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• Ausencia de norma.
• Ambigüedad de norma.
• Desconocimiento o vulneración de norma.
La existencia de un determinado proceso surge como consecuencia de que el estado obtenga la función
jurisdiccional. Hasta ese momento, hubo varias etapas o sistemas que intentaron restaurar la paz social y
resolver los conflictos. En estas asociaciones primitivas al no haber un superior jerárquico se podían dar
dos mecanismos: que los sujetos se pusieran de acuerdo o que hubiera un choque violento entre ambos.
I.I. Autotutela.
La autotutela va desapareciendo conforme van apareciendo los Estados, así desaparece en el Dº romano,
en la Edad Media, Edad Moderna; pero vuelve a aparecer en el Dº Contemporáneo como consecuencia del
Dº Canónico.
El art. 445 CP prohíbe esta forma de resolución de conflictos. Aun así existe en nuestro ordenamiento,
artículos como el 612 (perseguir abejas) y 592 (cortar raíces) CC. En el CP nos encontramos también con
la legitimación que otorga el art. 20.4 (legítima defensa).
I.II. Autocomposición.
Se trata de un mutuo acuerdo de las partes en el cual una se sacrifica por la otra. Es mucho más civilizada
que el anterior pero presenta el inconveniente de que aunque ya no afecta la fuerza física, sí lo hacen otros
factores como por ejemplo el económico. Por tanto, este modelo de resolución se ve caracterizado por: las
partes solucionan el conflicto de mutuo acuerdo (transacción) o a veces una tercera parte que interviene
entre ellas y que no se impone por la fuerza (mediación). La autocomposición puede ser:
• Unilateral. Una de las partes cede frente a la otra. Por ejemplo: renuncia o allanamiento.
• Bilateral. Solución del acuerdo por ambas partes. Destacan: negociación/transacción, mediación,
conciliación y desistimiento.
Regulada en el ámbito civil por la Ley 5/2012, Es un proceso no jurisdiccional a través del cual las partes
en conflicto intenta llegar a un acuerdo auxiliadas de un 3º, llamado mediador, si bien el acuerdo lo
alcanzaran las propias partes.
Es el medio alternativo de resolución de conflictos en que las partes intentan llegar a un acuerdo con la
ayuda de un mediador. Tiene como características:
• Voluntariedad. Nadie puede ser obligado a una mediación, si bien, una vez que se ha pactado
entre las partes, la ley la hace obligatoria en cuanto que establece que cuando exista un pacto por
escrito que exprese el compromiso de someter a mediación las controversias surgidas o por surgir,
se deberá intentar el procedimiento pactado de buena fe, antes de acudir a la jurisdicción o a otra
solución extrajudicial.
• Confidencialidad. No pueden revelarse el contenido de las conversaciones y todo lo que ocurra
en el proceso de mediación, si bien en algunos casos la ley excluye la confidencialidad cuando
consta por escrito y de manera expresa la renuncia a la misma.
• Carácter técnico de su desarrollo, en cuanto interviene un mediador, que es una persona técnica
y experta.
• Imparcialidad y neutralidad. El mediador debe abandonar su cometido cuando tiene relación
contractual o empresarial con las partes, interés directo o indirecto en el asunto o que haya actuado
con anterioridad a favor de una o varias partes.
• Método autocompositivo. La controversia es obra de las partes y no del mediador.
• Proceso comunicativo. lo que hace es dotar a las partes en conflicto de unos recursos
comunicativos de calidad para que puedan solucionar por si mismas la controversia.
En cuanto a su procedimiento podemos distinguir varias fases: solicitud, puede ser de ambas partes o a
través de un previo acto de sometimiento; sesión informativa, sesión comunicativa, que se hará constar
en un acta en la que constará la identidad de las partes, la designación del mediador, el objeto del conflicto,
el programa de actuaciones, la información de los costes, la aceptación de las partes y el lugar y la lengua
del procedimiento; sesiones de desarrollo y la terminación, que acabará con acuerdo o sin él,
levantándose en todo caso un acta con el resultado.
En cuanto a las funciones del mediador, ha de estar en el pleno ejercicio de los derechos civiles y no estar
imposibilitado por impedimento profesional. Debe ser un persona física con conocimientos técnicos, si
bien la ley contempla la posibilidad de que puedan llevarla a cabo instituciones, en cuyo caso, la institución
designada únicamente se limita a facilitar y administrar la mediación. Sus funciones son:
El acuerdo puede ser total o parcial, debe contener la identidad y domicilio de las partes, lugar y fecha en
que se suscribe las obligaciones que las partes asumen y el mediador que ha intervenido, firmándolo las
partes y entregándosele a cada una un ejemplar. Puede elevarse a escritura pública. Establece la ley que la
resolución arbitral y los acuerdos que se alcancen, si se elevan a escritura pública tendrán carácter de título
que lleva aparejada ejecución. Aparte de ello el acuerdo que se alcance podrá homologarse judicialmente
con lo que igualmente constituye un título ejecutivo si bien diferente del anterior. Si se incumple el acuerdo
y se ha elevado a escritura pública, el juzgado competente será el de 1ª Instancia del lugar donde se firmó
el acuerdo.
I.III. Heterocomposición.
I.III.I. Arbitraje.
Podemos definir el arbitraje como aquella institución en virtud de la cual dos o más personas acuerdan
someter las controversias surgidas o que puedan surgir entre ellas, a la decisión de uno o varios árbitros, al
tiempo que sustraen su conocimiento a los Tribunales ordinarios. Se regulada por la actual de 26 de
Diciembre de 2003. Hay varias clases:
• Voluntario y forzoso, según se establezca por voluntad de los interesados o por ministerio de la
ley. Si bien arbitraje en nuestro ordenamiento procesal civil es siempre voluntario.
• De derecho o de equidad, según que los árbitros deban resolver la controversia con arreglo a las
normas sustantivas del ordenamiento o conforme a su leal saber y entender. Los árbitros sólo
decidirán en equidad si las partes les hubiesen autorizado expresamente para ello.
• Libre o institucional, según las partes establezcan por sí mismas las reglas por las que deba regirse
o se sometan a la regulación prevista por determinadas personas jurídicas.
• Interno o internacional. Será internacional cuando la relación jurídica controvertida afecte a
intereses de comercio internacional o las partes tengan su domicilio en Estados diferentes al tiempo
de la celebración del convenio o el lugar del arbitraje.
El ámbito de aplicación se extiende a las materias de libre disposición. Sin embargo hay ciertas materias
que están excluidas:
Los interesados suscriben un convenio, el convenio arbitral, en el que acuerdan que un 3º, el árbitro,
resuelve el conflicto. Tiene, por tanto, auctoritas, reconocimiento. Tiene naturaleza jurisdiccional: los
árbitros tienen auctoritas, son independientes e imparciales, y su decisión, plasmada en el laudo, tiene el
mismo efecto que la de un Juez.
El convenio arbitral.
El convenio arbitral, podemos definirlo como el pacto por el cual las partes acuerdan someter a la decisión
de uno o varios árbitros las controversias surgidas o que pudieran surgir entre ellas.
En cuanto a los requisitos del convenio arbitral, no hay previsto ningún precepto en la Ley, se debe expresar
el consentimiento por escrito. Debe ser sobre materias disponibles y el objeto del convenio podrá ser
cualquier controversia que haya surgido o pueda surgir. La forma debe ser una cláusula incorporada a un
contrato general, en un contrato de adhesión o incorporado a un documento al que las partes se remiten. El
convenio obliga a las partes a cumplir lo estipulado y excluye el conocimiento de los tribunales.
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En cuanto a las medidas cautelares, hay que distinguir entre medidas judiciales, el convenio no impedirá a
las partes solicitar al Tribunal la adopción de medidas cautelares sea antes o durante la tramitación del
procedimiento arbitral; o medidas arbitrales, podrán acordarse las medidas que se estimen necesarias en
relación con las cuestiones que sean objeto del litigio a petición de cualquiera de las partes y salvo en
contrario, si bien para su ejecución deberá solicitar el auxilio de la Autoridad judicial.
Son las partes las que establecerán el procedimiento de elección de los árbitros, respetando el principio de
igualdad. Si no hay acuerdo entre las partes, designación judicial: bien a través del procedimiento acordado
por las partes o bien aplicando las normas establecidas en el art. 15. El arbitraje terminará por:
• Laudo. Es la forma normal de terminación del arbitraje. Debe dictarse por escrito y ser firmado por
los árbitros. Se decide por mayoría de los votos del colegio arbitral. Se emitirá en el plazo fijado
por las partes o en 6 meses a contar desde la contestación de la demanda. El laudo debe ser
motivado. Cabe la opción de solicitar la aclaración, corrección y complemento del laudo. No es
recurrible, es firme desde el momento en que se dicta.
• Por desistimiento.
• Por acuerdo de las partes.
• Por comprobación por los árbitros de que la continuación es innecesaria.
La impugnación del laudo puede llevarse a cabo a través de la acción de anulación, que puede darse por
infracciones durante el transcurso del proceso o por infracciones a la hora de dictar el laudo; o por recurso
de revisión, tendrá el mismo tratamiento y motivos que las sentencias. Hay unos motivos tasados que son:
convenio arbitral no existe o no es válido; la parte no ha sido debidamente notificada de la designación de
un árbitro o no ha podido hacer valor sus derecho; los árbitros han resuelto cuestiones no sometidas a su
decisión; la designación de los árbitros o el procedimiento arbitral no se ha ajustado al acuerdo entre las
partes; los árbitros han resulto cuestiones no susceptibles de arbitraje; o el laudo es contrario al orden
público. Se impugnará en dos meses desde la notificación del laudo. Sera ante el TSJ del lugar donde se
haya dictado el laudo.
La ejecución del aludo se llevara a cabo por las normas previstas para la ejecución de sentencias en la LEC.
El laudo será ejecutable aunque una de las partes haya interpuesto acción de anulación pudiendo el
ejecutado solicitar la suspensión siempre que ofrezca caución.
I.III.II. El Proceso.
El estado asume la función de resolver los conflictos que se plantean en la sociedad, y esa función es
realizada por los jueces que, al igual que los árbitros, tienen auctoritas. Tienen también potestas, lo que
supone que pueden hacer cumplir su decisión, incluso por la fuerza. Se encargan los jueces, los cuales
tienen autoridad y poder, es cara y lenta porque no hay jueces suficientes. Se puede ver desde tres
perspectivas:
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• Procesal. Un juez se encarga de, principalmente, juzgar el caso y ejecutar la sentencia si es
necesario a través del proceso de ejecución. Cuando se elabora una sentencia firme es que no se da
lugar a presentar un recurso, ya no se vuelve a juzgar más ese caso.
• Normas que regulan la estructura, organización y funciones de los órganos jurisdiccionales y del
personal al servicio de la Administración de Justicia.
• Normas relativas a los derechos de los justiciables, es decir, los presupuestos y el contenido de la
tutela jurisdiccional.
• Normas relativas a la forma y al contenido en el que el PJ cumple las funciones que tiene
constitucionalmente atribuidas, es decir, juzga y hace ejecutar lo juzgado.
En otras palabras, se encarga de cómo se organiza la administración de justicia (personal que trabaja en
ella y los tribunales); los presupuestos contenido de la tutela jurisdiccional (quién puede acudir a un juez,
qué necesita, etc.); normas que regulan los procesos, y crean procedimientos.
Según el art. 2 LEC, las normas procesales no son retroactivas, tienen que estar vigentes en ese momento
para poder aplicarse. Si surge una nueva norma llevándose a cabo un proceso, se aplicará la ley transitoria
que dice que el proceso debe seguirse conforme a la ley anterior hasta que se dicte sentencia, se después se
quiere presentar recurso de algún tipo, este ya se realizará conforme a la nueva norma.
V.II. En el espacio.
Según el art. 3 LEC, se aplicarán las normas de España a excepción de alguna que puedan dictar Tratados
y Convenios Internacionales. Se aplica el principio de territorialidad. En los procesos seguidos en España
siempre se aplica Ley procesal española. Las normas procesales siempre serán las nacionales incluso
cuando se estén ejerciendo funciones de auxilio judicial internacional a tribunales extranjeros.
• Constitución. Es la 1ª fuente del Dº Procesal. Estas normas deben ser aplicadas directamente por
los órganos jurisdiccionales y el TC. Los tribunales ordinarios podrán aplicar directamente la CE
en estos casos:
o Normas sobre derechos y libertades fundamentales.
o Inaplicar normas con rango inferior a la ley si se oponen a la CE, la ley o al principio de
jerarquía normativa.
Los tribunales ordinarios pueden aplicar indirectamente la CE de dos formas:
o Planteando cuestión de inconstitucionalidad.
o Interpretando las leyes conforme a la CE, lo más posible.
• Ley. Cuando se refiere a la ley como fuente del Dº Procesal es en sentido formal, es decir, aquella
emanada de los órganos competentes para realizar según la CE y publicadas correctamente en el
BOE y dotadas de valor superior. En la CE vienen determinadas algunas reservas de ley para
materias judiciales orgánicas y a materias procesales concretas. Estas reservas de ley no impiden
que se puedan realizar delegaciones legislativas al Gobierno. Algunas leyes referidas a la
organización de los tribunales y las garantías procesales se deben tratas con el carácter orgánico,
pero no quiere decir esto que toda la tutela judicial esté regulada mediante ley orgánica. Aunque el
Estado tenga la competencia exclusiva de la legislación procesal, las CCAA pueden tener cierta
competencia limitada para determinadas normas procesales civiles.
• Los principios generales del Dº. Son una autentica fuente del Dº, que incluso está por encima de
la ley y de la Constitución. Muchos de estos principios generales ya se encuentran en la CE por lo
que quedan respaldados con la protección del TC. Para que el TS reconozca un principio deben
existir dos o más sentencias que lo recojan, aunque no es una exigencia sino más bien un criterio.
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La jurisdicción surge con el Estado y la desaparición de la autotutela, es decir, desde que los particulares
no pueden resolver los conflictos ellos mismos y necesitan recurrir a la Administración de Justicia. Por
ello, la jurisdicción va a estar determinada por el tipo de Estado en el que nos encontremos.
Cualquier definición tendrá que partir de dos puntos de vista diferentes: la jurisdicción como función
asumida por el Estado (junto a la función legislativa y ejecutiva) y la jurisdicción como conjunto de órganos
formados por funcionarios que pueden ser jueces o magistrados.
Esta perspectiva existe ya que la jurisdicción es uno de los tres poderes esenciales que tiene el Estado,
reconocido en los arts. 117-127 CE. El art. 117.3 nos dice que el poder jurisdiccional recae sobre los
jueces y magistrados, este poder consiste en juzgar y ejecutar lo juzgado. En la jurisdicción no solo es
necesario la potestad, sino también la auctoritas. La potestad de estos se desarrolla mediante unos
principios que son:
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• Exclusividad jurisdiccional (art. 117.3 CE). Por la vertiente positiva, sólo jueces y Magistrados
pueden ejercer la función jurisdiccional. Por la vertiente negativa, los Jueces y Magistrados no
pueden realizar otra función distinta, salvo las dispuestas por Ley.
• Juez ordinario predeterminado por la Ley. Por un lado incide en la organización que haga el
legislador de los tribunales y por otro es un derecho fundamental que tiene cualquier persona, que
le asegura que sus asuntos serán llevados a cabo por un juez determinado, unas normas de
organización y competencias adaptadas a la CE. Para que se lleve a cabo hay que cumplir tres
requisitos:
o Predeterminación legal del órgano jurisdiccional. Los tribunales solo pueden crearse a
través de una ley orgánica y se prohíben los tribunales de excepción que controlan casos
concretos y que son tribunales creados de forma posterior al hecho.
o Predeterminación legal de competencia. El TC exige que exista unas atribuciones legales
de competencia de manera previa al proceso judicial. Estas normas tienen que ser
abstractas y generales porque tienen que ser aplicables a muchos casos distintos. Por tanto,
el TC considera que hay supuestos que por su naturaleza, por su materia y por su
trascendencia para la sociedad llevan a que el legislador establezca que la instrucción y el
enjuiciamiento corresponda a un órgano jurisdiccional centralizado.
o Predeterminación de juez-persona que debe conocer el asunto. No es del mismo grado
de exigencia que los apartados anteriores pero se considera que la fijación del juez o
magistrado está ligada a que conozca o no del asunto que se trata. No tienen por qué estar
aprobadas como leyes formales, pero deben ser objetivas y prefijadas. Esta exigencia es
cumplida por las normas que rigen la composición de las secciones, el régimen de
magistrados suplentes, los sistemas de sustitución y las normas de asignación de ponencias
a magistrado; no es cumplida por los jueces en provisión temporal de algunos supuestos,
la designación de jueces instructores especiales y la composición de las Salas de Conflicto.
La jurisdicción es un órgano público del Estado que está sujeto a un régimen jurídico determinado, desde
esta perspectiva se ve la jurisdicción como algo relativo al Dº Administrativo, pero dada a la especial
función que realizan los jueces y magistrados no puede catalogarse como tal.
No es lo mismo Administración de Justicia que es cuando hacemos referencia a los distintos órganos
jurisdiccionales que la Administración judicial es el conjunto de medios personales y materiales que están
al servicio de la función jurisdiccional.
El CGPJ es el autogobierno de los tribunales, se encarga de su organización, del estatuto jurídico de los
juzgadores y del servicio de la Administración de Justicia. Su fundamento está en garantizar la
independencia del PJ con respecto a los demás poderes. Está formado por 20 miembros: 6 elegidos por el
Congreso y 6 por el Senado (entre jueces y magistrados), 4 por el Congreso y otros 4 por el Senado (entre
juristas de reconocido prestigio con más de 15 años de experiencia profesional). Las funciones del CGPJ
son:
• Tutelar el derecho objetivo. Art. 1.6 CC: “La jurisprudencia complementará el ordenamiento
jurídico con la doctrina que, de modo reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y
aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del derecho”. Art. 3.1 CC: “Las normas se
interpretarán según el sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes
históricos y legislativos y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo
fundamentalmente al espíritu y finalidad de aquellas”.
• Individualizando el derecho en el caso concreto. Art. 117.3 CE: “El ejercicio de la potestad
jurisdiccional en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, corresponde
exclusivamente a los Juzgados y Tribunales determinados por las leyes, según las normas de
competencia y procedimiento que las mismas establezcan”.
• Juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado.
• Independencia. Les viene dada a jueces y magistrados en el art. 117.3 CE y art. 1 LOPJ, frente
a:
a) Los poderes del Estado. En tres tipos de garantías: se intenta evitar que el poder ejecutivo
manipule la constitución de los tribunales y la distribución de los asuntos entre los órganos;
sujeción exclusivamente a la ley; inamovilidad de los jueces y magistrados, es decir, que no
podrán ser separados, suspendidos trasladados o jubilados de forma arbitraria.
b) Superiores jerárquicos. Mientras que el funcionario tiene superiores, el juez no tiene. La
función jurisdiccional es ajerárquica, se sigue el orden jerárquico judicial para recursos.
c) Sociedad. Sobre todo de los medios de comunicación. Poco sobre esto en la LOPJ.
• Responsabilidad. Hay dos tipos de responsabilidades: responsabilidad disciplinaria gubernativa
(incumplimiento de los deberes del juez sin ser un proceso concreto) y responsabilidad
jurisdiccional (incumplimiento de los deberes del juez en un proceso concreto:
disciplinaria/penal).
• Imparcialidad. No pueden actuar los jueces y magistrados favoreciendo a una de las partes de
manera subjetiva. Si un juez se encuentra en un pleito en el que pueda verse afectado por la carga
subjetiva, puede exigir la retirada de este. No es una cualidad absoluta, sino concreta de
determinados casos. Los sistemas para garantizarla son abstención (considera que su criterio va a
resultar imparcial) o recusación (una de las partes del pleito puede acusar al juez de no haber sido
imparcial).
• Desinterés objetivo. Esta cualidad es la más abstracta de todas y consiste en que el juez usa el
derecho de manera objetiva y para cumplir su función, pero el asunto no le interesa en absoluto.
• Irrevocabilidad de las resoluciones jurisdiccionales. La característica principal que diferencia a
la administración de la jurisdicción es que la 1ª no llega a crear nunca cosa juzgada mientras que
las sentencias de los jueces llega un momento en que acaba por ser cerrada sin posible presentación
de recursos. En algún momento el juez dictará una sentencia que será irrevocable y no se podrá
presentar recurso alguno.
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A pesar de las características dadas anteriormente sobre la jurisdicción y que las hace diferenciarse en
muchos aspectos de la Administración, surgen dudas numerosas veces a la hora de a quién acudir para
determinados casos. Esto se llama conflicto jurisdiccional.
II. Acción.
La acción procesal puede verse como las relaciones entre el Dº Material y el proceso, es decir, como se
produce el tránsito desde los derechos sustantivos al proceso e incluso la mutación jurídica que el procesa
supone para tanto los derechos subjetivos como los objetivos privados. También está la teoría abstracta que
explica la acción diciendo que es el porqué de comienzo de la actividad de los órganos jurisdiccionales y
de la llegada al fin de proceso.
Ambos pensamientos concluyen en estudiar cuáles son los derechos de los justiciables, todos somos
justiciables porque todos tenemos derecho a una tutela judicial efectiva ante la Administración de Justicia
como consecuencia de la prohibición de autotutela. El Estado asume el compromiso de tutela del orden
público y así este compromiso se materializa con la creación de la jurisdicción, a través de la cual se
garantiza a los ciudadanos la justicia y el orden público segundo, con el reconocimiento de determinados
derechos al justiciable que le permita promover la actuación de los órganos jurisdiccionales. Estos derechos
que el legislador tiene que reconocer a los ciudadanos como consecuencia de la prohibición de la
autodefensa son tres:
a) Derecho de acceso a los Tribunales. Es el derecho a poder dirigirse a los órganos jurisdiccionales
y solicitar la tutela de sus derechos e intereses.
b) Derecho al Proceso (y a obtener un pronunciamiento sobre el fondo). Es el derecho a que se
inicie y se desarrolle un proceso que termine con un pronunciamiento por parte del órgano
jurisdiccional, una sentencia.
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Dependiendo de en qué proceso nos encontremos, los derechos del justiciable serán distintos. Así cabe
distinguir el proceso civil (resuelven conflicto de rama civil) y el proceso penal (resuelven casos de
conductas que afectan a la convivencia de las personas). Existirán otros como el administrativo o laboral
mucho más específicos.
Es el derecho abstracto mediante el cual toda persona por el mero hecho de serlo cuando tiene una
determinada capacidad determinada por el legislador puede dirigirse a los órganos jurisdiccionales
solicitando la tutela de sus intereses y derechos. Este derecho queda satisfecho con la mera actuación de
los órganos jurisdiccionales, sea cual sea esta. Rasgos de este derecho:
El derecho al proceso es un dº subjetivo pública de naturaleza procesal que no guarda relación con los
subjetivos privados que las partes puedan tener. El particular con este derecho tiene derecho al inicio y
desarrollo de una actividad procesal que finalice con una sentencia de fondo según el contenido del asunto.
Este derecho se consagra en el art. 24 CE.
Ambos derechos nombrados no son lo mismo, puesto que el primero es abstracto, constitucional; y el otro,
es subjetivo público y procesal. El derecho de acceso es la base del proceso y este ya no lo tienen todos los
particulares sino que solo podrá ejercitarse cuando se cumplan unos presupuestos.
El derecho a una tutela judicial efectiva es el derecho a obtener una resolución sobre el fondo siempre que
concurran los presupuestos y requisitos procesales. Tendrá derecho al proceso si elige interponer la
demanda ante un órgano jurisdiccional competente, si tiene capacidad, si está representado e interpone la
demanda cumpliendo los requisitos legales. Se inicia un proceso que finaliza con una sentencia. Es un
presupuesto de la acción y no del proceso.
El derecho a una tutela jurídica concreta supone que el particular tiene derecho a activar la actuación de
jurisdicción, que esta dicte una sentencia sobre el fondo del asunto, y además tiene el derecho de que se
otorgue en esa sentencia la tutela jurídica que se está solicitando. Esta formulación coincide con la doctrina
que sigue la concepción de la teoría concreta respecto de la acción. Para ellos la acción seria el derecho
objetivo público dirigido frente al Estado a obtener una tutela con un determinado contenido concreto.
Por tanto, el derecho de acción se encuentra indisolublemente unido al proceso, de forma que aquel no
puede ser reconocido fuera del proceso. Para que se tenga derecho a una sentencia favorable se precisa:
El derecho al proceso es el cual hace que se inicie un proceso, se desarrolle y termine con una sentencia
sobre el fondo. Se diferencia de la acción en que esta es un derecho anterior al proceso, la acción anterior
al proceso está formada por presupuestos materiales.
La acción no incluye al derecho al proceso una vez que se inicia porque puede darse un sujeto que tenga
acción pero no derecho al proceso por lo que la acción quedará prejuzgada y también puede darse que
teniendo derecho al proceso, carezca de acción. Esta íntima relación que existe en la medida de que la
acción solo puede ejercitarse y satisfacerse a través del proceso, y en tanto que el ejercicio del derecho al
proceso exige ineludiblemente la afirmación de una concreta acción.
Frente a los derechos subjetivos privados, la acción es un derecho subjetivo público que se tiene frente al
Estado, de forma que un solo derecho subjetivo privado puede dar lugar a distintas acciones: confesoria,
de servidumbre – deslinde – declarativos de dominio – reivindicatoria. Por tanto, la acción entendida como
el derecho a una sentencia de contenido concreto, está condicionada a la concurrencia de determinados
requisitos:
• Accionabilidad.
• Causa pretendi.
• Interés legítimo.
La acción para nosotros es un derecho que se ejerce frente al Estado para que satisfaga frente al demandado
el interés de tutela jurídica en la forma establecida en el ordenamiento procesal y se plantea frente al
adversario para que tolere el acto de tutela. La diferenciación evidente en nuestro ordenamiento entre acción
y derecho subjetivo material.
Lo que marcaría el inicio del proceso es la afirmación de la acción, es decir, la pretensión. Es necesario
también para ejercer el derecho al proceso. Por tanto, los derechos de acción y el de proceso se ejercitan en
el mismo acto: la demanda. Nunca se podrá obtener la tutela que se necesita si no es instando un proceso.
Ahora bien, nunca puede instarse un proceso civil sin afirmar que se tiene derecho a una tutela judicial
concreta. La pretensión puede ser entendida como acto en sí de solicitar y a la vez como objeto de ese acto.
En el acto de la pretensión se concretará la afirmación de la acción, esto es, el derecho a obtener la tutela
jurisdiccional que se pretende porque se tiene derecho a ella y el ejercicio del derecho a una sentencia sobre
fondo. Además en función de cada concreta pretensión será posible conjugar en el inicio las normas de
jurisdicción, de competencia de procedimiento y el elenco de institutos procesales que giran en torno al
objeto del proceso, es decir, en torno a la concreta acción afirmada: congruencia, litispendencia, cosa
juzgada, acumulación de procesos, de donde se confirma con rotundidad la importancia de los conceptos
de acción y pretensión para el Dº Procesal.
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El concepto de acción formulado como dº subjetivo público, no es aplicable al proceso penal debido a que
en este proceso no existe un derecho de los particulares a castigar al delincuente en la medida en que el ius
puniendi pertenece, solo y exclusivamente, al Estado lo que determinada que la única relación jurídica
existente en el ámbito penal sea la que liga a aquel con el delincuente. Por tanto, lo que los ciudadanos
tienen es, un interés jurídicamente protegido dirigido a lograr la condena de aquellos que hayan delinquido.
No obstante, la LECrim confiere una amplia legitimación activa al ciudadano, al margen de concedérsela
también al MF; sin embargo ese derecho a la acción penal, en ambos casos no es coincidente. Los
particulares, en tanto ofendidos por el delito concreto, ostentan un interés previo a la comisión del delito
que desencadena el proceso penal. La función del Dº Penal es la protección de bienes mediante la
prevención y este no otorga un sustrato de donde partir para el estudio del dº de acción como el dº privado.
III. Proceso.
Es uno de los tres pilares básicos del Dº Procesal y del cual deriva el nombre. Puede ser considerado como
la serie o sucesión de actos que sirven como cauce para el ejercicio de la función jurisdiccional. El proceso
comporta además una garantía en la función de impartir justicia, al determinar una reglamentación de la
forma en que se ha de desarrollar el devenir de actos que persiguen aquella finalidad, de forma que solo
serán válidos los que se acomoden a tal reglamentación que, sin duda, procura la salvaguarda de los
derechos de defensa de las partes y la igualdad de armas. Debemos por tanto entender que las bases
fundamentales donde se asienta el proceso son los llamados principios jurídico naturales, sin cuya
observancia no cabe hablar de proceso jurisdiccional.
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Según el art. 117 CE la función jurisdiccional se basa en juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. Son actividades
que se complementan pero que no deben darse consecutivamente para la materialización del derecho en el
caso concreto. Los jueces juzgan declarando el derecho al caso concreto (proceso de declaración); si no se
cumple voluntariamente por la persona obligada a ello, existe la vertiente ejecutiva de la jurisdicción que
tiende a materializar lo ya determinado.
Para el cumplimiento de las anteriores finalidades, el proceso tiene que tener unas particularidades. Por
ello los procesos de declaración y de ejecución conforman métodos diferentes, regido por actividades de
distinta naturaleza. Para los primeros, lo importante es la aportación de datos al juez (alegaciones), después
convencer al juez de la veracidad de cada uno de ellos (prueba) y así conformar el material suficiente para
que el juzgador decida (conclusión).
En los procesos de ejecución, lo importante es la actividad que el juez despliega hacia el exterior, en función
de la resolución y así se estructuran en presentación de los documentos con fuerza ejecutiva que el juez
solo valora formalmente para posteriormente pasar a la actividad de transformación de la realidad.
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Esta organización está delimitada por los criterios expuestos en LOPJ y LDPJ (Ley de Demarcación y
Planta Judicial). Estos criterios son diversos y se dan teniendo en cuenta diferentes razones: criterio de
especialización por órdenes jurisdiccionales y el criterio territorial. Estos no son los únicos criterios,
también existen por ejemplo, qué tribunal va a conocer de un caso en 1ª Instancia y cuáles van a ser los
posibles ante los que se pueda presentar recurso.
Dentro de la jurisdicción ordinaria tenemos órganos jurisdiccionales especiales pero que no llegan a formar
una jurisdicción especial, debido a que están prohibidas por la CE. Estos órganos son especiales debido a
que los asuntos que tratan les vienen reconocidos por unas reglas especiales.
Hay juzgados o tribunales que van a conocer de más de un orden ya sea porque la ley ha querido o porque,
al ser órganos colegiados y distribuidos por salas o secciones, van a conocer de un orden u otro. Según el
art. 98 LOPJ, donde exista más de un juzgado de la misma clase, uno o varios de ellos asumirán con
carácter exclusivo determinada clases de asuntos dentro del mismo orden jurisdiccional.
Aparte de todo lo anterior, se encuentra la única jurisdicción especial, la Jurisdicción Militar, la cual tiene
como tribunal superior la Sala 5ª del TS, reservada a temas militares.
Se les atribuyen las materias relaciones con la aplicación del Derecho Privado Civil, el Mercantil y
cuestiones acerca del Registro Civil. En julio de 2014, las cuestiones acerca del Registro Civil pasan a ser
llevadas por el Ministerio de Justicia. Los órganos que integran este orden son:
1. Juzgados de paz. No están compuestos por juristas o jueces técnicos sino legos; son órganos
municipales, es decir, su jurisdicción se extiende dentro de las competencias que pueden asumir y
dentro del municipio al que pertenece; sus jueces al no ser escogidos por oposición, tienen una
temporalidad de 4 años y son elegidos por la Sala de Gobierno del TSJ de la CCAA.
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Conocen de asuntos civiles y penales. En el orden civil la competencia va a quedar limitada a
cuestiones de escasa cuantía y fundamentalmente acerca del Registro Civil.
2. Juzgados de 1ª Instancia o de 1ª Instancia e Instrucción. Aunque la LOPJ los trate como órganos
distintos, en realidad es uno solo que tiene competencia tanto en el ámbito civil como en el penal,
solo en las capitales de provincia se pueden separar estos órganos quedando por un lado los de
Instancia (civil) y los de Instrucción (penal). Órganos unipersonales que extienden su competencia
al partido judicial donde radiquen, se pueden encontrar separados de los de Instrucción o pueden
ser mixtos, puede existir uno o más en cada partido y su sede física estará en el municipio capital
de ese partido judicial del que tomarán su nombre. Conocerán de aquellos asuntos que les permita
la LOPJ. Va a conocer de 1ª Instancia de todos los asuntos civiles y en 2ª de todos los recursos
contra las resoluciones de los Jueces de Paz. También de los casos de resoluciones judiciales de
extranjeros, a no ser que con arreglo a lo expuesto en algún Tratado le corresponda a otro juzgado
o tribunal.
3. Juzgados de lo mercantil. Juzgados unipersonales que se establecen generalmente en cada
provincia con jurisdicción en toda ella y sede en su capital, en la que podrá haber uno o varios
juzgados. También podrán establecerse en zonas distintas a la capital de provincia cuando la
actividad económica de la provincia se desarrolle en algún sitio específico. También puede darse
la existencia de juzgados de lo mercantil que puedan intervenir en varias provincias de la misma
CA. Conoce de asuntos mercantiles y concursales, aunque también de ciertos asuntos civiles y
laborales cuando estos tengan relación con la material concursal. También sobre resoluciones
extranjeras, si versan sobre materias de su competencia y su intervención no vaya en contra de
algún Tratado. También se crean los Juzgados de lo Mercantil de Alicante, que tendrá competencia
para conocer en 1ª Instancia y de forma exclusiva de lo relacionado con la Marca Comunitaria.
4. Juzgados de Violencia contra la Mujer. Órganos penales a los que se les atribuye competencias
civiles. En cada partido judicial habrá uno o más juzgados que conozcan de esta materia (art. 87
LOPJ). Estos juzgados pueden crearse o bien creándose uno o varios juzgados nuevos que
conozcan de esta materia y jurisdicción en todo el partido, o puede convertirse alguno de los
juzgados preexistentes en un juzgado de este tipo y con competencia exclusiva solo en esta materia
y jurisdicción en todo el partido. Puede ser también que esta competencia especial sea adquirida
por un Juzgado de 1ª Instancia e Instrucción combinándola con otras competencias. Si solamente
existe un juzgado de Instancia e Instrucción, será este mismo el que asuma estos asuntos. Se les
atribuyen materias civiles y penales. Los asuntos civiles solo podrá llevarlos a cabo si antes ha
habido o si forma parte de un procedimiento penal.
5. Audiencias Provinciales. Órganos colegiados que extienden su jurisdicción a la provincia donde
se encuentran, tienen su sede física en la capital de la misma, de la que tomarán su nombre. Se
pueden dividir en secciones que se numerarían ordinalmente y las cuales pueden estar
especializadas en la materia de la que conocen. Está formado por 3 magistrados de los cuales uno
será el presidente, contando con la misma composición cada una de las secciones en las que se
divida. En el orden civil, conocerán sobretodo de 2ª Instancia por el recurso que la ley establezca
contra resoluciones dictadas por órganos de 1ª Instancia de su circunscripción. (art. 82.2 LOPJ).
A parte de los recursos también es de su competencia, el conocimiento de asuntos de materia civil
y penal entre juzgados de la provincia que no tengan otro superior jerárquico común y de las
recusaciones de sus magistrados cuando estas no están atribuidas a los Tribunales Superiores de
Justicia. La sección que se especialice conocerá también los recursos hechos a los Juzgados de la
Marca Comunitaria en Alicante.
6. Tribunales Superiores de Justicia. Serian la cúspide de los juzgados dentro de una CA. No son
autonómicos sino estatales. Son órganos colegiados que ejercen su jurisdicción en toda la CA de
la cual tomará su nombre y trata materias de todos los órdenes jurisdiccionales en distintas salas
dependiendo del orden.
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Tiene atribuido el conocimiento de las causas por la comisión de infracciones penales tipificadas así por
ley. Estos órganos siguen los mismos criterios que el resto solo que en el conocimiento de asunto en 1ª
Instancia se tiene dos partes: la instrucción y el enjuiciamiento. Estas fases van a estar atribuidas a órganos
jurisdiccionales diferentes para una causa concreta. También hay órganos que con competencia genérica
igual a otros órganos van a estar englobados aun así dentro de la AN.
1. Juzgados de paz. Conocerán de aquellos casos de faltas que les atribuya la ley o actuaciones
penales de prevención y otras que la ley dicte.
2. Juzgados de Instrucción o de 1ª Instancia e Instrucción. Van a tener competencia para instruir,
de enjuiciamiento, el conocimiento en 2ª Instancia de recursos contra sentencias del Juez de Paz y
otros procedimientos de habeas corpus. Art.87 LOPJ.
3. Juzgados de Violencia sobre la Mujer. Instrucción de procesos para exigir responsabilidad penal
por los delitos del CP relativos a la violencia e intimidación cometida contra la esposa o mujer
relacionada con el autor por haber tenido alguna relación de alto grado afectivo o también por los
descendientes de esta; instrucción de procesos para exigir responsabilidad penal por delitos contra
los derechos y deberes familiares; protección a las víctimas; conocimiento y fallo de faltas contra
las personas y contra el patrimonio si la víctima es la explicada en el 1er punto de las competencias;
dictar sentencia de los casos que así le atribuya la ley.
4. Juzgados de Vigilancia penitenciaria. Unipersonales, no tienen capacidad para instruir o
enjuiciar sino que se encargan de la vigilancia de la ejecución de las penas privativas de libertad,
medidas de seguridad impuestas por otros órganos del orden penal, además de control de la
potestad de las autoridades penitenciarias, amparo, derechos y beneficios de los internos en las
cárceles y demás del art. 94 LOPJ.
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Conoce de las pretensiones contra los actos y reglamentos de la Administración pública en toda su
extensión y también de la responsabilidad patrimonial de tal administración. Los órganos jurisdiccionales
son:
Conocerán de las ramas sociales del derecho en conflicto, tanto individuales como colectivos, así como
dentro de la materia de la Seguridad Social.
Solo actúa en el ámbito estrictamente castrense. Regulada por LO 4/1987 y Ley 44/1998 de Planta,
demarcación y organización territorial de la Jurisdicción militar. Denominación:
La diferencia es su procedencia ya que todos son miembros del Cuerpo Jurídico Militar, es decir, miembros
de las Fuerzas Armadas y dependientes del Ministerio de Defensa y no del CGPJ. En el TS le corresponde
la Sala 5ª de lo militar que es distinta porque tiene una composición mixta ya que sus miembros son
nombrados por el CGPJ la mitad ordinarios y la otra mitad del CJM. Conoce de materias del ámbito
castrense, materia penal militar y materia contencioso-disciplinaria militar. Órganos:
El art. 125 CE reconoce la posibilidad de que existen tribunales consuetudinarios y tradicionales como el
Tribunal de las Aguas de Valencia y El Consejo de Hombres Buenos de Murcia, este articulo lo que hace
es crear órganos jurisdiccionales cuyo origen no es la voluntad del Estado, sino la costumbre, pero aun así
estos tribunales aplican el Dº Procesal del Estado y por lo tanto la fuente de este no es la costumbre.
• Tribunal de las aguas de la vega de Valencia. Creación de hace más de mil años para resolver
litigios por riesgo de la huerta de Valencia. Compuesto por 8 jueces-síndicos, representantes de las
7 acequias que riegan el ámbito de la jurisdicción.
• Consejo de los hombres buenos de Murcia. Se función es la gestión y justicia en el regadío de
la huerta de Murcia.
Está regulado en la CE en el título IX, y por LO 2/1979 del TC. Es el más alto órgano en la misión de
defender e interpretar la CE. Composición y organización:
Sede en Madrid, compuesto por 12 magistrados que eligen a su Presidente nombrado por el Rey a propuesta
de las Cámaras, el Gobierno y el CGPJ. El mandato es de 9 años, renovándose por 1/3 cada 3 años. Se
organiza atendiendo a las funciones gubernativas o jurisdiccionales. Se organiza según las funciones, si
son gubernamentales o jurisdiccionales. Jurisdiccionalmente se organizan en pleno, que a su vez se divide
en dos salas y estas a su vez en dos secciones por sala. Para asuntos de gran importancia se usa el pleno.
Estas divisiones se hacen para agilizar el trabajo.
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España está integrada en la UE que es una agrupación democrática de Estados europeos y esta integración
ha hecho que este sujeto nuestro país a una serie de órganos jurisdiccionales concretos y a unas normas.
Estos órganos son:
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Son funcionarios públicos que forman un Cuerpo Superior Jurídico único de carácter nacional al servicio
de la Administración de Justicia, dependiente del Ministerio de Justicia que ejerce su función con autoridad.
Se regulan en el libro V de la LOPJ y en el Reglamento Orgánico de Secretarios Judiciales.
Hay dos sistemas de ingreso, el sistema ordinario que sería mediante oposición y el sistema excepcional
que sería mediante concurso u oposición libre. Ambos tienen los mismos principios y requisitos a exigir.
Existe también una tercera forma que es la de promoción interna de los funcionarios de Carrera del Cuerpo
de Gestión procesal y administrativa que lleven al menos dos años de servicios efectivos. Para esta forma
se reserva el 50% de las plazas y se dan mediante concurso-oposición.
Tiene 3 categorías y con el ingreso en el cuerpo se obtiene la tercera. Estas se van obteniendo y
consolidando con el transcurso del tiempo. La categoría tiene incidencia a efectos retributivos y no para
ocupar determinados puestos en los grupos en los que se organizan los puestos de trabajo. En cuanto a sus
funciones:
a. Cuerpos generales. Tienen carácter nacional aunque las competencias pueden transferirse a las
CCAA. Se encargan de tareas de contenido procesal, sin perjuicio de la realización de funciones
administrativas vinculadas a las anteriores. Son cuerpos generales:
• Cuerpo de gestión procesal y administrativa (art. 476 LOPJ). La titulación mínima
exigida para el acceso es la de diplomado universitario. Le corresponde colaborar en la
actividad procesal, gestionar la tramitación de los procedimientos, practicar y firmar las
comparecencias y documentar los embargos.
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• Cuerpo de tramitación procesal y administrativa (art. 477 LOPJ). Se exige tener el título
de bachiller o equivalente. Realiza tareas que apoyen la gestión procesal como: tramitación
general de los procedimientos; el registro de clasificación de la correspondencia, etc.
• Cuerpo de auxilio judicial (art. 478 LOPJ). Se exige el graduado en ESO o equivalente.
Realiza tareas de auxilio a la actividad de los órganos judiciales: practica de los actos de
comunicación, proceder a la ejecución de embargos, lanzamientos y demás actos como
agentes de la autoridad; actuar como policía judicial con el carácter de agente de la
autoridad, etc.
b. Cuerpos especiales. Son cuerpos de funcionarios que están al servicio de la Administración de
Justicia pero cuyas funciones se diferencian de los anteriores ya que tienen una profesión o
titulación específica. Son:
• Cuerpo de médicos forenses. Su función es la asistencia técnica en cualquier ámbito
judicial en las materias de su disciplina profesional, tanto en el campo práctico con
fallecidos como en la vigilancia y asistencia de detenidos, enfermos o lesionados.
• Cuerpo de facultativos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses.
Auxilia a la Administración de Justicia y contribuye a la unidad de criterio científico y a
la calidad de su habilidad y desarrollo de ciencias forenses.
• Cuerpo de técnicos especialistas del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias
Forenses. Son funcionarios de carrera cuya profesión es prestar ayuda a la Administración
de Justicia atendiendo a tareas científicas y forenses que puedan serles de ayuda.
• Cuerpo de ayudantes de laboratorio del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias
Forenses. Se encargan de ayudar a los técnicos y por tanto también a la Administración
de Justicia.
Órgano de relevancia constitucional con personalidad jurídica propia, integrado con autonomía funcional
en el PJ y ejerce su misión por medio de órganos propios. Está regulado por el art. 124 CE y Ley 24/2007.
Según la CE, el MF tiene como tarea promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los
derechos de los ciudadanos y el interés público tutelado por la ley, velar por la independencia de los
tribunales y procurar la satisfacción del interese social. El ingreso en el Cuerpo de fiscales se hace mediante
oposición libre unificada con la Carrera Judicial. Los fiscales actúan bajo estos principios:
• Unidad de actuación y dependencia jerárquica. El MF es único para todo el Estado y actúa bajo
la potestad de los superiores, siendo el supremo el Fiscal General del Estado.
• Legalidad. Actuará sometido a la CE, las leyes y demás normas del ordenamiento jurídico vigente.
• Imparcialidad. Actúan con objetividad e independencia en defensa de los intereses que les
encomiendan.
En cuanto a sus funciones esenciales (art. 124 CE) y funciones esenciales desarrolladas en el art. 3
Estatuto Orgánico MF:
• Velar por que la función jurisdiccional se ejerza eficazmente, por el respeto de las instituciones
constitucionales y de los DDFF y libertades públicas.
• Defender la independencia de los jueces y tribunales y procurar ante estos la satisfacción del interés
social.
• Ejercitar las acciones penales y civiles que vienen de delitos u oponerse a ellas en defensa de la
legalidad y el interés social.
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Son profesionales del Dº que tienen como tarea defender y representar en juicio a las partes en todo el
proceso judicial. Las principales normas que regulan sus tareas son los arts. 542-546 LOPJ y sus estatutos.
Abogados. La abogacía es una profesión libre e independiente que presta un servicio a la sociedad
en interés público y que se ejerce en régimen de libre y leal competencia, por medio del consejo y
la defensa de derechos e intereses públicos o privados, mediante la aplicación de la ciencia y
técnicas jurídicas, en orden a la concordia, efectividad de los derechos y libertades fundamentales
y la Justicia.
Procuradores. Profesión libre, independiente y colegiada que tiene como principal misión la
representación técnica de quienes sean parte en cualquier procedimiento. Desempeñan cuantas
funciones y competencias les atribuyan las leyes procesales para mejorar la administración de
justicia, la realización de los procesos y eficaces ejecuciones de las sentencias y resoluciones de
los jueces y tribunales. Sus competencias son asumidas de forma directa o por delegación del
órgano jurisdiccional.
Para poder ejercer ambas profesiones se requiere estar graduado o licenciado en Derecho y colegiados en
el colegio Profesional de la misma. Los requisitos para la colegiación están en los estatutos generales. La
obtención de los títulos profesionales de abogado y procurador serán imprescindibles para la colegiación
en los correspondientes colegios profesionales. Para la obtención del título hará falta ser graduado o
licenciado en Derecho y acreditar la capacitación profesional mediante la superación de la formación
especializada y una prueba de evaluación.
Son miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que dependen orgánicamente del Ministerio
del Interior o Conserjerías del Interior de las CCAA pero funcionalmente de los jueces y magistrados y del
MF. Sus funciones vienen establecidas en el art. 126 CE y desarrolladas en la LOPJ art. 547-550 y en la
Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y en el RD de regulación de la Policía Judicial.
Fundamentalmente son la averiguación del delito y su descubrimiento y aseguramiento del delincuente.
Según el art. 551 LOPJ, la representación y defensa del Estado y de sus organismos autónomos
corresponden a los abogados del Estado, integrados en el servicio jurídico del mismo, y la representación
y defensa de las CCAA y de los EELL corresponde a los letrados que sirvan en los servicios jurídicos de
dichas Administraciones Públicas. Estas últimas podrán designar un abogado colegiado que las represente
y defienda y, en determinados casos, podrán ser defendidas por los abogados del Estado.
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La responsabilidad del Estado se ve desde una doble óptica: para el ciudadano, como la garantía de lograr
un pleno resarcimiento de los daños que sufra; y para el juzgador, como el mecanismo que preserva su
autonomía e independencia poniéndole al amparo de abusivas acciones de responsabilidad dirigidas contra
él. La responsabilidad patrimonial del Estado por los daños causados en el ejercicio de la jurisdicción es
directa y objetiva. Los arts. 292-297 LOPJ aparte de recoger los supuestos genéricos constitucionales
añade la prisión provisional.
Los daños habrán de ser efectivos, evaluables económicamente e individualizados con relación a un
persona o grupo de personas. La reclamación de indemnización por un error judicial o un funcionamiento
anormal ha de estar precedida de una declaración de que se han producido los mismos; la declaración se
realizará por el TS en caso de error y por el Ministerio de Justicia o el Gobierno en caso de anormal
funcionamiento. Una vez que se obtiene, el interesado irá con su petición indemnizatoria al Ministerio de
Justicia, tramitándose con arreglo a las normas reguladoras de la responsabilidad patrimonial del Estado,
que dictará una resolución contra la que cabrá recurso contencioso-administrativo.
Supuestos:
• Error judicial. Puede ser de hecho o de derecho, y no procederá contra la resolución judicial a la
que se impute mientras no se hubieren agotado los recursos previstos en el ordenamiento.
• Funcionamiento anormal de la Administración de justicia. Funcionamiento contrario a las
normas procesales.
• Prisión preventiva. Tendrán derecho a indemnización quienes después de haber sufrido prisión
preventiva sean absueltos por inexistencia de hecho imputado o por esta misma, siempre que se le
hayan hecho perjuicios. La cuantía de la indemnización se fijará en función del tiempo en prisión
y de las consecuencias personales y familiares que haya supuesto.
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Tema 4. Principios y formas del proceso y del procedimiento civil y penal.
I. Principios jurídico-naturales del proceso.
Elementos postulados de Justicia que debe inspirar necesariamente todo tipo de procesos. Son tres:
A. Principio de audiencia. Nadie puede ser condenado sin haber sido oído y vencido en juicio, es
decir, el juzgador tiene que oír los argumentos de cada una de las partes. Ha de complementarse
con la puesta en conocimiento de las actuaciones, pues nadie puede defenderse de lo que
desconoce. Negar esta evidencia conculcaría el derecho de defensa, es clave en todo proceso. Hay
diferenciación:
a. Proceso civil. Las partes no tienen ninguna obligación judicial de comparecer, son libres
de actuar como quieran. Esta inactividad puede traer consecuencias, al demandado le
bastaría con dejar de acudir al llamamiento judicial para quebrar la efectividad del proceso;
el cumplimiento del principio se entiende realizado cuando se les da a las partes la
oportunidad de ser oídas, lo verdaderamente importante es la efectividad de las
notificaciones, el fallo en estas supondría la quiebra del principio. Cumplida la
notificación, el proceso seguirá hacia adelante aun cuando el demandado no inicie ninguna
actividad, lo que determinará su declaración en rebeldía.
b. Proceso penal. En este caso se torna más estricto, como regla general, el Juicio Oral no
puede celebrarse en ausencia del acusado. Esto supondría la imposibilidad material de
celebrarlo y por ello para garantizar su presencia se realizan medidas cautelares, aunque
existen excepciones.
B. Principio de igualdad. Un proceso justo debe dotar a cada parte las mismas oportunidades de
actuación. Este principio requiere que el proceso se construya asignando a las partes medios de
defensa y ataque (igualdad de armas procesales), de forma que se encuentre un equilibrio entre los
mecanismos. Es un principio fundamental en el proceso penal, aunque en la fase de instrucción es
difícil su cumplimiento, ya que hay partes donde solo el acusador puede participar.
C. Principio de dualidad. Junio 2016. Fundamental, debido a que todo proceso siempre va a estar
formado por dos posiciones contrapuestas. No se concibe ni la existencia ni la iniciación del
proceso sin esta confrontación. En el proceso civil se requiere una demanda frente a alguien y en
el proceso penal debe haber acusador y acusado. El juez ocupa una 3ª parte imparcial. No se debe
entender la dualidad como únicamente dos sujetos debido a que son partes, es decir, que dentro de
cada parte puede haber varios sujetos. El proceso deja de tener sentido cuando desaparece el
enfrentamiento.
A. Principio dispositivo. Fundamentalmente significa que las partes tienen poder de disposición del
proceso. Se da en actuaciones que tengan carácter privativo o particular. Está formado por:
1. Instancia de parte. El proceso lo empieza la parte demandante mediante la demanda.
2. Delimitación del objeto. Las partes son las que dan el objeto del proceso, es decir, el
demandante cuando crea la demanda está dando el objeto.
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a. Inquisitiva. Visión vertical de la justicia impartida por el juez que ostento protagonismo absoluto
en el proceso. El juez inicia el proceso, investiga y dicta sentencia por lo que las partes son pasivas.
Rasgos comunes: secreto y escritura de actuaciones, existencia de 2ª Instancia, prueba tasada y
profesionalidad de los jueces.
b. Contradictoria. Visión horizontal de la justicia ya que se desarrolla entre dos partes en igualdad.
Cada parte va actuando en el proceso de manera continuada a la otra. El juez aquí tiene un papel
pasivo, expectante. Rasgos: oralidad y publicidad, única instancia y libre valoración de la prueba.
c. Sistema acusatorio penal español. Nuestro proceso penal se encuentra entre ambas formas por
su división en fase de instrucción y juicio oral. En la fase de instrucción podría decirse que se da
más bien una forma inquisitoria porque el juez investiga y por lo tanto adquiere más protagonismo.
En la fase de juicio oral sería más contradictoria porque los protagonistas son las partes que alegan
los hechos. Además habrá distintos jueces en cada fase, el que instruye no falla.
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• Forma oral. Supone el predominio de lo hablado sobre lo escrito como medio de comunicación
ante los diferentes sujetos que intervienen en el proceso, aunque se deberá dejar constancia por
escrito. Sigue los principios de:
o Inmediación. Contacto directo del órgano jurisdiccional con las partes del proceso. Se
considera inmediación cuando se da al mismo tiempo una conversación bilateral directa.
o Concentración. Las actuaciones orales de realicen en un solo acto o si no se puede porque
sean extensas que sean progresivas, dejando entre ellas el mínimo periodo de tiempo
posible.
o Publicidad. Cuando en un proceso se da la forma oral es mucho más fácil que la sociedad
conozca del caso.
• Forma escrita. Las pretensiones y contraprestaciones se hacen constar por escrito, al igual que las
alegaciones respectivas y la actividad se documenta por escrito. Implica que no hay relación directa
entre las partes y el órgano jurisdiccional. Principios:
o Mediación. Existe un medio escrito que comunica a las partes con el órgano jurisdiccional
pero no es una relación directa.
o Dispersión. No hay concentración de actos. Conlleva a preclusión (establecerse plazos) y
eventualidad (pretensiones en los escritos).
o Secreto. Al contrario que el otro que podía conocerlo cualquier persona estos al ser escritos
hace que solo sea conocido por aquellas personas que están dentro del proceso.
Supone una declaración que efectúa la parte demandada mediante la cual muestra su conformidad con lo
pedido por el actor en la demanda, y su consecuencia inmediata es que el órgano jurisdiccional dictará una
sentencia condenatoria del demandado.
El órgano jurisdiccional no va a entrar a valorar los hechos cuando dicte su sentencia porque el demandado
los ha aceptado, porque no existen hechos controvertidos. No significa que el órgano jurisdiccional no
pueda entrar a valorar los hecho no implica que el órgano jurisdiccional no examine el que exista una norma
aplicable al caso concreto, y además tendrá que comprobar que el allanamiento no se haya producido en
fraude de ley, o que el mismo sea contrario al orden público, al interés general o a intereses de terceros.
Puede ser total, cuando el demandado declara su conformidad con todas las pretensiones expuestas por el
actor en su demanda; o parcial, la conformidad del demandado recae únicamente sobre alguna o algunas
de las pretensiones del actor.
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La renuncia podrá ser total o parcial según que el actor renuncie a todas o algunas de las pretensiones
deducidas en el proceso. Deberá ser expresa y por escrito. En cuanto a sus efectos, se dictará una sentencia
absolutoria con efecto de cosa juzgada (de forma que no podrá volverse a plantear nuevamente la misma
controversia en el futuro).
Es una actitud que solo puede adoptar el demandante, y consiste en una declaración de voluntad mediante
la que va a expresar su voluntad de abandonar el proceso. Dará lugar a un auto de sobreseimiento que no
resolverá el fondo del asunto, por lo que nada impedirá al actor volver a plantear la misma pretensión en el
futuro, no existe eficacia de cosa juzgada. Según el momento en que se produzca puede necesitar
consentimiento del demandado:
• Se puede desistir unilateralmente antes del emplazamiento del demandado para contestar a la
demanda o de la citación para la vista, sin embargo, si el demandado se hallare en situaciones de
rebeldía, el actor podrá desistir del proceso en cualquier momento.
• Si tuviera lugar después del emplazamiento del demandado, se dará traslado del desistimiento al
demandado para que formule sus alegaciones. Si el demandado no se opusiere, el Secretario
Judicial acordara el sobreseimiento del caso. Si hay oposición, decidirá el juez.
Si el proceso concluyese sin que el demandado haya prestado su consentimiento, el Tribunal impondrá las
costas al actor.
La misma se desarrolla ante el órgano jurisdiccional, y ante él, las partes llegan a un acuerdo que pone fin
a un litigio, dictando tras ello el órgano jurisdiccional un auto que homologa el acuerdo entre las partes. La
transacción es un contrato por el cual las partes, dando, prometiendo o reteniendo, llegan a un acuerdo
renunciado en parte a sus pretensiones ante el órgano jurisdiccional, y ello conduce a que el proceso termine
anormalmente por medio de un auto.
Se entiende por transacción extrajudicial aquella que tiene lugar al margen del proceso y por transacción
judicial aquella que se produce en el seno del mismo proceso ante el Tribunal competente. Si fuese
extrajudicial, tendrá naturaleza jurídica de contrato por lo que no tendrá efecto de cosa juzgada. Si fuese
judicial, dentro o fuera del proceso pero homologado por el juez tendrá naturaleza jurídica de título
ejecutivo por lo que tendrá efecto de cosa juzgada.
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V.V. Caducidad de la Instancia (art. 237 LEC).
Es la extinción del proceso como consecuencia de su paralización por la inactividad de las partes durante
el plazo legalmente previsto. El plazo será de 2 años si el pleito estuviere en 1ª Instancia y 1 año si estuviese
en 2ª Instancia o recursos extraordinarios, se contara desde la última notificación realizada a las partes.
La paralización se ha de deber a inactividad voluntaria de las partes y no por fuerza mayor. La caducidad
será declarada por el Tribunal. El proceso no se puede encontrar en fase de ejecución de la sentencia firme.
V.VI. Sobreseimiento.
Se pone fin al proceso sin resolver sobre el fondo, será por resolución judicial (auto) o del Letrado de la
Administración de Justicia (Decreto). Este auto carece de eficacia de cosa juzgada por lo que no impedirá
que el actor pueda reproducir su pretensión en un proceso posterior. La LEC designa una serie de supuestos
de terminación como son:
V.VII. Satisfacción extraprocesal de las pretensiones o carencia sobrevenida de interés legítimo (art.
22 LEC).
Supone una finalización anticipada del proceso, por una ausencia del interés legítimo en la satisfacción de
sus pretensiones de las partes. Las causas pueden ser: pago de la deuda, fallecimiento en procesos
matrimoniales, abandono voluntario del local por el demandado en desahucio, satisfacción extraprocesal.
Se requiere la completa desaparición del interés y la información puede provenir de ambas partes
indistintamente. La adversa debe mostrar su conformidad.
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La correcta aplicación de estos criterios hace que se pueda llevar a cabo el proceso y también la sentencia
sobre el fondo. Las normas de competencia pueden ser imperativas (cuando se impone el órgano
jurisdiccional que debe conocer) o dispositivas (cuando las partes pueden elegir el órgano jurisdiccional
que trate el asunto).
El primer paso para determinar a qué órgano jurisdiccional le corresponde conocer de un asunto concreto
es aplicar las normas de jurisdicción por razón de la materia, o las normas de competencia genérica, las
cuales precisan los órganos jurisdiccionales de cada orden jurisdiccional. Antes de ver la competencia
territorial hay que determinar si el orden jurisdiccional es el civil, para luego ver si es de carácter
internacional o estatal aplicando las normas de competencia internacional.
El art. 9 LOPJ establece los criterios de jurisdicción por razón de la materia. Los del orden jurisdiccional
civil aparecen en el apartado 2 y les atribuye todas las materias civiles y aquellas que no les hayan atribuido
a nadie. Hay excepciones como los juicios de testamentaria y abintestato de los miembro de las Fuerzas
Armadas.
Por tanto el art. 9 tiene carácter excluyente, pero el art. 10.1 LOPJ contiene una excepción, ya que dice
que cuando en algún proceso surja alguna cuestión de distinta naturaleza al caso, aunque correspondiera a
otro órgano jurisdiccional diferente, este podrá tratarlo a no ser que sea de orden penal. Esto se conoce
como cuestiones prejudiciales. El conocimiento de estos asuntos por el orden jurisdiccional que
inicialmente no era competente se realiza “a los solos efectos prejudiciales”, lo que significa que se
resolverán las cuestiones sin que la decisión adquiera fuerza de cosa juzgada.
La aplicación de las normas de competencia internacional determina de qué asuntos conocen los jueces
civiles españoles y van a ser aplicadas cuando dentro de un litigio judicial una de las partes o ambas
pertenezcan a algún país que no sea España. Según el art. 21 LOJ, estas normas son establecidas en la
propia LOPJ y también en la normativa de la UE y en los Tratados bilaterales o multilaterales en los que
España sea parte, debiéndose respetar las normas de inmunidad de jurisdicción y ejecución establecidas en
el Dº Internacional Público. Uno de los convenios de aplicación es el Convenio relativo a la competencia
judicial, el reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil.
Si no se pudiera aplicar ningún tratado, ni norma comunitaria, se aplicaría el art. 22 LOPJ. La elección de
la norma a aplicar dependerá del elemento extranjero: si es de algún país de la UE, se aplicará el reglamento;
si es algún país que no pertenezca a la UE y tengo un Tratado con España, se seguirá ese Tratado; si es
algún país que no es de la UE y no tiene Tratado con España, se aplicará la LOPJ.
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La cuestión es la de determinar cuál de todos los órganos jurisdiccionales del orden jurisdiccional civil es
el competente para conocer del asunto en primera Instancia. Las normas que distribuyen los asuntos entre
los órganos jurisdiccionales de un mismo orden jurisdiccional son las normas de competencia objetiva. Las
normas que lo especifican en materia civil se encuentran en la LOPJ y la LEC, a su vez se dividen en dos
criterios: según la materia y la cuantía.
Atribuyen en 1ª Instancia los asuntos a los diferentes órganos jurisdiccionales del orden civil en función de
la materia del litigio, aunque el término de materia es amplio. La distribución por razón de la materia es:
• Juzgados de Paz. Lo establecido en el art. 100 LOPJ. La LEC no establece nada. En el ámbito
civil sus atribuciones suelen ser por cuantía.
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• Juzgados de Paz. Con competentes para conocer de las materias cuya cuantía sea inferior a
90euros.
• Juzgados de 1ª Instancia. Sea cual sea su cuantía, son competentes para conocer de todas las
cuestiones, salvo en los lugares donde exista un Juzgado de Paz y cuando la cuantía sea
correspondiente al mismo.
Salvo disposición legal en otro sentido, el tribunal que tenga competencia para conocer de un pleito, la
tendrá también para resolver sobre sus incidencias, para llevar a efecto las providencias y autos que dictare,
y para la ejecución de la sentencia o convenios y transacciones que aprobare. Los criterios de competencia
funcional nos permiten determinar quiénes son los órganos jurisdiccionales competentes para conocer de
los recursos que pudieran interponerse frente a las resoluciones recaídas en un proceso concreto:
• Recurso de reposición. Los mismos órganos que dictaron la resolución recurrida o el propio
secretario judicial si se trata de recursos interpuestos frente a diligencias de ordenación o decretos
no definitivos dictadas por este.
• Recurso de revisión. Será competente el juez o tribunal que conozca del proceso.
• Recurso de apelación. Serán competente, por un lado, los juzgados de 1ª Instancia cuando las
resoluciones apelables hayan sido dictadas por el juez de paz de su partido y por otro las AP cuando
las resoluciones apelables hayan sido dictadas por los juzgados de 1ª Instancia de su
circunscripción.
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El art. 82 LOPJ dispone que la AP se constituirá con un solo magistrado cuando se trate de
recursos de apelación contra resoluciones de los juzgados de 1ª Instancia dictadas en juicios
verbales por razón de la cuantía.
• Sala de lo civil y penal del TSJ. Será competente en materia civil para conocer de los recursos de
casación en materia de derecho foral (art. 73 LOPJ).
• Sala de lo civil 1ª del TS. Será competente a su vez para conocer del recurso de casación y en
tanto no se reforme la LOPJ, del recurso por infracción procesal (art. 56 LOPJ, final 16 LEC).
Este criterio de competencia nos determina cuál de todos los órganos jurisdiccionales del territorio español
con idéntica competencia objetiva es el competente para conocer de un determinado asunto.
La LEC establece, con carácter general, el carácter dispositivo de las normas de competencia territorial
(art. 54 LEC). Sin embargo, en dicho precepto se excepciona una serie de normas, a las que expresamente
se les atribuye el carácter imperativo.
Fuera de los casos establecidos, la LEC establece una serie de fueros que no son de obligado cumplimiento
para el establecimiento de la competencia territorial, ya que pueden ser alterados por la voluntad de las
partes a través de la sumisión tácita y expresa, pero sirven como criterios determinantes de la competencia
territorial, si la inicialmente fijada por el demandante fuera impugnada por el demandando.
Las normas dispositivas de competencia territorial son susceptibles de ser alteradas por la voluntad de las
partes a través de dos expedientes procesales: la sumisión expresa y la tácita. Esta posibilidad está prevista
cuando las normas no sean imperativas y cuando no sea un juicio verbal. La posibilidad de someter
expresamente un asunto determinado a los órganos jurisdiccionales de un determinado lugar se veda en
contratos de adhesión que contengan condiciones generales de la contratación o que se hayan celebrado
con consumidores y usuarios (art. 54.2 LEC). La razón de prohibir la sumisión expresa en este tipo de
contratos obedece a la necesidad de proteger a la parte contratante más débil. No está vedada sin embargo
37
Sumisión expresa. La competencia territorial puede venir fijada antes del proceso por un acuerdo
entre las partes que bien puede ser una cláusula en un contrato en el que se fije la competencia
territorial para los litigios que puedan surgir de lo establecido en el mismo, o un acuerdo
independiente en que las partes expresan su voluntad de fijar la competencia territorial para un
litigio determinado.
Sumisión tácita. Se realiza con determinados actos de los que se permite deducir la voluntad de
fijar la competencia territorial de un órgano jurisdiccional con competencia objetiva de un
determinado lugar. El demandante expresa su voluntad de fijar la competencia territorial
interponiendo la demanda o formulando petición o solicitud ante el órgano jurisdiccional de un
determinado lugar (art. 56.1). El demandado expresa su voluntad tácita de aceptar por el hecho de
hacer, después de la interposición de la demanda, cualquier gestión que no sea interponer la
declinatoria (art. 56.2); también se considerará tácitamente cometido a demandada que, emplazado
o citado en forma, no comparezca en juicio o lo haga cuando haya acabado el plazo de proponer la
declinatoria (art. 56.2).
LEC prevé reglas especiales imperativas para el caso de que se produzca una acumulación de acciones, es
decir, que el demandante ejercite varias pretensiones distintas frente al demandado y/o exista una pluralidad
de demandados (art. 53 LEC):
Cuando se ejerciten conjuntamente varias acciones frente a una o varias personas será tribunal
competente el del lugar correspondiente a la acción que sea fundamento de las demás; en su
defecto, aquel que deba conocer del mayor número de las acciones acumuladas y, en último
término, el del lugar que corresponda a la acción más importante cuantitativamente.
Cuando hubiere varios demandados y, conforme a las reglas establecidas en este art. y en los
anteriores, pudiera corresponder la competencia territorial a los jueces de más de un lugar, la
demanda podrá presentarse ante cualquiera de ellos, a elección del demandante.
Aplicados los diferentes criterios, la elección del órgano jurisdiccional concreto que debe conocer de un
asunto se completa con normas complementarias relativas al reparto de asuntos. Las normas de reparto se
aprueban por las diferentes Salas de Gobierno de los TSJ (art. 152.2 LOPJ). Además, los arts. 68-70 LEC
también lo regula.
Este tipo de normas no son normas de competencia estrictamente consideradas. La LEC establece que no
se permitirá que se curse ningún asunto si no consta la diligencia de reparto, que tendrá que hacerse en los
dos días siguientes a la presentación del escrito o solicitud de incoación de las actuaciones. El encargado
de repartir los asuntos es el Juzgado Decano y el presidente de las AP, en el caso de secciones.
La atribución de las competencias se considera como un presupuesto procesal que si no se lleva a cabo
correctamente se puede denunciar mediante ciertos mecanismos. En materia de competencia, donde las
normas son de carácter imperativo, el tratamiento procesal es doble:
• De oficio. El juez del orden jurisdiccional se abstiene de seguir con el caso porque se percata de
que no es competente ese órgano jurisdiccional. La abstención se realiza tras una audiencia con las
partes y el MF, dando una resolución que establezca el órgano verdaderamente competente.
• A instancia de parte. La parte demandada mediante una declinatoria puede denunciar la falta de
este presupuesto procesal. El órgano jurisdiccional expondrá su decisión sobre la causa en un auto
y si sale a favor expondrá también el órgano que es competente en la materia.
II.II. Declinatoria.
Es el tratamiento procesal de la falta de cualquier tipo de competencia que consiste en una excepción
procesal revestida de unas características específicas. Es el expediente adecuado mediante el cual el
demandado puede denunciar la sumisión de la cuestión a arbitraje o mediación. La declinatoria debe ser
impuesta siempre antes, y suspende el proceso hasta que se resuelva la posible falta de competencia
alegada. La LEC la regula entre los art. 63-65.
Tribunal competente. La declinatoria se propone ante el mismo juez que está empezando a
conocer del proceso, que, a su vez, es el juez que se considera carente de competencia. No obstante,
también podrá interponerse la declinatoria ante el órgano jurisdiccional del domicilio del
demandado, quien la hará llegar al órgano anteriormente citado.
Legitimación para interponerla. legitimados tanto el demandado como los que pudieran ser parte
legítima en el juicio.
Momento procesal para interponerla. Dentro de los 10 primeros días de los veinte que ay de
plazo para contestar a la demanda, si estamos en un juicio ordinario, o en los 5 primeros días
posteriores a la citación para la vista, si estamos en un juicio verbal. A la interposición deberá
acompañarse un principio de prueba en el que se funde la falta de competencia.
Efectos. Suspende el procedimiento hasta que se resuelva. No obstante, podrán practicarse
actuaciones urgentes como el aseguramiento de la prueba o la adopción de medidas cautelares.
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Ámbito del juicio ordinario. En atención a la materia del asunto litigioso, se tramitarán por el
juicio ordinario (art. 249.1 LEC). En defecto de normas que determinen el procedimiento en
función de la materia, tendremos que acudir a las normas de determinación del procedimiento en
razón de la cuantía, el art. 249.2 LEC establece que se decidirán por el juicio ordinario aquellos
asuntos cuya cuantía exceda de 6.000 euros y aquellas cuya cuantía sea imposible de calcular, ni
siquiera de modo relativo.
Ámbito del juicio verbal. Se tramitarán con arreglo al juicio verbal, en atención a la materia objeto
de litigio (art. 250.1 LEC). En defecto de criterio de elección del procedimiento en función de la
materia, acudiremos al criterio de la cuantía, y en este sentido, se decidirán en juicio verbal, a tenor
del art. 250.2 LEC, todos aquellos asuntos cuya cuantía no exceda de 6.000 euros,
La elección de un procedimiento inadecuado por parte del demandante puede denunciarse de oficio por
parte del órgano jurisdiccional o a instancia de la parte demandada:
• De oficio. En ningún caso podrá el tribunal inadmitir la demanda porque entienda inadecuado el
procedimiento por razón de la cuantía (art. 254.4 LEC). Si el secretario judicial considera que el
procedimiento no es el que corresponde según el valor señalado en la demanda o la materia sobre
la que versa, puede cambiarlo a través de una diligencia de ordenación. Contra esta diligencia cabra
recurso directo de revisión ante el tribunal, que no producirá efectos suspensivos.
• Instancia de parte. La impugnación de la elección de un procedimiento inadecuado cabe tanto
respecto de la elección del procedimiento en función de la materia como de la cuantía y se realiza
a través de una excepción procesal. El art. 416 LEC, que regula las excepciones procesales,
recoge la inadecuación del procedimiento. Esta impugnación se realizará, en el juicio ordinario, en
la contestación de la demanda y se resolverá en la audiencia previa y, en el juicio verbal, se realizara
en la vista y el tribunal resolverá la cuestión antes de entrar en el fondo del asunto.
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a) Absoluta. La cuantía litigiosa consiste en una cantidad cierta y determinada de dinero que es el
valor económico de dicho proceso. A esta cantidad cierta se puede llegar de forma inmediata si lo
que se reclama es una cantidad de dinero determinada; o de forma mediata, aplicando las reglas
contenidas en los arts. 251.2-251.12 y 252 LEC, si el objeto de la demanda es otro distinto.
b) Relativa. Si no es posible determinar la cuantía de la demanda de forma absoluta con arreglo a las
reglas contenidas en el art. 251 LEC, el demandante podrá fijar la cuantía del proceso de una
forma relativa, estableciendo un arco de cuantía dentro del cual se puede encontrar la cuantía del
asunto en concreto. Si no rebasa la cuantía fijada para el juicio verbal, el proceso se tramitará con
arreglo a ese juicio, si la rebasa, se tramitará por el juicio ordinario.
c) Cuantía inestimable. Si el demandante no puede fijar la cuantía, ni siquiera de forma relativa, el
pleito se considerará de cuantía inestimable. Se tramitará a través de juicio ordinario, siendo
competente el Juzgado de 1ª Instancia.
Las cuestiones prejudiciales son aquellas situaciones jurídicas que se producen cuando se plantea en el
proceso una relación jurídica controvertida e íntimamente relacionada con el objeto del proceso, de manera
que debe ser resuelta previamente pues de su resolución depende la decisión que sobre el fondo tenga que
adoptarse.
Se distinguen entre homogéneas, aquellas que pertenecen a la misma jurisdicción que el objeto del pleito;
y heterogéneas, aquellas que corresponde a otra jurisdicción.
También se distinguen entre cuestiones devolutivas y no devolutivas. Las primeras son aquellas resultas
por los órganos que conocerían de ellas como cuestión principal; y las no evolutivas aquellas que resuelve
el propio órgano jurisdiccional civil.
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Cuando se ponga de manifiesto en un proceso civil algún hecho que revista apariencia de delito o falta
perseguible de oficio, el Tribunal civil lo pondrá en conocimiento del MF. El Tribunal solo acordará la
suspensión del proceso cuando concurran 2 circunstancias:
1. Cuando se acredite la existencia de causa penal en la que se estuviere investigando alguno de los
hechos en que se funden las pretensiones de las partes en el proceso civil.
2. Cuando la resolución del Tribunal penal pueda tener influencia decisiva en el asunto civil.
El momento procesal oportuno para acordar la suspensión se acordará una vez que el proceso se encuentre
solo pendiente de sentencia. Sin embargo, tratándose de delitos de falsedad documental, la suspensión se
acordará tan pronto como se acredite la existencia de causa criminal sobre aquel delito siempre que el
Tribunal estime que el documento puede ser decisivo para la resolución del asunto. No obstante, se alzará
la suspensión que se hubiere acordado si la parte a quien pudiera favorecer el documento renunciare a él,
en cuyo caso el documento se separará de los autos. Finalmente, si la causa penal se hubiere iniciado en
virtud de denuncia o querella de una de las partes y finalizase por resolución en la que se declare que el
documento es auténtico o que no ha quedado acreditada su falsedad, la parte perjudicada por la suspensión
del proceso civil podrá exigir indemnización de daños y perjuicios.
• Contra el auto por el que se deniegue la suspensión del proceso, podrá interponerse recurso de
reposición.
• Contra el auto por el que se acuerde la suspensión podrá interponerse recurso de apelación y contra
los autos dictados en recurso de apelación, podrá interponerse recurso extraordinario por infracción
procesal.
• Contra la resolución del Secretario por la que se acuerde el alzamiento de la suspensión, podrá
interponerse recurso directo de revisión.
El juez, antes de resolver sobre el objeto del proceso, debe de atender a una serie de cuestiones que son
distintas a dicho objeto. No todas las cuestiones son de la misma clase ni afectan de manera igual al proceso,
de forma que con carácter general podemos definirlas como toda aquella cuestión que surge a lo largo del
proceso y que provoca una alteración en la tramitación.
IV.II.I. Clases.
a) Por su objeto, se puede distinguir entre cuestiones materiales y procesales según guarden relación
con la cuestión principal discutida en el proceso o con la validez del procedimiento.
b) Por sus efectos, la ley distingue entre:
a. De previo pronunciamiento, aquellas que constituyen un obstáculo para la continuación
del proceso por lo que el Tribunal deberá resolverlas de inmediato.
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IV.II.II. Procedimiento.
Tras establecer que no se admitirá el planteamiento de cuestiones incidentales una vez iniciado el acto del
juicio ordinario o la práctica de las pruebas en la vista del juicio verbal, regula el procedimiento de la
siguiente manera:
1. Incoación. Se incoará por escrito, al que se unirán los documentos y se propondrán las pruebas
que se estimen oportunas, haciendo constar si, en opinión del proponente, procede la suspensión
del curso de las actuaciones.
2. Sustanciación. El Tribunal resolverá sobre la admisión de la cuestión y en concreto si debe
estimarse de previo o de especial pronunciamiento, acordando la suspensión de las actuaciones, si
entendiese que es de previo pronunciamiento. Del escrito presentado se dará traslado a las partes
para que presenten sus alegaciones en el plazo de 5 días, citándolas a una comparecencia que se
desarrollará por los trámites del juicio verbal.
3. Resolución. Tratándose de cuestiones de previo pronunciamiento, el Tribunal resolverá en el plazo
de 10 días, acordando lo procedente sobre la continuación del proceso. Por el contrario, tratándose
de cuestiones de especial pronunciamiento, el Tribunal resolverá en la misma sentencia pero de
forma separada y antes de resolver sobre el fondo del asunto.
El auto que ponga fin al proceso, será apelable, no así el auto por el que se acuerde la continuación del
mismo, si bien la parte perjudicada podrá reproducir su petición en el recurso de apelación que se
interponga contra la sentencia.
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El orden jurisdiccional penal conoce según el art. 9 LOPJ, de aquellos hechos que se consideran delito o
falta en el CP o en leyes penales especiales, sin embargo esta aproximación debe ser matizada por los
límites impuestos por determinadas normas tanto de Dº Internacional Público como de Dº Interno. Entre
las primeras, encontramos las normas que limitan la jurisdicción penal entre los Estados, que afectan no
solo a los estados extranjeros como tales entes, sino que abarcan también a las representaciones
diplomáticas y consulares, estableciéndose por ello lo que denomina inmunidad diplomática.
Con referencia a nuestro Dº interno, existen límites al ejercicio de la jurisdiccional penal, por establecerse
en nuestra CE determinadas inmunidades. Así por un lado, la figura del Rey es inviolable, ello supone a
nivel procesal y administrativo que no puede ser considerado responsable criminalmente en ningún caso.
Por otro, está la figura de la inmunidad absoluta de los Senadores y Diputados que rige en cuanto a las
manifestaciones vertidas en el ejercicio de sus cargos, y la imposibilidad de ser detenidos, si no es in
fraganti, y la necesidad de suplicatorio de la Cámara respectiva para poder ser procesados.
Viene determinada en el art. 23 LOPJ, en dicho precepto, el legislador establece los casos en los que aun
existiendo un elemento de extranjería en el hecho delictivo, los órganos jurisdiccionales penales españoles
van a conocer de su enjuiciamiento. A tal fin, la propia ley establece un sistema de 4 criterios a través de
los que el operador jurídico puede establecer si el orden jurisdiccional penal español es o no competente.
1. Principio de territorialidad. En función de dicho criterio, los órganos penales españoles son
competentes siempre y cuando el delito haya sido cometido en territorio español o a bordo de
buques o aeronaves que naveguen bajo bandera española.
2. Principio de nacionalidad. Independientemente del lugar de comisión del hecho delictivo, los
órganos jurisdiccionales españoles serán competentes para conocer si el hecho ha sido cometido
por un español o por un extranjero que con posterioridad haya adquirido la nacionalidad española,
pero esta competencia está sujeta a una serie de presupuestos:
a. Que se haya presentado querella por el agraviado por el MF.
b. Que el hecho sea punible en el lugar de ejecución, salvo que en virtud de Tratado o acto
normativo de una organización internacional no resulte necesario dicho requisito.
c. Que el delincuente no haya sido absuelto, indultado o penado en el extranjero, o en este
último caso no haya cumplido la condena.
3. Principio de bien jurídico protegido. Independientemente del lugar de comisión o de la
nacionalidad del presunto autor, serán competentes los jueces españoles para conocer de los delitos
siguientes, cuyo rasgo común es afectar a bienes pertenecientes a lo que podría llamarse interese
nacional (traición contra la paz e independencia del Estado; rebelión y sedición; falsificación de
firma real; control de cambios; atentados contra autoridades españoles…).
4. Principio de justicio universal. Pretende lograr que determinados delitos muy graves no queden
impunes, y por tanto su persecución pueda darse en cualquier lugar del mundo.
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Dichos delitos están recogidos en el art. 23.4 LOPJ y las condiciones necesarias que deben ocurrir
para que España pueda conocer de la comisión de esos hechos delictivos. Además, para la
persecución de estos delitos en España, han de ocurrir una serie de circunstancias añadidas:
a. Que el MF o el agraviado interpongan querella ante los Tribunales.
b. Que en otro país competente o en el seno de un Tribunal internacional no se haya iniciado
procedimiento que suponga una investigación y persecución efectiva.
c. Que no se haya iniciado procedimiento en el país donde se cometieron los hechos o, aun
habiéndose iniciado, que este no esté dispuesto a llevar a cabo la investigación.
El proceso penal por delitos se estructura en: fase de instrucción y fase de juicio oral, cada una de ellas es
conocida por un juez diferente para garantizar el derecho fundamental al juez no prevenido que consagra
nuestra CE. Es por ello por lo que al hablar de normas que otorgan competencia objetiva deberemos
distinguir entre juez competente para la instrucción y juez competente para el enjuiciamiento y fallo.
Las normas de competencia objetiva se dividen en varios tipos, que a su vez son de aplicación subsidiaria,
es decir, en primer lugar aplicaremos las normas de especialidad y solo en el caso en que no fuesen de
aplicación, aplicaremos los llamados criterios ordinarios.
En determinados supuestos las normas ordinarias de atribución de la competencia penal ceden a favor de
una especial atribución para el enjuiciamiento de determinadas personas a favor de determinados órganos
jurisdiccionales, generalmente de mayor rango que aquellos llamados a enjuiciar en los supuestos
“ordinarios”, es lo que se conoce procesalmente con el término aforamiento.
No se trata como pueda parecer en un 1er momento, de un privilegio, sino de una garantía de justicia, que
protege no solo el cargo aforado sino la independencia de la Administración de Justicia, pasando siempre
por otorgar competencia a Tribunales Colegiados. Las normas sobre aforamiento las encontramos en varios
textos legales: CE, LOPJ, EEAA y en leyes especiales como LOCFSE.
• Aforamientos ante el TS. Según el art. 57.1.2º LOPJ la Sala Especial del TS conocerá de la
Instrucción y enjuiciamiento penal, responsabilidad civil y recusación de los Magistrados y
Presidentes de la Sala del TS. En el párrafo 3º del mismo artículo, asigna dicho aforamiento a los
Magistrado de la AN y de los TSJ. Por tanto, todos ellos serán enjuiciados por el TS.
• Aforamientos ante los TSJ. Según el art. 73.2 LOPJ conoce de la Instrucción y fallo de las causas
contra Jueces, Magistrados y Fiscales en el ejercicio de sus funciones en la CA.
• Aforamientos de los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. El art. 8
LOFCSE establece un aforamiento específico para el enjuiciamiento de dichos cuerpos, de los
delitos cometidos conocerá la AP.
• Tribunal de Jurado. El art. 1.2 LOTJ establece los delitos (homicidio, allanamiento, cohecho,
amenazas, omisión del deber de socorro…).
• AN. Delitos contra el titular de la corona y sus sucesores, Altos organismos de la Nación y forma
de Gobierno, falsificación de moneda, defraudaciones y maquinación para alterar el precio de las
cosas, tráfico de drogas y estupefacientes cometidos por grupos o bandas organizadas, delitos
cometidos fuera del territorio español, y los conexos con los anteriores.
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Denominadas así pues son aquellas que entran en juego solo en el caso de que no sean de aplicación las
anteriores. A través de ellas se atribuye con carácter genérico la competencia penal a determinados órganos.
La norma fundamental en este caso, la encontramos recogida en el art. 14 LECrim:
• Competente para conocer de la instrucción. El TS y el TSJ respecto de las materias que le están
reservadas, los Juzgados Centrales de Instrucción de los delitos cuya competencia por razón de la
materia se encuentran atribuidos a la AN; y los Juzgados Instrucción de los demás delitos.
• Competentes para conocer del enjuiciamiento. El TS y el TSJ de las causas que él mismo
instruye, la AN de los delitos cuyo enjuiciamiento no esté reservado a los Juzgados Centrales de
lo Penal, la AP de los delitos cuyo enjuiciamiento no esté reservado a los Juzgados de lo Penal; el
Tribunal del Jurado de los delitos a los que hace referencia el art. 1 LO 5/95; el Jurado Central de
lo Penal de los delitos que por razón de la materia estén atribuidos al conocimiento de la AN y para
los que la pena señalada no sea superior a 5 años de privación de libertad; Juzgado de lo Penal,
delitos para los que pena señalada de privación de libertad no sea superior a 5 años; Juzgados de
Instrucción, juicios de delitos leves.
Son las que nos sirven para establecer qué órgano jurisdiccional tiene una competencia derivada en un
proceso ya en curso, es decir, quién es el órgano encargado de diferentes derivaciones de un proceso. En
este sentido, las principales normas nos atribuyen el conocimiento fundamentalmente de los recursos y la
ejecución.
Así, la competencia para conocer de la ejecución de una sentencia recae en el mismo órgano que la dictó
como norma general, así lo dispone para los juicios de faltas los arts. 974 y 984.1 LECrim; 794 y 803.3
para los casos de procedimientos abreviados y rápidos. Sin embargo, en el llamado proceso por delitos
graves, la ejecución corresponde a aquel órgano que dictó la resolución que deviene firme, art. 985
LECrim. En cuanto a los recursos devolutivos, el esquema sería el siguiente:
Tener en cuenta que las Sentencias dictadas por el Magistrado Presidente del Tribunal del Jurado, cuando
este se constituye en el ámbito de la AP, son recurribles en apelación ante la Sala de lo Penal de los TSJ.
De otro lado, no debemos dejar de hacer referencia en este ámbito de la competencia funcional a la Sala de
Apelaciones de la AN, art. 64bis LOPJ, que queda creada para el conocimiento de los recursos de apelación
que en su día se puedan interponer frente a las sentencias dictadas por la Sala de lo Penal de la AN.
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La norma de competencia territorial es una con una sola excepción: el juez llamado a conocer será el del
lugar de comisión del hecho delictivo, esta determinación se conoce técnicamente como el “forum delicti
comissi” art.14. Existe sin embargo una excepción en los casos de delitos de violencia de género, en los
que la competencia territorial se atribuye al Juzgado del lugar de domicilio de la víctima (art. 15 LECrim).
Aunque a priori puede parecer muy fácil dicha determinación, en la práctica pueden darse diversos
problemas generados bien por el desconocimiento inicial del lugar del comisión del delito, o bien en los
casos en los que un delito tiene conexión en cuanto a su comisión con diferentes Partidos Judiciales. En el
1º de los supuestos, la LECrim prevé dicha problemática y establece una serie de fueros provisionales, que
serán de aplicación en tanto en cuanto a través de la investigación no se determine exactamente el lugar de
comisión del hecho delictivo (art. 15 LECrim).
En los casos en los que existan dudas acerca del lugar de comisión por estar el delito conectado con
diferentes sitios, se aplicará el criterio del lugar donde se hayan practicado el mayor número de actos
tendentes a su consumación (aunque existe una amplia jurisprudencia al respecto, sobre todo en los delitos
cometidos a distancia).
Es el propio juez el que debe poner de manifiesto su propia falta de competencia, y abstenerse de conocer
dictando un auto en el que debe señalar cuál es el órgano competente e inhibirse a favor de aquel (art. 25
LECrim). Por otro lado, las partes podrán poner de manifiesto dicha situación a través de dos mecanismos
diferentes: bien por declinatoria, planteada ante el Juez que esté conociendo, o bien inhibitoria, planteada
ante el Juez que no está conociendo pero se considera competente (art. 26-ss. LECrim).
En el proceso penal, a diferencia del civil, las normas de competencia son indisponibles en todos sus
criterios (objetivo, funcional y territorial). No cabe la sumisión. El órgano jurisdiccional debe examinar de
oficio su propia competencia.
Cabe la denuncia de parte que registra las siguientes peculiaridades: El acusador particular y el popular
deben denunciarla antes de formular su primera petición después de personado en la causa (art. 19.5
LECrim). El imputado dentro de los tres días siguientes a aquel en que se le comunique la causa para
calificación, puesto que el medio para impugnarla será la declinatoria. (Art. 666 y 667 LECrim). No
obstante la ausencia de denuncia de parte, no significa que opere la sumisión.
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El problema es si cuando se produce una situación de estas características, debe permitirse conocer al
propio tribunal penal (regla de la no devolutividad) o si resultaría mejor suspender el proceso penal y
esperar que se pronuncie el tribunal de la otra rama de la jurisdicción (regla de la devolutividad).
La LECrim contiene una regulación de las cuestiones prejudiciales en los arts. 3-7. La regla general que
se adopta es la de la no devolutividad, permitiendo al tribunal penal resolver a los solos efectos del proceso
penal, esto es, sin eficacia de cosa juzgada. Sin embargo, esto tiene 2 excepciones para las que se prevé la
devolutividad con la consiguiente suspensión del proceso penal:
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Tema 7. Las partes en el proceso civil.
I. Las partes en el proceso civil.
I.I. Concepto de parte.
Frente al órgano jurisdiccional como sujeto del proceso, se encuentran las partes: demandante (quien
interpone una demanda ante los órganos jurisdiccionales) y demandado (es contra quien se interpone la
demanda).
La demanda es el vehículo en el que se incorpora una determinada pretensión impuesta por el demandante
contra el demandado. La condición de parte procesal supone asumir las expectativas y cargas unidas al
proceso y a los efectos que tenga el pronunciamiento jurisdiccional.
En un proceso se ejercita una pretensión que tiene como base un derecho, pero será el pronunciamiento del
órgano jurisdiccional el que reconozca la acción que afirmaba tener el demandante frente al demandado.
Para poder ser parte en un proceso hay que cumplir 3 requisitos:
Es la aptitud para ser titular de la relación jurídico-procesal que se genera en el proceso y para asumir
las expectativas y cargas inherentes a este. La LEC reconoce la capacidad de unas determinadas personas
para ser parte en cualquier proceso, es decir, tener capacidad para exigir una tutela jurisdiccional o poderse
ver afectado por un pronunciamiento jurisdiccional. Pero las personas a las que la LEC les niegue la
capacidad no podrán solicitar una tutela jurisdiccional.
El legislador no puede ser muy restrictivo a la hora de conceder la capacidad de parte porque estaría
negando el acceso a los tribunales para solicitar el reconocimiento de unos derechos que el propio derecho
material reconoce. La persona con capacidad para ser parte está muy relacionada con el Dº Civil y su
personalidad jurídica. El art. 6 LEC dice que tienen capacidad para ser parte:
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Es la capacidad para realizar actos válidos en el proceso. Tendrán capacidad procesal los que estén en el
pleno ejercicio de sus derechos civiles (art. 7.1 LEC), pero si no tienen capacidad de obrar plena, no se les
puede impedir la tramitación de un proceso sino que se deberá poner una representación legal. Hay tres
tipos de representaciones:
Personas físicas. Tienen capacidad plena y no necesitan representación legal los mayores de edad,
los menores emancipados y las personas no incapacitadas. No tienen capacidad procesal los
menores y los declarados incapacitados. En los casos de incapacidad procesal puede ser plena,
necesitando de un representante legal para todos los actos del proceso o disminuida con la cual
necesitan solo la representación en ciertos casos.
o Menor. La integración de la capacidad plena se realiza a través de la representación legal
de sus padres. Hay excepciones que permiten que la representación se haga por un defensor
judicial. El menor sometido a tutela será representado por su tutor aunque este necesita
autorización judicial para demandar.
o Incapacitado. Verá establecida su representación según su sentencia judicial de
incapacitación el grado que le dé: si su incapacitación es total requerirá de tutela y su
representante será el tutor; si es incapacitación reducida requerirá de curatela y su
representante será su curador.
o Nasciturus. Sus representantes legales serán los que legítimamente lo harían si hubiera
nacido, es decir, sus padres o tutores.
Personas jurídicas. El art. 7.4 LEC establece que las personas jurídicas comparecen y actúan en
juicio a través de las personas que legalmente las representen. Se trata de una representación
necesaria porque la persona jurídica no puede actuar en el proceso por si misma sino que tiene que
hacerlo a través de una persona física. Esa persona será elegida por la propia persona jurídica si es
de carácter privado o quienes determinen las leyes de su régimen jurídico si es una persona jurídico-
pública.
Masas patrimoniales autónomas. El art. 7.5 LEC dice que los administradores de estos
patrimonios serán los que actúen en juicio en su representación.
Entidades sin personalidad jurídica con capacidad jurídica. El art. 7.6 LEC dice que actuarán
en juicio a través de las personas a las que la ley les reconozca capacidad para ser parte.
Grupos de consumidores y entidades sin personalidad jurídica a los que la ley no reconoce
capacidad jurídica. El art. 7.7 LEC atribuye la representación a personas que en virtud de pactos
de la entidad actúen en nombre de ella frente a terceros.
Personas sometidas a concurso. El art. 7.8 LEC para la representación en juicio habrá de hacerse
lo establecido en la Ley Concursal.
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Es el requisito de aptitud específico relacionado con el carácter técnico del proceso que exige la
intervención de profesionales determinados que representen y asistan a la parte procesal. La intervención
material en el proceso de las partes reduciría las posibilidades de éxito de estas ya que el proceso, al ser un
instrumento técnico-jurídico necesita la intervención de personas con formación especializada que les
augure éxito y agilidad en la tramitación de procesos.
El art. 23 LEC determina que la comparecencia en juicio se realizará a través de un procurador legalmente
habilitado que tiene que ser Licenciado en Derecho. El art. 543 LOPJ da a los procuradores la función de
representación de las partes.
a) General para pleitos. Faculta al procurador para realizar válidamente todos los actos procesales
comprendidos en la tramitación de los procesos.
b) Especial. Será necesario un poder especial para poder realizar determinadas actuaciones en el
proceso:
a. Renuncia, transacción, desistimiento, allanamiento, sometimiento arbitraje y
manifestaciones que puedan comportar sobreseimiento del proceso por satisfacción
extraprocesal o carencia sobrevenida de objeto.
b. Para ejercitar facultades que hubieran estado excluidas voluntariamente por el poderdante
del poder general.
c. En los casos que las leyes exijan un poder especial como por ejemplo en materia de
recusación.
El poder estará vigente siempre que no se produzca alguna causa que produzca el cese del procurador, art.
30 LEC, revocación del poder, renuncia voluntaria, cese en la profesión o suspensión de esta, fallecimiento
del poderdante o procurador, separación del poderdante de la pretensión, fin del proceso o del acto de
poder.
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• Colaborar con los órganos jurisdiccionales para la subsanación de los defectos procesales.
• Transmitir al abogado documentos, antecedentes o instrucciones necesarias.
• Informar tanto al poderdante como al abogado del curso del asunto.
• Recoger del abogado que cese en la dirección las copias de los escritos y documentos.
• Comunicar al órgano jurisdiccional la imposibilidad de cumplir alguna actuación.
• Pagar los gastos a su instancia.
• Actos de comunicación y de cooperación con la Administración de Justicia.
• Acudir a los juzgados y tribunales ante los que ejerza la jurisdicción.
• Representación pasiva: oír y firmar emplazamientos, citaciones, requerimientos y notificaciones
de todas clases y sentencias.
Este goza de derecho a una remuneración por sus servicios profesiones, los aranceles que son cantidades
prefijadas de las actuaciones. El procurador puede solicitar también una provisión de fondos para hacer
frente a su arancel y demás gastos que tenga que ir realizando. El poderdante está obligado a hacer esa
provisión dotando la ley al procurador de una vía rápida para exigírselo, el apercibimiento de apremio
(art. 29 LEC).
La capacidad de postulación exige que la parte sea dirigida por abogados habilitados para ejercer su
profesión en el tribunal que conozca del asunto.
La defensa técnica se realiza por el abogado. Su ejercicio está regulado por el Estatuto General de la
Abogacía, el cual dice que son abogados quienes incorporados a un Colegio Español de Abogados se
dedican de forma profesional al asesoramiento, concordia y defensa de los intereses jurídicos ajenos,
públicos o privados. Se puede exceptuar de estar colegiado en los casos en que quiera defenderse asuntos
propios o de parientes hasta el 3er grado de consanguinidad o 2º de afinidad, recabándose la habilitación
correspondiente del decano del Colegio de Abogados para la intervención que se solicite.
Tendrá el derecho a recibir sus honorarios profesionales, los cuales no estarán prefijados, aunque existen
normas referidos a estos como la prohibición del cuota Litis (acuerdo entre la parte y el abogado que faculta
a este último a cobrar un % del resultado del asunto) y la facultad de los Colegios de Abogados de publicar
normas orientadoras sobre cuantías de honorarios.
La LEC establece diferentes supuestos en los que no se exige la capacidad de postulación, lo que conlleva
a una serie de efectos en el proceso. El art. 23.2 LEC establece estos supuestos en los que no es necesario
procurador:
El art. 31 LEC prevé los siguientes supuestos en los que no es necesario abogado:
a) Juicios verbales cuya cuantía no sea superior a 2000€ y la petición inicial de procedimientos
monitorios.
b) Los escritos que tengan por objeto personarse en juicio, solicitar medidas urgentes con anterioridad
al juicio o pedir la suspensión urgente de vistas o actuaciones.
El procurador legalmente habilitado podrá comparecer en cualquier tipo de procesos sin necesidad de
abogado cuando o realice solo a los efectos de oír y recibir actos de comunicación y efectuar
comparecencias de carácter no personal de los representados que hayan sido solicitados por el juez, tribunal
o secretario judicial.
El hecho de que la intervención del procurador y abogado no sea preceptiva no quiere decir que sea
obligatorio para la parte acudir por si misma al proceso. Se puede acudir representado por procurador y
asistido por abogado siempre. En los casos en que no sea necesario si hubiera costas se quitaría la parte de
los aranceles del procurador y honorarios del abogado. A pesar de esto la ley tiene 2 excepciones:
a) En el caso que el órgano jurisdiccional aprecie temeridad en la conducta del condenado en costas.
b) Cuando el domicilio de la parte representada y defendida este en lugar distinto de la tramitación
del juicio.
En los supuestos de intervención facultativa de abogado y procurador la ley determina que si el demandante
decide ir acompañado de estos profesionales, el demandado podrá ir acompañado también pudiendo
solicitar el derecho de asistencia jurídica gratuita. Se trata de equilibrar las posibilidades de defensa de las
pretensiones si alguna de ellas va representada y defendida por procurador y abogado. A la inversa sucede
igual.
El art. 418 LEC subsana los defectos procesales y de representación. El tratamiento procesal en estos casos
es doble:
1. De oficio. Tanto la falta de capacidad para ser parte como la falta de capacidad procesal pueden
ser planteadas de oficio por el órgano jurisdiccional en cualquier momento del proceso (art. 9
LEC).
2. A instancia de parte:
a. Del demandado respecto del demandante. La falta de capacidad del demandante puede
ser alegada por el demandado a través de una excepción procesal prevista en el art. 416.1
LEC. Se interpone en la contestación de la demanda y se resuelve en la audiencia previa
en el juicio ordinario y se interpone y resuelve en la vista del juicio verbal. Si se alega falta
de capacidad para ser parte esta no puede subsanarse puesto que la capacidad para ser parte
se tiene o no, pero si se alega falta de capacidad procesal o algún defecto de la
representación podrán ser subsanadas.
b. Del demandante respecto del demandado. El demandante no puede alegar la falta de
capacidad de ser parte del demandado pues ha sido él quien lo ha demandado. Puede
denunciar la falta de capacidad procesal o defectos de la representación pues la demanda
se dirige contra la parte que no tiene capacidad y es ella a la que le incumbe la carga de
acudir al proceso bien representado.
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Si en el plazo establecido no se subsana, el órgano jurisdiccional pondrá fin al proceso por falta de
capacidad de obrar procesal, salvo que el defecto subsanado afectase a la personalización del demandado
en cuyo caso se le declara en rebeldía (art. 418.3 LEC).
A. En relación con el procurador. El art. 24 LEC exige que se acompañe la escritura en la que figura
el poder al procurador salvo que el apoderamiento se haga apud acta que se realizaría al mismo
tiempo que la presentación del 1er escrito. De los art. 23 y ss. LEC se deduce la exigencia de que
el poder sea legalmente configurado. Puede ocurrir que:
a. El poder no se presente. Defecto de subsanación y así lo debe hacer saber el órgano
jurisdiccional dando un plazo. A instancia de parte, la impugnación se hará en la
contestación de la demanda, a través de la excepción procesal prevista en el art. 416.1
LEC, y se resolverá en la audiencia previa y en el juicio verbal se alegará directamente en
vista. Se establece que si el defecto es subsanable en el mismo acto, sino se concederá un
plazo no superior a 10 días para arreglarse, si no se hiciera se dictará un auto poniendo fin
al proceso. Los defectos pueden ser alegados por el demandante respecto del demandado.
Si pasado el plazo concedido para subsanar no se hiciera, el proceso seguirá declarándose
en rebeldía.
b. El poder sea ilegal o insuficiente. Si el poder no tiene los requisitos legales que se exigen
para ser otorgados o no es suficiente para realizar la actuación procesal concreta, deberá
ser este un defecto impugnable únicamente a instancia de parte a través de la excepción
procesal de antes.
B. En relación con el abogado. El art. 31 LEC dice que no podrá proveerse ninguna solicitud que no
lleve la firma del abogado por lo que el único tratamiento posible es la imposibilidad de dar trámite
a dichas solicitudes. Debe ser la posible subsanación del mismo.
La legitimación constituye un requisito que también afecta a las partes del proceso, pero cuyo cumplimiento
condiciona un pronunciamiento favorable en sentencia de fondo. Es un presupuesto de la acción, de
manera que para dictar una sentencia sobre el fondo favorable, será necesario que se confirme la
legitimación activa de la parte demandante y la legitimación pasiva de la parte demandada.
La legitimación es la cualidad de un sujeto jurídico que consiste en hallarse en la posición que fundamenta
el otorgamiento de la concreto tutela jurisdiccional pretendida (legitimación activa) o la exigencia de las
consecuencias de una concreta tutela jurisdiccional (legitimación pasiva).
Al contrario que los requisitos de las capacidades, la legitimación es un requisito que condiciona la
sentencia de fondo favorable por lo que no puede existir un control inicial de esta pues es una cuestión que
el órgano jurisdiccional decide en la sentencia cuando se llegue al fondo del asunto.
En algunos procesos las leyes procesales exigen que se acredite al menos una legitimación probable que
no es más que un principio de prueba que demuestre que hay probabilidad cualificada de tener éxito en los
mismos, es decir, hay una probabilidad de encontrarse en la posición que fundamenta la concreta tutela
jurisdiccional pedida.
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El proceso es una sucesión cronológica de actos y tiene una determinada duración en el tiempo, de ahí que
las partes que inicialmente empezaron el proceso puedan cambiar a lo largo del mismo: sucesión procesal.
En la LEC hay tres casos:
1. Sucesión procesal mortis causa. El art. 16 LEC dice que cuando sea por mortis causa la persona
o personas que sucedan al fallecido pueden continuar el proceso ocupando su misma posición. La
sucesión en el proceso la puede comunicar el propio sucesor, en cuyo caso el secretario judicial
suspenderá el proceso y dará traslado a las demás partes. Si al órgano jurisdiccional le consta la
muerte de uno de los litigantes y no aparece nadie como sucesor en un plazo de 5 días, las demás
partes podrán pedir que se notifique a los sucesores la pendencia del proceso dándoles de plazo 10
días para comparecer. A partir de este momento la cosa varía si el sucesor es demandante o
demandado (art. 16.3 LEC):
• Si el sucesor va a ocupar la posición del demandado y no puede ser localizado, no se sabe
de su existencia o no comparece en los 10 días, se le declara en rebeldía.
• Si el sucesor va a ocupar la posición del demandante, habrá que distinguir:
i. Si este no comparece porque no se sabe de existencia o localización se terminará
el proceso por supuesto desistimiento del demandante, siempre que el demandado
acepte.
ii. Si el sucesor no quiere comparecer, se entiende la renuncia a la acción, lo que
implica una sentencia de fondo absolviendo al demandado no pudiéndose ejercitar
la acción de nuevo.
2. Sucesión por transmisión del objeto litigioso. El art. 17 LEC dice que si el bien por el que se
está discutiendo un proceso se transmite a una 3ª persona, el transmitente perderá el interés legítimo
en el proceso y deberá ocupar su posición en este quien ahora adquiera la cosa litigiosa.
Procedimiento:
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El principio de dualidad de partes en el proceso es que hay dos posiciones: demandante y demandado, pero
dentro de esas dos posiciones pueden haber pluralidad de partes. Esta pluralidad puede originarse desde el
principio (litisconsorcio) o una vez iniciado (intervención de terceros). Si la pluralidad de partes se
produce en la posición activa del proceso será un litisconsorcio activo pero si se encuentra en la posición
pasiva será un litisconsorcio pasivo. Si se encuentra en ambos a la vez será un litisconsorcio mixto. Otras
clasificaciones del litisconsorcio son:
a) Litisconsorcio voluntario (art. 12.1 LEC). Cuando un demandante decide demandar a varias
personas a la vez, cuando varios demandantes deciden demandar a un solo demandado o cuando
varios demandantes deciden demandar a varios demandados. Es la voluntad de la parte demandante
la que decide. Dos premisas:
1. Fundamento. Economía procesal, en vez de dirigirse varias demandas contra los
demandados en diferentes procesos, de deciden acumular todas en uno con lo que se ahorra
tiempo, dinero y esfuerzo. También evita que se den decisiones contradictorias.
2. Supone una acumulación objetiva de acciones. El demandante/s acumulan varias
acciones contra uno o varios demandados. Esta situación se puede llamar también
acumulación objetiva-subjetiva de acciones. La diferencia es que el litisconsorcio
voluntario implica una pluralidad de personas en alguna de las posiciones, mientras que la
acumulación objetiva es la acumulación del demandante de muchas acciones contra un
solo demandado.
Se exige que todas las acciones provengan de un mismo título, es decir, que las acciones se funden
de los mismos hechos. Además se deberán de respetar los requisitos del art. 73 LEC para la
acumulación de acciones:
1. Que el tribunal que deba entender de la acción principal pueda conocer también de las
acumuladas.
2. Que las acciones acumuladas no deban ventilarse en juicios de distinto tipo.
3. Que la ley no prohíba la acumulación en los casos en que se ejerciten determinadas
acciones en razón de su materia o por razón del tipo de juicio que se haya de seguir.
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Tiene los mismos efectos que los de una acumulación objetiva de acciones. Todas se discuten en
un mismo pronunciamiento que da lugar a una sola sentencia con muchos pronunciamientos.
b) Litisconsorcio necesario (art. 12.2 LEC). Se produce por la exigencia de la misma relación
jurídica litigiosa que solo puede hacerse efectiva frente a varios sujetos. La relación no estará bien
formada si no se demanda a todos los sujetos. La diferencia frente al voluntario es que este tiene
carácter potestativo y en que solo existe acción frente a varios demandados. La sentencia tendrá un
único pronunciamiento que afectará a todos. Su fundamento radica en la ineficacia de una sentencia
en la que no estuvieran presentes todos los titulares. Extender la eficacia a personas que no hayan
participado en él aunque en ocasiones se puede producir una conculcación del principio de
audiencia. Hay dos clases:
1. Litisconsorcio necesario propio. La ley determina quienes son los sujetos titulares de esa
relación y quienes van a ser demandado conjuntamente.
2. Litisconsorcio necesario impropio. Aquellos en los que no se recoge la exigencia de
litisconsorcio en la ley pero por jurisprudencia se sabe que la sentencia afectará a esa
pluralidad.
Efectos: es un proceso en el que se desarrolla una única acción cuya titularidad es de todos los
litisconsortes y habrá una única sentencia con un único pronunciamiento. Los litisconsortes pueden
actuar de forma conjunta o individual. Los actos individuales favorables beneficiaran a todos
mientras que los desfavorables no perjudicarán a ninguna, ni a quien los realizó. La mayoría de los
actos procesales pueden ser de forma individual pero los de disposición material como afectan a la
acción que es única deberán realizarlos todos para que sean eficaces.
c) Litisconsorcio cuasinecesario. En los supuestos en los que no es necesario demandar a todos los
litisconsortes para establecer la relación jurídico-procesal. Hay mucha relación con la intervención
adhesiva litisconsorcial, puesto que si no es necesario demandar a todos los titulares de la relación,
la sentencia les afectará directamente por lo que los titulares pueden intervenir en el proceso una
vez puesta la demanda formado el litisconsorcio.
Para el litisconsorcio pasivo necesario se necesita un tratamiento procesal para denunciar la falta de este
porque es un presupuesto necesario para dictar una sentencia de fondo.
• De oficio. Si el órgano jurisdiccional considera que debían haber sido demandadas personas
titulares de la relación jurídica litigiosa que no lo han sido, deberá ponerlo en conocimiento de las
partes para que les den traslado de demanda. Esto no está previsto en la LEC pero se considera de
orden público el hecho de la indefensión por falta de litisconsorcio.
• A instancia de parte:
o Juicio ordinario. La falta del litisconsorcio puede alegarse como excepción procesal en la
contestación de la demanda y se resolverá en la audiencia previa al juicio (art. 416.3 LEC).
En el art. 420 LEC, se establece la forma de solución.
o Juicio verbal. El demandado en el acto de la vista, podrá formular las alegaciones relativas
a cualquier obstáculo procesal que pueda impedir una sentencia sobre el fondo de asunto,
obstáculo que bien puede ser la falta del debido litisconsorcio (art. 443 LEC).
Por el contrario, para el voluntario no hay trámite de falta, solo para denunciar la acumulación de acciones
indebida incumpliendo los requisitos necesarios tanto de las acciones objetivas como de las subjetivas.
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Es la pluralidad de partes producida una vez comenzado el proceso porque un 3º intervenga en el mismo
situándose en la postura del demandante o demandado. El 3º es todo aquel que no forma una parte procesal.
Solo a las partes procesales les va a afectar directamente la sentencia. Sin embargo, la sentencia puede
afectar de forma indirecta a 3os y la forma de proteger a estos es con la intervención de 3os.
Esta se produce cuando un sujeto que originariamente no era demandante ni demandado entra en el proceso
y ocupa alguna de las posiciones. Se produce una pluralidad de partes porque el 3º ocupa una posición y
crea una pluralidad sobrevenida al intervenir.
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• Genérico: quien actúa en el proceso pidiendo del órgano jurisdiccional una resolución judicial.
• Concreto: quien promueve la actuación del órgano jurisdiccional aportando, por medio de sus
alegaciones y pruebas, el material para la resolución de contenido determinado que postula.
Ocupa un papel protagonista en la posición activa del proceso penal. Tiene encomendadas multitud de
funciones en el proceso penal, destacando las siguientes:
1. Ejercicio de la acción penal en los delitos públicos, que son la mayoría y cuya persecución se
realiza de oficio, y en los delitos semiprivados para cuya persecución se exige denuncia del
ofendido, constituyéndose como parte el Fiscal después de presentada la denuncia. En cambio no
será parte en el proceso relativo a los delitos privados.
2. Inspección directa en la formación del sumario; solicita diligencias de investigación al juez de
instrucción con ciertos privilegios respecto del resto de las partes acusadoras (el juez de instrucción
debe darle siempre traslado de la incoación de la instrucción y para él nunca puede decretarse
secreto el sumario).
Con todo, la actitud del Ministerio Fiscal, manteniendo su condición de parte, no ha de ser siempre
acusadora. Su función, en efecto, puede ser ejercitar la acción penal pero también puede oponerse a la
ejercitada por otro, cuando proceda, lo que implica que el fiscal no siempre ha de sostener la acusación,
sino que puede también pedir la absolución del acusado por otro.
El ordenamiento procesal penal español se caracteriza, frente a los de los países vecinos, porque la acción
penal es pública, pudiendo ejercitarla todos los ciudadanos españoles (art. 101 LECrim).
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A. Acusador popular. Con carácter incluso constitucional (art. 125 CE) se reconoce a todos los
ciudadanos el derecho a ejercitar la acción popular, esto es, se permite que cualquiera sin tener que
afirmar que es ofendido por el delito, puede ejercitar la acción penal, con lo que en realidad los
ciudadanos asumen un papel similar al del MF (promover la acción de la justicia en defensa de la
legalidad, procurando la tutela del interés público ante la existencia de hechos aparentemente
constitutivos de delito público). Requisitos subjetivos: la acción popular queda reservada a los
ciudadanos españoles, quedando excluidos de su ejercicio los extranjeros.
No obstante, hay que atender a las precisiones de los arts. 102 y 103 LECrim: No tienen
legitimación para ejercitar la acción popular aquellos ciudadanos que:
o El que no goce de la plenitud de los derechos civiles, para la determinación de lo cual ha
de estarse a las reglas generales del CC.
o El que hubiera sido condenado dos veces por sentencia firme como autor del delito de
denuncia o querella calumniosa.
o Los jueces y magistrados.
El art. 102 establece a continuación dos excepciones a estas primeras negativas:
Todos los excluidos podrán, sin embargo, ejercitar la acción popular por delitos
cometidos contra las personas o bienes de su cónyuge, ascendientes,
descendientes, hermanos consanguíneos o uterinos o afines. En estos casos los que
no estén en el pleno ejercicio de sus derechos civiles podrán ser parte, supliendo
su incapacidad el representante legal.
Los excluidos en los números 1º y 2º podrán, además, ejercitar la acción popular
por delitos cometidos contra la persona o bienes de los que estuviesen bajo su
guarda legal.
o Los cónyuges entre sí, salvo por el delito o falta cometidos por el uno contra la persona
del otro o la de sus hijos, y por el delito de bigamia.
o También entre sí los ascendientes, descendientes y hermanos por naturaleza, por la
adopción o por afinidad, salvo por delito o falta cometidos por los unos contra las personas
de los otros.
Requisitos objetivos: Los delitos por los que se puede ejercitar la acción popular son únicamente
los delitos públicos. Para los delitos semiprivados y privados queda excluida esta acción. El
ejercicio de la acción popular precisa además de querella. La admisión de ésta convierte al
ejercitante de la acción popular en parte; desde ese momento su tratamiento procesal será el mismo
que el del acusador particular.
La admisión de la querella vendrá condicionada a que el acusador popular preste fianza de la clase
y cuantía que fije el juez para responder de las resultas del juicio.
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Requisitos objetivos: Los delitos por los que se puede ejercitar la acción particular son tanto los
públicos como los semiprivados, con exclusión únicamente de los privados. Si se trata de delitos
públicos, junto al acusador particular podrá constituirse como parte un acusador popular y siempre
lo hará el MF; si se trata de delitos semiprivados, junto al acusador particular solo aparecerá, pero
necesariamente, el MF.
En principio, para el ejercicio de la acción particular no es necesario la querella. Es más, se recoge
en la LECrim, la posibilidad de constituirse como parte en un proceso ya iniciado, simplemente
por un acto procesal en que se haga esa manifestación de voluntad. Lo anterior supone que el
ofendido puede comparecer como parte de dos maneras: a) Formulando querella en la que pedirá
la iniciación del proceso y su constitución como parte en él y b) En un proceso ya iniciado, cuando
se le ofrezcan las acciones compareciendo por medio de escrito, suscrito por abogado y con poder
a procurador, en el que pedirá que se le tenga por parte.
Tradicionalmente se refería aquella persona física contra la que se formula la acción penal, contra la que
se dirige el proceso penal. La capacidad para ser parte e intervenir como imputado la ostentaban en
principio las personas físicas con aptitud para participar de modo consciente en el proceso, comprender la
acusación que contra ellos se formula y ejercer el derecho de defensa.
La capacidad procesal está desvinculada de la imputabilidad penal, de tal manera que es posible que un
inimputable (p.e. menor de 18 años) actúe válidamente en el proceso, aunque sólo sea para poder alegar
dicha circunstancia. En cambio, sí puede hablarse de falta de capacidad procesal en los casos de
enajenación, intoxicación plena y alteración grave de la percepción.
Especial importancia tiene en esta figura la defensa técnica (abogado): El derecho de defensa del imputado-
acusado, tiene una manifestación concreta en el art. 24.2 CE, configurándose como derecho fundamental,
que queda todavía reforzado por lo dispuesto en el art. 17.3 CE sobre la asistencia de abogado al detenido
en las diligencias policiales y judiciales. Además es importante resaltar tres consecuencias:
• Cabe en circunstancias excepcionales celebrar el juicio oral en ausencia del acusado pero nunca
sin la presencia del abogado del acusado.
• Si el acusado no nombra abogado de su confianza, el juez o tribunal se verá obligado a designarlo
de oficio.
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La personificación de la persona jurídica en el proceso penal se materializa, según el nuevo contenido dado
art. 120 LECrim, a través de la designación del “representante especialmente designado”. Con este
representante se van a entender todas las actuaciones procesales, las diligencias en que fuera necesario
intervenir, se le tomará declaración en la fase de instrucción y asistirá al juicio oral.
J unto a esta representación necesaria, la persona jurídica, al igual que la persona física,
debe asistir al proceso debidamente representada y defendida (abogado y procurado).En este aspecto, la
modificación de la LECrim establece que en la citación para la primera comparecencia se requerirá a la
entidad para que además de proceder a la designación del representante especialmente designado, proceda
a designar abogado y procurador.
Acción civil derivada del delito: Según el art. 100 de todo delito o falta nace acción penal para el castigo
del culpable y puede nacer también acción civil para la restitución de la cosa, la reparación del daño y la
indemnización de perjuicios causados por el hecho punible.
Partiendo del supuesto de que un mismo acto puede ser a la vez, delito o falta, del que nace una
responsabilidad penal que se exigirá en el proceso de esa naturaleza, e ilícito civil originando una
obligación y un derecho civil, que cabe exigir en un proceso de los de esta clase, lo que el ordenamiento
jurídico español permite es la acumulación de los dos procesos en un único procedimiento, y atribuye la
competencia para conocer del conjunto al órgano jurisdiccional competente para conocer del proceso penal.
Es quien ejercita, en el proceso acumulado al penal, una acción de naturaleza patrimonial reparatoria.
A. Ministerio Fiscal. El Fiscal está obligado por la Ley a ejercitar la acción civil junto con la penal y
ello aunque exista en el procedimiento otro acusador. Únicamente se excepciona el supuesto en el
que el titular del derecho subjetivo privado haya renunciado expresamente, o la haya reservado
también expresamente, para ejercitarlo después de acabado el proceso penal. De esta manera, el
Fiscal es, al mismo tiempo, parte penal acusadora y parte demandante civil, asumiendo papeles
diferentes, pero complementarios, en cada uno de los procesos acumulados.
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El responsable civil será aquel frente al que se interpone la pretensión de naturaleza patrimonial reparatoria.
Demandado puede ser el mismo imputado-acusado u otra persona que asuma sólo la condición de parte
pasiva civil. Distinguimos:
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Por ende, serán costas procesales aquellos gastos que tiene su origen DIRECTO en el proceso y
OBJETIVAMENTE son necesario, útiles e imprescindibles para obtener la tutela jurisdiccional. Según el
art. 241 LEC serán costas procesales:
En orden al pronunciamiento sobre el pago de las costas procesales, dos son los sistemas posibles: el de la
temeridad, por el que las costas serán satisfechas por la parte que haya actuado temerariamente; y el del
vencimiento objetivo, por el cual las costas serán satisfechas por la parte cuyas pretensiones hayan sido
desestimadas. La LEC anterior y hasta 1984 había seguido el criterio de la temeridad, y a partir de dicho
año el del vencimiento objetivo, que, con los correctivos necesarios, es el seguido por la actual LEC.
En los procesos declarativos, la condena en costas se impondrá a la parte que haya visto rechazadas todas
sus pretensiones, salvo que el Tribunal aprecie que el caso presentaba serias dudas de hecho o Derecho
teniendo en cuenta la jurisprudencia recaída en casos similares. Nunca se impondrán al MF. Si fuese parcial
la estimación o desestimación de las pretensiones, cada parte abonará las costas causadas a su instancia y
las comunes por mitad, a no ser que una de las partes hubiera actuado con temeridad, por lo que no habría
imposición.
No podrá pagarse una cantidad total que exceda la 3ª parte de la cuantía del proceso, las pretensiones
inestimables se valoraran en 18.000 euros, salvo que el tribunal disponga otra cosa, lo que no se aplicará si
hay temeridad. El exceso correrá a cargo de la parte que se sirvió de los servicios.
Según el art. 395 LEC, si el demandado se allana a la demanda antes de contestarla no procederá la
imposición de costas salvo mala fe. Si se produce después de la contestación a la demanda, se aplica el
criterio del vencimiento total.
Según el art. 396 LEC, si el demandante desiste con consentimiento del demandado, no se condena a
ninguno al pago de las costas. Si no consiente, será condenado a todas las costas
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En cuanto a los recursos, si se trata el de apelación, casación o infracción procesal, cuando se desestima el
recurso, se sigue el criterio de vencimiento, pero si se estima, total o parcialmente, no se condena en costas
a ninguno de los litigantes.
Cuando hubiere condena en costas, luego que sea firme, si la parte condenada no las hubiere satisfecho, se
procederá a la exacción de las mismas por el procedimiento de apremio, previa su tasación. La parte que
pida la tasación de costas presentará los justificantes de haber satisfecho las cantidades cuyo reembolso
reclame. Una vez firme la sentencia o auto en que se hubiese impuesto la condena los procuradores,
abogados, peritos y demás personas que hayan intervenido en el juicio y que tengan algún crédito contra
las partes que deba ser incluido en la tasación de costas podrán presentar en la Secretaría del Tribunal
minuto detallada de sus derechos u honorarios y cuenta detallada y justificada de los gastos que hubieren
suplido.
Se regularán con sujeción a los aranceles los derechos que correspondan a los funcionarios, procuradores
y profesionales que a ellos estén sujetos. Los abogados, peritos y demás profesionales y funcionarios que
no estén sujetos a arancel fijarán sus honorarios con sujeción, en su caso, a las normas reguladoras de su
estatuto profesional.
La tasación de costas se practicará por el Letrado de la Administración de Justicia que hubiera conocido
del proceso o recurso. No se incluirán en la tasación los derechos correspondientes a escritos y actuaciones
que sean inútiles, superfluas o no autorizadas por la Ley. También se aplicará el límite señalado en el art.
394.3 LEC, salvo que se hubiera declarado la temeridad.
Practicada la tasación se dará traslado de ella a las partes por plazo común de 10 días, no admitiéndose
inclusión o adición de partida alguna, reservando al interesado su derecho para reclamarla de quien y como
corresponda. Transcurrido el plazo establecido en el apartado primero sin haber sido impugnada la tasación
de costas practicada, el Secretario judicial la aprobará mediante decreto. Contra esta resolución cabe
recurso directo de revisión, y contra el auto resolviendo el recurso de revisión no cabe recurso alguno.
En este plazo se puede impugnar bien porque se hayan incluido derechos o gastos indebidos o que se
consideren excesivos los honorarios, así:
• Indebidas. El Secretario judicial dará traslado a la otra parte por tres días para que se pronuncie
sobre la inclusión o exclusión de las partidas reclamadas. El Secretario judicial resolverá en los
tres días siguientes mediante decreto. Frente a esta resolución podrá ser interpuesto recurso directo
de revisión y contra el auto resolviendo el recurso de revisión no cabe recurso alguno.
• Excesivas. Se oirá en el plazo de cinco días al abogado de que se trate y, si no aceptara la reducción
de honorarios que se le reclame, se pasará testimonio de los autos, o de la parte de ellos que resulte
necesaria, al Colegio de Abogados para que emita informe. El Secretario judicial, a la vista de lo
actuado y de los dictámenes emitidos, dictará decreto manteniendo la tasación realizada o, en su
caso, introducirá las modificaciones que estime oportunas. Si la impugnación fuere totalmente
desestimada, se impondrán las costas del incidente al impugnante. Si fuere total o parcialmente
estimada, se impondrán al abogado o al perito cuyos honorarios se hubieran considerado excesivos.
Cabe recurso de revisión con el decreto, contra el auto del recurso de revisión no cabe recurso
alguno.
Cuando se alegue que alguna partida incluida en la tasación de costas es indebida y además sería excesiva,
se tramitarán ambas impugnaciones simultáneamente, con arreglo a lo previsto para cada una de ellas en
lo dicho anteriormente, pero la resolución sobre si los honorarios son excesivos quedará en suspenso hasta
que se decida sobre si la partida impugnada es o no debida.
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Podrán solicitarla:
a) Los ciudadanos españoles, nacionales de los demás Estados miembros de la UE, extranjeros que
residan en España.
b) Las Entidades Gestoras y Servicios comunes de la SS.
c) Personas jurídicas que sean asociaciones de utilidad pública o fundaciones inscritas en el registro
administrativo correspondiente.
Además, y con independencia de la existencia de recursos para litigar, se reconoce el derecho a las
siguientes personas:
• A las víctimas de violencia de género, de terrorismo y trata de seres humanos en los procedimientos
vinculados a su condición de víctimas.
• A los menores de edad y discapacitados psíquicos cuando sean víctimas de abuso o maltrato.
• A los que como consecuencia de un accidente sufran secuelas permanentes que le incapaciten para
sus funciones precisando la ayuda de un 3º para las funciones más esenciales de la vida, cuando el
proceso sea la indemnización por los daños.
Para solicitar la asistencia jurídica gratuita tiene que cumplirse unos requisitos:
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• Los que acrediten la situación económica y familiar del solicitante y sus familiares.
• La pretensión que se quiere hacer valer.
• La parte o partes contrarias en el litigio.
Habrá una Comisión en cada provincia, en Ceuta y Melilla, y en cada isla en la que exista uno o más
partidos judiciales. Estará formada por: un fiscal, decanos del Colegio de Abogados y Procuradores, dos
representantes de la Admón. Tras las investigaciones necesarias, se resolverá en un máximo de 30 días,
desde la recepción del expediente. Si se reconoce el derecho, se confirmarán las designaciones
provisionales, si se deniega, quedarán sin efecto las designaciones y el solicitante deberá pagar los
honorarios que se hayan generado.
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El derecho de AJG dispensa al beneficiario del pago de los gastos procesales durante todo el curso del
proceso. Pero en función de cómo finalice, puede que los gastos sean pagados por el beneficiario o por
otros sujetos. El art. 36 LAJG dispone que:
a) Si el beneficiario de la asistencia gana el litigio con condena en costas, el condenado pagará sus
gastos y los del beneficiario de la AJG, limitado a los conceptos que se refiere el art. 241 LEC.
b) Si el beneficiario pierde el pleito y además es condenado en costas, quedará obligado a pagar
las generadas a su instancia y las de la parte contraria, si dentro de los tres años siguientes viniese
a mejor fortuna.
c) Si el beneficiario gana el pleito pero sin que en el mismo haya condena en costas, con lo que
haya ganado pagará las costas causadas a sus expensas sin que este desembolso pueda exceder
nunca un tercio de lo que haya obtenido en el pleito.
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Tema 9. Hechos y actos procesales.
I. Concepto y clases.
El proceso se configura como un conjunto de actos de las partes y del órgano jurisdiccional con una
sucesión temporal ordenada. Esta ordenación queda en manos de las normas procesales. Los hechos
jurídicos son acontecimientos independientes de la voluntad humana a los que el derecho atribuye efectos
jurídicos. Los actos jurídicos son conductas humanas voluntarias susceptibles de exteriorización a las que
el derecho objetivo otorga eficacia y consecuencias jurídicas. Los hechos y actos procesales no son más
que especies dentro del género de hechos y actos jurídicos:
• Hechos procesales: acontecimientos y situaciones en los que sin intervenir la voluntad humana se
provocan efectos en el proceso.
• Actos procesales: son actos jurídicos que se desarrollan como parte de un proceso y que producen
efectos en ese ámbito aunque pueden tener también eficacia extraprocesal.
a) Presupuestos procesales. Circunstancias o elementos que deben concurrir en el proceso para que
se pueda dar una sentencia de fondo.
b) Requisitos procesales. Elementos que deben concurrir y cada uno de los actos de forma individual
para que sean eficaces.
La falta de un presupuesto impide una sentencia de fondo, la falta de un requisito supone la ineficacia del
acto.
Según el art. 286.1 LOPJ las actuaciones judiciales deben realizarse como regla general en la sede del
órgano jurisdiccional que está llevando a cabo las actuaciones. Además el 2º apartado dice que el órgano
jurisdiccional podrá constituirse en cualquier lugar del territorio de su jurisdicción, es decir, que podrá
trasladarse al lugar donde sea necesario realizar el acto procesal siempre que se encuentre dentro de su
territorio de jurisdicción.
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El auxilio judicial es un mecanismo que se regula en los arts. 273-275 LOPJ y que se da cuando un órgano
jurisdiccional necesita que se practique una determinada actuación fuera del territorio de su jurisdicción,
puede solicitar al órgano jurisdiccional que la lleve a cabo en su lugar. Se puede solicitar la cooperación
jurisdiccional de un órgano nacional y también de uno internacional pero la diferencia a parte del carácter
territorial es que para los nacionales es obligatorio y para los internacionales hay que atender a los
Convenios Internacionales o al criterio de reciprocidad.
Los actos procesales que realizan las partes tienen que llevarse a cabo de forma general en la sede del
órgano jurisdiccional. Existen actos que por razones de urgencia pueden realizarse en los juzgados de
guardia como por ejemplo solicitar una orden de alejamiento en casos de violencia de género.
Los actos procesales deben realizarse siempre en días y horas hábiles. Se consideran días inhábiles según
los arts. 182.1 y 183 LOJ: los sábados y domingos, días 24 y 31 de diciembre, los días de fiesta nacional
y los festivos a efectos laborales en la CA o localidad donde el órgano jurisdiccional tenga su sede y todos
los días del mes de agosto salvo casos urgentes. Se consideran horas hábiles según el art. 182.2 LOPJ de
8 de la mañana a 8 de la tarde. El art. 182 LOPJ dice que el CGPJ mediante reglamento, podrá habilitar
días inhábiles a efectos de actuaciones judiciales en aquellos casos no previstos por las leyes.
Los actos procesales deben siempre realizarse en horas y días hábiles o habilitados. Se presentan como
excepciones la instrucción del proceso penal y los actos de jurisdicción voluntaria pues para estas
actuaciones es hábil cualquier momento de cualquier día.
A efectos de urgencia, se consideraran que tienen tal carácter las actuaciones del tribunal cuya demora
pueda causar grave perjuicio a los interesados o a la buena administración de justicia o provoque la
ineficacia de la resolución judicial. Para estas actuaciones urgentes serán hábiles los días del mes de agosto,
así como las horas inhábiles necesarias para proseguir las actuaciones urgentes iniciadas en horas hábiles
sin necesidad de expresa habilitación.
Los preceptos que regulan los actos procesales establecen el momento en el que estos deben realizarse
pudiéndose tratar de un momento concreto, término o de un periodo de tiempo, plazo. La LEC prevé que
las actuaciones del proceso deben llevarse a cabo o en el momento determinado o en el plazo fijado en la
ley (art. 132 LEC). Mientras que los plazos son determinados pro la ley, los términos los establece el
órgano judicial. La determinación del plazo implica que hay que determinar el momento inicial y el final.
Respecto al incumplimiento de los plazos procesales y sus consecuencias hay que decir que la sanción
va a ser distinta dependiendo de que se trate de actos procesales de las partes o de actos del órgano judicial.
El incumplimiento del plazo por la parte acarrea la preclusión pero por parte del órgano judicial no acarrea
consecuencias en el proceso.
Dentro de los plazos están los civiles y los procesales, estos últimos son los que tienen su origen en una
actuación procesal, solo son plazos procesales aquellos que comienzan a partir de una notificación, citación
emplazamiento o requerimiento. Los plazos pueden venir expresados en días, meses, e incluso años, siendo
diferente el modo de computarlos:
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El art. 135 LEC trata sobre una ampliación de los vencimientos de los plazos cuando:
Se establece hasta las 15 horas del día hábil siguiente al del vencimiento del plazo. La razón de
esta ampliación es por la necesidad de compaginar la prohibición, en las actuaciones civiles, de
presentar escritos en los juzgados de guardia con las circunstancias de que los órganos
jurisdiccionales cierran por la tarde en horas que son hábiles.
También cuando la presentación de escritos dentro de plazo no sea posible por una interrupción no
planificada del servicio de comunicaciones. El remitente podrá proceder a presentarlo al día
siguiente alegando el justificante de dicha interrupción.
Los actos orales deben cumplir con el principio de inmediación y de publicidad, además de ser
documentados y autorizados por el secretario judicial bajo pena de nulidad. La ley permite que para
determinadas actuaciones se pueda usar la videoconferencia y otros sistemas parecidos siempre que se
asegure la posible contradicción de las partes y la salvaguardia del derecho de defensa.
A parte de documentarse por el formato básico de papel también podrán hacerlo mediante medios
electrónicos e informáticos. Resultará obligatorio en estos casos para las actuaciones orales en vista y
comparecencias que deberán registrarse en soporte apto para la grabación y reproducción de imagen y
sonido. Para garantizar su autenticidad el secretario judicial será el garante de las mismas.
Los actos escritos tienen algunos requisitos como la firma del autor del mismo, el contenido, etc. Permite
su presentación por medios técnicos siempre que en las oficinas judiciales se dispongan de ellos y quede
garantizada la autenticidad de la comunicación y quede constancia de la remisión y recepción de toda la
información y la fecha en la que esto se llevará a cabo.
Un requisito común a todos los actos procesales es el idioma. Los actos orales deben realizarse en la lengua
oficial del Estado pero podrá usarse también la lengua oficial propia de la CA siempre que ninguna de las
partes se oponga alegando su desconocimiento. En los actos escritos los documentos presentados podrán
realizarse también en la lengua de la comunidad autónoma pero deberán ser traducidos al castellano cuando
una parte así lo alegue, cuando tenga que tener efecto en otra comunidad o cuando la ley lo diga.
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La posibilidad de subsanación queda regulada en el art. 231 LEC y dice que el órgano jurisdiccional
cuidará de que puedan ser subsanados los defectos que tengan los actos procesales siempre que en dichos
actos se hubiera manifestado la voluntad de realizarlos correctamente. La distinción entre ellas viene dada
por la gravedad:
A. Nulidad absoluta, radical o de pleno derecho. Cuando se produce la ausencia de alguno de los
presupuestos del proceso o cuando el requisito incumplido a la hora de llevar a cabo el acto procesal
es de especial relevancia.
B. Anulabilidad o nulidad relativa. Los actos procesales se realizan incumpliendo requisitos de
menos importancia.
C. Irregularidad. Los actos procesales se realizan incumpliendo requisitos de menos importancia.
Los efectos que se derivan pueden ser: ineficacia, para la nulidad y anulabilidad; reproche o sanción
económica pero no ineficacia para la irregularidad.
III.I. Nulidad.
No solo se declara la ineficacia del acto, sino la de todos los efectos jurídicos que dicho acto haya podido
producir desde que se realizó. Habrá casos en los que el acto no implicará la de sucesivos que sean
independientes a él (aislado/no aislado). Consecuencias:
• La declaración de nulidad tiene carácter ex tunc. Se declara la ineficacia del acto desde el mismo
momento en que este se realizó así como de todos los efectos que hayan podido derivarse de este.
• Puede ser que el acto del proceso que sea nulo sea aislado, en ese caso no afecta a los actos
posteriores y solo sería nulidad de acto. Pero la mayoría de las veces ese acto no es aislado e
implica una serie de consecuencias en el proceso, por lo tanto se impondría nulo este y todos los
actos derivados de él, lo que llevaría a una nulidad de actuaciones (art. 241 LOPJ).
III.II. Anulabilidad.
Es un tipo de ineficacia que deriva de incumplimiento de preceptos que no son esenciales. Produce efectos
ex nunc, es decir que no se retrotrae en el tiempo hasta el momento en que fue realizado, sino que una vez
anulado este, deja de producir efectos en el mismo. Sus causas no están en la LOPJ.
III.III. Irregularidad.
Surge infringiendo algún requisito de escasa entidad. No hay ineficacia de acto ni de efectos, solo que hay
una corrección disciplinaria que puede ser una sanción económica.
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III.IV. Tratamiento procesal.
Va a ser distinto dependiendo de si es nulidad, anulabilidad o irregularidad por la gravedad de cada una.
La declaración de la nulidad puede darse por:
a) De oficio. En 1ª Instancia el juez antes de dictar sentencia declara la nulidad tanto de un acto como
de todo lo actuado previa audiencia de las partes. En 2ª Instancia, la nulidad por falta de jurisdicción
o competencia objetiva o funcional o por violencia o intimidación que afecte al tribunal.
b) A instancia de parte. en 1ª Instancia las partes podrán solicitar la declaración de nulidad antes de
que se dé la sentencia. Una vez que haya sentencia tendrán que solicitar la nulidad a través de
recursos que puedan interponer contra la sentencia recaída en 1ª Instancia.
Contra cierto actos nulos de pleno derecho puede instarse el incidente de nulidad de actuaciones que
podrá solicitarse aunque ya haya habido sentencia firme sobre el asunto, en un plazo máximo de 20 días,
desde que esta se notificó o de 5 años si se tuvo conocimiento del defecto con posterioridad ante el mismo
juzgado o tribunal que dictó la resolución que adquirido firmeza (art. 241.1 LOPJ). La anulación o
declaración de irregularidad de un acto no puede declararse de oficio, salvo escasas excepciones sino tan
solo a instancia de parte.
Son actos expresivos de la voluntad del Estado a través del órgano jurisdiccional. Tres clases:
a) Providencias. Resolución que tramita el juez para continuar con el proceso. Se da normalmente
en los casos en los que el juez requiere de cierta información para continuarlo. No necesita
motivación. Forma: determinación de lo mandado del juez o tribunal, la firma del juez y del LAJ
y la motivación cuando se estime conveniente aunque no es requisito.
b) Autos. se usan para resolver cuestiones que, aunque distintas de la resolución sobre el fondo del
asunto, también gozan de importancia en el seno del proceso. Forma: siempre motivados y en
párrafos separados y numerados los hechos y razonamientos jurídicos y por último serán firmados.
c) Sentencias: se usan para decidir definitivamente el pleito o causa en cualquier instancia o recurso,
o cuando según las leyes procesales, deban revestir esta forma. Requisitos externos, estructura de
la sentencia: consta de 3 partes:
1. Encabezamiento. Se hacen constar la identidad de las partes, la legitimación, los nombres
de los abogados y procuradores y el objeto del proceso.
2. Cuerpo o motivación de la sentencia. Consta a su vez de dos partes: los antecedentes de
hecho, en los que se hacen constar las pretensiones de las partes, los hechos alegados, las
pruebas practicadas y los hechos; y fundamentos de Dº, en donde se hacen constar los
puntos de hecho y derecho alegados y las razones jurídicas que el tribunal entiende
aplicables al caso.
3. Fallo o parte dispositiva de la sentencia. El tribunal debe de pronunciarse sobre lo
interesado por las partes y sobre las costas.
Requisitos internos:
o Motivación. El art. 120.3 CE dispone que las sentencias serán siempre motivadas se
pronunciarán en audiencia pública, constituyendo dicha motivación una manifestación del
derecho a la tutela judicial efectiva consagrado por el art. 24.1 CE, pues como ha
declarado la jurisprudencia, la motivación cumple 2 misiones como son las de permitir al
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El LAJ tiene atribuidas competencias para conocer de determinados supuestos distintos de los que
tradicionalmente venía ejerciendo. La resolución que dicta el secretario cuando asume tales competencias
se denomina decretos. Las resoluciones que dicta el secretario judicial pueden ser:
a) Decretos. Cuando se admita a trámite la demanda en aquellos supuestos en que se ponga fin al
procedimiento que tenga atribuida la competencia exclusiva el secretario o cuando sea preciso y
conveniente razonar su decisión. Siempre deben de estar motivados. Forma: párrafos numerados y
separados, los antecedentes de hecho y los fundamentos de derecho en que se basa, su nombre y
firma.
b) Diligencias. Una de las funciones principales de los secretarios judiciales es el impulso del proceso,
dictando las resoluciones necesarias para la tramitación del mismo, salvo aquellos que las leyes
procesales reserven a jueces o tribunales. Pueden ser:
a. Diligencias de ordenación: cuando la resolución tenga por objeto dar a los autos el curso
que la ley establezca.
b. Diligencias de constancia, comunicación o ejecución: reflejar en los autos hechos o actos
de trascendencia procesal.
Las últimas no son propiamente resoluciones sino actuaciones a través de las cuales el secretario
judicial materializa las resoluciones. Las de ordenación suelen crear confusión a la hora de
distinguirla con las providencias. Estas son las resoluciones que dictan los órganos jurisdiccionales
con el objeto de ordenar el proceso mientras que las diligencias de ordenación son las resoluciones
que dicta el secretario judicial con el objeto de impulsarlo. Estas últimas son recurribles ante el
juez.
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• Vinculación. No solo por las partes sino también por el órgano jurisdiccional.
• Invariabilidad. No pueden ser revocadas ni sustituidas por otras.
Es posible que determinadas resoluciones puedan contener conceptos oscuros, omisiones, defectos o
errores materiales. El art. 267 LOPJ permite que de oficio o a instancia de parte se pueda proceder a la
corrección y aclaración de las mismas por quien las haya dictado.
La subsanación podrá hacerse de oficio o a instancia de parte o por el MF dentro de los 2 días hábiles
siguientes a la publicación de la resolución, siendo resuelta por el tribunal o secretario judicial dentro de 3
días siguientes a la presentación del escrito en que se solicite la aclaración. Si se trata de errores materiales
manifiestos o aritméticos, esos podrán ser rectificados en cualquier momento.
Los arts. 267 LOPJ y 215 LEC prevén para las sentencias, autos y decretos que hubieren estado
incompletos un trámite o para su complemento. El tribunal o secretario en el plazo de 5 días a contar desde
la fecha en que se dicten podrán proceder de oficio mediante auto o decreto a completar su resolución sin
modificar ni rectificar lo que hubiere acordado. También las partes en el plazo de 5 días a contar desde la
notificación previo traslado a las demás partes se dictará auto por el que realizará la resolución incompleta.
La actividad que puede realizar cada órgano jurisdiccional se encuentra limitada al territorio donde este
ejerce su jurisdicción. Hay ocasiones en las que determinadas actuaciones deben realizarse fuera del mismo,
para lo cual hay que recurrir al auxilio judicial. El órgano a quien corresponde prestar el auxilio judicial es
la Oficina del Juzgado de 1ª Instancia del lugar donde deba practicarse o también podrá ser de un juzgado
de paz. Al acto de comunicación a través del cual el órgano jurisdiccional solicita el auxilio judicial a otro
recibe el nombre de exhorto. Debe contener:
Los exhortos se remiten directamente al órgano exhortado mediante sistema informático judicial o
cualquier otro sistema de comunicación que garantice la constancia de su recepción, es decir, no caben
traslados y reproducciones a través de órganos intermedios. Cuando la realización de dichas actuaciones
se haya acordado a instancia de parte, es posible que se remita el exhorto por conducto personal, que se le
entregue a la propia parte para que se encargue.
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El deber de colaboración con los órganos jurisdiccionales es una exigencia constitucional (art. 118 CE).
Para comunicarse con otros órganos públicos existen 3 clases de actos:
Se remitirán directamente por el secretario judicial que los expida, se pueden usar medios electrónicos,
informáticos y similares que regule el art. 162 LEC y pueden remitirse por conducto personal.
Que se dé de forma correcta es lo que garantiza el principio de contradicción y publicidad como base de la
tutela jurídica efectiva. Varias clases:
• Notificaciones. Actos por los que se comunica una resolución procesal o una actuación. Se realizan
mediante la entrega de copia literal de la resolución. Se notificarán a todos los que sean parte del
proceso o puedan verse afectadas (art. 150 LEC).
• Emplazamientos. Acto de comunicación por el cual se impone a alguien la obligación de
personarse ante el órgano y actuar de determinada manera en el plazo indicado. Determina la carga
de comparecer en el proceso.
• Citaciones. Se llama a una persona a comparecer ante el órgano jurisdiccional en un término
concreto para que realice una determinada actuación. La diferencia es el ámbito temporal. Tanto
estas como los anteriores deben contener que se ha de realizar y a quien se dirige el acto.
• Requerimientos. Se trata de un acto a través del cual se ordena al sujeto realizar o no una
determinada conducta, distinta de la mera comparecencia en el tribunal.
Se realizarán bajo la dirección del secretario judicial, que será el responsable de la adecuada organización
del servicio. La ejecución de esos actos se realizará por los funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial o
el procurador de la parte que así lo solicite. Se entenderá que se han practicado válidamente cuando quede
constancia suficiente de haber sido practicados en la persona o domicilio del destinatario.
Los actos de comunicación con las partes han de practicarse de forma válida para que tengan efecto en el
proceso. La validez del acto depende de que se haya practicado con arreglo a la ley. Los plazos comienzan
a correr desde el día siguiente a aquel en que se hubiera efectuado el acto de comunicación y no desde que
el interesado tuvo conocimiento. Ahora bien, si los actos de comunicación se practican sin respeto a la ley
y causan indefensión a la parte, serán nulos. Sin embargo, es posible su subsanación, la cual no necesita de
un pronunciamiento por parte del órgano jurisdiccional sino que son actividad de la parte.
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Tema 10. La preparación y sustitución del proceso civil.
Aun cuando la forma ordinaria de iniciarse el proceso civil es la interposición de una demanda, ello no es
óbice a que en algunas ocasiones, con anterioridad a su interposición puedan tener lugar ciertas actividades
tendentes unas veces a evitar el proceso, como ocurre con el acto de conciliación, la reclamación
administrativa previa o la mediación y otras veces a prepararlo como ocurre con las diligencias
preliminares.
Dichas diligencias, tienen carácter facultativo, no pudiéndose confundir con la prueba anticipada o con el
aseguramiento de la prueba, ya que en éstas lo que se pretende es o bien practicar una prueba que en su
momento procesal no va a poder practicarse, o bien mantener un estado de cosas que permita practicar la
prueba en su momento.
I.I. Clases.
El art. 256 LEC hace una enumeración de las mismas, estableciendo que todo juicio podrá prepararse
pidiendo alguno de los siguientes datos:
• Que la persona contra quien se dirija la demanda declare bajo juramento o promesa de decir verdad
sobre algún hecho relativo a su capacidad, representación o legitimación cuyo conocimiento sea
necesario para el pleito o exhiba los documentos en que consten tales circunstancias.
• Que la persona contra la que se dirija la demanda exhiba una cosa que tenga en su poder y a la cual
deba referirse el juicio.
• Que quien se considere heredero o legatario para que, quien lo tenga en su poder, le exhiba el acto
de última voluntad del causante.
• De un socio o comunero para que se le exhiban, por el socio que los tengan en su poder las cuentas
o documentos de las sociedad o comunidad.
• De quien se considere perjudicado por un hecho que pudiera estar cubierto por un seguro de
responsabilidad civil para que se le exhiba, por quien lo tenga en su poder, el contrato de seguro.
• De quien pretenda iniciar un proceso en defensa de intereses colectivos de los consumidores y
usuarios para identificar a los integrantes del grupo de afectados si fueren personas de fácil
determinación.
• De quien pretenda ejercitar una acción por infracción de un derecho de propiedad intelectual o
industrial cometida en su comercialización para que se obtengan datos sobre el origen y redes de
distribución de las mercancías de que se trate o para que se le exhiban documentos bancarios,
comerciales o aduaneros que se presuman en poder de la persona que pueda ser demandada,
debiéndose acompañar un principio de prueba de la infracción.
• Las diligencias y averiguaciones que las leyes prevean para la protección de determinados
derechos.
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Corresponderá al Juzgado de 1ª Instancia o de lo Mercantil del domicilio de la persona que tenga que
declarar, exhibir documentos o intervenir en las diligencias, salvo que fuesen consecuencia del resultado
de otras ya practicadas, en cuyo caso lógicamente la competencia corresponderá al Tribunal que hubiere
conocido de las primeras. En ningún caso se admitirá la interposición de declinatoria, si bien el Juez
examinará su propia competencia y, si entendiese que no es competente se abstendrá de conocer, indicando
al solicitante el Juzgado al que debe acudir. Procedimiento:
1. Incoación del procedimiento (art. 256 LEC). Las medidas se solicitarán por escrito haciendo
constar la identidad de los futuros demandados, el objeto del juicio y el fundamento de las medidas
que se soliciten. Si se trata de diligencias urgentes anteriores al juicio, podrá prescindirse de
abogado y procurador. Si las medidas fuesen adecuadas y se apreciase la existencia de interés
legítimo, así como justa causa, el Tribunal accederá a la petición en el plazo de 5 días fijando la
caución que deba prestarse para responder de los gastos, daños y perjuicios que pudieran originarse.
A continuación, se citará y requerirá al interesado para que lleve a cabo las diligencias en el plazo
de 10 días. Si este se opone a ellas, el Tribunal citará a las partes para una vista que se celebrará
por los trámites del juicio verbal.
2. Gastos de las diligencias. Los gastos causados a las personas que deban intervenir en aquellas
serán a cargo del solicitante.
3. Negativa a practicar las diligencias. La ley prevé una serie de medidas para el caso de que la
persona requerida no atendiese el requerimiento ni formulase oposición, como son:
a. Si se hubiere solicitado que se preste declaración sobre la capacidad, representación o
legitimación de la persona requerida, las preguntas del solicitante se podrán tener por
respondidas afirmativamente y los hechos consiguientes se considerarán admitidos a
efectos del juicio posterior.
b. Si se hubiere solicitado la exhibición de documentos o títulos y el Tribunal apreciare
indicios de que pueden hallarse en un lugar determinado, ordenará la entrada y registro y,
si fueren encontrados, se procederá a su ocupación poniéndolos a disposición del
solicitante.
c. Lo mismo se hará si se hubiere solicitado la exhibición de una cosa en cuyo caso el
solicitante podrá pedir el depósito.
d. Si se hubiera solicitado la exhibición de documentos contables, el Tribunal podrá tener por
ciertos las cuentas y datos que el solicitante presente.
e. Si se hubiera solicitado la colaboración de cualquier persona con el fin de individualizar a
los integrantes de un conjunto de consumidores y usuarios afectados, el Tribunal ordenará
las medidas necesarias incluyendo la entrada y registro en lugares cerrados sin perjuicio
de las responsabilidad penal en que tales personas puedan haber incurrido por
desobediencia a la Autoridad Judicial.
Instrumento de resolución de conflictos basado en el arreglo amistoso de la controversia entre las partes de
un futuro proceso con el fin de evitar su iniciación. En la actualidad se encuentra regulada en los arts. 139-
148 de la Ley sobre jurisdicción voluntaria, 15/2015.
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El art. 139 dispone que podrá intentarse la conciliación ante el Secretario del Juzgado de 1ª Instancia, si
bien se inadmitirá cuando la finalidad sea distinta y suponga un abuso de derecho o fraude procesal. En
todo caso, no se admitirán las peticiones de conciliación que versen sobre las siguientes materias:
• Juicios en que estuvieran interesados el Estado, las CCAA u otros entes de la Admón. Pública.
• Juicios en que estuvieran interesados los menores e incapacitados para la libre administración de
sus bienes.
• Juicios de responsabilidad civil contra jueces y magistrados.
• Juicios promovidos en relación con materias que no fueren susceptibles de transacción ni
compromiso.
Será competente para conocer de los actos de conciliación el Juez de Paz o el Secretario judicial del
Juzgado de Primera Instancia o del Juzgado de lo Mercantil, cuando se trate de materias de su competencia,
del domicilio del requerido. Si no lo tuviera en territorio nacional, el de su última residencia en España. No
obstante lo anterior, si la cuantía de la petición fuera inferior a 6.000 euros y no se tratara de cuestiones
atribuidas a los Juzgados de lo Mercantil la competencia corresponderá, en su caso a los Jueces de Paz.
Si el requerido fuere persona jurídica, será asimismo competente el del lugar del domicilio del solicitante,
siempre que en dicho lugar tenga el requerido delegación, sucursal, establecimiento u oficina abierta al
público o representante autorizado para actuar en nombre de la entidad, debiendo acreditar dicha
circunstancia.
Si tras la realización de las correspondientes averiguaciones sobre el domicilio o residencia, éstas fueran
infructuosas o el requerido de conciliación fuera localizado en otro partido judicial, el Secretario judicial
dictará decreto o el Juez de Paz auto dando por terminado el expediente, haciendo constar tal circunstancia
y reservando al solicitante de la conciliación el derecho a promover de nuevo el expediente ante el Juzgado
competente.
Según el art. 141 no será necesaria la intervención de Abogado ni Procurador en los actos de conciliación
previos al juicio. En cuanto al procedimiento:
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Tratándose de asunto de la competencia del Juzgado ante el que se hubiere tramitado la conciliación. La
competencia para conocer de la ejecución de lo acordado corresponderá al mismo Juzgado. Por el contrario,
tratándose de asuntos de la competencia de un Juzgado distinto, la competencia para conocer de la
ejecución corresponderá al Juzgado de 1ª Instancia que hubiere sido competente para conocer de la
demanda.
Contra lo convenido en un acto de conciliación, podrá ejercitarse la acción de nulidad por las mismas causas
que invalidan los contratos. En cuanto a las causas de impugnación, la doctrina distingue entre motivos
materiales y motivos procesales. Entre los motivos materiales se incluyen las causas de nulidad,
anulabilidad y rescisión previstas en el CC y en cuanto a los motivos procesales se incluye cualquier
infracción de las normas procesales que rigen el acto de conciliación.
En cuanto a la acción de nulidad, la misma se presentará ante el Juez competente en el plazo de 15 días
desde la celebración del acto y se sustanciará por los trámites del juicio que corresponda en función de su
cuantía, suspendiéndose la ejecución de lo convenio en tanto en cuanto se resuelve definitivamente sobre
la acción ejercitada.
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