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POLÉMICA

JORGE GUZMAN: "FILOSOFO", "SICOANALISTA",


DETECTIVE

Patricio Marchant*

"La responsabilidad (vale decir, la conciencia de lo que se dice y cómo se


dice) constituye la esencia del lenguaje" (adulto).
E. Lévinas comentando el texto 85a - 85b del tratado Yoma.

"Todo sicoanalista se en- Como una de sus formas, así: débil,


cuentra, un día u otro, mezquina, enferma, aparece, a veces,
con pacientes que encie- la vida —decepción. Cuando supe que
rran entre sus fantasmas Jorge Guzmán preparaba una reseña
inconscientes, éste, a tra- crítica sobre mi libro,** me alegré no
vés del cual el sujeto se (sólo) por la vanidosa razón que otra
identifica curiosamente crítica más se venía a agregar a las ya
con Dios". Ernest Jones: aparecidas y a otras que están a pun-
The God-Complex. The to de aparecer, sino porque suponía
belief that one is God
and the resulting charac- que la crítica sería cuidadosamente
ter traits (primera edi- negativa. Lo suponía: Guzmán había
ción, en alemán: Der dejado de saludarme, no cuando apa-
Gottmenschen-Komplex; reció mi libro, sino cuando, meses
der Glauble, Gott su sein, después, apareció mi reseña sobre su

* Estudios de Filosofía en la Universidad de Chile, Universidad de Montreal


y la Ecole Normale Supérieure de París.
Profesor-investigador del Centro de Estudios Humanísticos (Proyecto
DIB-H 1910/8633) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas,
Universidad de Chile. Autor del libro Sobre Arboles y Madres, Santiago:
Ediciones Gato Murr, 1984.
** Utilizo las siguientes abreviaciones.
1 J. Guzmán: Diferencias Latinoamericanas; (CEH, 1984): D. L.
2 J. Guzmán: P. Marchant: "Sobre Arboles y Madres", Estudios Públicos
N° 22:G.:SAM.
3 P. Marchant: Sobre Arboles y Madres, Ed. Gato Murr, 1984: SAM.
4 P. Marchant: Jorge Guzmán: "¿Diferencias Latinoamericanas?", Estu-
dios Públicos N° 18: M.: ¿D. L.?.
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und die daraus folgenden libro. Quitarme el saludo: confesión


Charaktersmerkmale, pu- ingenua que mis consideraciones crí-
blicado en 1913 en la In- ticas, filosóficas y sicoanalíticas, so-
ternational Zeitscrift für bre su libro, pese a todo mi reconoci-
psychoanalyse. miento respecto de su trabajo sobre
el contenido manifiesto, acababan
con el "proyecto teórico de su vida",
según su propia, anterior, confesión.
Por lo tanto, punto decisivo para en-
Prueba de ello: una cosa tender el sentido, la operación, de su
son las notas normales, reseña: ésta no está dirigida primera-
objetivas de un texto; mente contra mi libro: su crítica
otras, las que se agregan a constituye una reacción fundamen-
un texto para señalar, in- talmente contra mi reseña sobre su li-
conscientemente, puntos bro, una desesperada reacción emo-
débiles, vacilaciones, ante
todo, confesiones. Ahora cional.
bien, todas las notas de La leo y debo decir adiós a mis ilu-
G.: SAM tienen este se- siones de encontrarme con una críti-
gundo carácter. Incluso ca de los contenidos manifiestos de
algunas contienen serias mi libro, lo que, sin duda, me hubie-
erratas —me informé, ra ayudado para preparar un mejor
Guzmán revisó cuidado- segundo volumen de mi libro, mi ac-
samente su texto, no pue- tual tarea. Todo parece señalar que,
de, entonces, tratarse de después de haber leído con atención
erratas tipográficas. Así
escribe, nota 9, pág. 311: mi crítica a su libro, Guzmán no se
"Las inepcias que dice encontrase ni siquiera en condicio-
(yo, P. M.) sobre la exis- nes, para hacer una reseña, de leer o
tencia de diferencias lati- releer al nivel más superficial cual-
noamericanas. . ."; es ob- quier texto mío. O si no ¿cómo ex-
vio, debió haber escrito: plicarse, entre tantos otros, la larga
"sobre la inexistencia de serie de desatinos sobre las tapas del
diferencias latinoamerica- libro que, según Guzmán, el "autor
nas. . ."; confesión que, le envía a Jaques (sic) Derrida",
inconscientemente, dejó "esa menoscabada tarjeta postal"
de creer en el valor de su
propia teoría. (pág. 309)? Cualquier lector del libro
se habrá dado cuenta, habrá leído
(pág. 309 de SAM), que se trata de
una tarjeta postal enviada a mi hi-
ja. . . (Y es evidente que yo no soy el
autor del dibujo de las tapas; éstas
pertenecen a Rodrigo Cabezas, con
quien, evidentemente, conversé sobre
el contenido del libro; Cabezas me
pidió fotos mías y fotos con mi hija;
él, y no yo, las eligió).
En realidad, lo que Guzmán hace en
Recuerdo la discusión su reseña es amontonar, mezclar, fra-
con Arturo Fontaine so- ses de distinta procedencia, de distin-
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 293

bre mi libro; su brillante tos discursos con diferentes estilos,


comprensión de lo que se ritmos, etc., pero que constituyen un
jugaba en la determina- todo orgánico, para construir —in-
ción de quien escribía, ventar sería la palabra exacta— una
simbólicamente, la tarje- relación de los contenidos y motiva-
ta. Después de tratar ese ciones de mi libro; construir un "cen-
punto y hacer otras con-
sideraciones, críticas o tón" —policial, encima— como él
no, criticó mi libro en la mismo declara (pág. 308 y siguien-
parte referida al discurso tes), en las que nadie, con honestidad
universitario chileno. No intelectual, si procede a un cotejo
para indignarse como se textual, podría encontrar una rela-
indigna Guzmán (G.: ción seria con lo escrito por mí.
SAM, pág. 304), sino por Guzmán no puede aceptar que se le
encontrar esa crítica de- reconozca un manejo del contenido
masiado débil: el discurso manifiesto si se le niega, al mismo
universitario chileno, filo-
sófico y general, exige, tiempo, cualidades de filósofo, sicoa-
según él, un peor trato. . . nalista. . . y detective. Acumula in-
(existe grabación del de- sultos tras insultos; desgraciadamente
bate). Lo que a Guzmán para él —como sucede siempre cuan-
le resulta imposible de do se insulta a ese nivel—, con eso no
entender es que después hace sino describirse a sí mismo, y a
de ese intercambio de la perfección. Lo demostraremos.
ideas opuestas, pudiéra- Un párrafo de la reseña de Guzmán
mos seguir con Fontaine aclara de un modo particularmente
tan amigos —o más— que ejemplar el espíritu con que ésta fue
antes. Pues Guzmán, al
parecer, sólo entiende de escrita. Se puede encontrar en él: un
luchas a muerte; segura- ocultamiento de un referente de su
mente ha oído hablar só- texto, una interpretación equivocada
lo de un momento de La de una situación (la que resulta ser
Fenomenología del Espí- ofensiva para un destacado profesor
ritu. chileno), una difamación contra mi
persona (me atribuye disimular refe-
rentes, es decir, como siempre, me
atribuye sus prácticas), insultos gra-
"Existe, sin embargo, una tuitos y groseros: una dolida "envi-
categoría de hombres en dia" y, finalmente, lo que podríamos
los cuales este fantasma
es más violento que en la llamar —no está tan lejos el Campeo-
mayoría, de modo que nato Mundial— un espectacular auto-
constituye una parte gol que Guzmán se infiere:
constante e integral de su Transcribo el párrafo:
inconsciente" (Jones). "A veces, la gratuita violencia viene
disimulada, porque se deja anóni-
mo, en pura alusión taimada, al refe-
". . . una excesiva modes- rente. Así ocurre, por ejemplo, cuan-
tia se encuentra más a do a propósito de nada, hablando de
menudo que una marcada su propia vinculación con la historia
vanidad. La razón de esto
reside en que la fuerza de Chile, dice: "Así, y dejando a un
extraordinaria de las ten- lado ese concepto tan limitado de ge-
294 ESTUDIOS PÚBLICOS

dencias primitivas ha he- neración, ausencia de pensamiento,


cho surgir una serie extra- pues es necesario hablar aquí con
ordinariamente fuerte de rigor, la realidad produjo una nueva
reacciones, y éstas son las escena de escritura" (p. 308, subraya
que se manifiestan más el autor). Con lo cual, disimulada-
directamente, siendo más mente, alude a Cedomil Goic, quien
superficiales en la con-
ciencia y más en armonía ha introducido rigurosamente el con-
con los sentimientos so- cepto de generación al estudio de la
ciales. De hecho, se pue- Literatura Hispanoamericana. Todo
de a menudo deducir la especialista sabe que, para dolor y
fuerza de las impulsiones envidia de algunos amateurs, Goic es
profundas con sólo notar considerado actualmente el mejor en
qué intensidad tienen las su materia entre los académicos de
reacciones que ellas han los EE. UU." (págs. 305-306).
provocado" (idem). Primero ". . . cuando a propósito de
nada, hablando de su propia vincula-
Se entiende, entonces, ción con la historia de Chile". En
que Guzmán escriba: "el buena lógica, si lo segundo, no se tra-
poder fecundante de mis ta a "propósito de nada". Pero quien
apocadas producciones" lea el párrafo en cuestión (SAM,
(si fecundantes, ¿por qué págs. 308 y 309) —la reseña de Guz-
apocadas?) (G.: SAM, mán está escrita para quien no haya
pág. 304), "mi ensayito" leído mi libro y para que no se le lea
(pág. 306). Pero lo que (lamento señalarle a Guzmán que la
verdaderamente quiere primera edición de mi libro está casi
creer o hacer creer es que agotada, vendida, salvo excepciones,
mi libro ". . . viene a co- y no regalada, como D. L.—, quien
incidir enteramente con
mi (su) ensayo" (idem, haya leído o lea ese párrafo, digo, se
pág. 310). Cuestión de dará cuenta que esa "nada" es. . .
paternidad, diremos más Raúl Zurita. ¡El resentimiento de
adelante, que domina to- Guzmán contra la gente joven en ge-
da su reseña; por ello, neral y los talentos literarios excep-
igualmente esta delicia: cionales es tan colosal, o casi tan co-
". . . la atenta lectura que losal, como su narcisismo!
de mi ensayo. . . había Segundo. Es efectivo que en ese
hecho el autor y su absor- párrafo se critica la noción de "gene-
bente preocupación, casi ración", a la que se contrapone la de
obsesión, por cuanto en
él se dice. . ." (pág. 304, "escena de escritura", como sucede
destaco yo). Atenta lec- igualmente en la nota de la página
tura sí, obsesión también 309 y en la pág. 316. Si bien esa crí-
pero. . . por Gabriela Mis- tica va dirigida fundamentalmente
tral. contra los autores que crean "genera-
ciones" para, juntos, poder ser —o
hacer creer— que son algo, sin duda
"Según mi experiencia, la que toca también al uso por parte de
fuente principal del com- críticos de la noción de "generación".
plejo debe ser buscada en "Ataque", por tanto, según la termi-
un narcisismo colosal, y nología que utiliza Guzmán, al profe-
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 295

esto es lo que considero sor Cedomil Goic. Pero como esos


como el rasgo más típico problemas de "ataque" no se presen-
de las personalidades en tan para mí, le envié a Goic un ejem-
cuestión" (Jones). plar, dedicado, de mi libro por inter-
medio — ¡qué horror!— de Zurita. Lo
"Extremo don de un tex- supe no hace mucho, con ocasión de
to, D. L. obliga a pensar. la venida del profesor Goic a Chile:
A pensar, incluso, cuando Goic hizo leer a sus alumnos de su
la solución a los proble- Seminario de Doctorado en la Uni-
mas que plantea deba en- versidad de Michigan mi interpreta-
contrarse en otra parte" ción de la poesía mistraliana y decla-
(M. ¿D. L.?, págs. 307 y ró ante Felipe Alliende (digo el nom-
308). Y " . . . por consti- bre para que Guzmán no me acuse
tuir un atento —notable de ocultar mis referentes) y ante mí
sería la palabra— manejo que mi interpretación "cambiaba el
del contenido manifiesto status de los estudios mistralianos"
de los textos que lee, pre-
para, sin proponérselo, (D. L., incluido por cierto). ¿Quién
un escuchar nietzschea- es, entonces, el amateur adolorido y
no" (M. ¿D. L.?, pág. envidioso, al que Guzmán se refiere?
303). Sobre la interpreta- La excelente recepción de mi libro
ción de Guzmán de la en algunas universidades de EE. UU.
poesía mistraliana, escri- ¡por Dios cómo lo tiene descom-
bí " . . . la única interpre- puesto! Y es divertida la explicación
tación global, seria e im- que Guzmán da para lo que él cree
portante de esos poemas" mi "dolor" y "envidia" frente al cier-
(SAM, pág. 75); y ". . .el
texto de Guzmán obliga a tamente merecido reconocimiento de
pensar. ¿De cuántos ensa- Goic en EE. UU. (pág. 306); intenta
yos universitarios en las esa explicación apoyándose en una
"ciencias" poéticas se po- serie, que no cita, de críticas contra
dría decir lo mismo?" quienes, como Scarpa y Taylor, ha-
(idem, pág. 75). Desde blan de "Gabriela". "Si viviera en
dónde, entonces, sino Chile, me dirían la Gaby", palabras
desde otro lugar, fácil de mistralianas.
determinar, puede Guz-
mán escribir sobre ". . .
la manifiesta mala volun-
tad (casi escribo "inqui-
na") con que invariable-
mente lo menciona" (yo,
P. M., su ensayo; el pri-
mer paréntesis pertenece
a Guzmán) (G.: SAM,
pág. 304). ¿Qué esperaba
Guzmán? ¿Que encontra-
ra su texto genial, filosó-
fico, sicoanalítico o co-
mo constituyendo la gran
novela —policial, sin du-
da— que todavía no ha
escrito o publicado, él
296 ESTUDIOS PÚBLICOS

que asegura ser "el mejor


novelista de su genera-
ción"?

La posición de C. Goic
respecto del sentido y los
límites de la crítica litera-
ria, es, sin duda, ejem-
plar. Entre tantos moti-
vos, señalo éste: impide
los amateurismos; por
ejemplo, extraer conclu-
siones "filosóficas" y "si-
coanalíticas" de textos
estudiados sólo en su
contenido manifiesto,
como sucede, precisa-
mente, en D. L. Sobre la
relación entre la crítica li-
teraria y una "lectura
desconstructiva", proble-
ma que discutiré con ex-
tensión en el segundo vo-
lumen de mi obra, publi-
caré próximamente un ar-
tículo breve (Pierre Me-
nard como escena).
Igualmente delata ese espíritu, la
Sobre el Manuel Kant de "novelita" que Guzmán inventa so-
Torretti se publicaron, bre mis relaciones con Roberto To-
cuando su aparición en rretti. En mi proceder "judicial" —la
1967, dos reseñas: una vida, para Guzmán, parece no consis-
buena y laudatoria de J. tir sino en juzgar y, sobre todo, en
M. Ibáñez L. y una insen- castigar (problema por determinar: a
satez en la antigua revista
P. E. C. Escribí un ar- quién castigar)—, ". . . el lector no
tículo sobre su libro. To- llega a advertir qué motiva el ataque"
rretti me pidió que no lo —también la vida para Guzmán pare-
"perdiera" aquí en Chile ce no consistir sino en ataques, en
y lo publicara en el ex- guerras. Y " . . . no muestra que To-
tranjero; una precisa vía rreti (sic) haya incidido para nada,
se abría por la vincula- temáticamente, en la materia del li-
ción de C. Huneeus con bro de Marchant". Sí que incidió por
la revista Mundo Nuevo motivos que se expresan en el Capí-
de París, adonde mi ar- tulo Cuestiones de estilo, motivos
tículo fue enviado y
aceptado. Pero, por esos con los que Guzmán hasta hace tan
días, se pudo probar defi- pocos años coincidía conmigo: que
nitivamente que Mundo Torretti debiera haber dedicado su
Nuevo estaba financiado inmensa capacidad teórica a pensar
por la CIA, por lo cual la los problemas filosóficos de su patria
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 297

revista desapareció y mi y no a escribir exposiciones neokan-


artículo no fue publica- tianas de Kant; otra sería, sin duda,
do. No sé si entre 1968- la escena teórica chilena si Torretti
1970 hubo, en Chile, hubiera tomado ese camino. "Sabio
otras reseñas de la obra y pensador", "la seriedad de su vi-
de Torretti. En todo ca- da", así habla Guzmán de Torretti;
so, en 1970, ya en Puerto
Rico, Torretti me la pidió seguramente por eso, porque esos
para publicarla allá: le pe- atributos, Torretti concede tan poco
dí las copias a Huneeus, valor a las producciones teóricas de
quien las había perdido, Guzmán, como me consta, sin poder,
así como yo había perdi- ahora, probarlo (una carta a C. Hu-
do las mías, Torretti neeus. Véase nota 1).
apreciaba en mi artículo
la interpretación de los
supuestos filosóficos de
su interpretación de
Kant. Esos mismos su-
puestos los expongo en
mi obra: el "progresivo
autoconocimiento del es-
píritu", "la vida del espí-
ritu" ("me aclara a mí
mismo", me dijo, en
nuestro antiguo local, pi-
so noveno del Pabellón
Central de la Escuela de
Ingeniería); en lo único
que he cambiado en estos
años es en valor que a
esos supuestos concedo
ahora y en la equivoca-
ción que, pienso, consiste
en trabajar la "historia de
la filosofía" y no la reali-
dad. No sé si Federico
Schopf se acordará de
ello; pero hace más de 15
años me contó que para
su profesor-guía en Ale-
mania, escribir trabajos
históricos sobre Kant en
Chile era un "disparate".
De opinión idéntica, con
otros ejemplos, era mi
maestro en Canadá, L-B
Geiger (SAM, pág. 98).
Sobre las obras publica-
das en Puerto Rico por
Torretti, que ciertamente
no tratan sobre las reali-
dades "latinoamerica-
nas", al menos aquellos
298 ESTUDIOS PÚBLICOS

de las que tengo noticias,


por su contenido no ten-
go posibilidad alguna de
juzgarlas; por lo demás,
ello no viene al caso (se
trataba del trabajo de To-
rretti en Chile).
Guzmán, en sus desaciertos, habla
Está muy bien ser "discí- que fui "discípulo" y "subordinado"
pulo", pero ¿por qué de Torretti. Falso. En realidad, fui
Guzmán une "los concep- profesor-ayudante en un curso suyo
tos de "discípulo" y en Concepción en 1963 ("Jefe de
"subordinado" ¿Concep-
ción "sádica" de la ense- trabajos" era el título), no discípulo.
ñanza?" "Subordinado" lo fui durante varios
años en Concepción y Santiago, co-
mo todo aquel que depende de un
superior académico y administrativo.
Ahora bien, si como señalé, la reseña
de Guzmán está dirigida fundamen-
Por si alguien tiene duda, talmente contra mi reseña de su li-
que lea la nota 9 de G.: bro, debo recordar, muy brevemente,
SAM.
qué le reprochaba a Guzmán en mi
Una de las causas de las reseña:
desgracias teóricas de a) No definir, salvo a un nivel míni-
Guzmán, la situación de mo, a un nivel casi de un mal diccio-
las universidades contem- nario, la noción de diferencia ("una
poráneas: parcial conjunción y una parcial dis-
"Los dominios de las yunción"). Escribí: ". . . se mantiene
ciencias están largamente enteramente ajeno a la gran discusión
separados. El modo de clásica (desde Platón, y ya desde an-
tratamiento de sus obje- tes, hasta Hegel) o contemporánea
tos es fundamentalmente (Nietzsche) o en una cercanía más in-
diverso. Esta dispersa mediata (Heidegger, Lévinas, Derri-
multiplicidad de discipli- da) sobre la "diferencia" y lo "otro"
nas mantiene una unión (M.: ¿D. L.? pág. 303). Guzmán pre-
de sentido sólo gracias a
la organización técnica de tende contestarme a mi crítica en la
las universidades y facul- nota 9, en una nota, evidentemente:
tades y por los fines de- él utilizaría la concepción estructural
terminados por las espe- de diferencia. Guzmán es osado: lla-
cialidades. En cambio, el ma a su "definición" de diccionario,
enraizamiento de las cien- "definición estructural". Osado y
cias en su fundamento desconocedor del modo cómo las no-
esencial está muerto". ciones estructurales dependen de no-
Heidegger: Was ist meta- ciones metafísicas: Heidegger y en su
physik? huella, Derrida; Derrida y en su hue-
lla, Sarah Kofman, Lacoue-Labarthe,
Jean-Luc Nancy y otros. Adiós, en-
tonces, a una discusión seria sobre la
"diferencia" y el "otro".
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 299

b) Demostración de sus errores sobre


el sicoanálisis: su confundir, a propó-
sito del sueño, la noción de "ima-
gen" con la absolutamente distinta
concepción fundamental de Freud de
escena (idem, pág. 305).
c) Señalarle que no lograba mostrar
El sabor y el contenido ninguna diferencia propiamente lati-
del couscous argelino es
completamente diferen- noamericana. (El crítico francés Jac-
te, como es obvio, del sa- ques Leenhardt, en un coloquio reali-
bor y contenido de las zado en 1984, en Chile, después de
empanadas. Sin embargo, oír una breve exposición de Guzmán
el deseo y la necesidad de de sus tesis, le indicó que lo que él
un argelino que vive en llamaba "diferencias latinoamerica-
París por comer un cous- nas" se encontraban en Francia en la
cous es idéntico al deseo relación de los no-parisinos respecto
y la necesidad por comer de París, relación, por lo demás, evi-
empanadas, que siente un
chileno que vive en el ex- dente para quien haya vivido en
tranjero, sobre todo si se Francia.)
trata de exiliados (exilio: d) Señalarle con textos de la Mistral
situación comparable con que ésta se complacía en mostrar
la situación laboral de los nuestras identidades con otros pue-
argelinos en Francia). blos no-latinoamericanos; su hablar
sobre nuestros medios hermanos de
"La idea de castración la orilla oscura del Mediterráneo (por
juega siempre en personas ejemplo, su artículo sobre B. Suber-
de este tipo un rol de
gran importancia, bajo la caseaux). Igualmente, mostrarle que
forma de deseos de cas- la Mistral comprendió que la consti-
tración contra el padre (o tución de una raza mestiza única ne-
autoridades) y bajo la cesitaba de una escritura "propia" a
forma de miedo de cas- la raza: sin escritura no hay unidad
tración (tallón) por parte racial, la escritura —sentido general
de la generación más jo- de "escritura"— es la raza (La Uni-
ven. El miedo a la castra- versidad y la cultura). Esto sea dicho,
ción es, en regla general, además, contra el punto 2 de la nota
lo más pronunciado y 9 de Guzmán.
conduce naturalmente a
un miedo y a la envidia Ahora bien, el proyecto teórico de
contra rivales más jóve- pensar lo latinoamericano —"las rea-
nes, a veces ese senti- lidades latinoamericanas", como de-
miento llega a ser nota- biera decirse, para no caer de un ex-
blemente fuerte" (Jones). tremo, de países con identidades pro-
Violencia de un debate,
pias, absolutas, en el otro extremo:
¿inútil violencia? Dificul- una identidad de los pueblos latinoa-
tad de contestar a una re- mericanos— corresponde, evidente-
seña dirigida, en princi- mente, a una tarea, necesaria y ur-
pio, a quienes no han leí- gente, de la cual tantos de nosotros
do mi libro y que pueden tornamos conciencia en 1973. Guz-
tomar en serio lo que mán lo expresa con aparente claridad
300 ESTUDIOS PÚBLICOS

Guzmán dice: no es difí- de la Nota Previa de su libro: "Este


cil inventar una pequeña libro es, pues, producto de una con-
"historia" como pura vio- versión teórica. . . la conversión se
lencia, violencia sin con- debió a la suspensión que el golpe
cepto, si esa "historia" militar de 1973 operó en nuestra vi-
no tiene relación alguna da democrática". Por tanto, continúa
con la realidad. Dificul-
tad, al contrario de ha- la Nota, descubrimiento de lo latino-
blar lo mínimun de un li- americano como algo extraño y des-
bro y, al mismo tiempo, conocido. Eliminemos un equívoco
refutar supuestas refuta- conceptual: la situación de 1973 pro-
ciones. Pues ¿cómo se dujo en Guzmán no una conversión
puede contestar a éstas si- teórica sino una conversión en sus
no diciendo la verdad, objetos de estudio: su modo de tra-
mostrando, otro camino bajar los textos latinoamericanos en
no queda, las "inexactitu- nada difiere del modo como trabaja-
des" y desconocimientos ba textos españoles, así su estudio de
del "crítico"? Contra la
violencia gratuita, el rigor 1975 sobre la Soledad Primera;1 y
conceptual exige la "vio- eso pese a estas declaraciones que
lencia conceptual". Si se pueden leer en el resto de la Nota:
lee mi libro, si se lee mi "Es mi opinión que la tarea es enca-
reseña sobre D. L., nadie rable, sin más, reorientando los riquí-
podrá encontrar violencia simos hallazgos que las disciplinas in-
gratuita alguna contra teresadas en la significación han he-
Guzmán; hallará más bien cho en los últimos años y aplicarlos
agradecimientos, junto a con el expreso propósito de respon-

1 J. Guzmán: Soledad I: Ordenación y Notas, revista Manuscritos, N° 1,


Santiago, 1975, págs. 33 a 57. Escribe Guzmán al comienzo de su texto:
"La ordenación es constitutiva del signo. Correctamente entendida, una
reordenación se limita a proponer un contexto nuevo, propicio al desci-
framiento" (pág. 33). Ahora bien, la ordenación es sintáctica, lo que equi-
vale a decir que sólo trabaja el contenido manifiesto y no cuestiona las
nociones metafísicas de las que la sintaxis depende. Me parece interesante
demostrar cómo Guzmán sólo se detiene en los contenidos manifiestos.
Después de ordenar sintácticamente los versos 1-14 de la Soledad Primera,
escribe: "Estos versos iniciales que prescriben el poema son, a nuestro en-
tender, esenciales para la cabal comprensión. No ha de perderse jamás de
vista la igualdad expresa y total de "pasos" del peregrino y "versos" del
poema" (pág. 35, destaco yo).
De este modo, Guzmán sabe, cree saber, lo que son "los pasos de un pe-
regrino" y "los versos de un poema". Es decir, pasa por alto el problema
que Góngora se plantea: qué sea o, más bien, cómo operan los "pasos" y
los "versos" o "poemas" (cuál es su relación, si uno determina al otro, si
ambos se determinan mutuamente, si dependen de algo otro, etc.). Le pa-
sé este texto de Guzmán a mi amigo el hispanista francés Bernard Gra-
ciet. Al devolvérmelo, me dijo: "¡A eso se dedican los hispanistas en
Chile!" Y éste era el texto que Torretti, desde España, en carta a C. Hu-
neeus, le comentaba que los hispanistas españoles y él mismo considera-
ban "inútil" (carta felicitándolo por la aparición de Manuscritos, con la
excepción de dos artículos).
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 301

una crítica seria pero res- der por lo que de específicamente re-
petuosa de sus supuestos gional haya en las obras literarias lati-
y conclusiones. Guzmán, noamericanas; si no sirven a la tarea,
en su reseña, eligió el có- si fuerzan una sosa universalidad so-
modo camino de obligar-
me a decir lo que le digo: bre nuestros textos, entonces, redon-
eso es parte de su "com- damente, no sirven". Luego abierta
pulsión a confesar" —otra confesión: "No se me oculta que la
"violencia conceptual", vaguedad de la proposición deja
pensará quien no haya abierto el camino a toda clase de pre-
entendido la situación en muras ideológicas a menudo asocia-
la que la reseña de Guz- das con la cruda ignorancia. . ."; pero
mán me obliga a ubicar- con una excusa: ". . . pero el peligro
me. Obligarme a la "vio- es inevitable cuando se quiere empe-
lencia", a que la "violen- zar a pensar objetos que sólo por ex-
cia conceptual" parezca
violencia pura, en eso cepción han sido intentados como lo
consiste el juego de lo que originariamente son. Finalmen-
que Guzmán escribe. te: "Mucho más grave me parece
continuar con la larga tradición de
La incapacidad de Jorge trabajos sobre textos literarios reali-
Guzmán para entender zados con métodos orientados a con-
problemas filosóficos se figurar las obras según los intereses
deja ver en su reducción a teóricos de comunidades que son ver-
un problema sociológico daderamente otras". No hay objetivi-
menor, de la importancia dades universales en ciencias huma-
que tuvo para R. Barthes nas, como no sean inanidades" (pág.
el descubrimiento de la
cuestión del "nombre 8). Conclusión intelectualmente te-
propio" —cuestión cen- rrorista: si así fuera, uno tendría que
tral de toda la filosofía, pensar que las consideraciones "sico-
la religión y la literatura, analíticas" que presenta en su reseña
en especial, precisamente, son "inanidades" (y no lo son, son
de la filosofía y la confesiones, y no cualesquieras).
literatura contemporá-
neas— a partir del "nom-
bre", como su foto, de su
madre muerta: La Cham-
bre Claire; descubrimien-
to que lo hizo abandonar
los métodos que antes
—en verdad, libremente—
utilizaba y lo condujo a
una muerte deseada y
ciertamente preparada.
Muerte de la madre y
"nombre propio", ese
otro "suicidio", orgánico
esta vez, de Merleau-
Ponty: cumplimiento no-
-simbólico, si se puede
llamar así, de la "logique
de la obséquence" (Glas)
302 ESTUDIOS PÚBLICOS

(Léanse las confidencias


de Merleau a Sartre sobre
su madre y a S. de
Beauvoir entonces cuan-
do la muerte de ella en
Sartre: Situations IV,
págs. 262-263).
En cambio, Guzmán es-
cribe: "Más cerca de
nuestros intereses está el
análisis de Barthes, que
tiene que ver con la foto
familiar; pero las ideas
que encuentra están
orientadas por el deseo
de comprender cómo
funciona la foto de al-
guien amado y desapare-
cido ante los ojos del que
lo sigue amando. Las fo-
tos del muerto, si satis-
facen el ansia amorosa
que lleva a contemplarlas
es porque tienen una rela-
ción especial tanto con el
modelo como con el ob-
servador, lo que les con- Por mi parte, la situación del 73 me
fiere características mate- llevó primero a trabajar la escritura
riales específicas" (D. L.,
pág. 152). española clásica. Correspondió ese
período, en el plano teórico, a una
"El resentimiento con el bella etapa de trabajo. Guzmán puso
cual esos hombres obser- a su disposición sus conocimientos
van la importancia cre- sobre aquello que me interesaba, pro-
ciente de sus rivales más digó su ayuda. Luego, escribió su en-
jóvenes forma un contras- sayo sobre la poesía mistraliana, poe-
te curioso con otro rasgo sía que yo, (des)formado por un De-
de su carácter, a saber su partamento de Historia de la Filoso-
deseo de proteger. Aman
ayudar, actuar como tu- fía neokantiana, vergonzosamente
tor o defensor, etc. Esto, desconocía. Su artículo me abrió los
sin embargo, con la con- ojos sobre la poesía chilena, si bien,
dición de que la persona desde un principio me parecieron
protegida reconozca su inaceptables su metodología y sus
apoyo y acudan a ellos conclusiones (Recuerdo el asombro
como el débil acude de que me produjo cuando le pregunté
ayuda al fuerte; a menu- por qué no había utilizado El tema
do esa llamada de ayuda de los tres cofres, o los artículos de
les resulta irresistible" Groddeck sobre el mismo tema,
(Jones). cuando analizó Los Sonetos de la
"Uno de ellos (de sus ras- Muerte. Me confesó ignorar el prime-
gos primordiales) es un ro y los segundos).
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 303

deseo exagerado de ser Así, entonces, convencido Guzmán


amado. Este no se expre- de que había encontrado la tarea o
sa directamente o, mejor proyecto teórico de su vida, como
dicho, se trata de un de- ya dije, lamentando los años perdi-
seo de alabanza y de ad- dos, contando los años que tenía por
miración más bien que
de amor" (idem). delante —preocupación de Guzmán
por la muerte que tiene otro origen
que el que Guzmán cree: una causa
Angustia por la muerte, universal y una particular, una cripta,
angustia —anticipada— sobre la cual volveré—, Guzmán no
por la restricción de la vi- pudo aceptar que, con razones fun-
da sexual: Freud (Traum- dadas y medidas, se le redujese en mi
deutung).
reseña, al manejo del contenido ma-
Cripta y heterocripta, nifiesto. Movimiento, entonces, de su
conceptos de Nicolás reseña, tratar de demostrar lo imposi-
Abraham y María Torok, ble: que sabe realmente de aquello
y no de Karl Abraham, de lo que nunca ha sabido, filosofía
como me discutió, un y sicoanálisis y que puede trabajar es-
día, alguien malamente cenas. Esto es, entrega incondicional,
aficionado al sicoanálisis. apresurado abandono de su campo
Necesidad, entonces, de propio, paso al campo en el que yo
lo que Guzmán, llama había construido una —y sólo una—
"ruidos informativos"
(G.: SAM, pág. 303). lectura de la poesía mistraliana. Si-
tuación de entrega, que cualquier lec-
"Es así que (el detective) tor puede advertir —"feminización",
Dupin, desde el lugar lo llaman algunos sicoanalistas.
donde él se encuentra, no
puede defenderse ante
quien lo interroga así, si-
no experimentando una
rabia de naturaleza mani- Deja, entonces, Guzmán la lectura de
fiestamente femenina". los contenidos manifiestos y se con-
Lacan: La lettre volée, vierte en "filósofo" y "sicoanalista"
págs. 39-40. Sobre este y lo esencial, como veremos, en de-
texto, Derrida: Le fac-
teur de la vérité. tective, una clase muy especial de
detective. Ahora bien, uno de los
"Uno de los rasgos carac- momentos más penosos de la reseña
terísticos más penosos de Guzmán-"filósofo", se produce
del tipo de personaje que cuando, cree él, se refiere a la filoso-
estudiamos es la actitud fía de Jacques (y no Jaques; dos ve-
de repugnancia respecto ces se come la "c") Derrida, autor
a una proposición de un del cual ha tratado de leer uno que
conocimiento nuevo. Re-
sultado enteramente lógi- otro libro, sin que, como le pasa
co que se desprende de la siempre cuando se trata de filósofos,
idea de omnisciencia, logre entender algo:
pues alguien que conoce a) Recuérdese que en su libro sostie-
ya todo, no puede apren- ne que La Dissémination constituye
der, naturalmente, nada
304 ESTUDIOS PÚBLICOS

nuevo; menos aún puede un ensayo o libro sobre Mallarmé


admitir que hay una lagu- (!)(D. L. pág. 9,SAM, pág. 72).
na en su saber. . . b) En la nota 6 de su reseña ataca mi
Al comienzo los hombres afirmación sobre que es insensato su-
de este tipo hablan más poner que se puede leer bien a Glas
que los otros sobre su ca-
pacidad de asimilar las (SAM, pág. 48). Es decir, nada ha en-
ideas nuevas y algunas ve- tendido de la "noción" de disemina-
ces prodigan su admira- ción. Cita un párrafo de Glas (pág.
ción abstracta por la no- 76), nuevamente sin entender nada y
vedad. Pero confronta- olvidando, al mismo tiempo, que al
dos, mediante un test, a comienzo de esa misma página Derri-
la idea nueva que no vie- da escribe: "Pero ustedes no se po-
ne de ellos, manifiestan drán interesar en lo que yo hago
una intratable resistencia aquí, sino en la medida en que ten-
a ésta. . . Las manifesta- gan razón al creer que —en alguna
ciones más interesantes
son los modos de acepta- parte— yo no sé lo que hago".
ción, cuando esto sucede c) Escribe Guzmán en la nota 7: "Su-
realmente. Existen dos ponemos que el padre escritural y
formas típicas. La prime- ficticio de Marchant se limita al
ra consiste en modificar "allá" europeo y excluye el hecho de
la idea nueva, re-exponer- que el mayor triunfo de las ideas de
la en sus propios térmi- Derrida, el filósofo, se ha dado de he-
nos y, luego, presentarla cho en los EE. UU. donde lo han
como constituyendo algo apatriado al punto de considerarlo
enteramente de su pro- perteneciente a la llamada 'Escuela
piedad; ellos sostienen,
naturalmente, que las di- de Yale' ".
ferencias entre su descrip- Por cierto, Guzmán olvida, es decir,
ción y la del inventor de pasa por alto, el éxito en Europa y
la idea son de una impor- otros continentes, el "triunfo", co-
tancia vital. . . La segun- mo dice él, de las ideas de Derrida;
da forma, ligada estrecha- pero sostener que en EE. UU. lo han
mente a la primera y a "apatriado al punto de considerarlo
menudo combinada con perteneciente a la llamada Escuela de
ella, consiste en devaluar Yale" equivale a decir nada menos
la nueva idea por una des- que esto: que Derrida es discípulo de
cripción que pone el
acento sobre sus relacio- sus discípulos o semidiscípulos. Re-
nes con ideas más anti- mito refiriéndome a la situación de
guas, haciendo pasar a Derrida en EE. UU. al volumen co-
un segundo plano todo lectivo: Desconstruction and criti-
lo que es esencialmente cism, a las obras de Culler, Norris,
nuevo en ella y final- Leitch, Paul De Man, Ulmer, Krup-
mente afirmando que la nick. Igualmente, cualquier conoce-
idea les era familiar des- dor de la obra de Derrida se dará
de siempre" (Jones). cuenta que en esta nota Guzmán se
equivoca al sostener que, en Glas,
Derrida expone el concepto hegelia-
Duele aceptar que lo que no de la familia. Derrida trata de la
no me pueden "perdo- escena de la familia hegeliana, lo que
nar" en Chile es que, ade- es enteramente otra cosa.
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 305

más de haber sido varios Ahora bien, al comienzo de estas lí-


años discípulo de Derri- neas afirmé que Guzmán no estaba
da, mantenga con él una en condiciones emocionales para leer
relación de amistad per- ningún texto mío. Pero como pasa-
sonal. Así, "mi padre" ron varios meses entre la aparición de
(terminología de Guz- mi libro y la aparición de mi reseña
mán) "lejano" (véase
más adelante lo que signi- sobre su libro, es posible que antes lo
fica para Guzmán "leja- haya hojeado o leído algunos capítu-
no") considera "admira- los, tal vez el libro entero. (Pero,
ble" el libro que conside- ¿cómo entender, entonces, que pien-
ra "desagradable" quien se, como ya lo señalé, que, como tar-
insiste en tratar de de- jeta postal, el libro había sido envia-
mostrar que él es "mi pa- do a Derrida y no a mi hija?) Otra
dre" en Chile (pues esa posibilidad se abre: si le reconozco, y
pretendida demostración con gusto, su capacidad de leer con-
constituye el contenido
manifiesto de la reseña de tenidos manifiestos, pero sólo eso, es
Guzmán; por cierto, muy posible que —todo molestia— Guz-
distinto es su contenido mán lea, aquí en su reseña, intencio-
latente, como lo demos- nalmente, mal esos contenidos, cues-
traré al final de este tex- tión de la violencia señalada más
to). arriba. Esta explicación se aplicaría a
toda la reseña, pero en forma espe-
Aclaración: si el envío de cial a lo que él llama el centro de
una "tarjeta postal" de- gravedad de mi ensayo (pág. 306). Y
termina la escritura de
aquél a quien se la envía éste constituiría el ridículo conteni-
(ver más adelante), es im- do de mi libro, es decir, la ridicula
posible que yo le haya lectura que Guzmán les presenta a
enviado una "tarjeta pos- sus lectores: "Las madres, pues, son
tal" a Derrida. Los moti- flores a la orilla de los senderos, es
vos para que se la enviara decir, prostitutas; ésta sería la com-
a mi hija dicen, ante to- prensión que la propia Mistral habría
do, relación con la cues- tenido de sí misma y estaría mani-
tión (no, por cierto, com- fiesta en 'La flor de cuatro péta-
pletamente independien- los'" (pág. 306).
te de la relación anterior)
del nombre. Nada que comentar
". . . la gran mayoría de
los síntomas neuróticos
pueden ser considerados Resumo brevemente el origen de mi
como confesiones incons- libro. Entre 1977 y 1979 trabajé en
cientes y tienen por obje- París con Derrida —quien me honra-
to atenuar la presión del ba con su amistad desde 1969— en
sentimiento de culpabili- L'Ecole Nórmale Supérieure, tanto
dad" (Theodor Reik: The en su seminario oficial, como en el
Compulsión to Confess, seminario más restringido del
1958). (Cuatro ensayos
de Reik publicados pri- GREPH (Groupe de Recherche sur l´
meramente en alemán en- Enseignement philosophique, uno de
tre 1926 y 1928.) los orígenes del actual Collége Inter-
306 ESTUDIOS PÚBLICOS

¿Posibilidad de pruebas national de Philosophie) al que asis-


"externas" a mi texto, tían: Sylviane Agacinski, Elisabeth
pruebas de la solidez de de Fontenay, Catherine Chalier, Sa-
mi interpretación de la rah Kofman, Bernard Graciet, Didier
poesía mistraliana? Tex- Cahen, Denis Kamboucher, entre
tos que desconocía y que otros y, a veces, aparecían, desde Es-
confirman mis interpre-
taciones. Así, el poema trasburgo, Lacoue-Labarthe y Nancy.
Al Padre (véase mi inter- El tema de esos años era "La mujer y
pretación de Los Sonetos el discurso filosófico". No son pocos
de la muerte, en el capí- los libros o ensayos que surgieron de
tulo El Padre de la Segun- ese seminario. En 1976 se publicó el
da Parte, poema apareci- primer tomo de las Anasémies de Ni-
do en la revista La colas Abraham y María Torok; en
Silueta, Santiago, marzo 1978, apareció el absolutamente fun-
de 1917. (Gentileza de damental segundo volumen. Por los
Felipe Alliende.) libros de Abraham supe de Imre Her-
Igualmente: en mi inter- mann. Hermann había publicado en
pretación de Éxtasis, se- plena guerra, en 1941, y en húngaro,
ñalé que, lejos de tratarse
de un poema de éxtasis Los Instintos arcaicos del hombre.
espiritual, pero sin que En 1972 fue traducido al francés
tampoco pudiera reducir- (con el título de L'instinct Filial),
se a ello, una escena de precedido de la notable Introduction
incesto o violación se in- a Hermann, de Abraham. En vida
troducía (SAM, pág. 169- —murió en 1975—, Abraham se ha-
175). Ahora bien, en la bía mantenido alejado de toda estri-
nueva versión del libro de dente publicidad. Incluso un amigo
Matilde Ladrón de Gue- de él, como Derrida, no había leído
vara: Gabriela Mistral, La el libro de Hermann ni, por tanto, la
rebelde magnífica, publi-
cada y distribuida por la introducción de Abraham (Derrida,
revista Hoy, en el segun- en una entrevista en Digraphe N° 7
do tomito (El Secreto) la se lamenta amargamente de no haber
autora cuenta cómo la leído a Hermann antes de escribir
Mistral le reveló haber si- Glas). ¿Cuál es la tesis fundamental
do violada cuando niña. de Hermann? En palabras de Abra-
La autora señala que Ne- ham: "Admitir que todos somos mu-
ruda le exigió que, pasa- tilados de madre y eso independien-
do tiempo necesario, con- temente de nuestra historia personal
tara el hecho (págs. 29- y por efecto y naturaleza de la filogé-
30).
nesis". Es decir, el hombre, a diferen-
Ejemplo de la liviandad cia de los animales que le preceden,
teórica de Guzmán: ". . . posee un instinto que sólo puede ser
la madre que falta —a su a medias colmado por sustitutos insa-
juicio (el mío) en los poe- tisfactorios, el instinto de "agarrarse
mas de la Mistral" (pág. a"; insatisfactoria, por tanto, Unidad
313). Un universitario se- Dual.
rio debería, primero, dis- Al pasar, Hermann señala que el ár-
cutir la tesis de Hermann. bol es como símbolo arcaico, símbo-
(Véase el punto h) en el
texto, más adelante.) lo de la madre. Ya no al pasar, sino
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 307

por todas partes en su libro, Her-


mann señala lo que significó para el
Aquí, Guzmán casi acier- pre-hombre la pérdida de los árboles.
ta: ". . . los árboles a un Ahora bien, al leer a la Mistral des-
nivel quizá menos pro- pués de leer el ensayo de Guzmán y
fundo, pero tan incons- al leer casi toda su obra, me di cuen-
ciente como el de Her- ta de que toda esta historia —o poe-
mann, son también e ine- ma, como dice Abraham— estaba
vitablemente símbolos
fálicos" (pág. 313). Casi presente en su poesía, así como el
acierta: no inevitable- uso de los símbolos arcaicos y los
mente, por ejemplo, no símbolos freudianos. Se daba, enton-
en G. Mistral. (Los liber- ces, este hecho inaudito: Gabriela
tadores son cantados Mistral había descubierto por su
como árboles fálicos en cuenta lo que Hermann descubriría
el Canto General, sea mucho después (como había descu-
dicho esto de paso). bierto también por su cuenta la sim-
bología freudiana). En términos que
"Leer casi toda su obra". teóricamente no son aceptables, pero
Esto contra lo que digo que pueden dar a entender la situa-
en la pág. 266 de mi li- ción y pese a la inversión cronológica
bro, para reírme ahí del en la primera formulación, se podría
lector y de mí mismo: decir que la poesía mistraliana "ilus-
acabar con la obsesión de tra" la teoría de Hermann o que Her-
las "obras completas". mann "comenta" a la poetisa chile-
na. Pero, con todo, faltaba algo esen-
cial.
En 1982 se celebró el Co- Por ello, resultaron decisivos los pa-
loquio de Cerisy-la-Salle sos siguientes que la situación del
sobre Lyotard. Ph. La-
coue-Labarthe presentó problema me obligó a dar. Primero:
un artículo (Oú en étions- advertir —señalo más adelante, desde
nous?) en el que discute dónde, es decir, desde quién, como
críticamente las tesis cen- regalo, pude advertirlo— que, porque
trales del pensamiento de judío, Hermann nada decía del árbol
Lyotard. ¿Dejó Lyotard por excelencia para la cultura cristia-
de saludar a Lacoue-La- na: la cruz (Igualmente, porque ju-
barthe? Pregunta que de- díos, los sicoanalistas, con algunas
jo abierta. excepciones y esa fenomenal excep-
ción que es Groddeck, precisamente
porque no era judío, callan sobre la
cruxifixión).
En cambio, la poesía de Gabriela
Mistral unió la acción, en el incons-
ciente, del "árbol", de la cruz y de
Cristo; así, en puntos tan decisivos,
su poesía llegó más lejos que el gran
sicoanalista húngaro. Segundo: apli-
car a la teoría mistraliana la teoría
de los conceptos anasémicos de N.
308 ESTUDIOS PÚBLICOS

Abraham. Con eso, ponía fin a la in-


genua teoría de Guzmán sobre la au-
sencia del "centro masculino", del
"padre" en Latinoamérica y a su rea-
D. L. págs. 76 y 77. firmación del machismo burdo con
que concluye su ensayo sobre la Mis-
Por eso Guzmán falta gra- tral, al mismo tiempo que podía en-
vemente a la verdad, tender lo que realmente el poeta (en
cuando, sin referirse a la el sentido de Abraham) establecía:
teoría de los conceptos distinción entre el padre real y el
anasémicos, escribe que
la "única prueba" que "padre" como anasemia, el padre y
ofrezco contra su "gran" . el nombre del padre o el padre como
descubrimiento del cen- nombre —"río", así lo llama la Mis-
tro masculino que postu- tral. El nombre del padre (no se con-
laría, en sí, la lengua es- fundirá, espero, este concepto con el
pañola es esta frase: "Nom du Pére" de Lacan) aparece
"Pues todo, en el joven como sustitución de la madre que
poeta es elogio del pa- falta. Tercero: darme cuenta de qué
dre". (Nota 8 de su rese- modo en la gran poesía chilena se de-
ña). sarrolla la teoría expuesta por Derri-
Entiéndase correctamen- da en La Carie Póstale sobre los "tes-
te: todo "centro" consti- tamentos impositivos" (legs): "en-
tuye una formación desti- víos" que determinan lo que se tiene
nada a "tapar" y sustituir que escribir, lo que se escribirá, de
el centro que falta, en modo que, de una manera precisa,
cualquier idioma, en cual- los textos de autores posteriores per-
quier parte del mundo. manecen al interior del dominio del
"envío" "primero" (el cual no es
nunca "primero"; complicaciones,
Tesis fundamental de no contradicciones, de un texto tan
Abraham: los conceptos difícil como La Carte Postale); tex-
del sicoanálisis: ". . . n o
significan sino el remon- tos, entonces que pertenecen al "en-
tar a la fuente del sentido vío" "primero"; por ello al ser fir-
habitual de los concep- mados repiten la firma del otro.
tos. A ese remontar a esa Cuestión de: "mi firma=tu firma",
fuente fundamental, al que Guzmán intenta ridiculizar (pág.
"origen", a aquella no- 307), precisamente porque no ha leí-
presencia, esa alusión "a do La Carte Postale; agreguemos que
aquello sin lo cual ningu- Guzmán se salta también, en esa fór-
na significación —en sen- mula, cuestiones de "economía tópi-
tido propio o en sentido
figurado— podría adve- ca", que me atreví a exponer clara-
nir", es decir, entendérse- mente (SAM, págs. 220-221) y no,
la, lo llama Abraham ana- entonces, a confesar en el nivel del
semia. Así: "Se llamará contenido latente, como le ocurre a
lugar (intra-síquico) la mi "crítico".
condición, en nosotros,
de que podamos hablar
de cualquier lugar que
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 309

sea; fuerza (intra-síquica)


aquello sin lo cual no
comprenderíamos ningún
fenómeno intensivo; eco-
nomía (intra-síquica)
aquello mismo que hace
posible toda aprehensión
axiológica, todo proyec-
to, etc. Estos términos
que intentan lo imposi-
ble; captar por el len-
guaje la fuente misma
donde el lenguaje emana
y que lo permite —en tan-
to que ellos no significan
nada sino que ese remon-
tar hacia la fuente de la
significancia— les hemos
llamado anasemias" (tex-
to citado en SAM, pág.
127).

Necesidad de "tiempo,
la paciencia, y la ener-
gía"; así (pág. 303), Guz-
mán se reprocha, median-
te su inversión de atribu-
ción, lo que le pasó con
D. L.

Paso ahora a responder a ciertas observaciones "críticas" —nin-


guna de ellas serias, como se verá— de la reseña de Guzmán.
a Guzmán señala una frase de un párrafo mío en el que afirmo lo
que llamo: "mi necesaria irresponsabilidad" (pág. 304). "Ma-
ñosamente", para utilizar el término con que Guzmán califica
esa afirmación, mi "crítico" no se da cuenta del sentido entero
del párrafo y no se da por aludido cuando me refiero a los "in-
necesariamente irresponsables" que jamás se han detenido en
el objeto más importante de meditación de la poesía mistralia-
na: "el árbol". (En la página 308 de mi libro escribí: "Y, los
pobres, ¿podrán distinguir —qué ilusión— entre un "argumen-
to", una "interpretación", un poema, una "intensidad", un
"nombre"? ¿Cuál es el status de esa afirmación? Guzmán, de
eso no se puede dudar, no podría distinguir siquiera entre las
distintas posibilidades.)
b En la página 304, Guzmán escribe: "Un hablante que quiere
que le crean que se cree absoluto y pretende persuadir a sus
lectores de que posee los últimos sentidos de (casi) todos los
310 ESTUDIOS PÚBLICOS

textos que lee, advierte: "O se entiende lo anterior o nada se


ha entendido sobre el amor, sobre la generosidad, sobre el
bien" ". Es triste ver cómo Guzmán no alcanza a darse cuenta
que esa conclusión se desprende de El Indigno de Borges, Bor-
ges que daba a entender más de lo que dejaba escrito. Y con-
clusión que coincide con la experiencia humana general del
amor, de la generosidad y del bien, con la experiencia de éstas
por una experiencia cristiana auténtica y con la experiencia
sicoanalítica. Sobre todo esto, Guzmán calla.
c En la página 304 continúa: "Alguna vez enseña a los profesio-
nales de la filosofía y pronuncia el "fin de tantos escritos su-
puestamente referidos a Nietzsche; necesidad de aprender a
leer a Nietzsche, por ejemplo, o sobre todo, Ecce homo" ". Es
verdaderamente una lástima que Guzmán no tenga nadie a su
lado que le señale cómo, ya desde Heidegger, el trabajo actual
sobre Nietzsche se centra en Ecce Homo. Señalo en orden alfa-
bético: Bataille, Deleuze, Derrida, Klossowski, Lacoue-Labar-
the. Guzmán considera como una afirmación subjetiva, gratui-
ta, lo que no es sino la constatación de la situación objetiva de
la problemática actual —seria, se entiende— en torno a Nietzs-
che.
d Escribe (pág. 305): ". . . los resultados de la labor marchantia-
na son tan definitivos que en algún momento puede, por ejem-
plo, zanjar de una vez para siempre toda discusión que pudiera
suscitarse sobre "el carácter de historia secreta de Dios y los
Dioses" que tiene la poesía de la Mistral, pronunciando que
"toda otra historia, toda otra interpretación, toda otra teoría,
cuentos son de hijos aterrorizados, su callar la mirada llamean-
te del padre, su avergonzada vida" ". Si Guzmán hubiera leído
Pour introduire L'Instinct filial, el lector de su reseña habría
podido ahorrarse varias líneas. (Pero, a otro nivel, que Guzmán
cite este pasaje se conecta con la cuestión de su padre "leja-
no"; ver más adelante.)
e En la página 305 escribe: ". . . algún poema de la Mistral tuvo
que esperar desde 1919 a que lo aclarara Marchant". Otra
"inepcia": fue necesario que se aplicara el saber de Hermann al
saber de los poemas mistralianos; lo expliqué antes y vuelvo a
insistir sobre esta situación en la letra h) de esta serie.
f En la nota 1 de su reseña, Guzmán informa a sus lectores
que ha leído dos ensayos de Freud (además, debemos señalar,
de Análisis Terminable e Interminable, ensayo que parece ha-
berlo fascinado, por la simple razón que ese ensayo explica
parte de su propio problema). Su información: "Se subraya
que el inconsciente "se deja leer" como escenas. Pero si el
lector recurre a un par de ensayos del propio Freud sobre el
tema (El inconsciente, del período 1915-17, y El "yo" y el
"ello", de 1920-24), encontrará que la lectura que Marchant
considera piedra de toque para insultar a los lectores de Freud,
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 311

no aparece allí para nada". Por cierto que no aparece: esa


"noción" de escena —no de escena del sueño—, tal como
aparece en mi libro, corresponde al "desencogimiento" del
sicoanálisis, según la expresión de Abraham y trabajar escenas
constituye el "gesto" fundamental de la filosofía de Derrida.
El sicoanálisis no es una doctrina religiosa, como tal, pretendi-
damente inmutable. Carácter religioso —en sentido peyorati-
vo— que Guzmán me atribuye al final de la nota. (Y quienes
cotejen el texto al cual se refiere la nota, podrán ver que no
"insulto" a "los lectores de Freud"; me refiero a un conocido
siquiatra que dice haber leído a Freud, lo que no le impide
hablar de "subconsciente" freudiano: SAM, pág. 132.)
g Sobre la noción de poema empleada en mi texto, escribe en la
nota 5: "Por cierto que el autor recurre a otro concepto de
poema, que lo relaciona con una postulada raíz inconsciente
donde se generaría todo sentido lingüístico. Pero, entonces,
su declaración es una pura petición de principio: si ya en el
concepto de poema está el inconsciente, sobra la machacona
insistencia en que éste también lo está". Guzmán no conoce la
noción de poema. Esta fue introducida por N. Abraham des-
pués de volver al sentido primero y olvidado, por los mismos
sicoanalistas, de la noción freudiana de símbolo (diría que
también Abraham pone bastante de su parte). Ahora bien, los
símbolos se unen, formando poemas, de diferente o parecido
contenido según los sujetos, poemas que, a su vez, dejan lugar
a otros poemas o se integran a otros poemas más universales.
h Escribe en la página 311: "Dice haber advertido que para la
Mistral "Cristo era no un Dios-Hombre o un hombre-Dios, sino
simplemente esto: el nombre de la madre buena, total" (p.
259, n. 18). Tan hábilmente está señalado el acontecimiento,
que lo marca con una ligera contradicción: dice que él mismo
leyendo a la Mistral advirtió eso y en la línea siguiente agrade-
ce esa interpretación a una amiga suya". Incapacidad de leer:
a) descubrimiento que una amiga, especialmente querida, utili-
zaba, para hablar de Cristo, conceptos que corresponderían a
una madre absoluta; b) ese modo de hablar me hizo pensar en
la falta de madre según Hermann; c) ese mismo uso me hizo re-
lacionar la teoría de Hermann con la Mistral. Con esa nota de
mi libro quería, quiero, marcar el agradecimiento a quien me
hizo posible la conexión entre Hermann y la Mistral. Ahora
bien, que Guzmán se atribuya (pág. 311) esta relación, no al
nivel del contenido manifiesto de la poesía de la Mistral, sino
tal como la presento en mi libro en relación con Hermann, au-
tor que Guzmán no ha leído, me deja atónito.
i Guzmán me difama al decir que oculto mis fuentes. Se cita a sí
mismo: "Ya dijimos que eso se nota en la tesis central del ensa-
yo de Guzmán utilizada por el autor héroe como matriz para
inventar su propia relación con el padre lejano. Pero en el otro
312 ESTUDIOS PÚBLICOS

extremo, en los detalles, pasa lo mismo" (pág. 311). Me deten-


go ahora sólo en la segunda frase. ¿Era necesario dar tales refe-
rencias? Me parece que es como decir: "el Quijote, que es de
Cervantes, como lo han dicho, Juan, Pedro, Diego, etc.". En el
otro ejemplo que señala está marcada en nota la referencia a
Scarpa; sin los poemas inéditos mistralianos publicados por
Scarpa mi ensayo habría sido del todo imposible. Por ese moti-
vo —y constituye una marca de reconocimiento—, mi libro está
lleno de indicaciones de textos sacados de Una mujer nada de
tonta y, especialmente, de La desterrada en su patria.
j El sabio detective me reprocha ocultar el origen del concepto
de hermana: "... sólo en la página siguiente cita la fuente tex-
tual del concepto, el libro Glas, pero ni lo reconoce abierta-
mente como tal fuente ni nombra al autor del libro" (pág.
312). ¡Un detective que juega a ser analfabeto! Explico con
claridad la situación (SAM, págs. 303-305), a la vez que señalo
que no puedo estar seguro que ambos conceptos coincidan.
Guzmán parece estarlo. En Glas, la hermana, Antígona, es Ci-
beles, la madre-muerte. Igualmente es la madre-muerte y no la
hermana quien aparece cerrando el libro de Derrida de 1984:
Otobiographies.
Llegamos ahora al punto central de
Para todos resultará evi- la reseña de Guzmán, al único punto
dente que todas las deter- que a Guzmán le importa verdadera-
minaciones que hemos mente y al punto que, por otros mo-
extraído del ensayo de tivos que señalaré inmediatamente,
Jones (o del de Reik) se constituye también el punto que
encuentran presentes en principalmente me importa a mí.
la reseña de Guzmán. De Guzmán quiere explicar la escena de
este modo, mi texto le
pertenece a él, Guzmán mi interpretación de la poesía mis-
continúa siendo mi "pa- traliana. Pero, de escenas, Guzmán
dre". Escribe: ". . . no conoce sólo una escena, ésa que ha
parece haberse podido li- dominado toda su vida y todos sus
brarse de algunas deter- escritos literarios y, ahora, su escrito
minaciones de mi ensayi- sobre las diferencias latinoamerica-
to, que se le volvieron nas. Escena que Guzmán cree absolu-
matrices de lectura. . ." tamente universal, y escena que es
(pág. 306); así mi libro una triste escena. Escena que está es-
". . . viene a coincidir en- crita, es decir, escena con la que es-
teramente con mi ensa- cribe su interpretación del Poema del
yo" (pág. 311). Igual-
mente: "Ya dijimos que Hijo (SAM, págs. 64-76, especialmen-
eso se nota en la tesis te pág. 75). Escena de reproche a su
central de Guzmán utili- madre por la perdida Unidad Dual,
zada como matriz para su odio a su padre que no le permitió
inventar su propia rela- salir de un Edipo particularmente
ción con el padre lejano" descomunal, imposibilitándolo para
(subrayo yo: "matriz" y llevar una vida universitariamente
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 313

"lejano"; su importancia mas fecunda. Todo eso está en su


se revelará inmediatamen- texto:2 un paso más allá de sus lectu-
te, del mismo modo, en ras de los contenidos manifiestos, co-
lo que dice aquí Guzmán, mo ocurre siempre, por lo demás, en
no se encuentra referen- toda crítica "objetiva" (Remito a mi
cia alguna al "padre" co- ensayo por publicar: Pierre Menard
mo concepto anasémico).
Y si lamento porque no como escena). De ahí su preocupa-
les reconozco (a Torretti ción, su deseo, que se le reconozca
y a Guzmán) ". . . sino como el único "padre" de todo dis-
menguadas preeminen- curso teórico en su campo que se
cias. Pero jamás las sufi- produzca en Chile, que a cada rato
cientes para llegar a ser deja leer en su reseña. Sin duda, Guz-
padres" (pág. 310), nue- mán acepta padres "lejanos", pero
vamente, su hablar, como no por el motivo obvio que fuera de
siempre de él cuando ha- Chile existen "padres" reconocida-
bla de mí: "Sólo de mu-
jeres o de varones, pues- mente superiores. Lo importante es
tos en situación que él que se trate de "padres", más bien,
pueda creer filial. . . se de un padre "lejano" en un sentido
permite aceptar do- especial, terrible, de la palabra; "pa-

2 En su texto: no me estoy refiriendo a la vida personal de Jorge Guzmán;


me refiero a su vida universitaria tal como se expresa en sus textos, me li-
mito a la textura de sus textos. Como la estrategia desconstructivista es
(casi) desconocida en Chile, me permito insistir en lo dicho en la página
75 de SAM y transcribo estas líneas de Manfred Kerkhoff (a propósito
del "triunfo" de las ideas desconstructivistas en EE. UU.): "En forma se-
mejante, la estrategia doble que se desarrolla mediante la deconstrucción
practicada por la lectura/escritura desplazante tiende a invertir las jerar-
quías que dominan los textos "interpretados", para después fijarse en el
surgimiento eruptivo de un "concepto" antes impensado o suprimido,
pero que anima el "deseo" del que vive el texto que lo censura. El traba-
jo deconstructivo se dirige a descubrir los vestigios de lo impensado o re-
primido en los textos que ostentan un significado, vestigios que se mues-
tran, no tanto en el contenido de dichos textos, sino en su manera de
discurrir (es decir: en la "cadena de los significantes"), en su "cuerpo"
marcado por la diferencia sexual (pues el discurso occidental es predomi-
nantemente falocéntrico). Así, por la paciente espera de la "negación di-
ferida", el deconstructor da con las inesperadas reservas de un texto que,
sin querer, revela la "escena" inconsciente que le dio origen". (M. Kerk-
hoff. Reseña sobre obras desconstructivistas norteamericanas, en Diálo-
gos, Puerto Rico N° 47, enero de 1986, pág. 185).
Ahora bien, si como se dijo antes, ciertas notas constituyen confesiones
inconscientes, en forma consciente señalo en esta nota que, entre críti-
cos, amigos y lectores, la crítica a mi texto a partir de una escena que le
falta se la debo a una alumna de la Escuela de Ingeniería: Ledya Spencer.
Crítica nada menos que sobre el sentido del Dios-Goethe en la poesía
mistraliana, que recogí en un texto leído en un círculo restringido, pero
no publicado todavía: Aban-Donar. Y. por cierto, necesariamente, mi
texto debe estar lleno de escenas mal trabajadas o escenas que le faltan.
Una alumna pudo darse cuenta de lo que el profesor Guzmán no pudo
entrever.
314 ESTUDIOS PÚBLICOS

nes. . ." (pág. 312) (y dre" "lejano" como su padre como


eso, con limitaciones). En muerto-vivo en la cripta. La palabra
todo esto, reiteración de "lejano" le sirve de puente y de ocul-
su cuestión obsesiva por tamiento de la relación, según el mo-
el padre del discurso teó- do que N. Abraham ha precisado co-
rico chileno: "El hablan-
te básico ha dicho me- mo modo del funcionamiento de una
diante su texto y lo ha re- cripta.
forzado en el diseño de Guzmán no conoce otras escenas e
las tapas, que él es el úni- intenta a la fuerza, y en vano, intro-
co padre que hay en el ducirme en ella. Momentos funda-
acá (Chile) del universo mentales de mis escenas, incompletos
de discurso" (pág. 312); evidentemente —nadie, sólo Dios po-
preocupación obsesiva de dría conocer su única escena, rela-
Guzmán, y la solución ción entre una supuesta escena única
que, en su ingenuidad, y el God-Complex, o, más bien, Dios
cree haber encontrado, no tiene escena— están presentes por
aplicando a los otros, lo
que debiera aplicar a sí todas partes en mi libro. Por suerte
mismo: "Pero todo ello para mí, mis escenas corren por otro
era solamente para repe- lado que la escena única —supuesta-
tir el viejo dicho de mente única— por Guzmán y en Guz-
Freud: puestos en situa- mán. Por ello, desmintiendo todo lo
ción filial, los varones ven que Guzmán dice, puedo aceptar
cualquier regalo como "padres" chilenos, puedo aceptar do-
una amenaza de castra- nes de esos "padres". Lo expresé en
ción (pág. 313). Castra- mi Homenaje a Mario Góngora: Gón-
ción, ya sabemos: God-
Complex. gora sabía del respeto por el otro y
del origen de las ideas en o como el
Una voz amiga me dijo respeto o la violencia al otro (Estu-
que habría bastado repro- dios Públicos, N° 20, págs. 395-396).
ducir lo allí expresado Por suerte, "mi" inconsciente no
para refutar a Guzmán. identifica "cercano" o "discípulo" a
Me pareció demasiado "subordinado" (como le sucede a
implícito frente a las "de-
masías" de mi "crítico". Guzmán) ni "lejano" al poder de la
muerte. Así, entonces, padre "leja-
Lejanía muerte, ambiente no" como cripta (un otro, un extra-
de muerte, atmósfera de ño, incorporado en la cripta del yo)
toda su reseña. Guzmán o heterocripta (como formación del
lo expresa: "Como tam- inconsciente que pasa, inconscien-
bién hay muertos, viene a temente, del inconsciente de un pa-
resultar que se trata de dre al inconsciente de un hijo) —cuál
un centón novela policial. de las dos, su texto no lo deja deter-
Como siempre, el miste-
rio que ha de descifrarse minar con claridad. En todo caso, de
es la verdadera identidad ahí viene su insistencia en su labor
del asesino" (pág. 309). detectivesca. Léase el ensayo La To-
O a través de la insisten- pique réalitaire de N. Abraham y M.
cia sobre las palabras "in- Torok, en especial estas líneas y el
digno" e "indignidad" comentario de Derrida a ellas: "(El
(palabras y no conceptos, Yo) está ahí plantado para vigilar las
RESPUESTA A JORGE GUZMAN 315

porque los conceptos no idas y venidas de los familiares cerca-


los entendió, lo que no le nos que pretenden —con títulos
quita el sentido sicoanalí- diversos— tener acceso a la tumba. Si
tico a su insistencia en consiente en introducir a los curio-
esas palabras). Sobre la sos, a los que se debe indemnizar, a
función detectivesca, se- los detectives será para proporcionar-
ñalaremos su sentido in-
mediatamente. les pistas falsas, tumbas ficticias. . .
la vida del guardián de tumba —por
tener que arreglárselas con esa multi-
tud diversa—, debe estar hecha de
malicia, de astucia y diplomacia". O
como escribe Derrida comentando
Claude Girard, en su ex- este texto de Abraham: "(El) Yo:
celente libro sobre Jones guardián de cementerio. La cripta es-
(Ernest Jones, 1972), al tá enclaustrada en él, pero como un
describir la personalidad lugar extraño, prohibido, excluido.
de éste, muestra que Jo- El no es el propietario de aquello de
nes, en su juventud, po- lo que tiene la guardia. Hace la vuel-
seía el God-Complex ta del propietario, pero solamente la
(por eso pudo describirlo vuelta. Vigila alrededor y, sobre to-
con tanta exactitud), pe- do, emplea sus conocimientos de los
ro, al mismo tiempo, que
el sicoanálisis lo libró de lugares para despistar a los visitan-
él. tes". (Pasaje citado en SAM, págs.
193-194.)
Así, todo está claro: cuando Guzmán
En la nota 2 de su reseña, habla, es decir, más bien grita como
Guzmán escribe: "Es in- "padre", no es su voz la que habla, la
cómodo hablar de sí mis- que grita: es la voz de ultratumba. Y
mo en cualquier contex- las consecuencias universitarias que
to, y mayormente en uno de esto se desprenden —consecuen-
como éste, pero no tengo cias que son lo único que me interesa
más remedio". Incluso en
eso se equivoca. "No ten- aquí— son graves. Escribe Guzmán,
go más remedio": es la refiriéndose a mí, es decir, confesán-
voz en la cripta que lo dose: "Si me he decidido a dársela
obliga a hablar, a gritar. (una contestación a mi libro) es, ma-
yormente, porque el libro manifiesta
" 'Les ruego, recuerden muchas de las que son las peores ca-
mis debilidades. Debéis racterísticas de la actividad humanís-
perdonarme, aunque sólo tica local. Y lo más triste es que uno
sea porque estoy hecho sospecha que pudo haberlas evitado"
así. Castíguenme, pero
perdónenme'. La confe- (pág. 305). Acusa a mi discurso de
sión se transforma, de es- totalitario y, encima, de terrorista
te modo, en una petición (pág. 306). Terrorista en pequeño es
elocuente de absolución" Guzmán con sus colegas, por algún
(Reik). motivo académico, "subordinados".
Pero totalitario lo es, y en grande. De
ahí su confesión sobre las "peores ca-
racterísticas de la actividad humanís-
316 ESTUDIOS PÚBLICOS

tica local". Cuando lee los conteni-


dos manifiestos, Guzmán enseña;
cuando "filosofa" es como si, sabién-
dose culpable contra el saber, se
Así, el increíble artículo "desarticulara". Entonces, sólo inge-
de S. Münnich: "Nietzs- nuidades, frivolidades —dependen-
che, Latinoamérica y la cias— podrán salir de las manos de
Afirmación de lo Pro- quienes no escapen de su situación
pio", increíblemente pu- de "subordinados". Por eso, si escri-
blicado en Estudios Pú- bí en mi libro: "Del Discurso Univer-
blicos N° 20 —Quando-
que bonus dormitat Ar- sitario, de la Universidad, trabajar sus
thurus. márgenes, de este modo: todo el ri-
gor del Discurso Universitario al ser-
vicio de la interpretación de un tex-
to; incluso, cuando ese rigor no exis-
te, caso de las universidades chilenas
en el trabajo del contenido latente.de
una poesía o cuando ese rigor dejó
de existir, sólo existió un segundo,
caso del trabajo filosófico en Chile,
sostener, como imposición de su ri-
gor, el Discurso Universitario, para,
luego, como gesto y totalidad, pro-
ducir una escritura que sea intrata-
ble, inaguantable, para ese Discurso,
para la Universidad —abrir, de ese
modo la Universidad a la realidad;
pues, sólo entonces, como realidad,
se podrá entender, amar, la poesía de
Que Cedomil Goic consi- Gabriela Mistral, la poesía chilena".
dere esa tarea cumplida, (SAM, pág. 261), la intención era cla-
me llena de satisfacción. ra: criticar el discurso universitario
chileno por su alejamiento completo
de la realidad y contribuir, de algún
modo, a una renovada, futura, Uni-
Sobre la identificación de versidad democrática. Desgraciada-
un individuo con la auto- mente, las voces de ultratumba ja-
ridad y el totalitarismo: más podrán ser voces democráticas.
Reich: Die Massenpsy- Por eso, y sólo por eso, era necesario
chologie des Faschismus, contestar al odio de tal "reseña". El
1933 (Cap. 2, N° 3).3 "ataque" de Guzmán a la antigua tra-
dición de la Universidad de Chile no
permitía "pasarla piadosamente en
silencio" (G.: SAM, pág. 304).

3 Nota obvia: La identificación con las autoridades generales no se contra-


pone, necesariamente, con el deseo de castración de las autoridades, o de
quienes son más jóvenes, en el campo de trabajo propio.

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