosas sentencias la teoría de la
equivalencia corregida por la teoría de la consecuencia natural, según la cual el nexo
causal se rompe cuando el resultado no es una consecuencia natural (circunstancias
preexistentes o concomitantes como por ejemplo, una enfermedad de la víctima que
incide también en el resultado muerte) de la acción realizada, sino de un accidente
extraño (circunstancias sobrevenidas a la acción debidas a la acción de la propia víctima
o de un tercero).
El homicidio se puede cometer tanto de forma activa como de forma omisiva
(comisión por omisión), aplicando el art. 11 CP, de manera que se puede imputar la
muerte de una persona a quien es garante de su vida y no ha realizado la acción que
conjura el peligro y evita el resultado de muerte, pudiendo haberlo hecho. Ejemplo:
madre que deja de amamantar a su hijo recién nacido, muriendo éste de inanición.
La interpretación del homicidio en comisión por omisión exige tener en cuenta el
delito del art. 195.3 CP (omisión agravada del socorro), en dónde pese a que el sujeto es
garante, no se le imputa el resultado, sino simplemente la no actuación, esto es, el no
haber socorrido. La doctrina discute el ámbito de aplicación de ambas figuras delictivas,
tratando de establecer si tienen o no esferas de aplicación comunes (el problema será
analizado con mayor detalle al estudiar la omisión del deber de socorro). En cualquier
caso si el comportamiento ingerente es fortuito sólo cabrá la aplicación del art. 195. 3
CP; mientras que si dicho comportamiento ingerente es doloso no cabe duda de que será
aplicable el tipo del homicidio. La controversia reside, pues, en el caso de un
comportamiento ingerente imprudente, esto es, de una previa actuación imprudente que
genera un riesgo para la vida, que después se materializa en el resultado de muerte.
Ejemplo: causación imprudente de un incendio, no intervención posterior, pudiendo
hacerlo, para salvar la vida de un sujeto. La omisión debe ser siempre dolosa para que
pueda plantearse la aplicabilidad del art. 195.3 CP como veremos en su momento.

1.4. CAUSAS DE JUSTIFICACION


La más frecuente es la legítima defensa. El tribunal Supremo no reconoce legítima
defensa en caso de riña mutuamente aceptada, salvo que se dé una desproporción de

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medios evidente. Remisión a los elementos estudiados en la parte general del Derecho
penal.
Cumplimiento de un deber puede afectar a muertes producidas por los miembros
de Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones. En este
punto hay que tener en cuenta que la legislación correspondiente autoriza el uso de
armas sólo en caso de grave riesgo para la vida, integridad física propia o de terceros o
grave riesgo para la seguridad ciudadana, exigiendo el Tribunal Supremo además de la
necesidad en abstracto del uso de la fuerza, la necesidad en concreto, esto es, la
necesidad de la clase y cantidad de fuerza ejercida. Últimamente se hace referencia
también a la proporcionalidad, negándose ésta cuando la infracción que se impide por la
fuerza no alcanza la categoría de grave, por ejemplo una infracción administrativa. Ha
variado, pues, la jurisprudencia inicial del TS que admitía esta eximente sólo con la
existencia de una previa agresión ilegítima. Ahora los requisitos son más estrictos:
previa intimación o advertencia del agente, que no haya otros modos de detener, que el
arma de fuego se dirija a zonas no vitales, proporcionalidad en virtud de los hechos.

1.5 CULPABILIDAD:

Para la realización del homicidio basta con el dolo eventual (recordar las teorías del
consentimiento y de la probabilidad para distinguirlo de la imprudencia consciente). El
dolo directo puede coexistir con otras motivaciones.
¿Cómo se prueba la existencia de dolo? Por ejemplo imaginemos que A agrede a B y le
causa lesiones, o bien le causa la muerte. ¿Tenía dolo de matar o dolo de lesionar? Para
resolverlo se acude a la prueba de indicios, esto es, se toman distintos hechos probados
de forma indubitada, de los que se infiere la existencia de una u otra intencionalidad. El
TS baraja como indicios: las relaciones entre el autor y la víctima, la personalidad del
agresor (violenta, tranquila, impulsiva, etc.), la conducta en los momentos precedentes
al hecho, las manifestaciones durante la agresión, la clase y dimensiones del arma, el
lugar del cuerpo atacado, la reiteración en la acción agresiva, la conducta posterior a la
agresión, etc.
En el ámbito de la culpabilidad hay que considerar una forma peculiar de homicidio, el
llamado preterintencional: cuando una conducta inicialmente dolosa produce una
muerte no querida (se quiere lesionar pero se acaba matando). ¿se castiga como
homicidio o como lesiones? La solución más aceptada es la un concurso real o ideal (la
mayoría) entre las lesiones dolosas consumadas y el homicidio imprudente. No habrá
homicidio preterintencional si respecto de la muerte existiera un dolo eventual o si las
lesiones fueran inicialmente imprudentes. También sería posible admitir otras
calificaciones alternativas, no tan completas: así, sólo lesiones dolosas, o incluso sólo
homicidio imprudente, solución ésta última que se adopta por la jurisprudencia cuando
no se pueden calificar las lesiones dolosas que se habrían causado de no haberse
producido la muerte. En ambas, no se recoge toda la desvaloración del hecho producido.
No admitiría nunca las calificaciones de homicidio doloso o de lesiones imprudentes.
Los problemas de ERROR que se suscitan son los siguientes:
a) dolus generalis: cuando la muerte se produce no a consecuencia de la acción de matar
realizada por el autor, sino de una acción que tiende a ocultar el delito. Ejemplo: A
estrangula a B, y creyendo que está muerto -cuando en realidad sólo está inconsciente-
le arroja al río, dónde muere ahogado. Para algunos autores este error es irrelevante, y
debe castigarse como homicidio doloso, para otros hay un error en el curso causal que
puede ser relevante según cuál sea la intencionalidad de la segunda actuación del sujeto:
asegurar la muerte (error irrelevante: homicidio doloso) o buscar el autoencubrimiento

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(error relevante: concurso de delitos entre tentativa de homicidio doloso y homicidio


imprudente).
b) Error en la persona: dar muerte a persona distinta de la que se había representado. Es
irrelevante. Se castiga como homicidio.
c) Error en el golpe: se da muerte a persona distinta de la que se había representado pero
no por confusión de su identidad, sino porque el ataque dirigido contra la persona a la
que se quiere alcanzar, falla y matándose a otra persona que está próxima. Se sanciona
como concurso ideal de tentativa de homicidio con homicidio imprudente.

1.6 Consumación del delito


Es posible la tentativa desde que se da comienzo a la ejecución. El problema es
determinar cuándo comienza ésta efectivamente o lo que es lo mismo qué actos son
subsumibles en el concepto de la acción típica de matar.

Como problemas generales se suscitan:


a) ¿Cómo distinguir una tentativa de homicidio de unas lesiones consumadas? la parte
objetiva es coincidente (lesión causada al sujeto). La diferencia vendrá dada por el dolo
del sujeto: si quería matar o quería lesionar.
b) Los casos de desistimiento voluntario y eficaz respecto de tentativa de homicidio
pueden ser sancionados si dicha tentativa ha causado ya unas lesiones (delito de lesiones
consumado).

El art. 141 CP castiga los actos preparatorios con la pena inferior en uno o dos grados.

1.7 PENALIDAD. AL AUTOR DEL DELITO CONSUMADO SE LE


CASTIGA CON LA PENA DE 10 A 15 AÑOS SALVO QUE CONCURRA ALGUNA
DE LAS CIRCUNSTANCIAS DEL ART 140 Y EN LOS SUPUESTOS DE QUE
ESTEMOS ANTE UN DELITO DE ATENTADO EN CUYO CASO SE IMPONDRÁ
LA PENA EN SU MITAD SUPERIOR.

Si hay varias muertes (por ej. Explosión de bomba), se sanciona como un concurso real.

A los condenados por la comisión de uno o más delitos comprendidos en este Título se
les podrá imponer además una medida de libertad vigilada.
La provocación, la conspiración y la proposición para cometer los delitos previstos en
los tres artículos precedentes, será castigada con la pena inferior en uno o dos grados a
la señalada en su caso en los artículos anteriores.

2º HOMICIDIO CULPOSO.

Artículo 142
1. El que por imprudencia grave causare la muerte de otro, será castigado, como reo de
homicidio imprudente, con la pena de prisión de uno a cuatro años.

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Si el homicidio imprudente se hubiera cometido utilizando un vehículo a motor o un


ciclomotor, se impondrá asimismo la pena de privación del derecho a conducir
vehículos a motor y ciclomotores de uno a seis años.
Si el homicidio imprudente se hubiera cometido utilizando un arma de fuego, se
impondrá también la pena de privación del derecho al porte o tenencia de armas por
tiempo de uno a seis años.
Si el homicidio se hubiera cometido por imprudencia profesional, se impondrá además
la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, oficio o cargo por
un período de tres a seis años.
2. El que por imprudencia menos grave causare la muerte de otro, será castigado con
la pena de multa de tres meses a dieciocho meses.
Si el homicidio se hubiera cometido utilizando un vehículo a motor o un ciclomotor, se
podrá imponer también la pena de privación del derecho a conducir vehículos a motor
y ciclomotores de tres a dieciocho meses.
Si el homicidio se hubiera cometido utilizando un arma de fuego, se podrá imponer
también la pena de privación del derecho al porte o tenencia de armas por tiempo de
tres a dieciocho meses.
El delito previsto en este apartado sólo será perseguible mediante denuncia de la
persona agraviada o de su representante legal.
Para poder apreciar la imprudencia y de acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal
Supremo será necesario que concurran los siguientes requisitos: 1) Una acción u
omisión no voluntariamente intencional o maliciosa. 2) Una actuación negligente por
falta de previsión. 3) Un factor normativo representado por la infracción del deber
objetivo de cuidado. 4) Causación de un daño (el delito de homicidio imprudente es un
delito de resultado). 5) Adecuada relación de causalidad entre el proceder descuidado o
inobservante y el daño o mal sobrevenido. (S.T.S. de 22 de septiembre de 1995).
(IMPORTANTE)

Por lo que respecta a posibles concursos ideales o reales en los que entre en juego este
delito, el supuesto más importante que se plantea, es el de la realización de una acción
inicial dolosa de lesiones, sin ánimo de matar, de la que se deriva un resultado de
muerte por imprudencia, estando en este caso y en principio, ante un concurso ideal de
lesiones dolosas y un delito o delito leve imprudente de homicidio, que debe resolverse
con arreglo al artículo 77 del Código Penal, no faltando autores que entienden que el
homicidio absorbe el desvalor de la lesión, y sólo acuden al concurso ideal de delitos,
cuando media cierta diferencia temporal entre las lesiones y la muerte. En cualquier
caso aparecen problemas, como por ejemplo, la determinación de la gravedad o entidad
de las lesiones, así como si las mismas deben apreciarse en grado de tentativa o
consumadas.

Por último, el delito de homicidio por imprudencia grave, puede realizarse naturalmente
por omisión, estando basada la infracción del deber objetivo de cuidado en, por ejemplo,
la creencia errónea y vencible del sujeto activo, acerca de que no concurrían las
posibilidades de producción de un resultado de muerte.

Art. 142.2: La realización del hecho imprudente mediante un vehículo a motor o


ciclomotor constituye el ámbito que arroja en general el mayor número de hechos
imprudentes, particularmente de homicidios por imprudencia, en estos casos se aplicará
también como pena principal la privación del derecho a conducir los mismos por
determinado periodo de tiempo, siendo muchos los supuestos apreciados

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jurisprudencialmente: No parar el vehículo al notar que le venía el sueño (S.T.S. de 20


de abril de 1990); circular con un defecto visual grave (S.T.S. de 8 de junio de 1992),
[...] castigándose también en este apartado la realización del hecho imprudente con un
arma de fuego, que da lugar por el mismo periodo de tiempo a la privación del derecho
a la tenencia y porte de las mismas.

Art. 142.3: La regulación de la imprudencia profesional ha sufrido una acusada


modificación en cuanto a su tratamiento punitivo en el nuevo Código Penal, si en el
anterior Código Penal daba lugar a una agravación de la pena, en el precepto comentado
se opta por imponer una pena de inhabilitación especial con carácter acumulativo a la
pena privativa de libertad, pero sin aumentar en ningún caso esta última. Este artículo
142.3 vendrá en aplicación en la vida real fundamentalmente tanto en el ámbito de la
actividad médica, como en relación a la imprudencia profesional de los agentes de la
autoridad en uso de armas de fuego, en cuyo caso y de conformidad con lo dispuestos
en el artículo 142.2 del Código Penal llevará aneja la pena de privación del derecho a la
tenencia y porte de armas (V. homicidio; imprudencia punible).

Por otra parte, el artículo 142.1 exige «imprudencia grave o menos grave. El término
imprudencia grave se utiliza para designar los supuestos antes denominados de
imprudencia temeraria, aludiendo a la infracción del deber objetivo de cuidado, que
comporta la vulneración de las más elementales reglas de cautela o diligencia exigibles
a cualquier ciudadano. La distinción de esta imprudencia grave con la imprudencia
menos grave, vendrá determinada por el grado de infracción de la norma de cuidado y el
grado de peligrosidad de la conducta del sujeto activo, la infracción de las normas de
cuidado no tan elementales como las vulneradas por la imprudencia grave, que
respetaría no un ciudadano normal o poco diligente, sino un ciudadano cuidadoso.

La imprudencia leve del artículo 621.2 del Código Penal ha sido


despenalizada por la reforma del C.Penal de Marzo de 2015

B) DELITO DE ASESINATO.

Artículo 139
1. Será castigado con la pena de prisión de quince a veinticinco años, como reo de
asesinato, el que matare a otro concurriendo alguna de las circunstancias siguientes:

1.ª Con alevosía.

2.ª Por precio, recompensa o promesa.

3.ª Con ensañamiento, aumentando deliberada e inhumanamente el dolor del


ofendido.

4.ª Para facilitar la comisión de otro delito o para evitar que se descubra.

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2. Cuando en un asesinato concurran más de una de las circunstancias previstas en el


apartado anterior, se impondrá la pena en su mitad superior.

Artículo 140
1. El asesinato será castigado con pena de prisión permanente revisable cuando
concurra alguna de las siguientes circunstancias:

1.ª Que la víctima sea menor de dieciséis años de edad, o se trate de una
persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o
discapacidad.

2.ª Que el hecho fuera subsiguiente a un delito contra la libertad sexual que el
autor hubiera cometido sobre la víctima.

3.ª Que el delito se hubiera cometido por quien perteneciere a un grupo u


organización criminal.
2. Al reo de asesinato que hubiera sido condenado por la muerte de más de dos
personas se le impondrá una pena de prisión permanente revisable. En este caso, será
de aplicación lo dispuesto en la letra b) del apartado 1 del artículo 78 bis y en la letra
b) del apartado 2 del mismo artículo.

En el artículo 139 CP se mantiene la tradicional figura del asesinato, una modalidad de


homicidio especialmente agravada. Según este precepto, se castigará con una pena de
quince a veinte años de prisión la causación dolosa de una muerte si existe alevosía
(causar la muerte mediante una bomba oculta en el vehículo de la víctima),
ensañamiento (rociar con gasolina y prender fuego a la víctima estando consciente), o se
comete el hecho por precio, promesa o recompensa (acabar con la vida de la esposa a
cambio de una suma de dinero ofrecida por el marido). Si dos de tales circunstancias
concurren simultáneamente, la pena será de veinte a veinticinco años de prisión.
En comparación con el homicidio, el asesinato es un ataque más grave al bien jurídico
vida humana independiente por razones objetivas, es decir, por su mayor peligrosidad al
facilitarse la realización del delito (alevosía y precio), y por ocasionarse daños
adicionales especialmente desvalorados (ensañamiento).
En cualquier caso, dado que las circunstancias referidas son agravaciones específicas,
su presencia en un hecho provoca siempre la aplicación del marco penal
correspondiente al asesinato, mientras que el resto de factores implicados en la
determinación de la pena (grado de ejecución, participación, eximentes incompletas y
circunstancias modificativas genéricas) deben aplicarse separadamente y con
posterioridad.
Por ejemplo, la existencia de atenuantes genéricas como el arrebato u obcecación no
puede compensar la alevosía e impedir que la pena se determine siempre a partir de la
correspondiente al delito de asesinato; o la concurrencia de una agravante genérica,
como por ejemplo el parentesco, sólo repercute en la imposición de la pena del
asesinato en su mitad superior, pero no podrá tener los efectos extraordinarios del
artículo 140 CP, reservado a las agravantes específicas del asesinato.

La configuración del asesinato que contiene el Código Penal, parece inclinar la balanza
a favor de quienes consideran que estamos ante una modalidad agravada del homicidio.

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En este sentido, se señala como argumento relevante la nueva rúbrica del Título I «Del
homicidio y sus formas» del Libro II del Código Penal, así como también las voluntas
legistatoris que se desprende del propio debate parlamentario.

Existe polémica doctrinal acerca de la naturaleza del asesinato, no faltan quienes siguen
considerando que el asesinato es una figura autónoma respecto del homicidio, alegando
el nomen iuris propio, razones históricas, criminológicas y sociales; esta última postura
sobre todo era mantenida durante la vigencia del Código Penal anterior (L.O. de 14 de
septiembre de 1973) que regulaba el asesinato en el art. 406.

Elementos comunes con el delito de homicidio doloso, artículo 138. 1) El bien jurídico
protegido es el mismo, es decir, la vida humana independiente; 2) El núcleo de la
conducta típica es el mismo: «matar a otro», debiendo concurrir en el asesinato alguna
de las circunstancias previstas en el art. 139. 3) Los sujetos (activo y pasivo) pueden ser
cualquiera, con la salvedad de la regulación de tipos específicos, que requieren unas
determinadas condiciones para ser el sujeto pasivo: ser miembro de la Corona (art. 485)
o Jefe de un Estado extranjero u otra persona internacionalmente protegida por un
tratado, que se halle en España (art. 605.1). 4) Dentro de la dimensión subjetiva del
asesinato, estamos ante un delito de estructura típica eminentemente dolosa que requiere
dolo directo y en el que queda totalmente excluido el castigo de la comisión imprudente.

Las circunstancias cualificativas del asesinato, artículo 139 son: 1. Alevosía. 2. El


precio, recompensa o promesa; 3. El ensañamiento 4. Para facilitar la comisión de otro
delito o para evitar que se descubra.

La alevosía es la primera circunstancia cualificativa del asesinato que recoge el art. 139
y cuya definición legal nos la ofrece el art. 22.1 del Código Penal al regular las
circunstancias agravantes. Son circunstancias agravantes: ejecutar el hecho con
alevosía. «Hay alevosía cuando el culpable comete cualquiera de los delitos contra las
personas empleando en la ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o
especialmente a asegurar, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la
defensa por parte del ofendido».

Estamos ante una circunstancia de naturaleza mixta (S.T.S. 23 de noviembre de 1996)


caracterizada por el empleo de medios, modos o formas en la ejecución del delito, que
tiendan directa o especialmente al aseguramiento de la ejecución sin riesgo para el
agente que pudiera provenir de la defensa del ofendido. Los medios, modos o formas
están relacionados con la acción de matar y han de ser idóneos para alcanzar el
aseguramiento de la ejecución de la muerte de otro sin riesgo para el agente. Dado el
carácter mixto de esta circunstancia por la dualidad de los elementos objetivos-
subjetivos, el fundamento de la alevosía radica en el binomio anituridicidad-
culpabilidad (S.T.S. 8 de marzo de 1996).

La jurisprudencia distingue tres modalidades de asesinato alevoso:

a) El proditorio, caracterizado por la emboscada, el acecho con ocultamiento del agente


en lugar propicio a la espera de la aparición o paso de la víctima.

b) El asesinato aleve por sorpresa, caracterizado por un ataque súbito e inesperado, con

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total falta de prevención por parte del afectado por su modo repentino e inopinado, se
halle aquél frente o de espaldas.

c) El asesinato con aprovechamiento del desvalimiento o indefensión del ofendido que


es de corta o avanzada edad o se halla enfermo, durmiendo, embriagado, narcotizado o
en semejante situación (S.T.S. 25 de junio de 1986).

El precio, recompensa o promesa es la segunda circunstancia cualificativa del asesinato


(art. 139.2) y corresponde con la agravante genérica del art. 22.3 del Código Penal. El
fundamento de esta circunstancia cualificativa radica en una mayor reprochabilidad, en
una mayor culpabilidad por el móvil abyecto de matar a otro por puro interés material.
El precio, la recompensa o la promesa ha de ser el motivo por el que ejecuta la muerte
de otro, la causa motriz del delito.

Esta circunstancia cualificativa del asesinato requiere la presencia de dos personas: de


quien ofrece el pago, la recompensa o promesa (instigador o inductor) y de quien
ejecuta el hecho delictivo por tales motivos (autor material o ejecutor). La agravante
alcanza únicamente a este último pues sólo él actúa con el móvil de lucro que
fundamenta esta agravante. El precio, recompensa o la promesa deben tener un
contenido económico, aunque legalmente no se establece esta limitación.

El ensañamiento. Es la tercera circunstancia cualificativa del asesinato (art. 139.3) que


se corresponde con la agravante genérica del art. 22.5 del Código Penal. Su fundamento
radica en la mayor reprochabilidad o culpabilidad por una perversidad, maldad brutal o
exagerada del autor.

La apreciación de esta circunstancia cualificativa requiere la concurrencia de dos


elementos (S.T.S. 29 de junio de 1989).

La reforma del código penal de Marzo de 2015 ha introducido otra circunstancia


cualificativa del delito de asesinato como es que la muerte se produzca para facilitar la
comisión de otro delito o para evitar que se descubra.

PENALIDAD. PENA DE 15 A VEINTICINCO AÑOS. SI CONCURREN DOS


CIRCUNSTANCIAS DEL ART 148 LA PENA SE IMPONDRA EN SU MITAD
SUPERIOR, SE IMPONDRA LA PENA DE PRISION PERMANENTE REVISABLE
SI CONCURREN LAS CIRCUNTANCIAS PREVISTAS EN EL ART 140 DEL
CODIGO PENAL. ADEMAS SE PODRA IMPONER UNA MEDIDA DE LIBERTAD
VIGILADA

C) AUXILIO E INDUCCION AL SUICIDIO.

Artículo 143

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1. El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a
ocho años.
2. Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos
necesarios al suicidio de una persona.
3. Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años si la cooperación llegara
hasta el punto de ejecutar la muerte.
4. El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte
de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima
sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que
produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, será castigado con
la pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este
artículo.

En nuestro ordenamiento el suicidio es una conducta impune con respecto al que lo


realiza, y ello por razones obvias. Pero esto no significa que la propia vida sea un bien
jurídico disponible. Hoy por hoy, la vida es objeto de protección en nuestro sistema
jurídico aún en contra de la voluntad de su titular, que no tiene derecho a disponer de
ella libremente, y por ello son delictivas las conductas de aquéllos que influyen en la
toma de decisión del suicida, o bien participan en la producción de su muerte. Sin
embargo, el legislador no ha pasado por alto el hecho de que, en estos casos, el
fallecimiento es producido por la propia víctima o, al menos, aceptado voluntariamente
por ella. Por este motivo, los casos de inducción y cooperación al suicidio tienen menor
penalidad que el homicidio doloso. Las diferentes penas a imponer varían, asimismo, en
función de la mayor o menor influencia que ha ejercido el sujeto activo del delito en la
toma de decisión del suicida, o bien en función del mayor o menor grado de
participación activa que haya tenido en la ejecución de los hechos.
Bajo un enfoque criminológico y ético moral los autores se preguntan si se debe o no
castigar este delito, así, ¿se debe sancionar la disponibilidad de la vida? o ¿tiene uno
derecho a suicidarse o esta prohibido? Los defensores de la no disponibilidad dicen que
es el propio Estado quien debe evitar que se pierda la vida y consideran que si bien no
es un acto ilícito esta prohibido, es decir, se prohíbe que una persona se quite la vida,
pero no se castiga al que lo intenta y no lo consigue.

Se habla de razones humanitarias y de política criminal (Escuela tradicional). Frente a


esta postura tradicional están los que abogan porque el derecho a la vida es propio y
disponible de la persona como ser individual. Se cita la Constitución que ampara el trato
humano y no degradante. Estos autores se preguntan: si el suicidio es lícito porque el C.
Penal castiga a aquellas personas que intervienen en un suicidio si este no está
considerado como un acto ilícito? La respuesta que se da es que se castiga no al titular
(porque puede tener problemas de estabilidad emocional, enfermedad mental, etc.), sino
el que otra persona participe en la muerte de aquella pues sólo tiene el derecho a la
disponibilidad el propio titular y nadie más.

El art. 143 C. Penal castiga la participación de terceros pero hay distinciones, es decir,
no se castiga de igual forma al inductor que al cooperante y, menos aun, al que llegare a
ejecutar la muerte del otro. Tampoco se castiga este delito como un homicidio simple,
sino como un tipo especial y atenuado del mismo según el grado de participación
empleado.
II) ELEMENTOS COMUNES

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A) CONCEPTO DE SUICIDIO

¿Qué significado etimológico tiene el suicidio?: "matarse así mismo de forma


voluntaria. La propia Ley exige que la muerte querida ha de ser de una persona
imputable en el sentido de que ha de tener una voluntad válida de morir (capacidad para
tomar esa decisión). Esa capacidad no debe estar viciada por ninguna clase de violencia,
intimidaci6n o engaño. Además, el sujeto debe ser mayor de edad, no estar incapacitado
judicialmente y que no intervenga precio, recompensa o promesa.

La muerte ha de provenir de dolo específico es decir, esperada o directamente querida


(ha de conjuntarse la "voluntad" y el "querer") y, además; para que se consume el delito
ha de producirse la muerte. Problema de la tentativa de suicidio: ¿cabe aquí la tentativa?
El art. 143 dice que se debe producir el resultado de muerte y la opinión mayoritaria se
inclina por excluir la tentativa para los dos supuestos primeros del art, 143 y castigarla
para el supuesto regulado en el apartado 3 del art, 143.

B) INDUCCION AL SUICIDIO

Como hemos visto, el art. 143-1° se ocupa de regular este supuesto. Aquí la decisión de
matarse la toma el suicida, pero es otro quien le convence para que tome tal decisión, es
decir, se da la convicción pero el toma la decisión de suicidarse, cosa que no había
previsto realizar antes.

Como características de la inducción al suicidio se cita que ha de ser directa, dirigida a


persona determinada y eficaz, ya que esa decisión no existía antes, empleando tanto
medios físicos como psíquicos para lograr la muerte. La pena que se impondrá será la
prisión de 4 a 8 años. Só1o se castigara la inducción directa al suicidio y no la
inducción de -convencer a otro para que induzca a una persona a suicidarse.

C) COOPERACIÓN O AUXILIO AL SUICIDIO

Viene regulada en el art. 143-2° y se castiga con pena de prisión de 2 a 5 años. Los actos
de cooperación han de ser necesarios para que se logre el resultado de muerte de una
persona,(por ejemplo, darle a tomar el veneno adecuado, facilitarle el arma, etc, es decir,
poner a su disposición aquellos medios que no son fáciles de adquirir). En todo caso,
habrá que atenerse a cada caso concreto para comprobar si los actos de cooperación
necesaria han sido físicos, psíquicos o de otra índole. Problemática, ¿cabe la omisión?,
¿se puede ayudar a otro a suicidarse?. El C. Penal habla de actos y no de omisiones y el
que omite (sin estar obligado a ello) la evitacion de un suicidio no comete delito,(por
ejemplo, no permitir que se realice una transfusión de sangre, casos de huelga de
hambre ,etc.)

D)HOMICIDIO-SUICIDIO

Viene regulado en el art. 143-3° y se castiga con una pena de prisión de 6 a 10 años. Lo
que tiene significación en este supuesto es la cooperación del tercero que lo lleva a que
sea el mismo quien cause la muerte de otra persona. Problemática cuando ocurre este
supuesto, ¿es un suicidio o es un homicidio?. Unos optan por lo primero argumentando
que quien toma la decisión es el que va a morir, otros se inclinan por el homicidio
diciendo que es un tercero quien ha privado de la vida a la victima con su cooperación,

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otros que es un auxilio ejecutivo al suicidio y otros que un homicidio a petición o


solicitado. Pero, ¿cómo se manifiesta la voluntad del que va a morir?. Para mejor
entender esto es necesario diferenciar entre la petición y el consentimiento, y el art. 143-
3° no habla de petición, sino que parece referirse a que debe darse una cooperación al
suicidio ya que la decisión de morir la quiere el que va a perder la vida. aunque, es
obvio, que debe pedir al otro su ejecución. Por esta causa, el homicidio suicidio requiere
el requisito de petición del que va a suicidarse para que sea otro el que lo lleve a cabo,
sino seria un homicidio consentido. En estos supuestos el resultado de muerte no seria
nunca asesinato, ya que no hay alevosía y aunque exista consentimiento, no hay defensa
de la víctima, ni ensañamiento, ni precio, recompensa o promesa.

Se plantea aquí la cuestión de que cuando la víctima pide al otro que lo mate esto
pudiera incluir la comisión por omisión. Así, el art. 143-3° habla de ejecutar la acción y
esto no es omisión, aunque cabe la modalidad por omisión (por ejemplo, no administrar
la mediación por la enfermera porque así se lo pide la víctima), como norma general el
C. Penal habla de ejecutar (que es una modalidad de acción) y por ello no cabe la
omisión.

E) EUTANASIA: CONSENTIMIENTO DEL SUJETO PASIVO

a)Concepto,clases:

Aparece regulada en el art. 143-4° del C. Penal: "El que causare o cooperare
activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro por la petición expresa,
seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave
que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos
permanentes y difíciles de soportar, será castigado con la pena inferior en uno o dos
grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este articulo."

¿Qué es la eutanasia?. Es un término griego que significa "eu"(buena) y


"thanatos"(muerte), es decir,"muerte dulce". En derecho es la muerte de otra persona
por piedad y sin causar ningún tipo de sufrimiento. Se mata por lástima para que así
terminen sus padecimientos y no es requisito exigir que el que vaya a morir así lo pida.
Podemos hablar de las siguientes clases o modalidades de eutanasia:
l° - Eutanasia activa y pasiva: se refiere a actos u omisiones, a hacer o no hacer, por
ejemplo, desenchufar los cables, suprimir el tratamiento, etc.).

2° - Eutanasia directa e indirecta: la directa implica que la muerte va a ser inmediata, la


indirecta no busca matar sino atenuar el sufrimiento aunque este método va a acabar,
más tarde o más temprano, produciendo la muerte (por ejemplo, el empleo de
determinados productos para atenuar el dolor en casos de enfermedad incurable, como
la morfina).

PRESUPUESTOS
Nuestro derecho habla de enfermedad grave o padecimientos graves y permanentes. La
persona a quien se priva de la vida ha de padecer una grave enfermedad que le va a
llevar necesariamente a la muerte. No hay que confundir estas situaciones con aquellas

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enfermedades que presentan una cronicidad. En todo caso, hay que acudir a los
dictámenes de los facultativos a la hora de valorar estos supuestos. No se exige que la
enfermedad cause dolor o padecimientos y bastará con que sea de gravedad, aunque se
admiten los padecimientos físicos o psicológicos. Otra de las particularidades es la
exigencia de la solicitud o petición por parte del enfermo. Del art, 143-4° se deduce que
el mero consentimiento no tiene cabida en la eutanasia y la petición ha de ser seria,
inequívoca y expresa. Aquí, la petición equivale a una reclamación: "quiero que me
mates" y es nula toda solicitud tácita o presunta.

Por "seria" hay que entender que ha de ser meditada y no producto de un arrebato de un
momento, es decir, una petición reflexiva, no bastando las quejas o lamentos. En este
sentido, se echa en falta aquí el requisito de la "validez" y ¿por qué?, porque la validez
exige la plena capacidad de obrar y, en estos casos, por diversas situaciones de extrema
gravedad no se exige.

Para la eutanasia no tiene validez el consentimiento de terceros (por ejemplo, el de los


familiares), ya que la Ley exige que la petición ha de ser del propio enfermo (sólo
cabría el consentimiento de terceros en los casos de interrupción de la vida artificial o
asistida mecánicamente y no todos los países lo permiten).

.).

D) DELITO CONTRA LA VIDA HUMANA DEPENDIENTE. DELITO DE


ABORTO.

Artículo 144
El que produzca el aborto de una mujer, sin su consentimiento, será castigado con la
pena de prisión de cuatro a ocho años e inhabilitación especial para ejercer cualquier
profesión sanitaria, o para prestar servicios de toda índole en clínicas, establecimientos
o consultorios ginecológicos, públicos o privados, por tiempo de tres a diez años.
Las mismas penas se impondrán al que practique el aborto habiendo obtenido la
anuencia de la mujer mediante violencia, amenaza o engaño.
Artículo 145
1. El que produzca el aborto de una mujer, con su consentimiento, fuera de los casos
permitidos por la ley será castigado con la pena de prisión de uno a tres años e
inhabilitación especial para ejercer cualquier profesión sanitaria, o para prestar
servicios de toda índole en clínicas, establecimientos o consultorios ginecológicos,
públicos o privados, por tiempo de uno a seis años. El juez podrá imponer la pena en
su mitad superior cuando los actos descritos en este apartado se realicen fuera de un
centro o establecimiento público o privado acreditado.
2. La mujer que produjere su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, fuera
de los casos permitidos por la ley, será castigada con la pena de multa de seis a
veinticuatro meses.
3. En todo caso, el juez o tribunal impondrá las penas respectivamente previstas en este
artículo en su mitad superior cuando la conducta se llevare a cabo a partir de la
vigésimo segunda semana de gestación.
Artículo 145 bis
1. Será castigado con la pena de multa de seis a doce meses e inhabilitación especial
para prestar servicios de toda índole en clínicas, establecimientos o consultorios

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ginecológicos, públicos o privados, por tiempo de seis meses a dos años, el que dentro
de los casos contemplados en la ley, practique un aborto:
a) sin haber comprobado que la mujer haya recibido la información previa
relativa a los derechos, prestaciones y ayudas públicas de apoyo a la
maternidad;

b) sin haber transcurrido el período de espera contemplado en la legislación;

c) sin contar con los dictámenes previos preceptivos;

d) fuera de un centro o establecimiento público o privado acreditado. En este


caso, el juez podrá imponer la pena en su mitad superior.
2. En todo caso, el juez o tribunal impondrá las penas previstas en este artículo en su
mitad superior cuando el aborto se haya practicado a partir de la vigésimo segunda
semana de gestación.
3. La embarazada no será penada a tenor de este precepto.
Artículo 146
El que por imprudencia grave ocasionare un aborto será castigado con la pena de
prisión de tres a cinco meses o multa de seis a 10 meses.
Cuando el aborto fuere cometido por imprudencia profesional se impondrá asimismo la
pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, oficio o cargo por un
período de uno a tres años.
La embarazada no será penada a tenor de este precepto.

la Ley 2/2010 Orgánica de salud sexual y reproductiva modifica sustancialmente el


articulado del código penal, introduciendo una serie de cambios.
El bien jurídicamente protegido se compone de dos definiciones: 1) la vida prenatal y 2)
el libre desarrollo de la personalidad. La cuestión es desde cuando entiende el código
penal que existe vida humana dependiente Sin entrar en detalles la mayoría de nuestra
doctrina sigue el criterio de la anidación (del óvulo).
NORMATIVA:
En el plano penal nos encontramos con el siguiente esquema
 ABORTO CON CONSENTIMIENTO
1. De la madre (pena de 6 meses a 1 año de cárcel // multa de 6-24 meses)
2. De otro sujeto (de 1 a 3 años de cárcel // inhabilitación profesional)
 ABORTO SIN CONSENTIMIENTO
1. Con dolo (de 4 a 8 años de cárcel // inhabilitación) son supuestos de agresión
física a una embarazada
2. Con imprudencia grave (es decir que no hay una intención directa de provocar el
aborto, pero si un deber de cuidado que no se respeta y que acaba siendo el
motivo del aborto,: 3 a 5 meses de multa // inhabilitación) en este supuesto la
mujer siempre es impune).
Por lo que respeta a los supuestos que la ley contempla sobre los casos en que está
permitido abortar, es necesario que: (art.13, Ley 2/2010)
1. se practique por médico especializado
2. en centro público/o en centro privado acreditado
3. que se realice con el consentimiento expreso y por escrito de la embarazada

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4. en el caso de mujeres entre 16 y 17 años deberá ser informado uno de sus


progenitores, o representante legal.
El plazo establecido para la irrelevancia penal son las 14 primeras semanas de
embarazo.

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