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¿QUÉ

ES LA SEXUALIDAD EN PSICOANÁLISIS?


Arturo Rogerio.


La sexualidad para Freud es algo más que un concepto. Durante la revisión de “Tres
ensayos de Teoría sexual” podemos detectar una serie de tramitaciones del aparato
psíquico que surgen desde los primemos momentos de vida, donde se halla una
forma de satisfacción particular, y que aunque se modifican en el objeto que la
permite, ya sea por una represión o por el desarrollo de los órganos sexuales, bien la
manera original queda registrada como una marca o huella en el aparato psíquico y
busca repetirse.

Siendo así, podemos decir que es el inicio de la vida sexual. El nuevo ser, en un
ambiente completamente nuevo y desconocido comienza la vida subjetiva. En el
plano de lo psíquico comienza a detectarse una invasión de estímulos internos y
externos, y que requieren ser atendidos para darles un orden. Para este trámite,
comienza por identificarse la procedencia de dicho estímulo y se le da una cualidad
en virtud de placentero o displacentero. Es justamente esto lo que se queda como
una vivencia en el aparato psíquico y busca continuidad.

En cuanto a dichos estímulos, podríamos comenzar a señalarlos como aquellos que
tienen un origen biológico, como la necesidad del infante de alimentarse, por
ejemplo. Existe una exigencia por parte del organismo a poder saciar el hambre, esto
se ve representado en el aparato psíquico como una acumulación de energía
expresada en la sensación de hambre, algo que el bebé no sabe qué es pero que
genera tensión. Ante este estímulo el bebé llora, lo que hace que la madre atienda el
llanto y lo amamante. Esto produce la descarga de la energía acumulada y genera un
alivio en la sensación que experimentaba el bebé. Hay aquí una lectura del aparato
psíquico que permite detectar que ante cierta demanda de su cuerpo, hay algo que
puede saciarlo y lo hace sentir bien (placer).

De esta forma podemos ir introduciendo a la pulsión, como esa exigencia de
atención del aparato psíquico, es decir, con la explicación anterior no solo se cumple
la exigencia biológica de comer para vivir, sino que se detectó de manera lógica
aquel objeto que es capaz de saciar una demanda del cuerpo y que produce
satisfacción.

Otro importante concepto es el de libido, como justamente esa concentración de
energía que exige la atención y su canalización para ser descargada. Esto podemos
pensarlo en términos de cantidad, generando la tensión antes mencionada y que
esta en relación con sensación de placer experimentada ante su vaciamiento.

Con lo anterior, podemos observar al infante teniendo este bombardeo sensorial,
donde el aparato psíquico siempre esta trabajando con los estímulos, y procurando
de la manera mas propia la satisfacción. Es aquí donde el termino narcisismo
también toma un lugar para poder abarcar dicha procuración propia sin ser
plenamente consciente de qué es eso otro que lo satisfaga.

Existe en esta etapa la autoerotización, con practicas de exclusivo carácter onanista,
el chupeteo es una representativa de la fase oral, y varias partes del cuerpo
comienzan a tener el papel de zonas erógenas, que ante estímulos despiertan esa
cualidad de placer en el infante. Las diarreas infantiles representan una
estimulación para la zona anal. Con el paso del tiempo, dichas zonas quedan
“prohibidas” pues la cultura comienza a tomar importancia en el sujeto, y la
cancelación de dichas zonas. Se puede saber de los diques que se vale la represión,
como el asco, la vergüenza y la moral. Sobre dichas zonas erógenas, cabe mencionar
que si bien hay las que se encuentran bien definidas como boca, genitales, el ano;
cualquier otro sector de la piel puede prestarse como tal.

Como parte de búsqueda de satisfacción, el infante tendrá deseos de poseer como
objeto a la madre. La introducción de la ley que se lleva a cabo en el complejo de
Edipo pone prohibición al incesto con la madre y orilla al niño a la elección de un
nuevo objeto. Referente a esta elección de objeto, buscará por apuntalamiento,
inconsciente, características representativas de ese primer objeto.

En este periodo tierno, las mociones sexuales quedan reguladas por la ley, tomando
objetos aceptables, que sustituyen aquellos que no son permitidos. Es entonces con
la entrada de la pubertad y con el desarrollo físico de los genitales que toman
nuevamente una importancia, encontrando además una nueva forma de descarga,
que es la del vaciamiento de los órganos sexuales, por medio de la manipulación
mecánicamente. De esta forma, la meta sexual también se ve modificada. El cambio
consiste en sustituir las sensaciones que recaen sobre la zona erógena, por aquél
estímulo externo que la pueda cancelar.


Pero el bloqueo de los deseos sexuales antes mencionados, también conlleva una
serie de procesos anímicos investidos de afecto y de aspiraciones a los que si no se
les permite una tramitación, o no se encuentra la forma por parte del aparato
psíquico, abren posteriormente puerta al síntoma, cuando dicho deseo y moción
sexual se encuentra compitiendo con la desautorización sexual de manera
simultanea.

La configuración de la sexualidad se lleva a cabo entonces con base entre las
conjeturas que se hacen psíquicamente entre las contingencias, y las
representaciones de las mismas por parte del aparato psíquico y los afectos que esto
trae consigo. Tiene sus orígenes desde los primeros momentos de vida, donde se
reciben estímulos externos como internos.

Durante todas estas elaboraciones del aparato psíquico, se constituyen igualmente
las bases de la identidad de genero y de orientación sexual. Se derivan de la
identificación del infante con sus primeros objetos amorosos, y de la manera en
como se haya procesado el conflicto edípico, el objeto del deseo será el del sexo
opuesto, el del mismo sexo o de ambos.

Así, desde el psicoanálisis se propone que las relaciones con la madre y con el padre
permiten el acceso a la diferencia en la historia de la sexualidad como elección de
objeto.

Podemos entonces, decir la sexualidad es lo que surge esa forma de tramitación de
energía que realiza el aparato psíquico desde nuestros primeros momentos hasta el
desempeño particular de la practica genital y que tiene manifestación en la relación
con los semejantes y con el mundo mismo.

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