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LA “INFORMACIÓN HISTORIOGRÁFICA”: LAS FUENTES

Desde el punto de vista de sus fuentes, el trabajo de investigación histórica tiene dos momentos:

a) la definición del asunto a investigar;


b) la búsqueda de las fuentes de información.

Es el problema que condiciona las fuentes y no al contrario.


La “información historiográfica” (fuentes de la historia). La información sobre, y la documentación de,
un problema es un paso subsiguiente, no el primero, en todo inicio de un proyecto de investigación.
En la segunda mitad del siglo XX, el avance de la historiografía se destaca en las nuevas ideas sobre las
fuentes de la Historia. La extensión del concepto de fuente, la caracterización de los objetivos, la
necesidad y las técnicas de la “crítica de fuentes”, la conceptuación de las “disciplinas auxiliares”, han
cambiado radicalmente.
Han quedado arruinadas tres viejas concepciones:
1) La de las fuentes de la historia y su crítica como el origen de toda investigación;
2) La distinción entre fuentes primarias y secundarias;
3) La concepción tradicional de las ciencias auxiliares de la historia.

Fuente histórica: todo aquel objeto material, instrumento o herramienta, símbolo o discurso intelectual, que
procede de la creatividad humana, a cuyo través puede inferirse algo acerca de una determinada situación
social en el tiempo.

Las fuentes históricas tienen un carácter amplio y heterogéneo. Son teóricamente finitas. La cuestión es si
están descubiertas o no. La investigación histórica no depende en exclusiva de la aparición de fuentes de
información, sino de explicaciones cada vez más refinadas.

La idea tradicional de “fuente histórica” ha de ser reformulada en el contexto más adecuado de la idea de
información documental. Las fuentes para la historia tienen una variadísima procedencia. El archivo
histórico constituye hoy uno de los repositorios fundamentales de la documentación histórica, pero en
modo alguno las fuentes históricas tienen en exclusiva esa procedencia.

Una nueva taxonomía o clasificación de las fuentes históricas: la ampliación del concepto de fuente, la
extraordinaria generalización de las posibilidades de exploración de objetos materiales o de realidades
intelectuales como fuente de información histórica, la extensión del campo de la realidad que los
historiadores exploran habitualmente, hace que las viejas consideraciones sobre el carácter, crítica y uso de
las fuentes históricas sean hoy casi inservibles. Una de las cuestiones previas para todo estudio profundo de
las fuentes históricas es la de establecer una taxonomía adecuada y suficiente de las muy diferentes
variedades de fuentes posibles.

A la clasificación de las fuentes pueden aplicarse muy variados criterios. Es preciso hallar criterios de
clasificación que permitan referirse globalmente a todas las fuentes posibles, sea cual sea su procedencia,
soporte y aspecto. Sobre todo, es preciso que tales criterios sean útiles para algo que resulta ser
imprescindible en todo tratamiento de las fuentes históricas: su evaluación. Lo recomendable es el
establecimiento de varios criterios clasificatorios.

CRITERIOS TAXONÓMICOS

Posicional (fuentes directas o indirectas)

Intencional (fuentes voluntarias o no voluntarias)

Cualitativo (fuentes materiales o culturales)

Formal-cuantitativo (fuentes seriadas o no seriadas o seriables y no seriables)

Esta taxonomía permitiría una variación, más bien formal, que atendiera a la posición, la intención, la
información cuantitativa y la información cualitativa.

Ampliar información en Aróstegui: La investigación histórica: teoría y método. Barcelona, Crítica, 2001

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