Вы находитесь на странице: 1из 1

La ventana abierta

"Mi tía bajará pronto, señor Nuttel", dijo, muy segura de sí misma, la señorita de quince años;
"mientras tanto tendrá que aceptar mi compañía".

Framton Nuttel se esforzó por decir algo adecuado que sea debidamente halagador para la
presente sobrina, sin indebidamente, desacreditar a la tía que estaba por llegar. En su interior
dudaba más que nunca si esa serie de visitas formales a completos extraños ayudaría demasiado
para su cura nerviosa que se suponía padecía.

"Sé bien qué pasará", le había dicho su hermana mientras él estaba arreglando los preparativos
para su retiro de campo; "te enterrarás ahí y no hablarás con ningún alma viviente, y tus nervios
estarán peores que nunca a causa de la angustia. Sólo voy a darte cartas de presentación para
toda la gente que conozco allí. Alguna de ella, por lo que puedo recordar, era bastante
agradable"

Framton se preguntaba si la señora Sappleton, la dama a la que presentaba una de las cartas.
entraría en el grupo de la gente agradable.

"¿Conoce mucha gente por aquí?", preguntó la sobrina cuando juzgó que el silencio compartido
era suficiente.

"Apenas un alma", dijo Frampton. "mi hermana se quedaba aquí, en la rectoría, ¿sabe?, hace
unos cuatro años, y me dio cartas de presentación para algunas personas".

Hizo la última declaración en un tono de clara pesadumbre.

"¿Entonces no sabe practicamente nada sobre mi tía?", prosiguió, la señorita muy segura de sí
misma.

"Sólo su nombre y su dirección", Admitió el visitante.

Вам также может понравиться