Como ser pulsionales al sistema

En "Mucho ruido por una Cosa", Žižek, plantea una ética pulsional para la izquierda: marcar
repetidamente la memoria de una causa perdida. No se trata de recordar el trauma lo más
exactamente posible sino de marcarlo repetidamente como tal, su horror no integrado. El problema
es que, como el mismo señala, la "encarnación de la pulsión en su grado cero, en su modalidad más
elemental", es la lápida, lugar que marca lo irrepresentable de quien ya no está. ¿Cómo entonces ser
pulsionales sin caer en la petrificación? Sin quedar tan supeditados al trauma, la causa perdida, que
no pueda producirse un desvío, una diferencia, en ese recorrido pulsional, no sólo para, como dice
Žižek, "tomar distancia del presente y discernir los signos de lo Nuevo", sino para agenciar "lo
Nuevo", ponerlo en acto. No se trata solo de tomar distancia, sino de encontrar la distancia ya-allí
presente (esto Žižek lo presenta en hegelés: el absoluto no es una adición sino la constatación de
que la negación estaba siempre-ya en la primera afirmación, el primer Uno ya era la diferencia
consigo mismo). El retorno "al mismo lugar", debiera ser el retorno al lugar de esa diferencia, ese
lugar que es la causa perdida.
La derrota acontecida en el año 2015, puede ser según esta lógica la victoria, el momento de
división, de "confrontación con el límite inmanente" al movimiento, de donde pueda surgir un
nuevo Uno, si hay suerte, menos tonto.