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Camille
PERSONAJES
PRUDENCE DUVERNOY
“OLYMPE”
ARTURO, BARÓN DE VARVILLE
GASTÓN RIEUX
DR. KOREFF
SR. DUVAL
ARMAND DUVAL, su hijo
NANINE
MARGUERITE GAUTIER, conocida como La Dama de las camelias
ACTO PRIMERO
La liquidación de Marguerite Gautier
El departamento de MARGUERITE en París, tres semanas después de su muerte.
Cinco hombres vestidos de negro, cada uno con un catálogo de ventas en la mano.
ARMAND está presente, pero no participa. Su silencio tiene la cualidad del tic-tac de un reloj.
Entran PRUDENCE y OLYMPE, las únicas mujeres entre tanto hombre.
Ignorada entre los muebles de la casa, está NANINE en un rincón.
Pausa.
Un público muy respetable, por lo que veo… Seguro pensaron que sería buen
negocio dejar que la gente entrara a curiosear…
Comprar algo es sólo una excusa. Lo que la gente quiere es ver el interior del
departamento. Y la habitación. Quieren los detalles, los secretos… Pero,
desgraciadamente se llevó los misterios a la tumba. Lo único que queda es el
botín.
PRUDENCE: Por lo menos Dios le ahorró el deterioro. No hay nada más triste
que el vicio en la edad avanzada, sobretodo en una mujer.
Ya llegó el subastador.
Inicia la subasta.
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Lote dos-dos-seis – “un par de aretes importantes” – yo diría que sí; ella me dijo
que cinco mil francos cada piedra.
KOREFF: Era una chica con un toque más de cerebro y de corazón que la
mayoría – y a mí siempre me pagaba a tiempo.
PRUDENCE: Dos-dos-ocho: las perlas. Las traía puestas cuando los presenté.
No he dormido nada.
La noche en que –
Pausa. Recuerdo.
ARMAND: No la reconocí.
GASTON: La primera vez que yo la vi, fue a través de una vitrina, en una tienda –
muy apropiado.
ARMAND: La conoces.
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GASTON: Yo dije por favor no se sorprenda si el Sr. Duval enmudece, sabe que
usted causa ese efecto en algunas personas.
El DR KOREFF se acerca.
Golpe.
ARMAND: - caminó hacia el café, se quedó allí hasta la una de la mañana. Luego,
se fue a casa en un carruaje, y subió a su departamento. Sola.
GASTON: ¿Y?
ARMAND: Quince días más tarde me dijeron que se estaba muriendo. Y durante
ocho semanas, no hubo noticias.
ARMAND: (Volteando hacia Gaston) Y me quedé en París. Tuve un romance con una
mujer justo del tipo que mi padre aprueba: sentimental y clase-mediera. Casi cada
noche salí contigo; hasta pensé en trabajar.
ARMAND: y terciopelo.
Le presta sus catalejos. Mira hacia el otro lado del teatro, en donde está MARGUERITE, ella le
sonríe del otro lado del auditorio. Y él sonríe. Hace su jugada.
PRUDENCE: ¿A su departamento?
ARMAND: Sí.
PRUDENCE: Sí, “su amigo”. A sus sesenta y nueve años está difícil que fuera otra
cosa.
ARMAND:
¿Por eso vino sola? ¿Pero cómo regresará a casa?
PRUDENCE: ¿Y su amigo?
PRUDENCE: ¿En serio? Pensé que conocía a todos los amigos de Marguerite.
Qué pena que nos vamos, me encanta la próxima pieza – ¿a usted no? ¿Cómo se
llama?
En casa de Marguerite
Más tarde esa misma noche.
Transición a través de VARVILLE en el piano.
NANINE haciendo arreglos para la velada, copas de champaña y toda la cosa.
Un ramo de lilas y rosas.
VARVILLE detiene la música con una nota discordante.
La espera.
VARVILLE: ¿Tocaron?
NANINE: La señora no volverá a casa antes de las diez y media, y son sólo las diez.
VARVILLE: Estar con un hombre de su edad debe ser aburrido. La gente dice...
NANINE: ...la gente dice muchas cosas de la Señora que no son ciertas. Yo estuve
con ella cuando se conocieron.
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VARVILLE: ... ¿y puedes confirmar la versión de que su interés por ella fue
puramente paternal?
NANINE: Que usted podría pagar. Es mejor deber dinero a algunos que gratitud a
otros. ¿No es así, señor?
Pausa.
Timbre.
MARGUERITE: Cena para tres, Nanine. Me encontré a Olympe con el Dr. Koreff
otra vez.
MARGUERITE: El año pasado estaba enferma y aburrida. Este año estoy mejor y
para nada aburrida.
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VARVILLE: No.
Timbre.
MARGUERITE: ¿Y?
MARGUERITE: ...que puedes poner en tu cuarto una vez que hayas recibido a
nuestros invitados.
MARGUERITE: ¿Y por qué cree que me llaman así? Porque las camelias son las
únicas flores que tolero porque no tienen perfume. Porque el perfume me enferma.
¿Qué le hizo pensar que podía romper las reglas?
OLYMPE: Señor.
KOREFF: Marguerite.
NANINE: Sí.
Sale MARGUERITE.
NANINE: Igual.
Sale NANINE con las flores. KOREFF la mira con vago interés sexual.
Pausa.
OLYMPE: Estuvo en el escenario por un tiempo. Ahora, hace sombreros que nadie
usa. Ni siquiera Marguerite, que es su amiga.
Timbre.
MARGUERITE: ¡No!
ARMAND: ¿No se acuerda? Mejor, porque hice el ridículo. Hace dos años. En la
ópera.
ARMAND: Duval.
Siempre quiero avergonzar a los hombres la primera vez que me conocen. El Dr.
dice que es la enfermedad.
ARMAND: Lo sé.
MARGUERITE: ¿Cómo?
GASTON: Recuerda que el año pasado, alguien la visitó todos los días...
MARGUERITE: ¿Era usted? Qué amable. Qué… devoto. Usted nunca ha hecho
algo así por mí, Barón.
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PRUDENCE: Sí.
ARMAND: (Avergonzado por la escena anterior y bastante sacado de quicio por toda la
atmósfera) Creo que lo correcto es que Gastón y yo nos retiremos. Me dio mucho
gusto...
MARGUERITE: Doctor…
Adioses. Salen OLYMPE y KOREFF. Una vez que se han ido, MARGUERITE, PRUDENCE y
GASTON se ríen.
Entonces, Sr. Duval, usted fue el que llamó todos los días cuando estuve enferma.
ARMAND: Sí.
MARGUERITE: Cuando guste. Llego a casa a las cinco y de nuevo a las once –
Gastón, toca de nuevo ese vals que me gusta.
No aguanto a Varville…
Está como loca y dispara la música alrededor de la habitación. Tose, se ríe, mientras:
Entra NANINE.
GASTON: ¡Armand! Por favor, alguien dele un trago a este hombre, se ve tan
triste.
MARGUERITE: ¡Salud!
PRUDENCE: ¡Salud!
ARMAND: Marguerite.
Ahora vuelvo…
Ahora GASTON toca algo de Offenbach, suciamente; se vuelve más y más loco.
MARGUERITE: ¡Ayúdame!
Y por supuesto, justo en el momento en que se unen para bailar, MARGUERITE se detiene, y la
música se pone más loca.
Se detiene la música.
MARGUERITE: Agua.
Brota sangre
MARGUERITE se da cuenta de que ARMAND está en el cuarto, viéndola.
ARMAND: ¿Duele?
MARGUERITE: No creo.
Va hacia el espejo.
¡Qué pálida!
ARMAND: Perdón…
Los médicos dicen que no es tan grave y yo finjo creerles. Es lo menos que puedo
hacer por lo que cobran.
Y de todos modos, cuidarse es para las mujeres buenas. Mujeres que tienen
familias y amigos.
ARMAND: Te cuidaré.
MARGUERITE: Sí, es verdad, había olvidado que estás loco por mi...
ARMAND: No te burles.
¿Entonces, tú me cuidarías?
ARMAND: Sí.
MARGUERITE: ¿Te quedarías conmigo todo el día, todos los días, y las noches?
ARMAND: No sé.
ARMAND: Lo diré cuando tenga que decirlo y tal vez no sea esta noche.
MARGUERITE: Tienes razón, porque una vez que lo digas, sólo pueden pasar
dos cosas.
Y eso es perfecto para alguien tan rico y anciano como el Duque, no para un
joven como tú.
Silencio.
MARGUERITE: Basta. Llama a los demás, quién sabe que estarán pensando.
ARMAND: Escucha...
Golpe.
Entonces, Sr. Duval, si quiere verme venga de noche, pero por favor no exagere
lo que yo significo para usted. Es usted un hombre muy atractivo y amable y
estoy segura de que necesita una amante. Pero es demasiado joven y sensible. Lo
que usted necesita es la esposa de otro hombre.
Listo. Es lo más amable y franca que puedo ser. Entonces estamos de acuerdo…
PRUDENCE: Bueno.
ARMAND: Sí.
ARMAND: ¿Cuando?
MARGUERITE: El día que me conociste. Dices que fue amor / a primera vista...
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ARMAND: Yo fui muy grosero la primera vez que nos vimos, y / pensé...
MARGUERITE: Había una muy buena razón para estar sola. Alguien me
esperaba dentro.
ARMAND: Adiós.
Golpe.
Ámame….
ARMAND: Sí.
Pausa.
ARMAND: ¿Cuándo?
ARMAND: Te amo.
MARGUERITE: (Estalla su risa) No pongas esa cara tan triste... los doctores me
dan seis meses – tú te habrás ido en tres. ¡Nanine!...
GASTON: ¿Entonces?
ARMAND: Sí.
GASTON: ¿Y te creyó?
Ambos se ríen.
No pudo dormir
(las próximas 24 horas)
GASTON se va a su casa. ARMAND espera a que la camelia cambie de color.
Sale. Cross-fade a:
ARMAND está esperando a MARGUERITE. Está en el mismo lugar que ocupaba VARVILLE
dos escenas antes.
Entra NANINE cruzando para abrir la puerta; entra MARGUERITE en fino atuendo de noche.
ARMAND: Ni idea.
Timbre.
¿Quién es?
Timbre.
¿Dónde está Prudence? Esa es otra, siempre sabe dónde encontrarme cuando
quiere algo, pero pídele un favor. Sabe que estoy esperando. Sabe cómo me
pongo.
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NANINE: Se va a enfermar.
Timbre.
¿Tienes hambre?
ARMAND: -
MARGUERITE: No me tardo.
ARMAND: No.
ARMAND: Nada.
ARMAND: De visita.
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PRUDENCE: Sí.
OLYMPE: Eh...
OLYMPE: Completamente.
NANINE: No traje champaña, traje tinto, es mejor para usted, ¿no le parece,
señor?
Sale NANINE.
En la mañana, abre la puerta, y luego pon la llave en su lugar. Perdón por sacarte
así, pero el Duque viene temprano.
ARMAND: ¿Y si no te la devuelvo?
MARGUERITE: Está bien... Pero no siempre podrás abrir. Mi puerta tiene otro
seguro por dentro.
Pausa.
ARMAND: Maldita…
PRUDENCE finge ser narradora en el estilo de una novela sentimental; alcahueteando: ellos
siguen besándose.
Mirándolos.
Lograr que una mujer como Marguerite te ame, es algo que vale la pena, ¿no lo
creen?
“Esta noche en el teatro. Ven en el tercer intervalo. Marguerite.” Cuando ella llegó
a su palco – tarde, por supuesto – las cabezas voltearon, palcos enteros; incluso el
actor principal olvidó sus líneas. Seda gris, diamantes rosas, su atuendo fue una
sensación, y por supuesto el hecho de que sentado a su lado se encontraba el joven
señor Vizconde...
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Corte brusco a:
PRUDENCE: Nunca le pidas a una mujer más de lo que pueda dar... Unos diez
mil de vez en cuando de parte del Vizconde son muy útiles – se conocen desde
hace años, él le paga el palco –
Armand, ella...
Corte brusco a:
Chez Marguerite
La primera pelea (esa noche)
ARMAND: Sólo pensar que ellos… que con él…
MARGUERITE en lencería.
ARMAND: ¿A la de quién?
Pausa.
Pausa.
Para mí los veranos han sido decepcionantes. Y este verano va a ser exactamente
como quiero que sea. Y una de las cosas que quiero… eres tú. ¿Qué dices?
Se besan.
¿Y esta noche?
Mientras se besan, MARGUERITE logra liberarse como lo hizo antes, y con la complicidad de
NANINE deposita una carta entre las manos de ARMAND. Mientras lee, PRUDENCE entra y
narra:
PRUDENCE: “Cariño, no te puedo ver. El doctor dice que tengo que descansar.
Me voy a la cama temprano, así que no vengas. Nos vemos mañana. Te amo.”
ARMAND: ¿?
Corte brusco a:
“Adiós”
(el día siguiente)
ARMAND: ¿Cómo le hace?
Sueño con castigarla, con humillarla. ¿Quién se cree, maldita sea!? Nunca he…
me trata como si no tuviera idea… nunca una mujer me ha hecho sentir esto.
Aquí está.
“Mi querida Marguerite, espero que su indisposición no haya sido nada serio.
Perdóneme por ser un aburrimiento, y adiós. No puedo ser el amante que quiero
ser, ni el amante que usted necesita. Le regreso su llave.”
PRUDENCE le quita la carta de entre las manos; NANINE se la quita a PRUDENCE mientras
cruza el escenario.
ARMAND: (Sigue esperando respuesta a su carta.) De hecho, creo que prefiero pasar
el verano en casa de mi Padre.
ARMAND: No.
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PRUDENCE: Ella dijo: “Mi querida Prudence, ese protegido tuyo no tiene
modales. Uno puede pensar ciertas cosas, pero no ponerlas por escrito.” Y luego,
estalló en carcajadas y salió a tomar un café... pero no tengo idea con quien.
PRUDENCE: Los dos están siendo caprichosos. Marguerite puede ser muy tonta a
veces.
MARGUERITE: Prudence no quería que te visitara. Dijo que estorbaría, que tal
vez no estarías solo.
Sale PRUDENCE.
Pausa.
MARGUERITE: Sí.
ARMAND: ¿Cuánto?
ARMAND: ¿Y el Conde?
Creí por un momento que sería feliz. Un verano entero con solo un amante – todo
un verano – pero no, necesitabas asegurarte cómo lo iba a pagar. ¿Era tan difícil
adivinar?
-Lo sé, pedirte ayuda era más fácil; estás enamorado de mí. Hubieras conseguido
dinero si te lo pedía. Pero existiría la posibilidad de que me culparas por gastarlo,
y no quiero deberte nada.
MARGUERITE tose.
MARGUERITE: Exactamente.
MARGUERITE: Y no es lo único que quiere. Quiere que vaya con el Duque para
que me rente una casa en el campo, ¡el campo de verdad! Una casa hermosa con
todo lo necesario.
Y vista al río.
NANINE, hostigada como si MARGUERITE le hubiera dicho que se iban en una hora, entra con
maletas para el viaje y un montón de vestidos que empacar: tela por todas partes; y GASTON,
moviendo la cabeza, divertido porque le acaban de decir que se han escapado juntos, se sienta y
retoma una frase o dos en el piano, bajo:
PRUDENCE: ¿Supongo que quieres que diga que te fuiste por salud?
Pausa.
Sale MARGUERITE.
Se detiene la música.
PRUDENCE: ¿Y qué harás cuando el Duque se entere que viven juntos y deje de
pagar tu renta?
Intermedio.
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ACTO SEGUNDO
La campiña francesa
(12 semanas después)
Cuadro: la casa en el campo: en medio de un idilio de verano culminante, un hombre de negro, el
DR KOREFF. Examina a MARGUERITE. Termina, guarda su estetoscopio en su maleta,
MARGUERITE señala dinero en la mesa; él lo toma y se va.
Silencio.
Solía gastar en flores lo que una familia entera en una vida cómoda. Ahora
Nanine decora la casa con margaritas. Ayer me di cuenta de que llevamos doce
semanas aquí y que no me he encontrado a un solo hombre que haya sido mi
amante. Ni a una sola mujer que me envidie por cómo me visto. Sólo hay días, y
días, y días. Y…él.
Cross-fade
MARGUERITE: …Italia.
Así que sí, vende el carruaje. De hecho, véndelo todo; y cuando no quede nada
nos iremos del país. ¿Crees que le gustará Nápoles? …
Golpe.
MARGUERITE: No.
Entra ARMAND.
ARMAND: Prudence.
ARMAND: Nunca.
Sale MARGUERITE.
Golpe.
PRUDENCE: Sí.
PRUDENCE: Vendido.
Golpe.
PRUDENCE: Deudas.
Golpe.
PRUDENCE: (Enojándose con él, yéndose.) ¿En serio pensaste que estarían bien
sólo porque se quieren? Llévala de regreso a París. En dos semanas estará
ganando dinero de nuevo. Pueden regresar el próximo verano.
Sale PRUDENCE.
Una mirada que dice “no le digas” ya que vuelve a entrar MARGUERITE.
MARGUERITE: Listo. Nanine, hoy la cena será adentro, y Prudence dice que
por favor le prepares algo ligero antes de que se vaya.
(Lo abraza)
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ARMAND: Nada.
MARGUERITE: No te creo.
MARGUERITE: No tardes.
ARMAND: No.
ARMAND se detiene por un momento en la puerta y la mira; pero ella no lo está mirando; se va.
Luego:
En la tarde.
Entra NANINE.
MARGUERITE: Sí.
¿Y está contento de tener las… cuentas pagadas por sus demás clientes?
SR. DUVAL: Mi hijo se está arruinando por usted. Puedo, ahora que la conozco,
entender porqué: pero no lo voy a permitir.
SR. DUVAL: Entonces ¿por qué recibí esta carta del banco que me informa que
mi único hijo decidió depositar su pensión entera a una tal Marguerite Gautier?
SR. DUVAL; ¿Y usted cree, señorita, que Armand nació y yo lo eduqué para
reformar prostitutas?
Pausa.
MARGUERITE: Gracias.
Golpe.
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SR. DUVAL: No me molesta que mi hijo tenga una amante si paga por sus
servicios, como cualquier caballero de su clase. De hecho, estoy de acuerdo. Pero
cuando se hace el objeto de un escandaloso rumor, eso no puedo ni quiero
aprobarlo. La sociedad tiene sus reglas, y ¿qué tipo de posición estará abierta a
mi hijo después de haber vivido en unión libre con una mujer como usted? ¿Qué
tipo de futuro?
Además, Armand tiene una hermana de dieciocho años que está por casarse. La
familia me ha hecho entender que si Armand continúa siendo objeto de rumores,
el matrimonio se cancela. Le estoy pidiendo esto como padre, por el futuro de
mis hijos.
MARGUERITE: ¿Cómo?
SR. DUVAL: Armand es muy joven. ¡No la amará por siempre! Un día, hará lo
que hacen los hombres; le echará en cara su pasado, y la dejará. O tal vez piensa
que la conservará como amante cuando se case – o, incluso piensa usted que se
van a casar. ¿Con eso sueña? ¿Con el matrimonio? La unión para toda la vida...
¿basada en el deseo y el sentimentalismo? Y eso mientras usted conserve el físico,
¿pero qué hará al envejecer? ¿Cuando un día despierte y tenga cuarenta…
cincuenta años? ¿No cree que Armand estará muy lejos para entonces?
Sr. Duval, dígale a su hija, cuando se case, que una desconocida tomó su corazón
y lo rompió por ella, y que se murió, porque me moriré.
MARGUERITE: No me creerá.
MARGUERITE: Me seguirá.
Golpe.
Entra NANINE.
MARGUERITE: Hay algo que quiero que hagas. Entrégale esta nota al Barón de
mi parte. Pronto.
PRUDENCE: Al Barón...
Sólo ve.
No viene nadie. MARGUERITE lucha contra el terror, y luego redacta una segunda carta. Entra
ARMAND.
MARGUERITE: Escribiendo.
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MARGUERITE: ¡!
¿Lo viste?
ARMAND: No, pero me mandó una carta. Quiere vernos esta noche – quién sabe
lo que habrá oído. No te aflijas, estoy seguro que cuando te conozca te querrá.
MARGUERITE: ¡No!
Le da la carta.
ARMAND: (Riéndose.) Marguerite… está bien; está bien, ya sé lo que dice. Sé del
carruaje y de los diamantes.
Sale MARGUERITE.
NANINE: No señor.
ARMAND: Si alguien pregunta por mí, será mi padre, por favor hágalo pasar.
Sale NANINE.
Pausa.
Cuando lee la carta, ARMAND grita de rabia. Se voltea y ve a su padre. Llora, y su padre lo
abraza.
NANINE: (De memoria.) “Cuando leas esto, le perteneceré a otro. Regresa con tu
familia. Te ayudará a olvidar lo que te hizo la terrible Marguerite Gautier.
Gracias por los únicos momentos felices en una vida que espero, ya no durará
mucho.”
ARMAND grita de dolor. El SR. DUVAL saca a ARMAND del cuarto mientras
Chez Olympe
Meses después
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Tarde en la fiesta.
Cuando la escena está plenamente establecida, GASTON deja de tocar y se prende un cigarro.
Risas de los apostadores en el cuarto vecino; GASTON ya ha perdido una cantidad considerable.
Entra KOREFF.
KOREFF: Encantadora.
GASTON: Debe haber costado una fortuna. ¿Con quién sale Olympe ahora?
Entra PRUDENCE.
PRUDENCE: No me avergüence.
OLYMPE saliendo.
KOREFF: El deber llama.
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PRUDENCE: Si, me llamó. Me dijo lo feliz que estaba sin Marguerite porque se
había hartado de que ella se tomara todo tan en serio. Que al final ella era igual
que todas las demás.
PRUDENCE: Pues si estaba buscando una vida más fácil, la encontró por un
buen rato. El Barón le da más que el Duque. Aunque, nunca la he visto tan mal
como este mes. Volvió a beber. Después del desmayo de la semana pasada pasó
cuatro días en cama. En cuanto le dijeron que estaba mejor, volvió a salir. Se va
matar.
GASTON: No, sólo quiere matar sus recuerdos. Pero bueno, ¿quién no?
Ha entrado ARMAND. Cara pálida vestido de traje de noche; un hombre muy diferente. Ya está
borracho pero no lo muestra.
¡Armand!
ARMAND: Gastón.
ARMAND: Sí. Es terriblemente guapa. ¿Saben si está con alguien en especial esta
noche?
PRUDENCE: ¿Por?
PRUDENCE: Todas.
GASTON: Ya. Regresemos a las apuestas. Veamos qué puedes hacer con veinte
francos en tus manos, Prudence. Con cuidado Armand, te ves un poco falto de
práctica.
ARMAND: Mierda.
OLYMPE: Gracias.
ARMAND: (Cuando ella está a punto de irse.) ¿Me permite unas palabras?
OLYMPE: Es una propuesta muy generosa, Sr. Duval, ¿por qué ahora?
ARMAND: (Otros cuantos cientos salen del bolsillo.) Olympe, nunca trate de
adivinar las razones de un cliente. Usted simplemente dígase lo joven y hermosa
que es; lo bien que se ven sus hombros en ése vestido; lo deslumbrado que he de
quedar al ver sus senos, de veras, la quiero. Quinientos. Aquí hay quinientos
más.
OLYMPE: Necesito un carruaje. Y que todo París sepa que la mujer que amas,
que la mujer por la cual dejaste a Marguerite Gautier, debe ser tratada con
respeto.
BARÓN: Señor.
ARMAND: Señor.
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OLYMPE: ¿Ya comió, Barón? ¿Vamos? Me prestaron al chef del Café Royal por
esta noche.
OLYMPE se lleva al BARÓN con un amplio movimiento del brazo, dejando a MARGUERITE.
PRUDENCE ha venido para atestiguar esto, habiendo oído que MARGUERITE había llegado a
la fiesta; llega a unirse a ella.
PRUDENCE: Sí.
BARÓN: Marguerite…
BARÓN: Señor.
Sale el BARÓN.
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PRUDENCE: Deberías tener más cuidado. Tal vez no le moleste que no lo ames,
pero por lo menos tiene derecho a que lo trates correctamente.
Sale PRUDENCE.
KOREFF: Creo que necesita cuidarse. (Toma pulso y temperatura.) Cuando vaya a
verla mañana, la regañaré a gusto.
KOREFF: No, pero pronto. Tengo una paciente a quien he estado tratando todas
las noches durante casi un mes.
Sale el BARÓN.
Entra ARMAND.
Silencio.
Pausa.
Un hombre como tú debería tener mejores cosas que hacer que humillar a una
mujer como yo.
Pausa.
Pausa.
ARMAND: Espera.
MARGUERITE: ¿Porqué?
ARMAND: Quédate.
Tengo fiebre.
Mejor olvídame.
ARMAND: No.
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Empiezan a coger. Dumas: “Ella se desabrochó el vestido apuradamente, porque la sangre estaba
empezando a subirle a la cabeza y a estrangularla; tosió roncamente; la agarré…ella no dijo una
palabra…me besó como si su vida dependiera de ello, y le hice el amor tan duro, las sensaciones
me quemaron por dentro, sentí como si la fuera a matar para que nunca le perteneciera a nadie
más.”
ARMAND: Dime, cuando estás con él… cuando la puerta está cerrada con doble
llave y Nanine se ha ido a la cama… y lo hacen ¿qué le gusta que le susurres? ¿Le
gusta que le digas que puede hacer lo que quiere? ¿Le gusta? ¿También le dices
eso a él? ¿Se lo dices también?
MARGUERITE: Armand –
ARMAND: Marguerite Gautier. ¿Saben qué hizo? Ella me amó tanto que vendió
todo para poder estar conmigo. Sacrificó todo. ¿No es maravilloso? Nunca le di
nada. Pero… quinientos… ¿la tarifa actual, no?
MARGUERITE: ¡Ah!
ARMAND: ¿Qué?
Corte música.
Sale ARMAND; el resto del coro se une a NANINE y al SR. DUVAL.
GASTON: ¿Alejandría?
SR. DUVAL: Sí, le pude dar unas cartas de recomendación para la Embajada.
GASTON: Y mientras…
PRUDENCE: Hay muebles, cuadros, vajillas, joyas… pero dinero no… en este
momento le vendrían bien esos quinientos francos.
GASTON: Espantoso.
OLYMPE: Sí, sí la vimos una vez más en los Campos Elíseos, en ese ridículo
carruaje…por supuesto que la ignoré completamente. (Sale con el BARÓN.)
PRUDENCE: Sin esperanza… los doctores siguen tratando, pero… aún así. El
buen clima llegará pronto, eso ayudará. (Sale.)
Debido a que MARGUERITE lucha con un dolor que se intensifica, intermitentemente, el texto
siempre está pasando de un registro a otro. A veces su claridad es la de la autoconciencia, a veces
es delirio. A veces, simplemente pierde la razón. Todos estos estados están realzados por la
morfina que le inyecta KOREFF. A veces, ella alucina.
MARGUERITE: Buenos días doctor. Qué amable que pudo venir tan temprano.
¿Cómo se siente?
MARGUERITE: ¿Sabe que cuando Dios convirtió la mentira en pecado, hizo una
excepción para los médicos?
Se acaba el tratamiento.
Quince de diciembre. Llevo cuatro días enferma. Me han puesto en cama, desde
donde te escribo: pienso en ti todo el tiempo Armand. ¿Dónde estás ahora? Muy
lejos, muy lejos, me han dicho, y tal vez ya has olvidado…
Siempre he pensado que moriría joven, pero no quiero morir sin que sepas lo que
pasó, y si lo vuelvo a escribir, tal vez me convenza que fue lo mejor.
ver que no importaba el dinero ni que me amaras o yo te amara; que lo único que
verían es a su hijo, un hombre cómo él
me hizo ver, como todo padre que quiere a sus hijos, que tu futuro importaba
más que el mío…
Me dolía tanto. Fui a cada fiesta para no volverme loca. Qué lástima que no me
pagaban quinientos francos la noche.
El Conde fue generoso, organizó una cenita para presentarme a unos amigos
ingleses, y uno de ellos fue tan amable como para traerme de regreso a casa…
-¿Qué querías que hiciera? ¿Matarme? ¿Para qué matarse cuando uno se está
muriendo, cuando ya ni siquiera eres alguien, sino algo? Hasta traté de regresar
con el Duque, le escribí pidiéndole dinero pero creo que ofendí al pobre viejito.
Veinticinco de diciembre.
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La fiebre no me había dejado escribir. Y tampoco tengo nada que decir. Tengo la
esperanza de recibir una carta tuya.
NANINE trae su correspondencia de Navidad, ella inspecciona las cartas pero ninguna es de
ARMAND.
(Cartas) y una carta de parte de tu padre. “Qué triste estuve de recibir la noticia
de su enfermedad, de la cual he sido informado recientemente. Por favor acepte
mis sinceros y mejores deseos para su recuperación. Atentamente…”
Antes de tirarlo. mira adentro del sobre para ver si hay dinero. Energía de fiebre y de enojo: entra
PRUDENCE mientras:
Dos de enero. Mi cuarto está lleno de regalos de mis amigos. Algunos son de
jóvenes que esperan que me acueste con ellos cuando me haya recuperado.
Prudence está usando los regalos como obsequios de Año Nuevo para los
cobradores.
Esto está distorsionado por la morfina – Prudence ya está saqueando el cajón del dinero, hablan
por encima la una de la otra.
NANINE se queda.
MARGUERITE: Nanine.
Ya sé que no debería escribir todos los días. Recordar sólo empeora la fiebre.
Sube la fiebre.
¡Días felices! ¿Dónde están? ¿A dónde se fue el tiempo?... Doctor, ¿se acuerda
cómo nos reíamos todo el tiempo?… ¡Nanine, tráeme algo de tomar!!!!
Crisis.
Remisión.
Dictándole a NANINE.
Es veinticinco. No he dormido en once noches. Creí que moría. El doctor dice que
no debería escribir pero Nanine está aquí.
Nanine escuchó ruidos en el comedor. Eran los inspectores. Esculcaron todos los
cajones. Les dije… Tengo todos los recibos…por favor tómense la libertad de
buscar…. por favor.
Llora de humillación.
Nanine quería usar su propio dinero pero le dije que no, que se vaya todo. ¿Qué
va a pasar con nosotras? Nadie me viene a visitar
60
no hay dinero
de haber sabido lo poco de tu futuro que estaría tomando, no habría hecho nada
y estaría contigo
Febrero –
¿ya es la hora?
Dios. No.
Armand. Armand.
MARGUERITE GAUTIER se muere en el resplandor de las luces del proscenio, con los ojos
abiertos.
61
Prudence
no se ha portado muy bien
PRUDENCE ha esperado afuera del cuarto de la enferma todo el tiempo, pero no ha entrado.
Poniéndose los guantes.
PRUDENCE: Bueno, pues lamento no haberla visto, pero era demasiado para mí.
Y ahora todo está a la venta. Todo. El palo de rosa, los casimires, los diamantes,
las porcelanas. Todo desinfectado ¿Les gusta algo?
Se va.
Armand
Entra ARMAND; GASTON también está allí, vigilándolo.
Esto no es una última visita a su lecho de muerte, ARMAND no está en el mismo cuarto que el
cadáver; que sólo está allí, como recuerdo, con el resto de las cosas en el cuarto.
ARMAND toma una carta del bolsillo de su camisa. Al leérnosla, nos queda claro que se la sabe
de memoria.
Esta es la última:
“Anoche soñé que regresaba al teatro. Nanine me ponía labial, no quería que me
vieran enferma. Me senté en el palco donde nos vimos la primera vez. Miré tu
asiento vacío. No sabes lo que estaba pensando en aquel entonces; como no
tienes idea de lo siento ahora.”
“Cada vez que se abre la puerta, creo que estás a punto de entrar al cuarto.”
Doy diez años de mi vida por pasar una hora con ella.
NANINE se va. ARMAND se tambalea de la misma forma en que lo hizo la primera vez que
habló.
¡Marguerite!
Fin.