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Prof.

Victor Gasparrini
Universidad de Carabobo – Venezuela
Email: vgasparini@gmail.com

FEMINICIDIO EN PERÚ

El feminicidio, conocido también, como el homicidio de mujeres producido por sus parejas o exparejas
sentimentales no es algo reciente, es un tipo de delito tipificado en la legislación penal de la gran mayoría
de países del mundo, y en el caso del Perú se incorporó en el año 2011 mediante la Ley Nº 29819 que
modifica el artículo 107º del Código Penal. Por lo tanto este tipo de delito ha comenzado a ser penado
con privativas de libertad a partir del 2012, siendo un avance para la sociedad peruana. Sin embargo
pese a ello año tras año los indicadores de muertes por este tipo de delito se ha mantenido en más o
menos la misma cantidad, pero se proyecta que crezca de forma constante en el tiempo. Las causas más
comunes los celos, la infidelidad, el abandono o la negación para retomar la relación amorosa por parte
de la mujer. A través del presente ensayo se plantea dilucidar sobre el feminicidio como fenómeno social
que va en constante crecimiento, debatir sobre las causas por las cuales la sociedad lo tiene rezagado
como una problemática grave y reflexionar sobre como adoptar medidas educativas para las nuevas
generaciones a fin de que se mantenga la igualdad en los derechos entre hombres y mujeres.

Las estadísticas señalan que la ocurrencia de feminicidios se ha mantenido más o menos en igual
proporción a lo largo de los últimos años (92 asesinatos en promedio); sin embargo es importante hacer
notar como en el 2016 hubo un aumento de forma significativa en la cantidad de feminicidios que se
generaron en el país, ascendiendo a 124 muertes de acuerdo a lo indicado por el Ministerio de la Mujer
y Poblaciones Vulnerables (MIMP), quienes indican que aproximadamente 10 mujeres son asesinadas
cada mes. Estas cifras alarman debido al incremento del porcentaje de este fenómeno poniendo cada día
a las mujeres en una condición vulnerable con respecto al hombre, es decir, a su pareja o ex pareja, pues
se observa casi que a diario una gran cantidad de noticias televisivas e impresas respecto a la violencia
y muertes producto de este flagelo social. Muñoz (2017) plantea las siguientes interrogantes ¿Por qué
entonces en 2016 hubo más mujeres asesinadas que en años anteriores y también más tentativas? ¿Acaso
porque la marcha Ni una menos, realizada en agosto, nos volvimos más respondonas y decidimos
denunciar a nuestros agresores? (s/p).

La violencia contra la mujer muestra que es una problemática de la sociedad cuya raíz se encuentra en
el mantenimiento, por muchos años, de una cultura caracterizada por estructuras jerárquicas patriarcales,
donde siguen siendo tratadas como un objeto desechable y maltratable. La sociedad aún no es consiente
sobre la gravedad de este tipo de delito y agresión. Ha costado aceptarlo; se ha hecho difícil entender
la diferencia entre la muerte de una mujer a manos de un ladrón y su fallecimiento por golpes,
acuchillada, asfixiada, violada, quemada, envenenada, desfigurada o abaleada por su marido o exmarido.
De acuerdo al Centro de la Mujer Peruana Flora Tristan (2005) las mujeres no han desarrollado en forma
amplia su rol dentro de la sociedad, ya que debido a la existencia de mecanismos de coerción y
disciplinamiento adoptados en la sociedad de forma impositiva, existe la dificultad de que sea aceptado
las decisiones propias y cambios en los roles en el hogar; la honra masculina sigue viéndose afectada
por el comportamiento femenino, lo que indica que la mujer sigue siendo asumida no como alguien
independiente, sino como un apéndice de la voluntad masculina. (p. 21)

En atención a lo descrito en el párrafo anterior se plantea que el estado, como garante de la correcta
aplicación de las leyes, no posee el monopolio para el uso de la legitimidad de la violencia, jamás lo ha
tenido y esto se debe a que la legitimidad esta concebida para ir más allá de la formalidad de las leyes
decretadas. Esta legitimidad (ejercicio de la violencia) o cualquier otro acto se manifiestan, en la
cotidianidad, mediante la aceptación de ciertas prácticas por la sociedad. Por lo tanto existe una
dicotomía de legitimidades, entre ellas las que están establecidas en las leyes y las que están establecidas
como un elemento natural. En la actualidad, la sociedad Peruana, otorga el carácter de “normal” a este
tipo de delito, ya que su aceptación viene dada por un aspecto cultural de muchos años, pues el modelo
de sociedad impuesto en tiempos de la colonia le daba el estatus al hombre de proveedor y protector de
su familia, adquiriendo la mujer rol de sumisión e invalides ante sus actividades diarias y ante la
sociedad. Para Mujica (s/f) este fenómeno (violencia de parejas) es un tema que se vincula a lo expuesto,
estas formas de violencia emergen en la mayoría de los casos como prácticas comunes y corrientes. Se
ha demostrado que este tipo de violencia no son pocos y ocurren de manera habitual en el seno familiar,
mediante la estructuración de relaciones que legitiman estas formas de violencia en los imaginarios
locales, por parte de los varones a sus parejas mujeres (amantes, enamoradas, novias, convivientes,
esposas) (s/p).

Desde el punto de vista legal el feminicidio es considerado una de las formas de violencia más extremas
hacia la mujer, ya que se da en el contexto de la de violencia familiar, violencia sexual, discriminación
de género, más aún cuando está en riesgo la vida e integridad física de esta, por ejemplo de este tipo de
delito se encuentra tipificados en tentativas de homicidio, lesiones graves que traen en última instancia
la muerte, así como otras escenarios de gran riesgo que, aunque no generen lesiones graves, ponen en
un apremiante riesgo la vida de la mujer por el simple hecho de serlo. Castillo, (2014) plantea que un
gran logro de los movimientos en favor a la protección y reconocimiento de los derechos legítimos de
las mujeres se encuentra normado y regulado bajo la tipificación del delito de feminicidio, el cual está
previsto en el Código Penal Peruano a través de la Ley 30068. En la misma se logra observar la
influencia marcada de criterios feministas a favor de la represión del feminicidio, buscando la protección
de la vida de las mujeres con la finalidad de acabar con esta injusta dominación y discriminación en las
que se encuentran. (p. 72).

Los cambios que exige la sociedad deben ir acompañados de buenas prácticas que permitan a las nuevas
generaciones poder ser partícipes de dichos cambios. La cooperación entre niños y niñas en el ámbito
escolar permitirá contribuir al desarrollo de una cultura donde la igualdad sea el instrumento que
erradique la violencia de género; por lo tanto, se hace necesario que estos crezcan sintiéndose iguales y
respetándose como tales, que se eliminen los viejos prejuicios donde se sigue hablando de características
masculinas superiores y femeninas inferiores. Díaz (2009) plantea que las investigaciones realizadas
demuestran la eficacia del aprendizaje cooperativo, ya que permite la promoción de la erradicación de
la división sexista existente en el mundo, favorece la creación de una cultura de trabajo compartido
donde se distribuye las oportunidades de poder y protagonismo, en lugar mantenerse el viejo esquema
sexista en el cual la mujer es excluida del poder y el desprendimiento de la empatía y del cuidado del
otro en los hombres (p. 38).

Para concluir, se debe indicar que el feminicidio es un fenómeno que ha comenzado a ser estudiado y
analizado desde la perspectiva social y legal en los últimos años. Sin embargo, este delito ha sido
aceptado y justificado desde la postura de una sociedad machista y patriarcal, no existe igualdad entre
las parejas, solo se observa en los tratados y normas dictadas por instancias legislativas y ejecutivas. La
cifra de muertes y atentados contra la vida de las mujeres en el Perú es impresionante y se están
encendiendo las alarmas pues su aumento va en un incremento acelerado. Hoy ser mujer en el Perú
implica un riesgo, una disminución en su condición humana, es el sometimiento ante el género
masculino a pesar de su nivel educativo o posición social, está en riesgo. Aun cuando estando establecido
como delito en el código penal Peruano, no existen actividades de prevención efectivas para su
disminución. Es necesario plantear desde el escenario educativo, la necesidad de que los niños y jóvenes
aprendan a trabajar en igualdad de condiciones, que las opiniones y logros sean a la par de los esfuerzos,
y que se valore la posición de cada uno dentro de la sociedad, sin partir del modelo patriarcal de
dominación y sumisión, sino más bien de igualdad entre pares.

Referencias

Castillo, Johnny (2014). El Delito de Feminicidio: Análisis Doctrinal y Comentarios a la Ley Nº 30068.
Ediciones Normas Jurídicas SAC. Primera Edición. Lima – Perú.

Díaz, María (2009). Prevenir la Violencia de Género Desde la Escuela. Revista de Estudios de Juventud,
Nº. 86, (Ejemplar dedicado a: Juventud y violencia de género), págs. 31-46. Madrid – España.

Centro de la Mujer Peruana Flora Tristan (2005). La Violencia Contra la Mujer: Feminicidio en el Perú.
Centro Para la Mujer Peruana Flora Tristan – Amnistía Internacional Sección Peruana. Lima –
Perú.

Mujica, Jaris (s/f). Sobre el feminicidio y el monopolio del uso legítimo de la violencia. Consulta en
línea 19-11-2018. Recuperado de http://aeg.pucp.edu.pe/Jaris%20%20Mujica.pdf

Muñoz, Teresina (2017). Morir de Amor. Editorial Aguilar. Primera Edición. Lima - Perú

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