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INTRODUCCIÓN

Las infecciones urinarias (IU) comprenden una gran variedad de


cuadros clínicos, cuyo denominador común es la proliferación de
microorganismos habitualmente bacterias en el aparato urinario, al
que involucran total o parcialmente. Pueden conducir al deterioro
de la función renal y ser la puerta de entrada de bacteriemias y
sepsis con elevada morbimortalidad.
El diagnóstico definitivo se establece con la demostración, por
cultivo, de la existencia de bacteriuria significativa.
El concepto de bacteriuria significativa fue definido por E.H. Kass
en la pasada década de los cincuenta y se refiere al hallazgo, por
técnicas microbiológicas, en una orina correctamente recogida y
conservada, de un número de bacterias indicativas de IU. Desde
que Kass estableciera este criterio, se ha considerado que la
presencia en orina de micción media de 100.000 o más
bacterias/ml es indicativa de bacterias que se multiplican
activamente en el tracto urinario y, por tanto, representa una
bacteriuria significativa.
Este criterio se ha aplicado durante muchos años de forma
absoluta, sin tener en cuenta que fue establecido únicamente para
diferenciar entre contaminación e infección en mujeres con
pielonefritis aguda y bacteriuria asintomática, sin que sea aplicable
a otros grupos de población.
Actualmente, el clásico número de 100.000 bacterias/ml no puede
considerarse globalmente válido, y cifras muy inferiores (100-1.000
bacterias/ml) deben valorarse como bacteriuria significativa cuando
proceden de muestras obtenidas adecuadamente y se acompañan
de síntomas urinarios específicos y piuria

3.1 Marco teórico


El tracto urinario normalmente es estéril, no debe haber microorganismos,
pero hay casos en que las bacterias se introducen, colonizan, se
establecen en la vejiga y causan Infección Urinaria (IU).
Salvo el sector distal de la uretra, que se encuentra colonizado por
bacterias procedentes de piel y perineo adyacentes (Corynebacterium spp,
Lactobacillus spp, S. epidermidis, enterobacterias, etc.).
La vía urinaria es estéril desde el glomérulo hasta el tercio medio de la
uretra. Desde un punto de vista teórico, las bacterias pueden invadir el
tracto urinario empleando tres mecanismos:
1. Ruta ascendente. Es el principal mecanismo de infección
y fue demostrado por primera vez por el médico chileno
Ennio Vivaldi, el punto de partida es la flora perineal,
vaginal y uretral residente, desde donde los gérmenes
migran hacia las porciones más proximales de la uretra,
vejiga y uréteres. La mayor frecuencia de IU en la mujer
destaca la importancia de este mecanismo: la uretra
femenina es más corta y anatómicamente vecina del área
vulvar y perineal. Un cateterismo vesical aislado provoca
IU sólo en el 1% de los pacientes ambulatorios, en
cambio casi el 100% de los pacientes con sonda vesical a
permanencia desarrolla infección 3-4 días después.

2. Diseminación hematogéna. Es muchísimo más


rara, observándose en pacientes con bacteremia o
endocarditis infecciosa, los que desarrollan abscesos
múltiples por microorganismos como Staphylococcus
Aureus.

El periodo de incubación es variable. Desde que entra por la uretra, hasta


que llega a la vejiga, pueden pasar entre 12 y 18 días, y en llegar a los
riñones (ocurre raramente), entre tres y seis días, un periodo relativamente
breve que depende, entre otros factores, del tipo de bacteria y según tipo
de Infección.

 ETIOPATOGENIA (Etiología según tipo de Infección)


Las infecciones urinarias bajas comunitarias están causadas por un
escaso número de especies bacterianas y más del 95% de ellas son
producidas por una sola especie (infección monomicrobiana). La
mayoría de episodios están producidos por microorganismos
aerobios gramnegativos provenientes del colon, son las
enterobacterias de la flora fecal que colonizan la zona urogenital.
Una minoría de episodios posee una etiología exógena, es decir
están producidos por microorganismos ambientales con frecuencia
introducidos en las vías urinarias durante su manipulación.
Las enterobacterias, en una primera fase, colonizan el introito
vaginal y la región periuretral (en mujeres) y el prepucio (en
varones), desde estas localizaciones un pequeño número de
bacterias ascienden a vejiga y más excepcionalmente a pelvis y
parénquima renal. En circunstancias normales estas bacterias son
eliminadas por el flujo y las propiedades antibacterianas de la orina
y en menor medida por la presencia de IgA secretora y los escasos
polimorfonucleares presentes en la superficie vesical.

Si dichas bacterias no pueden ser eliminadas, se inicia o bien una


colonización (adhesión del microorganismo al uroepitelio, su
reproducción y eliminación por orina) o bien una infección (implica
lesión del epitelio vesical), dependiendo del equilibrio entre la
virulencia de la bacteria, el tamaño del inóculo, los mecanismos
defensivos locales y la presencia o no de alteraciones anatómicas o
funcionales del tracto urinario. Si no se produce una lesión
inflamatoria de la mucosa vesical, dicha colonización es
asintomática, se produce una bacteriuria asintomática. Cuando el
microorganismo adherido al epitelio produce un daño tisular, que se
traduce en la aparición de sintomatología clínica de tipo inflamatorio-
dolorosa, se genera la infección sintomática (cistitis)

 GÉRMENES CAUSALES
La etiología puede variar dependiendo del área geográfica, del sexo
y edad del paciente, del tipo de infección, de la existencia o no de
factores complicantes de infección urinaria y de los tratamientos
previos con antimicrobianos y, en menor medida, del ámbito de
adquisición de la infección (extra o intrahospitalario).

Así por tipo de infección, en la mujer joven sin factores de riesgo


están producidas casi exclusivamente por Escherichia coli (80-90%
de los casos). Aunque E.coli sigue siendo el agente más frecuente
de las infecciones no complicadas, otros microorganismos como
Proteus spp, enterococo, Pseudomonas aeruginosa o levaduras se
comportan como agentes habituales. Proteus es más frecuente en
pacientes con sonda vesical permanente o en pacientes con litiasis
coraliforme. También puede estar presente el Enterococcus,
sobretodo en ancianos, pacientes con sonda vesical permanente o
pacientes que han recibido previamente tratamiento antibiótico.
Menos habitual es la presencia de Staphylococcus saprophyticcus y
de Pseudomonas spp. y los microorganismos anaerobios raramente
son patógenos en el tracto urinario. En la mujer embarazada, aparte
de E.coli también se aísla con frecuencia Streptococcus agalactiae.

 CONSIDERACIONES SOBRE ALGUNOS AGENTES


ETIOLÓGICOS

 Escherichia coli
El grupo de las E. coli se divide en dos tipos: las intestinales
y las extraintestinales. Entre las primeras hay cinco
subdivisiones: las enteropatógenas, las enterohemorrágicas,
las enterotoxigénicas, las enteroagregativas y las
enterodifusas, causantes de infecciones relacionadas con
diarreas, inflamación y vómito, entre otros síntomas. A estos
tipos de bacterias intestinales se les llama patotipos, es
decir, grupos que tienen características, factores de
virulencia y sintomatología clínica comunes.

Las E. coli uropatógenas son las causantes de


padecimientos extraintestinales, las más comunes son las
que atacan el tracto urinario. Se piensa que E. coli
uropatógena no es un grupo homogéneo, ni siquiera se le ha
considerado como un patotipo. Sin embargo, recientemente
se ha visto que las uropatógenas son muy diversas, tanto
que no son un patotipo, sino que podrían ser varios, debido a
su variabilidad bacteriana.
La virulencia de un microorganismo condiciona en gran
medida su potencial para establecer una infección. No todas
las cepas de E.coli, el microorganismo mejor estudiado,
poseen la misma capacidad para infectar el aparato urinario.

Solo las cepas con determinado grado de virulencia son


capaces de producir una IU en pacientes con el aparato
urinario intacto, mientras que en pacientes con
anormalidades anatómicas o funcionales del mismo, cepas
sin determinantes de virulencia son capaces de causar una
infección.
La mayoría de cepas uropatógenas pertenecen a un limitado
número de serogrupos O, K y H.
 El antígeno somático O, es la parte más externa del
lipopolisacárido bacteriano y las bacterias que lo
poseen son más resistentes al poder bactericida del
suero.
 El antígeno capsular K, polisacárido, confiere a la
bacteria que lo posee una mayor resistencia a la
fagocitosis y a la acción del complemento.
 El antígeno flagelar H, confiere a la bacteria la
posibilidad de desplazamiento.

Todas estas características de las bacterias no aparecen al


azar, sino por combinaciones codificadas genéticamente.
Entre los principales factores de virulencia de E.coli,
destacan: la presencia de adhesinas que permiten su
adhesión al uroepitelio, la capacidad de estructurarse en
biopelículas, la liberación de toxinas (hemolisinas, factor
citotóxico necrotizante), las invasinas u otros como las islas
de patogenicidad (genes responsables de los factores de
virulencia que se encuentran agrupados en fragmentos de
DNA muy particulares denominados “islas de patogenicidad”
o PAI). Una cepa de E.coli es tanto más virulenta cuantos
más factores de virulencia concurren en ella.
En estudios moleculares se ha demostrado que en mujeres
jóvenes que presentan recurrencias la mayoría de éstas
están producidas por la misma cepa de E.coli. La incógnita
sería donde se junta estas cepas de E.coli entre episodios.
En estudios experimentales se ha observado que las
bacterias uropatógenas invaden las células superficiales de
la vejiga y que en el interior de estas células crean “biofilms”
o “pods”. Estas estructuras contendrían bacterias bañadas
en una matriz rica en polisacáridos rodeadas por una
envoltura de uroplactina. Estos “pods” podrían constituir un
nuevo reservorio para los microorganismos productores de
las IU recurrentes.

 Staphylococcus saprophyticus
Es el segundo microrganismo causante de IU en mujeres jóvenes.
El microbiólogo debe estar alerta para no descartarlo como
contaminante cuando se encuentre en recuentos bajos, ya que si no
se identifica a nivel de especie puede confundirse con cualquiera de
las otras especies de Staphylococcus coagulasa negativos
contaminantes de piel. S. saprophyticus es resistente a novobiocina.
Si bien existen varias especies de estafilococos con estas
características, ellas son infrecuentemente aisladas de muestras de
orina. Ellas se diferencian de S. saprophyticus por las pruebas de
ureasa, fermentación de xilosa y sacarosa. S. saprophyticus da
negativa a la prueba de xilosa y positiva las de sacarosa y ureasa.
En pediatría es un patógeno urinario de bajísima frecuencia que
puede aparecer en niños sin condiciones predisponentes.

 Proteus mirabilis
Puede ser tan frecuente como E. coli en niños mayores. En
hombres adultos también aumenta su prevalencia y se asocia a
complicaciones urolitiásicas debido a su capacidad de hidrolizar la
urea, aumentando el pH y favoreciendo así, la formación de cálculos
de estruvita y apatita. Por otra parte, existen evidencias de su
capacidad de colonizar el tracto urinario y la superficie de los
catéteres mediante su propiedad conocida como "swarming".

 Klebsiella pneumoniae
Suele ser más prevalente en las recurrencias que en los primeros
episodios de IU. También es de cierta frecuencia en la IU
intrahospitalaria.

 Providencia spp. y Morganella morganii


Se aíslan frecuentemente de pacientes con sonda de larga
permanencia y con tratamiento antibiótico previo.

 Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter cloacae


Se aíslan casi exclusivamente de pacientes internados, sondados, o
con algún otro factor urológico predisponente, como insuficiencia o
transplante renal, alteraciones de las vías urinarias o enfermos
sometidos a instrumentación del tracto urinario.

 Shigella spp.
Son agentes causales de diarrea bacteriana que producen invasión
de las células epiteliales intestinales. Raramente producen
infecciones extraintestinales como la infección urinaria, vaginitis o
bacteriemia. Sólo ocho reportes de IU por Shigella spp. se han
encontrado en la literatura. En un trabajo publicado por Papasian y
col se informaron 40 casos de infección urinaria por Shigella, de los
cuales 65% eran mujeres y 48% de ellas eran menores de 12 años.
Sólo 24 de 40 casos presentaron síntomas de infección urinaria, lo
que indica que dicha infección puede ser asintomática. De estos 40
pacientes, sólo16 evidenciaron síntomas gastrointestinales y 14
tenían coprocultivos positivos para Shigella.

 Gardnerella vaginalis, Streptococcus agalactiae y Ureaplasma


urealyticum
Estos tres microorganismos han sido identificados como agentes
etiológicos de IU en ambos sexos, pero con mayor prevalencia en
mujeres embarazadas. Sin embargo, es necesario aclarar que G.
vaginalis y U. urealyticum suelen encontrarse en recuentos bajos, tal
como lo demuestran los estudios realizados por Fairley y col. con
muestras obtenidas por punción suprapúbica.

 Corynebacterium urealyticum
Es un reconocido patógeno del tracto urinario, que debido a su
intensa actividad ureásica, es capaz de alcalinizar rápidamente la
orina produciendo la precipitación de cristales de fosfato amónico
magnésico, con posterior formación de cálculos y su eventual
incrustación en la vejiga. Aunque este hecho ocurre generalmente
en pacientes mayores de 65 años, se ha observado también en
adultos jóvenes y aún en niños con anomalías del tracto urinario. C.
urealyticum es una bacteria de desarrollo lento (48-72h), cuya
morfología responde a las características generales del género,
aunque a veces adopta formas cocoides. Es ureasa-positiva (a los
pocos minutos de incubación) y glucosa y maltosa negativas. Es
característica su multirresistencia a los antimicrobianos.

 MECANISMOS DE DEFENSA DEL HUÉSPED.


Nuestro organismo, en condiciones de normalidad, presenta una
serie de funciones y elementos que le permiten evitar la infección
urinaria. En determinadas ocasiones éstos son deficitarios y es
cuando se desarrolla la IU.
Estos elementos son:
- Integridad anatómica y funcional de las vías urinarias. Existen
circunstancias anatómicas normales que favorecen la IU, como es
la longitud uretral (más larga en los hombres que en las mujeres).
Otro factor importante es la integridad de las válvulas
vesicoureterales que impide el reflujo urinario en caso de
bacteriuria.
- Diuresis con vaciado completo. Mecanismo de defensa, por su
efecto de lavado y arrastre. Se consigue con una ingesta diaria
elevada de líquidos y se encuentra alterado en la vejiga
neurógena, atonía vesical, alteraciones obstructivas (patología
prostática en varones).
- Cualidades de la orina (pH, osmolaridad, urea….). La orina
posee actividad antibacteriana debida a su alta concentración de
ácidos grasos y urea y a su pH bajo; con la edad disminuye la
acidez de la orina y se favorece su colonización.
- Mecanismos locales de defensa del urotelio. Existen una serie de
anticuerpos y sustancias segregadas por el epitelio del tracto
urinario que impiden la adherencia bacteriana, se trata de
anticuerpos locales tipo IgA secretora y la presencia de la
mucoproteína de Tom Horsfall.

 FACTORES PREDISPONENTES DE INFECCIÓN URINARIA


Los factores de riesgo asociados a la infección del tracto urinario
en mujeres varían en función de la edad y de su estado hormonal,
si es o no menopáusica.
En mujeres premenopáusicas el mayor factor de riesgo es el coito,
mientras que en mujeres menopáusicas es la falta de estrógenos
que predispone a las infecciones urinarias recurrentes y en
ancianas ingresadas en instituciones sanitarias son el sondaje
vesical y el estado funcional de su aparato urinario. A medida que
este último se deteriora, el riesgo de padecer una IU aumenta
alarmantemente, con independencia de la presencia o ausencia
de sonda vesical.
En varones menores de 50 años la IU es rara, aun que puede
ocurrir asociada a falta de circuncisión, infección por HIV o coito
anal, sobretodo en homosexuales. En los restantes casos la IU
debería ser considerada indicadora de una anormalidad urológica
subyacente y practicarse una evaluación urológica. Ante un varón
con fiebre, leucocituria y sin anormalidades en la vía urinaria, la
pielonefritis aguda y sobretodo, por su frecuencia, la prostatitis
aguda deben ser consideradas.

Otros factores generales son


- Diabetes
- Inmunodepresión (Sida, déficit Ig A)
- Inestabilidad vesical (Incontinencia urinaria)
- Vejiga neurogena
- Residuo urinario
- Nefropatías
- Uropatía obstructiva superior ( litiasis, tumor)
- Uropatia obstructiva inferior (estenosis uretra, HBP,
cáncer de próstata)
- Divertículo uretral
- Cistocele o Prolapsos uriginecológicos
- Reflujo vesico-ureteral (hidronefrosis)
- Duplicación uréteral, ectopia (niños)

 DIAGNOSTICO
Antes de dedicarse al estudio de la muestra, el microbiólogo
debería conocer algunos datos concernientes a la muestra y
al paciente como:
 Del Paciente
Edad
Sexo
Síntomas
Factor predisponente
Antecedentes de infección urinaria
Medicación actual o previa (antibiótico)
 De la muestra
Chorro medio (tiempo de retención)
Punción suprapúbica
Sonda (punción, sonda nueva)

De hecho, existen numerosos factores que varían con el sexo y la


edad como por ejemplo:
 Prevalencia
 Tasa de recidiva y reinfección
 Presencia de factores predisponentes
 Agente etiológico
 Resistencia de los gérmenes a los antimicrobianos
 Conducta clínica
Si bien estos últimos datos están casi siempre disponibles, resulta
de suma utilidad el conocimiento de los factores, aunque éstos
sean difíciles de obtener. No obstante, se puede contar con un
formulario impreso que contenga las preguntas necesarias para
que el médico o hasta el propio paciente las responda cuando
concurre al laboratorio.

Cuando se aplican técnicas no invasoras para la toma de la


muestra, como el chorro medio, se presentan problemas de
interpretación referentes al grado de significación del desarrollo de
un germen.
Esto es así porque la orina debe atravesar la uretra colonizada,
perdiendo así su condición de esterilidad que poseía en la vejiga
en condiciones normales.
La interpretación se realiza en base a que los recuentos de
unidades formadoras de colonias por mililitro (UFC/mL) a partir de
muestras de orina, son normalmente mayores cuando las
bacterias están produciendo IU que cuando se trata de
colonizantes o contaminantes de la zona periuretral arrastradas
por la orina.
Esta diferencia además puede aumentarse si se permite que las
bacterias puedan replicarse dentro de la vejiga del paciente al
cumplir un tiempo de retención urinaria de más de tres horas.
Es importante enfatizar entonces, que el estudio para descartar o
documentar una bacteriuria significativa, debería, al menos, incluir
el cultivo semicuantitativo de la orina, como así también pruebas
complementarias entre las cuales la más importante es la
observación del sedimento urinario.

 PROCESAMIENTO DEL UROCULTIVO


Las bacterias requieren de sustancias nutritivas cuyos
componentes básicos deben satisfacer las mínimas exigencias
nutricionales y condiciones de atmósfera (aerobiosis,
anaerobiosis, miroaerofilia), pH y temperatura óptima para su
crecimiento in vitro.
La elección de los medios de cultivo se realiza en función a la
localización de las infecciones y las bacterias a investigar. Los
errores cometidos durante este paso del ciclo de procedimienos
pueden invalidar la lectura e interpretación de los cultivos.

 Siembra primaria de muestra de orina


La muestra de orina para urocultivo es la más frecuentemente
recibida y procesada en los laboratorios de microbiología.
Aproximadamente 20 a 22% de los urocultivos tienen un resultado
positivo. Se aplica para el cultivo de muestra de orina en el
diagnóstico bacteriológico de infecciones del tracto urinario.

 Materiales y equipos
a) Asa calibrada de platino o descartable de 0,001 mL ó
0,01 mL.
b) Estufa de 35 – 37 °C.
c) Mechero Bunsen o cabina de flujo laminar.
d) Guantes de látex.
e) Contenedor de material contaminado.
f) Pinza estéril.
g) Propipeta o pipetor automático.
h) Medios de cultivo.
– Placas con agar sangre de carnero (AS)
– Placas con agar Mc Conkey (McC)

 Procedimiento

a) Mantener las muestras en refrigeración (4 °C) hasta su


procesamiento por cultivo.
b) Los cultivos deben realizarse en una cabina de
bioseguridad o cerca el mechero Bunsen.
c) Las placas con AS y McC que se utilizarán en el
urocultivo deben estar a temperatura ambiente. Rotular las
placas.
d) Si el asa calibrada no es descartable, esterilizar el asa
de siembra flaméandola en el mechero Bunsen hasta que
se ponga rojo vivo. Dejar enfriar el asa.
e) Tomar el frasco con la muestra de orina, abrir la tapa y
flamear la boca del frasco en el mechero Bunsen.
f) Tomar la muestra de orina con el asa de siembra estéril
introduciéndola y sacándola del frasco en forma vertical.
Tapar el frasco con la muestra.
g) Inocular en el centro de la placa con AS a partir del cual
se extiende la muestra, hacia delante y hacia atrás.
h) Luego, sin quemar el asa, el inóculo se disemina
uniformemente con trazos perpendiculares a la siembra
inicial en toda la placa.
i) Proceder de la misma forma para el agar Mc Conkey.
j) Esterilizar el asa de siembra en el mechero.
k) Concluida la siembra, cerrar la placa y colocarla con la
parte que tiene el medio de cultivo hacia arriba. Incubar la
placa de AS y Mc Conkey a 35 – 37° C en condiciones
aeróbicas por 24 horas.

 Lectura

a) Realizar la evaluación a las 24 horas, si no hay


crecimiento bacteriano dejar incubar hasta las 48 horas.
b) La evaluación consiste en realizar el recuento de
colonias, cuyo resultado se multiplica por el factor de
dilución para obtener las UFC por mL.

 Interpretación

a) En pacientes sin sonda vesical, la cuenta significativa


de bacterias en orina es la presencia de más de 105
UFC / mL de un solo germen.
b) Los recuentos intermedios (103 – 104 UFC/mL) indican
infección si el procedimiento de recolección de orina fue
realizado correctamente.
c) Generalmente, el aislamiento de tres o más especies
bacterianas indican que la muestra se ha contaminado
por recolección inadecuada o demora en la siembra.
d) En pacientes con sonda vesical, cuentas bacterianas
menores de 105 UFC/mL pueden tener significado, así
también se pueden encontrar bacteriurias
polimicrobianas hasta en casi 15% de enfermos.
e) En pacientes sin catéter se puede comprobar si el
procedimiento de obtención de muestra fue realizado
correctamente, observando la frecuencia con la cual se
informan recuentos de colonias intermedias entre 103 –
104 UFC/mL. En pacientes sin infecciones del tracto
urinario, el recuento es nulo o se reduce a pocas
colonias.
f) En muestras obtenidas por punción suprapúbica, el
desarrollo de una sola colonia en el medio de cultivo
indica infección del tracto urinario.

Nota 1: Se usará asas de siembra 0,001 mL para todas


las muestras de orina a excepción de aquellas
procedentes de aspirados suprapúbicos, de infantes, de
niños y de pacientes con tratamiento antimicrobiano, las
cuales se inocularán con asas de 0,01 mL debido a que
en dichos pacientes pueden haber infecciones del tracto
urinario asociados a recuentos menores de 105 UFC/Ml.
Nota 2: De no contar con asa calibrada, utilizar tips
estériles y micropipeta de 1μL ó 10 μL

 IDENTIFICACIÓN BACTERIANA
Para un adecuado sistema de vigilancia de las infecciones es
necesario realizar la identificación de casos y su etiología, la
determinación de las características epidemiológicas, aplicar
medidas de control y una continua supervisión para determinar el
éxito de esas medidas.
El laboratorio de microbiología tiene responsabilidades
importantes relacionadas con cada paso de este proceso, pero tal
vez su papel más relevante es la identificación del microorganismo
causante de una infección, más aún cuando el espectro de los
agentes responsables de infecciones intrahospitalarias han
cambiado en los últimos años.
Esta sección describe los protocolos básicos de trabajo
recomendados para la identificación de las bacterias involucradas
en el sistema de vigilancia de infecciones intrahospitalarias. Si
bien es cierto que el desarrollo de sistemas de multipruebas,
pruebas bioquímicas rápidas y pruebas enzimáticas nos brindan
facilidades en la identificación de las bacterias, su uso no está al
alcance de todos los laboratorios, debido a ello se describen
protocolos de trabajo con pruebas bioquímicas convencionales
para la identificación de bacterias.
En la identificación bacteriana es necesario considerar las
características macroscópicas de las colonias teniendo en cuenta
el medio de aislamiento original y sus características
microscópicas para poder elegir las pruebas diferenciales
correspondientes.

 Identificación de enterococos: Identificación de bacilos


gram negativos fermentadores: Escherichia coli, Klebsiella
pneumoniae y Enterobacter

Las bacterias Gram negativas fermentadoras se


desarrollan en agar sangre de carnero y agar Mc Conkey,
pero en agar sangre de carnero no podemos hacer mayor
diferenciación entre las colonias, sin embargo, en el agar
Mc Conkey podemos diferenciar las colonias lactosa
positivas y lactosa negativas.
 En agar Mc Conkey, Escherichia coli lactosa positiva forma
colonias de borde entero, de color fucsia, opacas, de 2 mm
– 3 mm de diámetro, usualmente rodeadas de una zona
opaca alrededor de la colonia (bilis precipitada). Las cepas
de E. coli que son lactosa negativa dan colonias incoloras
de 3 – 4 mm.
 En agar Mc Conkey, K. pneumoniae forma colonias de
borde entero, de color rosado a rosado oscuro, de 3 – 4
mm de diámetro y aspecto mucoide.
 En agar Mc Conkey, Enterobacter spp forma colonias de
borde entero, de color rosado de 2 – 4 mm de diámetro, no
tan mucoides como K. pneumoniae.
Las colonias con estas características son subcultivadas
en medios diferenciales.

Pruebas bioquímicas
a) Utilización de lactosa.
b) Utilización de glucosa.
c) Producción de gas de glucosa.
d) Descarboxilación de lisina.
e) Producción de ácido sulfhidrico.
f) Utilización de citrato.
g) Producción de ureasa.
h) Prueba MR.
i) Prueba VP.
j) Motilidad.
k) Producción de indol.
l) Prueba de ONPG.

 Procedimiento
a) Identificar la colonia sospechosa que se encuentra en la
placa de agar Mc Conkey.
b) Esterilizar al rojo vivo el asa de siembra recta en un
mechero de Bunsen.
c) Enfriar el asa.
d) Obtener la colonia seleccionada con el asa recta,
tratando de no tocar el fondo del medio de cultivo ni otra
colonia vecina.
e) Sembrar por estría en los medios diferenciales
empezando por el agar citrato, urea (en la superficie), TSI,
LIA (introduciendo el asa por el centro hasta tocar el fondo
del tubo, retirar por el mismo trazo y sembrar en estría la
parte inclinada), caldo para la prueba de indol, MRVP.
f) Sembrar por puntura en el centro del agar movilidad
hasta una profundidad aproximada de 1,5 cm.
g) Incubar a 35 – 37 °C de 18 a 24 horas.

 Lecturas
a) Agar TSI: En estos medios se determina la capacidad
de la bacteria de utilizar la lactosa, glucosa y sacarosa
(en TSI), con producción o no de gas y la producción
de ácido sulfhídrico.
Lectura; Es importante hacer la lectura entre las 18 –
24 horas para no obtener resultados erróneos. La
lectura se hace sobre la base de tres características:

1. Utilización de hidratos de carbono:


– Utilización de lactosa: Reacción ácida en el
pico de flauta (color amarillo) Abreviatura: (A).
– Utilización de glucosa: Reacción ácida en la
columna del medio (color amarillo) Abreviatura:
(A).
– No hay utilización del carbohidrato: Se puede
observar una reacción alcalina (color rojo) o que
no hay cambio de color (permanece del mismo
color que el medio no inoculado)
Abreviaturas: (K) o (N) respectivamente.
Nota: Cuando el microorganismo también
produce H2S el precipitado negro puede ocultar
la acidez.
2. Producción de gas de glucosa:
– Se considera positivo: Presencia de una sola
burbuja de gas, burbujas en el medio, división
del medio, desplazamiento completo del medio
del fondo del tubo dejando un área clara o una
ligera muesca del medio en el costado del tubo.
– Se registra la lectura por medio de cruces (+).

3. Producción de ácido sulfhídrico:


– Se manifiesta por un color negro distribuido
por toda la columna del medio de cultivo o sólo
en la parte superior.
– Se registra la lectura por medio de cruces (+).
Resultados:
Ejemplo de simbolización e interpretan:
K/A –+: Significa alcalinidad en la inclinación y
acidez en el fondo (fermentación de glucosa),
gas negativo y H2S positivo.
N/N – –: Significa que no hay utilización de la
lactosa y glucosa ni producción de H2S.

Recomendaciones: Si se observa que no hay


cambio de color en el tubo hasta las 24 horas,
seguir incubando hasta las 48 horas. Si no se
observa viraje de color y hay desarrollo, se trata
de una bacteria no fermentadora.

b) Agar lisina hierro:En este medio se determina


simultáneamente la producción de lisina descarboxilasa
y de la formación de ácido sulfhídrico.

Lectura; Es importante hacer la lectura entre las 18 –


24 horas; si la lectura se realiza antes podemos
obtener resultados falsos positivos, así como falsos
negativos si se lee después de las 24 horas. Realizar la
lectura en la columna y en la superficie inclinada y
observar la formación de ácido sulfhídrico el cual se
evidencia por una coloración negra.

Nota: Generalmente las cepas del grupo Proteus y


Providencia, desaminan la lisina a ácido α–
cetocarbónico. Este último forma compuestos pardo-
rojizos en la región superficial del medio de cultivo con
la sal de hierro y bajo la influencia del oxígeno.

Recomendaciones; No incubar más del tiempo


necesario para no ocasionar una alcalinización en la
superficie del medio y por lo tanto producir un viraje
hacia el violeta.
c) Utilización de citrato: Para determinar si un
microorganismo es capaz de utilizar citrato como única
fuente de carbono para su metabolismo.

Procedimiento
 Incubar a 35–37 °C de 24 horas– 48 horas. En
algunos casos es necesario una incubación hasta
por 4 días.
 Ver el viraje de color.
Resultados
 Prueba positiva: Crecimiento con un color azul
intenso en el pico de flauta, o presencia de
colonias en ausencia del color azul.
 Prueba negativa: No se observa crecimiento ni
cambio de color (verde).

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