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TEMA 1
A) HOMICIDIO.
1º HOMICIDIO DOLOSO:
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UNIVERSIDAD DE LOYOLA. Delitos contra las personas, sociedad y patrimonio.
El objeto material y el sujeto pasivo del delito coinciden: matar a “otro”= ser humano
con vida independiente. Hay que distinguirlo del objeto material del aborto.
- límite mínimo: ¿cuándo comienza la vida humana independiente? Con el nacimiento
(es un proceso, no un hecho instantáneo):
- mayoría doctrinal: expulsión total del claustro materno
- una minoría doctrinal: comienzo de los dolores del parto. Se rechaza porque el tipo se
refiere a “otro”, lo que indica que ha de ser un sujeto ya nacido. GONZALEZ RUS ha
utilizado el criterio de la dependencia para distinguir al nacido del no nacido, de manera
que si el ataque se dirige de forma directa sobre el feto estamos ante homicidio,
mientras que si se realiza a través del cuerpo de la madre, que es quien lo aísla y
protege, estamos ante aborto.
El Tribunal Supremo ha adoptado en la mayoría de sus resoluciones por la tesis de la
respiración pulmonar autónoma. Si bien, tras este criterio se oculta el de la expulsión
completa del claustro materno, refiriéndose a la respiración pulmonar autónoma para
probar que el nacido no ha muerto, pero considerando en realidad que la vida
independiente comienza con esa separación completa del claustro materno. No obstante
en alguna sentencia se ha adoptado la tesis del comienzo de la dilatación como
momento del nacimiento.
- límite máximo: muerte (se concibe también como un proceso). Se utiliza un concepto
legal de muerte para hacer posibles los trasplantes de órganos. Se distingue así entre el
concepto de muerte clínica: cese de las funciones cardiorrespiratorias, y el de muerte
cerebral que alude al cese de las funciones cerebrales.
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medios evidente. Remisión a los elementos estudiados en la parte general del Derecho
penal.
Cumplimiento de un deber puede afectar a muertes producidas por los miembros
de Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones. En este
punto hay que tener en cuenta que la legislación correspondiente autoriza el uso de
armas sólo en caso de grave riesgo para la vida, integridad física propia o de terceros o
grave riesgo para la seguridad ciudadana, exigiendo el Tribunal Supremo además de la
necesidad en abstracto del uso de la fuerza, la necesidad en concreto, esto es, la
necesidad de la clase y cantidad de fuerza ejercida. Últimamente se hace referencia
también a la proporcionalidad, negándose ésta cuando la infracción que se impide por la
fuerza no alcanza la categoría de grave, por ejemplo una infracción administrativa. Ha
variado, pues, la jurisprudencia inicial del TS que admitía esta eximente sólo con la
existencia de una previa agresión ilegítima. Ahora los requisitos son más estrictos:
previa intimación o advertencia del agente, que no haya otros modos de detener, que el
arma de fuego se dirija a zonas no vitales, proporcionalidad en virtud de los hechos.
1.5 CULPABILIDAD:
Para la realización del homicidio basta con el dolo eventual (recordar las teorías del
consentimiento y de la probabilidad para distinguirlo de la imprudencia consciente). El
dolo directo puede coexistir con otras motivaciones.
¿Cómo se prueba la existencia de dolo? Por ejemplo imaginemos que A agrede a B y le
causa lesiones, o bien le causa la muerte. ¿Tenía dolo de matar o dolo de lesionar? Para
resolverlo se acude a la prueba de indicios, esto es, se toman distintos hechos probados
de forma indubitada, de los que se infiere la existencia de una u otra intencionalidad. El
TS baraja como indicios: las relaciones entre el autor y la víctima, la personalidad del
agresor (violenta, tranquila, impulsiva, etc.), la conducta en los momentos precedentes
al hecho, las manifestaciones durante la agresión, la clase y dimensiones del arma, el
lugar del cuerpo atacado, la reiteración en la acción agresiva, la conducta posterior a la
agresión, etc.
En el ámbito de la culpabilidad hay que considerar una forma peculiar de homicidio, el
llamado preterintencional: cuando una conducta inicialmente dolosa produce una
muerte no querida (se quiere lesionar pero se acaba matando). ¿se castiga como
homicidio o como lesiones? La solución más aceptada es la un concurso real o ideal (la
mayoría) entre las lesiones dolosas consumadas y el homicidio imprudente. No habrá
homicidio preterintencional si respecto de la muerte existiera un dolo eventual o si las
lesiones fueran inicialmente imprudentes. También sería posible admitir otras
calificaciones alternativas, no tan completas: así, sólo lesiones dolosas, o incluso sólo
homicidio imprudente, solución ésta última que se adopta por la jurisprudencia cuando
no se pueden calificar las lesiones dolosas que se habrían causado de no haberse
producido la muerte. En ambas, no se recoge toda la desvaloración del hecho producido.
No admitiría nunca las calificaciones de homicidio doloso o de lesiones imprudentes.
Los problemas de ERROR que se suscitan son los siguientes:
a) dolus generalis: cuando la muerte se produce no a consecuencia de la acción de matar
realizada por el autor, sino de una acción que tiende a ocultar el delito. Ejemplo: A
estrangula a B, y creyendo que está muerto -cuando en realidad sólo está inconsciente-
le arroja al río, dónde muere ahogado. Para algunos autores este error es irrelevante, y
debe castigarse como homicidio doloso, para otros hay un error en el curso causal que
puede ser relevante según cuál sea la intencionalidad de la segunda actuación del sujeto:
asegurar la muerte (error irrelevante: homicidio doloso) o buscar el autoencubrimiento
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El art. 141 CP castiga los actos preparatorios con la pena inferior en uno o dos grados.
Si hay varias muertes (por ej. Explosión de bomba), se sanciona como un concurso real.
A los condenados por la comisión de uno o más delitos comprendidos en este Título se
les podrá imponer además una medida de libertad vigilada.
La provocación, la conspiración y la proposición para cometer los delitos previstos en
los tres artículos precedentes, será castigada con la pena inferior en uno o dos grados a
la señalada en su caso en los artículos anteriores.
2º HOMICIDIO CULPOSO.
Artículo 142
1. El que por imprudencia grave causare la muerte de otro, será castigado, como reo de
homicidio imprudente, con la pena de prisión de uno a cuatro años.
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Por lo que respecta a posibles concursos ideales o reales en los que entre en juego este
delito, el supuesto más importante que se plantea, es el de la realización de una acción
inicial dolosa de lesiones, sin ánimo de matar, de la que se deriva un resultado de
muerte por imprudencia, estando en este caso y en principio, ante un concurso ideal de
lesiones dolosas y un delito o delito leve imprudente de homicidio, que debe resolverse
con arreglo al artículo 77 del Código Penal, no faltando autores que entienden que el
homicidio absorbe el desvalor de la lesión, y sólo acuden al concurso ideal de delitos,
cuando media cierta diferencia temporal entre las lesiones y la muerte. En cualquier
caso aparecen problemas, como por ejemplo, la determinación de la gravedad o entidad
de las lesiones, así como si las mismas deben apreciarse en grado de tentativa o
consumadas.
Por último, el delito de homicidio por imprudencia grave, puede realizarse naturalmente
por omisión, estando basada la infracción del deber objetivo de cuidado en, por ejemplo,
la creencia errónea y vencible del sujeto activo, acerca de que no concurrían las
posibilidades de producción de un resultado de muerte.
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Por otra parte, el artículo 142.1 exige «imprudencia grave o menos grave. El término
imprudencia grave se utiliza para designar los supuestos antes denominados de
imprudencia temeraria, aludiendo a la infracción del deber objetivo de cuidado, que
comporta la vulneración de las más elementales reglas de cautela o diligencia exigibles
a cualquier ciudadano. La distinción de esta imprudencia grave con la imprudencia
menos grave, vendrá determinada por el grado de infracción de la norma de cuidado y el
grado de peligrosidad de la conducta del sujeto activo, la infracción de las normas de
cuidado no tan elementales como las vulneradas por la imprudencia grave, que
respetaría no un ciudadano normal o poco diligente, sino un ciudadano cuidadoso.
B) DELITO DE ASESINATO.
Artículo 139
1. Será castigado con la pena de prisión de quince a veinticinco años, como reo de
asesinato, el que matare a otro concurriendo alguna de las circunstancias siguientes:
4.ª Para facilitar la comisión de otro delito o para evitar que se descubra.
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Artículo 140
1. El asesinato será castigado con pena de prisión permanente revisable cuando
concurra alguna de las siguientes circunstancias:
1.ª Que la víctima sea menor de dieciséis años de edad, o se trate de una
persona especialmente vulnerable por razón de su edad, enfermedad o
discapacidad.
2.ª Que el hecho fuera subsiguiente a un delito contra la libertad sexual que el
autor hubiera cometido sobre la víctima.
La configuración del asesinato que contiene el Código Penal, parece inclinar la balanza
a favor de quienes consideran que estamos ante una modalidad agravada del homicidio.
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En este sentido, se señala como argumento relevante la nueva rúbrica del Título I «Del
homicidio y sus formas» del Libro II del Código Penal, así como también las voluntas
legistatoris que se desprende del propio debate parlamentario.
Existe polémica doctrinal acerca de la naturaleza del asesinato, no faltan quienes siguen
considerando que el asesinato es una figura autónoma respecto del homicidio, alegando
el nomen iuris propio, razones históricas, criminológicas y sociales; esta última postura
sobre todo era mantenida durante la vigencia del Código Penal anterior (L.O. de 14 de
septiembre de 1973) que regulaba el asesinato en el art. 406.
Elementos comunes con el delito de homicidio doloso, artículo 138. 1) El bien jurídico
protegido es el mismo, es decir, la vida humana independiente; 2) El núcleo de la
conducta típica es el mismo: «matar a otro», debiendo concurrir en el asesinato alguna
de las circunstancias previstas en el art. 139. 3) Los sujetos (activo y pasivo) pueden ser
cualquiera, con la salvedad de la regulación de tipos específicos, que requieren unas
determinadas condiciones para ser el sujeto pasivo: ser miembro de la Corona (art. 485)
o Jefe de un Estado extranjero u otra persona internacionalmente protegida por un
tratado, que se halle en España (art. 605.1). 4) Dentro de la dimensión subjetiva del
asesinato, estamos ante un delito de estructura típica eminentemente dolosa que requiere
dolo directo y en el que queda totalmente excluido el castigo de la comisión imprudente.
La alevosía es la primera circunstancia cualificativa del asesinato que recoge el art. 139
y cuya definición legal nos la ofrece el art. 22.1 del Código Penal al regular las
circunstancias agravantes. Son circunstancias agravantes: ejecutar el hecho con
alevosía. «Hay alevosía cuando el culpable comete cualquiera de los delitos contra las
personas empleando en la ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o
especialmente a asegurar, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la
defensa por parte del ofendido».
b) El asesinato aleve por sorpresa, caracterizado por un ataque súbito e inesperado, con
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total falta de prevención por parte del afectado por su modo repentino e inopinado, se
halle aquél frente o de espaldas.
Artículo 143
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1. El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a
ocho años.
2. Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos
necesarios al suicidio de una persona.
3. Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años si la cooperación llegara
hasta el punto de ejecutar la muerte.
4. El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte
de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima
sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que
produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, será castigado con
la pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este
artículo.
El art. 143 C. Penal castiga la participación de terceros pero hay distinciones, es decir,
no se castiga de igual forma al inductor que al cooperante y, menos aun, al que llegare a
ejecutar la muerte del otro. Tampoco se castiga este delito como un homicidio simple,
sino como un tipo especial y atenuado del mismo según el grado de participación
empleado.
II) ELEMENTOS COMUNES
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A) CONCEPTO DE SUICIDIO
B) INDUCCION AL SUICIDIO
Como hemos visto, el art. 143-1° se ocupa de regular este supuesto. Aquí la decisión de
matarse la toma el suicida, pero es otro quien le convence para que tome tal decisión, es
decir, se da la convicción pero el toma la decisión de suicidarse, cosa que no había
previsto realizar antes.
Viene regulada en el art. 143-2° y se castiga con pena de prisión de 2 a 5 años. Los actos
de cooperación han de ser necesarios para que se logre el resultado de muerte de una
persona,(por ejemplo, darle a tomar el veneno adecuado, facilitarle el arma, etc, es decir,
poner a su disposición aquellos medios que no son fáciles de adquirir). En todo caso,
habrá que atenerse a cada caso concreto para comprobar si los actos de cooperación
necesaria han sido físicos, psíquicos o de otra índole. Problemática, ¿cabe la omisión?,
¿se puede ayudar a otro a suicidarse?. El C. Penal habla de actos y no de omisiones y el
que omite (sin estar obligado a ello) la evitacion de un suicidio no comete delito,(por
ejemplo, no permitir que se realice una transfusión de sangre, casos de huelga de
hambre ,etc.)
D)HOMICIDIO-SUICIDIO
Viene regulado en el art. 143-3° y se castiga con una pena de prisión de 6 a 10 años. Lo
que tiene significación en este supuesto es la cooperación del tercero que lo lleva a que
sea el mismo quien cause la muerte de otra persona. Problemática cuando ocurre este
supuesto, ¿es un suicidio o es un homicidio?. Unos optan por lo primero argumentando
que quien toma la decisión es el que va a morir, otros se inclinan por el homicidio
diciendo que es un tercero quien ha privado de la vida a la victima con su cooperación,
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UNIVERSIDAD DE LOYOLA. Delitos contra las personas, sociedad y patrimonio.
Se plantea aquí la cuestión de que cuando la víctima pide al otro que lo mate esto
pudiera incluir la comisión por omisión. Así, el art. 143-3° habla de ejecutar la acción y
esto no es omisión, aunque cabe la modalidad por omisión (por ejemplo, no administrar
la mediación por la enfermera porque así se lo pide la víctima), como norma general el
C. Penal habla de ejecutar (que es una modalidad de acción) y por ello no cabe la
omisión.
a)Concepto,clases:
Aparece regulada en el art. 143-4° del C. Penal: "El que causare o cooperare
activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro por la petición expresa,
seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave
que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos
permanentes y difíciles de soportar, será castigado con la pena inferior en uno o dos
grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este articulo."
PRESUPUESTOS
Nuestro derecho habla de enfermedad grave o padecimientos graves y permanentes. La
persona a quien se priva de la vida ha de padecer una grave enfermedad que le va a
llevar necesariamente a la muerte. No hay que confundir estas situaciones con aquellas
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enfermedades que presentan una cronicidad. En todo caso, hay que acudir a los
dictámenes de los facultativos a la hora de valorar estos supuestos. No se exige que la
enfermedad cause dolor o padecimientos y bastará con que sea de gravedad, aunque se
admiten los padecimientos físicos o psicológicos. Otra de las particularidades es la
exigencia de la solicitud o petición por parte del enfermo. Del art, 143-4° se deduce que
el mero consentimiento no tiene cabida en la eutanasia y la petición ha de ser seria,
inequívoca y expresa. Aquí, la petición equivale a una reclamación: "quiero que me
mates" y es nula toda solicitud tácita o presunta.
Por "seria" hay que entender que ha de ser meditada y no producto de un arrebato de un
momento, es decir, una petición reflexiva, no bastando las quejas o lamentos. En este
sentido, se echa en falta aquí el requisito de la "validez" y ¿por qué?, porque la validez
exige la plena capacidad de obrar y, en estos casos, por diversas situaciones de extrema
gravedad no se exige.
.).
Artículo 144
El que produzca el aborto de una mujer, sin su consentimiento, será castigado con la
pena de prisión de cuatro a ocho años e inhabilitación especial para ejercer cualquier
profesión sanitaria, o para prestar servicios de toda índole en clínicas, establecimientos
o consultorios ginecológicos, públicos o privados, por tiempo de tres a diez años.
Las mismas penas se impondrán al que practique el aborto habiendo obtenido la
anuencia de la mujer mediante violencia, amenaza o engaño.
Artículo 145
1. El que produzca el aborto de una mujer, con su consentimiento, fuera de los casos
permitidos por la ley será castigado con la pena de prisión de uno a tres años e
inhabilitación especial para ejercer cualquier profesión sanitaria, o para prestar
servicios de toda índole en clínicas, establecimientos o consultorios ginecológicos,
públicos o privados, por tiempo de uno a seis años. El juez podrá imponer la pena en
su mitad superior cuando los actos descritos en este apartado se realicen fuera de un
centro o establecimiento público o privado acreditado.
2. La mujer que produjere su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, fuera
de los casos permitidos por la ley, será castigada con la pena de multa de seis a
veinticuatro meses.
3. En todo caso, el juez o tribunal impondrá las penas respectivamente previstas en este
artículo en su mitad superior cuando la conducta se llevare a cabo a partir de la
vigésimo segunda semana de gestación.
Artículo 145 bis
1. Será castigado con la pena de multa de seis a doce meses e inhabilitación especial
para prestar servicios de toda índole en clínicas, establecimientos o consultorios
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ginecológicos, públicos o privados, por tiempo de seis meses a dos años, el que dentro
de los casos contemplados en la ley, practique un aborto:
a) sin haber comprobado que la mujer haya recibido la información previa
relativa a los derechos, prestaciones y ayudas públicas de apoyo a la
maternidad;
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