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El enigma de Kautsky

Marc Mulholland

15/11/2016
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Karl Kautsky (en la foto con su esposa Luise), como es bien sabido, fue reconocido
como el intérprete más autorizado del marxismo de la Segunda Internacional. En
broma, se referían a él como el "Papa del marxismo”. Kautsky, en cierta medida
simplificó y sistematizó el corpus marxista, pero también fue un pensador original, y
con el trabajo de toda una vida desarrolló el sistema que había heredado.
En relación a su obra, me interesa particularmente las actitudes de los socialistas
hacia el proletariado. Los socialistas escriben mucho sobre el capitalismo, pero
sorprendentemente poco sobre el proletariado - la clase obrera moderna asalariada
- y esto incluye al propio Marx, así como a sus sucesores. En algunos aspectos
Kautsky es parte de esta tradición: no escribe directamente sobre el proletariado
como tal, pero se pueden encontrar en su obra consideraciones más relacionadas
con el proletariado como clase social que las que se pueden encontrar en la obra
de Marx.

Probablemente la más útil es su importante trabajo, La cuestión agraria, publicado


en 1899, que era parte de un debate en el seno de la socialdemocracia alemana
sobre el revisionismo. También su Anti-Kritik , que fue su respuesta específica a
Bernstein en el debate sobre el revisionismo. He tratado de extraer de ellos lo que
dice Kautsky del proletariado y su relación con el socialismo.

Clases candidatas

Quiero empezar por examinar lo que Kautsky dice acerca de esas otras clases, no
proletarias, que podrían considerarse como candidatas a jugar un papel progresista.
No dice mucho acerca de los ricos ilustrados y filantrópicos - él mismo era de origen
burgués - pero estaba de acuerdo con Marx en que ese tipo de personas siempre
serían una pequeña minoría.

Se concentró más en la población trabajadora en general, señalando que sólo el


proletariado asalariado es un agente social con tendencias socialistas espontáneas.
Esto no es debido a que sean los más pobres de la sociedad - Kautsky es bastante
claro en el sentido de que el proletariado moderno no se caracteriza por su pobreza.
De hecho, otras clases distintas del proletariado son más explotadas (en el sentido
no técnico). Los campesinos y los artesanos, por ejemplo, trabajaban
incesantemente para preservar su pequeña propiedad y por esta razón tendían a
aceptar estándares de vida más bajos que los esperados por los asalariados.
Incluso cuando estaban semi-proletarizados, los campesinos y los artesanos
estaban demasiado apegados a su propiedad privada residual como para
desarrollar cualquier tipo de simpatía en general por el socialismo. De hecho,
Kautsky creía que, en tanto los trabajadores creyeran que podían ser
independientes, que podían poseer su propia propiedad productiva, se resistirían Al
socialismo. Cito:

“Aunque las personas viven en el presente, trabajan para el futuro ... El obrero
asalariado industrial que todavía cree que la artesanía tiene un futuro, o el
jornalero que se imagina a sí mismo como un futuro maestro, es diferente de
aquel que ha abandonado toda esperanza de llegar a ser independiente
dentro del actual modo de producción”. (1)

Si se cree que se puede llegar a ser un productor independiente en el actual modo


de producción, no se será socialista. La implicación aquí es que la pequeña
propiedad es más atractiva naturalmente que la propiedad colectiva, que sería una
segunda opción en el mejor de los casos, por lo que se refiere a los trabajadores.
Los campesinos y los artesanos, por otra parte, están acostumbrados a trabajar por
su cuenta y por lo tanto carecen del sentimiento común y la disciplina de los
trabajadores industriales, a los que la empresa capitalista les forma en el trabajo
socializado, y en los que la resistencia organizada contra la explotación capitalista
ha fomentado las virtudes de cooperación, confianza en sus compañeros y sumisión
voluntaria al colectivo. De nuevo, para Kautsky, el instinto socialista sólo emerge
entre aquellos trabajadores que carecen de toda esperanza de actuar
individualmente.

El proletario está en posición antagónica con su empleador, pero como consumidor


también está en conflicto con todos los que son dueños de sus medios de
producción, incluyendo a campesinos y pequeños comerciantes. El socialismo, por
tanto, no puede ser construido a partir de un interés común con los pequeños
propietarios, estén más o menos explotados. Ahora bien, es cierto que la clase de
los pequeños propietarios tenía su propia tradición revolucionaria heroica.
Históricamente había sido la primera piedra del movimiento democrático, lo
que Kautsky reconoce sin ambages. Pero a finales del siglo XIX esto había
cambiado:

“Hace cien años, el pequeño comerciante superó con creces a todas las
demás clases populares en inteligencia, autosuficiencia y coraje. Hoy en día,
el proletariado desarrolla vigorosamente estas virtudes, mientras que el
pequeño comerciante se ha convertido en el prototipo de la estrechez, el
servilismo y la cobardía”. (2)

Continuamente bajo la presión tanto de los grandes capitalistas como de los


asalariados, el pequeño comerciante tiende a la histeria política y es presa de los
demagogos. Como clase, tienden hacia lo que Kautsky llama una "democracia
reaccionaria": el colapso del movimiento democrático pequeñoburgués en una
rabiosa hostilidad hacia el proletariado organizado. Esta tendencia, Kautsky
argumentó en 1909, era aún más avanzada en Francia, Austria y Suiza que en
Alemania, mucho antes del ascenso del fascismo alemán, por supuesto. la
socialdemocracia internacional no tenía ningún enemigo más encarnizado que la
"democracia reaccionaria”.

También están las famosas "nuevas clases medias". El modo de producción


capitalista también produce esta nueva clase media de intelectuales, profesionales,
académicos, artistas, ingenieros y otros. ¿Podrían ser un sujeto social progresista?
No. Carecen de una conciencia propia coherente, siendo los intereses de cada
sector demasiado particulares. Esta clase en crecimiento, a pesar de su falta de
propiedad, no es en absoluto un campo de reclutamiento prometedor para el
movimiento socialista.

Y ¿qué pasa con las personas que viven en la economía gris, sumergida y
marginada en las zonas urbanas (probablemente la mayoría de la llamada clase
trabajadora en nuestro actual "sur global")? Kautsky dice que este proletariado
pobre, o lumpenproletariado – sin empleo o criminal - es superfluo a la producción,
a pesar de que representaba una proporción creciente de la población en las zonas
industriales. En general, es servil con los poderosos, y no puede tomar la iniciativa
en el movimiento revolucionario, aunque puede pescar en las aguas turbulentas de
las turbulencias revolucionarias.

Esto es lo que el historiador socialista del siglo 20, Raymond Postgate, escribió:

“Puede, como en Baviera en 1919, que momentáneamente apoye la


revolución, sólo para abandonarla rápidamente a la primera dificultad. Puede,
como cuando Cavaignac lo armó en París en 1848, que tome las armas por
unos cuantos centavos para aplastar a los mismos revolucionarios que
luchan en su defensa”. (3)

El proletariado

Para Kautsky el verdadero proletario era el trabajador sin posibilidad de llegar a ser
independiente. Esto es importante: el proletariado no es sólo una posición objetiva
de clase: es una psicología de clase. El proletario tiene la misma voluntad de vivir
que cualquier otra clase, pero esta voluntad de vivir se despliega en condiciones
apropiadas a sus medios de vida definidos en términos de clase. Los proletarios no
se esfuerzan por el beneficio, sino que venden su fuerza de trabajo, y es natural que
busquen precios más altos para esa fuerza de trabajo y precios más bajos para los
alimentos, etc. Esa es la base elemental de la conciencia de clase proletaria.

Kautsky reconoció que en un principio, con el inicio de la industria moderna, el


término "proletariado" implicaba una degeneración absoluta. Históricamente,
durante la primera industrialización, el proletariado fue reclutado entre las clases
pobres, semi-criminales, perezosas de los barrios populares, como se podría
encontrar, ya fuese en la antigua Roma o de hecho en los barrios pobres de la
Turquía moderna o Londres. Kautsky afirma que el proletariado surgió como una
chusma con poca conciencia política. Sin embargo, el proletariado industrial
moderno era también un fenómeno absolutamente sin precedentes. Por primera
vez, surge como una clase hereditaria, radicalmente distinta de sus empleadores.
Parte de esta línea de argumentación proviene de Marx, y algunos de estos
argumentos creo que vienen de los pensadores socialistas franceses de la década
de 1830, en particular la noción de una clase hereditaria, y tal vez de Lorenz von
Stein.

En marcado contraste con la industria de la Edad Media, en la industria moderna el


lugar de trabajo está completamente separado del hogar. En la época de los
gremios, los trabajadores del taller artesano eran parte de la familia, a la familia del
maestro. Los trabajadores no podían establecer su propio hogar: no podían casarse
y formar una familia sin establecerse primero como una unidad económica
autónoma, es decir, sin llegar a ser aprendices en el camino de convertirse en
maestros. En términos muy prácticos, el proletariado pre-moderno no podía
reproducirse a sí mismo como una clase, porque era casi imposible tener una familia
sin escapar de la condición proletaria. Esto contrasta con la industria moderna,
como surgió a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, donde los hogares y la
fábrica están separados. Los trabajadores ahora pueden crear sus propios hogares
y familias sin antes tener que convertirse en artesanos independientes. Los
asalariados se multiplican y se convierten en una clase distinta, que se auto-
reproduce. (Marx subrayó que los capitalistas pueden dejar la reproducción del
proletariado a los propios proletarios. Hay una cantidad sorprendente de textos de
Marx, que nos parecen ahora extraños, sobre la vida sexual del trabajador
asalariado).

Kautsky argumenta que el proletariado es una clase hereditaria que se auto-


reproduce de una manera que, tradicionalmente, el asalariado no había sido. La
separación entre el hogar y la fábrica fue crucial para permitir al proletariado
desarrollar una conciencia de clase cohesiva. Esto es debido a que permitió al
asalariado convertirse en un individuo libre fuera de su trabajo, y desarrollar las
cualidades que hacen posible que el proletariado pueda conquistar el poder del
Estado.

A diferencia de los proletarios del mundo antiguo y medieval, el proletariado


moderno abastece las necesidades de la clase dominante en lugar de ser
abastecido por ésta. No envidian ni imitan a los ricos, sino que los desprecian como
ociosos. Fue este cambio de conciencia lo que hizo a la clase obrera moderna. La
sensación de poder que acompaña a la conciencia de clase implica la regeneración
de la clase obrera. La gran industria conduce inevitablemente a la concentración
progresiva de la masa de la población y de la vida económica en grandes ciudades.
Esta concentración y urbanización es crucial para el desarrollo de la conciencia de
clase proletaria. Los trabajadores pueden comunicarse y organizarse con mayor
facilidad en los centros urbanos, y son más difíciles de controlar y disciplinar. La
multiplicidad de oportunidades de empleo significa que si es necesario pueden
normalmente esperar encontrar un nuevo trabajo en otro lugar. La ciudad estimula
el intercambio intelectual a través de innumerables asociaciones, reuniones,
exposiciones, museos, teatros y bares. Es aquí donde el proletariado alcanza la
conciencia de clase, se organiza y alcanza la madurez política. Kautsky cree que el
proletariado es, más o menos necesariamente, una clase urbana.

Dos tendencias opuestas, Kautsky argumentó, actúan sobre el proletariado bajo el


capitalismo. Por un lado, la degradación que producen un trabajo desmoralizador y
la pobreza. La primera industrialización produjo una degeneración absoluta, tanto
física como moral, pero fue sólo una etapa de transición. En términos generales, la
industrialización mejora el nivel de vida de los trabajadores, lo que evoluciona, en
general, en menos horas de trabajo, salarios más altos y condiciones más higiénicas
de vida. Los trabajadores, por otra parte, se esfuerzan por regenerarse a sí mismos
- en primer lugar, mediante la limitación de la jornada de trabajo. Kautsky no estuvo
de acuerdo con la idea común de que la revolución social surge de la miseria
proletaria y la degradación. Con el tiempo, dijo, la tendencia a la mejora de las
condiciones de vida del proletariado, inevitablemente, acaba prevaleciendo.
No obstante, incluso en las mejores circunstancias, el proletariado se ve privado de
la cultura, de tener poco de tiempo libre para adquirirla y ser intelectualmente
embrutecido por unas máquinas que no le exigen pensar. Sin embargo, el trabajador
está ansioso por escapar del lugar de trabajo con el fin de desarrollar su potencial.
El mismo proceso de la producción moderna, al agrupar a los trabajadores en áreas
urbanas, rompe los confines limitados de la vida rural, mezcla culturas y requiere la
alfabetización. Todo ello actúa sobre la vida intelectual del proletario y despierta en
el la sed de conocimiento. El proletario tiene el deseo de ejercitar su mente fuera de
sus horas de trabajo. A diferencia del intelectual burgués, cada vez más encerrado
en su especialidad esotérica, el trabajador trata de abarcar todos los campos del
saber: "Es en el proletariado despreciado e ignorante donde renace el espíritu
filosófico de los miembros brillantes de la aristocracia ateniense". (4)

La importancia del deseo de mejora cultural del trabajador asalariado aumentó en


el pensamiento de Kautsky. Antes de 1916 el deseo de los proletarios de educarse
de forma autodidacta y el aumento de la capacidad de la sociedad para educarlos
se había convertido, para Kautsky, en crucial para su papel histórico. Así afirma:

“Si esperamos mejores resultados de la lucha de clases del proletariado


moderno que de las luchas de las clases trabajadoras de épocas anteriores,
la razón esencial es la mayor sed de conocimiento y las mayores
oportunidades educativas del trabajador moderno”. (5)

La lucha de la clase obrera por el salario no puede superar por si misma la


degradación del capitalismo o revertir su tendencia creciente hacia la crisis. La
elevación de la clase obrera provocada por la lucha de clases, por lo tanto, es más
moral que económica. Sin embargo, la elevación moral de la clase obrera genera
un creciente descontento con las limitaciones impuestas por el orden capitalista.

Kautsky, al menos en la década de 1890, admitió que el nivel de vida de la clase


obrera estaba mejorando. Inicialmente, argumentó que esto era debido a una caída
de los precios agrícolas, que hacía que los alimentos y otros productos básicos
fueran más baratos. Con el cambio de siglo lo fue atribuyendo más a la reforma
social y económica. Siguiendo el consejo de Engels, Kautsky en su crítica del
programa de la socialdemocracia alemana no se concentró en la pobreza de la clase
obrera, sino en la incertidumbre de sus medios de existencia como el factor más
potente de radicalización:

“De todos los males del actual sistema de producción, el más difíciles de
sobrellevar – el que vacía con más saña las almas de los hombres y hace
brotar de su raíz todos los instintos del conservadurismo - es la incertidumbre
permanente de su medio de vida”. (6)

Esta incertidumbre se ve agravada por la migración internacional de trabajadores -


un tema muy actual hoy. Kautsky comentó irónicamente que en el flujo constante
de la inmigración generada por el transporte internacional, "los barcos de vapor y
los ferrocarriles, esos pilares tan cacareados de la civilización, no sólo llevan armas,
licores y sífilis a los bárbaros, sino que también nos traen a los bárbaros y su
barbarie". (7)

Los enjambres de desocupados eran un peligro social, que se mezcla en "esa masa
formidable de la humanidad de todo tipo que pueden ser designados como los
barrios miseria". (8) Dentro de este grupo incluye a los timadores y los estafadores,
los delincuentes y las prostitutas, y los parásitos sociales diversos sin ninguna
función útil. También incluyó a los intermediarios, los encargados de salón, los
agentes comerciales, los sirvientes personales, la mayoría de los soldados y,
curiosamente, los tambores.

En primer lugar, los trabajadores tienden a resentir la afluencia de extranjeros que


socavan los salarios. Aprenden, sin embargo, que la única medida para
contrarrestarlo es la solidaridad internacional, oponiéndose a la opresión capitalista
más allá de las fronteras. El moderno proletario - a menudo obligado a emigrar en
busca de trabajo - es menos propenso a caer en un chovinismo nacional estrecho
que el pequeño propietario unido a su tierra, el mercado y el entorno local.

El movimiento obrero

A medida que el trabajador no especializado puede ser sustituido con facilidad, la


auto-organización de los trabajadores tiende primero a desarrollarse entre la clase
obrera cualificada. Por consiguiente, el proletariado se diferencia en dos sectores.
Los trabajadores mejor organizados y más cualificados llegan a considerarse a sí
mismos como una "aristocracia del trabajo". Excluyen a los trabajadores no
especializados de los sindicatos de oficio y actúan de hecho como "los peores
enemigos de la clase obrera". (9)

Esta división se supera gracias a la progresiva mecanización, que disuelve los


diversos oficios en el abismo del trabajo común. Sector por sector, los trabajadores
no cualificados emulan a los sectores mejor organizados del movimiento obrero, y
superan su apatía moral. Mediante este proceso de emergencia y selección se
desarrolla una vanguardia del trabajo - "la iglesia militante", como la llamó Kautsky,
de la clase obrera- , que se desarrolla a un ritmo más rápido que la clase en su
conjunto.

A partir de este proletariado militante se recluta la mayor parte del movimiento


socialista. De hecho, "el socialismo y el proletariado militante tienden a ser la misma
cosa". (10) Las primeras armas del proletariado moderno son la huelga y el boicot.
La huelga, en particular, es el arma de guerra peculiar del proletariado. Aunque es
probable que desempeñe un papel importante en un proceso revolucionario, la
huelga es claramente inadecuada para la lucha a gran escala de la clase
trabajadora. Los trabajadores deben exigir inevitablemente libertades políticas para
organizarse a escala masiva. Las libertades civiles y políticas son para el
proletariado "prerrequisitos de vida"; son "la luz y el aire del movimiento obrero".
(11) Para Kautsky, la forma más elevada de la lucha de clases del proletariado no
es la huelga, sino el proceso político democrático y la conquista y utilización de las
libertades civiles. Los bolcheviques, por cierto, estaban completamente en
desacuerdo con Kautsky en este punto: en su opinión, la acción democrática de la
clase obrera era un signo de debilidad del proletariado, no de madurez. "El
proletariado necesitaba la democracia en el pasado porque aún era incapaz de
pensar la dictadura en términos reales", escribió Nikolai Bujarin. (12) No llegamos
muy lejos si eludimos las diferencias políticas y temperamentales reales entre el
bolchevismo y el kautskismo.

Mientras que los capitalistas ricos pueden influir directamente en los gobiernos, la
clase obrera sólo puede hacerlo, de acuerdo con Kautsky, a través de la actividad
parlamentaria. La lucha para influir en el parlamento es para la clase obrera "la
palanca más poderosa que puede utilizar para sacar al proletariado de su
degradación económica, social y moral". (13) La clase obrera está particularmente
bien adaptado a esta forma de organización parlamentaria, porque se forma a través
de distintas formas de actividad en el trabajo, lo que acostumbra a los trabajadores
a una rígida disciplina. La participación obrera en la política conduce
inevitablemente a un partido de clase específico: "Más pronto o más tarde en todos
los países capitalistas la participación de la clase obrera en la política debe conducir
a la formación de un partido independiente, a un Partido del Trabajo”. (14)

Kautsky era de la opinión de que un partido de clase de los trabajadores debe exhibir
tarde o temprano tendencias socialistas. Estaba seguro, por lo tanto, de que la lucha
de clases proletaria toma una dirección socialista por su propia naturaleza. Esto
contrasta con la visión tradicional de Lenin, de que el socialismo debe ser llevado al
proletariado desde el exterior. No es eso lo que pensaba Kautsky. Kautsky no creía,
de hecho, que los proletarios se inclinaran por el socialismo porque ese fuera el
interés objetivo de la clase obrera. De hecho, Kautsky pensaba que la población
rural tenía un interés objetivo mayor en el socialismo que incluso la clase obrera
urbana.

El desarrollo espontáneo de la conciencia socialista en el proletariado tiene un doble


aspecto. En primer lugar, que el proletariado carece de propiedad, que no tiene
apego específico a la propiedad privada de los medios de producción y, por lo tanto,
es posible ganarlo para la destrucción de la propiedad privada y del modo de
producción capitalista. En segundo lugar, al ser explotado, el proletariado se
esforzará para poner fin a esa explotación.

Kautsky tuvo que admitir que la explotación de la clase obrera es una noción algo
abstracta. Si, como sostiene Marx, la fuerza de trabajo se vende a su valor de
mercado, difícilmente puede ser inmediatamente obvio para los trabajadores que
están siendo robados. Este es particularmente el caso si la explotación técnica, para
los estándares marxistas, coexiste con el aumento de los salarios, como Kautsky
creía que era el caso. La "ciencia" del marxismo no era de mucha ayuda aquí.
Kautsky reconoció que la masa de los trabajadores ni realiza una investigación
estadística ni reflexiona sobre las teorías del valor y de la plusvalía. Sin embargo,
los trabajadores pueden y deben percibir su explotación, cuando contemplan el
aumento de los beneficios y la mejora del nivel de vida de la burguesía, porque "las
clases no están divididas por murallas chinas ... Que el nivel de vida de la burguesía
se eleva más rápidamente que entre los trabajadores se pueden ver en cada paso".
(15) En términos de la psicología, por lo tanto, la explotación de clase es un punto
de vista relativo y comparativo.

Aquí me permito añadir algunos comentarios a lo Kautsky tenía que decir. Es


evidente que los trabajadores a menudo encuentran las desigualdades de riqueza
perfectamente justificable. En general, sólo le ponen peros si creen que la riqueza
no ha sido obtenida con esfuerzo. La gente común no suelen oponerse a que los
jugadores de fútbol, por ejemplo, estén muy bien pagado, siempre y cuando jueguen
bien. A menudo les gusta pensar que la familia real lleva a cabo un trabajo difícil por
el país y que se les paga mediante la generación de ingresos turísticos. La gente,
sin embargo, se opone cuando cree que los ingresos se perciben sin ser fruto del
trabajo. Siempre hubo mucha oposición de los trabajadores, por ejemplo, a los
propietarios de las minas de carbón, porque habían hecho grandes sumas de
dinero, simplemente debido al golpe de suerte de que tenían carbón en terrenos
que poseían. Esto ayuda a explicar la extraordinaria solidaridad proletaria de la
huelga general de 1926. Hoy en día, los rentistas como Sir Philip Green son
despreciados porque no parecen hacer nada para "crear riqueza" real. Del mismo
modo, y por desgracia, hay mucha hostilidad de base a los que "estafan
prestaciones sociales”, los “inmigrantes económicos” y otros grupos oprimidos que
son vistos como parásitos sociales. Hay una extensa e instructiva literatura en
psicología social de cómo funciona esta "justicia motivada”, basándose en los
conocimientos de Melvin J Lerner.

Volvamos a Kautsky y su punto de vista de la psicología proletaria. Los trabajadores


son más propensos a verse a sí mismos como explotados si los empresarios son
extranjeros, y para Kautsky eso explica en parte los intensos antagonismos de clase
que eran evidentes en la Rusia zarista. Si, por el contrario, era la clase trabajadora
la que estaba dividida por nacionalidades, o contaba con un gran número de
inmigrantes (como fue el caso en los Estados Unidos), la conciencia de clase tuvo
grandes dificultades en aparecer. Esto se debe a que los inmigrantes no son de
forma espontánea e inmediatamente considerados como parte de la clase
'hereditaria' proletaria, ya que vienen de fuera.
La dictadura del proletariado

Vale la pena tener en cuenta que para Kautsky la dictadura del proletariado noes lo
mismo que el partido socialista en el poder. De hecho, la dictadura del proletariado
no tiene por qué ser socialista en absoluto. A veces, por ejemplo, Kautsky hace
referencia a una dictadura del proletariado en el período del terror revolucionario
francés de la década de 1790. Esto nos puede parecer extraño. Estamos
acostumbrados a la idea leninista de que la dictadura del proletariado es una
herramienta para la construcción del socialismo. De hecho, surgió como una
descripción del proletariado en el poder, pero no era una descripción de su
programa inmediato y su ideología. Es necesario recordar que Marx y Engels se
refieren a la Comuna de París como la dictadura del proletariado, pero no creían
que fuese socialista.

En el pensamiento de Kautsky, la dictadura del proletariado es un partido obrero en


el poder, independientemente de si cuenta o no con un programa socialista. El
gobierno de la clase obrera es la dictadura del proletariado - nada menos y nada
más. Kautsky lo interpretó en el sentido de la exclusivadominación política del
proletariado, sin alianzas con cualquier otra clase .
Para Kautsky es inevitable, una vez que el proletariado existe, que un partido de los
trabajadores organizados políticamente contienda por el poder estatal. Ese partido
de los trabajadores pueden organizarse e incluso formar gobierno sin desarrollar
primero un programa socialista. Sin embargo, el partido del proletariado, una vez en
el poder, debe orientarse inevitablemente en una dirección socialista. No puede
utilizar la primera gran victoria de la clase obrera sobre el capital, que pone el poder
político en sus manos, de otra manera que suprimiendo el nexo capitalista.

¿Qué haría un gobierno de los trabajadores? En primer lugar, lograr la


transformación del estado militarista en un "estado de la cultura" (un término que
Kautsky tomó de Wilhelm Liebknecht). El "estado de la cultura" asume la
responsabilidad sobre la educación, la sanidad y el transporte. Pero irá más lejos.
Para Kautsky, ese gobierno toma una dirección socialista por su propia naturaleza.

Cuando un gobierno obrero llegue al poder tendrá, por la fuerza de las


circunstancias económicas, que luchar por el pleno empleo como primer requisito
exigido por aquellos que viven solamente de la venta de su fuerza de trabajo. Este
sería el caso, incluso si, como en Inglaterra, el Partido Laborista, piensa "en
términos liberales en lugar de socialistas". (16) Un gobierno de los trabajadores que
se esforzase seriamente para asegurar el pleno empleo inevitablemente entraría en
conflicto con la lógica capitalista. Kautsky plantea la hipótesis de que en tales
circunstancias los capitalistas verían amenazada su rentabilidad y, por lo tanto,
tratarían de vender sus propiedades a las cooperativas obreras y al estado. Esto
parece poco probable, pero un ejemplo análogo ocurrió en realidad en la llamada
Guerra por la Tierra en Irlanda. Se trató de un movimiento de campesinos y
pequeños agricultores contra el latifundismo, que llevó a una especie de punto
muerto, pero un punto muerto en el que los propietarios ya no podían extraer
suficientes rentas de sus aparceros. En última instancia, los propietarios decidieron
vender, permitir que los campesinos tuvieran tierra, porque no podían imponerles
los niveles de renta que querían. Bajo la presión de sus aparceros, el latifundismo
se extinguió. Kautsky esperaba que los capitalistas hicieran lo mismo, una vez que
llegara al poder un gobierno de los trabajadores sólido, sin apoyos de ninguna otra
clase.

La hipótesis de Kautsky se basaba en la experiencia irlandesa. Un gobierno de los


trabajadores destruye la integridad del capitalismo. Llega al poder un gobierno de
los trabajadores que mejora sustancialmente la situación de la clase obrera hasta el
punto de que los márgenes de beneficio de la clase capitalista son prácticamente
destruidos, y los capitalistas a continuación tratan de vender sus activos al estado
o las cooperativas. Creía que los propietarios de bienes buscarían una
compensación en lugar de tratar de luchar como capitalistas, una vez que habían
perdido todas sus armas de coerción contra la clase trabajadora. Así que, incluso
en ausencia de un movimiento de trabajadores motivados explícitamente por las
teorías socialistas, la supremacía política del proletariado y la continuación del modo
de producción capitalista eran incompatibles.
Así que eso es lo que Kautsky entendía por la dictadura del proletariado. De hecho,
no le gustaba mucho el término. En su respuesta a Bernstein en su Anti-Kritik ,
escribió: "Yo no juro que la supremacía del proletariado deba inevitablemente tener
la forma de una dictadura de clase. No hay necesidad de atarnos las manos sobre
esta cuestión". (17) Después de la experiencia de los bolcheviques y de las
revoluciones de Europa Central en el período 1919-1921, Kautsky abandonó la idea
de la dictadura revolucionaria del proletariado por completo. En cambio, en el
período de transición el gobierno por lo general asumiría la forma de una coalición
con otros partidos de clase - al menos cuando la conquista del poder por parte de
los trabajadores se efectuase por la vía democrática. En esto fue influido por Otto
Bauer en Austria.

Analizaré ahora la famosa fórmula de Kautsky sobre el desarrollo histórico de un


movimiento socialista de masas - la fusión del movimiento obrero y de los
intelectuales socialistas - porque quiero hacer hincapié en que la dictadura del
proletariado es algo distinto de un gobierno socialista consciente. El partido de clase
de los trabajadores se encuentra la doctrina socialista ya desarrollada en mayor o
menor medida por elementos de la intelectualidad. El socialismo se desarrolló como
una ideología a comienzos del siglo XIX como la "expresión más profunda y más
espléndida de la filantropía burguesa". (18) Los primeros socialistas querían
rescatar a la clase obrera, pero no creían que el proletariado fuese el agente de su
propia emancipación. De hecho, en la medida en que deseaban una sociedad
armoniosa, se oponían positivamente a la lucha de clases.

El incipiente movimiento obrero sospechaba naturalmente de tales intelectuales


socialistas. Según Kautsky, la gran contribución de Marx y Engels fue vincular el
socialismo con la lucha de clases proletaria cotidiana. Citó:

“Marx y Engels lograron en [teoría] la unificación del movimiento obrero y el


socialismo. Sustituyeron el empirismo del ensayo y el error y los anhelos
sentimentales por la clara percepción de que la forma más elevada del
movimiento obrero es el movimiento socialista, y que el socialismo sólo puede
realizarse a través del movimiento obrero; que el movimiento obrero debe,
necesariamente, esforzarse por ir más allá de la sociedad capitalista, y que
la única clase que tiene el poder para luchar por una etapa social superior
más allá del capitalismo es la clase de los trabajadores asalariados”. (19)

La unificación del socialismo y del movimiento obrero era la definición de Kautsky


del 'socialismo científico'. Es interesante que atribuyese su origen no a una obra de
Marx, sino a La condición de la clase obrera en Inglaterra (1844) de Friedrich
Engels. Engels inventó el socialismo científico, ¡no Marx! Poco a poco, lo que Engels
había predicho ocurrió: la fusión del movimiento obrero y el socialismo. El partido
de Kautsky, el SPD alemán, no era un partido democrático popular en el sentido
burgués del término, sino un partido de lucha de clases. Su función consistía en
reclutar y organizar al proletariado:
“Una vez que la socialdemocracia haya 'agrupado' a toda la masa del
proletariado ... ningún poder será capaz de resistirse. La principal tarea de la
socialdemocracia es, y sigue siendo: ganarse a esas masas, organizarlas
política y económicamente, elevar su nivel intelectual y moral y conducirlas
hasta el punto en que puedan asumir su herencia: el modo de producción
capitalista”. (20)

Sin embargo, la socialdemocracia no estaba simplemente allí para representar los


intereses del proletariado: más bien era encauzar con las ideas socialistas
generadas por los intelectuales el poder y el dinamismo de la clase obrera como
sujeto del cambio social. La socialdemocracia es el partido del proletariado en la
lucha de clases, pero no es sólo eso. También es el partido del desarrollo social.

Bernstein sostuvo la famosa frase de que "el movimiento lo es todo, el fin nada".
Kautsky la invierte:

“El objetivo y el movimiento van de la mano con la socialdemocracia. Son


inseparables, pero, si llegaran a entrar en conflicto, sería el movimiento
obrero quién tendría que ceder el paso”. (21)

En otras palabras, el desarrollo social prevalece sobre los intereses del proletariado.
En particular, de ciertos sectores de la clase obrera - aquellos que trabajan en oficios
con una cualificación importante – que tienen tendencia a convertirse en
aristocracias obreras que se oponen a la mejora técnica progresiva con el fin de
proteger sus puestos de trabajo. La socialdemocracia no puede apoyar tales
corporativismo. (Estaría tentado de sugerir que, en opinión de Kautsky, los
socialistas no deben apoyar a los trabajadores del metro de Londres en su campaña
contra los trenes sin conductor).

La socialdemocracia, por decirlo todo, no se sentía comprometida a apoyar toda


acción industrial sectorial. Incluso el socialista de izquierda, Anton Pannekoek, dijo
lo mismo en 1912:

“Los socialistas no deberían apoyar, por ejemplo, a los trabajadores


portuarios que luchan contra la introducción de los ascensores de maíz,
incluso si eso significa la destrucción de miles de puestos de trabajo ... La
idea surgirá: '¿No podemos luchar contra ellos con el poder de los sindicatos?
Pero la socialdemocracia respondería: ‘Es imposible; no podemos luchar
contra el progreso. Aseguraros que las máquinas sean vuestras”. (22)

Su objetivo era "eliminar los obstáculos a la libre actividad y organización del


proletariado" y agitar a favor de medidas de Estado "para proteger las capacidades
físicas, intelectuales y morales del proletariado ... siempre que la actividad de los
individuos y la masa organizada del proletariado sea incapaz de hacerlo". (23) La
socialdemocracia tiene como objetivo la elevación intelectual y moral del
proletariado con el fin de lograr el control del mecanismo económico. Kautsky puso
un gran énfasis en la legislación en apoyo de una jornada laboral limitada
legalmente - o el "día normal de trabajo”, como era conocida. Era el principal
problema, cuando se trataba de la protección de los trabajadores. El movimiento
socialista no podía prometer a los trabajadores proteger sus puestos de trabajo, sólo
su capacidad de trabajo y su vida. El movimiento socialista protege la humanidad
de los trabajadores, no sus trabajos particulares.

El proletariado en el socialismo

Ahora voy a pasar a lo Kautsky pensaba acerca de la posición de los trabajadores


dentro del orden socialista. La revolución socialista implicaría la transición a un
nuevo sistema de propiedad, que ya está latente en el viejo.

Cuando la propiedad productiva era trabajada por individuos, la propiedad individual


había sido necesaria. La producción a gran escala, por otra parte, requiere la
cooperación y la producción social. El trabajo se convierte necesariamente en
colectivo. Se hace totalmente imposible que cada trabajador individual posea sus
propios medios de producción. La sustitución del común por la propiedad privada,
de la producción para su uso por la producción para la venta, implicaba la evolución
de la propiedad. El taller capitalista independiente se transforma en instituciones
sociales y esas instituciones, a su vez, se unen en un gran conglomerado: una
comunidad socialista. De forma algo desconcertante, la sociedad socialista no sería
otra cosa que "un gigantesco conglomerado industrial". (24)

Hubo pocos indicios en los escritos de Kautsky de que creyese que la división del
trabajo entre manual y mental pudiese ser superada. De hecho, Kautsky siguió a
Marx al pensar que la ciencia determina cada vez más la productividad del trabajo.
Pero fue más allá de Marx al afirmar que la formación de habilidades manuales y la
formación científica son dos actividades estrictamente separados. La productividad
se basaría en los científicos y los trabajadores manuales no tenían nada que ver en
ello.

También fue muy escéptico acerca de la viabilidad de las cooperativas obreras. El


empresario individual- independiente, implacable, muy motivado - era mucho más
capaz a la hora de aprovechar las oportunidades del mercado. Las cooperativas
individuales, casi invariablemente, se convertían en empresas capitalistas. La
explotación capitalista sólo podría ser superada por las grandes - y al parecer
jerárquicas - empresas socialistas.

"Es cierto que el trabajador reclama libertad, además de buenas condiciones de


trabajo", admite Kautsky, cuando habla del socialismo gremialista. "Quiere que haya
democracia en la industria". Es evidente, sin embargo, que Kautsky tenía una visión
limitada de lo que podría significar la democracia industrial: "La democracia significa
no la anarquía, sino la sumisión del individuo a las decisiones de la mayoría, y a los
gerentes que la mayoría nombra". (25) Para Kautsky la actividad económica del
estado moderno era el punto de partida natural que conduce a la comuna
cooperativa. El tamaño de esa comuna no podía predecirse con antelación, pero,
como mínimo, probablemente sería similar al del estado moderno.
Kautsky predijo que el comercio entre las repúblicas socialistas autosuficientes sería
mucho menor que el comercio que caracteriza al capitalismo internacional: "un
estado libre asociado cooperativo, co-extensivo con la nación, podría producir todo
lo que se requiere para su propia conservación". (26) Así que Kautsky preveía una
especie de autarquía. Obviamente, consideraba posible el socialismo en un solo
país - y de hecho lo consideraba necesario, si debía evitarse el instinto imperialista
de expandirse.

El objetivo del movimiento socialista, por lo tanto, era democratizar el estado


existente como una primera etapa para transformarlo en una mancomunidad
cooperativa autosuficiente. Los detalles de cómo se organizaría una comunidad
socialista, sin embargo, no podían predecirse con antelación. Los intelectuales no
podían hacer nada más que indicar la tendencia general: "Bosquejar planes para el
futuro estado social es tan racional como planificar de antemano la historia de la
próxima guerra". (27)

Lo único cierto es que los grandes medios de producción y los instrumentos de


trabajo serían propiedad y gestionados socialmente. Kautsky admitió que en las
condiciones de su época, el estado es más caro y menos competentes en sus
actividades económicas que el capitalista privado. La socialización sería distinta de
la nacionalización, en el sentido de que diversas formas de asociación que no son
el estado, como los municipios y las cooperativas, jugarían un papel. Sin embargo,
como se mencionó anteriormente, en realidad no tenía un concepto de democracia
industrial. Más bien, la eficiencia derivaría del mantenimiento de ciertas técnicas
capitalistas. Al menos en el futuro previsible, se podía esperar que se mantuvieran
las diferencias salariales y los bonos de productividad – que eran enteramente
conciliables con el espíritu de la sociedad socialista. El espíritu competitivo tendría
que ser conservado, ya que "un cierto grado de rivalidad entre los miembros de la
sociedad, y la selección de los más aptos, parece ser un requisito previo
indispensable tanto para el progreso social de la sociedad como para el
mantenimiento del nivel ya alcanzado".

Pero esto no requeriría mecanismos de mercado. Ya dentro de las empresas


capitalistas el talento era recompensado y se implantaban jerarquías organizativas
sin recurrir a la competencia en el mercado. De hecho, el mercado capitalista era
en algunos aspectos no competitivo, ya que tiende a recompensar a los que tienen
privilegios heredados, no adquiridos. Para citar a Kautsky:

“Una carrera entre caballos que comiencen en diferentes puntos de partida a


lo largo de la pista de carreras es un disparate. Lo mismo puede decirse de
la rivalidad entre personas que son desiguales, para empezar. La selección
de los más aptos sólo puede tener lugar entre iguales”. (28)

La idea es que, no importa cuán inteligente o trabajador se pueda ser, no es


probable que termine con más dinero que un gran propietario terrateniente como el
Duque de Westminster.
El empleo de todos los que buscan trabajo estaría asegurado en el socialismo, pero
no habría libertad completa del trabajo. En una sociedad socialista esencialmente
solo habría un único empleador y los trabajadores por lo tanto no serían capaces de
moverse entre empleadores. Kautsky admitió que esto era una limitación a la
libertad, pero creía que era una que el proletariado estaría dispuesto a consentir:
"Puede entenderse fácilmente por qué un abogado con mentalidad liberal puede
considerar tal dependencia insoportable, pero no es insoportable para el
proletariado moderno". (29) Creía que el proletariado tenía horizontes más bien
limitados a la hora de trabajar y que estaría contento con un puesto de trabajo
seguro.

El ideal anarquista de la independencia individual fuera del proceso de trabajo


colectivo era imposible para el trabajador manual, pero sería aplicable en el futuro
socialista para el proceso de producción intelectual, el arte y la academia, que tienen
sus propias leyes y no se pueden someter a una dirección central : "el tipo de
producción socialista, por lo tanto, sería el comunismo en la producción material, la
anarquía en la intelectual " (30) - no es una utopía del todo agradable para el
trabajador de la producción material. No iba a haber ninguna liberación del trabajo
propiamente dicha: el socialismo se comprometía a satisfacer las aspiraciones
intelectuales del trabajador, fundamentalmente, acortando la jornada de trabajo.
Para el trabajador no sería la libertad de trabajo, sino la emancipación del trabajo.

La emancipación del trabajo, que ya se desarrolla bajo el capitalismo con la


reducción de la jornada de trabajo, era para Kautsky siempre fundamental para lo
que era el socialismo: la elevación del nivel moral e intelectual del proletariado. Esto
requeriría el socialismo para su plenitud de desarrollo, pero también se desarrollaría
en una medida considerable a fin de alcanzar el socialismo. En su Anti-
Kritik, Kautsky termina diciendo (parafraseo): “Bernstein tiene más fe en el
proletariado y en su nivel intelectual y espiritual, porque si no se tiene tal fe se puede
también renunciar a la democracia , para no hablar del socialismo”. Al final se trata
de una apuesta: esperemos que cuando llegue el día la clase obrera este a la altura
de las tareas que se le presenten.

En muchos aspectos, la desilusión parcial de Kautsky, sus polémicas contra el


bolchevismo y su antagonismo con la dirección mayoritaria del SPD después de la
Primera Guerra Mundial surgieron de la visión de que en Europa central y oriental,
el proletariado no tenía el nivel intelectual y cultural adecuado para alcanzar el
socialismo. La guerra significó que el proletariado había ido hacia atrás, dirigido y
desorganizado por la afluencia masiva de trabajadores rurales no cualificados
movilizados para trabajar en las industrias de guerra. "Como resultado, la minoría
con educación y cualificación, que había dirigido hasta entonces al proletariado,
perdió gradualmente su poder de dirigir, y en su lugar emergió la pasión ciega de la
ignorancia". (31) Este nuevo proletariado, impulsado únicamente por la miseria,
exigía un cambio radical inmediato e inoportuno: el socialismo en un abrir y cerrar
de ojos y mediante el terror.
En Rusia el proletariado había sido brutalizado, en el centro de Europa el
movimiento obrero se había dividido desastrosamente. La ideología y la pasión
revolucionaria no eran suficientes.

Notas:

1. K Kautsky The agrarian question (1899), Vol 2, p323.

2. K Kautsky, ‘To what extent is the Communist manifesto obsolete?’ (1903, 1906),
in R Day and D Gaido Witnesses to the permanent revolution: the documentary
record Chicago 2009, p173.

3. R Postgate How to make a revolution London 1934, p45.

4. K Kautsky The class struggle (Erfurt


programme) (1892): www.marxists.org/archive/kautsky/1892/erfurt/ch04a.htm .

5. K Kautsky, ‘National state, imperialist state and confederation’ (February 1915),


in R Day and D Gaido Discovering imperialism: social democracy to World War
I Leiden 2012, p808.

6. K Kautsky The class struggle (Erfurt


programme) (1892): www.marxists.org/archive/kautsky/1892/erfurt/ch04a.htm .

7. Ibid.

8. Ibid.

9. Ibid.

10. Ibid.

11. Ibid.

12. N Bukharin, ‘The theory of the dictatorship of the proletariat’ (1919) in O Field
(trans) The politics and economics of the transition period London 1979, p46.

13. K Kautsky The class struggle (Erfurt


programme) (1892): www.marxists.org/archive/kautsky/1892/erfurt/ch04a.htm .

14. Ibid.

15. K Kautsky The social revolution (1902) London 1909, pp20-21.

16. K Kautsky On the morrow of the social revolution (1902) London 1909, pp5-6.
17. Karl Kautsky Bernstein und das sozialdemokratische Programm: eine Anti-
Kritik: www.marxists.org/deutsch/archiv/kautsky/1899/bernstein/kap3.htm.

18. K Kautsky The class struggle (Erfurt


programme) (1892): www.marxists.org/archive/kautsky/1892/erfurt/ch04a.htm .

19. K Kautsky The agrarian question (1899) London 1988, Vol 2, p325.

20. Ibid Vol 2, p320.

21. Ibid Vol 2, p325.

22. SPD Congress at Chemnitz, ‘Debate and resolution on imperialism’, in R Day


and D Gaido Witnesses to the permanent revolution: the documentary
record Chicago 2009, p655.

23. K Kautsky The agrarian question (1899) London 1988, Vol 2, p346.

24. K Kautsky The class struggle (Erfurt


programme) (1892): www.marxists.org/archive/kautsky/1892/erfurt/ch04a.htm .

25. K Kautsky The labour


revolution (1924): www.marxists.org/archive/kautsky/1924/labour/ch03_h.htm .

26. K Kautsky The class struggle (Erfurt


programme) (1892): www.marxists.org/archive/kautsky/1892/erfurt/ch04a.htm .

27. Ibid.

28. K Kautsky The agrarian question (1899) London 1988, Vol 2, p208.

29. K Kautsky The class struggle (Erfurt


programme) (1892): www.marxists.org/archive/kautsky/1892/erfurt/ch04a.htm .

30. K Kautsky On the morrow of the social revolution (1902) London 1909, p40.

31. K Kautsky Terrorism and


communism (1919): www.marxistsfr.org/archive/kautsky/1919/terrcomm/ch07.htm .

Marc Mulholland

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