I CIO NA 10

r~ac~~l~ec<~éo
n

ESCRITO EN TRANCES

POPS. EL ABATE BERGILR,

doctor en Teología, canónigo de París ; de la Academia de las

Ciencias, Bellas-letras y Artes de ßesanzon ; de la Real Socie-
dad de Nancy, y confesor de Monsieur, hermano del Rey .

TRADUCIDO LIBREMENTE AL ESPAÁOL, ) ILUSTRADO CON NOTAS,

POR

& doe oor aurora ?arcea ~~orrdai'

cura párroco y castrense de Sari Than el Real de la ciudad de Oviedo ;

del Gremio y Claustro (le su Real Universidad, é individuo de la Real
Sociedad del principado de Asturias .

To mo 7 . '
MADl ID : julvro dc 1833 .
IMPRENTA DE DoN TOMAS JORDAN,
calle dc Toledo, frente á la del Burro .
 DICCION ARID

:L u c, 1 a%.
N.

NAAMAN. Véase Eliseo.

NAP UCODONOSOR . Véase Daniel .
NACIANZO. Véase Gregorio .
NACIMIENTO DE J ESUCRISTO .Véase Jesucristo, Maria .
NACIONES . Véase Gentil .
NATAN . Profeta que vivia en tiempo (le David . Cuando
este rey cometií el adulterio y el homicidio, vino Natan ó
reprenderle de parte de D :os : usando de la paróbola de un
hombre que habla robado su ßnica oveja violentamente ó un
pobre, redujo ó David ó confesar su pecado, y iÁ condenarse
a sÁ mismo, lib. 2 . de los Rey. cap . 12 . Los santos Padres
proponen ó este profeta como un modelo ele la firmeza con
que l03 ministros del Senior deben anunciar la verdad ó los
leyes, y advertirles sus faltas, conservando empero el debido


NAT NAT
G 7
lemnidad al templo la letra que se necesitaba pira conservar
respeto é su carécter y sublime dignidad . Algunos incrídulos
el fuego en el altar de los holocaustos . De esta iustitucáon ge
reprueban la facilidad con que Dios perdonó dos crßmenes
habla en el lib . 2 de Escdr . cap . lo , v . 34 . Víase Reland An_
tan enormes ; pero no tienen razon en decir que David . que-
dó enteramente libre porque los confesó : Natan le anunció ti.q . Sacrce vcter . licbrcror . part . 4 .1 , cap . 9 , ‡ 7
NATIVIDAD . ; Natalis dies ó natalitiurai ,
las desgracias que iban é caer sobre íl y su familia en castigo espresioncs
que usa cl calendario eclesiéstico para designar la fiesta de un
de su escéndalo, y estas amenazas se cumplieron al pie de la
santo, como la Natividad ele la Virgen Sant sind, la ele San
letra . Víase David .
Juan Bautista, y estas festividades se celebran en el másino
NATINEOS . Palabra que se deriva del hebreo nathan,
dia en que se verificó su nacimiento . Cuando se slice solarnen-
dar . Los Natineos eran unos hombres destinados al servicio
te la Natividad, se entiende la ele N . S . Jesucristo . Pero en los
del tabernéculo, y deshues al servicio del templo entre los
naartirologios y misales la palabra natalis significa con mas fre-
judßo . loara desempe-ar los ofir_ios_mas penosos y mas bajos,
cuencia el dia del martirio ó (le la muerte de un santo, por,
como traer leÁa, ir por agua, y las demas cosas necesarias
que los santos en el dia de su muerte principian el goce de
para los sacrificios .
una vicia inmortal , y entran eu posesion ele la felicidad eter-
Al principio fueron destinados é este ministerio los ga-
na. Bingham, tom . c9, pég ˆ 133 .
bronitas, segur' el l is. d e Josuí, cap, 9, v . Despees su-
Esta palabra se ha trasladado por analogßa é otras festivi-
~etaron é este servicio é los cananeos, q ue se ránclieron, ha-
darles ; por eso se ha llamado natale Episcopatus el aniversa-
biíndoseles conservado la vida . En el l ib . d e Estiras, cap . 8,
rio de la consagracion ele un obispo, ici . * tont . 2, l ,,, 183 ;
se lee q1e los Natincos eran esclavos ocupados por David y b.
natalis Calicis el jueves santo, f esta de la iustitucion de la
los prßncipes en el servicio del templo ; y en otra parte se
Eucaristßa ; natalis Catlicdrce la fiesta ele la Catedra ele S . Pe .
dice gne los asignó Salomón . En efecto, vemos en el lib . 3
dro ; y natalitirum Ecclesice el dia en que se celebra la decli-
de los áley . cap . 9, v . 2 t , que este principe sujetó é los cana- cacion de una iglesia . Víase iatividad de Jesucristo, Jesu-
rieos clue babian quedado, y los obligo é prestar verlos ser-
, cristo .
vicios . Se!gun todas las apariencias concedió un numero fijo é
NATIVIDAD DE N . S . JESUCRISTO . Fiesta que cele-
loa sacerdotes y levitas 1 -~ar .: servirles en el templo.
bran los católicos el 25 de diciembre, y es de la unas remota
Los .Natineos fueron tanibien llevados por los asirios al
antig‰edad , singularmente en las iglesias occidentales . Algu-
cautiverio de Babilonia con la tribu de Jc,dc ; y Labia iniichos
nos autores dicen clue fue instituida por el Papa Telesforo,
laécia los puertos del mar Caspifo . Esdraa volvió ci traer consic o
que murió en el alio de i 38 ; que en el siglo IV el Papa Ju-
é muchos é la vuelta del cautiverio, y loé colocó en las ciu-
ho I, é instancias ele S . Ci.rilo de Jerusalen, mandó averiguar
dades que se les sc r_a'aron : en Jerus lcn~ ocuparon-el barrio
exactamente el dia en que habla nacido el Salvador, y que
de Oplecl . El n†mero de los q ue volvieron con Esdras y Ne- se fijó en el 25 de diciembre : pero estos dos hechos no estan
hernias casi no llegaba mas que é Goo ; y corno no bastaban
bastante probados . S . Juan Crisóstomo en una homilia sobre
para el servicio del tcmplo,-sc instituyó despees nn,1 fiesta lla-
el nacimiento de Jesucristo dice que esta festividad fue cele-
mada Xylophorict, et: la cual llevaba el puebio con toda so-

8 NAT
desde la Tracia hasta Cadiz, por eon-
brada desde el princiulio
no hay ninguna
eigui , nte c n tocl~s l .is iglesias occi ;lecttales ; y
prueba (le clue se hubiese variado jamas el dia de la Nativi-
dad en , sta parte (LI mundo .
Donde se nota algnnavariac~ion es en algunas iglesias orien-
tales : unas la celebraron al princélrio en abril í arayo ; otras
en enero, confuudióndula con la Epifanéa ; Dero insensible-
mente fueron recorroc'endo que el 1150 (le lus occidentales
era mas ail'eglaclc', Yß se coufurnrarotr cou ól sobre este punto .
.-un observa S . Juan Crisístonro, Jesucristo nacií al prin-
S lebra todos los anos la Iglesia Romana para honrar el uaci-
empadronamiento mandado por
cipio de la eunurc'raciorr í
-el emperador Augusto, por cuyo motivo cu ninguna parte se
nacimien-
podia saberr mejor que en Rom -i la ópoca fija de sn
to, porque allé era donde se conservaban los archivos impe-
riales S . Gregorio ele N .icianzo, que infirií en el ato ele 398,
ue cßo u la mayor claridad la rées-
en el sermon 53 y n9 dista .e
de la Epifanéa, en
ta ele la Ncttiv dctd, clue Ilarna Tlteophani(1
cuyo déa fue adc,rado por los magos, y recibií el bautismo .
Vóase Epifcutia . Bin`,bann Orig . Eccles . iib . 20, cap. 4,' 4
Tomasicto Trctt(1dc~de las fiestas, lib . 2, ca p .6 : Bße uedictoxiy
de Frstis Christi cap . 17, nÁm . %5, ""`-
La costumbre de celebrar tres misas en esta solemnidad,
una á media noche, otra al anranec'er, y otra de ,, pues ele en-
trado el dia, es ele la mayor antig†e dad, y se soléa hacer antes
lo misma en algunas otras Gestas prinuipales . S . Gregorio Maa
8 in Evang ., y Betie-
no habla de esta materia eu la liomilia
dicto xiv prueba con monutneutos antiguos que esta costum-
bre es anterior al siglo Y-i .
Eu la edad media se introdujo en Occidente la costumbre
representar el misterio de la Natividad por medio ele perso-
de
nas ; pero se introdujeron abusos ó iude‡eucias cn estas represeU-
taciones, que bien pronto convencieron ele que desdecéan de la
razon se prohibieron en
g r a vedad del Oficio Divino ; por cuya
NAT 9
todas las iglesias . Sin embargo, (en
algunas aun se conserva lo
que llaman cl oficio de los pastores, clue se reduce á ,il re~-
ponsorio entre los infos ele coro y el clero que se canta cri
]os Laudes antes clef cántico Bertecl
:etus , contentándose con
tocar en el írgano y cantar canciones en lengua ~
;ul(ar (tile
llaman y'illancicos ; y en otro tiempo las cantaba el Pueblo
.
No it ay (luda en que la Palabra Nocl
(era francós) es una re-
duccion cit> Etitmanucl . Vóase IIIa/tacl .
NATIVIDAD DE NUESTRA SEˆOP~9 . Fiesta cine ce .
ntiento (le la madre ele Dios : su celebraciun se VeriGra
anual-
mente el 8 ele setiembre . Ilaee ya nias ele mil anus clue se ins-
tituyí esta solemnidad , porque se habla en el orden Ro-
rri .rno ele las hornillas y ele las letanéas que se (Iebian leer
cri
ella scgun el arreglo (Ici Papa Sergio ai-lo ele 688 . En cl
Sa-
cramentario de S . Gregorio publicado por don :1e ;oard, se
hallan las colectas, una procesiou, y un prefacio propiu pata
este (lia, igt.urlmeute que en el antiguo Saeramentario roma-
no publicado por el cardenal Tomasi, que en el concepto ele
los sabios es el trismo (lue usaron S . Leon y algunos (le sus
predecesores . Los griegos, los coitos y los temas cristianos dcl
Oiletite, celebran est . fiesta corno la 1`]e-ia Romana : por con ß
siguiente sa institucion fue anterior á su c ßi ~- nia, el cual se ve-
rificí lace ya 1200 anos .
El P . Tomasiuo y algunos otros que la tuvieron por mas
reciente, dicen que lo que se lialla CII los antiguos nionunieu-
tos que acabamos de citar, puede ser acaso una adicion lie-
cha en los siglos posteriores, pero adecuas de que no hay prue-
ba positiva de semejante adicion, la práctica (le los cristianos
orientales testifica lo contrario, pues no tomaron de la Iglesia
Romana la celebracion ele una sola fiesta destines clue se sepa-
raron ele ella por su cisina . Vóase la Yida de los PP . y ele
los lllcértires, tom . 8, pág. 339 . Dicen due los cri ti,-tuos
TOMO 'IIL a

lo NAT
orientales no principiaron é celebrarla hasta el siglo mi ; y
í cuéles son las pruebas? Los cróticos osados en demasóa exigi ßu
que se les prueben todas las Ápocas ; pero ellos se creen dis-
pensados de hacer otro tanto .
NATURALEZA, NATURAL . Acaso no hay una palabra
de que abusen los filásofos con tanta frecuencia, y tambicu al .
guasos de los teálogos, como de estas clos ; sin embargo es ( l e
primera necesidad formar de ellas una idea exacta para cnten-
der las diferentes significaciones ele la palabra sobrenatural .
Los ateos no admiten en el universo Alas sustancia que la
materia, y entienden por la palabra 11%citccrcileza la mima ma-
teria con todas sus propiedades conocidas á desconocidas : por
consiguiente una materia ciega y privada de conocimiento es
quien lo hace todo sin intervencion de niuguri otro agente .
abusan de
Cuando nos hablan ele las Leyes de la rzaturcrlc~rz,
porque entienden por ella nna necesidad in-
la palabra Ley,
. La mate-
inutable, de la cual no pueden (lar ninguna razon
ria no puede dar leyes ni recibirlas sitio de una inteligencia
clue la hubiese criado y la gobierne . En la liipátesi del ateis-
nto nada puede suceder contrario é las pretendidas leyes de
por consiguiente nada es positivamente bueno
la naturaleza ;
ni malo, porque riada puede suceder de otra manera . El lions .
bre mismo no seróa en esta hipátcsi rias clue un compuesto
: los sentimientos , las inclinacio-
de mateor como un bruto
son los sentimientos e inclina-
nes , la voz ele la naturaleza,
; los ele un malvado serén por cou-
ciones de cada individuo
Cundo los de un hom-
siguiente tan conformes é su naturrtlcza
bre virtuoso son anélogos é la suya .
Suponiendo la existencia de un Dios, la naturaleza es el
mundo corno Dios le criá, y las leyes de la natur aleta no son
tilas que la voluntad de este Dios Supremo ; Ál es quien dio
, de
movimiento é todos los cuerpos , y estableciá unas leyes
lo contrario
las cuales uo pueden separarse . Para que suceda
NAT rr
é estas leyes es preciso que sea Ál mismo el que obre, y en-
tonces este suceso seré sobrenatural y milagroso , esto es con-
trario é la marcha ordinaria de la nateu ßa lezcz . VÁase
'A7ilczgro .
En este mismo sistema, el †nico verdadero Á inteligible,
la naturaleza
del hombre es el mismo hombre tal comn
le ha criado, compuesto (le un alma y de un cuerpo, y nn Dies ser
inteligente y libre . Entre los diversos movimientos ele su cuer-
po, tinos dependen de la voluntad como el uso de sus mallos y
de sus pies ; otros no dependen de la voluntad, como la sóstale
y diéstole del corazon , la circulacion de la sangre &c
., Estos
movimientos signen las leyes generales que Dios estableciá
para todos los cuerpos, á las leyes particulares de los seres or-
ganicos vivientes . Cuando la méquina llega é desconcertarse,
sus movimientos ya no son naturales, segun se esplican gene .
ralmente los fósicos ; esto es , ya no son conformes al rÁgimen
ordinario de los cuerpos vivos , pero no son sobrenaturales,
porque segun el curso ordinario (lela naturaleza, pueden ocur-
rir accidentes en todos los cuerpos orgénicos que pongan erg
desarreglo sn‡ funciones .
Se digná Dios conceder al hombre un cierto grado de fticrza
á de iutperio sobre su propio cuerpo y sobre los demos . Este gra-
does mayor á menor en los diferentes individuos (le la especie
humana , aunque nunca pasa ele un punto fijo : si un hombre
pasase ele este punto, esta fuerza seróa sobrenatural y niila,grcsa .
En cuanto al alma ciel hombre, Dios la prescribiá le-
yes (le otra especie, que se llaman leyes morales y leyes
naturales, porque son conformes é la naturaleza ele un es-
póritu inteligente y libre, destinado é merecer por la virtud
una felicidad eterna, aunque por sus crómenes puede in-
currir en una eterna maldicion . Tambien concediá é esta
alma un cierto grado de fuerza para pensar, reflexionar y
adquirir nuevos conocimientos, á bien para moderar los alie-
titos del cuerpo, reprimir sus pasiones y ejercitarse en la

12 NAT
menor segun la consti-
. - 1i'tud . Esta doble fuerza es mayor o
tucion ele los diferentes individuos . La primera se llama lu~
. sticia, sino por pura
natru - ai, la segunda fuerza r1atetral . Puede Dios aéadir í es
tas clos fuerzas el auxilio de la gracia que ilumina el entendi-
miento y escita la voluntad , y entonces esta luz y esta fuerza
son sobrenaturales, aunque no son milagrosas, porque estí
en el curso ordinario de la Providencia conceder en grado rna-
yor ó menor estos auxilios de que el hombre tanto necesita, por,
haberse debilitado por la culpa original sus luces ysus fuerzas
Se llaman co gu ientemente acciones sobrenaturales ó virtudes
sobrencrtcu'itles las acciones loables que el hombre hace con el
auxilio (le la gracia . No es este el lugar propio para ex .iu,iuar
si el hombre con solas las fuerzas nattu'nlcs puede ejecutar
acciones moralmente buenas que no sean pecados, y que por
otra parte no merezcan recon,p :cnsa eterna . Vßase Gracia Á r .
Como las luces naturales del hombre son n,ny limitadas,
se dignó Dios instruirle desde el principio del inundo, v le (lió
í conocer por una revelation sobrenatural las leves morales y
los deberes que quiso imponerle ; esto es lo que se llama darle
probaremos este he-
tala Rclá,gion . En cl art†culo Rcecl .ician
. As† pues , los deistas abusan ele las palabras cuando di-
ello
cen que la ley natural es la que el hombre puede conocer por
solo las luces ele su gazon : que la religion natural es el cul-
to cine puede deseubrirque se debe dar í Dios la razon aban-
donada í s† misma . El grado de razors y ele luz natural no es
el mismo en todos los hombres, y en un sal vage es casi nulo ;
‡cómo pues, se ha ele pesar lo que la gazon humana puede
hacer, tonmda en general y en tin sentido abstracto? Ademas
la razor nunca se vió abandonarla í s† u .isma : ó los hombres
fueron instruidos por una tradition derivada (le la revelation
primitiva, ó su razon fue pervertida desde la cuna por una
mala education . Vßase r ˆe ligioiz natural .
En -otro sentido se llama natural lo que Dios debia dar al
NAT
ho+nbre al tiempo ele su creation, y 13
le deb†a, y lo clue le ciió, no por ju
sobrenatural lo que no
bondad . lle result
; s se pregunta, si los dones que Dios se
di`anó conte?er al primer hombre' eran
naturales ó sobrena-
turcales, debidos de rigurosa
justicia ó puramente gratuit
os.
Esta cuestion se resolverí en el art†culo siguiente .
En el estado actual (le cocas hay tina Prodi` icsa desigual-
dad entre los diferentes individuos ele la naturaleza humana .
Guando Dios concede al hom' .ire en sit conception órganos
mejor conformados, un entendimiento mas penetrante y
nt .ts despejado, y unas pasiones mas en calma, y un esp†riJ
tu unas bondadoso que el ele los (lemas, estos clones son lmt-
ramente gratuitos, y no por eso se dejan de llamar done
naturales . Si Dios proporciona tambien í este feliz mortal
ir na escelente cducation, buencs ejemplos, y todos les me-
dios posibles para contraer el híbito ele la virtud, ‡estos fa-
.'ores son naturales ó sobrenaturales, debidos ele rigurosa
justicia ó puramente gratuitos? No es muy facil ele trazar la
l†nea que separa los clones de la naturaleza (le los (le la
gracia .
Facil es concebir que el ausilio de la gracia es sobrenatu-
ral en clos sentidos, r .‰ porque nos dí luces y una fuerza de
que carecer†amos sin este auxilio : 2 .‰ porque Dios no nos lo
debe, y nosotros no podemos merecerlo ele rigurosa jusuieia,
con nuestros deseos, con nuestras oraciones, ni con nuestras
buenas obras naturales . Tanibien es cierto que Dios nos le
ha prometido, y que Jesucristo lo mereció para nosotros . No
hablando en este sentido, somos incapaces ele entendernos,
cuando disputamos sobre lo cine es natural ó sobrenatural .
S. Pablo eu la 1 . a epist . í los corint ., cap . 11, V. 1G., dice:
"‡No nos dice la naturaleza que si un hombre lleva los ca-
bellos largos, es una ignornina para ßl?" Aqu† entiende S .
Pablo la palabra naturaleza, por el uso comun y ordinario.

1+ NAT
En la epist . a los ron.., cap . 2, v. i4, (-lire : " Cuando les gen-
tiles, qt te no tienen ley (escrita hacen naturalmente lo clue
manda la ley, son su propia Icy liara sé niisnlos, y leen los
preceptos (le la ley en el fondo de su corazon ." El advervio
naturaln -zcnte no quiere decir que el Apístol pretende que
los gentiles pudiesen observar los preceptos de la ley natural
con solas las fuerzas ele su libre albedrio, sino con estas
fuerzas auxiliadas por la gracia , corno lo notí muy bien S .
Agustin contra los pelagianos . En este pasage la palabra na-
turale_ .'t solo escluye la revelacion . Pero cuando dice en la
Feist . ó los efes ., cap . 2, v. 3, eranais saturí frlii ircr, por la
palabra naturel entiende el nacimiento lo mismo (ßtic en la
cpist . ó los ~edat .,Cae . 2 , v . 15, nos nature?. judeci, significa
lo mismo clue nosotros judéos de nacimiento .
Eu el estilo familiar la palabra i iatt.tr Áa leza, y la palabra
persona son una misma crasa :, y ninguna diferencia hay entre
una naturaleza humana y sua pcr-~ona humana ; pero la re-
velacion del misterio de la SSma . Trinidad y del de la Enc ir .
nacion obligí ó los teílogos ó distinguir la nat.taaleza de la
persona . Eu Dios la nato aleta es una, v son tres las personus;
en Jesucristo Dios y hombre no hay persona humana . La
naturaleza humana estó unida sustancialmente con la per-
sona divina .
Los antiguos autores latinos toman algunas veces la pa-
labra naturaleza, por la existencia : asé eu Ciccron natura
Deorura es la existencia de los Dioses .
NATURALEZA DIVINA . j á?Se DIOS .
NATURALEZA HUMANA . Váase Nombre.
NATURALEZA PURA í ESTADO DE PURA NATTJR EILEZ_A .
Para concebir el se~n.tido de esta espresion, es indispensable
tenor presente que Dios crií al priirter ltanibre en el estado
de la inocencia, no solo exento ele pecado, sino tambien
adornado con la gracia sarti†ca~~te, y destinado ó una felici
NAT 1J
dad eterna : no estalla sujeto ó los movimientos ele la
eones-
pisceucia, ni al dolor, ni ó la muerte . Se pregunta si Dios
ltuhiera podido criarle de otro modo . sujeto ó lus movimien-
tos de la eoncupisCeuei_t, al dolor y ó la muerte, annquc
exento ele pecado, y destinado ó una felicidad eterna u,js í
plenos perfecta . Esto es lo clue se llanta estarlo de pura
ncrtrtral~za, eu contradicciou con el estado de la iuocenci_r
y de la gracia .
Algunos teílogos se vieron precisarlos por sistema ó
sostener clue este estado no era posible ; digeron que la gra-
cia santificarte ‡ la justicia original, y los otros dones que
la acompasaban, no cran ir( , urosatnerte gracias í favo-
l es sobrenaturales, álue Dios hubiese concedido al hombre,
sino clue este era el estado natural del lionthre inocente
í exento de pecado : clue as' Dios no hubiera podido criarle
de otra manera . Esta es la doctrina clue sostuvo Bayo en su
tratado de j rint%z honurrts lustit.ict, lib . r, cap . Lt y siguientes,
y ó pesar de su coudenaclon no le falta partidarios . Nos fal-
ta saber si estos teílogos se entendéan Lien ó sé nimios ; pero
su sistema es indudablemeitte falso, contrario al supremo
dominio de Dios y ó su bondad , y sujeto ó nlucli s conse-
cuencias erríneas .
1 .ˆ Es mucha temeridad cl querer prescribir ó Dios el
grado fijo de perfeccior y de Lieu estar clue esta' ct obligtdo
por justicia a conceder ó una criatura, ó chien ni siquiera
clel,ia la existencia . Esto es adoptar la opinion de los Mani-
queos, quienes sostcuian que cl hombre en el estado croe
tiene no puede ser obra de Dios justo y bueno, y que slit
(-luda fue criado por un ser perverso y malo . De este tnis.n,o
principio parten tatnbien los ateos para llegar la existencia
ele Dios y blasfemar contra su providetlcia .
2 .ˆ Para refutar ó los maniqueos, S . Agustin estable-
cií contrarios principios : dice que siendo Dios Orzini-

16 NAT
aumentar hasta el infinito los clones, las
Potente, pudo
lrerfeccioncs, y grados de felicidad clue concedié í los
ímeles y í 1()s hombres al tieualao (le su crcacion : que
],il biera podido ciar reas í nuestro Primer padre, y clue
podia tarnbien darle menos, perdue nada le debóa, y es
en estretno libre ß indepen (l iente . En una gradacion infini-
ta de estados mas é menos felices y I)erfectos, todos po-
sadles, ninguno (le Ilios es urn hico ni un 11131 absolu-
to, sino solamente por cocaparacóon : por lo tanto, nin-
guno hay clue sea absolutan -rcnte limo é indin- no de una
bondad infinita, y al clue Dios rstß obli rudo í adherir-
se Por justicia vigorosa . D 1o erial tiedtcce muy bien S .
Agustiri, d nc aun cuando la ignorancia y la dificultad
en obrar Lien, con q uo nosotros nacemos, fuesen el es-
tado ncxturcil del hombre, no habr Á: a motivo acusar
sino para alabar í Dios : lib . 3, de lip . cirb . cap . 5, ná-
mero i 2 y 13 : Dc ,encsd ctd litt ., lib . i i , cap . 7, nám . p_
chist . 186 ad Paitlin ., cap . 7 , nótm . 2.2 : de -Do"(') penser .,
cap . i i , iiim . 26, lib . z : detract ., cap . 9,, nám . 6 : Of) .
imperf. cont . Jul . , Ill) . 5 , nám . 5'(j> y 6e .
Lo mismo debe
decirse ele los trabajes y ele la muerte í clue estamos sujetos .
3 † Los clue pretenden que S . Agustin solo hablé de
esta manera por complacer í los n;aniqueos, se engatan é
quieren engaáar, porque el Santo Doctor repite lo mismo
no solo en sus obras contra lo, m,t}idueos, s .no tambien en
cuatro é cinco de sus escritos contra los pelagianos, y aun
en el áltimo de todos . Antes bien, sin el principio lntrrinoso
clue establecié , le hubiera sido imposible refutar í los pela-
gic nos, quienes sosteriian que la perrnision (ici pecado origi-
nal y su castigo , eran dos :upnsiciones contrarias í la justi-
cia de Dios, y nosotros no podriamos tampoco satisfacer sin
esta doctrina í las objeciones de los ateos .
Casi un siglo antes de S . Agustin ense‡aba S . Atanasio
NAT
17
que "por la transgresion del precepto de Dios, nuestros
Priuieros padres se viercni reducidos í la condicion de su
propia naturaleza, de luido que asó corro fueron sacados
(le la nada, i , iwr(nu tantbien justamente
condenados í espe-
rimeutar (le,jrue, la corrnl .ciou ele: su ser :, . ..
porque al f1,1 el
bono )re ( Ás cuit t .(l por su. tuoturalc :a
porque fue fecho de
la nada . De liteariz . Verbi Dci., linen . 4, U h
p ton . i, píg . So .
4 .0 Si fiera cierto que Di
.(s, sin derogar su justicia y su
bondad, no 1,,, lo cri (r al hombre en un estado menos fe-
liz y indios I(eˆ feeto, taiubien se( la cierto clue Dios, sin de-
jar ele ser puto y bueno, no pudo permitas- que el h om b re
decayese de sn lei i i,lad Por el pecado, y ariastrase por su
carta í esperiuueutar los mismos efectos í toda la espe-
cie humana . Porcine no lsay duda que Dios podia conce-
derle lu ins pe, 3hil,dad lo mismo q ue la inocencia, asó como
la co( :eede í los santos en el ciclo : en este caso la conclicion
del hotulire bugles -irlo iiiii .(itaurente mejor y mas perfecta,
y por cuu-agile :te atas ail lnéa í la infinita bondad de Dios .
Y si D .os no e~t,ib .i obligado a concederle este clon, ‰lxrr quß
lo habit ele estar í concederle todos aquellos con que le en-
riquecié? Es itnpuSiblc probarlo .
5 .† Eva fui , criada sin duda cu la misma inocencia que
Adan ; y ‰se podrí probar que era igual í su esposo en todos
los dones del cuerl+o y d( 1 alma? Si entre ellos babia desi-
gualdad, luego es falso que todos estos dones y el grado en
que el hombre lus leo cóa, fuesen un patrimonio necesario ß
iuseparal .cle ele la inocencia original . Segun la narration de
la Escritura, Eva fue retira , la Kérque vié que el fruto del
írbol vedado era bello í la vista, y legad ser agradable
al paladar . Gßnes,, cap . js, v . 6 . Esta debilidad se liare-
ce mucho í una especie de concupiscencia
. Pero llímese
como se quiera, no h ; y (luda due era oui iraperfeccion,
si nuestra primera madre hubiese tenido inda fuerza de
TOMO) VII . 3

I$ NAT
alma , habria sido mas ventajoso para ella y para nosotros .
6.é Por estas diferentes observaciones se deshace facil-
mente el equívoco de un principio de S . Agustin , del
cual suelen abusar con esceso , ó saber : que bajo el do-
minio de un Dios justo nadie puede ser infeliz sin que
lo haya merecido . Es indudable que no puede ser absoluta-
mente infeliz : pero ßes absolutanzeizte infeliz el estado en
que nosotros nacemos? Sin duela que no, y solamente lo es
por comparacion ; así corno se puede llamar feliz, compa-
róndole con otro que sea menos feliz. El sofisma de los ma-
niqueos consistia Ánicaniente en tomar como absolutas las
palabras feliz, infeliz, que son puramente relativas ; y es
tambien el de los ateos y el (le todos los que argumentan
sobre el origen del mal . Tambien caen en ál cuando dicen
que Dios se debe ó sí mismo el hacer felices ó las criaturas
que cri† ó su imagen y semejanza . Y ßhasta quá punto
debe hacerlas felices? Esta es la cuestion, y jamas tendre-
mos un principio evidente para resolverla .
Pero hay uno, del cual nunca debemos separarnos, y
es el que asienta S . Agustín , y nos dicta la recta razon,
ó saber ; que congo no hay en este mundo felicidad ni in-
felicidad absoluta, sino solo por comparacion, pudo Dic
sin menoscabo de ninguna (le sus perfecciones criar al
hombre inocente en un estado mas feliz y mas perfecto cine
el de Adan, y que por la misma razor pudo tambien criarle
en un estado menos feliz y menos perfecto : luego es absolu-
tamente falso que los clones concedidos ó nuestro primer pa-
dre, bien sean del espíritu, † bien del cuerpo, fueron un
patrimonio necesario e inseparable de su inocencia y de su
creation .
ßNegais vosotros, nos dirón , que los defectos y penas ac-
tuales del hombre prueban el pecado original y la degra-
fil†sofos pa-
dacion de la naturaleza humana? Los rnisaios
NAZ 19
ganos los conocieron, seguir lo nota S . Agustin . Responde-
mos clue estos defectos y penas actuales solo les sirvieron,
para fundar una simple conjetura , que eran incapaces de
probar,y cine nosotros solamente lo sabemos por la revelacion .
Si S . Agustin hubiese mirado su discurso como una demos-
tracion , desharía el principio que Babia establecido contra los
maniqueos, y que es de la mayor evidencia ; pero tan al con-
trario,
que lo repiti† constantemente hasta en su Áltima
obra .
Probado por la revelacion que nosotros nacemos conta-
minados cou el pecado y condenados ó espiarle con los tra-
bajos de la vicia, poco importa para nuestra felicidad tempo-
ral que sepamos hasta quá punto seríamos felices, si Adan
hubiese perseverado en la inocencia . Pero es de la mayor im-
portancia para nuestra salvation el saber lo mucho due Dios
hizo por reparar la naturaleza humana , para que vivamos
reconocidos ó la misericordia divina y ó la infinita caridad
de nuestro Redentor . Nuestro consuelo estó en saber que con
su muerte destruy† el imperio ciel demonio, que nos ha recon-
ciliado con Dios y que volvi† ó abrirnos las puertas del cie-
lo . Váase Redencion .
NAUM . El sáptimo de los doce profetas menores : predice
la ruina de Nínive, y la describe con las iuiógenes mas vi-
vas : renueva contra esta ciudad todas las amenazas de Jonós .
Esta profecía solo contiene tres capítulos, y no se sabe el
tiempo fijo en que se anunci†, aunque se conjetura que fue
en el reinado de Manasás .
NAVE DE LA IGLESIA . Váase Tribuna .
NAZAREATO, NA ZAREOS . Estas dos palabras se deri-
van del hebreo nazar, distinguir, separar, imponer abstinen-
cias . Los nazareos eran unos hombres que se abstenian por
voto de muchas cosas lícitas ; y el nazareato era el tiempo de
su abstinencia, que venia ó ser una especie de purification

2o NAZ
é consa ;racion, de que se habla en el lib . ele los Nítr~eros,
cap . 6 .
Alló se vß que el nazarcato consistia en tres cosas prin-
cipales : i .A en abstenerse de vino y de todo licor espirituoso :
2 .a en no raerse la cabeza y dej :~r crecer los cabellos : 3 .d en
evitar el contacto ele los difuntos y su aproxiruaÁioit .
Labia entre los ju lóos clos especies de rlazitrec to : el uno
perpetuo y que duraba toda la vida ; el otro temporal, que
solo duraba por un tiempo limitado. En el li1) . de lus Jueces,
cap . 13, v . 5 y 7, se anunciaba que Sanson seróa 12(I :CrI CO de
Dios desde su infancia ; y en el lib . t de los Reyes, cap . i,
v . i t, prom át e Ana , madre de Samiuel, que le consagrar† al
Se‡or para toda su vida, y que no le raer† nunca la cabeza .
Bl †ngel que anuncié † Z icaróas el nacimiento ele S . Juan
Bautista, le dicen que este ni‡o no usarla bebida alguna due pu .
diese embriagar, y que seróa lleno del Espóritu Santo desde
el seno de su madre . Evang . ele S. Luc ., cap . i, v . i 5 . TudoS
estos son ejemplos del rtcrzr .u cato perpetuo .
El temporal no duraba mas que treinta dias segun los
rabinos ; pero solo fundan esta opinion en sus ideas cabaló-.ti-
cas, y es mucho mis probable que su duracion pendóa de la
voluntad d .~l que se obligatha por voto, y que este podia ha-
cerse por mas é por menos tiempo . El cap . 6 del lib . ele los
Nunme_r. dice lo que el nay%rr eodebe hacer al concluir su voto ;
debia presentarse al sacerdote, y ofrecer † Dios vóctimas para
tres sacrificios, pan, tortas y vino para las libaciones :, despues
se le rasuraba la cabeza, y se quemaban sus cabellos aI fuego
del altar, y desde aquel tnotnento se declaraba cumplido su
voto, y estaba dispensado ele las abstinencias y lemas obli-
gaciones que Babia contraódo .
Los que h :iciau el voto del nazareato fuera de la Pales-
tina, y no podian presentarse en el templo al tiempo ele con-
cluirle, hacian que se les afeitase la cabeza, y suspendian el
NAZ 2i
cumplimiento de las densas ceremonias para cuando fuesen †
Jerusalem : asó lo verificé S . Pablo en Cenereo al Gn de su
voto . 11cclr . tlpost ., cap . t8, v . 18 . Los rabinos pensaron_ que
una persona podia tener panát e en el mßl ito del na-areato,
contribuyendo † los gastos de los sacrdicios del nazareo
cuando ella uo podia hacer mas : esta opinion no tiene diu-
gna funclauteuto .
Spencer en su tratado de las leyes ceremoniales ele los
hebreos, 2 .2 part ., dise ár t ., cap . 6, observa clue la costumbre
de conservar la cabellera los jévenes en honor de alguna di-
vinidad para consagr†rsela despues, era cornun entre losegip-
cios, sirios, griegos, &c . ; pero se equivoca en decir que Moi-
sßs no hizo mas que pnriticar esta ceremonia imit†ndola , y
destin†ndola † que sirviese para honrar al verdadero Dios .
Dice cine no es probable que estas naciones la tornasen ele los
judóos ; pero aun es plenos probable que Moisßs la tomase de
ellas, y tampoco es cierto que este uso estuviese ya en pr†c-
tica en sn tiempo entre lo .s idélatras .
Si Spencer y otros hubieran reflexionado mejor, se con-
venceróan de que esta ceremonia no fue tomada de otros, y de
que la costumbre de los paganos nada tenia de cornun con el
nr"azareato ele los ht oreos . Los jévenes de Grecia conservaban
sus cabellos hasta la pubertad ; pasada esta les serviróan de
embarazo para la lucha, para nadar, y para los denlas ejerci-
cios : por eso los consagraban † I-Ißrcules due presilla en la
lucha, é † las ninfas ele las aguas † cluienes tenian por protec-
toras ele los que nadaban : los colgaban en los templos, y los
conservaban en cajas, p+'ro no los quemaban . Por consiguien-
te, el motivo de los judóos era muy distinto del de los paga-
nos. En un clima tan ardiente como el ele la Palestina era
incémoda la cabellera ; y era mortificacion el conservarla, lo
mismo que el abstenerse ele vino, &c .
Eu el Evangelio de S Mat ., c . 2, v . 23, se dice clue Jesus

2% NAZ
cuando niéo vivia en Nazareth, y que cumplía de este modo
con el anuncio ele los profetas : seró llamado Nazareo . Los
rabinos y sus copiantes los incrßdulos dicen, que este nom-
bre no se halla en ningun profeta hablando del Mesías : lue-
go S . Mateo citÁ un testimonio falso .
Se engaáian : que este nombre se refiera ó Netser, renue
vo, vóstago, Á ó Ncttfar ; conservar, guardar ; Á .,'j Nazir, hom-
bre constituido en dignidad, para nosotros es igual . Isaacs,
cap . i i, v . t, hablando del Mesías, le llama un renuevo (Net-
ser) que saldró ele Jesß . En el cap. 4"-, v. 6, dice Dios al Me-
sías : Yo os he gwtrdado para clue dieseis una alianza ó mi
pueblo, y la luz ó las naciones . El hebreo usa del pretßrito Á
ciel futuro de Natfccr . En el cap . 22, v i 3, dice que el Me-
sías seró elevado, exaltado y constituido en dignidad . La ver-
sion siriaca tradujo este nombre por Netser, renuevo : de es-
te nodo alude al primero de los pasages de Isaías ; y tambien
estó escrito allí de la misma manera el nombre de la ciudad
ele Nazareth : esta al usion estaba por lo tanto muy clara
en el testo hebreo de San Mateo, y no se sabe de cierto
si la version siriaca se hizo por este mismo testo Á por el grie .
go . Tampoco S . GerÁni+no titubeÁ en referir la palabra Naza-
rmus ele S. Mateo al testo de Isaías en su prÁlogo sobre c1
Gßnesis, cap . i i , v. s .
NAZAREOS, Hereges del siglo ir . Sabemos por los hechos
apostÁlicos, cap . 15, que entre los doctores judíos que se con-
virtieron al cristianismo, algunos se persuadieron de que para
conseguir la salvation no era bastante creer en Jesucristo y
practicar su doctrina, sino que era preciso tan†', nen observar
la ley ele Moisßs ; por eso querian que los gentiles converti-
rlos se sujetasen ó la circumcision, y ó guardar la ley ceremo-
nial . Los ApÁstoles congregados en Jerusalen decidieron lo
contrario ; escribieron ó los fieles que se hablan convertido
del gentilismo, clue les bastaba el abstenerse de sangre , de
NAZ . u3
carnes sofocadas y de la forni.cacion , y algunos autores cre-
yeron que los ApÁstoles entendían por esta ‡ltima palabra to-
do acto ele idolatría .
Pero no declararon que los judíos de nacimiento con-
vertidos al cristianismo debían dejar la observancia ele la
ley de Moisßs ; al contrario, vemos en los flechas ApÁstol .,
sap . 21, v. 20 y siguientes, que los ApÁstoles y el mismo
S. Pablo continuaron observando las ceremonias judóieas, no
como necesarias para salvarse, sitio como ˆtiles ó la policía
ele la Iglesia ele los judíos . Estas ceremonias no cesaron hasta
despees de la destruccion ele Jerusalem y del templo en el
aéo de 70 . Parece que aun despees de esta destruction los
judíos cristianos cine se habian retirado ó Pella y stis cerca-
nías , continuaron en la observancia de la ley, y no dejaron
su antiguo modo de vivir, y que no se les acriminÁ esta ob-
servancia, aunque se habian convertido al cristianismo .
El emperador Adriano, irritado por una nueva rebelion
de los judíos hócia el aéo 337, acabÁ (le esterminarlos, y
pronunciÁ contra ellos una proscription general : entonces
los cristianos, judíos (le nacimiento, conocieron la necesidad
de abstenerse ele toda seéal de j+adaismo . Algunos, mas obs-
tinados que los otros, se empeéaron en guardar sus ceremo-
nias, ß hicieron bando aparte , y se les (liÁ el nombre de
Nazareos, bien fuese porque este nombre se daba ya enton-
ces generalmente ó todos los judíos cristianos , corno lo ve-
nios en los Ilechos Apost . , cap. 2t, v . 5, Á bien fuese por
entonces una palabra nueva para designar los cismaticos, y
que venia del hebreo Nazar, que quiere decir separar.
Bien pronto se dividieron en dos sectas, de las cuales
una conservÁ el nombre (le nazareos, Y los de la otra se
llamaron ebionitas. Sin embargo, algunos autores dan ó los
ebionitas nias antig‰edad, y dicen que fue formada esta sec-
ta por los judíos refractarios de la decision del concilio de

24 NAZ
Je . usalen, y que tuvo por trefe é un tal Ebion, hécia el
ano 75 . Víase Ebionitas .
Cono qu .era que sea , los nazareos se distingnian de los
ebionitas por sus opiniones . Juntaban como ellos la fí ele Je-
sueristo con la observancia de las leyes ele Moisís , y el bau-
tisuw corr la circunci=ion ; pero no obligaban é los gentiles
convertirlos al cristianismo é la observancia de los ritos ju-
daicos, al paso que los obligaban los ebóonitas . Esrc ßs soste-
nóan que Jv ßs ucusto era un puro hombre hilo cóe Josí y de
Maróa ; t),-ro los nazareos le ßr econocóan por hijo de Dios,
nacido de una Virgen, y refutaban todo lo que habóan aÁa-
dido é las institu . ßi ones ele Moisís, los fariseos y los doctores .
Sin eun irgo, no se sabe (le cierto si adunaran la divinidad
de Jesucristo en un sentido riguroso , porque dicen clue
creóan que Jesucristo estaba unido ele albcetra mancar corr la
naturulcza divina . Víase Le Quien eu -LIS notas y discriacio-
nes sobre S . Juan Damasceno, dis . 7. Tampoco usaban del
mirtno evangelio que los ebionitas .
No alcanzarnos por quí Mosheim, dcspues de haber he-.
Clio esta ob .servacion eu su Ilist. Eeclrs ., reprende é San
Epifauio de haber puesto é los nazareos en la esfera ele los
lrereges. Si no admitóan reas que una union moral entre la
naturaleza linutana (le Jesucristo y la naturaleza divina ; si
é pesar de la decision del concilio de Jerusaleu miraban las
ceremonias judéicas como necesarias, á como †tiles é la sal-
vacion, no podian mirarse como ortodoxos .
S . Elnbinio dice que como los nazareos usaban del he-
breo, leian en esta lengua los libros del Antiguo Testamento,
teman el evangelio de S . Mateo en el original hebreo, y los
de Berca le comunicaron é S . Gerámino, quien se tomá el
rrab .ajo ele copiarle y traducirle . Este santo doctor no los acu-
sa ele haberle alterado, ni (le haber introducido en íl algun
error . Cita solamente algunos parages que no se encuentran
N AZ 9.5
en ninguno de nuestros evangelios, aunque no son (le mu-
cha importancia . 'o sabernos en
qrt ; se fundá Casaubon pa-
ra (lec ßi r clue este evangelio estaba lleno ele fébulas, y que le
habóan alterado y corrompido los nazareos y los ebionita` .
E=tos †ltimos pulieron corromper cl qtu ; usaban, sin gne
se pueda atribuir la misma teinertdad é los nazareos. Si
S. Geránimo hubiese hallado era este evangelio fébulas , erro-
res y alteraciones , no se l(albria tomado el trabajo de tra-
ducirle .
Es verdad quc este evangelio se llamaba indiferente-
mente el eva.rl~clio de los nazareos y el evangelio scgim los
hebreos ;; pero tampoco hay seguridad ele que. fuese el mismo
clue el Evangelio de los doce A1-pbstoles . Víase Fabricio, Co-
dex A4 pocr . Nov. Testan., Iluni . 35. El traductor ele Mosl‡eim
asegura muy fuera (le razon que S . Pablo cita este evange-
lio . En la Epóst . é los Golat ., cap . r, v . 6, (lice el Apástol :
Estoy pasmado de que vosotros dejeis tan pronto el (lue os
ha llamado é la gracia de Jesucristo para abrazar otro evat :-
gelio." Pero claro esté que S . Pablo no entiende en este li-
gar por la palabra ccangclio un libro , sitio la doctrina : lo
mismo clice en los vcrsóc. 7 y i '-
Lo cierto es que ningun autor acusá é los. nazareos ele
haber contradecirlo en su evangelio alguno ele los hechos te-
c
feridos por S . Mateo y por los otros evangelistas ; y esto es lo
esencial . Pites que estos cran judóos convertidos, y vivian en
lugares propios de su naciorr, pudieron verificar los hechos
antes de creerlos ; y no los creyeron ligeramente puesto clue
eran adictos al judaisnio hasta el estreno .
Con motivo ele esta secta formaron Toland o y otros incrídu-
los una hipátesis la tras absurda : dijeron que los naß areoseran
en el fondo verdaderos discópulos de Jesucristo y de los Apás-
toles, porque la iuteacion de este divino Maestro y de sus en-
viados era corservar la ley cóe Moisís ; pero que S. Pablo,
TOMO VI 1 . 4

26 NA Z
para justificar su desertion del judaésmo, formí el proyecto de
abolirle, y lo teabia conseguido ó pesar de los otros Apísto-
les : que el cristianismo actual era obra de S . Pablo , y no la
verdadera religion ele Jesucristo . Quiso Tolando probar esta
opinion ridécula en una obra intitulada Nazareitus . Fue re-
futado por muchos autores ingleses, singularmente por Mos-
beim en un libro intitulado Yéndicice antiqux cliristianor .
discipliner adv . J. Tol . Nazarenttrn, impreso en Hamburgo,
en 8 .ß, alio ele 1722 . En ella hace ver que Tolando no pre-
senta una sola prueba positiva de todas sus imputaciones , y
sostiene que la secta herÁtica de los nazareos no aparecií
hasta el siglo tv.
Al contrario, otros incrÁdulos pretenden que el partido ele
S. Pablo quedí debajo : clue los judaizantes vencieron, y que
estos son los que introdujeron en la Iglesia el espéritu del ju .
daismo , la gerarquéa , los dones deá Espéritu Santo, las es-
plicaciones alegíricas de la Sagrada Escritura , &c.
Esta contradiction entre las ideas de nuestros adversarios
basta por sé sola para refutarlos . En el artéculo Ley ceremo-
nial hemos probado que la intention ele Jesucristo y ele los
Apístoles jamas fue la de conservar la observancia ele las ce-
renmonias judóicas ; ni hubieran podido conseguirlo sin con-
tradecir las predicciones ele los profetas y sin desconocer la
naturaleza ele esta ley . Tambien es falso clue S . Pablo fuese
de distinta opinion que sus colegas respecto ó la inutilidad
ele las ceremonias legales para salvarse ; lo contrario estó pi o-
bado por la unónime decision del concilio ele Jerusalen , por
las F,pést . (le S. Pedro y ele S . Juan, por las de S. BernabÁ,
S. Clemente y S . Ignacio, y por la conducta que siguieron
en las iglesias que fundaron, &e . Esta idea ele los rabinos,
que ya se habia ofrecido ó los maniqueos , ó Porf réo y ó Ju-
liano, ciertamente no merecia renovarse en nuestro tiempo .
VÁaje S. Pablo, S 2 .
NEC 2
Por otra parte, †címo pudo conservarse en la Iglesia el
espéritu del judaismo, al mismo tiempo que los nazareos y
los ebiontitas fueron condenados costo teereges por su obsti-
nacton en judaizar? Por este ejemplo y por otros muchos ve-
nnos clue los enemigos del cristianismo, tanto antiguos congo
modernos, no son afortunados en sus conjeturas .
NECESIDAD . Pertenece ó los uletalé5icos la esplicacion
de los diversos sentidos ele esta palabra ; pero importa ó los
teílogos notar los abusos que ele ella hicieron los materia-
listas para fundar ruta moral en su sistema . Dicen clue el de-
ber í la obligation ele hacer una co .a y evitar otra , consiste
en la necesidad de obrar asé, í (le ser reprendidos por nues-
tra propia conciencia , y por nuestros semejantes, y recibir
este í aquel perjuicio por nuestro modo de proceder .
Prescindiendo de los demas absurdos de este sistema clue
hemos refutado eu el artéculo Deber, es evidente clue destru-
ye hasta la idea de la virtud . Esta palabra significa la ficcrza
tic./ atara ; y †quÁ necesidad teuet‡los de fuerza para ceder ó
la necesidad? Para resistirnos necesitamos la fortaleza (le óni-
mo . Un bribon consumado sofoca sus rem ordimlientos, des-
precia el juicio de sus semejantes, y arrostra los peligros del
crimen : en este no hay aquella fuerza del alma que consti-
tuye la virtud, es mas bien la debilidad de tin alma depra-
vada, que cede al violento desarreglo de las pasiones, y al hó-
bito de familiarizarse con el delito . La verdadera fuerza í la
virtud consiste en vencer nuestra sensibilidad fésica,
nues- nuestro interÁs Inolnentóneo, y nuestras
pasiones cuando hay una ley que nos lo manda.
Asé que los materialistas cometen un sofisma cuando di-
cen clue un hombre que se trata ó sé mismo por álo padecer,
no peca, porque cede ó la necesidad fésica de libertarse del
dolor . Pero si hay una ley que le impone la obligation de
suftir y de no destruirse ó sé mismo, †quÁ prueba la prez-cu-

a3 NECC
did' necesidad f .,iea de libertarse del dolor? Es necesario,
pues, clue derrmestren que aquella necesidad es invencible,
y que el hombre no tiene libertad para resistirla .
ti'usorros dl tin ;ulrnos muy Lien por el sentido intimo
lo que hacemos libremente y por eleccion, ele io que hace-
inos por necesidad : no confundimos por ejemplo el c}isc .o
in(leliberado ele collier producido por una hambre canina,
con ci re lejo de comer en tin momento en que podemos
:ibstenernos de hacerlo . Conocemos que hay necesidad en el
primer caso, y libertad en el segundo : la eleccion es propia
ciel segundo, y uo del priin .ero . B .:jo ci imperio ele la laece-
*idad somos metros activos que pasivos, entonces nos es ir}i-
lrc)s lrlié tener ren.rrr(lin)ientos, rti creernos culpables por ha-
ber srrc ;uuti)idlo . Cuando el obispo de Ijares sostuvo que en
el estado de ncrtctraleza lapsa para merecer í desmerecer
no sc necesita la libertad de necesidad, sino solamente la
ele coracciort í violencia , trataba ele sofocar en nosotros el
sentiuricntr) interior, mas fuerte que todos los argumentos .
Con otro equivoco se ha culrfundólo la necesidad que
no viene d,; pais otros corr la que nos imponernos a nosotros
linsinos ; y tie clttis0 funrlar esta confusion en un principio
que asienta S . Ag .a , que tray necesidad de obrar srgun m
lo 'l'a c mas ra')s deleita : rpa.~<l amplias nos dclectat, secun-
rl .ana ici o/~c>rrrrt ar necesse est . Si se trata de Ill] placer deli-
l)erado v reflejo, este principio es verdadero ; pero enton-
ces la tr . cs/fl vrl de c oler viene cße nosotros y de nuestra
r,!('1 ;i li)Il ( see es el ejercicio.) inlsllro de nuestra libertad ; y
i anuo pn ;lio ,- a 1) rju licarla? Pero si el placer es in Ác lelibera- .
do, ul print il)iu cs áalso Cuart ;li) resi .;timos a una pas-ion
~- iolcl .t:r por :', ßie ion y por virtud, siu duda rio hacemos lo
(Ilie llr .ts OCH a-a ;I .i, porque nos causamos violencia, y es utr
a bstrr .l r) 11airrar placer :ß la resistencia al placer mismo : la di-
f.'renc la catre lus placeres espirituales y los carnales no
NEC sg
-viene é ser en el fondo mas que una puerilidad . V†ase De-
leitacion .
Ele aquß no obstante el inudanaento del pomposo sistema
(te la delcitacion victoriosa en que fundan la eficacia ele la
gracia el obispo (le Ipr†s y sus discßpulos los jansenistas , y
creen due es la opinion de S. Agustin . Pero en el c†lebre pa-
sage del tratado 26 sobre S . Juan, n‡m . 4, donde dice
S . Agustin : Trahit sua gcucrnquc voluptas, aˆade : non necessitas,
sed voluptas ; non oblibatio, sert delectatio . Lue,o no supo-
ne que la delectacion victriz impone una necesidad ; por con-
aiguiente, el sistema (le los jansenistas es directamente con-
trario é la doctrina de S. Agustßn . Los que le siguen , ‰se li-
sonjean de poder variar el Ienguaje de los hombres y las
ideas del sentido coman, para autorizar todos los sofismas ele
los fatalistas?
Tambien dividen los teílogos la necesidad en necesidad
de medio y de precepto. El bautismo, dicen, es necesario con
n : cesidad de medio í con necesidad absoluta, porque es un
tedio indispensable que instituyí Jesucristo para conseguir
la salvacion ; de modo que cl que no esté bautizado, bien sea
por su culpa, í por otra causa cualquiera, no puede salvarse .
La Eucaristßa solo es necesaria con necesidad de precepto : si
un hombre rehusase voluntariamente recibirla, mereceria la
condenacion ; pero no si estuviese privado de recibirla sin
culpa snya .V†asee Bautismo, S 6 .
NECESITAN rE . Palabra dogmética de que se valen low
sabios para espli-: Áa r las causas (le nuestras acciones : asß se dice
motivo necesßtame, _l g ;'cacica necesitarme, para espresar urca
gracia í urr motivo ' que no podemos resistir, y que arras-
tran necesariamente el cons ntiaaienm de la voluntad . A es-
lo,Š protestantes y jansenistas, nadie sostiene clue
la Gracia es rtcces,tante, y clue la voluntad humana no pue-
de resistir é su impulso ; pero hay muchos teílosgos (lue

150 NEC
queriendo refutar la palabra necesitante, parece que admi-
ten su significacion por el modo con que esplic .n la eficacia
de la gracia .
En el art. Gracia, 4, hemos probado por la Sagrada
Escritura que el hombre resiste muchas veces é la gracia , y
nosotros estamos bien convencidos ele esta verdad por nues-
tra propia esperiencia . Conocernos que cuando obramos real
con remordimiento y condenéndonos é nosotros mismos, re-
sistirnos é un movimiento interior que trata de separarnos
ele lo due hacernos : este movimiento no hay duda due viene
ele Dios, y es una gracia, é la cual nos resistimos . La Iglesia
condení hues con mucha justicia la siguiente propos icion de
Jausenio : en el estado de naturaleza lapsa nunca se rcsiStc
(i let gracia interior . Vóase Necesidad .
NECHILOTEI . El salaz . S tiene por tßtulo en hebreo
el IIalinechilotlt, y esta palabra no ,e halla en ninguna otra
parte : por lo mismo, no es estrano clue sea many dudosa su
significacion . La Vulgata y los Setenta la traducen, para la
heredera y esto nada quiere decir : cl caldeo tradujo, pura
cantar alto : otros dicen que sigurfica, parce cantar ci dos co- Á
ros , para la multitud de cantores, perra los instrumentos (le
viento, & e . Todo e,to se reduce é conjeturas , y por fortun,n
este negocio es de poca importancia . El sentido de la pala .
bra 11Tegirtotlr, que se encuentra al principio de otros mu-
daos sadrnos , taruhieu es poco conocido . Vóase la Sinopsis cls
1 GS Cr'1 L 1 COS (r ) .
NECROLOGIA . Palabra griega, formada ele N -zX p, ; , muer-
te, Y dás~~urso í lista : que quiere decir lo mismo que
eatulego de los muertos . Desde los primeros siglos del cris-
( ) Vóanse las sabias notas sobre el salr :u) , y sobre el 8 en lus cal-
mos lrndrtr irlo .e arte r:a:r ente al castellano cn verso y prosa por el Dr .
1), Tuoiéé Oona ler Carvajal , eu 5 .' Madrid 18 1 (J .
NEG 31
tianismo tuvieron los fieles de cada Iglesia el mayor cuida-
(lo en anotar exactamente el dia del fallecimiento de sus
obispos, para Tracer conmemoracion (le ellos en la liturgia,
y rogar é Dios por su felicidad ; pero no se inscrihian en
esta lista los que morian en el cisma í en la heregßa . Tanm-
bien ha y necrologßas en los monasterios y en los cabildos de
canínigos . Todos los dßas en la hora de prima se acostum-
bra é leer en el coro la lista de los canínigos muertos en
aquel dia, que hicieron alguna fundacion í donacion, y se
ruega por ellos corno bienhechores ele la Iglesia . Esta es una
costumbre piadosa y loable : conviene que los hombres con-
sagrados al servicio del Seáßor renueven la memoria de la
muerte por la conmenroracion (le sus antiguos hermanos ; los
que se olvidan de los muertos no pueden amar sinceramente
é los vivos .
Tambien se llamí nccrologia lo que llamamos hoy mcrr-
tirologio, esto es , el catélogo de los muertos en opinion de
santidad , aunque no todos hayan sido mértires . Los que
nosotros llamamos generalmente confesores , no testificaron .
con su muerte la verdad (le la doctrina de Jesucristo ; pero
testificaron con su vida que es posible practicar su moral y
vivir segun el Evangelio ; y arribos testimonios son muy ne-
cesarios para el bien de la religion .
NEGI\NOTH . Vóase Nechiloth .
NEGROS . Estos pueblos dieron lugar é clos cuestiones
que pertenecen é la teologßa , y se trata de saber : . .† si los
negros tienen distinto origen que los blancos : 2 . e si es legß-
timo el tréfico (le negros , y su esclavitud para el servicio de
las colonias de Amórica .
I. La Sagrada Escritura nos slice que todos los hombres
vienen de nt, solo matrimonio , y que por consiguiente tie-
nen un mismo origen , de donde se infiere que la diferencia
de color que se nota en los diversos habitantes del mundo,

3a N E G-
proviene del clima en clue habitan, y de su modo de vivir .
Esto parece que se prueba por la degradation insensible dcl
color que se nota en ellos, en proporcion de lo clue se alejan
é se apioximan mas é menos í la Zona Térrida . Hablando en
general, los pueblos e nnesuóa s provincias meridionales son
d
nlas morenos que nosotros , aunque lo son mucho menos
clue los habitantes de las costas de Berberßa , y estos son mme-
nos negros que los dcl interior del A frica . Esta variation es
casi la misma en los dos emisferios . Nada se estraÁa cuando
se nota la difárencia de color entre los habitantes ole un mis-
mo clima o de un mismo 1aais, en que unos viven mas roti-
ralos, otros teas espuestos por su trabajo í los ardores c!el
sol y í la intemperie : tambieri se nota en unas mismas per-
8onas alguna diferencia en su tez y color por la variedad de
la, estaciones .
Dice~l que se prueba por esperiencia que los blancos tram
portados al Africa contraen insensiblemente el mismo colony
las rnisnm :as formas que los negros aunque no se mezclen con
ellos : clue al contrario, los negros trasportados í paises septen-
trionales, blanquean por grados, aunque uo mezclen su raza
con la de los blancos . Esta es la opinion de los rias híbiles na .
turalistas, 51ug,ularnlcnte de Bulfon, Pavo ó, Seherer y otros .
Muchos filésofos de menos instruction , y que se han em-
peÁado eu ccfntradecir la sagrada Escritura,, sostienen que es-
tas esperiencias son falsas : que los blancos no pueden nunca
volverse perfecta meute negras, y que los negros conservan
de getleracion en generation su color y sus formas en cual-
quier pais que se establezcan . Trataron de probar la imposi-
bilidad de estas perfectas transmutaciones por cl examen del
tejido de la piel de los negros . Seguu algunos, la c ausa.d e su
color Negro es una especie de tejido é de membrana seme
jante í una gasa negra colocada entre la piel y la carne que
llaman tnembrarta mucosa . Otros dicen que es una sustancia
NEG 33
gelatinosa que se estiende entre la epidermis, y la piel ne-
gruzca en los negros, morena eu los pueblos de color atezado,
y blanca cn los europeos .
Pero pues la me :ubrana, el tejido y la sustancia que sepa-
ra la epidermis de la carne se Hallan en todos los hhombres,
ac trata de saber por qu† es blanca en unos y negra en otros ;
y de probar que sin mezclarse las razas no pueden cambiar
de color estas sustancias ; y esto es lo que no han hecho nues-
tros sabios disertadores . Una vez que son morenas en los pue-
blos atezados, es seÁal de que su color puede declinar ; luego
pueden pasar de blanco í negro é al contrario .
Unos citan esperiencias y otros las niegan : ‡ í quienes he-
mos de dar cr†dito? Mientras no se pongan ole acuerdo, po-
demos pensar que todos los hombres blancos é negros, rojos
6 pardos, son hijos de Adan, como enseÁa la sagrada Escritura .
Algunos escritores piensan que los negros pertenecen í
la posteridad de Cain, que su colores efecto ole la maldicion
de Dios contra este fratricida ; y que es preciso entender ole
este modo las palabras del Gcnes. cap . 4, v. t 5 , donde se di-
ce que Dios puso í Cain una seÁal para que no le matase na
die : de donde tomé ocasion uno ole nuestros filésofos incr†du-
los para declamar contra los teélogos .
Con un poco nmas de serenidad, hubiera visto facilmen-
te que la teologßa, lejos de aprobar esta vana conjetura, debe
refutarla . Sabemos por la Historia sagrada que todo el g†nero
humano fue renovado despees del diluvio por la fauiilia de
No† ; y ninguno ole los hijos ole este patriarca descendßa ole
Caßn , ni se habßa mezclado con su raza . Para suponer que
esta maldita casta subsistia todavßa despues del diluvio, es
preciso sostener que cl diluvio no fue universal, y esto seria
contradecir la historia sagrada . Asß que, habria menos incon-
veniente en decir clue el color de los negros proviene de la
maldicion de No† contra su hijo Can, cuya posteridad fue la
TOMO VIL 5

34 N EG
que poblé el Africa sewn el Genes, cap . t o, v . 13 . Pero sewn
la sagrada Escritura la maldicion ele Noí no recayé sobre Can,
sino sobre su hijo Canaan, cap . 9, v. 13 : y el Africa no fue
poblada por Canaanr sitio por Phut . Cualquiera ele estas con-
geturas tiene tan poco fundamento como la otra .
2 .ó El trßfico de negros y su esclavitud Áson cosa legátima?
Esta cuestion se discutié en una disertacion impresa el a†o
de j764 . El autor sostiene clue la esclavitud en sá misma no
es contraria ni ß la le y natural, porque Noí condené ß Canaan
ß ser esclavo de sus Germanos , y Abrahan y Jacob tuvieron
esclavos, ni ß la ley divina escrita, porque Moisís en el hecho
de dar leyes en favor de los esclavos, no condena la escla-
vitud, ni ß la ley evangílica que en nada atenta contra el de-
reclro p‡blico establecido en las naciones . En efecto, S . Pedro
y S. Pablo mandan ß los esclavos que obedezcan ß sus selro-
res, y ß estos que traten ß sus esclavos con suavidad . El con-
cilio de Ganares fulminé anatema contra los que con protes-
to de religion ense†aban ß los esclavos ß que abandonasen ß
sus apios y despreciasen su autoridad . Otros muchos decretos
de concilios suponen cinc es lácito tener esclavos, comprarlos
y venderlos. En el siglo xiii se suprimié la esclavitud no por
las leyes eclesißsticas sino por las leyes civiles .
A†ade que la suerte de los negros no empeora por ser tras-
portados ß Amírica, porque no serian menos esclavos en su
pais, y los tratarian aun peor ; sienflo asá que en las colonias
son protegidos por las leyes hechas de intento para favorecer-
los : por otra parte allá tienen proportion de instruirse en el
cristianismo y de conseguir su salvation .
El autor distingue cuatro especies ele esclavos ; r ß los que
fueron condenados por sus crámenes ß perder su libertad :
2 .a los prisioneros ele guerra : 3 .a los que nacieron en la escla-
vitud : 4.a aquellos que son vendidos por sus padres é que se
venden ß sá mismos . Eu todas estas especies de esclavitud y en
IN EG 33
su origen ninguna razon encuentra que haga ilegátimo el trß-
fico ele negros .
Caufiesa los abusos que frecuentemente nacen de la escla-
vitud , y observa que el abuso (le una cosa inocente en sá mis-
rna no prueba que sea contraria al derecho n-itural ; bien se
pueden reprimir todos los abusos, y dejar subsistir cl uso le-
gátimo .
El filésofo que escribié ten Tratado de la felicidad p‡-
blica no condena absolutamente la esclavitud de los negros,
pero tampoco la concede una aprobaciou positiva . ˆ Aunque
‰lo hay lßgrimas, dice, para llorar lo que lß avaricia conser-
va en los pueblos del Occidente, y lo que la barbßrie y la ig-
norancia establecieron y conservan en lus pueblos oricntalcs,
observamos : 1 .ó que la esclavitud no se conoce entre los cris-
tianos sino ‡nicamente en sus colonias : 2 .ó que los esclavos
salen todos de una nation la mas salvage y mas embrutecida,
y que los ofrece ella misma ß nuestros negociantes ; 3 .0 que
aunque la razor y la filosofáa reclamen que deberla ser trata-
do el negro como el europeo, es una verdad clue hay muchá-
sima desemejanza entre los dos, y que esta hace que se dis-
Ininuyan los s entimientos . d e humanidad, y sostiene la bßr-
bara preocupacion que los oprime : 4.ó que si estos esclavos
fueron tratados con una crueldad muy vituperable, la espe-
riencia demuestra lrecue ntcmente que la dulzura y los bene-
ficios no son capaces de hacer dejar ß los de esta nacion su
indolencia, su crueldad y su ingratitud . llay tambien moti-
vos para creer que si los esclavos ele las colonias fueran en-
ropeos, hubieran entrado ya en el derecho ele ciudadanos, ß
-la macera que los siervos ( le mue,^stro gobierno feudal fueron
recobrando poco ß poco su libertad civil . Finalmente, el n‡,
mero de los esclavos e s mucho menos considerable eu nues-
tros.dias, porque para cien millones de cristianos que existen
en el dáa nq se ex un r0Illor+l de e sc lavos ; al paso que en

36 NEG
el oriente para un millon de griegos habia mas de tres millo-
nes de infelices esclavos .
Facil es conocer que ninguna ele estas razones es convin-
cente, y conspiran mas bien a escusar la esclavitud ele los nc .
gros que é justificarla . Despncs ele un ma_luro examen no po-
demos decidirnos é darlas nuestra aprobacion, y nos pare-
cen mas sílidas otras razones en contrario .
Eu la palabra esclavitud hicimos ver, 1 . ó que en la ley
(le la naturaleza y en el estado (le sociedad puramente do-
mßstica era inevitable la esclavitud , aunque no tenia los
mismos inconvenientes que en el estado de sociedad civil ;
por lo mismo cl ejemplo de los patriarcas nada prueba para la
cuestion presente . 2 .ó Hemos observado que Moisßs no podia
su .primirla del todo , y que las leyes que olií en favor (le los
esclavos eran usas suaves y mas lin manas que las de todas
las otras naciones : por consiguiente, ninguna ventaja se
puede sacar de las leyes ele Moisßs . 3 .ó Jesucristo y los`Apís-
toles hubieran cometido la mayor imprudencia en reprobar
absolutamente la esclavitud , estando autorizada por el derc-
elio pÁblico de todas las naciones ; pero las lecciones y ejem-
plos de caridad universal , (le benignidad , y de fraternidad
que dieron é todos los hombres, contribuyeron por lo me-
nos tan eficazmente é moderar y aun é reprimir la esclavi-
tud , como pudieran hacerlo unas leyes espresamente prohi-
bitivas . La irrupcion de los bérbaros retardí ßsta feliz revo-
lncion ; y en cuanto subsistií el mismo derecl -io pÁblico, los
concilios no pudieron conducirse de otra manera .
Al presente yá no subsiste este derecho abusivo, y la es-
clavitud fue suprimida por todos los soberanos de Europa :
la dificultad esté en saber si dcspues de tan feliz reforma en
Europa, fue muy loable que la restableciesen en Amßrica ; si
se la puede mirar con los mismos ojos que en los siglos x
y xii , y si el estado de los negros en las colonias es mil ve-
NEG
37
ces mas desgraciado que el de los siervos del feudalismo .
El principio sentado por cl autor (le la disertacion , é sa-
ber, que despues del pecado original el Hombre no es libre
por derecho natural , nos parece muy rid†culo . Sabemos muy
bien que en castigo del pecado ele Adan el hombre esté su-
jeto é ser tiranizado, perseguido , y muerto por sus semejan-
tes ; pero los europeos nacen con cl pecado original como
los negros ; por consiguiente, es preciso que los primeros
demuestren que Dios les dií la honrosa comision de obligar
é expiar este pecado é los habitantes de la Guinea , y q ue
ellos son en este punto ejecutores (le la justicia divina . Si los
negros, agoviados con la esclavitud, usan de perfidia y cruel-
dad con sus se‡ores, tompoco en esto hacen mas que obli-
garlos é que sufran por su parte la pena del pecado de nues-
tro primer padre . Antes que el furor del comercio mar†timo
y su envidiosa voracidad fascinasen los corazones y pervir-
tiesen todos los principios , nadie se hubiera atrevido é po-
ner en cuestion si era l†cito comprar y vender los hombres
para hacerlos esclavos.
Aun es peor disculpa decir que los esclavos negros ser†an
peor tratados en su pais que en nuestras colonias , porque
no nos es l†cito hacerles mal, por el temor de que les bagan
otro mal mayor sus compatriotas . ˆSerén capaces ele conven-
cernos de que los negociantes europeos ejercen el tréfico ele
negros por motivos de compasion y de humanidad? Aseguran
como cierto que antes de este tréfico eran mucho mas raras
las guerras entre las tribus y naciones africanas : que el mo-
tivo mas ordinario de sus guerras actuales es el deseo de ha-
cer prisioneros para venderlos é nuestros negociantes . Por lo
mismo é estos son é quienes son deudoras tan infelices y es-
tÁpidas naciones de las guerras que las consumen y de los
cr†menes que cometen .
Antes de saber si tenemos derecho para comprarlos, de-

4g NLG
heréamos examinar si hay alguno que estí autorizado por
derecho natural para venderlos . No se trata del derecho in-
justo y tirónico que se halla establecido en estos pueblos, sino
del que se funda eu los principios del derecho natural, segun
la religion nos lo enseßa . Si no hubiese compradores t .rntpo-
co habria vendedores, y acabarla por sé mismo este infame
comercio. Esperamos que nadie trate de hacer la apologéa de
los negociantes turcos clue van ó comprar mn`cres jÁvenes en
Circasia para poblar 1()s serrallos de la Turquéa .
Dicen que no es pesil)le cultivar ci, las colonias el azácar
sin los negros . Pudiíramos responder , que en este caso seréa
rnejer perder las col†nias, que renunciar ó los sentimientos
de humanidad : que la justicia, la dulzura y la caridad uni-
versal son de mayor nece~iciarl para todas las naciones que el
azácar y el cafí . Pero no todos convienen en la pretendida
imposibilidad ciel cultivo d : las colonias sin los negros ; inu-
elios testigos fidedignos aseguran clue si los propietarios cée
las colonias fuesen menos avaros ; menos duros, y meteos cie-
gos por el sordido interís , seréa muy posible reemplazar ven-
tajosamente los negros con mejores instrumentos de cultivo,
y con el servicio de les animales . Cuando los griegos y ro-
manos obligaban ó sus esclavos ó prestar el servicio que entre
nosotros hacen los bueyes y caballos , tambien se les figuraba
que no se podia hacer de otra manera .
Aßaden que los negros son naturalmente ingratos , .crue-
les , pírfidos e insensibles ó los buenos ti-atamit .ntos, í inca-
paces ele conducirse sino por la dureza y ó golpes .. Si fuera
verdad, seréa una verg‡enza para la naturaleza ht :cni .ana que
fuese mas dificil domesticar los negros que los animales ; y en
este caso couvendria dejar esta raza abominable en cl suelo
infeliz que los viÁ nacer , y no infestar con sus vicios ó las
otras partes del inundo .
ˆNo se nota en esto un remedo del orgullo de los g , ie-
NEG 39
gos y romanos? Depriméan ó los otros pueblos, y los llama-
ban bórbaros apara tener derecho ó tiranizarlos
. Nosotros he-
mos preguntado sobre este punto ó muchos viajeras , misio-
neros, y propietarios de las colonias, y todos dicen que los
dueßos que tratan ó sus esclavos con hu{inanidad y con c1c11-
zura, que los alimentan suficientcniente, y no los recargan
cou demasiado trabajo, se hallan mucho mejor que los que
hacen lo contrario . Por lo mismo es muy doloroso que los
europeos, que tienen entre sé tanta dulzura , humanidad y
filosoféa, se hagan brutales y bórbaros luego que pasan la lé-
nea, y atraviesan el Ocíano .
Puesto que se confiesa que la esclavitud arrastra consigo
por necesidad muchos abusos, que es muy dificil que un
amo sea justo, casto ., y humano con sus esclavos, es una te-
meridad que todo particular se esponga ó sufrir esta tenta-
cion , y que por aumentar su fortuna no titubee en arriesgar
la pírdida (le sus virtudes.
En cuanto al pretendido celo por la conversion ele los ne-
ros , hay muchos hechos capaces de hacerle muy sospecho-
so . Algunos viajeros aseguran que ciertas naciones europeas,
que tienen establecimientos en las costas del Africa, impi-
den todo lo posible los progresos ele los misioneros, te-
rniendo que si los negros se convirtieran al cristianismo, no
querréan venderse por esclavos . Los hay que dicen que algu-
nas otras naciones establecidas en Amírica tampoco cuidan
ele que los negros se instruyan y reciban el bautismo, por-
que escrupulizan el tener por esclavos ó sus hermanos en Je-
sucristo. Este celo en nada se parece al ele los ApÁstoles .
Sabemos q ue il urios cristianos cautivados en otro tiem.-
po por los infieles, llegaron ó convertir ó sus dueßos, y aun
ó pueblos enteros ; pero no vemos ejemplos (le cristianos que
redu-gesen ó los infieles ó la esclavitud con el fin de conver-
tirlos . No basta que un proyecto sea loable, si los medios

N E G
40
no son legétimos y justos . Hay misiones de capuchinos y de
otros religiosos eu la Guinea, en los reinos ele Ovicro, de
Benin, de Angola, de Congo, de Loango y del Monomotapa .
Este si que es verdadero celo, y no el ele los comerciantes de
esclavos . Si estas misiones no hacen mucho fruto, es porque
los naturales de aquellos desgraciados pueblos deben estar
muy prevenidos contra la religion de los europeos por la
odiosa conducta de los que la profesan . Todo el mundo sabe
las terribles preocupaciones que inspirí ó los americanos
contra el cristianismo la birbarie de los europeos .
Las disertaciones que tienen por objeto el justificar el
trófico de negros, se parecen mucho ó las diati ßvas con que el
doctor SepÁlveda queréa probar que los espaáoles tenian de-
recho ó reducir los americanos ó la esclavitud, para obligar-
los ó trabajar en las minas y tratarlos corno animales : fue
condenado por la universidad de Salamanca y tnerecia serlo .
Nosotros no hacemos caso ele las declamaciones (le nuestros
filísofos, desde que se sabe con certeza que algunos aparen-
taban el mayor celo por la humanidad, al paso que giraban
sus caudales en el comercio (le negros .
Con estas observaciones no es nuestro ónimo faltar al
respeto debido ó los gobiernos que toleran este comercio : el
refutar malas razones no es lo mismo que tratar de deci-
dir la cuestion : cederemos con gusto si llegan ó usar de
argumentos que nos convenzan . Los gobiernos mas equita-
tivos y mas sabios se ven muchas veces en la precision de
tolerar abusos, cuando estan universalmente establecidos,
como la usura , la prostitution, las ilécitas ganancias de los
traficantes, la insolencia de los nobles, &e . †Címo luchar
contra el torrente de las costumbres, cuando arrastra en pos
de sé ó todas las clases de la sociedad ? No podencos olvidar
que fue preciso sorprender la religiosidad de Luis XII( para
obligarle ó consentir en la esclavitud de los negros, y persua-
NEIl
41
dirk de que este era el Ánico medio de convertirlos al cristia
.
nismo . Ya hablan usado tarnbien del mismo artificio para se-
ducir ó los clos soberanos de Castilla don Fernando y doáa
Isabel, y arrancarles dos edictos poco favorables ó los ameri-
canos . V‡ase Am‡rica .
NE1IEMIAS . Uno ele los geles gobernadores de la nation
judóica que contribuyeron ó restablecerla en la tierra Santa
despees del cautiverio ele ˆ .ibilonla . No se debe decir que fue
sucesor de Esdras, porque estos clos genes gobernaron juntos
por espacio ele muchos aáos . Parece clue Esdras se ocupaba
principalmente de la religion y de la ley ele Dios en calidad
de Sacerdote, y que Nclic,nias estaba encargado del gobierno
polético y civil . El primer objeto de la cornision que obtuvo
ciel soberano de Persia, fue el de hacer que se reedificasen lay
murallas (le la ciudad de Jerusalen, y lo consiguií ó pesar de
los obstóculos que le opusieron los enemigos de su pueblo .
Este acontecimiento es de macha importancia en la historia
de los judéos , porque es la ‡poca en que se deben principiar
ó contar las setenta y clos semanas í los 49 0 aáos que de-
béan pasar hasta la venida del Meséas, segun la profecia de
Daniel .
Casi en la misma ‡poca se completí el cisma que ya rei-
naba entre los judéos y samaritanos, y que hizo irreconci-
liable el odio ele estos dos pueblos . A esta misma ‡poca re-
fiere Prideaux la institution de las sinagogas entre los ju-
déos . Histoire des Juifs, lit) . 6, tom . r, póg . 227 .
Nelicrnias fue sin disputa el autor del libro que lleva
eu nombre, y se llama mas comuumente el lib . 2 de Esdras ;
pero los mas ele los créticos piensan que el cap . 12 ele este
libro desde el v . r hasta el 26, es de una pluma mas recien-
te : se reduce ó tina lista (le los sacerdotes y levitas que ha-
béan servido en cl templo despees del cautiverio de Babilo-
nia, y se esticnde mas que la duration de la vida de Nehe-
TOMO Vil . 6

NEO
4a
maas . Esta lista interrumpe el curso (le su historia, aunque
no perjudica é la verdad ele los hechos ni a la autenticidad
de] libro.
Los protestantes se persuaden de que en aquella ípoca
ó inmediatamente despues se compuso y arregló el canon ó
catélogo de los libros del viejo testamento, de lo cual infie-
ren que los que se escribieron despues, como el de la sabi-
durßa, el eclesiéstico, y los (le los macabeos, no deben ser
tenidos por canónicos . Esto no es mas que una eongetura
formada por necesidad ele sistema, y que no se funda eu nin-
guna prueba positiva . No vennos por quí los gcfes de la na-
cion, posteriores é .Esdras v Nclacrnias, no han ele tener tanta
autoridad correo ellos, ni por quí los escritores nias recien-
tes quedaron sin el auxilio ele la inspiracion . Nosotros no re .
conocemos cono divinos los libros del Antiguo Testamento,
fundéndonos un lea mente en el testimonio de los judßos,
sino en el de la Iglesia instruida por J, , sncristo y los Após-
8, pég. 786 .
toles . Víase la Biblia de AviÁon, tom .
NEOFITO . Palabra griega que quiere decir lo mismo
se llamaban asß los nuevos cristianos ó
que nracvcr planta :
los paganos recien convertidos é la fí, porque el bautismo
be miró siempre corno un nuevo nacimiento .
S . Pablo no quiere que los neófitos sean elevados é los Sa-
grados Ordenes, temiendo que el orgullo trastorne su vir-
tud, aun mal consolidada, epist. t é Timot . s cap . 3 , -v . 6.
llay sin embargo en la historia eclesiéstica algunos ejemplos
de lo contrario, aunque son raros, como la promocion de
S. Ambrosio al Episcopado .
En el dia se llaman tambien Neófitos los prosílitos qu
hac n los misioneros entre los infieles : los Neófitos del Ja-
pon é fines del siglo XVI y principios del xvii mostraron cil
las persecuciones y en los tormentos un valor y una firmeza
: lo ni i$rno
en la fí , digna de los primeros siglos de la iglesia
NEO 43
sucedió con muchos chinos inmediatamente despues de con-
vertirse . Se llamaron tamhien
Neófitos los clírigos recien or á
dena los, y los novicios (le los monasterios .
NEOIIENIA . Fiesta de la nueva luna
. Esta fiesta fue cí-
lebre en todas las naciones, y Moisís nos muestra su origen
en la historia ele la creation, cuando dice clue Dios hizo el
sol y la luna para seÁales de los tiempos, de los Bias y de
los anos ; Gínes ., cap . v,
1, 14 . En la primera edad del miiii .
(lo, cuando los hombres no sabßan aprovecharse de la luz
artificial, corno nosotros, era natural que se alegrasen de
ver aparecer la luna al principio ele la noche, y este era el
nioniento en qne empezaban é contar los in eses . Por lo niis-
nio, nada mas inocente en su origen que la fiesta de las Noc-
mentas . Víase la Historia religiosa dcl Calendario,
cap . 7c,
pégina a8 r .
Cuando los pueblos trataron de diviniz ir los astros,las fies-
tas ele la mueva luna vi itcroCi é hacerse un acto ele idolatrßa,
y 1111 manantial de upersticiones .D1 i í~ no prohibió é los ju-
dßos esta fiesta, due era nias antigua que ellos
; al contra-
rio, les prescribió las ofrendas y los sacrificios cou que debßan
celebrarla, N†mer., cap . ?8, v . i i
; pero les prolcibió con la
mayor severidad toda especie (le culto dedicado é los astros,
Denier . , cap . 19 . E ii el Salm . 8 r , v. 4 ,
se dice : " tocad
la tr ainpeta de la ATeorncnia . " Esto se hacia para anun-
ciar el nuevo vies, y las fiestas que debßan celebrarse en su
duration : tatnbien se anunciaba con la mayor solemnidad
el primer dßa ciel aÁo . Eu esto no imitaban las fiestas (le los
paganos, como pretende Spencer, sitio que observaban una
costunibre inuy racional v mas antigua que el paganismo
.
Es verdad que los judßos imitaron muchas veces con esta
ocasion las supersticiones de los paganos ; pero tanibien lo es
que Dios les declaró que detestaba semejantes soleuinidades,
y q ue te era insoporrab'e este culto, Isaßas, cap. i,
v: i3

NER
44
y 14 . Los mismos cristianos en muchas regiones tuvieron al
principio sus trabajos para renunciar é los locos regocijos é
que se entregaban los paganos el primer ella de la luna, y
fue necesario prohibirlos en muchos concilios . Conociendo
las costumbres de aldea y la facilidad con que la juventud
se entrega a todo lo clue escita la alegría, no se deben estra-
nar los obstéculos clue los pastores han tenido que vencer en
todos tiempos para desarraigar los desórdenes (le toda espe-
cie . Vßase Trom1)etas .
NERGALO, NERGEL . Nombre de un ídolo de los asi-
rios . Lu el lib . 4 de los Reyes, cap . i 7 , se dice que el rey
de Asiria de pues ele haber trasportado é su pais los sÁbdi-
tos del reino de Israel, envió, para poblar de nuevo la Sama-
ria, babilonios, cuteos, y algunos pueblos de Avah, de Emalit y
de Sapharvaim : que-estos estrangeros juntaron el culto del Se-
táor con el culto de sus ídolos : clue los babilonios hicieron é
Socliotlz crcath, los cincos éi Ncrgel, los etratcosé Asirna, los
ebeos, ó ebeanos é Nebal.az y Thartuc : que los de Saphar-
vaim quemaban sus hijos en honor de sus dioses Adrame-
lcch y Anai7zclcch .
No es facil designar fijamente las diferentes regiones de
la Siria é que p rteneciau estos diversos pueblos , y aun es
mas difcil esplicar los nombres de sus dioses . S{Aden en su
.tratado de Dis S.yris piensa que Socotltbenoth significa lo
mismo que tiendas para las jóvenes : estas eran un lugar de
prostitution . crgLtl ó Nergel es lo mismo que fuente de
fuego : este era un Sitio en que los persas d ::iban culto al
fuego, corno lo hacen aun los parsis en nuestros ellas . Nin-
gun caso debe hacerse de los rabinos chanclo dicen que .4si-
ma, Nebalzaz y Tlzasthac , son tres ídolos, de los cuales el
primero tenia la cab za de cabron, el segundo irle perro, y
el tercero de asno : es roas probable que son tres nombres
asirios que si gnifcan el so!, igualmente que Anatnelech y
NES
45
Adramclech ; estos clos Áltimos significan el gran Rey, el so-
berano de la naturaleza .
No se sabe si estos nuevos habitantes ele la Samaria per-
severaron mucho tiempo en el culto de lo,† falsos dioses . Dos-
cientos a‡os despues, cuando los judíos volvieron ele su cau-
tiverio, Esdras y Nelicinias, aunque enemigos ele los Sama-
ritanos, no los acusan ele idolatría : el templo que estos Álti-
mos edificaron en aquel tiempo sobre el moule Garizim, pa-
rece haber sido edificado en honor del verdadero Dios, y a
imitation del de Jerusalßn . En cl Evangelio de S . Juan , ca-
pít . 4, v . 22, dice Jesucristo é la Samaritana : `Vosotros ado-
rais lo que no conocßis" ; pero esto no prueba que les Sama-
ritanos adorasen dioses falsos . Vßase Samaritanos .
NESTOR I A NlSMO, NESTORI ANOS . Esta hcregía dé
mérgen é muchas discusiones . Es preciso considerarla, j .o en
su origen y como la ensetáó Nestorio . Si es una hcregía
verdadera ó aparente. 3 .ˆ Examinarla bajo la nueva forma
que tomó en la Persia y ~7osopotamia en el siglo v. 4 .G Se-
guirla en las indias sobre la costa de Malabar, donde se la
encontró en el siglo XVI .
I. Nestorio, autor de esta hcregía, nació en la Stria , y
fue mon;e , y despußs patriarca de Constantinopla en el
ano de _,p u . Era hombre de talento y elocuente, tenia un
exterior modesto y mortificado ; pero mucho orgullo , un
celo muy poco caritativo, y casi ninguna erudition . Princi-
pió por mandar desterrar (le Constantinopla é los arrianos
y mace<lonianos, arrasando sus iglesias , y alcanzando ele
Teoclosio menor los mas rigorosos edictos para exterminar-
los . Instruido en las obras de Teodoro de Mopsuesta bebió
en ellas una doctrina errónea sobre el misterio de la Encar-
nacion .
Uno de sus sacerdotes llamado Anastasio habla predica-
do que la Vírgen Santísima no se debía llamar madre de

NES
46
)ios, sino solamente madre de Cristo, porque Dios no pudo
nacer ele criatura humana . Esta doctrina conmovié al pueblo,
y Nestorio, lejos ele apaciguar el escíndalo, le aumenté,
empetiíndose en sostener el trismo error : enseóaba qne ha-
bla en Jesucristo dos personas, Dios y el hombre, -que el
hom!-tre Rabia nacido de Marßa, y no Dios : (le lo cual se se-
guia que entre Dios y el hombre no habßa una union sustan-
cial , sino solamente una union de afectos , de voluntad y de
operaciones .
Esta novedad acaloré y dividié les espßritus no solo en
Constantinopla , sitio tambien entre los monges del Egipto,
í qt-tienes se comunicaron las obras de Nestorio( . S . Cirilo,
patriarca de Alejandrßa, consultado sobre esta cuestion, res-
pondié, que hubiera sido tnucbo mejor el no haberla sus-
citado ; pero que le parecßa que Nestorio estaba en nn error .
Infornttda este de la decision del patriarca de Alejandrßa, se
llené .le ira contra Ál, y le acusé de que levantaba tumultos
y scdieione- .
El p triarca ele Alejandrßa contesté que las sediciones
v,'nlan del mismo Nestorio , que solo í Ál tocaba calmarl .is,
e pliáín lose ele nn modo tu ts ortodoxo , 7 u-ando del ntis-
na t lenauije que los catélicos . Amnios escribieron al Papa
S . Celestino para saber su molo de pensar : este Pontßl-ice reu-
nié un concilio en Roma en el mes de agosto del aóo (le 430,
en. que se aprobé la doctrina de S . Cirilo, y fue condenada
la de Nestorio . En el mes (le noviembre siguiente S . Cirilo
congregé otro † concilio en Egipto en el cual se aprobé la de-
cision (lel concilio de Roma, y se compuso una profesion de
fÁ con doce anatemas contra los diferentes artßculos (le la doc-
trina ele Nestorio : este nada respondié sitio por medio ele
otros doce anatemas opuestos . La contestaciou í los doce ana-
temas .fue cémnnicada í Juan , patriarda de Antioqußa, y í
Acacio,,obispo de . B :erea, quienes juzgaron í Nestorio digno
NES 47
de ser condenado ; pero les parecié que S . Cirilo habla
usado de algunas espresiones duras, aunque por otra parte
susceptibles de uusentido ortodoxo, y le exhortaron í sofocar
esta disputa con su silencio .
Continuaba por ambas partes con mucho enardeciurien-
to, y el eunperador para terminarla convino en (lue se cou-
vocase un concilia general en Efeso para el 7 ele junio del
aóo de 43 t . Nestorio y los obispos de Asia llegaron í Ál loe
primeros ; S. Cirilo vino con Su obispos de Africa, y Juve-
nil, patriarca de Jerusalen , con los de su provincia . Juan
de Antioqußa, í quien acompaóaban tantbicn 4o obispos,
no se apresuré por llegar ; pero avisé í los que estaban va
reunidos en Efeso, que ni Ál ni sus colegas tendrßan í mal
que se principiase el concilio antes de su llegada .
La primera sesion se celebré el 22 ele junio : presidié
S . Cirilo, como encargado de esta comision por el papa San
Celestino . Nestorio, citado por el concilio, no quiso compa-
recer hasta que llegasen Jnan ele Antioqußa y los obispos que
le acompaóaban . Pero ‡la ausencia ele 40 obispos era bastante
para tener eu inaction í otros 20o que estaban en Constan-
tinopla ? El concilio , despees (le haber examinado las obras
de Nestorio, le condené y le depuso, y aprobé las que contra
Ál habla escrito S . Cirilo. Juan de Antioqußa no llegé hasta
siete dias tle~pues . Sin esperar que se le diese cuenta de lo
que se habßa hecho en el concilio, y sin querer oir í sus di-
.
putados, celebré en stz alojamiento un concilio de 43 obis
l>od, en que depuso y escomulgé í S . Cirilo . Y ‡quiÁn le habla
(lado autoridad para hacerlo? Los diputados del Papa , qne lle-
garon algunos dßas despees, observaron una conducta entera-
mente opuesta ; reuniÁndose con S . Cirilo y con el concilio
>suscribieron í la eondenacion de Nestorio y í la sentencia de
deposition que el concilio pronuncié contra Juan de Antio-
qußa y sus partidarios . .

ENS
421
De este modo la decision del concilio de Efeso, en vea
de terminar la disputa, la hizo mas confusa y mas animada :
los clos partidos se miraron métuamente corno escomulgados :
cada uno por su parte escribií al emperador y tuvo sus par-
tidarios en la corte . Engaóado Teodosio, quiso que fuesen
igualmente depuestos Nestorio y S . Cirilo ; pero mejor infor .
rnado, desterrí é Nestorio y mandí que volviese é su silla el
Patriarca (le Alejandrßa . Tres aóos despues reconocií su yerro
Juan de Antioqußa, sc reconcilií con S . Cirilo y movií é los
utas ele sus obispos é que hiciesen lo mismo, y corno Nesto-
rio en un monasterio cerca ele Antioqußa seguia dogmatizan .
do, y siempre con pertinacia , Juan de Antioqußa pidií que se
alejase de alii é Nestorio, y el emperador le desterrí é Pe-
tra, en la Arabia -y despees al desierto de Oasis en Egipto,
donde murií miserable y pertinaz en sus errores .
Es preciso notar que Juan de Antioqußa y sus obispos
nunca declararon orto,loxa la doctrina (le Notorio ; pero les
parecßa que la que habßa pronunciado S . Cirilo contra Ál ( án
sus anatemas , y despues en cl concilio de Alejandrßa en el
. Cuando S . Cirilo es-
allo (le 43e, no era tampoco ortodoxa
plicí sos anatemas y satisfizo é sus acusadores, reconocieron
su ortodoxia . Y † por quÁ no hizo lo mismo Nestorio cuando
le exhortaba Juan de Antioqußa é que lo verificase?
Muchos partidarios de Nestorio no fueron mas díciles
que su maestro : proscriptos por el emperador se retiraron é
la Mesopotamia y é la Persia, y fundaron iglesias cisméticas .
Antes que consi .lercmos el nestoriamisrno en este nuevo es-
tado, es preciso examinar si la doctrina ele Nestorio era ver-
daderamente herÁtica, í si solo fue condenado por una mala
inteligencia .
II . El nestorianismo es una verdadera hcregia . Los pro-
testantes, defensores natos de todos los errores y de todos los
bereges, hicieron lo posible por justificar é Nestorio . Dije
NES
49
ron que este hombre habla pecado nias bien en las espreslo,
tres clue en el fondo ele su creencia : que no refutaba el tß-
tulo de nt(tdre de Dios, sino por dos abusos que podiau se-
guirse : clue esta pretendida hercgia tßo hubiera hecho tanto
ruido sin el caracter fogoso, revoltoso, ambicioso ar-
rogante de S . C1"I1"10 . que este Patriarca de Alejandrßa se
condujo loor orgullo }- envidia contra Nestorio y (nutra
Juan de Antioqußa, oras bien (lue por celo en favor de la
religion : (,'tic su doctrinas era mucho nieno s ortuduxa (lue la
ele 5u contrario . Sostuvieron clue el concilio ele E'lcso habia
obrado cu este negocio contra todas las reglas de la ju ticia ;
y habßa condenado é Nestorio sin oßrle . Lutcro, printer au .
toi, de esta acusacion , atrajo é su partido la niultitud de pro-
testantes que le siguieron, como Bayle, Tasnae(, Saut-in, Le
Clerc, La Croze, &c, Mas moderado Moshcim, vituperí igual-
mente é Nestorio y é S . Cirilo ; pero su traductor lo Ilea:í
muy é mal : disculpa é Nestorio, y atribuye toda la culpa al
Patriarca de Alejaudnia .
Eu el art . S. Cirilo hemos justificado é este santo Padre,
Á hicimos ver que tuvo justos motivos para hacer lo que hi-
zo . Sus acusadores pasan cn si!encio muchos hechos esencia-
les cou el din de hacer odiosa su t oll iucta . No hablan de las
razones clue tuvo S . Cirilo para entrar en disputa cou Nesto-
rio, ui (le las cartas moderadas que le escribií , ni de las iti-
juriosas respuestas con cine Nestorio le contestí, tri de ~u
condeuacion prouuuciada ( , il Roma cou vista (le sus propios
escritos, ni de la invitacion de su amigo Juan de Antioqußa
para que se explicase antes (le verificarse r.l concilio de Eleso,
'IL de la collusion que S. Cirilo rabia tecibido del lapa para
presidir itlnel concilio, ni ele la paz que se concluyí tres anos
despue s entre este Padre y los orientales que abandonaron é
Nestorio . Mosheiut desprecií la historia del n('storittrtisnw pu-
Llicada por cl padre Doucin ; pero este historiador tomí todas
T031 . v'11 . 7

So NES
sus pruebas de Tillemont, que cira todos los hechos y todas las
piezas originales, 117em ., tom . 14, pég . 307 y sig .
En el art. Lfeso hemos probado que el concilio que se
celebrí en el allo de 431 procedií segun todas las leyes ecle-
siésticas : que Nestorio se resistií tercamente é comparecer en
el concilio, y aun é oir las invitaciones (le sus amigos : que
su doctrina era muy conocida de los obispos por sus propios
escritos, por sus sermones , y por las conferencias que Ba-
bia tenido en Efeso con los mismos Padres del concilio : que
la detention estudiada de Juan de Antioquóa y (le sus colegas
no constituye ninguna presuncion contra la decision del con-
ciiio, porque ninguno de ellos se atrevií nunca é sostener
que la doctrina de Nestorio era ortodoxa .
Finalmente, en el artóculo Madre de Dios hicimos ver que
este tótulo que damos é Nuestra Seßora es conforme é la sa-
grada Escritura , que este fue cl lenguage de los antiguos Pa-
dres, y que no puede (lar motivo é ningun abuso, é no ser que
por malicia se le dÁ una interpretaeion siniestra .
RÁstanos probar que el error de Nestorio era una verda-
dera heregia, muy perniciosa, contraria é la sagrada Escritu-
ra y al dogma de la divinidad de Jesucristo . En el evangelio
de S. Juaiz, cap . i , v . f y 14 , se dice que el Verbo Dios se
hizo carne . El angel dice é Maria : eel santo que naceré (le
tó seré llamado í seré hijo (le Dios ." Evang. de S. Luc . cap . 3,
v. 15 . En la Epist . é los roman . cap . 1 , v . 3 , slice S . Pablo
que el hijo de Dios nacií de la sangre de David segun la car-
ne . En la Epist . é los galat . cap . 4, v. 4, dice que Dios en-
vií é su hijo hecho de una muger . factum ex mul l ere . S. Ig-
nacio, discópulo de los Apístoles, en su carta é los efesios, ná -
mero 7, dice que nuestro seßor Jesucristo es Dios existente
en el hombre, que es de Maróa y de Dios, nám . 13, y clue
Jesucristo nuestro Dios fue concebido en el seno de Maróa .
Seguir este lenguage apostílico, es preciso confesar que
NES St
la persona Divina, el Verbo Dios, el Dios hijo, nacií de Ma ..
róa, y que Maróa es su verdadera madre ; í admitir en Jesu-
cristo clos personas divina y humana, (le las cuales la segun †
da nacií (te Maróa, y no la primera . En este caso no subsis-
ten eu Jesucristo en unidad personal las clos naturalezas di-
vina y humana, y la union de las mismas no es hipostcitica ni
sustancial . Solo puede haber entre las clos personas una union
espiritual, una ialLabitucion, una conformidad de voluntades,
de afectos y de operaciones , como entre el Espóritu Santo y
Maróa cuando descendií sobre ella en el dia de la Anuncia-
eion . En esta hipítesis no se puede decir con verdad que Je-
sucristo es Dios, asó como no se puede decir (le su Santósima
Madre por el descenso ciel Espóritu Santo . Jesucristo no seróa
un hombre Dios ni un Dios hombre, sino solamente un hom-
bre unido con Dios ; y en este caso no liabria encarnacion en
Jesucristo, asó como tampoco la hubo en la Virgen Santósima
en virtud (le su union con el Espóritu Santo .
Aunque in-al teílogo, bien lo conocií Nestorio cuando
el presbótero Anastasio predicí desde el pálpito, ‡que nadie
llamase é Maróa Madre de Dios , que Maróa era una mugen,
y que Dios no podia nacer de ninguna criatura ." Nestorio con .
Pesí ambas proposiciones y sostuvo igualmente una que otra
en sus escritos, aßadiendo : fs yo no llamarÁ nunca Dios é un
niˆto de dos í tres fueses ." Evagrio Iuist . Eccles . lib . i, cap, a .
Dicen que repitií estas mismas palabras en una conferencia
que tuvo en Efeso con algunos obispos : Sícrates, lib . 7, ca-
pótulo 34 . Por eso se vií precisado é confesar dos Cristos, el
u no hijo de Dios, y el otro hijo de Maróa . Vicente (le Lerins,
Commonit . ca n . i 7.
Mario Mercador conserví muchos sermones de Nestorio ;
y en el segundo que predicí para sostener su error, dice que
no se debe decir que Dios y el Verbo nacieron de la Virgen,
ni murieron, sino solamente que el Verbo estaba unido con

52 NES
el que nacié y murié. Tillemont ibid ., píg . 316 y 317 . En
otro sostiene que el Verbo no habla nacido (le Maria, sino qne
habitaba y estaba inseparablemente unido con el hijo de Ma-
róa, píg . 318 . Lo mismo dice eu el sermon 7 .ß que envié í
S . Cirilo, corno desafiíndole, p.-,g . 338 . En los que dirigié al
Papa S . Celestino decia que sin inconveniente admitirla la es-
presion Madre de Dios con tal clue no se creyese que el Ver-
bo habla nacido de la Virgen, porque dice, nadie puede cu-
gendrar al que ya existia . Eu una carta al mismo Papa se la-
mentaba ele los que atribuian al Verbo encarnado las debili-
dades de la naturaleza humana . En el primero de los anate-
mas que opuso í los de S . Cirilo, escomulga í los que dijesen
que Manuel es el Verbo de Dios, y que la Virgen es Madre
del Verbo . E r el cuarto, í los que dijesen que el Verbo des-
pues de haberse unido con el hombre es un solo hijo de Dios
por naturaleza . En el sÁptimo sostiene que el hombre nacido
ele la Virgen no es el unigÁnito del Padre, sino que solamen-
te recibe este nombre por participacion, por haberse unido
con el hijo ánico . Eu el dÁcimo sostiene que no es el Verbo
Eterno nuestro Pontófice, que se ofrecié por nosotros, pígi-
na 343, 3†4 y 369, &c . Esta union que admitia entre el Ver-
bo y el hijo de Maria, era solo (le habitaeiou , de poder y cóe
magestad, &c . ; pero jamas quiso admitir una union /Lipostcó .
tica o sustancial : y segun Ál, no se puede decir que Dios en-
vié al Verbo, }ríg . 367 y i68 .
Esto es lo que escandalizé í los fieles (le Constantinopla,
lo que fue condenado en Roma, y refutado por S . Cirilo, Ma-
rio Mercador y otros, incluso Teodoreto ; esto es !o que fue
condenado por el concilio de Efeso, y despues por el de Cal-
cedonia . Nestorio nunca quiso retractar una sola palabra, y
nosotros preguntamos í sus apologistas si entre estas proposi-
ciones hay una que sea susceptible ele sentido catélico, y que
no sea contraria í la sagrada Escritura .
NES 53
Aun cuando no tuviÁramos las obras originales de Nes-
torio, †pudieran persuadirnos de que los Papas, S . Celestino
y S. Leon, los concilios de Roma, de Efeso y de Calcedonia,
y Basta los niisnio . a m i,os ele Nestorio, corno Juan ele Antio
guóa, Teodoreto, ibas, obispo de Edesa, &c ., que despues ele
Furber presumido de su catolicidad al fin le abandonaron í su
obstinacion , nada comprendieron ele su doctrina, é la inter-
pretaron real, igualmente que S . Cirilo ?
Veremos despues que la doctrina que hoy profesan los
nestorianos es la rnisina clue la que errseiraba el Patriarca (le
Constantinopla : estos sectarios siempre veneraron í Nestorio,
í Teodoro de Mops : :esta, y í Diédoro de Tat-sa, corlo sus tres
principales maestros .
Los apologistas de Nestorio dicen que se puede abusar del
tótulo de Madre de Dios, que Nestorio solamente le refutaba
porque le parecóa favorecer la heregóa de Apolinar . Pero tarn-
bien se puede abusar de los pasages ele la sagrada Escritura que
hemos citado, y que son los mismos de que abusaba el herege
Apolinar en apoyo de sus errores . Sostenia que el Verbo Divino
habia tomado un cuerpo humano y una alma ; pero privada de
entendimiento humano, y que la presencia del Verbo Divino
suplia la falta del entendimiento . Algunos de sus discópulosen-
senaban que el Verbo Divino habla tomado un cuerpo sin al-
ma, porque S. Juan dice que el Verbo se hizo carne, y S . Pablo,
que el hijo de Dios fue hecho de la sangre de David segun la
carne, sin hacer mencion del alma humana . No hay ningu-
na prueba de que los Apolinaristas se hubiesen valido nun-
ca del tótulo de Illadre de Dios para apoyar su opinion .
En esto vemos claramente la ignorancia é mala fÁ de
Nestorio, que trataba í sus adversarios ele arrianos y de apo-
linaristas ; el mismo era el que caóa en el error de los arrianos,
porque se seguóa de su doctrina que Jesucristo no es Dios
real y sustancialmente, y que en Ál la humanidad no estaba

54 NES
unida sustancialmente con la divinidad sino moralmente . La
verdadera razor ele la terquedad ele este heresiarca es, clue
estaba imbuido en los errores de Teodoro ele Mopsuesta y de
Diédoro (le Tarso . Tam!tien se declaraba contra los que atri-
bulan al Verbo encarnado las debilidades ele la naturaleza hu-
mana, y í Jesucristo hombre los atributos ele la divinidad . Ti,
llemont, ibid, píg . ?43 y 344 .
Si tuviese razors Nestorio, los Apéstoles se hubieran equi-
vocado en decir que el Hijo ele Dios habla nacido de una iuu_
ger, clue nacié de la sangre (le David, que la sangre del hijo
de Dios nos purga ele nuestros pecados : 1 . ` epist . ele S. Juma,
cap . r, v . 7 : que el Verbo se hizo carne, &c . Estas son .las
debilidades de la naturaleza humana que se atribuyen al
Hijo ele Dios y al Verbo encarnado .
Juan ele Antioquóa, amigo de Nestorio, tenia mucho fun-
damento para representarle que hacia mal en refutar el tótulo
ele Madre de Dios, que babian usado los Padres, que espre-
saba la fß ele la Iglesia, y que nadie hasta entonces habia re-
probado : qne si refutaba el sentido ele esta palabra, caóa en
un gravósimo error, y estaba espuesto í destruir enteramen-
te el misterio de la Encarnacion . Tillemont ibid, píg . 354 y
355 ; pero Nestorio no queróa que nadie le aconsejase .
Es muy de notar que nosotros veamos í los protestantes
mas é menos propensos í justificar í Nestorio, segun son
mas é menos inclinados al socinianismo . Muchos teélogos an-
glicanos convienen sin dificultad en que Nestorio fue justa-
mente condenado . Moshcim, como luterano , vitupera igual-
mente í Nestorio y í S . Cirilo, pero su traductor, corno calvi-
nista, absuelve í Nestorio, y condena í S . Cirilo atril.anvßn-
dole todos los males que resultaron del nestorianisnio . Tal es
el modo ele pensar de los socinianos .
Ricardo Simon acusé í S . Juan Criséstomo de haber ha-
blado de Jesucristo corro Nestorio . Pero Mr . Bussuet en sn
NES o5
pefensa de la tradicion y de los Padres, lib . 4, cap . 3, justi -
fica completamente í S . Juan Criséstomo, y lace ver que, se-
gun Nestorio y Teodoro de Mopsuesta, su maestro, Jesucristo
solo era Dios por adopcion y por representation .
lll . Estado del nestorianismo dcspucs del concilio de
Efeso . El sabio Asemaui describié con exactitud su historia
en su Biblioteca oriental, tom . 4, cap . 4 y siguientes . Ya lie-
mos notado que despucs ele la condenacion de Nestorio en
este concilio no faltaron í su doctrina tercos defensores, sin-
gularmente en la diécesis de Constantinopla y en las cercanóas
de la Mesopotamia . Proscriptos por los emperadores, se refu-
giaron en la Persia, y fueron protegidos en calidad ele trans-
fugas, descontentos con su soberano . Un tal Bat-sunias, obis-
po de Nisibe, llegé por su crßdito en la corte ele Persia í es-
tablecer el nestorianismo en varios paises de este reino . Los
nestorianos para entender sus doctrinas tradugeron al siriaco,
í la lengua (le los persas y de los armenios, las obras de Teo-
doro de Mupsueesta, fun l.tron muchas Iglesias, establecieron
una cßlebre escuela en Edesa, y despucs en Nisibe ; y celebra-
ron muchos concilios en Scleucia y en Ctesifoute : erigieron
un patriarca, í quien dieron el nombre ele cat >lico ; y su resi-
dencia se establecié primero en Saleucia y despues en Mozul .
Estos sectarios se dieron el nombre de cristianos orienta-
les, porque muchos ( t e sus obispos vinieron del patriarcado de
A.ptioquóa, que se llamaba diécesis (le Oriente, é porque que-
rian persuadir í lo, domas que su doctrina era el antiguo
cristianismo de los orientales, é bien porque se estendieron
hícia el Oriente rias que ninguna otra secta cristiana . Pero
despues se hicieron mas conocidos con el nombre (le caldeos,
y muchas veces han desechado el de nestorianos . Cuando los
discópulos de Mahoma sujetaron la Persia en el siglo VII, to-
leraron con mas gusto í los nestorianos que í los catélicos, y
les dieron nias libertad para el ejercicio de su religion .

56 N E S
lay pruebas positivas de que liécia el aío de 535 hablan
llevado ya su doctrina hasta la India y las costas c!e Malabar .
Cosine ludicopleustes, que era nestoriano, en su topografia
cristicen~i describe el estado en clue estaban los mieuibros de
esta secta sujetos al catolico ó patriarea(le la Persia . Lit el si-
gßo vil: en larou misioneros é la China, quienes hicieron allÁ
grandes progresos ; y aseguran que el cristianismo que estable-
cieron cn la Claina, subsistió en aquel imperio hasta el si-
glo xiii . Aun conservan Iglesias en Sainarcauda y en otros pai-
ses de la Tartaria . Veremos cn otra parte en quá tiempo fue
d .~sterrado de estas regiones el nestoriani.snto, y que hace mi-
eho cprr principió ii decaer : I,i ignorancia y la miseria de sus
pastores le reclugeron casi é la nada . Váase Tértaros.
L i principal cucstion entre nosotros y los protestantes,
se reduce é saber cuél fue y cn il es la creencia de estos iies-
torianos ó caldeos, separados de la Iglesia católica hace ya
reas de i aoo anos . Es constante, dice el Ab . Rcnaudot,
clue los nestoriauos tienen aun en nuestros dias la misma
erecnci_a que Nestorio, respecto é la Encarnacion . Sostie-
nen que Dios y hombre no son en Jesucristo la misma per-
sona : qne el uno es lii jo de Dios , y el ot ro 11 i jo de MarÁa :
clue asÁ MarÁa no debe ser llamada 7'T i irc de Dios, sino
Madre de Cristo : clue cl Verbo de Dins bajó é unirse cota
Jesucristo en cl inouiento en que fue bautizado : asÁ, se-
gur ellos, la union de la divinidad y de la humanidad en
Jesucristo no es sust :uicial, es solamente una union de vo-
lnutad, ele operation, ele benevolencia, }† de comunicacion
ele poder, & .-. Dicen espresauiente que lia\ eri JeSnc†r iSto
dus personas y dos naturalezas unidas por la operaeion v la
voluntad . Esro no soli) se prueba por las obras de muehob de
Sus teólogos, sino tanibieui por las de lus jacubitas uirlclii-
tas, que combat) run é lus nestoriauos, \ les airiiiu \eu co-
iiiun :neiaL esta doctrina . Por eso los m ahonaetanos los tole-
NES 57
raron con mas 1 cilida 1 en la Pcr ;ia cinc é los otros Cristia-
nos, Porque el mood( , con que se csplican hablando de Je .
sucristo, se conforma con lo clue ele ál mismo dice Mahoma
en su Alcorau, y muchos nestoriauos citaron en su favor las
palabras ele este falso profeta, con énimo de agradar é los
mahometanos . Pcrhet . ele la Foi, tom . 4, lib . 1 , c,apÁr . 5 .
Veremos despees clue Asemani conf rma este cuadro en su
-Pibliot . oriental, tour. 3 y 4 .
A pesar de estas pruebas trata AToslie †i ui ele disculparlos . En
su Ilist . Teles . del siglo v, part . z, cap . 5, 13 ; dice qne en
muchos concilios ele Seleucia declararon los nestoriauos, `‡que
habla en el Salvador del mundo clos hipostasis ó personas,
de las cuales una era divina, y otra liurn .ina, é saber, el
hombre Jesus : que estos dos no teman utas que un solo aspec-
to, n wa :v : que la union entre el hijo de Dios y el hijo del
liornbre no era union de naturaleza ó ele persona, sino .ola-
meute ele voluntad y afecto : clue por lo mismo es preciso clis-
tinenir é C- 1 to de l:ios que hahitaha en ál corno cri sn templo,
y llamar é MarÁa madre de Cristo, y no madre de Dios ." Esto
esté bleui claro, y es jestanieute la doctrina que hemos visto
sostenida por el uiisuio Nestorio . Es falso, por Iras que lo
asegure Moshcini, que los nestoriauos variaron la doctrina de
su iraaestro en este pauto .
Pero en su hist . ciel siglo Zj'r , seee . 3, part. i, cap. 2,
S 15, trata de disctalparlos . `' Es verdad, (lice, clue los cal-
deos atribuyen dos naturalezas y dos personas Á Jesucristo ;
peco corrigen la dureza ele esta espresion aÁi,tdiendo que estas
naturalezas y personas estan unidas ele tal modo, que no tie-
nen rias que min solo aspecto (barsojia) ." Esta palabra signi-
fica lo iirisnl0 que la griega PFóoro~tav, y la latina persona :
por lo cual se vá que por dos parsonas entienden solamente
dos naturalezas.
Sin tener que acudir al testimonio ele los autores sirios
TORIO Vii . d

S8 NES
antiguos é modernos, ni í las pruebas del Ab . Renandot , es
evidente que 11lozheim se cegé í só mismo, é quiso en-
ganar í los denlas . 1i . ß Esta esplicacion no puede convenirse
con 1as decisiones ele los concilios ele Seleucia que Ál misrno
cita . 2 .ß Resultarla de este paliativo clue segun los nestoria .
nos hay en Jesucristo clos naturalezas y clos personas : este
absurdo es demasiado grande . 3 .ß Convenimos en que la pa-
labra griega ef,crwr v y la latina persona en su signification
primitiva no significan la persona en el sentido teolégico,
sino pcrsonn~e, caractcr, aspecto y apariencia esterior, y que
los nestoróalros toman la - palabra barsopa en este áltimo sen-
tido . Asó su doctrina es que bay en Jesucristo clos naturale-
zas y dos pcrscnas, é dos natur- alezas sub-istentcs cada una
ele por si y en só misma, í saber Dios y el lrcntbre ; pero que
estan unidas de tal modo que no resulta mas que un solo
personage , un solo y ánico caractcr, -' una sola apariencia
personal ele Jesucristo, porque en Ál las voluntades, los sen-
timientos, los afectos y las operaciones de la divinidad y de la
humanidad estar siempre en la teas perfecta armonóa .
Estc se~utido es herÁtico, y es el que siempre sostuvo Nes-
torio . El dogma -,télico es que hay en Jesucristo dos natu-
ralezas divina y humana, y una sola persona : que la natu-
raleza humana no sul)si~te en Jesucristo con subsistencia
propia, sino por la persona del Verbo, t quien estí unida
sustancialtnrunte, de modo que en Jesucristo no hay tina per-
sona u mama, sino solamente una persona divina ; de lo
contrario, no pudiera llamarse Dios-Icombre, ni hombre-Dios ;
ni podróa decirse que el Ver bo se hizo carne, que el hijo de
Dios nacié de una Vórgen, que murié, y que nos redimié
con su sangre, &c . Por trtuclta sutileza que haya, no se Ile-
garí nunca í conciliar el error ele los nestorianos, ni su len-
guaje con el ele la Sagrada Escritura,
A†adc Moslicirn grec para gloria inmortal de los ncsto-
NES 5q
róanos son los ánicos cristianos de oriente que evitaron esa
multitud de o‡-piniones y ele prícticas supersticiosas que in-
staron las iglesias `riega y latina .
Sin embargo, los acusan, t .ß ele enseriar, congo los grie-
;os cismatlcos, que el Espóritu Santo procede ciel Padre, y
no ciel IIi jo : 2 .ß de clue creen que las almas son criadas an-
tes que los cuerpos, y de clue niegan el pecado original,
corno Teodoro ele Mopsuesta : 3 .ß ele que pretenden que la
recompensa de los santos en el cielo, y el castigo de los con-
denados en el infierno se difieren hasta el dia ciel juicio uni-
versal : y que Basta entonces las almas de unos y otros estan
en un estado de insensiljilidad : 4 .ß ele que piensan , como los
orientales,, que acabarín aigun dia los tormentos de los con-
denados . Seróa de desear para 'Maria inmortal, ele los nesto-
rianos, que BIosheim los hubiese justificado sobre alguno
ele estos artóculos .
Quisiera, como los otros protestantes, persuadirnos de
que loi nestori.auos nunca tuvieron la misma creencia que la
Iglesia Romana, en orden í los siete Sacramentos, la presen-
cia real ele Jesucristo en la Eucaristóa, la transustanciacion,
el cultode los santos, y la oracion por los muertos, &c .;
pero el Ab . Renaudot en el tona . 4 ele ‡a Perpetuidad de la
f Á ; Asemani, en su Ribliot . orient ., toga. 3 , part . 2 ; y el
P. Le Brun en su Esplic . de las room . tic lct Ifaisct, tom . 6,
prueban lo contrario con tótulos innegables, í que nada tu-
vieron que, oponer los protestantes .
Cuando se separaron los nestorianos ele la Iglesia Catéli-
ca, llevaron consigo la liturgia de la iglesia de C onstantino-
pla, traducida al siriaco, y continuan usíndola ett sus igle-
sias . A1 presente tienen tres : la primera que llaman la litur-
gia de los Apéstoles, parece mas antigua que la heregóa ele
Nestorio ; la segunda es la de Teodoro ele 1~Iopsuesta ; y la
tercera la del mismo Nestorio . Esta es la ánica en que in-

6o NES
trodujeron sn error sobre la encarnacicn ; 'a otras dos son
ortodoxas, y en ellas se halla , corno en las denlas liturgias
orientales, la espresion de la presencia real y. ele la transus-
tanciacion, la adoracion de la Eucaristéa, la conmemoracion
de la Virgen Santésima y de todos los santos, y la oracion por
los difuntos . Los ne .storiaraos han celebrado siempre en lert-
gua siriaca, y no en lengua vulgar, cri todos los paises don-
de han tenido iglesias, y admitieron siempre los mismos li-
bros de la Sagrada Escritura que les catílico, . De donde se
infiere que en el sido \7, cu-todo los nestorianos principia-
ron ó separarse de la Iglesia Rotnarta, todo el mundo creéa
y profesaba los mismos dogmas clue los protestantes reprue-
ban en la Iglesia Romana, como una doctrina nueva y des-
conocida ele toda la antigßedad . VÁase Liturgia .
Muchas veces se tratí de que los nestorianos renunciasen
su cisma . Eu el alto de i 3oá . Iu,ballahct, patriarca ele los
nestorianos, envií su profesion (le fÁ ortodoxa al Papa Rene-m
dicto X1 . En el sido XVI en tiempo de los Papas Julio 111
y Pio IV hizo lo mismo el Patriarca ncstoriano Juan Solaba :
su sucesor, llamarlo Ab~lissi, Abjeesu í Ehed jesu, vino ó Ro-
ma dos veces, hizo su abjuracion, envií stt profesion de fÁ
al concilio de Trento , recibií del Sumo Pontéfi--e el uso del
palio, y ó su vuelta ó la Siria trabají con mucho fruto en
la conversion de los cism_iticos .Era sabio en las lenguas orien-
tales, y escribií muchas obra= . Otro envií tambiert su pro-
fesion ele fÁ ó Paulo V ; pero dicen que sus diputados no fueron
sinceros en la esposicion ele su creencia , cine paliaron sus erro-
res, para aproximarse ó los catílicos, y q ue entendieron mal
el sentido de las espresiones (le sus (loctores . Asé lo piensa cl
Ab . Renaudot en su Perj_)et . de Ice fÁ , tom . 4jib . i, cap . 5 .
En la gaceta de Francia del 5 de junio de '771 , arté-
culo Ronza, se asegura que los dominicos, misioneros en
Asia, redujeron ó la unidad de la Iglesia al Patriarca cisn} óti-
NES 61
co ele los nestorianos, residente en 11loznl, y ó otros cinco
obispos ele la misma provincia . A fines del siglo pasado aun
habia en la Mesopotantia cuarenta nail nestorianos ; Estado
de la Iglcs . Rom . por el prelado Cerré, póg . 155 .
S †r nej rates conversiones no podéan ser clcl
agrado ele los
protestantes . Dice Moslscim que los misioneros van ó sembrar
ele intento el cisma y la discordia entre las sectas orientales,
para atraer despues por la sedrrccion ó uno de los partidos.
S .~gun Ál , el antecesor de Ebedjesu solo acudií ó Ronta para
conseguir ventajas contra su competidor, que le disputaba el
patriarcado . Pero :e sabe que no hay necesidad de la influen-
ci_i de los misioneros para que nazcan nuevas divisiones en
tre los cismóticos, porque no hay ninguna secta que no las
hubiese csperirncutado . Ehedjesu no (lií nin`un motivo para
dudar de la sinceridad ele su catolicismo, y muchos de sus
sucesores imitaron su conducta .
Sin embargo, sostiene 1lloshein7 que estas pretendidas
conversiones son por lo general interesadas y frégidas : que
no tienen mas motivo que la pobreza y la esperanza ele con-
seguir dinero ele la corte ele Raina para libertarse ele l as ve-
jaciones de los Mahometanos ; y que si llegan ó cesar las li-
beralidades del Papa, bien pronto se desvaneceró en estos
nuevos prosÁlitos el Catolicismo . No dudamos que muchos
obispos nestorianos diesen algue motivo para esta acusacion ;
pero no estó en los intereses ele los protestantes insistir sobre
la mala fÁ de unos hombres ó quienes hubieran deseado te-
ner por hermanos , y cuya doctrina desfiguraron para conci-
liarla con la suya . La inconstancia y el disimulo ele algunos
prosÁlitos no pueden perjudicar la pureza del celo de los mi-
sioneros y ele los Papas . Los mismos Apístoles hallaron alga .
nos hipícritas entre los que hablan convertido .
Aun se Lace mas odioso 111osheim, cuando dice cine la
corte de Roma y los misioneros se conforman fócilmente res-

62 NES
pecto al cristianismo ele aquellos pueblos : que como reco-
nozcan eu el estertor la juriscliccion del romano Pontéfice,
se les deja la libertad de conservar sus errores ele practicar
sus ritos, aunque muy opuestos í los de la Iglesia romana :
pura calumnia . óNo vimos í los sumos Pontéfices condenar
altamente los ritos ele Malabar, de la India y ele la China,
que juzgaron superticiosos ß perjudiciales, y prohibir vigo-
rosamente í los mi=ioneros que, los tolerasen ? Los misione-
ros franceses, espaÁoles, alemanes y portugueses no e .staii
asalariados por el Papa, y no tienen interás alguno en ha-
cerse reos de una prcvaricacioti . En cuanto í los ritos ino-
centes y de origen ntuy antiguo, ópor quá no los hablan de
conservar aunque sean distintos ele los ele la Iglesia roniaiia?
En este plinto se deja ver con toda claridad la obstina-
cion de lus protestantes : censuran agriamente el celo de los
misioneros portugueses porque quisieron reformarlo todo en-
tre los nestoriatzos del Malabar, y sustituir los ritos de la
Iglesia latina í los antiguos ritos ele las iglesias de la Siria ; y
al presente reprenden í los misioneros de la Mesopotamia,
quienes, mas ilustrados que los portugueses, no reforman
entre los nestorianos sino lo evidentemente malo . Se inclina-
ron í prodigar sus aplausos al celo ele los ncstoricrnos , que
llevaron el Evangelio y fundaron iglesias en la Tartaria y en
la China, y tratan ele hacer sospechosos í los misioneros ca-
tßlicos que toman í su cargo la misma empresa . Sin embar-
go, los Apßstoles nestoricznos en leo anos de misiones en la
Tartaria descuidaron un punto qne los protestantes tienen
por indispensable : no tradujeron la Sagrada Escritura en len-
gua tírtara, ni siquiera lo verificaron con el Nuevo Testa-
mento , y ftie preciso que este trabajo lo verificase un reli-
gioso franciscano et : el siglo xiv. ti áase Tírtaros .
Estos obstinados censores, ócuíndo dejarín de contrade-
cirse y de prestar armas í los incrádulos , solo por exhalar su
NES f3
bilis contra la Iglesia romana? Tampoco fueron atas equita-
tiVos hablando de los nestorianos del Malabar, que descri-
biendo los ele la Persia y ele la Mesopotoutia .
IV . Lstudo ciel ncstoz †i ccrzisnzo en las costas del
Jifa1ct-
lxtr . Cerca del acto t Soo, cuando los portugueses, despues ele
dublar el cabo ele Buena-Esperanza . penetraron hasta la In-
dia , quedaron admi ralos al ver allé num erosas poblaciones
ele cristianos ; y estos no se admiraron n .enos al ver llegar
unos estrangeros de su misma religion . Estos pueblos , clue se
llamaban cristianos de santo Tonzís, estaban esparcidos en
14oc lugares, y tenéan por ‡nico pastor í un obispo ‡ ar-
zobispo que les enviaba el Patriarca nestoriano de Babilo-
nia, ß nwas bien ele Mozul . Buscaron el apoyo de los portn-
gueses l~.n†a defenderse de las vejaciones de algunos préncipes
paganos que los oprimiau, y participaron í su Patriarca la
llevada de estos estrangeros como un suceso estt †a ordinario .
Estaban en la inteligencia clue su cristianismo subsistéa
desde el primer sido de la Iglesia, y ereian clue sus antepa-
sados hablan sido convertidos í la fá por el apßstol santo To-
mís, y que de ál tomaron sn nombre . En el art . Santo .To-
mc-is liaremos ver que esta tradicion no estí tan mal fundada
corno pretenderˆ algunos créticos , y que las otras razones í
que ([tosieron referir cl orégen del nombre de Cristianos de
santo Totncis son mucho menos probables .
D,a cualquier modo que sea , estos cristianos Malabares
eran nestort anos, y se puede creer que habéan sido atraédos í
esta lteregéa é fines del siglo v. Los portugueses llevaban con-
sigo muchos misioneros, y concibieron el proyecto de reu-
nirlos í la Iglesia catoltca, de la cual estaban separados hacia
nias ele icoo aÁos . Esta obra fue principiada por den Jnan
ele Albut †q uerque, primer arzobispo ele Coa , y continuada
el aÁo de 1599 por su sucesor don Alejo ele Mencses . Auxi-
liado por los jesuitas celebrß un concilio en ci lugar de Dianr-

64 NES
OBumper, en el cual se Hicieron meemos cénones y
ordenanzas para corregir los errores ele estos cristianos cis-
nriticos, reformar su liturgia y sus précticas, y coufcrtnarlos
con la doctrina y disciplina ele. la Iglesia catílica .
Escribií en portuguós la Izi torta de esta uaision Antonio
de Govea, religioso agustino, y trie traducida al francós, ó
impresa en 13rt .tsclas cl ano (le i beg con el siguiente tßtulo :
de 1'_F :3-lise Catholique,
Histoire Orientale cßes grands progrÁs
en la róduction eles anciens Chrcticris dits c/c S . Thonzas .
Govea los actisa de un gran nßunero de errores .
t .á Dice clue estar lamente adictos é la heregia de
Nestorio respecto é la Lncarnacion ; que no tienen atas ima-
(, en clue la Cruz, y que no la Honran muy religiosamente .
2 . á Aseguran que las ainsas ele los santos no v, , rén é Dios
hasta despees clef clia ciel juicio universal . 3 .á No admiten mas
que tres Sac ramcntos . el Bautismo el Orden y la Eucaristßa :
en MUC1sas de sus i` Irsias administran el Bautismo de una ma-
nera clue le Hace absolutamente nulo : por eso el Arzobispo
Meneses rebautizaba en secreto é los teas de los que se
coiivcrtian . No usan del oleo sagrado Dara cl Bautismo,
sino de oleo de nueces (le la India sin ninguna bendicion .
5 .á No conocen siquiera los nombres de la Confirtnacion y Es-
trernauncion , y tic practican la confesion auricular : sus libros
de los oficios estén llenos ele errores . 6 .á Para la consagracion
usan ele pastelitos atrasados con aceite y sal, y en lugar (le vino
sisan de agua, en que lßan tenido uvas pasas en infusion . Para
vez dicen misa, y no se creen oLligados é asistir é ella los do-
inirigos. 7 .á No guardan la edad que se requiere para los sa-
grados írdenes, .y suelen Hacerse presbßteros é la edad ( l e i5
í de 2o a†os ; los sacerdotes se casan anti con Viudas, y hasta
clos í tres veces : no ic<,stunilirail é rezar por el Breviario pri .
vadamente, y se contentan con rezar en alta voz en la iglesia .
8 .á Tienen iiiuchßsiino respeto al Patriarca catílico Nestoria-
NES 65
no de Babilonia ; y no quieren que se nombre al Papa en
9u
Liturgia . Muchas veces no tienen cura ni vicario, y entonces
el lego mas antiguo es quien preside sus reuniones, &e.
No deja (le haber motivo para presumir que esta lista de
errores esté demasiado cargada, y que Govea tuvo por defec-
to y abusos todo lo que no estaba acostumbrado é ver
. Des-
pues que los teílogos catílicos aprendieron é conocer mejor
las diferentes sectas de los cristianos orientales, singularmen-
te é los sirios, sean nestoriaros, jacobitas , nielciiitas í maro-
nitas ; despees que compararon sus liturgias y sus ritos, y con-
sultaron sus libros religiosos, conocieron que los portugue-
ses condenaron eu los nestorianos ciel Malabar muchas cosas
inocentes, y muchos ritos que nunca habla reprobado eu las
otras sectas la iglesia Romana : y que si no se hubiesen
empe†ado en querer reformarlo todo, hubieran conseguido
mas facilmente reconciliar estos cisméticos con la iglesia .
Ln cuanto é los errores sobre el dogma, Asemani, le-
jos (le contradecir é Govea , atribuye tambien otros é los nes-
torianos (le Persia en su Biblioteca oriental, tom . 3, p:ßg . 695 .
O:niten, dice, en la liturgia las palabras ele la consagracion,
ofrecen un pastel é la Virgen Santßsima , `- creen que viene
é ól su cuerpo : miran la sefial ele la Cruz corlo un sacramento
Algunos ense†aron que las penas ciel infierno terminarian al-
gun dßa : colocan las almas de los santos en el paraßso terres-
tre, y aseguran que las almas nada sienten separadas de los
cuerpos . El a†o ele 596 definií uno de sus concilios que Adan
no habla sido criado inmortal, y que su pecado no pasí é sus
descendientes, &c .
La Croze, celoso protestante, escribií de intento su His .
torta del cristianismo de las Indias con énimo de hacer odio-
sa la conducta del Arzobispo de Goa y de los misioneros por-
: no deja ele sacar alguna ventaja ele las acusaciones
tugueses
vial fundadas algunas veces de Govea : sostiene que los cris-
tronio wit . 9

66 NES
tianos de Santo Tomas tenias la misma creencia que los pro-
testantes ; que no admitian, como ellos, tuas que clos sacra-
mentos, el Bautismo y la Cena, que negaban espresamente la
presencia real y la transustanciacion ; que aborrecian el culto
de los santos y de las imégenes : que ignoraban la doctrina del
purgatorio, y refutaban las pretendidas tradiciones y los abu-
sos que introdujo la iglesia Romana en los íltimos siglos, &c .
Aseniani en su Bibliot . Orient ., tom . 4, cap. 7, ó 13, refuta
victoriosamente la obra de La Croze, y le convence de doce ß
trece errores capitales .
Para ilustrar los hechos y saber lo que debia sostenerse,
fue preciso consultar unos tÁtulos mas autánticos que las rela-
ciones de los portugueses, que fueron la Liturgia y les otros
libros de los nestorianos , asÁ del Malabar como de la Persia,
(le donde sacaban sus obispos . Esto es lo que verificaron el
Abad Renludot, Asemani y el P . Le Brun , demostrando que
La Croze habia tratado de enga†ar é los ciernas con la mayor
groserÁa . En el tom . 6 del P . Le Brun se puede ver la Litur-
gia de los nestorianos del Malabar, segun estaba antes de las
correcciones que mandß hacer en ella el Arzobispo de Goa :
este escritor la confrontß con las otras Liturgias nestorianas
queliabia impreso el Abad Renaudot, yque fueron entregadas
por los nestorianos ele la Persia . De ellas resulta que unos y
otros creyeron siempre y creÁan aun la presencia real de Je-
sucristo en la EucaristÁa y la transustanciacion ; que muchos
de ellos admiten siete sacramentos como la Iglesia Romana, y
que en su 'Ti sa hacen contnemoracion ele los santos, ruegan
por los muertos , &c . Los lectores poco ilustrados, que se de-
jaron seducir por el tono de confianza con que escribe La Cro-
ze, deben salir de su error .
Aun cuando nos viáramos en la precision de referirnos é
Govea, todavÁa es evidente que la creencia ele los nestoria-
nos malabares era muy opuesta é la de los protestantes . ‡Creen
NES
67
estos , como los malabares, que hay dos personas en Jesucris-
to, y que los santos no verén é Dios hasta despues del dia
del juicio? Los malabares miraron siempre al Orden como nit
sacramento, y aunque no esperasen la edad que prescriben
los cénones, Govea no los acusa de haber administrado los
sagrados ßrdenes de una manera invélida ß nula . No dice eu
quá consistia la nulidad de su bautismo, y jamas se dudß del
que administran los nestorianos, persas ß sirios .
Su fá respecto é la EucaristÁa, se prueba por su liturgia ;
y Govea no los acusa sobre este punto . Si mezclaban aceite y
sal con el pan destinado para la consagracion, alegaban razones
mÁsticas, y este abuso no anulaba el sacramento . Aunque el
jugo de las uvas pasas en la infusion del agua fuese una materia
muy dudosa, no se resistieron é usar del vino de los portu-
gueses . No decian misa sino el domingo, ni se creÁan rigo-
rosatnente obligados é oirla ; pero la miraban como un ver,]a-
dero sacrificio , y no la aborrecian como los protestantes . Des-
cuidaban mucho de la confesion ; pero creÁan en la eficacia
ele la absolucion de los sacerdotes, y por consiguiente en el
sacramento de la Penitencia : por lo tanto no hay en ellos cal-
vinismo.
No daban é la Virgen , é los santos y é la cruz un culto
tan visible y tan frecuente como los catßlicos ; pero tampoco
condenaban este culto como supersticioso . No tenian image-
ves en sus iglesias , porque estaban ro leados ele paganos idß-
latras y de pagodas ; ‡,~e sigue (le aquÁ que miraban como ido-
latrÁa el culto de las imégenes? El concilio de Trento cuando
declarß que es loable el uso de las irnagei .es, no decide que
sea de absoluta necesidad .
Estos cristianos estaban sujetos al Patriarca nestoriano de
Mozul, y no al Papa, é quien ni siquiera conocian . Luego
adruitian una cabeza espiritual y una gerarclnia ; no sostenian
pues corno los protestantes que toda autoridad eclesiéstica es

fig NES
una tiranéa . Siempre celebraron el oficio divino en siriaco,
idioma para ellos estrangero, y nunca le celebraron en len-
gua vulgar . Observaban religiosamente la abstinencia y el
ayuno de la cuaresma : sus Obispos no eran casados, y sicrn-
pre estimaron y respetaron la prole ion religiosa . íDónde
estß pues su protestantismo?
Si los portugueses hubiesen conservado la posesion del
Malabar, es muy probable que todos aquellos cristianos se-
rian hoy verdaderos católicos : pero desde que los holandeses
se apoderaron ele aquellos paises , favorecieron ß los cismß-
ticos, y no tomaron interÁs por el fruto de las misiones . Mr.
Anquetil recorrió aquel pais en el aáo de 1753, y encontró
las iglesias del Malabar divididas en tres porciones , tina de
católicos del rito latino, otra de católicos del rito siriaco, y
otra de sirios cismßticos . Esta es la menos numerosa ; y de
doscientos mil cristianos solo hay cincuenta mil cismßticos .
El P . le Brun y la Croze no publicaron la historia de
estas Iglesias hasta el a†o de 1663, en cuya Ápoca conquis-
taron los holandeses la Cochinchina . Mr . Anquetil en su dis-
curso preliminar del Zend-Avesta, pßg . 179, la continuó
hasta el ario (le 1758, y nos dice, que en el (le 1685 los
malabares cismßticos recibieron (le Siria con aprobacion ele
los holandeses dos Arzobispos ‡onsecutivos, un Obispo y un
Monge, que todos eran sirios jacobitas ;, y que estos sem-
braron sus errores entre aquellos cristianos ignorantes, de
nodo que los desgraciados despues de haber sido nestoria .
nos ruas de niˆˆ a†os , se hicieron jacobitas ó eutiquianos sin
saberlo, ß pesar de la oposicion esencial que hay entre estas
dos heregéas . La Croze no lo ignoraba, aunque no se acuerda
(le asegurarlo . El ario de 1758 tenéan por Arzobispo un calo-
gero ó umonge sirio muy ignorante, y un Corepéscopo de la
misma religion algo mas instruido . Este hizo ver ß Mr . An-
quetil las liturgias siriacas, y le dejó copiar las palabras de
NIC 69
la consagracion , despues le (lió su profesion de la fÁ jaco-
bita eu el mismo idioma . Zend-‰vcsta, tom . 1 , pßg . 165 .
Por la cadena de los hechos que acabamos de esponer,
se -vÁ que los protestantes faltaron ß la verdad en todo lo que
escribieron del nestorianismo . Lo disfrazaron y justificaron
muy mal en su origen, en los progresos que hizo (lespues del
concilio (le Efeso, y en su Šltimo estado entre los malabares
ó cristianos ele Santo Tomßs ; y coronaron su infidelidad con
las calumnias que vomitaron contra los misioneros de la Igle-
sia romana . `= De cualquier modo, decia S . Pablo, que Jesu-
cristo sea anunciado, ya por un verdadero celo, ya por en-
vidia, o ya por otro motivo, me lleno de regocijo y me re-
gocijarÁ siempre . Ehist . ß los ftlip. cap . i, v . 18 y 19 . No es
este el espéritu ele los protestantes : ellos no quieren predicar
ß Jesucristo entre los infieles, y se incomodan porque los
católicos hacen conversiones . VÁase Misiones.
NICEA . Ciudad de Bitinia en que fueron celebrados dos
concilios generales . El primero se verificó en el a†o 325, con
acuerdo del emperador Constantine, para terminar la disputa
de Arrio, Presbétero de Alejandréa sobre la divinidad del
Verbo :se reunieron en este concilio 31 8 Obispos de diferentes
partes del imperio romano, y asistió tambieu un Obispo de
Persia y otro de la Escitia .
Arrio ense†aba que el Hijo de Dios era una criatura de
naturaleza ó esencia inferior ß la del Eterno Padre, y fue
condenado en este concilio, en el cual se decidió que Dios
Hijo, es consustancial al Padre : la profesiun de fÁ de este
concilio, que se llama el Sémbolo de Nicea, hace aun en
nuestt'os Bias parte (le la liturgia (le la Iglesia . Diez y siete
Obispos ciel partido de Arrio rehusaron al principio suscribir
ß su condenacion y ß la decision del concilio : doce (le ellos
se sometieron algunos dias despues, y ultimamente no que .
daron mas que dos que fueron en compa†éa de Arrio (lester-

7o NIC
rados por c1 emperador. Pero despues encontré este heresiar=
ca muchos partidarios clue turbaron la paz de la Iglesia por
mucho tiempo con disputas, sediciones y violencias í due re-
currieron para hacer que prevaleciesen sus errores . Vóase
drrianismo .
Este mismo concilio determiné que se celebrase la pascua
en toda la Iglesia el domingo inmediato al dia 14 de la luna
ele marzo, como se hacßa ya en todo el Occidente ; y trabajé
por estinguir el cisma de los melecianos y el de los novacia-
nos . Vóanse estos dos artßculos . Finalmente, formé veinte cí-
nones de disciplina, que han sido recibidos y obserbados por
unanimidad .
Los orientales de las diferentes sectas conservan mayor
nßtmero de cínones, conocidos con el nombre de cínones
aríbigos del concilio de Nicea ; pero no hay uniformidad en
sus diferentes colecciones, porque unas contienen teas y otras
menos ; y hay muchos que fueron sacados de los concilios
posteriores al de Nicea. Renaudot, hist . des Patriarches d'
Alexandrie, píg . 7 r .
Hasta el siglo svi fue mirado este concilio como la asam-
blea mas respetable que hubo en la Iglesia : en la historia
que de ól nos escribe Tillemont en sus memorices, ton). 6,
píg . 034, se vó que los tuas (le los Obispos que asistieron í
este concilio eran muy venerables, no solo por su capacidad
y sus virtudes, sino tambien por la gloria ele haber confesa-
(lo muchos de ellos í Jesucristo en las persecuciones, y las
cicatrices que llevaban en sus cuerpos . Pero desde eltie los
socinianos renovaron el arrianismo, formaron el mayor inte-
res en hacer sospechosa la (lecision (le este concilio : le han
representado como una asainblea (le Obispos, entre quienes
los mas estaban imbuid ,, s corno sus predecesores de la filoso-
fßa (le Platon ; que no fueron superiores í Arrio, sino por-
que fueron Inas en la disputa, y que inventaron palabras y
NIC 71
espresiones que no se hallan eu la Sagrada Escritura . Los
protestantes , cuyos geles Lutero y Calvino no eran ortodoxos
aohre la Trinidad, y que por otra parte tenias interós en dis-
minuir la autoridad de los concilios generales, hablan de ellos
casi en el mismo tono . Los incródulos, copiantes de los unos
y de los otros, juzgaron que antes ciel concilio de Nicca no
era un artßculo de fó la divinidad del Verbo , que este dogma
fue inventado para honor del clero , y por su interós, y clue
solo prevalecié en la iglesia por la autoridad de Constantino .
hist. ciel Socin.. part. i , cap . 3 .
Sin embargo, segun la narracion de los autores contem-
poríneos de Eusebio (muy favorable por otra parte al parti-
do de Arrio), (le Sécrates, de Sozomeno y de Teodoreto, no
eran los obispos los clue argÁian fundíndose en ideas filoséfi-
cas, sino Arrio : cuando vomité sus blasfemias en presencia
del concilio, los obispos se taparon los oidos con indignacion
por no oirlas, y se contentaron con oponerle la sagrada Es-
critura , la tradition y la creencia universal de la Iglesia . En
el art . Divinidad de Jesucristo hicimos ver que este dogma
se funda en testimonios muy claros y muy espresos (le la sa-
grada Escritura, en cl lenguage constante y uniforme ele los
PP. d e los tres primeros siglos, en la liturgia y en las oracio-
nes de la Iglesia, y en la ßntegra constituciou del cristianis .
mo ; y que si este dogma fundamental fuese falso , toda nues-
tra religion serßa tambien falsa y absurda . Esto se demuestra
por la cadena ele desatinos y errores que los sociuianos se vie .
ron en la necesidad (le enseáar ; pues en el hecho de haber
cesado de creer la divinidad ele Jesucristo, su sistema se con-
virtié en un puro deismo .
No sabemos en quó se fundé Moslicim para decir que an-
tes de la heregßa de Arrio y del concilio de Nicea no se ha-
bia fijado la doctrina de la Iglesia respecto í las tres personas
de la Santßsima Trinidad, que nada se habia prescrito a la fe

72 NIC
ele los cristianos sobre este artéculo , y que los doctore, de la
Iglesia estaban divididos en opiniones sobre esta materia, tin
que nadie se hubiese escandalizado . Hist . Eccl . du quatrieme
siecle part . 2,eap . 5, S 9
. La doctrina catílica, respecto ó la Sari .
tésinia Trinidad , estaba C ja desde los Apístoles por la forma
del Bautismo, por el culto supremo tributado sin distincion
alguna ó las tres personas divinas, y por los anatemas fulmi-
nados contra diferentes hereges . Cerinto, Carpícrates, los Ebio-
nitas, Teodoto el Curtidor, Arteras y Artemon, Praxeas, los
Noeciauos, Berilo ele Bistres, Sabelio, Pablo de Samosata y
otros, habéan negado , unos la divinidad de Jesucristo, otros
la distincion (le las tres personas divinas, y todos habian sido
condenados . S . Dionisio (le Alejandréa y el concilio que cele-
brí contra Sabeli en el ario ele jib r ; el ele Roma en tiempo de
Sixto II en el de 257 ; los ele Antioquéa contra Pablo (le Sa-
mosata los alios ele 264 y 269 , establecieron la misma doc-
trina que cl concilio de 1Vicea : en este conocieron los Padres
que no podiau variar en nada la doctrina de la Iglesia . Tal es
el escudo que opusieron ó los Arrianos S . Anastasio y los de-
mas doctores . Asé , pues, el puntillo de honor, el interßs , el
espéritu de contradiction y el calor de la disputa, nada pu-
. Vßase
dieron influir en la decision de los Padres de Meca
Sémbolo .
La prueba de que esta fue siempre la fß ele la Iglesia, es
que la doctrina de este concilio fue recibida sin contestacion
ni esensa en todo el imperio romano en los sénodos que sobre
este objeto celebraron los obispos, y basta en las Indias y
entre los b rbaros donde Rabia algunos cristianos . Asé lo ase-
guraba S . Atanasio presidiendo un concilio de go obispos del
Egipto y de la Libia en el aÁo de 36y . Epéstola Episcoporurn
- gypti, &c . ad Aros Op . tone- r, part . a, póg, 89 t y 4cj 2 . Ya
en el aÁo ele 363 Rabia escrito al emperador Joviano ; <,Sabed,
religioso emperador, que esta áß se predicí en todos tiempos,
NIC 73
que fue la que profesaron los Padres de Nicea, y estó con-
firmad,r por el sufragio †_1e todas las iglesias del mundo cristia-
no ; obran los testim on ios el, nuestro poder : Ibid, póg
. 781 . Es ‡,
te Padre Rabia recorrido en sus destierros casi todo el imperio
y podia saberlo mucho mejor clue los escritores clef siglo
XVIII .
El mismo Eusebio ele Cesarca , ó besar ele su decidida pro-
pension ó favorecer el partido (le los Arrianos, protestaba ó los
ele su diícesis, al en-, larles la decision del concilio de Nicea,
que esta habéa sido siempre su creencia, y que asé la babia re-
cibido de los obispos, sus predecesores . En S . Atanasio, to-
mo i , póg . 236 , y en Sícrates .Mist . Eccles . 111) . r, cap
. 8.
La autoridad de Constantine toda influyí eu la decision
del concilio ele Nicea : dejí ó los obispos en plena libertad
de discutir la cuestion y d . decidirla seguir juzgasen mas con-
veniente : el recelo de desagradar al emperador no intirnidí ó
los partidarios de Arrio, porque muchos no quisieron firmar
su condenacion . De,pues los emperadores Constauzo y Valente
seducidos por los Arrianos usaron ele violencia para Tracer que -
se reformase la decision del concilio de Nicea ;
pero los em-
peradores catílicos no usaron de ninguna violencia para que
prevaleciese la doctrina de la iglesia .
Hablando Mosheini de los cónones y disciplina estableci-
dos en este concilio, (lice clue los Padres de 1Vicca estaban
casi resueltos ó imponer al clero el yugo de nu celibato l'er-
pßtuo, y que los separí (le esto Pafnucio, uno de los obis-
pos (le la Tebaida ; y su traductor llama ó esta ley del celi-
bato una ley contra la natitroleza, siglo Iv, part . 2, cap . 5,
S 12 . Los protestantes alborotaron mucho con este lieclio ; pero
estó muy mal presentado . Seguu Sícrates, lib . I , cap . i t , y
Sozonieno lib. i, cap. 23, los Padres de Nicea querian man-
dar ó los obispos, presbéteros y dióconos que se habéan ca-
sado antes de su or .leuacion, se separasen ele sus mugeres ‡
Pafnucio, aunque cßlibe, representí que esta ley era dema-
TOMO VII . Io
 NIC
siac_lo dora y estaba sujeta é muchos inconvenientes ; que bas-
taba que se atuviesen é la tradicion (le la iglesia, segur la cual
los que habian sido promovidos é los sagrados írdenes antes
de haberse casado, debian renunciar el matrimonio .
En efecto, el primer cénon del concilio de Neocesarea, ce .
legrado en el aóo ele 3ß4 í 315, mandaba deponer al sacer-
(lote que se bubiese casado destines de su ordenacion, y el
cénon 27 de los Apístoles solo perniitia casarse é los lectores
y cantores . Tal era la tra licion antigua de la iglesia . Pero é
los protestantes que la tenÁan por una icy contra la natura-
leza, les plugo suponer que el concilio de Nicea habia,deja-
do é todos los clárigos sin distincion la libertad ele casarse .
\'áal~e CeliLato.
El segundo concilio de Nicea, sáptimo general , fue
celebrado en el aóo de 787 contra los iconoclastas : ,asis-
tieron é ál 377 obispos del oriente con los legados del Papa
Adriano .
Se sabe que los emperadores Leon Iséurico, Constantino
Copríuimo y Leon IV se habÁan declarado contra el culto de
las imégenes, mandando despedazarlas, y enfureciándose con
el mayor rigor contra los que permanecian adictos é este
culto. Constantino Coprínirno reunií en el at†o de 754 un
concilio en Constantinopla, y en ál hizo condenar el culto y
el uso de las imégenes, apoyando esta decision con sus leyes .
En el reinado de la emperatriz Irene, viuda de Leon IV, que
gobernaba el imperio en nombre ele su hijoConstantino Por-
firogeneto, menor de edad , se celebrí el concilio de Nicea
para teformar los decretos del de Constantinopla y restable-
cer el culto de las imégenes . Los mas ele los obispos que ha-
bian asistido y suscribieron é los decretos de Constantinopla,
se retractaron en Nicca .
AllÁ se decidií que se debia dar é las imégenes de Jesu-
cristo , ele nuestra SeÁniora , (le los éngeles y de los santos, la
NIC 75
salutacion y adíraeion de honor, auurlue no verdadera lcztrm,
qne solo conviene é la naturaleza divina ; porque el Honor
que tributarnos é una imég‡n se dirige al original, y el due
adora una iutagen, adora el sugeto é quien representa
que esta fue la doctrina ele los santos Padres, y la tradition
ele la Iglesia Catílica esparcida por todo el mundo . En las
cartas que escribií el concilio al tmpeta lor y al clero ele
C>ta tanti Copla, esplica la palabra adoracion, y Hace ver que
ad ~rczr y sczlu .d,u' son los palabras siníutirnas en el lenguaje
de la Sagrada Escritura .
Esta decisi ~n euvia,la por el Papa A lriano é Carlo Mago
y é los obispos ele las Gaulas sufrií mitrabas dificultades y
contradicciones que ya liemos esplicado en el artÁculo Imcigen .
Pacil es de concebir que los protestantes , enemigos de-
clarados del culto de las iut .:Ágenes, no han dejado ele d ecla-
m.ir contra el concilio de Nicea : trataron (le atribuir é sus
de . retos toda la odiosidad le los crÁmenes que habia co-
m etido la emperatriz frene . En este concilio dicen se ab ro .
garou las leyes imperiales respecto é la nueva idolatrÁa : se
anularon los decretos del concilio (le Constantinopla : se res-
tablecií el culto (le las imégenes y (le la cruz ; y se decreta-
ron severos castigos contra los que sostuviesen que Dios
era el ˆnico objeto de una adoracion religiosa : no se pue-
cle imaginar una cosa mas ridÁcula ni mas trivial que los
argumentos en que fundaron sus decretos los Padres ele este
concilio . Los romanos empero los tuvieron por sagrados, y
los g riegos miraran congo parriciÁlas y traidores é los que
no quisieron someterse é ellos . Mosheim, Dist . Ecles . si-
glo vttt , Dart . 2, ca P . 3,
‰ 13 .
En el artÁculo imíÁgen hicimos ver que el culto clue se
les dé en la lgglesi .t Catílica no es un nuevo uso ni una ido-
latrÁa : e=ta caliÁic .con tam Poco es ele Mosheim , sino ele su
traductor . liemos demostrado que en todas las lenguas es

76 NIC
equévoca la palabra adorar, que lo mismo significa el culto
tributado í Dios que el honor que se di í las criaturas ; que
le usan los autores sa grados y los escritores eclesiísticos ni-
diferentemente para estos dos objetos : y por consiguiente,
f.
es ridéculo el empeóarse en con fundir el culto dado í las
imígenes con el culto que se dí í Dios solo porque se ex-
presan con una misma palabra . Un argumento clue solo se
funda en una pura equivocation no es rias que una pue-
rilidad .
La reunion ele los obispos en Constantinopla el ario
de 754 no merece cl rompre ele concilio : no tuvo parte
en ella el gefe ele la Iglesia ; al contrario , la reconociß por
una asamblea cismítica que no fue mas que un acto de des-
potismo ele Constantino Coprßnimo , con cuya autoridad se
hizo todo ; los obispos, sul_~yugados por el terror, no se atre-
vieron í resistirle : asé pidieron perdon de su falta en el con-
cilio ele Nicea . Tampoco es cierto, por mas que diga Mos-
hcim, que los griegos miran este conciliíbulo de Constanti-
nopla como el sÁptimo general , prefiriÁndole al de Ni ceci .
Los griegos, aunque cismíticos, no siguen las opiniones de los
iconoclastas, ni las de los protestante s .
Tambien es falso que se decretaron severos castigos con-
tra los que sostuviesen que Dios es el ánico objeto de una
adoracion religiosa . El concilio de Nicea distingue espresa-
mente la adoracion :religiosa propia y rigurosa, ß la verdadera
latréa que se debe solo Dios, del simple honor, llamado
impropiamente aclorctctoiz, que damos í las imígenes, cuyo
culto es puramente relativo, y que se refiere al objeto que
representan . VÁase Adorcacion, culta .
Las razones en que fundaron sus decisiones los PP . ele
Nicea no son ridéculas ni triviales : se apoyaron principal-
mente en la tradition constante y universal de la Iglesia : se
leyeron en pleno concilio los testimonios de los doctores anti-
NIC
77
gas os, y se refutaron una por una las falsas razones que ee
habian alelado en el conciliíbulo ele Constantinopla , y son
las mismas que las clue alegan en el dia los protestantes .
Es falo que tratasen de parricidas y traidores í los que
rehusaron obedecer las decisiones del concilio (le Niccct, ß
que se enfurecieron contra ellos : nosotros no vemos en la his-
toria uingoln suplicio ejecutado con este motivo . El concilio
no decretß reas pena que la deposition contra obispos y clÁ-
rigos, y la excomunion contra los legos : los emperadores
Leon Isíurico, Canstantino Coprßnimo y Leon IV, derrama-
ron torrentes de sangre por abolir el culto de las imígenes,
y ejercieron crueldades inauditas contra los que no quisieron
imitar su impiedad . El mismo MToslreim lo confiesa, y no se
atreve í condenar con tanta desverg†enza como su traduc-
tor, la conducta de los Papas que se opusieron con todas sus
fuerzas al furor frenÁtico ele estos tres emperadores . Jamas
usaron los catßlicos contra los teereges ele las mismas cruel-
dades que ejercieren estos contra los ortodoxos cuando tuvie-
ron oca oor .
NICIIO . Eu la iglesia romana se dí este nombre ‡ un
pequeóo trono adornado con molduras doradas ß cortinas
preciosas clue rematan en una cápula ß dos el , en el cual se
coloca el Santésimo Sacramento, un crucifijo, una inií-en de
nuestra Seóora ß de un Santo .
Es muy indecoroso, por no decir mas, el comparar el
uso de llevar en procesion estos objetos devotos con la cos .
tumbre ele los idßlatras antiguos y modernos que llevaban
tambien en procesion sobre nichos ß andas las estítuas de sus
dioses, ß los sémbolos de su culto . Sin embargo, se atrevie-
ron í hacer esta comparacion en muchos diccionarios . ˆAcaso
quieren insinuar con esto que el culto que nosotros damos í
la Sagrada Eucaristéa ß í los santos, es de la misma especie ;
y no menos absurdo que el que daban los paganos í sus édo-

G
NIC
lo-? Alil vcce :, liemos refutado este paral e l o injurio o, siem-
pre repetido por los incrédulos y protestantes . Los pretendi-
(los dioses ciel paganismo eran unos seres imaginarios ; los
teas ole sus simulacros eran unos objetos escandalosos , y las
prícticas de su culto eran puerilidades o infamias . Jesucristo,
Dios y !hombre, presente realmente en la Eucaristóa , merece
sin duda nuestras adoraciones ; y las itníg,'nes ole los Santos
son m, cho 11, 3,1S re petables clue las ole los héores, porque nos
representalr rnocle :lo_~ de virtud, yen los honores clue les tribu-
tamos l] .vla se vé ele ri .lic,tlo, ole indecente, ni de escandalo-
so . bréase Culto, Idolatróa', Inzdgen, Santo, &c .
N[CODEJMUS . Doctor judóo, clue fue ole noche í encon-
trar í J ; sucristo para instruirse : Maestro , le (lijo, vernos
(lire Dios te lia enviado para enseóiar : un hombre no seróa ca-
paz de hacer lus milagros clue tél !laces sin (lue Dios estu-
viese con éL" Tv(uig . ole S. Juan, cap . 3, v. i . late testimo-
nio ,Ludo al Salvador por uno (le los principales doctores (le
la Siu_t`oga no po .lia dejar de desagradar í los incrédulo y
de debilitarle . Di(-, n que el discurso dirigdio í Ni-
tr_ttaron de
co .lcmus por Jesucristo es ininteligible : que no le confiesa
claramen`c su divinidad , y clue parece quo Jesucristo no
lr tblß con sLis oyentes sino para tenderles un lazo y meterlos
en el error .
A pesar de todo, su discurso nos parece muy inteligi-
ble y muy sabio . Jesus advierte í este doctor que nade pue-
de entrar en el reino (le Dios si no recibe nn nuevo naci-
miento por el agua y el Espóritu Santo ; esta era una invita-
tion para clue Nlcodc/mtßs recibiese el bautismo . Compara
este nuevo nacimiento con los efectos de! viento, cuyo ruido
se oye sin saber (le donde viene : asó, dice el Salvador, se vé
en e! bautizado una mutacion, cuya causa es invisible , y
consiste en vivir segun el espóritu y no sept}n la carne . AÁade
clue el testimonio de esta verdad es fidedigno, porque él bajß
NIC 79
del cielo í anunciarla í los hombres ; pero atraque bajß del
cielo, slice en el v . 13 que él estí en cl ciclo ; y nosotros
pcegniltanros í los socianianos, á cßmo pudo ser que el ! .lijo
del hombre habiendo bajado del cielo estuviese sin enll,argo
en cl cielo sin que fuese Dios y hombre?
"Dios, contin†a el Salvador, amß ole tal manera al mun-
do, que le cito su Hijo unigénito para que todo el que crea
en él no perezca, sino que consiga la vida eterna . No enviß
su Iiijo para juzgar el mundo, sino para salvarle ." áPodio
Jesu ‡r isto revelar mas claramente í Nicodemus su divinidad,
que declaríndole clue era tan real y verdaderamente !lijo de
Dios como hijo del hombre? Si no hubiera sido Dios, ápu-
diera salvar el mundo? Es cierto ademas que los doctores ju .
(lóos tomaban rigorosamente la palabra hijo de Dios, y que
estaban convencidos por los orículos de los prolctas (le que
el Mesóas debia ser Dios . Véase -Divinidad (le Jesucristo .
Ha y un evangelio apßcrifo que llevaba el nombre Ni-.
codernus, y era una historia de la pasion y resurreccion de
Jesucristo ; pero no principiß í publicarse hasta el siglo iv,
y se dice al fin de él que le Babia encontrado el emperador
Teodosio : antes de aquel tiempo no se habia oódo hablar de
semejante evangelio ; asó no se hizo caso de el . Era conocida-
mente una narracion sacada ole los cuatro evangelistas por un
autor ignorante, que le aÁadiß circunstancias imaginarias
.
Fabricii , Codcx f1pocryp1áus Nov . Tcstam . , píg. 2'4- N<' es
cierto que este evangelio fuese lo mismo que las actas de Pi-
latos, de que hablan los antiguos . Véase Pilotos .
NICOLAII'AS . Nombre ole una de las sectas mas anti-
guas, (le la cual habla S . Juan en el .4p?calipsis, cap . 2,
v. 6 y 15, sin decirnos cuíles eran sus errores . Se_-nu S. Ire-
neo, adv . IJarcs ., lib . i, cap . 26 , tuvieron su origen de Ni-
colís . uno de los siete diíconos ele la Iglesia ole Jerusalen
nombrados por los Apßstoles, Hech . Apost .,,cap. 7, v. 5 ;

g~ NIC
pero los antiguos no convienen en el motivo (étic produjo es-
ta heregía . Unos dicen que se habla casado con una jóven
muy hermosa, que no tuvo aliento para vivir separado de ella,
que se volvió ß su compaÁía despees de Haber prouietido la
continencia, y que por esta razon trató de paliar su falta con
mßximas escandalosas . Otros dicen que estaba acusado de ce-
los y de una pasion escesiva hßcia esta routier, y que para
desterrar sus sospechas la condujo ß presencia de los Apósto-
les, y ofreció cederla al que quisiese casarse con ella : así lo
refiere S . Clemente de Alejandría, Strom ., lib. 3, cap . 4,
pßg . 5z :z y 523 : aÁade que Nicolßs era muy casto, y que sus
hijas vivieron en la continencia, aunque no faltaron honi-
hres corrompidos que abusasen de una de sus mßximas, ß
saber, que es preciso c_jercitar la carne, en lo que cqueria
decir que debemos inortiíicarla y sujetarla . Muchos piensan
(In,-- no son probables estos hechos, y que una secta de gnós-
ticos muy relajados trató de atribuir sus propios errores ß es-
te discípulo ele los Apóstoles para procurarse un orígen res-
petable .
De cualquier modo, S . Ireneo nos dice que los izicolceitcis
eran una secta (le gnósticos : que enseÁaban los mismos erro-
res que los cerintiacos, y que S . Juan los refutó al principio
ele su evangelio , Ade . h eer ., lib . 3, cap . i i . Uno de los
principales errores de Cerinto era el sostener que el Criador
ciel mundo no era el Dios supremo , sino un espíritu de una
naturaleza y de un poder inferior : que Cristo no era hijo
del Criador, sino un espíritu de un orden mas elevado que
habla descendido en Jesus, hijo del Criador, y que se Babia
separado de ál durante su pasion . Váase Cerirziianos . S. Ireneo
conviene ron los denlas Padres en atribuir ß los nicolaitas
las mßximas y la conducta ele los gnósticos mas licenciosos .
Váanse las Disertaciones de D . Massuet sobre S . Ireneo,
pßg. 66 y 67 .
NIG 81
Cocceyo, Hoffman, Vitringa y otros críticos protestantes
piensan que el nombre ele los nicolaitas se destinó para sig-
nificar una secta que nunca existió, clue en el Apocalipsis
este nombre significa en general los lionibres entregados ß la
relajacion y ß los placeres : que S. Ireneo y S . Clemente de
Alejandría , y otros antiguos Padres se engaitaron con falsas
relaciones . Moslieim en sus Discrtctc . sobre la Hist . .Eccles .,
torn . i, pßg. 395, refuta estos críticos temerarios, y hace ver
que no hay ninguna razon sólida Dara sospechar ciel testimo-
nio de los Padres antiguos , y que son frívolas todas las ob-
jecciones contra la existencia ele la secta ele los nicolaitas.
Reprende generalmente ß todos los que tratan de acusar ß los
Padres de credulidad , de imprudencia, de ignorancia , y (le
poca sinceridad : recela que este desprecio de unos hombres
tan respetables no clá margen ß los incrádulos para mirar
como fabulosa toda la historia de los primeros siglos (lea cris-
tianismo . Eu el (lia esperiwentamos lo rnuy fundado de este
recelo, y sería de desear que el mismo Mosheiui hubiese te-
nido presentes estas reflexiones al tiempo de escribir su his-
toria . Váase Padres (le Ici Iglesia .
Cerca ciel aÁo 852 , en tiempo ele Ludovico Plo, y en el
siglo xi, siendo Papa Urbano II, se llamaron nicolaitas los
sacerdotes, dißconos y subdißconos que pretendian que les
era lícito casarse, y vivian escandalosamente : fueron conde-
nados en el concilio de Plasencia en el allo de io3S . De Mar-
ca, tone . lo . Concil ., pßg . j g') .
NIGROMANCIA . Arte de interrogar ß los muertos para
saber lo futuro por medio de una ceremonia que se llama-
ba evocacion de los metnes . Dejemos ß los escritores de la his-
toria antigua el cuidado de hacer la descripcion ele esta cere-
monia supersticiosa ; y Iimitánionos ß indagar su origen y
manifestar sus perniciosas consecuencias, y la sabiduría de
las leyes que proscribieron este gánero de .divinacion .
TOINIO VII . 11

82 NIG
Entre los antiguos habia en los funerales un convite co-
mun, en el cual reunidos todos los parientes del difunto tra-
taban de sus buenas cualidades y de sus virtudes, mostrando
cada cual su sentimiento con légrimas y suspiros . Nada tiene
de estraí o que una, imagination acalorada con este objeto
hiciese delirar é muchos ele los asistentes, figuréndose clue
se les aparecia el difunto, conversaba con ellos, enseóién-
doles lo que deseaban saber , y clue estos delirios se to-
masen por una realidad . De semejantes visiones infirieron
que los muertos podian -, ßo lver é este mundo é tratar con
lo :, vivos , y clue se les podia obligar é ello repitiendo lo
que liabian hecho en sus funerales Á otras ceremonias se-
mejantes .
Con el tiempo hubo impostores que se preciaban de
que podian obligar é las anuas (le los muertos con pala-
, ecoccrcrorz , é que se apa-
:-mulas de
bras mégicas y algunas fá)
reciesen, y se presentasen é responder é las preguntas que
les haciau . No falt† quien les diese cr‡dito , porque los
1 suasion ; pero para profesar esta iumportaote verdad, no era
hombres se deciden con acilidad é creer lo que desean . No
fue dificil é los nigroménticos por medio de una linterna mé-
gica † de cualquiera otro modo hacer clue se apareciese en
medio de las tntieblas cualquiera f gira que se tenia por el
muerto con quien se quería hablar .
No cutiaremos en la cuestion sobre si nunca hubo mas
que artiticio en esta magia, si alguna vez cl demonio se mez-
cl† en ella para seducir é sus adoradores, † si Dios en castigo
de una curiosidad criminal permiti† clue se apareciese un
muerto real y verdaderamente, para que anunciase los decre-
tos de su justicia é los que habían querido consultarle : sobre
Algunos
este p u nto diremos alguna cosa en el art . Pitonisa .
autores esegt .nan que , segtin la creencia de los paganos, no
era el cuerpo ni el alma del muerto quien se aparecia, sino
su sombra, esto es, una sustancia inedia entre alma y cuerpo,
NIG 83
pero no lo prueban sino por congeturas, y no hacia una dis-
tincion tan sutil el vulgo de los paganos .
Por la ley ele Mois‡s se prohibía severamente é los judíos
interrogar é los muertos ; Dent . cap . 18, v. i i : hacer ofrendas
é los muertos, cap . 26, v. s4 : cortarse los cabellos † la barba
y hacerse incisiones eu seóial (le Into ; Levit . cap.
y 28 . Isaias condena é los que piden é los muertos1 9lo, yclue, 27
interesa é los vivos, cap . 8, v . tq, y é los que duermen so-
bre los sepulcros para tener sueˆos, cap . 65, v . 4 . Se sabe el
esceso ele las supersticiones que los paganos practicaban res-
pecto é los muertos, y las crueldades que ejercian basta con-
sigo mismos en un duelo insensato . Esta es la razor por-
que tenias los judíos por impuro al que tocaba algun ea-
cléver.
Es verdad que las costumbres absurdas de los paganos res-
pecto é los muertos , eran una prueba visible de su creencia
en orden é la inmortalidad del alma, y la propension de los
judíos é imitarlos demuestra que estaban en la misma per-
necesario imitar las costumbres insensatas ‡ itnpias de los pa-
ganos : bastaba conservar la préctica sencilla ‡ inocente de los
patriarcas, que daban é los muertos una honrosa sepultura,
y respetaban los sepulcros sin caer en ningun exceso .
Los reyes de Israel y de Judit que cayeron en la idolatría,
no dejaron de proteger todas las especies ele magia y de di-
vinacion, y por consiguiente la Nigromancia ; pero los reyes
piadosos tomaron é su cargo el proscribir estos des†rdenes y
castigar é los que las profesaban . Así obr† Saul eu el princi-
pio (le su reinado ; pero despues de haber infringido la ley
del Setóor en otras muchas cosas, fue tambien infiel , tratan-
do de consultar con el alma de Samuel . Lib . i de los Reyes,
cap ß 2,8, v. 8 . V‡ase Pitonisa. Cuando Josías subi† al trono,
empez† por el esterminio de los mégicos y adivinos, que se

84 NIG
hablan multiplicado en tiempo del impéo Manasís . Lib. 4 de
los Reyes, cap . 2 t , v . 6 : cap . 23 , y. 24 .
Es evidente que la Nigromancia era una de las especies
de Goecia ó mßgica negra y diabólica . Era una rebelion con-
tra la sabiduréa divina el querer saber la voluntad ele Dios y
las cosas que quiere ocultarnos, y querer restituir ß este mun-
do las almas que íl trasladó ß otro . Para conseguirlo no in-
vocaban los paganos ß las divinidades del cielo sitio ß los dio-
ses del infierno . La ceremonia de la evocation ele los creares,
segun la describe Lucano en su Farsalia lib . 6, v .668, es una
mezcla ele inmpiedad, ele demencia y de atrocidad que causa
horror . La fu ia, ß quien hace hablar el poeta para conseguir
de las divinidades infernales la ;restitution de nn alma ß su
respectivo cuerpo , se precia (le haber cometido unos créme-
nes de que no tiene idea el entendimiento humano .
Las ceremonias ele los nigromßnticos se hacéan regular-
mente por la noche en cavernas profundas y en sitios retira-
clos, y por esto solo se conoce ß cuantas ilusiones y crémenes
hodian dar lugar . El autor del libro de la Sabiduréa despees
de haber notado los abusos ele los sacrificios nocturnos, con-
cluye que la idolatréa fue el origen y el colmo ele todos los
recales, cap . 14, v. 23 y 2 7 .
Convertido Constantino, aun permitia que los paganos
consultasen ß sus augures con tal que lo hiciesen a la claridad
del dia, y que no tratasen de los negocios del imperio ni de la
vida del emperador ; pero no toleró la mßgia negra ni la Ni-
gronéancié . Cuando puso en libertad los presos en las fiestas
de la Pascua , esceptuó espresamente los nigromréiéticos, in
niorttéos vení ficrcs Cod .
Theod . 1 il) . tit . 38 , ley 3 .a Su hijo
9 ,
Constancio los condenó ß muerte: ley 5.:' Anciano Mar-
ibid .
celino, Mamertino y Libanio, paganos obstinados, fueron tan
ciegos que reprobaron esta severidad . El emperador Juliano
acusaba cnaliiciosamente ß los cristianos de una especie de Ni-
NIN 85
grornancia: suponéa que las vigilias en el sepulcro de los nuér .
tires teman por objeto el interrogar <z los inuertos, ó tener
delirios y sueÁos. S . Cirilo contra Juliano, lib . lo, pßg
. 339 .
sabia lo contrario, porque íl mismo Babia practicarlo
este culto antes de su apostaséa.
Las leyes de la Iglesia no fueron menos severas que las
de los cmp,'radores contra la magia y contra toda especie de
divinacion . El concilio de Laodicea y el cuarto de Cartago
prohibieron estos crémenes so pena de escomunion ; no ad-
mitian al bautismo ß los paganos clue los eolnetian , sino solo
con la promesa de abandonarlos [ara siempre . "Despucs del
Evangelio, dice Tertuliano, no hallareis en ninguna parte
astrólogos, encantadores, adivinos y mßgicos ß quienes no se
hubiese castigado ." De Idololat ., cap . g . Víase Bingham, Orig
Eccles ., lib . e 6, cap . 5, S 4.
Despucs de la irruption de los bßrbaros eu Occidente
volvieron ß renacer algunas supersticiones del paganismo ;
pero los obispos no cesaron de prohibirlas y de predicar ß los
fieles contra ellas, ya eu los concilios, ya tatnbien en sus Ins-
trucciones pastorales . Thicrs traití des superst ., lib . r,
cap . 3 y siguientes .
Como la religion nos enseiéa que las almas de los muertos
pueden estar detenidas en el purgatorio, el vulgo cree con
facilidad que estas almas que estau padeciendo pueden vol-
ver al mundo ß pedir oraciones, &c . Pero la Iglesia jaulas
autorizó semejante opinion , y no es digna ele crídito ningu-
na (le las historias publicadas sobre esta materia por unos
autores de demasiada credulidad . Jesucristo en lo que dijo ciel
rico avariento en el cap . 16 del Evang . de S. Lac ., v . 3o
y 31, parece que decide clue no se permite ß ningun muer-
to venirN ß conversar con los vivos .
NINOS DEL HORNO. En el l ib. d e Daniel , cap . 3, se
dice que Nabucodonosor mandó echar en un horno ardiendo

86 NIN
é tres jívenes hebreos, porque no quisieron adorar su esta-
tua de oro, y que se conservaron milagrosamente en medio
de las llamas , y salieron de ellas sanos e ilesos , y clue el rey,
asombrado de este prodigio, mandí que se publicase por
bando é todos los sóbditos ele su imperio .
La oracion y el céntico que pronunciaron dichos tres jí-
venes con este motivo, y que la Iglesia repite aun en nues-
tros Bias, no se hallan en el texto hebreo (le Daniel : fueron
sacados de la version de Teodocion y puestos en la Vulgata .
Pero estar en la traducion griega de Daniel por los Setenta,
que fue impresa en Roma el aßo de 1772 , y copiada en otro
tiempo de las Tetrap!as ele OrÁgenes . AsÁ no se puede dudar que
esta parte del cap . 3 se contenia en el original Hebreo . S . Ata-
nasio encarga é las vÁrgenes que digan este céntico por la ma-
ßana : S . Juan Crisístoma rsc pura que se canta en toda la
Iglesia ; y el cuarto concilio (le Toledo mandí que se cantase
todos los domingos, y en el oficio de los mértires . Bingham,
lib . 1 y , cap . 2 , á 6. tom . 6, p a ` . 47.
NINOS DEVORADOS POR LOS OSOS . V†ase ElÁseo.
NI‡OS EXPˆSITOS . La suerte de estas infelices vÁctimas
de la imcoutirnencia estaba en otro tiempo abandonada é los
seßores ele quienes eran propiedad los sitios eu que se halla-
ban ; pero el inter†s, que casi siempre prevalece é los senti-
mientos ele humanidad, hizo descuidar su conservation, y los
mas habrian perecido, sino hubiera venido en su auxilio el
Evangelio . U obispo y cabildo ele ParÁs fueron los primeros
en dar este ejemplo de caridad : destinaron tina casa cercana
é la Iglesia catedral para recibir estos finos, quienes al prin-
cipio se llamaron los lwOres nißos e .pésitos de Ntra . Seßora .
Carlos VI (l i í tambien testimonio tic esta buena obra , apli-
céndole nn legado en su testamento en el aßo 1536 ; y un de-
creto del parlamento del 13 de agosto de 15,5 2 condení é los
seßores é que contribuyesen é esta obra piadosa .
NIN
87
Por el celo de S . Vicente de Paul se encargaron las reli-
giosas ele la caridad , que acaba de instituir, (le los estableci-
ntientos ele esta especie . Destines de muchas traslaciones se
colocaron estos nißos frente al llotcldicu.., y se conserva en
la iglesia de nuestra Seßora el cepo en que se echan las li-
mosnas para un objeto tan caritativo . V†anse las li.r flcxioncs
sobre ParÁs por Mr . Jaillot, torn . i , pég . 96 y sib .
Eu muchas ciudades ciel reino hay tambien casas ele nißos
eap+Ásitos y religiosas del EspÁritu Santo, dedicadas é la edu-
cacion y crianza de estos nißos, clue es el objeto de su ins-
tituto.
Este celo no tiene ejemplo fuera ciel cristianismo , y solo
le imitan muy d†biln-rente las comuniones separadas ele la Igle-
sia romana, prueba infalible de que la polÁtica y la humanidad
no serén capaces de hacer nunca lo que inspira la religion .
Ella es quien nos hace conocer el precio de una criatura vi-
viente consagrada é Dios por el baut‰sino, mientras que en
la China dejan perecer treinta mil nißos c .lhísitos cada ario .
l)icccn clue estos asilos ele caridad ofrecen é los l ol)rcs un
medio y una tentation de d esembarazarse . d e sus nißos, y dis-
pensarse por este medio ele los deberes ele la naturaleza : pnc-
de ser . Ilabi†ndose depravado las costumbres hasta el esceso,
y llegado é sn colmo el libertinage en el estado clef uuctrimo-
nio, lo mismo que entre las personas lihres, Šcuéntos orilla-
res de nißos perecerÁan anualmente si no hubiese casas para
recibirlos, y manos caritativas prontas para reco`erlos? Aun
cuando para tail hubiese cien legÁtimos, abandonados por pa-
dres miserables í elesratuiralizados, es un mal mucho rias
pequeßo, que si estuviesen expuestos é perecer los nueve d†-
cirnos restantes . En este punto no se tata de elegir entre lo
bueno y lo mejor, sino ele preferir el real menor . Si se quieren
establecimientos (le cine no pueda abusar la malicia ele los
hombres, podemos asegurar sin riesgo que son imposibles.

é~ NOC
NIS A . Víase S. Gregorio .
NOAQUIDAS . Víase Noe.
NOBLES DAMAS . Religiosas ciel orden de S . Benito : tie-
nen en Venencia tres conventos compuestos de hijas de se-
nadores y de las primeras familias de la repólhlica . El prime-
ro de estos conventos fue fundado por los Dux de Venecia,
Angel y Justiniano Partipace aßo ele 8 19 .
NOCHE. Los antiguos hebreos dividian la noche en cua-
tro partes , que llamaban vigilias, y cada una duraba tres
horas ; la primera principiaba al ponerse el sol , y llegaba
hasta las 9 de la noche : la segunda hasta media noche : la
tercera hasta las 3 ele la maßana, y la cuarta hasta salir el sol .
Estas cuatro partes de la noche se llaman algunas veces en
la Sagrada Escritura la noche, la media noche, el canto ciel
gallo, y la maßana .
En sentido figurado la noche se toma por el tiempo de
afliccion y adversidad . en el Salm . iS, v . 3, se dice : "Pu-
sisteis ini corazon é prueba, y le visitasteis por la noche .Á
2 .á Por el tiempo ele la muerte . Hablando Jesucristo de só
nii ,~rno en el Evangelio de San Juan, cap . 9, v . 4, dice :
",Llega la noche, cuando nadie puede obrar . '> 3 .á Los hijos
de la noche son los gentiles, porque andan entre las tinieblas
de la ignorancia ; los hijos del dia o ele la luz son los cristia-
nos, perdue viven ilustrados por el Evangelio : "Nosotros no
somos, dice S . Pablo, hijos de la noche ." I . 3 Epist . é los tesalon .
cap . 5, v . 5 . hay tambien provincias eu que el pueblo, para
expresar el poco mírito ele un sugeto, dice que es la misma
noche .
En el cap, r a de S . plat ., v . 4o, dice Jesucristo : "Asó
como Jonés estuvo en el vientre de una ballena tres dias y
tres noches, asó tambien el hijo del hombre estaré tres dias
y tres noches en el seno de la tierra . " Esto no se verific†,
dicen los incrídulos, porque segun los evangelistas Jesucristo
NOC 89
solo estuvo en el sepulcro desde la tarde del viernes Basta la
maßana del domingo.
Respondernos é esta objecion que en el lenguaje comun y
ordinario de los hebreos, tres & as y tres noches np siempre
son tres espacios de 24 horas completas cada uno, sino un
espacio que comprende una parte del primer dia y otra parte
del tercero : asó en cl libro de Ester , ca‡' . 4, v, 16, se dice
que los judóos ayunaron tres dias y tres noches, y no ayuna-
ron mas que dos noches y un dia entero, porque en el ca-
pót . 5, v. i, se dice que Ester fue é ver al rey el tercer dia .
Víase la Sinopsis sobre S. Jilateo, cap . r 2 , v. 40 . Es escu-
sado buscar tanta precision y exactitud en las frases po-
pulares .
Los judóos bien percibieron el sentido de las palabras del
Salvador ; porque en el cap . 27, v. 63, dijeron é Pilatos :
"Tenemos presente que este impostor dijo antes de su muer-
te, yo resucitarí despues de tres dias : mandad pues que
guarden su sepulcro )casta el dia tercero ." En efecto, Jesu-
cristo habia dicho muchas veces que habla de resucitar al
tercer dia . Por lo mismo si hubiera tardado mas tiempo, los
judóos tendrian derecho é mandar que en la tarde del do-
mingo se retirasen los soldados que guardaban el sepulcro, y
é sostener que Jesus habia faltado é su palabra . Era necesario
que los guardias fuesen testigos de la resurreccion , para que
la incredulidad (le los judóos fuese inescusable . Las palabras
de Jesucristo no parecieron equóvocos é los judóos, y se veri-
ficaron de aquel modo que mas convenia para convencerlos .
NOCIONES EN DIOS . Tratando los te†logos del mis-
terio de la Santósima Trinidad ,llaman nociones las cualida-
des que convienen é cada una de las personas divinas , en
particular, y sirven para distinguirlas . Asó la paternidad y la
innascibilidad son las nociones distintivas de la primera per-
.,orta : la ,fliacion es el caracter distintivo de la segunda, y la
TOMO VII . 12

9o NOé
procesion í cspiracion pasiva conviene esclusivamente ó la
tercera . Vßase Trinidad.
Cono este misterio es incomprensible, y fue tan frecuen-
teniente atacado por los hereges , los teílogos se vieron en la
precision (le consagrar ciertas voces particulares, no para es-
plicarle, porque es inesplicable, sino para manifestar sin pe-
ligro de error lo que deben creer los fieles en este misterio .
NOCTURNO . Vßase lloras canínicas .
NOé. Cßlebre patriarca en la primera edad del mundo
por causa del diluvio universal, del que se salví con su fami-
lia , y porque fue el s,-guudo tronco ciel gßnero humano . Vßa-
se Diluvio. Sus primeros descendientes fueron llamados NocÁ-
quidas .
Los incrßdulos que tienen por un gran mßrito el hallar
que reprender en la Sagrada Escritura, proponen muchas
objeciones contra la historia (le este patriarca .
i .' Objccion . En el Gßnesis, cap . 8, v . 20, se slice que
Noß luego que salií del arca ofrecií un sacrificio al Seáor,
y que Dios le recibií en buen olor. Por esta expresion, dicen
nuestros censores, parece que Moisßs opinaba como los pa-
ganos, quienes pensaban que sus dioses se alimentaban con
el humo de las vÁctimas quemadas en honra suya, y que
este olor les era muy agradable. Este fue tambicn el sentir
de los antiguos Padres : creyeron que los dioses de los paga-
nos eran unos demonios hambrientos de este huno . Esta
opinion es contra la espiritualidad de Dios y de los óngeles,
injuriosa ó la Magestad divina, y es la que reina entre los
idílatras modernos . Por esta preocupacion se queman in-
ciensos y perfumes en honor de la divinidad .
Pero una metófora coman ó todas las lenguas no sir-
ve para fundar un argumento sílido : no se pueden atri-
buir ó los autores sagrados los errores de los gentiles, puesto
que profesaban unas verdades contrarias ó estos errores †
NOé 91
Moisßs y los profetas enseáan expresamente que Dios es un
espÁritu purÁsimo ; que estó presente en todas partes , que
no necesita ofrendas y vÁctimas, y que los sentimientos del
corazon constituyen el ‡nico culto cine le agrad .i. Gßnes .,
cap . 6, v . 3 : N‡nr ., call . 16, v . 22 : Salm .
15, Y` : Salaz . 49,
v . i 2 : IsaÁas, cap. t , v . I t : Icr'cm ., cap. 7, v . 22, Re . El
pasage ciel argumento solo significa que Dios aprecií el reco-
nocimiento y el respeto que Noß mauife tí en su sacrificio .
Vßase Sacrificio . Esto no tiene conexion alguna con los de-
lirios (le los paganos ; cuando los Padres arguyen contra ellos,
pedieron discurrir de un molo conforme ó las preocupa-
ciones del paganismo sin adoptarlas . Los mismos filísofos
opinaban que los demonios se complacian en los sacrificios :
asÁ lo enseáaron Luciano, Plutarco y Pot lirio : y no alean -
zamos por quß los Padres deberian combatirlo . Vßase De-
monio .
2 .2 En el cap . 9 del Gßnes ., v. io, dice Dios ó Noß :
`4 Quiero hacer ali .iilza con vosotros, con vuestra posteridad,
y con todos los animales ." Un filísofo moderno infiere de
estas palabras que la Sagrada Escritura supone en las bestias
una razor, porque Dios quiere hacer alianza con ellas, y
levanta su grito basta el cielo contra lo ridÁculo ele esta sen-
tencia . ˆCuóles fueron , dice, las condiciones? Que todos
los animales se devorasen unos ó otros, que se alimentasen
con nuestra sangre, y nosotros con la suya ; y que despues
de haberlos comido , nos exterminóramos con furor nosotros
mismos . Semejante pacto solo pudiera celebrarse cou el
diablo .
Para conocer lo absurdo de esta objecion, basta leer el
texto : "Voy, dice, ó hacer con vosotros una alianza en vir-
tud de la cual no destruirß mas las criaturas vivientes por las
aguas del diluvio ." En esta sentencia la palabra alianza sig-
nifica aquÁ lo mismo que promesa, y Dios en prueba de la

92 NOé
suya hace que aparezca en el cielo el arco iris . Nuevo mo .
tivo de censura .
"Notad, dice el filísofo, que el autor ele la historia no
dice puse, sino pondró, esto supone que en su opinion nunca
habia existido el arco, y que era un fenímeno sobrenatural .
Es bien estraßo elegir cabalmente la seßal de la lluvia en
confirmation ele que la tierra no volveria Á ser inundada .
Estraßo í no estraßo la promesa se verifica aun despues
de 4000 aßos . Moisós dice : puse mi arco en las nubes, y el
texto se tradujo asá por el samaritano y por las versiones
Árabe y siriaca ; los Setenta dicen : "pongo mi arco en las
nubes : asá la crática del filísofo es falsa por todos respetos .
Y †por quó un fenímeno natural no pudiera servir para
confirmar una verdad Á los hombres?
3.a En el mismo capátulo, v . i9 , se dice que toda la
tierra volvií Á poblarse por los tres hijos de Noó. Esto es
imposible, dicen nuestros filísofos modernos : doscientos í
trescientos aßos despues del diluvio habla en Egipto una po-
blacion tan crecida, que no eran capaces de contenerla
veinte mil ciudades . Lo mismo podia decirse proporcional-
mente de las otras regiones : †címo tres matrimonios pudie-
ron ciar de sá tanta poblacion ?
Responderemos Á esta pregunta cuando prueben la pre-
tendida poblacion del Egipto. Este reino no contiene en el
dia ii il ciudades, y quieren que hubiese veinte mil dos í
tres siglos despees del diluvio, El aire del Egipto siempre
fue muy mal sano por las inundaciones del Nilo y sus exce-
sivos calores ; aun era mas mal sano antes de hacer los tra-
bajos inmensos para abrir los canales, y el lago Moeris pa-
ra facilitar el desag‡e de los terrenos, y levantar las ciudades
sobre el nivel de las inundaciones ; los hombres siempre vi-
vieron menos allá que en ninguna otra parte . El Egipto
nunca estuvo poblado excesivamente sino en las fÁbulas .
N OE 93
Los incródulos no pudieron citar ningun monumento de
poblacion ni de industria humana anterior al diluvio . Eu
vano acudieron Á las historias y cronologáas de los chinos,
de los indios, de los egipcios, (le los caldeos y de los feni-
cios . En el dia estÁ demostrado que fijando la atencion en los
diferentes modos de calcular los tiempos estos pueblos, todos
se concilian, y casi resulta la misma ópoca, sin que ninguno
pueda pasar mas allÁ del diluvio . Vóase Mundo (Antig‡e-
dades del;) .
Dicen que la historia ele Noó adormecido y descu-
4
bierto en su tienda, la maldicion pronunciada contra Ca-
nsan en castigo ciel pecado de su padre Can, es una fÁbula
inventada por Moisós para autorizar Á los judáos para des-
pojar Á los cananeos y apoderarse ele su pais : que este casti-
go de los hijos por el crimen de sus padres, es contrario Á
todas las leyes de la justicia : que la posteridad de Can fue
tan numerosa como la (le sus h .errnanos, puesto que poblí
toda el ˆfrica .
Pero estos sabios cráticos no reflexionan que Moisós atri-
buye Á los descendientes de Jafet los mismos derechos sobre
los cananeos, que Á la posteridad de Sein, porque Noó suje-
tí Á Canaan Á los dos : Gónes., cap . 9, v . 25 : y los judáos des-
cendientes (le Sein no podian tener ninguna ventaja sobre
los de su hermano . Moisós les advierte que Dios prometií Á
sus padres que les darla la Palestina, y que castigarla Á los
cananeos, no por el crimen de Can, sino por sus propios de-
l i tos . Levit., ca p . 18, v . 2 5 : Deuter , ca p . 9, v . 4, &c. Les
prohibe volver al Egipto, y conservar odio contra los natu-
rales de aquel pais, aunque fuesen descendientes de Can .
Deuter ., cap . 17, v, 16 : cap . 23, V . 7 . Por lo demas, la mal-
dicion de Noó se reduce Á una prediction . Vóase Impre-
cacion .
La posteridad numerosa de Can nada prueba contra esta

94 NOE
porque no caéa sobre Can, sino sobre su hijo
prediccion ,
Cancan ; y Dios habéa bendecido í Canean al salir del arca :
Gents ., cap . 9, v . i . Si quieren tomarse el trabajo de leer la
Sinopsis de los créticos sobre el cap . I o ó la Biblia de Chais,
verín que la profecéa de Noß fue cumplida exactamente en
todos sus puntos .
Pero Ápor quß este Patriarca dice bendito sea el Seáor
Dios de Sein? Á no era tambien el Dios (le Can y de Jafet?
Lo era sin duda ; pero Noß preveéa cine el conocimiento y el
culto ciel verdadero Dios se extinguirian en la posteridad de
estos clos †ltimos, y se conservar ian en una rama considera-
ble de los descendientes de Sem, en Abrahan y en su posteri-
dad ; esta bendicion es relativa í la que Dios concedió í este
†ltimo cerca de 40o aáos despues . Gßnes ., cap . 12, v . 3, &c.
Los rabinos pretenden que Dios (lió í Noß y í sus hijos
unos preceptos generales, que vienen í ser un couipendio de
la ley natural , y obligan í todos los Hombres : que les pro-
hibió la idolatréa, la blasfemia, el Homicidio , el adulterio,
el robo, la injusticia , la bírbara costumbre ele comer una
parte de la carne de un animal aun vivo . Pero esta tradiciou
rabénica no tiene niuguu fundomento, ni se habla ele ella en
la Sagrada Escritura . Dios Rabia ense†ado suficientemente í
los hombres la ley natural aun antes (lex diluvio . Noß ins-
truyó en ella í sus hijos cou sus lecciones y su ejemplo, y el
rigor con que Dios acababa de castigar su violation, era para
ellos un nuevo motivo para su observancia .
NOECIANOS . HIereges discépulos de Noet, natural (le
Esmirna , que se metió í dogmatizarí principios del siglo III.
Enseáaba que el Dios Padre se habia unido í Jesucristo hom-
bre, que Babia nacido, padecido y muerto con ßl : por con-
siguiente , pretendia que una misma persona se llamaba tan
pronto Padre como Hijo, segun la necesidad y circunstancias ;
por cuyo motivo se (lió í estos Hereges el nombre de patripa-
NOE
93
sianos, porque creéan que el Dios Padre habla padecido
Este mismo nombre se dió tambien í los sectarios de
Sabelio, aunque en un sentido algo diferente . Vßase Patri-
pasianos . No parece que la heregéa (le los noecianos hizo
grandes progresos, y fue sólidamente refutada por S . Hipó,
lito de Porto, que vivéa en aquel tiempo .
Beausobre en su historia dcl maniqucismo, tom . r , pígi_
réa 535, se empeáa en que S . Hipólito y S . Epifanio enten-
dieron mal y esplicaron peor las opiniones de Noet, atribu-
yßndole por via de consecuencia un error clue no habla en-
seáado. Pero Mosheim en su hist . crist ., sig . III, ‡ 32, pí_
gina 686, hace ver que estos dos Padres no se equivocaron ;
que Noet destruéa con su sistema la distiucion de las perso-
nas de la SStna . Trinidad , y se empeáaba en que no se po-
dian admitir tres personas sin admitir tres Dioses .
El traductor de la historia eclesi†stica de Mosheim, que
siempre se escede mas que su autor, dice que estas contro-
versias sobre la SSma Trinidad habian principiado en el pri-
mer siglo, cuando la filosoféa griega principió í introducirse
en la Iglesia, y produgeron diferentes mßtodos de esplicar
una doctrina que no es susceptible (le esplicacion alguna .
Hist. celes ., siglo III, part . 2, cap . 5, S 12. Este modo de
hablar no nos parece exacto ni conveniente . I .ˆ Dí í enten-
dler ó que los pastores de la Iglesia hicieron mal en convertir
í los filósofos, ó que ßstos en el hecho de hacerse cristianos,
debieron renunciar toda idea de la filosoféa . 2.ˆ Que fueron
los Padres los que de intento buscaron las esplicaciones de
nuestros misterios, y que no fueron precisados por los he-
reges í consagrar un lenguaje fijo e invariable , para espresar
estos dogmas . dos suposiciones falsas .
En efecto, entre los filósofos convertidos hubo dos espe-
cies . Unos sinceramente convertidos, subordinaron las no-
ciones y sistemas de la filosoféa í los dogmas revelados y í

96 NOM
las espresiones de la Sagrada Escritura, y rectificaron sus
opiniones filoséficas por la palabra ele Dios . íPor quó son
dignos de reprension en haber introducido en la Iglesia la
filosofßa de los griegos? Otros, convertidos solamente en el
estertor, quisieron componer los dogmas del cristianismo
con sus ideas filoséficas, esplicÁndolos Á su nodo, y este fue
el principio de las hereaßas . Fue preciso que los primeros
para defender las verdades cristianas se valiesen de las mis-
mas armas con que los atacaban, oponiendo esplicaciones
-verdaderas y ortodoxas Á las esplicaciones falsas y erroneas
de los hereges . Y íseremos capaces de atribuirles los male,
que estos hicieron? Tal es la injusticia de los protestantes ó,
incródulos ; pero su obstinacion es muy absurda ó imperdo-
nable . Vóase Filosofßa, Filésofo .
NOIIESTAN . Este fue el nombre que dié Ezequßas Á la
serpiente de bronce que Moisós mandé elevar en el desierto .
Nám . cap . 21 , v. 8 . Esta serpiente se habla conservado en-
, por
tre los israelitas hasta el tiempo de este piadoso Rey
consiguiente mas de loo a†os . Como el pueblo supersticioso
trataba de darla culto, el piadoso Ezequias mandé hacerla
pedazos, y la dié el nombre ele Nolrestan, porque en hebreo
Nahas é Nahasch significa el bronce y una serpiente, y Tan
un monstruo é un grande animal, lib . 4 de los reyes, capß-
tulo 38, v . 4. Asß la pretendida serpiente de bronce, que
suelen ense†ar en el tesoro de la Iglesia de Milan, llamada
de S . Ambrosio, no puede ser la de Moisós en el desierto .
NOMBRE . Esta palabra tiene diferentes sentidos en la Sa-
grada Escritura . En el Levit . cap. 24, v . 1 1, se dice que uno
habia blasfemado del nombre, esto es, del nombre de Dios .
Mas el nombre ele Dios se toma por el mismo Dios : asß loar,
invocar y celebrar el nombre (le Dios, es loar Á Dios, &c .
Creer en el nombre del Unigónito Dios, es creer en Jesucris-
. Evang . de S . Juan, cap . 3, v . i8 . Prohibe Dios tomar su
to
No M 97
Santo nombre en va n o é jurar en falso . Se queja ele que
la
nacion judÁica manché y profané su santo nombre ; fornicar
ta est homme naco . Ezcq ., cap . 16, y . ‡S
. Esto lo decia por-
que se habla enrrezado al culto ele los faros dioses . Ilahlar
en nombre de Dics, es lo minio dile hablar (le harte ele
Dios é con orlen es presa suya . Dijo Dios Á Moisós, yo haró
que resplandezca uti nombre delatire ele tß, esto es ,
mi po-
der y mi ma, ,estad, L'-ro(/., cap . 23, v . 19 . Hablando
de uu
angel ene lado de su perte dice , rni nombre estÁ en cil
, esto
es, estÁ revestido con mi poder y autoridad . 'lami)ˆen leemos
en la Frost . Á los fil ih . , cap . 2, v . 9, qoe Dios (lié Á su hij o
unigß:nito un nombre superior Á todos los denlas lumbres
como si dijera , tina potestad v una di nidal superior Á la
ele todas las criaturas . No hay lecha jo del cielo otro nombre
con clue podarnos salvarnos, Hcch . Alaost . . cap . 4, y . 1 2 . Es
lo iniviino que decir que no hay mas Salvador que Jesucristo :
Caminar .en nombre (le Dios , es lo mismo que contar con el
auxilio proteccion de Dios, Miq., cap . 4, y . 5 .
Algunas veces se toma cl nombre por la persona : en este
sentido se (lice en cl 111)ocal ., cap . 3, y . 4 : vos teticis pocos
nombres en Sardes que ‡lo hayan manchado sus vestidos . Sig-
nilica tanIbien la reputacion : s( dice en el C'cirrtico de los Can-
tares, cap . 1 . v . 2, vuestro nombre es como nn perfume
esparcido . Dice Dios Á David : yo te dß un nombre grande,
esto es, te dß ruucha celebridad . Imponer un nombre Á al-
guno es una seuil (le la ante rifad que ejerce sobre ól : cono-
cerle por su normtbre, es vivir en familiaridad con alguno :
suscitar el nombre de un muerto, es darle una postcridad
qu(- lz,tga revivir su nombre . Al contrario, amenaza Dios
borrar para sicnria c el nombre de los malvados, esto es, abo-
lir para siempre sn memoria .
Algunos Are bt aizantes dicen clue el nombre de Dios,
a†adido Á otro nombre , designa simplemente el superlativo :
Tonto Vil . 13

NODI
93 .
que asé los autores sagrados dicen ,montes de Dios pa-
ra significar unos montes muy altos : cedros de Dios, como
si di-
si dijeran cedros muy elevados : sueío de Dios, como
por estreno
jerais un sueótß muy profundo : temor de Dios ,
temor : combates de Dios, por fuertes y violentos comba-
tes, &c . Otros piensan que estos modos de liahlar tienen una
energéa diferente del superlativo, y que esprcsan la action
inmediata ele Dios : que los montes y Árboles ele Dios son los
montes clue Dios (ornß, y los Árboles que hizo crecer sin
cl auxilio de los hombres : que el sueío y el temor de Dios
espresan uu sueío y un temor sobrenatural : que los comba-
tes ele Dios son aquellos en que Dios influyß con tin auxilio
estraordinario, &c . Neumrod es llamado un cazador grande
9, porcine
y fuerte delante ciel Sci or Genes . , cap . i o, Y .
su fuerza paceréa sobrenatural . Eu el cap . 28 de Isaéas,
Seíor,
v. 2, el rev de Asiria es ll arvado fuerte y robusto en el
ß teas bien por el Seíor, porque Dios queréa valerse de su
poder para castigar Á los israelitas .
Esta costumbre ele los hebreos de atribuir Á Dios toilos los
acontecimientos , demuestra su fá, y quá fijaban continua-
mente su atencion en la Providencia .
Hay una disertacion de Bu torf sobre los diversos nom-
bres de Dios en la Sagrada Escritura, cuya disertacion se po-
ne al principio del Diccionario hebreo ele Bobertson, y en
ella se habla principalmente del nombre Jehovah . Váase este
artéculo . En cuanto Á las consecuencias que sacan los rabi-
nos (le estos nombres por medio de la Cabalce no son mas
que delirios y absurdos . Basta que observemos, i . 0 clue er.
el estilo ele la Sagrada Escritura, ser llamado con tal nom-
bre, significa ser real y verdaderamente lo que espresa este
nombre, y que llena toda su energéa con sus acciones . Cuan-
do Isaéas dice en el cap . 7, v . 14, hablando del Meséas, que
serÁ llamado Manuel , cap . 9, v. 6, que serÁ llamado adinira-
N0 tiI 99
hle, el Dios fuerte, &c ., es como si dijera, serÁ real y ver-
daderamente
Dios con nosotros cidmirable, Dios fuerte, &c .
Terem ., cap . 22, v. 6 . "Este es el nombre que se le darÁ, el
Seíor es nuestra justicia :" es lo mismo que decir que ál serÁ
cl Seíor y nos liarÁ justos . S. Hut ., cap . i, v. 21 . "Vosotros
le llamareis Jesus porque salvarÁ su pueblo ."
2.† El nombre _Eluhim, aunque en plural , hablando de
Dios no esplica pluralidad, sitio el superlativo ; significa el
Altésimo ; por eso se junta siempre con un verbo ß partici-
pio en singular . Asé en el v . i del Gánesis
; "eu el principio
Dios (E1olrim) criß el cielo y la tierra," no quiere de-
cir muchos dioses cono trataron de persuadirlo algunos
incrádulos, porque el verbo estÁ en simular . Muchas veces
se junta con el nombre Jchocahh propio ele Dios á incomu-
nicable Je%ova/. Eloleim, y entonces parece (jtte sid,uihca
ß Jehoc'alt, el Altisiuno, ß el ßuico Dios que real y verdade-
ramente eNi , te. Váase Ichowrth .
NOMB1E DE JESUS . "Jesucristo se hun-uillß, slice S. Pa-
blß, haciándose obediente basta morir en una cruz ; por eso
Dios le exaltß y le tiiß un nombre superior Á todos los dcnas
nombres, para que al nombre ele Jesus todos se arrodillen en
el cielo, en la tierra, y en el infierno :" Epist . Á los flip.,
col) . 2, v, 8 . Antiguamente nuestros padres, fieles Á la leccion
de S . Pablo, no pronuncia] tan nunca el santo nombre deJestis
sin una seíal de respeto, y es lÁstima que hubiese desaparecido
entre nosotros tan loable costnnbre . S . Juan Crisßstomo se
quejaba ya de que los cristianos pronunciaban el nombre de
Dios con menos respeto que los judéos ; y hoy se podria decir
que lo pronunciamos con menos piedad que los paganos .
Los Apßstoles hacéan milagros en nombre (le Jesucristo,
y Á ál referéan toda la gloria de su fruto y de sus trabajos,
h eclros Apost ., cap. 3, 4 y 8, &e . ; prueba evidente de que
no eran u nos impostores que obraban por su propio inte-

NOMI
éco
rís, ni hombres crídulos engaóados con falsas promesas .
En muchos obispados se celebra el r4 ele enero una Nesta
ßt oficio particular en obsequio del dulce nombre ele Jcsrc,c,
porque el primer (lia de cuero estÁ consagrado al t :uistcrio
ele la Circuneisiou ( t ) .
N\IURE DE NIARIA . Fiesta clue se celebra en las igle-
sias de Alen na la dominica iiiji áca octavanz de la natividad
de Ntra . Seóora, eu memoria ele la libertad (le la corte de
Viena, sitiada por los tuecos en el aóo ele f633 . Este mo-
numento de piedad y de ~Tratitu dtud fue institccid) por el Papa
Itioceiicio XI ; pero no se adopt† en Francia con manco ele
la oposicion y choque de intereses polßticos due se disputa-
bau entonces entre Francia y cl imperio (2) .
NJM RE Di liAUl'IS}r'LO . La costumbre de los cristia-
nos de tomar un el bautismo -Anombre (le en auto, Á quien
se tiene poi'su p atrono . e s tang autic,n .a, N solatnrotc se halda
de ella en cl Surcrarnen.tc7rto de .S. Gre orlo y en el Pontificrl
rotnatao, sitio que tatnbicen S . Juan Cri †stotno reprenrlia Á
los cristianos ( j e su tiempo, queen vez de dar Á sus hijos cl
nc :nlarc de 111 ,santo , corno parlan los arre llos, usaban de
tina prÁctica supersticiosa en la elecciou este nombre .
Cie
eomil . 13 in EI)ist: . od cori it .
Thiers cri su tratado ele las supersticiones, tom . 2, lib.
cap . i o, espone mornudamente todas las que se pueden
j ,
cometer en esta materia : cita los decretos ele los concilios
que las prohibieron , y muestra lo absurdo de todos estos abu-
sos Pondera con justa razon la ridiculez de los protestantes,
.
tuiles oman con estudio en el bautismo el nornlue de un
pclsonage del atitiguo testamento tras bien que el de tan rsiÁr-
. (,) E‡ RspaRa se cetrl,ra la Gesta dei dulce ,iomLre de Je .,us la pri-
mera dominica de=pues tle la octava de la epi[ania .
(a) Taml , ieu se relehra een Fspiˆßa la festividad del dulce nombre de
,Wurßa en la dominica ii fßa ocluvarn de. la natividad de i`ira . Se‰ora .
NOR lot
tir, † el de un Ap†stol . Š Acaso es mas dudosa la santidad de
los mÁrtires y Ap†stoles clue la de los Patriarcas, ‹ son aclue-
llos menus dignos de servirnos ele modelo? Si la elecciou del
nombre de nn santo es una especie ele culto clue le damos,
Šacaso es m ;'nos lßcito ci honrar ŒIl los santos de la ley nueva,
due Á los de, la lcy antigua?
NONA . Víase Lloras can†nicas .
NONN_A . Víase Religiosas .
NON- CONFO :: MISTAS . Es en Inglaterra el nombre ge-
naraI de las d,fere :ites sectas que no signen la misma doctt ái -
na, tii observan la utisrira disciplina que la iglesia anglicana :
tales son lus i~resbiterianos † puritanos cinc son calvinistas rß-
yir1os, los mn nnoniras 6 aual) .tptistas, los cuÁlceros, los lier.
iihutas , etc . Irr anse estos articulas .
NO RIE . Fueroti precisos nueve siglos de trabajo para
convertir al cristianismo Á los pueblos del 1a0,ic. Los borgo-
órsnes y lea, francos le abrazaron en ci si : lo v despues de lia-
b er cl , ;u : se principio en c sigo VI Á enviar misio-
neros (t Irvl :trßa y otros paises ; pero no se concluy† la obra
Lista el sig!u Xtv pelt la conversion ele los puebles de la Pru-
sia oriental y ele la Lituania .
Ea cl arti,culr, :Misiones cstrangcras licinos notado la malig .
niriati cou (iur, los irrorestantes trataron de afear los motivos y la
Conducta de los misioneros en general, y la exactitud cou que
los incrídulos copiaron estas mismas calumnias ; pero v'ere-
tnos por menor lo que dice Moslieim ele las misiones (.Ici Nor-
te en diferentes siglos : íl no hace mas q ue copiar fielmente
la opinion de todos los protestantes .
un lesa que eu ci siglo m, la conversion de los godos, y
la leta .lacion (1e las iglesias principales de las Gattlis y de la
Germania, fueron obras de las virtudes y buenos ejemplos de
, (t aquellos paßses ; pero sostiene que
los misioneros enviad u,s
eu el v los borgoóones y los francos se convirtieron al cris-

102 NOR
tianismo por el deseo ele tener por protector (le sus armas al
dios de los romanos, porque le suponian rias poderoso clue é
los suyos, y clue se hicieron falsos milagros para convencerlos .
En un momento veremos quí es lo que se debe entender
por los falsos milagros (le clue habla 11loshcim ; pero debiera
probar g11e los catequistas de los borgoóones y de los francos
no les propusieron mas motivos Dara su conversion que el
poder eel Dos de los cristianos sobre la suerte ele las armas .
El siglo v no fue en las Gaulas un tiempo ele ignorancia y ele
tinieblas ; en íl florecieron Sulpicio Severo, Casiano, Vicente
de Ltorin~, S . Ililario de Arlís, Claudiano, 11lamerto, Salviano,
S. Avito, Sidonio Apolinario, &e . El motivo que atribuye
lvloslteim é lo bérbaros que abrazaron entonces el tristiauis-
mo . solo se fonda en el testimonio (le Sßcrates, historiador
griego, ntny poco instruido de lo que pasaba en el occidei .te .
Víase sn Ili ;t . i'%celes . , lib . 7, cap . 3e, y la nota de Pag,i .
Piensa que eu el siglo zt los anglo-sajones, los pictavos,
los escoceses, los turingar, los bévaros y los bohemios se amo-
vieron é la conversion pur el ejem plo y autoridad (le sus re-
yes ß de sus geles : clue si hemos de hablar con propiedad, 110
hicieron roas que cambiar de idolatrÁa, sustituyendo é la alo .
ration ele sus Ádolos el culto de los santo, de las reliquias y
de las inrÁ1ene.s, y clue los misioneros no escrupulizaron en
venderles fenßmenos naturales por verdaderos milagros .
Nßtese pues, en quí eonsistian los falsos milagros ele que
habla Mosheim : eran fenßmenos ß acontecimientos naturales,
pero que parecieron maravillosos y obrados ele intento por la
Providencia en favor dei cristianismo . Los misioneros no eran
muy sabios en la fisica, pudieran haberse engaitado facilÁsima-
imente, y aun con mas facilidad fascinar é los bévaros que to-
(los eran ignorantÁsimnos . Si l-iubo error no fije malicioso, tiá pu-
do haber fraude por parte de los misioneros . † En quí, pues,
se funda Moshe :tn para sospechar que la sagrada ampolla ve-
NOR 1(3
nida del ciclo para el bantisrno ele Clovis fue un fraude la-
ida inventado por S . Reminio?
Tamoitoco son reprensibles los misioneros en haberse dc-
dicado a la instr0ccion dcc los reyes, y estos son verdadera-
mente loables en haber atraido é sus snbditos é profesar una
religion t - u ‡til é los clue obedecen coiu(1 é los que mandan .
Los Apß t l s no descuidaron este medio ele propagar el cris-
tianismo . Pablo predicß delante de Agripa ; convirtiß al pro-
consnl tic Cliipre Sergio Paulo, y AIg gro, rey ele Edesa, fue
convertido é la fí por un discÁpulo ele Jesneristo . Lu te ro y
sus colegas Cambien supieron aprovecharse ele este medio, y
(le otro modo no hubieran logrado su intento ; si no es legÁ-
timo, debe Mosheim abjurar el Iliteraltisirio . †No rcl)itiß el
mismo Lotero cien veces que sus progresos cran un milagro?
†Quí crimen cometieron los misioneros del Aorte qae no
hubiesen imitado los reformadores? Eu cuanto é la acusacion
(le idolatrÁa cane hace Mosllcitr é los catßlicos, es un absurdo
que ya heno ; :-cfutado . Víase CˆIto, IdolatrÁa, Ifleutir,
PagaiuuSrrto, Sueltos , &c .
Tampoco lorulß un concepto u0as ventajoso de la conver-
sion de los batavos, frisones, flamencos, trancos orientales y
de los ele Wesfalia, clue se verificß en el siglo vit . Unos, sli-
ce, fueron ganados por las in inaacioncs y los artificios de
las mageres ; otros fueron subyugados por el temor ele las le-
yes penales . Los monges ingleses, irlandeses , y otros que hi-
cieron estas misiones, estaban menos animados del deseo de
ganar almas para Dios que ele la ambition ele hacerse obispos
y arzobispos, y dominar los pueblos que hablan subyugado .
r Antes de hablar del apostolado de las mageres , debiera
Moshcim acordarse ele lo que hicieron en favor (le la refor-
ma Juana de Albret en Francia, í Isabel en Inglaterra : su
, celo no era sin duda tan paro ni tau caritativo como el de
las princesas del siglo vii, y nadie ignora lo que influyeron

104 NOR
las leyes penalr-s en el establecimiento del nuevo L'vcrngclio
El tétulo de L'clesiczstes de Wirtemberg que se apropií Lu-
cro, el tétulo (le legislador espiritual y temporal clue descin-
peóí Calvino en Ginebra , las plazas ele superintendentes ele
1as iglesias, ele geles de las universidades , &c, ßlue poseyeron
otros predicantes, vallan Iras duc un obispado en el siglo vir
entre unos bÁrbaros recieti convertidos . Los misioneros obis-
pos ~. stabctn coutinnameute en peligro de morir, y muchos
fueron efectivamente asesinados . S . Colutnhano, uno ele los
principales apístoles de la Alemania, nunca fate obispo : se
contentí cou ser monge , y los teas no fueron tampoco ele-
vados Á la dignidad episcopal . Si 1\Zoslieim se hubiese torna-
do el trabajo ale leer la Conversion de Inglc .terra comparada
r
corn su pret~ndida rift rma, nuhiera visto la diferencia entre
los misioneros del sido vtt y los predicadores de la reforma .
Por otra parte S . Pedro colocí su silla episcopal en Au-
tioquia y dcspues en Roma, Santiago en Jerusalem, S . Marcos
eu Alejandréa y S . Juan en Efeso : álos acusaremos de an)bi-
ci(isos (porque ftaerou obispos? Que se nos muestre en quß
fue ostentosa la autoridad de los obispos misioneros, í mas
absoluta que la ele los Apístoles y sus discépulos .
El siglo vt[i fue testigo de los trabajos ele S . Bonifacio
te santo arzobispo fue
en Turing .éa , eu liesse y en Frisia . L>
sentenciado Á muerte por los frisones con cincuenta de sus
companeros . Otros predicaron en la Baviera , en la Sajonia,
en la Séria y en la Alsacia . Mosheim dice que S . Bonifacio ba-
biera merecido con justicia el tétulo ele 1pístol ele la iIle-
†nzrirziat si no hubiera tenido tuas eu el corazon el poder y la
elignidad del Romano Pontéficr, (i oe la gloria de Jesucristo
y de la religion ; que usí de la astucia y de la fuerza para
subyugar Á los pueblos, que mostrí en sus cartas mucho or-
grillo y mucho cual -reóo per los derechos del sacerdocio , y
mu . .ha ignorancia del verdadero cristianismo .
NOR X05
Si por verdadero cristicrni .srno entiende 1\:lo-helm el ele
Lutero y Ctlvino, <r nfrsauaos que S . Bonilacio y sus cornpa-
tleros no le conocéan, porque nacií ochocientos aóos dt ,spnes .
Ajé que †'or su respeto, por su obediencia y por u deé .'ren-
cia al P~camano Pontéfice, probí su ocg+tllo cl Apístol de Ale-
mania .Conlc=amosque los reformadores u aiiitestaron el suyo
de muy diferente molo . Pero dnisi%ramos saber con quß re-
conapensa satisfizo cl Pipa los tral)-ojos y el martirio de los
misioneros : con quß m :égia encantí Á los naoc)ges hasta el es-
treno de hacerles arrostrar la nntcrte y los suplicios por
satisfacer sus deseos : í por q uß especie ile vßroigo quisieron
mas estas dichosas véctimas morir por cl Papa que por Jesu-
cristo . Veremos despees que lus incrß l clos aphearon esta ca-
lnmnia Á los Apístoles copiÁndola literaltncnte de Mosbeiun .
Vßase Illemania .
La conversion ele los sajones en el mismo siglo dií mar-
gen a nna censura mucho gras amarga . Nuestros tilísolos lun-
dÁndose en la palabra de bo nor (le T shcina y de los demas
protestantes, dijeron qui , Carlornagno habla hecho la guerra
Á los sajones para obligarlos Á ser cristianos : que les envií
misioneros sostenidos por un ejbreito : clue planta) la cruz
sobre montones de cadÁveres . &ta acusaci,n (legí Á ser un
acto de fß para nuestros disertadores mo lerdos , y para
demostrar su falsedad bastarÁ csponer sencillamente los
hechos .
Antes (le' Carlomagno los sajones no hablan cesado ele
hacer correréas en las Gaulas, talando sus provincias Á fue-
go y sangre : estas correréas continuaron en tiempo (le Carlo-
magno . Batidos tres veces esperaban calmar al vencedor
prometiendo hacerse cristianos . Ln vista de esto se les envia-
ron misioneros, pero no soldados . Concluido este tratado
volvieron Á emput‡ar las armas hasta cinco veces, y todas
ci!tco Iueron batidos y obligados Á pedir la paz . Se infiere
'~cebo vil . t4

to6 NOR
cuanta sangre se habré derramado en echo guerras consecu-
tivas durante el periodo de treinta y tres aíos ; pero ófue
acaso vertida para sostener é los misioneros? Estos eran re-
gularmente las primeras vßctimas del furor ele los sajones .
Dist. univ. pois les Án lois, tom . 3o en 4.á, lib . 23, seco . 3 ..
El motivo de estas guerras fue constantemente el mis-
mo, é saber : las correrias, el vandalismo, la perfidia de estos
pueblos y la violacion continua de sus promesas . Despues de
tres reincidencias por su parte fue cuando los grandes ciel
reino en una asamblea que tuvieron en Ma y tomaron esta
terrible resolucion, contra la cual tanto se ha declamado :
"~ que el rey atacase en persona é los sajones p†rfidos † infrac-
tores de los tratados, y que los exterminase por una guerra
sin interrupcion, ‡ les obligase é que se sometiesen é la re-
ligion cristiana ..
Para hacer odioso este decreto suponen desde luego que
Carlomagno fue el agresor, que con el deseo de extender los
lßmites de su imperio, ‡ por un celo de religion mal enten-
dido, atac‡ el primero é los sajones que querian ser libres,
independientes y pacßficos . Esto es una impostura grosera .
Cuando los germanos y los francos pasaron el Rin para in-
vadir las Gaulas, óhabian ido los emperadores romanos é
incomodarlos en sus bosques? Cuando los normandos asolaron
nuestras costas, ónuestros reyes habian enviado por ventura
sus flotas é la Noruega para atentar contra la libertad de
aquellos habitantes? Los sajones fueron vencidos y hechos
tributarios por Carlos Martel en el aío ele 725, y por Pipino
en los de 743, 74 5, 747 y 750 . Por lo mismo no fue Carlo-
magno el agresor, cuando se revelaron cl aío de 769, y é
principios de su reinado . Just . univ. ibid . sect . i y 2 .
Despues de la infraccion de los tres tratados con este
prßncipe, los sajones merecian sin duda ser perseguidos sin
descanso . Carlomagno despues de la asamblea de 775 . les
NOR 107
dej‡ é su eleccion ‡ ser exterminados, 6 cambiar ele costum-
bres, haci†ndose cristianos ; ellos mismos se hablan ofrecido
voluntariamente é este ˆltimo partido . óFue injusticia o cruel-
dad el obligarlos é ejecutar su promesa para mudar tigres en
hombres? Si los sajones se dejaron batir aun cinco veces, fue
por culpa suya ; y es un desatino el decir que la sangre fue
derramada por asegurar el fruto ele los misioneros, porque
claro esté que el inter†s polßtico superaba al celo por la reli-
gion . Finalmente, el suceso prob‡ que este inter†s no era
mal entendido ; porque los sajones, despues de domados y
convertidos se civilizaron y vivieron en paz y amistad con
sus vecinos .
En el siglo tY y reinado de Ludovico Pio, los cimbros,
los daneses y los suecos fueron instruidos en la religion cris-
tiana sin armas , sin violencia y sin leyes penales por S . Aus-
berto y S . Ansgario . Nuestro historiador se vi‡ precisado
é hacer justicia é las virtudes de estos dos c†lebres nton-
ges, singularmente al ˆltimo ; y convino en concederle el
tßtulo ele Santo é pesar ele que fue obispo de Hamburgo y ele
Brema .
Los bˆlgaros, los bohemios, los moravos y los esclavo-
nes de la Dalmacia, como tambien los rusos de la Ucrania,
fueron convertidos al cristianismo por los griegos . Mosheint
no los ha vituperado, solo dice que estos misioneros dieron
é sus pros†litos una religion y una piedad muy diferente de
la que los Ap‡stoles habian establecido ; pero confiesa que
estos hombres, aunque virtuosos y llenos ele piedad , se vie-
ron en la precision (le usar de alguna indulgencia con los
bérbaros mas groseros y Iras feroces . óPor qu† no lia de tener
lugar esta disculpa en favor ele los misioneros latinos lo mismo
que en el ele los griegos? Porque estos no eran emisarios del
Papa ; y por esta razon merece que los protestantes los ab-
suelvan ele todas sus faltas cometidas en las misiones .

los NOR
En el siglo z Roberto , gefc de los uot'iuandus , pueblo
l)or espacio de talé
silt reli,ion que Rabia desolado la Fran na
siglo, recibií el bautismo y atrajo ó sus soldados ó que siguic-
sert su ejeatplo, y consintieron en ello por el atractivo, dice
Mosheiua, de las ventajas clue couseguiau . Puedo ser ., pero ellaé-
quiera que fuese el motivo de su coUVeisiou , puso fin ó sus
devastaciones .
Se na ßl, Micislas, rey ele Polonia , usí ele las leyes pena-
les, de las atiicuazas y de la violencia para conseguir la con-
Version de sus sÁbditos . Esteban, rey de Hungráa y Transil-
vania , usí tatnbi, †n ele los mismos medios , igualmente que
.
Heraldo , rey de Dinamarca . Estos hechos estar muy mal pro
Lados . Nuestro historiador a‡ade quc Wlodimiro, duque de
las Rnsias, obrí con reas dulzura : en esto so \e su parciali-
;t'ic a duc lia-
da l . Como las Rucias se agregaron ti la iwlcsi ..i `
lu otro" pue1dos se su-
bia sacudido eel jugo de los Papas,
jetaron ó la Iglesia romana , era preciso cine un ptutestante
protegiese ó los primeros cou desventaja ele los segundos ; en
esto consiste toda la diferencia .
En cl siglo Xt his habitantes de la Prusia asesinaron mu-
chas veces ó sus naislooeros, y uo se sujetaron ni pudo nadie
domarlos sido los cosecheros de la et .l,,n Teutínica en el si-
glo xiii. En el xii \\ aldemaro, rey de Dinamarca, obligí ó los
slaves , ó los suevos y ó los vóndalos ó hacerse cristianos : Frico,
rey ele Suecia, obligí tanibieu ó lo inisuio ó los ele la Finlandia :
los caballeros de la capada precisaron át lo mismo ó los de la
Livonia . Enhorabuena : MMosheim reconoce que los de la Po-
merauia fueron convertidos por Other, obispo de Bamberg,y
los suyos por la perseverancia ele \'icelino, obispo de. Altem-
bonrg . Aquá tenenios por lo menos dos obispos ó quienes no
acu :sau tic ninguna violencia . Luego debe hacerse una diferen-
cia entre las inisioiies emprendidas por puro celo, y las que
se mandan l :ur polática y por razou de estado .
NOR
109
No dudamos clue unos militares como los caballeros de la
espada y los de la orden Ten tínica obra nail con los bórba-
ros, a quienes era preciso civilizar, cou cl tono y la dureza ( l e
su prolsion , y cou toda la aspereza de las costumbres sep-
tentrionales ; hero este vicio no recae sobro los obispos la*[ so-
bre la religion, ni sobre los inisioneros . En cl hecho (ictn,'7-
clarse el interßs polático cou cl ánt-rßs religioso, lo_, reyes y sus
ministros ya no se creen obligados tá consultar cl vspb éni
del
cristi .utisino, sino clue todo cede ó la razou de est
.11), las le-
yes y penas parecen un camino mas corto y rias efit'az clue la
persuasion . Cuando la mayor parte de las naciones del
Note
abrazí el cri tiauismo, princil,itiron ó mirarse las poblaciones
que resistáan como un pu‡ado (le rebeldes ó quienes se debáa
subyugar por la fuerza . No trat,uuas de hacer la apo`ogia de
esta conducta ; pero si debe vituperarse no debe ser éni pro-
testante el clue la reprenda . Debáa tener presente, lo repeti-
nios, qu- la reforma se establecií por este medio, y clue sin
ßl no ht .bicra euiusu ruido desterrar el catolicismo (le la rnalor
parte (le los pai5es del A írtc .
Esta sencillo esposicion de los ltecbos basta para c((nfujt-
dir ó Mosheini y ó sus copiantes ; hero tenernos qt,, hacer al-
gunas icÁc iones generales sobre sus procedimientos , y las
consecuencias clue de (Ta resultan . t † a Este e .+critor, auiigtie
por otra parte muy ilustrado, no rcfe_tiutzí que daba armas
ti los inetß :luloos para atacar ó los Apístoles, y ua rgen ó tin
paralelo injurioso entre su conducta y la ele los misioneros ó
quienes difama . Asá es que no hizo contra estos ninguna acu-
sacien clue no hayan aplicado los incrßdulos contra S . Pablo
y los donas Apístoles . Dijeron que S . Pablo liabia abrazado el
cristianismo para hacerse cabeza de partido, que el Brico
mívil de su celo fue el deseo ele dominar sobre sus prosßlitos,
que se ven en sus cartas muchos rasgos de orgullo, de alta-
neráa, de envidia y obstinacion por los privilegios del Apos-

iio NOR
tolado y del sacerdocio, que cometié un fraude piadoso é una
mentira en decir que era fariseo ; que sus milagros eran fal-
sos, &c . Para probarlo compusieron de intento una obra inti-
tulada : Examen crítico de la vida y escritos de S. Pablo ; y
parece que se escribié por las ideas y estilo de Motheim . En el
art . S. Pablo refutaremos esta obra impía ; pero en nada con-
viene ó un protestante que se preciaba de cristiano haber dado
el plan de una obra tan irreligiosa .
2 .a Tampoco se hizo cargo de que proporcionaba ó los in-
crßdulos un argumento contra la religion cristiana, ó que ßl
mismo no hubiera podido responder . En efecto, si esta religion
es divina, si Jesucristo es Dios , si permitié asistir ó su iglesia
hasta la consumacion de los siglos, Ácémo pudo valerse de
unos hombres tan reprensibles como Mosheim pinta ó los mi-
sioneros para propagar el evangelio, y de un predio tan odio-
so corro la ambition (le los Papas? Esto seria proporcionar
ó los bórbaros nn nuevo motivo de incredulidad dóndoles
por catequistas unos hombres que no tenían ninguna seáal
de un verdadero apostolado ; † tinos monges ignorantes, su-
persticiosos , rateros, mas ocupados ele la dignidad del roma-
no Pontífice que de la salvation de las almas y de la gloria
del mismo Jesucristo . ÁSería este plan digno de una sabidu-
ría eterna?
Pero por mas que los protestantes declamen contra los
Papas , no hay duda que el Norte debié ó lo que ellos llaman
ambition de los Papas su cristianismo, sus luces , su civili-
zacion, y la Europa su reposo y su ventura . Si las naciones
del Norte no hubieran sido cristianas , los emisarios ele Lu-
tero no hubieran podido hacerlas protestantes porque ningu-
no de ellos fue ó predicar ó los infeles, y se contentaron
con separar del gremio de la iglesia los hijos que esta madre
piadosa Sabia engendrado en Jesucristo .
3 .3 Queriendo formar el proceso ó los misioneros, cubrié
NOR r rr
de ignominia ó los doctores de la pretendida reforma . ÁMos-
traron estos un celo mas puro, mas desinteresado, mas ca-
ritativo y mas sufrido que los Apéstoles del Norte? No pre-
dicaban por adhesion al Papa, pero manifestaban contra ßl
el odio mas furioso : no adquirieron riquezas al clero, pero se
apoderaron de las que poseia y se colocaron en su lugar : no
establecieron la supersticion, pero sofocaron todo gßnero (le
piedad, enseriando una doctrina tan pura que bien pronto na-
cié de ella el socinianismo, el deismo y mil sectas diferentes .
Cuando cran dßbiles predicaron la tolerancia y reprendieron
los medios violentos ; pero cuando se vieron con fuerzas, re-
currieron ó los príncipes y ó las leyes penales, y muchas veces
ó la sedicion y ó las armas, para sujetar ó los catélicas, para
desterrarlos é hacerles apostatar . Sus mismos autores confiesan
que si su religion se hizo dominante fue por la influencia de
la autoridad secular .
4 .a Cuando Mosheim hablé de las misiones que hicieron
los nestorianos en el siglo viii, X y Xr, en la parte oriental
de la Persia, en la India, en la Tartaria y en la China ; de
las misiones ele los griegos sobre las clos mórgenes del Da-
nubio, y de las de los rusos en la Siberia, no dijo ele cl las
tanto mal corro de las del Norte . ÁEn quß consiste esta dife-
rencia? Los predicadores rusos, griegos y nestorianos no eran
rias virtuosos que los misioneros de la Iglesia romana ; y por
confesion del mismo Mosheim, su cristianismo no era mas
perfecto, ni mas maravillosos sus progresos . No vemos que
ninguno de ellos hubiese sufrido cl martirio , y sabernos
cuantos cientos de predicadores catélicos fueron asesinados
por los bórbaros . L-a suerte de estos obreros evangßlicos no
fue bastante para resfriar la caridad ele sus sucesores, porque
continué por espacio de Boo é foo aáos . Estos montes, ó
quienes tanto desprecia Mosheim, y ó quienes llena de dic-
terios en todos los siglos de su historia, caminaron valero.-

112 NGI
saint-rite por la huellas de sangre ele sus hermanos, y arros-
traron los rréis~~aos prligros . No es pues nary laudable depri-
mir su celo apostílico, atribuyólldoies motivos puramente
hulnanos y absurdos .
5 .ß Es una locura el querer persuadirnos dcc que la doc-
trina que predicaron Á los iuGcles los misioneros griegos no
era la misma q ue la que enseti_rban los pee licadores latinos .
Es constante clue antes riel siglo ts, tic) hubo ninguna disputa
ni division entre las dos Tglesias respecto al dogma y al
culto esterior : que en los diferentes concilio : g,, ncrales que
se celebraron eu 700 arios, los griegos y latinos firmaron las
mismas profesiones de fó, y no se acusaban re ál roca meute
de uinaun creer . Los protestantes mas obstinados dicen que
los pretendidos abusos que nos acriminan se introdujeron
en el oriente y en el occidente durante el siglo 1v . Sin em-
Largo, nunca cecí`.> Dios de brn(lez~!r y- de hacer prosperar
las misiones (]"Si->uws ele aquel siglo ; bay eras pueblos con-
vertidos al cristianismo despees de aquella ópoca que antes
del si_;lo iv . Asá que D .os hizo mas fecunda su Iglesia (en el
concepto de los protestantes ) despees que ca~'í en el error,
que cuando su fó era eras pura . Tal es el miztcrio de inigtli-
(lad que nue aros a kersai'los tienen la osadáa de arrt :ui a
la Provid nr i :; .
G .ß Cuando hacemos estas reflexiones estarnos tentados Á
mirar corno runa burla los elogios que hace Mos! eue (le las
rnisiooes lutcrat,_as de los dinsnaarduescs en l2alr_har ario
de 1706 . Es algo tarde despees de 20o aléos que pasaron
desde el nacimiento del luteranismo ; pero no importa, por-
que segura nuestro historiador es la mas santa y mas perfecta
(le todas las misiones . Los catequistas que se enviaron , dice,
no hacen tanteas prosólitos Gema los sacerdotes papistas ; pero
los hacen mejores cristianos y mas parecidos Á los verdade-
ros discápulos de Jesucristo .
NOV 113
Sin embargo, sabemos cuales fueron las razones que pro-
dujeron este establecimiento : el interós del comercio , la ri-
validad cou las demas naciones europeas, la verg†enza ele
parecer indiferente con respecto Á la salvacion de los indios,
y algue deseo de competir con la Iglesia romana . Alotivos tan
Profanos no son nada propios para hacer prodigios ; los via-
jeros, testigos oculares, nos dicen lo q ue adelantaron, y los
nias de ellos miran estas misiones como una pantomima .
No es estra‡o clue acusemos contánuamente Á los protes-
tantes dr due son los . primeros autores del (leásmo, ele la in-
credulidad y de la indiferencia de religion que reina hoy
en toda la Europa : como puedan satisfacer su odio contra la
Iglesia romana, se embarazan nrtiy poco en que sus calum-
nias recaigan sobre todo el cristianismo eu general . Nuestros
filísofos incródulos se contentan con copiarlos . Pero congo
el protestantismo debe su conservation Á una animosidad os-
tinarla contra los catílicos , sus sectarios deben temer que se
hayan abierto el sepulcro en el hecho de inspirar la indife-
rencia ele religion . Vóase Ilu sionnes .
NOTAS DE L2 VERDADERA IGLESIA . Vóase Igle.
sta, S
NOVACIANOS . llereges del siglo 111 que tuvieron por
geles Á Novaciano, presbátero de Roma, y Á Novato, presbá-
tero ele Cartago .
Novaciano era elocuente y entusiasta por la filosofáa de
los estíicos , y se separí de la cotirunion ciel Papa S . Corne-
lio con cl pretesto de que cl Pontáfice acbnitia con demasia-
da facilidad Á la penitencia Á los que por debilidad caáan en
la apostasáa durante la p .rsccucion (le Decio . Pero el verda-
dero motivo de su cisma eran los celos, porque S . Cornelio
le fue preferido para la silla de Roma . Abusaba del pasage
ele S . Pablo en la .Epist . Á los hebr ., cap . 6, v . 4 , donde dice
s` es imposible que los que cayeron despuós de 11,ber ,ido
TOMO VII . i5

114 NOV
iluminados una vez, y haber gustado los dones eelesti,iles,
vuelvan é la gracia por la penitencia ." Consiguiente é esta
doctrina sostuvo que se debia negar la absolucion, no solo
é los que hablan apostatado, sino tambien é los que despues
del bautismo caen en algue pecado grave como el homici-
dio, el adulterio , &c . Un error crece ordinariamente hasta
que arrastra é otro error, y los nocacianos bien pronto caye-
ron en el desatino de que la Iglesia no tenia potestad para
perdonar los pecados mas graves por la absolucion .
Este rigor desdecia tanto mas de Novaciano, cuanto el
mismo se acusaba de haberse ocultado en su casa durante la
persecucion, y de haber negado sus auxilios é los que pade-
cían por Jesucristo . Le acusaban tambien de haberse ordena-
do de presbítero, con la irregularidad en que habia incurri-
do por haber recibido el bautismo en cama durante una en-
fermedad, y por haber descuidado tambien el recibir despues
la confirmation .
En vano Mosheim se esfuerza por paliar los errores de
Novaciano, y hacer que recaigan en parte sobre S . Cornelio.
Hist . Crist ., siglo m, ó 15, Notas. Dice que este Papa solo
acusaba é su antagonista de los vicios de caracter y de inten-
ciones interiores, que solo Dios es capaz de conocer : que
Novaciano protestaba contra la injusticia de estas acusacio-
nes . Pero este cismético habia descubierto los vicios de su
caracter, y sus motivos interiores por sus discursos y en su
conducta ; S . Cornelio estaba perfectamente informado de uno
y otro, y las protestas de Novaciano eran desmentidas por
sus procedimientos . Es bien estraßo que los protestantes dis-
culpen siempre las intenciones de los enemigos de la Iglesia,
y no hagan nunca justicia é las de sus pastores.
Novato, presbítero vicioso, se habia rebelado por su
parte contra su Obispo S . Cipriano , le acusaba de ser dema-
siado rígido con los Lapsos, que pedian su reconciliacion con
NOV 115
la Iglesia : fue tino de los que apoyaron el cisma ciel diécono
Felicísimo contra este Santo Obispo ; y amenazado con la es-
comunion, se escapÁ é Roma y se juntÁ al partido ele Nova-
ciano, cayendo en el estremo opuesto al que habla sostenido
en Africa .
Mosheim trata de disculpar é este sacerdote de una parte
de las acusaciones de S . Cipriano, Ibid., ó i4 . No se puede,
dice , aprobar todo lo que hicieron los que se resistian é este
Obispo ; mas es indudable que combatian por los derechos
del clero y del pueblo contra un Obispo que quería apro-
piarse una autoridad soberana . Pero nosotros hicimos ver en
otra parte que estos pretendidos derechos del clero y del
pueblo contra los Obispos son quimáricos, y nunca existie-
ron sino en la imaginacion (le los protestantes . Váase Obispo,
Gerarquia .
Estos dos cisméticos no deja ron de tener partidarios . No.
vaciano sobornÁ con dinero é tres Obispos de Italia para que
le diesen la ordenacion de Obispo : por este medio fne el pri-
mer Obispo de su secta y tuvo sucesores . S . Cornelio reuniÁ
un concilio en Roma compuesto (le 60 Obispos, en el aßo
de a5r, y en ál escomulgÁ é No :aciano,y é los Obispos clue
le ordenaron los depuso, y confirmÁ los cénones antiguos,
que mandaban recibir é la penitencia p†blica é los que lia-
bian caído eu i,lolatría Á apostasía, cuando mostraban arre-
pentimiento, y que quedasen reducidos al estado de legos los
Obispos y Presbíteros clue cayeron eu la apostasía .
Esta disciplina era muy sabia, porque habla mucha di-
ferencia entre los que babian calcio por debilidad en fuerza
ele los tormentos, y los que Fabian apostatado sin tormento
ninguno : entre los que cometieron positivamente actos de
idolatría , y los que solamente hablan aparentado cometer-
los, &c . Váase Lapsos . Por lo mismo era justo no tratarlos é
todos con el mismo rigor, y tener reas indulgencia con los

sit NOV
,due habian sido menos delincuentes . S . Cipria izo, Epist . ad
Antoni an una .
Es verdad que se ven en algunos concilios de aquellos ticni-
pos, singularmente en el de Elvira , celebrado en Espaéa í
principios del siglo iv, ayunos cínones que quieren par e -
cerse í la rigurosa practica de los n.ovacianos ; pero se conoce
claramente clue no se fundan en el mismo error. Estos cínones
se hicieron en tiempos y circunstancias en que los Obispos
juzgaron necesaria una disciplina severa para intimidar í los
pecadores, y eu que debian descontar de las seéales de pe-
aiitencia que daban la mayor parte . Algunos autores sospe-
chan injustamente que aquellos Obispos estaban contagiados
con los errores de los novacianos .
Mosheim, para disculpar í estos liereges, dice que no
se les puede acusar de haber corrompido con sus opiniones
la doctrina de los crisriauos, y que su doctrina no se distin-
guia en nada de la doctrina de la Iglesia, lust . eclcs ., siglo nr,
part . 2 , cap . 5, 5 17 y 18 : hist . crist ., siglo 3, ó iS, notas.
iloslreim en esto solo manifiesta interßs de sistema . La doc-
trina del cristianismo es, que la Iglesia recibiÁ de Jesucristo
la potestad de perdonar todos los pecados, y no hay duda
lue Novaciano y sus partidarios disputaron í la Iglesia esta
potestad, que tambien la niegan los protestantes . Beveridgey
Bingham, ambos anglicanos, convienen en la verdad de este
hecho , y Bingham le prueba : Orig . eccles . , lib . 18, cap . ll.,
S 5 . Segun el testimonio de SÁcrates, lib . 7, cap . 25, Asclepia .-
Jes, Obispo novaciano , hablando con un Patriarca de Cons-
tantiuopla decia : "Nosotros negamos la cornunion í los gran-
des pecadores, dejando í solo Dios la potestad de perdonar-
;os ." Tillemont prueba esta misma verdad con los testimonies
e S, Paci ano, ele S . Agustin y del autor de las cuestiones so-
bre el _lfzti uo Vu^:o Tc,*c .rncntn : TilIcniont . , lem, torn . ,3,
: ,íg. 47a .
NOV aa-
5 . Cil) ,-i",1110 lo dí bastante í entender en la episát . 3_ (1 ,i
.19ntonicrn . `Nosotros, dice, no prevenimos el juicio de Dios,
que ratitcarí lo que nosotros hemos hecho, si vß que la pw-
nitencia es justa y completa . Si nos hemos engaéado por fal-
sas apariencias, ßl corregirí la sentencia que hemos pronun-
ciado.. ., Puesto que nosotros venlos que í nadie se debe im-
pedir el hacer penitencia, y que por :la misericorlia (le Dios
se puede conceder la paz por sus presb†teros, es preciso te-
ner consideration í los gemidos de los penitentes, y no reit-
sarles el fruto de su dolor ." Por consiguiente, no se trataba
solo de saber si l : . Iglesia deb†a (lar la absolucion í los peca-
dores, sino tambien si podia darla, y si la sentencia (le ab-
s‡olucion, pronunciada por los presb†teros, era prevenir el
Juicio (le Dios como pretend†an los nocctciaizos .
Los protestantes sienten ver condenado en el siglo ni
uno de sus errores en la doctrina de los novacianos ; pero cl
Trecho es incontestable . Estos hereges no dejaban de etihor-
tar í los pecadores í la penitencia, porque lo manda la Sa-
grada Escritura ; pero S . Cipriano nota con mucha razor que
era tina especie de burla el querer mover í los pecadores í
las lígrimas y al arrepentimiento, sin darles esperanza de per .
don por lo menos eu el art†culo de la muerte ; clue este era
un verdadero medio (le desesperarlos, ele hacerles volver al
.paganismo, Á de sumergirlos en la her .eg†a .
Con el tiempo airadieron los novocianos algunos errores
nuevos al de su gefe .; condenaron las segundas nupcias, y re-
bautizaron í los pecadores ; sostuvieron que la Iglesia se ha-
Ida co'ron ;pido y relajado por su benign dacd excesiva, &c .
Torraron el ncIrahrc de cˆtaros , que quiere decir puros ; í la
manera que se .llaman puritanos entre los ingleses los calvi-
nistas rigid s .
Sin embargo ele la poca consecuencia que-se nota en los
_log mas y en la disciplina de los novociwaos, esta secta no

118 NOV
dejé ele estenderse y de subsistir en el Oriente hasta el si-
glo vin, y en cl Occidente hasta el siglo viii . En el concilio
general ele Nicea del ario de 325 se formaron reglamentos
sobre el modo de recibirlos a la comunion (le la Iglesia en el
caso ele solicitarlo . Uno de sus Obispos, llamado Acesio, ar-
guyé en íl con mucho calor, probando que no se debóan ad_
mitir ß la comunion de la Iglesia los pecadores . Constantino,
que estaba presente,, le respondié en tono de ironóa : JIcesio,
ctrrinzcz la escalera y sube tÁ solo al cielo .
NOVADOR . El clue enselia una doctrina nueva en ma-
terias de fí. La Iglesia de Jesucristo hizo siempre profesion
ele no seguir mas doctrina due la que enseriaron Jesucristo
y los Apéstoles, y por lo mismo condené siempre como lre-
reges ß los que trataron de variarla é corregirla . Les dijo
por boca de Tertuliano de prccscrip . cap .
37 . "Yo soy mas
antigua que vosotros, y estoy en posesion ele la verdad an-
tes que vosotros : la recibó de aquellos mismos que estaban
encargados de anunciarla : soy la heredera ele los Apéstoles,
v- guardo lo que use dejaron por testamento, lo que confia-
ron ß mi fí , lo que me obligaron ß jurar cine conserva-
róa . A vosotros os han desheredado y desechado corno es-
trangeros y corno enemigos ." :La Iglesia conserva por base
ele su doctrina la mßxima de este mismo Padre que es la
siguiente : "lo quc fue enseáado desde el principio es la
Pura verdad , y viene de Dios ; pero lo que fue despees
inventado, es estrarigero y falso ." Ibid . cap . 31 .
La prßctica de la Iglesia, dice Vicente de Lerins en su
Comnzonit . S 6 , fue siempre el tener horror ß las novedades
en proporcion de su religiosidad . Para refutar el error de los
rebautizantes eu cl siglo III el Papa S . Esteban se contenté
con alegarles la siguiente regla, nada izzzzovenzos ; observemos
la tradici.on . El talento , la elocuencia, las razones plausibles,
las citas de la Sagrada Escritura, el nÁmero de partidarios de
YOV Itl~
la nueva opinion, ni aun la santidad de muchos, no pudi -
ron prescribir contra el dictamen y la prßctica de la anti-
g†edad .
21 . "Guardad el depésito, dice S . Pablo ß Timoteo,
Tpóst . i .', cap. 6, y procurad evitar toda novedad prolaua y
las disputas clue suele suscitar una ciencia falsa ." Si debemcs
evitar la novedad , debemos adherirnos ß la antiabedad, por-
que la primera es profana, y la segunda es sagrada .
S a2 . Lsplóquese en buen hora cou nias claridad lo clue
en otro tiempo se creóa de una manera nias oscura ; pero no
enseueis sino lo que habeis aprendido, y si vuestras pala-
bras son nuevas, que no sea nuevo lo que siguificau .
‡ 23 . ˆLuego no serß licito hacer progresos eus la ciencia
de la religion? Seguramente lo es ; pero de un modo clue no
altere el dogma ni su sentido . La creencia de las almas debe
imitar la marcha de los cuerpos ; estos crecen , se extienden,
se desenvuelven en el discurso de algunos arios, pero siena .
bre quedan . los mismos . Asó debe suceder en la doctrina cris-
tiana : duc se adruie con el trascurso de los siglas, que se
extienda y se ilustre cou el trabajo ele los sabi)s, y due se
Traga cada vez mas digna ele nuestro respeto ; pero clue en cl
fondo permanezca siempre óntegra í inalterable .
La Iglesia de Jesucristo, solócita y fiel depositaria de los
dogmas due de íl recibié, nada cambia, nada suprime , na-
da aáade . Su atencion se reduce ß poner mas exacto y usas
claro lo que se Babia propuesto con alguna oscuridad í irn-
perfeceion, mas iirrne y mas constante lo clue estaba suGcien-
teniente esplieado, y mas inviolable lo que ya estaba decidi-
do . ˆA quí se reducen los decretos de sus concilios? A dar
mas luz rß su creencia, nias exactitud ß sn doctrina, y mas
claridad y precision ß sus profesiones d .e fí . Cuando los he-
reges trataron ele enseáar novedades, la Iglesia no hizo por
sus decretos mas que .trasmitir por escrito ß la posteridad lo

120 NOT
que habia recibido de los antiguos por tradicion, espresar en
pocas palabras un sentido muy estenso, y fijarle con una
nueva palabra para hacerle mas comprensible .
é 24 . Si fuese lícito admitir nuevas doctrinas, óquß se
seguirla? Que los fieles de todos los siglos anteriores, los san-
tos, las vírgenes, el clero , millares de confesores , una in-
mensa multitud de mÁrtires , pueblos enteros, y el universo
cristiano, adherido Á Jesucristo por la fß catálica, estuvieron
en la ignorancia y en el error, y blasfemaron sin saber lo que
decian á lo que creian .
Toda lieregía principio Con un cierto nombre en
un lugar fijo, y en un tiempo conocido . Todo heresiarca
principio separÁndose de la creencia antigua y universal de
la Iglesia Catálica . De este modo procedieron Pelagio, Arrio,
Sabelio, Prisciliano, &c . : todos se precian ele creer noveda-
des, de despreciar la antigíiedad, y ele poner en claro lo que
so ignoraba antes ele su aparicion . Al contrario, la regla de
los catálicos es guardar el depásito ele los santos Padres, refu-
tar toda novedad profana, y decir con el Apástol : "Si al-
guno ense†a lo contrario de lo que liemos recibido que sea
atnatema ."
26 . Y si los hereges alegan en su favor la autoridad de
la Sagrada Escritura , ó duß lían de hacer los hijos de la Igle-
sia? DeberÁn tener presente la antigua regla que siempre se
observá , que se debe esplicar la Sarada Escritura , segun la
tradicion ele la Iglesia universal , Y ' preferir en esta esplica .
cion la antigiiedad Á la doctrina nueva, la universalidad al
dictÁnmen ele pocos, el sentir ele los doctores catálicos de mas
celebridad Á las opiniones temerarias de algunos nuevos di-
se rtaciores .
Se vß que Vicente de Lerins no hizo amas que desenvolver
en su Cornonitorio lo que ya Babia cnset‡ado Tertuliano 200
aˆos antes en sus hrescrilpcioncs contra los hercgcs .
NOV 121
Es verdad clue los novadores de los iíltirnos s*-glns acu=an
Á la ruisnta Iglesia <le lutter int+oc :;cln y alterado la ducts irla
de los Apástoles
. F.-cil era ele len atar esta tctlsacton ; pero
para <letr,ostrar la false<la~l es preciso confrontar la traulicion
de duirice sigiles : el proceso no l'otha formarse (le pi onto
con la debida iustrucciou ; y los hereges se apruve< baron del
intervalo para seducir Á los ignorantes . óEs posible clue la
Iglesia Catálica, estendltla por todas Lis pattes (tel mundo,
cuyos pastores juran y proles+an u,+ :n+in+emet+te clice no les
es lícito variar una letra de la doctrina que Izan recibido,
conspire sin cmbargu para Variar esta dottriua ; duc' los fie-
les de toela= las naciuites, íutiut .tmente cotVeneitlos de que
este atentado sería el mayor de los críunenc ‰s , baVan consen-
tido en cooperar .i ßl , signir‰n du tina dr+ . trina nueva ß iuta-
ginada por sus pastores ; y que las mi ‰n ras Duc ie larles que se
separaron de la Iglesia Roinatta trace roas t ooe aˆos, caye-
ron en el naistno error? Si esta paraduj t se pubis ca cumple-u-
di<lo desde el principio, seria capaz por sí sola de incomodar
Á todo el universo pur su absrtr .lo . A fuerza (le oírla repetir,
etupezaron Á creerla aguardando el examen de lus monu-
mentos que demostraban lo contrario . Ultimamente se veri-
ficá en la Perp . tuidcul de Ice le ; pero la heregía estaba t .uay
arraigada para flue pudiese ceder Á la evidencia ( l e los he-
ellos y de los ntonunientos . Aun en el dia sostienen los pro-
testantes que todos los dogmas catálicos que refutaban , son
una nueva invention de los Šltimos siglos . Vßase Depásito
ele la fß, perpxtuidad ele la fa ; , prescrijpcion .
NOVELAS . Historias fabulosas , que regularmente tie-
nen por objeto describir el amor profano . Censuran de rigo-
risu7o Á los casuistas que prohiben absolutamente la lectura
de las novelas ; pero su juicio estÁ muy bien fundado . El me-
nor mal que producen estas obras, es el de disgustar Á los
jávenes ele toda lectura sßria, formando en ellos un espíritu
TOMO VII. I0

122 NOV
ele falsedad, pinténdoles los hombres y las pasiones muy di .
ferentes de lo que son eu la realidad . El fondo de todas estas
frívolas narraciones es siempre a pastos del amor, y cuanto
mas vivas son sus pinturas , tanto mas capaces son de desca-
minar é los jóvenes de ambos sexos, cuya sangre esté ya de-
masiado enceiadida . Bien pronto se les ofrece realizar en sí
mismos el fantasma de felicidad que ocupa su imagination ;
y si no pueden buscarle en cl estado del matrimonio, se
apresuran é ensayarse en los autores ilegítimos y en un liber-
tinage consumado . Por lo mismo no se puede dudar clue esta
clase de lectura contribuye mucho é la depravaciou de las
costumbres . Algunos trozos de moral alambicada que se
mezclan en las aventuras de las novelas no sirven para re-
parar los males que producen semejantes libros .
Santa Teresa de Jesus, instruida por propia esperiencia
de lo que había pasado en su juvenntud, exhorta é los padres
de familia é clue preserven cuidadosamente é sus hijos de la
lectura de las norzclcts, representéndoles sus funestas coule--
cuencias . No tenctnos necesidad ele alegar ejemplos extranje-
ro, cuando nuestras costumbres pßblicas nos demuestran la
ruina que produce su veneno . El gusto dcsenfreua lo é las
novelas llegó entre nosotros é tal estremo, que se ven mu-
chas personas que ya no son capaces de sopo tar otra lectura .
Hombres preciados Ále talento trataron ele persuadir de que
este es el ßnico medio eficaz para dar lecciones .le moral -a la
juventud ; pero nosotros estamos seguros de que es mas bien
el ßnico medio de hacerla que se fastidie ele toda moral sóli-
da y sensata .
NOVENA . Oraciones continuadas por nueve alias en Ho-
nor de algun santo para conseguir (le Dios alguna gracia por
su intercesion . Los incrádulos, instruidos por los protestan-
tes , se empe†an en ridiculizar todas las précticas de piedad
que se usan en la Iglesia Romana, y un hombre que se precr,a
NOV 123
de talento ya no puede mirar una novena sino como una str-
persticion, poniándola entre las précticas que se llaman va-
nos obscrvcurzcius y culto supdrfluo . ‡Por quá se han de repe-
tir estas oraciones por nueve dias ni aras ni m enos? ‡Serian
acaso menos eficaces si se hicieran solo por ocho Bias , ó se
prolongasen hasta diez ó doce?
En cualquiera nßmero clue se haga, volveré la . misma
cuestion, y nunca probaré nada . El aludir é un nßmero
cu:dgniera, solo seré supersticioso cuando tenga alguna cosa
ele ridículo, y no diga ninguna relation al cinto de Dios, ni
é las verdades que debemos profesar ; al contrario, seré loa-
ble cuando sirve para inculcar nn hecho ó un dogma que
debe conservarse como esencial é la religion . Entre los pa-
triarcas y los judíos era sagrado el nßmero septenario, por-
que aludia é los seis ellas (le la creacion , y al sáptimo ó al
sébado, que era el ella ele descanso : por consiguiente, era
una proUsion continua ciel dogma ele la creacion , que es una
v(+rdad fc,ndarne : ;t .;h
yy de lay or 'miportancia . Váase Siete.
ma
El quinto el ia (le la Nesta de las expiaciones, debian los judíos
ofrecer becerros en sacrificios hasta el nßmero de nueve , y
no creemos que este nßmero tuviese nada de stay rancioso,
aunque no sepamos la razon por quá se ofrecian nueve pre-
cisamente . Nunc ., cap . W9, v . 26 .
Entre los cristianos se Hizo sagrado el nßmero tres, por-
que hace relation é las personas ele la Santisuna Trinidad .
Como este misterio fue combatido por tantas sectas , la Igle-
sia trató ele multiplicar su expresinn en el culto exterior ; de
aquí nació la triple inmersion en el bautismo , cl trisctgio ó
el sanctus cantado en la liturgia, la seiial de la cruz , repe-
ˆida tres veces en la Misa por el sacerdote, 8 :c . Por la misma
razon se hizo misterioso y significativo el nßmero nueve, ó
ele'
tres veces tres : así se dice nueve veces kyrie
ces en Honor de cada persona divina , para denotar su per-

124
NOV
feet .+ ignaldad, y nosotros pensarnos que tina novena tiene
el m i smo s , éu ti lo y hice la misma alu,ion, y que por lo mis-
mo es muy ítil y muy inocente .
Si por ignorant la una persona piadosa se fi` arase que
por esta alusiou el nímero nueve tiene una irrrul partócu_
V
lar, y clue ajó una novena debe tener utas eficacia clue una
decena, se deberla perdonar su simplicidad, ß instruirla del
verdadero motivo (le la devotion eu que se ejercita . VÁase
Vana uh ;('rvrnrc : a .
NO`VIGIADO, NOVICIO . Se llama noc'icio tina persona de
cual(Iniera de los dos sexos, clue tratando (le profesar el esta-
do religioso torna el hábito, y se ejercita eu cumplir sus de-
beres . E .t tollos tiempo ; tomß la Igle&ia sus p_rec éa uc éi ones para
impedir clue nadie entrase en el esta lo iehgioso sin tina vo-
cacion libre y sßlida, y sin estar sn!icientemente probado . El
coucili~r de Trenzo eu la ses . 25, cap . rb y siguientes renovß
sobre esta materia los autiunos cánones, encargando á los
obispos (lite vel asen ele cerca sobre su observancia, pero esta
materia pertenece al derecho canßnico .
Los heredes, los incrÁdulo, y la gente de mundo que se
imagiuau clue ea~i tochas la : voeaeioces son forzadas, igno-
ran las prtich as clue se hacen Suffit é á los novicios, y los ciii-
dados clue toman los superiores eclesiásticos para impedir clue
el error, la sedicißn y la violencia tengan parte en la profe-
sißn rcli,iost . Generalmente se puede a'egtar .tr doe si hay en
este gÁnero algunas vóctimas (le la ambition, (le la crueldad
y de lu irreligißn ele sus padr e s, los mismos novicios han con-
sentido en ello, y due ~c rprendieron la vigilancia y aten é
clon escrupulosa de los obispos y de sus vicarios . VÁase Pro é
fesion r eligio .sa .
MOV1SI OS . Significa esta palabra el íltimo estado que
debe experimentar el hombre, á saber, la muerte , el juicio
de Dios, el ciclo para los justos, y el infierno para los peca-
NUB
125
dores : e :to es lo doe la Sagrada Escritura llana novissirna ho-
nunis . "En todas vue tras acciones, dice el Ecleatastia o, acot'-
daoS de vuestros novósinr as, , y no pevareis jama= ." Cala . 7,
v . 4 . El Salinista, asombrado de la pro'petulad ele los malos
en este inundo, dice, cine para contlarender este misterio, es
Preciso entrar en el secreto de Dios, y considerar los novisi .-
mos ele los pecadrnes . Salar . 7` é. 7 é
, " 1
NTOUPI . VÁase 13tua .bacal .
NUBE . Eu la Sagrada Escritura las nubes ß el cielo ne-
buloso significan regnlarutcnte tin ti( tapo ele aficcion y ele
calamidad ; esta mctafora la usan tantbicn con bastante fre-
cuet :cia los autores profano, y seróa inítil el clue citásemos
ejemplo . Una nube tambien significa algunas veces un ejer-
cito cnernig( 1 11(1 1111 0 o cine cubrirá la tier va comotlas nubes c cubrenel
cielo, y le ocultan á nuestros ojos . Jcrern ., cap . 4, v . i3 :
Ezrq ., cap. 3o, v . 18 ; cap. 38, v . g . Las nubes por su lige-
reza son CI sómbolo ele la va†)†-la(† Á inca+nst .aucia ale las cosas
(le este mundo : en la Epist . 2 .a (le S Pedro, cofa . 2, v . 17,
se dice que los falsos doctores sort tinas nubes movidas por
un viento impet+†OSO ; y eu la Lhisr . ale S . Jadeas, v, 12, se
dice que son nubes sin lluvia . P~epre~entan tambien el suceso
repentino Á imprevisto de algttn negocio (le imlaortaucia .
Isaóas, cap . 19, v . i, dice, due 1)ios entrará en Egipto con-
dncido sobre tina nube ligera . Daniel en el cap . 7, v . 13, vio
llegar sobre las nubes del cielo un personage i crecido al hijo
del hombre, que fue conducido ante el trono del Eterno, y
se le concediß cl imperio sobre todo el universo : este sin du-
da era cl Mesias . Jesucristo en el Evang .(le S . Mat , cap . 24,
v . 3o, dice que se verá venir al hijo del hombre sobre las
nubes del cielo con mucha pompa y ntagestad ; y en el
cap . 26, v . 64, slice á sus jueces . "Vosotros vereis llegar so-
bre las nubes del cielo al hijo del hombre sentado á la dies-

1zé NUB
tra del poder de Dios ." De este modo anunciaba la prontitud
y el poder con que vendría ó castigar ó la nacion judóica .
Muchos intßrpretes entienden en el mismo sentido las si-
guientes palabras del Salmo 17, v . 1 c : "Subié sobre los que-
rubines y volé sobre las alas de los vientos," porque son se-
mejantes ó las del Salmo i o3, v . 3 : "liabeis subido sobre las
nubes y andais sobre las alas de los viento, ."
S . Pablo en la 1 . a Fhist . cí los coriut ., cap . T o, v . i, dice :
"Nuestros padres estuvieron debajo de la nube y pasaron el
mar, y todos fueron bautizados por Moisßs en la nube y en el
mar ." Esto no quiere decir que el paso de los israelitas por el
mar Rojo bajo de la nube fuese un verdadero bautismo , sino
que fue la figura del que debe recibir un cristiano, y del
modo con que debe obrar . Porque al como los hebreos prin-
cipiaron una vida nueva despues de cst .- paso, viviendo en
el desierto ó las érdenes de Dios, así tunbien el cristiano una
vez bautizado debe vivir una vida nueva bajo la ley ele Jesu-
cristo. Vßase la Sinopsis (le los críticos sobre este pasme .
NUBE (Columna (Ie) . Sc. dice en la historia Sagrada que
ó la salida de Egipto hizo Dios que fuese ó la cabeza ele los is-
raelitas una columna de nube, clue era oscura pur el día y
luminosa por la noche , que les sirvié de quia para pasar el
rear Rojo y para caminar por el desierto : que se paraba
cuando debian acamparse , y que se ponia en movimiento al
tiempo de partir, y cubría el tabernóculo, &c .
Tolando compuso una disertacion con el título de liocle-
Tos, guía, con ónimo de hacer ver clue este fenémeno nada
tenia de milagroso : en su concepto, la pretendida columna
de nube no era reas que un brasero ardiendo puesto en la
punta de u ;1 varal, y que daba humo por el día y luz por la
noche : este es un espcdiente de que se sirvieron muchos ge-
nerales para dirigir la marcha de un ejßrcito, y aun en el
NUB x2 7
(lia le usan los viageros para caminar por los desiertos de la
Arabia . Son muy curiosas las reflexiones en que el autor
quiso fundar esta su imaginacion .
Principia observando que cl estilo de los libros sagrados
es por lo general enfótico ß hiperbélico : todo lo que es lier-
moso é raro en si, gßnero se atribuye ó Dios : un ejßrcito
numeroso es un ejßrcito de Dios, los montes muy altos son
montes ele Dios, etc . Vßase Nombre ele Dios .
En los paises poblados y habitados, cuyo aspecto presen-
ta variaciones, la marelia ele los ejßrcitos se dirije por obje-
tos visibles, por los montes, los ríos , los bosques, las ciu-
dades , y los castillos : en los campos abiertos y eu los luga-
res desiertos se necesitan seÁales singularmente por la noche,
y la sellal nias uatoral y mas cémoda es el fuego . Como la
llama y el humo, suben al alto se les dié el nombre ele co-
lumna : así se espresan, no solo los autores sagrados, sino
tamhien los historiadores profanos .
Cuando salieron de Laipto los israelitas marchaban en or-
den de batalla :cap. 33, v . i, y el desierto comenzaba
en Etham, en el mismo Egipto , Fxod. cap . 13, v . 18- Por
consiguiente necesitaban ele una seÁal para dirigir su cami-
no : Moisßs hizo llevar fuego en la punta de un varal , de-
lante de la primera línea del ejßrcito , y multiplicé estas se-
Áales segun la necesidad . Luego que se hizo el tabernóculo , se
colocé el brasero sobre esta tienda , en la cual se juzgaba ó
Dios presente por sus símbolos y sus ministros . Esta próc-
tica era conocida entre los persas, y Alejandro se valié de
ella, segun Q . Curcio, lib . 5, cap. 9, -
S. Clemente de Alejandría, Strom ., lib . 1, cap . 24, edi-
cion de Potter, póg . 417 y 418, refiere que Trasibulo usé
de este estratagema para conducir una tropa de atenienses
durante la noche , y que aun se conservaba en Muniquia un
altar del fésforo para monumento de esta marcha . Alegaba

128 NUB
este Hecho pata hacer crei'tl .: é los griegos lo que slice la
Sagrada Escritura de la cío lcunna que conducóa é los israeli-
tas, y por Cnn-igUlt'nte 110 la miraba come un milagro .
Li S_igrada Escritura (lice que esta columna, colocada
entre el campo ele los egipcios y cl de los is,a,litas era os-
cura p''r un lado, y lututnotza por el otro ; pero este era na
estrat :geuta igual al que describe X-no` ío nte en la Cirope-
di.a, ßti) . 3 . Y una vez clue los egipcios no se asombraron con
esta n'ib .', sin duda que no la miraron como un fenÁmeno
milagiosn . Cuando lit Escritura dice que el Seáor iba delaete
de los israelitas, Cx-td ., cap . 13, V . zo, quiere decir que los
guiaba por sus ministros . Las Árdenes (le Mois†s, (le Aaroti,
de Josu†, y d . í los (lemas i; efes, se atribuyen siempre é Dios,
monarca supremo (le los israelitas . En el lib . (le los N‡m .,
cap. ro, v . 13, s, í (ßice que los israelitas partieron si`~ttirndo
el mandato (le Dios, (lue les declarÁ Mui-es ; y esto inam-
fiesta bastante (Loro clue Mois†s clispouia de la hube .
Finalmente, el éngel del Seˆlor, due se menciona en el
mismo libro, era Ilobab, collado (le Mois†s, que naciÁ y vi-
viÁ en el desierto , y que por consiguiente conocia bien to-
dos los senderos . En el lib . ele los Iueces, cap . 2, V . J, el éu-
gel del Seáor que se cita en †l era un profeta .
Nin gun escritor juicioso diÁ la menor importancia ó esta
quimera ele Tolando ; los comentadores ingleses en la Biblia
de Chais, Exod ., cap. 13, V . 21, ni siquiera se dignaron re-
futarla ; pero nuestros incr†dulos franceses la minan congo
un trofeo en muchos de sus obras : nosotros no podemos ute-
nos de oponerla algunas observaciones .
la Es imposible que los israelitas fuesen tan est‡pidos
que mirasen como milagroso un brasero que arrojaba ltunro
por el dia y llamas por la noche : seróa verdadero milagro
que un pueblo compuesto de mas de (los millones de lrorn-
bres pudiese percibir el humo y la llama de un brasero ; y
NUB 12(9
lo seria tanibien el que un brasero pudiese formar una nube
de humo tan grande clue pudiese cubrir cri su marcha una
multitud tan granele de hombres . Pues bien , Dlois†s asegura
que la nube del Seáor cubria a los israelitas en su marcha
por cl (lia . NÁnt ., cap . 1o, Y . 34 : cap . 14 , Y . 14 . Es preciso
no olvidar esta circunstancia . No es menos imposible clue
Mois†s fuese tan insensato que pensase engallar sobre este
punto é una nation entera por espacio de 4o aims consecu-
tivos : este es un hecho que se podia verificar é todas las ho-
ras del dia y de la noche ; y la historia nos dice que jamas
faltÁ la columna de nube por el dia , y de fuego por la no-
che, Exod ., cap . 13, v . a2 . Mois†s é los 4o anos ponóa .
todos los israelitas por testigos ele este prodigio, siempre fijo
y perenne . Deut ., cap . 1, v . 33 : cap, 31, v . 15 . Esta es otra
circunstancia clue se debe tener muy presente .
e .~ Ninguno ele los hechos y reflexiones que alega To-
lando puede disminuir el peso de estas clos circunstancias
csencialcs . Aim, cu indo fuese cierto que los israelitas atri-
buyesen é Dios basta lus fenÁmenos mas naturales, uo bas-
tarla esto para justificar las espresioucs ele Mois†s : no solo
llanca nube de Dios la columna de que bahl,nuos,sirto que dice
que cri el minio Dios quiten marchaba al frente (le lo, israeli-
tas , y les mostraba cl cansino por medio de la columna que
los guiaba (le dia y ele noche, y quien los cubróa con la nube
en su marcha , & c . , - F.vod ., cap . 13, v . a 1 : Nunz ., cap . 14,
-, 14- Cc . El impostor mas atrevido no hubiera osado lia-
ltlar de este modo, si solo se tratara (le un brasero ardicuclo,
pu.csto Cn la punta de nil t.~ :adero.
3a Supone falsamente Tolando clue el desierto en que
perm'111cerou los israelitas era un vasto campo desnudo de
todo objeto visible ; Mes 1-~abia en †l montes y rocas, algu-
nos érboles y past us ; la historia de Mois†s lo asegura, y lo
eonlirn-tan les viagcrcs . Por consiguiente era imfosible clue
TOMO Vit . 17

130 NUB
el humo 6 la llama de un brasero pudiese percibirse por mas
de clos millones de hombres , bien fuesen ele marcha é bien
estuviesen acampados . Los ejírcitos que citan los historiado-
res profanos no eran mas que puóados de hombres en corn_
paracion de la multitud de los israelitas, en cuya nation ha-
bia seiscientos nail en estado de manejar las armas .
4.a Es falso que Moisís niultiplicaba las seóales Begun la
necesidad, habla perennemente de una sola columna de 721 ,_
be y no de punto , por el dßa , y que parecia fuego por la no-
che . Tambien es falso que no se creßa presente Á Dios en el
tabernÁculo sino por sus sßmbolos y sus ministros . Moisís di-
ce rspresamente que Dios estaba presente en la columna de
nube, que hablaba desde ella, y que hacia resaltar en ella su
gloria, y que entonces se prosternaban Aaron y Moisís,
Lxod ., cap . 4.o, v . 3a : Ntinz ., cap . 9,v . iS : cap . i1, v. 25 :
cap . 16, v . 19 y 22, &C . Se hubieran prosternado delante de
un brasero? Asegura la historia que esto se verificaba Á vis-
ta de todo Israel .
5.a Nuestro disertador falta Á la verdad respecto Á S . Cle-
mente de Alejandrßa, porque este Padre consideraba la co-
lumna de nube como un verdadero milagro . Sus palabras
son las siguientes : "Tengan los griegos por crcible lo que
refieren nuestros libros, Á saber : que Dios omnipotente pudo
hacer que una columna ele fuego precediese Á los hebreos
por la noche y los guiase en el camino ." Si comparé este
prodigio con lo que hizo Trasibuesilo fue para demostrar que
Dios hizo con su omnipotencia lo que un sabio general pudo
verificar con su destreza .
6. a Xenofonte ca la cirolpedia, lila . 3, cap . 55, refiere
que Ciro y Ciajares en la guerra con los asirios, no encen-
dian fuego en su campo por la noche , sino delante de su
campamento , para que si alguna tropa trataba (le atacarlos
lo percibiesen sin ser vistos : que muchas veces lo encendßan
NUB 131
tras de su campamento, de lo cual resultaba que los enemi-
gos clue venßan (le descubierta, daban con sus guardias avan-
zadas cuando se creßan muy lejos del . nemigo A I contrario,
e
en el cap . 14, v . 19, se dice : "que la nube, abando-
nando el frente del campamento ele los israelitas, se colocé
z, su espalda, entre el campo ele los egipcios y cl de los israe-
litas, que era tenebrosa por un lado y luminosa por cl otro,
de modo clue los clos ejírcitos no pudieron aproximarse en
toda la noche ." áEn quí se parecen estos clos fechos? áCon
quí artificio pudieron los gefes de los isra .'litas hacer tene-
brosa por el lado de los egipcios una nube que era luminosa
por el otro lado?
No es estraóo que los egipcios no tuviesen por un milagro
una nube tenebrosa durante la noche, porque, no veßan que
la misma nube era luminosa al lado ele los israelitas .
7 .a En el l ib. de los 1Vr na ., cap. 9, v. a3, venßos clue los
israelitas acampaban y levantaban el campo por orden del
Schor : clue estaban de centinela , segnn el precepto de Dios
intimado por ~lei~ís cn el cap . 10, v . 1 1 : que la nube se
elevé sobre el tabernÁculo, clue p :1'ticron los israelitas, y que
los primeros levantaron cl campo, se, ,un la or,lcn del Seóor
dada por Moisís . áCual habla sido la orden del S~†or? Ob-
servar atentamente si la nube se dctenia 6 andaba para saber
si c?elbian acampar é levantar el campamento . áEsto prueba que
Moisís d isponia ele la tt.!ibc y la dirigßa Began su voluntad ?
8 a NNo se prueba que cl angel del Seóor, de quien se ha-
ba en el libro de los Jueces, cap . v . t , inc su profeta ; y
no irayy nada en el teto que autorice esta cougetura .
De este modo, deaf ~uranc ;o el texto, suprimiendo los
-
hechos y las circrsustan i .a esenciales, citando falsamente
autores sagrados y profanos, y multiplicando las suposiciones
Á su gusto, se lisonjean los incrídulos conseguir que desapa-
rezc_cu lus milagros de la lli,,toria Sagrada .

132 NUE
columna de nube quien guiaba .é los
Preguntan : si era la
israelitas, ípor quó Moisós obligß Á I3obab, su enáado, Á
quedarse con ellos para que les sirviese de guia en el desier-
to? Porque llobab conocia los desfiladeros del desierto, y sa-
bia donde Podéan hallar buenas o malas aguas, Árl-)oles,
pastos, y poblaciones amigas ß enemigas , y esto no lo indi-
caba la colunzzza cls nube .
NUESTRtA SENORA . Tétulo de honor que clan los catß-
licos Á la Virgen Santésima : asé decimos, la Iglesia de nttcs-
trci Sc llora, las fiestas cls nuestra Seáora, &c .
Los protestantes refutan el culto de la Virgen, y hacen
creer Á los ignorantes que nosotros llamamos nuestra Seáora
en el mismo sentido que llamamos nuestro Seáor Á Jesu-
cristo, y que de este modo damos Á los clos igual culto . Un
equévoco no deberéa ser nunca causa ele disputas . Jesucristo
es nuestro supremo Seáor, porque es Dics ; pero llamamos
nuestra Seáora Á su Santésima Madre, para manifestarla un
respeto mas profundo que Á ninguna otra criatura, y una
entera song : !ira en su interCesion . Si algunos devotos POCO
ilustrados se explicaron alguna vez en este punto ele un mo-
do poco correcto, no debe acriminarse Á la Iglesia romana,
que nunca aprobß semejantes escesos . íSerÁ justo que nos arci-
sen de idolatréa , porque damos tétulo de seáores Á los grandes
de la tierra
NUEVO . Esta palabra tiene muchos sentidos en la Sagrada
Escritura . Significa, i .† lo que es estraordinario . En cl libro
de los Jueces, cap . 5, v. 8, se dice : cl Seáor eligiß un nrtevo
modo de hacer la guerra y de vencer Á nuestros enemigos,
aspirando Á una n)uger cl valor propio de un ltombre : 2 .† lo
ijue se eia cua con tizas euida,lo que en otro tiempo . Jesucristo
Varna el preeep-o ele la caridad uta precepto nue>o, L'vang ‡
tie S . Juan, .cap . 13, v. 3 , aunque va fue impuesto en la ley
antigua, )C,." lue lo ex )licß huelo-r, manifestß .nuevos moré-vas
NTJM 133
para que temamos caridad , y presentß en sé mismo un rao-
delo perfecto ele ella : 3 .† lo que es bello y sublime : en este
sentido slice muchas veces David, Seáor, yo os cantaró un
cÁntico nrtevo . Eu el estilo de S . Pablo cl hombre nuevo es
cl cristiano Purificado de sus antiguos vicios por el bautismo .
En el Evang . de S . Lttc ., cap . S, Y . 37, dice Jesucristo que
no se debe poner vino nrtevo en odres viejos, para denotar
que no debéa imponer Á sus discépulos , aun dóbiles, unos
deberes demasiado perfectos : 4 .† en la a .~' Epési . ele S. Pedro,
cap . 3, v. 13, y en el dpocal ., cap . 2t, V. i y 2, nn nuevo
ciclo, una nueva tierra, y la nacva Ierusalen significan la
mansion de los bienaventurados ; pero en Isaéas, cap . 66,
v . 22, las mismas espresiones parece que denotan el reino
ciel Meséas . Cuando cl Salvador promete Á Jus Apßstoles be-
,ber con ellos un ciao nuevo en el reino de sn Padre, podia
significar que aun beberla y comeréa con ellos de nuevo des-
pues de la resurreCcion, S. 111at ., cap . i4, v . 25 : 5.† en el
Lvarrg . de S . Jitan, cap . t9, v . 4r, se dice que Josó de Ari-
xnatea depositß el cuerpo clc Jesucristo en un sepulcro rzztero
cn que nadie ltabia sido sepultado : 6 .† en el cal, . 23 del
fixed . , v . t 5, el tees de los rurevos frutos era cl nies d,;
Visan, durante cl cual principiaba la siega en el Egipto y
la Palestina .
itiIˆM ROS (E1 li!)ro de los). l!ste libro es ól cuarto clef
Pentateuco, ß de los cinco libros escritos por Moisós . Con-
tiene la historia de ;')3 Á 39 anos clue pasaron los israelitas
en el desierto : lo anterior a estos se refiere en el Exodo, y
lo que siguiß l) .}bra la entrada ele este pueblo en la Palestina
r se halla en el Dcu!trorzornio . EstÁ en forma de diario, y no
1)udo escribirle sino un t .estig;o ocular de las marchas, cam ‡
pamentos, y acciones de los bebrcos en este intervalo, Se
llamß cl Libro de los Narncros, porque los tres primeros
capétulos contienen las entInaeraciones de las Cbfctetltcs tci-

134 NUM
bus de este pueblo ; pero los capétulos siguientes contienen
un gran nímero de leyes que entonces estableció Moisßs, y
la narraeion de las guerras que los israelitas tuvieron que
sostener contra los reyes de los amorreos y de los madianitas.
En vado quisieron algunos incrßdulos disputar la au-
tenticidad ele este libro, y sostener glle sc escribió en los si-
glos posteriores Á Moisßs ; ademas de la forma ele diario que
depone en su favor , y el testimonio constante de los judéos,
Jesucristo, los Apóstoles, S . Pedro, S . Jnd,is, y S . Juan en el
Apocalipsis citan muchos trozos de Historia sacados del Li-
bro de los Nímeros, y no hay apenas un escritor del Antiguo
Testamento que no alegue algue trozo de este libro , ó que
por lo menos no haga alguna aiiision Á sus capétulos .
El libro 1 . á de los macabeos refiere lo que se (lice en CI,
del celo de Finees y ele su recompensa ; el del Tclesiastcs
tainbien hace mencion del inisnlo celo , corno tamblen (le la
rey )clion de Corß y ele sui l(arti farros : el profeta ?i'L: gneis y
a';ccin†as liabbin ele !a c!iputaciou del rey (le 11loab Á Balaarn,
N- de l :i respuesta (le ßste . El lib . 4 ele los -reyes y el ele Ju-
dit renuevan la memoria ele las serpientes que hicieron pe-
recer Á tantos israelitas, y de la (le metal clue elevó Moisßs
con este motivo . Ostas pone Á la vista de este liucblo los ar-
tificios que usaron lay In IT'; .'i'cs r1Ia(1ianitas para Isover Á sus
padres al culto de Bi~Ifrgor : David en el soler . Io5 junta es-
te aeontecirniento con el (le Datan y Abiton , y con las mur-
muraciones de los israelitas . En cl libro (le los -~,'anicros ve-
mos tanmibien la ley relativa Á los inatrirnonios, clue en el
libro de Tobéas se llama la Icy de Tiluisßs . Jephte en el
cap . I r del libro de los Jueces des-clia la injusta peticion ele
los amnionitas, alegÁndoles low hechos que se refieren en los
capétulos 20, 2 1 y 2?2 de los 1~Tténzcros , v tanibien Josuß lin-
ce memoria ciel mismo libro . Finalmente, Moisßs reasume
eu el Deuteronomio lo que Babia dicho en el libro de los
NYC i3 ;
Nímeros respecto Á los diferentes campamentos de los lie-
breos, la mision ele los esploradores Á la tierra prometida,
la derrota ele los reyes de los amorreos, la conjuracion de
Corß y sus partidarios, y la conducta (le Balaam . No es po-
sible que se establezca la autenticidad ele niegan otro libro
por una tradicion nias continuada y iras constante .
No nos detendremos en discutir las frévolas objeciones
ele Espinosa y sus copiantes contra este libro, tendremos oca-
sion ele refutarlas en diferentes artéculos particulares, y el
abate Clemeuce las refuta con la mayor solidez en su obra
titulada la Autenticidad de los libros asé ciel Nucvo como
del Antiguo Testamento, impresa en Parés allo ele 17$2, ma-
nifestando hasta la evidencia la ignorancia y fi ivolidad del
crético incrßdulo Á quien refuta .
NUPCIAL (Bendicion ) . Vßase Illatrimonio .
NUPCIAS . Vßase Bodas .
NUPCIAS (Segundas ) . Vßase -Bigamia .
NYCTAGIOS ó NYCTAZONTES . Palabra griega deri-
vada de N :, ; , noche . Se llamaron asé los que declamaban con ‡
tra la costumbre de los primeros cristianos de velar por la
noche cantando las alabanzas de Dios, porque, decian estos
censores, la noche se hizo para descanso de los hombres : ra-
zor demasiado miserable para que nos detengamos en re-
futarla .
FIN DE LA LETRA N.

136
0 DL NATIVIDAD . Véase Anuncictcion,
OB . Véase Pitonisa, Piton .
OBEDIENCIA . Es nzcis accesorio obedecer ci Ilios que si
los hombres . Esto es lo que respondieron los Apístoles cuan-
do el consejo de los judóos les prohibií predicar . Ilech .
capost ., cap . 5, v . En esto no har_ian in :is due seguir
2q .
la leccion clue Its habóa dado J,esucri=to cn ;"ido les dijo :
no teillais ß los clue matan el cuerpo y no pueden rna-
tar el alma ." S. lllut ., cap . i o , v. 28 . S . Laacccs, cap . 12,
v . 4, &c .
Los incrédulos gritaron altamente contra esta mßxi-
ma dicen que solo es propia para trastornar cl Urden pÁ-
: de su pretendida inspiration? Cuando una religion falsa
blico y turbar la sociedad, Armado con este escudo, to-
do fanßtico se creerß inspirado por Dios, y con derecho
de insultar ß las autoridades le_ótinies. Obedecer ß Dios
no es en la realidad mas que obedecer ß los sacerdotes
que se venden por írganos é intérpretes ele la voluntad
(le Dios : todas las sectas justificaron su resistencia ß las
leyes civiles pur este falso principio .
Algunas reflexiones muy sencillas demostrarßn la sa-
biduróa y la justicia de la conducta de los Apístoles, al
paso que la injusticia del ahuso que se puede hacer de
este principio para violar las leyes de la sociedad .
La n}ß itna due escandaliza <t los incrédulas, fue
I .a
OBE 1
37
adoptada por los mai célebres filísofos ; Sícrates, Platon
y Epicteto, no cesaban ele enseriarla . Véase el Fedon de
Platon y la vida de Epicteto, pßg . 58 . Celso , aunque
vitupera ß los cristianos porque se resisten ß las leyes glue
autorizan la idolatróa, juzga sin embargo que no se debe
hacer traicion ß la verdad por el temor ele los tormen-
tos. Origenes Cont . Celso, lib . r, nÁm . 8 . "Si se man-
clase, dice, ß un adorador de Dios decir una impiedad
í cometer una action mala , no debe nunca obedecer, y
mas bien debe sujetarse ß los tormentos y ß la muerte ."
Ibid . lib . 3, nÁm . 66 . Luego es falso que toda resisten-
cia ß las leves sea un crimen .
2 .' Cuando los Apístoles no quisieron obedecer al con-
sejo de los judóos, no seguóan la opinion de los sacer-
dotes, porque de estos se componia principalmente aquel
consejo .
3 .a Los Apístoles probaban su divina mision por la
de Jesucristo, por su resurrection, por la venida del Es-
póritu Santo, y por los milagros clue bacian . áSe cono-
cen impostores í fanßticos que diesen semejantes pruebas
se balla establecida en una nation por las leyes , í es
preciso sostener que Dios no puede enviar ß nadie para
desenga†ar ß los hombres, o convenir en que sus en-
viados tienen derecho ß resistir ß la autoridad publica .
Los mismos judóos lo conocieron . "Tened cuidado , les
dice Gamaliel , con lo que vais a hacer .. . . Si la empresa
de estas gentes viene de los hombres, se destruirß por
só misma ; pero si v leve de Dios no podreis impedirla
sin resistir ß Dios .` hechos apost . , cap . 5, v . 35 y 38 .
El autor de los pensamientos f losíficos se equivocí,
pues cuando dijo , nóun . Ll2 : " Si alguno anuncia al pue-
blo un dogma contrario ß la religion dominante, 6 cual .
TOMO VII . 1í

138 GB L
quicr hecho contrario é la tranquilidad píblica , aunque
justifique 'su mision con verdaderos milagros, el gobier-
no tiene derecho é perseguirle ., y el pueblo é gritar cru-
ci fige. óQuß riesgo no habria en abandonar los espÁ-
ritus é las seducciones de un impostor á é los delirios
de un visionario? Corno si los impostores pudiesen ba-
der milagros en prueba de su mision . óDánde estas los
que hicieron hasta ahora?
AsÁ cuando los sectarios é quienes prohiben las leyes
el ejercicio de su religion , se creen con derecho para in-
sultar las leyes, y dan por ínica respuesta, que vale meas
obedecer a Dios que é los hombres, es preciso que em-
piecen por demostrar que Dios les manda esta resisten-
cia, é la manera que los Apástoles probaron que Dios
les Babia mandado predicar el Evangelio, é pesar de to-
das las potestades ele la tierra . Se pidieron é los primeros
predicantes del protestantismo las seriales de su divina
micion , y no pudieron darlas ; tambien se piden con la
misma razor é sus sucesores y é todos los que se em-
pellan en escucharlos . Los primeros cristianos, aunque
muy convencidos de la divinidad de su religion, nunca
trataron de conseguir por violencia el ejercicio píblico
de su culto . óQuißn diá é los protestantes un derecho
mejor fundado ?
4. a Los mismos incrßdulos violan sin escrípulo las
leyes que prohiben hablar, escribir y formar invectivas
contra la religion del estado ; y no alegan en su favor
una orden de Dios, en quien no creen ; pero sostienen
igualmente que los sectarios, que estan autorizados para
ello por derecho natural . Y ólos enviados de Dios, los
Apástoles y los Pastores de la Iglesia, no tienen tambien
derecho natural para predicar su creencia, aun cuando
no probéran bien el derecho que les concede su divi-
OBI 139
na mision? *De
este modo, queriendo los hereges incrßdu-
los sostenerse unos é otros, se hieren con sus propios gol-
.
pes . rc'~asc !JZisior~ .
OBLDIENCI,X Voto de) . Vßase Voto .
OBISPADO . Silla ele un Obispo y estension ele su ju-
risdiccion . Parece que la intencion ele los Apástoles no era
que los ob,: spados fuesen nilly
estensos . San Pablo escribe
é Tito : `, Syo te dejß en Creta para que establecieses Pres-
bÁteros en las ciudades ." Cap i , . 5
y . Sabemos que el
nombre de PresbÁtero se daba al principio' frccrlentenlen-
te é los Obispos . AsÁ es que desde los primeros siglos ve-
mos é los Obispos puestos en las ciudades que tenian en
sÁ mismas 0 en sus dependencias la poblacion suficiente
para formar una Iglesia y ocupar un clero . Se decidiá
en muchos concilios que no se pusiesen Obispos en las
peque†as poblaciones, para no envilecer su dignidad, y
due eu ninguna poblacion por grande que fuese hubiera
dos Obispos. Sin embargo , fue necesario alguna vez se-
pararse ele esta sabia disciplina por razones particulares .
El que quisiere saber cl nímero ele obispados de todo
el mundo cristiano , puede consultar é Fabricio, Salutes .
ris lux evangcld, &c . Vßase Binghanm, fib . 2, cap . 12,
tom . I , pég . 1 7Á-
OBISPO . Pastor (le una Iglesia : esta palabra viene del
griego E'ai‡ srias, celador, encarado, vigilante . San Pedro
dé este tÁtulo é Jesucristo , Ilcuuandole Pastor y Obispo
de nuestras allllas : chist . r , cap . 2, V . 25 . El oficio de
Apástol se designa con el nombre de episcopado en los
lleclros apostál ., cap . r , v . 20 . En este sentido dice San
Pablo é Timoteo que aquel que aspira al episcopado, de-
sea un gran trabajo ; por consiguiente quiere que estß ador-
nado de las mas grandes virtudes : i .' epist . ci Timot ., ca-
p.Át . 3 , v. i . Dice tambien é los ancianos de las Iglesias

140 OBI
de Efeso y Mileto : "Velad sobre vosotros y sobre el reba-
fio en que os puso el Espéritu Santo por Obispos í Cela-
dores, para gobernar la Iglesia de Dios, que adquirií con
el precio de su sangre ." hechos apostíl ., cap . 20, v . 28 .
Escribe tambien ó Tito : "Te dejo en Efeso para que re-
formes lo que todavia estó defectuoso , y establezcas I'resbé-
teros í Ancianos en las ciudades con arreglo ó mis instruc-
ciones :" Epist . ct Tito, cap . i , v. 5 .
Desde el pricipio se llamaron Apístoles, Sucesores de los
Apístoles, Principes ciel pueblo, Presidentes , Préncipes de
los Sacerdotes, Pontéfices, Graneles Sacerdotes, Papas í
Padres, Patriarcas, Yiccerios de Jesucristo, Angcles de la
Iglesia, &c .
Resulta pues que por institution de Jesucristo son los
obispos sucesores ele los Apístoles, y los primeros pastores
: que son ellos los que heredaron la potestad, las
de la Iglesia
funciones y los privilegios del cuerpo apostílico ; que poseen
la plenitud del sacerdocio , y que por derecho divino tienen
un grado ele autoridad y de preeminencia sobre los ciernas
sacerdotes . Asé lo decidií el concilio de Trento, ses . 23,
cónon 6 y 7 .
Este punto ele dogma y ele disciplina le tratan muy sa-
biamente los teílogos, tanto catílicos como anglicanos, con-
tra las pretensiones de los calvinistas ; en particular escri-
bieron bastantemente bien sobre la materia Beveridge, Pear-
son y Bingham . Prueban cou las Cartas de S . Ignacio, con
los cdnone .s apostílicos redactados t fines del si glo ii, con los
Padres del mismo siglo y ele los siguientes, que desde los
tiempos de los Apístoles los Obispos se distinguieron siem-
pre de los simples Presbéteros, y se vieron revestidos de tina
autoridad superior y de un carócter particular : clue fue
constantemente observada esta Institution de Jesucristo , y
que no sufrií interruption alguna . Vß.inse las observaciones
OBI 141
de Beveridge sobre los cónones apostílicos, Vindicia igna-
ti Pearson . PP . 1Ipostol ., tom . z : Bingham Orig . Eccles.
lib . 2, cap . t, &c . El Áltimo hizo ver que los presbéteros des-
de el principio estuvieron siempre subordinados ó los obispos
en la administration de los Sacramentos y en la predicacion
del evangelio : que la potestad de conferir los írdenes esta-
da reservada ó los obispos solamente ; y que los presbéteros
estaban sujetos ó darles cuenta ele su conducta , y de las fun-
ciones de su ministerio . Vßase el P . Drowen de lie Sacrum .,
toll) . 8, póg, 692.
Esta superioridad de los obispos se prueba tambien ade-
mas por la forma de la liturgia : el obispo era quien siem-
pre presidia la ceremonia rodeado de su clero, y haciendo
de ministro principal : estaba sentado sobre un trono, y los
presbéteros ocupaban sillas mas bajas, y este plan del culto
divino le vemos trazado en el Apocalypsis, cap . 4 y si-
guientes . Vßase litur,~ia . En los primeros siglos jamas con-
sagraba la Eucaristéa un presbétero, si el obispo estaba pre-
sente .
Le Clerc en su hist . Eccles ., aáo 68, nÁm . 6, 7 y 8, con .
finea que desde principios del siglo it presidií siempre un
obispo en cada iglesia ; pero †lo sabemos, dice , en quß con-
sistia su autoridad . Nada se dice tampoco en los libros del
Nuevo Testamento, ni Jesucristo prescribií sobre esta mate-
ria regla alguna con que debieran conformarse so pena de
coudenacion . Sin duda no vií este crético lo que prescribe
S . Pablo ó Tito y ó Timoteo, y el grado ele autoridad que les
atribuye . ‡Acaso podró decir que no siguií este Apístol las
intenciones de Jesucristo? Cuando le Clcre aáade que el nÁ-
mero de las iglesias y de la multitud de heles obligí en ade .
]a n t e ó establecer para el buen orden una disciplina que no se
debe despreciar, forma sin querer el proceso ó los pretendi-
dos refortnadores, quienes no solo despreciaron esta discipli-

14.2
O P I
na antigua, sino que la destruyeron en cuanto les fue posi-
ble, donde quiera que dominaron .
De los varios pasajes que hemos citado en el presente
artéculo concluimos ., Y .í que las palabras de Jesucristo ó sus
A pßs t ol es : "EnseÁad ó todas las naciones yo estoy con
vosotros hasta la cousumacion de los siglos," hablan tam-
bien . con los obispos como sucesores ele los Apßstoles . Si la
mision divina de estos no debiß pasar ó sus sucesores , seréa
imposible que su doctrina se perpetuase en todos los siglos, y
estarla siempre en peligro de perecer por la temeridad de
los hereges, que hicieron los mayores esfuerzos por sustituir-
la la suya, y llegaron muchas veces ó pervertir 1,111 gran nß-
mero de fieles .
2 .í Que el oficio de enseÁar con que se ven revestidos
los obispaas consiste, como el de los Apßstoles , en &lcir tcsti-
7m2oaio ele lo clue se creyß y enscßß siempre en la sociedad
de .los fieles confiada ó sii cuidado : que no son órbitros, sino
custodios y centinelas del depßsito ele la fá : que ó ellos toca
juzg ir si esta ß la otra doctrina es conforme o contraria ó la
enseÁanza eu que ellos mismos fueron instruidos, y estaca
encargados de conservar y perpetuar . Creando dan este testi-
monio uniforme, ya en un concilio donde se hallan reuni-
dos, ß cada uno en su dißcesis, es imposible, aun humana-
rnente hablando, que puedan engallarse, porque declaran un
hecho p†blico, visible y que salta ó los ojos de todos, sobre
el cual hay tantos testigos como fieles en el mundo cristiano .
Pero cuando reflexionamos que su mision y su caracter
vienen de Jesucristo, que este divino maestro les prometiß
su, asistencia para cjue I>udiesen desempenar este oficio ele
doctores, conocemos que a la infalibilidad humana ele su tes-
tttl3onio se junta una infalibilidad divina, y que Jesucristo
cumple todo lo que les ha prometido .
Ademas ele este testimonio pertenece tambien ó los obis-
OBI 1 43
os
P censurar los errores contrarios a la doctrina cristiana, en
cuya censura ejercen su oficio de jueces ; de pastores y de doc-
tores de los rieles .
3.0 Nosotros sostenemos que la doctrina fija y asegurada
de este modo por el testimonio (le los pastores ele la Iglesia
es verdaderamente catßlica ß universal, y la misma en todas
las iglesias : que es una y por lo mismo inmutable . Que es
verdaderamente apostßlica, ß segun la euse‡aron los Apßs-
toles, porq ue ningun obispo se pudo creer autorizarlo para
ensefiar una doctrina ruceva . Nosotros aÁadimos que un sim-
ple fiel dirigido por esta doctrina tiene tina certidumbre in-
vencible de la verdad y de la divinidad de su creencia . Es
imposible que una doctrina tan guardada, vigilada y con-
frontada por millares (le celadores, todos igualmente intere-
sados y obligados por juramento y por estado ó conservarla
pura á invariable, sea cambiada ß alterada..
4.0 Finalmente, concluimos con que este mátodo de la
Iglesia catßlica, y que sigue ella sola, ele tomar por regla ele
fá el testimonio constante y uniforme ele los pastores de la
Iglesia congregados ß dispersos, es el †nico mátodo que pue-
de dar al simple fiel una certidumbre infalible de la dlivini-
dad ele su creencia .
Es bien estraÁo que los teßlogos ingleses, despues de ha-
ber sostenido con tanta energéa y con tanto fruto la institu-
cion divina de los obispos, la preeminencia ele su caracter, y la
santidad (le su mision y de sus funciones , no sacasen las con-
secuencias que naturalmente se signen en favor de la certi-
dumbre ele la doctrina catßlica, y que nos parece que for-
man una delnostracion completa .
Otro error de los protestantes es el haberse empeÁado en
sostener que los obispos al principio no tenian ninguna ateto'
ridait sobre su rebano, que nacéa podéan decidir ni mandar,
ni disponer en orden al gobierno de la . Iglesia, sin haber oido

OBI
1144
el dictamen de los ancianos y del pueblo : que ellos mismos
se miraban como simples diputados, representantes o man-
datarios de los fieles .
No es asé como los designa la Sagrada Escritura en los
lugares que ya Demos citado, ni esta es la idea que tenia
S . Ignacio, discépulo de los Apístoles, del caracter de los
obispos .Ya habla dicho Jesucristo ó sus Apístoles en el Evan-
gelio de S . Mateo, cap . ig, v . 28 : "Al tiempo ele la rege-
neracion y renovation ele todas las cosas, cuando el Rijo del
Hombre sea colocado en su trono de inagestad, vosotros os
sentareis en doce sillas para juzgar ó las doce tribus de Is-
rael .'' Si esta autoridad judicial era necesaria ó los Apístoles
Para gobernar la Iglesia, no lo era menos ó los pastores que
debéan sucederles : los Apístoles no la recibieron de los fie-
les, sino de Jesucristo : luego sus sucesores la reciben de la
misma mano . Tambien dice S . Pablo que Dios fue quien es-
tablecií en la Iglesia ó los Apístoles, ó los pastores y ó los
doctores : luego no debieron, ó los fieles su establecitniento .
Epést . cé los efes ., cap . 4, v . i i . Dice tambien ó Timoteo :
enseßa, manda, reprende, conjura, reprime, y no tengas
por acuscido sino al que resulte tal por la declaration de
dos í tres testigos . IIe aqué una autoridad bien marcada .
Dice tambien ó `Tito : yo te dejÁ en Creta parca que reforma-
ses lo que era def ectuoso , y establecieses presbéteros en las
ciudades, Etc ., cap . i, v. 5 . No dó ó los fieles semejante co-
rnision . Y en el call . 2, v. i 5 , aßade : `'Reprende , enseßa, y
exorta con toda autoridad , y cuida de que nadie te despre-
cie .'' áCímo se atreven los protestantes ó tratar de usurpa-
cion y ele tiranéa la autoridad de los obispos sobre su rebaßo%
Los angbicanos sostienen, corno nosotros, que hubo obis-
pos establecidos por los Apístoles ; los presbiterianos o cal-
vinistas dicen que el episcopado no comenzí hasta el siglo
siguiente . Mosheini reprende ó los luteranos por haber adop-
OB I 1
45
tado con demasiada precipitation las opiniones y preocupa-
ciones de los calvinistas : prueba con las epéstolas ele S . Pablo
y con cl Apocalipsis que hubo muchos obispos eu tiempo
de los Apístoles, aunque al principio no tenéan los derechos
ni la potestad que se apropiaron despues : finalmente , se
vÁ precisado ó convenir en que aun cuando los Apístoles no
los Hubieran establecido, se veréan los fieles en la necesidad
ele verificarlo, cuando se hicieron numerosas las iglesias, y
formaron una sociedad ele inuclia extension . Instit . Hist .
Christ . port . 2, cap . 2, g 13 y i4, áQutÁ se sigue de aqué?
Qne todos nuestros adversarios solo ven en la Sagrada Escri-
tura lo que favorece los intereses de su secta .
A S. Cipriano atribuye singularmente l\Iosheitn el au-
mento de la potestad de los obispos, Hist . Christ . , siglo iii,
S 24 . En el artéculo Cipriano San) hemos refutado esta acu-
sacion . Y ó la verdad, áquÁ influencia podia tener en la Igle-
sia oriental el ejemplo de un obispo de Cartago que apenas
era conocido?
La estravagancia de estos censores se conoce en este pun-
to como en todos los ciernas . Para probar que el sumo Pon-
téfice no tiene jurisdiction sobre los otros obispos, dicen que
en los primeros siglos ningun obispo estaba sujeto ó la juris-
diccion de los otros : qui cada uno †le ellos tenia bastante au ‡
toridad para establecer en su iglesia la forma ele culto y la
disciplina que le parecia mas conveniente . Y para privar al
Papa de toda su autoridad, atribuyen ó los obispos una iri-
dependencia total y absoluta ; en tollo lo ciernas los ponen
bajo la tutela del pueblo . áSe condujeron de este modo los
patriarcas de la reforma? Lutero Wirtemberg y Calvino en
Ginebra se atribuyeron no solo mas autoridad que ningun
obispo, sino tambien que la que ejercio en ningun tiempo
el Pipa . Sin duda los dirigéa el espéritu de Dios ; mien-
tras que los sucesores de los Apístoles obraban solo por
TOMO v II . 19
 14,6 OBI
arubicion . Esto es lo que quisieran persuadirnos Basnage,
3 osheim y otros .
Convienen los teélogos catélicos en que todos los obis-
pos tienen igual potestad de orden en virtud de su carícter
episcopal . En este sentido dice S . Cipriano en el l ib. d e Uni-
tat. Eccles . , que no hay mas que un episcopado, y que le
posee in solidum cada uno de los obispos en particular .
Pero se disputa entre los escolísticos sobre si la ordena-
cion Episcopal es un sacramento distinto del simple sacerdo-
cio, é si solo es una ceremonia destinada í estender la potes-
tad ciel sacerdocio . Lo primero es lo iras probable y nias se-
guido . S . Pablo enseóa que la imposition de manos causa gra-
cia, y todos confiesan que en la ordenacion de un obispo el
rito de la imposition le concede una potestad que no tenia
en calidad de simple sacerdote ; y no podrßa tener esta vir-
tud una ceremonia que no fuese un verdadero sacramento .
Tambien se disputa sobre cual es fijamente la materia y
la forma ele la ordenarion episcopal . En la consagracion de
los obispos hay muchas ceremonias como la imposition ele ma-
nos, una uucion en la cabeza y en las ruanos, la imposition
del libro de los evangelios sobre el cuello y las espaldas del
elegido, la action de darle este libro , la cruz y el anillo ; y
se pregunta si todas estas ceremonias son materia esencial de
la ordenacion de los obispos. La opinion COW un es que la im-
posicion de ruanos es el Ánico rito esencial porque la sagra-
da Escritura habla de ella como del signo sensible que con-
fiere la gracia, y asß la miraron siempre los Padres, los con-
cilios, y los teélogos de las iglesias griega y latina . Por con-
siguiente, la forma de este sacramento consiste en aque ll as pa.
]abras : Recibid cl Espßritu Santo, que acompaóan í la irn-
position de nianos .
Se prueba de una manera invencible que las sociedades
ele los criatiailos del oriente ; sep := .atlas (le la Iglesia Romana
OBI 147
hace ya mil y doscientos aóos, conservaron el rito esencial
ele la ordenacion (le los obispos y su sucesion despees de su
cisma . Ninguna ele estas sectas bcterodoNas creyé nunca que
pudiese formarse una iglesia sin un obispo, é gtie pudiese al-
guno ejercer las funciones ele pastor, sin haber recibido la
ordenacion, é que los simples sacerdotes le puedan ordenar
de obispo, y mucho menos los legos . En todos estos puntos
se separaron los protestantes de la creencia y príctica ele to-
das las iglesias cristianas . Perpct . de la foi, tom . 5, lib . 5,
cap . 10, p"1) . 387 .
Segun los antiguos cínones, se necesitaban por lo menos
tres obispos para la ordenacion (le otro : asß lo habian dispues-
to muchos concilios ; pero se ven ejemplares en la historia
eclesiística de obispos ordenados por uno solo, y aunque su
ordenacion se consideré ilegßtima, no por eso se tuvo por nu-
la . Bingghain Orig . eccles. lib . 2, cap . r t , á 4 y 5 .
Si un seglar é tin cl†rigo que no estí ordenado ele pres-
bßtero recibe la ordenacion de obispo , ‡quedarí vílidanicnte
ordenado? Todos los teélogos convienen en que esta ordena-
cion seria ilegßtima y contraria í los cínones que mandan que
un cl†rigo no pueda subir al episcopado sitio por grados, y
recibiendo los érdenes inferiores : asß se decidié en cl corte'-
1 io de Sírdiea en el aóo (le 3+7, c-""0n lo.
Por otra parte, í solos lus obispos pertenece ordenar í los
sacerdotes, y conferirles la potestad de consagrar la Eucaristßa
v ele perdonar los pecados , ‡y cémo Jian de ser capaces de
conferir esta potestad , si ellos mismos no la tienen ? Pues la
ordenacion episcopal ninguna mention Hace de esta doble
potestad . Es cierto clue Bingham ibid. lib . 2, cap . 10, S 5,
y siguientes, rclˆere rnmuchos ejemplares de obispos , y aigu-
nos ele ellos santos, que solo parece haber sido diíconos, é
simples legos , cuando fueron elevados í la dignidad episco-
pal ; pero aunque no se puede probar que todos ellos reci-

148 O BI
Dieron la ordenacion sacerdotal antes de haberse consagrado
(le obispos, tampoco se puede probar que no la recibieron .
En todos estos casos no hay mas que una prueba negativa,
que no puede prevalecer contra los argumentos positivos que
hay en contrario.
El concilio de Sardica en su carta sinédica declara nula
la ordenacion episcopal de un tal Ischiras , porque no era
presbítero . Teodoreto, Ilist . Eccles ., lib . 2, cap . 8 . Tantbien
habla S. Atanasio de una decision semejante de un concilio
de Jerusalen. J1pol . 2 . El concilio de Calcedonia tuvo por nu-
la la ordenacion de Timoteo Eluro, falso patriarca ele Ale-
jandría, y el papa S . Leon aprobé la carta clue dirigieron los
obispos del Egipto sobre el mismo asunto al emperador Leon .
Tambien fue condenada por la sagrada facultad de París el
ario de 1617 la opinion contraria que sostenia Antonio de
Dominic .
Lo que se llama ordinatio per salteen , no se tomé algu-
nas veces en su verdadero sentido ; porque no consiste en de-
jar de recibir un orden inferior, sino en pasar rópidamente
y sin intersticios de un orden otro . Así , el papa Nicolós I
dice de Focio que fue ordenado per saltum ele obispo, por-
que recibié en seis (lias consecutivos los érdenes inferiores al
episcopado . Aunque los historiadores hablan de muchos car-
denales dióconos que fueron elevados al episcopado y aun ó
la dignidad de sumos pontífices sin que se haga memoria de
su ordenacion sacerdotal , no por eso se sigue que no la hu-
biesen recibido . Comparando la ordenacion eje los sacerdotes
con la (le los obispos, se conoce que la primera es un preli-
minar indispensable para la segunda .
Si la opinion contraria no se puede calificar ele error,
porque la Iglesia no ha decidido hasta ahora la cucstion, por
lo menos se puede y debe mirar como temeraria . Pero Bin-
gham y los dcmas anglicanos tomaron interes en sostenerla,
OBI 149
porque desde su separaciou de la iglesia romana parece que
no escrupulizan en elevar los simples legos al episcopado
.
Los enemigos del clero han declamado con frecuencia
contra la autoridad civil clue ejercen los obispos . Si se torna-
ran el trabajo de subir basta sit orígen, se verían precisados
ó confesar due nada liabia en ella de ilegítimo ni ele odioso .
Ya en tiempo ele los emperadores romanos en - las Gaulas te-
nían los obispos mucha autoridad en los negocios civiles, no
como pastores, sino como principales ciudadanos , y fueron
tenidos por tales desde cine principiaron ó poseer muchos
fondos . Por la misma razon se les (lié el título de defensores
de las ciudades, y se les encargé la protcrciou ele los inte-
reses del pueblo para con los magistrados, para con los gran-
des, y para con el soberano . Cuando se liacian las elecciones,
el pueblo preferia para obispo al que por su nacimiento ., sus
talentos, y la fama de sus virtudes, podia defender mejor sus
derechos, y apoyar con mas firmeza sus pretensiones . Despucs
que los soberanos dispusieron de las sillas episcopiales,siguie-
ron tambien dando la preferencia ó los grandes y ó los nobles
para unas dignidades tan importantes . Por con_iguiente era
imposible ó pesar ele todas las revoluciones (:que los obispos
no fuesen siempre sugetos de la mayor importancia cn el
orden civil .
Al tiempo (le la irrupcion (le los bórbaros en la- ; Gaulas
se vieron los pueblos en la precision de obedecer ó nuevos
seßrores, tuvieron que elegir enure la douainacion de un prin-
cipe idélatra, y la de los godos é los borgoitones , que profe-
saban el arrianismo . Los obispos esperaron mas dulzura de la
primera que de la segunda, y favorecieron las conquistas (le
Clovis . Era este bastante político para quitar ó los obispos urca
autoridad que cedía en su propio beneficio, y tan necesaria
para consolidar su gobierno y su dominacion . Este motivo
junto con el respeto que siempre inspira la virtud , seEtuvo

150 OBI
el crédito de los obispos ; y su influencia cri los negocios se
aumentí mas bien que disminuyí durante la primera raza
nuestros reyes .
Cuando en la segunda principií el gobierno feudal, los
obispos y los grandes vasallos de la corona poseyeron sus do-
minios ó tßtulo de fendo , y gozaron de todos los derechos
del feudalismo, y era uno de ellos el hacer justicia ó sus de-
pendientes . Carlo Magno nada encontrí vicioso en aquel or-
den ele cosas , puesto que no hizo en él ninguna al'_eracion .
Aun vivia en el aÁo (le 8j3, cuando se celebrí el sesto con-
cilio ele Arlés, en el cual se lee el cónon i á†, due dice ‡clue
los obispos tengan presente que estón encargados ele cuidar
ele los pueblos y de los pobres para protegerlos y defender-
los . Si pues observan que los magistrados y los grandes opri-
men ó los miserables, avßsenles caritativamente ; si despre-
cian sus avisos, quéjense al rey, oltli~ .ßncluios ó comparecer
ante la Magestad, para que los reprima con su autoridad so-
berana como rebeldes ó los consejos é insinuaciones (le su
ptstor ." Lo mismo prescriben un concilio de Tours y otro (le
Clialons sobre el Saona, que se celebraron en el mismo ario .
Eu la decadencia (le odia lla dinastßa se hicirrort inde-
pendientes los grandes del reß no y lus obispos : si esto fue tin
crimen, por lu menos le cometieron todos los nobles . pero
luego clue nuestros reves principiaron ó recobrar su autori-
dad , contribuyeron mucho los obispos en favor de los mo-
narcas , armando ó los pueblos y liaciéndcles combatir bajo
las banderas de los soberanos , ele lo cual nacií el nuevo gra-
do de consicleracion que adquirieron y conservaron hasta
nuestro dßas, y en cualquier época que se considere, no al-
eauzautos en (l né pudo ser desventajoso ó los pueblos . En
cuanto al modo cou que deben egercer su jurisdiction , véa-
se el Apéndice ele este Diccionario .
L1 en sabi .lo es el medio eleˆ dite se sit y
ií la Providencia
OBJ 151
de Dios para formar en el siglo iv tanto ntßmcro (le grandes
obispos, cuyos talentos, virtudes, trabajos y voluminosas
obras honran ó la Iglesia de Jesucristo . Acababa esta de su-
frir la persecucion de los emperadores, los ataques (le los fi-
lísofos, y los asaltos de los lierenes . La Iglesia galicana tam-
poco brillí jamas con tanto esplendor corto eu el siglo pa-
sarlo inmediatamente dcspucs de las desolaciones causadas
por el calvinismo . Los pastores fueron eminentes en virtud
y sabidurßa, y parece que el peligro mismo redoblí las fuer-
zas de estos centinelas de Israel : los mas famosos héroes se
formaron siempre en los combates . Por lo mismo, es de pre-
sumir que produzca los mismos efectos que en los siglos
precedentes la guerra declarada ó la religion por los iucré-
duios modernos, haciendo que los primeros pastores se pe-
netren de la estension de su poder, y de la importancia tie
sus deberes .
OBJECION . Muchos cristianos de fé sincera se ven sor-
prendidos con la mrdtitud de objeciones que se hacen con-
tra la religion, y con la enorme cantidad de libros que se
han escrito en nuestros dßas para atacarla : barcinos algunas
reflexiones para instruirlos .
No hacia mucho tiempo que habla muerto el ‰ltimo de
los Apístoles, cuando los filísofos pig anos empezaron ó ejes-
citar su pluma contra el cristianismo, y apuraron todos los
recursos del sofisma para combatirle . Fueron favorecidos por
las diferentes sectas de hereges formadas en sn escuela, y es-
ta nueva especie ele enemigos se fue renovan Šl o sucesivalnelt-
te en todos los tiempos . Asß que, los incrédulos de nuestros
dßas no tuvieron necesidad de inventar, puesto que tenßan
en todas partes manantiales abundantes de argumentos don-
de porlian beber ó discrecion .
Para combatir las verdades ele la religion natural presen-
taron en la escena los argt :n:u : .us de los epicurcos, de los

152 OBJ
pirrénicos, de los cínicos, ele los acadómicos rígidos, y de
los cirenßicos : esta es una doctrina que renovaron los grie-
gos ; pero pasaron en silencio las razones con clue Platon , Sé-
crates , Ciceron , Plutarco, y otros refutaron todas estas vi-
siones .
Contra el Antiguo Testamento y contra la religion de
los judíos renovaron las dificultades y calumnias de los ma-
niqucos, de los marcionitas, de CclQo, de Juliano, tle Porli-
rio y (le los demas liléso! Áo s, y despreciaron las respuestas
de Orígenes, Tertuliano, S . Cirilo, S . Agastin y otros
Padres .
Nuestros adversarios aun encontraron mas fßcilmente ma-
teriales para atacar directamente al cristianisino, copiando
los libros de los judíos antiguos y modernos, y los de los
mahometanos ; repitieron los argumentos de todos los liere-
ges, singularmente ele los protestantes y ele los socinianos
inglc~es , franceses, alemanes, y otros . Por este medio no les
fur dificil multiplicar volámenes ß poca costa .
Lo_ incródulos hicieron q t,e todas las ciencias contribu-
yesen ß favorecer su designio : la historia, la cronología , la
ggeografía , la física, la a t onomía, la Ilistoria n, toral, cl
conocimiento de las ler,g++aa, los de cufnin~ieutos de toda es-
pecte , y las relaciones de les viagcros . Cuando creyeron (les-
cubrir ana obJccion que nadie habla hecho, un sistema que
nadie habla imaginado, é . una conjetura singular ó inaudita,
la presentaron como una completa victoria contra la religion .
Si lo reflexionamos bien, hallaremos que no hay verdad
contra la cual no se puedan oponer sofismas, clue no hay
Recito sin probabilidades que. oponerle, ni ley, sin un char-
, cerlo ; pero en materia (le ceremonias significa en particular
latan otrtinado que ponga en diputa su justicie;, al insti-
tution que no tenga algunos inconvenientes . La religion es
incémoda , porque refrena las pasiones , y este es su ánico
delito : si la Ic n , tuviese rel :acion con la conducta, todo in-
a'
O B L 1.53
cródulo se haría creyente ; y cuando se vó que se conjura
contra ella un ejórcito ele escritores , bien pronto se percibe
brotar una biblioteca ele impiedades, de blasfemias , y de
desatinos . Todos los repiten y se copian unos ß otros, pre-
sentando de tail manera, una misiva dificultad : el clue ten-
ga valor para leerlos es bien seguro que se fastidiarß bien
pronto con el fßrrago de sus repeticiones .
Si quisieran instruir con sinceridad , referirían todas las
razones en pro y en contra , y pondrian las pruebas al lacio
de las objeciones : esto es lo que hicieron en todos los siglos
los defensores ciel cristianismo ; pero nunca fue este el mótodo
de los incródulos : se contentan con amontonar objeciones,
y dejan al cuidado ele los teélogos las pruebas y las respuestas .
†Es necesario haber ‡ciclo los argumentos tic los incródu-
los para estar sélidamente instruido? No es teas necesario
que el conocer los sofismas de los pirrénicos para saber si
debemos (lar cródito ß las luces ele nuestra razon , y al testi-
monio de nuestros sentirlos . Las objeciones solo pueden pro-
ducir dudas, y se necesitan pruebas positivas para que se
verifique el convencimiento . Lis objeciones ele los incródu-
los no fueron capaces ele trastornar una sola prueba de las
muchas en que se fonda el cristianismo, y que subsisten en
toda su integridad ; por consiguiente, falta mucho para que
estó seguro el triunfo de la incredulidad . El imperio ruidoso
de la antigua Glosofí .i fue (le bien poca duraciou, y aun serß
mas corto el ele la filosofía moderna, porque sus actuales sec-
tarios tienen mucho menos juicio que los filésofos antiguos .
OBLACION . Esta palabra suele ser sitiéninia de ofrenda,
y significa lo clue se ofrece ß Dios, y el acto mismo de ofre-
la action del sacerdote que antes ele consagrar ofrece ß Dios
el pan y el vino, para que se conviertan por la consagracion
en el cuerpo y sangre de Jesucristo : es una parte esencial del
TUa10 VII . 20

X 54 OBL
sacrificio de la Misa, y en muchas liturgias antiguas toda la
Misa se llanca oblacion 1~'' vn Qo~ . .
Tambien principia por esta accion lo que antiguamente
se llamé misa de los fieles : todo lo que precede se llamab a
en el siglo iv misa de los catecumetzos , porque antes de la
oblacion tenían que salir de la Iglesia los catecónienos y los
penitentes póblicos ; y solos los fieles, que podian participar
de la sagrada Eucaristía, podian asistir ß la oblation, ß la
consagracion , y ß la comunion .
Los protestantes no quieren reconocer cri este misterio la
presencia real (le Jesucristo , ni el caracter de sacrificio, y
por lo mismo se -vieron precisas os ß suprimir la oblaci.on ;
porque esta action espresa con toda claridad los dos dogmas
que ellos se empeÁan en desconocer . áPor qu† se habla de
manifestar, eu efecto, tanto respeto al pan y al vino destina-
dos ß la consagracion , si solo debieran ser simples figuras é
símbolos del cuerpo y sangre de Jestici isto :, y por qu† en
este caso se han de ofrecer ß Dios? Pero esta oblacion se ha-
lla en todas las antiguas liturgias en cualquier lengua en que
esten escritas ; y es tan antigua corno la prisma consagracien .
Eu el P . Le Brun se puede ver el sentido ele todas las pala-
bras que pronuncia el sacerdote, y ele todas las ceremonias
que hace con esta oca ion , y hasta las mas mínimas varie-
dadles que se hallan en los sacramentarios é misales de los
diferentes siglos . Explicas . de la c erem . d e la misa, tom . 2,
part . 3, art . 2 y 6 .
Algunos protestantes preguntan , ácémo puede el sacer-
dote llamar hostia, é víctima sin r unelra, cl pan que ofrece ß
Dios, y calm de salud el caliz que no contiene mas que solo
vino? Porque el sacerdote atiende menos ß lo que es por en-
tonces el pan y el vino, que ß lo que debe ser despues de la
consagracion : los considera de antemano como el cuerpo y
sangre de Jesucristo, ónica víctima sin mancha inmolada por
OBL X55
la salvacion del mundo ; y sin esto nadie pensaria jamas que
el pan y el vino puedan ser un sacrificio que se debe ofre-
cer ß Dios por nuestra salvacion . Por eso a‡iade el sacerdote
las siguientes palabras : "Ven, Santificador omnipotente, y se-
lla con tu bendicion este sacrificio preparado para gloria de
tu santo nombre ." Tampoco vendría al caso esta invocacion,
si no crey†ramos ofrecer ß Dios mas que puros srnlbolos del
cuerpo y sangre de Jesucristo . V†ase Lrvoca.cion .
Thiers en su tratado de las supersticiones, torn . 2, lib . 2,
cap . io, S te, dice con el cardenal B21armiuo , que estas ora-
ciones de la oblacion no tienen mas que 5oo aÁos de anti-
gˆedad ; pero el P. Lc Brun observa que se hallan en el mi-
sal galicano y en cl hluzacabe, que por lo menos tienen
12 siglos de antigˆedad ; y en las liturgias orientales Tray ora-
ciones relativas ß estas , que significan lo mismo : por consi-
guiente debernos mirarlas como esenciales. Tambien hace
Thiers niencion de algunos abusos en que cayeron algunos
presbíteros en orden ß esta ceremonia .
En cuanto ß las oblaciones que los fieles solian hacer en
otro tiempo en esta parte de la misa . V†ise Ofrenda .
OBLATAS . Hostias que sirven para consagrar la Enca-
ristía y dar la comunion ß los fieles . Este nombre salié ele que
en otro tiempo el pan destinado para la consagracion era
ofrecido por el pueblo. V†ase Hostia
.
OBLATAS . Congregaeion cls religiosas , o mas bien de bea-
tas , fundada en Roma el aÁo de 149 5 por Santa Francisca .
El Papa Eugenio IV aprobé sus constituciones en el ele icj37 .
Son doncellas é viudas que renuncian el mundo para servir ß
Dios ; no hacen votos, sirio solamente una promesa de obe-
decer ß la superiora, y en lu ar de profesion llaman obla-
eion al empeÁo que contraen . Tienen pensiones , heredan ß
sus parientes, y pueden salir con permiso ele la superiora .
Eu el convento de Roma hay inuclr :as damas de primera dis-
J

156 OBL
tincion, y siguen la regla de S . Benito . Las llaman tambien
colatinas, probablemente por el nombre del barrio en que
esté situado su monasterio . Este instituto es bastante parecido
al de las canonisas de Francia . Vida de los Padres y de los
mértires, torn . 2, pég . 638 .
OBLATO . Víase Ofrecido.
OBLIGACION MORAL . Víase Deber .
OBLIGACION DE LOS HIJOS ti LOS PADRES . Pertenece
é los filósofos moralistas la esplicaciort de los deberes recß-
procos de los padres y de los hijos segun la ley natural ;
pero nosotros estarnos encargados de demostrar que la reli-
gion revelada atendió con mucha sabidurßa desde el princi-
pio del mundo é este objeto tan importante, previniendo
de antemano los errores en que cayeron sobre este punto los
mas de los pueblo, y hasta los filósofos (le utas celebridad .
La primera madre del gínero humano mostró é todos los
padres la verdadera idea que deben tener ele sus hijos cuan-
do dijo en el nacimiento ele su hijo primogínito : Dios nae
concede la posesion de un hombre, y cuando al dar é luz é
Seth, dijo : Dios Áne dé este para reemplazar cß Abel ; Gen .,
cap . 4, v . i y 25 . Dos esposos que reciben sus hijos como un
beneficio que Dios les concede, como un depósito de que
deben dar cuenta, no tratarén de dejarlos perecer , ni (le
descuidar su educacion , y mucho menos de esponerlos , de
destruirlos ni ele venderlos , como sucedió en algunas nacio-
nes que parecian por otra parte instruidas y civilizadas .
De aquß se sigue que los deberes de los hijos no se fun-
dan solamente en el reconocimiento, sino tarnbien en el or-
den que Dios estableció para el bien coman (le] gínero hu-
mano . Aun cuando los padres faltasen é las obligaciones que
Dios les impone, los hijos no estarian por eso dispensados de
la obediencia, del amor y de los servicios que deben pres-
tarles . La ley que Dios les prescribió se confirma por lus
OBL 157
efectos que quiso ligar é la bendicion ó é la maldicion de
los Padres : vemos el ejemplo de ella en la suerte de Cans,
de Esatt, y de los diferentes hijos de Jacob .
No necesitamos (le profundas reflexiones para refutar é
los incrídulos cine sostienen que los hijos nada deben é sus
padres cuando llegan é ser grandes y no los necesitan, y que
la autoridad paterna concluye luego que los hijos se pueden
gobernar é sß mismos. Si esto fuese verdad, áhabria padres
tan insensatos que se tornasen el trabajo ele criar y educar
é sus hijos? áQuí motivo pudiera moverlos? Queriendo pues
favorecer la libertad ele los hijos, se pone su vida en el ma-
yor peligro . Si se hubiera seguido tan detestable moral (les-
de el origen del inundo, el gínero humano hubiera con-
cluirlo en su cuna. Víase Podre .
No citaremos las leyes cine Dios entregó é Moisís para
que se hiciesen sagradas í inviolables las obligaciones de los
padres y ele los hijos ; nos contentaremos cou observar que
la circumcision , en la cual recibia nn hijo el sello de las
promesas hechas é Abrahant, la ofrenda de . los priniogíni-
tus, que recordaba é los israelitas un milagro singular, he-
cho en favor de sus hijos, el rescate ele estos, y el sacrificio
que debian hacer las ntugeres despues ele sus partos, eran
otras tantas lecciones que debßan redoblar el afecto y la ter-
nura de los padres . Asß no vemos entre los judßos aquel
desorden, aquella barbarie que reinaba en las naciones pa-
ganas, en las cuales no se hacia mas caso de un hijo re-
cien nacido, que de nn cachorro ele un animal .
Entre los cristianos los hijos se hacen por el bautismo
hijos adoptivos ele Dios, hermanos de Jesucristo, herederos
del cielo, y miembros de la Iglesia, y por consiguiente mu-
cho amas caros é sus padres . Son un depósito ele que son res-
ponsables é Dios, é la Iglesia y é la sociedad . Con esta sa lu-
:dL,,ble institucion atendió Jesucristo no solo é la conservacion

158 OBL
y é la vida, sino tambien al estado civil y é los derechos le-
gítimos de los hijos . Una caridad iugenio ,a y activa hizo eri-
gir asilos para los huórfanos, para los nißos espÁsitos y para
los de los pobres ; y la religion declaréndose su madre, suple
la imposibilidad 6 repara la crueldad ele los padres . Ella sola
supo enseáarnos lo que es un hombre, lo que vale, y lo clue
debe ser algal-tin d ía :eella rerefutÁtamb ien (le antemano los de-
lirios de los FilÁsofos sobre la disolubilidad del matrimonio,
sobre los límites ele la autoridad paterna, y sobre los preten-
didos derechos de los hijos, &c .
Cuando los paganos tuvieron la mala fó de publicar que
los cristianos degollaban un niáo en sus asambleas , nuestros
apologistas refutaron esta calumnia e hicieron recaer este cri-
men sobre sus acusadores . †CÁmo, dicen, se atreven é hacer-
nos cargo (le un homicidio cuando tenemos horror, no solo
é quitar la vida é un niáo, sino tambien é impedir su naci-
miento, é esponerle, y é poner en riesgo su vida inocente?
Entre vosotros sí clue son comunes estos desÁrdenes, y los
cotneteis sin verg‡enza y sin remordimientos .
San Justino , Apol . i , nˆm. 27 : Tertuliano, Apologet .,
cap . 9 . Lactancio, Divin . Instit ., lib. 5, capit . 9, lib. 6 , ca-
pit . -o, confirman la verdad ele este hecho con su testimo-
nio, y reprenden su barbarie é los pagas?os .
El filÁsofo clue ha escrito en nuestros dias, que entre los
romanos no era necesario fundar casas de caridad para los
niáos espÁsitos , porque nadie los esponia , y los seáores to-
maban é su cargo los hijos ele sus esclavos, engaáÁ é sus
lectores torpemente . Los romanos, es verdad que alimenta-
ban comunmente é los hijos de sus esclavos, porque los mi-
raban como l .aestias destinadas é su ser vicio ; pero no escru-
pulizaban en matar ó esponer é sus hijos recien nacidos . Es
constante que entre los griegos y romanos, luego que nacía
un hijo se le ponian é los pies de su padre : si le levantaba de
OBL 159
la tierra se juzgaba que le reconocia ; y de aquí saliÁ la es .
presion latina tol/cre Á suscipcre líberos : si le volvia la es-
palda, mataban al Dijo Á le espon1an . Un jari constilto del si-
glo pasado escribiÁ Una obra con el título ele jure cxpwiendi
líberos . Entre los hijos espÁsitos los mas perecian por cl frío
y cl hambre, pero si alguno le recogía y educaba, los varo-
nes quedaban esclavos, y las hembras se destinaban é la
prostitution .
Despees que Constantino se hizo cristiano, publicÁ clos
leyes que aun se conservan en el Codigo Tcodosiano : una
manda que se den fondos del tesoro pˆblico é los padres re-
cargados ele muchos hijos, para evitar clue los maten , los es-
pongan Á los vendan ; la segunda concede todo derecho de
propiedad sobre los niáos espÁsiros é los que tuvieron la ca-
ridad de recogerlos y de cuidarlos, triste monumento de la
barbarie ele los paganos .
La religion cristiana restableciÁ los derechos de la huma .
nidal, y los Cénoncs antiguos fulminan excomunion contra
los clue tuviesen la crueldad ele cspon er stis fijos, ele quitar-
les la vida, Á impedir su nacimiento . Bien pronto elevÁ la
caridad edificios para recogerlos : estas casas se llamaron .Brd .
photrophia, ó lugares destinados para criar los nirßos . Por
consigniente, no hay necesidad de que 'el estado decllre hi-
jos suyos é todos los nirßos en las naciones cristianas, como
manifestaron desearlo algunos filÁsofos ; su suerte es mucho
mejor, siendo todos ellos hijos de la religion . Los gobiernos
desconocieron muchas veces lo que valen los hombres ; pero
nuestra religion no lo ha olvidado jamas . En cuanto é la ne-
cesidad de bautizar é los niáos expÁsitos, vóase .Bautis-
mo, S 3.
En el hecho de asegurar la suerte (le los hijos, la Iglesia
confirmÁ tambien con sus leyes la autoridad legítima ele los
padres, quitando é los . hijos la libertad de dispoiier de sí

160 OBRR
mismos, de contraer matrimonio, é de entrar en religion airs
el consentimiento de sus padres . Víase ó Bingham , lib. i6,
cap . 9 y ' 09 toma . 7, póg . 38o, 397 Y 4o5. L`rr cuanto ó los
derechos civiles ele los hijos respecto ó los padres, víase el
.apíndice de este Diccionario .
OBRAS BUENAS . Por este nombre se entienden todo,
los actos interiores y esteriores cße las virtudes cristianas, como
de religion, de reconocimiento, de obediencia a Dios, de
justicia, y de caridad con el prégimo, de penitencia , ele
mortitcacion, de paciencia, &c . El mismo Jesucristo llamé ó
sus milagros buenas obras, porque eran actos de caridad y
conmiseracion cou los desgraciados .
Se suscité entre los protestantes y los catélicos una dis-
puta muy acalorada respecto ó las buenas obras : se trataba de
saber si eran necesarias para la salvacion, y en quí sentido,
cuól era su utilidad , cémo se las debia considerar, ya cuan-
do se hacen en pecado mortal, ya cuando se li cen en estado
de gracia . Los enemigos de la Iglesia catélica nunca manifes-
taron mas prcvenciou y terquedad que en esta disputa .
Ya en el siglo iv enseÁaron los aecianos y eunomianos
que las buenas obras no eran necesarias para la salvacion , y
que la fí era suficiente por sß sola : los flagtdlaates renovaron
este mismo error en el siglo VIII , y los begardos o beguinos
en el xiv. A principios del siglo xv sostenia Juan lins que las
buenas obras eran indiferentes, y que la salvacion y conde-
nacion dependßan ánicamente de la predestinacion de Dios
y de la reprobacion .
Hócia el aÁo 1520 sostenia Lutero que las obras de los
hombres, por santas que pareciesen , eran pecados morta-
les : moderé despues esta proposition , diciendo que todas las
obras de los justos serian pecados mortales si no temiesen que
lo fueran , porque en este caso no podrian evitar la presuncion .
So color de establecer la libertad cristiana, traté ele libertar
0 P R 161
ó los lionibres de los preceptos ciel Decólogo : los anabal>tistas
y antinomianos siguieron tambien esta doctrina .
Melancton la reformé en la confesion de Ausburgo en cl
ario de 153o, convencido de lo muy escandalosa que era : en
en el capßtulo 2o declaré clue los pecadores reconciliados de-
bßan ob, ,dceer la ley ele Dios : due la obediencia de los San-
tos es agradable ó Dios, no porque sea perfecta, sino por Je-
sucristo, y porque estar reconciliados con Dios : que esta obe-
diencia es una verdadera justicia y merece recompensa : pero
no dice cuól es la recompensa que merece . Lo misiuo se nota
en la confesion ele Estrasburgo é de las cuatro ciudades, que
fue tambiín presentada en la Dieta de Ausburgo .
Es probable que cl mismo Lutero mudé ele opinion , por-
que en el ario de 1535 aprobé la confesion de fí (le los
bohemios , en cuyo artßculo 7 .0 se dice, que se deben hacer
las buenas obras que Dios manda , no Para conseguir la jus-
tificacion por este medio, ni la salvacion y el perdon de los
pecado, sino para probar su fí , para procurarse con mas
abundancia la entrada en el reino eterno , y en íl mayor
recompensa, porque el mismo Dios lo tiene prometido : que
las buenas obras hechas en la fí son agradables ó Dios, y
tendrón su recompensa en este mundo y en el otro Colec-
cion de las confesiones de fí de las iglesias refornmmada~,
part . 2, póg . 209 . No sabemos quí diferencia ponian los
bohemios entre la salvacion y la entrada en el reino eterno,
ni por quí no usaron de la palabra mírito , puesto que ad-
mitian su sentido .
La confesion sajona enviada al concilio de Trento el
ario i SS r , despees de la muerte de Lutero , se esplica como
la confesion de Ausburgo reprobando solamente ó los que
dicen que nuestra obediencia es agradable ó Dios por su
propio valor, que tiene un mírito de condigno, y que es
para Dios una justicia que merece la vida eterna . Esta es una
TOMO VII . 21

162 OBR
falsa interpretation del mérito de condigno , y un sentido
erríneo en el cual nunca soóaron los teílogos catílicos .
Pero eu el aóo de 1557 variaron tambien su fé los lute-
ranos en la asamblea de Wormes , y sus doctores condena_
ron la proposition de Melancton, que decßa que las buenas
obras eran necesarias para salvarse.
En la confesion que presentaron -los calvinistas de Fran .
cia í Carlos IX en el aóo de 1,561, dicen en el artßculo 20 :
"Creernos que por sola la fé participamos de la justicia de
Jesuerito (art . 21 ) . que esta fe es una gracia y un don gra-
tuito de Dios (art . 22) : que aunque Dios nos regenera y nos
forma en una vida santa para salvarnos completamente , sin
embargo, nosotros profesamos que Dios no mira las obras
buenas que hacemos con el auxilio de su espßritu para jus-
tificarnos, y hacernos clue merezcamos entrar en el nÁmero
de los hijos de Dios . á De esta doctrina se infiere, i .† que
es inÁtil ‡ los pecadores hacer obras buenas, puesto que Dios
no hace caso de ellas : 2.† que Dios nos escita por su espßritu
‡ hacer buenas obras sin querer que nos sean de algun pro-
vecho . Si esto fuera cierto, ˆen qué sentido nos baria obrar
bien para salvarnos completamente? 3 .† Que las obras buenas
hechas despues de la regeneracion no son tuas meritorias
que las que se hacen en pecado mortal . Estas consecuencias
son otros tantos errores palpables .
La de los anglicanos en el Sßnodo de Líndres de 1562
tampoco tiene nada de racional : en el artßculo 12 dice :
"Aunque las buenas obras, que son fruto de la fé y siguen
la justification, no puedan expiar nuestros pecados , y su-
frir el rigor del juicio de Dios, son sin embargo agradables
‡ Dios y aceptas ‡ Jesucristo , corno que nacen por necesidad
ele una fé viva y verdadera ." En el artßculo 13 dice : "En
cuanto ‡ las obras buenas anteriores ‡ la gracia de Jesucristo
y ‡ la inspiration del Espßritu Santo, no son agradables ‡
OBR 163
Dios, porque no vienen de la fé en Jesucristo, y no mere-
cen la gracia de cíngruo, como muchos dicen . Al contrario,
como no se hicieren del modo que Dios quiere y manda , no
dudamos clue son pecados . En el artßculo 14, ' no se pueden,
dice, sin arrogancia y sin impieclad admitir obras de supe-
rerogcrcion : por ellas los hombres pretenden no solamente
dar ‡ Dios lo que le deben, sino tambien hacer mas de lo
que deben ; siendo asß que Jesucristo dice : cuando hubiereis
hecho todo lo que os he mandado, decid, nosotros somos
unos siervos inÁtiles ." Claro est‡ que los anglicanos dan
maliciosamente un sentido falso y absurdo ‡ las que se lla-
man obras de sctpererogacion . Los luteranos hablan hecho
lo mismo en la confesion ele fé que envií al concilio de
T ento el duque de \Vittemberg en el aóo de 1552 .
Finalmente, en el sßnodo ele Dordrecht, celebrado en los
aóos de 1618 y 1619, declararon los calvinistas en el artßcu-
lo 24 : "Que las obras cuva raiz es la fé, son buenas delante
ele Dios . y agradables ‡ sus ojos, porque todo se santifica por
la gracia, pero no sirven para nuestra justification . Nosotros
nos justificamos por la fé de Jesucristo, aun antes de haber
hecho buenas obras, porque no pueden ser buenos los fru-
tos, sin que sea bueno el ‡rbol en sß mismo . Por consiguiente,
nosotros hacemos buenas obras, no para merecer, porque
ˆqué nnerecemos nosotros? Al contrario, nos hacemos deu-
dores ‡ Dios por las buenas obras que hacemos, porque él
es quien nos hace quererlas y verificarlas No negamos
empero que Dios las recompensa, antes bien decimos, que
con la gracia quiere coronar sus dones En efecto, no po-
demos hacer ninguna obra que no esté contaminada con el
vicio ele la carne, y que por lo mismo no sea digna de cas-
tigo ; y aun cuando pudiéramos hacer alguna, el recuerdo
de un solo pecado bastarla para que Dios la aborreciese ."
Sin contar los otros errores de esta doctrina , contiene

164 OBR
evidentemente tres blasfernias : 1 .' Que Dios manda a los
que no estan justificados obras pecaminosas : 2 .' Que recom-
pensa unas obras que son dignas ele castigo : 3 .' Que Dios
tiene aun presentes nuestros pecados despues de haberlo s
perdonado : la Sagrada Escritura dice expresamente lo con-
trario .
Despues de haber comparado todas estas profesiones de
fé, no es facil averiguar cuíl es í punto fijo la doctrina de
los protestantes en orden í las btcenas obras, ni ellos mismos
pueden saberlo : su ónico deseo era contradecir la fé catßli-
ca, sin cuidarse de las consecuencias . Los equÁvocos en clue
envolvieron sus errores, las variaciones clue en ellos Hicieron,
y las contradicciones en clue cayeron, son capaces de con-
fundir al teßlogo mas híbil .
Para disculpar í Lutero, su discÁpulo Mosheim dice
que los doctores catßlicos confundian la ley con el Evange-
lio, y representaban la felicidad eterna como la recompensa
de la obediencia legal . Historia Eclesiastica , siglo Xv1,
secc . 3, part . 2, cap . 1, á 29 . Si por la ley entiende Mos-
l-leinl , corlo S . Pablo, la ley ceremonial , es muy falso que
algue doctor catßlico confundiese nunca esta ley con el
Evangelio, ß enser†asee clue la felicidad eterna es la recom-
pensa de la obediencia í esta ley . Si entiende la ley moral
contenida en el decílogo, sostenemos que Jesucristo la re-
novß en el Evangelio, haciendo ele ella una parte esencial
de este , y que la felicidad eterna es la recompensa de la
obediencia í esta ley ; lo cual probamos por el mismo Evan-
, Iio ; S . Mateo, cap . 5, v . 1 6 y t
7 : cap . 10 , v. 42 : ca -
pÁt . 10, v. 27 : cap . 25, v . 3ll_, &c . El fin malicioso de Mos-
heim era de hacer confundir la obediencia legal con las ob-
servancias legales . De este modo enga‡an los sectarios í los
ignorantes .
Por fortuna el concilio de Trento se explica sobre este
OBR 165
punto con la mayor claridad y precision , aclarando y des .
envolviendo lo que los hereges trataron de embrollar, y no
estableciß una sola proposicion que no hubiese fundado en
testimonios espresos ele la Sagrada Escritura . Scsion 6 de
justi,f
Declarß, 1 .ˆ que los pecadores se disponen í la justifica-
cion , cuando excitados y auixliados por la gracia divina
creen en la palabra de Dios y en sus promesas, temen sus
juicios, y esperan en su rni-ericordia por los méritos de Je-
sucristo ; principian í amarle como fuente (le toda justicia,
detestan sus pecados, y propon .crl tener tina vida nueva guar-
dando los santos rnan(lamietit‰ :~, cap . 6 . No dice que estos,
actos ele fé, de esperanza, de temor y de coutricion, estes
buenos deseos, y estas buenas resoluciones merecen la justi-
ficacion ; dice positivamente lo contrario, cap . 8 , en cuya
consecuencia fulmina anatema, can . 7, contra los clue ense-
‡en que todas las obras buenas anteriores í la justilŠcacion
son pecados v merecen el odio de Dios . ‹Los sentimientos y
las acciones que inspira el mismo Dios por su gracia , pue-
den ser pecarlos?
La Sagrada Escritura habla de un modo enteramente di-
verso . Dios, despees de haber acusado sus crÁmenes í los 'pi-
(lÁos , les dice por boca de IsaÁas, cap . 1 , v . 16 : "Dejad ele
hacer cual, aprended í obrar bien, ejerced la justicia, ali-
viad í los oprimidos, defended í la viuda y al pupilo, ve-
nid despues , y acudid í mÁ, que aun cuando vuestros peca-
clos fueren encarnados corro la escarlata , se volverín tan
blancos cono la nieve ." Sin duda no les mandaba Dios co-
meter pecados . El mismo Dios no desechß las humillaciones,
el ayuno y las mortificaciones ele Acab, lib . 3 de los Rey&s,
cap. 21, v . 17 : ni las oraciones y arrepentimiento de Mana-
ses, 2 .ˆ del Paralip ., cap . 3, v . 12 : ni la PI> nlterlcla de los
uillivitas : Jonas, cap . 3, v . to . Jesucristo citß esta peuiten-

166 OBB.
cia en el Evang. de S . Lucas , cap . i i, v. 32 . Daniel dice é
Nabutcodonosor : "Redime tus pecados con limosnas, clue aca -
so Dios tendré piedad de tí ." Daniel, cap . 4, v . 23 . Por lo
mismo, es falso que Dios deseche las buenas obras de los p e_
cadores, y que estas sean nuevos pecados . Es preciso estar
loco para sostener que un hombre que aun no esté justifica-
do, peque aborreciendo sus pecados, y pidiendo é Dios
perd on .
2 .ó El concilio de'Trento, ibid., cap . 8, enseßa cine las
disposiciones de que acabarnos (le hablar son necesarias para
la justificacion ; pero que nadie puede merecerla . De este
modo siempre es una verdad que somos justificados gratuita-
mente, corno lo declara San Pablo, EpístE é los Roma-
nos ., cap . 3, v . 24 . Aßade el ApÁstol clue nosotros nos jus-
tificamos por la fá ; porque la fá es la raiz y el cimiento ele
toda justifcacion . Pero este mismo concilio condena é los
que pretenden que nosotros nos justificamos por sola la fá,
cén . 9 ; porque S . Pablo no lo dice . Al contrario, en la Eppíst .
de Santiago, cap . 2, v . 24, leernos : "VoEot, - os veis que el
hombre se justifica por las obras, y no por la fá solamente ."
En el artículo Tá , S 5, hicimos ver lo que entiende S . Pablo
por la fÁ justificante, como se concilia su texto con el de
Santiago, y mostramos cl abuso que hicieron los protestan-
tes de las palabras ele S Pablo.
Sin embargo, los teÁlogos dicen que los buenos sentimien-
tos y las obras' buenas, que preceden é la justificacion, tie-
nen un márito de congruo Á de conveniencia . Y en esto †con-
tradicen la decision del concilio tridentino? De ninguna ma-
nera : solo quieren decir, como este concilio, que son disposi-
ciones necesarias para la justificacion, que Dios las mira por
su misericordia, que son ‡tiles para ablandar su justicia, que
perdona mas facihnente é un pecador que hace buenas obras
que al que no las hace, porque ál mismo las manda, y las
OBR '67
inspira por su gracia . Por lo rnisnto, no hay en ellas verda-
dero márito rigurosamente tal,yl os protestantes en vario se
cansan en sutilizar sobre esta palabra . Váase Mlárito .
3 .ó Este mismo concilio declara en el cap . 8 y i6, que
las buenas obras hechas en gracia conservan y aumentan la
justicia Á gracia santificante y merecen la vida eterna, cuva
verdad prueba con muchos testimonios ele la sagrada Escri-
tura . De lo cual concluye que se debe proponer é los justos
esta felicidad como una gracia que misericordiosamente se
nos promete por los máritos ele Jesucristo, y al mismo tiem-
po corno una recompensa, un salario Á una corona ele justi-
cia, que así se esplica S . Pablo . Consiguientemente, en el cé-
non 25 y 3o condena é los que enseßen que cl justo en to-
das sus obras peca por lo menos venialmente, y que es pe-
cado hacer buenas obras por conseguir la felicidad eterna .
El concilio no usa ele la palabra márito de condigno ;; pero
en el artículo Márito hicimos ver que esta espresion de los
teÁlogos nada tiene de reprensible .
Cuando el sínodo de Dordreclit sostuvo que no podíamos
hacer ninguna obra buena que no participase del vicio de la-
carne, y no fuese digna ele castigo, contradijo é S . Pablo,
que declara que ningun motivo queda ya de condeuacion
en los que estar en Jesucristo y que ya no viven sewn la
carne ; Ehist, cí los torn . cap . 8, v. r . Cuando aßadiÁ este sí-
nodo que el recuerdo ele un solo pecado bastaria para que
Dios desechase nuestras buenas obras, cerrÁ los ojos é la pro-
mesa que Dios hizo por Ezequiel, cap, i8 y 21 : < , si el im-
pío hace penitencia (le todos sus pecados, y observa sus man-
damientos, no me acordará yo de ninguna de sus iniquida-
des, &e . †Con quá valor se atreven los protestantes, que no
cesan de referirse é la sagrada Escritura é contradecirla tan
descaradamente ?
Por tiltirno, el concilio respondiÁ é todas sus quejas
4-<'

163 0éR
y acusaciones . Es falso que la doctrina catílica derogue la
gloria ele Dios ni los móritos de Jesucristo, porque todo lo
que hay de bueno en nosotros antes y despues ele la justifca-
cion, viene de la gracia de Dios, y toda gracia se nos con .
cede por los móritos del Salvador : (le donde resulta que todo
mórito del hombre es un don ele Dios, y que recompensan_
do nuestros móritos, corona Dios sus propios dones . Tambien
es falso que nosotros panenhos nuestra propia justicia en lu-
gar de la de Dios, porque el mismo Dios es quien nos dß la
justicia ó inflama por el EspÁritu santo la caridad- en nues-
tros corazones . Tambien lo es que el hombre pueda gloricir-
se por sÁ mismo, envanecerse de sus buenas obras í presu-
mir de sus propios móritos, porque no solamente nada tiene
que no hubiese recibido , sino que puede decaer en todos
los momentos del estado ele gracia por su propia debilidad .
Si la palabra mórito es lo que choca ß los protestantes,
tampoco tienen razor : ya hicimos ver que esta palabra estß
tomada de la sagrada Escritura . Vóase Mórito .
En cuanto ß las obras que nosotros llamamos de sup?ere-
rogrccion, es falso que nosotros queremos que por ellas se de
ß Dios mas ele lo clue le debemos, pues se lo debemos todo :
solamente queremos significar por esta palabra las obras que
no estar rigorosamente mandadas . Cuando Jesucristo dijo ß
un jíven : áSi quieres ser perfecto vende todo lo que tienes,
dßlo ß los pobres y sÁgueme," Mat , cap . 19, v . 2 r, †acaso le
imponÁa un rigoroso precepto so pena de condenacion? Solo
le proponÁa una obra ele perfection que le valdria mucho
mayor recompensa . Lo mismo sucede respecto ß los que re-
nuncian el matrimonio por el reino ele los cielos . Ibid. v . 12 .
Sabemos muy bien clue cuantas tras buenas obras hemos
hecho , tanto mas le debemos, porque ól es quien nos dß ell
querer hacerlas ; pero no se sigue ele aquÁ que nos estßn man-
dadas todas estas obras, y que pecamos si no las hacentos.
OB R 169
Seria muy singular que pecßsemos en omitirlas, y pecßsemos
tambien en hacerlas como pretende el sÁnodo Dordrecthano .
Bastarß que comparemos la doctrina ele los protestantes
con la de la Iglesia Catílica para que veamos cußl de las (los
es la mas propia para escitar en nosotros el amor ele Dios,
el reconocimiento, la confianza y el celo ele las buenas obras,
La esperiencia puede tambien servir para confrmarlo, por-
que se hacen muchas mas buenas obras de toda especie en-
tre les catílicos clue entre los protestantes .
Despues del concilio ele Trento , algunos teílogos sostu-
vieron que todas las obras buenas de los infieles í de los que
no creen en Jesucristo , son pecados : se emperraron en este
punto hasta el estremo (le sostener , como los protestantes,
que todas las que se hacen en pecado mortal sou nuevos pe-
cados. Estos dos errores son evidentemente,contrarios ß los
testimonios de la sagrada Escritura, que ya hemos citado, y
ß las decisiones del concilio de Trento, Vóase Infieles, Pe-
cado, &c.
Pero† no se nota tina contradiccion entre las (los lecciones
que nos dß Jesucristro respecto ß las buenas obras? Eu S . Mat .
capÁtulo 5, v . i6, dice : resplandezca vuestra luz ß los ojos de
los hombres, de ;modoque vean vuestras buenas obras,y glori-
fiquen ß vuestro padre celestial .Yen el cap. 6, v. i,dice
: ‡guar-
daos de hacer vuestras buenas obras delante de los hombres
para que os vean ; de lo contrario , no tendreis recompensa
clue esperar (le vuestro padre celestial ." Si bien lo considera-
mos, Jesucristo solamente condena el segundo de estos mo-
tivos : una cosa es hacer buenas obras delante de los hombres
para edificarlos y escitarlos ß que glorifiquen ß Dios, y otro
el hacerlas delante de los mismos para que nos vean, nos es-
timen y nos honren ; el primero de estos motivos es loable,
y el segundo vicioso, porque es tin rasgo de orgullo, de os-
tentacion,y muchas veces de hipocresÁa .
TOMO Vil, 22

170 OB S
Los filésofos de nuestros días publican y ensalzan sus
buenas obras, y hacen clue las anuncien en los papeles póbli-
cos ; pero la caridad cristiana oculta frecuentemente las su-
yas, y solo se contenta con tener ß Dios por testigo . Con esta
sola diferencia se puede juzgar cußl de los dos hace mas
obras buenas y tendrß mas perseverancia .
OBSCENIDAD . Palabra é accion capaz ele ofender el pu-
dor . Una de las mayores acusaciones que pueden hacerse
contra los escritores ele nuestro siglo, inclusos muchos de
nuestros filésofos, es la de haber ensuciado sus plumas cou
obscenidades en prosa y en verso . No solo trataron de justifi-
car con sus sofismas la nias brutal de todas las pasiones, sino
que trabajaron por inspirarla en todos los corazones por to-
(los los medios posibles. Los libros, los cuadros, las lßminas,
las estatuas, y los espectßculos obscenos y licenciosos, todo
estß espuesto ß la póblica espectacion en las calles y en las
plazas . El pudor se vÁ precisado ß ocultarse y huir, por no
tener que avergonzarse continuamente de unos objetos que
le ofenden y hieren en lo mas divo .
El que hallase el funesto secreto de envenenar el aire
que respiramos, y pusiese en ejercicio este arte para ostentar
su habilidad en la química, sin duda mereceria penas aflic-
tivas ; los que emplean sus talentos en corromper las costum-
bres, áson acaso menos culpables? Su nombre deberia no-
tarse con el sello de la infancia, y esponerle ß la exeeracion
de la posteridad .
Desgraciado del que escandaliza, dice Jesucristo ; mas le
-valiera que le precipitasen en lo profundo del mar, que cargar-
se con la responsabilidad de la pÁrdida de sus hermanos : S . plat .,
cap . 18, v . 7 . Esto es lo mismo que hacer lo malo solo para ser
malo; y sí pudiese haber un pecado irremisible, seria el escßn-
dalo sin duda . S . Pablo dice ß los fieles : "No salga de vuestra
boca ninguna obscenidad, ninguna palabra indecente, porque
OBS 1 71
esto no conviene ß los Santos :" Epist d los Efes ., cap . 5, v . 3 .
Los apologistas del cristianismo probaron la santidad y divi-
nidad ele nuestra religion por el cambio que produjo en las
costumbres, la castidad , la modestia y la reserva en las pala-
bras v en acciones que se notaban en los que la abrazaron .
La Iglesia conformé su disciplina con las leyes del Evan-
gelio . En el siglo Iv, convencido un obispo de haber escrito
libros licenciosos en su juventud y de no querer suprimir-
los, fue depuesto . Estaba severamente prohibido, singular-
mente ß los clÁrigos, el leer las obras de esta clase . San Geré-
iiimo se esplica sobre este punto con la vehemencia rdinaria
de su estilo, Epist . 741, ad Darnasum . Una de las razones
para prohibir ß los fieles la lectura de los libros ele los paga-
nos, son las obscenidades de que estan llenos estos libros .
Sin embargo, muchos autores paganos, aun los poetas,
reprendieron la licencia que reinaba en los discursos y en
las obras de su tiempo ; y parece que en esto quisieron tribu-
tar homenaje ß la santidad de las leyes ciel cristianismo .
Hace poco que un escritor que se hizo cÁlebre por su es-
cepticismo en materia de religion, y por el estilo cínico de
sus escritos, no pudo dejar ele reprender este se g undo defecto
en un poeta italiano : confiesa que este autor se defendié muy
vial cuando se le eché en cara su torpeza ; Bayle, diet . criet .
Guarin, C . D .
Pero tampoco Ál mismo consiguié hacer su apología en
una esplicacion que se vÁ al fin ele su diccionario crítico .
Brucker protesta , que despues ele haber leido inipar-
cialmente esta pretendida justification, le parecié miserable :
hist . philos ., tom . 4, pßg . 6o .t . Conviene tracer ver clue esta
censura no es muy severa, porque otros escritores obscenos
alegaron las mismas disculpas con tan poca verdad y buen
Áxito .
Bayle dice : i .† que sobre este punto debemos remitirnos

ils OBS
al testimonio de las mugeres congo si tuviíramos necesidad
; OBS
de su dictamen para decidir un punto de moral . Aun cuando
las nias se hubiesen corrompido por la lectura del diccionario
crótico, ßconsentirian en declararlo? Hubiera sido mejor que
Bayle se refiriese al testimonio de los libertinos .
0 Sostiene que las obscenidades groseras son menos ca-
2.
paces de ofender el pudor, que cuando estan envueltas en es.
presiones castas en la apariencia . Aun cuando fuese cierta es-
ta reflexion, solamente se seguirla que unas son menos crimi-
nales que otras, y no qne fuesen inocentes . Este autor es real-
mente culpable de ambos cielitos, porque su obra esté llena
(le obscenidades groseras y de obscenidades disfrazadas.
3.Á Pretende que esta especie de suciedades chocan me-
nos en un libro que en una conversacion . No se trata de sa-
ber si son náenos chocantes, sino si son menos capaces de
exaltar la ináaginacion y de escitar las pasiones impuras :
pues nosotros sostenemos que lo son mas en los libros, por-
que una lectura se hace é solas, y se fija sobre ella la ima-
ginacion con mas libertad que en las conversaciones . .Siem-
pre sale cierto que en uno y otro caso son delincuentes los
obscenos .
4 †Á Dice que los mas de los que leyeron su obra habian
ya leido otras nias capaces de pervertirlos, y que nada en-
contraron ele nuevo en la suya . ßSeré cierto respecto é todos?
Y aun cuando lo fuese, ßun hombre que tom‡ ya una dosis
de veneno, no puede tomar reas ni aumentar el mal efecto
que pudo producir el primero? Aunque no hubiese mas que
uno solo pervertido por la lectura de Bayle, ß no seróa bas-
tante para hacerle inescusable?
é .Á Alega que no le era posible evitar este defecto en su
diccionario . Es falso : si quitara todos los lugares escandalo-
sos, se ni joraria mucho su obra ; pero Iejos (le tratar de
evitarlos, parece que los acumula con estudio, y que no es-
ˆ73
cudri‰‡ la antigŠedad, sino para recoger de ella todas las
anícdotas impuras .
6 .Á Trata de autorizarse con el ejemplo de muchos auto †
res apreciables que despreciaron en esta meteria todo gínero
de censura ; ßy merecieron por eso mucha estimacion? Un
desorden, por mas que se multiplique, no por eso es menos
odioso ; y por q ue rein‡ mas ‡ menos en todos los siglos no
ha y derecho para perpetuarle . El n‹mero ele los que caen
en el es cabalmente lo que constituye el oprobio ele la litera .
tura ; y jamas prescribiré el mal ejemplo contra los dere-
elios de la razon , del juicio y de la virtud .
7 . Á Aun llego . a mas su temeridad, queriendo justificar
su conducta con la de los autores sagrados , que nombran to-
das las cosas por sus propios nombres, sin rodeos , con la de
los Padres de la Iglesia, que refieren sencillamente todas las
torpezas de los paganos, y con la ele los casuistas, que hacen
descripciones escandalosas para esplicar minuciosamente los
pecados contra el sesto mandamiento .
Se le Babia respondido, t .Á que los casuistas se ven
precisados é entrar en estos pormenores, y que no les es po-
sible encubrirlos con espresiones decentes : 2 .0 que no escri-
ben en lengua vulgar ni para toda clase ele personas : 3 .Á que
trabajaron en un siglo menos licencioso que el nuestro :
4 .Á clue no tenian énimo de pervertir é sus lectores, sino de
esplicar con claridad las circunstancias agravantes y la enor-
midad de los pecados que se podian cometer contra el sesto
precepto .
Replica Bayle que se vio tambien precisado é reunir en
su Diccionario hist‡rico lo bueno y lo malo ; pero nosotros ya
le hicimos ver que esto es falso . Dice que las obscenidades
en latin no Tracen metros impresion que en francís . Enhora-
buena ; pero por lo menos en los casuistas solo lee un peque-
‰o n‹mero de hombres que por su edad, su profesion, y la

174 OBS
necesidad en que se hallan por el motivo que se proponen y
por las precauciones clue toman, estén é cubierto de todo pe .
libro . íY estén en el mismo caso los lectores de su Diccio-
nario ? Aóade que no es cierto clue nuestro siglo estß mas
corrompido clue los anteriores . No disputemos sobre el mas
Á el menos ; pero íno esté bastante relajado para hacer mu y
mal uso de las compilaciones de Bayle? Que nos diga si pue-
den ser de alguna utilidad para nadie las obscenidades que
amontona . Por lo mismo, cou mucha razon tuvo Brucker por
muy malas sus disculpas .
Es muy esencial que hagamos ver que Bayle se condujo
todaváa peor en alegar el ejemplo de los autores sagrados y
ele los Padres de la Iglesia, y que los incrßdulos clue le copian
se fundan muy mal .
Es preciso reflexionar que el estilo de los libros hebreos
es muy diferente (lex nuestro, porque las costumbres ciel
mundo antiguon en nada se parecen é las del mundo moder-
no †Cuan lo un pueblo, dice un sabio magistrado , se man-
tiene en cl estado salvage, es sencillo y lo son tambien sus
espresiones ; copio no chocan , no hay necesidad de buscar
rodeos, seóales bastante ciertas de que la innaginacion cor-
rompe las lenguas . El pueblo hebreo era semi salvage : el li-
bro de sus leyes trata sin rodeos de las cosas naturales que
nuestros idiomas tienen cuidado de encubrir . _Esto es una se-
lial ele que su modo de Hablar nada tiene de licencioso ; por-
que no hubieran escrito un libro de leyes de un modo con-
trario é las costumbres. Traitß de la formation meek . des
Lang . tom . 2 , n‡m 1 8cˆ .
†Un pueblo ele buenas costumbres, (lice un cßlebre deis-
ta , tiene voces propias para todas las cosas, y estas voces siem-
pre son decentes, porque se usan inocentemente . Es impo-
sible imaginar un lenguaje mas modesto que el de la Biblia,
cabalmente porque en ella todo se dice con sencillez ."
OBS 175
†íDe dÁnde proviene nuestra delicadeza en materia de
lenguaje? pregunta otro filÁsofo . De que las costumbres son
depravadas, y en proporcion de su depravacion se miden mas
las espresiones . Se cree que se gana en lenguaje lo que se
pierde en la virtud . El pudor huye de los corazones y se re-
fugia en los escritos .‰
En efecto, los nióos, las personas sencillas ß inocentes ha-
blan de todo sin avergonzarse y sin esperimentar ninguna con-
secuencia . El deseo cul pable de clue se oigan sus obscenidades
es el clue obliga a los impudicos é usar de espresiones estudia-
ráas para clue no ofendan tanto : gracias é su destreza, casi ya
no hay espresiones castas en nuestra lengua .
Una prueba de la verdad de estas reflexiones es que cuan-
do se corrompieron con el tiempo las costumbres de los ju-
dáos por su comercio con las naciones estranjeras, prohibie-
ron la lectura de algunos libros sagrados antes de la celad ele
treinta afros, y no se halla ya en el Nuevo Testamento el
mismo modo de hablar clue en el Antiguo . La costumbre de
encerrar las nnugeres en cl oriente y de hablar con ellas rara
vez, debiÁ introducir eu el lenguaje (le los hombres mas li-
bertad y sencillez clue- entre nosotros . Nada se encuentra tan
indecente, con arreglo é nuestras costumbres, como el ca-
pátulo ',de las leyes de los gcn.tous indios, perteneciente al
adulterio ; y no se puede presumir que sea tan escandaloso
con respecto é las costumbres de los indios .
Pero íquß es lo que hacen nuestros filÁsofos iincredulos?
Se empeóan en retratar é los ojos ele un siglo licencioso unos
cuadros que no cran soportables sino en la inocente sencillez
de la primera edad del inundo . Traducen con toda su ener-
gáa algunos pasages que un lector casto tiene por obligation
el omitir leyendo los libros sa grados .: desprecian las precau-
ciones que toma la Iglesia para que solo anden en manos de
h ombres incapaces de abusar de ellos; y en seguida se autorŠ-

176 OBS
zan con esta malignidad , é para declamar contra maestro s
libros sagrados, é para escribir obscenidades.
Las mismas razones que justifican í los autores sagrado s
sirven tambien para hacer la apologóa de los Padres de l a
Iglesia . i .0 Las costumbres del Asia y del Africa no eran co-
mo las nuestras, ni e! lenguaje de aquellos tiempos tan cas-
tigado como el de nuestros dias . El caracter de aquellos p ue-
blos nos parece generalmente duro y grosero ; no hacian caso
de las palabras en ningun gßnero, y les era desconocid a la
polótica que nosotros profesamos : tampoco se halla en el dia
entre los orie{tales y mucho menos en las costas ciel África .
a .á Los Padres hablaban con los gentiles é con los cristianos ;
y hubiera sido ridóculo que temiesen escandalizar í los pri-
meros, nombrando sencillamente los desérdenes cotntanes y
p†blicos entre ellos, é chocar con los cristianos refit :ißndo_
les los crómenes de que eran testigos . -S. Pablo hace de estos
una completa numeracion en su L'póst . í los Ronzan . 3.' Los
Padres no hacen mention de estos crómenes sino en cl esti-
lo mas propio para dar í conocer su enormidad e inspirar
horror í la torpeza ; pero Bayle y sus imitadores los refieren
en un tono jovial y chocarrero sin ninguna se‡al (le desapro-
Isacion, y †nicamente para divertir í sus corrompidos lec-
tores .
Barbeyrac en su tratado de la moral de los Padres acu ˆ
sa a S . Clemente de Alejandróa de haber entrado en tina des ˆ
cripcion demasiadamente minuciosa de los pecados de impu-
reza en su pedagogo, y í S . Gerénimo de no haber tenido
cuenta con el pudor en sus acusaciones contra Joviniano . Le
Clerc piensa que S . Agustin cometié el trismo defecto escri-
biendo contra los pelagianos su tratado d e nuptiis et concu-
piscenti.a. Pero prescindiendo de las razones que penaos ale-
gado , estos venerables ancianos, cuya austeridad (le costum-
bres es Lien conocida, podian ver mucho mejor que loa
0135 1 77
escritores del siglo xvii y del XVIIi lo que debia escandali-
zar é no í lo cristianos de su tiempo .
Tal fue y serí siempre la equidad de los protestantes .
Cuando los Padres hablaron de las acciones impuras para
avergonzar í los paganos y í los hereges, y para inspirar
horror í los fieles, es un crómeu í los ojos de estos rig-idos
moralistas : cuando sus controversistas inventaron suciedades
abominables para cubrir de oprobio í la Iglesia Romana, hi-
cieron bien, era por celo para favorecer la buena causa , y
no hay motivo para reprenderlos ; el mismo Bayle cita su
ejemplo para justificarse . Vßase Impudicicia .
OBSERVANCIAS LEGALES . Vßase Ley ceremonial .
OBSERVANCIA. RELIGIOSA o ECLESIÁSTICA . Se
dí este nombre í los usos que fueron mandados por alguna
ley positiva de la Iglesia, é introducidos por una tradition
cuyo origen no se conoce . Los protestantes hacen profesion
(le no admitir estos usos, y exigen que toda príctica religiosa
se funde en la Sagrada Escritura . Algunos de sus escritores
quisieron autorizar esta idea con un texto de Tertuliano en
el libro de oratiOne, cap . 12 . Este Padre, dicen , hablan-
clo de las observancias, escribe ; que es preciso refutar las
que son vanas en só mismas, las que no estar apo y adas en
nlngun precepto del Se‡or é de sus Apéstoles, las que no
soit obra (le la religion , sino de la supersticion, las que no se
fundan en ninguna razon sélida ; y †ltimamente, las que tie-
:nen alguna conformidad con las ceremonias paganas . " Pero
este pasage estí mal traducido . Repitiendo el artóculo las,
hacen decir í Tertuliano lo contraróo de lo que ense‡a en sus
obras. Parece que, segun el, para refutar una príctica, basta
clue no estß mandada por Jesucristo é los Apéstoles, é que
tenga alguna semejanza con las costumbres de los paganos ; y
no es esto lo que quiere Tertuliano . Dice que se deben refu-
tar las observancias que son vanas en só mismas, es decir,
TOMO VIL 23

I ~g OBS
que no pueden producir ningun buen efecto, que no estar,
apoyadas en algun precepto del Seéor í de los Apístoles, y
que no son obra de la razon, sino de la supersticion, y titl e
no tienen ningun sílido fundamento . Pone por ejemplo el
empello de los que escrupulizaban en orar con capa . Conve-
nirnos en que esta vana observancia reunóa todos los carac-
teres de reprobacion que alega Tertuliano, y por consi-
guiente merecóa ser condenada .
ßSe infiere de aquó que debemos abstenernos ole hacer la
seéal de la cruz, í (le ayunar en la cuaresma, porque Jesu-
cristo y los Apístoles no dieron sobre esta materia tiu pre-
cepto formal y expreso ; que es nn crimen ponernos ole ro .
dillas para orar í hacer ofrendas Á Dios, porque hacian lo
mismo los paganos?
Tertuliano se explica con mas claridad en su tratado de
Corona, cap . 3 . "lIa y observancias, dice, que nosotros Uttar-
damos, aunque no estad autorizadas por la Escritura, sino
fundadas en la tradicion y en la costumbre . Antes (le entrer
en las fuentes del bautismo, protestamos al obispo que re-
nunciamos al demonio, Á sus pompas y Á sus Ángeles . Nos
sumergirnos tres veces, y decimos alguna cosa mas que lo
que el Seéor manda en el Evangelio . Despues 1ppro1_arncs una
mezcla ole leche y miel , y desde este dóa nos abstenemos del
baéo toda la semana . Recibimos el Sacramento (le la Euca-
ristóa que el Seéor mandí Á todos, bien sea Á la llora de nues-
tro: comó la, í bien en nuestras reuniones Á la aurora , aun que
siempre de mano (le nuestros prelados , y no de ningun otro .
Todos los aéos hacernos oblaciones por los difuntos el dia des,,
mnuerte. No ayunamos, ni oramos (le rodillas en los domingos,
y lo mismo hacemos desde pascua hasta pentecostes . E ; iza-
mos que caiga en el suelo parte alguna de nuestro pan í
de nuestra bebida . Antes de salir y al vol v er , al entrar,
al vestirnos, al baéarnos, al ponernos, Á la mesa , al acos-
O BS 1 79
tarnos, al sentarnos y al 'encender la luz, en tina palabra,
en todas nuestras acciones hacemos en nuestra freute la
.seéal ole la cruz . Si para todas estas observancias y otras se-
mejantes exigós un precepto de la Escritura, no le halla-
reis ; la tradicion es quien las Ira establecido, la costumbre
las confirmí, y la fe las conserva ."
A este pasage de Tertuliano responden los protestantes
que este Padre era tnontanista : tanto lo era cuando escri-
bií su libro de Corona, coin) cuando compuso su tratado
de Oratione . Y aunque lo hubiera sido cien veces amas,
ßacaso merece menos crádito, cuando refiere lo que se hacia
en su tiempo, y dÁ la razon por quá se facia? Esto no
tiene ninguna relacion con los errores ole Montano . Si no-
sotros recusÁsemos el testimonio de un autor solo porque
era herege, los protestantes nos lo atribuirian Á prevencion,
Á terquedad y Á fanatismo.
Es verdad que hay vanas observancias que deben
poner eu el n†mero de las supersticiones ; pero la Iglesia
tan lejos est .ó de autorizarlas, que las condena . Los teí-
logos entienden por vanas oJservancias el uso de un me-
dio cualquiera para producir un efecto con el cual no
tiene ninguna proporcion ni relacion natural , y no pue-
de tener ninguna eficacia en virtud (le la institueion de
Dins ni ole la Iglesia . De donde se infiere que si produce
realmente algun efecto, no puede ser sino por influjo ciel
demonio. Tales son los f lacierios í pretendidos preser-
vativos contra algunas enfermedades de los hombres o de
los animales que por só mismos no pueden tener ninguna
virtud : tales son tambien los secretos imaginarios que se
llaman arte notoria, arte de S. Pablo, &c . Váanse estos
artóculos .
Lo mismo se debe decir de la observation ole los tiem-
pos , de los dias, de los meses y ole los aéos, la distin-

i8b OBS
cion de los diés felices í desgraciados , los oríscopos, &c
Thiers habla largamente de todos estos puntos en su tra-
tado de las supersticiones, lib . 4 : describe sus diferentes
especies, y cita los pasages de la Escritura, de los Padres
de la iglesia, (le los concilies, (le los estatutos sinodales
y de los teílogos que las reprueban .
En vano quisieron los protestantes hacer que se con-
siderasen todos estos absurdos corno un vicio inherente a
la religion ; catílica ellos no llegaron a curar los de sus
sectarios ; y para eso seróa preciso extirpar enteramente
la ignorancia de los pueblos, la debilidad del entendimien-
to, la credulidad, el terror pßnico, la ciega adhesion ß
la vida, ß la salud y ß los bienes (le este mundo . Estas
enfermedades son tan antiguas y tan generales, que d u .
.rar~n probablemente mas í menos en cuanto dure la raza
de los hombres , y en ninguna parte se trata con mas cui-
dado de curar ellas ß los pueblos que en la Iglesia Catílica .
VÁase Sappersticion .
OBSERVANCIA . Se dice ele los estatutos y prßcticas
particulares de algunas comunidades í congregaciones re-
ligiosas . Entre los carmelitas se distinguen los (le la an-
tigua observancia, de los que abrazaron la reforma (le San-
ta Teresa , y se llaman carmelitas descalzos . Entre los de
S . Bernardo , los religiosos de la estrecha observancia son
los clue volvieron ß todo el rigor de la regla (le S . Ber-
nardo , como los de la Trapa y de Sept-Fonds . Los fran-
ciscanos se dividen en observantes y conventuales .
Poco despues (le la muerte de S . Francisco mitigaron
el rigor ele su regla muchos de sus religiosos , habien-
do alcanzado de sus generales y de los Papas el permi-
so para poseer fondos y propiedades, andar calzados, &e .
Otros mas fervorosos perseveraron en la observancia de su
primitivo instituto , y tomaron cl nombre de observantes,
OBS 181
para distinguirse de los primeros, que se llamaron conven-
tuales í claustrales. Despues hubo algunas reformas en-
tre los mismos observantes, distinguiÁndose entre estos los
de la estrecha observancia que fundí en Espaáa S . Pe-
dro Alcßntara en el aáo de †555, y se llaman francis-
cos descalzos . La misma razon habla dado ya lugar ß las
reformas de los capuchinos, recoletos y tercerones .
Debernos observar que la costumbre de ir descalzos
es reas soportable en Espaáa Á Italia q ue en los paises
septentrionales ; y que las írdenes religiosas, cuando se
entendieron mas lejos, se vieron precisadas ß disminuir
alguna cosa de su rigor, atendiendo ß la temperatura del
clima .
OBSERVAR . En la Sagrada Escritura esta palabra sue-
le significar el acto de tomar precauciones : en el libro de
job., cap. 24, v . 15, se dice que el ad‡ltero observa con el
mayor cuidado no anclar sino entre tinieblas para no ser co-
nocido . Observar la boca de alguno es lo mismo clue espiar
sus palabras para sorprenderle ; pero en el Eclesißstico, ca-
pit . 8, v. 2, observar la boca del Rey, es ejecutar sus ír-
denes . Significa tambien examinar rigorosamente : en el salin
i 2s;, v . 3, dice David ß Dios : Seáor, si vos observais nues-
tras iniquidades , ˆquien podrß sostener el rigor de vues-
tro juicio? y en cl lib . i de los Reyes, cap . 2, v. 22,
se habla de las mngeres que observaban, esto es, que ve-
laban ß la puerta del tabernßculo . San Pablo dice ß los
galatas que judaizaban : "Vosotros observais los (lias , loe
meses, los tiempos y los aáos ." Muchos intÁrpretes entien-
den clue los reprendóa porque observaban las neomenias,
las fiestas y los ayunos del calendario judßico, pero algu-
nos Padres de la Iglesia piensan que los reprendóa por-
que distinguian los (lias dichosos í infelices, como los pa-
ganos : acaso los, gßlatas cometian uno y otro abuso ; ca-

182 OBS
pit . 4, v . ro . Jesucristo dice é los fariseos que el reino
de Dios í el del Mesóas no vendré con un brillo esterior
que le dß é conocer ; curn observutione : rcarig. clc S . Luc .,
cap . 17, v . 20.
OBSESION . Es preciso distinguir la obsesion y la po-
sesion del deuionio . Se slice que un hombre esta poseso cuando
el demonio esté en su cuerpo , le agita y le atormenta, bien
continuamente í bien por intervalos . Se dice que solamen-
te esté obseso, cuando el demonio, sin entrar en su cuerpo,
le persigue en lo esterior le fatiga , y hace que liag .i al-
una cosa . La Sagrada Escritura presenta muchos ejemplos
de ambos estados .
En el.111) . ido los Reyes, cal> . i6, v . 23, se (lice
que el espóritu de Dios se habla retirado de Saul, y que
de tiempo eu tiempo agitaba é este monarca nn mal es-
pirita por orden ele Dios ; y en el libro ele Tobóas, cale . 3,
-v . 8, se (lice que Sara, hija (le Raguel, Rabia tenido
siete maridos, y que un demonio llamado Asmodeo los
habla muerto al querer aproximarse é ella . Por lo nmis-
nmo, estaba obsesa por un demonio que uo ejercia su ma-
licia sino contra sus maridos . Los ejemplos de posesos
son muy frecuentes en el Nuevo Testamento .
Con razors se miran estos dos accidentes como azotes
sobrenaturales que Dios permite, sca para castigar It los
que por sus crómenes entregaron ya su alma al Demonio,
í bien para ejercitar la paciencia ele algunas almas bue-
nas . La Sagrada Escritura representa é la hija de Raquel
como una muger virtuosa e irreprensible, que estalla pe-
netrada del mas vivo dolor por la suerte funesta de sus
maridos .
Los sóntomas de una obsesion real y verdadera son casi los
mismos que los ele la poscsion : se deben tomar las mismas pre-
cauciones y seguir las mismas reglas para juzgar de la una de
OCI 183
la otra : la I glesia prescribe para las dos los mismos remedios,
que son las oraciones, las buenas obras y los exorcismos, sin
prohibir los medios naturales para restablecer la salud del
cuerpo con cl auxilio de la medicina .
Muchos cróticos, sin ser incrßdulos, dicen que las ob-
sesiorzes y las posesiones eran unas enfermedades puramen-
te naturales en clue ninguna parte tenia el demonio, que
solamente eran unos ataques (le melancolóa, ele epilepsia,
(le catalepsia í ele manóa : que se puede esplicar lo que
se dice en la Sagrada Escritura, sin recurrir é la inter-
vencion del demonio
; pero nosotros probaremos lo con-
trario en el artóculo Posesion .
OCASION . Vßase Causa .
OCIOSIDAD, OCIOSO . Este vicio se prohibe severa-
mente por la ley natural y por la moral cristiana . Uno
ele los errores que con mas frecuencia reprende Jesucristo en
los fariseos, es su empeÁo sobre el descanso del sébado ;
y les sostuvo constantemente que las obras de caridad
cran mas agradables é Dios que la inercia absoluta en que
fijaban í hacóan consistir la santificacion del sébado . San
Pablo exhorta é los fieles é die procuren ganar con el
trabajo, no solamente con que atender é sus necesidades,
sino tambien con que aliviar las (le los pobres ; Epist .
é los efes ., cap . 4, v . 28 . El mismo se pone por ejem-
plo, y lleva la severidad hasta el estretno de decir que
el que no quiere trabajar no merece tener que cerner ;
E )l st . 2 é los tesalon ., cap . 3, v . 8 . La caridad, que
es cl caracrer distintivo del cristianismo, nunca fue una
virtud ociosa .
Esta moral fue seguida con exactitud . Muchos cristia-
nos, dice Mr . Fleury, trabajaban (le manos, puramente
para evitar la ociosidad . Se les habla recomendado mu-
cho el evitar este vicio y los que son inseparables de ßl,

184 OCI
como la inquietud , la curiosidad , la maledicencia , las
visitas inétiles , los paseos y el examen de la conducta
agena . A todos se exhortaba í ocuparse en algue traba_
jo étil , singularmente en obras de caridad con los en-
ferinos con los pobres y con todos los que necesitaba n
de algun auxilio .
Asó pues , contra toda razon reprendian los antiguos pa-
ganos í los cristianos cl ser tinos hombres inétiles, pordt :e
no buscaban las profesiones que disipan demasiado ß que pue-
den ser peligrosas, como cl comercio, segnn se hacia euton-
ces, el manejo de los negocios, los cargos Péblicos ; pero uo
los renunciaban cuando los buscaban para ellos . Nuestros apo.
logistas refutaron tarnbieu con valentóa la calumnia de los pa-
ganos . ÁNosotros, les dice Tertuliano , no entendemos en quá
sentido nos llamais inétiles . No somos solitarios ni salvages
como los bracmanes de los indios ; antes bien vivimos con vo-
sotros y como vosotros . Frecuentamos los tribunales, las pla-
zas péblicas, los ba†os, las tiendas, los almacenes y los lu-
gares donde se tratan los negocios : nosotros sostenemos como
vosotros el trabajo de la navegacion, de la milicia, del comer-
cio y de la agricultura : ejercernos vuestras artes y vuestros ofi-
cios : solamente huimos vuestras asambleas supersticiosas .''
Alxolog . cap. 42 Orig . contra Celsuni, lib . 8 , &c.
Los censores modernos del cristianismo tampoco van
mejor fundados cuando dicen que fue consagrada la ociosi-
dad en el hecho de aprobar el estado monístico . La Iglesia,
lejos ele caer en este. defecto, mandß desde el principio í los
clárigos que aprendiesen un oficio para subsistir con decencia,
can . 5 i y S2 del concilio Iv de Cartago . El trabajo de manos
se mandß con la mayor severidad í los oronges, y anti hoy
se lo manda la regla ele S . Benito . Casiano y otros autores ase-
guran que los solitarios ele la Tebaida eran sumamente labo-
riosos , que con su trabajo se proporcionaban no solamente
OCT ;85
la subsistencia, sino tambien con que dar limosna : lo mismo
se asegura ele los monges de Inglaterra ; Bingham Orig . Eccl.
lib . 7 , cap . 3, ‡ ˆc . Tampoco se acusaró en cl dia í los er-
mita†os de Senart y del monte Valeriano, ni í los religiosos
de la Trapa, del vicio de la ociosidad : estos religiosos reno-
varon la vida ele los primeros mongcs que aun conservan los
orientales .
Pero despues de la inundacion de los bírbaros en Europa,
se viß la Iglesia precisada í variar su disciplina : estos hombres
feroces solo hacian caso ele la profesion militar, y todo gánero
ele trabajo no era honorófico í los ojos de estos conquistadores ;
antes bien le tenóan por una especie de esclavitud y una mar-
ca del estado plebeyo ; de modo que el titulo de la nobleza
era no hacer nada . D .spues de la ruina del clero secular fue
preciso elevar los montes al sacerdocio por honor de este ca-
rícter, dispensíndoles el trabajo ele manos, y encargíndoles
solamente la oracion , el estudio y el canto (le los salmos .
Fragor . d'un concile d'Aix-la ‰ Clmhelle en la coleccion de
los lcistoriaclorcs de Francia, tom . 6 , pig . 445 .
Los protestantes, y los incrádulos del ella amaestrados por
ellos, acriminan por esto í la Iglesia ; pero este fue un real que
solo puede atribuirse í la necesidad y í las desgracias de la
Europa ; y la preocupacion ele los barbar os aun subsiste en
ella con otros muchos vicios . Aun cuando los ermita†os de
quienes hemos hablado fuesen todos unos santos , no por eso
los estimaróan mas . Váase Mange.
OCTAPLAS . Una ele las obras de Orógenes , que se llamß
asó por ser una especie de Biblia poliglota repartida en ocho
columnas que eontenian : i .' el Testo hebreo, escrito con
caractáres hebreos . 2 . 0 El mismo Texto en caractáres griegos .
3 .Š La version griega de Aquil :a . 4 .0 La de Symtnaco. 5 .Š La de
los Setenta . 6 . 0 La de Teodocion . 7.Š La que se llamaba la
quinta Griega . 8.0 La que llamaban Sexta . Este sabio Padre
Tomo vil . 24

186 OCT
de la Iglesia estaba bien convencido de que uno de los me-
jores modos de entender el sentido del Texto Sagrado era
comparar las diferentes versiones . Véase Hexciplas .
OCTATEUCO . Así como los cinco libros oie Moisés se
llamaron Pentateuco, así ta rabien, aóad ién dolos les tres li-
bros siguientes, que son Josué, los Jueces, y Ruth, se
diß Á toda esta colecciou el nombre de Octateuco, palabra
griega formada de O"X,,, que significa el námero ocho, y de
Tec%xor que significa libro . Procopio ole Gaza compuso diez
libros (le comentarios sobre el Octateuco .
OCTAVA . Espacio de ocho dias destinados Á la celebra-
eion de tina fiesta, y en los cuales se repite diariamente una
parte del oficio divino de la misma, como los himnos, las
antífonas, los versículos , con una ß muchas lecciones rela-
tivas al mismo objeto . El octavo (1ia, que con propiedad se
llanta la Octava, es un oficio mas soieinne que el ole los dias
anteriores . Regularmente las fiestas nias solemnes se celebra-
ron cou Oct uva, como la Natividad ciel Senor, las Pascuas
de Resurreccion y Pentecostes , el Corpus, y la fiesta del Ti-
tular ß Patrono_
Se llama tambien Octava el trabajo de un predicador que
predica muchos sermones en la Octava del Corpus . Esta cos .
,
tunibre se introdujo en Francia despues de la here, ía de los
protestantes, para instruir particularmente Á los fieles en el
Sacramento ole la Eucaristía , y confirmarlos en la fé ole este
misterio (i) . Así se dice que tal predicador predicß la Octa-
-va en tal iglesia . En algunos obispados hay parroquias en
que se celebra una Octava de los difuntos .
El título del salmo 6, que es el primero de los salmos
r>
(r) En Espada no se introdujo esta costumbre , por lo menos en gene-
rai, porque afortunadamente se pudo evitar la introduccion del Protestan-
tismo .
OFE 1$ 7
penitenciales, y del salm. 1s, cet., dice : pro Octava, 6 ad
Octavam : los comentadores estan divididos sobre la inteli-
gencia ole esta palabra : unos creen que significa un salino
que se compuso para ser acompaóado al sonido de un instru-
mento de ocho cuerdas ; otros que debía cantarse por espa-
cio de ocho digs ; otros dicen que significa que debía cantar-
se en el tono mas alto , que llamamos Octava ; y finalmente,
otros entienden por la palabra Octava un concierto de ocho
másicos . Ninguna ole estas conjeturas tiene seguridad .
OCURRENCIA . En el estilo del breviario y (le las rábri-
cas se dice que clos oficios estan en Ocurrencia cuando caen
en un mismo dia : así , cuando la fiesta de un santo cuadra en
domingo, el oficio ciel santo estÁ en Ocurrencia con el de la
Domiizica , y las rábricas ensefian Á cuÁl de los clos se debe
dar la preferencia . Véase Concurr cncia .
ODILON (S ) Quinto Aliad ole Cluni, que muriß el
aóo de 1049 de edad de 87 aóos, célebre en su siglo por su
talento, y sus virtudes y por la iustitncion ole la conmemora †
cion general de los difuntos, que fue adoptada por toda la
Iglesia . Conservamos de él algunos sermones, cartas y poe-
sías que se hallan en la biblioteca de los Pudres, y en la de
Cluni , impresa por Ducliesne .
ODON (S.) Segundo Abad de Clnni, que muriß en el
rióo de 948, y nos dejß un compendio de los morales de S.
Gregorio, tres libros sobre el sacerdocio, algunos sermones é
himnos en elogio ole S . Martin, cuyas obras se pueden ver
en la biblioteca (le Cluni . Estos clos csctitores no merecen el
desprecio que hace Mosheim ole sus obras .
OFENSA. Los filßsofos incrédulos dicen que un ser tau
vil como el hombre no puede ofender Á Dios, y en esto pro-
ceden sobre un equívoco. Es verdad que el hombre no pue-
de turbar la felicidad suprema ole Dios, ni cansarle una no-
vedad que altere su ser inmutable ; pero puede hacer lo que

Aga OFE
Dios prohibe, despreciar sus amenazas y merecer sus casti-
gos . Esto es lo que la Sagrada Escritura llama ofender é
Dios, desagradar é Dios, provocar su cílera y ser su ene-
migo, &e .
No podemos esplicar címo se conduce Dios con sus cria-
turas, sino con las mismas palabras que describen la conduc-
ta de los hombres . Vóase Antropopatia . Cuando Dios (lií el
ser é las criaturas inteligentes y racionales, no fue por nece-
sidad í por su interós , sino porque querßa hacerles bien, y
no hay ninguna é quien no hubiese colmado de beneficios.
Quiso adjudicar su felicidad é la virtud y no al crimen ; é la
obediencia y no é la rebelion . ÁPodré nadie quejarse de esta
sabia conducta? Los incródulos quisieran que nos hubiera
concedido la felicidad absolutamente sin coudicion alguna y
sin exigir ruda de nosotros ; pero Dios no tuvo por conve-
niente satisfacerlos en este punto, y nos impuso algunas leyes .
Si nos Prescribiera lo que debßamos ls .acer, sin proponer-
nos algunas penas í algunas recompensas, nos ,hubiera dado
lecciones y consejos, que no serian leyes . Si nos hubiese qui-
tado la potestad ele resistirle, destruirßa la virtud y su móri-
to, porque la virtud consiste en someter é la ley nuestras in-
clinaciones. Cuando preferimos la obediencia de estas é la
obediencia de la ley, darnos derecho al legislador para que
nos castigue ; y en este sentido le ofendemos .
La palabra ofender, que literalmente significa encon-
trarse con alguno, tropezar con el, í ata jal-le el camino, se
aplica metafíricamente é un legislador humano, Yá con mucha
mas razon é Dios .
OFERTA , OFERTORIO . La oferta, ofrenda , † obla-
cion , es cl acto ciel sacerdote sobre el altar, cuando ofrece é
Dios cl pan y el vino que han ele ser ccnsagt áa dos . Vóase
O 1 Z~iZ‡~L7 .
Eu Especia se 113n-, la promesa ele hacer tina hue .
0Fr 18 9
na obra en tiempo determinado, para conseguir de Dios al-
gun beneficio espiritual í temporal : distßnguese del voto en
que esta se juzga que no obliga bajo pecado (t) .
El ofertorio es una especie de antßfona que el preste re-
cita, y canta el coro, í toca el írgano en cl tiempo en que se
prepara cl pan y el vino para ofrecerlos é Dios y el pueblo va
é Tracer la ofrenda . El P . Le Brun en su e .splic . d e las c erem .
de la 1Tisa, tom . 2, pég . a3o, nota las diferentes variacio-
nes que se hicieron en esta parte de la Misa en diversos si-
glos y en varias iglesias .
Se llama tambien ofertorio la banda en que los diéconos
reciben las ofertas de los fieles . Vóase Ofrcnda .
OFICIANTE . Es lo mismo que celebrante : es el s :cecr-
elote que dice la Misa principal en una Iglesia, que princi-
pia el Oficio Divino y dice las oraciones en el coro, &c . En las
Iglesias catedrales hay dßas solemnes y fijos en que el obispo
debe oficiar en el altar y en el coro.
OFICIO DI ,'INO . Off ciuin . Significa rnaterialmen .
te lo que se debe hacer, y se aplicí este nombre é las ora á
clones p†blicas de la Iglesia que todos los fieles hicieron
en todos tiempos para pagar é Dios el tributo clue le debe-
mos ele action de gracias, de alabanza y de santos deseos .
El oficio Diˆ'ino tambien se llamí liturgia . Vóase este ar-
tßculo .
No se puede du :lar que esta costumbre es tan antigua
como el cristianismo . San Pablo recomienda é los fieles clue
se esciten y edifiquen unos é otros con los salmos, himnos
y cénticos espirituales, y los canten de todo cora :zon en
honra y gloria de Dios ; Epist . é los ejes ., cap. 5, v . 19* a los
(,) Tambien se llama oferta la que se acostumbra hacer en las exequia s
de los fieles, y compone una parte de los derechos eventuales de los pérro-
cos eu l~ .pa‰ia .

i9o OFI
colos., cap . 3, V. i6 . Esté escrito que despees de la íltima
cena el r uisnao Jesucristo dijo un himno con sus Apóstoles .
S. Mat ., cap . 26, v . 3o . Leernos en el cap . 6, r . 4 de los
Hechos apostólicos, que los Apóstoles se descargaron ciel cui-
dado de los pobres y de la distribution de las limosnas, y lo
pusieron é cargo (le los diéconos para dedicarse con mas li-
bertad é la oracion y é la predicacion del evangelio :es muy
probable que quisieron decir la oracion píblica, la litur-
gia y lo que nosotros llamamos O frßo Divino . En el Apocal .,
cap . 5, v . 9, vemos el plan de la liturgia apostólica, y que
los viejos ó presbßteros entonan cénticos en alabanza de Je-
sucristo.
Plinio el menor, despees de haberse informado de lo
que pasaba en las asambleas de los cristianos dice que diri-
gian sus alabanzas é Jesucristo corno é un Dios . Eusebio en
su Hist. eccies ., lila . 5, cap . 28, cÁ t a Jose énu cos que los (eles
compusieron desde el principio, y en los que se atribuia la
divinidad al Salvador . En el concilio ele Antioqußa, celebra-
do en el aáo de 252, se v† ya introducido en la Iglesia el
canto ele los salmos . La instirtreion ele este eso se atribuye é
S . Ignacio, discßpulo ele los apóstoles : y Sócrates en su (list .
cedes., lib . 6, cap . 8 ‡, S. Jrstino , Tertuliano, S . Clemente de
Alejandrßa, Orßgenes, S. 13_ :silio, S . Epifanio, Teodoreto y
otros Padres, hablan del Oficio í oracion píblica de la Igle-
sia . Bingham , lib . 13 . cap . 5 .
Tambien asegura S . Agustin que el canto del Oficio Di-
nino no se introdujo por ley eclesiéstica, sino por el ejemplo
de Jesucristo y de los apóstoles . S. Gerónimo, S . Ambrosio,
el Papa Gelasio y S. Gregorio , le aáadieron alguna cosa,
comlpusieron himnos, antßfonas y oraciones nuevas por el
modelo de las antiguas ; le pusieron en orden y le arregla-
ron : no son empero tos pi Ánietos autores del Oficio Divino,
que antes de ellos ya existia ; y fue una de las principales
OFI 191
ocupaciones de les primeros nionges, asß como de los prime .
ros individuos del clero .
Muchos concilios celebrados en las Gantas, el' de Agda,
el segundo de Tours, y cl segundo ele Orleans, arreglan
el orden y las lloras ciel oficio , y establecen penas con-
tra los eclesiésticos que dejasen de asistir , ó de rezarle :
lo mismo hicieron los concilias ele Espaáa . La distribu-
tion del oficio en diferentes lloras del dia y .ele la noche
casi fue igual en todas partes : aun se conserva en las di-
ferentes sectas ele los cristianos orientales separadas de la
Iglesia Romana desde el quinto ó sesto si falo .
Casiano, que vivió en el quinto, escribió un trata-
do sobre el canto y oraciones nocturnas, y el modo con
que debßan celebrarse ; y despees de haber expuesto la
préctica de los monges ciel Egipto , dice clue en los mo-
nasterios de las Gaulas dividßan el oficio en cuatro ho-
ras, é saber, prima, tercia , sexta y nona, y clue la no-
che del sébado se cantaban salmos y lecciones . Ya en las
constituciones apostólicas estaba mandarlo é los fieles orar
por la noche , é la hora de tercia , de sexta, (le nona y
al canto del gallo. S . Benito, que escribió su regla en el
siglo vi, marca los salmos, lecciones y oraciones -lue de-
ben componer cada parte del oficio, y es de presumir clue
siguió el orden establecido entonces en la Iglesia Romana .
El modo ele celebrar el oficio varßa segun el grado ,de so .
leutnidad de la fiesta, del misterio ó del santo que se cele-
bra : asß se distinguen los oficios solemnes, de primera y .se-
gunda clase, dobles mayores, dobles menores, senti-dables,
simples, &c . Cuando se canoniza algue santo se le seáala un
oficio propio ó del cornee ele los mértires, pontßfices, docto-
res, &c . , segun el estado en que laa vivido, al segun el g†ne-
ro de su muerte. Cuando la Iglesia instituyó nuevas fiestas
de los misterios, compuso un oficio propio para celebrarlos .

192 OFI
En toda la congregation de S . Bernardo se reza todos
los Bias el oficio parvo de nuestra Seéora . 'En el cuarto con-
cilio de Clermont celebrado en el aéo (le to95, el Papa Ur-
bano II obligí ó todos los eclesiósticos ó rezarle, para con-
seguir de Dios el buen ßxito de la cruzada que se resolvií
en este concilio ; pero S . Plo V dispensí de la obligation de
este reza por una constitucion ó todos los clue no estan obli-
gados ó ßl por reglas p_rrticulares de sus cabildos í monaste-
rios ; y obliga como Ánica carga ó los clßrigos que tienen
pensiones sobre beneficios . Los cartujos rezan todos los clias
cl oficio de difuntos, menos en los dáas festivos .
Corno los clßrigos estan obligados por su estado ó orar,
no solamente por sá mismos, sino tambien por los pueblo .,
la Iglesia no les concede las rentas de sus beneficios sino con
la condicion de clue cumplan con cl rezo ; y si no lo veri-
fican previc :rcn los cónones que sean privados ele sus rentas,
declarando qua no les pertenecen . La Ldesia impone tam-
hien ó todos los clßrigos ordenados ira scacr†i s la obligation de
rezar el oficio divino todos lr .:s d ias segun las n'd1ricas ciel Bre-
viario, y no pueden omitirle eu todo Á en parte notable sin
pecar gravemente, ó menos que no tengan una razors síli-
da, como eu el caso de enfermedad í imposibilidad .
En el oficio pÁblico, dice Mr . Fleury', cada uno se de-
be conforui .i r con la próctica de la Iglesia en que canta ; y
los que le rezan en particular no estar obligados tan estre-
cliamente ó observar las horas y las posturas que se guardan
en el coro ; en rigor basta que recen cl oficio entero dentro
de las veinte y cuatro lloras . Sin embargo , es mejor antici-
parle que retardarle ; y por esta razou se permite rezar por
la ntariara las horas, y las vásperas antes del mediodáa , y
desde las cuatro (le la tarde los maitines para el siguiente .
Cada uno debe rezar por el breviario de la diícesis en que
estó domiciliado, ci no quiere was rezar por el Breviario
OFI 193
Romano, del que se puede lácitamente usar en toda la Igle-
sia latina . Inst . ciel derecho Ecles ., tout . r, part . 2 , cap . 2,
póg . 276 : Tomasino, Discip . fieles ., part . i, lib . i, cap . 34
y siguientes . Vßase l3rcvurri.o, Canto, lloras canoniccrs, &c .
Fue una temeridad muy reprensible el que los protes-
tantes suprimiesen el oficio divino consagrado por la próctica
ele los Apístoles, y por la costumbre de todos los siglos : ni
aun dejaron duc se conservase cl nombre, y le sustituyeron
el de prßdica, como si todo cl culto divino consistiese en la
predica ion . Solo conservaron el uso de los salinos con un
canto rnuy insápido, y en una version muy grosera . Ilacien-
do profesion de conformarse en todo con la Sagrada Escri-
tura, siguieron mal sus lecciones, porque esta no solamente
nos habla ele los salmos, sino ta ambien (le los himnos y de
los cónticos espirituales . En la Sagrada Escritura hay amas
oraciones que los salinos, los cónticos (le Moisßs, ele Isaáas y
de los demas profetas, ele Ana , madre ele Samuel , de To-
báas, ele Zacaráas, (le la Virgen Santásima, ele Simeon , &e.:
‡son menos respetables y menos edilicautes que los salmos
de David? Pero los pretendidos reformadores, aunque se te-
dian por muy sabios, estaban muy mal instruidos : Hicieron
la reforma por el mßtodo ele los ignorantes, que es el ele des-
truirlo todo, y sus ciegos prosßlitos les siguieron ciegamente,
sin atender ó las consecuencias ; queriendo cortar lo que
ellos llamaban supersticiones, aniquilaron la piedad en nn
todo .
Lo mismo debe decirse de su empeéo y tenacidad en
querer celebrar el oficio divino en lengua vulgar, sin haber
previsto los inconvenientes . Vßase Lengua vulgar .
OFICIO (Santo) Vßase Inquisicion.
OFICIOS o ARTES. Vßase Arte .
OFITES Á OFITOS . Ileregcs ciel siglo n que venian ó
ser un vóstago de-los gnísticos : su nombre viene de 0'g1r
TOnIO VII . a5

1194 OFI
que significa serpiente, y por esta razon se llamaron tarn-
culto
bien serpentinos, porque daban é las serpientes un
su persticioso .
Moslreim dice que esta secta era mas antigua que la re-
ligion cristiana ; que en su origen era una mezcla de la filo-
sofía de los egipcios y del judaisamo : algunos ele sus miem-
bros abrazaron el Evangelio, otros persistieron en sus anti-
guas opiniones, y de aquí nació la di-tincion de los ofites
cristianos , y los que no lo eran : esta fue tambien la opinion
de Filastro.
De cualquiera modo que sea, los primeros no se convir-
tieron sinceramente, conservaron los mismos errores que los
gnósticos egipcios respecto é la eternidad ele la materia , la
creation ciel mundo contra la voluntad ele Dios , la multitud
de los eonas ó genios que gobernaban el mundo, y la tiranía
del Derniurbo ó Criador : segun ellos, el Cristo, unido al hom-
bre Jesus, vino para destruir el imperio ele este usurpador .
Aßadian que la serpiente que sedujo é Eva era el mismo
Cristo, o la sabiduría eterna , oculta bajo la figura de este
animal : que dando é nuestros primeros padres cl conoci-
miento del bien y del mal Babia hecho el servicio mas im-
portante al gÁnero humano, y por lo mismo que era preciso
honrarle bajo la figura clue habla tomado para instruir é los
hombres . Confesaban que Jesus habla nacido de la Virgen
por operacion de Dios : que Babia sido el reas justo , el mas
sabio, y el mas santo de todos los hombres ; pero sostenían
que Jesus no era la misma persona que el Cristo : que este
habla bajado del cielo, en Jesus, y le habia dejado cuando
Jesus fue crucificado, aunque le Babia enviado una virtud
por la cual resucitó Jesus con un cuerpo espiritual . Así estos
hereges confesaban en el fondo los principales hechos pu-
blicados por los Apóstoles .
Sus geles ó presbíteros engaßaban é los ignorantes con
Orb. 1 95
una especie de prodigio . Cuando celebraban sus misterios
salía de su boyo é una cierta sedal una serpiente don) estica-
da, y volt' la a entrar en el boyo despees de haberse enrosca-
do sobre las coas (lila ellos ofrecian en sacrificio : ele lo cual
inferian estos impostores clue Cristo habla santificado cou su
persona estos clones, y los distribuían entre los asistentes co-
mo una especie de eucaristía capaz (le santificarlos .
Teodoreto piensa que estos ofitcis cran los mismos que
los setianos, quienes decian que Seth, hijo (le Adan, era
una cierta virtud divina ; por lo menos parece que estas clos
sectas tenían casi una misma doctrina . Pero entre unos fa-
néticos ácómo es posible conservar la unidad de creencia?
Los ofitcts anticristianos llevaban la misma opinion res-
pecto é la serpiente ; pero no podían sufrir el nombre de Je-
sucristo, le maldecian porque se dice en la Escritura que
fue enviado para quebrantar la cabeza ele la serpiente : por cuya
razon é ninguno en su sociedad sin renegar de Je-
sucristo y maldecirle . Orígenes no quiere tampoco recono-
cerlos por cristianos, y lo clue cita de sus libros en su obra
contra Celso es ininteligible y absurdo . Aßade, q ue su secta
era muy loco numerosa y estaba casi del todo estinguicia .Celso
atribula maliciosamente é los cristianos los delirios de los
oft ls . Tillemont, tom . 2, pég . -88-
OFRECIDO . Nudo consagrado é Dios por sus padres en
una casa religiosa . Esta costumbre principió en la edad me-
dia, y es probable clue fue é principios del siglo xi . El sin-
gular aprecio que se profesaba al estado religioso , la dificul-
tad de vivir con tranquilidad en el mundo, y de educar
cristianamente los hi† os, obligaron é los padres é ponerlos en
los monasterios para cine allí los instruyesen, dirigiÁndolos
por el camino (lo la piedad, y muchos creyeron darles la ma-
yor prueba de su ternura, consagréndolos en ellos para siem-
pre. Un ofrecido se juzgaba obligado por su propia voluntad,

196 0FR
tanto como por la devotion (le sus padres, y se le miraba como
apéstata si lo dejaba . Se fundaban eu el ejemplo ele Samuel,
quien fue consagrado í Dios por su madre : desde su naci-
miento, y en el ejemplo de los natin~os ; pero estos perso-
nages no estaban obligados por voto al celibato ni í las de-
nlas obseivaciorres de los oronges . Vóase Natincas.
Se llamaba tambión ofrecido, dado é consaeraclo el hom-
bre o la muger que ofrecia sus bienes y su persona í cual-
quiera convento con la Condition ele que le alimentasen y
sostuviesen los monges . Algunos daban sus bienes í los mo-
nasterios con la condition de 'gozar per toda su vida un cí-
non moderado, y los bienes donados en esta forma se lla-
maban oblata . Se vieron precisados í tomar esta precaucion en
unos tiempos tan turbulentas ele desérdenes y de rapißas . Era
el recurso ele los dóbiles en el borrascoso gobierno (le la Ita-
Zia : los normandos, aunque poderosos, le usaron corno una
salvaguardia contra la rapacidad die los emperadores . Por con-
siguiente , nadie debe estraßar la riqueza de algunos monas-
terios .
Todas estas costurubres se suprimieron con mucha razon
cuando llegaron tiempos rias felices y cesaron los motivos
para tolerarlas . El concilio (le Trento eu el hecho (le haber
declarado que la profesion religiosa hecha antes (le los 16
anos eumnpletos, y sin probarse por el noviciado (le un aßo,
fuese absolutamente nula y no impusiese alguna obligation,
suprimié para siempre el abuso ele los ofrecidos : el examen
que hacen los obispos de los jévenes destinados í la profe-
sion religiosa, previene el peligro de tina falsa vocation que
pudiera inspirarles la cdlncacion que recibieron en un con-
rento . Los soberanos impidieron con sus leyes í los monas-
terios el que adquiriesen nuevos bienes por donaciones é de
otra manera . Por consiguiente, no hay ningun motivo de que-
jé eu este particular , y no le habria nunca si se tuvieran
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Euro-
p~rscutes las diferentes circunstancias en que se vié la
pa en los siglos que nos precedieron .
Un ofrecido era tainbien un monee lego, í quien el rey
colocaba en los monasterios, abadÁas , y prioratos ricos, para
que allÁ le alimentasen, hospedasen, vistiesen , y aun pensio-
nasen : este era un modo de (lar retiro í un soldado viejo, es-
tropeado y herido : tocaba las campanas, barria la Iglesia, y
trabajaba en otras cosas ligeras . De este modo las riquezas
de los monasterios fueron siempre un recurso para el go-
bierno . Tarnbien se llamaba ofrecido todo lego que conse-
guÁa de la corte una pension sobre cualquiera beneficio .
OFRENDA . Esta palabra sale del latin offercnda, y sig .
nifica la acciou de ofrecer í Dios una cosa que se destina í
su culto, y la cosa prisma que se le ofrece : viene í ser lo
mismo que oblacion .
La costumbre de ofrecer í Dios sus mismos dones es tan
antigna corno la religion ; y f naltnente, se conoce que es
au testimonio de respeto a l snpreriro dominio de Dios , de
re:conocinricnto í sus beneficios, y un medio para conseguir
otros nuevos . Que se consuman estos dones en un sacrificio,
que se empleen eu la sub .~istencia (le los ministros del Se-
ßor, o ti te se destinen al alivio ele los pobres, siempre se ve-
rifica que la inteiieion de ofrecerlos es en obsequio del mismo
Dios. Vemos que los hijos ele Adan ofrecen í Dios, el uno
los frutos de la tierra, y el otro las primicias de sus reba-
ßos ; Gólies ., cap . 4, v . 3 . Se dice que Melquisedec, rey de
Salem , y sacerdote del Dios altÁsimo, ofrecié í Abraban pan
y vino, y bendijo í este patriarca : que Abraban le (lié el
diezmo de su butin, cap . 14, v . iS . Jacob promete que si
le protege el Seßor le ofrecerí el diezmo ele todos sus bie-
nes ; cap . 2u, v. 22 . Todo sacrificio era una ofrenda ; pero
i o toda ofrenda era un sacrificio.
.La principal oblacion que los hombres hicieron í Dios

1 198 OF R
es la de su alimento, porque era para ellos el mas precioso
de todos los bienes . Antes del diluvio vivian con los frutos
de la tierra y la leche de los rebaéos, y por eso fue esta su
principal ofrenda . Despues del diluvio ofrece Noí ó Dios
animales puros en sacrificio, y Dios le permite ó el y ó sus
hijos que coman la carne de los animales . Gínes ., cap . 8,
v. 2e, cap . 9, v . 3 .
Del mismo modo, cuando el arroz cocido se hizo ali-
mento ordinario de los romarnos, mandß Numa que se lion-
rase ó los dioses ofreciíndoles arroz cocido . Sewn Plinio,
jamas probaron despues los romanos sus nuevos frutos sin
haber ofrecido las priu :icias ó los dioses ; pero la costumbre
de ofrecerles cocidos ß cremas ele arroz adorca dona ,ado-
rea liba, subsistia en tiempo de IIoracio, aunque se inmola-
ban entonces animales en sus ternplos .
Por lo mismo, reo hay necesidad de recurrir ó vanas iriia .
ginaciones, corno los incrídulos, para encontrar el origen ele
la oblacion de tos animales y de los sacrificios sangrientos :
fueron ofrecidos ó Dios porque este era cl alimento ele los
hombres . No es estraéo que los paganos , cuyas ideas esta-
ban pervertidas, y atribulan ó sus Dioses las necesidades y
los vicios ele la humanidad, imaginasen clue les agradaba el
humo ele las vÁctimas . Pero los patriarcas, instruidos con las
lecciones del mismo Dios, jamas cayeron en este error cuan-
do le ofrecian el diezmo de sus bienes ; y no eran tan estápi-
dos que creyesen que Dios tenia necesidad ß podia hacer uso
de ellos , sino que estaban convencidos de que ofrecerlos ó
Dios era tributarle homenage.
Un pobre, colmado de beneficios por un hombre pode-
roso, puede, sin faltar al decoro y sin desagradarl e , ofrecerle
cosas de poco valor, aunque no las necesite el que le colmß
de beneficios, y aunque le sean inátiles, porque siempre es
un tesurnouio de respeto, de amor, y de reconocimiento, al
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cual nadie puede mostrarse insensible . La intencion y no la
utilidad es quien dó valor y precio ó los clones y ó los pre-
sentes . AsÁ pensaba David cuando decÁa al Seéor : "Vos sois
mi Dios , y no teneis necesidad ele mis bienes," Salm . 15 5,
: " Nosotros os damos , Seéor, lo que hemos
y . 2, y Salomon
recibido (le vuestras manos ;" i .† del Paralih .,cap . 29, v, t4.
Otros censores de las prócticas ele religion erraron torpe-
mente cuando dijeron que la próctica de hacer cfvendas ó
Dios Babia venido de la avaricia de los sacerdotes . Aun no
los Labia cuando Cain , Abel , y Noí ofrecieron sacrificios ó
Dios, y cuando llegß ó haberlos de nada les servia lo qne se
consurrjia en holocausto , ni lo que se daba ó los pobres . El
mismo Dios los habia exigido para inspirarles el respeto, el
reconocimiento y la surnision hócia íl, el despego de los bie-
nes ele este mundo , y la caridad con los desgraciados . Los
malos corazones due nada quieren dar ó Dios , tampoco son
regularmente compasivos con sus semejantes .
Cuando se (liß la ley ó los judÁos, describiß Moisís mi-
nuciosamente las ofrendas que debÁan hacer, y las precaucio-
nes y ceremonias que debian observa :‡. Dios les dijo por boca
de este legislador : "Vosotros no p_trecereis delante ele mÁ con
las manos vacÁas ." Exod., cap. 23, v. iS . No hay ninguna
especie ele comestible s, ele la cual los judÁos no estuviesen
obligados ó ofrecer ó Dios las primicias , cl diezmo, ß alguna
porcion . Siempre que venÁan al templo, ß ejercian un acto
páblico de religion, que debÁa ser icomp .téado de una of-on-
da , debian elegir para ello lo mejor . No quiso Dios dar ó
los sacerdotes parte alguna en la tierra prometida, para que
solo viviesen ele las oblaciones del pueblo . Cuando por ava-
ricia ß por irreligion descuidaban los judÁos ele hacer estas
ofrendas, segun les estaba mandado , Dios los amenazaba y
reprendia por boca de sus profetas . Valaq . , cap . i, v . 8, &e .
De aquÁ tomaron ocasion los incrídulos para decir que

200 OFR
la ley de Moisés pintaba í Dios como un monarca intere-
sado y voraz, ansioso de dones y presentes, de vóctimas &
inciensos : que el culto que exigia era muy costoso, y que
parecóa no haberse instituido sino para favorecer í los sa-
cerdotes : clue estos eran unos tiranos de la nation por los
cuantiosos tributos que tenóan derecho í exi`ir .
Antes de aventurar semejantes reprensiones deberian re-
flexionar, t .ß el mismo Dios declarÁ í los judóos que no te-
nia necesidad de sus sofrendas, que solo las exigia como tes-
timonios ele su piedad, de su amor y reconocimiento, y que
las despreciaba cuando estos clones no eran hijos ciel corazon ;
Salm . 49, v . 8 : 5o, v . 18 : Isaóas, cap . á, v . i i : Jerem .,
cap . 6, v . 2o : Amos, cap . 5, v. 2 t, &c. 2 . ß Habia prometido
recompensar abundantemente la lilieraiidad ele su pueblo
con la fertilidad de la tierra, la fecundidad ele sus rebatios, y
la prosperidad ele toda la nation : esta promesa se confirma-
ba sin interrupcion por la fertilidad asombrosa de cada seis
anos, para que descansasen en el séptimo ; y los judóos se
vieron en la precision ele reconocer que todos sus desastres
eran un justo castigo ele sus descuidos en observar la ley de
Dios . †Tenóan motivo para sentir lo que daban í Dios?
3 .ß Las leyes relativas í las ofrendas eran tan ventajosas í
los pobres como í los sacerdotes : estos estaban obligados í
darles todo lo que no les fuese absolutamente necesario, y í
pagar ellos mismos í los pobres el diezmo de todo lo que te-
pian ; Reland . , Antiq . Sacr ., part . 3, cap . 9, ‡ 7 . La prueba
de que su suerte no era de la mayor prosperidad , es que se
les vio mas de una vez reducidos í la ˆltima indigencia por
la omision de los judóos en las ofrendas ; Josefo, Antig . lib . 20,
cap . 8 . Esto debóa sin duda verificarse todas las veces que el
pueblo se entregaba í la idolatróa . Por ˆltimo , eran severa-
mente castigados cuando abusaban de sus derechos Á descui-
daban sus funciones, y esta verdad se confirma con el . cas .
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tigo de los hijos de Hell, y las amenazas que Dios dirige í
los sacerdotes por Ezequiel y Malaquóas . Por consiguiente la
ley previno con la mayor sabiduróa todos los inconvenientes .
Aunque Jesucristo prescribe menos ceremonias que ac-
tos internos ele virtud, no por eso suprimiÁ las ofrendas ; al
contrario prescribe el modo con que deben veri‰carse, di-
ciendo : Š si haciendo vuestras ofrendas delante del altar oa
acordais de que vuestro hermano tiene algan sentimiento
contra vosotros, ici primero í reconciliaron con el, y despues
venid í completar vuestro don :" S. Mat . cap . 5, v . 23 . S . Pa-
blo, aunque ocupado con los ne-ociosdesu ministerio, llevaba
í Jerusalem las limosinas que habla recogido , y alló hacóa sus
eftcndas . IIec11 ., JIpost . cap . 24, v . 17 . Declara que í
plo de los sacerdotes de la ley antigua, que vivóan ciel altar,
los que anuncian el evangelio tienen tanibicn derecho í vi-
vie del evangelio. Epis . a . a í los Corint ., cap . y, v . t4 .
Asó vivieron en efecto al principio los ministros de la
ILlesia. Ningun cristiano participaba del santo sacrificio sin
Lacer su ofrenda , y el producto era entonces muy abun-
dante, y se dividia en tres porciones , una para el culto di-
vino, otra para la subsistencia de los ministros de la Iglesia
y otra para los pobres . Se ofrecóan en cl altar el pan y el
vino destinados para los sacrificios, y las demnas ofrendas se
depositaban en un sitio destinado para este objeto, Á en el
Palacio Episcopal , para usar de ellas en las necesidades . No
se admitian los dones ele los escotnulgados, de los hereges,
de los pecadores pˆblicos y escandalosos, de los que conser-
vaban una enemistad irreconciliable, de los que estaban
sujetos í la penitencia pˆblica, &e . Tarupoco se recibóan las
ofrendas que queróan hacer por ellos sus padres Á amigos
despues de su muerte . Binginani Orig . .Eccles . lib. i5, cap- 2,
y siguientes .
Anniano Marceli no acusa al Papa y í otros ministros de

goa O FR
la Iglesia Romana de que recibiati ricas oblaciones ole las
damas de Ronca ; pero este autor pagano ignoraba cl santo
uso é que se destinaban estos Jones , que se empleaban en
alimentar é los pobres, las viuclis, los liuítfaiioz, los presos,
en redimir é los esclavos , &c . Esto es lo que hizo presente
el cliacoiio S . Lorenzo al prefecto (le Rorna , cuando cluiso
precisarle é entregar los tesoros ole la Iglesia , (le los chales
era depositario . Cuando los obispos y los (lentas miembros
del clero estaban todos los digs espuestos al martirio, no te-
nian ninguna tentacion cle amontonar ricluczas .
Las revoluciones acaecidas (lespties en diferentes tiem-
pos al imperio romano, convencieron ole clue la subsistencia
de los ministros de la Iglesia seria demasiado precaria, si so-
lo se ftinclase en las oblaciones diarias ole les fieles ; y esto
es lo clue bizo que la Iglesia principiase é tener propiedades,
y lo que diO lugar é la institution de los beneficios . Víase
este artóculo . Cono los bienes de la Iglesia fueron muchas
veces usurpados, en los ßltimos siglos fue preciso recurrir é
las ofrendas, y é los dereclios casuales Á eventuales ; y aun-
que en su origen son las donaciones voluntarias bay tam-
bien algunos obispadosenque se tienen por una deuda é favor
de los pastores ; pero son muy poco considerables . E, n el
Diccionario de Derecho CanÁnico, y en el Apíndice de esta
obra se ptiede ver cual es la disciplina actual sobre este punto,
En algunas parroquias el dia de los Difuntos tienen los
fieles la costumbre de hacer ofrendas de trigo, y hacer lo
mistiio en las exequias de los muertos : esta costumbre es un
sómbolo de nuestra creencia en la resurreccion futura , saca-
do de S . Pablo ; i .' Epist. é los Coriiit . cap . i S , v . 36 . Por
lo mismo nada tiene de riclóctila, ni de supersticiosa . La
ofrenda ciel pan beiiclito que se usa los domingos en las par-
roquias , es un díbil resto de la antigua costumbre . Víase
pan bendito.
OJO soi
Como los protestantes suprimieron la oblicion, que pre-
cediÁsiempre é la consagracion cle la Eucaristóa, y es parte
esencial del sacrificio, no es estrado que quitasen tambien
todas las especies de ofrendas . Pero ácon q uí pretesto repro-
biroti este acto religioso? †No lo sabemos, Sin duela les pare-
ciÁ un resto de judalsino, Á (le paganismo, porque hacian
ofrendas los judóos y los paganos ; pero vemos que Jesucris-
to y los apÁ-toles no despreciaron las ofrendas de los judóos,
y al cotrario las aprobaron cuando las hacian con un cora-
zon sinceramente religioso . Si debiíramos evitar todo lo que
practicaron los paganos, seria preciso suprimir toda especie
de culto, porque no hay ningun acto religioso que no hu-
biesen profariado . Si es porche se introdugeron abusos aun
cri el cristianismo, se deben proscribir los abusos, corno hi-
cieron muchos concilios , y conservar sin embargo las cosas,
Víase obócicion.
Thiers, en sn tratado cle las supersticiones, tom, 2, lib . 2,
cap . i o , ~ -9, habla efectivamente ole machos abusos en que
cayeron los pueblos respecto é las ofrendas que se hacian en
la Misa , y refiere los cénones de los concilios , por los cua-
les se prohibieron estas supcrsticione
OIIINTOS . Si hemos de dar crídito é la crÁnica de Ge-
nebrardo , este nombre se diÁ en el siglo xVi é unos liereges
ingleses, que deciati, que el ßnico pecado que se podia co-
meter era el de no abrazar su doctrina ; pero no nos dice quí
doctrina era la de estos liereges .
OJO . Como las pasiones clel hombre se pintan principal-
mente en sus ojos, la palabra ojo se usa en la Sagrada Escri-
tura para significar las inclinaciones btienas Á malas . Lo mis-
to sucede en las lenguas modernas ; y en todas se puecle
decir, el, ojo cs el espejo del alma .'
El ojo bueno, el ojo sencillo, el ojo atento, significan la
benevolencia, y el deseo de conceder beneficios : muelias ve-

204 OLE
ces se dice que Dios ve, considera, y visita é los que quie-
re colmar de beneficios . Al contrario, el ojo malo, el ojo nzai-
vado, significa el odio, la cílera, la envidia í la avaricia .
Eclesiéstico cap . 4}., v . 14., dice el sabio , que el ojo malo no
ve mas que males ; y habla ele un avaro, que se atormenta,
por la prevision de males imaginarios . Y en S. Hat, cap . 20,
cap . 15, el padre de familia dice é sus operarios envidiosos
y descontentadizos : óme mirais de real ojo porque soy
bueno?
Podemos fijar nuestras miradas en alguno por odio , 6
por afcion : en el Salm, 33, v . 16, leemos que los ojos del
Seßor se fijan sobre los justos , y que sus oidos estan atentos
é sus oraciones ; pero que sus miradas se fijan sobre los peca-
dores para borrar su memoria . En el cap . 5 de Ezeq . v . I T,
dice el Seßor : mi ojo no perdonaré, esto es, 1111 justicia no
os concederé perdon . No hay necesidad elc advertir que los
o os que se atribuyen é Dios no son mas que su providencia .
En el cap 46 del Genes . v . fil. , dice Dios é Jacob : JosÁ pon-
dré su ruano sobre tus ojos, y te los cerraré en la llora de la
muerte : esto era entre los antiguos el áltimo deber de la
ternura filial
. funciones y en las otras fiestas se perfumaban de los pies é
En el libro de lob cap . 29, v. 15, dice este Santo Varon
yo †o‡ el ojo del ciego, y el pie del cojo, esto es, yo serv‡
de gu‡a para el uno, y de apoyo al otro . Servir al ojo, en
la Epist . é los Colos, cap . 3, v. 22, es lo mismo que no ser-
vir é un aneo con exactitud, sino cuando nos mira . En el
libro de los námeros, cap . T6, v . 14, la siguiente espresion
óquereis arrancarnos los ojos significa lo mismo que si di
fiera ónos teneis por ciegos? ojo, por ojo , y cliente por dien-
te, significa la pena del Talion .
ˆLEO . En la Sagrada Escritura se toma muchas veces es-
te nombre en sentido figurado . Como el aceite sirve de ali-
mento ., entra en los perfumes, se usa para remedios, se de-
‰LE zo5
rama ,con facilidad , penetra los cuerpos sílidos, se iularn_, y
dé luz, dieron lugar é metéforas todas estas diferentes pro-
piedades . El íleo fue mirado como un s‡mbolo ele la gracia
divina, clue dulcemente se insinua en nuestra aluna , la con_
suela y alegra , cura sus enfc rmedades, la fortifica , la ilustra
v hace que resplandezcan sus virtudes .
1 .Š El íleo significa la fertilidad y abundancia . En el
cap . 8 de Isa‡as, v. i, esta espresion corno filias olci, signi ..
fea una porcion de tierra gruesa y fÁrtil ; y en sentido figura-
do , la abundancia de los dones ele Dios . En el SalnZ 22,
Y. 5, se dice, vos habeis engordado mi cabeza con íleo, esto
es, me habeis colmado de vuestros beneficios : en cl Salm . 44,
v. 8, oleum lcetitice es la abundancia de las gracias y de los
dones sobrenaturales . Cuando en el Sctlrn. 14.o, v . 5, dice el
salmista, que el íleo del pecador no engordaré su cabeza,
quiere_ decir que`uo desea tener ninguna parte en los bienes,
en la prosperidad , y en los placeres de los pecadores.
2 .Š Los orientales usaron siempre mucho óle esencias y
íleos odor‡ficos , y por eso en el Salin . i 03, v . 15, exliila-
rare faciem in oleo, significa perfumar el semblante, En las
la cabeza, y se abstcnian de todo perfume en el luto y la .
tristeza ; por eso dice Isa‡as , cap . 61 , v. 3, oleuni gaud‹
pro luctu , para manifestar el gozo que sucede é la tristeza
el cual se indicaba siempre por el cuidado en perfumarse .
En el cap . g del Eclesiastes, v . 8, se dice : "Sean vuestros
vestidos siempre blancos, y el íleo y el perfume no falte
nunca de vuestra cabeza ." Se conoce que cl autor no quiso
por eso dar un precepto de asco y de magnificencia , sino
que su pensamiento fue recomendar la pureza del alma y
la frecuencia en dar buen ejemplo .
Derramar perfumes sobre alguno era una setŒal de honor
y de respeto, y se hac‡a con los convidados y con los gran-

206 íLE
des ; por consiguiente, una uncion de íleo perfumado se
creia que consagraba una persona . Esta accion pees llegí é
ser uaturalrnente un sómbolo de consagracion hasta para las
cosas inanimadas . Jacob para consagrar una piedra y erigirla
en altar derrama en ella íleo ; Gßn ., cap . 2$, v . 18 : cap . 35,
v . 14 . Minucio Felix, cap . 3, y Arnobio, lib . i, nos dicen :
que la misma ceremonia usaban los pi1ganos, tuas no por
eso se sigue que estos tuviesen conocimiento (le la accion de
Jacob ß intencion de imitarle . Un sómbolo natural y que se
ofrece por só mismo é la iniaginacion ele los hombres, pudo
haberse introducido en todas las naciones, en la religion
verdadera y en los falsos cultos sin que nada tornasen unos
de otros .
En el estilo de la Sagrada Escritura una persona ungida
es tarnbien una persona sagrada : el íleo significa la misma
uncion y la persona cine le recibe, corno tin rey, tin sacer-
dote, í ttn profeta . Ea el cap . t o ele Isaóas, V . 27, se dice
que cl yugo de Israel se liaré pedazos é la vista ciel íleo, es-
to es por la presencia de una persona sagrada . El autor de la
Paréfrasis caldea aplica estas palabras al Mesóas, cuyo
nombre signiGea ungido í sagrado . En el cap. 4 (l e Zaca-
rias, v . r,+, duo ilÁ oleá son dos sacerdotes í dos profetas .
3 .0 Eu todos los tiempos se usí del íleo para curar las
heridas, y es bien vulgar el bélsamo samaritano : por lo
cual hablando Isajas de los vicios de los israelitas, slice que
la llaga ele Israel no fue frotada con íleo , no recibií renie-
dio alguno ; cap . r, v . 6 . Los discópulos de Jesucristo un-
góan con íleo é los enfermos y los curaban ; S. Ware ., cap . 6,
v . i3 . No era la virtud natural del íleo quien producia es-
tos efectos, sino el poder divino que les habia dado Jesu-
cristo .
El candelero del tabernéculo y ciel templo estaba
4 †‡
adornado con siete lémparas í mecheros que ardian con íleo .
í L E 2 07
Exod ., cap . 25, v . 6 . Jesucristo en la parébola de las diez
vórgenes espresa las virtudes y buenas obras por el íleo ele
una lémpara ; S. Mat ., cala . z5, v . 3 Y 4 . En el cap . i i . del
Apocal ., v . 4, dos candeleros bien provistos ele aceite repre-
sentan clos sugetos recomendables por el esplendor de sus
virtudes .
5 .‡ La facilidad con que el aceite se entiende y mancha
dé motivo al salmista para decir de un pecador, que la mal-
dicion penetraré, como el ciceite, Basta cl tußtano de sus
huesos ; S!thn . i o8, v . 18, &c .
El sentido ele estas comparaciones y metéforas era mas
facil de comprender entre los orientales que entre nosotros,
porque haciart uso tn :ts frecuente de diversas especies de á)leo
clue nosotros, que tenemos el medio de suplirle con la man-
teca , con la cera y con la grasa de los animales . Por lo mis-
mo, para conocer toda la energóa de la mayor parte de las
ceremonias de la religion, es preciso saber las costumbres de
los antiguos v las del Oriente . Vßase Uncion, Per/uunae .
ˆLEO DE'UNCION . Perfume. clue compuso Muisßs para
consagrar los reyes y los Pontófices, los vasos ß instrumentos
del culto divino, de cuyo íleo usaron los judóos en el taber-
néculo y despues en el templo . En el cap . ?o ciel Exod .
Y . 23 , se dice que este perfume se compouia ele mirra, ele
cinamomo, de cdla :izo ararní.tico, y de aceite de olivas,
mezclado todo ,eaun reglas ciel arte de perfumeróa . Dice Dios
que todo lo que fuere ungido con este íleo quedaré consa-
grado, y seré santificado cualquiera que le tocare ; v . 29 . Se
mandí é los israelitas que guardasen cuidadosamente este íleo
para los siglos futuros, por consiguiente fue depositado en
el Santuario ; pero estaba prohibido con pena de muerte é
todo particular el hacer un perfume semejante y emplearle
en usos profanos ; v . 3i .
No todos los reyes recibian esta uncion , sino solamente

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2o8 OLE `
el primer individuo de una familia que subéa al trono y se
le consagraba de esta manera, que servia para íl y para to-
dos los sucesores de su familia, y todos se (lamban igualmen-
te los ungidos dcl Seóor, porque la uncion y el reinado eran
sinßnimos ; pero cada sumo sacerdote recibia su particular
uncion antes de entrar en el ejercicio ele sus funciones, y lo
mismo sucedia con el sacerdote que iba Á ocupar su plaza
en la guerra .
Los vasos e instrumentos consagrados con cl ßleo de
uncion fueron cl arca de la alianza, el altar de los perfumes,
la mesa de los panes de proposicion, el candelero ele oro,
el altar ele los holocaustos, el lavadero y los vasos que de-
pendian de íl . Cuando se destruéa alguno de estos instru-
mentos, de inodo que no pudiese usarse, ß llegaba Á per-
derse, á)odia repararse, ß ponerse otro eu su lugar, mien-
tras durß este ßlco de uncion : pero desapareciß en la dea-
truccion de . primer templo edificado por Salomon, por con-
siguiente, faltß en el segundo edificado por Zacaréas .
Ya liemos visto en el artéculo anterior que el acto de
derramar sobre alguno, ß alguna cosa este ßleo odoréfico,
era en todos tiempos un sémbolo ele consagracion , y que este
rito habla sido ya conocido ele los patriarcas : era un signo
natural de medicina espiritual , de la gracia divina, y de sus
operaciones en nuestras almas . La Iglesia (le Jesucristo juzgß
sapientésunarnente que seréa muy del caso conservar este an-
tiguo rito universal y enírgico, Á que estaban acostumbrados
los pueblos, y cuya significacion no podian desconocer . Asé
le usa en el bautismo, en la confirmacion, en la extrcina-
tiucion, en la ordeuacion y en muchas consagraciones de
cosas inanimadas.
†LI O DE CATLC‡MIENOS . Le consagran los obispos
en el jueves santo, y con íl se hace la uncion en el pecho y
las espaldas de dos que reciben el bautismo. S . Cirilo de Jeru-
ˆLE log
salen habla de este ßleo en la Catech . llfystug . 2 .a, n‰m. 3;
y hablando con los fieles recien bautizados, les dice : "Vo-
sotros fuisteis ungidos desde los pies Á la cabeza con el ßleo
exorcizado, y participasteis los frutos del olivo fecundo, que
es Jesucristo Este ßleo exorcizado es el sémbolo ele la gra-
cia que os comunicß Jesucristo ; por la oracion í innova-
cion de Dios este ßleo adquiere la virtud ele purificar las
manchas del pecado y de lanzar Á los demonios ." S. Ambro-
sio y S . Juan Crisßstomo dicen cine esta uncion es congo la
de los atletas que se preparaban al combate .
Bingham y Datllí observan que solo se habla de esta
uneion en los escritos del siglo IN, , í infieren de esto que no
se usaba en los SI,-
:los anteriores . Nosotros tenemos mas funda-
mento para inferir lo contrario . Los obispos del siglo Iv no se
atribuyeron Á sé mismos la autoridad ele instituir sin necesi .
dad nuevas ceremonias para la administracion ele los Sacra-
mentos ; solamente practicaron y enseliaron Á los fieles lo
que se rabia instituido en los tiempos apostßlicos . Si la n%n-
cion ele los calcctétnenos fuera en el siglo Iv una institucion
nueva, ˆesraria en uso en la Iglesia ele Jerusalcn, en la de
Constantinopla y en la de Milan ? Nn-,una Iglesia particu-
lar se cree con derecho de variar sin razor, y niuelao menos
ele introducir un rito sacramental ; y si se hubiera verifica-
do, es bien seguro que no le adoptarian las otras iglesias .
Ninguno de los Padres de los tres primeros siglos tratß de
describir las ceremonias cristianas , antes bien las ocultaban
de los paganos con el mayor cuidado ; y el silencio de los
escritores que . precedieron al siglo tv nada prueba .
Bien sabida es la manéa ele los créticos protestantes ; cuan-
do pueden sospechar que la Iglesia Catßlica descuid-ß ß cam-
biß alguno ele los antiguos ritos, se lo acriminan, snpouien-
do siempre que no tuvo razon . Ellos suprimieron por ca-
pricho y sin ninguna causa legétima los ritos mas antiguos y
TU ;1IU VII . 27

210 OLO
nias respetables, porque veian en ellos la condenacion de
sus errores . Pues que las unciones del bautismo son nu sém-
bolo de porificacion, de euracion, de gracia y (le fuerza , no
creyeron en los primeros siglos que el ínico efecto ciel bau .
tismo era excitar la fe, y ponernos en el nímero ele los fie-
les coro pretenden los sociniallos instruidos por los protes-
tantes . Vóase Uncion .
ßLEO DE ENFERMOS . Le consagran los obispos para
que se administre Á los enfermos el sacramento de la extre-
ma uncion . Es rnuy extraáo que Bingham despucs ele inda-
gar con tanto cuidado el orégen de los ritos eclesiÁsticos, na-
da diga del †leo de los enfermos, y es de presumir que se
viese muy embarazado con las palabras (le‡ Ap†stol Santiago
en su L' hist ., cap . 5, v . I + . Vóase Extrema uncion .
OLIV ETANOS . Congregacion de religiosos y religiosas,
muy extendida en Italia que siguen la regla ele S . Benito, y
llevan hÁbito blanco . Sa fundador fue S . Bernardo Tolomeo,
natural de Siena, donde naci† en el aáo de 1272 . Sus cons-
tituci(dnes fueron aprobadas por los Papas Gregorio IX,
Juan XXII y Clemente VI .
OLOR . En la Sagrada Escritura esta palabra no solo ség-
niuica los perfumes como eu el cap . 5 ele Asnos, v . 21 : ; Yo
no aceptaró ya el olor (le vuestras reuniones † asambleas ;"
es decir, el incienso que rue ofreceis ; sino que tambien se
toma muchas veces en un sentido figurado, como en las len-
guas modernas, por lo que nos agrada † desagrada . En el
cap . 8 del Genes ., Y . 2 I , se dice que Dios recibi† en buen
olor el sacrificio ele Noó, esto es, que mereci† su aproba-
cion, y que le file agradable este testimonio de reconoci-
miento . En la Epist . Á los Efes., cap . 5, v . 2, dice S . Pablo
que Jesucristo se entreg† y se ofreci† Á Dios por nosotros,
como una hostia y como véctima ele buen olor, porque Dios
movido de este sacrificio perdono Á . los hombres . Olor sigui-
OMN 211
fica tambien la buena reputacion y los felices efectos que
produce. En la Epést . a Á los Corint ., cap . 2, v. I4, dice
S. Pablo : "Por nosotros derrama Dios por todas partes el
olor (l e su conocimiento, † los buenos efectos ele su doctri-
na, porque nosotros somos delante de ól el buen olor de Je-
sucristo, para los que se salvan y para los que pˆrecen ; para
los unos este es un olor mortal , y para los otros es un
olor cine dÁ la vida ." Esta palabra se toma tambien en
seáal (le dei!aprobacion ; en el cap . 34 del Gónes. , v. 3o,
dice Jacob Á sus hijos : "Vosotros me habeis puesto en mal
olor entre los cattaneos :" coro si dijt-ra : "Vosotros me habeis
hecho odioso Á estos pueblo . En el cap. 5 del Exod ., v . 2 i, di-
cen los israeliras Á Moisós y Á su hermano : "Vosotros nos ha-
beis puesto en mal olor con Faraon y con sus ministros ." En
el cap. 3 de Dan ., v . 94, se dice de los tres niáos del horno,
que no penetr† en ellos el olor del fuego, esto es, que nén-
gun mal esperimentaron, ni ninguno de los efectos (le‡ fuego.
OMISION . Consiste en no hacer lo que nos manda la ley
de Dios , y esto es lo que se llama pecado de omision . Como la
moral evangólica nos manda muchas obras buenas, y los actos
de todas las virtudes, la mayor parte ele las faltas del cristiano
son pecados de otnision . Pero como la inadvertencia y la debi-
lidad pueden ser causa de nuestras omision,,s,estas faltasno son
regularmente tan graves como los pecados ele comision, que
consisten en hacer lo que la ley de Dios nos prohibe .
O INIPOTENCIA DE DIOS . Atributo (le la Divinidad
que esplica que Dios no solo puede todo lo que quiere, sino
tambien todo lo que es posible, todo lo que no envuelve
contradiccion, y que su poder no tiene lémites.
Esta verdad s-- puede demostrar por la idea del mismo
Dios : ól es un ser necesario, que existe por sé mismo, que
no tiene causa, y que es causa universal ele todos los seres ; y
‰c†mo pudiera tener lémites? No hay lémites sin causa . Los

212 OMN
seres contigentes y criados son limitarlos porque la tienen :
cuando Dios los crié, les concedié un grado fijo ele ser y ele
facultades segun su voluntad ; pero Dios, clue no tiene cansa,
por ningua título puede ser limitado . Su nece idad de ser es
absoluta ; pero una necesidad absoluta, y una necesidad limi-
tada, serian una contradiccion . Si el Ser Divino no es liirli-
tado, tan ó1 11oco lo pueden ser sus atributos ni ninguna de sus
facultades . Todos estos atributos pertenecen ß su esencia, y
son tan infinitos como ella misma ; así la Omnipotencia de
Dios es infinita corno todas sus perfecciones . VÁase Infrrito .
Sin embargo, es preciso confesar cine esta verdad , aun-
gtte demo-trable, no fue bien convencida sino por la revela-
cion . Aunque ba y algunos filésofos elite atribuyeron ß Dios
la O ru2ipotencia, no conocieron toda la energía ele esta pa-
labra, y en realidad limitaron este poles suprenici, en el
:bo (le negar la po i'~ilidad de la creacion . áPlay 111) poder
be-
mas gran,le clue el ele criar é producir los seres por solo un
acto de la voluntad? Así que la idea (le la creacion recibida
por la reteiacion es lo clue nos dié la idea alas clara ele la
Onznil~cltcncia Divina ; y por eso estas dos ideas estan renni-
das en el símbolo : Creo est Dios Padre Todo Poderoso, crict-
dor ciel ciclo y (le la tierra-
)J frléso~o,., anti
ed concepto de todos los' ;nos, Dioss para
ara
producir el inundo tuvo necesidad ele una materia preexis-
tente y eterna como Ál mismo , y porque no le file posible
corregir sus defectos, salié su obra llena ele iu11perfecciones :
lie aquí pues en Dios tina impotencia duplicada . Pero estos
grandes talentos no reflexionaron que s1 la materia es eterna,
necesaria Á increada, el estado en que se hallaba antes de la
formacion del mundo sería tatnbien eterno y necesario, y
por consiguiente esencial Á inmutable . Por lo mismo, no hu-
biera podido Dios catnbaarle, ni terldria poder aluno sobre
la niat r;ia . Este es el argumento de los Padres de la Iglesia
OMN 213
contra los filésofos, y con el cual demostraron que la Omni-
potencia divina incluye neeesariatneute la potestad de criar
la materia . S . Justino, C'olhort . ad gent ., n†m . a3 : S . Teéfilo,
ad aulol ., Iib . 2, n†nl . &c.
Marcion, ManÁs y sus discípulos, seducidos por la filoso .
fía oriental, di-~currian desatinadamente, y hacían ß Dios la
mayor injuria suponiendo un principio activo del mal , coe-
terno ß Dios, clue habla incomodado y detenido la Oninipo-
tencia divino, impicl Ándola el producir todo el bien que
D . os habla querido . Los Padres que se ocuparon en su refu-
tacíun, hicieron ver que es un absurdo el admitir clos prin-
cipios activos y coeternos due se contrarían recíprocamente
en sus voluntades y en sits operaciones, cuyo poder sería
muy limitad :), y cuya suerte sería muy triste, porque no hay
cosa mas incémoda para un ser inteligente que cl no poder
hacer lo que quiere . Tertuliano, lib 1, cont . Marc., cap, 3:
S. Agustiu de ncrtrrrui boni, cap . 43 : adv . Secundin ., cap- 2 o, &c.
Los filésofos caían en estas falsas hipétesis por no querer
atribuir ß Digs los males Á imperfecciones de este mundo .
Qucrian mas limitar su Omnipotencia, que derogar su Lon
dad ; pero tenían muy mala idea de la bondad divina . Supo-
:nian clue Dios no seria bueno si no hiciese ß sus criaturas to-
do el bien que puede hacerles ; y esto es imposible, porque
puede hacerles repetidos bienes hasta el infinito . Por grande
que sea el grado de bondad que Dios les concedié, puede
siempre aumentarle hasta el infinito, y como nosotros llanla-
,,los vial la privacion de un bien mayor, en todas las suposi- .
clones posibles, se hallarß siempre en la criatura un mal de
imperfeccion, esto es, la privacion de una perfeccion mayor,
de la cual era susceptible por sn naturaleza . Ademas, siendo
Dios un ser necesario, y que existe por sí mismo, es tambiÁn
por esencia libre Á independiente, y duelo de distribuir su s
dones en la medida que le acomoda . No, hay criatura alguna,

OM N
1,4
é quien no hubiese concedido algun grado de peifeccion y de
bienestar ; y por consiguiente é quien no hubiese manifesta-
do su bondad . Si pudo darla mas, tambien pudo darla me-
nos, sin que ella tengt uingun motivo para quejarse ni para
estar descontenta . Esta verdad, aplicable é cada particular, no
lo es menos respecto é la totalidad de los seres í del universo
en general .
Dirén que Dios los hizo de manera que el pecado reina
en el Inundo, y el pecado no solamente es un mal relativo
í un bien menor, sino tambien un mal absoluto y positi-
vo ; y ócímo puede conciliarse todo esto con la bondad ele
Dios, siendo asß que pudo impedirlo? Ya hemos respondido
en otra parte que el pecado viene del hombre y no de Dios :
es el abuso voluntario y libre de una facultad buena en sß
misma, que se reduce é poder elegir entre el bien y cl mal .
Si el hombre fuese impecable por naturaleza í por gracia,
t
serßa sin duda reas perfecto ; pero nunca se probaré que la
potestad de ser vicioso í virtuoso é su eleccion, y de labrar
por este predio su felicidad í su desventura, es mala y per-
niciosa en sß misma o un mal positivo que Dios hizo al houa .
bre . óLos que Han hecho buen uso de su libertad tendrén
motivo para estar descontentos con los clones (le Dios? Al
contrario, le bendecirén eternamente por su munificencia .
A todos los hombres dé Dios los auxilios que necesitan para
el buen uso de esta potestad ; y no se debe confundir esta con
el abuso que de ella puede hacer el hombre. VÁase _Bien,
filal, Felicidad, Desgracia, Optimnismno, &c .
De aquß se infiere tambien que no se debe discurrir de
la bondad divina que siempre llevá consigo una potencia in-
finita, como se discurre ele la bondad del hombre, cuyo po-
der es muy limitado . Para que el hombre sea bueno, debe ha-
cer todo el bien que pueda , y este bien seré siempre limitado
lo mismo que su poder. Pero querer que Dios llaga todo el
OMN 215
bien que puede, es un desatino, porque puede hacerle hasta
el infinito ; su poder no tiene lßmites, y en virtud de su li-
bertad suprema, puede elegir entre los diversos grados de
bienes clue alcanza su poder infinito . Una falsa connparacion
entre la bonda,I ele Dios y la bondad del hombre sedujo é los
antiguos lilí ufos, y aun estan en el did abusando ele la mis-
ma los filísofos modernos .
Nada nos sorprende el que los antiguos, privados de las
luces ele la revelacion, discurriesen mal sobre la naturaleza
y los atributos de Dios : esto solo sirve para demostrar la de-
bilidad ele la razon humana . Pero que los incrÁdulos moder-
nos cierren voluntariamente los ojos é la revelation que los
ilumina desde su infancia , y repitan los sofismas ele los anti-
guos, es una ceguedad inexcusable . Si Dios, dicen , es infi-
nitarnente poderoso, no tuvo ninguna razor para no hacer é
los seres sensibles infinitamente dichosos ; vemos que no lo
hizo , luego fue porque no pudo hacerlo . ó No le hacemos
mas favor, diciendo que todo lo rizo por necesidad de su na-
turaleza, que suponiendo que pudo Hacerlo y no lo hizo, por
que no quiso? Esta necesidad quita todas las dificultades, y
corta todas las disputas . Nosotros no decirnos que todo esteó
bien, sino que todo esté menos mal de lo que pudiera
estar .
No desagrada é estos crßticos una necesidad sin funda-
mento, í rias bien contra toda razor, porque no quita nin-
guna dificultad , í que solo sirve para prolongar las disputas .
Es un desatino el suponer que un Ser que existe por sß mis-
mo, independiente de toda causa , y criador ele todos los se-
res, estÁ sujeto al Yugo (le una necesidad . Y óde dínde ven-
drßa esta necesidad ? ó QuiÁn se la habia de imponer? No hay
en Dios otra necesidad que la de ser lo que es, y por lo mis-
mo del todo independiente, libre , y due†o absoluto ele su vo-
luntad y de sus acciones . Es cierto que no puede obrar contra

OM
216 N ONF
lo que exige su infinita perfeccion, porcine en este caso obra_
ria contra su propia naturaleza, y nunca seria amas ele lo qu e
exi-
es. Pero é quiín seró capaz de probar que esta perfeccion
gßa que concediese mas bienes ó las criaturas sensibles, y que
las hiciese mas felices y mas perfectas ele lo que son ?
Aun es mayor desatino el decir que debiera hacerlas in-
fini.tatncntc felices : solo Dios es in1uitaumente feliz,: lay ningu-
na criatura es susceptible de tina felicitad infinita de los
santo, en el cielo no es actualmente infinita, porque unos son
mas felices que otros ; y solo es infinita in lmtentia, porque
duraró eternamente . Asß que, tenemos razon liara decir en un
sentida todo estÁ bien, esto es, hay en todas las cosas nu cier-
to grado de bien ; y si entendemos, como los optimistas, que
todo cstci absolutnntente bien, seremos tan inj .ostos copio los
grte dicen que todo cstLßß absolrttamcntc mal . Por la mima
razor sostcncumoos que tollo pudiera ser rascaos malo, y cine
Dios pudiera hacerlo todo i utcho moor ; porgtie al fin bien
y nzal no son in is que p ilabras de comparacion en las obras
de Dios . Víase Mal , Optirizismo .
Acaso dirón : eu este mundo no ha y mas que tina medida
muy limitada de bienes ; y ó vista de esto éen quí fundais que
Dios es o,nnipotente? Vosotros no podeis suponerle sino cl
grado de poder que necesitaba para su obra ; y tina obra fi .
nita y limitada no os dó derecho para que le atribuyais un
poder infinito .
Nosotros reo juzgamos ele la infinidad del poder de Dios
por la perfeccion de sas obra, sino porque Dios es criador, y
la creation supone un poder infinito . Tan~bien sacamos esta
idea (le la de un Ser qne existe por sß mismo, rode pendß till
ele toda catea , el Ánico eterno, y causa universal de todos
los seres . Estas nociones nos han venido de la revelation , por-
que la razor de los antiguos filásofos no pudo elevarse ó tanta
altura , y la de los filásofos modernos se ve sumida en las mis-
217
mas tinieblas, tan pronto como vuelve sus espaldas ó la luz
de la revelation . Asß cuando decimos que la Omnipotencia
de Dios á su poder infinito es demostrable, queremos decir
que lo es con el auxilio de la revelation .
Fijóndonos en esta regla , no tenemos necesidad de soste-
ner que Dios puede hacer lo que implica contradiccion, al-
terar la esencia ele las cosas, y hacer que una cosa sea y no
sea . Dios , dice S . Agustin , es Omnipotente, pero con sabi-
durßa, Detts est sapienter omnipotens ; por consiguiente, lo es
tanibien con bondad y cou justicia, porque estas perfeccio-
nes le son tau esenciales como la Omnipotencia . Por lo mis-
mo, debemos huir ele todo sistema que tienda ó ensalzar cual-
quiera de estas divinas propiedades en perjuicio de la otra, y
ele todo discurso que no estí en armonßa con las verdades que
Dios se ha dignado revelarnos bien por la Sagrada Escritura,
á por la doctrina general de la Iglesia .
Algunos Santos Padres parece que sostenian que Dios no
puede hacer mas de lo que realmente quiere, de lo cual in-
firieron algunos teálogos clue la Omnippotencia de Dios no se
estiende mas que ó lo que se estiende su voluntad, y que todo
lo que no quiere le es imposible . Pero el P . Petavio Dogmat .
Theolog . tom . i , lib. 5 , cap. 6, hace ver que estos Padres so-
lamente quisieron decir que Dios nada puede querer que con-
tradiga su voluntad, que ísta no puede recibir violencia, ni
querer lo clue es imposible. La Sa grada Escritura dice expre-
samente que Dios hubiera podido hacer cosas que no quiso
hacer, criar otros nmundos,y aniquilar ó todas las criaturas, &c .
ONEIROCRITIA . Arte de interpretar los sue†os . Víase
Suelto .
ONFALOFISICOS . Algunos escritores aseguran que se
dib este nombre ó los Bogomilos á Paulicianos ele la Bulgaria ;
pero es mas probable que con este nombre se quiso designar
ó los Hesichastas de los siglos XI y xiv. Estos eran unos mon
.
TODIO VII. 28

218 ONO
ges fanéticos que creian ver la luz del tabor en su ombligo .
Víase Esychastas .
ONONIQUITA . Esta palabra significa el que tiene los pies
de asno : se formó del griego o",,, , asno , y de O''Yv f , ußa,
pezufia . Este era el nombre injurioso que en el siglo ni die-
ron los gentiles al Dios de los cristianos . Tertuliano asegura
que le representaban con orejas y patas de asno , con un li-
bro en la mano , y cubierto con una tÁnica de doctor . Apolog .
cap . 16 . Anade que un judáo apóstata habáa inventado esta
figura . Lib. i cid Nat., cap . 14 . Pero no faltan cráticos que
pretenden que se debe leer en el texto Onokoitis, que signi-
fica el engendrado de un asno . Tertuliano se burla con razon
de esta calumnia desatinada , y espone la creencia de los cris-
tianos en orden é la divinidad .
†Quí es lo que pudo dar ocasion é esta estravagancia?
Los paganos, dicen , sahian (‡tic los cristianos creáan en el
mismo Dios que los judáos ; pero taumhien acusaban é los ju-
dáos de que adoraban la cabeza (le un asno . En este caso el
judáo apóstata queráa ridiculizar al dios de su propia nation
igualmente que al Dios de los cristianos .
En la Ilistoria de la Academia de las Inscripciones , to-
mo 14 , hay tina memoria en clue se refieren las diferentes
fébulas que inventaron los autores paganos, atribuyíndolas
é los judáos, y resulta que los historiadores griegos y roma-
nos no estaban muy bien instruidos en la historia, costum-
bres y creencia de los judáos .
Apion, granxático ele Alejandráa , dice que cuando An-
tioco Epáfanes saqueó el templo ele Jerusalem, halló en íl una
cabeza (le asno, de oro, y ele muchásimo valor, y que era el
Dios é quien adoraban los judáos . El historiador Jo ,efo es
quien reGcre esta calumnia, y la refuta, haciendo ver que
los judáos j_imas adoraron animal alguno corno los adoraban
los egipcios, 1 ila . 2 cont . Apion ., cap. 3 .
ONO 219
Diódoro de Sicilia en los fragmentos sacados de su lib .
34,
refiere que habiendo entrado Antiocoen el templo halló una
estétua de piedra que representaba un hombre con una gran
barba, montado sobre un asno, y que creyó que esta era la
figura de Moisís ; pero esto no bastaba para fundar la calum-
nia inventarla por Apion . Se sabe ademas clue los judáos no
permitian ninguna estétua en su templo ; y Técito confiesa
due cuandoPouipeyo entró en<'-[ no encontró estétuasni figuras .
El mismo Técito en su bist . lib . 5, nÁm . 3 y 4 , asegura
con otros escritores que Moisís y su pueblo fueron echados
del Egipto porque estaban contagiados (le la lepra, y se re-
tiraron al desierto de la Arabia , donde se vieron espuestos é
morir de sed, cuando vieron una multitud ele - asnos salvages
que se encaminaban hécia una roca cubierta de érboles : que
habiíndolos seguido Moisís halló un abundante manantial de
aguas, y que los judáos, en reconocimiento de este beneficio,
consagraron en su templo tina imagen de este animal . Plu-
tarco copia tauibien esta fébula eu su p rop . d e tobl .
Pero ni el mismo Técito la daba crídito . "Los egipcios,
dice en el mismo nÁm . S, adoran muchos animales y figuras
compuestas de diferentes especies ; los judáos admiten tlu solo
Dios, que solo se puede conocer por el pensamiento , y es el
Ser supremo que existe desde toda la eternidad , el Ser eterno
í inmutable. Miran como profanos é los que representan é
sus dioses en Citiura humana ; no toleran stmu arras eu sus
ciudades, y mucho menos en su templo, ni tributan este ho-
nor é los císares ni é los monarcas ."
Muchos sabios modernos indagaron el origen ele la ca-
luninia de Apiou y formaron diversas conjeturas . La que pa-
rece teas probable es la de Lefevre . Observa que el templo
edificarlo en Egipto por Odas , sacerdote judáo , cisméti-
co, se llamaba O ,,, y muchas veces OYI4ld/, templo de
Ouia : los de Alejandráa, enemigos irreconciliables de los ju-

2,20 OPI
,dios, le llamaban maliciosamente O , templo del asno .
S . Epifanio, Hablando ele los gnésticos judaizantes, dice
que representaban í sn Dios Sabaoth en figura (le un asno ;
pero este hecho no parece clue estí bastante comprobado ;
Hist. de l' Academ . des In.script, , tomo i, en 12 .ó, píg . 18 r
Mem.,, tomo 2, píg . 489 .
OPERACION . Los teélogos comprenden bajo la signifi-
cacion de esta palabra las acciones (le Dios y las de los hom-
bres : hablando de las primeras, distinguen las operaciones
milagrosas de las de las gracias que son comunes v ordina-
rias ; respecto í las del hombre, distinguen las operaciones
del alma de los movimientos del cuerpo, las operacionzes na-
turales de las sobrenaturales, &c .
En Jesucristo , Dios y hombre , nuestra madre la Iglesia
enseßa que hay dos operaciones, una divina y otra humana,
y no una sola operacion teandrica como pretendian los
monotelitas y los monofrsitas . VÁase Tecindrica .
OPERANTE ( Gracia) . VÁase Gracia .
OPINION . En las obras de teologáa es preciso distinguir
con el mayor cuidado el dogma de las opiniones, y con el
mismo cuidado debernos distinguir estas dos cosas en las
obras de los Padres ele la Iglesia : todo lo clue pertenece al
dogma es sagrado, y jamas se debe atentar contra ello ; pero
las opiniones y los sistemas son libres, y pueden sostenerse
con toda libertad siempre que la Iglesia no los hubiese con-
denado de intento : ningun sistema merece la preferencia so-
bre la opinion contraria , sino que parezca que conviene
mejor con las verdades formalmente decididas .
El no haber hecho esta distincion produjo grandes in-
convenientes . Los enemigos de la Iglesia catélica la acrimi-
naron tolas las opiniones ridáculas que pudieron descubrir
eu los teélogos mas oscuros, y que no podáan ser de ningu-
na consecuencia ; como si la Iglesia estuviese obligada í te-
OPT 221
ner siempre la espada en la mano, y foliar todos los folletos
que estan arrinconados en todo el mundo, para descubrir
en ellos lo que pudiera ser objeto de su censura . Los incrÁ-
dulos siguen este buen ejemplo para poner en ridáculo la
teologáa . Por otra parte, muchos teélogos sostienen con mas
celo y mas ardor las opiniones (le su escuela y los sistemas
particulares que abrazaron , que los sagrados dogmas contra
los asaltos ele los incrÁdulos y hereges . Llegé í tal estremo el
empeßo sobre este punto, que si los concilios y los sumos
Pontáfices elogiaron la doctrina de algun santo Padre, quie-
ren que por el mismo hecho quedasen consagradas todas las
opiniones que siguié tau respetable sugeto , aunque no las
diese mucha importancia, y se conozca que las abandonaráa
sin dificultad si tuviese que combatir con otros adversarios .
De este modo por un lado censuran los teereges con acri-
rnonia todas las opiniones problemíticas ele los Padres ; y
por otro, algunos ingÁnios acalorados y llenos ele preven-
cion quieren que en ellos todo sea sagrado . † QuÁ modo se cia-
rí para componerlos? Lo mejor seráa tener siempre presente
la sabia míxima de la antit;iiedad : en las cosas necesarias,
unidad ; en las dudosas, libertad ; y en todas las cosas, ca-
ridad . In necesarias uniras, in dubiis libertas, et in omnibus
chantas .
OPIN .IONISTAS . Se dio este nombre í ciertos hereges del
siglo YV en tiempo del papa Pablo II , que infatuados con .
muchas opiniones ridáculas, las sostenáan con la mayor ter-
q uedad . Su principal error consistia en preciarse ele una po-
breza fingida ., y en enseßar que no era sobre la tierra ver-
dadero vicario de Jesucristo sino el que practicaba esta vir-
tud . Parece que esta secta fue an vístago de los valdenses ..
Sponde ad annum 1467, n‡m . 12 .
OPTIMISMO . Sistema en que no solo se sostiene que
todo es bueno enn cite nm .undo, sino tambien que es lo unelor .

222 OPT
que puede darse, optimum : que Dios con todo su poder no
pudo hacer nada mejor que lo que hizo : que cada criatura
no puede ser toas perfecta ni mas feliz comparada con el
orden general ciel universo . Esta hipétesis fue inventada
para decidir la gran cuestion sobre el origen ciel mal , y
responder í las objeciones de Bayle sobre esta materia .
La sostuvieron con bastante calor muchos autores ingle-
ses, como Jacquelot , Mallebranche y Leibnitz : estos dos
óltimos parece que desenvolvieron este sistema mucho nie-
jor que los otros , y por lo mismo nos atendremos prin-
cipalmente í sus obras .
Mallebranehe le sostiene en sus discursos sobre la me-
tafßsica, y en su tratado de la naturaleza y de la gra-
cia . Sienta por principio que Dios no puede obrar por
otro motivo que por su gloria , Á iuGere que Dios al criar el
mundo eligié el plan y el orden de cos .is, que, bien conside-
rado , era el mas propio para manifestar sus perfecciones .
Funda su principio en aquellas palabras del cap . 16
del libro de los Proverbios , v . 4 , donde se dice que Dios
lo hizo todo por sß mismo : universa propter seinetipsurn
operatus est Dominus, inzpium gr-roque ad diem nzczlum.
Comparando estas palabras con las de S . Pablo í los Co-
los . , cap . i , v. 16 : " Todas las cosas fnero,t criadas en
Jesucristo y por Jesucristo en el cielo, eu la tierra, y todo
subsiste por Ál :" infiere Mallebranche que Dios, cuando
crié el inundo, tuvo por objeto no solaineure el orden fßsico
y la hermosura de su obra que hace nespiandecer sus di-
vinas perfecciones, sino tambien el orden moral y sobre-
natural , (lo cuyo orden Jesucristo es, cligiunoslo ajß, el al-
ma y cl principio que descubre í nuestros ojos lo atri-
butos divinos mucho mejor que el orden frico del uni-
verso . Asß para comprender la excelencia de la obra de
Dios es preciso no separar estas dus relaciones .
OPT 223
"Jamas se comprenderí, dice, que Dios obra ónica-
mente por sus criaturas , é por un movimiento de pura
bondad , cuyo motivo no h_ilie su razon en los atributos
divinos . Dios puede no obrar pero si obra , no puede de-
jar ele arreglarse í sß ruisulo, í la ley que balla en su sus-
tancia . Puede amar í los hombres ; pero no puede verifi-
carlo, sino por la relacion que cou Ál tienen . En la be-
lleza ciel arquetipo de su obra encuentra un motivo para
ejecutarla , pero esta belleza le honra porque espresa las cua-
lidades de que se glorßa , y que esta contento (le poseer .
Asß el amor que Dios nos profesa no es ,interesado, en cuan-
to í que tenga necesidad ele nosotros para nada ; pero lo es
en el sentido de que no nos ama sino por el amor que
se tiene í sß mismo y í sus divinas perfecciones , que no-
sotros espresamos en nuestra naturaleza, y que adorarnos en
Jesucristo ." Entret . 9, nÁm . 8 .
"Cuanto mas perfecta es una obra, tanto reas espresa
las perfecciones ciel artßfice , y le hace tanto mas honor,
cuanto cine las perfecciones clue espresa agracian mas al
que las posee : asß Dios quiere hacer su obra con la mayor
perfeccion posible Pero quiere tambien que su conducta
y su obra lleven el caracter de sus atributos . No con-
tento con que el universo le honre con su belleza y es-
plendor, quiere que le honren tambien los predios de que se
vale por su sencillez, su fecundidad, su universalidad, su
uniformidad, y por - todos los caracteres que denotan los atri-
butos que se glorßa de poseer :. . . lo qua quiere Dios es obrar
siempre conforme í sus perfecciones divinas, ó obrar con ar-
reglo í lo que es, y í todo lo que es. Dios vÁ desde toda la
eternidad tortas las obras posibles, y todos los medios posibles
para producir í cada una de ellas ; y como nunca obra sino
por su gloria y con arreglo í su naturaleza, se decidié por
la obra que podia producir y conservar por los medios, que

L , í_ OPT
unidos cou su obra debían honrarle mas que ninguna otra
producida por otro medio ." Ibid. nóm. i o .
-Si otro inundo mas perfecto que el actual no podía
ser criado y conservado sino por unos medios recíproca-
mente menos perfectos es Dios derrlasiadamente sabio, y
demasiadamente amante de su gloria y obra siempre con de-
masiada exactitud conforme ß su naturaleza, para que pudiese
preferirle al universo que hß producido Aunque Dios pu-
diese dejar ele obrar, y no hacer nada, porque se basta ß
sí mismo, y ele nada necesita, no puede elegir lo peor,
ni puede obrar inírtilmcnte : su sabiduría le prohibe qée
de todos los planes posibles elija el plenos sabio ; y el amor
ele sí mismo no le permite tampoco elejir el que menos Ic
honre Si los defectos del universo que habitamos pa
rece que disminuyen las relaciones cou los atributos divi
nos, la sencillez, la fecundidad y la sabiduría de los me-
el l os o (le las leyes que sigue, las aumentan con muchas
ventajas . Un inundo mas perfecto , y producido por me-
dios menos fecundos y menos sencillos , no llevaría el
sello y carßcter de los atributos divinos , tanto corno el
nues t ro ; y por eso el mundo estß lleno ele impíos , de
mónstruos y ele desórdenes de todas especisÁs . Dios podria
convertir ß todos los hombres, e impedir todos los desórde-
nes, mas no debe con esto turbar la sencillez y uniformi-
dad de su conducta, porque debe preciarse de la sabidu-
ría de sus medios, igualmente que de la perfeccion ele
sus criaturas ." Ibid . nóm . i t .
La predestinacion de los hombres debe seguir indis-
pensablemente el mismo principio . Yo creía que Dios ha-
bia elejido desde la eternidad ß estos y ß los otros , pre-
cisamente porque así lo quiso , sin ningun otro motivo
por su parte irá por la nuestra , y que despues habla
consultado su sabiduría sobre los medios de santificarlos,
OPT 225
y de conducirlos con seguridad al cielo ; pero pienso que
me enga†aba . Dios no forma ciegamente sus designios, sin
compararlos con los medios ele que piensa valerse . El es
tan sabio en la formacion de sus decretos como en su
ejecucion ; y no le faltan sus razones para la predestina-
cion de sus escogidos . Por eso la Iglesia futura formada
por los medios que Dios prefirió, le hace mas lro‡or que
cualquiera otra formada por otros medios Dios no nos
predestinó ß nosotros ni ß nuestro divino gefe por nues-
tros mˆritos naturales, sino por las razones que le sugi-
rió su ley inviolable, el orden inmutable, y la relacion
necesaria de las perfecciones que posee . Quiso unir su
Hijo ß nuestra naturaleza ; y predestinar en su hijo ß
estos y ß los otros, porque su sabiduría se lo previno
para su propia gloria ." Ibid. 17ém . 1 .2 .
Segun la opinion de Mallebranche, lo mismo sucede con
la distribucion de las gracias . Dios las dß solamente en con-
secuencia ele ciertas leyes generales . Esta distribucion es ra-
cional y digna de la sabiduría de Dios , aunque no se
funde ni en la desigualdad de Mˆritos, ni en la diferencia de
naturalezas . Ibid .
No se puede negar que es muy bello este sistema, y muy
digno de un profundo metafísico, y clue es seductor al pri-
mer golpe de vista : el mismo Bayle lo juzgó así ; ‰pero es só-
lido, ó no es mas que un delirio sublime? En esto estß la difi=
culta'] . No solo le atacó Bayle con la mayor viveza, sino tanm-
bien el doctor Arnaud ; y sin examinar lo clue dijeron, nos
parece que el dictßmen de 1llallebranclle solo se funda en
ideas falsas de los atributos (le Dios, en el abuso de machas
palabras, y en suposiciones improbables, ademas de ser con-
trario ß la Sagrada Escritora, y estar sujeto ß las mas peligro-
sas consecuencias .
1 .0 El pasage citado del libro de los proverbios no debe
TOMO VII. 29

226 OPT
servir . (le prueba, porque puede ciérsele un sentido muy di .
ferente del que se le dé en la Vulgata . Esta corta la frase, y
no deja ninguna conexion entre los antecedentes y consi-
guientes . Así los setenta, la paréfrasis caldea y la version si-
riaca y la érabe le traducen de distinto modo, y convienen
los comentadores en que esté bastante obscuro el original
hebreo Puede significar propter scuzctipsum y proper idip-
sum ; y el orden del discurso parece que exige traducirlo así :
cap . 16, v . 3 y 4 . "-Volved hécia el Seóor vuestros designios
y tendrén un prßspero suceso ; Ál lo hizo todo por este fin,
propter idipsum, y se reserva las desgracias para el impío, ß
mas bien, pero el impío camina por sí mismo é su desgra-
cia ." El traducirlo como algunos otros , que Dios lo ]lizo todo
por su gloria, y que dio cl ser al impío para gloriarse de
las desgracias que le reserva, es formar ele Dios una idea falsa
y contraria é la que de Ál nos dé la Sagrada Escritura, porque
Dios jamas fijß su gloria en las desgracias de sus criaturas .
No se puede comprender , dice Mallebranche, que
Dios obre ánicamente por sus criaturas, ß por un movimien-
to de pura bondad . Es cierto que Dios no puede obrar sin
motivo ; pero †la bondad no es por sí misma un motivo bas-
tante poderoso? Segen el axioma muy corn nn, la bondad se
inclina y propende é estenderse, barium est suii diff‡si-cum,
y esta cualidad esté unida con su esencia . Nada importa que
digan que el motivo de Dios debe tener su rayon en los atri-
butos divinos . La bondad en cuanto tiene relacion con las
criaturas, es tan esencial é la divinidad, y un atributo tau
conocido , y digémoslo así, tan palpable, que los mas igno-
rantes llaman al Ser supremo el Dios bueno, y en muchas
lenguas son sinßnimos Dios y bueno . Dios, contináa Malle-
branch , no puede amar é los hombres sino por las relaciones
que tienen con el : esté muy bien, pero estas relaciones con-
sisten en ser criaturas suyas, porque no puede haber una re-
OPT 227
lacion mas estrecha, "Vos, Sefaor, aurais todo lo que existe,
y no aborreceis nada de cuanto habeis hecho perdonais é
los hombres porque son vuestros, y porque apreciais sus al-
isas." Sabid ., cap . r i . v . 24 .
3 . ˆ Entre todos los atributos divinos, la bondad es la mas
inculcada en los libros sagrados . "Alabad al Sefior, porque
es bueno, porque es eterna su misericordia :" este casi puede
llamarse el retornelo ele los salmos . A esta atribuye el salmis-
ta todas las obras de la creacion y todos los prodigios ele la
Omnipotencia divina, diciendo é Dios . "todo lo habeis Hecho
con la sabiduría :" y aóade, "la tierra esté cubierta ele vues-
tras riquezas ." Salin . io3, v . 24 . En el libro ele la sabiduría,
cap . 7, v . 26, hablando de la sabiduría divina, se dice que es la
imagen ß la espresion de su bondad : imago bonitatis illius .
Estos sagrados escritores nos hacen admirar la sabiduría de
Dios por sus beneficios .
4 ˆ San Agustin, cuya doctrina se precia de seguir este
filßsofo, nos dé una idea muy diferente de la providencia de
Dios . En el libro de perfect . Justa . horn ., nám. 32, dice : "La
esencia (le Dios consiste en ser bueno y en tener una bondad
inmutable :" y en sus confes . . lib . i3, cap . i y 2, "Quereis,
dice, Seóor que os sirva y os honre para hacerme feliz,
despues de haberme dado el ser por hacerme bien . Todas las
criaturas existen por la plenitud de vuestra bondad : vos las
habeis sacado de la nada por hacer un bien que (le nada os
sirve, y que no puede ser igual é vos, pero que vos solo lo
podeis hacer : porque †de quÁ os sirven el cielo y la tier-
ra, &c .? Confess ., 1 . i3, e . i . Debemos saber tres cosas reslaec ‰
to é la creation, y la Escritura nos las enseóa : †QuiÁn hizo
todas las cosas ? Dios. †Cßmo las hizo? Por su palabra . †Por
quÁ las hizo? Porque era bueno hacerlas . No se puede (lar
mejor razon que decir que un Dios infinitamente bueno debia
hacer cosas buenas Por este medio sabernos due Dios no

1,28 OPT
las hizo por necesidad, por interés ni por menester, sino por
pura bondad ." En el libro de la ciudad de Dios, lib . 1 1, ca-
pít . 2 r, 23 y 24, alaba ó plato" y ó Orígenes por haber teni-
do esta misma idea de Dios .
5.ß El sistema de Mallebranche quita ó Dios tina de las
mejores propiedades de la divinidad, que es su libertad su-
prema y su independencia absoluta . Segun él, la ley que Dios
tiene en su sustancia, el orden inmutable, la relation nece-
saria de las perfecciones que posee, y el amor que se tiene ó
sí mismo, no le permiten elegir lo que no le honra mas . Ncu-
vieme entret., néni, 8, 1o y 12 . Por consiguiente, Dios elige
y obra por necesidad de naturaleza ; y en este caso Ádonde estó
su libertad? Mallebranche dice que esta misma necesidad es
una perfeccion divina ; pero esta idea contradice cl buen sen-
tido, y no la prueba sino con un supuesto falso y u" puro
juego de palabras . "Nosotros, dice, juzgamos de Dios por no-
sotros nii ::mos ; nosotros apreciamos la independencia, y es
para nosotros una especie (le esclavitud el sujetarnos ó la ra .
zou, y una especie de impotencia el no poder hacer lo que
ella prohibe : de este modo tememos hacer ó Dios impotente,
por hacerle al mismo tiempo sabio . Pero cl mismo Dios es su
sabiduría : la razon suprema le es coeterna y consustancial : él
la ama por necesidad, y por reas obligado que esté ó seguirla,
conserva sin embargo su independencia . " Neuvieme c~ztrel .,
ntím . 13. Independiente de todo impedimento esterior es ver-
dad ; pero queda sujeto ó una necesidad ele naturaleza equiva-
lente al destino á al fatalismo, y esto viene ó ser un equívoco
puramente .
En primer lugar es un desatino el suponer que un Ser Om-
nipotente como Dios, no tiene nias que un solo proyecto, un
solo plan , y un solo modo de obrar que sea sabio . Esto es lo
mismo que empet†arse en que en las obras de Dios ad extra
hay un optimum, ‡ltimo término de su poder y de su ,ˆabˆ-
OPT 229
duría, fuera ciel cual no puede Dios hacer nada ni elegir
otra cosa mejor . ÁPuede haber election cuando no se puede
tomar sino un partido? Nosotros demostraremos la falsedad
ele esta idea cuando refutemos ó Leibnitz .
En segundo lugar es falso que tomamos de nosotros mis-
mos la idea de la independencia ele Dios ; nosotros la deduci-
rnos con toda evidencia de la idea del ser necesario, que exis-
te por sí mismo, clue se basta ó sí mismo, que es tan perfecto y
tan feliz obrando en lo esterior, corno dejando de obrar . Desa-
fiamos ó los partidarios ele Mallebranehe ó que prueben por
otro medio los divinos atributos . Suponer que Dies obra por
sabiduría , por razon y por election , obrando por pura nece-
sidad de naturaleza, es una contradiction manifiesta .
6.ß Este mismo sistema pone límites al poder de Dios sin
ningun fundamento . Es una temeridad pensar que si Dios
pudo hacer un mundo mejor que el actual , y en el clue las
criaturas fuesen mas perfectas y mas felices, por lo menos no
pudo verificarlo, ni poiria gobernarle con unas leyes tan
sencillas, tan fecundas, y tan generales como las que usa pa-
ra conservar y gobernar cl que habitamos . Quisiéramos saber
en qué sentido pueden ser las leyes teas á menos sencillas ó
los ojos de Dios, que lo vé todo con una sola mirada, y que
lo hace todo por su sola voluntad . Que los medios mas senci-
llos agraden ó los hombres, cuyas luces son muy limitadas,
y que nada pueden hacer sin esfuerzo y sin fatiga , nada tiene
de estraíio ; pero en orden ó Dios, Ápuede haber un medio
mas sencillo que su sola voluntad?
7.ß Despues ele haber quitado ó Dios su omnipotencia
y la libertad ele usar (le su poder como le plazca , nuestro fi-
lásofo ataca la libertad de las acciones humanas , suponiendo
que el orden moral del universo estó encadenado con el or-
(]en físico, á que por lo menos el primero es una consecuen-
cia infalible del seundo . "Dios, dice, antes ele daró la ma-
C)

230 OPT
teria la primera impresion del movimiento que formé el
universo, conocié claramente todas sus consecuencias, no solo
todas las combinaciones físicas, sino tanibien todas las cone-
xiones y combinaciones de lo físico con la moral , y ele lo
natural con lo sobrenatural ... . Previé que en estas é las otras
circunstancias pecaria el hombre , y que su pecado se comuni-
caria ó toda su posteridad en consecuencia de las leyes de la
union del alma con el cuerpo . Dixieme Entra ., nßmn . 17 ;
Onzieme En tr ., n . io .
Nos basta percibir las palabras para convencernos que no
puede haber ninguna conexion, ni semejanza , ni combina-
cion entre el orden físico , cuyas leyes se ponen por necesi-
dad en ejecucion, y cl orden moral , cuyas leyes dejan al hom-
bre toda la potestad para resistirse . Esta pretendida combina-
cion autoriza ó los materialistas para sostener clue todas las
acciones del hombre, lo mismo que todos los fenémenos de
la naturaleza , son un puro mecanismo y una consecuencia
necesaria de las leyes generales del movimiento (le la mate-
ria . Dios previé sin duda infaliblemente unos y otros ; pero
esta prevision no supone ni establece ninguna semejanza en-
tre ellos ; de lo contrario, se destruye la libertad , y el orden
moral no es mas que el orden físico . VÁase Libertad .
Aun nos parece peor tina correspondencia entre el orden
natural y cl orden sobrenatural : el segundo es absolutamente
independiente del primero, y esta es la idea que lleva consigo
la palabra sobrenatural . Sin tocar en el orden fisico d ,-1
mundo, puede Dios establecer para las criaturas inteligentes
y libres el orden sobrenatural que leas le acomode .
Tampoco confesaremos que el pecado (le Adan se comu-
nica ó sus descendientes en virtud de las leyes ele la union
del alma con el cuerpo. S . Agustin se vié mu y embarazado
para comprender cémo se verifica la contunicacion de este
pecado, y no se atre%ié ó fijar ningun sistema . Contr . Julian .
OPT 231
lib . 5, cap . 4, nßm . 17 : lib. 6, cap . 5, nßm . r i : Epist . 166,
ad Rieron ., cap . 3, nßm. 6, cap. 6, nßm . 16 . Confiesa clue
no le fue posible conciliar el terrible castigo del pecado ori-
ginal con la justicia de Dios, y desafia ó los pelagianos ó que
lo que verifiquen aun en su sistema . Serco . 294, nßm. 6 y 7
,
lib . 3 contr . Julian ., cap . 1 2, nßm. 29 . El mejor partido sin
duda es el de imitar su modestia y esclamar como Ál, áO al-
ti.tudo! &c . ; y esta es la ßnica gloria que podemos clac ó
Dios . Que la concupiscencia se comunica de padres ó hijos
en virtud (le las leyes ele la union del alma con el cuerpo,
se puede suponer ; pero la concupiscencia †es un pecado
formal y digno ele castigo , é es solamente una pena del pe-
cado ? Esta cuestion estó decidirla .
Leibnitz abrazé el mismo sistema que 11Zallebranehe, y
discurrié sobre los mismos principios : casi nada fue lo que le
a‡adié, y por lo mismo nos estenderemos menos sobre su
opinion que sobre la anterior .
,, La sabiduría suprema, dice, Essais de TheodicÁe, n . 8,
en union con la bondad infinita, no pudo dejar de elegir lo
mejor . Porque así como un ramal menor es una especie ele
bi ˆn, así tambien un bien menor es una especie de mal,
si sirve de obstóculo ó un bien mayor ; y tendríamos al-
go que corregir en las acciones de Dios si hubiese un me-
dio de que fuesen mejores sus efectos . .. Por lo mismo, si no
hubiese entre todos los mundos posibles uno mejor que to-
dos, optimum, Dios no hubiera producido ninguno ... . n . ro .
Es verdad, continßa, que se pueden imaginar muchos
mundos posibles sin pecado y sin desgracia ; pero estos mis-
mos mundos serian por otra parte muy inferiores en bienes
al nuestro . No serÁ capaz de demostrarlo por menor ; porque
† p ued o yo conocer, puedo yo representar infinitos mundos, y
compararlos entre sí? Pero debemos juzgar por los efectos, pires
que Dios eligié con preferencia el mundo, seguu le vemos .

232 OPT
Por otra parte, bien sabido es que machas veces un mal suele
cansar un lien, que acaso no se conseguirla sin el mal , y regu .
larmente suele suceder que dos males hacen un gran bleu,"
Tenemos un placer en observar la sagacidad y penetra-
cion de Leibnitz . Bien sabéa íl que bien y mal son palabras
puramente relativas, y que hablando en rigor no hay en el
mundo ningun mal absoluto : asé cuando decimos que hay
males, queremos significar que no hay todos los bienes posibles .
Un mal que produce un gran bien no se puede llamar pura-
mente mal, ni un rnalabsoluto . No ignoraba Leibnitz cine sien-
do toda criatura por esencia limitada, es tambien imperfecta
por necesidad , y que el origen del mal debemos buscarle en es-
ta imperfeceion, nóm . 2o . Tampoco ignoraba que todas las ob .
jeciones de Baile giran sobre una comparacion absolutamente
falsa entre la bondad de Dios y la del lton"tbre ; por Cuya razon
le acusß de un autrcpomorfsmo continuado ; rt . 1 25 y i 34, 'c .
Es bien estrato que un talento como el ele Leibnitz no hubiese
sacado de estas ideas tan claras las consecuencias que de ellas
se siguen, y que sin remedio trastornan sus principios .
En efecto, t Á debia tener presente que el poder de Dios
es tan infinito cono su sabiduréa y su bondad, y que por
mucho bien que Dios llaga, puede siempre hacer mucho
mas hasta el infnito . Por consiguiente, es falso que en las
obras de Dios se pueda jamas verificar un optimum ß una
cosa tan buena, que no pueda Dios hacerla mejor . Este opti.-
mnurn seréa por esencia Imitado, porque no podia dejar ele
ser criatura ; y repugna al infinito poder ele Dios el quedar
agotado por un efecto finito : por consiguiente el optimum
envuelve contradicion . Sentar cl principio de que la suprema
sabiduréa de Dios junta con su bondad infinita no puede dejar
de elegir lo mejor, es no estenderse á sé misino. Una eleccion
supone por lo menos clos objetos entre los cuales pueda Dios
elegir, y si no hay mas que uno , no habrá eleccion , y estará
OPT -233
Dios en la necesidad de adoptarle. Segunda contradiccion .
Ya liemos notado que Mallebranche tropezß Cambien cou
el mismo obstáculo, cuando dijo que Dios no hodia elegir lo
peor . Neuvicmc Entrct ., nóm . i o . Lo peor debe significar ne-
cesariamente menor bien, porque la cadena de lo bueno y
de lo mejor, que Dios pudo hacer, se extiende hasta cl infr-
nito, y no hay otro tírmino óltimo que pueda ser lo mejor
posible ; pot' lo mismo, es de absoluta arce-id~ui que Dios eli-
giese un mundo menos bueno que el mejor que puede ha-
cer, porque de lo contrario nada pudiera haber elegido . En
el mismo error cayß Mallebranche, cuando dice clue Dios
obra siempre segun todo lo que es . Debia conocer que esto
es imposible, porque Dios es infinito : su poder, su sabidu-
réa y su bondad no tienen lémites, y íl los impone eu Dios ;
pues todo, es aquello despues de lo cual ya no hay nada .
He aqué cßmo se extravian los mayores talentos por no to-
marse el trabajo ele examinar las palabras y su signifcacion .
Esto basta para consolarnos ele las equivocaciones en que
tatnbien nosotros liemos podido incurrir .
Es inótil repetir que estos dos filßsofos tratan ele poner
lémites á la omnipotencia die Dios, á su libertad suprema, y
á su independencia, lo cual queda ya deinostrado . Parece
clue ambos juzgaron de los atributos ele Dios por el modelo
de las propiedades ciel hombre, y que fueron antropo morfi-
tas sin conocerlo .
Á Á No alcanzamos en q uí sentido pudo decir Leibnitz
que un mundo sin desgracias y sin pecado seréa muy infe-
rior en bienes al nuestro ; en tal caso el mundo futuro seréa
menos bueno que íste, porque en el cielo no habrá desgra-
cias ni pecado . Este mismo filßsofo nota que hay males de
tres especies : el mal metafésico, que es la imperfeccion ele
las criaturas : el fésico, clue consiste en los dolores y defectos
del cuerpo, y el moral, que es el pecado . En un mundo
TOMO VII . 3o

234 OPT
exento de el y de trabajos habria sin duda nias contento y
mas virtudes que en el mundo actual : por consiguiente, las
criaturas serian menos imperfectas, y habréa eu aquel inun-
do mas bienes que en el nuestro . Tambien conviene Leibniz
en que no era capaz de hacer ver lo contrario ; y nada tiene
de extraío, porque seria una tercera contradiccion ; pero
cuando aíade que s>e debe juzgar por cl afecto el motivo,
por que Dios eligió el mundo, segura lo venos, supone que
se trata ele saber clue Dios elige siempre lo mejor ; y nosotros
hemos demostrado que este pretendido mejor es imposible.
3 .0 Para entender lo que dice, que no puede representar
ni corn parar los diferentes mundos posibles, porquß ce o
seréa comparar infinitos, es necesario advertir clue con--ide-
ra el mundo actual como un infinito . Piensa clue este uni-
verso cuntteue una itiluiClad de mundos, clue los astros son
otros tantos soles que alumbran otros mundos poblados de
habitantes, ó parecidos Á nosotros, ó muy diferentes , y que
al-1 nuestro globo no es mas que un Átomo en la inmenci
.-
clad de este universo : tal es el universo, que considerado da
este modo, le tiene por el mejor de todos los mundos posi-
bles, optimcun . Pero no se hace cargo de que por innicnso
clue le suponga, no pasa (le un mundo criado, y por su pro .
pia coufesion toda criatura es por esencia limitada y finita :
por consiguiente, lo repetimos, un optimum criado seréa
una criatura infinita, que son dos cosas contradictorias . Ade-
mas, áqu† importa Á nuestra felicidad ó Á nuestro bienes-
tar una infinidad ele mundos imaginarios, cuyos habitantes
pudieran ser mejores y mas perfectos que nosotros? Lo pri-
mero que se nos ofreceréa en este caso seréa el preguntar,
por qu† los trataba Dios mejor clue Á nosotros? Y esto solo
servirla para prolongar la dificultad, en vez ele disminuirla .
4.ß Segun la opinion (le Leibnitz, es falso que en nues-
tro globo sean mas los males que los bienes, y nosotros so-
OPT
235
mos tambien de un dictamen . "La falta de consideracion, di-
ce , es lo que disminuye nuestros bienes, y para conocerlos
es preciso considerarlos mezclados corr los males . Si estuvi†-
ramos siempre enfermos, y muy rara vez con buena salud,
esperimentaréatilos mucho mejor este gran bien , y nos aAi-
girian mucho mas nuestras enfermedades ; áno vale mas eun-
pero que tengamos ordinariamente buena salud, y que rara
vez estemos enfermos? .. . . Sin la esperanza de la vida futura
pocos habria que en el artéculo ele la muerte no deseasen vol-
ver Á la vida, aun con la vicisitud y alternativa de bienes y
de males ." N‡m . 13 . Esta sÁbia reflexion se confirma con el
ejemplo de los paganos que nada esperaban despees de la
muerte, si no pasar en los campos eliseos casi la misma vi-
cia que pasaron en este inundo, y no por eso se creéan mas
desgraciados . Ya henos observado que, segur la mÁxima
vulgar, cada unzo estÁ contento consigo mismo : y ápor qu†
no ha (l e contentarse con Dios? No procede mal Leibnitz en
reprender Á los hipocondriacos que no saben pintar esta vi-
da sino con los mas negros colores . N‡m . 15. El mismo Bay-
le no pudo dejar de Tracer esta observacion, y Horacio la
canta en sus poeséas .
5.ß Parece que Leibnitz piensa, como Mallebranehe, que
el orden la gracia estÁ, digÁmoslo asé , iugerto en el orden
de la naturaleza , ó (usando ele sus propias palabras ) que
estos dos órdenes son paralelos . Bella especulacion ; pero ya
hicimos ver clue es inadmisible . Por lo mismo, estamos muy
lejos ele seguir Á este filósofo en lo que slice ele la predesti-
nacion , ciel n‡mero de los escogidos, de la suerte de los ni .
fins que mueren sin bautismo , &c. No conviene que entre-
mos en discusion sobre unas cuestiones teológicas tan oscu-
ras, para ilustrar un punto q ue se puede resolver por solo
las luces de la razon, aunque las (le la revelation sirvieron
mucho para darle mayor claridad . Nos parece que basta lo

236 ORA
que hetno3 dicho para demostrar que el optimismo lleva en
,su nombre su propia condenacion : supone en las obras del
Criador un optimrun, que seréa el infinito actual , el infinito
criado, y el tírmino ele la omnipotencia (le Dios , fuera del
cual nada po,lria hacer que fuese mejor la omnipotencia
divina, aunque infinita como lo es ; lo cual es una contra-
diction palpable .
6 .ó No tiene ninguna solidez el principio en que se fun-
da Leibiuitz, ß saber, que Dios nada puede hacer sin razors
suficiente . Es .verdad que Dios nada puede hacer sin razon
y sin motivo, porque es inteligente y libre ; pero no tiene
obligation (le descubrir sus razones y sus motivos, y en vano
nos lisonjearéamos de penetrarlos en todas sus obras . Porque
un motivo, que nosotros creemos percibir, no nos parezca
suficiente, pira que pudiese determinar la operation de
Dios, no por eso se sigue que no bastÁ para Dios, y que no
hubo otros que no vernos .
En esta materia , corito en todas las demas , nuestros
filÁsofos clan en extremos opuestos : unos nos echan en
cara que buscamos en la naturaleza las causas finales , Á
las razones por quí se hizo una cosa ; y nos acusan de
que atribuirnos ß Dios intenciones que no tuvo jamas, &c .
Otros creen conocer todos los motivos que Dios pudo ha-
ber tenido ; y deci,len con tono mai istral que Dios no
pudo Hacer tal Á tal cosa, porque no alcanzan la razors
suficiente . Entre estos clos extremos hay un sabio medio
que consiste en que no aventuremos razones ni causas,
sino cuando son evidentes , y que guardemos el silencio
mas respetuoso en lo que no alcanzamos, y no arguinen-
ternos nunca sobre nuestra ignorancia .
OPUS OPERATUM . Víase Sacramento .
ORACIOV . En el Oficio Divino se distinguen las oracio-
nes de las otras partes del rezo, como salinos, himnos, lec-
ORA 2 37
clones, &c . Oraciones se llaman a,uellas preces que dirigi-
mos espresamcute ß Dios, por medio de las cuales le suplica
la Iglesia que nos conceda los bienes espirituales y tempora-
les que necesitarnos . Regularmente concluyen
por Jesucris-
to Seáor nuestro, &c ., para recordarnos clue todas las gracias
se nos conceden por los míritos de este Divino Salvador . Vía-
se S†plica .
ORACION DOMINICAL ‡ ORACION DEL SEˆOR,
Es la que Jesucristo enseáÁ por su propia boca ß sus discé-
pulos. S. Matco, cap . 6, v . 9 ; S. Lucas, cap . i 1, v. z :
v ul-
garmente se llama el Padre nuestro .
Desde cl principio de la Iglesia esta oracion fue siempre
una parte esencial del culto p†blico, y se halla en todas las
liturgias : siempre se rezÁ como en el ella, no solo en la con-
sagracion ele la Eucaristéa, sino tambien en la adtniuistracion
ciel Bautismo ; y era para los recien bautizados un privilegio el
poder decirla en union con los d ei n as fieles, y llamar ß Dios
Padre nuestro : ß los catec†menos no se les enseáaba basta
deslmes de haber recibido el bautismo . Las constituciones
apostÁlicas , un concilio de Gerona, y cl cuarto concilio de
Toledo, mandan que se rece en el Oficio Divino por lo menos
tres veces al ‰]la . Bingh.im, Orig . Eccl ., lib . 13, c . 7, Š 4 y 5,
Los Padres ele la Iglesia mas antiguos, corno Orégenes,
Tertuliano y S. C,priano, en sus tratados de la oracion hacen
de esta los mayores elogios, y la consideran como un compen .
dio de la moral cristiana, y como fundamento y modelo de
todas nuestras oraciones, tornßndose el trabajo de esplicar
todas sus peticiones una por una. Mu-lios escritores moder-
nos hicieron lo mismo, y entre ellos Bourdalo‹e en su re-
cueil de ses pensíes . El P. Le Brun en su esplic. des Cerein.
de la blesse , tom . 2, pßg. 534, &c .
Los incrídulos lucen los mayores esfuerzos por encon-
trar en esta oracion alguna cosa reprensible. Unos dicen que

238 ORA
Jesucristo no fue su primer autor , y que antes de el estaba
ya en uso entre los judéos ; pero no pudieron a .:ccar ura c-al a
prueba positiva, y se reduce í una proposition de las que
suelen soltar í la ventura . Seria bien singular quo
ignorado esta anócdota en los tres primeros siglos, y due se
empeßasen en atribuir í Jesucristo la institution de una fÁr-
mula que usaban ya diariamente los judéos .
Otros dicen que injuriarnos í Dies cuando decimos aque-
llas palabras no nos dejes caer en la tentacion, et ne -2-os in-
ducas in tcntationem ; porque parece que queremoj nuani--
festar que Dios es capaz ele conducirnos í lo pialo, y c+e '-,a .
cernos caer en la culpa . Pero estos censores ternerar ioa da-a
un falso sentido í la palabra tentacion . En la Sagrada Ea,ri-
turo tentar significa solamente probar Á poner en prueba la
obediencia, la fidelidad, Á la virtuel de alguno ; y se puc'.áe
probar ele otro modo que inclinando al mal, corno marc an o
alguna cosa muy dificil , Á enviíndole aflicciones, e :n c, :yo
sentido se dice que Abrahan fue tentado pur Dios, Gón .,
cap. 22, v . i : que la ceguera de Tobéas, y los trabajos de Jcb
se llaman tentaciones . Tobéas, cap . 2, v . 12 . Cuando se cli---
en el Deutoronomio, cap . 6, v . 16, "no tenteis al Seßor i ec .ra
Dios :" esto quiere decir que no tratasen (Ie probar í c ritu y verdad que enseßÁ Jesucristo í sus discépulos ; y el
esperando que hiciese un milagro sin necesidad . La peticisa
pues de que hablarlos quiere decir : "no nos espongais a
pruebas superiores í nuestras fuerzas, y dadnos los au?>ilie~
que necesitarnos para superarlas ." Vóase Tentation .
En la mayor parte de los ejemplares griegos de S . T~ ateo,
la oracion dominical concluye con las siguientes palaL:as :
`porque í vos cs toca la gloria, el poder y el reino por to-
dos los siglos, amen ." Pero no se hallan en muchos manas--
critos muy correctos, corno ni en S . Lucas ni en la vulgata .
Los protestantes acusan í la Iglesia catÁlica ele que no las a_ia-
de al later nosier, corno si fuese indudable que estas pala-
ORA 2 39
bras son parte de la oracion dominical . Si viesen en ella al-
guna contraria í sus opiniones, no se detendrian en su-
primirla .
Un inglós, llamado Chaurberlayne, publicÁ en Amsterdau
la oracion dominical en ciento cincuenta y (los lenguas el
afo de e 7 15 , y an autor alunan la publicÁ en cuarenta y
ocl.o mas , singularmente de los pueblos ele Amórica
: por lo
rnicnio esta oracion se halla hoy traducida en doscientos
idiomas .
ORACION MENTAL . La que se hace en el interior sin
usar de palabras . Tannbien se llama meditation y contempla-
cion, o simplemente oracion : estar en oracion Á hacer ora-
cion, se toma por la oracion mental .
Consiste en ponerse en la presencia (le Dios, meditando
una de las verdades del cristianismo, aplicíndonosla í noso-
tros mismos, y sacando de ella consecuencias y resoluciones
propias para corregir nuestros defectos, y hacernos mas esac-
tos en el cumplimiento de nuestros deberes hícia Dios, liícia
el prÁjimo y hícia nosotros mismos .
Por esta sencilla esposicion se conoce claramente que este
ejercicio es el alma del cristianismo, es la adoracion en espé-
Evangelio dice que ól mismo pasaba las noches en oracion:
S. Lttc, cap . 6, v . 12 . Sin duda no las pasaba rezando ni
ejercitíndose en algunas fÁrmulas vocales . †Yo, dice S . Pa-
blo, oraró en espéritu y en lo interior de mi alma ." Epist . i
í los Corint ., cap . 14, v . 15 . El profeta Isaéas decia ya en el
cap . 26, v. 9 . "Mi alma eleva sus deseos hícia vos en la no-
che, y desde la maßana rni espéritu y mi corazon se convier-
ten í vos ." De este modo pasaron los santos una gran parte
de su vicia .
Las mas de nuestras culpas provienen de disipacion y del
olvido de las grandes verdades que nos enseßa la fó ; y segu-

240 ORA
rarrtente seréamos virtuosos si las meditísemos mas . "Noso .
tres, dice Jereméas, hemos pecado, y abandonamos al Seóor :
la justicia y la virtud desaparecieron de entre nosotros, por-
que la verdad cayß en el olvido ." Cap . 59, v . i s . ÁCuín gran-
de es la estension y la importancia ele la ciencia de nuestra
salvacion! áY serí mucho que dediquemos í ella algunos mo-
mentos cada alia?
No debemos pues estraóar que los Padres de la Iglesia ha †
yan compuesto tratados sobre la oracion, que la recomieudcn
como un ejercicio esencial para los cristianos, y que los au-
tores asc‡ticos de todos los siglos hicˆÁesen tan grandes elogios
de la meditacion . Los hombres mas eminentes en virtud y
santidad la consideran como la mas dulce y tuas consoladora
de todas las ocupaciones ; y áuna alma sinceramente penetrada
del amor de Dios, podrí jamas fastidiarse de hablar con an
Dios?
La oracion se encarga con especialidad í los celesÁ sticoq,
y sin este auxilio es de temer que no desempeiien sus itan-
ciones con exactitud . Se mirarla rigorosamente í los religio-
sos y religiosas en sus reglas y constituciones ; y en todas lag
comunidades regulares de uno y otro sexo se tiene oracion
en coman por lo menos una vez al dia . Se han multiplicado
los m‡todos y libros de meditaciones para conseguir que la
príctica de la oracion mental se haga mas fícil y agradable .
Pero los enemigos ele la piedad no podian dejar de ridi-
culizar este ejercicio , y aun quieren persuadirnos que es
peligroso . Solo, dicen , desde hace 5oo aóos se trata de per-
suadir de que la devotion consiste en estarse ele rodillas Lo.
ras enteras con los brazos cruzados, y esta piedad ociosa gus-
ta singularmente í las mageres por naturaleza perezosas y de
tina itnaginacion muy viva, de lo cual proviene que tantos
santos ele los ‰ltimos siglos pasaron la mejor parte de su vida
en la contemplacion , sin haberse ejercitado en obras buenas .
ORA 24 1
Si no hace mas que Soo aóos que las rnugeres se hicie-
ron perezosas y (le una im .tginacion muy viva , es un fenß-
meno muy singular . Por desgracia tatnbien acusaron el mismo
defecto í los solitarios de la Tebaida, ele la Palestina, y del
Asia menor, porque meditaban como las mageres. Es preci-
so pues que la costumbre de contemplar sea t ias antigua que
lo que se piensa . Cualquiera puede convencerse de esta ver-
clad leyendo las Conferencias de Casta.no,quien viviß í prin-
ci aos del siglo v, y singularmente en la confer . g .a S. Benito
recomienda í sus religiosos la lectura de estas conferencias,
y formß su regla sobre este modelo . L‡anse los tratados ele
Orégenes, de Tertuliano, y de S . Cipriano sobre la oracion
que fueron escritos en el siglo 111 , y se verí que su tenelen-
cia es í inspirar el gusto í la oracion mental mucho nias
que í la vocal. Los autores asc‡ticos ele la edad media nada
dijeron en favor de la oracion con mas vehemencia que los
antiguos Padres .
Es falso que las santas religiosas, cuya contemplacion
quieren despreciar, pasen la vida sin hacer buenas obras :
ellas cumplen exactamente los deberes de su estado , y han
sido modelos de todas las virtudes, ele la caridad , de la be-
nignidad, de la paciencia, ele la indulgencia con los defec-
tos de los demas, ele la mort* ficacion, de la pobreza evauge-
liea , ele la castidad, de la obediencia, de la humildad, &c .,
ápuede verificarse t odo esto sin obras buenas?
Dicen que la vida contemplativa conduce al error y al
fanatismo : testigos los falsos gnßsticos antiguos y modernos,
los begardos, los beguinos, y en el siglo pasado los sectarios
de Molinos y los quietistas . A esto debemos responder, que
si hubo faníticos entre los contemplativos, naciß de la mala
organizaciou ele su cerebro, y no de la frecuencia en la ora-
cion mental ; y hubo muchos mas faníticos entre los que
nunca la frecuentaron . No fue la príctica de la oracion men-
vit . 3t

242 ORA
tal la que inspiré í los incródulos su fanatismo anticristiano,
y el Odio que juraron í toda religion . Tambien se atribuyé
í los filésofos antiguos y modernos algun germen de locura ;
y ß deberemos por eso inferir clue las meditaciones filoséfi-
cas son peligrosas en sÁ mismas , y deberemos por esto huir
del estudio de la filosofÁa?
Nos vemos en la necesidad de repetir cien veces que no
se conoce ninguna cosa por santa y átil que sea , de la cual no
puedan abusar los hombres, y no por eso debemos vituperar
las cosas, sino los abusos . Vóase Interior, TeologÁa mÁstica .
OR†CULO . Respuesta de la Divinidad í las preguntas
que la hacen los hombres . Sabemos por la Historia Sagrada
que Dios se ha dignado conversar con los Patriarcas , y re-
velarles lo que necesitaban saber : vernos que Abrahan,
Isaac , su esposa Rebeca , Jacob, y otros santos personages
consultaban con el Se‡or y recibian sus respuestas . Tambien
los politeistas se preciaban de poder consultar con sus dio-
ses y recibir sus respuestas . Antes de examinar estos preten-
didos orículos conviene hablar de los de los hebreos .
Se dividen en cuatro especies . i .a La inspiracion interior,.
por la cual el hombre se sentia de repente inclinado í una
accion estraordinaria y fuera del orden comun : asÁ Finóes,
nieto de Aaron., se vié escitado por un trasporte sobrena-
tural í castigar cle muerte í un israelita en el acto . d e estar
pecando páblicamente con una madianita ; y se dice que este
rasgo de celo fue inspirado por Dios, y que el . Serˆor: le ha
reconrpensacio . Ncuneros ; cap .. i5, v . I I . Los crÁticos empero
imaginan que este caso era ordinario entre los judÁos , y que
esta conducta se llamaba el juicio de celo : se enga‡an mise-
rablcrrreute . Leemos en el libro r .o (le los Reyes, cap . ~o,
v. i o . que el espÁritu de Dios se apoderé cle Saul, y que
profetizé en una junta de profetas . 2 .í Una voz del cielo que
se dejaba oir con toda claridad y distincion , y que é venia
ORA 24 3
inmediatamente cle Dios, é cle un íngel í quien Dios enviaba .
AsÁ hablé Dios í los hebreos en el monte SinaÁ : hablé con
Moisós cara í cara , y otras veces denle la nube luminosa clue
cubrÁa el tabernículo . Una voz del cielo se dejé percibir en
en el bautismo (le Jesucristo, en su transfiguracion, y en la
conversion de S . Pablo, &e . 3a El do .n (le profecÁa , bajo
cuya especie se comprenden las visiones y sue‡os profóticos,
y el don cle interpretarlos , cle lo cual se hallan frecuentes
ejemplos en la Sagrada Escritura . 4a Los orículos que" daba
el sumo sacerdote, cuando consultaba con el Serˆor por los
intereses de la nacion , é de algunos particulares .
Ya hemos observado que los orículos sou mas antiguos
que la ley de Moisós : Dios hablé directamente core Adan,
Noó, sus hijos, y los Patriarcas ; les envié visiones y sue‡os
por donde conocian el porvenir, y concedié í Josó un .es-
traordinario talento para interpretarlos : por áltimo, hizo í
Moisós oir su voz desde la zarza ardiendo . Ninguna de estas
visiones é revelaciones profóticas tuvo el objeto de satisfacer
la curiosidad, ni las pasiones de los que las recibieron : re-
gularmente anunciaban los designios de Dios, que debian
cumplirse muchos siglos despues ; pero que realmente se
han verificado . Se trataba de la suerte de la posteridad cle los
Patriarcas que debia formar naciones entrras ; y estas pre-
dicciones eran necesarias para sostener la fó cle los adorado-
res del verdadero Dios , para confirmarlos en su culto, y pre-
servarlos de la ceguedad en que principiaban í sumergirse
sus vecinos . Dios multiplicaba cle este modo las pruebas de-
mostrativas cle su providencia, í medida que progresaba el
politeismo . Los orículos dispensados cou tanta sabidurÁa lle-
van consigo el sello de la divinidad .
Algunos escritores piensan que los falsos orículos de los
paganos no eran mas que una imitacion (le los que Dios se
lhabia dignado conceder í los hebreos : Spencer en la Di-

244 O RA
sert. 6, sec. 3, sostiene que los oréculos de los paganos son
nias antiguos : que Dios no los concedií é los hebreos , sino
para cortarles el deseo que en otro caso hubieran tenido de
acudir é los de los paganos , y por el hébito que habian con-
traido en Egipto ; pero no apoya su modo de pensar en prue-
bas de algun fundamento . No pudo citar en favor cle la an-
tigileclad de los oréculos ciel paganismo mas autoridad que
la de Herodoto, y este historiador vivií mil amos despues de
Moisós, quien mas ilustrado que Herodoto nada dice de los
oréculos del Egipto, y no hay quien sea capaz de probar
que los habla en tiempo de la esclavitud de los israelitas . Es
verdad que Moisós supone en sus leyes que habla adivinos
entre los cananeos, como tambien astrílogos y falsos profe-
tas, puesto que prohibe é los israelitas el consultarlos ; pero
al mismo tiempo asegura tambien que Dios concedií verda-
deros oréculos é los Patriarcas desde las primeras edades del
mundo. En el cap. 25 del Gónes., v . 22, refiere que Rebeca,
preßada de los dos gemelos, fue rÁ consultar con el Seßor,
quien la respondií, anunciéndola la suerte de sus dos hijos
futuros : por consiguiente habÁa ya en aquel tiempo lagares
fijos para consultar al Seßor, y medios para conseguir res-
puestas : esto sucedií 13o aßo antes de la entrada de los is-
raelitas en Egipto ; cap . 47, v . y .
Es indudable que los hombres naturalmente curiosos, ig-
norantes, tÁmidos, impacientes en sus trabajos y en sus ne-
cesidades, y ansiosos de libertarse de ellas, no necesitan mo-
delos para fingir oréculos, ni impostores para que los enga .
ßen ; basta solo el acaso . Una voz que se oiga de lejos en un
pais desierto, un sonido que parece articulado, el eco que
repiten las rocas y pellas, las cavernas y los bosques, los
diferentes aspectos cle los astros, el grito, las actitudes y mo
viwientos inquietos cle los animales, fueron mirados por los
pueblos imbóciles como signos ele la voluntad del cielo, co-
ORA 245
mo verdaderos aréculos6 pronísticos de lo futuro
. No con-
tentos los hebreos con los trmedios de que Dios se valií para
instruirlos, iban tambien é consultar con los dioses de los
paganos, interrogaban é los muertos, &c . Inquieto Satul so-
bre su suerte futura y la cle su ejórcito, ó incomodado por .
que Dios no le respondia de manera alguna, se fue é consul-
tar con la traga cle Endor, lib t de los Leyes, cap, 28, v
. G.
La dificultad esté en saber si los oréculos de los hebreos
eran tan vanos ó ilusorios como los de los paganos, si eran
como estos un manantial perenne cle errores, y un artificio
inventado por los sacerdotes para engaßar al pueblo y para
dominar con mas imperio . áTuvieron razor para pensarlo
asÁ los incródulos?
i .† Convenimos en que las inspiraciones interiores esta-
ban sujetas é la ilusion, y un hombre lleno de entusiasmo
facilmente se tiene por inspirado ; pero los ejemplos de los
oréculos de esta especie son muy raros en la historia sagra-
da . Cuando se dice cle un personage que cayí sobre ól el es-
pÁritu de Dios, no siempre se quiere significar con esta es-
presion que fue divinamente inspirado, y regularmente solo
significa un transporte repentino de ira í de fortaleza . Los
sac enc?ores ninguna parte rodian tener en esta inspiraeion
mala í buena .
2† Cuando se dejaba oÁr una voz ciel cielo, no podia ca-
ber en esto ninguna ilusion . áCon quó artificio ni prestigio
pudo Moisós hacer resonar en la cima del monte SinaÁ el es-
trópito del trueno, el sonido de las trompetas, y una voz es-
pantosa que oyeron con la mayor claridad cerca de dos mi-
llones de hombres? áPodria con uingun gónero de artificio
hacer que brillase en el monte el relémpago, y la llama de
un horno, y cubrir todo el monte con una espesa nube?
Ezod ., cap . i ~, v, t fi : cap . 20, v. t 8 . Es verdad que el pue-
blo no fue testigo de todas las conferencias de Moisós col,

246 ORA
Dites ; pero veéa claramente brillar sobre el tabernículo la
ni-')e en que solia Dios descender y hablar con Moisós ; Nßm
.
cap . 12, v. 5 : cap . 14, v . Áo, &c . Aaron y su hermana Maréa
decian que Dios habla hablado con ellos corno con Moisós ;
cap . 12, V . 2 .
3 .á Cuando un profeta anunciaba los sucesos cuya pre-
vision no estaba al alcance de la prudencia humana, singu-
larmente las cosas que solo se podian verificar por influjo
de un .poder sobrenatural, y se veéa que realmente se verit1-
caban í punto fijo, este clon de profecéa no podia ser sospe-
choso . Se slice en el libro de los Nßmeros, cap . i r, v . 26,
que Dios tom† una parte del espéritu de Moisós, y le repar-
ti† entre 72 ancianos ele Israel clue profetizaron y que Moi-
sós no les tenia envidia . Antes bien elijo : ÁOjalí diese Dios
su espéritu í todo el pueblo, y todos fuesen profetas! v . 29 .
Estos no eran sacerdotes ni levitas . Los mas de los profetas
no fueron de la familia sacerdotal, y muchas veces repren-
dieron í los sacerdotes con la mayor viveza . Vóase Profeta .
4.0 La cuarta especie de orcéculos eran las respuestas del
sumo sacerdote, y esta especie (li† mucho que hacer í los
sabios, quienes disertaron í porta para descubrir el nodo
con que se consultaba al Se‡or y se recibian sus respuestas .
Desde luego se decidieron por la descripcion que hace Moi-
sós de uno (le los ornamentos ciel sumo sacerdote, sin el
cual se supone que ni podia recibir ni anunciar los orßculos .
En el cap, 28 del Exodo, despues (le haber prescrito la
materia y forma del Efod, ( vóase este artéculo dijo Dios í
IMoisós en el v . 15 : "liareis tarnbien un Choscltcn Vispliat
del mismo tejido que el Efod . y doble, ele figura cuadrada y
ele un . palmo de ancho y ele largo . fijareis en cuatro léneas
doce piedras preciosas engastadas en oro, y sobre cada vina
(le ellas estarí grabado el nombre de una ele las tribus de Is-
rael ; v . i g . Aaron llevarí sobre el pecho en el Cltoschen
ORA 2 47
lllispliat el nombre de los doce hijos de Israel cuando entrare
en el santuario, para que siempre se conserve la memoria
del Setior, v . 3o ; pondreis en el Choscltcn Illisphat cl Urim,
y el Thummim que estarín sobre el pecho de Aaron , cuan-
do se presentare delante del Se‡or, y llevarí por este medio
sobre su corazon el juicio de los hijos (le Israel delante del
Seˆior." Eu el Levitico, cap . 5 , v . 8, se dice que Moisós re-
visti† í Aaron con las vestiduras sacerdotales, que le puso
el Choschcn en que estaban el Urim y el Tlucmmim . Trate-
mos ele averiguar el verdadero sentido ele estas palabras
hebreas.
La vulgata di† í Choschen Misphat la signilcacion de
racional del juicio ; otros dicen pectoral del juicio . El nom-
bre de pectoral conviene muy bien con este ornamento ; pero
seria preciso saber si la palabra hebrea tiene alguna relacion
con la palabra pecho . Sapltat, Sopliet y Sópliat, significan
indistintamente juicio, juez, judicatura, funcion ß oficio
y dignidad de juez segun la diversa puntuacion . Urérn y
Thurninitn se toman en la. vulgata por doctrina y verdad j y
en otras versiones por lus y perfeccion . Tal vez convendria
buscar una signIficacion mas sencilla .
Si nos fuese lécito aventurar nuestra opinion despues de
la de tantos sabios hebraiza .ntes, diréamos que Chosclien sig-
nifica sémbolo, marca † seflal, distintivo de una dignidad,
v que Choschen iili.spliat significa sémbolo de la cualidad de
juez . Urim y Tltummirn significa í la letra y sin tergiversa-
cion, brillantes escelentcs y perfectos, esto es, piedras precio-
sas trabajadas con esmero y perfeccion . .Podréamos pues tra-
ducirlo de la manera siguiente : "liareis tarnbien el adorno
de juez ciel mismo tegido que el Ephod, de la manera si-
guiente, &c . Aaron llevarí sobre su pecho en el sigrioadistin-
tivade juez el nombre ele los doce hijos de Israel Pondreis
en, esta joya brrillLrrttcs de la mayor perfecciara, que llevarí

24 8 OR A
sobre su pecho Aaron, y llevaré tambien siempre sobre su
corazon el símbolo de juez de los hijos de Israel delante del
Seóor ." Esta version es sencilla y no deja embarazo alguno .
Nada tiene (le estraóo el ver al primer magistrado de los
hebreos caracterizado con un pectoral adornado cou escelen-
te pedrería, siendo así que entre nosotros se adorna con un
bonete que figura el antiguo .
Pero ßé quÁ conjeturas no se entregaron en esta materia
los mas cÁlebres críticos? Spencer, Prideaux , los autores de
la Synopsis, le Clerc, y los comentadores de la Biblia de
Chais, &c. , se empeóan en excederse como é porfia ; y preo-
cupados con las visiones de los rabinos, se copian unos é
otros, y se empeóari en buscar dificultades , donde no puede
haberlas .
1 .
0 Suponen que el Sumo Sacerdote no podia consultar
sin el pectoral, y la Sagrada Escritura nada nos dice . En el
libro de JosuÁ y en el de los jueces, que nos refieren que con .
sultaban al Seóor con mucha frecuencia , nada se habla del
pectoral, ciel urim, ni del thummim : y no se halla semejante
uso, sino en el Exod . y en el hevitico . El Sumo Sacerdote
debia revestirse con sus vestiduras sacerdotales para presen-
tare delante del Seóor en el santuario, y no en otra parte ;
y Dios fue consultado muchas veces fuera del santuario ; li-
bro i ele los Reyes , cap . 23, v . 9 : cap . 3o, v. 7 . Queriendo
David preguntar al Seóor, dice al Sumo Sacerdote Aliatar :
aplicad el Efod ; y esto puede significar, ponedle sobre vos
á sobre mí : porque Babia especies de Efod de lino, muy di-
ferente del Efod del Sumo Sacerdote .
2 . † Muchos opinaron que el urim y el thummim eran dis-
tintos del pectoral, y acaso una inscription de este ornamen-
to, y que con Ál consultaba el Sumo Sacerdote y le respon-
dia el Seóor . Otros dijeron que el Sumo Sacerdote se ponia
en pie delante del velo del santuario que cubria el Arca de
ORA 249
la Alianza , y que ele ella salia una voz articulada que daba
la respuesta . Léstima es que todas estas bellas imaginaciones
no tengan ni~ .gun fundamento, y que no diga sobre esto
una sola palabra la Sagrada Escritura
. Solo se dice en el libro
de JosuÁ , cap
. 9, v . 14 , que los ancianos no preguntaron é
la boca ciel Seóor, antes ele tratar con los gabaonritas ; pero
sabernos que la baca á la palabra del Seóor
regularmente
solo significa la inspiration que recibia (le Dios un profeta,
sin conexion alguna con el modo (le recibirla .
3.0 Spencer en una larga disertacion sobre este punto
llegá It tal extremo (le ridiculez que se emperra en que el
urim y thumnll/n eran unos ídolos á pequeóas estétuas encer-
radas en una doblez del pectoral , y que respondían e l Sumo
Sacerdote, cuando les preguntaba . Sin duda se le olvidá que
Dios habla prolribid',o severamente toda especie ele idolos
o de estatuas . ßhizo Dios acaso un milagro contra su ley para
animar y hacer que hablasen clos ídolos, y autorizar por este
medio la idolatría en su pueblo escogido? Pisaremos en si-
lencio el absurdo de llamar al urim y al thummim clos idá-
litos.
Si tuviÁsemos que referir todas las variedades que se es-
cribieron en esta materia, no acabaríamos nunca ; y esto so-
lo bastaré para convencernos ele que los críticos protestantes
que se creían superiores é los Padres de la Iglesia no son
oréculos infalibles, y clue en sus conjeturas hay islas temeri-
dad que exactitud .
En vano trataríamos de indagar de quÁ manera pudie-
ron los sacerdotes de los judíos abusar de los oréculos para
subyugar al pueblo y engaóarle, porque la historia no nos
ofrece el mas mínimo ejemplar, aunque nada oculta en or-
den é los excesos y vicios en que cayeron ; y ninguno de ellos
ocupa lugar entre los falsos profetas . Los incrÁdulos que los
acusan por pura malignidad , ignoran una multitud de he-
TOMO VII . 32

250 ORA
cbos, que pudieran servir para desengaéarlos . Muchas veces
no se dirigieron al Sumo Sacerdote aun en aquellas ocasiones
en que se trataba de los primeros intereses de la nation, co-
mo de hacer la paz í la guerra, de deponer las armas í de
combatir ; y nada vemos que pruebe que los particulares
acostumbraban en sus negocios peculiares ó tomar consejo de
los sacerdotes . Josuß, que no era sacerdote, sino gefe del
pueblo, consultaba ßl mismo con el Seéor delante del Arca
del Tabernóculo ; Josuß, cap . 7, v . 6 . Pero descuidí esta pre-
caucion en cl suceso ele los gabaonitas, cap . 9, v . ill . Sin
embargo, Dios le hablaba corno ó Moisßs, cap . 20, v. t . En
el libro de los Jueces, cap . 3 , v . t o, se dice gene Otoniel,
sobrino de Caleb, tenia el espÁritu de Dios . En el cap . 2, v. r,
se dice que vino un angel ó reprender por orden del Seéor
las prevaricaciones de los israelitas . Otro .fue tambien enviado
ó este pueblo y ó Gedcon, y comunicí su espÁritu ó este
guerrero ; cap . 6,v . i i, 22 y 34 . El mismo favor fue conce-
dido ó Jeftß ; cap .i t , v. 29 ; y ó Manuß, padre de Sanson ;
cap . j3, v. 3 . ElSumo Sacerdote Finßes solo fue consultado
antes del segundo combate contra los Benjarnitas ; cap . 20,
v. 28 . Eu estas diferentes circunstancias no vemos clue los
sacerdotes tuviesen mucho crßdito, ni mucha influencia en
los negocios páblicos, y aun tenian menos en tiempo de los
reyes . David consultí muchas veces al Seéor, pero no se lna-
bla mas de las consultas de esta especie en la continuation de
la historia sagrada : cuando Dios se digní revelar sus desig-
nios ó Salomon, no se valií para ello del ministerio de los
sacerdotes. Entonces envií Dios una sßrie de profetas, segur,
lo Babia prometido en el Deuter ., cap . 18, v . †S .
No debemos pues temerla cotnparacion entre los orócu-
los de los hebreos y los de los paganos, ni que se llegue ó
probar que los primeros eran , corto los segundos, ilusiones,
imposturas y artificios de los sacerdotes . AsÁ como Dios prodi-
ORA 25Ia
gaba sus milagros en favor de sn pueblo, no es estraéo que taro_
bien le concediese sus oróculos . Estos nada tenian de indeco-
roso, no se les consultaba sobre cosas ridÁculas ni sobre de-
signios criminales : sus respuestas no engaéaron ó nadie, no
eran capciosas ni ambiguas, no se comlrraban con dones ni
presentes , y se daban sin ninguna seéal de fanatismo ; al p a-
so que no hay una (le las que ponderan los paganos , que no
descubra todos los defectos contrarios . Sin embargo, muchos
de los antiguos filísofos tuvieron confianza en unos oróculos
que tan frecuentes eran en su tiempo : singularmente Sícrates
era de opinion que se les consultase en materias religiosas .
Platon de lejibus, lib . S. Vßase Di.vinacion . Adivinos .
Dirón que en el hecho ele sostÁ-ncr la divinidad 'le los
oróculos cale los jndÁos, trabajarnos por conservar la credulidad
de los espÁritus dßbiles, y la vana confianza que tuvieron en
los pronísticos . Esto es tan falso corro lo es el que defen-
diendo la realidad de los milagros del antiguo Testamento,
nosotros autorizamos la creencia de los falsos prodigios con-
que di~iertian al populacho los paganos . El modo con que
Dios conducia ó su antiguo pueblo, era claramente sobrena-
tural y milagroso : era necesario en aquellos tiempos de la
infancia ciel gßnero humano : no fue inátil, porque sirvií
para conservar sobre la tierra la idea y el culto del verdade-
ro Dios. Desde que se digní instruirnos pot ‡ Jesucristo y con-
ducirnos por el Evangelio, la razon humana llegí ó perfec-
cionarse, y no necesitarnos de lecciones elementales ni de los
medios necesarios en la infancia ; EpÁst . ci los Galat ., cap . 4,
y . 3 . El ánico oróculo que debemos consultar es la Iglesia , ó
quien encargí Jesucristo la obligation ele la enseéanza . La
Iglesia proscribií sabiamente los medios supersticiosos con
que la curiosidad humana quiso saber lo que Dios no quiere
descubrirnos .
Tal era el crimen í la debilidad de los paganos, y de

asa ORA
aqué nacieron tantos orículos como nos refiere la liistoria .`En-
tre los griegos el aras cólebre era el (le Delfos, al ellaß venian
í consultar (le los paises mas remotos ; y los mas grandes filÁ-
sofos, corno SÁcrates y Platon , parece que tuvieron alguna
confianza en sus decisiones . Con el tiempo los eclócticos, Á
nuevos platÁnicos, decantaban el triunfo contra los cristianos,
siendo las respuestas de los erdculos una de las principales
pruebas que alegaban en favor del paganismo .
En el déa nadie cae en la tentacion ele creer que hubie-
se algo ele divino en tan cacareados orículos ; pero la difi-
cultad estí en saber si eran prestiios
c) del demonio, Á sola-
una trampa de los sacerdotes y otros ministros de la
religion pagana .
Esta cuestion fue sabiamente tratada en cl siglo pasado,
y aun en cl nuestro . Van-Dale, famoso módico ele Ilolanda,
que muriÁ en el ario (le i 703, compuso una disertacion para
sostener clue los orículos de los paganos eran una pura su-
percheréa y una trampa extravagante : esta disertacion fue
compendiada y traducida al francós por Fontenelle, quien
la hizo mucho mas interesante y seductora que en el origi-
nal : es bien conocida su historia de los orículos . El P . Balto
jesuita la refutÁ, y es ele presumir que sus razones pare-
cieron sÁlidas, porque ningun sabio de reputacion se atre-
viÁ í replicarle .
Mo`lieim en sus notas sobre Cudtii'orth, torn . 2, cap. 5,
S 89 , despees de haber comparado las razones en pro y en
contra, forma juicio ele que ninguna de estas dos opiniones
se prueba con razones invencibles . Es verdad que no faltan
razones plausibles í los defensores ele Van-Dale, pues obser-
van : j .á Que los mas de los orículos estaban concebidos en
tórminos ambiguos, y no podéan dejar de verificarse en
algue sentido. 2 . á Que no anunciaban sucesos muy renio-
tos, y acerca de los cuales no pudiese aventurarse alguna con-
ORA 253
jetura . 3 .á Que muchas veces salieron falsas sus predicciones,
Despues de haber descubierto todas las supercheréas clue pu-
dieron usar para el enga†o ele los que consultaban los orí-
culos, infieren que lo due sucediÁ cien veces leudo haber su-
cedido siempre . Dicen que hasta ahora no se pudo citar un
solo e jenrplo bien justificado ele un or‡culo cumplido con
exactitud, y cuyo suceso no pudiese preverse loor solo las
luces naturales . A todos los que resultan ele las relaciones an-
tiguas 0 modernas, responden que no estí el trecho bastante
probado, Á que hubo exageracion en las circunstancias, Á
que se verificaron por casualidad .
AI argumento (le que los Padres de la Iglesia atribuyeron
los orículos al demonio, responden eine estos respetables es-
critores frieron regularmente demasiado cródulos, y que les
pareciÁ reas sencillo el atribuir al espéritu infernal to .las las
maravillas cacareadas por los paganos cine entrar en la discu-
sion de todos los hechos con todas sus circunstancias y tes-
timonios .
Mas por otra parte, nunca serín capaces de probar que
el demonio no puede conocer las cosas futuras ni descubrir-
las í los hombres, y que sobre este punto sus conocimientos
son tan limitados como los truestros . Tampoco podrín de-
mostrar jamas que seria mas indigno de Dios el permitir que
los hombres sean enga†ados por los prestigios ciel demonio,
que sufrir que sean fascinados por impostores diestros y sa-
gaces . Mientras no se pruebe la imposibilidad (le la interven-
cion del demonio, no son bastante para probar que no se lia
verificado jamas esta interveacion, todos los fraudes y super-
cheréas de los impostores . Por lo mismo es imposible refutar
demostrativamente la opinion de los que sostienen que este
espéritu de tinieblas intervino con frecuencia en los falsos
orículos. La Sagrada Escritura nos dice que Dios permitiÁ
alguna vez al espéritu engaliador domiciliarse en la boca de

254 ORA
los falsos profetas, para engaéar í los reyes impóos y malva-
dos ; lib . 3 de los Reyes, cap . 22, v. 22 ; y con mucha mas ra-
zou puede Dios permitir que alguna vez diga verdad para que
engaée de otra manera .
Tambicn se disputa sobre si Dios, sin ofender ninguna de
sus perfecciones, puede revelar por só mismo el porvenir í
los paganos y í los infieles, valißndose (le este medio para
ponerlos en estado de darlo í conocer í los demis .
Para probar que puede y que realmente lo hizo, de nada
serviria citar los ejemplos de Balaan, de Caifís y de los profe .
tas avaros, de quienes habla Miqueas en el cap . 3, y i i ; ni el
de aquellos í los que amenaza Jesucristo con la reprobacion
en el juicio final, &c . - Estos personages conocian al verda-
clero Dios y no eran paganos ; pero en el libro de Daniel,
cap . 2, v . r, &c ., vemos al Seéor enviar í Nabucodonosor,
próncipe idÁlatra ß infiel, algunos sueéos profßticos y reve-
larle los futuros muy remotos . Sin embargo, no por esto se
debe juzgar favorablemente de los pretendidos orículos de
las Sibilas, de Orfeo, &c ., porcine se demuestra que son es-
critos supuestos . Vßase Sibilas .
Aun seróa mas ridóculo atribuir í la operas ion de Dios
los orículos del paganismo : los motivos con que se pedian,
el modo indecente con que se celebraban, las profanacio-
nes con clue iban acompaéados , y la couf rmacion en la
idolatróa , que era su resultado, son razones mas que su-
ficientes para demostrar que la operation divina jamas
intervino en ellos para nada . Por poco que lo hubiesen con-
siderado los paganos, hubieran conocido con la mayor fa-
cilidad clue todo era puramente ilusion , pero el empeéo
de los filÁsofos paganos en darles importancia, debiÁ nece-
sariamente aumentar la ceguedad de los pueblos . El mismo
Moslreim hace todas estas reflexiones, que nos parecen bas-
tante fundadas.
ORA 255
ORAL (Ley) . Vßase Ley.
ORARIO . Vßase Vestidos sacerdotales, Estola .
ORATORIO. Lugar destinado para la oracion : los hay
en las casas de campo y en las ele los par~icnlares . No es lo
mismo un oratorio clue una capilla : en esta bay un altar en
que cualquier sacerdote puede celebrar .; mas no sucede asó
en los oratorios.
Se llamaron tambien asó las capillas unidas í los monas-
terios, en las cuales celebraban los monges sus ejercicios de
piedad antes que tuviesen Iglesias : despees se dio este nom-
bre í las que teuian los particulares en sus casas para su co-
modidad, Á que se habian edificado en el campo y no tenian
el derecho ele parroquias . En el siglo vi y vii se llamaban
oratorios las capillas (le los cementerios, Á cualesquiera otras
que no tenian fuente bautismal, ni oficio páblico, ni presbó-
tero cardenal Á titular : el obispo enviaba un sacerdote para
que celebrara en ellas el Santo Sacrificio cuando le parecia
conveniente . Otras tenian un capellan Á presbótero titular, se-
gun la institucion del fundador, Á Begun lo exigóa el concurso
ele los fieles . Con el tiempo muchos de estos oratorios Á capi .
l .las situadas en las aldeas se hicieron Iglesias parroquiales Á
anejos, cuando la poblacion llegÁ ft aumentarse . En aquel
tiempo tenian oratorios lo mismo que ahora los ermitaéos y
los particulares en sus casas .
Los reyes y próncipes nunca dejaron de tenerlos, y esta-
ba siempre encargado un sacerdote del empleo de gcfe del
oratorio, cuya fnncion principal era rezar el Oficio Divino
con el próncipe ; pero en el dia es un tótulo sin esta obligacion .
El conciliíbulo de Constantinopla, celebrado por Focio
en el aéo de 86 r , prohibe celebrar la liturgia y bautizar en
los oratorios domßsticos ; pero este es un punto de disciplina
establecido por los Sagrados Cínones, autoridad infinitamen-
te mas respetable que la de Socio .

256 ORA
Tambien se ven en las mas ele las provincias oratorios
colocadlos en los caminos reales, y algunos en lo alto de las
montaéas, para que los pasageros puedan descansar en ellos
de sus fatigas, y hacer en ellos sus oraciones . Víase Cape-
llan, Capilla .
ORATO faro . Congregacion de presbóteros seculares esta-
blecida en Francia el aéo (le 161 1 por el cardenal de Beru-
lle, para instruir ß los clírigos y ß los estudiantes . La formÁ
por el modelo de la de Roma, que fundÁ S . Felipe Neri en
el aéo ele 1554, con el tótulo de Oratorio de Santa Maróa
en la Yallicelle . Vil cardenal ele Berulle (liÁ al suyo el nom-
bre de Oratorio de Jesus, auxiliado por los consejos ele San
Francisco de Sales, y del venerable Cí ar de Bus,
ConsiguiÁ la real licencia de Luis X1II en el ario de 161 r,
y fue registrada en el parlamento con la clßusula siguiente :
"cou la oblig'icion de sacar dentro de tres meses licencia
ciel obispo, ß quien vivirßn sujetos ." En el ato de 1613
aprobÁ y coninnÁ este instituto Paulo V, y desde entonces
se extendiÁ ß muchas ciudades del reino .
No se puede hacer de esta congregacion un elogio mas
lisonjero que el que de ella hizo el cílebre Bossnet hablando
de las virtudes de l4lr . Botn ág oin, segundo general de esta
Orden en 166 .2 . "El cardenal de Berulle, dice, formÁ una
compaéóa, sin querer darle otro espóritu que el de la Iglesia,
otras reglas que los cßnones, otros superiores que los obis-
pos, otros vónculos que la caridad, ni otros votos solemnes
que los del bautismo y del sacerdocio . En ella una santa li .
bertad es la base ele las obligaciones mas sagradas, porque se
obedece sin dependencia, se gobierna y se manda sin aire de
superioridad, no hay mas autoridad que la dulzura, y se
conserva el debido respeto sin el auxilio del temor . En ella
la caridad exenta de temor obra todos estos milagros sin otro
yugo que el de ella misma , y sabe no solo cautivar , sino
ORA 2 5.7
tattibien anonadar la voluntad propia . En ella se forman ver-
daderos sacerdotes hat ái írtdolos bel~cár en el manantial ptiró-
sitno de la verdad suprema, haciendo dure no se les caigan
de la ruano los lutos sagradas , †,ara que bnaqueu
sin cesar
la letra por el espirito, y el e-póritu pur la oration ,
la pro-
por el retiro, el ai)recio con el ejercicio,, el fin
con la cat †dad , que es el tírmino de todo, y el ‡nico teso-
ro de Jesucristo.ˆ L,> mismo dicen otros persona g es muy
res-
petables .
En elogio de esta congrega(-ion se puede decir que es en
el clin casi tau pobre corno cuaudo fue instituida, que no hizo
casi ninguna adquisicion , y (Inc (liÁ 5ieml re tot ejemplo bti-
Ilante ele su desinterís . Produjo grandes santos , grandes sa-
bios , grandes predicadores, sal-)†( 13 tu-'logos, y cílebres escri-
tores en la crótica sagrada y en las antiguedades eclesißsticas,
y grandes literatos : de ella liar salido obras muy apreciables,
y los tn_is de los que se separaron de ella, despees de haber-
se instruido, la han can erEadci el mayor aprecio y adhesion,
y han hecho singular pudor ß la ri áp ‡blica de las letras . Tie á
ne en el dia cerca de sesenta colegios, y cinco ‡ seis semi-
narios.
Los mismos protestantes no pi, dieron dejar de hacer jus .
ticia en algunos puntos ß la congregacóon del oratorio . blos-
heim habla de ella coir bastante elogio, y hace me ncion de
muchos sabios que produjo ; pero cloro dar ß entender que
fue formarla por espóritu de rivalidad contra los jesuitas, y
clue siempre fue muy conocida la autipatia entre estas dos
congregaciones . Por desgracia el elogio clue hace (le Quesnel y
de su obra, y los torrentes de bilis due vomitÁ contra los
jesuitas, contribuyen mucho ß desacreditar su juicio, y la
pasion resalta en todos los renglones de su . discurso. Hist .
Eccles . siec . 17, see . 2, part . t, cap . 1 .
ORATORIOS DE LOS HEBREOS. Los antiguos hebreos
TO410 VII . 33

258 ORA
que vivian é macha distancia del tabernéculo í del templo,y
no podian ir é ól en todos tiempos, hicieron patios o cerca-
dos por el modelo ciel atrio ele los sacrificios, para ofrecer
,en ellos sus homenages : estos sitios se llamaron en griego
po ~ E ~ x,1 oracion ß oratorio .
JI
En el libro i de los Macaneos, cap. 3, v . 46, se dice
que la ciudad de Jerusalem estaba desierta, y que los judÁos
se reunieron en Maspha, porque allÁ habia en otro tietupo
un lugar de oracion en Israel. En efecto, en Maspha fue
donde Jeftó hablí con los diputados de Galaad delante del
Seáor : Judith, cap . i t, v . t i ; y donde se congregaron las
tribus delante del Seáor para declarar la guerra contra los
Benjamitas : cap . 2o, V . i : cap . 21, V . 9 . Tambien se congre-
garon en Maspha en tiempo de Samuel, lib . d e los Reyes,
eap . 7, v . 5, y para la eleccion de Saul, cap . io, v. r7 . Pero
no habia muchos ele estos oratorios.
En el Evangelio de S . Lucas, cap . 6, v . 12 , se dice que
Jesucristo subií solo é un monte para orar, y que pasí la
noche en oracion con Dios : algunos crÁticos traducen , pasí
la noche en el oratorio de Dios . Eu los Hechos apostílicos,
cap. t6, v . 3, se dicen las siguientes palabras : "El dia de
sébado salimos de la ciudad , y nos fuimos hacia el rio,
donde parece que se hacia la oracion , v. 16 . Y mientras que
Ábamos a la oracion, &c ." npoo, †v, x ‡ , dicen que en estos pasa-
ges significa el oratorio, y no la oracion ; puede ser .
Filon habla de los oratorios de AlejandrÁa, y dice que
regularmente tenÁan junto é sÁ bosques sagrados . S. Epi a-
nio asegura que los oratorios de los judÁos eran unos cerca-
dos sin techumbre, muy parecidos é los étrios que los l at i-
nos llamaban forum, y que los samaritanos tenÁan uno cerca
de Siquem . Pero cuando Jnvenal en la sétira 3, v . 13, dice,
que el antiguo templo y el bosque sagrado de la ninfa Ege-
ria-se- habian arrendado é los judÁos, no aáade, due hicieron
ORD .259
allÁ un oratorio, ni esto tiene probabilidad ; y lo que - el
poeta llama proscucha en el verso 296, tampoco es un
oratorio .
En todas estas citas nada vemos de positivo que nos
incline é deducir, como algunos crÁticos , que los orato-
rios de los judÁos eran diferentes de las sinagogas , por-
que parece que lo confunden Josefo y Filon . Macho me .
nos se infiere de lo dicho que regularmente estaban co-
locados en los montes y unidos con un bosque sagrado,
y que venÁan é ser lo mismo que lo que llamaban altos
lugares, que son reprobados constantemente en la Sagra--
da Escritura . Tampoco hay ninguna apariencia de que el
Santuario del Senior , del cual se habla en el libro ele Jo-
sue , cap . 24 , v. 26 , fuese uno de estos oratorios ; mas
bien se debe inferir que fuese el tabernéculo . Todas estas
conjeturas de Prideaux nos parecen may arriesgadas ) . Hist
des Juifs, lib . 6, cal) . 4.
ORBIBARI ANOS . Ileregcs que hicieron mucho ruido
hacia el ario de t 19B . Eran unos vagahmtdos , y segun las
apariencias se les dií el nombre de orbˆbariartos de la pala-
bra latina orbis, porque corrian por el mando sin fijar nun-
ca domicilio . Tambien parece clue salieron ele las valdenses .
Negaban la SantÁsima Trinidad , la resurrection futu-
ra, el juicio universal , los Sacramentos , &c. Creian que
Jesucristo era nn puro hombre , y que nada habla pade-
ciclo : fueron condenados por Inocencio ICI. Eran muy ig-
norantes, y por eso subsistieron poco tiempo . D . Argentró
Collect . Jud ., tom . t : Sponde ad an.n . 1192 .
ORI)ALIA ‰ ORDEAL . Vóase Pruebas supersticiosas .
ORDEN . Caracter, potestad, ministerio eclesiéstico que
se da por la ordenacion . El concilio de Trento, despees de
haber declarado en la sesion 23 que la ordenacion es un
sacramento en que se dé el EspÁritu Santo, que imprime ca Š

26o OR D
racter indeleble, y que por lo mismo no se puede reiterar,
distingue siete érdenes í mas del episcopado : í saber, tres
sagrados é mayores, que si)I1 el lpresbiterado, el diaconado,
y el subdiaconado ; y cuatro menores, que son el acolitado,
exorcistado, lectorado, y ostiariado . Se llaman érdenes por
los grados que los clistiugtieu , y su mayor é menor proxi-
midad al sacerdocio . El concilio declara tambión que bay en
la Iglesia por derecho divino una gerargußa couipuesra de
obispos, presbßteros, y ministre,, é cl conos . Vóase Gcrar-
qußa , y los nombres ele cada orden en pat titular . Ultima-
mente declara que los obispos son por derecho divino supe-
riores í los presbßteros . Vóase Episcopado, Obispos .
Muchos teélogos disputan sobre si el subdiaconaclo y las
érdenes menores son sacramnentos : el concilio ele Trento no
lo decide ; pero en el hecho ele declarar que el orden , é la
ordenacion, es un sacramento, y de llamar érdrues í los di-
ferentes grados del ministerio que se aproximan mas é me-
nos al sacerdocio, parece que decide que todo lo que sea
orden es un sacramento . Nos hace notar cine todos estos gra-
dos toman su dignidad y su importancia ele la mayor é une-
nos relation que tienen con el augusto sacrificio del altar, y
con la potestad ele perdonar los pecadoQ . Asß la opinion mas
comun entre los teélogos es, due no solamente el subdiaco-
nado, sino tambien los cuatro érdenes menores, son verla .
deros sacramentos . Todos convienen en que ttn clórigo no
puede ni debe recibir dos veces nn mismo orden : de donde
infieren que cada uno de estos grados imnpritue un caracter
indeleble.
Los griegos y otras sectas cristianas clei Oriente miran
corno verdaderos érdenes el subdiaconado, el oficio ele lector,
y el de cantor, y no reconocen mas érdenes menores . Per-
petuitó de lafoi, tone . 5, lib. S, cap . 6.
Mosheim, que parece que no emprendié el escribir su
OR D s61
Historia eclesiística , sino para censurar la conducta de la
Iglesia Catélica, atribuye í motivos poco loables la institu-
tion de los érdenes menores . "En el siglo iii, :dice, los obis-
pos se atribuian mrrcha tn .u s autoridad que la que antes tu-
vieron , y disminuyeron inst:nsibletnente los derechos, no
rolo ele los simples fieles, sino tanibicn los ele los sacerdotes .
Uno ele los principales autores de esta nueva disciplina fue
cl obispo Cipriano, el hombre reas terco que hubo jamas
por las prerogitivas del episcopado . Esta innovation uo dejé
ele introducir vicios entre lo ministros de la Iglesia, el lujo,
la molicie, la arrogancia, y el furor ele disputar sobre todo .
Muchos obispos, singularmente los que ocupaban las pri-
meras sillas, se apropiaron los derechos y lus adornos ele los
soberanos, un trono, oficiales y sirvientes, y vestidos pour .
posos, para deslumbrar al pueblo . Los sacerdotes imitaron
el ejemplo ele los obispos, deseniclaron el cumplimiento de
sus deberes para entregarse í la molicie : los diíconos se
aprovecharon de la oc~asion para apoderarse ele los derechos
y ele las funciones del sacerdocio . Tal fue, en mi concepto,
contiutia Mosheitn, el origen ele las érdenes menores, ele los
subdiícones , acélitos, &c . La Iglesia ltt}biera podido pasar
sin ellos si hubiese habido mas piedad y religion entre sus
pastores . Luego que los obispos y sacerdotes se creyeton dis-
pensat,Ás de los oficios que les parecian bajos, hi .-ierou lo
mismo los diíconos, y quisieron tainbieu que se les conce-
diesen clórigos inferiores ."
De este modo la malignidad de los teereges encuentra ob.
jetos de escíndalo hasta en las cosas mas inocentes y mas
loables : nosotros sostenemos que la institution ele los érdenes
menores tuvo tinos motivos diametralmente opuestos í los
que inventa D'Ioshcim .
r .á Cuando los fieles eran aun poco numerosos, bastaba
tin solo hombre q ue tuviese celo y laboriosidad para todas

!i 6 :-j, ORD
las funciones clel sacerdocio . Asé en las aldeas un solo cura
sirve toda una parroquia, cuando no es de mucha estension,
sin que tenga necesidad de clue le ayt .ide ninguno ; pero si su
rebaío es numeroso, y estó dividido cri muchos lugares de
alguna distancia, estó eu la precision de tener por lo metros
un vicario . Asé tambieti en los primeros siglos en proporcion
ciel aumento que iba adquirienclo el nßmero ele los cristia .
réos, y cuando tina Iglesia llegaba ó tener muchos millares
de fieles, no podia bastar un solo obispo para cumplir todos
los deberes, y desempeíar todas sus funciones . Eu opinion
de todos, en los quince primeros aíos los (loce ApÁstoles y
muchos discépulos se mantuvieron reunidos eu Jerusalen , y
por entonces sin duda coticurrian todos ó las funciones del
sacerdocio ; pero luego que conocieron que rio podian des-
empeíar por si solos tan vasto encargo por haberse aumen-
tado el nßmero de los fieles, nombraron siete dióconos . IIe-
áhos ril)ostá)licos, cap . 6, v . 2. †Tendrátnos la osadéa de acu-
sar ó los ApÁstoles ele haber obrado asé por orgullo y por mo-
licie , porduc -e descleíabau de las funciones que les pareciali
demasiado bajas, por el deseo de tener clárigos inferiores,
por falta de piedad y ele verdadera religion ? No se hizo
cargo Mosheitn de clue calumniando ó los obispos elel si-
glo lit daba margen ó los incrádulos ó que formasen la mis-
ma calumniosa a usacion contra los ApÁstoles .
2 .‡ La idea sublime que se habia formado del santo sa-
crificio, y ele todo lo que tiene relacion con el, convenciÁ
de d'ue el espectóculo de un gran nßmero de ministros con-
gregados en torno del santuario, y ocupados eii, desempeíar
'diferentes funciones, Maria la ceremonia mucho mas augusta,
á insliiraria ó los fieles reas piedad y mas respeto . Lo mismo
ˆ habi'an hecho los ApÁstoles, porque el cuadro (le la Liturgia
''apostÁlica, que nos describe el Apocalipsis, nos represen-
ta el Pontéfice presidiendo, sentado en un trono, revestido
263
ORD
con vesticluras magestilosas, y rodeado ele veinte y cuatro
ancianos Á sacerdotes, y de los óngeles que concurren ó la
pompa de esta ceremonia . Los ApÁstoles sin eluda no tenian
ónimo ele engaíar al pueblo , sino de inspirarle piedad y
respeto .
Si en el siglo III se hubiese pensado sobre la Eucaristéa
como piensan lioy loa protestantes, no habréa necesidad de
todo este aparato . Si solo se tratase de preparar el pan y el
vino en una mesa, cortar el pan en pedazos, y convidar ó
los asistentes ó que participasen de ál , †de quá servirian los
ministros de Árdenes diferentes ? Pero nunca se celebrÁ asé
la Liturgia en la Iglesia de Dios . Como siempre se creyÁ que
Jesucristo estó realmente presente en los altares, se inGtiÁ
que clebia recibir allé nuestras adoraciones, y que no se le
podia dar un culto demasiado pomposo . Eu el hecho (le ha-
ber suprimido los protestantes este culto, les fue preciso por
interes de sistema atribuirle motivos odiosos . Pero al mis.
n o tiempo que acusan ó los catÁlicos cle que imitan las fun-
ciones del sacerdocio juclóico, juzgaron que seréa mejor po-
ner sus asambleas en cl pie de las de los judéos modernos
en sus sinagogas .
3 .‡ Si las funciones cle nn pastor catÁlico no fuesen mas
estensas que las ele un ministro calvinista Á luterano, seréa
supárfluo un clero tan numeroso . No se necesitan muchos
clárigos para presidir la cena, la oracion pßblica, y anun-
ciar la divina palabra . Pero siendo preciso juntar ó la ins-
truccion de los fieles la administracion de los sacramentos,
el cuidado cle los pobres, la visita cle los enfermos , y la vi-
gilancia sobre los establecimientos de caridad , la elecencia
del culto, y el adorno ele las iglesias, &c . , la cosa presenta
muy diferente aspecto . Los ministros protestantes casi no tie-
nen que hacer, al paso que los pastores catÁlicos esta n su-
mamente recargadÁs,'y los obispos del siglo iii necesitaban

2é4. ORD
tanto mas de ministros inferiores, cuanto eran unos pastores
de nias celo y laboriosidad . Por lo mismo, tuvieron unos mo-
tivos muy diferentes de los que les atribuye Mosheitn, y es
falso que la iustituciou de los érdenes menores diese motivo
í los inconvenientes de que les arguye este protestante .
Ademas, los obispos de los primeros siglos conocieron
desde luego la necesidad de formar clórigos jévenes, acos-
tumbríndolos desde su juventud í las funciones del servi-
cio divino, y ejercitíndolos en los pala~ios episcopales lo
mismo que eu lo, seminarios de nuestros dia ,. Tal es el ver-
claclero origen de la institueion de los Ordenes Menores, que
son de conocida utilidad, puesto que se conservaron hasta
nuestros tiempos .
Los curas de las grandes parroquias de Parßs tienen un
: su
tren y aparato tan conbiderable como algunos obispos
clero es tan numeroso, y los oficios del culto se hacen en
sus iglesias con tanta pompa como en muchas catedrales . Y
Áserí cierto que estos pastores se conducen ele este modo
por el deseo ele apropiarse los derechos y funciones del
episcol - nado, aun cuando todos los protestantes y todos los
incródulos se reunan para probarlo ?
4á Por parte de Mosheini fue otro rasgo de maligni-
dad el atribuir la ambition , el fausto, la arrogancia y la
molicie í S . Cipriano, obispo el mas laborioso, el mas ze-
exacto de la
loso, el nias caritativo, y el observador nias
pobreza evangólica . Era, dice su acusador, entusiasta de
las prerogativas del episcopado ; es lo mismo que decir que
era exacto eu hacer que su clero fuese fiel observante de la
disciplina eclesiística, celoso por el orden y subordination,
indispensables para conservar el decoro y la paz en la Igle .
. Pa .
sita . Esta subordination se previene eu las epßstolas ele S
cínoneo apostélicos, teas
blo, en las de S . Ignacio, y en los
antiguos que S . Cipiiano .
0 R D 265 '
Ademas, Áeste cólebre obispo de Cartago tenia alguna
autoridad en la Iglesia griega rara obligar í los griegos í
mirar corno Ordenes IJL-,rores el oficio de los snbai :ßconos,
lectores y cantores? Tampoco tenia influencia en la Iglesia
latina, porque í excepciou de los obispos de Africa, iiin-
gun otro quiso adoptar la disciplina que trataba de in-
troducir S . Cipriano ele rebautizar í los bautizados por
los hereges . Los protestantes tuvieron mucho cuidado ele
notar la resistencia de este obispo í las decisiones de los
Papas, y su poca deferencia í la autoridad pontificia ; y
al mismo tiempo se esfuerzan p~)r desacreditarle, pintíndo-
le coma un hombre preccnhado basta el estremo por las
preroaativas del episcopado .
a.á Antes de atribuir tantos vicios í los obispos del si-
glo iii , deberian prever las consecuencias . Si es cierto lo
que dice Mosheim, se sigue que desde aquella ópoca, y
aun antes ele haberse establecido sélidamente cl cristianis-
mo, Jesucristo, lejos ele cumplir í la Iglesia sus promesas, la
entregé í discrecion de pastores corrompidos por el Injo
y la molicie, llenos de orgullo y de ambiciun, tercos cn
disputar, ocupados mas bien de sus prerogativas que de
la salvation de las criaturas, y que no teniau piedad ni
verdadera religion . Segun S . Pablo, Dios concedié ins pas-
tores para edificacion del cuerpo ele Jesucristo ; Epist . ci los
Lfes., cap. 4, v . 12 . Pero, segun Mosheim , parece que
los concedié mas bien para destruction de este mismo
cuerpo, y que conspiraron í este fin constantemente eu
todos los siglos.
El †nico obispo del tercer siglo que se parece al cuadro
trazado por este protestante, es Pablo de Sainosata, herege
escandaloso , condenado y depuesto por sus errores y sus
desarreglos . Y Áfue tratado con este rigor porque se pa-
recia í todos sus compa‡eros ? Vóase cémo se dejan ce-
TOMO Vil. 34

266 O R D
gar los teélogos protestantes que por otro lado parecen
juiciosos e Ilustrados.
ORDENACION . Ceremonia con que se clan los Sagra-
dos Ordenes. En la Iglesia romana consiste en la imposieion
de manos por el obispo sobre la cabeza del ordenando con
una férmula í oracion, y en la action de ponerle en la
mano los instrumentos del culto divino relativos ó las fun-
ciones ciel Orden que recibe . Sin embargo , la imposition
de manos solo se usa en los tres Ordenes Hayorße s, que
son el episcopado, el ptesbiterado y el diaconado .
La cuestion principal que al pronto se ofrece sobre
este objeto, es acerca de sÁ la ordcnacioiz es un Sacra-
mento : los protestantes la miran como una simple cere-
monia ; pero los catélicos sostienen que es un verdade-
ro Sacramento, y lo prueban .
1 .á Los protestantes no pueden dejar de reconocer co-
mo Sacramento una ceremonia que confiere el EspÁritu
Santo, la gracia santifcante , y una potestad sobrenatu-
ral : tal es el efecto de la ordenacion . En el Evang . de
S. Juan, cap . 20, v, 21 , vemos que Jesucristo , despues
de su resurrection, dijo ó sus Apéstoles : "Corno mi Pa-
dre me envié ó tri, asÁ os envio yo 1 vosotros : que des-
pues soplé sobre ellos y les dijo : recibid el EspÁritu Santo :
los pecados serón perdonados ó los que vosotros los perdo-
nóreis, y serón retenidos ó los que vosotros los retuvi†reis ."
Nadie se atreveró ó negar que el efecto correspondié exacta-
mente ó la promesa . Los apéstoles recibieron pues el EspÁri-
tu Santo , una mision semejante ó la de Jesucristo, y la po-
testad ele perdonar los pecados y de comunicar la misma
mision ó sus sucesores .
En los Hechos Apostélicos, cap . 6, v . 6, se dice que
para establecer los siete dióconos, los apéstoles les impusie-
ron las manos con oraciones ; y en el cap . 8, v . 17, que
0‡D 267
cuando impouian las manos sobre los fieles, les daban el
EspÁritu Santo : en el cap . 1,3, v . 1, que cuando estaban ayu-
nando y celebraban la lituiles dijo el E-pÁritu Santo
que echara-eu ó Pablo y ó Bernab† para la obra ó que esta-
ban de~,tiuados, que en coi ;secuen la continuaron ayunan-
do y orando, y que les iinpiisieron las ufanos, y los en-
viaron : que estos dos varones fueron enviados por el EspÁ-
ritu Santo .
San Pablo escribe ó su discÁpulo Timoteo, cap . 4, V . :
"no desprecies la gracia que estó eu tÁ, y que te ha sido
14
dada por el espÁritu prof†tico, por la imposition (le las ma-
nos (le los sacerdotes ; cap . 5, v . 22 . No impongais muy
pronto las manos ó ninguno, y no panucipets de los peca-
dos de otro : Epist . 2 ó Tinzot ., cap . i, v . 6 . Os prevengo que
resnciteÁs la gracia de Dios que estó en vosotros por la ini-
posicion ele mis manos : porque idos no nos (lié un espÁritu
(le termor sino (le fuerza, ele caridad y ele sobriedad ." Dijo ó
los pastores de la Iglesia (le Efrso que el EspÁritu Santo los
habla establecido obispos é vigilantes para gobernar la Igle-
sia de Dios . Hechos Appost ;Ecos, cap . 2o, v . aS .
No nos detendremos eu refutar los muchos artificios
de clue se valieron los protestantes para evitar las con-
secuencias de estos pasages . Juntóndolos y comparóndolos,
nos parece que prueban que los Apéstoles cuando impouian las
manos ó los or ßd enandos creÁan (larles la misma Inision y la mis-
ma potestad cine hablan recibido de Jesucristo, y clue les co-
municaban el EspÁritu Santo, y la gracia necesaria para cum-
plir con fidelidad las funciones de su Ministerio, y que que-
riau que estos obispos hiciesen lo mismo respecto ó los nue-
vos pastores que debian sucederles en el gobierno de la Iglesia
de Dios . Esto supuesto, preguntarnos, ˆqu† es lo que falta ó
la ordenacion para ser un verdadero Sacramento?
2 .á Nosotros no tenernos el privilegio de entender ó

268 ORD
nuestro antojo la Sagrada Escritura como los protestan-
tes ; tomamos su sentido de la traeiicion de los Apéstoles í
sus discópulos, transmitida por estos í sus sucesores . Pues
bien ; en las cartas de S . Clemente y en las de S . Igna-
cio, instruidos ambos por los Apéstoles, asó como en los
cínones apostélicos que nos han conservado la disciplina
de los tres primeros siglos, la gerarquóa de los obispos, ele
los sacerdotes y de los diíconos, se representa como una
institution divina, formada por el modelo del antiguo sa-
cerdocio ; S . Clemente, Ehist . i cid Coran ., num. 49ß En
el nér . 44 se dice que trasmiten su tiiitnisterio y sus fun-
ciones í sus sucesores . Que solo ellos deben presidir el cul-
to divino, y los fieles deben obedecerles ; que el obispo estí
en lugar de Jesucristo , y los presbóteros en lugar ele los
Apéstoles : S . Ignacio, Ejnst . cid Alap7cs, nÁm . 6 . Que se
ordenaron por la imposition ele manos, i .á de los cíno-
nes apostélicos . Que ofrecen en el altar el sacrificio estable-
cido por Dios, cínon 2 . Que forman un orden sagrado,
cínon 6 . Que los obispos reunidos deben decidir las con-
troversias eclesiísticas, cínon 3o . Esta es sin duda una mi-
sion, una potestad , un carícter y unas funciones que no
pertenecen í los simples fieles . S . Irenco, S . Clemente de
Alejandróa, Tertuliano, Orógenes y S . Cipriano, nos asegu-
ran que esta disciplina estaba en uso en el tercer siglo : por
consiguiente, lo mismo sucedié en Asia, en †frica, en Italia
y en las Gaulas . ‡Qniˆu la habia introducido ?
Nosotros casi no hacemos otra cosa que copiar las refle-
xiones de dos teélogos anglicanos, esto es , de Beveridge en
sus notas sobre los cdnornes de los apéstoles, y de Bingham
en sus origin . eclesicist ., lib . 3 y 4 . Ignoramos por quˆ estos
dos sabios, que probaron como nosotros que la institucion
de los obispos, presbóteros y diíconos, y los grados de su
gerarquóa son de derecho divino, no se tomaron el trabajo
O R D 269
de examinar si su ordenacion es verdadero Sacramento ; y
cémo no vieron que era una consecuencia necesaria de los
pasages y monumentos clue acabarnos de citar .
Repetimos que si no es verdadero Sacramento una cere-
monia que da al que la recibe una mision, urn carícter, una
gracia y una potestad sobrenatural, no alcanzamos lo que
debe entenderse por Sacramento .
3 .0 Por lo mismo, el concilio de. Trento no hizo mas
que conórmar la doctrina y el uso que se Babia recibido
de los Apéstoles, cuando decidié que la ordenacion es un
verdadero Sacramento que da el Espóritu Santo, clue im-
prime un carícter sagrado y comunica la potestad de ofre-
cer el Santo Sacrificio, y de perdonar los pecados, &c .:
sec. 23, can . i y siguientes . Funda esta doctrina en los pa-
sages de la Sagrada Escritura que hemos alegado : cap . r y
siguientes . Guando los Apéstoles y sus discópulos pusieron
sucesores por medio de la ordenacion, les trasmitieron sin
duda la misma idea que ellos hablan tenido de su potes-
tad y mision . Los pastores de la Iglesia se creyeron siem-
pre revestidos de la misma mision , del misriio carícter,
de la misma gracia y del mismo ministerio que los Apés-
toles . Por consiguiente, la doctrina catélica tuvo tantos tes-
tigos como hombres ordenados hubo desde los Apéstoles
hasta nosotros, y despues de quince siglos era ya un poco
tarde para variarla .
Suplicamos í los protestantes que no tienen ordenacion,
y sostienen que para nada se necesita, que nos digan, ‡quiˆn
les dié el Espóritu Santo para entender la Sagrada Escritura
mejor que los discópulos de los Apéstoles, que los pastores
de la Iglesia Catélica, sus sucesores, y aun mejor que los
pastores ele las iglesias cismíticas separadas de la catélica ya
hace doce siglos?
como los nestoria-
4.á Las sectas cristianas del oriente,

2 fo ORD
nos, los 1 .7col)itas, los griegos y los armenios, ordenan, co-
la potestad de ejercer las funciones eclesiísticas, y la gra-
inn los latinos, por ru e(lio de la iinpoaiciou de mallos acote .
cia para cumplir santamente con su oficio .
paéada (le oraciones : estín persuadidos de clue esta ceremo-
nia viene ele tra liciou apostólica, que confiere una gracia
este Sacramento : todos convienen en que la iuwIosicioti de
particular í los clue se ordenan , que los hace capaces (le
manos es absolutamente necesaria, Ciualment que la oraciun ;
cumplir santauicrlte las funciones del mil)isterio, de que es-
tan encargados, y pone nitre los ordenados y los ciernas fie-
les una diferencia fila y constante, y que por lo inisnio les
imprime un caracte r : que el due recibió un orden inferior,
como el srtbdiacrrrtadu ó el diaconado, no por eso tiene po-
testad para ejercer las funciones de presbßtero ni las de obis-
po, sino (lue para eso necesita nuv'va ordenacion. Asß clue,
no se puede dudar que estan persuadidos de que los Ordenes
son un Sacramento ; y no es la iglesia latina quien les dió
esta creencia, porque desde su cisina no cesaron nunca de
detestarla . Es f.llsa pues lo (pi e sostienen los pretendidos re-
formadores, que la diferencia (le los Ordenes, y la cualidad
ele Sacrauieeuro que les atribuyen los latinos, es una inven-
tion de los Pape, desconocida en la primitiva Iglesia .
Estos mismos orientales miran al sacerdocio como un
grado (le dignidad y (le autoridad en la Iglesia , que solo se
puede (lar por la iur pos'cion de ruanas de los obispos, suce-
sores de los Apóstoles, y no reconocen por obispos sino í los
que recibieron la ordenacion episcopal por la mano de otros
obispos ; y por esta sucesion constarlle suben hasta Jesucristo .
Nunca creyeron, cono los protestantes, que tina junta (le
legos puede instruir y ordenar presbßteros, ni reconocieron
jamas por pastores legßtimos sino í los que recibieron la im-
posicion de manos (Ie sus obispos con las oraciones y cere-
monias de estilo. Perpetuitd de la foi, tons . 5, lib . 5, cap . 6
y 8.
Fundados en todas estas pruebas los teólogos católicos
definen la ordenacion un sacramento de la ley nueva que
dí
ORD 2^t
No estan ele acuerdo sobre la materia y forma esencial de
pero la fórmula de esta oracion no se puede lijar lni por la
Sagrada E'critura , ni por monumento alguno de los prime-
ros siglo, y no es literalmente la misma en la iglesia latina
y en las iglesias orientales, aunque el sentido es absoluta .
mente cl luisino . La gran dificultad estí en saber i la entre-
ga de los instrumentos usada entre los latinos es tan esencial
como la unposicion de niilios . La primera no se nQia en las
iglesias orientales, y se tienen 1_ or vílidas sus ordenaciones.
A la manera que tin sacerdote latino fue siempre recibido
como tal eu la iglesia griega, asß tambien un sacerdote grie-
go, sirio, egipcio, aruieuio ó etiope pasa eu la Iglesia Ro-
mana por vílidamente ordenado ; pero un sacerdote anglica .
no, un ministro luterano ó calvinista no son mirarlos entre
los orientales piar vílidatiente ordenados, sino solo como
simples legos sin ordenacion . Hubert en su PonriLi(al , el
P. M oririo y cl P . Goat en sus tratados de la ordcncrciort es-
ponen la disciplina de los griegos sobre este punto, cou la
cual se conforma la ele los detnas orientales . Perpct . de la
foi,ibid- cap . 7 y 1o .
Entre las reconvenciones que los griegos hicieron í los
latinos, no vernos que les hubiesen afeado el aéadir í la im-
posicion (le ruanos la entrei2a de los instrumentos con su fór .
mula respectiva . Este sßmbolo es sin duda muy enÁrgico y
muy conveniente, y es imitado (le la consagraciou de los sa-
cerdotes de la ley antigua ; L'xod . , cap . 2cá , v . 24 y 35 ; N†-
ordcnac on
meros, cap . 3, v . 3, &c . Sirve para distinguir la
y las funciones ele los diversos ministros de la Iglesia . Los
anglicanos nos presentan un rasgo de temeridad y de extra-

272 OR- D
vagancia en ber hr cotiservado la ordcnacion , chitando la
entre a de los iustruinentos, é hurtando el rito de los oríen-
tales, mas bien que el de la Iglesia Romana , porque no se
puede decir con entera certidumbre que no sea necesaria
esta entr- e e> a . Véase Presliterado .
La ardcnaciarz ele los obispos se llanna vulgarmente con-
saVracion . Su principal privilegio consiste en la potestad de
ordenar ellos solos ó los ministros inferiores de la Iglesia ; y
esta potestad les correspondiß exclusivamense en todos tiern-
pos, corno se ve por los cónones apostßlicos .
En la antigua disciplina ele la Iglesia no se conocian las
ordenaciones vagas : todo clérigo estaba obligado ó adscribir-
se ó alguna iglesia, y ó dedicarse en ella ó un servicio para
cl cine le ordenaban . En el siglo Yri se relajß esta próctica,
y resultaron muchos inconvenientes : el concilio ele Treuto
trabajß por restablecerla , prohibiendo ordenar ó un clérigo
que no tuviese un titula ß un beneficio para mantenerse .
Pero la necesidad (le surtir de vicarios y sirvientes ó las par-
roquias é iglesias ele aldea pone ó los obispos en la precision
de ordenar presbÁteros ó tÁtulo de patrimonio .
El Papa Alejandro II condenß las ordenaciones que lla-
man her saltrcnz ; es decir, clue prohibe ascender ó ßrdenes
mayores ó un clérigo que no hubiese recibido las ßrdenes me-
nores , ß que deben preceder al orden que vó ó recibir, co-
mo ele ordenar (le presbÁtero al que no hubiese recibido el
orden del diaconado . Aunque muchos teßlogos sostuvieron
que estas ordenaciones serian vólidas sin ser lÁcitas, su opinion
no fue seguida , y algunos ejemplos , que se pueden citar,
mas bien merecen el nombre ele abusos .
Todo cl inundo sabe que las rnugeres son incapaces ele
ordcnacion, y que para ser vólidamente ordenado, es preci-
so hiber recibido el bautismo, Y consentir libremente en la
ordermcion . En el A péndice a este Diccionario se pueden
ORD 273
ver los demas puntos de disciplina que pertenecen ó este Sa-
cramento .
ORDENACIONES ANGLICANAS . Véase Anglicanos .
ORDENANDO. El que debe recibir los ßrdenes, o estó
prßximo ó recibirlos . Por los monumentos de la antigáedad
vernos el cuidado con que tratß siempre la Iglesia de que fue-
sen examinados los ordenandos : en el siglo iIi Tertuliano y
S . Cipriano, y en los siguientes S . Basilio, S . Leon y otros
Padres aseguran esta verdad , y se puede tambien probar
por los cónones de muchos concilios . Esta disciplina pareciß
tan sabia al emperador Alejandro Severo, que quiso se obser-
vase tambien con los gobernadores ele las provincias . Lam-
prid . in vit† Alexan.d. Sever .
El examen no solo recaÁa sobre la fé y los conocimientos,
sino tambien sobre las costumbres y la calidad de los orde-
nandos. Esclulan de las ßrdenes ó todos los sospechosos de
heregÁa, ó los que habian estado sujetos ó penitencia p†bli-
ca , a los que rabian flaqueado en las persecuciones, y ó los
que cayeron en algue crÁmen calificado, cßmo el homicidio,
el adulterio, la usura, la sedition, el haberse mutilado ó s(
mismos, corr tal que cualquiera de estos crÁmenes hubiese
sido cometido despues del bautismo : los que fueron bautiza-
dos por los teereges, ß los que permitian que alguno ele su
familia perseverase en el paganismo ß en la heregÁa ; y se to-
rnaban las mayores precauciones para alejar hasta la nias mÁ-
nima sospecha de simonia . En cuanto ó la calidad, no se ad-
mitÁan ó los ßrdenes los militares, los esclavos, ni aun des-
pues de manumitidos, sin permiso de sus se‡ores, los que
estaban incorporados en alguna sociedad de artes † oficios,
los que manejaban los caudales p†blicos, y tenias que ren-
dir cuentas , los agentes y procuradores † hombres ele ne -
gocios, los bÁgamos y los actores de teatro . Bingham, Orig .
Z celes . , l ib . 4, cap . 3 y 4.
TOtiIO vil . 35

274 OR D
El que tuviere idea de esta disciplina, se asombraré de
que una multitud ele escritores diesen en la locura de que-
rer pintarnos é los pastores de los cuatro í cinco primeros
siglos corno unos hombres sin mórito alguno, y como suge_
tos (le una virtud mu y sospechosa . Estamos convencidos de
que todas estas reglas no se observaban con mucha eserupu_
losiclad entre los teereges : que se ha mitigado su rigor en
tiempos de turbacion , y algunas veces por necesidad ó imp o-
sibilidad de obrar de otra manera : por este motivo hubo
tantos obispos arrianos indignos ele su caracter . Pero al fin
estas reglas subsistieron siempre ; los concilios vigilaron so-
bre su observancia , y degradaron é los que no las res-
petaban .
ORDENES MILITARES . Como todo lo que pertenece
é las írdenes militares es parte ele la historia, tanto civil y
polßtica , como eclesiéstica ele los pueblos (le la Europa , no
hablaremos ele las principales, sino con el fin de esponer los
motivos de sil institucion, y responder é las reconvencio-
nes que sobre estó punto suelen hacer algunos censores de-
masiado imprudentes .
No hay necesidad de refutar los autores que quisieron
atribuir é Constantino la institnrrion de las Ordenes Militares,
sing ilarniente la de S . Jorge, ni é los que quisieron fijar el
establecimiento ele la de S . Andres, eu Escocia , en el si-
glo viii . Todo el mundo esté convencido de que las Ordenes
(le caballerßa no principiaron hasta las cruzadas en el si-
glo :ter.
La Orden de S . Juan de Jerusalen , por otro nombre Or-
cien de Malta, que es la nias antigua ele todas-, principio en
la Palestina . Al principio se compuso de religiosos hospitala-
rios. Algunos comerciantes (le Anlalfi, ciudad en el reino de
Népoles, consiguieron del califa (le los sarracenos licencia
para fundar en Jerusalen un hospital para los peregrinos en-
275
ORD
fermos ó indigentes . Los religiosos que le servßan se llamaron
hospitalarios de S . Juan de Jerusalen, porque la iglesia de
aquel establecimiento estaba dedicada é S . Juan Bautista .
Cuando en el aÁo de 1099 tomaron las cruzados aquella
ciudad, enriquecieron este hospital los prßncipes que fijaron
en Jerusalen la corte de su reino . En tiempo de B .dduino 11,
aÁo de i 104, Raimnndo Dupuy, administrador de aquel
hospital, ofrecií hacer la guerra contra los sarracenos é sus
espensas, en union con sus hermanos, cuya oferta merecií
la aceptacion y aprobacion del mismo Papa . A los tres votos
solemnes de religion aÁadieron los hospitalarios el de obli-
garse é defender é los peregrinos que iban é visitar los santos
lugares de los insultos y ataques de los sarracenos . De este
modo pasí é ser militar esta Orden, que habla sido hospita-
laria en sus principios . No nos toca describir las hazaÁas de
los caballeros, ni las revoluciones de esta cólebre írden : el
que quiera instruirse en esta materia puede leer la historia
del Ab . Vertot (II).
Por este modelo se instituyí en la misma ciudad el aÁo
de i i 18 la Orden de los Templarios, llamados asß porque
la casa que habitaban estos caballeros estaba edificada cl,aude
Labia estado el famoso templo ele Jerusalen . Sus fundadores
fueron Ilugon (les Payens, Geoiroy de S . Alclemar, o S . Opter,
y otros siete sugetos . Esta Orden fue confirmada en el cou a-
llo ele Troyes, aÁo de 1123, y se la sujetí é una regla que
cornpu .:o S . Bernardo para los caballeros . Su destino era vi-
gilar sobre la seguridad de los caminos, y proteger é los pe-
rcgrinos . Bien sabido es que esta Orden fue suprimida en el
concilio general de Viena, aÁo de 131 1 . La historia ele esta
Orden fuó compuesta por Dupuy, y reimpresa en Bruselas
el aÁo de 1751 .
.
Michaud
('=) Vóase la h istoria de las Cruzadas por Mr .

276 ORD
La Orden del santo Sepulcro fue instituida en el aéo
de t i 2o para guardar el santo sepulcro, y preservarle ele las
profanaciones de los infieles .
El de los caballeros Teutínicos, o de nuestra Seéora de
los Alemanes, se instituyí tambieu en la Palestina en el aéo
de r Ige, cuando estaban sitiando ó S . Juan de Acre, í Acca,
en otro tiempo Ptolemaida . Los comerciantes de Brerna y de
Lubec se ofrecieron ó servir y asistir ó los enfermos, y esta-
blecieron un hospital . Los prßncipes alemanes que se ha-
llaban en aquel sitio, resolvieron instituir entre la nobleza
(le su nacion una hermandad destinada ó una obra tan ca-
ritativa. Fue aprobada por el Papa Celestino 111 en el aéo
ele 1 9 ,2 . Los caballeros hacian voto de defender la religion
cristiana, y laTierraSauta, y de proveer ß las necesidades de
los pobres . Cuando volvieron ;ß su pais, Conrado, duque de
Mazovia y de Cujavia, implorí su socorro contra las irrup-
ciones ele los prusianos idílatras , que llenaban de desolacion
sus estados. Les cedií dos provincias, y todas las tierras que
pudiesen conquistar ó estos bórbaros guerreros . En cincuenta
aéos conquistaron la Prusia, la Lituania, la Pomerania, etc .
Muchos sabios del Norte se ocuparon en escribir la historia
de esta Orden : su gran maestre Alberto ele Brandebourg abra-
zí el luteranismo con los mas de los caballeros en el aéo
de 1523.
Las Ordenes Militares de los reinos de Espaéa y de Por-
tugal tuvieron el cbjeto ele defender este reino contra los
moros í berberiscos . Las ele los otros estados de la Europa
son unas puras seéales de honor con que los soberanos re-
compensan los servicios estraordinarios de sus sÁbditos de
todas las clases y condiciones .
Por esta sencilla esposicion es evidente que las Ordenes
Militares principiaro i en un tiempo en que la Europa solo
tenia dos clases ele Habitantes : los nobles siempre con las
ORD ~'77
armas en la mano, y los colonos siempre esclavos, y en que
los nobles trataban (le conciliar la devocion con la profesion
militar . El objeto de su establecimiento era loable, y al prin-
cipio todas hicieron grandes servicios : muchas degeneraron
con el tiempo ; pero esta es la suerte de todas las institucio-
nes humanas .
Fabricio y otros protestantes no aprobaron las cruzadas
ni los servicios (le las Ordenes Militares ; dicen que los Áni-
cos medios legßtimos de propagar el cristianismos son los que
usaron los Apístoles ; ó saber, la instruccion, los ejemplos de
virtud, y la paciencia . Se lamentaban de que la fá de Jesu-
cristo fuera predicada en el Norte con espada en mano por
los caballeros del Orden Teutínico . Estas violencias, dicen,
eran mas propias para irritar ó los bórbaros , que para con-
vertirlos ; deshonran nuestra religion, y se oponen directa-
mente al espßritu de caridad que quiso Jesucristo inspirar
ó los hombres . Los incrádulos no dejan de aumentar estas
declamaciones ; pero †tienen algun sílido fundamento?
t .‡ Confunden dos cosas muy diferentes, el objeto y la
intention, la conducta de los caballeros y la de los misio-
neros . Suponen que las cruzadas y las hazaéas militares de
los caballeros tenßan por objeto primario y principal la con-
version de los infieles : es una falsedad . Su proyecto era grin .
cipalmente el defender ó los cristianos contra los ataques,
insultos y violencias de los infieles, bien musulmanes í bien
idílatras, prevenir sus irrupciones, y reprimir sus pillages .
Y †esto es un crimen? La religion cristiana y la ley natural
prohiben la violencia de hombre ó hombre, porque los par-
ticulares deben estar protegidos por las leyes ; no prohiben
empero ó las naciones oponer la fuerza ó la fuerza, la guerra
ó la guerra, y las represalias ó las hostilidades, porque no
hay otro medio para gozar seguridad . Que los guerreros seau
caballeros í soldados, voluntarios í sorteados, religiosos í

273 O R D
seculares, esto nada importa : la dificultad esté reducida a
saber si el cristianismo reprueba el uso ele las armas en todos
casos, y si toda especie de milicia esté reprobada por el
Evangelio,
Los caballeros nunca se metieron é predicadores, ni los
misioneros tomaron jamés las armas : los bérbaros eran ani-
males feroces, y era preciso principiar haciíndolos humanos,
doméndolos por la fuerza, antes ele pensar en hacerlos cris-
tianos : lo primero pertenecia é los caballeros, y lo segundo
se reservaba para los misioneros . Luego que los militares
cumplian con su oficio, protegóan é los misioneros para clue
estos pudiesen cumplir paciCicamente con el suyo , y no ve-
rnos ni alcanzamos en quí esté el crimen en aquel caso . Aun
cuando los caballeros, contentos con haber precisado é los
bérbaros é vivir en paz, no hubieran pensado en darles una
religion para civilizarlos, no podria nadie tenerlos por delira
. Palestina é los mahometanos por medio de tratados solem-
cuentes ; y si manifestaron mas celo por la religion, suplica-
mos é nuestros adversarios que nos digan ßen quí pudo este
segundo motivo hacer ilegótimo el primero?
Dirén que este medio era mas é propÁsito para incomo-
dar é los bérbaros que para convertirlos ; pero el suceso prue-
ba lo contrario, porque ellos al fin se convirtieron , y todo el
Norte se hizo cristiano . Degollaron é cien misioneros, que se
dejaron degollar, copio los ApÁstoles .
2 .á Jesucristo, lejos ele permitir é sus ApÁstoles usar (le
violencia para convertir é los infieles, les mandÁ que sufrie-
sen ; pero lo ApÁstoles reo tuvieron ele pronto que instruir
é los bérbaros que entraron en el imperio romano con la
fuerza ele las arreas, decididos é destruirlo todo : predicaban
el Evangelio en un pais en que habia leyes, policóa, un so-
berano, y un gobierno bueno Á malo . Mas si hubiesen ido é
una frontera infestada con hordas (le érabes idÁlatras , con
ejírcitos de persas, adoradores del fuego . y con bandadas de
0†D 279
escitas feroces, ßquiín sabe si hubieran mandado é los fieles
que se dejasen degollar sin resistencia? Nos persuadimos de
que los habrian animado é defenderse ; y si los romanos vic-
toriosos hubieran conseguido sujetar é todos estos bérbaros
con la fuerza ele sus armas, los ApÁstoles hubieran marchado
sin titubear en pos de sus ejírcitos, y se apresuraróan é plan .
tar la cruz en lugar de las éguilas romanas . El sufrir con pa-
ciencia la persecution ele los magistrados, de los oficiales del
próncipe, 6 del mismo soberano, no tiene cotejo con dejarse
matar por unos bérbaros estrangeros, que venóan é paises es-
tranos é ejercer la violencia y el pillage contra cl derecho de
gentes .
No faltaré quien replique que los mahometanos estaban
en posesion ele la Palestina cuando las cruzadas fueron é
atacarlos. Pero los emperadores griegos no habian cedido la
nes, y hacóa mucho tiempo que imploraban el auxilio de los
próncipes cristianos . Los musulmanes amenazaban invadir é
toda Europa, y habian conquistado ya la isla de CÁrcega, la
Sicilia y una parte de la Calabria . ßAcaso se debia esperar é
que adelantasen sus usurpaciones para rechazarlos? El suceso
probÁ cine el ‡nico medio de debilitarlos era el atacarlos en
su mismo pais . Lo mismo sucedóa con los moros respecto é
Espada , y con los bérbaros ciel Norte respecto é los diversos
estados de Alemania .
3 .á Si los cristianos ele los siglos xir y xiti hubiesen de-
linquirlo en el modo ele conservar su religion , y los medios
clue usaron para defenderla, no seróan los protestantes los que
dcberian condenarlos . Ellos siempre sostuvieron que les era
lócito tomar las armas contra cl soberano pira conseguir la li-
bertad de conciencia, y para conservarla despues (le consegui-
da , y en todas partes se condu eron con arreglo é esta méxi-
ma. Quisiíramos saber ßpor quí ley es mas lócito hacer la

280 OR D
guerra al gobierno del pais en que hemos nacido, que é los
bérbaros, quienes no solo atacaban nuestra religion, sino
tambien nuestros bienes, nuestra libertad y nuestra vida?
Los incrídulos abusan tambien en repetir las acusaciones de
los protestantes, puesto que sostienen, corno ellos, que la to-
lerancia ilimitada es ele derecho natural , que todo hombre
esté autorizado por la ley natural para creer y profesar la re-
ligion que le acomode, y é defender por cualquier medio que
sea esta preciosa libertad . Nosotros les suplicamos que nos di-
gan, ópor quí los cristianos cruzados no debian gozar ele esta
libertad en la Palestina, lo mismo que eu Francia, y por quí
los alemanes convertidos al cristianismo debian sufrir que los
prusianos idßlatras viniesen é derribar sus altares? Víase
cruzadas, misiones.
ORDENES RELIGIOSAS . Congregacion o sociedad de
religiosos sujetos é un gefe ß cabeza, que observan una mis-
ma regla y traen un mismo hébito . Se pueden reducir é cin-
co clases, que son, rnonges, canßnigos regulares, caballeros,
clírigos regulares, y mendicantes : hemos hablado de cada
uno de ellos en su artÁculo particular .
En el artÁculo mone 13 hemos esplicado el orÁgen d el es-
religioso, y hemos seguido sus progresos en los dife-
rentes siglos, í hicimos ver que este estado nada tiene que
no sea loable, v que en todos tiempos hizo grandes servicios
é la religion . En el artÁculo monasterio hemos probado que
los bienes que poseen los religiosos les pertenecen legÁtima-
mente, y que esta posesion en nada perjudica al bien gene-
ral . Ultirnamente, en el artÁculo mendicantes leernos justili-
cado la mendicidad de los religiosos pobres . En todos estos
diferentes artÁculos Iremos respondido é las acusacion es que
formaron en todos tiempos los hereges, los incrídulos y los
falsos polÁticos contra el esta lo religioso . Poco nos resta
que decir para completar su apologÁa ; y nos parece bien la
ORD 281
que del mismo estado se hace en el papel intitulado Del Es-
tado Religioso, que acaba ele publicarse .
Preguntan, óé quí tanta multitud ele ßrdenes religiosas2
óé quí tanta variedad de hébitos y de reglas? El concilio cuarto
ele Letrén, celebrado en el aflo de r 15, prohibiß instituir
nuevas ßrdenes religiosas : un concilio de Lyon, que, se cele .
brß sesenta arios despues, renovß la misma prohibition . Y
por quí fue tan tual observada ? Debernos responder é todas
estas preguntas por las ventajas í inconvenientes de la ac-
tual disciplina .
Pudiíramos limitarnos é responder que la multitud y
variedad de ßrdenes religiosas tuvo el objeto de contentar
todos los gustos y sati,facer todas las inclinaciones . El cinc
quiere abrazar la vida de los cartujos no querrÁa entrar en-
tre los benedictinos ß entre los canßnigos regulares ; y el que
se inclina é profesar en una de las ßrdenes mendicantes, aca-
so no querrÁa vivir entre los religiosos propietarios, etc . Es
bien estraáo que nuestros filßsnfoz, tan celosos por el parti-
do (l e la libertad, que miran los votos religiosos como una
esclavitud insoportable, solo se nieguen << conceder é los que
aspiran al estado religio , o la libertad de elegir entre las di-
ferentes reglas é clue se pueden I iuar por Ics Votos .. no .o-
mos capaces de comprender semejante coutradiccion .
Pero aun tenemos razones mucho mars solidas . La varie-
dad ele las ßrdenes religiosas provino de 1,18 diversas necesi-
dades de la Iglesi .t en diferentes siglas y en diferentes climas,
y ele la diferencia de las obras buenas é que se dedicaban .
Los fundadores de las ßrdenes vieron y conocieron estas ne-
cesidades cada Lino é su modo : no se concertaron unos con
otros, porque unos vivieron en el Oriente, otros en Occiden-
te, unos en el siglo i~T y VI, y otros en el xii ß xiii . Los
que instituyeron una ßrden religiosa en Inglaterra consulta-
ron la utilidad, el gusto y las costumbres de su pais, sin in-
TOMO VII . 36

282 ORD
formarse de lo que mas convendria en Italia ; y los fundado .
res espaéoles tampoco se creyeron en la obligation de saber
si su institueion agradaría en Alemania, &c .
Cuando S . Benito compuso su regla, tuvo presente la de
los monges de la Tebaida ; pero sabia que la austeridad de
aquellos solitarios no era soportable en nuestros climas , y
se vió precisado mitigarla para sus religiosos . Los que fun-
daron en los paises del norte, cometerían la mayor impru-
dencia , si hubieran impuesto ß sus prosÁlitos la multitud y
el rigor de los ayunos ele los calogeros griegos y sirios . Por
lo mismo, tuvieron que ,transigir con los tiempos, con los
lugares, con el tono de costumbres,y con las domas circuns-
tancias en que entonces se hallaban .
La misma razon determinó ß los Papas cuando aproba-
ron y confirmaron las diferentes órdenes i- cli ggiosas áltima-
mente establecidas : solo consultaron las necesidades y la uti-
lidad de la Iglesia con relation al tiempo y lugar en cuya
utilidad trabajaron los fundadores . Si hubiesen tenido espí-
ritu profÁtico, preveerian los inconvenientes que pudieran
resultar ele la variedad de circunstancias , cuando una insti-
tucion fundada en Italia fuese trasladada ß Francia ó Alema-
nia, y la concurrencia con otras que no la dejase hacer los
mismos servicios, &c . Pero los due tienen tanta facilidad en
acusar ß los Papas, †estar divinamente inspirados para pre-
venir los inconvenientes que pudieran resultar de la supre-
sion ciel estado religioso, de la uniformidad que quisieran
introducir en el, y de la enagenacion ó secuestro de los bie-
nes monacales?
Cuando las órdenes religiosas fueron trasplantarlas de un
pais i otro , fueron llamadas y establecidas por los sobera-
nos, por los grandes, por las lnnnlclpalidades y por los
pueblos, ß cansa (le los grandes servicios que haciau , y cuya
utilidad ya entonces se experimentaba . No fue la falsa clevo-
OR D 283
clon, ni el capricho quien multiplicó los conventos ó cornu-
nidades de una misma especie en un mismo pueblo ; fue la
necesidad ; y si se nos permite decirlo, la utilidad p‡blica .
En todo tiempos buscaron los hombres de todos los estados
y condiciones su propia comodidad para satisfacer los debe-
res y prßcticas de la religion . Si en este punto se cometieron
algunos excesos, no se deben atribuir ß la Iglesia ni ß los
Papas ni ß los obispos : nunca sería justo clue se opusieran ß
los deseos de los pueblos, y sería una excesiva severidad el
empeéarse en que los mismos religiosos debieron resistir ß la
facilidad que les proporcionaban ele extender sus intereses .
Dio dudamos ele la sabiduría y ele las razones ciel conci-
lio de Letran y (le] de Lyon para prohibir en los afros de r 2 15
y ' 275 la institution de nuevas órdenes rcli~iosas ; pero los
que acusan ß los Papas de haber violado tan pronto esta pro-
ltibicion, aprobando la ele S . Francisco y la ele Sto . Domin-
go, no consultara los tiempos ni las circunstancias . S . Fran-
cisco habia principiado ß reunir discípulos desde el aéo
ele rzc9, `ˆ consiguió en el mismo aéo la aprobacion verbal
del Papa Inocencio III . Cuando la renovó en el aéo de 12 le,
fue despucs de haber nido las razones en pro y en contra, y
el dictßrnen (le los cardenales. La institution de las francis-
canas Á religiosas ele Sta . Clara principió en el aéo de r 2 t 2 :,
y la prohibition del mismo Pontífice en el concilio latera-
nense fue en el aéo de r 2 i 5 ; por consiguiente, no podía
comprender ß los franciscanos, y dicen clue el mismo San
Francisco asistió ß este concilio, y consiguió Ál mismo la
aprobacion verbal de su regla . Ilonorio III, sucesor (le Ino-
cencio, en su hala ele 122.3 no hizo teas que confirmar lo
que ya estaba hecho .
Santo Domingo acompaéó al obispo de Tolosa al conci-
lio de Letras, y asistió .í sus sesiones : su objeto pricipal era
el pedir ß Inocencio 111 la confirmation de su instituto . La

284 ORD
promesa que le hizo este Papa no fue sin conocimiento del
concilio ni contra su voluntad . Por otra parte, llevaba ya
entonces el hébito ele los canínigos regulares de S . A`,ustin,
y adoptí la regla de este santo doctor para sus religiosos .
Por lo mismo, h onorio III no podia negarle la bula en con-
f rinacion de su instituto, y en efecto se la concedií el 16
de diciembre de 1216 .
Las diferentes congregaciones de franciscanos que se for-
maron despuós no son nuevas írdenes, sino reformas de la
clue estaba instituida. En cuanto é la variedad de sus hébi-
tos, ya hemos dado gazon en el artßculo Ilcibito religioso .
De la variedad y multitud de las írdenes religiosas, di-
cen ., resultan grandes inconvenientes : se han dividido entre
sß cri intereses, en designios, y eu sentimientos, ele lo cual
nacieron los celos, las disputas y las disensiones que turl .~a-
ron y escandalizaron é la Iglesia . Si en el occidente no hu-
Liese Habido mas que una orden religiosa, como sucede en
el oriente., donde no hay mas que dos, no resultarian estos
inconvenientes.
Pero no reflexionan que una sola orden no podia ser su-
ficiente para todas las necesidades, ni podia tener bastantes
individuos para desempetiar todos los deberes ele la caridad .
EnseÁar las bellas letras y las ciencias en los colegios, cui-
dar ele los enfermos en los hospitales, trabajar en la reden-
cion (le cautivos, Hacer misiones en las aldeas y entre los in-
fieles , cumplir con las funciones del ministerio eclesiéstico
en las ciudades, catequizar los niÁos del pueblo, &c ., no son
obras que pudiesen encargarse é una sola orden religiosa .
Para el oriente bastan la ele S . Antonio y la ele S . Basilio,
porque solo se dedicaron al trabajo de pianos, é la oracion,
y é la penitencia ; pero los fundadores del occidente, sin
perder de vista estos tres objetos, se han propuesto la utili-
dad del prígirno, y es indispensable el aplaudirlos .
ORD 2á5
Sin embargo, los incródulos, sin Hacer mas que copiar
é los protestantes, exhalaron toda su hiel contra unos hom-
bres tan respetables . Dicen que el voto de obediencia de los
relie o=.os dé bastante é conocer el motivo de los fundadores :
cada uno de ellos quiso formar un imperio, erigirse en una
especie ele soberanos, y mandar despíticamente é sus seme-
jantes ; pero ele todo esto resultí un completo desírden en la
sociedad civil . En todos tiempos se creyí un religioso mas
obligado é obedecer é sus superiores y al Papa que al so-
berano, é las leyes y é los magistrados . En todos los siglos
hubo frailes fogosos excitados por stis geles, clue llegaron é
ser unos incendiarios en los paises cristianos .
Los enemigos del estado religioso, consideréndolo é san-
gre fria, hubieran conocido que sus calumnias se refutan
con hechos innegables . Muchos santos se hicieron fundado-
res sin pensarlo : se retiraron é la soledad, sin énimo de aso-
ciarse é nadie ; el buen olor de sus virtudes les proporcioní
discßpulos que fueron é buscarlos é su retiro, y é ponerse
bajo su direction . Esto es lo que sucedií é S . Benito y é San
Bruno, &c . Otros se negaron é ser superiores generales ele
su orden , o hicieron dimision de este cargo lo mas pronto
que les fue posible, y se redujeron é la cualidad de sim-
ples religiosos . Ultirnamente, otros solo se hicieron geles por
la severidad ele la reforma que hablan introducido, y dan .
(lo los primeros el ejemplo ele obediencia . †Dínde estan en
todos estos casos las sedales del deseo de mandar é sus se ‡
mejantes? Ninguna orden podria subsistir sin la obediencia .
Ninguno ele los fundadores establecií la méxima de
que la obediencia é los superiores espirituales y al Papa
dispensaba é sus religiosos de la sumision al soberano, é
las leyes y é los magistrados . Ninguno se creyí con de-
recho de fundar un solo monasterio sin permiso y con-
sentimiento del soberano y de los magistrados . Los mismos

286 ORD
soberanos invitaron é los fundadores 6 é los gefes de las ír-
denes religiosas para que viniesen é establecerse en sus es-
tados, y las mas veces fueron los que dotaron sus estableci-
mientos . Asó que, los religiosos son adictos é los soberanos por
reconocimiento y por ser sus sßbditos . Los soberanos fueron
siempre libres para admitir í dejar de admitir en el territo-
rio de sus estados é las írdenes religiosas ; y en vano busca-
remos razones y pretextos por los que un religioso pudiese
negar la obediencia é las leyes ni é los soberanos .
Nuestros especuladores polóticos tampoco acertaron nme-
jor cuando dijeron que los Papas aprobaron y confirmaron
las írdenes religiosas, por tener é su disposition una mili-
cia siempre pronta é sostener y promover los intereses de
la silla romana en perjuicio de los obispos y de los sobera-
nos . No fueron los Papas los que suscitaron é los fundadores,
ni los que hicieron aparecer nuevas írdenes religiosas, por-
que no hicieron mas que confirmarlas : muchas veces suce-
dií que les negaron su aprobacion por el discurso de muchos
aÁios, y ninguna confirmaron sin el consentimiento ele los
soberanos ; al contrario, los soberanos fueron regularmente
los que solicitaron las bulas de Roma .
No acabaróamos nunca si fuera preciso refutar todas las
fébulas, visiones y calumnias con clue los hereges á incrádu-
los trataron ele insultar el estado religioso .
ORDINAL . Los ingleses clan este nombre é un libro
que contiene el modo de dar las írdenes y ele celebrar el ser-
vicio clivino . Fue compuesto despues de la pretendida re-
forma ele Inglaterra en el reinado ele Eduardo VI, sucesor
inmediato ele Enrique VIII : le sustituyeron al pontifical y
al ritual romano . Dicen que fue visado y reconocido por el
clero en el ano ele ó 552 , y sancionado por la autoridad del
parlamento, para q ue .sirviese (le regia en todo el reino .
El P . Lequicn, Ilardouin, hencll y los ciernas teílogos
OR E 28 7
catílicos que niegan la validation de las ordenaciones an-
glicanas, sostuvieron que el ordinal anglicano era obra de
la potestad secular . El P . Courrayer sostuvo que eran véli-
das sus ordenaciones, y tratí de probar que este libro fue
obra del clero, y clue el rey y el Parlamento no hicieron
utas que autorizarle, para que tuviese fuerza ele icy ; pero
estas pruebas no dejan de teuer algunas ráplicas .
Bien sabido es que el clero de Inglaterra se componia
entonces ele unos sugetos que habian perdido toda especie
de jurisdiction eclesiéstica por haber abrazado la heregóa :
que los mas opinaban que el orden no era un Sacramento,
y que no tenian utas potestad espiritual que la que se deri-
vaba de su soberano . La dificultad esté en saber si la fírmu-
la que establecieron, sea la que se quiera, puede tener
fuerza para conferir la potestad espiritual en virtud de la
autoridad secular . Los teílogos catílicos sostienen que no,
y que esta fírmula es ademas insuficiente : el P . Courrayer
no fue capaz ele probar lo contrario . Váase Anglicana .
OREBITAS . Váase IIusitas .
OREJA, 01 DO . Esta 1) -alabra se tonta regularmente en
la Sagrada Escrittri -a eu un sentido metafírico , singular-
mente cuando se atribuye é Dios . David en muchos salmos
conjura al Seior é que preste oódos é sus oraciones, es de-
cir, le suplica due las escuche . En el libro (le, la Sabiditria,
cap . i, v . ie, se dice que la oreja celosa de Dios oye las
murmuraciornes secretas de los inmpóos, y quiere decir que
no los desconoce . En ran colmo se dice que la oreja del Se-
nor oie los deseos ele † ;1s corazones ele los pobres .
hablando ele los hombres , descubrir la oreja é alguno,
revelare accrem, es ensetÁarle lo que no sabe ; lib . i de los
Be es, cap . 20, v . ó 3 : hacerle prestar oódos es lo mismo
que hacer clue atienda y sea docil ; Isaóas, cap . 5e, v . 4 y 5 :
abrir la oreja de alguno, es inspirarle 1113,1 completa ohe-

a gg O R G
diencia, Salm . 39, V. 7. Este éltirrto sentido alude í la príc-
tica ele los hebreos de horadar la oreja al esclavo que con-
sentóa en no dejar nunca í su Seßor, y renunciaba el pri-
vilegio de recobrar su libertad en el aßo sabítico Á de ju-
bileo ; Deuteron ., cap . i5, v . 17 . Jesucristo dice con bastante
frecuencia en el Evangelio, que el clue tenga orejas para
oir oiga ; aquó la oreja significa lo mismo que inteligencia .
El Seßor dice í Isaóas, cap . 6 , v. 1 o , que agrave Á ponga
pesado cl oódo de su pueblo, es decir, que le deje hacerse
sordo y endurecerse contra sus discursos . Sin duda no tenia
este profeta en su mano el ensordecer í sus oyentes . San Pa-
blo en su 2 . a Epist, í Timot ., cap . 4, v. 3, llama picazon 6
prurito de las orejas el empeßo de emprender alguna cosa
de nuevo.
ORGULLO . Dejando aparte lo que puedan decir los fi-
lÁsofos para demostrar la injusticia y fuucz~tos erectos del
orgullo, nos contentaremos con observar que es uno (le los
vicios que con mas frecuencia condena la Sagrada Escritura .
Tobóas en el cap . J., v . I4, dice í su hijo : "No dejes
nunca que el orgullo reine en tus sentimientos ni en tus
discursos ; este vicio es el manantial de toda perdicion ." Se-
gun la míxima ele Salomon, "el orgullo es siempre seguido
del oprobio, y la humildad es la compaßera inseparable de
la sabiduróa ." Prov ., cap . i t, v . 2 . El eclesiístico nos advier-
te que el orgullo es odioso í Dios y í los hombres ; que es el
orógen de todos los crómenes hasta ele la apostasóa- que el
orgulloso serí maldito y perecerí, y que es el vicio por el
cual Dios hiere y destruye í los particulares y í las naciones .
Ga p. lo, t . 7, i4, &c . La misma leccion dieron los proi'etas
í los judóos, declaríndoles que Dios los castigaba principal-
mente por su orgullo .
Jesucristo reprendiÁ muchas veces este vicio í los fari-
seos y í los doctores ele la ley : por la paríbola de los talert-
0 R G 289
tos nos enseßa que no debemos tener vanidad por nuestros
talentos naturales, porque sou clones de Dios puramente
gratuitos, ele cuyo uso tenemos que darle cuenta, y ál por
su parte asegura clue pedirí caucho í quien diÁ mucho . Nos
prohibe envanecernos por nuestras virtudes y nuestras bue-
nas obras, porque tambien son gracias que Dios nos ha
concedido, y no tendremos por ellas ninguna recompensa,
si queremos la gloria ele este mundo . Por la paríbola del
pnblicano y del fariseo nos hace ver el orgullo reprobado
por Dios, y la humildad recoi npensada : Hace profesion de
buscar en todas las cosas la gloria ele su eterno Padre, y no
su propia gloria .
San Pablo repite con la mayor fidelidad las instruccio-
nes ele este divino maestro : hablando de las gracias de toda
especie, pregunta : "†quá teneis clue no hnbiá .eis reciLido2"
Epóst . r í los Couint ., cap . 4, v . 7. Exhorta í los fieles í que
no se miren mutuamente como superiores unos í otros en
gracia y en virtud, y les propone por modelo la humildad
de Jesucristo . Epóst . í los Filip ., cap . 2,, v. 3 .
Por orgullo fueron los judóos indÁciles í la doctrina ciel
Salvador : no pudieron resolverse í recibir por maestro í un
hombre que no se Babia educado en su escuela, que les re-
prendia su vanidad, y que procuraba enseßar con preferen-
cia í los pobres y í los ignorantes . El mismo vicio los hizo
tambien rebeldes í la predicacion de los ApÁstoles ; no
podian sufrir que el don de la fá y la gracia (le la salvacion
se concediesen í los paganos igualmente que í ellos : se tenóan
ellos solos por objetos de las promesas y beneficios de Dios,
y aun persevera entre ellos este orgullo insensato .
Los filÁsofos paganos, aunque convencidos de lo absurdo
de su doctrina , no quisieron por orgullo renunciarla del to-
do , y someterse í la sencillez ele la fÁ que predicaban los
doctores del cristianismo : quisieron conciliar los dogmas re-
TOóIiO V11 . 37

290 ORI
velados con sus sistemas, y de aqué brotaron las primeras he-
regéas . La misma pasion dominí tauibien ó los heresiarcas de
todos los siglos ; los mas hubieran reconocido sus errores , y
hubieran vuelto al verdadero camino, si la falsa vergßenza
de desdecirse y retractarse no los hubiera hecho pertinaces y
obstinados . Esta misma enfermedad reina tambien en los in-
crÁdulos de nuestro siglo : les parece indigno de su rango
pensar y creer como el pueblo , y presumen que nacieron
para ser maestros, doctores, y orócn los de las naciones, y
estos hombres tan soberbios, tan altaneros , y que tanto des-
precian ó los demas, no son realmente mas que unos misera-
bles esclavos de su orgullo .
ORIENTALES (Cristianos) . Bajo este nombre se com .
prenden , 1 . 0 los griegos cismóticos : Z . á los jacobitas sirios,
egipcios 0 coftos, y los etiopes : 3.á los nestorianos de la Per-
sia y de la India : 4.á los armenios : todos estos í casi todos se
separaron de la Iglesia catílica hace ya I2o0 a†os. Hemos
hablado ele cada una de estas sectas en su artéculo particular .
En la Perpetuidad de la fÁ se hace ver con testimonios
irrefragables, y por la Liturgia de estas diferentes sectas, que
tienen la misma creencia que la I lesia romana sobre todos
los dogmas que disputaron y refutan los protestantes, como
la presencia real de Jesucristo en la eucaristéa , la transustan-
ciarion, el sacrificio de la misa, la adoracion de este sacra-
mento, el culto y la invocacion de los santos , el n‡mero de
los sacramentos , &c . En vano quisieron los protestantes ar-
gé'tir contra estas pruebas, porque no fueron capaces de des-
truirlas , y ninguna de las antiguas sectas quiso fraternizar
con ellos, ni suscribir ó su confesion de fÁ , antes bien fue-
ron mirados como hereges entre los orientales, lo mismo
que entr ,, nosotros .
T .unbien se infiere con toda evidencia que los dogmas,
los ritos, y los usos reprobados por los protestantes son mas
ORI 291
antiguos en la Iglesia, y pasan ciel siglo v ; que no son erro .
res ni abusos introducirlos eu los tiempos (le ignorancia y ele
barbarie , ni supersticiones inventadas por los mouges í por
los Papas , como tuvieron la osadéa de sostener los pretendi-
dos reformadores . Los orientales sin duda no tom
.u'on sus
dogmas ele la Iglesia romana , como tampoco sus costumbres
y usos, despues de verificado su cisma , porque desde aquella
Ápoca hicieron siempre profesion ele detestarla .
Si estos mismos dogmas y usos fuesen absolutamente des-
conocidos en los tres primeros siglos, Á inventados en el si-
glo iv, los doctores cismóticos, ufanos por tener sobre que
acusar ó los catílicos, no habrian dejado de reprobar todas
aquellas recientes invenciones, y (le decir, como los protes-
tantes, que se debian atener ó lo que Jesucristo y los Apísto-
les hablan establecido . Sin embargo, en el siglo v debéa ser
mucho mas fócil saber lo que se derivaba ele los Apístoles,
que en el siglo xvi . Parece que Dios conserví estas sectas
antiguas con los mismos dogmas y la misma disciplina por
espacio de 1200 aios, para que sirviesen de testigos en favor
de la Iglesia catílica contra las acusaciones de los protestantes .
Antes de la pretendida reforma los teílogos catílicos te-
néan muy poco conocimiento de las opiniones , usos y cos-
tumbres (le los orientalcs, y se contentaban con saber lo que
referéan los viageros y los misioneros , aunque fuesen poco
ilustrados . Pero como los protestantes quisieron decir que
estos antiguos sectarios pensaban como ellos, Á hicieron sus
tentativas para cine firmasen confesiones ele fÁ llenas de cap-
ciocidad y de enga†o, los controversistas catílicos no se des-
cuidaron en tomar conocimiento (le la fÁ y costumbres ele
los orientales con toda certidumbre y seguridad . Buscaron y
publicaron sus solemnes confesiones de fÁ, y los libros de sus
principales doctores , singularmente sus obras de Liturgia ; y
depositaron en la biblioteca del rey los Monumentos autÁn-
ticos de su creencia . Ninguna eluda nos queda sobre un obje-

292 ORI
to tan importante de controversia, y los protestantes no prie .
den oponernos ninguna razon sélida en contestation í las
consecuencias que resultan contra ellos .
Dicen que í pesar de la protesta de las sectas orienta-
les de no tocar en la doctrina de los Apéstoles , se separan
de ella respecto í la encarnacion y í otros dogmas : luego la
profesion que hace la Iglesia romana tampoco prueba que
no hubiese ignorado alguna cosa .
Respuesta . L_a separation de las sectas orientales fue sen-
sible y de mucha importancia , habiendo producido un cis-
ma : es una parte que se separé de su todo, y una rama des-
gajada ele su tronco ; pero antes del siglo xvl, ó quß ruidos
ni quß cisma cansaron las pretendidas innovaciones de la
Iglesia romana, ni de quß cuerpo se desgajé? Esto es lo que
nos deben decir .
2 .Á Dicen que despues ,]el' cisma de los orientales ya no
subsiste la preocupacion sacada del consentimiento ele las
iglesias apostélicas .
Respuesta . Es una falsedad . Tertuliano observa muy
bien que todas las iglesias que nacieron de las que fundaron
los Apéstoles , y que estín en comuniou ele fß con ellas son
igualmente apostélicas : en este caso estín todas las iglesias ca-
télicasdcl Occidente respecto í la Iglesia romana . Los pro-
testantes bien conocieron la fuerza del argumento que funda
contra ellos la creencia de los orientales, y por eso hicieron
todos los esfuerzos posibles para atraerlos í unirse con el
protestantismo . Todas aquellas sectas piensan como nosotros
contra los protestantes, que hay una Iglesia visible y docen-
te, í quien debe oir todo cristiano, aunque no convienen en
dar este tátulo í la Iglesia romana .
Esta discusion teolégica produjo ademas uno ele los ma-
yores bienes : desde que se conocen con toda exactitud las
Sectas orientales , se trabaja cou mas celo en reconciliarlas
con la .Iglesia catélica . Con los continuos afanes de los Papas,
ORI 293
con la protection de los soberanos (le Europa, y con el fru-
to de los misioneros , se han conseguido conversiones y reu-
niones , no solo entre los pueblos, sino Cambien entre los
obispos cismíticos : el n†mero ele varias sectas ví disminu-
yendo de dia en dia , y í escepcioir de los griegos, las de-
mas sectas orientales parece que se acercan í su estincion .
No debe merecer mucha confianza lo que dice Ricardo
Simon en su obra titulada Historia crática de la creencia
y de las costumbres de las naciones de Levante . El Ab . Re-
naudot en la Perpetuidad ele la fd, tomo 5, lib . 9, cap
. 9,
hace ver que Ricardo Sinton estaba mal enterado , que no
habia consultado los libros de las naciones que mencioné en
cu obra , y que se de ;é llevar con mucha frecuencia de va-
rias conjeturas . Como imprimié su obra en Holanda, adopté
con mucha facilidad las especies que,favorecian las preocu-
paciones de los protestantes, y por eso estos le alabaron tan-
to. El es uno de los primeros que tuvieron la osadáa de de-
cir que las opiniones ele los jacobitas y nestorianos no son
heregáas sino en el nombre, lo cual fue repetido por la Cro-
ze y otros protestantes ; nosotros hemos probado ya lo con-
trario. Vßase Jacobitas, Nestorianos, &c .
ORIENTALES (FIL‡SOFOS) . Vßase gnésticos .
ORIENTE . Los hebreos le llamaban pedem, que quiere
decir Levante, porque es el lado de donde parece levantarse
el sol : los griegos y los latinos le llamaron por la misma ra-
zou el lacio de la luz .
En los libros sagrados la palabra Oriente se toma muchas
veces por los paises que estaban al Oriente ele la Judea, como
la Arabia, la Persia y la Caldea : en este sentido se dice que
los magos vinieron ciel oriente para adorar al Salvador ; y
alguna vez se toma tambien por el Oriente (le Jerusalem, y
asá estaba situado el monte cle las Olivas : Zacar., cap . 14, v.4;
otras veces por el lacio oriental del Tabernículo é del Teni-
n

294 O R I
plo : Levis ., cap . i6, v . 14 . Pero su ordinaria y absoluta sig-
n' es la parte por donde nace el sol, singularmente
en S . Mateo, cap . 24, v . 27, donde se dice que el rayo parte
del Oriente al Occidente . Cuando Isaéas dice en el cap .
4c,
v . 2, que Dios hizo, salir al justo del Oriente, quiere decir
Y
de un pais lejano, porclue los judéos tenias poco conoci-
miento de los pueblos occidentales, de los que los tenia se-
parados el mar Mediterríneo . Por la misma razon llamaban
tambien Occidente ó Europa lets Islas, porque no habian
podido aun formar una idea clara de esta parte ele la tierra,
como de las islas ele Chipre, de Candia y las denias del Ar-
chipißlago . El sacerdote Zacaréas, hablando del Meséas, elite
que Dios nos visitó del Oriente del ciclo, porque compara
al Meséas con el sol : Evang . de S . Lac ., cap . r , v . 78 .
Sin duela este pasage alude í lo que dice el profeta Za-
caréas, cap. 3, v . 8 : "Yo harß venir mi siervo el Oriente ."
Y en el cap . 6, v . t2 : "Este es un hombre, cuyo nombre es
el Oriente ; nacerí de sé mismo, y edificarí un templo al
SeÁor ." Los clue tratan de torcer el sentido (le las profecéas
dicen que en esta se alude í Zorobabel, porque Babia venido
(le Babilonia . Pero se dice que este hombre serí rey y sacer-
dote ; y esto no puede convenir í Zorobabel, ni al sumo sa-
cerdote Jesus, hijo ele Josedech . El autor ele la parífrasis cal-
dea, y los antiguos doctores judéos, aplicaron constantemente
esta prediction al Meséas .
Los primeros cristianos acostumbraban í ponerse frente
al Oriente para orar, y se creéa que esta príctica Babia venido
(le los Aj)óstoles . Al tiempo de edificar las iglesias (le la an-
tigiledad, ó las antiguas basilicas, procuraban colocar el pór-
tico al Occidente, y el altar con el coro al Oriente, lo cual se
nota en todas las iglesias antiguas. Los Padres dan diferentes
razones mésticas ele este uso . Notas de illenard sobre el Sa-
cramentario de S . Gregorio , píg . 69 .
0111 295
ORIGENES . Cßlebre doctor de la Iglesia, que nació el aÁo
de 185, y murió eu el de 253 . Fue discépulo de S . Clemente ele
Alejandréa, enserio corno ßl en la escuela ele aquella ciudad,
y se llamó Adcrnzancio, que quiere decir infatigable, por
su asiduidad en el trabajo, por la multitud de sus obras, y
por su firmeza en leas pruebas í que se espuso . Padeció en la
persecuc.ion de Decio, y nada omitió por conseguir la corona
del martirio í imitation de S . Leonides , su padre . Los obis-
pos de la Palestina le elevaron al sacerdocio, y (lió por toda
su vida ejemplos heróicos de su virtud . Convirtió í la fß í
ira tribu ele írabes, restituyó al sello ele la Iglesia í muchos
licreges, sofocó muchos errores en su orégcn, y dejó un sin-
námero de discépulos que hicieron mucho honor í la Iglesia .
La mejor edicion de sus obras fue la que publicaron los
Padres de la Rue, tio y sobrino, ambos benedictinos, en
cuatro tomos en folio, y el áltimo salió el ario ele 1759 . El
primer tomo contiene algunas cartas, sus libros ele los prin-
cipios, un tratado ele la oracion, una exhortation cil marti-
rio, y los ocho libros contra Celso . Los tres tomos siguientes
contienen los comentarios sobre los diferentes libros (le la
Escritura , aunque escribió muchos mas, y otras obras que
se han perdido . En cl cuarto tomo colocaron la obra ele
Mr . lluct, titulada Origenicuna, en la cual discute este sa-
bio obispo las opiniones ele Orégenes con mucha exactitud .
El tratado que se titula Origeitis Pitilocalia, clue se halla
despues de los libros contra Celso en la edicion de Spencer,
en 4 .† , no es obra del mismo Orégenes ; es una coleccion de
lugares escogidos de sus obras hecha por S . Basilio y S . Gre-
gnrio ele Nacianzo . En cuanto í su trabajo sobre el texto y las
versiones de la Sagrada Escritura, vßase Ilexaplas, Octaplas.
No hay ningun Padre que hubiese gozado de mayor re-
putacion , ni se viese espuesto í mas crueles pruebas, ni de
quien se hubiesen hecho juicios mas opuestos. "Su vida,

296 ORI
dice Tillemont, su talento y su sabiduréa le han hecho la
admiraciun del mundo : aun fue rias famoso por la persecu .
cion que se levantí contra ól, bien fuese por su culpa , por
su desgracia, í por la envidia del gran concepto que gozaba .
Se vií desterrado de su patria, depuesto de su iiiinisterio,
excomulgado por su obispo y Ivor otros, al mismo tiempo
que sostenian su causa los mayores santos, y que Dios pare-
cia declararse ß su favor, haciendo entrar por su influjo en
la Iglesia hombres clue mira esta como su mejor ornamento .
Tuvo la misma suerte despues de su muerte que durante su
vida , y hasta los mismos santos estßn divididos sobre este
punto . Algunos mßrtires hicieron su apologéa, y otros mßr-
tires escribieron ele intento para condenarle . Unos le consi-
deran como el mas sabio maestro que tuvo la Iglesia desde los
Apístoles, y otros le detestan copio padre de las lieregéas que
hubo despues ele su muerte . Este Áltimo partido se hizo tan
fuerte entre los orientales por la autoridad (le un emperador
que quiso ser maestro y ßrbitro de los negocios ele la Iglesia,
que Orégenes fue escomulgado, por el quinto concilio ge-
neral, í sea otro que se celebrí casi al mismo tiempo, y fue
seguirlo por los griegos sobre este punto :" Venior., tom . 3,
pßg . 4<)4-
E[ juicio (le los sabios modernos acerca de este Padre no
es tan poco mas uniforme que el ele los antiguo, . Los protes-
tantes, siempre interesados en deprimir ß los Padres, no le
hacen favor alguno . Bayle, le Clerc, Beausobre, Mosheim,
Brucker, Barbeirac, y otros, le censuran con demasiada
acrimonia . Estos grandes predicadores de la tolerancia, que
disculpan ß todos los hereges, se arman de intento para de-
sacreditar ß los Padres de la Iglesia . Entre los créticos catíli-
cos, unos fueron péas moderados ó indulgentes que otros : los
s .i*bios editores ele Orégenes le, justifican con bastante frecuen-
cia contra la censura demasiado severa de 11Ir . Fluet .
ORI 2 97
Lo que mas honra a Orégenes es la moderacion con que
responde ß sus enemigos . hufino y S . Gerínimo nos conser-
van los mejores fragmentos de una carta que escribií des-
pues de haber sido escoumlgado por el obispo de Alejandréa
.
Cita las palabras de S . Judas, quien dice que S . Pliguel no
quiso pronunciar ninguna maldicion contra el diablo, sino
amenazarle con el juicio de Dios : en seguida declara que
quiere usar ele moderacion en sus palabras , lo mismo que en
la comida . "Me contento, dice, con abandonarß mis enerni-
gos al juicio de Dios, y lo mismo ß mis calumniadores, nie
creo en la obligaciou de tener compasion de ellos nias bien
que aborrecerlos, y quiero mas pedir ß Dios que les conceda
su misericordia, que desearles mal alguno, porque nosotros
liemos nacido para bendecirnos unos ß otros, y no para pro-
nunciar maldiciones ." Se queja despues (le que corrompieron
sus obras, y que suplantaron otras que ól no escribií . Ulti-
mamente niega el error que le atribuyen (le que creia la sal-
vacion del diablo : Tilleniont, ibid . No es este el tono que
suele teuer un lierege obstinado .
Todos sus censores sin - escepcion, se ven precisados ß
confesar la belleza de su ingenio y la estension (le sus cono-
cimientos ; pero ácímo conciliar con la penetracion de su en-
tendimiento la groseréa ele sus errores, asé filosíficos como
teolígicos? Esto no es facd de concebir . En los cßnones grie-
gos ciel quinto concilio general fue condenado, porque ense †
fiaba : 1 . ‡ Que en'la Santésima Trinidad el Padre es mayor
que el Hijo, y el Hijo mayor que el Espéritu Santo . En este
punto Bullo , Bossuet, Huet y los editores ele sus obras le
dejan plenamente justificado . S . Atanasio , S. Basilio, S . Gre-
gorio de Nacianzo y otros habian emprendido ya su defensa .
áPuede tener unos apologistas mas respetables? Vóase su obra
De principˆs, lib . 4, nÁm. 28. a .‡ Que las almas fueron
criadas antes de los cuerpos, y que en castigo de sus pe-
TOMO YII . 38

298 ORI
cados fueron encerradas en ellos . Mr . Huet hace ver que
Origenes no propuso esta opinion sino dudando, y sin apro-
barla . De princip ., lib . 2, cap . 8, nu'111- 4 y 5 . 3é Que el
alma de Jesucristo se Babia unido al Verbo antes de la En-
carnacion . Mr . Huet hace ver que Orígenes tampoco sostuvo
dogmótica y positivamente este error . 4.é Que los astros son
animados, y que tienen un alma inteligente y racional . Esta
era la opinion de la mayor parte de los antiguos filßsofos ;
pero Mr . Huet cita muchos pasages que prueban que Oríge-
nes solo dudaba sobre este punto . 5 .é Que despues de la re-
surreccion todos los cuerpos tendrón figura esfÁrica . Los edi-
tores de sus obras confiesan que esta fue realmente opinion
de Orígenes ; pero de aquí nada puede deducirse . 6 .é Que
los tormentos de los condenados han de acabar en algun dia,
y que Jesucristo fue crucificado por salvar ó los hombres, y
lo seró segunda vez para salvar ó los demonios . No se puede
negar que Orígenes creyß que el castigo de los condenados
habia de acabar en algun dia, y que tal vez los demonios
se convertirian ; pero lejos de haber pensado que Jesucristo
sería crucificado segunda vez, órguye sobre el precio infi-
nito de la muerte del Salvador, y sobre lo clue se dice que
esta muerte fue el juicio riel inundo, &c . Aáadimos que aun
cuando efectivamente hubiese enseáarlo todos estos errores,
los tiene retractados, digómoslo así, de antemano por la pro .
fesion de fÁ que puso en el prefacio de su obra De princip .,
en el cual distingue los dogmas revelados en la Sagrada Es-
critura, ele las opiniones en que puede un teßlogo indagar
y proponer lo que le parezca reas probable . Declara expre-
samente clue no se debe mirar como verdad sino lo que
no se separa (le lea tradicion eclisids[ica y apostßlica . Si
los p artidarios . de Orígenes fuesen tan dßciles y tan sumisos
ó la Iglesia corno Ál, no tratarian de convertir en dogmas
las opiniones que Ál 'solo propuso en duda, y no hubie-
ORI 299
ran atraido sobre Ál una condenacion que mancha su me-
moria .
Brucker, descontento por el modo con que Mr . Huet jus-
tificß y excusß la mayor parte de las opiniones de OrigÁncs,
atribuyß ó este Padre otros errores mucho mas groseros y
mas perniciosos, como haber enseriado, no la creacion toma-
da rigorosamente , sino la emanacion ele la materia fuera del
seno de Dios, limitando su divina Omnipotencia, de haber
creido que Dios , los óngeles y las almas no pueden subsistir
sin estar revestidos por lo menos de un cuerpo sutil : (le haber
admitido en Dios, no tres personas, sino tres sustancias, &e .
Brucker se empeáa en que el sabio Iluet no comprendiß las
verdaderas opiniones de Origenes, porque no conociß el
sistema filosßfico de la escuela de Alejandría, que era una
mezcla de la filosofía oriental y del platonismo . Segura Ál,
comparando las diferentes opiniones de Orígenes , se saca
que la base de todas ellas es la hipßtesis ele las emanaciones .
Hist . Critic . Philos ., torn . 3, l ib . 3, cap . 3, S 17, pó-
gina 4+3 . No hizo mas que, copiar ó Mosheini en la Hist .
Crist ., siglo III, † 27, póg. 612 y siguientes .
i Excelente ejemplo de lo que puede el espíritu siste-
mótico! ‡Dßnde estó la prueba (le un hecho tan esencial?
Oxigenes , dicen sus censores, siguiß el sistema (le las ema-
naciones , porque habla sirio discípulo ele los f lßsofos de
Alejandría . Y ‡cßmo sabemos que este fue su sistema? Es
verdad que sostenían este sistema Plotino, Porfirin, Jóm-
blico, y otros que habian estudiado en la misma escuela ; pero
‡por quÁ unos filßsofos paganos refutasen el dogma de la
creacion, estando expreso en la Sagrada Escritura , hemos
ele formar juicio ele que tampoco le aduritian unos doctores
cristianos, corno Panteno, S . Clemente ele Alejandría, Orige-
nes y otros? Se infiere todo lo contrario, como lo acre-
ditan sus obras .

3oo ORI
1 .é Orígenes en su tratado de los principios, lib . !z,
cap . r, nóm . 4, profesa formalmente el dogma de la creacion,
y le demuestra con un raciocinio sin rßplica . "Yo no conci-
bo, dice, cÁmo unos hombres tan grandes pudieron admi-
tir una materia increada, que no fue obra de Dios, Criador
de todas las cosas, y cuya naturaleza y capacidad son obra
del acaso . Acusan de impíos á los que niegan que Dios criÁ
el mundo, y le gobierna, y el mismo crimen cometen di-
ciendo que la materia es increada y coeterna á Dios ... †CÁ-
mo una cosa que se bailÁ por casualidad pudo bastar para
que Dios hiciese una obra tan grande, para que ejerciese
su omnipotencia y sabiduría por la creation y orden del uni-
verso? Esto me parece muy absurdo y digno de los que no
conocen la inteligencia ni el poder de una naturaleza increa-
da.. . Si Dios Babia criado la materia, †sería diferente de lo que
es y mas propia para sus designios? ‡ Se vß que Origenes
sabia, j .o que lo que no existe por la voluntad de un ser
inteligente es efecto del acaso, Á de una necesidad ciega .
é Que fue Dios quien por su inteligencia , su poder, y su
libre voluntad arreglÁ la cuantidad, la estension , la capaci-
dad y las propiedades ele la materia . †Puede hacerse compati-
ble todo esto con el sistema de las emanaciones ?
Este Padre prueba el dogma de la creation con los mis-
mos testimonios de la Sagrada Escritura, con que nosotros le
probamos . Cita las palabras del libro 2 é de los Macabeos,
cap . 7, v . 28, donde se dice que Dios lo hizo todo de la na-
da, y de lo que antes no existía . Tambien cita el libro del
Pastor que repite lo mismo en el llcrrzd .
1 .0 Despues alega las palabras del salmo 148, v . S . El dijo,
y todo quedÁ hecho ; ßl mandÁ, y todo fue criado . "Por las
primeras palabras de este lugar, dice Orígenes, parece que
quiso entender el Salmista la sustancia de lo que existe, y por
las siguientes las cualidades con que fue formada la sustancia ."
ORI 3ot
Con el mismo tono decisivo se explica en su comentario sobre
el primer versículo del Gßnesis y en otros lugares . Por óltinmo,
admite expresamente la creacion de los espíritus en el libro 2
de los principios, cap . 9 , nóm . 2 . No se puede perdonar á
Mosheim y á Brucker el hal)er disimulado este Hecho, y
haber argˆido siempre en la suposicion (le lo contrario .
Una vez admitido el dogma ele la creacion, caen por
tierra el sistema de las emanaciones, y todas las Consecuen-
cias que quisieron deslucir estos dos críticos protestantes . Si
Dios obra por solo sn voluntad, se sigue clue su poder es in-
finito , clue la creation fue un acto libre de su voluntad, que
la materia no existía antes de la creacion , y que Dios fue
quien la diÁ los límites y las formas clue tiene , &c . Vßase
creacion . Si nos responden que Origencs no comprendiÁ to-
das estas consecuencias, que regularmente no está conforme
consigo mismo, y que contradice su propia doctrina : luego
sus censores hacen muy mal en querer formar ele sus opi-
niones un todo ligado, seguido , y consiguiente en todas sus
partes, un sistema completo ele filosofía sacado de las leccio-
nes de Ammonio, y de la escuela ele Alejandría . Lo cierto
es que cuando habla Orígenes del principio de la materia,
no usa de la palabra emanation , ti‰ de ninguna otra equi-
valente .
No alcanzamos cÁmo pudo el sabio Huet atribuir á Orí-
genes el sistema ele las emanaciones en el lib . 2 de sus Ori-
genian ., q . 12, níun . 4, ni cÁmo pudo acusarle ele haber li-
mitado la omnipotencia de Dios, ibid ., cap. 2, nóm. i, q . r,
ni cÁmo los editores de las obras de este Padre, que le jus-
tificaron sobre tantos puntos, no le defendieron sobre uno
de tanta importancia . Mucho menos alcanzamos cÁmo Bru-
cker pudo llevar su empeŠo sistemático hasta el estremo de
pretender que cl sistema de las emanaciones es la base de
toda la filosofía de Orígenes . Dist . Grit . Philos ., tomo 3,

3o2 ORI
pég . 443 ; y que en su estilo todas las cosas fueron criadas
pur emanation, tomo 6, pég . 546 . Nosotros sostenemos que
en el estilo de este Padre creacion y emanacion son dos
ideas contradictorias.
2 .í En el artóculo -E spóritu hicimos ver que Orógenes re-
conociß y probß la perfecta espiritualidad de Dios ; luego es
imposible que supusiese que la materia liabia salido del seno
de Dios por emanacion, ni que Dios no puede vivir sin un
cuerpo : Áacaso tenia Dios algun cuerpo antes de haber
criado la materia?
3 .í Lejos de tomar sus opiniones de ninguno de sus
maestros, aconsejaba é sus discópulos que se abstuviesen de
cometer esta falta, y que no se ligasen é ninguna secta ni
escuela , sino que escogiesen entre las obras de los filßsofos
lo que les pareciese mas cierto y rias probable ; en una pa-
labra, que siguiesen el mátodo de los eclecticos . Esta es
la leccion que diß é S . Gregorio Taumaturgo y é su herma-
no Atenodoro, O rat . panegir . i n Orig . , n†m. 13 ; pero en
las materias teolßgicas les encarga que solo de la palabra de
Dios deben fiarse, por consiguiente de los profetas , y de los
hombree inspirados por Dios : ibid., n†m . i4. S. Gregorio
asegura que Orógenes no dejß nunca de confirmar su doctri-
na con su ejemplo, n†m . i i ; y se nos quiere persuadir que
contra las reglas, que ál mismo prescribia, siguiß constante-
mente la doctrina de Ammonio y la de la escuela de Ale-
jandróa .
4 .í En los artóculos Emanation, Platonismo, Teologóa
mistica, hemos refutado la pretendida mezcla ele la filosofóa
oriental cou la ele Platon : esta hipßtesis no esté probada ni
es probable : los que la imaginaron no fueron capaces de
decir en quá tiempo, por quián, ni de quá manera perne-
trß en el Egipto la doctrina de los orientales . Los gnßsticos,
que la seguian, nunca dijeron que la habian recibido ciel
ORI 3c3
Egipto, sino de Zoroastro y de cucos filßsofos persas á indios,
en lo cual tambien conviene Brucker : en los libros que se
conservan de Zoroastro no se halla el sistema de emanacio-
nes, ni las consecuencias absurdas que de ellas sacaban los
filßsofos de Alejandróa . Plotrno, despucs de haber estudiado
diez a‡os la filosofóa de Ammonio , emprendiß el \ iage al
Oriente para estudiar la de los orientales : luego no era la
que se ense‡aba en Egipto . Esto sucediß el a‡o de 9,43, y
entonces ya no estaba Origenes en Alejandróa, ele cuya ciu-
dad baria salido el a‡o de 242 .
habiendo ya derribado cl fundamento en que fundan
Moslieim y Bruclcer sus acusaciones contra Origenes, y los
planes que formaron sobre su doctrina, seróa in†til refutarlas
una por una, fuera ele que ya lo liemos verificado en umu-
chos artóculos de esta obra . Cou este grande hombre es con
quien singularmente abusaron nuestros cróticos ele su máto-
do de atribuir por via ele consecuencia errores que nunca
enseno espresarnente, y que acaso negß positivamente . Este
mismo mátodo le refutaron agriamente cuando con mucha
razors le usaron los Padres de la Iglesia contra los hereges .
Para calumniarle mas é su sabor dijeron que Orógenes
llevaba clos sistemas diferentes, uno para el vulgo, y otro pa-
ra los lectores inteligentes á instruidos . Pudiáramos ciar crá-
dito é esta acusacion, si estos famosos cróticos fuesen capaces
de presentarnos con claridad los artóculos que pertenecen é
cada uno de estos clos sistemas . Ellos se han refutado é só
mismos , reuniendo todo lo que dijo este Padre , para for-
mar un cuerpo completo de doctrina, seguido , racional, y
constante . Tampoco podemos perdonar é Mosheim el haber
escrito que Orógenes concediß é la razon y é la filosofóa cl
imperio sobre la religion : hist . Clcrist., siglo in, S 3t . Lo
contrario esté probado por su profesion de fá, que ya hemos
citado , y mucho mejor por su carta é S . Gregorio Tauma-

U4 ORI
turgo, Oper. , tom . i, pég . 3o . En el ním . I .ó dice que la
filosofßa solo sirve de preludio y de auxilio para llegar é la
doctrina cristiana , que es el fin de todos los estudios . En el
ním. 2 .ó aÁade que fueron muy pocos los que sacaron ver-
dadera utilidad de su aplicacion é la filosofßa, y que é los
mas solo les sirviá para abortar heregßas . En el ním . 3 .ó dice
que para entender la Sagrada Escritura es preciso que Jesu-
cristo nos abra la puerta, y que el medio mas eficaz para
entenderla es la oracion fervorosa .
Vemos con gusto que DTosheim hace justicia é las virtu-
des_ morales y cristianas de Orßgenes, confesando que nadie
las practicá con mas heroismo ; pero en cuanto é sn doctrina
s† mostrá este crßtico demasiadamente preocupado † inconse-
cnente . Por un lado hace el mayor elogio de su talento, y
por otro no quiere reconocer un genio original y profundo
que formaba sus ideas por sß mismo. El no hizo , dice, mas
que copiar y seguir las opiniones filosáficas de sus maestros .
Ademas , le atribuye dos á tres sistemas muy ingeniosos en
que bril la la mas fina lágica , y que solo †l fue capaz de in-
ventar : ‡y dánde se halla la misma superioridad de' ingenio
en los otros discßpulos de Ammcnio? Ilist . Christ., siglo iii,
ˆ 27, pég . 6o5 y siguientes . Dice que Orßgenes no es cons-
tante en sus opiniones, due varßa y abraza entre clos 6 mas la
que le viene é cuenta segun la necesidad ; sin embargo, le
atribuye nu plan ele doctrina seguido, uniforme, y fundado
en principios , que elite †l mismo no haber abandonado ja-
rras. Reprueba é los origenistas que quisieron erigir en otros
tantos dogmas las dudas , las cuestiones , las conjeturas mo-
destas y tßmidas ele su maestro, † imita su injusticia y su te-
nreridad .
Despues de haber elogiado el inmenso trabajo emprendi-
do por este hombre infatigable para comparar el texto hebreo
con las versiones en sus IIcxaplas, elite clue este trabajo fue
O R I 305
de muy poca utilidad : que Orßgenes uingun uso hizo de †l eu
sus Comentarios sobre la Sagrada Escritura, porque no se
adheria al sentido literal, sitio al sentido mßstico, y que obli-
gaba ß los donas é hacer lo mismo con sus ejemplos y sus
preceptos . Pero las llexaplas y las Octaplas de Orßgenes fue-
ron, segun parece, las ßdtimas de sus obras, y por lo mismo no
es estraiio que no se aprovechase tic sus ideas en los Conzcrc-
tarios que escribiá mucho antes . Ni sus preceptos, in sus
ejemplos separaron al presbßtero Iaesiquio, al martir Lucia-
no, y é S . Geráuimo de estudiar el texto hebreo y traducir-
le al latin . Su obra hubiera sido por lo tanto de la mayor
utilidad en todos los siglos, si no la Hubi†ramos perdido en
el saqueo de Ccsar†a por los sarracenos el alßo de 653 ; y no
se puede dudar que ella fue el germen y el modelo de las
Biblias poliglotas . V†ase Hexaplas.
Para formar concepto de la capacidad de Orßgenes , es
preciso advertir que este incansable escritor hizo en la Sa-
grada Escritura tres especies de trabajo , los comentarios,
los escol.i.os y las homilias . Los comentarios y los cscolios son
obras para los sabios : en ellas sigue principalmente cl senti-
do literal, y usa de las diferentes versiones griegas de la
Biblia y texto hebreo original. Eu las homilias, que destina-
ba para el vulgo, siguiá la version de los Setenta , y se cißiá
regularmente al sentido alegárico, sacando (le el lecciones
para las costunrbres . V†ase la nota de Valois sobre la historia
eclesicistica de Eusebio, lib . 6, cap . 37, donde se prueba esta
verdad. con los testimonios de Sedulto, Pufino y S . Geráni-
mo . Pero los crßticos no fueron bastante equitativos para res-
r
petar este g†nero (le trabajo .
Es 'evidente que Orßgenes, saliendo, por decirlo asß,
de las escuelas de filosofia hécia el aÁo 230, escribiá sus
libros de principias, no para dogmatizar, sino para ver hasta
qu† punto podia conciliar las opiniones de los filásofos con
TOMO Vil . 39

M ORI
la Sagrada Escritura . Tal fue siempre la base de sus espero_
laciones : es verdad que muchas veces no acerté con el ver-
dadero sentido ; pero tambien lo es que en este caso hablé
con duda y tiruidez . Lo mismo hizo eu su prefacio sobre el
Gínesis, y en otras de sus obras . Asombrado con el abuso
que se hacia ele sus escritos , le parecié conveniente escribir
al Papa S . Fabian, y lo verificé en sus óltimos (lßas, mani-
festÁndole su pesar : S . Gerénimo. Epist. 4 t cid Pammach .,
Oper ., tom . + , col . 34.7. Asß atando fue condenado por el
quinto concilio general , esta censura recayé menos sobre íl
que sobre sus obstinados discßpulos ; quienes se empetáaban
en hacer de sus dudas otros tantos artßculos de fí : su maes-
tro habla fallecido doscientos a†os antes en la paz y contu-
nion de la Iglesia .
Le acriminan el haber mezclado la filosofßa con la teolo-
gßa , y se exageran las funestas consecuencias de este prose-
F-
d er. Esta pretendida falta es eomun Á todos los Padres ele la
Iglesia, y tuvimos cuidado de justificarlos eu el artßculo Fi-
losofßa, y los volveremos Á justificar en los artßculos Padres,
Platonismo .
No con menos estudio se pondera la falta ele haberse cas-
trado Á sß mismo, ya para evitar todo riesgo de impureza, ya
tambien para prevenir toda sospecha desventajosa respecto Á
las mageres Á quienes instrußa . El mismo tuvo la seucill(z de
reprobar su conducta- tom . t 5 in Mat ., nóm . i y siguientes.
Moslreim confiesa que no hay razon para vituperarle con
tanta acrimonia . Esta accion fue prohibida despues por las
leyes eclesiÁsticas .
Los crßticos protestantes acusan tambien su excesiva pro-
pension Á las alegorßas, su severidad respecto Á la castidad
conyugal, Á las austeridades, Á las segundas nupcias y Á la
virginida(l, &c . Víase Alegorßa, Castidad, lllorti ficacion,
Testamento, Bigamia, &&c.
ORI 311 7
Los antiguos enemigos ele este Padre llegaron al extremo
de acusarle (le haber aprobado la tnÁgia ilßcita ; pero Beau-
sobre refuta esta acusacion en su hist . du 11Irtrtich, tom . 2,
lib . 9, cap . 13, pÁ g. 3o t . Sin embargo, fue notoriamente in-
justo en asegurar clue Origenes habla ense†ado la t anstni-
oracion ele las almas : nosotros haremos ver lo contrario eta
el artßculo Transniigracion . La desgracia ele Orßgenes con-
sistié en haber tenido discßpulos entpe :áados en sostener todo
lo que íl habla (helio bueno y malo, y en haberle aplicado
un sentido elite jamas fue el de su maestro . Lo mismo suce-
(lié Á S . Agu tin .
Ultimameute, algunos autores escriben que Origencs ha-
bia sucumbido durante la persecucion (le Decio, y que dié
incienso Á los ßdolos por sustraerse del mal tratamiento con
que le amenazaban, y esta acusacion no dejaron (le creerla ‡
muchos sugetos respetables . Pero no es ercible qne un hom-
bre tan animoso corno era Origcnes contradijese tan vergonzo-
samente las lecciones que íI mismo habla dado Á tantos mÁr-
tires, y que tantos enemigos como trataron ele clesacrcdi-
tarle despees ele su muerte , ninguno se acordase de tan
odiosa acusacion . ˆTan cierto es que una gran reputacion
es regularmente la mayor desgracia para el que la dis-
fruta!
ORIGENISTAS . Se llamaron asß los que se autorizaban
con las obras de Orßgenes para sostener que Jesucri,to no es
hijo ele Dios sino por adopcion, que las alisas existieron
antes de haberse unido Á los cuerpos, que los tormentos de
los condenados no han de ser eternos, y que hasta los mis-
mos demonios se verÁn libres algun dia de los tormentos del
infierno . Algunos monges del Egipto y de la Palestina die-
ron en estos errores, los sostuvieron con terquedad y causa-
ron grandes turbaciones en la Iglesia : esto es lo que les atra-
jo la censura del quinto concilio general, celebrado en Cons-

308 ORI
w ORI
tantinopla en el aéo de 553, en cuya censura fue tambien
envuelto el mismo Orígenes .
Los origcnistas estaban entonces divididos en dos sectas,
de las cuales ninguna seguia todas las opiniones falsas ele
Orígenes . Los que sostenian que Jesucristo era hijo de Dios
solamente por adopcion , defendian tambien que en el dia
de la resurreccion general los Apóstoles serían iguales ß Je-
sucristo : por esta razon se llamaron isocristas. Los que soste-
nian que las almas hablan existido antes de unirse ß los cuer-
pos, fueron llamados protoctistas, cuyo nombre designaba
sus errores . No se sabe por quÁ se dió tambien ß estos álti-
mos el nombre de tetraditas 0 apasionados por el nílmero
cuatro .
No debemos confundir este origenisrno con los errores de
otra secta, cuyos partidarios fueron tambien llamados orige .
nistas á origenionos, por haber tenido por gefe ß un tal
Orígenes, que es un sugeto muy poco conocido . Condenaban
el matrimonio, y sostenían que podia uno entregarse inocen-
temente ß las impurezas mas groseras . S . Epifanio y S . Agus-
tin hablan del origenisrno impuro, y convienen en que el
cÁlebre Orígenes no dió margen ß un error semejante : sus
escritos no respiran mas que amor ß la castidad .
ORIGINAL (pecado) . Se designa con este nombre el pe-
cado con que todos nacemos, y que trae su origen del pecado
de Adan . VÁase Adan.
Lo primero que debe saber un teólogo es la doctrina de la
fÁ católica sobre este punto ; y la esposo con la mayor clari-
dad el concilio de r1 rento en la sesion 5 ." En el canon i de-
clara que Adan por su pecado perdió la santidad y la justi-
cia, e incurrió en la ira de Dios, en la muerte y en la escla-
vitud del demonio . En el eßnon 2, que transmitió ß todos sus
descendientes, no solo la muerte y los trabajos del cuerpo,
sino tambien el pecado que es la muerte del alma . Canon 3,
309
que este pecado, propio y personal ß todos, solo se puede
perdonar por los mÁritos de Jesucristo . Canon 6, que la man-
cha ele este pecado se borra completamente por el bautismo .
De aquí infieren los teólogos que los efectos y la pena del
pecado original son : 1 † La pri~ ‡a cioli (le la gracia santificar-
te y del derecho ß la felicidad eterna, doble ventaja que goza-
ba nuestro primer padre en el estado ele la inocencia . 2 .† El
desarreglo de la concupiscencia ó la inclinacion al mal . 3 .) El
estar sujeto ß los trabajos y ß la muerte : Adan estaba libre
de estas tres llagas antes del pecado . De aquí se infiere la ne-
cesidad absoluta del bautismo para remediarle . VÁase Bautis-
mo. No se estiende ß mas el dogma Católico . Ilolden de resol.
fidei, lib . 2, cap . S .
Muchos fueron los hereges que le combatieron y refuta-
ron ; los cßtaros ó niontanistas hßcia el aéo 256 euseˆiaron
que no habla pecado original, y que el bautismo no era
necesario . Cerca del aéo 412 sostenia Pelagio que cl pecado
de Adan fue puramente personal, y no pasó ß sus deseen-
clientes, y q ue así los niéos nacían exentos de pecado , y en
una perfecta inocencia : que la muerte, ß que todos estamos
sujetos, no es pena ciel pecado, sino condicion natural del
hombre ; y que Adan hubiera muerto aun cuando no hubiese
pecado . Ultimamente, que la naturaleza ciel hombre estß en
nosotros tan sana , tan robusta, y tan capaz (le hacer bien,
como lo estaba en Adan cuando acababa de salir (le las manos
de Dios . En S . Agustin encontró Pelagio un adversario temi-
: fue condenado en rnnclios concilios de Africa , por los
ble
Papas Inocencio 1 y Zósimo, y áltimamente por el concilio
efesino .
En el aéo de 596 un concilio de nestorianos , y en el
de 640 los arminianos, y en 796 los albaneses renovaron el
error ele los pelagianos , y aun en el dia le sostienen los soci-
nianos : Calvino decia que los hijos de 108 fieles bautizados

310 ORI
nacian en un estado ele santidad, y que no se les administra-
ba el bautismo para que les borrase pecado aluno . Le Clerc,
lus imministros, la Place y le Cene negaron expresamente el
pecado original . Al contrario , Flacio, régido luterano, sos-
tenia que- el pecado oriyi,tal es la misma sustancia del lion-
. Mosheiru en sn hist . L'cclcs . del siglo xv .t, secc . 3,
lire
part . 2, S 33 . Claro estí que este dogma no ó)odia menos de
desagradar í los incrßdulos de nuestro siglo, y asé repitieron
contra este artéculo do fß las nids de las objeciones de los lie-
reges antiguos y nmodernos .
Pero esta triste verdad estí bien cl .irarnente espresa en la
S mgrada Escritura . Eu el cap . i,+ de job, V . 14, dice í Dios
este santo varon : "ÁQaißn es capaz ele hirer al h~>mbre puro,
habiendo nacido impuro, hay acaso otro nias clue tá?" El
Salmista en el salmo Se, V . 7 : "Yo lie sido, dies, concebido
en la iniquidad , y tbrtna, .lo en la culpa eu el seno ele mi
madre." S . Pablo en le Epist† ‡ los Born . , cap . 5, v . i 2,
dice : "Asé como por un hombre entrˆ el pecado en el mun-
do, y por el pecado entrˆ la muerte, asé taurbicn pasˆ la
muerte í todos los hombres, eu lo que todos flan pecado
Asé corno la condeuacion es para todos por cl pecado ele uno
solo, asé tamubien la justiiicacia~n y la vida son para todos por
la justicia de uno solo, que es Jesucristo ." Ln la 2 .3 í los
Coririt ., cap. 5, v . 14- Si uno sol() ,ólee, muriˆ por todos,
luego todos murieron, pues Jesucristo muriˆ por todos . Y en
la i .' í los Corint ., cap . m 5, v . 2i . La muerte vino por un
hombre, y por otro viene la resurreccion . asé como todos
inneren en Adan, asé se vivificarín todos en Jesucristo ."
No sabemos corno r'espoudian los pelagianos í los testi-
nionios de Job y del Salmista ; pero al de la Epist . ci los Po-
mcz.it, replicaban que segura el Apˆstol, el pecado y la muerte
entraron eu el inundo por Adan, porque todos los hombres
imnit ;,rvn cl pecado de Alan , y mueren como ßl ; y que eu
ORI 3tY
este sentido cayˆ sobre todos la condenacion por su pegado,
y se verifica clue todos murieron en Adan . Contentario de los
Pelag . sobre fit Epist . í los Rom .
Cualquiera se convencerí de lo absurdo de esta esplica-
eion . r .‰ ÁCˆmo pudo Adan ser in liado por los pecadores
que no le conocieron, y que nunca oyeron b,iblar de su
pecado? ÁEn quß Dudo influir cl pecado ole Adan sobre los
pecados ele semejantes boutbres? 2 ." Eu este sentido se puede
tambien decir que la justicia de Jesucristo influye eu nues-
tra justiticacion solo por el ejemplo, que mm Ši ˆ por nosotros
solo en este sentido, mostríndonos en sé utismo nn modelo
ele una muerte santa y valerosa . De este modo lo entiende
Pelagio en su Comentario sobre Ice Tpist- a los Corimtt ., ca-
pét . óS, v . 22 . Tambien los socinianos esplican la redencion
ele este modo impéo y absurdo . Toda la Iglesia quedˆ escan-
dalizada en el siglo v con semejante doctrina, y no fue dificil
í S . Agustin el combatirla .
Este santo doctor la refutˆ victoriosamente por la Escri-
tura y la tradicion, alegando eu apodo clef dogma eat~'~lieo los
testimonios de los Padres que liabian profesado en los siglos
anteriores en los tßrminos mas perentorios la creencia del
pecado original, la degradacion ele la naturaleza humana
por el lu, isnmo pecado, la necesidad de la redencion y del
bautismo, y todas las consecuencias que trataba de negar
Pelagio . Todas estas verdades estan enlazadas unas con otras,
y no se puede impugnar una sin atentar contra todas las
domas . Insiste singularmente sobre las siguientes palabras
(le S. Pablo : Si tino solo ,nrtriˆ por todos, luego todos mu-
rieron, y por todos muriˆ Jesucristo . Hace ver clue el Apˆs-
tol prueba la universalidad de la muerte espiritual y tem-
poral de todos los hombre , por la universalidad ele la
muerte de Jesucristo y de su redericion por todos, sin es-
ceptuar í ninguno . Vßase Redentor, Salvador .

312 OR 1
Tarnbien opuso é los pelagianos la tradicion general de
todos los pueblos , y el sentimiento unénime de todos los
hombres ele juicio que reflexionan sobre sí mismos, y clue
merecen el nombre de filósofos . En efecto , se vß que to-
dos los hombres nacen con inclinaciones depravadas , y
mucho mas propensos al vicio que é la virtud : su vida
sobre la tierra es un estado miserable de castigos y espia .
clones . Luego es evidente que el hombre no es corno debe-
ria ser, ni corno salió de las manos del Criador. Los filó-
sofos mismos conocieron esta verdad en i gtnítica ; y para
csplicarla, unos imaginaron que las almas habian pecado
antes ele unirse con los cuerpos : los marcionitas , los ma-
niqueos y otros hereges , asombrados con las miserias de
esta vida , infirieron que el hombre- no habia sido obra
del Dios bueno , sino de un Dios rraalßfico .
Fue larga y obstinada la disputa entre los católicos y
los pelagianos . La cuestion sobre el pecado original hizo
que se suscitasen otras muchas sobre la naturaleza y las
fuerzas del libre alvedrio, sobre la necesidad de la gracia,
y sobre la predestinacion , &c . El que quisiere ver la
cadena de toda esta disputa, lea la 7 Discrtacion dcl P . Gar-
nier sobre Mario IIIcrcarlor, 1lppcnd. aragast . p . 281 .
Sería demasiado largo el referir y refutar todas las ob-
jeciones ele los pelabianos : los Padres de la Iglesia lo verÁ-
iicaron con sobrada estension , y nosotros nos reduciremos
é disolver las que renovaron los incrßdulos de nuestros
días .
1 . 1 Dicen que el dogma del pecado original no puede
conciliarse cou la justicia (le Dios, y mucho menos cou su
bondad : no se puede concebir que Dios hubiese querido con-
fiar é nuestros primeros padres la suerte eterna de su poste-
ridad , y mucho menos previendo que violarian la ley, y que
por consiguiente harían infeliz é todo el gßnero humano :
313
OR I
mucho menos se alcanza que Dios pueda castigar con penas
eternas un pecado que no nos fue libre ni volutitario.
Bien se comprende todo esto si atendemos é la constitu-
cion (le la naturaleza humana . Los hijos no pueden por sí solos
cuidar de su suerte, y por eso es natural que su destino dependa
de sus padres . Un padre inhumano puede dejar perecer é sus
hijos , por su mala conducta puede reducirlos é la indigencia,
puede deshonrarlos por un criaren y cubrirlos para siempre
de oprobio : áhabré quien pueda sostener que Dios por su
bondad y su justicia debía constituir ele otro modo la natu-
raleza humana ? Aun es nias fícil ele comprender el plan (le
la Providencia, si se considera que Dios, previendo el pecado
de Adan y sus funestas cousecucucias, resolvió repararle su-
perabundantemente por medio (le la redencion de Jesucris-
to . No se deben nunca separar estos dos dogmas íntimamente
ligados el uno con el otro . Vßase Rcdczzcion .
Nada nos impone la obligacion de creer que Dios castiga
el pecado original con las penas eternas del infierno ; y se
puede pensar que los que mueren con este solo pedido, sola-
mentequedan eseluidc,sde la bienaventuranza sobrenatural y
superabundante que nos mereció Jesucristo. Nunca se probaré
que Dios debió por justicia destinar la naturaleza humana
é un grado ele felicidad tau sublime y perfecta : la misma jus-
ticia ele los hombres puede sin ofensa de ninguna ley privar
é los hijos de un padre delincuente de las ventajas clue por
pura gracia se le hablan concedido .
En cuanto é los trabajos de esta vida, hicimos ver en el
artículo Illal, que es falso que nuestro estado en la tierra sea
absolutamente infeliz, y que Dios por justicia haya debido
concedernos acé abajo tan grado mas alto de felicidad . Vßase
Estado de naturaleza.
2 .* Los pelabianos decían , y hoy lo repiten los incrßdu-
los , que si todos los ni†os nacen objetos de la ira de Dios, y
TOMO VII . 40

314 OR I
si son ya reos antes del Liso (le la razon , es un crimen afren-
toso el tener fijos , y el matriurottio es el mas horroroso aten-
tado, es obra del mismo diablo é del mal principio, como
lo sostenían los maniqueos .
Se les responde que el mismo Dios instituyé y bendijo el
matrimonio, y no se lo prohibié al hombre despees clef pe-
cado ; por consiguiente, el uso del matrimonio es legítimo
ó inocente . Los hijos nacen culpables é delincuentes, no en
virtud de la accion por la que vienen al mundo, sino por la
sentencia pronunciada contra Adan . Un hijo ele legítimo ma-
triiuonio no estß menos manchado con el pecado original,
que un hijoadulterino, y concebido en el crimen . Cuando un
hombre era condenado ß la esclavitud por algun delito, esta
mancha pasaba ß sus hijos , no por la accion ele darlos ß luz,
sino en fuerza del decreto que le habla condenado .
Replican nuestros adversarios, que ß lo menos el bautis-
mo borra el pecado original, y por consiguiente un hijo
bautizado no dcberia estar sujeto ß la concupiscencia, ni ß
los trabajos . Esto sería cierto, si el bautismo al borrar la
mancha del pecado destruyese tamhien todos sus efectos ; pe-
ro cuando nos restituye la gracia santiftcante , y el derecho
ß la bienaventuranza eterna, nos deja la propension al mal
y la necesidad de sufrir y ele morir, porque todos estos traba-
jos hacen la virtud mas meritoria y digna de mayor recom-
pensa .
3 .1, Los incródulos acusaron ß Orígenes y ß S . Clemente
ele Alejandría ele haber negado el pecado original . Si esto
fuese así , sería muy estraÁo que los pela ,, ianos, que con tanto
cuidado buscaban en los Padres lo que podia favorecerlos,
no hubieran citado dos de los mas cólebres . Lo cierto es que
ni uno ni otro pensaron como los pelagianos .
San Clemente de Alejandría, Strom ., fib . 3, cap. 16, dis-
putaba contra Taciano y otros hereges que condenaban el
ORI 315
matrimonio, y sostenian que lo procreation <le los hijos es un
crimen . Cita tin pasage (le Jol), cal, . 14, v. 4 y 5, segun la
version <le los "(,tenta : nadie estß exento ele inmundicia , ni
siquiera un niÁo que vicié tez yola día sobre la tierra ; y aÁa-
de : " Que nos (-ligan, á dénde é en quó pecé un niÁo clue
acaba ele nacer? é ácémo cayé en la malilicion de Adan cl
que no hizo todavía accion alguna? Solo resta en mi concepto
que sostengan que la getteracion es mala , no solo eu orden
al cuerpo, sino tanrbien en orden al alma . Cuando dijo Da-
vid : Yo Jul concebido en la cttlha, y fortztaclo en la iniquidad
en el seno de nai madre, habla ele Eva segun el estilo de los
profetas : esta es la madre (le todos los vivientes ; pero si ól
mismo fue concebido en pecado, no por eso es un pecador,
ni un pecado ." En efecto, los clos testimonios ya citados por
S . Clemente significan una dedos cosas, é que un niÁo estß
manchado con el pecado, porque su procreation es un cri-
men, é que lo es porque desciende de Adan y Eva que fue-
ron pecadores contra Dios . S . Clemente refuta el primer sen-
tido que adoptaron los hereges , y abraza el segundo ; por
consiguiente, profesa la doctrina del pecado original .
Orígenes , su discípulo , habla (le tina manera mas
positiva . Bautizamos, dice, ß los tunos para perdonarles los
pecados . áQuó pecados? áEu quó tiempo los lían cometido?
áQuó razon puede Haber †ara bautizar ß los niÁos , sino el
sentido (le aquellas palabras : Nadie estß exento (le intrtundi-
cia ; ni el que vive tue solo dta sobre la tierra? Porque cl
bautismo borra las manchas del nacimiento, y por eso bau-
tizamos ß los pßrvulos." Cita las palabras de David, y de
ellas saca las mismas consecuencias . Ilotnil . i4, in Luc. :
tract ., 9 in Mat . : Hoinil. 8, in Levit ., &c. En el lib . 4.‡ con-
tra Celso, nˆm . 4o, aÁadieron los editores los testimonios
de S . Justino y de S . Ireneo, reas antiguo que Orígenes y
que S . Clemente de Alejandría . De lo cual puede inferirse el

316 ORI
esceso de temeridad de nuestros créticos incrídulos, quienes
sc atrevieron ó asegurar clue el pecado original no era co-
nocido antes de S . A gustin , y que no se bautizaba ó los pór-
vulos en los dos primeros siglos .
En fin, dicen los incrídulos modernos con los pelagianos
que seréa por parte de Dios una verdadera crueldad el casti-
gar con penas tan terribles una falta tau ligera como el pe-
cado (le nuestros primeros padres .
Sin recurrir ó las razones con que S . A C, ustin hizo ver
la gravedad ciel pecado del primer hombre, nos contenta-
mos con responder clue no pertenece ó los incrídulos ni ó
nosotros decidir si el pecado de Adan fue grave ß leve, digno
ele perdon ß de castigo : que el medio mas sabio ele pesar la
coruaidacl de este pecado es considerar la severidad del castigo,
porque nosotros tenemos muy poco conocimiento del modo
y ele las circunstancias con que fue cometido . El mismo San
Agustiu conCcrsa que no tiene bastantes luces para conciliar
la - -onclenacion ele los niÁos que mueren sin bautismo con la
justicia divina . Sernz . 294 de Bapt .pdrv., nám. 7 .
Si nos preguntan †en quí consiste formalmente la tasan .
cha del pecado original , y cßmo y por dní mecé ices se comu-
nica ó nuestra alma? responderemos con humildad que no
sabemos, porque coino dice S . Agustin en el l ib. d e moribus
cedes ., cap . 22, es tan dificil conocer su naturaleza como
cierta su existencia . Hoc peccuto nihil est ad prcedieandum
non as, nihil ad int(-, lligcndunz secrctius.
Mucho rma5 imi)ortaote nos parece el hacer ver y no
cansarse de repetir que esta plaga ele la naturaleza huinana
fue curada por Jesucristo : que como (lice S . Pablo, "donde
abundß el pecado fue superabundante la gracia, que si todos
los hombres fueron condenados ó muerte por el pecado de
uno solo, se derramß con mucho mayor profusion el clon de
Dios por la gracia de Jesucristo : que asé como por el pecado
ORI 317
de uno solo cayeron todos los hombres en la condenacion,
asi tambieu por la justicia de tino solo reciben todos los
hombres la viola y la jnstilicacion ." Epist . ó los rom ., cap . 5,
v. i S, &c .
Por mas que nos fatiguen los incrídulos con sus objecio .
‡les, nosotros podernos ccˆriinos ó responderles con S . Agus-
tin . "Aunclne yo no pueda refutar todos sus argumentos, veo
no obstante que tenemos (lue atenernos ó lo que nos enseÁa
claramente la Sagrada L critura, esto es, clue nin~gttn hom .
bre puede llegar ó la vida y ó la salud eterna sin asociar-
se con Jesucristo, y que Dios ó nadie puede condenar in-
justamente ui privarle con injusticia oie la vida y ele la
salvacion ." Lib . 3 de pcccat . incritis et remiss ., cap . 4, n. 7 .
Le Clerc, cuyo sociniauismo se deja columbrar al tra-
ves de todos sus disfraces , se declara furiosamente contra
S. Agnstin , no solo en las notas que puso :é las obras de
este Santo Padre, sino ta minen en su hist . ecclesidst ., aÁo
de i8o, ‰ 3e y 33, y en otros lugares . Le acusa ele lra-
ber inventado el dogma del pecado original, y de haber
violentado el sentido de todos los testimonios de la Sagra-
da Escritura y de los antiguos Padres, que citß contra los
pelagianos . Dice que los primeros doctores tuvieron bas-
tante destreza cuando escribian contra los gnßsticos , los
valcntiniauos y los marcionitas , para evitar el ensefiar
un dogma que hubiera hecho completo el triunfo de es-
tos hereges . Sostener, dice , que los malvados se conde-
nan porque no pudieron vencer la corrupcion de la na-
turaleza, y porque no recibieron de Dios los auxilios ne-
cesarios para conse g uirlo ; y q ue al contrario los buenos
se salvan porque Dios los excitß al bien por medio de
una gracia irresis tibl e , que los niÁos inocentes nacen ya
bajo un orden de la Providencia, que les hace inevitable
el pecado y la condenacion ; †no seréa esto lo mismo que

313 ORT
dar é los gnísticos motivo para inferir que un ser ciego
y malófco ihabia criado al hombre?
Pero este crßtico disfraza la doctrina de S . Agustin y de
la Iglesia Catílica, é la manera de Lutero y Calvino . ÁEn
quó obras enseáa S . Agustin las blasfemias que le atribu-
ye? El Santo doctor sostuvo constantemente que é pesar de
la corrupcion de la naturaleza del hombre, conserví su libre
albedrßo, y que aun esté poseyóndole : que Dios no niega é
ningun pecador, aunque estó endurecido, las gracias necesa-
rias para vencer sus pasiones y para salvarse : que la gracia
que concede é los justos no es irresistible, y que muchas ve-
ces la resisten . Ultimamente, este santo doctor no quiso deci-
dir de una manera positiva cuél es la suerte eterna de los ni-
áos clue mueren sin bautismo . Nosotros hemos probado todos
estos hechos cn varios artßculos de este diccionario . Vóase
Bautismo, S 6 : Gracia, S 3 y 4 : Pcdciu ion, Cc.
Tratando de reconvenir é S . Agustin de que suele torcer
cl sentido ele los testimonios que alega , el mismo Le Clerc
usa de todos los artificios ele la sofisterßa, para pervertir el
sentido de los textos mas claros de la Sagrada Escritura y de
los Padres, singularmente de S . Ireneo : Hist. Eccles ., ibid .
No serßa dificil hacerle ver que el dogma del pecado origi-
nal fue doctrina constante de la Iglesia desde el tiempo de
los Apístoles, y que por ningun estilo favorece el impßo sis-
tema ele los gnísticos ; y el mismo S . Agustin responde mas
de una vez é este argumento ele los pelagianos .
El que clttiera saber las opiniones de los judßos y de los
mahometanos sobre este punto de doctrina, que vea la dissert.
ele I). Cal met en la Biblia de Aviáon, tom . t 5, pég . 33 t .
ORNAMENTOS DE LAS IGLESIAS. Vóase Iglesias .
ORNAMENTOS PONTIFICALES Y SACERDOTALES .
Vóase I7estiduras Sagradas.
ORTODOXIA, ORTODOXO . Estas dos palabras se for-
ORT 319
c~;†
maron del griego 2''g,ies, derecho, y opinion í juicio .
Se llama Ortodoxo é un autor que nada enseáa que no sea
conforme con la doctrina ele la Iglesia ; y la ortodoxia es la
conformidad de una opinion con esta regla de fó : es lo con-
trario de la heterodoxia í ele la here<gßa .
Los clue no quieren nids regla de creencia que su pro-
pio juicio, ridiculizan con todas sus fuerzas el zelo por la
ortodoxia . En los mas ele los hombres, dicen, este velo ar-
diente ocupa el lugar de las virtudes, piensan que pue-
den cometer inocentemente todo gónero de crßmenes, y nin-
guno hay que no tengan por lßcito contra los que se lla-
man incródulos í hcreges .
Si esto fuera cierto , no podrßa haber cn el mundo in-
cródulos y teereges ; al momento que se mostrasen podßan
estar seguros ele ser esterrninados, y los que se tornasen
el trabajo de deshacerse de ellos , estarian seguros de gran-
gearse la general aprobacion . La seguridad con duc se lia-
llí atacada la religion en todos tiempos , nos parece sufi-
ciente para demostrar que el velo por la ortodoxia nunca
fue tan violento ui tan esterminador cono quisieron per-
suadir los que se llaman espiritus,utertes . lla y nucbas ra-
zones para dudar si ellos mismos , como llegasen é ver-
se superiores , no serßan nrrs injustos , mas ardientes y
mas crueles que aquellos é quienes atribuyen todos estos
vicios.
Vemos por lo pronto cine ningun heterodoxo fue muy
escrupuloso en la elecelou de los medios para estender su
doctrina , grangearse partidarios, desacreditar y arruinar el
partido de sus adversarios . Por la vehemencia de su estilo,
por el calor de sus declamaciones y por la bajeza ele sus ca-
lumnias , formamos juicio ele que su carécter no es muy
dulce ni atractivo . Finalmente , la licencia de costumbres de
los mas de ellos, nos da motivo para pensar que no tienen

32o OSE
mucho horror é toda especie de crímenes que puedan serles
ótiles, corno puedan cometerlos con esperanza de sustraerse
del castigo .
Siendo indudable que la religion prohibe toda obra ma-
la, cualquiera que sea , solo un celebro desarreglado puede
persuadirse ele que le es permitido cometer un crimen por
el zelo ele la pureza de la fß . Esto supuesto , no nos per-
suadimos de que la heregía , la incredulidad, ni el ateis-
mo puedan ser rnejores preservativos contra el desarreglo
del celebro , que la docilidad de los verdaderos creyentes .
Vßase Zelo de religion .
ÁSCULO . Vßase beso de paz .
OSEAS . El primero de los doce profetas menores, con-
temporéneo de Amás y de Isaías : comenzá é profetizar el
ano de Boo antes de la era cristiana, y continuá profetizan-
do mas ele setenta ados en los reinados ele Ozías, de Joatam,
Acaz y Ezeduías, reyes ele Judé .
Su estilo es vivo y sentencioso : describe con energía la
idolatría y los denlas culmines ele los judíos de los clos reinos
de Judé y de Israel, á ele Samaria ; anuncia el castigo de Dios,
y promete la libertad de ambos pueblos, y clue volverén é
participar ele las bondades del Se†or .
Muchos incrßdulos acusaron a este profeta , y hablaron
contra sus predicciones . Dijeron que liabia nacido entre los
samaritanos, y por consiguiente era cismético ß idálatra, é
no ser que Dios le hubiese preservado milagrosamente . Pero
no es conocido el lugar donde naciá este profeta, y resulta
claramente por su profecía que jamés fue idálatra ni cismé-
tico de Samaria, porque é Samaria la llama Betharen, casa
de iniquidad, le reprende sus infidelidades, y le anuncia de
parte de Dios los mas terribles castigos .
En el concepto de nuestros críticos, cap . i , v . 2 y 3,
manda Dios é Ojeas que tome una prostituta , que tenga hi-
OSE 321
jos de ella, y por consiguiente que viva con ella en el crí-
rnen . Traducen el texto con infidelidad ; y se debe traducir
(le la manera siguiente
: - Toma por esposa una prostituta, á
mas bien una miner idálatra ele Samaria." La vulgata a†a-
de : haceos hijos ; y el hebreo dice simplerrtente ß hijos de
rornicacion, á nacidos de un comercio ilegítimo . Esté clara-
mente probado, i .‡ que la idolatría ele los samaritanos se llanta
fornicacion, no solo en las profecías ele Oscas, sitio tarnbien
en las (le otros profetas : la tierra ele las fornicaciones es un
pais idálatra, por consiguiente una mago y unos hijos ele
Jornicacion significan una samaritana y sus hijos . 2 .‡ Aun
cuando se tratase ele una prostituta , no sería un crimen cl
casarse con ella , sería un medio de sacarla del desárden , y
los hijos que tuviesen no podrian llamarse hijos de la jorni-
cacion, sino con respecto .é la vicia pasada de su madre . Las
obscenidades groseras que con ocasion de esta profecía vo-
mitá el upas cßlebre de nuestros incrßdulos, solo sirven para
probar la funesta corrupcion de sus costumbres .
En el cap. 3 , v . i , manda Dios é Oscas que muestre su
afecto é una ranger adóltera ; pero no le manda casarse con
ella, ni tener con ella comercio carnal , sino que dice todo
lo contrario hablando con esta niuger . "Me aguardarés mu-
cho tiempo sin tener comercio con lioutbre alguno, y te
aguardarß yo mismo, porque los israelitas estarén mucho
tiempo sin reyes, sin geles, y sin sacrificios, etc ., y despues
se volverén al Se†or ." Así que, no se trata en este lugar de
ningun crimen ni indecencia .
En cl cap . 14, v . i, lanza cl profeta contra los samarita-
nos furiosas maldiciones
: "Perezca, dice, Samaria, porque
ha irritado é su Dios : mueran pasados é cuchillo sus habi-
tantes, sus hijos sean hechos pedazos, y ébrase el vientre é
las rnugeres que esten en cinta ." De estas palabras dedujeron
que los profeta judíos eran fanéticos furiosos, que todo lo tc-
TOIYIp VII . 4I

322 OST
nian por lécito con tal que fuese contra los ciSrníticos y he-
reges .
óNo merecen mas bien este tétulo sus calumniadores?
Aqué no es el profeta quien habla , sino Dios que anuncia
lo que quiere que sea , y lo que sucederí . En el cap . 13,
v . 4, dice : yo soy el Seßor tu Dios, etc . Y en el cap . 14,
v. 9 : Yo soy, dice, el que oirÁ í Efraim , y le harÁ crecer
corno un verde pino ." óPudo hablar Oseas de este modo sin
inspiration? En el artéculo imprecation hicimos ver que las
maldiciones due se hallan en las profecéas y en los salmos son
puras predicciones .
OSIANDRIANOS . Secta de luteranos formada por AndrÁs
Osiandro, di~cépnlo, compaßero, y despues rival de Lutero .
Para tener el gusto de dogmatizar en tono de gefe, sostuvo
contra su maestro que no nos justificamos por la imputation
de la justicia ele Jesucristo , sino por la justicia esencial (le
Dios . Para probarlo repetia sin cesar estas palabras de Isaéas :
el seßor es nuestra justicia . Pero cuando dicen estos mismos
profetas que Dios es nuestro brazo, nuestra fuerza y nuestra
salvation , óse (lebe entender que tambien lo es sustancial y
formalmente? Este absurdo, inventado por Osiandro, no dejá
de introducirse en la universidad de Konisberg, y de esten-
derse por toda la Prusia . Este ministro predicante no era tam-
poco muy arreglado en sus costumbres, igualmente que sus
compaßeros . VÁase luteranos.
OSTIARIOS . Vemos en la historia sagrada que los levitas
estaban encargados ele guardar con vigilancia el Tabernículo,
y este oficio llegá í ser de la mayor importancia cuando se
edificá el ternplo de Salomon . Los ostiarios guardaban los
tesoros del templo y los del monarca, y tenian í su cargo
los reparos de este vasto edificio, y por lo mismo su empleo
les ciaba mucha autoridad . Soléan tambien hacer de juece, ,_,,r
los casos pertes ecientes í la policéa del templo , y velar ::on
OST 323
especial cuidado en, no dejar entrar en el templo í ninguno
que tuviese impureza legal : i . † Paralipámen, cap . i6, v. 42;
2 .†Par - alipoincn, cap . 23 , v . 19 .
En la Iglesia cristiana fue preciso tambien establecer ostia-
rios á porteros, luego que los fieles consiguieron tener edifi-
cios consagrados í celebrar la liturgia á el oficio divino, y se
les encargaron casi las mismas funciones que en el templo de
Jerusalcn . Los griegos los llamaban xu,wpoc, y los latinos os-
tiarit, janitorcs, cedi.tui, aunque parece que los primeros no
miraban su estado corno un orden eclesiístico . En sus rituales
no se halla ordenacion particular para los ostiarios . El concilio
in Trullo, que menciona todos los árdenes, no se acuerda
del Ostiariado . Juan obispo de Citre, y Codin citados por
el P. Morio, cuentan los ostiarios entre los ministros con ofi-
cio de la iglesia de Constantinopla, aunque no entre los ár-
dene3 del clero . Coutelier en sus Observaciones sobre cl libro 2 . †
de las Constituciones Apostálicas, dice que el cuidado de las
puertas no era un árden particular, sino un oficio que se con-
fiaba, unas veces í los diíconos y otras í los clÁrigos inferio-
res, y aun soléa confiarse í los legos .
En la Iglesia Latina fue siempre mirado el ostiario como
un clÁrigo de árdenes menores . Se Hace rnenciou ele este or-
den en la carta (le S . Cornelio í Sabino de Antioquéa, que nos
conserva Eusebio, Ilist . Eccles . , lib . 6 , cap . 43 ; en la epés ..
tela 34 de S. Cipriano, en el cuarto concilio de Cartago, aßo
de 398, en el cínon cuarto del primer concilio de Toledo,
y en el Sacramentario de S . Gregorio . Lo mismo dice tam-
bien S . Isidoro de Sevilla , Alcuino, Amalario, Ríbano Mau-
ro, y todos los antiguos liturgistas .
Los ostiarios, dice Mr. Henry, eran necesarios cuando los
cristianos vivian entre los infieles, para impedir que estos
aoistiesen í los santos misterios, profanasen las iglesias, 6 en-
tra3en en ellas í turbar la quietud de los fieles . Tenéan cuida-


324 OST
do de que cada uno conservase su puesto : . el pueblo separado OST 325
falso que la causa de la institution de los érdenes menores
del clero , los hombres separados de las mugeres, y que hu-
fuese la molicie é cl orgullo ele los obispos, ni lo poco que
biese silencio y modestia . Acabada la misa de los catecóme-
apreciaban los oficios menos importantes del servicio divino ;
nos, es decir , despues del sermon del obispo , mandaban que
antes bien fue la necesidad y cl deseo de inspirar í los fieles
saliesen, no solo los catecßimenos y penitentes, sino tambien
el debido' respeto al culto del Seiior .
los judßos y los infieles que no debian oir las instrucciones, y
generalmente todos los que no tenian derecho í asistir í los
santos misterios , y entonces se cerraban las puertas de la
iglesia .
Las funciones de los ostiarios marcadas en el Pontifical
Romano , en la instruction que les dirige el obispo, y en las FIN DE LA LETRA O.
oraciones que la acompaÁan, al tiempo ele ordenarlos, son,
tocar la campanilla, distinguir las horas de la oracion , guar-
dar fielmente la iglesia dia y noche, tener mucho cuidado con
que nada se pierda , abrir y cerrar í ciertas horas la iglesia y
la sacristßa, y abrir el libro al que predica . Cuando les manda
tocar las llaves de la iglesia, les dice : Conducßos como que
habcis de dar cuenta í Dios de las cosas que se guardan
bajo estas llaves . Esta es la forma de su ordenacion, prescrita
por el concilio cuarto de Cartago . Estos ostiarios debian cui-
dar tambien del aseo, limpieza y decoro de las iglesias .
Reuniendo todas estas funciones, se deja ver que los os-
tiarios tenian bastante ocupacion, y por lo mismo se aumenta .
ban é disminußan en proportion al grandor de las iglesias í que
pertenecian ; asß es que en la de Constantinopla se . contaban
hasta ciento . Este orden se daba solo í hombres de una edad
madura, para clue pudiesen cumplir todos sus deberes . Mu-
chos permanecian toda su vida en este estado ; algunos se or-
denaban de acélitos y otros de diíconos . Solia darse este cargo
í los legos, como sucede ahora : Bingham, Orig . Eccles., t. 2 9
lib. 3, cap . 7, S i : Fleury, Instit . au Droit Eccles ., torn . I,
part . i , cap . 6 : Costumb . de los Crist ., S 37.
En el artßculo orden hicimos ver í los protestantes que es

326 PAB
PABLO (S.) Apóstol. Todo el mundo sabe que era'ju-
clßo (le nation, y educado entre los fariseos , muy obstina-
(lo en defender las opiniones de su secta ; y íl mismo con-
fiesa que al principio fue tino de los que con mas ardor
persiguieron el cristianismo . Iba de Jerusalen Á Damasco
muy acompÁiiado para prender y castigar Á todos los cris-
tianos que encontrase . Eu el camino se le apareció Jesucris-
to, le llamó, le puso ciego, y le hizo caer del caballo . Con-
ducido Á Damasco, le instruyeron y le bautizaron, despues
de lo cual recobró la vista, y se hizo Apóstol : tal fue la
causa de su conversion . Hechos Apóstol . cap . 9 : Epßst . Á los
Galut .', cap. r , etc .
Nada omitieron los incrídulos para hacerle sospechoso ; in-
ventaron otros motivos, y negaron el milagro de su conversion :
trataron ele manchar su conducta, disputaron sus milagros,
y trastornaron su doctrina . Tenemos obligacion de hacer al-
gunas reflexiones sobre cada uno de estos puntos .
I. Milord Littelton, cílebre deista inglís, despues de
haber vuelto al cristianismo, escribió ele intento una obra so-
lare esta materia, intitulada la Religion cristiana demostra-
da por la conversion y el apostolado de S . Pablo . Despues
de haber espuesto el modo franco y sencillo con que el m -
nio Apóstol refiere este acontecimiento, hace ver que ru-
blo no pudo engaáarse Á sß mismo, ni Á los lemas, n . ;crz~r
P A B 327
motivo alguno para forjar un embuste semejante ; y si lo
hubiera inventado, sus compaáeros (le viaje hubieran, des-
cuhietto su impostura : estos no podian tener los mismos
motivos, las mismas pasiones , ni el mismo interís que el
Apóstol eu disfrazar la verdad .
No era S . Pablo de un espßritu díbil , y mucho menos
un visionario : sus escritos, sus razonamientos y su conduc-
ta prueban todo lo contrario : sus mismos calumniadores no
se atreven Á negarle instruccion, talento y estudio ; y cual-
quier partido que tomen, tienen que admitir en íl un cam-
bio milagroso ; porque al fin Pablo convertido no es ya Pa-
blo judßo en sus preocupaciones, en sus inclinaciones, en
sus obras, ni en sus sentimientos . Dejamos eu manos ele los
incrídulos la election entre el milagro que refiere el mismo
Apóstol, y el que ellos quieren persuadirnos . Ver Á medio
dia una luz resplandeciente, perder la vista, conversar con
Jesucristo, tener que ir Á Damasco llevado por la mano, re-
cibir allß la instruction y el bautismo, y recobrar la vista,
son circunstancias que no se pueden soáar ni forjar impu-
nemente .
éQuí motivo humano pudo tener para esta invention?
éEl interís? El cristianismo era perseguido ciscar uiiadamen-
te por los judßos : este partido, aun díbil í indefenso, debia
ser destruido segur todas las apariencias : habia teas venta-
jas en ser judßo que en hacerse cristiano , y era mas ar-
riesgado el cambiar ele partido , porque los judßos quisieron
matar Á S. Pablo , y le fue preciso escaparse Á la Arabia .
Hechos Apóst ., cap . 9, v . 23 . Despues de convertido, pone
por testigos ele su desinterís Á los fieles de Corinto, ele Tesa-
lóncia, de Efeso y (le otros paises . éFue la ambition? Querßa,
dicen , dominar Á todos los apóstoles, hacerse gefe de secta,
tener una doctrina , y un partido peculiar suyo . Expresa-
r.~ :::te hace profesion de lo contrario . † Nosotros , dice, so-

328 PAB
mos la escoria del mundo , pero no nos avergonzamos del
Evangelio Si no tenemos que esperar sino en este mundo,
somos los mas infelices ele todos los honnbres ;" Epést . i í los
Corint. cap, 4, v. 13 : cap . 15, v . 19 . óAcaso seréa el odio y
resentimiento contra los judéos? No se queja de ellos, aun-
que le persiguen de muerte, ni trata de mover contra ellos
í los magistrados romanos . Tampoco fue el espéritu de inde-
pendencia, porque nadie encargß mas estrechamente la su-
mision y la obediencia í todas las potestades establecidas por
Dios, y los mismos incrÁdulos se lo acriminan . Pone por tes-
tigos í los mismos fieles de que Ál les diß ejemplo de todas las
virtudes que les predicaba, y que su conducta siempre fue
justa , santa Á irreprensible : i Epést . cé los Tesalon . , cap . 2,
v. 2 : 2 Epést . í los Cou nit
., cap . 7, 8,
Dicen que hizo un complot con los otros apßstoles . En
tal caso no habia necesidad de forjar un milagro . Los apßsto-
les tenéan derecho í reunir colegas ; ya habian nombra-
do í S . \iatias . Bastaba decir que por un estudio profundo
de la Sagrada Escritura S . Pablo habia descubierto que Jesus
era el Meséas , y que por lo mismo se habia juntado con
los Apßstoles para predicar esta verdad ; suponer un falso
milagro era exponerse í ser confundido por los judéos, y des .
preciado por los paganos .
Hay , dicen nuestros adversarios , algunas contradiccio-
nes en la narration que hace S. Pablo de su conversion :
en una paute dice que sus compaáeros (le viage oyeron la
voz que le hablaba ; y en otra dice que no la oyeron . En los
(lechos Apßstol, dice que despees de su conversion volviß
ele Damasco í Jerusalen ; y en la Epést . ci los Galat . dice
que cuando saliß de Damasco fue í la Arabia , y no vino í
Jerusalen basta tres aáos despees . En esta misma pistola
aáade que solo viß í S . Pedro y í Santiago, y en los hechos
Apßstol . se dice que viviß en Jerusalen con los Apßstoles.
PAB 119
Nosotros sostenemos que estas narraciones en nada se con-
tradicen. En los hechos Apßstol . cap . 9, v . 7, se dice que los
clue acompasaban í S . Pablo, se llenaron de asombro al oir
una voz sin ver í nadie ; y en el cap . 22, v . 9, dice Ál mismo :
<,los que estaban conmigo vieron una luz, aunque no oye-
ron la vozz dcl. (lue hablaba conzmrzigo .† Esto no se reduce si-
no í que la palabra oir necesita alguna esplicacion, y se pue-
de entender del modo siguiente : o Vieron una luz, y oyeron
una voz ; pero no entendieron lo que decia la voz, ni quien es el
sugeto que hablaba, porque estaban algo distantes de S. Pablo ."
En el cap . 9, v . 26, despues de haber hablado el historia-
dor ele la pernnanen-ia de S. Pablo en Damasco , y de lo que
allé pasß, hace mencion de sn viage í Jerusalen , pero no
dice que fue allí inmediatamente despues de haber salido ele
Damasco : pasa en silencio su viage í la Arabia, aunque no
le contradice . En la Eilist . í los Calat , cap . i, v. 17, nos
slice S . Pablo que inmediatamente despues de su conversion
no vino de Damasco í Jerusalen, sino que fue í la Arabia,
que volviß í Damasco í los tres aáos, y que'despucs fue í Je- .
vusalen . Suprimi r lo que pasß entre estas dos salirlas de Damas-
co, no es lo mismo que negarlo .
Aáade el Apßstol que no viß en Jerusalen mas que í
S. Pedro y ti Santiago, hermanos del Seáor ; pero en los He-
chos Apßst . cap . 9 , v . 27 , se dice que S . Pablo fue llevado
í presencia de los Apßstoles por S . BernabÁ, y que viviß con
ellos, lo cual debe entenderse de los dos apßstoles que por
entonces estaban en Jerusalen, que eran San Pedro y Santiago.
Il . óConsiguieron mejor desacreditar í S . Pablo? ‡l
quiso , dicen sus acusadores, ser gefe de partido , y divi-
diß el cristianismo en clos sectas : la intention de Jesucristo y
de los Apßstoles no era destruir el judaismo, sino reformarle :
los primeros cristianos juntaron la príctica de las leyes de
MoisÁs con la fÁ de Jesucristo . S . Pablo quiso destruir el ju-
TOMO VII . 42

33o P A B
daismo y abolir las leyes ele Moisés, y lo ha conseguido : sus
partidarios fueron la causa de clue se llamasen Ebionitas y
Nazareos los que aun conservaban el judaismo : estos prime-
ros discípulos de los Apóstoles tenían un Evangelio distinto
de los de S . Pablo , y miraban ß este Apóstol como un após .
tata ó un herege . TeniaÁ ß Jesucristo por un puro hombre,
y S. Pablo fue quien le deificó : de este nodo la religion
cristiana es la religion (le S . Pablo , y no la de Jesucristo .
Los primeros autores de este sueáo de los incrédulos fue-
ron los judíos, los maniqueos, Porfirio y Juliano : Tolando le
abrazó en su obra intitulada Nazarenos y en otras ; y (le él to-
maron nuestros disertadores modernos . En los artículos Ley
ceremonial y Nazareos liemos refutado estos disertadores , y
solo aáadiremos dos ó tres pruebas irrecusables . Eu el Evan-
gelio de S . Juan, cap. 4, v. a r , dice Jesucristo ß la Samarita-
na : Á llega la lora en que no adorarßn al Padre sobre el
monte de Samaria, ni en Jerusalen .† Empero porconfesion de
los mismos judíos su culto pertenecia esencialmente al templo
de Jerusalen . En el Evangelio de S . Jilateo, cap . 15, v . t r,
se dice que el hombre no se mancha, ó no peca por lo que co-
me, y así suprime la diferencia ele los alimentos . En cl cap . 12,
v. 8 , que él es el dueáo del sßbado , y esto nunca se lo
perdonaron los judíos . Al Sacramento de su cuerpo y de su
sangre le llama una nueva alianza ; y por consiguiente la
antigua no debia ya subsistir . Lo que llamaba Reino de los
ciclos no era el reino de la ley de Moisés, sino el reino de
un nuevo culto , y de tina ley nueva .
En el Evangelio ele S . Juan, cap. i, v. 17, se dice clue la
ley fue dada por Moisés, la gracia y la verdad fueron dadas
por Jesucristo . S. Pedro, cuando bautizó ß Cornelio y ß toda
su familia , no le mandó circundarse : en el concilio de Je-
rusalen llama ß la ley de Moisés un yugo que ni nuestros
padres ni nosotros hemos podido llevar , y no quiere
PAB 331
que se imponga este yugo ß los gentiles convertidos : lo mismo
dice tambien Santiago : ellos fueron, y no S. Pablo los que
dictaron la decision . En su a Elßst . cap . 3, v . 15,elogia S . Pe-
dro la sabiduría y los escritos de su carisinzo hernzarzo Pablo .
S. Bernabé en su EpisI., n‡m . 2, dice que Jesucristo inutilizó la
ley de los judíos . S . Clemente, discípulode S . Pedro, y S
. Ignacio,
instruido por S . Juan, enseáan la misma doctrina,
Ad Illagnes .,
n‡m . 3, 9 y r o : act Phi/ad
. n‡m . 6 . ˆDónde estß pues la opo-
sicion (le doctrina entre S. Pablo y los ciernas Apóstoles?
El mismo Apóstol asegura que- comparó su Evangelio , ó
su doctrina con la de los Apóstoles que estaban en Jerusalen,
temiendo Haber trabajado en vano , y clue convinieron corr
él en que predicase ß los gentiles mientras ellos instruian ß
los judíos : Dextras dederunt mihi et 13arnabcr societatis,
Ad Galat . cap . 2, v. 2 y 9 . Lejos de querer formar secta
aparte reprende ß los corintios, porque decían : Á yo soy discí-
pulo de Pablo, yo de Apolo, yo ele Cefas, yo de Jesucristo .
ˆAcaso se dividió Jesucristo? ˆFric Pablo crucificado por vo-
sotros , ó fuisteis bautizados en nombre de Pablo?† &c .
Pero sn conducta, replican , se contradice : despues de
haber predicado contra la ley ele Moisés, despues de Haber
reprendido ß S . Pedro de clue judaizaba, él mismo cae en es-
te defecto por reconciliarse con los judíos : cumple el voto
del N .tzareato, hace que se circuncide ß su discípulo Timo-
teo hijo ele un pagano ; y tan pronto enseíía que de nada sir-
ve la circumcision , como que es ‡til si se cumple con la ley .
Dice que vivió como judío con los judíos con el fin de ga-
narlos para Jesucristo , y tiene ß mal que S . Pedro haga lo
mismo. ˆCómo se concilian estos estremos?
Muy facilmente . S. Pablo no predica contra la ley de
Moisés ; solamente asegura que de nada sirve ci los genti-
les convertidos , que se justificaron por la fé en Jesucristo :
así lo habla decidido el concilio de Jerusalen . Dice que- es

332 P A B
étil í los judóos si observan la ley : Tpist . ß los rom . cap . 2,
v . 25 ; porque les hacóa recordar que eran deudores ele toda
la ley : Epóst . í los Galat . cap . 5, v . 2 y 3 . La ley aun era
étil í los judóos, no para salvarse, sino como policóa esterior
y local . Habiendo nacido judóo , continuÁ en la observancia
de las ceremonias judíicas, singularmente en Jerusalen, por
no escandalizar í sus hermanos . Ilizo que circuncidasen í
Timoteo, para que pudiese predicar í los judóos que no
liohieran querido escuchar í un incircunciso . Pero fuera de
la Judea viviÁ siempre sin escrépulo con los paganos, para
conseguir atraerlos . Esto es lo que queróa ál que hiciese S . Pe-
dro, Á Cetas en Antioquóa, y tenia gazon . Este despees de ha-
ber fraternizado al principio con los gentiles convertidos, se
separaba (le ellos por no disgustar í algunos judóos que lle-
gaban (le Jerusalen, y esto era poner í los gentiles en la pre-
cision (le judaizar, y autorizar í los judóos para que mirasen
como impuros í los paganos convertidos, y contradecir en
cierto nodo la decision del concilio : Epóst . cc los Galat . cap .
2, v. 12 . Aquó no se nota coutradiccion , ni inconstancia, ni
disamulacion, y los judóos no tenian razon en llamar deser-
tor ele la ley í S. Pablo .
Al paso que una multitud de incrádulos sostiene que el
partido de S . Pablo prevaleciÁ á introdujo el cristianismo
nuevo, no falta un deista inglás clue se ernpcria en que su-
cumbiÁ este partido , clue los judaizantes fueron mas valien .
tes , y q ne iutrodu jeron en la Iglesia el espóritu del judais-
mo, la gerarquia, los clones del Espóritu Santo, y las cere-
monias supersticiosas, &c ., cuya opinion singular fue tomada
de los protestantes . Asó se vá quá acuerdo tienen entre só
nuestros adversarios , que tienen la desverg†enza ele acusar
hasta í los mismos ApÁstoles ele que no estan de acuerdo .
Tambicn acusan í S. Pablo de que cuando le reconvie-
nen los judóos se defiende con mentiras . Herido por orden
PAB 333
del sumo sacerdote, no puso la otra megilla , como lo acon-
seja Jesucristo ; insulta al Pontófice llamíndole pared blan-
qucada ; y reprendido por esta falta , se disculpa , diciendo
que no conoce al Pontófice . ‡Podóa dejar de conocerle? Arˆade
que le acusan porque es fariseo y porque predica la resurrec-
cion ele los muertos . Esto era falso ; le acusaban ele predicar
contra la ley ; y no era ya fariseo, sino cristiano .
La justificacion ele S. Pablo es muy sencilla . El consejo
ele Jesucristo de poner la otra mcgilla, no debe entender-
se atete la justicia, Á los magistrados , porque un reo no es
conducido ante los tribunales para sufrir violencia, sino pa-
ra ser condenado Á absuelto . S . Agustin, lib . 22 contr . Faus-
turn, cap . 79 . Desde su conversion, Á en mas de veinte alios,
el ApÁstol no habóa hecho mas que clos viages í Jerusalen,
y habla estado ambas veces poco tiempo en aquella ciudad .
En este intervalo se mudaron siete é ocho sumo sacerdotes
segun Josefo, eran destituidos í discrecion de los romanos,
y no llevaban Fiera del ternplo ninguna seiral de sn dignidad,
por cuya razor pudo facilrneute S . Pablo no conocer al sucio
sacerdote .
Para percibir el sentido de su apologóa es preciso recor-
dar la que hizo delante ele Felix y delante de Festo . ‰Yo
nacó, dice, judo de la secta de los fariseos, en la cual lie
creódo siempre la vida futura y la resurreccion de los muer-
tos . Creo clue resucitÁ Jesucristo, porque se me apareciÁ, y
hablÁ conmigo en el camino de Damasco . Creo que es el Me-
sóas, porque los profetas anunciaron que el Mesóas sufriróa la
muerte y resucitaróa ; y lo predico asó , porq tic estoy con-
vencido de la verdad del hecho . Por lo demas, en nada he
ofendido í mi nacidn, ni creo haber hecho nada contra la
ley de Moisás :" hechos ApÁstol . Cap . 24 y 2E . Esta apolo-
góa no es equóvoca, ni fuera del caso . San Pablo la b ::bia
principiado del mismo modo ante el consejo de los judóos,

334 PAB
y hacéa pr lesion de fí antes de hablar de su conducta . Pe-
ro apenas dijo clue era fariseo , y que se trataba (le juzgarle
sobre la resurrection de los muertos, cuando se introdujo la
disension entre los jueces, poniíndose en tumulto la asanó
blea, sin que le oyesen otra palabra . Esto no fue por su cul-
pa , y los que le juzgan en el dia imitan en un todo ß los
j udéos .
Le atribuyen un carßcter orgulloso y altivo, exaltado y
turbulento . Se precia, dicen, de sus trabajos , de sus frutos,
de la preeminencia ele su apcstolado, no puede sufrir que le
contradigan, y entrega ß Satanas ß los que le resisten . Ame-
naza declarando que no liarß" ninguu favor ß los que pecaron,
iii ß los dunas . Habla continuamente del derecho que tiene
ß vivir del Evangelio, y ß exigir de los fieles lo necesario pa-
ra su subsistencia, &c . No hizo mas clue incomodar ß los ju-
déos, causÁ tuniultos en muchos pueblos, y se grangeÁ malos
tratamientos por su imprudencia .
No se nos olvide que los incrídulos se atrevieron ß pro-
rumpir en las mismas acusaciones contra Jesucristro, y no nos
sorprenclerc,r:os de que las hagan contra su ApÁstol ; pero tra-
teinos de dar solucion ß estos argumentos .
Contradecido S . Pablo por falsos ApÁstoles que querian
destruir su doctrina, y deprimian su apostolado, estaba en
la necesidad de probar la autenticidad de su rnision, y solo
alegaba en su favor unos hechos, que podéan asegurar congo
testigos el Asia Menor, la Grecia , y la Macedonia . áNo soy
yo, dice , quien hizo todo esto, sitio la gracia de Dios, que
estß en mé ;" r Epist . ß los Corint . cap . 15, V . 10 . á Yo, soy,
dice, el éntimo de los ApÁstoles, indigno de llevar este nom-
bre, porque persegué ß la Iglesia de Dios ." ibid, v . 9 . Cuan .
do se dí ß sé mismo la preferencia sobre los grandes ApÁsto-
les Á sobre los ApÁstoles por excelencia , entiende ele los falsos
ApÁstoles, como lo dice espresamente en la 2 . Epést . ci los
PA† 335
Corint . cap. i 1, v. 13 . Si cita sus trabajos, tambien hace men-
cion de sus tentaciones y de sus debilidades ., Ibid. cap . i i y
12 . Por consiguiente, no lo dice por orgul lo .
Entregir ß un pecador ß Satanas es lo mismo que escluirle
de la sociedad de los fieles, y S . Pctblo declara que lo hoce por-
que mulera en ellos la carne y se salve su alma ., r Epi.st . ß
los Cor"' t. ca p. i2, v . 21 ; EpéstF r a Timotco, cap . i , v . 20 .
Teme hallar entre los corintios disputas y sediciones, y hom-
bres que no hubiesen hecho penitencia ele sus imipurezas .
Declara que no liarß favor ß unos ni ß otros , es decir, ni ß
los sediciosos, ni ß los impenitentes ; pero esto no significa
que no quiere hacer favor ß los culpables ni ß los inocentes ;
Epést . 2 cé los Corint., cap . 1 2 , v. 21 : cap . t 3 , v . 2 .
Si sostiene que un ministro del Evangelio debe recibir
ele los fieles por lo menos el alimento y lo necesario para su
subsistencia, tambien declara que íl nunca se aprovechÁ de
este derecho, que trabajÁ con sus manos por no servir ß na-
die de carga : y aun acusa ß los de Corinto su facilidad en
dejarse despojar y dirigir por falsos ApÁstoles ., Ibid .
En un pueblo ligero, curioso, disputador y petulan-
te, como el (le los griegos, era imposible c ,~ t, .blecer sin rui-
do una nueva doctrina : este carßcter habla trastornado a los fi-
lÁsofos y ß sus discépulos ; y bajo la clireccion y luz del Evan-
gelio nacieron tanlbien de este mismo carßcter las heregias,
aunque no por falta de los ApÁstoles . Solo estaba reservado para
los fi lÁsofos incrídulos turbar el reposo de la Europa entera .
III . Por el nodo con que tratan de desacreditar ß S . Pa-
blo, se ví cÁmo intentan desfigurar sus escritos . Ya confesaba
S . Pedro que en las cartas de S . Pablo hay cosas diféciles de
comprender ; y se quejaba de que los hombres ignorantes y
ligeros abusaban (le ellas como de los demis libros de la Sa-
grada Escritura, Epé.st . 2 . de S. Pedro, cap. 3, v . 16 . En el
dia tambien sucede lo mismo : los mas de los que las censu-

336 P A B
ran nunca las leyeron , ni son capaces de entenderlas . Su
estilo es un compuesto de hebraisinos y helenismos, que
penetraban muy bien aquellos é quienes las dirigia . La pro-
fundidad de las cuestiones que trata exijo lectores muy ins-
truidos , que no esten preocupados por ningun sistema, y es
menester confesar que hay pocos . La multitud de comenta-
rios é que dieron lugar estas epístolas solo prueba que hay
muchos que tienen prurito de escribir, aunque no hagan teas
que repetir lo que otros dijeron .
Si tuvióramos que esplicar todos los pasages de que abu-
saron los incródulos, los hereges , y algunos teßlogos siste-
méticos, seria bastante materia para llenar un libro volumi-
noso. Solo pues nos limitaremos é los que se nos oponen con
mas frecuencia, dejando la esplicacion ele otros muchos para
otros artículos (le este Diccionario .
Object . S . Pablo dice que hay en ól un hombre eÁpiritual
y un hombre carnal, un hombre justo y un hombre de peca-
do : .Epist . ci los Romn ., cap . 7 . Dice tambien en la L'píst . cí
las Galat . cap . 2, que se libertß de la ley del pecado, y
que vive en el Jesucristo . Tan pronto dice que el hombre se
justifica por las obras, como que se justifica por la fó sin las
obras : asegura clue Dios quiere salvar é todos los horrmbres, y
al mismo tiempo afirma que los que no fueron elegidos fue-
ron cegados , que Dios usa de misericordia con quien quiere,
y endurece al que le acomoda . Dodwel y otro sostienen que
este Apßstol adantia el fatum de los fariseos y ele los esenios
con el nombre de predestinacion .
Mesh . Es verdad que si nos ligamos é la corteza de la le-
tra , sin atender al verdadero sentido , no seré dificil inferir
que se contradice la doctrina ele S . Pablo . Pero ádeberómos
hacerlo así , si tratarnos sinceramente de averiguar la verdad?
El ense†a que por naturaleza, por origen, y en calidad (le hi-
jo de Adan , es hombre de pecado, sujeto é la ley ciel peca .
PAB 337
(lo y al yugo de una concupiscencia imperiosa, que le arras-
tra al pecado ; pero que por la gracia ele Jesricri- ; to se libertß lela
dura ley del pecado ; que Jesucrito vive en ól, que lo mismo
sucede é todos los que hau sido bautizados y regenerados en
Jesucristo, y que ya no viven segurr la carne &c .: Epíst . é
los Ronz ., cap . 7, v . 24 y 25 : cap . 8, v. I y 2 . En esta doc-
trina no se ve contradicciort alguna .
En el cap . 2, v . I3, dice que no precisamente son justos
delante (le Dios los que oyen y escuchan la ley, sino los que
la observan ; y se trata (le la ley moral, porque el Apßstol
habla (le los gentiles, que naturalmente la conocen, y tienen
sus preceptos grabados en sus corazones . Al contrario, en el
cap . 3, v . 28, dice : a Nosotros pensamos que el hombre se
justifica por la fó sin las obras de la ley ." Aquí habla de la
ley ceremonial de los judíos, porque habla ele la justificacion
ele Abraham, que fue inucho antes de la ley ceremonial, ß
antes de su publicacion . El empe‡io (le los protestantes en
fundar sobre este pasaje su pretendida Icy justificante, les ha-
ce poco honor . Es evidente que S . Pablo por la f ó de Abraham,
no solo entiende la creencia de este patriarca, sino tambieu su.
confianza en las divinas promesas, y su fidelidad eu cumplir
con lo mandado por Dios, y esta lleva consigo por necesidad
la obediencia é la ley moral, y por consiguiˆnte las obras .Na-1a
mas justo ni mas digno de seguirse que esta doctrina .
En la primera I'píst . cí Tinzot ., cap . 2, v . 4 , no solo di-
ce S. Pablo : ‰ Dios quiera que todos los liotubres se salven :"
sino que tamhien prueba esta verdad , porque Jesucristo se
entregß por la redencion de todos, y por eso quiere que se
ore por todos sin escepcion . áEl misterio de la predestinacion
es contrario é esta verdad? No por cierto . Aunque Dios
quiera salvar é todos los hombres, con todo no concede é
todos la misma medida ele gracias : é unos los llama al cono-
cimiento de Jesucristo y de su Evangelio, y deja é otros en
TOMO VII . 43

338 PAB
la ignorancia y en el error : en este sentido hace misericordia
con unos, y endurece é otros, es decir, los deja endurecer-
se é sí inisnios ; F, p ist . cc los Rom ., cap . 9, v. 18 . Vóase En .
durecitniento . Cuando el Apßstol aÁade que algunos judíos
fueron elegidos, y que otros fueron cegados, cap . 1I, v . 7,
entiende que se cegaron é sí mismos , porque dice en cl
v. 23, que si no perseveran en la incredulidad, volverén
de nuevo al érbol ß tronco de donde salieron ; y aÁade en el
v. 32, que Dios dejß al principio é los gentiles y é los ju-
díos en la incredulidad , para tener piedad de todos ; por
consiguiente Dios no quiere cegarlos, ni endurecerlos, ni
reprobarlos . Vóase Predestinacion , Salvacion . Hablamos
de cada una de las Epístolas de S. Pablo en su título par-
ticular.
IV . Los milagros (le este Apßstol fueron demasiado pábli-
cos, demasiado evidentes y multiplicados, para que se les
pueda arg†ir ele ilusiones, ß de impostura . No los hizo en fa-
vor (le gentes prevenidas, ni eu presencia de testigos dispues-
tos é dej .irse alucinar y seducir ; estos eran judíos ß paganos é
quienes era preciso tratar de convertir : ni tampoco estaba ba-
jo la proteccion de un partido poderoso y decidido é favore-
cer el fraude y la impostura : dos circunstancias que son
siempre necesarias para acreditar falsos milagros . Un mégico
que ciega repentinamente é presencia de un procßnsul roma-
no, que se convierte : un joven que cae de lo alto de tina
casa resucitado en Troade : un cojo ele nacimiento curado en
Listres é vista de un inmenso pueblo, que tiene é S. Pablo
por un Dios : un sin námero de presos, cuyas cadenas son he-
chas pedazos en Filipos, sin que ninguno tuviese énimo ele
escaparse : enfermos curados eu Efeso por solo tocar su vesti-
do : no queda herido por la mordedura de una víbora, y cura
todos los enfermos que se lc presentan en la Isla de Malta, &c .
Eu todos estos casos no hubo preparativos , ni confabulacion
PAB 339
con nadie, y la fuerza ele la imaginacion no es capaz de pro-
ducir semejantes efectos .
‡Quó arguyen los incródulos contra estos hechos? Nada
de positivo, sino una simple presuncion . Si estos milagros,
dicen, hubiesen sido verdaderos , S. Pablo solo hubiera con-
vertido é todo cl universo ; sin embargo no vemos que los
judíos los creyesen, ni que se conmoviesen mucho con ellos
los paganos . Estos pretertclidos milagros solo sirvieron para
excitar tumultos y sediciones , para que arrestasen , azotasen,
ß expeliesen al taumaturgo .
Esta presuncion podria causarnos algnn efecto, si no la
desluciesen los mismos incródulos : declaran los mas que aun-
que viesen milagros ato los creerian, porque estar utas seguros
de su juicio que de sus ojos . Si entre los judíos y paganos
hubiese muchos tan tercos y obstinados como ellos , no seria
r
estrago que los milagros no fuesen bastante para convertir-
los, ni abrirles los ojos .
Una cosa es creer la realidad de un milagro, y otra re-
nunciar los errores , las précticas, y los hébitos en que uno
fue imbuido desde la infancia . Los teas ele los judíos creían
que un falso pofeta podia hacer milagros, y los pi -anos
c ercian
que los hacian los Mégicos : unos y otros atribuyeron é la
magia los que hicieron Jesucristo y los Apßstoles ; y con esta
falsa creencia claro esté que no bastaban los milagros para
convertirlos . Vóase Milagro.
Pero es falso que los que hizo S. Pablo no produjeron
una infinidad de conversiones . El mismo autor de los Hechos
Apostßlicos, que es el que los refiere, nos instruye tambien
de los efectos que produjeron, y las iglesias numerosas, é las
cuales dirige S. Pablo sus Epístolas, son una prueba demos-
trativa de esta verdad .
En la vida de S. Pablo hay circunstancias en que los crí-
ticos fundaron conjeturas de toda especie . En los Hechas

34o PAC
Apostélicos, cap, 17 , v . 23, se dice que S. Pablo pasando
po r la ciudad de Atenas vié un altar con la siguiente inscrip-
cion ; Al Dios desconocido, y que de ella tolué ocasiou pat-a
predicar í los atenienses el verdadero Dios . S. Gerénimo en
su comentario sobre la Epist . ci Tito, cap . r, y otros, cre-
yeron que la inscripcion decia : ci los Dioses estrangeros
y . desconocidos, y que habia sido una estratagema del Apéstol
el haber cambiado su sentido, para tomar ocasion de anun-
ciarles el verdadero Dios . Sin entrar en tau inótiles discu-
siones, nos contentaremos cou observar . i .<' Que pudo muy
bien un ateniense dedicar un altar y una inscripcion al Dios
ónico y supremo que sostenian los filésofos que era un ser
incomprensible, y por consiguiente desconocido ; y que por
lo mismo en este caso nada habria variado S. Pablo, y mu-
cho menos ungido ni falsificado
. 9, ." Que aunque la inscrip-
cion .hubiera sido como pretenden , el discurso de S . Pablo
serßa siempre rnuy justo, diciendo í los atenienses : ÁPues voso-
tros sois supersticiosos hasta el estretno de adorar unos Dio-
ses que no conocels, quiero claros í conocer el Dios ónico
verdadero, que basta ahora os fue de*conocido ."
El Apéstol dice í Timoteo, Ppßst . 2, cap. 4, v . 17, me
libré Dios de la voracidad del Icon . Ayunos intárpretes
piensan que S. Pablo fue realmente condenado í las fieras,
y que se libré milagrosamente ; pero los teas creen que por
la veracidad ciel Icon, solo entendié el Apéstol la persecu-
eion de Neron , que le sentencié í morir en cl a†o siguiente .
PABLO (S.) PRIMER I RMITANO, ORDEN DE MO-
NACALES QUE INSTITUY‡ . Váase Ermita†os.
PACIANO (S .) Obispo de Barcelona, que murié a fines del
siglo iv, y es uno de los Padres (le la Iglesia . Dejé algunas
obras cl ne andan en la Biblioteca de los Padres, y en la co-
leccion ele concilios de Esparˆa . La principal es una refutation
de los clonatistas y de los novacianos .
P A C. 341
PACTAR TOS . Váase Tregua de Dios.
PACIENCIA . En la Sagrada Escritora esta palabra significa,
la tranquilidad con clue Dios deja í los hombres pcrseyerar eu
el crimen , sin castigarlos , solo con el fin de darles tiempo para
q ue hagan penitencia y vuelvan í entrar ensß mismos : Exd . cap .
34, v . 6, sal . 7, v . r 2, &c . Si se aplica í los hombres, se torna
por la constancia en los trabajos y penalidades ; Ev . de S . Luc .
cap . Á21, v. r 9 : é por la perseverancia en las buenas obras ; cal'. i33,
y. ‰5 : Pp . ci los Bonn ., cap. 3, v. 7 : o por una conducta re-
gular que jamís se desmiente ; Proverb ., cap . 19, v . r r, &c.
No ha y tina virtud que hubiese recomendado Jesucristo
con mas encarecunieuto í sus discßpulos . Esta es una de las
primeras lecciones que les (lié, y ál mismo presentaba en
sß un perfecto modelo de paciencia ; S. Mat ., cap . 5, v . le)
S. Pablo repite sin cesar la misma leccion ; y todos los Apés-.
toles hicieron lo mismo, sufriendo las persecucioncs y la
muerte por el Evangelio . Tatnbicn acusan í los Padres de la
iglesia de haberla llevado hasta el esceso, prohibiendo í los
cristianos hasta la justa defensa de sß mismos ; y los incrádulos
hacen la misma reconvention a Jesueristo,aun que tambicu con
la misma falta (le fundamento . Váase Dcfcnsa de si, mismo .
Nuestros antiguas apologistas S . Justino , Orßgenes, Moli Š
ton, Tertuliano y otros, aseguran quel os primeros cristianos
se dejaban insultar, maltratar, despojar, y conducir al su-
plicio, como corderos í la matanza ; y que í pesar de su nó-
mero jamas pensaron en clefenderse, ni en volver real por
mal í sus perseguidores . Sus enemigos lo confiesan , y los
acusan ele frenáticos por cl martirio, esta es la frase que
acostumbraban í tasar . Celso, Juliano y Porlirio, no acusan
í los cristianos de conjuraciones, de sediciones, (le violen-
.
cias , ni de atentados contra cl orden póblico (le la sociedad
Cuando Celso llama su sociedad una sedic :on, quiere decir
pen-
uní sepa .raeiou é excision de los paganos en el nodo de

342 PAC
sar y de obrar, pero que no causaba turbaciones , ni mos . PAC
trab .i designio alguno capaz de alarmar al gobierno .
Mr. Fleuri en su cuadro de las costumbres de Ics cristia-
nos, ném . 33, esplica los odiosos motivos que impelian í
los paganos í perseguir í los sectarios del cristianismo . Prue-
ba con el testimonio de autores contemporíneos el cuidado
con que los cristianos evitaban todo lo que pudiese irritar í
sus enemigos, y aumentar su odio . Este porte no fue irritado
par ninguna de las sectas heróticas , que desde el principio
ele la iglesia fueron apa reeiendo , y mucho menos entre los
protestantes, que entre sus predecesores .
Pero los iucró_lulos modernos, amas injustos y mas temera-
riosque los antiguos, dicen que la paciencia (le los cristianos
durß poco tiempo, clue luego que se vieron con algun poder por
la conversion de los enmperadores pagaron í los gentiles con
usura las violencias que babian sufrido, ÁArrojaron, dicen, en
el Orontes í la ti) uger ele Max itmmino , degollaron í todos sus
parientes, as( , sinaron en el Egipto y en la Palestina í todos los
A7 igistrados clue se hablan declarado nias abiertamente contra
el eristiaui~mo. La viuda y la hija de Diocleciano estaban
ocultas en Tesalßnica , y habiendo sido descubiertas, fueron
Hechas pedazos y arrojadas al rear ; de este modo se ensan-
grentaron las manos ele los discápulos del Evangelio, luego que
se vieron con libertad ele verificarlo ."
Los que inventaron esta calumnia esperaban sin duela que
nadie se tornarla el trabajo ele averiguarla y avergonzarlos por
su malignidad . Lo cierto es que todas estas barbaridades fue-
ron cometidas por Licinio, el mas inortal enemigo ele los crise
ti.lnos ; las cometiß en el Oriente, donde Constantino no
tenia ninguna autoridad , y sucedieron en el a†o ele 3 13, lue-
go que consiguiß Licinio la victoria sobre Maxiruino : enton-
ces solo habla un edicto ele tolerancia en favor del cristia-
nismo, con prohibicion expresa (le que los cristianos turba-
343
sen el orden establecido. Constantino no fue énico d "ello cl el
Imperio hasta el a†o de 3,.4 . Lactanc . de mort . persecut .,
ném. 34.. Euscb . Hist Ecles ., lib . 8 , cap . 17. ‡En quó senti-
rlo puede decirse que los cristianos estaban en libertad de
obrar?
El mismo escritor que hace mencion de los actos de cruel-
dad que acabarnos (le citar, es el autor del tratado de la muer-
te de los perseguidores, y los atribuye espresamente í Lici-
nio ; semejantes atrocidades no podáan venir de otra piano .
‡Quó motivo pudieran tener los cristianos para enfurecerse
contra Prisca, viuda de Diocleciano, y contra su hija Vale-
ria? Muchos autores eclesiísticos piensan que estas dos prin-
cesas fueron cristianas, y por lo menos no se puede dudar que
fueron favorecedoras del cristianismo . El mismo historiador,
que pernos citado , dice clue Licinio estaba irritaio contra
ellas porque no habia podido conseguir casarse con Valeria,
viuda de Maximiano Galeno : a†ade que la castidad y el de-
coro de estas princesas, junto con su elevado nacimiento, fue
la énica causa ele su ruina . De inort . persecutor ., ném . Si .
Vóanse las notas . ‡Quó motivo podáan tener los cristianos
para usar de venganza con la viuda y parientes ele Maximi-
no, que Rabia mandado con sus colegas por rescriptos parti-
culares la tolerancia del cristianismo? Euscb., lib. 9, cap .
=y9.
Pero Licinio, enemigo implacable de Maximino, abusß
ele su victoria : mandß arrojar en el Oronte í la muger de es-
te Emperador, degollar í sus hijos, y asesinar í los magis-
trados ele su partido, hizo que matasen al Cesar Valerio ß
Valente, í quien ól mismo habla nombrado, y al joven Can ˆ
clidiano, hijo de Maximiano Galero . Despues ele haber publi-
cado en union con sus colegas un edicto en favor de los cris-
tianos, renovß la persecucion contra ellos, luego que se in-
dispuso con Constantino . Nada tiene de estra†o que un

344 PAG
méustruo semejante no pudiese sufrir ningun igual : Juliano
le llama un tirano aborrecido de los Dioses y de los honabreg .
En el imperio de Juliano en el ab ele 361 , multiplica-
dos los cristianos í beneficio de cincuenta anos ele paz, p e-
dieron hacer temblar al Emperador y í todo su imperio ; mas
no se rebelaron , y fueron tan sumisos y obedientes como en
tiempo ele Dioclecóano . El mismo Juliano, escribiendo contra
ellos, no los acusa ele rebeldes : solo les echa en cara el lia-
herse devorado unos í otros durante las turbaciones del arria-
nisnio . Pero esta acusacion la merecen solamente los arrianos,
quienes se habian llenado ele soberbia y ferocidad por la pro-
teccion qac les dispensaba el Emperador Constancio, y hablan
principiado í ejercer contra los catélicos todo gßnero ele vio-
lencias . En vano buscaremos en la historia una sola ocasion en
que los cristianos se hubiesen ensangrentado contra sus per-
seguidores.
En el dia necesitan paciencia para sufrir la calumnia, las
invectivas, los sarcasmos, y la malignidad de los incrßdu-
los . El cristianismo nunca fue atacado en las obras (le estos
Áltimas con tanto furor , corno en nuestros divas . Esta borras-
ca pasarí como las anteriores, y bien pronto quedarí solo de
ella un dßbil recuerdo y un fon ;lo de gnacioia contra la
memoria de los que la excitaron . Ateiagímones í la leccion
de nu^stro divino maestro : a si í rrii ine persiguieron, tam-
bien os perseguirín í vosotros . Sereis odiosos í todos por
causa de mi nombre ; pero no perecerí un solo cabello de
vuestra cabeza ; y poseerßis vuestras almas en paz con la pa-
ciencia ." Evang . de S . Juan, cap . 15, v . 20 : Evang . de S. Luc .
cap . a t, v . 17 .
PACá1'ICOS, PACIFICADORES . Se llamaron asó i ." en
el siglo vi los que seguóan el Iienióticon del Emperador Zenon,
y que con el pretcsto ele reconciliar í los catélicos con los euti-
quianos se separaban ele las decisiones del concilio de Calcedo-
PAC 345
nia : como si se pudiese alterar la fß de la Iglesia por con-
temporizar con los teereges . Vßase hencticon .
2 .† Los que en el siglo xii formaron entre só una aso-
ciacion religiosa y militar para limpiar nuestras provincias
meridionales de una multitud ele bandidos que con el nom-
bre de brabarzwones y cotcrales ejurcian en ellas violencias
inauditas, saqueaban lo profano y lo sagrado, y talaban los
pueblos í fuego y sangre. Estos eran un resto (le tropas in-
glesas, í quienes los hijos del rey ele Inlaterra hablan aces-
z7
al pillage . Esta asociacion se formé hícia el a‡o
de i 183 en Puy, en Velai, y los historiadores de aquel tiem-
po les atribuyen prodigios de valor ; hist, de l'E~lise Gallic .
topa . lo, lib . 28, a‡o de i t83 .
3 .† En el siglo svi se dié tambien este nombre í ciertos
anabaptistas que recorróan los pueblos, diciendo cine anun-
ciaban la paz, y con este artificio seducian í los pueblos .
Los hereges regularmente no quieren la paz sino con la con-
dition de que se siga su doctrina, 'y se adopten todas sus
ideas .
4 .0 Tambien se pudo dar este nombre í los teélogos sin-
cretistas é conciliadores que buscaron un medio para poner
de acuerdo í los catélicos con los protestantes, y í todas las
sectas entre si, aunque ningun fruto consiguieron . Vßase sin-
cretistas .
PACTO. Convenio esprcso é tícito con el demonio con
la esperanza ele conseguir por su influencia cosas que esceden
las fuerzas ele la naturaleza . Puede ser espreso y formal, é tí-
cito y equivalente . Se tiene por espreso y formal, primero
cuando se invoca espresamente al demonio y se le pide su
ausilio, ya viendo realmente í este espóritu de tinieblas, é
ya creyendo que se le ve . Segundo, cuando se le invoca
por el ministerio de los que creemos que estan en relation
con ßl . Tercero, cuando se hace alguna cosa y se espera de CI
TOMO VII . 44

34,6 PAC
seré solo técito í equivalente cuando se
su efecto. El pacto
]lace una cosa, y se espresa de ella un efecto clue no puede
producir natural ni sobrenaturalmente, y por la operacion
de Dios : porque entonces no se puede esperar este efecto,
sino por intervention del demonio . Los que pretenden, por
ejemplo, curar las enfermedades con palabras, deben cono-
cer que las palabras no tienen naturalmente esta virtud .
Dios no las concedií esta eficacia ; por consiguiente, si pro-
ducen este efecto, no pueden verificarlo sino por el influjo
de los espóritus infernales .
De este principio infieren los teílogos que no Polo toda
especie ele magia, sino tatribien toda especie de mupersticion,
encierra un pacto por lo menos técito í equivalente con el
demonio : porque ninguna prcrc ßt ica supersticiosa huele pro-
ducir nitigun efecto, si en ella no se mezcla el influjo de es-
te espóritu malilgno . Tal es el parecer clÁ san Agustin, de
santo Tourés, y ele todos los q ue trataron esta materia .
No hay necesidad de que probemos que todo pacto con
el espóritu inaptiro es un crimen abominable : porque invo-
carle espresa í técitamente es darle culto, y por consiguiera .
te es un acto ele idolatróa : aguardar ele Ál tina cosa que se
sabe que Dios no quiere conceder, es cn cierta manera
ponerle en lugar ele Dios, y tener en Ál utas confianza
gtze en el Criador . La ley divina lo prohibe eshresamente .
J e sucristo ahuyentí al espóritu tentador, repitiÁndole las
siguientes palabras de la ley : "adorarés al Seáor tu Dios,
† y le servirés é Ál solo :" San Mateo cap . 4, v . io . IJI
vino al mundo para destruir las obras del demonio : Epist . j .'
ele san Tiran , cap . 3, v . 8 . La Iglesia en todos ticm-
laos condení todas las précticas supersticiosas í mégi-
cas, y eseomulgí é los que las usaban . Este es un resto
del paganismo, tanto oras clifcil (le desarraigar, cuanto
,la curiosidad, el ciego interÁs, el deseo de libertarse re-
PAC
3 47
pentinamente de alpin mal í de conseguir alpin bien, son
unas pasiones casi incurables . Lo ‡nico que puede disminuir
basta cierto punto la malicia de las supersticiones es la igno-
rancia, í toas bien la estupidez de los que las practican
Thiers, TraitÁ des supcr~t . tour, i, fib . r, cap. 1 y t o.
Nuestros filísofos, muy satisfechos de sus propias luces,
dicen que todo pacto y tudo comercio cou el deinonio es
puramente imaginario ; clue si algunos insensatos creyeron
que realmente trataban con Ál, no pudo ser ruas que un
sueno ; due todos los que se preciaron de hacer prodigios
por su influencia fueron unos impostores, y que son ver-
daderos imbÁciles los que les clan crÁdito . Dicen clue las
leyes ele la Iglesia y las decisiones (le los teílogos sobre esta
materia solo pueden servir para entretener la credulidad y
los errores populares .
1 . ˆ Aun cuando fuera cierto que todo lo que se creyí
y se publicí en todos los sitios respecto é las operaciones
del demonio son puras fébulas, los insensatos de quienes ha-
blamos rto serian menos culpables porque tuvieron real-
mente la voluntad Á irttencion de cou<eguir directa í iudi-
rectamente comercio con este espóritu impuro . Las leyes y
las censuras eclesiésticas serian por consiguiente nrny jus-
tas ; y no se puede dudar que son absolutamente necesarias
para preservar é los pueblos ele toda confianza en las préc-
ticas supersticiosas, porque al fin cl pueblo es incapaz de
desengaáarse ele sus errores por especulaciones filosíficas ; y
aun cuando fuese capaz de comprenderlas, al menos en par-
te, los filísofos no se tornaróan el trabajo (le instruirlos .
2 .ˆ ‰Estos sabios disertadores serén capaces (le denrostrar
con pruebas positivas la falsedad de todo lo que en esta mate-
ria se dice eu la Sagrada Escritura, de lo que dicen los anti-
guos filísofos, los Padres ele la Iglesia y los viageros qne ase-
guran Haber sido testigos oculares de lo que refieren? Es muy

348 PAC
facil decir, esto es falso, esto es imposible ; pero édínde estó
la demostracion? la ignorancia incrßdula no es uta prueba,
corno los testimonios positivos .
3.Á No fueron las leyes eclesiósticas ni las opiniones de
los teílogos las que persuadieron :á los caribe, de la Am ßri .
era, i los indios, ó los negros ele la Guinea, ni ó los lapo .
lies, entrar en el comercio con los esp†ritus, ni los que les
ense‡aron ó practicar la nmaggii . Este arte infernal es mucho
unas antiguo que cl cristianismo, y nuestra religion fue quien
le destruyí, í por lo menos le disminuyí en todas aquellas
partes donde se liarla iutrodncido . Vßase denzonio,magia,cte .
PACTO SOCIAL . Vßase sociedcid .
PADRE. En la Sagrada Escritura y en el lenguaje de to-
dos los pueblos antiguos este nombre r†o solo significa el que
nos (lií el ser, sino tambicn cl mciestro, el se‡or, cl doctor - ,
el protector y el bicizlzccli.or : otras veces significa tambien
el abuela, el bisabuelo, y el tronco de la familia, por remo-
to que sea . As† Abralian es llaniado el padre de muchas na-
ciones ; y otras veces significa cˆ1 ejemplo y modelo : en este
sentido Abralian es el padre ele todos los creyentes . Tam-
bien se dib este nombre ó los reyes, ó los magistrados, y ó
los superiores : tambicn significa los ancianos : seribo vobis
h'7trcs, clic .' san Juan cn su i ." ppist . cap . 2, v . 13 . Tam-
bien significa el autor í inventor de una cosa : as† Jubal es
llam .ulo el p .zdrc (le los que tocan instrumentos, y Satanós
cl padre ele la mentira .
La energ†a (le esta palabra es tina consecuencia eviden-
te ele las antiguas costumbres . En las primeras edades del
mundo, cuando ‰lo Libia mas sociedad que la de las fami-
un p;i~lre era el soberano (le su casa y el Šnico due‡o
(le sus hijos y domßsticos : su autoridad no estaba limitada
por niugnna ley civil, sino solo por la ley natural cuyo au-
tor es Dios, por la ternura que la naturaleza inspira en fa-
PAD 349
vor de los hijos, y por el interßs ele conservarlos con la es-
peranza de los servicios que podr†an prestarle, y por el re-
conocimiento q ue esperaba le manifestasen .
De este modo el nombre. d e padre que damos ó Dios no
solo lleva consigo la idea de criador, de autor de la vida,
y ele órbitro soberano de los ltontbrrs, sino tambien la idea
de bienhechor, y de protector que atiende ó sus necesida-
des y se ocupa en proveerlas . Inspira snuiisioii y al mismo
tiempo obediencia, reconocimiento, confianza y amor ; luir
consiguiente, el culto mas puro : loor eso Jesucristo 1105 man-
da que llaaictnos ó Dios Pudre nuestro . Los paganos envi-
lecieron este nombre por haber multiplicado bus dioses, y
su misma pluralidad causaba en la religion cl uiisrno desor-
den que causarla cu una familia clue se uicse por muchas
cabezas .
Corno los doctores jnrl†os sc atribu †an por orgullo el nom .
lire de padre, Jesucristo dijo ó sus clisc†pulos : ‹no llameis
‹~ ucsrro padre ó ninguno sobre la tierra, horque no teneis
‹mas clue nao ßlue estó en cl cielo," Suit Jilotco, cap . 23, v . 9,
Esto no impide que los rieles den el nombre (le Madres ó
sus pastores por respeto : anti`~uautcnte no teman los obispos
mas t†tulo que el de reverendo pudre cil Dios .
Los incrßdulos de nuestros Bias se empe‡an en degra-
dar y minar por los cimientos la potestad paterna : sostie-
nen que los derechos ele un padre no nacen ele la naturale-
7a, sino de una especie (le contrato, y que no duran sino
eu cuanto los hijos los necesitan, y que estos quedan fi-
ltres luego que son capaces ele gobernarse ó si mismos, etc.
Hemos refutado esta moral absurda y pest†fera en el art†cu-
lo autoridad conyugal y paterna .
PADRE ETERNO, DIOS PADRE . Vßase Trinidad .
PADRES DE LA IGLESIA . Se dó este nombre ó los
autores cristianos griegos í latiucs que trataron de las nia-

330 PAD
terias de religion en los seis primeros siglos ele la Iglesia :
los dile vivieron despues del siglo vri se llamaron solamente
escritores eclesuésticos .
IIay una gran cuestion entre los catílicos y los protes-
tantes sobre la autoridad de los Padres de la Iglesia . Segen
los catílicos, no q uiso Dios que la verdadera doctrina de Jesu-
cristo y (le los Apístoles se nos trasmitiese ónicamente por
la Sagrada Escritura sin el ansilio de la tradition : tienen
el mas profundo respeto ß los doctores que de siglo en siglo
fueron encargados de enseuar ß los fieles esta doctrina, y los
miran como testigos nada sospechosos ele lo que simpre se
creyí y profesí en la Iglesia ele Jesucristo . Al contrario, los
protestantes sostienen que en materias ele fÁ no debernos te-
ner mas quia que el testo de los libros sagrados, y toman
interÁs en desacreditar chanto les es posible ß los deposita-
rios de la tra,licion ; y por eso nada omitieron para degradar
y envilecer ß los Padres de la Iglesia, censurando sus talen-
tos, su con hiera y su doctrina, tanto en uiaterias de moral
como en las que pertenecen al dogma . Principiando por los
centuriadores (le Madebourg, sus mas cÁlebres escritores
como S : ultet, DaillÁ, le Clerc, Basnage, Beausobre, h1o-
sheim, Brecher, Witby, etc ., han formado empedo sobre es-
te punto, manifestando toda su malignida-l ; y tuvieron la
satisfaction de ver ß los incrÁdulos repetir todos sus argu-
mentos.
Antes (le entrar en ninguna esplicacion, es muy impor-
tante saber en quÁ consiste la autoridad que nosotros atri-
huimos ß los Padres de la Iglesia : esto es tanto mas necesario,
cuanto nunca quisieron concebirlo nuestros adversarios, y
se empeáan en desfigurar nuestra creencia sobre este punto.
En materia (le dogma í (le moral, el sentir de algunos
Padres en pequeáo nómero no hace regla ni hay obliga-
cion de seguirlos, ni hay catílico que tenga por obligato-
PAD 35i
rio el conformarse con ellos ; pero cuando piensan u nßui-
mernente todos í la mayor parte, no solo en un tiempo de-
terminado, sino por muchos siglos, no solo en un pais de
la cristiandad , sino tambien en las iglesias tuas distantes
unas ele otras, entonces esta unanimidad forma verdadera
tradition , y .se juzga dite sil dictamen es la creencia de la
Iglesia universal , y por consiguiente. dogma ele fÁ . Ajé lo en-
17
tendií el concilio de Trento, cuando prohibií dar ß la Sa-
grada Escritura un sentido contrario al uridnimc dicta .
men (le los Padres de la Iglesia, ses . 4 .' El concilio in Trre-
llo hacia mandado ya lo trismo en el aáo de 69 r . Lo mismo
prescribéa en el siglo v Vicente ele Lerins cuando daba por
'erdadera tradiciou lo que se creéa en todas partes, lo qu e
siempre creyeron toclos los fieles, quod ubique, quod scnz-
per, quod ab omnibus creditum est : Commoitit ., cap . a . An-
tes de Ál san Agustén miraba como irtefragable el unßnime
sentir de los doctores (le la Iglesia : Op. imperf contra Jrz-
liarz 4, nu m . i r z . Tatubien Tertuliano fundaba su
prescription contra los hereges en esta unanimidad ; y no
hacia mas que seguir lo que Rabia enseáarlo en el siglo 11
san Ireneo respecto ß la necesidad ele la tradiciou : †dvers .
liares . lib . 3, cap . 3, num . 1, etc . Se puede ya mostrar el grer-
men de esta doctrina eu las eihortacioues (le san Ignacio ß
los Geles en todas sus cartas para que fuesen díciles y obe-
dientes ß sus pastores . VÁase iradic ;on .
En efecto, los rias de los doctores de la Iglesia fueron
obispos í sacerdotes encargados de enseáar , y por su írgano
recibieron los fieles en todos los paises la doctrina cristiana
y la inteligencia de la Sagrada Escritura, y por lo mismo es
imposible que la doctrina de los pastores no fuese la mima
que la ele las iglesias que presidian . Desde el principio ele
la Iglesia siempre se creyí gne no se podia ens(nar un dog-
ma nuevo, particular y distinto de la doctrina comun : ‡ele

352 PAD
qué modo pudiera suceder que los doctores que enseíaban
eu Egipto y en la Palestina, en el Asia Menor y en la Gre-
cia, en Italia y en las costas de Africa , eu Espaía y en las
Garlas, profesasen como de concierto y confabulados una
fé contraria ó la verdadera doctrina ele Jesucristo y de los
Apßstoles, sea escrita ß sea trasmitida (le viva voz? Los pro .
testantes lo pretenden ; pero el absurdo de esta suposicion
es palpable .
No cesan ele repetirnos que fiandonos de los Padres
y doctores de la Iglesia , cuando profesan la misma doc-
trina, descansamos en la palabra de los liomhrcs, en una
autoridad humana, y en el juicio puramente humano, y
que por consiguiente la fé viene tambien ó ser pura-
mente humana , cte . Ese argumento es absolutamente fal-
so, porque los mismos Padres Tracen profesion de no se-
guir stis propias luces, ni su propio juicio, sino la doc-
trina de Jesucristo y ele los Apßstoles, propagada succsi-
vamente de siglo en siglo por la tradition ß la enseíanza
comun , constante y uniforme ele las iglesias cristianas y (le
sus pastores . Entre los protestantes, y lo mismo entre noso-
tros, los mas ele los simples fieles son Incapaces de leer y de
entender la Sa g rada Escritura, y confunden la palabra (le sus
pastores coa la de los libros sagrados : y sin embargo cayen-
do en tina grosera contradicion niegan clue los simples fie-
les catßlicos tengan una fé divina, por mas que la funden
en la inision divina de sus pastores, en la conformidad ele
su creencia con la (le la Iglesia universal, y en la inrposi-
Jßlidad de que se altere en la Iglesia la doctrina que los Apßs-
toles habian predicado .
Eu una palabra, los Padres siempre creyeron y pro-
testaron que no les era lÁcito alterar en nada la doctri-
na que hablan cz;tablecido los Apßstoles, asÁ la escrita co-
mo la no escrita, pero siempre conservada v trasmitida
PAD 353
por tradicißn en lá Iglesia, que toda doctrina nueva, sin-
gular é inaudita en los tiempos anteriores, no podia perte-
necer ó la fé de los cristianos, y antes bien era errßnea ß
sospechosa : por lo mismo es imposible que un gran n†mero
de estos Padres hayan introducido de concierto, ‡ por casua-
lidad, tina doctrina de esta especie, y muchos menos que se
hubiesen convenido en diferentes paises y en diferentes tien-
pos para enseíar un solo error .
Lo hicieron, dicen los protestantes ; luego pudieron ha-
cerlo . Estos grandes crÁticos para probarlo foliaron todas las
obras de los Padres, reunieron todas las palabras y todas
las espresiones que les parecieron susceptibles ele un sentido
errßneo, todo lo que se pudo escapar ó estos santos doctores
en una instruction hecha de prisa, ß eu el calor ele la dispu- .
ta, y todas las consecuencias que de esto pueden sacarse fun-
dada o infundadamente . Estos censores temerarios no escru-
pulizan muchas veces en alterar ß truncar sus pasages, y
despues concluyen ó su parecer victoriosamente, que gene-
ralmente Hablando, los Padres Iran sido muy malos teßlo-
gos, muy malos moralistas, y muy malos lßgicos : que sus
obras estar llenas de errores, y que su dictamen es de muy
poco peso .
La injusticia de este procedimiento salta ó los ojos . i .ˆNo les
bastaba Hacer ver que un Pudre enseíß una opinion falsa,
que otro sostuvo otra que tampoco es verdadera, y que nin-
guno de los Padres deja (te tener algunas manchas ß defectos ;
lo esencial era probar que muchos de estos santos docto-
res se confabularon para establecer un trismo error, al mis-
mo tiempo y ca un mismo lugar, ß en diversos tiempos y lu-
gares ; y que lo sostuvieron dogmóticamente corno una ver-
dad de fé, y que fueron ellos mismos los que lo introduje-
ron en la doctrina eoinun de la Iglesia . Porque al fin si solo
dos ß tres pensaron de tina misma manera, si no propusie .
TONO VII . 45

354 PAD
ron su opinion sino corno la de un simple particular, que
se puede abrazar o refutar sin consecuencia, y sé su dictamen,
no fue comunmente seguido, íquó importa su equivocacion,
ni quó ventaja se puede sacar de ella?
2 .ß En el hecho de tratar asé Á los Padres de la Iglesia, los
protestantes enseáaron Á los incródulos Á no respetar los sa-
grado escritores, y fue preciso que tan injustos censores res .
pondiesen Á sus propios argumentos, que los incródulos no
tardaron en volver contra los autores inspirados . Este fue
el servicio que prestaron Á la religion con su crética teme-
raria . Aun hicieron reas : muchos de ellos trataron ele justi-
ficar, no solo Á los antiguos fil†sofos, sino tambien Á los lhe-
reges, ele todos los errores que se les habian imputado : con
interpretaciones favorables quisieron paliarlo y escusado to-
do, su caridad ingeniosa brill† singularmente respecto Á los
fundadores de la reforma, y encontr† el secreto para cam-
biar sins vicios en virtudes . Y se levantan contra los te†lo-
gos cat†licos cuando usan de la menor indulgencia con los
Pares. íAcaso estos son unos personages menos respetables
que los lrereges?
vi-
TtIo ;hcim (li† particularmente un ejemplo demasiado
sible ele esta con ductÁ inconsecuente . En sus notas sobre e
sistema intelectual de Cudworth, cap . 4, S 36, tom . r,
pig . 356, se propone justificar Á Platon de un error grose-
ro q=ue le atribuéan los Padres de la Iglesia, y muchos cré-
ticos modernos . No se puede creer, dice, que un talento
tin singular como el de Platon cayese en un absurdo se-
mejante . Q viere que para comprender el sentido de un
autor no se lie nadie ele sus comentadores, sino que se con-
sulten sus propios escritos, y se mire la totalidad de su doc-
trina : que se examine atentamente la cuestion que se trata,
y quó no se toman literalmente las espresiones que son me-
taf†ricas y figuradas, etc . Aplaudirnos con gusto la sabiduréa
PAD 355
de todas estas precauciones ; pero no podemos menos de pre-
guntar í por quó no las observa este autor cuando se trata
de
los Padres ele la Iglesia?
3.ß Despees de haber declamado tanto contra los Pa-
dres, † bien la vergáenza , † bien algun resto ele sinceri-
dad, les obligaron Á confesar Á los protestantes algunas ver-
dades bien notables : dijeron que Á pesar ele todos los defec-
tos que se pueden censurar en los Padres, son unos escrito-
res muy apreciables por su talento , sus virtudes y los servi-
cios que hicieron al cristianismo . Si no es franco este home-
nage, es un rasgo de la mas abominable hipocreséa : y si lo es,
viene Á ser una retractacion formal . y una refutacion de las
acusaciones que ellos mismos lucieron contra los doctores ele
la Iglesia . Porque Á la verdad íen quó consistirian sus ta-
lentos si fuera cierto que faltaron Á la crética, Á la propiedad,
y Á la fuerza ciel discurso , y que no' tuvieron los conoci-
mientos
necesarios para refutar s†lidamente Á los judéos , Á
los paganos y Á los hereges ? íD†nde estarian sus virtudes si
hubiesen usado de supercheréas, de mentiras, de fraudes pia .
dosos , si hubiesen obrado por un falso, celo contra los incró-
dulos, y si hubiesen escandalizado Á la Iglesia con su am-
bicion, con sus celos y con sus disputas? íquó servicios lin-
hieran hecho Á la religion , si hubiesen explicado mal la Sa-
grada Escritura, desenvuelto mal la doctrina cristiana, y en-
se‡iado mal la moral . si hubiesen contribuido Á introducir
en el cristianismo todas las supersticiones de los judéos y
de los paganos ? Tales son las acusaciones de los protestan-
tes contra los Padres ; y íse puede disminuir su atrocidad
por algunas muestras vagas ele respeto ?
Sin embargo, hay derecho para exigir de nosotros prue-
bas de la conducta que reprendemos ert nuestros adversa-
rios, y es preciso darlas . Cuanto mais injusto y escesivo es
su odio y malignidad centra los Padres, tanto mas dibc-

356 PAD
mos tratar de justificar é estos santos varones que son
nuestros maestros en la fí .
Mosheim en su Historia Eclesiéstica principia su in-
troduccion lamentando los males que hicieron é la Iglesia la
ignorancia, la holgazaneróa, el lujo, la ambicion, el falso
celo , las animosidades y las disputas de sus gefes y de sus
doctores. Ordinariamente, dice, interpretaron las verdades y
los preceptos de la religion de una manera conforme é sus sis-
temas particulares y é sus intereses personales . Ellos usurpa-
ron los derechos del pueblo, y se abrogaron una autoridad
abaoluta en el gobierno de la Iglesia . No son leves estas re-
convenciones .
En la Historia del primer siglo socava la autoridad de
los Padres Apostßlicos con sus dudas sobre la autentici-
dad í integridad de sus obras : mira como supuesta la 2a
carta de san Clemente, y la i .' como corrompida . En or-
den é las siete cartas de san Ignacio, duda de la verdad de
la que se dirige é san Policarpo ; y dice que respecto é las
otras seis aun no se terminß la disputa : ni se terminaré
para los que tienen interís en prolongarla . No se atreve é de-
cidir si la carta de san Policarpo é los filipenses es verdadera ;
piensa que la de san Bernabe fue obra de un judóo ignorante
y supersticioso, y que el Pastor de Hermas es produccion de
un visionario . Esto prueba , dice, que el cristianismo no de-
be sus progresos al talento y luces ele los que le predicaron,
porque no eran sabios ni elocuentes . Veremos despues si es-
ta refexion es capaz de hacer honor al cristianismo . Hablan-
do Mosheim de la obra impóa de Tolando, titulada Ami, n-
t.or, hace resaltar la temeridad con que este autor sospechaba
ele la autenticidad de las obras que acabamos de mencio-
nar, y deberia haberlo tenido presente para no caer des-
pues en el mismo defecto que Babia vituperado . Vie de
Cuando tratamos de cada tino de
Toland, 5 18, pég . 94 .
PAD 357
los Padres Apostßlicos en particular, respondimos é lo que
se arguye contra ellos, bien sea contra su persona ß contra
sus escritos . Le Clerc forma de ellos un juicio shas favorable,
En el siglo ii sostiene MTosheinu que los Padres no fue .
ron tinos intírpretes sabios y juiciosos de la Sagrada Escri-
tura , que descuidaron el sentido literal por fróvolas alego-
róas, y que muchas veces hicieron violencia é las esprcsiones
por sostener sus sistemas filosßficos . No trataron, dice, la doc-
trina cristiana con la debida exactitud para que se pudiese sa Á
her su modo de pensar . Refutaron muy mal é los judóos, por-
que ignoraban su lengua y su historia, y escribieron con una
ligereza y un descuido que no puede disculparse . Mas acier-
to tuvieron. en combatir los errores de los paganos, que en
desenvolver la naturaleza y la indole del cristianismo . Los
mas no tuvieron penetration , ni erudition, ni orden, ni
precision, ni energóa : regularmente usaban de argumentos fá-
tiles , y mas propios para sorprender la imaginacion que pa-
ra convencer el entendimiento, Hist . Redes . siglo Ti, part-
2 , cap . 3 . Sin embargo , en el capótulo anterior Labia
hecho grandes elogios de las obras de San Justino, de San
Ireneo, ele Atenégoras, de San Teßfilo de Antioquóa y de
Clemente de Alejandróa : alabß tauibien su piedad, su ta-
lento, su erudition y sus vastos conocimientos . O estos elo-
gios son hijos de nn lenguaje hipßcrita, ß es falso el juicio
que forma generalmente acerca de los Padres .
Este mismo crótico no se atreve tampoco é condenar el
juicio desventajoso de Barbeyrac sobre la moral de los Pa-
dres del citado siglo : confiesa que estos doctores cristianos estan
llenos de preceptos sobradamente austeros, de méximas es-
tßicas , de nociones vagas y de falsas decisiones . Ellos, dice,
alteraron la sencillez de la moral evangílica, distinguiendo
los consejos de los preceptos, y suponiendo que unos cris-
tianos deben ser nias perfectos que otro,-. De donde se iniie-

558 PAD
re que Barbeyrac tuvo razén en pintar í estos Padres co-
mo malos moralistas . Nosotros procuramos vindicarlos de
estas acusaciones .
Aun ve Mosheim muchos mayores males en el siglo iii .
Los doctores cristianos, dice, educados en las escuelas de
los retéricos y sofistas, usaron del arbitrio ele los subterfu-
gios y de la disitnulacion para triunfar de sus adversarios,
y í este mótodo le dieron el nombre de econémico ; creye-
ron, como los platénicos, que se podia usar lßcitamente ele
la mentira para defender la `verdad . Nosheint fue el que
mas insistié sobre esta acusacion en su diserracion de ten--
buta per recentiores Platonicos L'cclesicÁ . Serßa preciso apo-
yarlo con pruebas demostrativas ; y este crßtico solo alega
los argumentos de Orßgenes contra Celso, y el mótodo de
prescripcion que usé Tertuliano contra los hereges . Otros
alegaron tambión la multitud de libros apécrifos su-
plantados en este siglo y en el anterior, como si fuese
cierto que los Pudres hubieran tenido parte en estas im-
posturas .
áBastan acaso semejantes sospechas para probar tina
acusacion tan grave? Y aun cuando fuera cierto que son
falsos los argumentos de Or߆enes contra Celso, si ól los
tuvo por sélidos : aun cuando se clenrostríra que nada va-
le el mótodo de prescription, si Tertuliano le tuvo 1 -por
bueno y legßtimo, ácon quó tßtulo se puede acusar í estas
dos Padres de disitnulacion, (le fraude y ele poca sinceridad?
Si un error en materia ele discurso es una prueba de mala
fó, el tnismoMosheiin debe quedar aquß plenamente conven-
cido (le esta falta . En otros artßculos hemos justificado í los
Padres sobre todos estos puntos . Vóase L'conorniu, Jruede
piadoso, platonismo, prescripc ‡i on, etc .
Tawbien acusa nuestro censor í los Padres del siglo iv
de haber esplicado y defendido los dogmas fundamentales
PAD 559
del cristianismo con la mas profunda ignorancia y cou la
mayor confusion ele ideas : clice que los partidarios del con-
cilio de Nicea y de la consustancialidad del Verbo parecßa
que achnitian tres dioses . Con mucha oras moderacion habla
hablado en sus notas sobre Crulitroa -tla, tous . i, p,1
. 9 2o, Di-
;
ce que en aquel siglo llegaron al ˆltimo esceso las supers-
ticiones y los abusos en orden al culto, y que el real fue
aumentíndose en los siglos siguientes . Esta falta se la atribu-
ye í los Padres de la Iglesia, porque lejos (le oponerse í este.
desorden, le autorizaron y le fomentaron por intereses per-
sonales . En cada siglo repite casi las mismas invectivas ; y ha- .
blando con propiedad , toda su historia parece ni , libelo in-
famatorio destinarlo í insultar í los doctores y í los pas-
tores de la Iglesia . Barbeyrac en su Tratado ele la moral
de los Padres tampoco parece que tiene mas objeto, igual-
mente que le Clerc en su hist . Eccles ., y en otras ele sus
obras . Brucker en su hist . cric . (le la filosof. trata de incen-
sar y de copiar í NIoshciln : ele este modo pasan (le mano
en roano las acusaciones de Dailló contra los Padres eu su
tratado de vero usar Patrum . Pero esta escandalosa tradicion
no hace mucho honor í los protcstantcs .
i .‰ Si los doctores (lo la Iglesia hubieran sido como ellos
describen en los diferentes siglos, serßa preciso convenir en
qnc Jesucristo lrabia cumplido muy mal su promesa de es-
tar con los que enviaba í predicar el Evangelio hasta la con-
stintacion ele los siglos, y ele enviarles el espßritu ele verdad,
para que estuviese siempre con ellos, Sala Mat . cap . 23, v . 20 :
Švarig . ele san Juan, cap . 14, v . 16 . No se puede decir que
cumplié ;;us promesas, habiendo permitido clue inmediata-
nicnte despues ele la muerte ele los Apéstoles, enseriasen en
su Iglesia unos hombres sin talento, sin probidad, y eu un
todo' destituidos del espßritu (le los Apéstoles . Segun nos di-
ce san Pablo, Dios fue quien dié í su Iglesia apéstoles, pro-

36o PAD
fetas, evangelistas, pastores y doctores , para establecer
la
unidad de la fé, perfeccionar los santos, y edificar el cuerp o
1
de Jesucristo, para consolidar la unidad de Zafé, etc . Epíst .ci los
Efes. cap . 4, v . i i . Y si hemos de dar crédito ó los protestantes,
los Apßstoles, los profetas y los evangelistas fueron verdadera-
mente suscitados por Dios para este objeto ; pero en cuanto ó los
pastores y doctores que les sucedieron, lejos ele edificar, no han
hecho nias que destruir ; en vez de establecer la unidad de la
fé, dividieron los ónimos con disputas filosßlicas ; eu vez de
perfeccionar la obra principiada por los Apßstoles, la degra-
daron y desnaturalizaron, y Dios esperß rail quinientos aÁos
para remediarlo . Nuestros adversarios pudieran dispensar-
nos de tolerar semejantes impiedades : los deistas y ateos
nada dijeron mas injurioso al cristianismo .
2 .á Dicen que hasta los mismos Apßstoles no estuvieron
esentos cfe preocupaciones, de errores y debilidades, y que
por lo mismo no es estrato que sus discípulos, aunque fue-
sen los mas celosos, fuesen susceptibles (le los mismos de-
fectos ; Barbeyrac Tratado de la moral de los Padres, cap. 8,
S 39, pag. 125 . Encyclop ., artic . P†res clel'Eglise . En conse-
cuencia de esto los incrédulos acusaron ó los Apßstoles ele los
mismos defectos que imputan ó los Padres los protestantes . No-
sotros les preguntamos ‡con qué cara se atreven ó desacreditar
ó los Apostoles, atribuyéndoles errores y debilidades, si han
hecho profesion de creer que habian recibido el EspírituSanto,
y que segun la promesa ciel Salvador este divino Espíritu debia
enseriarles toda verdad y revestirlos de una fuerza divina?
Evang. de san Juan c3 p. 16, v . 13 : Evang. de san Lucas,
cap. a4, v. 49 : hechos Apostol . cap . 1, v . 8 .
3.á Preciso es estar poseido de un espíritu ele vértigo
para suponer que por un lacio los Padres Apostßlicos no
fueron sabios, ni elocuentes, ni críticos de ilust -acioti, ni
prevenidos contra el fraude ; sino que por el contrario eran
PAD 361
hombres crédulos, sencillos, ignorantes, y algunas veces
visionarios ; y por otro lacio que fueron ellos los que distin-
guieron las obras auténticas y verdaderamente apostßlicas
de las falsas y apßcrifas : Mosheim, .Hist . Eclesióst . siglo r,
parte 2 . a , cap . 2, S t 7. Escelentes jueces, dirón los deistas,
para verificar semejante discernimiento. Seró una fé muy
ilustrada y muy sabia la clue fuere dirigida por unos órbi-
tros semejante ‡Creeremos incapaces de fraude a estos doc-
tores, cuando vemos ó sus sucesores inmediatos no hacer
ningun escrˆpulo en forjar libros, etc .? Pero los protestan-
tes parece clue no Hacen caso ele las ventajas que clan ó los
enemigos del cristianismo, como puedan exhalar su bilis con-
tra los Padres .
Lo mas singular es que Mosheim condenß el método que
él mismo usa constantemente . El mismo observa que si se
rehusa del todo el testimonio cle los Padres, nada nos que-
da cierro en la Historia de la Iglesia : condena la temeridad
de los que por desembarazarse ele este testimonio tratan
de desacreditarle, alegando la ignorancia, los errores y la
mala fé de los Padres, etc . Sin embargo, este es el cri-
men suyo y ele todos los protestantes . Véase la obra inti-
tulada Vindicice arutiduce christianorumn disciplina adv.
Tolandi iVazarenum, sect . i .a, cap . 5, g 3 y 4, pa'g. 92 y
siguientes .
4.á Las tres principales sectas de los protestantes no van
de acuerdo sobre este punto . Los anglicanos se alejan me-
nos que los otros de la creencia (le los catßlicos, y conser-
van tambien Iras respeto los testigos de la tradicion . Ca-
ve, Grabe, Réeves, Blacwal, Péarson, Beveridge y otros
f sabios ingleses justificaron ó los Padres contra las acusa-
ciones cfe Daillé y de sus copiantes : sostuvieron contra
loe socinianos que la Sagrada Escritura se debe entender
conicircuc ó las esplicaciones de los antiguos doctores de
TOMO vil . 46

362 PAD
la Iglesia : trabajaron con fruto en reunir y aclarar mu-
chos monumentos, y en defenderlos contra los ataques ele
una crética demasiado arriesgada . Los luteranos fueron me-
nos equitativos, porque se separaron mas de la doctrina de
la Iglesia antigua : muchos ele ellos no titubearon en imitar
la furia de los calvinistas . En orden í estos óltimos no se
puede dar regla fija : cuanto mas propenden al socinianis-
nmo, tanto mas testifican su prevencion y su odio contra
los Padres ; y para colino ele su hipoeresia protestan clue
la pura verdad es la que los precisa í obrar ele esta ma-
nera . El sugeto í quien unos manifiestan mucho aprecio,
le desprecian altamente los otros : un protestante slice regu-
larmente bien ß mal de cualquiera , seg un es mas favorable,
ß mas opuesto í sus opiniones .
El traductor ele Mosbcim confiesa clue la autoridad de
los Padres disminuye de (]la en (lia entre los protestantes : Hist .
.Eccles ., torn . i, pag . 5, nota . Nada nos sorprende viendo que
tambien disminuye entre ellos la fÁ, y que el protestantismo
se acerca diariamente upas y mas al deismo ; esta progresion
era inevitable . Este mismo escritor confiesa que la obra com-
puesta por un calvinista inglÁs llamado Whitb y contra la
autoridad de los Padres no puede dejar de producir ma-
lésimos efectos, y prevenir la juventud estudiosa contra to-
do lo que ha y ele bs'áno en los escritos ele estos antiguos :
Hist . L'ccles . tom . 5, pa r†. 368 . Y ‡causarí menos mal lo que
Ál mismo dice en sus notas?
5 . á Yo se puede ocultar la pasion con due hablan nuca=
tros adversarios al considerar las contradicciones y la estrava-
gancia (le las actuaciones que hacen contra los Padres (le la
Iglesia . Se quejan de que los del primer siglo no eran sabios
ni elocuentes, de que los ciel segundo no estaban instruidos en
la filosoféa ele los orientales : reprueban en los del tercero el
conocimiento de la filosoféa y el uso que de ella Inuicron :
PAD 363
dicen que la elocuencia de los Padres es por lo genera
hinchada, llena (le hipÁrboles y figuras . Los acusan de ha-
ber discurrido nial, y ele no haber visto las consecuencias
de lo que enseˆaban ; sin embargo suponen que los Padres
fueron buenos I‰g~cos , porque les atribuyen por véa de con-
secuencia to los los errores posibles ; y luego se incomodan de
que los Padres hiciesen lo mismo cou los bereges . No se de-
ben , dicen , atribuir las acciones de los Hombres í unos prin-
cipiaŠ que nunca con‹ Œs aros, ni í malos motivos, siendo asé
que pulieron ten Œr éos loables ; y continuamente cometen esta
iujustiwia con los Padres . Se quejan talnbieu ele que estos
tienen falta de mÁtodo, y de clue por cl contrario los escolís-
ticos tienen demasiado, etc .
Los calvinistas particularmente fueron ridéculos en sus
inconsecuencias . Pintan í S . Gerßnimo como un impostor de
profesion, que no escrupulizaba en mentir, y en asegurar lo
contrario de lo clue pensaba ; y porque dijo en tina de sus
obras que al principio de la Iglesia los obispos no se tenias
por superiores í los presbéteros, estos [sismos calvinistas can-
taron el triunto, y citaron este pasage como una autoridad
irrefragable, q(te debe prevalecer í todos los monumentos
de la Historia eclesiística . Nos acusan de una ciega prevention
en favor die los S•uttos Padres, y de uu empero obstinado
en justificarlos contra toda apariencia de verdad . Nosotros
les arnultnos con su ciega prevention, contra tinos escritores
tau resp tab[ s y nita ter&{uedad m :alieiosa eu interpretar eu
el peor senti leo lo que dijeron . 1)e este modo trabajan en
confirmar l,,_ errores , buse<iudoles cßmplices y garantéas : al
contrario , nosotros tr .itamos de asegurar nuestras verda-
des, Haciendo ver clue no se oponen al coman sentir ele los Doc-
tores le 1,1 Iglesia : ‡ c u.i l ele los dos procedimientos es mas
loable?
fi.á Ultiut_iut .;nte, los una . ter .,o3 se vieron en lat precision

364 PAD
de desdecirse y retractarse. Daillé, al fin de su obra De vero
usu Patruwn, lib. 3, cap . 6, parece que quiso reparar los ul-
trages con que habla ofendido í los Pudres .
"ius obras, dice, contienen lecciones de moral y (le vir-
tud-capaces de producir los mejores efectos ; muchas cosas
que sirven para confirmar los fundamentos del cristianis-
mo, (muchas observaciones de la mayor utilidad para en-
tender la Sagrada Escritura y los misterios que encierra : la
autoridad ele estos hombres sirve mucho para probar la ver-
dad de la religion cristiana . óNo es uno ele los mas admi-
rables fenßmenos que tantos hombres grandes dotados de la
mayor capacidad y talento, nacidos en diferentes climas y
en diferentes tiempos en el largo periodo de i5oo aÁos, con
inclinaciones, costumbres é ideas tan diversas, se hubiesen
convenido en creer las pruebas del cristianismo , tributar í
Jesucristo sus adoraciones, predicar las mismas virtudes, es-
perar la misma recompensa, recibir los mismos Evangelios,
y descubrir en ellos unas mismas verdades y unos mismos
misterios?. . . . No es verosimil que tantos hombres, célebres
por su talento, por la estension y penetration de sus lu-
ces , y cuyo mérito demuestran sus mismas obras , hubie-
sen sido tan imbéciles que fundasen su fé y sus esperan-
zas en la doctrina de Jesucristo , para sacrificarle sus intere .
ses, su reposo y hasta su propia vida, sin haber esperimen .
tacto en sá mismos con la mayor evidencia el poder divino .
óPreferiremos al unínime sufragio de estos hombres célebres,
las prevenciones y los gritos injustos de un puÁado de incré-
dulos y ele ateos que calumnian el Evangelio sin entenderlo,
que blasfeman lo mismo que ignoran, y que se hacen mu-
cho mas sospechosos por el desarreglo de sus costumbres que
por los estrechos lámites de sus conocimientos?
Estas reflexiones son muy sabias ; pero ócorno tienen
verg†enz ;i para dirigirlas contra los incrédulos ; despees que
PAD 365
hicieron todos los esfuerzos posibles para llenarlos de pre-
vencion contra los Padres?
Le Clerc en su Arte crática, tom . 3, carta 4.3 , hace un
gran elogio de la obra de Daillé, y reprueba la refutation
que ele ella hizo un inglés . Entonces aun no habita apareci-
do la de Guillermo Reeves . Toda esta carta es una mezcla
ele bueno y de malo, ele desprecio y de elogio í los Padres
de la Iglesia, y no se atina cuíl es cl . resultado que se de-
be inferir .
Pero en su Hist . Estes ., aáio de roá, ‡ i y siguientes,
exlialß toda su bilis contra los Padres del siglo ii. "Ellos,
ˆdice, eran incapaces de entender la Sagrada Escritura por
ˆno saber el hebreo ; y por eso estaban en la falsa persua-
"sio‰n " de que habia sido inspirada la version de los setenta .
ˆEran crédulos hasta el esceso en orden í muchas tradicio-
nes que se tenian por apostßlicas . Discurráan muy mal, é
ˆignoraban el arte ele la crática ; eran entusiastas del plato-
ˆn,ismo, y queriau parecerse í los paganos .ˆ Se debe, pues,
mirar corno un nmilagro ele la. Providencia la conservacion
del cristiantsmoa en manos ele unos doctores tan propios para
corromperle . En los artáculos hebreo, setenta, tradicion,
platonismo, etc ., refutamos todos estos argumentos temera-
rios, u :nicamente dictados por interés de sistema, y contra-
<leciclos por los protestantes mas sensatos .
Beausobre, aun menos equitativo, escribiß su historia
del mctniqueisnto con el Šnico fin de justificar í todos los
hereges antiguos í espensas ele los Padres de,la Iglesia : todo
lo disculpa en los prie}eres, y todo le parece sospechoso en
los segundos : no quiere clue por via de consecuencia se
imputen í los hereges los errores que no hubiesen con-
fesado espresamente, y él no se vale de otro medio para
atribuir errores í los Padres . Sostiene que cuando refirie-
ron los errores de los hereges, hicieron relaciones visible-

366 PAD
mente falsas y llenas de exageraciones, que discurrieron
muy mal, que creyeron ciegamente todos los hechos que
podian deshonrar é sus adversarios, y trataron ele hacer
odiosas hasta sus personas . Acusa é los catílicos de que
abusaron del nombre y del testimonio de los antiguos,
para defender opiniones falsas y précticas supersticiosas .
Esto es lo que ól llama sofisma de la autoridad, con el
cual pretenden, dice, encadenar lo mas libre que hay
en nosotros, que es la fó y la razon : Hist . du Hanich .
pref., pag. 22 . Mosheim Instil . hist . christ . scec . i, part . 2 .a,
cap . 5, ß 2, pone contra los Padrcs en orden é las he-
regÁas los mismos argumentos, y emplea toda su erudition
para apoyarlas .
En cuanto é nosotros como pensamos qne la razon abra-
za necesartarnence lo que le parece verdadero, y que Dios
nos manda creer todo lo que ha revelado, no podemos aca-
bar ele concebir el sentido en que la razon y la fó son lo
mas libre que hay en nosotros ; pero se trata de justificar é
los Padres .
Es verdad que no vivian familiarmente con todos los here-
siareas, ni con los principales doctores de cada secta : por lo
mismo, no pudieron conocer los verdaderos sentimientos de
cada uno de ellos sino por sus escritos, í por la relacion ele
sus discÁpulos, í por la confesion de los que volvian al se-
no (le la Iglesia, í por notoriedad páblica . Y †dínde en-
contrí Beausobre mejores memorias que los contemporéneos
para saber con mas exactitud que todos ellos lo que eres e-
ron y ense‡aron los liereges, y para convencer é los Padres
ele pasion í (le credulidad?
Nos dicen que regularmente los Padres nunca convie-
nen sobre la doctrina ele una secta . Nada tiene (le estranˆo :
nunca se vií una sola cuyos doctores hubiesen eni~c‡ ido
una misma cosa, ni conservase Ántegra la doctrina de su fun-
PAD 367
dador. † Donde irÁamos é parar si en el (lÁa debióramos juYgar
de la doctrina ele Lotero por la (le sus sectarios, í colocar bajo
un solo sistema todos los errores (le los protestantes? Con-
fnesa 11To :heim que entre las diferentes sectas de les gnísti-
cos nada se veÁa constante tii uni‰orme : Hist . Christ . scCt . 2,
g 42 . Eu vano se empe‡a en que los Padres no comprendie-
ron bien el sistema ele estos hereges, porque no temÁan co-
nocimiento (le la filosofia oriental, origen (le todos los erro-
res de esta secta : nosotros hicimos ver la temeridad de este
aserto eu el artÁculo gnístico 5.
Cuando se empe‡a tin crÁtico en forjar é su antojo el
sistema (le los liereges, no es estra‡o clue le parezca que
los Padres discurrieron sin arreglo ; pero los Padres no ar-
gŠian contra las ideas (le nuestros disertadores modernos ;
solamente atacaron las obras que leÁan, los adversarios con
quienes hablaban, y los errores que conocian . Conveni-
mos en que los hereges antiguos no siempre tuvieron tanta
destreza corno los modernos para disfrazar un error cen todas
las apariencias ele la verdad .
Es muy singular que Beausobre pretenda conocer nie~
jor el sistema de los maniqueos y estar mejor informado (le
sus costumbres y ele su conducta, que san Agustin que
vivií entre ellos, que habla sido arrastrado por sus soils-
mas, y que llegí é conseguir reducirlos é la confusion en
muchas conferencias páblicas . Es necesario estar muy pre-
venido para dar mas peso é los discursos y conjeturas
ele un filísofo del siglo xviii, clue, al testimonio espreso
de un autor contemporéuco muy instruido en la secta que
refuta .
No es creible, dice Beausobre, que los hereges hayan
cometido todos los desatinos y todas las abominaciones que
les atribuyen : sin (luda no eran mas que rumores vagos, y
acusaciones sin fundamento, que no tenÁan mas prueba que

368 PAD
algunos desertores de la secta, y estos nunca se hartan de
calumniar al partido que han abandonado .
Nosotros sostenemos que son muy creibles estas acusacio-
nes : los mismos desérdenes que cornetieron, y de que fueron
plenamente convencidos los teereges del siglo XII, y de los dos
siguientes, demuestran que lo que sucedié entonces pudo
haber sucedido en otro tiempo . Si alguna vez hay desertores
embusteros, tambien los Tray veraces . Girando se trata de caluni-
iiiar í los catélicos, no son tan escrupulosos Beausobre y los
lemas protestantes, ni tienen tanto cuidado de verificar los
hechos como tuvieron los Padres respecto í los hereges .
Mosheirn, aunque bastante inclinado í pensar como Beau-
sobre, no dejé de conocer la ridiculez y debilidad de las pre-
venciones de este crótico, y aun nos parece que traté de re .
futarle en su 3 .a Disertacion sobre la historia eclesiística,
S 9, torn . I, pag. 238 . "Yo tengo, dice, algue trabajo en
ßperdonar í los que too cesan de aturdirnos con sus clamo-
res contra los Padres, í quienes tratan de ignorantes, de
ßmaliciosos, de interesados, de ambicion, y de otros cró-
ßmenes, corno si estos doctores antiguos no hubiesen tenido
ßnunca buena fÁ, y como si hubiesen hablado y obrado siem-
pre por motivos criminales, sin vergáenza y contra su pro-
pia conciencia, con el fin de hacer odiosos í los here .ges .
߆QuÁ dirian sus acusadores si se les tratase asó?" De este
apodo forma el proceso contra só mismo .
Nosotros no cometernos un sofisma por alegar la anto-
ridad dee los Padres : Beausobre fue quien sutilizé sobre la am-
bigáedad de esta palabra . Cuando se trata de hacer constar un
hecho antiguo, stipongarnos sobre la doctrina que ense‡a-
ron estos é los otros bereges, no es un sofisma el que se ale=
gue el testimonio de los que pudieron instruirse sobre este
-punto, y tenian un verdadero interes en informarse del ca-
eo . A .nadóe se ofrecié hasta ahora llamar sofisma ele auto-
PAD 369
ridad la certidumbre metal fundada en el dicho de tusti-
.
gos competentes y en estado de. deponer con Cert 1(-1111111110
sobre aquel hecliti . Se equivoca Beausofn'e cuando dice cptc .
nosotros creemos í los Pucdcs sobre su palabra, poic(ue lus
teˆ lelllOS por santos : esto es una f,ilsed ;-tel : nosotros li cree_
mos porque sahenios ademas que eran instruidos, juiciosos
vJ sensatos, turno lu vemos por sus escritos .
Cuando se trata de un dogma, es decir, si se creyé tal
doguta, se profesé y se predicé en la Iglesia en tal ticuipo
y tal Ingar, sostenemos que el testimonio de los Pudres es
tina prueba irrefragal~le, porque los nias de ellos tuvicruu
que ense‡ ir y predicar por su oficio la doctrina cristiana ; v
nadie puede decirnos, coro ellos, cuíl era la doctrina de la
Iglesia en el tiempo eu que vivieron : en este pauto se re-
duce su autoridad al puro testimonio.
Cuando muchos Padres rye diferentes paises y en dife-
rentes tiempos van ele acuerdo sobre ense‡ar un niisrno dog-
n2a, como parte de la doctrina cristiana, sostenemos que
este do ;,rna la pertenece real y verdaderamente, y que esta
fue sicinpre la creencia cornun de la iglesia : porque lus Pa-
dres eu todos los tictnl_tus y lugares protestaron que no les
era lócito enseriar ninguna cosa contraria a esta creencia, y
condenaron couto novadores y liereges í todos los clue tu-
vieron esta telneridad . †llabrii hombre que nos convenza
de que los Padres atacaron y alteraron esta doctrina cornun
de la Iglesia establecida antes (le ellos sin saberlo ni que-
rerlo, é clue cometieron este crimen ele intento, haciendo
profesion de condenarle y detestarle? Seria preciso clue to-
da la sociedad de los lóeles hubiese sido cémplice para con-
seguirlo . Siguiendo su doctrina como ortodoxa, no deferire-
mos a su autoridad personal, sino í la autoridad de la Igle-
sia : esta autoridad ya la hemos probado contra los protes-
tantes . VÁase Iglesia g S.
TOMO VIL 47

37o PAD
Aunque Beansobre no quiere (lar crédito alguno al tes-
timonio de las Padres, jura sobre la palabra de todos los
escritores orientales, írabes, caldeos, sirios, egipcios, julios,
cabalistas, etc . Cualquiera incrédulo ó herege le parece de
reas cr&lito que veinte Padres de la Iglesia .
Le parece haber disculpado bastante una secta cuando
puede hacer ver que algunos Padres llevaron opiniones
casi semejantes, ó due traßan los mismos inconvenientes, y
cierra los ojos sobre (los diferencias esenciales . r .Á De estos
Padres ninguno trató de erigir eu dogma su opinion par-
ticular ; al contrario, los hereges siempre sostuvieron que su
doctrina era la ánica verdadera, y todo aquel que no se ha
conformado con ella, no ha sido admitido en su secta . 2 .Á Los
Padres se sometieron siempre í la doctrina de la Iglesia,
escucharon su voz corno la (le Jesucristo y sus Apóstoles,
pero los sectarios se creyeron siempre nias ilustrados que la
Iglesia, y quisieron que su autoridad fuese siempre supe-
rior í otra cualquiera .
Bastan estas dos reflexiones para demostrar la falsedad
ele los motivos con que quieren justificar su conducta los
crßticos protestantes . Aseguran que refieren los errores ele
los Padres, no para deprimirlos, sino para hacer ver que
todos los hombres son falibles, que es preciso ser indul gen-
tes con todos los que yerran, y que no debemos juzgar í
los antiguos hereges con mas rigor que í los doctores de la
Iglesia.
†Dónde estí la exactitud (le tan odioso paralelo? Aun
cuando fuese tan cierto, como es falso, que los Padres hu-
biesen cometido todos los errores de que los acusan los
protestantes, nunca faltarßan fuertßsimas razones para excu-
sarlos. t . Á Siempre serßa cierto que se habiau enga‡ado con
buena fé, que creyeron seguir la doctrina de los Apó toles,
que no tenßan ínimo ele innovar ; de hacer partido, ni de le-
. PAD 371
r
vantar tinos altares contra otros altares . Los antiguos here-
ges tenßan motivos del rode diferentes : muchos se preciaban
de saber mas yue lo, mismos Apóstoles, se apropiaban el poni-
poso nombre ele gnósticos ó de iluminados . Todos sus deseos
eran llegar í ser geles de secta , y lo lßan conseguido -, dividie-
ron la iglesia, relajaron í sus hijos para atraerlos, y nada me-
nos pretendian que trastornar el cristianismo, estableciendo
una doctrina diferente de la (le Jesucristo . 2 .Á Los Padres
eran legßtimos pastores, hablan recibido su rnision (le los
Apóstoles, y por lo mismo tenßan derecho í ense‡ar . Pero
quién habla dado este derecho í Cerinto , í Valentino , í
Cerdon , í 11larcion , &c.? No habßan entrado en el redil
por la puerta, sino rompiendo la pared : por consiguiente
no eran pastores sitio ladrones ; Evang, de S. Juan, cap .
ro, v . 8 . † Por qné tßtulo merecen indulgencia? 3 .Á En el
ii y in siglo no habian podido los pastores reunirse con fa-
cilidad para con ftontar la doctrina de las diferentes iglesias,
para ver si era uniforme, y si la tradicion era la misma en to-
das partes : í esta prueba se sujetaron, cuando pudieron ve-
rificarlo. Nunca quisieron los hereges sufrir este yugo : aun-
que condenados por los concilios generales , persistieron
obstinadamente eu sus errores, y se empe‡aron en esten-
derlos aun con mas aparato . Luego es hacer í los Padres
de la Iglesia la injuria mas atroz el querer ponerlos en pa-
ralelo con los sectarios .
Para colino de inconsecuencia, Beausobre, que dijo tanto
mal (le los Padres en su Hist . die Manich, no se desde-
‡ó de recurrir í ellos en sus observaciones sobre el Nue-
vo Testamento para descubrir la verdadera siguificacion de
una infinidad de palabras ó expresiones del testo griego,
mientras que los protestantes nos vituperan, porque hacemos
lo mismo.
Barbeyrac en su Tratado de la Moral de los Padres

372 PA D
aun sé cardí ma= en la malignidad y prevention enntra es .
tos escrit ~re~ respet rb!es . superando ó todos los ciernas protes-
tantes. Repitií todos los at'guurcntos clue antes de él les ha-
bian puesto , y awolií aun otros nuevos . Su intento era pro .
l r ir clue los Padres fnerou generalmente malos moralistas .
Ya h .'tnos observado clac s[os!meiw formí tantbieu el mis-
mo juicio ; pero su tr :ulnctor confiesa que Barbe yrac tra-
ií de imputarles indios delitos, ele los cuales es facil
justificarlos .
Renueva el sofisma cien veces repetido pc>r los protes-
r ntes, ó saber : epic los Prc,Ir cs no sou infalibles . Ninguno
lo es en particular ; peto c'uandmt todos o los mas estar con-
formes sobre un - hecho publico, visible y palpable, en el
chal no fue posible que se equivocasen, sostenemos qne es
inl.ilible sn testimonio, que produce una certidmubre mo-
ral d .'I mais alto grado, y que es preciso estar loco para no
reconocerla . En nuestros tilas se demostrí contra los de!stas
In evidencia ele los principios de la (emtidumhre moral, y no
hay duda que los deistas cuando arLgßian contra esta certi-
dumbre, no hicieron mas que copiar los sofismas ele los pro-
testantes .
Estos acusan ó ins ~VM de haber tratado la moral
sin orden ni método, ,- de que no presentaron un tra-
tado completo . Si esto es un crÁtue n , los Padres tie-
nen que partirle con Jesucristo y lus Apístoles, porque tam-
bien tuvieron los incrédulos la T'svergßrnza de :tsegmu'ar
duc estos divinos autores labia u matado la moral sin orden
ni iré todo , clue el Evangelio no es nn tt' t :riln eotfpicto (le
ella , y que en é! nn se prueban los puntos tonto en los
filísofos antiguos . Guando los prntcstantes cien tina buena
respuesta ó los incrAnks . nys serviró para jnstilicar a los
Pad rc>c .
Desde que los teas sabios autores pro0' t ;mntes, Grocio, Pu -
PAD 3 a
fendorf, CumbcrLurd, IIutehinson , &c. analizaran, demos-
traron y alaurbicaron la moral, y publicaron de intento tra-
tados completos, do'sieramos saber áqué virtudes nuevas se
han visto nacer , singularmente entre los protestantes, qué
efectos produjeron sobre las costumbres, cuóntos incrédulos í
pecad les canyirtieron las sublimes lecciones de nuestros mo-
rahstas modernos 2 Aun cuando se suponga que estos soir mas
metídicos, mas exactos, muas profundos y mas elocuentes que
los Pudres, que no es asÁ, si empre habrÁa esta gran diferen-
cia, qie los Padres predicaban mucho mas con su ejcn!plo,
que con sus discursos, y de aquÁ nacií la diferencia del bru-
to . L_tctancio hacÁa ya esta observation en el siglo tp y no
tenemos noticia de ninguno que hubiese tratado de contes-
tarle .
áEu qué Airemos que es falsa y defectuosa la moral de los
Padres? Condenaron ., dicen nuestros adversarios, †a propia
dcfeusa de la ,- ida y de los bienes, el comercio , el prestar ó
intereses, las segundas nupcias y el juramento :, alabaron bas-
ta cl esceso la continencia, el celibato , la virginidad , la vi-
ola austera y morrilicamla, é inspiraron ó los fieles el fana-
tismo del martirio ; aprobaron el suicidio de las murieres que
preliriernu la muerte ó la violation de la castidad, y muchas
acciones crimuttmales ele lo, patriarcas con la disculpa de que
cran tipos, Vic .
No debemos olvidar que los incrédulos emplearon todas
estas mismas acusaciones contra los autores sagrados . Como
hablamos ele cada nuo de los Padres en su artÁculo parti-
calar, no se nos olvida cl tlisenlpatlos, haciendo ver í que
se les atribuyen injustamente decisiones falsas, í que los pre-
tendidos errores que se les imputan son verdades fundadas
en la Sagrada Lse!'ittira . `I'ambien se pueden ver cada uno
(le pot sÁ los puntos ele moral en cuestion, como bigamia,
celibato, dcJ'izscz propia , jaronzento, &c . Nuestros ceuso-

374 PAD
res acusan é los Padres de haber inventarlo nuevos dog-
mas, &c ., de los enales no habían hablado los Apóstoles . E-
ta calumnia fue refutada en el artículo Dogma . Vßase taut-
bien Tradicion , &c .
En los prefacios que se pusieron al principio del as nuevas
ediciones de los Pudres, tratan los sabios editores de defen-
derlos contra los críticos clue los acusaron ele haber caldo en
muchos errores respecto al dogma : muchas veces (remos echa-
do ruano de estas apologías, demostrando la injusticia de sus
acosadores . Vßanse los artículos Dios , angel , alma, espíri-
tu , & c . En vano carat iron tambien nuestros adversarios (le
reconvenir é los Padres por sus esplicaciones alegóricas
de la Sagrada Escritura, la ignorancia (le la lengua hebrea
y el uso ele la Cilo,olía : ya hemos tenido cuidado de justifi-
carios sobre todos estos plintos . Vßase alegoría, Comenta-
dores, hebreo, filoso fa, platonismo, &c. Creemos no ha-
ber dejado sin respuesta ninguna ele las quejas de los pro-
testan tes .
Para no dejar nada por censurar, Mosheim habla trta-
lísimamente de las Áltimas ediciones de los Padres , clue se
publicaron en Francia ß Inglaterra : y asegura en tono (le
oréculo que nadie las publicaré como los sabios las desean :
Just. Christ ., siglo rr, á 37 ., Notas . Pero ya que Babia con-
cebido este crítico en su cabeza un plan de perfeccion , é
que solo ßl podia llegar , debia por el bien general darnos
siquiera un modelo . Estamos en el caso ele decir que es
macho mas fécil pedir tina cosa mejor , que hacerla tau
buena . Corito los editores católicos (le los Padres hicieron ver
la oposicicn q ue hay entre la doctrina de estos y la de los
protestantes , no hay clue estra†ar que no agradasen é
estos .
PADRINO. El que presenta un ']*, no é recibir el bautis-
mo , le saca de pila, responde por ßl sobre la doctrina cris-
PAD 375
Y
nana, V le pone nombre para toda su vida . Eut los ltri-
tueros siglos del cristianismo era de temer el enga†o por
parte de algunos que se presentaban é recibir el bautismo ;
y para "'aunt seguridad se resolvió que é todo catecÁme-
no le presentase é recibir este sacramento un cristiano tnuy
conocido que pudiese responder de la creencia y ele las
costumbres del prosßlito, y se encargase de instruirle y vi-
gilarle . Este fiador fue Ilatnado l'uter lustralis, lustricus pcu-
reus, sponsor, pntrinus, srcsccptor, gcstator, oficrcns : lo
mismo sucedió con las madrinas respecto é las personas
de su sexo . Este tipo que dictó la prudencia respecto é
los adultos, se tuvo igualmente pur util respecto é los
pérvulos, cuando sus padres no eran los que les preeeu-
taban é recibir este sacramento , porque era precisa que
F
alguno respondiese por ellos é las preguntas que se les
hacían .
El oficio de los padrinos respecto é los ahijados era una
especie ele adopcion, y por eso la Iglesia tuvo por couvc-
niente que produjese la misma afinidad ; por lo cual llegó é
ser un impedimento del matrimonio , y una ley ele Justinia-
no sirvió para confirmar esta disciplina .
En algun tiempo hubo cosnunbre de tener muchos pa-
drinos y madrinas ; eu el dia no hay nids clue uno de cada se-
xo, esto es , un padrino y una madrina, ó padrino solo y
madrina sola ; y basta uno para la conlirmacion, antique no
es absulutauneute necesario . Esta préctica fie sabiatuente con-
servada : prescindiendo de las razones que hubo en su origen,
la afinidad espiritual que contraen el padrino y la madrina
con su ahijado y con su padre , y su madre, es un víne ‡u lo
nias entre las familias que no puede menos ele produ-
cir buenos electos . Regularmente lus ni†os que habian per-
dido é sus padres, hallaron siempre un recurso muy venta-
joso en los que los hablan presentado al bautismo . San Agus-

376 PAC
tin nos asegura que las vérgenes consagradas í Dios hacian
inch has veces este servicio (le caridad cou los rcióos (il e ha.
pian sido espuestos por la crueldad de sus padres, Bind-liant,
Orij; . Eccles ., torn . ~ ., 11 l) . i t . ea p . 8 .
PAGANISMO, PAGANOS . EL paganismo es cl l~oliteis-
mo junto con la idolatria , es decir, la creencia de muchos
dioses y el culto clue se les dí en los édolos ß siwulacros due
los representan . Algunos creen que este nombre vino de que
despties del e tablccituiento del cristianismo los habitantes
del campo, d quienes llamamos ]Raiscznos pa aini, fueron los
duc lfcrnuwecieron nias adictos al culto ele los falsos dio-
ses , y continéjarott por mas tiempo practicando la ido-
latréa ., mientras que los (le las ciudades y las gentes de
reas instruceion se convirtieron al el , i,tianismo : ele aqué
resultß el hacerse siußuinnos politeisii -io, idolatréa 7' pagci-
liismo .
Cuando trataron los incrÁdnlos ele justificar ß ele discul-
par todas las falsas religiones para calumniar la verdadera,
y de paliar los absurdos y crémenes del pa anisriio para ha-
cer clue recayesen sobre los adoradores del verdadero Dios,
se hizo de la mayor necesidad el conocer í fondo el sistema
de los paganos, si , origen, sus progresos, los efectos que pro-
dujo , y las consecuencias que se siguieron . Sin esto no se
comprende la inmportancia del servicio que hicieron al g,Á-
nero humano las lecciones de Jesucristo, y no se podréa re-
futar el odioso paralelo que hicieron los hereges entre el
culto ele los catßlicos y el ele. los paganos . Nosotros creemos
haber aclarado suficientemente este punto en el artéculo ido-
latréa ; pero no hunos discutido los diversos sistemas in-
ventados por nuestros adversarios para engaßar í los igno-
rantes . Ellos ademas mezclaron en esta materia ciertas cues-
tiones incidentes, y bueno serí que sepamos lo que en ellas
hay de verdadero ß falso .
PA G 3 77
I . < , si los dioses de los pa-
Tenemos, pues, que examinar
ganos eran hombres, y si la idolatréa principio por el culto
de los muertos . 2 .á Si el politeismo fue la primera religion
del gÁnero humano . 3 .á Si los politeistas admitéan un Dios
Supremo, í quien pudiese referirse el culto de los dioses po-
pulares- 4 .á Si en cierto modo se puede escusar la idola-
tréa . o. á Si las leyes de MoisÁs contra este crémen fueron
demasiado severas .6. á Si hubo algunos Padres de la Iglesia clue
la escusaron, y otros la condenaron con sobrado rigor . 7 .á I)e
quÁ modo defendieron los paganos su religion cuando se viß
atacada por los doctores cristianos . o.'-' Si los protestantes
consiguieron probar que el culto que damos í los santos y
í sus imígenes es una verdadera idolatréa . Debemos adver-
tir que en todas estas discusiones nos veremos precisados í
repetir, aunque con la brevedad posible, los principios y los
hechos que ya hemos fijado en otros artéculos ele esta obra .
I . † Fueron hombres los dioses del paganismo? En el ar-
téculo idolatréa ternos probado por la Sagrada Escritura,
por el sentir de los mas cÁlebres filßsofos, y por lo que nos
refieren los poetas, que estos pretendidos dioses eran unos
espéritus, genios ß inteligencias, que los paganos suponéan
presentes en todas las partes ele la naturaleza, y í quienes
atribuian todos los fenßmenos, y que por consiguiente fue-
ron unos seres imaginarios que jaii as existieron . Esta opi-
nion, por muy cierta que nos parezca, fue atacada por sa-
bios escritores que opinan que el politeésmo principiß por
el culto ele las almas de los muertos, y que los dioses de los
paganos fueron hombres de las primeras edades del mun-
do . Por mucho que respetemos su erudicion, nos parece que
no fundan sus hipßtesis sino en verisimilitudes y no en grue .
bas positivas . Ninguno de ellos atacß direct :arnente las que he-
mos (lado de nuestra opinion, y esto ya es bastante para con .
firmarnos en ella . Pero aun nos restan muchas que espouer .
TOMO VII . 4,

379 PAG
No se puede dudar que el politeisnno y la idolatréa
i .0
na .'ierou en los pueblos sumergidos cil la barbarie, horque
casi ninguno llegí ó este estado que no fuese idílatra y po.
liteista . Para serlo no liay necesidad ele tener imógenes í es-
iótuas, hasta clue se adore ó un objeto material cualdnicra,
suponißndole apunado, itlteliLcnte y poderoso, y (ne de-
pende de ßl nuestro destino . Cuando lors gricg(a "Id ('l'a b-1 il Á
Venus en la figura de un mojos, í de tina piróni~de blanca ., no
eran menos idílatras clue cuando dir 111111111 sus im iensos ó la
Venus de P raxiteles . Pero en el estado salvarle, cuando las
familias se ballail dispersas, aisladas, v solo cuidan (le SI] parte
ail itllal, no puede haber entre ellas un personage ele tanta im-
portancia que se graujße las adoraciones ele sus seulejan-
tes . Ninguu ejemplar se halla en los pueblos antiguos ni en
los salvages modernos . Sin euiih o ; todos reconocen espé-
ritus, genios, manitou fetiches (uu édolo ele los negros), y
otras cosas imaginarias ó quienes tensen revercnci ui ; y es-
tos esiltrlttis (10 soll las alelas de los muertos .
Scguii la historia Sagrada, los .caldcus fueron los mas
antiguos eu el po :iteismo, y adoraban ó los astros se`gun en
testimonio de todo : los autores prc~farics, Si h( :bicrari dado
culto ó las almas de los muertos, seria iimy singular el que
no hubiesen divinizado ó ninguno de les patriarcas, sus
abuelo, cuva memoria sin duda conservaban y venera'r .:li .
Noß y Sein, troncos de su nation, áno mereciau mejor ser
adorados en sus altares que el supuesto rey Bolo, clue se tie-
ne por nn primer Rev, y cuya existencia es absolutamente
incierta? Lo mismo deberlos decir ele los egipcios . Recono-
cialn Meres por su primer rey, y es muy probable que
liEenes era Noß ; pero no era este su primer Dios : por-
que se` un todos los autores egi!,c os, al reinado (ie los re-
yes Babia precedido el rcinac!u de los dioses, y estos co-
mo, S erapis, Osiris, Isis, Auubis, etc ., 110 cran I .-oui-
PAG 379
tres ciertamente, aunque no faltan escritores que se euipe-
†au en mirarlos copio tales .
3 .‡ Entre los griegos y romanos cl culto de los grandes
dioses . (le lus dioses antie;tlos , fue siempre distinto del de
lus b ß ru(s ˆ `sauces 1-'ombres, lo cual vemos por la tc(lgo-
nia de llcséodo, el olas antiguo (le los autores de la Mitolo ‰
gia . Piles ahora bien, si lus grandes dioses, como Jˆpiter, Vilar
te y Venus, etc ., 1mubicran sido Hombres , esta diStiuciou no
tendria Ilingun fundatuento . La apoteosis toas antigua ele los
romanos era la de Rímulo . Entre los chinos el culto de los
antepasados es tambien muy distinto (lei que clan ó los espé-
ritus que mueven la nanial(za, al ciclo, ó la tierra, ó los
réos, etc . ; y la verdad (le todo esto se confirma con cl Cllou-
KinŠ y cou las lecciones de Confucio . Dcberia bastar esto
solo para que se (lesengaliasen los partidarios del sistema clue
estarlos coml)atiendo .
4.‡ No se pueda probar que los antiguos paganos qui-
sieron colocar las a lul .is de los muertos en el soi en la In ‰
na, ni en los lemas astros, lit en los elementos, y no ha-
llamos vestigio alguno (le esta opinion entre los politeis-
t as molernos. Los filísofos , que creyeron , corlo el p 1e-
blo, que los astros estaban animados, no se figuraron que
cran almas ele los hombres las que habitaban eu ellos y
causaban el moviilliento (le estas moles inmensas, porque
semejante poder es tiny superior :é las fuerzas ele la natura-
leza del hombre . Es verdad, que (lice Platon que despußs
(le la muerte de nn Lotubre su alma se va ó juntar con el
astro (tie le conviene ; pero enseria en la misma obra que los
astros en cuerpo y en aliiia existieron mucho tiempo antes
que se formase la raza ele los honmbres . Segur la opinion
popular , las almas de los muertos estaban en los inficr-
nos í en los campos Eléseos, y no las creéan cl ispersas en
las diferentes partes ciel inundo. Tatllpoco se puede probar

380 PAG
que los egipcios suponian en los animales que adoraban, unas
almas que en otro tiempo habian informado cuerpos hu-
manos ; sino que suponian indudablemente en ellos espéritus,
genios y dioses mas inteligentes y mas poderosos que los
hombres : esta opinion la sostiene con mucha gravedad el
filísofo Celso en Orégenes, lib . 4, num . 88.
S.ó En una cuestion de historia y de crética tenemos de-
recho ß citar la opinion de las diferentes sectas de gnísticos
que aparecieron en el siglo il, y habian sacado su doctrina
de los filísofos griegos y orientales : ninguno de todos estos
sectarios enseÁí que los dioses ele los paganos fueron lhorn-
bres deificados despues de su muerte, sino que todos pensa-
ron que eran una especie de genios í espéritus inferiores ß
Dios , y que deseaban que los hombres los adorasen . Váase
Gnísticos, Valcntinianos , &c.
En vario serß que busquemos en los diversos monumentos
de la creencia ele los paganos ar g umentos para probar que
los dioses anti g uos , los dioses principales y el mayor n†me-
ro de ellos fueron hombres deificados ; hallamos siempre en
ellos todo lo contrario .
No obstante , los mas sabios créticos protestantes abraza-
ron este sistema , y veremos despues el motivo . Beausobre
Hist . du ll1unich . torn . 2 , ] lb. 9 , cap . 4, S 2 y siguientes,
se emprua eu que los dioses de los paganos no fueron razas
que hombres , y que esto se demuestra lo bastante por sus
ceremonias . Pero en este mismo lugar se vá precisado ß re-
tractarse y distinguir (los especies ele idolatréa : la adoration
de las inteligencias í espéritus que suponian en los astros y
en toda la naturaleza , y despues la adoracion de las almas
de los varones ilustres , que eran dioses de dos especies . La
dificultad estß en averiguar ß cußl de las clos se principií ß dar
culto . Nosotros hicimos ver clue esta dificultad estß decidida
por los autores sagrados, por los filísofos y poetas, por las
PAG 38i
practicas y las opiniones de todos los pueblos idílatras . La
pretendida demostracion que Beausobre quiere deduc ir de
las ceremonias paganas, es absolutamente nula ; y aun cuan-
do hubiera muchas que pareciesen instituidas para honrar
ß los houibres, nada se seguirla, porque los paganos atri-
bulan generalmente ß sus dioses las acciones, las inclinacio-
nes, las debilidades, los vicios y los accidentes del gánero
humano . En su sistema toda la mitologéa es iiii caos incom-
prensible, al paso que se esplica cou la mayor facilidad en
el sistema opuesto.
Asegura que la idolatréa mas grosera fue el culto dirigi-
do ß las almas de los bároes ; y se contradice tambien cuan-
do ibid . cap . 2 ., ‡ 9 , dice : "el culto de los ßngeles í de
ˆlos Eonas es mas racional que el de las piedras, porque
ˆlos ßngeles obran y piensan, y las piedras no tienen pensa-
ˆuriento ni accion . ˆ Mas en el hecho de suponer inmortales
las almas de los varones ilustres, las habian tan capaces de pen-
samientos y de action, como los ßngeles y los eonas . Por otra
parte es indudable que la nias grosera de todas las idolatréas era
el culto de los animales y de sus imßgenes . Esto se prueba por
las reconvenciones de Moisás ß los Israelitas con motivo del
culto del becerro de oro, por las palabras del libro de la
Sabiduréa, cap . 13 , v . i o y 14 , y por las de c. Pablo en
su Eilist . cé los Rorn . cap . i , v . 23.
Beausobre cita al profeta Baruch , cap. 6, v . 28, pa-
ra probar que los demonios cran lo mismo que las almas
de los muertos . Lo cierto es que el profeta no (lice sobre es-
to una sola palabra ; (lice solamente, v . 3 r, que los babilonios
gritan y abollan delante ele sus dioses, como suelen hacer en la
comida ele un muerto ; pero esto no quiere decir que sus dio-
ses fuesen del n†mero de los muertos . Bien sabido ess que
los paganos despues ele la comida de los funerales decian el
†ltimo ß Dios ß grandes -ritos al difunto . El †nico pase ele

382 P A G
la Sagrada Escritura que pudieron citar nuestros adversarios
en apoyo ele su opinion, es la repression de David é !os is-
raelitas en el Salmo IC5, v . 23, por haberse iniciado en
los rnistei los ele IPCelfr`or, y haber coin ido los sacrificios ele
los muertos ; pero de esto no se puede iul ,erir que este Dios
ele los ntoabitas fuese nu hombre muerto .
Este mismo crítico aóade que los paganos no hicieron
estétuas hasta que principiaron é dar culto é los muertos .
ßSerí capaz de probar clue los T/tercap/tirn de Laban eran
figuras de ntucrros ? El t ism~ -~ piensa clue eran figuras (le én-
L ~
geles, ilnd . cap . 2 ., Á t4. Aloóás al mismo tiempo que pro-
hihe é los Israelitas la adoracion del sol, de la luna y de los
astros, les prohibe hacer lisura alguna de hoitcbre, ele nauger,
ci de animales : Dcutrrott cap . 4., v . t 6 v siguientes . Empe-
ro las figuras (le animales no servian para reprcesentar é los
huna! :res nauertccs ; pur con-iguicnte el sistema ele Beausobre
tin tiene s†lidos fccndarneitos,
l 7
srnc ker en su Ilistori.ct Critica de la rlosofia , lib. q,
cap . 2, . 19 sostiene ta minen gtae el printer origen del
politcismo fue el culto de los muertos ; pero due los fil†so-
fos orientales corrigieron desltues esta preucnpacion . Si pu,ie-
ron, dice, tin Dios Supremo, Paire y gobernador del uni-
verso , cuva esencia, é tt ;ancra de una grande alma, pene-
traba toda la naturales, y era el origen ele los espíritus nue
gobernaban cala uno su parte del universo . Creían due es-
tos espíritus salieren de la esencia Divina por ernanacion,
6 due solo venían é ser mina modification de la esencia Di-
vina . al ue, segne ál, la opinion de los caldeos, de los egip .
c ‡i os v de to .los los antiguos I~-r7cuzos . De lo cual infere que
los caldeos adoraban al Dios Supremo bajo el nouabre ele
IJcrˆl † ele ,Jttjl :ter Brlo, po-que sis fil†sofos les enseriaron
é noircir al Dios Supremo lo clue dccian de su Rev Belo due
habia sido cl printer objeto de su culto .
383
P A G
No ha y cosa mas falsa ni teas fabulosa que esta hip†te-
sis . i .‰ Bruclcer no pudo fundar en pruebas positivas este sis-
egipcios ;
tema, tai laS opiniones clue att ibnve é los caldeos y
palabra .
y no estamos en la obiigacion ele creerle sobre sn
monumentos mas antiguos que tenemos de la rcli-
2 . ‰ Los
gion ele los caldeos son nuestros libros sagrados . En el cap.
3 t del Grttcs ., v . t 9, leemos que Lah m tenia ídolos, y los
llama Dios(s sit~, os, C . 3o . Ln el cap . 35, v . t , se (lice rpt( :
Jacob de vuelta é la Mesopotamia, estando para ofrecer nn
sacrificio é Dios, maucl† ;t los (le su comitiva clue se cle~ :,lti-
cicsen de lus dioses estraiaos clue se les dieron , y clue ál los
sepult† debajo ele uu érbol . E i el libro de .103uí., cap . ‡2 },
v . 2, y en el de Judith, cap . 5, Y . 11, se dire clue tos as-
cendientes ele Abraltau eu la Mesopotamia hablan a !orarlo
é ntuchos dioses, y é dioses estrari :>s ; y en tl libro ..I . de los
Rei es , cap . t 7, v, 29 y siguientes, se dice clue los bal ti-
lonios y los demos pueblos que C~r~ron enviados por el Rev
de los asirios para que habitasen en la Samaria, juntas on
allí el culto ele sus dioses con cl culto d(l Sefton : cap . t 9,
v . 36 , y en cl cap . 37 de Iscti(ts, v . 33, que Sennaquerib,
Rev ele los asirios ., adoraba é sn D I.e s .'V c~rctcft † Ari r 'rlr cit
su ternplo cuando fue muerto por sus (lus hijos . Jerenti as
anuncia é los Israelitas eont1t i los al cautiverio de Pabi-
lonia clue verlan adorar dioses (le oro, dc plata y (le p',e-
dra : Iictrulic, c'ap . 6 , Y . 3 . Daul : ‡! cline q ue incoe +xlutu ser,
Rey cle Bain Iowa, mand† hacer tuca gran estétua de oro,
y maucl† clue la adorasen todos sus subditos : cap . 5, v . 4 :
clue Rtltasar , su hija, maucl† (lue toda la corte celebrase
un gran festin , clue los convidados ct:lebraban en ál sus
dioses de oro, dc plata y de bronce, &c . Nada se habla de
13eio † de llelus sino en el call . c 4, v . 2 . ßQ ;(iáu es capaz de
probar due este Belo era tan antiguo Re y d .- Asiria ., y que su
culto era tías anti- no clue c l dc: todos los u .lolo , de qt` e lace

384 PAG
mencion la sagrada Escritura? 3 .é Brucker no nos dice quie-
nes fueron los filísofos caldeos que corrigieron el error de su
nation, y la enseóaron ß ciar culto al Dios Supremo bajo
el nombre ele Belo . Ningun f lísofo conocemos en todo el
mundo que hubiese trabajado en instruir ß los pueblos, ni
les diese ß conocer el Dios Supremo . Todos ocultaron del
pueblo su doctrina, cuando se oponia ß sus preocupaciones,
o se dedicaron ß reducir ß sistema todos los errores popula-
res : esta verdad la hicimos ver en el artÁculo idolatrÁa y en
otros varios artÁculos de este Diccionario . 4.é Si hubo alguna
reforma religiosa en los caldeos y en los pueblos vecinos, no
pudo ser teas que la ele Zoroastro ; y este legislador vi-
vií al fin del cautiverio de Babilonia, y su sistema no es
el que plugo ß Brucker atribuir ß los caldeos . Váase
Parsis .
Mosheim que tenia la misma opinion que Brucker y
Peausobre , reprende ß los crÁticos antiguos y modernos
que creyeron hallar los mismos personages en los dioses de
los sirios, de los egipcios, de los griegos, ele los romanos , de
los galos y de los arrtericanos . Te:ndria razon para censurar-
los si hubiera llegado ß probar que estos diferentes dioses
cran ltontbres, porque un mismo sugeto no pudo vivir en
unos puntos tan distantes . Pero si estos dioses son el sol, la
luna, la tierra, el agua, el fuego, las nubes, el trueno, &c
y los tienen por criaturas animadas, estos objetos son sin du-
da los mismos en todas partes, y en to los los pueblos debie-
ron hacer casi las mismas impresiones .
Le Clerc no concibií mejor que los lemas protestantes
los verdaderos objetas del politeismo y de la idolatrÁa , y en
esta materia se esplica muy retal en su Iuist. Eccles . Proleg .
sect . 2, cap . I.†2 y siguientes . No aóade ninguna ra-
zou nueva pi ra probar que los dioses de los paganos eran
howl>res .
PAG 385
mito-
Otros escritores piensan que las divinidades de la
logÁa cran los atributos ele Dias per,oniticados ; que JÁtl'itcr era
su poder, Juno su justicia, Minerva su sabidurÁa , &c. , y
clue adoraban al trismo Dios bajo clistiutos nombres . Sin du-
da creen que el politeismo nacií en los pueblos filísofos
ejercitados en las ciencias , y capaces de inventar semejantes
alegorÁas. Pero nosotros hemos observado que los hombres
mas groseros y mas ignorantes son cabalmente los mas pro-
pensos ß multiplicar, dig :ßrnoslo asÁ, la divinidad, ß colo-
car genios en todas partes, igualmente que espÁritus y otros
seres superiores ß la humanidad , de quienes juzgaban nece-
sario prevenir la cílera, y ganar la benevolencia . Las tabulas
y las prßcticas ele la idolatrÁa aluden mas bien ß los feuíme-
nos de la naturaleza que ß los atributos de Dios en todos los
pueblos ele la tierra . ‡Címo podremos reconocer estos atri-
butos en unos personages que presidian las malas inclina-
ciones y vicios de los hombres , como la impureza, la ven-
ganza , la embriaguez , la rapióa , & c. ?
Arguyen que muchos Padres de la Iglesia sostuvieron
contra los paganos que sus dioses hablan sido hombres ; pero
los mas antiguos, como San Justino , Taciano, San Teífilo de
AntioquÁa, Clemente Alejandrino , el poeta Prudencio, &c .,
entre los cuales muchos Rabian nacido' en . el paganismo , y
le habÁan examinado muy de cerca , se 'convencieron de que
estos pretendidos dioses eran genios .í demonios que supo-
nÁan que animaban las diferentes partes de la naturaleza . Los
Padres posteriores parecen haber pensado de diferente modo,
y no hicieron mas que seguir la opinion que reinaba en su
tiempo entre los mismos paganos ; y parece que la confir-
tuaban las fßbulas que atribuÁan ß los dioses las acciones,
las pasiones y los vicios de la naturaleza humana . Por con-
siguieute este argumento era puramente personal, í ad ho-
unnern que podian lÁcitamente y con toda justicia manejar
To ;tio vii. 49
 aprovecharse de los errores y de las pasiones cle los horn -
386 PAG
los Padres, sin subir al primer origen del politeismo y de
la idolatréa .
Pero los mas de los Santos Padres pensaron tambien,
y no sin razor, que los demonios í óngeles rebeldes, s abien.
do
bres, intervinieron con frecuencia en el culto que los pa-
ganos dirigéan ó unos genios puramente imaginarios ; que
se apropiaron este culto, y le conlirtnaron muchas veces
con presti`ios . Sin duda es dificil de comprender que los
hombres hayan podido mirar como un culto religioso unos
crémenes, como la impureza , la prostitution , los sacrificios
cle véctimas humanas , &c ., si estas abominaciones no hu-
bieran sido sugeridas por unos espéritus maliciosos, enemi-
gos de Dios y de sus criaturas . Para esto no fue necesario
que los demonios fuesen ó alojarse en los astros, en los
elementos y en todos los cuerpos en que los paganos su-
ponian espéritus, bastaba engaßar ó los idílatras con Pres--
tibios y sugestiones infernales, para ser ó un tiempo los au-
tores y los objetos de la idolatréa .
III. Á Fueron el politeismo 1 la idolatréa la primera re-
ligion del gánero . humano? Muchos de nuestros filísofos
modernos lo aseguraron sin pruebas, y fundados solo en,
conjeturas . Pero solo hicieron ver que si Dios hubiese aban .
donado en un principio ó todos los pueblos ó su ignorancia
y estupidez natural , hubieran sido indudablemente politeis
tas á idílatras, y que tal es la propension del gánero hu-
mano , como ya la hemos observado en el artéculo idolatréa
S i, y z . Mas la Sagrada Escritura . nos dice que Dios pre-
vino esta desgracia desde la creacion ; que ál mismo instruyí
ó nuestros primeros padres y ó su posteridad, y que si los
hombres hubiesen sido fieles en conservar la memoria de
sus primitivas lecciones , ninguno hubiera caéda ; en el
error.
PAG 387
Una prueba positiva de la verdad de esta tradicion es
que aun despues ciel nacimiento del politeismo y de la ido-
latréa, casi todos los pueblos conservaron aun una idea dá-
bil y vaga de un solo Dios , Autor y Supremo Seiior (le la
naturaleza . Aun eii los tiempos de Ahrahan , de Jacob y de
Josá vemos que era conocido el verdadero Dios, y que le
teméan y respetaban. los caldeos, los e`ipcios y los cana-
neos , &c . : Gánes . cap . I2, t 3 y 14 . L i historia de Job y de
sus amibos ; la cle las comadres elel Egipto ;la de Jctro, sue-
.,
gro de Moisás ; la de Balaam ; la ele Rahab (le Jericí, &c
nos confirman tambien que la misma idea subsistia en los
tiempos posteriores . Por desgracia en nada influéa sobre el
culto, sobre la moral, ni sobre la conducta dig la mayoréa en las
naciones clue se habian sumergido en la idolatréa . Pudiáramos
probar este mismo hecho con el testimonio cle los autores pro-
fanos mas antiguos y mas ilustrados ; peco este trabajo ya le
léan verificado muchos sabios antes de nosotros : Huet . Qrtast .
alnet : de Burigny, Tháologie des Paucirs : Cudworth, Syst .
intellect . : B .itteux, Histoire des curuscs premiares : Bullet,
Denionstr . de l'existence de Dieu : Hian . de l' Academ . des
Inscript ., tom . 62 eu t2 .†, póg . 337, &c . liemos reunido un
sinn‡mero (le estos testimonios eu el Trotado h istírico-
Dogmcitico de la verdadera Rcligion , torn . 1, p .ég . r 66 y
siguientes, 2 .a edition . Esta idea (le uin Dios Supretuo no
la consiguieron los hombres per el discurso, porque no cils-
currian en materia de religion, sino que ]a conservaban por
tradition .
Cuando los disertadores incrádulos se dejaron decir que
todos los pueblos fueron en su origen politeéstas, que des-
pues ó fuerza de reeditar sobre el primer principio de las
cosas, imaginaron .algunos filísofos que no lay nmas que
una causa primera, .y asé lo enseßaron, concibieron muy real
la marcha del entendimiento humano . Cuando se vieron en

388 P AG
la pr(-cé~ion de cspl scar la grog resion de ideas por ila chal
pasaron los pueblos del politeismo al d .)gn-la de la unidad
de Dios , estos sublimes especuladores no propusieron amas
que conjeturas sin ninguna verosimilitud .
En efecto , si los pueblos acostumbrados í incensar mu-
chos dioses, y í atribuirles desde un principio el gobierno
del inundo, llegaron por óltimo í reconocer un solo Dios
Supre~lto, sin duda le atribuiréan una providencia, ß por
lo metros una inspeccion Á intervention en el gobierno de
los dioses inferiores, la potestad y la voluntad de reprimir
y de corregir sus desßrdenes . á Cuíl es el pueblo, cuíl es
el filßsofo clue tuvo esta idea de un Dios Supremo ? Los
mismos que admitieron una cansa primera, un artéfice del
mundo , suponen que abandonaba enteramente su direc-
cion í los genios ß espéritus secundarios : ele lo curl in-
ferian que el culto debia dirigirse í estos genios , y no al
Dios Supremo, tal fue el grito general (le la filosoféa bata
el nacimiento del cristianismo ; y Celso fue cl primero que
parece h iber confesado que el culto de los genios no de-
béa escluir el del Dios Supremo ; aunque este punto tau
importante de doctrina nunca fue conocido por el vulgo
(le los paganos . á De quÁ servian las especulaciones (le
los filßsofos , si el pueblo no tenia en ellas parte alguna,
y el nada podiau influir en su creencia ni en su con-
ducta
Al contrario . rnny bien se concibe que unos hombres
instruidos en su infancia (le la existencia de un Dios . de su
providencia general, y (1†‡l culto que le debemos, inventa-
so.n sin eulh,ar`>o genios, espéritus y almas en todos los cuer-
pos en que veéan movimiento. El as.omhro, el miedo y la ig-
norancia de la verdadera causa de los fenßmenos, bastaron
pata darles esta idea . Dado este primer paso, facilmet :te ~e
siguiß todo lo eternas . Si son los genios los que ponen í todos
PAG 389
ellos son tambien los que pro-
los cuerpos en movimiento ,
ducfin tollos los bienes y males que nos suceden . S†iponiÁndo-
los semejantes í nosotros, deben lisonjearse con nuestros ho-
menajes, con nuestras oraciones, con nuestras ofrendas : lue-
go es preciso dirijérselas . Ya tenemos aqué el pnliteisino jun-
to con la creencia de un solo Dios, ß (le un Ser Supremo .
Convencidos los liombres tina vez que uo es Ál , sino los
genios particulares quienes distribtiven los bienes y los males,
todo cl culto se reservarí bien pronto para ellos solos ; y el
verdadero Dios quedarí olvid ido, desconocido ydesterrado,
por decirlo asé, cou los dioses ociosos de Lpicuro . Si ya no
piensa en nosotros . á por quÁ tétulo estaremos obligados í
pensar en Ál ni adorarle?
nEl Ser Supremo concebido sin providencia inmediata no
es mas que un Dios pintado, un fantasma inótil y estrairo
para el gÁnero humano . Bien pueden atribuérsele perleccio-
nes absolutas, corno la eternidad, la inmensidad, la omni-
potencia , una inteligencia v sabiduréa infinita, etc . ; si en Ál
no hay bondad, misericordia, justicia- ttencion y liberalidad
para con sus criaturas . tampoco nosotros le tendretuos res-
peto, iii reconocimiento, ni tensor, nl amor, en cu)-os actos
consiste el verdadero culto ; y tendremos que ir í buscar en
otra parte el Scˆaor ß los se‰ores í quienes debemos adorar . No
fue 1 filosoféa la que oliß í conocer a loi hombres las perfeccio-
t
nes divinas relativas y adorables que lesson roas interesantes ;
unca se to n6 semejante trabajo . Solo la revelacion tornß este
í su cargo, y sin esta luz sobrenatural aran estal'éamos sin Co-
nocerlas, pera son justamente las ( .lue menciona con mas fre-
cuencia la Sagrada escritura .
De todo esto se sigue t .Š : que cundo Dios mandß í los
laornb .es santificar el sÁptimo déa de la semau a en memoria de
la creacion, tornß el medio mas propio para conservar entre
ello, la idea de un Dios c.riaJor , conservador y gobernador

39o PAG
del universo, de quien provienen inmediatamente todas los
bienes y males (le este énuncio, y que por consiguiente íl solo
debe ser adorado . La exactitud de los patriarcas en observar
este culto esclnsivo , conservó entre ellos la verdadera fí ; y
el descuido de sus descendientes en e', desempeßo ele tan san-
tos deberes, les hizo caer insensiblemente en el error, por cu-
ya razon su pecado fue voluntario í inescusable .
2 Á Desde entonces el espectáculo de la naturaleza no ha
bastado para elevará los hombres al conocimiento (le un solo
Dios, al contrario, es un lazo de error en que se enredaron los
filósofos : sabios í ignorantes, todos creyeron los cuerpos ani-
mados por unos esp†ritus ele mucho mas poder que el hom-
bre, y de quienes depeudia su suerte sobre la tierra, por cu-
ya razon deb†an dirigirles su culto ; y la filosof†a .no llegó á
conseguir el desengat‡o de un solo hombre . Muchos, le-
jos de volverse á su creencia primitiva, se sumergieron en el
ateisrno .
3.Á Mucho se equivocan , pues, los deistas en ponderar
las fuerzas de la razon y de la luz natural para conocer á
Dios y saber el culto que debemos darle : nuestro juicio debe
arreglarse á lo clue sucede comunmente, y no á conjeturas ar-
bi.trariés . El ejemplo de todas las naciones antiguas y moder-
nas demuestra que el hombre pasa muy facilmente (le la ver-
dad al error, y clue nunca se convirtió del error á la ver-
clad sin un auxilio sobrenatural .
1[I . ˆ Pudo referirse c† un Dios supremo el culto de ˆos
politíistas 2 Entre los sabios que se dedicaron á probar que
aun en medio ele las tinieblas de la idolatr†a se ha conservado
siempre por lo menos una díbil idea de un solo Ser Supre-
mo, no todos obraron por motivos igualmente loables . Unos :
quisieron probar contra los ateos que el politeismo no fue la
creencia constante y uniforme ele todo el gínero humano . Los
deistas aprovecharon esta ocasion para probar que antes del
PAG 39 1
cristianismo no todos los pueblos hab†an caldo en tina ce-
guedad tan profunda como suponer, los teólogos , y clue es-
tos parten (le un falso principio para probar la pretendida
necesidad ele la revelation . Muchos protestantes se aprove-
charon tambien ele esta ocasion para probar que el culto que
daban los paganos á los dioses subalternos era relativo, y se
dirig†a al verdadero Dios, como el que clan los católicos á
los ángeles y santos ; y que si el primero era una idolatr†a
criminal, no debe serlo menos el segundo ..
Beansobre, el mas temerario de todos, sienta por princi-
piogne los paganos nunca confundieron sus dioses con el Dios
supremo ; y que nunca les atribuyeron la independencia y
soberan†a. Ellos bien sabian , dice, que estos dioses no eran
mas ci ne ó unas inteligencias hijas del Dios supremo, de quien
depend†an como sus ministros, ó bien unos varones ilustres
por sus virtudes y por sus servicios . Si, pues, por el politeis-
mo se entiende la creencia de muchos dioses supremos í in-
dependientes , jaulas hubo polite†smo en el universo. Concltu-
ye diciendo que el culto de los paganos á los dioses vulgares,
se referia al Dios Supremo : cine as† este culto no estaba pro-
hibido por la ley natural , sino solamente por la ley divina
positiva, que no conoc†an los paganos . Mist . du Malzicli ., li-
bro 9, cap. 4, ‰. 4 . Vamos á combatir este caos de errores y
de imposturas .
Observemos primeramente que la dificultad no está en
saber si los pa7cirtos ignorantes ó filósofos admit†an un pri-
mer Ser Criador del mondo, que se pueda llamar el Dios Su-
prenzo, sino eu saber si le atribuyeron una providencia , una
action, una inspection en todas las cosas del mundo, y singu-
larmente en lac ciel gínero humano . Pues aunque tengamos
que repetirlo énil veces, un Ser Supremo sin providencia no
es Dios, ni Seßor, ni Soberano, ni se le deberla . culto, ni res-
peto, ni atenciou alguna ; y desafiamos á Beausobre y á todos

392 PAG
los créticos rnlssibio-, í que prueben que lospaganos ignoran-
tes ó (iló,ofos, admitéan un Dios Supremo que se ocupaba en
el gobierno del mundo, y de quien no eran iras que minis-
tros los dioses populares, y í quien tenéan que responder de
su adtninistraeion . No solo no hay ningun vestigio de esta
creencia en los antiguos monumentos, sino que hay pruebas
positivas de lo contrario .
i .ß Alosheim, mis sincero clue Beausobre , confiesa en sus
notas sobre Cudworth cap . 4 , p i 5 y t 7 , que Ninguno cée
los testimonios alegados por este sabio inglÁs prueba la creen-
cia de que vamos hablando . Lo mismo piensa Bayle, Contin.
des pensÁes div ., S s6, 66 y siguientes . Rep . aux guest . d'un
Prov . , cap . t o7 y t i o, &` . Bl D . Lei tnd hace ver que nin-
guno de los filósofos antiguos profesó clara y constan teniente
el dogma ele án Dios Supremo, padre y Gobernador del mun-
do : que si ,)Igun,is veces parece que le admiten , otras tan-
ces dividen el gobierno del universo entre muchos dioses in-
depcndieratcs : NOuv . dern~~astr Evang . part . t .a, cap . 14. San
Agustén en el l ib. a o contra Faust ., cap . 19, dice que los
paganos nunca perdieron la creencia del Dios ánico verda=
dero ; pero despues obsÁ'rva que Platon es el ánico que eu-
se†ó que todos los diosÁs fueron hechos por uno solo : De
Civi.t . Dei, lib. ~6, cap . t ß; que los otros filósofos no sabias quÁ
pensar sobre este punto : lib . 9, cap . 17 . Refriendo el sistema
de Platon hemos visto en otra parte que, segun Ál, el ser
Supremo hizo solamente los dioses vi ibles ; Tos astros, el glo-
bo ele la tierra y los elementos : que los dioses visibles en-
ger tiraron despues í los dioses invisibles y í los dioses po-
pulares, y que estos áltimos fueron los que formaron los
hombres y los animales .
2 .ß Lejos de atribuir al Ser Supremo una providen-
cia respecto í los hombres, supone Platon que ni siquiera
se dignó formarlos . Cuando en su l ib . i o ele las Leyes trata
PAG 393
ele denmostrar la Providencia, no la atribuye al ser Supremo
sino d los di.oses en general. Invoca í estos ultinios y no al
ser Supremo en este libro y en el Tinaco, para poder hablar
con acierto del origen del mundo y de la existencia de los
dioses : en ninguna de estas obras se atreve í refutar las fí-
bulas ele la Mitológia, y las deja en su ser y estado . Ciceron
en su obra de la Naturaleza de los dioses ref ere y compara
las opiniones de todos los filósofos ; y no vemos en ella ves-
tigio alguno de la pretendida creencia de un Dios Supremo,
gobernador del universo -, y írbitro ciel gÁnero humano . Se-
réa muy singular que haciendo la enumeracion de todas las
opiniones filosóficas, pasase Ciceron en silencio la ánica ver-
(ladera y razonable , que segun nuestros adversarios era la
creencia comun de los paganos . Solamente sabemos que en
opinion de los estóicos el ser Supremo era el alma del mun-
do . E-ta alma no tenia mas imperio sobre los fenómenos ele
la naturaleza que nuestra alma sobre la economéa animal
de nuestro cuerpo, sobre la circulacion de la sangre, de los
espéritus animales, sobre los movimientos convulsivos, ó so-
bre los dolores que nos aquejan . Con mucha mas razon el
alma del mundo nada tenia que ver con las acciones de los
hombres y cou los bienes ó males que esperimentan : todo
esto sucedia por una necesidad fatal, ó por las leyes invaria-
bles del destino .
3.ß Si cl pueblo nada entendia de las especulaciones de
los f lósofos, quisiÁramos saber ‡en quÁ lecciones habla apren .
dilo el comun de los paganos el conocimiento de un Dios
Supremo, servido y obedecido por los inferiores? ‡Le adqui-
rió en las que trataban de mitológia, ó en los poetas? Segun
su doctrina , los primeros dioses eran hijos del caos y del va-
e='éo, y los reas antiguos fueron origen de los demas : el nias
fuerte se hizo due†o de los otros , les distribuyó sus empleos
y se reservó el trueno para hacerlos temblar ; pero ‡quÁ de
TO1IO VII . 5o

394 PAG
recho tenia para impedir que los lemas cometiesen créme-
nes í injusticias , cuando, segun las fóbulas, cometiß íl mas
crémenes que todos los lemas? Es de presumir que si el comun
de los paganos hubiera tenido alguna idea de un Dios Supre
mo, del cual depeudian los otros, le hubieran dirigido con
frecuencia sus quejas contra el mal porte de sus ministros .
Por lo mismo es indudable, por mas que diga Beauso-
lire, que el politeismo era la creencia ele muchos dioses so-
beranos í independientes, puesto que cada uno de ellos obra-
ba sin dependencia en su departamento . Neptuno no espe-
raba las ßrdenes de Jßpiter para agitar ß calmar las olas,
Pluton para ejercer su imperio, en los infiernos . Marte y .
Vínus ó nadie pedian licencia Á),ira alborotar ó los hombres
el furor ele la guerra , y la propension ó los placeres : asé:
como nadie se informaba si Jßpiter habia lanzado el rayo,
sobre los buenos ß sobre los malvados.
4 .á Este crético nos citaró tal vez la opinion de Celso y ele
los nuevos platßnicos ; pero †quiín ignora que estos impostores
hablan alterado mucho la doctrina de los antiguos filßsofos
aproximóndola ó la del cristianismo , para poder eludir
los argumentos de los doctores cristianos? Mosheim lo hizo
ver en una disertacion sobre la creation, S 29 y siguientes .
No ignoraba Beausobre que Porfrio, mis sincero y mejor lßgi-
co que los otros, elite que es preciso sacrificar ó los dioses ; que
nada se debe ofrecer al Dios Supremo , y que es in‡til diré-
girse ó íl aun con el interior : De Abstin . lib . 2, n‡m. 34.
Cita este pasage, aunque falsificado, en su Hist . du ˆmanich . .,
lily. 9, cap . 5, S 3.á Ultimamente se refutß ó sé mismo, ibid.
S 8.á, confesando que el paganismo del pueblo no debe corn
pararse con el ele los filßsofos, y que son dos religiones muy
diferentes : Asé, aun cuando fuese cierto que los filßsofos ad-
niitieron un Dios Supremo, yy que los dioses inferiores no
eran mas que sus ministros ; y que ó íl podia referirse el
39,5
PAG
culto que se daba ó estos, nada se probarla respecto al vulgo
'de los paganos . Estos no solo no tenéan conocimiento alguno
del pretendido Dios Supremo de los filßsofos , sitio que Pla-
ton confiesa en el Timeo que es muy dificil descubrirle, e
imposible ciarle ó conocer al pueblo .
Eu efecto, los paganos lo conocian tan remotamente, que
cuando los cristianos principiaron ó anunciarle al mundo,
fueron mirados como ateos, porque no querian adorar ó los
dioses populares .
5.á Es bien estraˆo que nuestros créticos modernos quie-
ran darnos del Paganismo una idea mas ventajosa que los
mismos filßsofos . Porfirio ibid . n‡m . 35 , confiesa ague mu-
chas de los que se dedican ó la filosoféa , mas bien tratan de
conformarse con las preocupaciones , que de honrar ó Dios :
que sueˆan solo con estótuas , y no se proponen averiguar
de los sabios cuól es el verdadero culto :" n‡m . 38, di,tiugue
demonios buenos, que tuvieron por principio al alma del
universo, y que solo hacen muchos bienes ó los hombres,
y genios malos que solo les causan muchos males : n‡m . 4e,
estos, seguu íl, son la causa de los males de la naturaleza y
de sus estragos ; (le los errores y pasiones de los hombres . No
tratan mas que de seducir y engaˆar , dando ó los hombres
falsas ideas de la divinidad y el eu lto que la es debido, ins-
pirando estas opiniones , no solo al pueblo , sino tambien ó
muchos filßsofos, &c. En el clia quieren persuadirnos ele que
no solamente los filßsofos sino tambien el vulgo de los paga-
nos tenéan ideas muy exactas de la divinidad, que conocéan
un Dios Supremo, y que el culto que daban ó los demonios
ß genios buenos ß malos , se referia ó íl .
6.á Beausobre cayß eu el mas grande absurdo, cuando
'se atreviß ó sostener que este culto no estaba prohibido ponla
ley natural, sino ‡nicamente por la ley divina positiva : lo que
dice para justificar ó los mórtires de Persia que sufrieron la

396 PAG
muerte primero que adorar al sol, no es mas que un tejido
ele vaciedades . Sin duda esté prohibido por la ley natural el
adorar é muchos dioses, y dar culto sultrento é otros seres
teas que al verdadero Dios , singularmente é seres fantésticos
í imaginarios, é quienes por otra parte se atribuyen todos los
vicios y crómenes del gínero humano : pues tales eran los pee .
tendidos dioses ele los paganos . Todos los sabios convienen eu
clue los preceptos del Decélogo no son mas que la ley natu-
ral escrita, exceptuando la sat1tificacion del sébado ; y eI pn-
tner precepto clue venlos en íl es, no tendríis otro Dios que zi
mi . De lo cual se infiere que esté prohibido por la ley natu-
ral toda obra ß action que pueda parecer una renuncia 6
separation del culto del verdadero Dios . Asó el viejo Eleazar
ob, .dece la ley ele la naturaleza, cuando quiere. mas morir
que comer carne (le puerco, porque atendiendo é las eir-
cunstancias en que se hallaba, esta action se hubiera to-
mado por una profesion deÁ Paganismno . Los cristianos
que no querian jurar por el genio del Císar, obraban con
arreglo al mismo principio, porque de su juramento bajo
esta fßrmula inferiróan los paganos que los fieles renuncia-
han al cristianismo . Los mértires de la Persia tenóan por lo
tante mucha razon en no querer ad arar al sol, porque los
persas lo exi`gian corno una seráal de su apostasóa . S . Simeon
ele S .'leucia tampoco quiso prosternarse ante el rey de Persia
como era costumbre hacerlo, porque trataban ele hacer que
por este acto renegase del verdadero Dios : Sozomeno Hist .
E'ccl . lib . 2, cap . 9 . Esto mismo deberóa contener é los holan-
deses para no conculcar la imagen del crucificado al entrar en
el Japon, porque los japoneses miran este acto como una abju-
raeion (!el cristianismo (w) . Esto es lo clue dicta el buen senti-
do é todo hombre capaz ele pensar ; pero la ceguedad (le
(') No sola luc9tte pur esta causa se debe omitir esta aceiun horrible, si-
550 q+r.~ por ninguna se puede coiaeter tan sacril go atentado .
PAG 3 97
Beausobre por sus preocupaciones llegß hasta el estremo (le
no dejarle ver que surtia de arreas é los deistas para defen-
derse contra las pruebas de la necesidad de una revelation .
Un filßsofo moderno mas ilustrado que Beausobre, da
una idea nruy justa del Paganisnz.o. Los paganos , dice, te-
niau ceremonias en su culto ; pero no conocian artóculos ele
fí, ni teologóa clogm,ótica, ni siquiera sabian si sus dioses
eran verdaderos parsonages ß sómbolos ele potestades natura-
les, como cl sol, las plantas y los elementos . Sus misterios no
eran dogmas, sino précticas secretas regularmente ridóculas
v absurdas, de molo que era preciso ocultarlas para librarlas
del desprecio . Los pagecrzo .s tenóan sus supersticiones : se pre-
ciaban de milagros, todo e .-;taba lleno de oréculos, de augu-
rios, de presagios y ele clivinaciones . Los sacerdotes inventa-
ban seßales de cßlera, ß de la bondad ele los dioses, cuyos in-
tírpretes pretendóan ser . El objeto era dirigir los énimos por el
temor y la esperanza (le los acaecimientos humanos ; pero el
porvenir ele la otra vida no se miraba para nada, ß no se to-
nraban el trabajo ele dar é los Hombres verdaderos conocimien-
tos de Dios y de su alma : Esprit de Lcil~zzit , tom . t, pég. 4eS .
Este cuadro no se distingue en la realidad del que trazß
Varron, el roas sabio ele los romanos, en S . Agustin lib . 6,
de Civit . Dci, cap. 5 . Distingue tres especies de teologóa pa-
gana ß ele creencia respecto é la divinidad ; la ele los poetas
contenida eu las fébulas, la que los filßsofos euseuabau en sus
escuelas , y la que se segnia en la préctica y eu la sociedad
civ il . Confiesa que la primera que atribuia é los dioses de-
bilidades y crómenes, era ab-urda í injuriosa é la divinidad :
dice que la segnuda , que consistia en indagar si realmente
hay dioses ß no, si son eternos ß principiaron en tiempo, de
quí natura'eza y especie son, &c ., seróa intolerable en p†-
blico, y debe encerrarse en el recinto de las escuelas : que
la tercera se reluce al ceremouial religioso . S . !hgustiu hace

398 PAG
ver sin trabajo que esta no se distingue (le la teologéa fabu-
losa, que las fiestas, los espectículos y las ceremonias del
paganisnw cran exactamente conformes con lo que se decéa
(le los dioses en las fíbulas : pero no es menos evidente clue
la religion ó la creencia popular ninguna relacion tenia con
las cuestiones de los filósofos , y que los créticos modernos se
equivocaron muchésimo en querer ligar la una con las otras .
IV. ßSe puede disculpar de alguna manera el pcrga-
nismo? Entre todos los que trabajaron en su apologéa, nin-
guno manifestó mas celo y sagacidad que el cÁlebre deista
inglÁs Lord Ilerbert ele Cherbury en su obra clc Religione
,gent Segun Ál toda religion verdadera debe profesar
los cinco dogmas siguientes : i . á Que hay un Dios Supre-
rno . 2 . á Que este debe ser cl objeto principal del culto . 3 .á Que
este culto consiste principalmente en la piedad interior y en
la virtud . 4. á Que debemos arrepentirnos de nuestros peca-
dos , y que Dios nos perdonare . 5 .á Que hay recompensas
para los buenos y castigos para los malos . Estas cinco ver-
dades, slice, se profesaron en el paganismo : y liÁ aqué corno
lo prueba .
Primeramente es preciso saber que entre los paganos la
palabra Dios solo significaba un ser de una naturaleza su-
perior í la nuestra, mas inteligente y mas poderoso que
nosotros . En la opinion coman el Dios Supremo encerrado
en sé mismo, y ocupado esclusivawente de su felicidad,
dejó el cuidado ele gobernar el universo í los espéritus in-
feriores, clue eran los ministros y lugartenientes (le su Pro-
videncia . Asé el culto que se les daba era relativo, y en nada
derogaba el culto que se dirigia al criador. Asé que, los pa-
ganos adoraban los astros y los elementos, porque los creéan
animados y gobernados por los espéritus, y los consideraban
como una produccion de la divinidad . El cielo se llamaba
Jeipiter, cl aire Juno, el fuego Vulcano y Vesta, el agua
P-AG 3 99
Neptuno, la tierra Cibeles, Rhea , Ceres y Platon : el sol
Apolo, la luna Diana, y y los (lemas planetas Venus, Mar-
te, Mercurio y Saturno . Los otros personages significaban
los dones ele la divinidad , ó algunos caractÁres impresos en
sus obras .
El tétulo de Optimus Maximus que se ciaba constante-
mente al Dios Supremo , testificaba su providencia, y í es-
teaa se debéa cl culto interior, el reconocimiento, la confian-
za, el amor, la sumision ; pero el culto esterior , el incienso
y los sacrificios eran para los dioses inferiores . Los honores
divinos concedidos í los hÁroes bienhechores de la humani-
dad, testificaban la creencia ele la inmortalidad del alma, y
las recompensas prometidas í la virtud : los llamaban Dioses,
es decir, santos y bienaventurados . Lo que se decéa (le los in-
fierros era un testimonio de las penas destinadas í los mal-
vados . En el hecho de divinizar las virtudes, como la pie-
dad , la concordia, la paz, el pudor , la buena fÁ , la espe-
ranza y la recta razon bajo el nombre ele meas, &c ., se en-
see aba í los hombres que estas virtudes eran dones del cée=
lo, y los †nicos medios (le llegar í la felicidad . Las expiacio-
nes hacéan que los pecadores se acordasen de que debian :
arrepentirse y mudar de vicia para reconciliarse con la di-
vinidad . Si cou el tiempo se introdujeron errores y abuÁos
eir todas estas prícticas , fue por causa de los sacerdotes que
los introdujeron por interÁs, y por hacer su ministerio reas
necesario .
Segun este sistema que con la mayor ansia abrazaron los
deistas, jamas hubo politeistaseu el mundo, porque todos reto=
asocian nn Dios Supremo ; ni idólatras, porque el culto de las
estítuas era dirigido í los dioses ó genios í quienes representa-
bran : los primeros principios de la moral fueron conocidos y
profesados en todas partes, singularmente en las escuelas de
filosofia. De aqué dedujeron los deistas que los Padres de la

400 P A G
Iglesia nos pintaron muy mal el paganismo, que no com-
prendieron su espéritu , í que le desfiguraron de intento por
hacerle odioso : que en su fondo no era otra cosa que la
religion natural , aunque no carecia (le abusos .
Pero esta pomposa apologéa del paganismo fue comple-
tamente refutada por el doctor Leland en su Nueva clemos-
tracion Evangólica, y no hay tin artéculo contra el cual no
Hubiese opuesto pruebas , monumentos y hechos . Nosotros
nos reduciremos ß estractar algunas reflexiones .
i .a El paganismo , segnn la apologéa de Cherbury, en-
cierra muchas contradicciones , porque segun ó! mismo ob-
serva, los paganos por esta palabra Dios solo entendian un ser
teas poderoso , y mas inteligente que nosotros . Y Á quión les
enseáí la idea (le un Ser Supremo, Soberano ßrbitro del
universo ? Ciertamente la idea tan pobre que se hablan for-
mado de la divinidad, no era muy a propísito para elevarlos ß
la noeion sublime de un Ser Supremo y Eterno clue existe por
sé mismo, Omnipotente, Padre del universo , &c . Quisióramos
saber, Á de dínde se queréa que declu ;esen esta idea los paganos?
Ademas, se nos dice tambien que este Ser Supremo, encer-
rado en si trismo, y ocupado escinsivamente (le su felici-
d id , dejí ß los dioses inferiores el cuidado de gobernar el
universo, y sin embargo se le atribuye una Providencia . Y Áquó
cosa es la providencia sino el cuidado ele gobernar el uni-
verso ? Y si el Dios Supremo no se mezclaba en este gobier-
no, temiendo turbar su felicidad , en este caso los dioses in-
feriores no eran ya simples ministros, ni puros lugartenien-
tes , sino soberanos abs9lutos en toda la estension de la pa-
labra . Y siendo esto asé , Á por quó titulo se debéa culto inter-
no ß nn Ser que no lo exigéa ; reconocimiento y confianza ß
un soberano que nacéa daba y ele nada disponia, ni sumision
ß un fantasma que nada mandaba? Luego es falso que el cul-
to dirigido los dioses inferiores , <mbernadores esclusivos
PAG 4O 1
del mundo, debia referirse eu manera alguna al Dios Su-
pt†e nto .
2 .‡ Tambieu es falso que el tétulo de Optimes lllu.t:imus
de,ignase al Ser Supremo , ni menos testificase su providen-
cia . Eu los Alpes se hallí la ioseripcion peo Penitto op .
timo , maximo ; pero no significaba que este Dios era el Dios
Supremo, in que gobernaba todo el universo . Y aun chan-
clo signiliase alguna cosa utas, cuando la aplicaban ß Jˆpi-
ter, nunca dií ß ententender que era cl Ser Eterno exis-
tente por sé mismo, Criador y soberano ßrbitro de todas las
cosas : nunca fue esta la creencia de los filísofos, ni la de
los pueblos.
3.‡ Todo el mundo conviene en que los paganos no atri-
buyeron nunca al Ser Supremo una providencia en el or-
den moral , la cualidad ele legislador, (le juez , ele remu-
nerador de la virtud, ele vengador del crimen, ni que inspec-
cionase todas las obras y pensamientos de los hombres . Celso
en Orégenes lib . 4., nˆm . 99 ., sostiene que Dios cuida de
todo, í de la mßquina universal del mundo ; pero que no
se enfada con los hombres, igualmente que ni con los ani-
males ó insectos , y que jamas los amenaza . El pagano Ce-
cilio en Minucio Felix, nˆtn . 5 , dice clue la naturaleza sigue
su marcha eternamente, sin que Dios se mezcle en dirigirla :
dite los bienes y males caen ß la ventura sobre los justos tan-
to como sobre los malvados : que si el inundo estuviese go-
bernado por una providencia sabia , las cosas (le) mundo no
irian corno van . En el nˆm . 1 o porte eu ridéculo al Dios de
los cristianos, corno un Dios curioso, inquieto, celoso, im-
prudente, que estß en todas Hartes , todo lo sabe , todo lo vó
hasta los mas ocultos pensamientos de los hombres, que eu
todo se mete hasta en los mismos crémenes , como si su aten-
cion pudiese bastar para el gobierno general del mundo, y pa-
ra los cuidados minuciosos de cada particular. Tßcito en el
TOMO vil . 51

4O 2 P A
lil . G dcsns AndL, cap, 22, observa qne el dogma de la Ilro-
vi .lhncia Ile los dioses es un problCma entre los lilbs(~Cos , y él
mismo Ilo s:be qué pcns .l r s~-bl íe. este punto, considerando
los desórdenes de su silo . En el Iib . 3 . de la Natural . (le los
dioses por Ciccrcn, cl teadé!nico Coca se atreve ß combatir
1 providencia co!t la multit(nl de los desórdenes de este nlnu-
1 te vengativo, ß una \~enus volujlulosa, etc .? Ci+-croo un el
do . Sab :::n-ios muy Dieu (lue el pueblo atribula una especie de
providencia ß los dieses que adoraba :, pero si sostuviera la
existencia cl :~ un Dios Supremo cou providencia, y superior
ß los genios ß quienes dall .l el nonl(sre de dioses, eli vano
una cansirÁ_unos en indagar j - por qué medios pudiera grabar-
se este drena en el corazon del vulgo de los paganos .
~ .á Es verdad clue algunos filósofos dijeron clue el culto
rc íl i`gioso consi-tc; priucipalnleute en la piedad interior y en
la virtud : per() ulna uno dijo titre este culto estaba reserva-
da? al l'i,>s 5(1I)remo, y qn :, las terernonias correspocdian ß
los dioses iu~el'iores . Gnan~ln los pa~mros satisfacÁan sn cere-
rn~niad, creÁan haber cum1)lido cou todos los dci,l_l'es de jus-
ticia , y estas prßcticas eran absurdas v criminales . † De qué
precio po(lian ser la piedad y la virttl(I ß los ojos de Mins dio-
ses, de los cuales los mas eran tenidos por vicios) - y auto- Is
res (le las pasiol es de los hombres ? Lens J1,r_nrnroa en I S ora-
ctotles (lile (lirl?lall ß Sus dIOSCS nll!Ir iiI ;dlCI01l la S :Ih!dllr .a,
1 :} justifia, la telinpjal!za, ni la easoda :l . Citaron , Sénec ía ,
lloracio y otros juzgaban que solo el hombre debÁa propor-
tionarse tollos estos bienes por sÁ nlisnu> ; y †cómo habian
de ciar los dioses estos Bienes si no lus teman ? Solo les pe-
dian la salud, las ri(juczas , la prosperidad y muchas veces;
el cnuljllimieu ot c e os rias ( :.~s<arre g lados ap hito . . AsÁ Lac-
<T
taped) tenia razor . en sostener contra los pagcrrtos due su re-
li`tiou, lejos de inclinarlos ß la virtuel, solo servia para es-
citarlos al erÁmen : Divin . Inst.it . rib . 5 . , cae . 2o . etc .
5.á SerÁa pues una verdadera ilusiou el creer clue divi-
PAG 4c3
rizando algunas virtudes, congo la paz, la buena fé y la pie-
dad filial , (plerian e llscl‡.l r ß los liolubres (lue estas
viI tu-
les eran dones del ciˆlo v ule(lios p . ro eous( guir la feliti-
dad . Ademas †de gué sel'yia erigirles altares, si habla teul-
plos consagradus al vicio, a un í n,')‰ter disoluto, ß un -L,'ar-
lib . 2 ele Nat(ir. Dcor., nuns . GI, dice, que fueron (IIV 11 íI -
zados los nombres de Cupido y Y( nus, aunque signiiieaii >
tos pasiones viciosas y contrarias al orden de la naturale-
va, 1)orc .lne estas pasiones mueven con violencia nue,tl'a
alela, y se necesita un poder divino pana vencerlas . De csle
modo buscaban los lxrganos algtun medio para j(I,tifirar los
vicios, atribuyéndolos al influjo tie algunas divinidades . .Y
†cómo es posible esplicar este culto de una manera confor-
me ß la honestidad, y mucho Menos referirle al verdade-
ro Dios?
G .á El apoteosis de los héroes aseguraba sin duda la
creencia (le la inrnortali(lad del alela : sin duda hubiera sido
uu irnptll~o para la virtud, si este honor se hubiese conce-
dido solamente ß sugetos respetables por sus costumbres y
por sus servicios . Pero Hércules, Teseo, Rómulo, etc ., fue-
ron mucho runs célebres por sus vicios que por sus virtu-
des . Los patianos no colocaban eu el tßrtaro ó en el íu llier-
no mas q(tC ß las alelas de los rnalvades qne se bici(~ron
o(liosns por sus enormes crÁmenes, pero el Eliseo encerraba
tatnbieu CIr stl seno Intlchos persorlages cine hubieran sido
castigados cu tina nation civilizada, y la felicidad due goza-
han en aquel sitio no era tampoco bastante para escitar fuer-
temente a la virtud .
7 á Nos engarŠan cuando nos dicen que el arrepenti-
miento y la cotlversion eran una parte esencial ele las expia-
ciones y de la penitencia (le los paganos . Jamas tuvieron el
mas nlÁtlitno conociariellto de una verdad tan in!j(crtante, y

404 PAG
los mismos que se la atribuyen , no pudieron aprenderla si-
no en el cristianismo . Cuando la ceremonia de la expiacion
se ctimplia con esactituel, nada faltaba ; un guerrero que é
la vuelta ele sus combates expiaba sus homicidios lavéndose
las roanos en tina agua viva, sin duda no mostraba mucho
arrepentimiento de haber quitado la vida é sus enemigos .
Se expiaba una ocurrencia siniestra , un mal presagio , un
sueno incímodo, mas bien clue los crómenes voluntarios .
8.ß Finalmente, Cherburv despues ele haberse esforzado
por justificar el pa~ruzisnzn, se vií en la precision de retrac-
tarse. En el Áltimo capótulo de su obra confiesa que la opi-
nion de los paganos, respecto é la providencia degradaba la
divinidad, qr ;,~ le era injurioso el culto de los dioses inferio-
res, y clue el pueblo no llegaba tal vez é comprender címo
piália ser relativo este culto y llegar al Dios supremo, y que
por lo mismo no se puede absolver su idolatróa . Confiesa
dile las fébulas hablan sofocado absolutamente la religion,
que á-lo podian evitarse los abusos, y que esto fue el motivo
del triunfo del cristianismo .
De consiguiente es falso que nuestros apologistas y los Pa-
dres ele la Iglesi t presentaron mal la idea del pcaganisnmo ; al
contrario, le describieron segun le veian practicar, y segun le
e :=plisan sus propios defensorez . Celso, Juliano, Porlirio y
C:ecilio en Minucio Felix, Iticrocles, Maimode Madaura,etc . ,
no acusan é los Padres ninguna infidelidad ni reconvencion
f,rl .a, en lo cual manifestaron mucho mejor f† que los deis-
tas ; y en el ‡ 7 haremos ver que los Padres refutaron con
esactitud tochas las razones ele los pczSanos para paliar las tor-
pezas y absurdos de su religion .
Beausobre, reas obstinado que Cherbury, sostiene que
los pa crr.ns no adoraban é sus dioses ni les ciaban culto su-
premo . La adoracion , dice, consiste, t .ß en las ideas que se
forman de la escelencia y perfecciones de un ser . 2 .ß En los
4o5
PAG
sentimientos que nacen de estas ideas y que deben serles
proporcionados . 3 .ß En las acciones exteriores q tic son el
testimonio ele los sentimientos del alma . Esto supuesto, la
primera idolatróa consiste en conceder é la criatura, cual-
cp1icra clue sea su dignidad, el poder, la escelencia y las
perfecciones divinas, y en creer que esta criatura las posee
en toda propiedad y por só misma . Pues, que yo sepa, jamas
hubo semejante idolatróa en el inundo : Ilist . du Illanic/1 .,
lib . g, cap . 4, S 7.
AI contrario, nosotros sostenemos clue tal fue la idolatróa
de todos los politeistas del mundo : todos :atribuyeron é sus
,dioses las perfecciones divinas, no corno la revelation nos las
muestra en el Criador, sino corno las coucebia entonces la ra-
zon humana ; é saber, el conocimiento de lo que se hacia para
complacerlos í ultrajarlos, la ciencia de lo futuro, cl poder
absoluto ele hacer bien í mal é las naciones y é los particula-
res, de mover los cuerpos y las almas, de inspirar pasiones a
los liorrnbres, de tracer prodigios superiores é nnestrasfuerzas,
y de disponer de los beneficios í de las plagas de la naturale-
za . Jamas se probaré cine los paganos tuvieron idea de un Ser
superior en perfection é los dioses que adoraban, ni de un
culto mas perfecto que el que les ofrecian . Estos dioses, en
el concepto cóe los pet anos, eran por consiguiente el con-
junto ele otros tantos seres supremos, porque no conociau
ninguno clue fuese superior é otro : el culto que les tribu-
taban era la adoracion suprema, porque no se imaginaban
un modo nias en†rgico de manifestarles respeto , suntision y
,confianza . Pero Beausobre tenia sus razones para atribuir é
los pcr,<,anos la idea de un Ser supremo cual nos le presen-
ta la revelation, y veremos despues el uso que quiso hacer
ele esta especie.
V . Las lues de Mois†s contra la idolatróa ˆcrcna irjris-
tas í demasiado severas? Este legislador dijo é los judóos :

4o6 P A G
F tl.iano, tu hijo,
" 1- i tt ltct 1 tu hija, tn espo/o é tu an!i~a te lice
íe t) Si .i'i t(i, V(1/)LOS (C (llorar (L dioses ('Stl'(I11O,5', HO
le eSetl_
í(In ós , no tengas coulpasiou de ßl, ni le ocultes ; m_Átale,
ti .
íralo la primer 1tiedi'a, y el pueblo le apcclr :ar_Á . .. . S ; sab i~
íque eu uua (le Vuestras ciuda(Ics se dice (pie algt :tios hour
í :u es petó versos se iucen á sus conciudadanos, (Iicißndoles
: Si este rigor parece algo cse('stv(1, ( óS preciso recordar que.
>5(; umo5 (/ SCrv//' (Á !Ilotir'S tltf óo rinarelss c .N actrlu~cn-
('S//(l/tOS OS
ítv dril hecho . y si lmllais cjue fue cierto . destruirßis la ciu-
í(l t 1 sir h .ihit tnfs por el hierro y cl fuego, y liareis de
ít~i!a un nl(entou de ruinas y escombros ." Deutc,ó . cap . t 3,
v . (t V si .,uictites .
Estas dos leyes son ab ntuahles, dicen los iocrß,_iulos .
Fac ;l ('s que nit lauat!co crea que sn ranger é sus hijos clnte-
ren apostata ; ó, y si los mata con este protesto, se tundra
par un santo . i or otra parte serÁa el colino de la barbarie cl
(! :,tenir toda una ciutla l, pot'que al `u nos ele sus habitantes
abra~_lt'ou tt l culto distinto del que usa el pueblo .
Fais t esplica† ói ou y Lusas consecuencias . La primera ele
estas leyes tlo autoriza á un particular para matar á su n7tt-
ger ß á st .s hijos sin forma de proceso . Se le manda que no
calle su crimen, sino (lue le denuncie t' la asamblea del pue-
blo : si el pueblo (lebia apedrear al reo ., taulbien ßl mismo
era quien drill_, juzgarle y condenarle, y solo (lespues (le
condenado debia el denunciante tirarle la primera piedra .
Dc este modo el pret( n,li lo juicio (le celo, por el cual se su-
pone que todo israelita tenia derecho á matar sin forma de
proceso á cualquiera que idolatrase é quisiese atraer los is-
racÁbas á la idolatrÁa, es una vision d e los rabinos, que sin
eV ántrn adoptaron alggunos crÁticos imprudentes . lßase la J~l-
bli(c (le Clcais sobre esta materia .
Ian la segt(lda ley no se trata solamente de algunos ciu-
dadanos que idolatraron, sino (le hombres perversos, que
arrastraron á ella á todos los habitantes de una ciudad,
PAG 4~ 7
clue sc%lugcron (Á sus conc :iiicladanos . Supone . hues, la ley
que todos tug ieron patte en el crimen, al menos por su si-
lencio y su t oleran . l a : per consi,,guiente que, no pusieron
( ón ejecution la ley anterior que nuulda matar á tollo cill-
dadano clue hablare (le adorar á dioses estr .iéos .
en la rep‡l)lica de los judÁos la idolatrÁa) no solo era un crÁ-
men contra la religion, sino tambißn un criar( u (le estado .
Dios habia ligado la conservacion y la prosperidad (le su
pueblo al culto ele ßl solo ; y siC'mpre (lue se se paté de cnrn-
plirlo, fue ri crasamente casti~ :_rlo . 'Iodo el flue inclinaba
á sets e(rnrtnda,lan( tl la idolati t_l era fan urIRmtn .II eott?O si
hubiera traitlo la peste : segur la m :Á~i rut, serbes pOJTli su-
prenca lex esto, debÁa ser exterminado . Ann en el dÁa entre
las naciones teas civilizarlas lo clue se llama crincett (le estado
tiene p rivilegio para ser castigado sin observar todas las for-
malÁdades ni todas las precauciones que suelen tomarse en
1(ˆs casos ordinarios, puesto clue el interßs dei estarlo, salas
populi, (lebe ser primero que todos los (lemas intereses .
Despues del esta!deciuliento del cristianismo todo acto
de idolatrÁa eu un cristiano, tot la pr Áetiea clue tuviese re-
lacion directa é indirecta con el p(cgan.ismo, se miré corno
tina se‰al de apostasÁa, y corno tal es castigada por las leyes
eclesiásticas . Vßase Lapsos .
VI . Š llabo algunos Padres (le la Tglcsia duc justijcca-
s('n, é que condenasen con dcnuesia(lo rigor la idolatrro?
ISos protestantes, que se hicieron c óß !cl :res por sus calumnias
contra los Padres de la Iglesia, acusan á Clemente deAlcjaudrÁa
v á san Justino de haber justiticado imprudentemente el
culto de los paganos ; Barbeyrae un el Tratado de la inorul
(le los Padres, cap . 5, ‹ 5q : Beausnhre Rcai . sur les Actes
des Aporres, cap . t v . 23 y 3o : Jurieu hizo tambißn la
tnistna acusacton contra OrÁgenes, Tertuliano y san Agustin :

4o8 PAG
luist . crit . des dogmes et des pratiques ele i'Eglise, part, 4,
7 1 r . Pondrentos las palabras (le Clemente, de lay
cuales abusan, y sou las siguientes : "Aunque Dios couoeie .e
épor su presciencia que los gentiles uo creerían , sin enibar ó
égo, para gtte ludiesen adquirir la perfeccion que lesconve-
énia, les (liß la f losofia primero que la fÁ, y les (liß tamhien
éel sol y la luna pura hacerlos religiosos . Dios hizo los as-
tros para los gentiles, dice la ley, para que no se perdie-
ésen sin recurso, si cran enteramente ateos . Pero ellos no
éhicieron caso de este precepto, y se empeáaron en ado-
Yrar im†genes talladas, ele nodo que si no se hubieran
é.nrepeutido se condenarían, los unos porque pudiendo
éno quisieron creer en Dios, y los otros, porque aunque
éctuerian , no hicieron los esfuerzos posibles para llegar †
éhacerse fieles . Aun actuelles que del culto de los astros
énio se elevaron hasta su Criador, serein tarnbien condena-
éclos : porque este era un camino que Dios abriß para que
éIos gentiles se elevasen hasta el trono de Dios por el cul-
to (le los astros . Los que no se contentaron con los astros,
"Atic se les hubian concedido, sino que se bajaron hasta
élas piedras y los leáos, se reputan, dice la Sagrada Es-
étritura, como el polvo de la tierra ." Stroni . lib . 6, cap . 14,
pa .g .795 .
'Codo lo que se puede sacar ele este pasage se reduce †
clin‡ en el concepto de Clemente queria Dios valerse de
la ceguedad ele los paganos, que adoraban el sol y la luna,
para elevarlos al conocimiento del Criador ; pero en la L'xlior-
tr;~ iolt el lo .s gentiles, pig . 22, acusa este Padre † los paga-
nos ele haber erigido los astros en divinidades . Su pensamiento
eu el fondo, viene † ser el del Sabio, que por disculpar de al-
gun modo † los adoriedores de los astros, dice : ésou los menos
é, t~lpa}~Ies, tal vez se estravian buscando † Dios ; y deseando
éhallarle, le buscan en sus obras, admirando su perfection :,
PAG 4 09
ésin embargo, no son discupables :" Sabiduría, cap . 13, v . 6 .
Para desfigurar el sentido de Clemente, en lugar de
las siguientes palabras para hacerlos religiosos, traduce Bar-
beyrac, para darles († los astros) un culto religioso . En
lugar de decir, si fuesen enteramente ateos , traduce, si
estuviesen del todo sin divinidades, queriendo dar † enten-
der que Dios Rabia dado los astros por divinidades † lospa-
ganos. El precepto que menciona Clemente era el de ser
religioso ; y Barbeyrac se empeáa en que era el precepto de
adorar al sol y † la luna : por lo mismo † estas palabras, que
se les habian dado, aáade de su casa para adorarlos . De
este modo supone que este Padre condenß † los gentiles
por haber hecho lo que Dios queria que hiciesen, esto
es, por haber adorado † los astros . Con este sistema se
puede atribuir † los Padres todo lo que se quiera ; pe-
ro ˆes una prueba de buena fÁ el seguir un sistema se-
mejante?
Tampoco es mas equitativo este crítico en las acusacio-
nes contra san Justino . Este Santo Padre en su Dial . con Trif.
n‰m . 55, introduce al judío Trifon diciendo, que segun el
Deuteron. cap . 4, v. I9, Dios concediß † los gentiles el sol
y la luna para que los adorasen como dioses ; porque san
Justino no refuta espresamente esta falsa interpretacion de la
Escritura, Barbeyrac infiere que san Justino la adopta en
el hecho de no refutarla, lo cual es falso, porque hablando
con los paganos en sus dos apologías reprueba espresamente
su culto, como un absurdo y una profanacion . Es verdad
que en este mismo di†logo, num . t 2 r, dice que Dios ha-
bia dado el sol para que le adorasen corno est† escrito ;
pero quiere decir para adorar † Dios, y Šlo al sol, por-
que en ninguna parte se halla escrito que se adore † es-
te astro, sitio que al contrario lo vemos prohibido en el
Deuteronomio, cap . 4, y. 19 ; y en el salmo t8, v. 6, se dice
TOMO VII . 52

41 0 PAG
que Dios establecié su morada en el sol (i) : por consi-
guiente se le puede adorar en íl . Orig. in Ioann . torn . 2,
nómero 3 : lo mismo dijeron y pensaron Tertuliano y san
Agustin .
Aun avanzé mas en el lugar citado la temeridad de
Beansobre ; dice, "clue los antiguos cristianos confesaban
ßque los griegos servian al mismo Dios que ellos y los' ju-
ßdÁos, es á saber, al Dios supremo, al Criador ciel mun-
ßdo ." Estos antiguos cristianos se reducen á Clemente de
AlejandrÁa : Strom . lib . 6, cap . 5, pag . 759 y siguien-
tes, y funda su opinion en dos obras apécrifas que son la
Prcdicacion ele san Pedro, y otra obra desconocida que
atribuyen á san Pablo . Tampoco dice espresamente lo que le
atribuye Beausobre . Dice que el Dios ónico fue conocido
por los griegos, y es indudable que Platon en lo que dijo
de la formation del mundo por un Dios supremo, dié á en-
tender que le conocia, aunque cal modo de los paganos sin
tener de íl una verdadera idea ; y que le glorificé de alguna
manera, aunque no adorándole ni sirviíndole . San Pablo
en su Epist . ó los Rom . cap . i, v . 21, reconviene á los filé-
sofos en general, porque habiendo conocido á Dios no le
glorificaron como Dios, y no le dieron gracias .
Quiso tanibien Beauscbre hacer al mismo san Pablo fia-
dor de la opinion de Clemente de AlejandrÁa . ßEl Apés-
ßtol, dice, por aquellas palabras de los Hechos Apostl ., ca-
ßpit . 17, v . 3, despreciando Dios estos tiempos de' ignoran-
cia, etc ., pudo muy bien haber querido decir que Dios ha-
ßbia escusado los cultos que los gentiles dieron á sus Áclo-
ßlos durante aquel tiempo de ignorancia, y que no habiín .
ßdoles ciado ninguna ley, queria perdonarlos" Claro está
( 3 In sole posfit taber†naculum suum, etc ., psal . 1 ~, v . 6 .
)
PAG 4 11
que no es este el sentido de san Pablo, porque a‡ade que
Dios manda que todos hagan penitencia, porque á todos los
juzgará con equidad ; y esto no se conciliaba con el ri-
gor con que este Apéstol condena el culto (le los paganos :
EpÁst . cÁ los Rom . cap . i, v . 21 : EpÁst . ci los Efes . capit . 2,
V . 12, etc .
En el concepto de Barbeyrac Tertuliano cayé en el estre-
mo opuesto : condena como prácticas de los idélatras algunas
acciones indiferentes e inocentes en sÁ mismas, como el es-
tar ele centinela á la puerta del templo, dar el nombre de
dios á Esculapio ó á otro, encender antorchas en un ella de
regocijo póblico, y coronarse de flores, etc .: Traltˆ de la
Moral des Peres, cap . 6, ‰ i o y siguientes .
Pero si los mismos paganos miraban todas estas prácti-
cas como una profesion del paganismo, y los cristianos las
consideraban como una se‡al de apostasÁa, ˆpodian los cris-
tianos entregarse á ellas sin un verdadero escándalo? San
Pablo en su i .a Epist . ci los Corint . cap . 8, v . i3, dice : "si
ßescandalizase á mi hermano lo clue yo como, no comeria mas
ßcarne en mi vida ." Los Apéstoles prohibÁan á los primeros
fieles comer la sangre y la carne de los animales sofocados :
Hechos Apost., cap . i 5, v . 29 ; y esto era una comida clue
parecia inocente en sÁ misma . Es de presumir que Tertulia-
no supiese mejor que nosotros lo que servia de escándalo
en su tiempo. En nuestros dias sostienen los protestantes clue
es malo en sÁ mismo el uso de las irnágenes, porque no se
usaron en los primeros siglos de la Iglesia . Pero si solo deja-
ron de usarlas por las circunstancias, como sucedia con otras
cosas de que ya hemos hablado, no por eso se infiere que
este uso es malo en sÁ mismo .
VII . ˆCémo justificaron
.su religion los escritores del pa-
ganismo? Menos mal clue los incrídulos de nuestros dial .
No hablan de Dios supremo, ni de culto relativo, sitio que

Ora PAG
representan la idolatréa como es en s} misma . La mas com-
pleta apologia que se hizo se halla en Minucio Felix, num . 5
y siguientes . Celso y Juliano no supieron defender su causa
de una manera tan seductora ; y Cecilio que toma su defen-
sa, principia combatiendo el cristianismo.
Nosotros, dice, no somos capaces de conocer lo que es
superior í nosotros, ni lo que es inferior, y seria una teme-
ridad el emprenderlo ; seria bastante que nosotros pudióra .
mos conocernos í nosotros mismos . Que el mundo princi-
piase por el acaso, ß . por una necesidad absoluta : Áquó ne-
cesidad hay de un Dios, ß quó tiene que ver esto con la re-
ligion? Todas las cosas principian y acaban por la reunion y
la separation de los elementos . La naturaleza sigue su mar-
cha eterna, sin que Dios se mezcle en ello : los bienes y los
males caen por casualidad sobre los buenos y sobre los ma-
los; y los hombres religiosos y justos . son vé.etimas del infor .
tunio mas bien que los impios ; mas las cosas irian sin duda
de otro modo si el mundo estuviese gobernado por una sa-
bia providencia .
Siendo esto asé Ápodemos hacer una cosa 'mejor que ce-
áirnos í lo que establecieron nuestros predecesores, obser-
var la religion, segun nos la enseriaron, adorar los dioses que
nos han (lado í conocer, y que instruyeron y gobernaron í
los hombres en el origen, ciel mundo? En el n†m . 6 cada
nacion, dice, tuvo sus dioses particulares : los romanos los
admitieron todos, y juntando la religion al valor militar, se
hicieron due‡os del mundo, y fueron protegidos conocida-
mente por estos dioses, í quienes erigieron, altares y ofrecie-
ron sacrificios . En el né†m . 7 Roma estí llena de monumen-
tos ele los favores milagrosos que recibiß del Cielo en recom-
pensa de su piedad . Nunca invocß en vano los dioses . en sus
calamidades, y mas (le una vez fue socorrida con inspiraciones
y revelaciones sobrenaturales ..
413
PˆG
Pu el n†m . S, í pesar de la oscuridad en que yace el ori-
gen de las cosas y la naturaleza de los dioses, la opinion de
las naciones sobre estos dos puntos es sin embargo constante
y uniforme . Por lo mismo es una temeraria impiedad el
querer destruir una religion tan antigua , tan util y tan au-
gusta . Muchos cólebres ateos emprendieron destruirla ; pero
no sacaron mas frutoo que pagar su merecido ó incurrir en
la exeeraeion universal . ÁSufriremos que una gavilla de
hombres viles ó ignorantes declamen contra los dioses, for-
men en las tinieblas una faction impéa y se obliguen unos
con otros, no con juramentos sagrados, sino por medio de
crémenes, conjuríndose para destruir la religion ele nuestros
Padres? Para ocultar sus cielitos no se reunen estos misera-
bles sino por la noche ; solo hablann en secreto, y no se dirimo
gen mas que í las rnu=genes y í los imbóciles ; huyen de
nuestros templos, desprecian nuestros dioses , ridiculizan
nuestras ceremonias, y miran con desden í nuestros sacer-
dotes, prefieren sus desnudez y su miseria í los honores, í
los cargos, y í las funciones civiles-. desprecian los tormen-
tos presentes por un vano temor de los suplicios futuros, sn-
fren la muerte en esta vida, temiendo morir eternamente,
y se consuelan de todos sus males cou frévolas esperanzas .
En cl n†m . 9, despues (le beber hecho la description de
los horrorosos crémenes de dite acusaban í los cristianos, los
acusa tatnbien de que adoran í un hombre castigado con el
†ltimo suplicio, y de que honran í la cruz, digno objeto
de culto, dice, para ‰ los que la merecieron .. Es preciso que
su religion sea muy vergonzosa y criminal cuando tanto la
ocultan . ÁPor quó no tienen templos, ni altares, ni simula-
cros? porque no se reunen ni hablan mas que- en Ix oscuri-
clad, si no porque su culto es digno de desprecio ß de cas-
tigo . ÁQuión puede ser este Dios aislado, misterioso y aban-
donado, í quien honran, que no es conocido de ninguna

414 PAG
nation libre, ni siquiera de los supersticiosos romanos? Los
nen otro cuerpo, en este caso no serón ya los mismos hom-
judéos, nacion vil y despreciable, no tienen mas que un solo
bres, sino nuevos individuos . Seréa bueno que por lo menos
Dios ; pero le honran píblicamente con templos, altares, sa-
crificios y ceremonias ; y la debilidad ele este Dios estó pro-
bada suficientemente por la esclavitud ó que fue reducido
con toda su nation por los romanos .
En el ním . i o. Y ßquÁ absurdos no inventaron los cris-
tianos respecto ó la divinidad ? Dicen que su Dios es curio-
so, inquieto , celoso, imprudente, que en todas partes se
halla, que todo lo sabe, todo lo ve , hasta los mas ocultos
pensamientos de los hombres, y que en todo se mezcla has-
ta en sus mismos crémenes ; como si su atencion pudiera ser
suficiente para cl gobierno general del mundo, y para los
cuidados inuniciosos de cada particular . En el níni . i 1 . Lle-
van el frenesé hasta el estreno de amenazar ó todo el uni-
verso con un incendio general, como si el orden divino y
eterno de la naturaleza pudiese variar, y se lisonjean de so-
brevivir ellos mismos ó esta catóstrafe universal , resucitando
despues (le su muerte . Hablan de esto con tanta seguridad,
como si ya hubiera sucedido . Ufanos con esta ilusion, se pro-
meten una vida eternamente feliz, y amenazan ó los demas
con un castigo eterno .
Ya hicimos ver que son injustos : pero aun cuando fue-
ran justos seréa igual , porque segun ellos todo proviene
de una especie de fatalismo . Otros todo lo atribuyen al des-
tino , y ellos todo lo atribuyen ó Dios, y se forman un
Soberano Dios injusto ; que quiere adoradores , no por su
propia election, sino por haberlos Ál elegido, y que cas-
tiga en los hombres, no la voluntad, sino la suerte . Os su-
plico que n-e digais, continía Cecilio, ßsi los pretendi-
dos resucitados estarón sin cuerpo? Pero sin cuerpo no hay
alma, ni vida, ni inteligencia . ßEstarón con su propio
cuerpo, que se redujo ó polvo hace ya tantos siglos? Si tie-
PAG 4i 5
alguno volviese del otro mundo para convencernos por es-
periencia ; pero vosotros copiasteis con poca exactitud las
fóbulas de los poetas, cou el fu de apropiarlas ó vuestro
Dios.
En el ním . r 2 . Juzgad mas bien de vuestra suerte futura
por vuestra condition presente . Vosotros estais los reas des-
nudos, pobres, despreciados y abandonados, y vuestro Dios lo
tolera . Vosotros sois perseguidos, condenados, entregados ó
los suplicios, y acaso amarrados ó las mimas cruces que ado-
rais . ßQuÁ? Ese Dios que puede resucitaros ßno puede con-
servar vuestra vida? Sin Ál reinan los romanos, triunfan y
dominan al universo y ó vosotros, mientras que vosotros re-
nnnciais todas las comodidades de la vida , y hasta los place-
res mas inocentes . i O vosotros, objetos verdaderamente dig-
nos de compasion ó los ojos de los dioses y ele los hombres,
reconoced vuestro error ! Vosotros no resucitareis en mejor
estado que vivés al presente . Si pues conservais algun resto
de buen juicio, dejad de discurrir sobre el cielo y sobre el
de-tino del mundo, y , mirad solo para vuestros pies, clue seró
bastante para unos hombres tan ignoramos como vosotros .
En el ním . i-3 . Si no obstante os domina- el furor de fi-
losofar , imitad ó Sácrates : cuando le preguntaban sobre las
cosas del cielo , contestaba : lo que esta sobre nosotros, no tie-
ne relation con nosotros . Los acadÁmicos se menten-ian en
una duda modesta sobre todas las cuestiones . Sirnánides no
se atrevia nunca ó responder cuando se le preguntaba sumo-
do de pensar sobre los dioses. Es preciso pues dejar las cosas,
dudosas en el estado que tienen , y no tomar acerca de elkas
ninguna resolution, por no caer en la supersti .cion, á no des-
truir toda la religion .
Por este sencillo estracto muy inferior al' original, se pue .

6.
f1 PAG
de ver si es cierto que en el origen del cristianismo estaba
enteramente desacreditado el paganismo que habian llegado
é fastidiarse (le íl, y que nada era mas fécil que destruirle,
como sostienen los mas de los incrídulos.
Ottavio en el nóm . i6 , con el fin de refutar esta apo-
logßa, representa é su adversario que la ignorancia y la po-
breza de los cristianos nada prueban, porque ónicamente se
trata de saber si esté por su parte la verdad ; muchos filÁsofos
se vieron en el mismo caso, hasta que consiguieron gran-
jearse alguna reputation . Los ricos ocupados esclusivamente
de su fortuna, no piensan en las cosas del cielo ; y regular-
mente les concede Dios menos talento que é los pobres . Cuan-
do los ignorantes esponen sencillamente la verdad sin los
adornos de la elocuencia , si la verdad triunfa , debe ónica-
mente su triunfo é su propia fuerza .
En el nóm . 17 . Consiento, dice, en que nos limitemos é
indagar lo que es el hombre, de dÁnde vino, y por quí exis-
te ; á se podré conseguir averiguarlo, sin saber el origen del
universo, por quiín y cÁmo fue formado? El hombre é di-
ferencia de los otros animales tiene su cabeza elevada hécia el
cielo, y los otros encorvada hécia la tierra, y es preciso no te-
ner entendimiento, ni ojos , ni buen sentido para buscar en
el polvo de la tierra el principio de la razon, ciel pensamien-
to y del uso de la palabra , por cuyos medios conocemos,
sentimos í imitamos la Divinidad . Esto es lo que quieren
aquellos que pretenden que el mundo se hizo por el con-
curso fortuito de los étomos .
Aquß describe brevemente nuestro autor el cuadro de la
naturaleza , observa el orden y la belleza del universo, la
relation de todas sus partes, la regularidad de sus movimien-
tos, y despues la admirable estructura del cuerpo humano : y
en todo nos muestra en el nótn . 18 los cuidados de una pro-
videncia benífica v atenta . Una vez demostrada esta verdad,
PAG 4 17
ya no se trata de saber si el mundo es gobernado por un solo
Dios Á por muchos . Un bran imperio no puede tener mas
que un monarca, y ni aun Rorna pudo nunca sufrir clos eni-
peradores . áAdmitiremos en el ciclo una division clue destin-
ya cuanto hay sobre la tierra? Dios, padre de todas las co-
sas, no tiene principio ti' fin , y su patrimonio es la eter-
nidad : íl diÁ el ser é todo lo que existe, luego es solo . An-
tes que el inundo existiese, servia íl de mundo para sß mis-
mo . Invisible, inaccesible é nuestros sentidos , inmenso e in-
finito, íl solo se conoce como es en sß . Nuestro entendi-
mientoescesivameute limitado no puede formar una idea dig-
na de íl, y nadie es cal>_iz de esplicar su esencia . El mis-
mo pueblo levantando las ruanos al ciclo, testifica la uni-
dad de Dios con sus esclamaciones . En el nóm. 19 . Los poe-
tas y filÁsofos conocieron esta misma verdad , Octavio cita
sus palabras : todos entendieron por el nombre de Dios el en-
tendimiento , la razon, la inteligencia que gobierna el mun-
do , y su lenguage se parece al del cristianismo .
En el nóm . 2o . Puesto que una sola voluntad y una sola
Providencia dirige el universo, no debemos (lar crídito é las
fébulas con que se dejaron engat†ar nuestros imbíciles aseen .
dientes . áDeberemos creer todo lo que creyeron, la quime-
ra , las metamorfosis, los centauros, &c . ? Octavio demues-
tra el absurdo, la indecencia y la impiedad ele las fébulas del
paganismo, y el modo con que se intredi,jo la idolatrßa con
el culto ele los muertos : refiere la opinion ele los autores que
sostuvieron que los dioses (le los paganos en su otßgen fueron
lhonibres . Hace ver el esceso y la ridiculez de las supersticio-
nes de los romanos, quienes admitieron todos los delirios de
los griegos y ele los egipcios, la puerilidad ele sus ceremonias,
las locuras y los crßmenes con clac mancharon su culto .
En el nóm . 2S . Cuando se dice, continóa Octavio, clue
esta supersticion fue el origen de la prosperidad (le los t -Q.
TOMO VII . 53

4_8 PAG
manos , olvidaron que su rc:péll~li a debií su fund aeion al
crimen, que su doininacion se aumentí con la perfidia y la
rapiióa , clue su imperio se enriquecií cou los despojos de
los dioses, de los templos y de los sacerdotes de otras nacio-
nes . Cada uno de sus triunfos era una impiedad, y en ellos
se dejaban ver las iulßgenes de los dioses vencidos : por lo
tanto, ilo fueron religiosos, sino iinpunem ente sacrile`,os, y
no adoraron ß los dioses estrangerces hasta despues de haber-
los insult acto, ?stos dioses tan dÁbiles para proteger ß sus pri-
áleros adoradores, †se convirtieron en poderosos y benÁficos
para favorecer ß Ronla?
i Religion por cierto respetable la que principií dando
culto ß la diosa de 1 as cloacas, levantando templos al mie-
do, ß la palidez, ß la fiebre, y divinizando las prostitu-
tas! †Sou estos dioses tutelares los B ile vencieron el Marte
ele los tracios y cl J‡piter ele lo eretenses, la Juno ele Ar-
gos í de Samos, la Diana Tßurica, y los ruínstruos de los
egipcio r † itio Se prei) :ran y se cometen en sus templos y
por sus propios sacerdotes los mayores crémenes, la impu-
dencia, la pro,titucion y el adulterio? Mucho antes de los
romano se vií ß los asirios, ß los modos, :i los persas,
ß los griegos y ß los egipcios hacer conquistas, sin tener
colegios de pontétces, de augures, de vestales, ni tle po-
llos sagrados , cuyo apetito debéa decidir la suerte ele la re-
p‡bl ica .
Ln cl n‡m . 26 . Vengamos ß los auspicios y presagios tan
respetados por los romanos , cuya ohservacion fue tan salu-
dable, y cn)o desprecio tan fatal y horroroso . Sin duda Clau-
dio, Flaminio ó Junio perdieron su ejÁrcito, porque no aguar-
daron ß que los pollos sagrados se solazasen al sol ; pero RÁ-
gulo Rabia consn,taco a os augures, y sin embargo lue v - en-
ciclo . Observo Mancino el ceremonial, y sin cnibr~rgo fue
r
derrotado . Ciotnieron los pollos en favor de Paulo, y fue ar-
PAG 419
rollado cn Cannas con todas las fuerzas de Roma . Los auspi-
cios y agoreros prohiLie'on ß CÁsar conducir ˆ su escuadra al
Africa hasta el invierno ; pero CÁsar no Hizo Caso, y Sil cs-
pcdiciou fije ele las mas afortunadas . Todo el inundo sabe lo
rnuc ho que despreciaba Denlístenes los orßculos de la Pit-
tia , & C .
En el n‡m . 27 . Vuestros dioses, slice, son demonios : asé
lo pensaro' .o los magos, los filísofos y hasta el mismo Pla-
ton . Sus orßculo sou falsos, sus clones estan llenos ele ve-
neno, y sus socorros son mortéferos , que matan , figuran-
do que hacen bien . Nosotros los obligamos ß confesar lo que
son , cuando con exorcismos y oraciones lo, lanzamos ele los
cuerpos ele que se llabian apoderado . A .djurados en nombre
del verdadero Dios braman y se enfurecen viÁndose precisa-
dos ß dejar su presa .
En el n‡m . 28 . Convenceos ele la injusticia cle vuestras
prevenciones contra nosotros por el arrepentimiento que
nosotros tenemos ele haber obrado y pensado en otro tiempo
como vosotros . Se nos Babia hecho creer que los cristia-
nos adoraban mínstruos , í cosas obscenas , que degollaban
un nido en sus asambleas, y se lo c'omiau, y que co-
inetian horrorosas impurezaz . No rerflexionßbamos que estas
calumnias nunca fueron probadas ; que ninguu cristiano las
confesí aun en medio ele los mayores tormentos , y estan-
do seguro de conseguir todo gÁnero cle favores por est; con-
fesion . Atormentßbamos como vosotros ß los crue eran acusa-
dos, no por hacerles confesar sus crémenes, sino por ha-
cerlos renegar ele su religion . Si alguno sucumliia ß l‰ vio-
lencia (le los tormentos, al instante tornßbamos ß nuestro car
go su defensa, como si la apostaséa fuese capaz de espiar to-
rlos sus delitos .
Esto es lo clue vosotros haceis ahora . Si obrßseis por con-
vencimiento, y no por la sugestion ele un mal- espéritu , no

420 PAG
atormentaréais í los cristianos para obligarlos í que abjuren
su Religion, sino para obligarlos í confe ar las acciones crue-
les ó infames de que los acusais . Nßm . 29 . No somos nosotros
los que cometemos semejantes abominaciones, vosotros sé que
las cometeis ; y estan consagradas entre vosotros por vuestras
fíbulas , vuestras ceremonias y vuestras costumbres . Octavio
prueba minuciosamente todas estas verdades .
En cl nßm . 32 . Vosotros creóis, continua, que nosotros
no tenemos templos, ni altares, ni simulacros por ocultar
nuestro culto ; pero el hombre es la mas bella imígen de
Dios, su templo el mundo, y su santuario un alma inocente .
La mejor véctima es un corazon puro, y la oracion mas
agradable í Dios es una obra de caridad Á de justicia . Estas
son nuestras ceremonias . Entre nosotros el hombre mas justo
es tenido por el mas religioso . Dios, aunque invisible, estí
con nosotros por sus obras, por su providencia y por sus
beneficios . áPensais que no puede verlo y saberlo todo? Os
equivocais . Presente en todas partes, criador y conservador
de todo, ácÁmo es posible que nada se le oculte? Todo lo ha
criado por su palabra, y todo lo gobierna por un solo acto
(le su voluntad .
Nßm. 33 . Vosotros, continua, decis que los judéos nada
ganaron en adorarle, y os enga†ais : leed sus libros, los de
Flavio Josefo Á de Antonio Juliano, y vereis que los judéos
fueron favorecidos ele Dios y colmados de sus beneficios, en
cuanto se conservaron fieles í su ley . Ellos no fueron he-
chos cautivos con su dios como vosotros lo asegurais no sin
blasfemia ; al contrario, su dios fue quien os los ha entrega-
do por haberle sido rebeldes .
Nßru . 34 . Dudar de la destruccion y del futuro incendio
del mundo es una preocupacion popular : todos los sabios
convienen eti que todo lo que principiÁ debe acabar : tal
es la opinion de los estoicos, de los epicureos y de Platon .
PAG 4 21
Pitígoras sostenia una especie de resurreccion . Los filÁsofos,
pues, piensan como nosotros, pero no danos cródito í su
palabra . Basta cl buen sentido para hacernos comprender
gtte Dios, que todo lo hizo, puede tambien destruirlo todo,
qne habiendo formado al hombre, con mucha mas razon po-
drí darle una nueva forma . Nada perece del todo y todo se
renueva en la naturaleza .
Nßm . 35 . No somos nosotros solos los que creemos en
el infierno, y en un fuego vengador que castiga los malva-
dos : vuestros poetas le describen con bastante frecuencia .
áQuión no conoce la justicia y la necesidad ele las penas y re-
compensas de la otra vida? Octavio prueba esta justicia por
la comparacion de las costumbres (le los gentiles con las de
los cristianos .
Nßm . 36 . No trate nadie de tranquilizarse poniendo
sus crémenes í cargo del destino : la fortuna no puede des-
truir la libertad del hombre, quien serí juzgado, no por su
suerte, sino por sus obras : no hay para el hombre otro des-
tino que la voluntad ele su Dios y su Providencia, que pre-
vióndolo todo, arregla el destino de los hombres segun los
móritos de cada uno . Lejos de avergonzarnos de nuestra
pobreza, nos gloriamos ele profesarla, y nuestras verdade-
ras riquezas son nuestras virtudes . Dios sabe proveer í las
necesidades de todas sus criaturas, y recompensar sus tra-
bajos ; por eso los prueba sin abandonarlos .
Nßm . 37 . áHay í los ojos ele Dios un espectículo mas
tierno que un cristiano véctima del dolor y de la afliccion, ó
invencible en los tormentos? El triunfa de sus perseguido-
res y de sus verdugos, y no cede mas que í la voz (le su
Dios . Vuestras historias levantan basta las nubes la constan-
cia ele Dlucio Scevola, ele Aquilio y de Rógulo, y entre
nosotros se ven hacer lo mismo las ntugeres y los ni†os de
tierna edad . Sois unos jueces ciegos y solo pensais en la feliei-

/i22 P A,
tail ne este niu<ncle ; pero sin COriCCel' a Uns,
éha': :-ira f~_
licidad sílida compatible con la indispeusal ;lc necesidad ele
morir? Octavio describe aquó las fiestas insensatas y los pla-
ceres ele los pa ( anos, y hace ver la profunda sabiduróa ele
los cristianos en renunciarlos . Pone en ridóculo el escepti-
cismo orgulloso y afectado de los filísofos . IJn cuanto ß no-
sotros, dice, mostrarnos la sabiduróa , no en nuestros vesti-
rlos, sino con nuestros sentimientos ; la verdadera grandeza
no en nuestras palabras, sino en nuestras acciones .
éQuÁ mas tenemos pues clue desear, despues que Dios
se digní de darse ß conocer en nuestro sido? Gocemos con
gratitud de tan precioso clon, reprimamos la supersticio-
nes, desterremos la impiedad y couservemc,s la verdadera re-
ligion . De este modo concluye sn discurso Octavio .
Este estracto pareceria tail ves algo largo ; pero era pre-
ciso hacer ver en quÁ consistóa la disputa entre nues-
tros apologistas y los defensores del 1~aganisnzo ; no se pue-
de dudar que nuestros apologistas raciocinan mejor que sus ;
arlversarios, y no dejaron objecion alguna sin sílida res-
puesta .
Fl cjae quisiere consultar ß los otros escritores ciel pa
ganzsino que defendieron su religion contra los el>icl :reos,
verß que todos ellos arguyeron de la misma ni vera que
los. q ue disputaron despues contra los cristianos . Fl pontófice-
Cota, ß quien ha : , c hablar Cieeron en su libro 3 de la ?Va-
ILiralc:z áa de los (buses, sostiene que en materia de religion
iao se debe consultar .' ß los fiiísofos, sino atenerse ß la tradi-
tion de los antiguos y ß lo establecido por las leyes . Para pro-
bar la e istencia de los dioses alega las mismas pruebas que
Octavio eri Abrirlo Felix para probar que hay un solo Diosa
Pero eri cuanto ß la nl :rig:acion y al modo de adorar muchos
dioses uo puede d ;rr otras razones cjue las del pagano Ceci-
l .io, chit; j a liemos visto. P Eaton en su Tuneo declara . que
P iG 423
aunque la creencia vulgar, respecto a lOS dioses, no SC funda
en ninguna razor cierta ni probable, es preciso sin em-
lut†o atenerse al testimonio ele los antiguos que se dan por
hijos de los dioses, y que dcbiau conocer ß sus padres . Ra-
zou bien miserable peor cierto, pero se canaria la necesidad
ahs :)lura ele tina religion para mantener el orden ele la sccie-
dad, y no veóan ni alcanzaban otro medio que conservar lo
que se hallaba establecido por las leyes y por la costunibre,
ele donde i ictian que nada debia tocarse, y que era indis-
pciisal,le proscribir toda religion nueva .
VIII . Consiguieron probar los prntestmites que el culto
quue dan los catílicos ci los santos, ci sus inuigenes y reliquias
es una verdadera idolatróa? Ya liemos demostrado en otros
artóculos que este es nn cru nen puramente iluagginario, y aun
imposible, a no ser que un catílico trate de hacer violen-
i cia ß sn profesion ele fÁ y al grito de su propia conciencia ;
pero no jior eso desisten los protestantes . .
Sin Clamar o, hay ran ar ,nn7ento contra callos clue no
son capaces cle V disolver . Idolatrar es (lar ß una cri attira los
Honores divino, í que solo se deben ß Dios . Lo Honores
que dirigimos ß los santos no solamente no son los que de-
hemos ß Dios, sino que el dirigórselos seria una iuipiedad y
na verdadero insulto . Fl honor principal que hacemos ß los
santos es el invocarlos, y esta invo .acion consi-te Begun el
concilio de Trento, ses . 25, cap . 2, en rogar ci los solitos cue
intercedan por nosotros para . que consigamos Ici gracia cie
Dios y ele Jesucristo .Nosotros, pues, atribuirnos ß los san-
tos el ‡nico poder que conviene í puede convenir ß las cria-
turas ; y seróa una demencia dirigirse de este modo ß Dios,
porque solo es propio de las criaturas pedir y obtener gra-
cias por la mediacion ele otro, esto es, por Jesucristo . lust.
de las Variac . tom . 5, pag . 33 r .
.2 ˆ éNos acusarßn de atribuir ß los santos las perfeccio-

4,14 PAG
nes divinas, y de desfigurarlas, como los paganos, suponltu-
dolas unidas é las pasiones y vicios (le la naturaleza?
3 .í Nosotros nunca hemos creido, corno ellos, que las
personas divinas, los éngeles y los santos, estari presentes
en sus irn .ógenes ; no les concedemos é estas otra virtud, que
la de escitar nuestra atencion, fijar nuestra imagination, ß
instruir por sus propios ojos é los ignorantes . Se las bendice
y consagra, como se hace cou los vasos del santo sacrificio,
y con los (leguas instrumentos del culto divino . Nosotros las
respetamos y mostramos nuestro respeto por medio de si
nos esteriores, porque todo lo que representa un personage
o un objeto . respetable, debe talnbien ser respetable por lo
que representa . Este culto, este respeto es religioso, porque
nace (le un motivo de religion , y tiene por objeto el honrar
en los santos, no los dones de la naturaleza, sino el mßrito
de la gracia .
Sin em Largo, los mismos que sostienen que el culto de
los paganos no era una idolatróa, porque se referia al Dios
que representaba, y no é su representation , nos acusan con
una malicia afectada de que limitamos nuestros respetos é
una imégen, sin acordarnos del objeto que representa , ha-
cißndonos la gracia singular de suponernos mas estiipidos
que é los paganos .
q.. í Los catÁlicos nunca honraron imégenes indecentes
iS escandalosas, ni mezclaron en el culto de los santos ningu-
na especie de précticas criminales y absurdas ; y si este des-
orden se introdujo alguna vez en un populacho grosero en
tiempos de . ignorancia, siempre fue reprolfado y censurado
por los pastores ele la Iglesia . Vßase imagen .
Pero no hay gazon que mueva a nuestros adversarios, y
nada les cuestan las contradicciones, con tal que puedan satis-
facer su odio . LosPadres ele la Iglesia acusaron é los maniqueos
{le que daban uo culto idolétrico al sol y é la luna, y Beau-
PAG 4a5
sobre nada omite para justificar é estos hereges, y probar
que su culto no era idolatróa . Confiesa que los maniqueos mi-
raban estos astros como unos seres animados, coinoalinas pu-
ras y felices, corno el domicilio y la uransiou de la sabiduróa
y (le la virtud del salvador . Por lo tanto , dice, les maui'-
gueos no los honraron como dioses supremos, sino como
ministros de la Divinidad , y como instrumentos vivos (le
sus beneficios . De donde infiere que no se les debe calificar de
idÁlatras, i . í porque muchos de los Padres de la Iglesia pen-
saron lo mismo : 2 .í Porque los maniqueos nunca ofrecie-
ron sacrificios é estos dos astros . 3 .í Porque no les invocaron .
4 . í Porque nunca los adoraron .
Eu efecto, contináa Beausobre, la adoracion interior no
es otra cosa que la estimation infinita de un ser é quien se
atribuyen perfecciones supremas, é cuya grandeza se subor-
dina y consagra en un todo, é quien se tiene por objeto de
omnimoda admiration, confianza, veneracion, obediencia
y reconocimiento . La adoration esterior consiste en los ac-
tos religiosos destinados é espresar los sentimientos del al-
ma, corno las postraciones, las genuflexiones, los incien-
sos, los sacrificios, las oraciones y acciones de gracias . La
Escri(nra, dice, prohibe dar é otro que é solo Dios amm
bas especies de adoration, y los maniqueos nunca dieron nin-
guna de ellas al sol ni é la luna, Con la misma rajon dis.
culpa é los persas, é los sahairas y é los eseiiios, é quienes
acusan (le haber adorado é estos dos astros ; †mist, du N o-
nich . , lib . 9, cap, r, S r t y siguientes, y cap . 4,
S 7,
Admitiendo por un instante los principios cl‡ Beausobre,
le suplicamos que nos (liga ˆsi los catÁlicos miran é las San-
tos como dioses supremos ; si les atribuyen perfecciones in-
finitas, si les dispensan toda su admiracican, toda su core
fianza, &c . ; si les ofrecen sacrificios, y por cÁnsiguien ',
te si les tributan se‰ales esteriores de respeto que we^
TOMO V 11 .
54

426 PAG
rezcan el nombre de adoracion? Y disculpando é todos los
que honran é los astros, í cómo tiene la osadßa de tratar (le
idólatras é los que profesamos el catolicismo?
Ya hemos probado que es falso que la Sagrada Escritu-
ra prohibe honrar con signos esteriores, rogar Á invocar é
otros seres que é solo Dios, singularmente cuando la esti-
mation , la confianza y el respeto que se les tributa es con
subordinacion al que debemos é Dios . VÁase éngeles, santos,
idolatria . El mismo Beausobre confiesa que estos sentimien-
tos provienen de la opinion qne tino se forma de las per-
fecciones y poderßo del ser é quien se dirigen : Ibid. cap . 4,
7 . Reconociendo é este ser por inferior, dependiente y del
todo subordinado é Dios , en una palabra , por una pura
criatura y nada mas, es imposible que se tenga por divi-
no el culto que se le (la, por un culto supremo Á injurioso é
Dios . Luego aun cuando fuera cierto que Dios prohibió é
los judßos toda especie de culto dirigido é otro que é Ál,
tendrßamos bastante fundamento para creer que esta prohi-
bition era ánicamente relativa é las circunstancias y al pe-
ligro particular en que se hallaban los judßos : que sin ra-
zor la tienen los protestantes por una ley absoluta y general
para todos los tiempos, puesto que Beausobre piensa que el
acto en cuestion no esté prohibido por derecho natural ; y
en esto se engasa absolutamente, aun atendiendo é sus pro-
pios principios .
†La esperiencia, dice, hace ver que estas divinidades
‡subalternas que no pasan de ministros del Dios Supremo,
‡llegan é ser para el hombre unos objetos de devotion, por-
‡que los considera como autores inmediatos de su felicidad .
‡Pierde de vista la causa primera, por ser mas remota, y pé-
‡ra su consideration en la causa segunda . Ann cuando no
‡fuese asß , es muy dificil hacer una justa division en los sen-
timientos del alma . Se inventan palabras para distinguir el
P A G 4 27
‡culto supremo del culto subalterno : pero estas distincio-
nes mnetalsicas y sutiles solo sirven para el espßritu, y
‡uingun uso hace (le ellas cl corazon , &e. Asß la Sagrada
‡Escritura prohibe todo culto religioso é las cosas criadas :
Ibid ."
Ya hemos refutado toda esta falsa teorßa . ti .` Si fuera tier ˆ
ta , erraria Beausobre cuando slice que los sentimientos ciel
corazon tienen su origen en la opinion que formarnos <le
las perfecciones y del poder de aquel é quien tributamos
nuestros cultos, porque en este caso el corazon se esten-
deria mucho mas cine el entendimiento . 2 . ‰ Si es cierto el
peligro de confundir los dos cultos en la préctica , iestuvie-
ron menos espuestos que los católicos los persas , los sa-
baitas y los esenios? íPor dónde supo Beausobre que estos
no sucumbieron ? 3 .‰ En este caso es falso que el culto su-
balterno no esté prohibido por derecho natural : Áste prohi-
Le no solamente la idolatrßa formal y expresa , sino tambien
todo lo que nos pone en peligro de cometerla . Al- travÁs de
la verbosidad y disertaciones de este crßtico se dejan ver la
parcialidad y la inconsectaencia .
Sentemos pues por principio que el culto, sea interior,
ó esterior, se proporciona siempre é la idea de las perfeccio .
tres y del poder de aquel é quien se dirige . Si se le tiene por
un ser independiente y poderoso por sß mismo, este culto es
necesariamente divino y supremo, y es el que ánicamente
lleva el nombre de adoracioni . Si se dirige é otro, y no solo
al verdadero Dios, seré politeismo Á idolatrßa, cuyo crimen
es contra la ley natural y la recta razon . Cuando solo se trata
de honrar é una criatura, dependiente, sumisa y . obediente
al verdadero Dios, que todo lo recibió de, Ál, . y que sin Ál
nada puede ; por grandes y augustos que sean los signos con
que se testifica , no seré nunca un culto supremo , ni una
adoracion , ni por consiguiente idolatrßa, y el darle estos tß-

428 PAL
tulos es ahusar maliciosamente de la= palabras para engaéar
í los ignorantes . Vóase culto.
PAJONISTAS . Sectarios de Claudio Pajon , ministro cal-
vinista de Orleans, que muriß el aéo de t685 : fue profesor
de teologÁa en Saumur. Aunque protesta sujetarse í las de-
cisiones del SÁnodo de Dordrecht, se inclina mucho í la
secta de los arrniniauos, y se le acusa de haberse aproxima-
do í las opiniones ele los pelagianos . Enseéaba que el peca-
do original habia influido micho en el entendimiento del
hombre y en su voluntad : que sin embargo le quedaron bas-
tantes fuerzas para abrazar la verdad, si conseguÁa conocer-
la , y para inclinarse al bien , sin necesidad de la operation
inmediata del EspÁritu Santo . Esta es la doctrina que le atri-
buyen sus adversarios, aunque supo envolverla en espresio-
nes capciosas .
Esta doctrina la !;ostnvo y propagß tambien Isaac Papin,
su sobrino, y la combatiß con mucha energÁa Jurien, quien
hizo condenarla cri el SÁnodo Wallon en 1687, y en el,Ha-
ya en 1688 . Mosheim confiesa que es dificil descubrir en to-
(la esta disputa cuíles eran los verdaderos sentimientos de
Pajon, y que fue excesiva la animosidad (le su contrario . Dis-
gustado Papin del Calvinismo por las muchas contradiccio-
nes que observaba , y las vejaciones que esperirnentaba , se
restituyo al seno de la Iglesia catßlica, y escribiß con fruto
contra los protestantes . Bien conocido es su tratado sobre
su pretendida tolerancia .
PALABRA . Esta voz tiene una signification tan estensa
en hebreo, como res en latin, que probablemente viene del
griego P,, yo hablo, y como la voz francesa chose , que es lo
mismo que causa entre los larnos, y asÁ usamos del verbo
causer, por el verbo parler . Como entre los hombres casi
todo se hace por ]apalabra, en nuestras versiones latinas de
la Sagrada Escritura , la palabra verbum, que es traduction
PAL 429
del hebreo daban, no solo significa palabra, promesa, volun-
tad declarada, recclucion, sino tambien cosa, action, suce-
so, &c . Bien facil nos seria el alegar mas de veinte ejemplares .
PALABRA DE DIOS . Cuando Dios nos diß í conocer su
vo'unta I, bien por sÁ uaismo, ß bien por el ministerio de otros
burnbre í quienes concediß seriales ciertas de una mision
sobrenatural, se di;', el nombre (le palabra (le Dios, í lo que
nos fue revelado . Por la misma razor se (la tambien este
nombre í la Sagrada Escritura, porque en su origen fue es-
crita por rinos hombres :i quienes Dios concediß la comision
espresa (le hablarnos en nombre suyo . No bay necesidad de
que Dios Áru!)icsc: inspirado í los escritores sagrados todas
las espresiones y todas las voces que han usado : basta que
Dios haya revelado lo que naturalmente, ß por sus fuerzas
no polian saber ; que los escitase í escribir por un movi-
trriento de su gracia , y que velase con una asistencia par-
ticular para clue no enseéasen ningun error .
Que la palabra de Dios se hubiese manifestado ele viva
voz ß por escrito, es una circunstancia accidental que en
nada varia su naturaleza : los Apßstoles principiaron í predi-
car antes ele escribir, y la fó ele los que los oyeron en nada
se distinguiß de la f'e de los que leyeron sus escritos . Dios
puede sin eluda velar snbrc la conservation de una doctri-
na predicada ele viva voz, lo mismo que sobre la Vgurid :ad
ó integridad de los libros de la Sagrada Escritura ; y (le es .
te modo conservß la revelacion primitiva entre los patriar-
cas por espacio de dos mil y quinientos aéos .
Cuando los que recibieron de Dios una mision estraor-
dinaria declararon que tenian potestad para conceder í otros
esta misma mision, y efectivamente se la concedieron, para
que continuasen ejerciendo el mismo ministerio, no alcan-
zamos por quó no se habia de mirar como palabra de Dios
la doctrina de estos nuevos enviados, igualmente que la de

43o PAL
los primeros, singularmente cuando rl :'cl .iran unénimemente
que no puedení aóadir, ni variar lo que se ha predicado des-
de el principio, y todos enseóan unénimeuacnte la misma doc-
trina . San Pablo nos dice clue Jesucristo no solamente creß
apßstoles, profs-atas y evangelistas, sino t :rrubien pastores y
doctores, " para que todos nos uniÁsemos en la unidad ele la
áfÁ . ... y no fuÁsemos corno nióos que fluctuß coros y titubeé-
semos é cualquier viento de doctrina : " Eilist . ci los Efes.
cap . 4, v . i i . La inision de los pastores y doctores clue su-
cedieron é los Apßstoles y evangelistas es igual y en un todo
corno la suya : viene del mismo origen , y tiene el [laistitO
objeto : por consiguiente merece el mismo respeto y la mis-
ma docilidad por parte de nosotros .
El mismo Apßsto! dice é sn disc†pulo Tintoteo, que seré
un buen minis : ro del Seóor si propone é los fieles la lÁ clue
se le mandß enseóar, y la doctrina que recibiß , y en que
fue instruido, y le previene que la enseóe, y mande creer-
la : El p'st . i c† Timoteo, cap . 4, v. 6 y i i : que la guarde
como un depßsito : cap . 6, v . 20 : y que la confie é hombres
fieles que seau capaces ele instruir é los demos . En la Epist .
2 c† Timot ., cap . 2, v. 2 . , despues (le haberle dicho : "Y co-
mo conoces desde la infancia las sagradas letras que te pue-
áden in truir para la salvacion por medio ele la fÁ en Jesucris-
áto .. .. Al‡ade : Yo te conjuro en nombre (le Dios y de Jesu-
á,:risto que prediques la palabra,&c . :"cap . 3, v . 15, cap .4, v . 1 .
Aqu† tenemos una continuacion de la mision y del mi-
nisterio apostßlico . Si el leer la Sagrada Esc ritura fuese ab .
solutamente necesario , y bastase para (lar é todos los fieles
la fiÁ y la ciencia de la salvation, ˆquÁ necesidad habla de pre-
dicarles la palabra de Dios? Pero San Pablo forma juicio de
que Timoteo era capaz de predicar y de enseóar , porque
sabia que tenia conocimiento de los libros sagrados . Pensaba
pues el Apßstol que la predication ß la enseóanza de los pas-
PAL 431
tores era para los simples fieles la palabra de Dios, y que pa-
ra ellos servil de Sagrada Escritura, porque los mas no po-
dian , ß no rabian leer . VÁase Escritura Sagrada .
As† decirnos que los pastores y los predicadores nos anun-
cian la palabra ele Dios, horque recibieron la elision ordi-
naria ele loi obispos , y estarnos ciertos de que nada ílos ense-
‰lan contrario é la palabra de Dios escrita ; ere cuanto no
merecen la desaprobacion de los que les ban dado la nlisiou.
VÁase inision .
PALAi<'JITAS . VÁase Hesiclrastns .
PALESTINA . VÁase Tierra pronuoida .
PALIA. Esta palabra , se;: ;uu el P . Le Brun , sale de pal-
lium, capa . Dicen clue al principio era titi pedazo ele tela ß
de seda que sirviß para cubrir todo el altar, y clue en efecto
se cabria, luego que el sacerdote colocaba el céliz y lo de-
nlas necesario para el sacrificio . En el Sacrainent .into de San
Gregario el corporal y la palia se llaman palla corporales
para distinguirlos de las sébanas ele altar, que se llaman so-
lamente pallen ; dcspues se (liß el nombre ele corharctl al li(n-
zo que esté debajo ciel céliz , y el que se pone encima con-
serva el nombre de palia : habiÁndolo minorado por como-
didad, se le piso (lespues uta carton dentro para que tuvie-
se rias firmes : Explic . des cerem . ele let Messe , torn . 2,
pég . 25.
PALINGENESIA . Renacimiento . Esta 'palabra se hizo
cÁlebre entre los filßsofos modernos despues de la publica-
cion de la puli.rtgcncsia filos, Jica de Mr . Bonnet . Este au-
tor , sabio f†sico y diligente observador que hace prote-
sion de respetar mucho la religion, piensa que Dios criß
el universo de modo que todos los seres pueden renacer en
un estado futuro, tan perfeccionados que aun los que nos
parecen mas imperfectos reciban un aumento ele facultades
que igualen é los de superior especie : que de este modo una

43
2 PAL
piedra puede llegar é ser un vegetal, una planta convertirse
en animal, íste transformarse . en liouibre,
y
honilrre llenar
el
é una perfeccion inuy superior é la que posee eu el dia . Por
lo demas este autor no propone su sistema sino coma una
conjetura probable .
Sul_,one i .ó que todo cuerpo organizado, bien sea vege-
tal ß animal, vieneele tin gírmen preexistente ; el uÁ este gír-
men es un todo ya organizado ; que es perpítno í indestruc-
tible, é no ser que Dios quiera reducirle é la nada, y que
todos los gírmenes fueron p .oducidos por el Criador al prin-
cipio del mundo .
2 .ó En virtud (le la analogáa entre la estructura, las
facultades y las operaciones de los animales y del hombre,
le parece probable clue los primeros tienen como el segun-
do una alrna in ,na terial í inmortal . Tan -ubien hay mucha
analogáa entre la fébrica, la organizacion y la vida (le las
plantas con la de ciertos animales, cle lo cual infiere que es
preciso respecto é ellas discurrir cle la misma manera . Si se le
pregunta †quí se hace de aquellas almas despues (le la destruc.
clon de las plantas, y la muerte (le los animales? Se inclina é
que vuelven é unirse é los gírmenes que nunca perecen .
3.ó Tambien le parece probable qne antes de la creacion
que refiiere Moisís, existia ya el universo , y que esta pre-
tendida creacion no fue .mas que una gran revolucion que
sufriß entonces nuestro globo, porque tambien se anuncia
en el Nuevo Testamento que debe suceder otro trastorno
general por el fuego : Typist. 2 de San Pedro, cap . 3, v . io :
trata de probar esta conjetura por el modo con qne refiere .
Moisís la creacion . Este Historiador supone que fue sucesi-
ya ; en vez (le que segun las leyes de la fásica el movimien-
to de los globos celestes es tan relativo cle unos é otros que
es indispensable que todos ellos se Hubiesen formado y ar-
re lado de un solo golpe, y eu un mismo instante .
PAL 433
4.ó Infiere que el universo fue formado principalmen-
te para el hombre, porque la tierra no es mas que un éto-
mo de materia en comparacion de los otros globos que rue-
clan en la inmensidad ciel espacio, y que son otros tantos
mundos : que conoce muy poco el hombre los seres y las
propiedades cle tan enorme méquina . Por lo mi :,mo juzga
clue fue formada para escitar la admiracion, y proporcionar
la felicidad é las inteligencias que la conocen infinitamen-
te mejor que nosotros, é cuya perfeccion podré tal vez llegar
el hombre en el estado futuro . Consiguiente é estos princi-
pios forma el autor muchas y diversas conjeturas sobre lo
que harén los animales en el nuevo estado .
i 5.ó Este conjunto de suposiciones le funda en el prin-
cipio de Leibnitz clue Dios no hace nada sin razor suficien-
te : que esta razor suficiente no es solo su voluntad : que es-
ta voluntad divina camina esencialmente al bien y al ma-
yor bien ; y que por consiguiente el universo es la suma de
todas las perfecciones reunidas, y representa las perfecciones
supremas .
No sabemos si habremos comprendido el complejo de un
sistema tan complicado, y cuyas partes se hallan dispersas en
dos vol‡menes ; pero cuanto reas las examinamos, tanto mas
nos confirmamos en la idea de que el autor, aunque buen
lßgico, no discurre con mucha consecuencia, y no esté de
acuerdo consigo mismo .
i .ó Parece que no reflexionß que su sistema fundamen-
tal es el optimismo : en aquel artáculo hicimos ver que no se
puede probar un optimum en las obras del Criador, esto
es, un grado de perfeccion que Dios no pueda hacer otro
mejor, de lo contrario se seguiráa que el poder de Dios no
es infinito, que no es libre ni independiente ; que obra en
lo esterior por necesidad de su naturaleza, y que por nece-
1
sidad produce en sus obras el infinito actual, que son otras
Tomo vil . 55

434 PAL
tantas suposiciones falsas y absurdas . El autor de la palinge-
nesia deberia tener presentes todas estas consecuencias, por-
que el mismo enseéa clue las criaturas de cada especie son
susceptibles de mayor perfection en el estado futuro . Si pue-
den recibir mas perfeccion, puede Dios dírsela, y por con-
siguiente concedórsela hasta el infinito , porque no tiene lß-
mites su omnipotencia . Si se dignase hacer mas perfectas las
criaturas de cada especie Á no contribuiria esto en nada para
la perfection del todo y aun. para la del universo? Luego es
falso que el universo actual sea un ohtirnunz, cuya perfec-
cion no puede eseeder otra obra (le la Omnipotencia . Tam-
bien hemos probado que el pretendido principio de rcizon
s tJciente no es mas que un equßvoco, porque realmente con-
funde lo que basta para Dios con lo que nos parece í noso-
tros que basta : corno si los lßmites (le nuestros conocimien-
tos fuesen el tórmino del poder y de la sabidurßa de Dios .
2 .á Nadie demuestra mejor que Bonnet la imperfection
de nuestros conocimientos naturales , lo muy poco que sa-
bernos en orden í la naturaleza , í las facultades y í las
relaciones de los diferentes seres, y con mucha roas razon
respecto al orden y mecanismo general ciel universo . " Serßa
† dice, el mayor absurdo que un ser tan limitado y tan des-
preciable como yo soy , tuviese la osadßa (le decidir sobre
†lo que puede ‡ no puede la Omnipotencia ele Dios ." Y
es una contradiccion chocante el que nadie exagere tan-
to como ól las conjeturas sobre lo que Dios puede ‡ no
puede .
3 .á No quiere que se formen sistemas filos‡ficos y se
mezcle con ellos la religion , ni que se saquen objeciones ni
pruebas (le la revelacion . Sin embargo, las usa ól mismo pa-
ra recordarnos que nuestro mundo debe sufrir una revo-
lucion por el fuego, y trata de esplicar í Moisós . Si no
se hubiera instruida por la revelacion , Ácuíndo hubiera
PAL - 435
adquirido ól por la filosofßa una creencia tan firme de la -
creacion y las consecuencias que de ella se infieren, mien-
tras que los antiguos fil‡sofos no quisieron admitirla ? Dice
que lo que es verdadero en la lilosofia, tambien lo es en la
r teologßa : luego al contrario lo que, es evidentemente falso en
teologßa, no puede ser ni verdadero, ni siquiera probable
eu buena Cilosofia . Pies bien, nosotros sostenemos que con su
sistema atenta contra muchas verdades reveladas, que no da el
verdadero sentido í las palabras que cita de San Pedro , y
que se espone í las consecuencias mas funestas .
r .á Moisós dice que en el principio cri‡ Dios el cielo y
la tierra, el sol, la luna y las estrellas : luego Dios no so-
lamente (li‡ la existencia í nuestro globo, sino tacrrbien í to-
dos los cuerpos que ruedan en la estension de los cielos :
luego no solo les di‡ un nuevo estado, sino tambien un prin-
cipio de existencia absoluta . Entenderlo de otra manera es
querer arrebatarnos una ele las lecciones mas esenciales de
la revclacion, que nos enseria que el mundo no es eterno .
Vóase creation . Lo que alude el autor de la remota anti-
gˆedad de la tierra probada por su coustitucion interior,
por su escesiva frialdad, y por los cuerpos estrados que con-
tiene , &c. , lo refutan los fisicos de mas celebridad . Vóase
Gónesis .
2 .á Al tiempo de criar al hombre, dice Dios : Hagamos
al hombre cß nuestra imagen y semejanza . ÁSignifica esto
que ól ya existia antes en el estado de animalidad, y que Dios
para perfeccionarle le elev‡ al estado ele inteligencia ? Si el
animal puede llegar í ser un hombre en un estado futuro,
r
tenemos fuudauaento para dudar si liemos sido animales en
otro estado anterior del mundo, y esta duda es altamente in-
juriosa í Dios y í la naturaleza : La Sagrada Escritura, lejos
ele ense‰ :ir en parte alguna que los brutos tienen una alma
inmaterial corno nosotros , parece mas bien insinuar que no

436 PAL
hay en ellos mas que materia . Nuestros filésofos incrídulos
reprenden ó Moisís por haber el icho que la sangre hace veces
de alma en los animales : Levit . cap . 17, v . r 4 : pero estas pala-
bras pueden tener otro sentido . Víase alma . Y aun cuando se
llegase ó probar que su alma es un espßritu, nada se adelanta-
ria, porque asß como Dios pudo criar materias heterogíneas
é de distinta naturaleza , del mismo modo pudo tarnbien
criar espßritus de diferentes especies, de los cuales ninguno
ludiese llegar ó ser el otro, unos destinados ó la inmorta-
lidad , y otros ó una existencia pasagera . El empeÁarse en
que si Dios crié almas para los brutos, no puede aniquilar-
las, porque no tiene para ello razon sufciente , es repetir
siempre el mismo sofisma . El suponer que no nos distingui-
mos de los brutos sino en la organizacion , es conceder la
victoria ó los materialistas .
3.á A un filésofo que protesta respetar la revelation, y
que dio pruebas de cumplir esta protesta, no le estó bien
el sostener que la historia de la creacion no pueder ser ver-
dadera en el sentido literal . Por mas que diga Newton que
el movimiento de los cuerpos celestes tiene tal orden, cone-
xion y dependencia, que es preciso que todos se hubiesen
hecho y arreglado de un solo golpe, †quí es lo que prueba
su dictamen? Que este sabio fßsico no podiacomprender cé-
mo pudo Dios formar y arreglar sucesivamente todos los
cuerpos celestes . Pero un Dios Criador y Omnipotente †no
tiene bastante poder para producir lo que un filésofo no
comprende ? Es verdad que la intention de Moisís no era
ense‡arnos astronomßa : pero tampoco se infere de aquß que
los astrénomos tienen derecho ó formar un sistema contra-
rio ß los que dice Moisís , cuando no tienen amas fundamen-
to que simples conjeturas . Otros filésofos, por interís de sus
sistemas, suponen que los dias ele la creacion no son solamen-
te un espacio de veinte y cuatro horas, sino intervalos de
P AL 437
tiempo indeterminado, y acaso muy largo ; asß juzgan nues-
tros sabios en sus disputas con la Sagrada Escritura .
4.á San Pedro en su Epi st . 2, cap . 3, v . 12, dice : "No-
ˆsotros esperarnos que llegue el dig ciel Se‡or, en el cual se-
rón destruidos los cielos, y se disolverón los elementos por
ˆel ardor del fuego ; pero esperamos tambien , segan sus
ˆpromesas, nuevos cielos y nueva tierra, en los eaales ha-
bita la justi.cia ." Eu esto no quiere decir que habró tina
palingettesia , é una renovation (le nuestro globo, sino una
total destruccion del mundo . Las nuevos cielos y la nueva
tierra son la morada (le la felicidad eterna, y no una segun-
da vida temporal . Estos nuevos cielos y nueva tierra existen
ya en la actualidad , porque el Apéstol dice clue la justicia
habita en ellos, y no usa ciel tiempo futuro, sino del pre-
sente . Ademas , las promesas de Dios nunca tuvieron por
objeto una nueva vida sobre la tierra, como se figuraban los
milenarios , sino una vida eterna en el cielo . Se dirßa que
nuestro autor quiso copiar la mitolégia de los indios respecto
ó los cuatro perßodos, é . ó las cuatro edades del inundo inven-
tadas por los Bramas . La fí nos ense‡a que despues de la
muerte los justos irón sin detenerse ó gozar de la felicidad
en el cielo, y los malos ó sufrir eternos suplicios en el in-
fierno . Asß lo decidié la iglesia . contra los griegos y los arme-
inios . N-t los lrombres, ni los animales estan reservados para
un nuevo periodo de vicia terrena , en que perfeccionarse y
cambiar (le naturaleza . Este sistema de la palingenesia es muy
parecido al de la metempsicosis é transmigracion de las al-
mas que sostenian los antiguos filésofos, . y refutaremos en
su 1 n ga r .
S.á Tenemos tambien que reprender en nuestro filésofo,
el. haber dicho que el universo no se hizo particularmente
para el hombre, sino para las inteligencias de orden supe
rior .. La Sagrada EEcritura nos parece asegurar lo contrario ..

433 PAL
El Salmista en el salmo 8, v . 6, hablando ciel hombre, di-
ce al Setior : " Le habeis hecho poco inferior é los éngeles ;
íle habeis rodeado de gloria y honor ; le haheis constituido
ísobre todas las obras de vuestras ruanos, y todo lo habeis
ípuesto é sus pies ó é su disposition . Aun dice reas San Pa-
blo citando estas mismas palabras en sn Epist . cé los he-
breos, cap . i , v. r4 : ß Por ventura Álo son todos los én-
geles espáritus administradores ó ministros enviados para
íservir é los gire tendrén por herencia la salvation? Y en el
cap . 2, v. 5 ense†a la misma doctrina . No sujetó D'os é los
éngeles el mundo futuro de clue hablamos ; pero el salmista
dice del hombre le hicisteis poco inferior é los t‡rneles, &c .
Es verdad que San Pablo aplica estas palabras é Jesucristo;
pero en el v. i i a†ade : "El que santifica y los que son san-
tificados, son de una misma naturaleza : por eso no se aver .
ígilenza de llamarlos sus hermanos.,. . \Lis no tornó la natu
íraleza los éngeles, sino la (le los descendientes de Abra-
íham .í i,Qaˆ hubiera pensado el Apóstol de un sistema que
lejos de aproximarnos é los éngeles, los supone colocados é una
distancia infinita sobre nosotros , y trata de asemejarnos é
los animales y é las plantas
6.‰ Nada sirve ponderar lo poco que conocemos la fé-
brica y el orden fásico del Enuncio , si sabemos bastante pa-
ra que admiremos, bendigamos, y glorifiquemos, al Criador .
Unas luces de mas estension solo sirvieron para cine algo
nos filósofos cayesen en el orgullo, en la ingratitud y en la
incredulidad . Un escritor sagrado se esplica en un lenguage
del todo contrario al de nuestro autor . " Dios , dice ,dió é
ínuestros primeros padres la inteligencia del espáritu, y la
sensibilidad del corazon : les mostró los bienes y los males ;
ítuvo fijos en ellos sus ojos : les Hizo ver lo grande y lo be-
í1lo ele sus obras , para quia h -ndijesen su santo nombre,
>cglorifieasen sus maravillas, y se dedicasen é publicarlas : se
P A L 439
ídignó ense†arlos, y les olió una ley viva : celebró con ellos
írt na eterna alianza , y les olió é conocer su justicia y sus
íjuicios, &c . : Eclesiéstico, cap. 17, v. 6 . Este sabio escritor
no fija la ciencia del hombre en el concebir el mecanismo
del mundo fisico, sino en respetar el orden moral, mucho
mas importante que el orden fisico ciel universo .
Fundar un sistema en la multitud de mundos esparcidos
por la inmensidad del espacio, es edificar en el aire, y pe-
car siempre por inconsiguiente . Por un lado nada, ó casi nada,
sabemos tie la estructura del universo ; y por otro sabemos que
los cuerpos celestes son otros tantos mundos poblados (le ha-
bitantes mucho mejores que nosotros : por lo menos nada
arriesgamos en suponerlo, esperando adquirir nuevos cono Š
cimientos . De todo esto inferimos que la Hipótesis de la pa-
lingenesia solo sirve para disminuir nuestro conocimiento
Hécia Dios, para que dudemos de su Providencia particular
con el hombre, y para favorecer los delirios de los incrˆdu-
los (C1).
PALIO . Ornamento Pontifical propio de los obispos que de
signa regularmente la cualidad de arzobispo . Se forma de dos
bandas (le tela blanca, de clos pulgadas de ancho clue vienen
sobre el pecho y é la espalda, y con algunas cruces (le trecho en
trecho . La tela es de lana de corderos blancos que se bendicen
en Roma en la Iglesia de Santa Inˆs, el dáa de la fiesta de es-
ta Santa . Estos corderos se guardan despues en alguna comu-
nidad religiosa , hasta que llega el tiempo de trasquilarlos .
Los palios hechos de su lana se depositan en el sepulcro (le
S..in Pedro toda la noche anterior é la . fiesta del Práncipe de
los Apóstoles : en el dia de la fiesta se bendicen sobre el altar ;.
. s, art . 3, en
(n) Vˆase la Su,na filosófica, del P . Roselli, torn . a, quest
cuya obra Ilena de erudition se refutan muchas prohosicioues de los inerˆ--
en Madrid aito dc 1,-88, 6 tom . en ,_ .‰
dulas modernos : impresa

44o PAN
y se mandan é los metropolitanos y é los obispos que tienen
privilegio para usarle . Vida de los Padres y de los i7idrtires,
tom . 5, pég . 201 .
El derecho y privilegios del palio pertenecen é la ju-
risprudencia canínica . Vóase el Apóndice de este Diccio-
nario .
Mr. Languet impugna é D . de Vert, quien pensaba que
el palio fue en su origen la cenefa í borde de la casulla de
los sacerdotes , y que se les quití hace dos í trescientos aßos
para convertirle en un ornamento particular . Prueba Lan-
guet que ya le usaban los obispos en tiempo ele San Isido-
ro de _Damieta, que murií é mediados del siglo y , porque
habla del palio este Santo , y le (la significaciones mÁsticas.
El Papa Simmaco le concedií é San Ceséreo de Arlós, que
murií é mediados del siglo yr. Du verit . esprit de l'Egli-
se ., &e . .pag. 28 :8 .
Tanabien se da nombre de palio al dosel pendiente de
cuatro í seis caßas de madera í metal que sirve para cubrir
el sacerdote que conduce al Senior en la procesion del San-
tÁsimo Sacramento .
PALMAS. Vóase Ramos .
PAN. Esta palabra significa muchas veocs en la Sagrarla
Escritura toda especie (le comida, asÁ corno el agua significa
toda especie de bebida . En el cap. 3 ele IsaÁas v. i , se dice
que Dios quitaré é los judÁos toda la fuerza del p :rn y del
agua , esto es, que los castigaré con escasez de todo gónero
de alimentos . Lo mismo repite en el cap . 33 , v.. 6 . En las
lenguas modernas se usa tambien del mismo lenguaje ; ciar
el pan é uno, es proporcionarle medios para subsistir .
AsÁ cuando se dice en cl Gónesis, cap . 21 , v. 14, que
Abrahan al despedir é Agar y é Ismael , les dií pan y un
significar estas palabras que les dií
vaso de agua, pueden
provisiones para su alimento, sin cuyo rerluisito no se puede
PAN 441
concebir címo hubieran podido alimentarse en el desierto*
Jesucristo dice tambien en el Evangelio de San Juan , cap .
6, Y. 48 : "Yo soy el pan de vida . Y en el v . 52, el pan, di-
ce, que yo daró para la vida del mundo, seré áni propia
carne ." La palabra pan significa aliiuento . Cuando pedimos
é Dios el pan nuestro de cada dia, pedimos todo lo necesa-
rio para la vida .
En los paÁses del Oriente donde hay tan poca leßa, los
pueblos se ven precisados é secar al sol cl estiórcol ele los
animales, y quemarle para cocer sus alimentos, y cocer el pan
con su ceniza . Para dar é entender é los judÁos que se verÁan
reducidos é este estremo, manda Dios al Profeta Ezequiel que
cuezca su pan en esta forma, y le coma en presencia del pue-
blo, cap . 4, v . 13 . Uno de nuestros filísofos incródulos, tan
indecente como malicioso, se atrevií é sostener que Dios Labia
mandado é Ezequiel que comiese su pan cubierto con estiór-
col de animales . Tal es la sabidurÁa y el decoro de nuestros
profesores ele la incredulidad .
PAN †CIMO ‡ HOSTIA PARA EL SACRIFICIO . Vóa-
se †cimo .
PAN BENDITO . Se da este nombre al que se bendice
los domingos en las misas mayores de las parroquias, y se
distribuye é los fieles : los griegos le llaman etclogia, que quie-
re decir l)cmlicion h cosa bendita .
En los primeros siglos (le la Iglesia participaban de la co .
munion todos los que asistian al santo sacrificio . Pero habien-
do disminuido la pureza de costumbres y el fervor (le los
fieles, se restringií la eomunion é los que iban preparados para
comulgar : y para conservar la memoria ele la comunion que
en otro tiempo se distribuÁa entre todos los asistentes, se con-
tentí la Iglesia con que se distribuyese entre ellos el pan or-
dinario y comun pero bendito .
Por lo mismo, el objeto de esta ceremonia es el mismo
11'0 .l10 VII . 56

442 PAN
que el de la comunion, esto es, recordarnos que somos to-
dos hijos de un padre y miembros de una misma familia que
nos sentamos é una misma mesa, nos alimentamos con los
beneficios de una misma providencia , y por consiguiente
somos llamados é poseer una misma herencia, y estamos obli-
gados é amarnos recíprocamente unos é otros . Esta leccion
nunca fue mas necesaria que en nuestros tiempos, en que el
lujo y la molicie introdujeron una enorme desproporcion en-
tre los hombres . "Nosotros somos todos, dice Sau Pablo, un
óruisino pan y un mismo cuerpo, porque todos nosotros
participamos de un mismo alimento ." Epist . i é los Co-
rint . cap . I O V . t7.
Vemos que en el siglo iv para espresar esta union los cris-
tianos se enviaban mßtuamente las eulogias Á pan bendito ;
así lo dicen San Gregorio ele Nacianzo, San Agustin, San
Paulino y muchos concilios . Los obispos se enviaban tam-
bien la Eucaristía en sedal de union y de fraternidad, y la
llamaban eulogia ; pero el Concilio de Laodicea celebrado é
mediados del siglo iv prohibiÁ esta préctica, y mandÁ que
solo se enviase pan bendito.
Cuando los griegos cortan un poco de pan para consa-
grarle, dividen lo ciernas del mismo pan en pequeáos peda-
zos , le distribuyen entre los que no comulgaron , y envian
de †l é los ausentes, que es lo que llaman eulogia, y es en-
tre ellos una costumbre muy antigua .
Se llamaron tambien pan bendito Á eulogia las tortas
y otras especies de pastas que se bendecian en la Iglesia .
No solo celebraban esta bendicion los obispos y los sacer-
dotes, sino tambien los ermitaáos . Ultimamente se diÁ tatn-
bi:en el mismo nombre é todos los regalos que se daban en
seáal de amistad .
El uso del pan bendito en las misas parroquiales fue re-
conmendado espresainente en el siglo Ix en la Iglesia Latina
PAN 443
por el Papa Leon IV, por un Concilio de Nantes, y por mu-
chos obispos que mandaban é los fieles recibirle con el ma-
yor respeto. Le Brun .hsplic
, des Cerem . de le Messe , tons .
2, pég. 288 .
En las parroquias ele aldea se hace la ofrenda ciel pan
bendito sin aparato y sin gasto superfluo : regularmente es
una madre-de familias quien hace esta ofrenda , y suele par-
ticipar de la misma, comulgando tambien en el mismo dia
para juntar el símbolo con la realidad . En las ciudades clon-
de todo lo pervierten el lujo y la sobervia, cl pan bendito
suele traer consigo considerables gastos para los que le ofre-
cen, porque el aparato de la ceremonia suele ser proporcio-
nado é su cendicion y é su fortuna, y cada uno se empeáa
en esceder é sus iguales . Algunos censores mordernos toma-
ron motivo de aquí para declamar contra esta costumbre ;
calcularon los gastos que ocasiona en todo el reino, y no les
costÁ trabajo el aumentar el producto Á resultado, , conclu-
yendo que sería n?ejor emplear estos gastos en aliviar é los
pobres, siendo así que esta costumbre y su gasto no sirve
para nada .
No tratemos de aprobar ninguna especie ele lujo , y mu.
cho menos en las précticas religiosas
: convenimos eu clue
sería de desear que se evitase del todo en una ceremonia
que tiene por objeto el recordarnos que todos los fi e l es son
nuestros hermanos, y por consiguiente nuestros iguales en la
presencia de Dios, y que se falta é la modestia en esta ofren-
da cuando vé acompaáada ele un lujo dispendioso . Pero de
esto no se debe culpar é la Iglesia , porque prohibiÁ ma-
chas veces en sus concilios todo esplendor y aparato que pue-
da turbar el oficio divino, y distraer la atencion ele los fie-
les . V†ase Thiers en su tratado de las Supersticiones, torn . s,
lib . 4, cap . I o.
Suplicamos pues é tan sabios críticos que censuran todas

444 PAN
las précticas religiosas, que reflexionen : U) Que vituperando
el abuso ele cualquiera préctica, no deben confundir el uno
con la otra, ni menos inferir que debe suprimirse del todo ;
esta es la manía de todos los ignorantes , horque es mucho
mas fécil cortar que reformar . Que se destierren el lujo y
los gastos supórlluos en la préctica del pan bendito, seré
muy justo ; pero es preciso conservar esta ofrenda , porque
nos dé una leccion muy buena y muy necesaria . General-
mente hablando, es uii mótodo desarreglado calcular lo que
cuesta tuna instruccion ß un acto de virtud . 2 .Á No fueron los
pastores de la Iglesia los que sugirieron , mandaron, ni acon-
sejaron este lujo ; la vanidad ele los particulares fue quien le
introdujo, igualmente que en la pompa fánebre que tiene
por objeto el humillarnos , mostréndonos la vanidad ele las
cosas del mundo : por consiguiente, es una injusticia el atri-
buir este abuso é los pastores . 3 .Á El motivo de la limosna
es muy loable ; pero es una méscara con que regularmente se
cubre la irreligion para disfrazarse : los gaze nada clan é Dios,
estan regularmente muy preparados para no dar nada é los
hombres . 4.Á Cuando se vitupera el lujo religioso , es pre-
ciso censurar todavía con mis vehemencia el lujo volup-
tuoso , rail veces mas criminal y mas pestífero para los
pobres . Si se gasta demasiado ca los espectéculos , en el
juego , en las modas y en sostener frívolos talentos, †cß-
mo ha de quedar con que socorrer é los infelices? 5 .Á Si la
economía es el ánico motivo de la declamacion de nuestros
adversarios, deben reflexionar que los gastos del culto reli-
gioso no son una cosa perdida para el estado, y muchas per-
soiias sacan utilidad (le estos gastos : es un consumo tan átil
é la política como el de todos los domas ramos (t) .
1) El pan bendito , que en Espana se llama pan de caridad,
algunas parroquias de aldea .
uso sino en
PAN 445
PAN CONJURADO . Vóase Pruebas supersticiosas .
PANES DE PROPOSICION ß DE OFRENDA . Son
los que se ofrecían é Dios todos los sébados en el tabernéculo,
y despues en el templo ele, Jerusalen . Debian ser doce, segun
el námero de las Tribus , en cuyo nombre se ofrecian : se
colocaban sobre una mesa cubierta cou léminas ele oro , y
revestida con varios adornos, destinada solamente é este uso,
y colocado frente al arca de la alianza , que se tenia por el
trono de Dios. Estos panes eran sin levadura, se debian re-
novar cada sébado, y solo podian comerlos los sacerdotes :
Exod ., cap . 25, v . 23, 3o, etc .
Sin embargo, en el cap . 1 2 de san ilmateo, v . 14 nos
hace notar Jesucristo que David y los que le acompa‡aban
los comieron en un caso de necesidad, y que no por eso co ˆ
metieron un delito : lib. i .Á de los Reyes, cap . 2 1, v. 6.
Algunos intórpretes dicen qne estos panes se llamaron en
hebreo los panes de los semblantes, y así lo traducen Acluilay
Onk.elos ; pero hubiera sido mejor para (lar la fuerza al original
hebreo que tradugesen panes de los presentes ; faz ypresencia
son una misma cosa ; y nosotros damos el nombre de presente
é cualquiera ofrenda, porque ofrecer y presentar son sinßni-
mos entre nosotros . Cuando la vulgata traduce panes propo-
sitionis, es lo mismo que si ligera panes oblationis . Esta
ofrenda era una solemne confesion que hacian los israelitas
de que debían é Dios su alimento y su subsistencia, cuyo
símbolo y parte principal es el pan . No hay necesidad de
suponer , como lo hacen 'muchos comentadores, que Dios
en el hecho de querer que le tuviesen por monarca de los
israelitas, exigia que su templo fuese amueblado como un
palacio, y que eu ól estuviese siempre la mesa pronta y
cubierta , etc . Era justo que los israelitas le ofreciesen un
homenahe de su reconocimiento, y esto basta .
no tiene
Aun se conserva en las aldeas la costumbre de ofrecer

44 6 PAN
un domingo despees ciel entierro de un feligrés algunos pa .
necillos que llevan sus parientes y amigos (*) : esta príctica
parece que alude í la leccion que daba Tobóas í su hijo,
cuando decóa : "coloca tu para y tu vino sobre la sepultura
ßdel justo ." Cap . 4, v . 18 . Esto venia í ser una ofrenda,
Á una especie de limosna por la óntencion del difunto .
Véase Ofrenda .
PANES, (inultiplicacion de los). En el cap. i4 de San
1lJut - v . 17, se dice clue Jesucristo alimentÁ en el desierto
cinco mil hombres con cinco panes y clos peces, y que se
recogieron doce canastos de sobrantes : estos panes no eran
grandes porque los llevaba un niáo, segun San Juan en su
E< gang . cap . 6 , v. 9 . Ln otro lugar se elite que repitiÁ el
mismo milagro, dando de comer con siete panes y algunos
peces í cuatro mil hombres, sin contar las .mugeres y los
niflos, y que sobraron despues de la comida siete cestas
de pedazos, y. Mat . cala . 15. v. 34. Est e prodigio hizo
tanta impresion en aquella multitud de hombres, que sin
poder remediarlo gritaron que Jesus era el verdadero Me-
sóas, y quisieron proclamarle por Rey , Evang . de S. Juan
cap . 6 . v. 14 y 1 S .
Para disminuir el esplendor de este prodigio, dicen los
incrédulos que estos dos milagros no fue mas que uno
solo referido dos veces : pero la narration (le los evange-
listas asegura lo contrario, porque las circunstancias son
muy diferentes . Anaden que sin duda enviÁ Jesus í sus
discópulos í pedir en las cercanóas : que volvieron con vó-
veres , y que Jesus los mandÁ distribuir, en lo cual no se
( †) Tambien suele hacerse en muchas parroquias de nuestra Penónsu-
la : cada uno de los que llevan el pan, echa despues .de la Misa de
pueblo un responso lor el ínima del difunto . En algunas se hace tam-
bien la misma 01 ,ceada despues del matrimonio cou viudo Á viuda, por
el consorte difunto .
PAN 447
nota ningun milagro . Pero aun cuando veinte discópulos
hubieran vuelto cargados de xóveres, ‡ seróa lo bastante pa-
ra dar ele comer í cuatro Á cinco mil hombres sin contar
los niflos y mugeres? El Evangelio previene tambien esta
sospecha, diciendo que los discópulos de Jesus le hicieron
presente que era imposible buscar de comer para tanta mur
titud , y que muchos (le ellos no habian comido en tres dias .
Finalmente, viendo lo imposible que les era disputar la,
verdad de estos dos milagros , dijeron nuestros sabios cróti-
cos que hubiera sido mejor el haber impedido que padecie-
sen hambre todas estas gentes , í convertirlas sin milagro.
Pero no reflexionan clue disputando contra estos dos mila-
gros , sustituyen otros clos mucho mas prodigiosos ; sin em
bargo de que el primero no hubiera sido tan luminoso ni
tan visible como la multiplication de los panes, y el segun.
d o hubiera sido un absurdo, Dios no convierte sin razon y
por puro entusiasmo í los hombres, sino por reflexiones, por
motivos y por pruebas sensibles y palpables . .
PANACRANTE . Véase Conception inmaculada . .
PANAGˆA . Ceremonia ele los Monges griegos en su re-
fectorio . Cuando van í ponerse í la mesa, el que sirve cor-
ta un pan en cuatro partes : de uno de estos pedazos cor-
ta otro puntiagudo desde el centro hasta la circunferen-
cia, y le vuelve í poner en su lugar. Cuando se levantan
de la mesa, el . sirviente descubre este pan, le presenta al'
Abad y í los demas Monges, quienes toman de él cada . uno
su poreioncita, beben un poco de vino, . clan gracias ; y ‰lti-
mamente, se retiran . Dicen que esta ceremonia se usaba
tambien í la mesa ciel Emperador de Constantinopla ; hacen :
mencion de ella Codin, Ducange, y Leon Alaeio .
Si no se acompaáa . cots ninguna espresion Á fÁrmula de
palabra, es difócill adivinar su origen ..Nosparece sin embar-
go que puede hacer alusion í lo que† dice san Pablo en su .

0 PAP
44
a .' Epést . cé los Corint . , cap . i 1, v . 5, que al fin de la comida
fue cuando Jesucristo bendijo . el cíliz ele la Eucaristéa , y
mandó ß sus discépulos que bebiesen . Este Áltimo vino que
beben los mongcs griegos antes ele (lar gracias recuerda la
copa (le bendicion que bebian los hebreos al fin de sus con-
vites . En las aldeas , donde se conservan muchos restos ele
las antiguas costumbres, es muy general que el viltimo vaso
de vino se beba í la redonda, y í la salud de quien lo dí :
áste es un modo particular ele mostrarle su agradecimiento .
La palabra Pan-agia, que significa toda santa, parece in-
dicar una accion religiosa , conclue se quiere dar gracias í
Dios . Váase Copa .
PANAIIETE . Palabra griega que significa toda virtuel .
Este es el nombre clue dan los griegos í tres libros sctpien-
ciales, que son los Proverbios (le Salomon, cl T:clesiastcs, y
la Sabiduréa
. Con esto dan í entender que estos tres libros
ense†an todas las virtudes .
PANOPLIA . Armadura completa . Se (lió este nombre í
una obra del monge Entimio Zigabeno, y es la esplicacion
(le todas las heregéas con su refutation, compuesta por orden
del emperador Alejo Comeno hícia el a†o de i i t 5 . Esta obra
se tradujo al latin, y anda inserta en la gran Biblioteca de
los Padres .
PANTEISMO . Váase Espiuasismo .
PAPA , PAPADO . Hemos visto y veremos en el artéculo
si ;siente que la palabra Papa significa Padre : antiguamen-
te no solo se dió í los obispos , sino tambien í los sacerdotes,
pero con el tiempo se introdujo en el occidente la costumbre
de reservarla para los obispos (le Roma , sucesores de san Pe-
dro . Significa al Sumo Pontéfice ele la Iglesia cristiana, v cl
tétulo de Vicario (le Jesucristo en la tierra, que se le atribuye,
se funda en la Sagrada Escritura, como lo veremos luego .
El Papa se puede considerar bajo cuatro relaciones dis-
PAP 449
tintas, como Pastor de la Iglesia universal, como Patriarca
del Occidente, como obispo particular (le Roma, y como Prén-
cipe temporal . Las tres Áltimas cualidades mas bien pertene-
cen í la jurisprudencia y í la historia, que í la teologéa; por
cuyo motivo nos detendremos Ánicamente en la primera .
La doctrina católica nos enseba que san Pedro no sola-
mente fue cabeza del colegio apostólico , sino tambieu Pastor
de la Iglesia universal ; clue el Pontéfice de Roma es el suce-
sor (le san Pedro, Préncipe ele los Apóstoles, que como ál tie-
ne autoridad y jurisdiction sobre toda la Iglesia, y que todos
los fieles sit! exception alguna, le deben respeto, sumision y
obediencia . Asé lo definió el concilio de Florencia, y con e 1
se conforma el de Trento cuando dice : que el Sumo Pontéfi-
ce es el Vicario de Dios sobre la tierra, y que tiene la supre-
ma potestad sobre toda la Iglesia : Ses . G de Refor,, cap .. !, ses .
15 de Mrnit . , ca p . 7.
Congo esta doctrina es la base ele la catolicidad y de la
unidad de la Iglesia , los teólogos de todas las sectas hetero-
doxas principiaron por disfrazarla con ínimo de hacerla odio-
sa. Dicen que nosotros hacemos del Papa, no solamente un
soberano temporal y espiritual de todo el universo, sino tanl-
bien una especie (le Dios sobre la tierra , í quien atribuimos
un poder despótico, arbitrario y tirínico, concediándole au-
toridad para introducir nuevos artéculos de fá, instituir nue-
vos sacramentos, abrogar los cínones y leyes eclesiísticas,
cambiar absolutamente la doctrina cristiana , el derecho de
absolverí los sÁbditos ciel juramento ele fidelidad í los reyes
y magistrados, so color de que son impéos ó hereges, habi-
litíndole para disponer por este medio de los reinos y de las
coronas , etc .
Claro estí que todas estas espresiones son otras tantas ca-
luilinias, porque estos pretendidos derechos serian directa-
mente contrarios í los deberes de padre espiritual, y de pas-
T03,10 VII . 57

450 PAP
tor de los fieles ; y lejos de conservar el orden de la Iglesia,
la pondrian en confusion . Es un desatino confunclir una po-
testad suprema con una potestad absoluta é ilimitada, y . que
no estí sujeta í ninguna ley : la del Sumo Pontófice estí limi-
tada por las mismas pruebas que la establecen , por los cíno-
nes y por la tradicion de la Iglesia . Lo esencial es probarlas,
y despues veremos si nuestros adversarios consiguieron des-
truir sus fundamentos, y demostrar la ilusion . Esta cuestion
ha sido completamente tratada por una y otra parte, y nosotros
nos vennos en la precision de abreviarla cuanto nos sea posible .
Para tratarla con el debido orden , examinaremos i . ß Las
pruebas del primado, y de la autoridad que Jesucristo con-
cediÁ í san Pedro . 2 . ß Si la cualidad de pastor de la Iglesia
universal debiÁ pasar, y pasÁ en efecto í sus sucesores . 3 .ß Cha-
les son los derechos, los deberes , y las funciones ele esta dig-
nidad, 4 . ß Corno se estableciÁ de hecho la autoridad pontificia,
y se aumentaron sus lómites . 5 .ß Si causÁ tantos retales corno
pretenden sus enemigos .
I. En el Evangelio de san Hateo, cap . 16, v . 18, despues
de haber confesado san Pedro la divinidad (le Jesucristo , le
respondiÁ este divino Maestro : "yo te digo que tá eres Pedro,
y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia , y las puertas del
infierno no prevalecerín contra ella . Yo te daré las llaves ciel
reino de los cielos , y todo lo que tá atares 6 desatares en
la tierra serí tambien atado Á desatado en el cielo ." En el es-
tilo de la Sagrada Escritura las puertas del infierno son las
potestades infernales, y las llaves son el sómbolo de la auto-
ridad y del gobierno , como lo vemos en el cap. 22 de Isaóas,
v. 22 ; y en el 3 del Apocal . , v . 7, etc . La potestad ele atar y
desatar es el carícter ele la magistratura : uno y otro se con-
cediÁ í san Pedro, para perpetuar la seguridad y solidez de
la Iglesia : esto nos parece bien claro .
En el Evan, . de san Lucas, cap . 22, v . 29, (lice el Sal-
PAP 4 .31
valor í sus ApÁstoles : "os dejo ( por testamento) un reino
corno el que nie dejÁ mi Padre para que os senteis en
doce sillas , y juzgueis las doce tribus de Israel ." En se-
guida dice í san Pedro : "Sinton, Satanís desea cribaros ( í
todos como el trigo ; pero yo rogué por tó (solo), para que
no falte tu fé, y asó vuelto algun dia luicia tus hermanos,
confórmalos, Á asegáralos ." Tambien aquó se trata de la fir-
meza de la fé, y ele un privilegio personal í san Pedro .
Habiendo resucitado Jesucristo , despues de haber exigido
tres veces ele este ApÁstol la protestation ele su amor, le dijo :
apctci.enta mis corderos, apacienta n7is ovejas : -E g ang . d e san
Juan, cap . 2 t, v. t6 y i Z. Bien sabido es que nuestro divi-
no Maestro Babia designado su Iglesia bajo la figura de un
Redil, de que queróa él iuisnio ser Pastor : cap . 1 o , v . 16.
IIe aquó pues í san Pedro revestido ciel mismo carícter que
se habia reservado Jesucristo, y encargado de to ;lo el reba†o .
San Hat ., haciendo la enumeration de los ApÁstoles, cap . io,
v, 2, dice que el primero es Simon, por sobrenombre Pedro .
este primado estí suficientemente explicado por los pasages
que acabamos (le alegar .
Consiguiente í estos principios, despues de la Ascension
del Seóior, Pedro í la cabeza del colegio apostÁlico torna la
palabra y hace que elijan un apÁstol en lugar de Judas : He-
chos Apost ., cap . i, v, 15 . Despues ele haber venido el Espó-
ritu Santo es el primero clue predica, y anuncia la resurrec-
cion de Jesucristo : Ibid. cap . 2, v. 14 y 37 ; cap . 3 , v t2 . ‡l
es quien dí razon en el Sauedrin Á Consejo de los judóos de
la conducta de los (lemas ApÁstoles : cap . 4, v. 8 . ‡1 fue
quien castigÁ í Ananóas y Salira por su falsedad : cap . S . v . 3 :
quien confundiÁ í Simon Mago : cap . 8, v, 19 : quien recor-
riÁ las iglesias nacientes : cap . 9, v . 32 : quien recibiÁ la or-
den de ir í bautizar í Cornelio : cap . 1 o, v : 1 9 ; y él fue el
que en el concilio de Jerusalen tomÁ la palabra y dijo el pri-

452 PAP
mero su dictamen : cap . iS, V . 7, etc . Si san Lucas hubiera
sido compaéero tan frecuente de san Pedro como de san Pa-
blo, estaríamos mas instruidos de los rasgos que caracteriza-
ban la autoridad del príncipe de los apóstoles . San Pablo se
dirigió primeramente ß Ál , habiendo llegado ß Jerusalen,
cuando fue elevado ß la dignidad de Apóstol : Epíst . cí los
Galat ., cap . i, v . 18 .
No nos detendremos mucho en refutar las esplicaciones
arbitrarias con que los protestantes trataron de eludir las
consecuencias de los testimonios de la Sagrada Escritura que
acabamos de alegar .
Dicen que san Pedro fue el fundamento de la Iglesia, por-
que fue el primero que predicó el Evangelio, Á hizo las pri-
meras conversiones ; y que abrió por este medio el reino ele
los ciclos ß los judíos y ß los gentiles . Atar y desatar es , se-
gun ellos, declarar lo que es lícito ó prohibido ; y san Pedro
ejerció esta potestad en el concilio de Jerusalen .
Estas falsas esplicaciones son contrarias ß la Sagrada Escri-
tura : San Pedro predicó el primero ; pero no predicó solo,
porque en los Hechos Apost . , cap . 2 , v . i r, hablando de los
apóstoles el dia de Pentecostes, se dice : " nosotros los liemos
oido anunciar en nuestras lenguas las maravillas de Dios ."
En el cap . 22 ele Isaías, v . 22, las llaves, la potestad de
abrir y cerrar significan la autoridad del gobierno . Y en el
cap . 3 del ~4pocal ., v . 7 estas mismas palabras sirven para
espresar la suprema potestad de Jesucristo . Desafiamos ß los
protestantes ß que nos citen un solo lugar de la Sagrada Es-
critura, en que los verbos atar y desatar tengan la signifi-
cacion que quieren ellos aplicarles . Por otra parte Jesucristo
quiso dar ß san Pedro un privilegio propio y personal ; y los
que alegan los protestantes son comunes ß los demas apóstoles .
Pero la regla de los católicos es no entender la Escritura,
sino segun la entendieron los que recibieron instrucciones
PAP 453
de los Apóstoles inmediatamente, o por sus inmediatos discí-
pulos : nos referimos ß la tradition, al uso y ß la creencia
antigua y constante de la Iglesia : sin esto no hay testimonio
alguno tari claro, que con sus artificios no puedan torcerle
ß su gusto los sofistas .
A fines del primer siglo, ó ß principios del segundo, ve-
mos al Papa san Clemente , sucesor de san Pedro, escribir
dos cartas ß los corintios , que le hablan consultado , y los
exhorta ß la paz y ß la surnision ß su obispo en nombre de la
Iglesia Romana : F,píst . i .1, námero i . No sabemos por quÁ
los corintios se dirigian mas bien ß Roma clue ß ninguna
de las iglesias de Asia, fundadas inmediatamente por los
Apóstoles, si la Iglesia de Roma no tenia ninguna preeminen-
cia ni superioridad sobre las otras iglesias .
Rßela el aéo i 7o, convertido Hegesipo del judaismo ß la
religion cristiana, vino ß instruirse ß Roma ; y dice que en
todas las ciudades del trßnsito preguntó ß los obispos, y que
halló que en todas las iglesias la creencia era la que enseéaron
los profetas , la ley y el mismo Seéor. Compuso el catßlogo
de los obispos ele Roma desde san Pedro hasta el Papa Eleu-
terio : Eusebio, Ilíst . Eccles ., lib . 4, cap . 22, nota de Pearson .
†A quÁ componer esta sucesion, mas bien que la de los obis-
pos de ninguna otra ciudad , si nada importaba?
Algunos aéos antes san Justino, filósofo convertido en
la Palestina Á instruido en la escuela de Alejandría, que era
por entonces la mas cÁlebre, vino tambien ß Roma, enseéó
en esta ciudad, presentó en ella sus dos apologías ß ‡l os em-
peradores, y en la misma sufrió el martirio . Ya entonces
se miraba Roana como el centro del cristianismo por mas
que hubiese nacido en la Judea .
A fines ciel mnismo siglo, san Ireneo, igualmente que
Hegesípo, escribe la sucesion de los Papas desde San Pe-
dro hasta Eleuterio, dice que San Clemente por su car-

454 PAP
tart d los corintios restablecié su fí, y les espuso la tródi-
cion que liabia recibido de los Apéstoles ; y clue con esta
succsioit y tradicion se puede confundir ó los liereges .
"Porque es preciso, dice, que toda Iglesia, es decir, los fie-
ßles ele todas partes , vengan é se pongan de acuerdo con
ßesta Iglesia , por su primacÁa principal , en la cual los fieles
ßque son de todas partes , conservaron siempre la tradition
ßque viene de los Apéstoles : " Adv . /zares . lil.z. 3, cap . 3,
ßnánm . 2 y 3 .
Conociendo Grabe la fuerza de este testimonio , l1†70
lo posible por enervarle . Confiesa que San Ireneo confun-
dié ó los hereges, no solamente con la sir, racla Escritura,
sino tambien coil la tradition ele las Iglesias, y en pat'ticu-
lar ele la Iglesia romana ; que Tertuliano, San Cipriano,
Optato, San Eugenio, Sin Agustin , &c . , hicieron lo rnisnmo ;
pero al presente, dice, este argumento rada vale dtsp<<es
clue ins Payas a‡adieron ó la tradicion que recibieron de
los Apéstoles otros artÁculos, unos dudosos y otros falso :,
exigiendo de ellos una expresa prolesion .
ˆCémo no conocié este crÁtico lo estravagante de esta
esce pcion ? Quí ˆTertuliano, Sari Cipriano, San Agustiu y
los demas Padres que de siglo en siglo citaron esta misma
tradiciono estaban bastante instruidos para ver si los Pa- 1-
pas Ibabian a‡adido ó la tradicion Apostélica y primitiva?
Al paso que todas las Iglesias hacÁan profesion de creer que
nada se podia a‡adir ni variar en esta venerable tradicion,
ˆcémo pudieron sufrir clue los Papas la trastornasen ó su
antojo , a‡adiíndola nuevos artÁculos, y recibiíndolos ellos
sift reclamation ? Hace tiempo que suplicamos ó los pro-
testantes que nos se‡alen con distincion estos artÁculos
nuevos que fueron inventados despees del siglo ti , y clue no
se creen en las Iglesias , que sacudieron el yugo (le la auto-
ridad del Papa . Si el argumento sacado de la tradicion na-
PAP 455
da vale en sÁ mismo, tampoco puede decirse que valia en
tiempo ele San Ireneo . Víase Tradition .
No se contenté con esto Grabe : sostiene que la opinion
de San Ireneo no es, que los fieles ele todas partes deben.
convenirse con la Iglesia romana ; sino clue todos estan obli-
gadlos ó reuciiirse con ella para venir ó solicitar sus negocios
ó la corte (le los Emperadores , y singularmente para defen-
der en ella la causa ele los cristianos : tal es , dice, la fuerza
de la palabra convenire . El primado principal (le esta Igle-
sia no consistia, pues , en ninguna jurisdiction ni autoridad
sobre las otras, sino en el realce que la daban los habitantes de
la capital, corno corte ciel Imperio, y la concurrencia de los es-
trangeros . Sun Gregorio de Nazianzo dijo lo mismo en el con-
cilio general de Constantinopla, hablando ele esta nueva
Roma, que era como el emporio general de la fí, donde
venÁan ó beberla todas las naciones : Orat. 32 . Tan lejos es-
taba San Ireneo ele pensar que las otras Iglesias debÁan
colzvereirse con la Iglesia romana , que scstnvo contra el
Pupa Victor el derecho que tenÁan Lis Iglesias de Asia
para celebrar la Pascua el (lia 14 de la luna , segun su anti-
gua tradicion, y reprendié ó este Papa porque amenazaba
excomulgarlas . Estas reflexiones merecieron los mayores
aplausos de los teélogos anglicanos .
Sin duda se olvidé Grabe de que los Emperadores eran
paganos en tiempo de San Ireneo , y que proscribieron el
cristianismo ; que los Papas estaban eontÁnuamente espues-
tos al martirio, que muchos efectivamente le sufrieron en
este siglo y en el siguiente , y clue los cristianos estaban pre-
cisados ó ocultarse en Roma caucho mas que en ninguna
otra parte. ˆQuí realce podÁan (lar ó la Iglesia de Roma
la corte de los Emperadores , la concurrencia de los estrange-
ros, y la necesidad ele solicitar sus negocios, &c . ? San Ire-
1neo no funda en esto la primacÁa. principal de la Iglesia

456 PAP
romana, sino en que era la mayor , la mas antigua , y
la
mas célebre de todas ; que habla sido fundada por los glo-
riosos Apístoles San Pedro y San Pablo , y habla conserva-
do siempre su tradicion primitiva : Ibid.
Convenimos en que cuando Constantinopla llegí ó ser
la capital del imperio ele Oriente, su Iglesia se hizo en cier-
to modo émula y rival (le la (le Roma ; pero ß puede qui-
tar ó esta la ventaja (le ser mas antigua, de ser apostílica,
y de haber tenido por Obispos los sucesores ele San Pedro
Lo que dice, pues , San Gregorio de Nazianzo nada prue-
ba contra el sentir de San Ireneo, ni siquiera puede servir
para enervar sus palabras .
Cuando San Ireneo reprendií al Papa Victor, no se
trataba ele un punto de fé, sino de disciplina . Este Papa
en el fondo tenia razor , porque lo que él querÁa se de-
cidií i 5o aáos despues en el concilio ele Nieta ; pero no
era suficiente motivo para excomulgar ó las Iglesias del
Asia . San Ireneo no le disputa su autoridad, sino solamen .
te le reprende el uso que de ella querÁa hacer . No alcan-
zamos qué ventaja pueden sacar (le este hecho los enemi-
gos de la Santa Sede : un abuso no basta para destruir la
autoridad de que se abusa .
OrÁgenes en la Ilomilicc 4.' sobre cl Exodo nÁtui . 4. † , lla-
ma ó San Pedro el fundamento ciel edificio , y la piedra sí-
lida sobre la cual edificí su Iglesia Jesucristo . Lo trismo re.
pite sobre la Epist . cc los romanos hócia el fin del lib . 5.†,
y dice clue ó este hombre se le dií la suprema autoridad
de apacentar las ovejas.
Tertuliano de Prxscrip ., cap . 32, le llama tawbien la
piedra de la Iglesia, que recibií las llaves del reino de
los cielos , &c . Eu el cap . 32 arguye los heregcs con la
slleeston de los Obispos y la tradicion de las Iglesias a ‡?os-
tílicas, singularmente de la de Roma . Y en el cap . 3 7 sos-
PAP 457
tiene que se pueden refutar con solidez por la tradicion ele
los heterodoxos , sin tener que acudir ó la Sagrada Escritura .
San Cipriano en su carta 55 al Papa San Cornelio, di-
ce que San Pedro, sobre quien Jesucristo fundí su Iglesia,
habla por todos y responde por la voz ele la Iglesia, Se-
áor , ßd quién iremos? &c. , hablando de algunos cismóti-
cos . "Despues que han nombrado un obispo, se atreven, dice,
ˆó pasar el mar, llevando las cartas de los cismóticos y (le los
ˆprofanos ó la cótedra de San Pedro y ó la primera Igle-
sia , (le la cual emaní la unidad del sacerdocio , sin reflexio .
ˆnae que se dirigen ó los mismos romanos , cuya fé merecií
ˆlos elogios de San Pablo, y que no pueden dar entrada a
ˆla perfidia ." En su libro de la Unidad de la Iglesia Ca-
tdli.ca (lice que los cismas y heregÁas se forman cuando no
se recurre ó la fuente ele la verdad, uo se reconoce nn ge-
fe , ni se guarda la doctrina (le Jesucristo . "La prueba de
ˆla fé, contin‰a San Cipriano, es breve y facil : el Seáor
ˆ .lice ó San Pedro , yo te digo que t‰ eres Pedro, &c ., edi Š
ˆf‹ca su Iglesia sobre este sole Apístol , y le manda que apa .
ciente sus ovejas. Aunque despues de su resurreccion dií ó
ˆtodos sus Apístoles igual potestad para perdonar los peca .
ˆdos ... . : sin embargo para manifestar la verdad establecií
ˆpur su autoridad tina sola cótedra y un mismo manantial
ˆele unidad, que parte de uno solo . Los otros Apístoles eran
ˆlo que San Pedro , tenÁan un mismo grado (le honor y
ˆde potestad ; pero el principio estó solo en la unidad . El
ˆprimado se (lií ó San Pedro, para que se vea que la cóte-
ˆdra es una sola, como lo es tambien la Iglesia de Jesucris-
to. Todos son Pastores, y se ve un solo rebaáo que apa-
cientan todos los Apístoles por unónime consentimien .
ˆto .... ß Címo se puede creer en la Iglesia al que abandona
ˆla 'cótedra (le San Pedro, sobre la cual estó fundada la
ˆIglesia misma?"
TOMO Vit . 58

458 PAP
Sin embargo , los protestantes y los incrédulos que
loa
copian cacarean su triunfo, porque dice Sari Cipriano q
ue
los otros Apístoles tenian el mismo grado de honor y p o-
testad que San Pedro . Lejos, dicen, de reconocer en el
Papa jurisdiccion alguna sobre los demas Obispos ,
Sin Ci-
priano ó la cabeza de los Obispos ele Africa sostuvo con-
tra el Papa San Estevan la nulidad del bautismo (le los
liereges, y persistií en su opinion .
ßTendrémos valor para suponer que San Cipriano se
contradijo en cuatro lÁneas, y destruyí toda la fuerza ele su
propio argumento contra los cismóticos? Si San Pedro y sus
sucesores no tuvieron ni tienen ninguna autoridad ni juris-
diccion fuera (le su diícesis : áen qué consiste el manantial
de unidad de su cótedra, el ser una se†al ele la verdad en la
doctrina, un vÁnculo (le union del Sacerdocio, ni en qué
sentido se fundí sobre esta cótedra la Iglesia universal? A
esto nunca nos responden . Todos los Apístoles teabian reci-
bido ele Jesucristo la misma potestad de orden , y la misml
jurisdiccion para remitir los pecados, la misma rnision para
predicar el Evangelio, fundar Iglesias por todo el mundo,
y gobernarlas : en esto todos eran perfectamente iguales ; pero
ßse sigue de aquÁ que cada una de las cótedras episcopales que
fundaban debÁan ser centro (le unidad, como la de San Pe-
dro? San Cipriano nunca pensí en semejante desatino . Es
preci-o,' pues, que este Santo Doctor mirase el privilegio
concedido por Je-ucristo ó San Pedro, corno algo nias que
un simple tÁtulo ele honor .
Cuando sostuvo la necesidad de reiterar el bautismo da-
do por los teereges, consideraba esta próctica como un pun-
to de disciplina, y no como tina cuestion (le fé, aunque es
verdad que se equivocí, porque la Iglesia no siguií su opi-
nion . DebÁa reconocer su propio principio en la leccion que
le (Liba el Papa, cuando le decia : nada innovemos , sigamos
PAP 459
la tradition, no la de la Iglesia de Africa sola y aislada , sino
la de la Iglesia universal . Muchas veces se ha visto que los
grandes talentos contradijeron sus principios con sui conducta
sin advertirlo, ni pensar por eso que sus principios eran falsos .
En los primeros siglos ninguno de los hereges condena-
clos por los Papas, ninguno ele los Obispos descontentos
con sus decisiones, tratí de hablar de este negocio con el
deprecio que afectan los protestantes : ninguno dijo que la
potestad (le los Papas era nula, que su poder era tina usur-
pacion, y que no tenias jurisdiction alguna sobre el resto ele
la Iglesia, &c . Este lenguaje insensato no resoní en los oidos
de nadie hasta los siglos xiv y xv .
Esta discusion nos parece suficiente para manifestar cí-
mo se entendieron en los tres primeros siglos de la Igle-
sia los testimonios de la Sagrada Escritura qne hablan de
San Pedro , y la idea que en ellos tuvieron de la autori-
dad de sus sucesores . Entre los Padres del siglo iv no
hay ninguno cine los entendiese de otra manera . Pode-
mos citar ó San Basilio, ó San, Juan Crisístonio, ó San Ain-
brosio, ó San G .-rínimo, &c ., y recorrer la lista que otros
hicieron con Fenardent .
En el siglo v habla (le este particular San Agustin aun con
mas energÁa que los Padres anteriores : en sus tratados contra
los donatistas se puede decir que no hizo otra cosa mas que
ampliar y desenvolver los principios sentados por San Ci-
priano : so .-tuvo contra los pelagianos que desde su condena .
cion, pronunciada por los concilios de AlejandrÁa, y confir-
mada por los Papas, se habia concluido la causa con sen-
1> tencia sin apelacion .
Los protestantes, bien convencidos de estos hechos, sin
embargo no variaron de opinion : dicen que los elogios pro-
digados por los Padres ó la Santa Sede , y la deferencia que
tuvieron ó los Papas en muchas ocasiones, fueron efecto de

460 P A P
un interés momentíneo ; creóan tener necesidad de ellos,
porque tnezclíndose diestramente eu todos los negocios, ha-
bian hallado el secreto de hacerse importantes . Pero los orien-
tales, siempre los mas celosos, ßhubieran sufrido que los
Papas entrasen en todos los negocios de la Iglesia, y se hi-
ciesen importantes, sino hubiesen tenido algue tótulo para
ello, y si hubiesen creido su jurisdiccion limitada í su diÁ-
cesis, Á por lo menos al patriarcado de Occidente? Los pro-
testantes trataron de pintarnos los Obispos ciel Oriente , co-
ino ambiciosos que no tensan en todo su porte mas motivo
que laestension de su autoridad, de sus privilegios y de su
juriscliccion ; y ßcÁmo estos Ohi , pos permitieron que unos
Papas, situados al orro lado de los mares, tuviesen ningun
crédito en los negocios del Oriente?
Seróa inátil el citar los nionunientos posteriores al siglo v
en favor de la autoridad de los Papas, porque los que mas
la detestan convienen eu que desde el siglo iv fue siempre
en aumento . La cuestiono se reduce, pues, al derecho , y este
nos parece sÁlidamente establecido por la Sagrada Escritura,
y por la tradicion universal ele la Iglesia .
II. ßSe puede disputar í los Papas la cualidad ele su-
cesores ciertas y legótimos ele San Pedro, como lo hicieron los
protestantes? Este es un liecho el nias constante en la his-
toria .
En el art . Pedro (S .) probaremos cine este ApÁstol vino
í Rotra ; q ue alló e ;tableciÁ su silla, y padeciÁ el martirio .
Cualquiera que fuese su sucesor inmedi clo s todos los anti-
guos reconocen que San Clemente ocupÁ su silla, y la suce-
sion de los Papas no se puso en di=puta hasta los áltinmos si-
glos por los hereges que tenias interés en desconocerla . Si en
cuanto í tin hecho tan facil ele apoyar, la eteencia de la an-
tig†edad, y la tradicion nada prueban, ßen qué quieren fun ‡
dar los protestantes su opinion sobre la autenticidad ele los
PAP 46 1
libros sagrados? Sin duda no es tan diticil formar concepto del
sucesor de Sati Pedro en la silla ele Roma, corno saber cuíles
son los libros auténticos Á apÁcrifos de la Sagrada Escritura .
En el dóa no hay en toda la Iglesia ninguna silla episco-
pal, cuya sucesion sea mas cierta y mas conocida que la de
Roma . IIubo cismas, anti-papas y Pontófices que no fueron
universal trente reconocidos ; pero estos cismas acabaron , y
siempre concluyeron prestando obediencia í los legótimos su-
cesores de San Pedro . ßNo es un rasgo marcado con el sello
de la Providencia que mientras las ciernas iglesias apostÁlicas
fueron destruidas, Á cayeron en la beregóa, subsista la ele
Ronca despues de diez y siete siglos, y conserve la sucesiou
de sus Obispos, í pesar de las revoluciones que tantas veces
trastortiaron la Europa entera?
Nada mas nos resta, pues, que examinar si el primado y
la juriscliccion sobre toda la Iglesia, que concediÁ í San Pe-
dro Jesucristo, pasaron í sus sucesores . Esta cuestion nos
parece tambien resuelta por la Sagrada Escritura, y por la
tradicion . Segun el Evangelio, Jesucristo hizo í este ApÁstol
la piedra fundamental de la Iglesia, para que las puertas del
infierno jamís prevaleciesen contra ella : rogÁ por la fé de
San Pedro para que este ApÁstol fuese capaz de confirmar la
de sus lrerinanos : ß acaso debia durar todo esto solamente por
la vida de este ApÁ .,tol , í pesar de la promesa que Jesucristo
hizo í su Iglesia de estar con ella hasta la consumacion de
los siglos? En sentir ele los Padres Jesucristo siguiÁ este
plan divino para establecer la unidad de la fé, de la doc-
trina y de la tradicion, de modo que con esta sola fuesen re ‡
futados y confundidos los hereges : luego este plan es para
todos los siglos : San Pedro ya no vivia cuando los Padres
discurrieron de este modo ; y los Obispos congregados en
Calcedonia dicen que San Pedro hablÁ por su sucesor Leori
en el siglo y .

462 P A P
Si las expresiones cle Jesucristo, dirigidas é San Pedro,
deben tarnbien entenderse de sus sucesores, en este caso, di-
cen los protestantes, prueban la infalibilidad (le los Papas,
y este privilegio no le reconocen todos los catílicos : luego
nada prueban, porque prueban demasiado .
Rcsp. Es una impiedad suponer que Jesucristo hablí pa-
ra no probar nada . En virtud de las promesas hechas é San
Pedro, sus sucesores son infalibles, en cuanto estan unidos é
la Iglesia, y (le acuerdo con ella : una vez admitidas sus de-
cisiones por la Iglesia , son irreformables porque son el juicio
de la Iglesia universal (e). Esto es lo que ningun catílico ne-
gí jamés . El privilegio concedido é San Pedro y é sus suceso-
res no era eu beneficio suyo, sino en favor de la Iglesia para
hacer su fó indefectible ; por consiguiente no es necesario es-
tenderle mas (le lo que exige esta indefectibilidad ; y exige lo
que acabamos de decir, y nada nmas .
En el dia escritores poco instruidos, é quienes su misma
ignorancia lus hace osados, se atreven é asegurar que la po-
testad de los Papas es efecto de una ciega preoctipacion, í
de una antigua usurpacion, de que no hicieron uso alguno los
Ptcprts en los tres primeros siglos, en los cuales ni los catí-
licos ni los hereges se dirigieron é la Santa Sede para termi-
nar sus controversias .
ßHabla (le este modo la historia eclesiéstica? Antes del fin
del primer siglo ya se dirigieron los corintios é la Iglesia de
Roma para terminar un cisma gtle los (lividÁa : el Papa San
Clemente les escribií entonces, y cien aáos despues aun leÁan
esta carta con tanto respeto como los escritos de los A písto-
les : Eusebio, lib . 4 , cap . 23 . En el aáo 146 condení un
(') Todo el mundo sabe que Ius franceses solo en este sentido ad utilen
la infalibilidad del ruunano poutilice : é cargo de la prudencia de los
le†-
logos esté el exauliuar sus razones , compar;uululas cou las de los sébios
espaioles . Vóase el 11mo . Cano, l ib . fi . de Lotis T/,eo/ogicr ;r, cap
. ‡, pé -
gina 3 ;=, edicion de Madrid de t- y ~ .
PAP 463
concilio de Roma al curtidor Teídoto, y esta condenacion
fue obedecida en todo el Oriente. El aáo 197 PolÁcrates, Obis-
po de Efeso, habiendo decidido en un concilio que se cele-
brase la pascua el 14 de la luna de marzo, lo comunica al
Papa Victor ; pero este se irrití, ó hizo condenar en un
Concilio de Roma la préctica de los orientales . ßA quó escri-
bir una carta sinídica al Papa, si este nada tenia que ver
con los negocios de Oriente? Las observaciones astronímicas
para fijar el dia de la luna se hacian en la escuela (le Alejan .
(IrÁa ; el obispo de esta ciudad se las comunicaba al Papa, y
este era el que lo hacia saber é toda la Iglesia . Los enemigos
de la Santa Sede dicen que el cródito de los Papas nacií `(le
sus riquezas : pero desde el tiempo cle los Apístoles enviaban
los Papas limosnas é (os fieles perseguidos en la Grecia, en la
Siria y en la Arabia, segun lo aseguran un Obispo de Corinto
y otro (le AlejandrÁa : Eusebio, lib . 4, cap. 23, lib . 7, cap . S .
A principios del siglo iii vernos brotar en el Africa la
disputa sobre el valor del Bautismo administrado por los he-
reges : San Cipriano y muchos Concilios del Africa le decla-
raron nulo ; la Iglesia romana decidií lo contrario , y su de-
cision fue universalmente seguida : si Iremos de (lar cródito é
San Gerínimo, los mismos africanos se retractaron en 262,
cuatro aáos despues (le la muerte (le San Cipriano . El aáo
2.37 condení el Papa Fabian é OrÁgenes en un Concilio de
Rurna, aunque el origenisnlo se estendií mucho nias en la
Palestina que en el Occidente . En el aáo 242 í 245 fue esco-
mulgado Privato, herege africano, por este mismo Papa. Eu
el Pontifi .;ado de Cornelio, aáo de 252 , un Concilio de Ro-
ma confirmí los decretos de otro Concilio de Cartago sobre
la penitencia de los lapsos . llécia el aáo de 257 Dionisio de
AlejandrÁa consultí sucesivamente con los Papas Estóvan y
Sixto sobre el valor del bautismo administrado por los here-
ges ; y cerca del aáo ::63, acusado este wisnro obispo de sr-

446 PAP
belianismo, fue absuelto en un Concilio de Roma . En el aiéo
de 268 el segundo Concilio de Antioquía condenó y depuso
a Pablo de Samosata, y dió cuenta de esta condenacion al
Papa Dionisio : el Emperador Aureliano mandó que diesen
la casa ele Pablo ß quien la adjudicase el obispo de Roma y
los de Italia : Finalise des Conciles, tom . r, pßg . 169 .
La preeminencia ele los Papas fue reconocida en el mismo
siglo por sabios respetables que estaban descontentos con
ella . Tertuliano, incomodado porque el Pontífice no quería
aprobar la escesiva severidad (le los montanistas, dice en el
libro de Pudicitia, cap . t : " Yo sÁ due el Sumo Pon-
tifce, ó el obispo de los obispos dió un edicto, etc ." Aun
cuando Tertuliano hubiera hablado asi por burla, no es pro-
bable que diese al Papa este título si no estuviese eu uso . San
Cipriano, desazonado tambien con el Papa San Estevan por-
que condenaba la costumbre de los africanos (le rebautizar ß
los hereges, dice en el prefacio del Concilio de Cartago : "Nin-
r,uno de nosotros trató ele hacerse obispo ele los obispos, &c ."
Aun se pudieran encontrar en la historia Eclesiustica
del siglo iii otros muchos vestigios de la autoridad ele los Pa-
pas en las iglesias de Asia y Africa . Cuando los citarnos ß los
protestantes responden friamente qUe fue un efecto de la
atxibicion que tenian los Papas de mezclarse en todos los
negocios . Pero si estaban convencidos de que este era uno
de sus deberes, áel empe†o ele cumplirle era un crimen?
Los mismos que trabajaban por no mezclarse en los negocios,
eran buscados, y acabamos ele citar muchos ejemplos (le esta
verdad ; por consiguiente se conocía la necesidad de un tri-
bunal permanente para decidir las controversias, porque los
concilios no se podían reunir todos los dias, lo cual prueba
que la pretendida ambicion ele los Papas vino del imperio
de las circunstancias, V de las necesidades de la Iglesia . VÁase
Sucesion .
PAP 465
III . áEn quÁ consisten los derechos, los deberes y las
funciones anejas ß la dignidad de Sumo Pontífice?
El mejor medio de formar juicio sobre este punto es fijar
el sentido y la energía ele las palabras de Jesucristo : este Di-
vino Maestro instituyó ß San Pedro pastor ele todo su reba-
†o ; por consiguiente sus funciones son las mismas respecto ß
toda la Iglesia, como las de cada obispo en todo su obispado .
Las funciones de pastor son bien conocidas, y San Pablo las
euplica largamente eu sus epístolas ß Tito y ß Timoteo .
La primera es ense†ar ß los fieles, Á intimarles no sola-
mente los dogmas de la fiÁ, sino tambien la moral : por
consiguiente juzgar de la doctrina de todos los que en .
senas, y aprobarla y condenarla segun sea necesario . To-
dos loss obispos tienen este derecho en su diócesis, y esta
es una de sus principales obligaciones : la misma tiene el Su-
mo Pontífice respecto ß la Iglesia universal . Nosotros hicimos
ver que los Papas, en cumplimiento de su obligacion, ejer-
cieron este derecho en el primer siglo y en los siguientes .
Dicen los protestantes que con esto atribuimos al Papa y
ß los obispos el derecho de dominar sobre la fÁ de los cristia-
nos, que los hacemos ßrbitros de la doctrina de Jesucristo , y
due†os de cambiarla ß su antojo . Deberian principiar acu-
sando (le esta falta ß San Pablo, quien dice ß Timoteo : "en-
‡se†a y manda estas cosas : predica la palabra de Dios, in-
‡siste oportuna e importunamente, reprende, suplica y ar-
‡ guye con paciencia y constancia en la doctrina :" 1 Epist , ß
Ti mot ., cap. 4, v. i i : 2 .a Epist . ˆ Timot ., cap . 4, v . 2 . Los
pastores son los primeros en sufrir el yugo que imponen ß
los fieles, porque reconocen que no les es lícito ense†ar mas
que lo que han recibido. á El que defiende las leyes contra los
ataques de los sediciosos pretende acaso disponer ele las mis-
mas leyes?
Otros dicen que en el hecho de atribuir al Sumo Pontífice .
TOMO VII . 59

466 PAP
la autoridad de enseféar í toda la Iglesia, despojamos í los
obispos de sus derechos : esto es, como si dijera que un obis-
po despoja í un cura de sus derechos porque predica en su
parroquia.
El segundo deber del pastor principal es el de propagar
el Evangelio y atraer í los infieles al cristianismo : tal es la or-
den que dió Jesucristo : "Enseßad , dice , í todas las naciones ;
predicad el Evangelio í toda criatura :Á S . Mat ., cap. 28,
v. 19 : S. dare ., cap.. 16, v .. ES . En el artáculo Mision hici-
mos ver que desde el nacimiento de la Iglesia , basta noso-
tros, no cesaron de trabajar en esto los Sumos Pontáfices ; y
que su celo no fue infructuoso . El fundar nuevas iglesias, y
enviar í ellas nuevos pastores, es una consecuencia natural de
este deber . Los mismos cismíticos lo entienden de este modo,
y asá los nestorianos, eutiquianos y griegos, clespues que se
separaron de la iglesia romana , trabajaron en estender cada
uno su secta por sus respectivos Patriarcas, y los protestantes
tuvieron la discrecion de no vituperarlos, al paso que atri-
buian las misiones mandadas por los Papas í una ambicion
desmesurada de estender su dominio .
Tambien por una consecuencia del derecho de enseááar y
de velar sobre la seguridad de la doctrina general, presidieron
los Papas en los concilios generales ; regularmente los convo-
caron, confirmaron unos y otros,, los desaprobaron en todo
ó en parte.
Pero nos repiten con afeetacion que este pretendido de-
recho es una usurpacion, que los primeros concilios generales
no fueronn convocados ni presididos por los Papas. Nada tiene
de estraiio : los obispos_ de los primeros siglos eran enteramente,
pobres, y no podian viajar í sus espensas para asistir í los con-
cilios ; eran conducidos por carruages p†blicos í espensas del
Emperador, por consiguiente sin su orden no se podia reunir
un concilio. Constantino asistió en persona al primero de Ni-
PAP 467
cea, aunque sin querer dominar en sus decisiones : recibió en
‡l, con justa razor, todos los honores, los legados del Pa-
pa s i l ves tre fueron tambien recibidos con la distincion de-
bida al gefe supremo de la Iglesia , y consta por las actas del
concilio (le Calcedonia que en ‡l fue reconocido el primado de
: Eusebio de vita Constant ., lib . 3, cap . 7 en
la Iglesia romana
las notas . El segundo fue celebrado en Constantinopla í vista
del Emperador, compuesto s olo. d e los obispos orientales, y
solo c.s tenido por ecum‡nico en virtud del consentimiento
(:leˆ Palea y de los obispos ele Occidente . El 2 .‰ canon de este
Concilio seßaló sitio al Patriarca de Constantinopla despues
del de Roma . En el tercer Concilio general, celebrado en Efe-
so , presidió Satr Cirilo de Alejandráa, como legado del Papa,
cuya presidencia le acriminan los protestantes . El de Calcedo-
nia fue convocado í solicitud de San Leon, y le presidieron
sus legados ; y todo el mundo sabe que este gran Papa, cuan-
do aprobó este Concilio declaró que jamís aprobaráa el canon
23 que concedia al Patriarca ele Constantinopla una jurisdic-
cion igual í la del Romano Pontáfice, porque este canon era
contrario al Concilio de Nicea, que habáa reconocido el pri-
mado ele la Iglesia romana . Los occidentales se resistieron por
mas ele un siglo í reconocer como legátimo el quinto celebra-
rlo en Constantinopla, y no se decidieron hasta que lo aprobó
el Papa Vigilio. En el ,6..‰, celebrado tambien ~en Constanti-
nopla, los legados del Papa Agaton tomaron el asiento in-
mediato despees ciel Emperador, y hablaron los primeros,
refiriendo la carta ciel Papa, que fue la -que determinó prin-
cipalmente la decision de este Concilio . Yo ignoran los pro-
testantes la parte que tuvo el Papa Adriano en la couvoca-
cion del s‡ptimo celebrado en Nicea , y detestan este Conci-
lio porque restableció el culto de las imígenes, abolido por
los iconoclastas . Lo mismo sucedió con -el octavo, celebrado en
Constantinopla contra Focio . Todos los demas Concilios ge-
 r
468 PAP
perales se celebraron en Occidente, y muchos en la misma
corte de Rotra .
Es un hecho cierto que ningun concilio se mira como
ecuménico, no siendo presidido o aprobado y confirmado
por los Papas : ninguno produjo un efecto saludable en la
Iglesia, sin que en él se obrase de concierto entre el Sueno
Pontífice y los Obispos . Ningun Patriarca gozó nunca co-
mo los Papas del privilegio de hacerse representar por
sus legados . Desde el primer concilio general hasta nosotros,
no hay uno solo en que no encontremos vestigios y seßales
del primado y de la jurisdiccion universal de la Santa Sede .
Ultimamente, es un deber esencial del Pastor el gober-
nar la Iglesia . San Pablo advierte Á los Obispos que el Es-
píritu Santo los puso por centinelas para ejercer esta im-
portante funcion, y lo repite Á Timoteo , diciéndole que
vele en todas las cosas . Por la dificultad de reunir los con-
cilios, que se aumentó Á medida que fue estendiéndose la
Religion, y se halló el cristianismo dividido en mas paises
sujetos Á mayor námero de Soberanos , se vieron los Papas
en la precision de hacer por el bien de la iglesia todo lo
que se pudiera hacer en un concilio general , esto es , Á (lar
decisiones sobre el dogma, sobre la moral. y sobre la decencia
del culto , Á dispensar los cÁnones cuando el caso parecia
exigirlo , Á disminuir por medio de las indulgencias los
rigores de la penitencia, y Á echar mano de las censuras
contra los pecadores rebeldes Á las leyes de la Iglesia . Esto
era singularmente necesario en los tiempos ele turbacion , de
anarquía y de desorden, cuando los Obispos eran muy débi-
les y mu y poco respetados, para que pudiesen imponer Á unos
hombres poderosos que no reconocían leyes ni superiores .
Los detractores de la Santa Sede suponen y repiten sin
cesar que los Papas obraron así por ambition, por el furor
de dominar, por el deseo de atribuirse Á sí solos la autori-
PAP 469
. Una prue-
dad , y de sujetar Á sus leyes Á todo el universo
ba evidente de lo contrario es que regularmente no dieron
decisiones sin ser consultados , ni dictaron leyes sino por
necesidad . Dicen que esta conducta de los Payas enerve}
la disciplina : se equivocan ; la ignorancia y la corrtipcion de
costumbres causaron tan funestos efectos, y si no los hubieran
contenido los Papas , aun serian violadas mas escandalosa-
mente todas las leyes . El pedir una dispensa para no obser-
var la ley, es por lo menos rendirle una especie de home-
nage ; pero violarlas sin dispensa, y con esperanzas de la ini-
punidad , es un mal mucho mayor .
Acusan Á los Papas de haber abusado ele las censuras,
y de haberlas prodigado por intereses puramente tempo-
rales : en efecto, era un abuso ; pero cuando se considera la
especie de hombres con que trataban los Fapas, cualquiera se
inclina mas Á disculparlos, que Á declamar contra sus abusos .
†Pretendernos acaso que la autoridad Pontificia no tiene
límites? ‡No lo quiera Dios! Esta potestad es como la auto-
ridad paterna , que debe ser mayor ó menor segun l .a edad,
la capacidad y el carÁcter de los hijos, segun lo exigen las
costumbres páblicas y el bien comun de la sociedad . Del
mismo modo debió tambien variar la del Pastor de la Igle-
sia, segun las circunstancias y las diferentes revoluciones acae-
cidas en los diferentes sigles (") . Cuando el, rebaßo era poco
numeroso , los cristianos tenían todo el fervor de una fé na-
ciente, y estaban en continua espera del martirio ; †qué aras
tenían que hacer los Obispos y los Sumos Pontífices , que
predicar con el ejemplo ? En proporcion que se fue atr-
mentando el námero de los fieles, y multiplicÁndose las
Iglesias, debió ser mas activa la vigilancia del Pastor : sobre-
(') Se entiende en cuanto al ejercicio, pues en cuanto Á su esencia la
autoridad del sumo Pontiíice siempre es la misma en todos tiempos y
cctnstancias.

4^o PAP
vinieron abusos, disputas, cismas y heregéas ; los novadores
hallaron muchas veces apoyo en la corte de los Soberanos,
muchos (le estos préncipes quisieron decidir cuestiones (le fí
sin entenderlas, y otros creyeron ser superiores a todas las
leyes . Se vieron pues los Popas en la precision de resistir
abiertamente ó los unos, y contemporizar con los otros te-
micndo irritarlos demasiado ., y ser causa de mayores males .
El carócter inquieto , ardiente y quisquilloso de los griegos,
causß continua inquietad y desazon ó los Papas ; los roas
suaves y mas virtuosos fueron regularmente los rias ator-
inentados . Si los que repueban su ctonducta se hubiesen
hallado en su lugar, es bien seguro que se veréan en el ma-
yor embarazo .
La autoridad Pontificia llegß ó su colino, cuando la Eu-
ropa tiebastada por los bórbaros se dividiß en pequeÁas so-
beranéas, cayß en la ignorancia y en la anarquéa ciel gobier-
no feudal , perdiß sus costumbres, sus leyes, su polética,
cayendo en manos de unos quedos , gguerreros, feroces y vi-
ciosos, que no conocian mas derecho que el del mas fuer-
te. áDe quí hubieran servido las s†plicas, las exhortacinne9,
y los consejos paternales para mover ó semejantes hombres?
Fueron precias las amenazas y eenstnras, oponiendo la fuer-
za ó la fuerza , y nrtazhhas veces armando ó unos para suje-
tar ó -otras . Si queremos juzgar de aquellos tiempos por los
nuestros, si nos persuadimos de que congenia entonces el
mismo modo de golber ‡n ar que ahora, nos engaÁamos mise-
rablemente ., y nos conducen al error todas las declanaacio-
nes clue partan de -semejante 'principio .
La potestad 'de los Popas fue disminuyíndose ó medi-
da que carubiaron las cosas ele semblante, cuando se resta-
bleciß el -orden en el Clero y en la sociedad civil . Ellos mis
‡
m os se ‡c onvencen de que cuanto mas Dos acercamos ó las
ˆcostumbres dulces y civiles que :reinaban en el iatalperio ro-
PAP 47r
mano al principio del cristianismo, tanto mas les conviene
ó ellos mismos volver ó la caridad tierna y paternal que hi-
zo adorar los primeros sucesores de San Pedro . áY quí mo-
tivo justo de queja dieron ó sus enemigos en inas de un si-
glo? Mosheim , aunque protestante, tiene la buena fí de
confesar que la autoridad de los Papas es muy limitada eil
el déa .
IV . Sin embargo , como los protestantes y los ‰.ncrídulos
se aprovechan de las antiguas turbaciones para presentar la
autoridad de los Papas corno un rnßnstruo (le iniquidad , y
como un despotismo anticris iano, bueno seró que hagamos
ver el modo con. que ellos describen sus principios, sus pro-
gresos, y sus consecuencias ..
El cuadro que describe Mosheim' de la autoridad del
Papa ea el tercer siglo de su. Historia Eclesißst ., part.- 2,,
cap. s , es vercla.deramente curioso . r .Š Princ pia por l'a d'es-
cripcion de la autoridad (le un Obispo, y en. s l origen la redu-
ce ó poco mas que nada : que nada podéa d ecid i.r al arreglar
en su iglesia, sin contar con los votos del Presbiterio-,, estro ,
es, de los ancianos de la asamblea . . Nosotros liemos probado
lo contrario en los, artéculos Obispo, Gerarquréa, &c ._
Confiesa que en, cada provincia el Metropolitano : te-
nia una, es-pecie de superioridad sobre los demas Obispos;
pero se reducéa. ó convocar los concilios provinciales, ó ocu-
par enn ellos el primer lugar, y ó . ser consultado por los su-
fragóneos en los negocios diféciles ß importantes . . Confiesa .
tambien que los Obispos de Roma , (te Antioquéa . y de Ale-
jandréa,, en calidad. de geles ele las iglesias t rimitiˆvas y apos-
tßpicas, tenéan.. una especie de preeminencia sobre las otras
iglesias .- Pero sostiene que esta era solamente una preeminen-
cia (le orden y de . asociacion, y. no de poder ni ele autori
dad . Trata ele probarlo por. la conducta de S . Cipriano, que
utauifestß, segun íl, una noble indiguacion, y un sobe ratio ‡

472 PAP
desprecio al juicio del Papa San Estevan , y é la conducta
arrogante de este prelado altanero ; y que sostuvo con calor
la igualdad que habia entre todos los Obispos respecto é su
dignidad y autoridad . Ya hemos visto la falsedad de este
aserto ; por las mismas palabras de San Cipriano, por su
porte y por las consecuencias . Pensaba Mosheina que íste
Santo mértir era protestante, y le atribuye las opiniones y el
lenguaje de Lutero .
Es un rasgo de mala fí comparar la autoridad del Papa
sobre toda la Iglesia , con la de un metropolitano sobre su
provincia . La de este no era de institucion divina , y ningu-
na mencion se hace de ella en la Sagrada Escritura . Jamas
ejercieron un solo acto de jurisdiccion los Patriarcas de Antio-
quóa, ni los de Alejandróa, con los Papas ni con la Iglesia
romana ; y nosotros hicimos ver que desde el siglo ii ejer-
cieron muchos los Papas en estos clos Patriarcados .
3 .ß MMlosheim dice que cambiÁ el gobierno de la Iglesia
desde el siglo in ; que los Obispos hollaron los derechos ciel
pueblo y los ele los Sacerdotes,y se apropiaron toda su autoridad ;
y que para paliar esta usurpacion, publicaron una doctrina,
oscura í ininteligible sobre la naturaleza de la Iglesia . Uno
de los principales autores de este cambio, dice Illoslheim
que fue San Cipriaáo, hombre preocupadósimo por las pre-
rogativas del episcopado . De aquó nacieron los mayores ma-
les : muchos de los Obispos cayeron en el lujo, en el faus-
to, en la molicie: ; se hicieron vanos , arrogantes, ambicio-
sos , inquietos , y se contaminaron con otros muchos vicios .
Ya hemos observado que los pretendidos derechos del
pueblo y ele los Sacerdotes para el gobierno de la Iglesia en
concurrencia eon los Obispos , son absolutamente nulos í
imaginarios, como lo sostienen tambien los anglicanos . La
doctrina de San Cipriano, respecto é la unidad ele la .Iglesia,
nu es oscura ni ininteligible, ni menos forjada en el si-
PAP 473
glo ni ; se funda en las palabras de Jesucristo y en las Icccio-
ncs ele San Pablo :, pero nos causa la mayor adinir .,cioit la
equidad de Mosbeim . Mientras San Cipriano hizo frente al
Papa respecto Lt la nulidad del batlti tlmO adnainist ado por
los hereges ; estu no era mas que una noble indignation', y
slit desprecio muy bien fundado, auuq ue se euga†rtba en cuan-
to al fundo de la cue_tiou ; paro cuando sostenóa la unidad de
la Iglesia y las prerogativas del Episcopado, esto nada de em-
peno , de ambicion, y de orgullo, por mis cierta que fuese
ski doctrina : por consiguiente era loable cuando se equivo-
caba, y vituperable cuando tenia razctn . De este nudo se
conducen los hombrea cuando se dejan llc ‡; ar de la ptreo-
cupacion y ele las pasiones .
4 .ß En el concepto de este crótico, Hist . Pedes. , sig . 1y,
2 i porte, cab . 2, ˆ 5 , la superioridad del romano Pon-
tiGce solare los densas Obispos , vino priucipaltnente de
la toa` ot icencia y esplendor ele la Iglesia clue presidós,
ele sus grandes rentas, ele la extension de sus posesio-
nas , del n‰mero ele sus tm'tnistros, y de la sumiuosiclad en
clac vicia . De aquó nacieron los cismas que se formaban
cuando se trata!ta clí la election de Pulas . Sin emlcugo, los
Papas estaban siempre sujetos é la autoridad y é las leyes
del Emperador , y estaban muy distantes de teuer el grado
de pudor que sc †ußrogaron desunes .
Pero ;, para duí buscar cansas imaginarias (le la autori-
dad dc' los Pup rs, cuando las tenemos reales y verdaderas?
No-otros las lu ‡t nos indicado : la, institucion de Jesucri to,
Li necreblad ele mantener la unidad y la catolicidad (le la
Iglesia, las tn+tltilalicadas necesidades ele una sociedad tan
inmensa cine Albi1 reunir todas las naciones ; y ŠcÁmo fue-
ra posible que subsistiese con la anarquóa? Una secta de
poca estansiou puede sostenerse por cierto tiempo con tin
teobicrrno demo cré tico , y con todo vemos los efectos que ha
Tout) vil . 60

PAP
474
causado entre los protestantes : pero una sociedad taint' nu-
merosa no se puede sostener de este modo, y necesita
indispensableinente un centro de unidad para su couser-
vaciou .
A falta del vénculo religioso los protestantes, para con-
servarse recurrieron í las asociaciones poléticas, í las ligas
ofensivas y defensivas de los soberanos (le su comunion para
poder acudir í las armas en caso necesario . óEs por ventura
Iras cristiano este espedéente que la autoridad paternal de un
pastor universal ?
IIicimos ver que desde el siglo ii cuando los Pa-
pas no eran ricos, ni poderosos, ni protegidos por los em-
peradores , sino que estaban continuamente espuestos í
perecer siempre en un cadalso, su autoridad era ya re-
conocida y probada por autos autßnticos de jurisdiction ;
por consiguiente, no necesitamos de las causas forjadas por
L i Iglesia de Roma se hizo rica en el siglo iv ; pero los
gastos que tenia que empiear en utilidad y ventajas de la re-
ligion eran proporcionados í stis riquezas . Los Papas, testi-
gos de los males de la Italia, y de la miseria que habéan cau-
sado las guerras civiles entre los aspirantes al imperio, el
mal gobierno cle los emperadores, las persecuciones y otras
muchas cansas, de nada descuidaban , y nada perdonaban
para remediarlas . óQuißn es capaz (le creer que unos bien-
liecliores ciegos ß irisen aros hubieran enriquecido la Iglesia,
si sus riquezas solo habian de servir para sostener el fausto
y lo vicios de sus pastores?
r
"Que se lea, (lice Mr . Fleury, lo que, hicieron los Papas
Ádude San Gregorio hasta Carlomagno, asé para reparar las
Áruinas de Rotra , corno para restablecer , no solamente las
Áiglesias y ltospitales, sino tainbien las calles y los acueduc-
Á os, para libertarí la Italia de la furia de los lombardos y de
P A P 4'< a
Ála avaricia de los griegos, y se verí si emplearon nial los
Ábienes y rentas de la Iglesia ."
5.á Fn el siglo v descubre Mosheini otras razones para
el auniento de ls autoridad de los Pupas : y son, por una parte,
los celo y las desavenencias entre los patriarcas de Alejandria,
(le Antioquéa y de Constantinopla ; los dos priuaeros acudieron
al Pupa para detener la ambition y las empresas del de Cons-
tantinepla : y por otra, el desorden y la confu~ioii que intro-
dujo la irrtij cion de los bírbaros en toda la Europa .
Por esta vez convenimos can Mosiieiin ; pero ó quß de-
duciremos? Litcgo era indispensable la autoridad de los Pct-
pas, porque sin ella Hubieran sido mucho mayores los ma-
les de la Iglesia : luego Jesucristo que los preveéa , obr† sa-
biarnente estabieciendo esta autoridad, y se cumpli† su pa-
labra : las puertas del infierno no prevalecieron contra la Igle-
sia : subsisti† y subsiste aun í pesar de las borrascas que se
levantaron contra ella, y que serian capaces de destruirla sin
la protection de Jesucristo .
Tarnbien se equivocaron los que piensan que la autori-
dad de los Papas tuvo sa fundamento en las falsas decreta-
les Fl falsario que las forj† no hizo mas que erigir eu leyes
antiguas la disciplina y la jurisprudencia que vela reinar en
su tiempo, y no habla sido excitado, ni asalariado por los
Pupas . Grocio confiesa que estos, lejos de sostener í los fal ‡
sarros , los re priuaieron siempre y los condenaron, asé corno
nunca dejaron (le animar el trabajo de los verdaderos sabios :
L . de Anti Christo .
Pero los Papas obraron siempre por ambition ..,. Es bien
singular que entre 25o pontéfices que ocuparon la Santa
Sede , no se hallase ninguno capaz de obrar poi, espéritu de
ˆeligion, aun obrando bien ; lo absurdo de esta calumnia
basta para refutarla . No importa : supongímosla verdadera ; y
aun ‡n os veremos en la precision de bendecir una ambic
‡i on

476 PAP
que produjo tan felices efectos . Luego fue este vicio inhe-
rente al pont if cacto c1nien conservé en la Europa aigus rayo
de Iuz en medio de las tinieblas de la ignorancia ; quien
por medio de continuas misiones hizo cristianos í los pue-
blos del Norte, y nos liberté de su pillage ; quien salvé la
Italia del yugo ele los mahometanos ; quien llené de espanto
muchas veces í los p róncil .w s viciosos, feroces, desvastadores,
ß incapaces de obrar por otro motivo cine por temor ; quien
pro . tiré la celebration de los etutcilios, y quien trabajé sin
dt~s~:anso eel conser,ar la fß, las costumbres y la disciplina,
i Feliz ambition! i( Que no pod_ttnos inspirarla í todos los so-
beranos!
Los medios de due se valié no siempre fueron sabios, yo
lo creo . Eu unos siglos en que la corruption tie costumbres
y cl espóritu de, vÁraigo se Irabian derramado por todas las
clases de la sociedaáJ, seróa difócil grab se hubiesen preservado
clef contagio todos los Paltas . Pero si htubo entre ello algunos
han gres viciosos, hubo t~tntbi, †n muchos .naas Poutólices vir-
tuosos, y tino sin riesgo se pueden llenar lionibres grandes,
cine reunóan las luces, los talentos, y las virtudes civiles y
religiosas . Es un desatino nombrar continuamente los unos,
sin acordarse nunca de los otros, exagerar el tuai que hicie-
ron los primeros, sin contar con el bien que procuraron los
segundos . Es una injusticia cine con razon echamos en ca-
ra í l'daslteim y a sus coalparicros .
1\o le seguirßmos en el horroroso cuadro cine describié
de lus Papas de todos los siglos : tampoco perdoné í los de-
nlas pastores (le la Iglesia, ni al clero en general . No pode-
rnos tocaos ele repetir aquó una reconvenciou due ya la bici-
tnos eat otras hartes . ‡Cémo no vié este sabio que los gol-
pes dc, su furor caen de rechazo sobre el mismo Jesucristr~?
‡ Quß? ‡ No formé este divino S .rlvador ß costa ele su sangre
una Iglesia Dura, santa, sin rnaracha y sin arruga, sino pa-
PAP 477
ra entregarla cien atáos despees í discretion de unos pastores
rnerceuarios, ambiciosos, insensatos, sin virtuel y sits religion?
Segun S .tn Pablu Jesucristo (lié í su Iglesia pastores y docto-
res para perfeccionar í los Santos para edificar por medio
de ellos su cuerpo móstico : L'pist . í los Lfes ., cap . 4 . v . 1 i .
Y ‡ trabajaron por espacio de i Soo aráos solo en clc~ .truirla?
Despees de hah .r prometido estar cou su Iglesia todos los tilas
sin interuiisiou basta el lin de los siglos, se adorrnecié en
todo este tiempo, y no desperté hasta clue Lotero y Calvó-
uo hi ; :ierou brillar í los ojos de la a~otnbrada Europa la
reshiandecie~tte luˆ de la feliz reforma . maravilloso sis-
tema por cierto, el teas capaz sin (luda de hacer respetable
el cristianismo í los ops de los incrßdulos . Pero ‡+tuß impor-
ta í los protestantes cine se acabe el cristianismo, como sea
confundido el ~x ;pi.sulo7
Ellos se felicitan de que las sectas de los cristianos orien-
tales no reconocen el primado de la Iglesia Romana , n i la
jurisdiction (lei Papa sobre la Iglesia universal, y de que
miran esta autoridad con los mismos ojos cine los nrotestatt-
tes, esto es, como una usurpaciou y tiranóa .
Aun cuando esto fuera cierto, uo seróa para nosotros nu
argumento de tntucha fuerza la opinion ele unas sectas lac-
rßticas ; pero es preciso no dejarnos engaáiar por tina mala
iutel Ltencia .
Ningruno ele los doctores cristianos orientales llegé j :mas
que la silla de Roma sea la cítedra de San Pedro, y clue el
Sumo Pontófice sea el sucesor legótimo de esre Apéstol : nin-
gouo se separé ele que los PUJ>as ejercieron jnrisdiccion so-
bre las iglesias ele Orienáe en los primeros siglos, ni soráé,
como los protestantes, que el Papa es el Anticristo . Unos
dicen cine los obispos de Roma perdieron su privilegio
despußs cine adoptaron, respecto í la procesion del Espóritu
Santo, una doctrina contraria í la de los primeros Concilios

PAP
478
ecuménicos, aíadiendo al sómbolo la palabra Tiliogccc . Otros
dicen clue la autoridad de la Silla Romana pasß Á la de Cons .
tantinopia , cuando se trasladß el imperio Á esta ciudad, y
clue desde aquel momento tuvo justo motivo para tomar el
tótulo de ecuménico el patriarca ele los griegos .
Desde aquella época ejerciß el obispo de Constantinopla
sobre las iglesias griegas por lo menos una autoridad tan es-
tensa y absoluta cono la ele los P(Y1)as sobre las iglesias del
Occidente . Hizo adoptar en casi tollo el oriente la liturgia (le
Constantinopla , dispensß de los cÁnones, instituyß y trasla-
dß los obispo,,, etc . El patriarca de Alejandróa no ha tenido
menor imperio sobre los coitos y los etiopes desde el siglo vi,
y el catßlico de los nestorianos hizo lo mismo en las iglesias
nestorianas de 1>> Persia, de la Tartaria y ele la India .
Todos estos cristianos orientales estaban por consiguiente
convencidos ele que la Iglesia necesita tina cabeza visible que
tenga autoridad sobre todos los miembros, y no tienen- Á nial
que el Pop ejerza en el Occidente la misma autoridad que
conservaron sobre las iglesias ele su comunion los tres patriar .
cas del Oriente . Ellos hacen l :+ro!eston ele seguir les antiguos
cÁnones, clue establecieron entre los obispos una gerarquóa y
diferentes grados de jurisdiccion ; y luego que llegß Á su no-
ticia condenaron sobre este punto la doctrina de los protes-
tantes .
áDe qué les sirve pues Á estos el empeío que tomaron
en traducir y publicar los tratados de los griegos cismÁticos
contra la autoridad y primado del Pcrpa? áAdoptan acaso
ellos las opiniones ele los griegos sobre la procesion del Es-
póritu Santo, sobre la adicion que se hizo al sómbolo de la
palabra Filioyue, y la disciplina de las iglesias de oriente?
Al paso que negaban al Papa. toda seíal de respeto , no se
avergonzaban (le conceder al Patriarca ele Constantinopla el
tótulo de Patriarca ecumcnico, de Santósimo Padre, y de
PAP 479
solicitar su comunien, sin mas motivo que porque esperaban
que aprobase su doctrina . Pero esta bajeza solo sirviß para su
mayor confusion : icjos deconseguir lo que deseaban, fueron
condenados Loor los griegos sobre todos los artóculos ele su
profebion (le fé eu niuclios concilios celebrados para este ob-
jeto eu cl oriente : Pcrpct . de la foi, torn . 5 Preface .
V . áPero es verdad que los Papas fueren tan viciosos y
malvados , y que hicieron tantos males como dicen? Si tuvié-
ramos que refutar todas las absurdas acusaciones que se hicie-
ron contra ellos, nunca acabaróamos : asi clue, nos limirarenmos
Á las principales, y Á las que repiten con tilas frecuencia .
Nuestros triisinos adversarios nos darÁn materia pira respon-
der Á muchas ; pero antes de entrar en discusion tenemos clue
hacer algunas redt †x iones generales .
La El ntómero ele los Papas viciosos no es tan grande
como se cree . El fogoso protestante Davisson, que describiß
Á los Papas, haciendo de ellos la pintura mas infiel y escan-
dalosa , no podo acusar espresamcute tnas elite Á veinte y
ocho : y no denigra a los siete ‡ltimos sino porque fueron ene-
migos de los protestantes, y aprobaron el rigor con que ; fue-
ron tratados . Quedan pues r22 contra los cuales nada tuvo
que decir Davtsson .
áHay Lin proceder mas abominable gtie escndritˆar en la
historia de diez y siete siglos, para entresacar todos los cróme-
nes verdaderos ß falsos que se atribuyen Á lnsPopcrs, y hacer
una coleccion exagerada ele todos ellos, sin decir rana sola
palabra (le las virtudes , obras buenas y servicios que hi-
cieron Á la huru .tnidad, y todo lo que les debe iudndable-
mente el cristianismo, dando Á esta crßnica escandalosa el
tótulo ele Retrato fiel de los Papas? áQué? áSolo debe en-
trar en Este cuadro el mal que hicieron , y no el bien? De
este modo escribieron siempre la historia los sectarios de la
heregóa . La que escribieron de los Pap_ls en 5 tomos cn


i

48o PAP PAP 48 1

cuarto, impresa en holanda el aéo (le I '32, no tiene Ines 2 .2 .Falta mucho para que se pruebe la mayor parte de
objeto clue reunir todas las acusaciones, caItunnias y soiiS1nas los hechos vituperables de que acusan Á los Papas . Mu-
que vouiitarou los protestcuztes contra los sumos Pontífices elios de ellos los refieren los hereges , los cismÁticos , y
otras gentes llenas de espíritu de partirlo que vivieron en
eu 2110 111108 .
La caridad, el valor heróieo, la vida humilde y pobre tiempos de turbacion , escritores sin critica que amonto-
( le os Papas de los tres primeros si,2los sou hechos ciertos, naban los rumores populares , sin detenerse en averi-
guar si eran verdade ros ó falsos . En tiempo del gran cisma
clue aseguran los monumentos de la historia . Las ludes, los
de Occidente, los partidarios del Papa francßs nada perdo-
talentos, el celo y la vigilancia 1_iboriosa de los del siglo I
naron Á los Papas italianos, dÁndoles el nombre de lntr-
v v estau I lduiablenteute consiguadoa en sus inmortales
obras . Lus trabajos y los esfuerzos constantes de los del seso papas : estos Á su vez usaron de represalias contra los Papas
(le Avidon . Lo mismo habia sucedido en los siglos anteriores
y sßptimo siglo por disuiiunir y reparar la ruina y clesola-
siempre que hubo cismas, y diversos pretendientes al Papa-
eion de los bÁrbaros, por salvar los restos (le las c iencias . d e
las artes, (le las leves v (le las costumbres, no Se pueden po- do, ß igualmente entre los escritores, de los cuales unos se
llamaban guelfos y otros gibelinos .
ncr en duda, porque lo testifcau los autores contentpnrÁ-
nemo .~ . Lo dile (hirieron los Papas en los siglos VIá[ y IX For 3 . -1 Alas instruido y teas moderado que los otros protes
suavizar con la religion la birb .trie de los pueblos del norte, tantes, Leibnitz confiesa que siendo tino el cuerpo de la
es ran rortocido q ue los prof-staores no pu lieron pintarlo con iglesia, debe Haber por derecho divino en este cuerpo un so-
berano magistrado espiritual : que la vigilancia ele los Papas
colores ud,nso~ sino euveueuanlo los inotivos, las intencin-
por la observancia de los cÁnones , y conservation de la dis -,
ncs v los .asedias que usaron para conseguirlo . Ta nil .oco se
ciplina produjo regularmente los mejores efectos, y repri-
debe ole idar lo due hicieron los Papas en el siglo tx liara
mió muchos desórdenes : que en los tiempos de ignorancia
contener l . is devastac;ion'S de los nlahunletanos . Pur eousi-
y anarquía fueron el †nico recurso las luces de su consisto-
guien .e, les fue ;irec iso t evulver la .s heces de los siglus posterio-
rio , y que ßste fue el origen de su mayor autoridad : Esprit
resparaencontrar 1 - ~er,onaVTes y hechos que puliesen ofender.
de Leibnitz, torn . 2, pig . 3, 6, etc .
Á discretion : aquí bebieron los enemigos de los Papas los
torrem,tes del humor atraibliario due vomitaron , y aquí vol-
4.2 Aun cuando fuesen ciertos ß indudables todos los
vieron Á 101101' de nuevo nuestro incrßdulos modernos crímenes ele que acusan Á los Papas, esto nada servirla para
.
destruir su carÁcter, su mision, su autoridad , ni su cuali-
En quß tiernpo hubo malos Papas? Cuando la Italia
dad de pastores. Los valdenses , los husitas y los protestan-
estaba despedazada por pedueuos tiranos que ciisponiatl Á su
tes cometieron el error mas grosero sosteniendoque los minis-
grt,to de la tiara, colocando en ella Á sus hijos ó Á sits he-
tros de la Iglesia por tina conducta desarreglada pierden la
churas, y despojando Á los legítimos poseedores . Por consi-
potestad que recibieron de Jesucristo . Si se arguye Á los pro .
guiente, no es estrado que los Papas hubiesen puesto ('ti
testantes con los vicios (le sus pretendidos reformadores usan
inovim,ieuto todos los resortes para libertarse ele semejantes
(le r‡crirninacion insistiendo sobre los de los Papas; pero estos
aletltados1
,romo ylr . 61

482 PAP
tenian una mision ordinaria recibida por su ordenacion, que
no se pierde con los pecados por enormes que sean ; y log
predicantes de la reforma no tenian esta mision . Era preciso
pues que probasen una mision estraordinaria con sus mila-
gros, con sus virtudes heréicas y con la santidad de su doc-
trina, etc . como lo hicieron los apéstoles, y nada de esto
hemos visto en los gefes de la reforma .
No tenemos, pues, el mayor interís en hacer la apologóa
de los Papas ; pero la primera obligacion de un teélogo es
la de ser justo , y buscar la verdad con buena fí. Vamos
ß los pormenores .
La primera acusacion contra los Sumos Pontófices es la
de haberse hecho independientes de la domination de los Em-
peradores de Constantinopla, y de haberse erigido poco ß po-
co en verdaderos Soberanos .
Recordemos la idea de algunos hechos, y veremos des-
pues si la conducta de los Papas fue un atentado contra las
legótimas potestades . Es constante que despues de la destruc-
cion del imperio de Occidente en el siglo v, los de Oriente
no tuvieron al lado de acß del mar mas clue una autoridad
precaria, y solo pensaron en la Italia para sacarla dinero .
Los lombardos, que en el aÁo 568 se habian hecho dueÁos
ele una parte de Italia, y poseóan el exarcado de Ravena, no
cesaban ele amenazar ß Roma . Eu vano el Papa y los romanos
imploraron el auxilio de Constantinopla , porque nada consi-
guieron, quedando reducidos ß sus propias fuerzas . Ya en
tiempo de los Císares tenian los Papas, como los demas
Obispos, el tótulo de Defensores de las ciudades : era esto
una especie de magistratura ; y cuanto mas se alejaba la corte
del Imperio, tanto se hacia mas importante . Desde los servi-
cios que prestaran ß los romanos el Papa Inocencio I, ale-
jando ß Alarico, y San Leon, conteniendo ß Atila, y mode .
rando en parte los furores de Genserico, fueron mirados sicm-
PAP 483
pre los Papas corno el ánico recurso contra los bßrbaros, y
como los gínios tutelares de Roma . Gozaban, pues, ya de
una autoridad casi absoluta : los romanos, satisfechos con es-
te gobierno paternal, temian el de los lombardos, de los cua-
les los mas eran arrianos . El Papa Estívan, demasiado díbil
para poder resistir ß tan poderoso pueblo, imploré el auxilio
de Pipino, que se babia hecho dueéo de la Francia . Pasé
en efecto los Alpes, y habiendo derrotado ß Astolfo , Rey de
los lombardos, en el aÁo de 774, le obligé ß ceder al Papa
el exarcado de Ravena . Dógannos quí infidelidad cometié el
Papa con el Emperador de Oriente . Este no quiso declarar-
se protector de Roma ; el Papa buscé otro : luego no fue esta
ciudad la que se sustrajo de la dominacion de los Emperado-
res, sino que fueron ellos los que la abandonaron ß su
desgraciada suerte.
Didier, sucesor de Astolfo, volvié ß ocupar el exarcado de
Ravena, y saqueé las cercanóas de Roma ; pero Carlomagno
volé en auxilio del Papa Adriano ; vencié ß Didier, le hizo
prisionero, y acabé enteramente con el reino de los lombar-
clos . Coronado Emperador en Roma el aÁo de 8éo hizo al
Papa su primer magistrado . En la decadencia de la dinastóa
de Carlomagno el Papa se hizo independiente, imitando ß
los otros grandes vasallos y seÁores de Italia .
Los Emperadores de Alemania, ß pesar del tótulo de Rey
de romanos, no fueron nunca dueÁos pacóficos de: Roma los
reas se hicieron aborrecer por su crueldad ; y esto es lo que
hizo formarse los clos cílebres partidos de gieelfos y Sibelinos,
los primeros ß favor de los Papas, y los segundos ß favor de
los Emperadores . Que despues de muchos siglos de anarquóa,,
de guerras y de disensiones se hiciesen dueÁos de Roma, na-
da tiene de estraÁo, ni es un gran crimen : ellos pretendieron
siempre poseer sus estados en virtud de donaciones que se
les habóan hecho ; y la mayor parte de los Soberanos de

484 PAP
Italia no tenian tétulos rias autínticos ni mas respetables . Es
de presumir que los romanos no se hallasen mal con su go-
bierno, puesto que no trataron de entregarse ó otros Alunar-
cas . Desde el saqueo ele Roma por las tropas de Carlos V, son
el ßnico pueblo que gozÁ siempre de las dulzuras de la paz .
No es un mal para la religion que el Papa sea un Sobe-
rano temporal . No seréa conveniente que el Padre comun
ele los fieles fuese sßbdito Á vasallo de ningun Préncipe parti-
cular : obligado ó respetarlos, y ó contemporizar igualmente
con todos, de ninguno debe depender . Los Emperadores de
Alemania se apropiaron el derecho de hacer y deshacer los
Papas ó su gusto, y nunca estuvo peor que entonces la silla
Pontifical .
Pero los Papas cayeron en un esceso mucho mas estraiio
cuando se apropiaron el derecho de dar y quitar las coronas
de declarar ó ciertos Préncipes incapaces de reinar, de esco-
mulgarlos, absolviendo ó los sßbditos ciel juramento de fide-
: en una palabra, queriendo disponer ele lo temporal
lidad
de los Reyes , &e.
Es verdad que muchos tuvieron esta pretension ; pero
áen quí circunstancias? En un tiempo de anarquéa y de la-
trocinio recéproco entre los Soberanos ; en un tiempo eu que
ó fuerza ele usurpaciones y de querellas no habla uno solo,
cuyos derechos no fuesen disputados Á disputables ; pero ácual
es el Préncipe ó quien realmente despojaron los Papas de sus
estados, y cuól es aquel ó quien dieron una corona y terre-
nos que antes no poseyese? Cuando el Papa Estívan coronÁ
ó Pipino y ó sus dos hijos, este Préncipe Rabia sido ya decla-
rado Rey, y consagrado como tal en los estados generales de
la nacion, celebrados en Soissons dos a†os antes de coronar-
se, por consiguiente nada le diÁ en la coronacion, y esta ce-
remonia no tuvo mas efecto que tranquilizar ó los pueblos, y
prevenir nuevas turbaciones . Cuando Gregorio VII tratÁ de
A
PAP 485
aestronac'al Emperador Enrique IV , sabia que la mitad ele
Alemania estaba contra este Préncipe, y que era aborrecido
en Italia . Enrique Rabia hecho que eligiesen otro Papi , y
efectivamente consiguiÁ echar de su silla ó Gregorio : no pue-
de negarse que esto fue un esceso y una demencia por una y
otra parte . Los espéritus no estaban mejor dispuestos eu favor
ele Federico 11, cuando fue escomulgado por Gregorio IX y
por Inocencio IV .
Era sin duda un abuso muy grande el echar mano de
las penas canÁnicas para conservar unos intereses puramente
temporales ; pero desde principios del siglo x, hasta el xiv
toda la Europa parece haber estado dominada de ‡in espéritu
de vírtigo ; y es bien estraˆo acusar ó los Papas en el si-
glo XVIII de las faltas cometidas por sus predecesores hace
ya mas de 70o arios .
Dicen que Alejandro VI diÁ ó los Reyes de Espa†a y ele
Portugal el dominio de la Amírica, que no le pertenecia . Lo
cierto es que no les (liÁ ni siquiera una pulgada de terre-
no . Estos clos Soberanos se hablan puesto en poscsion de la
Amírica sin consultar ó Roma ; y prÁximos ó indisponerse por
sus conquistas respectivas , pusieron, por órbitro al Papa .
Revestido (le esta cualidad, y no en virtud de su potestad
pontificia, trazÁ la cílebre lénea de demarcacion que fijÁ los
lémites de sus posesiones . Esta decision del Papa congo órbi-
tro previno una guerra que estaba muy cerca de estallar , y el
Papa exhortÁ ó los dos Monarcas ó que trabajasen en la con-
version de los americanos .
La tercera acusaciou contra los Papas es el haber vendi-
do las gracias de la Iglesia, los beneficios, las dispensas y las
indulgencias . Es verdad que algunos habrón cometido esta
simonéa ; pero fueron singularmente unos Papas reducidos ó
subsistir de limosnas en Francia durante el gran cisma de
Occidente . Este era un caso en que se puede decir que la no-

486 PAP
cesidad nos hace cometer bajezas . Sin embargo, aventuran
una calumnia cuando dicen que los Papas concedieron por
dinero la absol ucion de los pecados cometidos y por cometer;
jamés se verificí un hecho tan escandaloso,
Finalmente, se acusa é los Papas de haber decidido que
todo es lócito contra los hereges, la perfidia, la violencia, la
mentira , los asesinatos, los suplicios, í por lo menos de ha-
ber autorizado con su porte tan abominable doctrina .
Esta es una calumnia mucho mas atroz que la anterior.
En este punto copiarßmos las reflexiones de un cßlebre es-
critor moderno que no era teílogo , ni pagado por la corte
de Roma, y hacóa profesion de no segur ningun partido .
No fue, dice, la Santa Sede quien encendií en los Paises
Bajos y despues en Francia las guerras teolígicas que causa-
ron tantas desgracias : los Papas no hablaron en esta mate-
ria sino cuando fueron consultados . Tarn foco fue la corte ele
Ronca quien condení al fuego é Juan Hus y é Geríninio de
Praga ; un Emperador levantí la hoguera, y la pusieron fue-
go los prelados alemanes, franceses y espaÁoles ; pero .Roma
entonces estaba sumida en la humillacion, y ninguna parte
pudo tener en este suplicio . No iban legados al frente clel
ejßrcito que asolí los valles de Cabrieres y de 11leriudol : los
inquisidores que se presentaron en la cruzada contra los al-
bigenses fueron pedidos y llamados por Simon de Montfort
y por otros seculares . Los crómenes que atribuyen é Julio II
y é su antecesor no tuvieron la Religion por objeto ni por
motivo, ni aun por pretesto ; fueron frailes , y no poma , los
que atentaron contra los Bias (le nuestros Reyes .
El mismo santo oficio no debe é los Papas su origen ni
su estension ; manos seculares prepararon su cídigo, y los
Próncipes lo introdujeron voluntariamente en s us estados .
Fernando e Isabel introdujeron este tribunal en EspaÁa , y
Felipe II perfeccioní la obra que habla establecido su abuelo .
r PAP
48 7
Las primeras leyes contra los hereges fueron puramente civi-
les, y la autoridad laical fue la que dio el ejemplo de impo-
ner la pena de muerte é las sectas revoltosas . Desde la ma-
tanza de los donatistas hasta la (le los albigenses, la Iglesia
no usí cae otras armas que de la escomunion contra sus hijos
rebeldes . Cuando el Concilio de Tolosa mandí proceder con-
tra el crimen de heregia, no se impusieron mas penas que las
de multas y destierros . El Emperador Federico II, violento
antagonista de la Santa Sede, fue quien pronuncií contra los
hereges la pena de fuego si se mantenian contumaces , y la
ele prision perpßtua si reconocian su yerro . La inquisicion de
Roma nunca se parcelo é la de EspaÁa ; y nunca se vií en
Roma un auto de fß : Anales polit ., tom . i, oóan . 6, pég. 344
y siguientes .
Tampoco es cierto que los Papas, ni ningun concilio, ni
teílogo de nota, decidiesen o ensefiasen que es li cito violar
la fß jurada é los hereges . Vßase Constancia, í Constanza,
Husitas, &c.
Esto no impidií que an incrßdulo furioso escribiese en
nuestros Bias : "que la Iglesia romana habia destruido cuan-
áto la fue posible los principios de justicia que inspira é
.todos los hombres la naturaleza . Este solo dogma, dice,
áque al Papa pertenece la soberanóa de † todos los imperios,
á trastornaba los fundamentos de toda sociedad y de toda vir-
átud polótica : Babia estado largo tiempo establecido igual-
á mente que la espantosa opinion de que es lócito, y aun esté
ámandado aborrecer y perseguir é aquellos, cuyas opiniones
á religiosas no fuesen conformes é las de la Iglesia romana . Las
á indulgencias para todos los pecados, aun para los futuros ;
ála dispensa de cumplir su palabra é los enemigos del Pon-
á tófice, aunque fuesen de su religion : el artóculo de creen-
ácia, que enseÁa que los mßritos ciel justo pueden ser apli-
cados al pecador ; la perversidad de la inquisicion, y los

r
1_88 PAP
éejemplos de todos los vicios en la persona de los Pontífices y
éde sus favoritos : todos estos horrores debian hacer ó la
é Europa tina guarida de tigres y serpientes , ni as bien que una
éregion habitada y cultivada por hombres ."
Este trozo fogoso parece demostrar que los incrßdulos no
escrupulizan en usar de la impostura, (le la mentira y de la
negra y maliciosa calumnia para desacreditar ó los Papas y
ó la Iglesia Romana, poniendo en movimiento la perfidia y
la demencia que tienen la audacia de atribuir ó los demas .
No Tray un solo artículo en toda esta declamacion que no
sea una falsedad , como lo hicimos ver plenamente . Vßase
Ilcrege, Indulgencia Inguisicion, &c .
PAPAS, padre . Este es el nombre que dan los griegos
cismóticos ó sus presbíteros , igualmente que ó sus Obispos y
ó su Patriarca .
El P . Goar halla una diferencia entre (is su t,,~rYS : dice
que la primera palabra significa el Pontífice principal, y la
segunda design ;t los presbíteros y clßrigos inferiores
:los
griegos llaman tambien al primero de los sacerdotes Pro-
t(~papas . En la iglesia de Mesina , en Sicilia, hay una dig,
nidad de Protopapcts, clue introdujeron allí los gric`,~os cuan-
do aquella isla estaba sujeta ó los Emperadores ele Oriente . El
prelado de la iglesia de Corftí toma tambien este título
;v Es-
caligero nota que los etiopes llaman ó sus presbíteros papa-
sat/i, y ó los obispos L'piscopasatla, pero estas dos pala-
bras no son de la lengua etiÁpica . No tuvo presente este sabio
que los etiopes y abisinios solo tienen un obispo, ó quien lla-
man Abuna, que significa nuestro padre . Tambien observa
Acosta que los indios del Perá llamaban Papas al Sumo Sa-
cerdote . Ultimamente, se introdujo la costumbre de dar el
nombre de padre ó todos los eclesiósticos . Ducange, Glossar,
Latin it .
Esta uniformidad de todas las naciones en con~i(lerar (le
PAP 489
tin mismo modo ó los ministros ciel culto, debe ense†ar ó
estos el deber clue les impone su estado ele amar a todos los
fieles con tina ternura paternal , y consagrarse en nu todo ó
su servicio, por consiguiente es una lecciou preciosa, cuva
signification seria de desear clue la tuvißramos siempre pre-
sente. Vßase abrid .
PAP1SA JUANA . Algnnos .antores del siglo ti y siguicn-
tes dicen que entre el Papa Leon IV, que muriÁ en el a†o (le
855, y B nedicto III, que muriÁ en el de 8D8, encontrÁ
una ranger el medio de que la eligiesen ocupÁ la San-
lgicse
ta S, :de dos a†os, cinco mese : v cuatro digs, con el nombre de
.1uau VIII . Mariano Sooto, mons( irlandßs, que escribiÁ cri
Magancia una CrÁnica el a†o de to88, mas de roo amis des-
pues (le aclueila ßp ) ca, es el frriruero clue refiere esta historia
fabulosa . Fue despees copiada por Sitiberto ele Genrblours,
que escribía en el a†o ele r t t ; por Martin ele Polonia eu
1277, y por otros clue la recargaron ele las mas ridículas cir-
ctrnstam ias. Dicen (Irle de-ele actuel tiempo, antes (le posesio-
nar al Papa se toma la precauciuu de sentarle en una silla
abierta pur CI asiento para v (dirai su seto, &c .
Los ceut+mi iadures de 9L(edebonrg y otro ; escritores pro-
tetantes se aprov chama con aire (le triunfÁ de tan ab-
surd,+ historia , y la dieron por indudable : posteriormente
nincltos 5 ;íl~ios, así catÁlicos corto protestantes, entre es-
to= lilon Tel, Casa+tbon, B-+yle, &c ., deutu-araron lo absur(lo
de esta patra†a . L o prueban t . " porque en los manuscritos
nets autrig (los y exactos ele M_,tri ;tuo Scoto, de 11Lititi de Po-
lonia y du, Sigiberto de Genrblours, no se halla semejante fó-
bula, de lo crial se debe inferir que fue a†adida por algue
(optante ele los tiempos posteriores . 2 .' Porque los historia-
dores coutemporóueo?, como Anastasio el Bibliotecario, tes-
tigo ocular de la election de Leon IV y dß la de Be n eciic-
to Ill, cl autor de los Anales de San Bertin, y de Salm Lcape
T''bti o vil. G z

T
490 P A P
ele Ferrieres, O,lon, Alainon, Iléncrnnro ele R .,im ecí . . no di-
cen una palabra di la preten .lid .a Pctl~ica : t ., los as~ ó`~nrau
y dan per supncs~o clue Benedicto 111 sneedi l inmediata-
meete y sin interrupcion ß Leon 1 V . Dos griegos cisruaticus
ciel mismo siglo, clue son Fucio, l ib . d e Prod:ss. .S/~rr. Senrct .
' AletrOfanes de Esmirna, l ib . de Dic . Sj)7rit . Sa/lc't!. dicen
espresatnent^ lo mismo . Tambien aseguran e-ta verdad Laut-
berto ele Seltafnabourg, Iilte,iuon , Iferreae le pacunrc i
Ocon d{ F : i in`aa,Lon :u'as, C~-dreno, Juan Crtropalata, clue
todos cscril~ieron antes de 11lariano Scoto . 3 . Á Porduc la histo-
ria de la Pu ésct In(utct la refieren con circunstancias eviden-
temente falsas : dicen clue Ii .ibia estrellado en Atenas, en donde
se sabe due no habéa estudias en aquel tiempo : clue bahéa pa-
rido yendo en procesion desde San Pedro al palacio ele Le-
tran : dne fue sentenciada ß tenerte en castigo ele su c ; énter,
y enterrada cn el mismo sitio de su parto, &c ., siendo asé clue
jamßs hubo el mas ménimo vestigio ele sepulcro en a q uel si-
tio . Una ranger embarazada, y práxima al parto, no se lbu-
biera espttesto al p†blico en semejantes circunstancias . 1lla-
riano Scoto no refiere estos †ltitnos hechos ; por cuya razon
es evidente clue fue aumentada esta fßbula por di,tietos co-
pia ntes . T En una miau-teca de au Jttan de Letrau se v‡
una silla de párfido, primcrosaulente trabajarla, cuya estruc-
tura miniuiRsti ser ciel tiem po del paganismo, cuando estaba
ma, ad lantada la escultura : esta silla servéa probablemente
para tomar el baˆo, á para alguna ceremonia su pt ist Glosa : su
G,ura, y el no saberse ß qu‡ estaba destinada, pudo dar mar-
fen ré la fßbula de Mariano Scoto .
iInchos autores protestantes disgustados de no poder ar-
giiir ß los catálicos con tan absurda historia, la renunciaron
ß su pesar , concluyendo, clue ß pesar de las pruebas de los
due niegan absol utamente el hecho, debe quedar dudoso . llos-
heitn slice clue despues (le haberla axatninado sin parcialidad
PAR 49~
le parece due esta historia debe su origen ß un aeontecimien-'
to estraordiuario duc sucediá entonces en Roma . No es crei-
ble, dice, due mira multitud ele historiadores hubiesen creé-
du y referido este hecho ele un nuisino modo, y en cinco si
gI, s consecutivos, si estuviese del to+!o destituido ele funda-'
mento ; pero se ignora lo Glue liá n- totivo ß e-ta narracion,
y se puede creer que se ignorarß siempre : Siglo rx, hurt . 2,
cap . J 4 4 .
A esto respondemos cine si hubiese suredid-t en aquel
tiempo algue acontecimiento estraordii‰ario en Roma, no se
puerle (lit lar dne lo refeririau Anastasio y los demas autores
contemporßneos . Š Es esta la u oca fibula inventada en el
si`alo .Lt sin Eundaunento al gnr ;o? 'Pudo el unundo sabe clue
los cronistas de la edad mella r .~lieree todo lo due n`eren á
leyeron sin crética ni discernimiento . Basta clue cnal~lui, , r
autor hable ele uit hecho para clue estos le amplificasen y le
copiasen , sin due ninguno tuviese la curiusidad cée examinar
sn oré,gen . Pero tal es la tl biliela ;l ele los protestantes : cuan
du se mata de un hecho favorable ß la - Iglesia romana , no
bastan apenas las pruebas cleeutstrativas, para convencer lus ;
pero Šse trata de rut hecho ininrioso ß los catálicos? Enton-
ces la teas d‡bil probabilidad los decile, á ß lo menos dole
ren tener el consuelo dei dejarle c1u lu-o . La misma enfer-
mcdad h .tderen tambien los iucr‡dnlus modernos .
Leébuitz, cnreudgo de las fßbulas, cotepnso una diserta-
ciou parat acabar de destruir la de la I'ccj~isct Juana ; pero
por desgracia no fue publicada : .Esprit. cle Lebrtitz, tons . 2,
lß,a 3o .
PAPISTAS . V‡ase Protestantes, Luteranos, Cctlcini,,tns .
PAR‹BOLA . Esta palabra griega due adoptaron las len-
guas modernas, si~lnifieu regtdarmet te en la Sagrada Eseri-
tara un discurso clue presrnta un sentido, y en real idßd rie .
ne otro, due se percibe cuu mucha facilidad prestando aten

T
PAR
492,
cion . Las p,7rrébolcts ele los libros sagrados son por consi-
gnicnte una especie de instrucciones indirectas y por ro-
deos, courparaciones, emblemas, que ocultan una lee,-,on
de moral, para escitar la curiosidad y la atenciou del au-
ditorio .
Este modo de enserrau por medio de discurso ; figurados
o
gustaba mucho í los orientales , y los usaron mucho sus filó-
sofos y síbtos : los profetas se vallan tarnbien del misma mC-
dio para sensibilizar í los ojos (le los Préncipes y de los
pueblos las reprensiones, las promesas, y las amenazas due
les ha ~i_in de p irte de Dios . De este tundo aeusan con mucha
frecuencia í la nacion judaica de siß ini lelidad con Dios por
medio de lar parctbnla de una mn`er adÁltera, ó ele ana vi-
produce malos fruto,:, &c . Describen las vio-
áa que solo
lencias de los pIV†blns enerrrigos Ile los jn(lios bajo la imagen
de alpin animal feroz . Natas reprende í David por su adul-
terio con la priríbola ele un rico que robó la oveja (le un
pobre, y con este inocente artificio reduce al monarca .i
condenarse í sé mismo. Ezequiel pinta el restablecimiento
(le la nacion judaica en la Palestina, con la iniígen de
los huesos de muchos cadíveres dispersos clue se reuncrr , se
revisten de e ;rrne y de piel , y tornan una n ne.v a vida .
Jesncri~to usó con frecuencia de este g‡nero de instrne-
eion, porque es el ni .ß,- proporcionado í la capacidad del
pueblo, y el mas propio para escitar su atenciou . V‡ase
Alegnriu .
El nombre de pwrébola suele tarbien significar nita
simple comparacion ; supongamos , cuando Jesucristo dijrr :
"lo que sucedió en tiempo de No‡ con el diluvio, sucede-
ˆrí tarnbien con el dia ele la venida del hijo deß hombre :"
S. flat . cap . 24, v . 37 . Quiere decir que cuando vengar Je-
sucristo í castigar la nacion judaica, este suceso serí tan
imprevisto para ella, como lo fue el diluvio para los con-
PAR 493
temporíneos de No‡ . Asé tarnbien llamado Balaam para mal-
decir í los hebreos y anunciarles desgracias, predijo al con-
trat ió su prosperidad con diferentes imígenes clue se llama-
ron paróbolrrs : 1VÁrn . cap . 23 y 24 . Esta palabra significa
rinrbicn alguna vez una sentencia , una rnaxitrta de moral
y de conducta ; y en este sentido se dice en el libro 3 ." (le
los Rcycs, cap . 4, v . 32, que Salomon compaso tres mil
,trrrribulas. 4 . † Tambien suele significar lo que merece des-
lire -io ; y en este sentirlo amenaza Dios í su pueblo de con-
en prrcibola ó en fabula ele las otras naciones ; y
David se queja de haberse hecho la prircibolct, ó el objeto del
desprecio ele sus enemigos . Los judéos, irritados con las pre-
dicr :iones de Ezequiel , le preguntan : `=zes posible que este
hombre no esparza bras que paríbolas?" cap . 20, v . 40 ; es-
to es,‰ fíbulas y discursos frévolos .
Segun observa con mucha sabiduréa Clemente Alejan-
drino, cuando se trata de paríbolas, no se deben tomar con
rigor, ni í la letra todas las voces, ni exigir que se sostenga
siempre la alegoréa , basta considerar el objeto principal , el
fin y la intencion del que habla . Asé en la paríbola ele
los talentos cl mal siervo elite í sn Seáor : " yo s‡ cine sois
ˆnn hombre duro, que segais donde no halreis sembrado,
ˆy que recogeis donde nada pusisteis
:" S. Mat . cap . z5,
v . .4 . Este discurso no solo es indecoroso en boca (le un sier-
vo hablando con su SeŠior, sino que no se puede aplicar :r
Dios en niugun sentido . El fin de la paríbola se reduce,
piles, Ánicamente í pintar con espresiones exageradas las
impertinentes disculpas (le un siervo infiel y perezoso . En la
del arrendador es alabado porque perdonó í los deudores
de sn seáor una parte de sus deudas , para hallar en ellos
nn recurso en sus necesidades : esta conducta no es apro-
bada como justa , sino como niß rasgo de prevision y (te
prit , lencia, qui debe servirnos de modelo en el uso ele nues .

T
PAR
494
pros propios bienes ; y no Lay motivo para due esta parcébola
hubiese escandalizado í algunos incródulos .
Aun SC escandalizaron mas del [nodo coil quo- Jesucris-
to hablß de sus propias par(ébolas : lejos, dicen, de valerse
entendiesen mejor, ól mismo declara
(le ellas para clue le
due las usa para que los judéos Álo le entiendan : esta ver-
dad estí e presa en el testo de los cuatro Evangelistas .
Comparómosla, y veamos lo due dicen . S . Mat . en el
cap . 13, V. 1
o, introduce í los discépulos hablando con
con
Jesucristo y dicióndole : "ápor titró hablai-~ en j,rrr(ébulas
†estas gentes?" y Jesus les responde : "í vosotros se os conce-
†diß el que conoacais los misterios del teilo de los cielos,
†v no se les entice liß í ellos . . . . Yo les hablaró en parabo-
>,las porque miran y no ven, escuchan y no oyere, ni
(01-
profcé l de lsaia5 : es-
,,tienden . Asé se cninpiß con ellos la
En afecto, el co-
†cucharcis y no oircs, naircn- eis y no t'crcis .
†razou de este pueblo estí tnuy pesado, esCuclail í pesar
†suvo v cierran los ojos, temiendo ver, oir, comprender un
†sa cocaron, convertirse, y curarse con mis I(cciniles .')
Por lo inisrlo claro estí que si no cornprendia los discur-
sos del Salvador, Álo era por culpa suya, sino por la de pos
jn ;lios . Las hablaba en pcrr(ibuI(rs para escitar sn atencion
y curiosidad , y moverlos í clue le pieglrntasen, coulo lo
hacéan sus discépulos : pero ellos endurecidos nada hacia n,
y parece (tue ternian oir y ver en claro la verdad : (le lo cual
ici‡ere Jesucristo que í sus discépulos se les .habia concedi-
do el don de conocer los misterios del reino ele 1)ios , por -
que procuraban instruirse, y no se concediß í los ju(iéos
porque tetnian ser ilustrados . Es preciso cegarse corno ellos
para ,lar otro sentido al Evangelio .
El mismo lenguaje usa S . A:Tur'c . en el cap. 4, v . 1 1 ,
. Áo, por las pala-
y S . Luc . en el cap . 8 de su Evang ., v
bras siguientes : "Todo se propone en pard bulas í estas gen -
P A R
4 (9 5
tes para cine miren y no veas, &e ." De este modo no estí
bien traducido : el Evangelio dice sencillamente : "Todo -e
†Its dice en l, rrˆbolas, de nodo (lue miran y no
Guando se examina en sé misu)a la par(ébola en cnestiou,
que es la de la semilla, se conoce evidentemente (lus no
es oscura, ni capciosa, ni hecha de intento para enga‰ar, y
clue con una mediana atencion es facie percibir su sentido ;
aro coleo esta era una reconvention que hacia Jesueristo í
los Judéos de las malas disposiciones cou clue esenthaban sir
divina palabra, llenos estos ele terquedad no trataban de pe-
dirle 1111 .1 ceplieaeion mas clara, corno lo liacian los Apßstoles
deseosos de iiistrulr's(' .
Lo que slice San Juan en el cap . i2 de su Evangelio,
c . 37, se le debe (lar el utisnlo sentido : sus palabras son Ls
siguientes : "Aungne Jesus hizo tan grandes milagros í su
†presencia no creiau en ól, de nroclo que ( y no j)crra cite)
†se cumpliese visiblemente lo que (lice labs : Se‰or, áquien
†cre'VO lo que 120s cu2ZLr2c1(eSteis? "
No Á)odian creer, porque
slice tarnbien Isaias : el cerrß sus ojos y endureciß su ce :ra-
†lort , no sea que vean y oigan , se cnnc%icrtrn y que-
†dei sanos . " De este modo hablß el profeta cuando viß la
glori t del Meséas, y hablß de ól .
Es evidente , t .Š que los milagros ole Jesucristo eran por
sé mismos muy capaces (le ilustrar y de mover í h s judéos,
y no de cegarlos ß (le endurecerlos . z . Š Que seréa un absur-
do el decir que los judéos no creiau para yerifcar la pro .
feria de Isaéas
: nunca fue esta la iutencion de los judéo=, y
en nada podéa influir la profecéa sobre su éncredulid_,d ; al
contrario, si l1 ubieran fijado su atencion, seréa bastante
para abrirles los ojos . 3 .Š Sc dice que no podéan creer en cl
nlisio sentido que nosotros decimos de un hombre por-
fiado , que no puede resolverse ci tal cosa ; y esto solo signi-
fca que no quiere, ß que tiene rum-ha reptibtlancia . Asé es

T
496 PAR
plica San Agustin este linar del Evangelio en el Trata-
(lo 53, sobre S. Juan, ném . 6 . 4. í En los artóculos Cc-
,_fuedad espiritual y endurecirnicnto, hicimos ver que estas
palabras solo significan que Dios deja endurecerse ß los clue
quieren , que lo permite y no se lo impide ; pero lejos
(le contribuir positivamente ß ello, les concede gracias, aun-
que no tan fuertes y poderosas como se necesitartau para
vencer su obstiuacion . Seróa una demencia el sostener dire
las lecciones, los tnilauros, las -virtudes y los bi :nefici( s de
Jesucristo contribuiatt positivamente. a l cndurecirniento de
los judóos . Tatnbien hicimos Ver clue estos tni~tnos uxxlt's de
hablar se usara elÁ todas las lenguas vivas, v que silt crst-
barlo nadie se equivoca .
PARABOLANOS . Los autores eclcsaósticos dan este nom . á
bre ß tina especie (le cl†rigos que se dedicaban a asistir ius
enfermos, sobre todo en tiempo de peste.
Es probable que se les (li‡ este nombre por el oficio pe-
li,,roso clue eÁerciau : los griegos llamaban , y los
l ttiuos purubolos y parabolarios a los d ite en los 1 cg,o . rlt ál
atulˆte:atro se presentaban ß combatir con las bestias !once
Los paganos dieron este hombre ß los cristiano, por burla,
bicis sea por la frecuencia con que les crtndcn :rhan ß las IIe-
ras, ‡ bien porque ellos mismos se expunian ß una in nette
casi cierta en el Hecho de abrazar el cristianistuo .
hay muchas apariencias de que los paru bolanos ó'uer :,n
instituidos cerca del tiempo de Constantino, y que los habla
en todas las grandes iglesias del Oriente ; peto en ninguna parte
habóa tantos como en Alejandróa, donde coutIonian el ni át -
mero de SCO . Teodosio el Mellor los aument‡ hasta fico, por-
que la peste y las enferme'lades contagiosas eran mus connu-
Áles en Egipto clue en ninguu otro pa‰ . El misuto eniperadur
los sujet‡ ß la jurisdiccion del prefecto augustal, clue era el
primer magistrado ele aquella gran ciudad . Sin etul_targo, cle-
PAR 497
Llan ser elegidos por el obispo ; y obedecerle en todo lo con-
cerniente al ministerio de caridad que ejercian,
Corno eran por lo regular hombres de mucho espóritu y
familiarizados con la imagen ele la muerte , los emperadores
dieron leyes muy severas rara contenerlos en su deber, † im-
pedir que excitasen sediciones, in tomasen parte en los tu-
multos die eran tan frecuentes en aquel pueblo. Por el c‡-
digo teodosiano vernos que su némero era fijo, que no se
les perniitia asistir ß los espectßcrtlus y reuniones péblicas,
ni aun ß los tribunales, sino que tuviesen ah- , un negocio per-
sonal, ‡ Fuesen procuradores (le su corporacion ; tampoco se
les perntitia juntarse ni siquiera ele clos en clos, y mucho
menus formar grupos . Los próncipes y magistrados los mira-
ban como una especie . de hombres formidables, acostuutbra-
dos ß arrostrar la muerte , y capaces de las éltimas violen-
cias, si saliendo de los lómites de sus funciones se atreviesen
ß mezclarse en los negocios del gobierno . Ya se vieron ejem-
plares en el concilißbulo de Efeso ano de 449, donde nn mon-
ge sirio, llamado Barstnnas , seguido de tina multitud ele
parabulanos armados, habia cometido los mayores ex -esos y
conseguido por el terror todo lo que quiso . El recelo de se-
mejantes des‡rdenes sin duda fue lo que (li‡ motivo ß la se-
veridad ele las leyes cute acabarnos (le mencionar : Bingham
(brig . leeks . , torn . z, lib . 3, cap . 3 .
De todos estos hechos resulta que ninguna religion ins-
pira una caridad tan lter‡ica como el cristi .rnisnao . En una
peste que hubo en Africa ß mediados del siglo i11 se vi‡ ß
los cristianos consagrarse al servicio de los apestados, cuidan-
do igualmente de los cristianos due de los paganos, mientras
estos abandonaban sus enfermos : .S'an Cipriano, l ib. de mor-
talit . Coollesa Juliano en una de sus cartas que nuestra reli-
gion debe grau parte de sus progresos ß los actos ele caridad
ejercidos con los pobres, con los enfermos, y aun con los
Tomo va. 63

498 PAR
muertos . San Cérlos Borrorneo renoví estos ejemplos en la
peste de Milan, y Mr . Bcisuuce en la de Marsella . Este mis-
mo espóritu fue el clue produjo las írdenes religiosas hospi-
talarias (le ambos sexos . Vßase Hospitalarios .
PARACLETICO. Los griegos clan este nombre é tlno ele
sus libros del oficio divino, y puede decirse que equivale é
invocatorio, porque contiene muchas oraciones í invocacio-
nes dirigidas é los santos . Todo el aÁo le sisan porque no hay
casi ningun oficio en tono el aÁo que no contenga oracio-
nes sacadas ele este libro . Vßase Leon Alacio, Discrtac . I . a so-
bre los libros eclesiásticos de los griegos .
PARACLETO. Esta palabra se forma del griego Pap x Tr,T† r
que literalmente significa un abogado, é quien busca nn reo
í un cliente para que le sirva de cousajero, de defensor, de
intercesor y de cou sucio .
Jesu uristo (lií este nomb : ‡e al Espóritu Santo . En el
Evangelitde scan Juan, cap . 14, v . i6 y 26, dice é sus
apístoles : "Yo rogarß é mi Padre y os daré otro paracleto
ˆí consola-lor. El Espóritu Santa, paracleto que os enviaré
ˆmi Padre en mi nombre, os enseÁaré todas las cosas ." y
san Pablo en su Epóst . ci los Roman ., cap . 8, v . 26, dice
que el espóritu rue ;a í intercede por nosotros con gemidos
inefables .
Este m'szno tótnl,) se (la tambien al trismo Jesucristo .
San Juan en la F_pist . t . ', cap . 2, v . t, dice : "si alguno peca,
ˆtenemos po' abogado con el Padre é Jesucristo justo ; ßl es
ˆla vóetiui_t de propiciacion por nuestros pecados, y no solo
ˆpor l :rs nuestros, sino tambien por los ele todo el mundo
."
Lo mismo dice san Pablo en la Epóst . é los Roman ., cap. 8,
v. 3t . Y en la Epóst . é los Hebr . , cap . 7, v . 25 , dice que
Jesucristo esté é la diestra de Dios Padre , ß intercede por
nosotros.
Los hereges que atacaron el misterio de la Santósima
PAR 499
Tr'nidad, y la igualdail de la , tres personas divinas, quisie-
ron prevalerse (le estas testimOIlins, ‰it-leudo que los tótulos
de abogarlo, nzediodor, iirtereesor y suplicante , dados
en la S_igracla Escritura al Ilijo, y al E-pirun Santo, prueban
hasta la eviclenel i su design ~l la l ß iuf~ rloricl .lrl respecto al
Padre ; t .unbicn los socintanos renovaron este mismo argu-
nlentO .
Pero los Padres de la Iglesia respondieron é los antiguos
hereges i .Š Que un sngeto constituido en dignidad puede
)
muy fóen ejercer las funciones de intercesor y media-
dor por nu reo , aunque sea con per-oras de su igual , sin
;
degradarse y q ue asó es falso que este oficio es eu só trismo
una prueba de clesigtaaldad . a .Š Q :ie los tótulos , las cualida-
des y las funciones ele las cl - latnraS ‹lo se pueden atribuir é
las personas divinas sino por metalora, y que es ridóculo
exigir que ßsta sea absolutamente exacta ; y que asó lo, nom-
bres de obogu~do, de intercesor, etc ., que se clan al Hijo y al
Espóritu Santo, se deben entender con los mismos correcti-
vos que usamos cuando atribuimos al Padre algunas cuali-
dades hnruanas . 3 .Š Que por lo que toca é Jesucristo , las
acciones y calidades humanas ninguna dificultad ofrecen,
porque es Dios y Hombre : que asó puede hacer en cuanto
sombre, lo que no convendróa atribuirle en cuanto Dios . Sin
imaginar oraciones ni sáplicas como las ele los houibres, su
santósima humanidad, que esté continuamente en la presea
cia (le Dios con su pas ion y sus mßritos, equiv ale é la mas
enßrgica oracion, siempre capaz, de aplacar la justicia (le Dios,
v de alcanzar para el hombre todas las gracias que necesita .
Estas respuestas nos parecen sílidas y sin rßplica .
De lo trismo inferimos tambien que algunos teílogos tra-
taron é Orógenes con demasiado rigor, cuando le acusaron de
haber dicho en la Iloarzilóa 7 sobre el Levótico , námero 2,
que Jesucristo, nuestro poutótice para con su Padre, se aflige,

500 PAP,
suspira , .y llora por Nuestros pecados cuanelo no hacernos
penitencia . Ei ln i srno slice en el némero r .í que !o entiende
en un sentido móstico y figurado
. Nadie se escandaliza de en-
contrar hoy el rnisaio lenguage en los autores ascßticos, por_
qiae se sabe que nada de esto se debe entender Á la letra .
Vßase Mediador .
Los protestantes se vieron un poco embarazados para
conciliar con sus preocupaciones lo que dice san Ireneo, ad-
vers . hares ., lib . 5, cap . ici, que la Vórgen Maróa fue aboba-
da de EQa : espresion que prueba que la Virgen y los Santos
son nuestros intercesores . Los sabios editores de este santo
Padre en la Disert . 3 , art . 6, nétrt . 65 y siguientes, refutan
con solidez las violentas esplicaciones que qui-ieron dar Á
este pasage de sari Ireneo Grabe y otros protestantes . Vßase
Maróa, b 5 .
PARáFRASIS CALDEA . Se diO este nombre las ver-
siones ciel testo hebreo ele la Sagrada Escritura hechas etu len
gua caldea . Lo ; judóos las llaman targurn, interpretacion †
traduccion, y las tienen tanto respeto como al testo original .
Vanos Á esplicar el motivo .
En los 70 agios de cautiverio que los judóos padecie-
ron - en Babilonia los principales ele ellos, singularmente
los sacerdotes y levitas, conservaron el hebreo segnn le ha-
blaban en la Judea antes ele su deportacion , y tuvieron cui-
dacio de ense‡arle Á sus hijos . Por eso el profeta Daniel,
aunque escribi† dtirante el cautiverio, Esdras, Ageo, Zaca-
rias y Malaquóas quienes escribieron despues de la vuelta del
cautiverio, usaron del hebreo puro : solo en el libro de Da-
niel y en los ele Estiras hay algunos capótulos escritos en
caldeo . Pero el coman del pueblo, mezclado con los caldeos
en Babilonia, tom† insensiblemente Su len uage,y el hebreo
r
puro se hizo mucho menos familiar que antes ciel cautiverio .
Curando Á la vuelta ele ßste ley† Csdras la ley de Moisßs al
PAR Sor
pueblo reunido, se dice que los levitas, y aun el mismo
Esdras interpretaban al pueblo lo que iban leyendo, Nehe-
ˆnias, ea p . 8 , v . 9 y 13 .
En los siglos siguientes eutraron los reyes de Siria en la
Judea con sus ejßrcitos, y los judóos se vieron rodeados de
sirios : es probable que entonces se mezcl† mucho del siriaco
con su lengua vulgar, y esto es lo que determin† con el
tieutpo Á los doctores judóos Á escribir sus targurn, y Á tra-
ducir el testo hebreo en lengua caldea : esta obra parece
que no se hizo hasta 400 † 5oo a‡os despues (le Esdras .
Cuando se hicieron estas tradiciones, la lengua caldea
estaba divielida en tres dialectos . El primero y el mas puro
era cl (le Babilonia, y se escribia en caracteres cuadrados,
que son los clue nosotros llamamos en el dóa caracteres he-
breos, los que fueron adoptados por los judóos , como reas
c†modos que las antiguas letras hebreas, que llamamos sama-
ritanas . El segundo dialecto era el que se hablaba en Antio-
quóa , en la Comagena y en la alta Siria ; pero ßste debe lla-
marse mas bien lengua siriaca que caldea : se escribia y se
escribe aun con caracteres muy distintos de las letras cal-
deas . Esta lengua y estos caracteres siempre estuvieron y
estan hoy en uso en las iglesias de Siria entre los nestorianos
los maronitas y los jacobitas . Vßase Siriaca . El tercer dialecto
era el que se hablaba en Jerusalen y en la Judea : ßste venia
Á ser tuna nmzcla del caldeo, del siriaco y del hebreo : por lo
cual se llam† el siro-caldeo y el sirohebreo . El testo hebreo
ele la Sagrada Escritura era entonces menos inteligible para el
pueblo que en tiempo de Esdras .
Los targurri † parafrasis caldeas no se hicieron al mis-
mo tiempo ni por un mismo autor ; ningun doctor judóo
emprendi† traducir al caldeo todo el Antiguo Testamento ;
anos tradujeron ciertos libros, y otros trabajaron sobre
otros . Y no se sabe el nombre ele todos ; solo se conoce ciara .
 702 PAR
mente gire estas traducciones no son de tina misma mano,
porque no son exactamente de un mismo método , de un,
uristno lengu-ige, ni de un mismo estilo .
Estas traducciones í partes ele traduccion son ocho : da-
remos de cada una la idea mas breve que sea posible .
La primera y mas antigua es la de Onkelos , quien solo
tradujo la ley í los cinco libros de Moisés : ésta estó escrita
en el estilo tuas puro, y es la que aras se aproxima al caldeo
de Daniel y de Esdras . Este targiun de Onkelos es mas bien
una simple version que una parófrasis : el autor sigue pala-
bra por palabra el testo hebreo, y le traduce regularmente
con bastante exactitud . Los judßos la prefirieron siempre ó
todos los demas, y de ella usaron con mucha frecuencia las
sinagogas .
L .i segunda es la traduccion de los profetas por Jonatan
Ben-Uzziel : se parece bastante ó la de Onkelos en la pureza
de estilo, aunque no es t :.n literal : Jonatan se torna la
libertad de ptu - cc~rasear, aßiadßendo al testo tan pronto una
historia corro una glosa , que regularmente no son muy pro-
pias : sn trabajo sobre los Áltimos profetas es aun menos claro
y, mas descuidado q ue el que verificí sobre los primeros,
esto es sobre los libros de Josué, (le los Jueces y de los Reyes
que colocan los judßos entre los libros proféticos .
Convienen los judßos y los cristianos en que el targunt
de Onkelos sobre la ley, y el ele Jonatan sobre los profetas,
son por lo menos del siglo de Jesucristo
. Segun la tradicion
ele los judßos, Jonatan era discßpulo ele Ilillel, y éste murií
casi al tiempo del nacimiento del Setáor : Onkelos era con-
temporóneo del viejo Gtnaliel , con quien hizo sus estudios
san Pablo . este testimonio se sostiene por la pureza del estilo
(k estas dos obras, en las cuales no se halla ninguna ele las
voces estrangeras, que despues adoptaron los judßos . Es muy
probable que Jonatan no tradujo la ley, sino solo los libros
PAR 503
siguientes, porque le era conocida la leytradncida porOnkelos .
El Ánico argumento que se puede poner contra la antig†edad
de estas dos traducciones es clue Orßgenes, san Epifanto y san
Geríninao ni ninguno de los antiguos Padres, hacen ele ellas
mencion alguna ; pero este argumento negativo nada prueba,
porque se sabe que los judßos ocultaban entonces sus libros
corr el mayor cuidado, y apenas hace 3oo a‡os que estas
versiones con conocidas y publicadas entre los cristianos .
Algunos autores creen que Onkelos es el mismo judßo
prosélito Akila í Aquila , autor cße una version griega del
Antiguo Testamento , cuya version ponßa Orßgenes en sus
octaplas ; pero Prideaux en su It.i.stur~a (le los judßos, lib . 16,
tom . 2, póg . 28 1, prueba que son clos sugetos muy distintos,
y que el segundo escribií cerca de t3o altos despues de Je-
sucristo .
El tercer targum es tambien una traduccion caldea de
la ley í de los cinco libros ele Moisés, y algunos autores
atribuyeron esta traduccion al mismo Jonatan Ben ˆU zziel,
de quien li ;~tnos hablado . Pero el estilo de esta obra es muy
distinto del del targunz sobre los profetas, estó mas llena
(le glosas y fóbulas, y se hallan en ella nombres y cosas que
no se conocian en tiempo de Jonatan, ni se habßa oido
jamas hablar de este targuin, hasta que aparecií impreso en
Venecia habró corno Zoo a‡os .
El cuarto es tambien sobre la ley, y se llama el targum
6 la p--rrcifrasis de Jeru-glen, porque estó escrito en el dia-
lecto sito-caldeo q ue se usaba en Jerusalen , y no se sabe de
su época, ni ele su autor . No es una traduccion seguida, sino
un corn . , ntario sobre pa sages dislocados . Corno muchos se
hallan en él conformes ó los del Nuevo Testamento, se creyí
que esta obra debia de ser muy antigua ; pero es aun mas
moderna que el anterior, porque muchas veces es una copia
literal del mismo .

5o4 PAR
El quinto es una p-xréfrasis sobre los cinco pequeíos
libros que los judóos llaman inegilloth, rollos O volßmene s : é
saber : Ruth, Ester, el Eclesiastes, el Céntico de los Cénticos,
y las Lamentaciones de Jeremóas .
El sesto es una segunda paréfrasis sobre Ester . El sÁpti-
ma es otra sobre Job, los Salinos y los Proverbios : estas tres
paréfrasis son (le un estilo mas corrompido que el dialecto
(le Jerusaleu, y no se sabe quiÁnes fueron los autores de la
primera y segunda . En cuanto é la tercera sobre Job , sobre
los Salinos y sobre los Proverbios, se atibuye é un tal JosÁ
el Tuerto , sin que se sepa quiÁn era, ni en quÁ tiempo
vavt0 .
El octavo targum es una paréfrasis sobre los dos libros
del Paralipámenon : no se supo ele ella basta el ario 168o,
en cuya Ápoca la publicá Beckio en Ausburgo por un anti-
guo manuscrito .
A escepcion de la paréfrasis ele Onkelos sobre la ley, y
la de Jonatan sobre los profetas, todas las (lemas son eviden-
temente muy posteriores al siglo de Jesucristo . El estilo bér-
baro de estas obras, y las fébulas talmßdicas ele que estar lle-
nas, prueban que no aparecieron hasta despues ciel talmud
de Jerusaleu, y aun tambien del talmud de Babilonia, esto
es, é principios del cuarto á sesto siglo .
Sin embargo, estos tcugc~m á par(óf rasis son por lo general
muy ßtiles ; porque sirven para esplicar muchas espresiones
hebreas, que sin esto serian reas oscuras ; y hallarnos en ellos
piochas costumbres antiguas (Ie los judóos que sirven para
ilustrar los libros sagrados ; pero la principal ventaja que sa-
carnos (le ellas es que las mas ele las profecóas qu e nitran al
Mesóas se tornan en estas paréfrasis en el mismo se rtti,lo que
nosotros les damos . Esta autoridad forma contra los judóos
una prueba invencible, porque atribuyen é sus targurn la
misma autoridad que al testo hebreo . Los rabinos trataron de
PAR S05
hacer creer al vulgo ele los judóos que estas obras tuvieron el
mismo origen clue los libros sagrados : que cuando el Seíor
diá la ley é 1~IuisÁs en cl Monte Sinaó , les diá tambien la
paréfrasis de Onkelos y la ley Oral ; y que cuando el Espi-
rito San to dictá los libros sagrados é los otros escritores , les
diá tambier el t(rr .,rurt de Jouatari . Por eso ocultan con tanto
cuidado estas l~ctr(ó~i'rrsi.s é los cristianos, y llegaron tan tarde
labliearse . Tampoco esta probado clue eu tiempo (le Jesu-
cras+o hubiese ya paar†frasis caldeos o sito-caldeas entre los
pueblos de la Judea . Los protestantes solo adoptaron esta es-
pecie para fundar su prevencion sobre la pretendida obliga-
eton ale‡ pueblo (le leer la Sagrada Escritura, y ele tenerla en
una lengua conocida . Desde Esdras hasta Jesucristo pasaron
citando menos 40o aíos, en cuyo peno lo no se tratá de
la version (le los libros sagrados en lengua vulgar : el pueblo
se atenia é las instrucciones y explicaciones ele viva voz clue
le daban los sacerdotes y levitas, y no hay ninguna prueba en
contrario.
En el concepto de Prideans, "cuando mandaron leer é
ˆJesucristo la segunda leecion en la sinagoga de Nazareth,
ˆEvangelio de san Lucas, cap . 4, V . 16, hay muchas apa-
ˆrierrcias de que fue un targarn el duc leyá : porque el pasa-
(le Isaóas, cap . G t , b . r , segun se halla en san Lucas, no
ˆes exactamente del hebreo, ni de la version (le los Setenta :
ˆde donde se puede anuo bien inferir clue esta diferencia pro-
ˆviene de la version caldea elite se usaba en aquella sinagoga .
ˆY cuando pronunciá en la cruz el salmo 22, v. i, Eli,
ˆE:li, lama Sabacthani : Dios ratio, Dios mio, ‰por quÁ me
ˆhabeis descunparcrdo ? no pronunciá estas palabras de‡ he-
breo, sino del caldeo : en el ejemplar hebreo se leen del
ˆmodo siguiente : Eli, Eli, lama azabtani."
Prideaux y sus copiantes podian ahorrarse el trabajo (le
hacer esta observacion, porque muchas profecóas, citadas por
TOMO 15' 11 . 6 4

Sc6 PAR
san D'Lteo, no se hallan literalmente en el ejemplar hebreo ;
mas no por eso se sigue que las hubiese tomado de una pa-
réfra.sis caldea . Jesucr i sto sin duda sabia el hebreo, y por
consiguiente hubiera podido citar el testo cou la mayor exac-
titud, sin auadirle nada . ípero esto acaso era necesario? Aun-
que supongarnos que San .Lucas cambiase ligeramente las pa-
labras del Salvador, sin alterar el sentido de la profecóa , no
hay motivo para objecion alguna . Sin faltar en nada , pu -
do Hacer lo que nosotros hacemos todos los ellas : citamos la
Sagrada Escritura en nuestra lengua respectiva, sin exarni-
n ir si esté Impresa traducida é nuestro idioma ; y aun nos
tomamos aluna vez la libertad de separarnos ele nuestras
versiones vulgares cuando creemos que hay fundamento pa-
ra ello .
En vano se alega el precepto impuesto é los judóos ele
meditar coutiuuanietite la Icy del Seßor : en el art . Versio-
nes vulgares haremos ver que cl pueblo pudo cumplir exac .
tamente con este precepto sin saber leer ni escribir .
Dice Prideaux que habia un reglamento muy antiguo que
obligaba é cala particular é tener consigo un ejemplar de la
ley, y cita por Ánica prueba ele esta verdad el testimonio ele
I1aitnonides que viviá eu el siglo xii. Asó los protestantes
que ridiculizan las tradiciones de la Iglesia Romana, se atre-
ven é oponernos algunas veces en tono ele gravedad las tra-
diciones ele los rabinos, como mucho mas respetables .
La mejor edicion de los Targunt á parcifrasis caldeas,
es la de Buxtorf el padre en Basilea en el aßo de i62o, que
anda en la segunda gran Biblia hebrea ; pero se pueden ver
en la Poliglota ele Inglaterra, escepto el Targwn sobre los
libros del Paralipámenon, clue no se habia publicado cuan-
do Walton imprimiá su Poliglota . V†anse sus prolegárne-
nos, sec. 7, cap . ta : Prideaux, Ilist. des Juifs . lib. 16, tom .
2, pé g . 279 .
PAR 507
PARAGUAY. V†ase 111is%oncs cstrangeras .
PARALIPOMENON . Palabra derivada del griego clue
significa lo mismo que cosas omitidas . S,, (liá este nombre
é dos libros histáricos del Antiguo Testamento, que son tina
especie ele suplerento é los cuatro libros de tos Reyes, y
en los cuales se encuentran niu -pos hechos á muchas cir-
cunstanci .is, que no se leen eu los deinas libros . L<~s anii-
guos hebreos hacóan de los clos un solo libro que llamaban
las palabras de los dios á los anales , poreine p' incipia asó
esta obra : Sat) G ‡r ánimo le llama Cránica , porque es tina
hist ; róa compendiosa y arreglada por el orden ('ronoláeico .
No se sabe de cierto qui†n fue el autor de estos libros ;
y generalmente se piensa que fueron escritos por Esdras,
ayudado por los profetas Ageo y Zacarias d('spues del cauti-
verio de Babilonia . Esta opinion es bastante probable, aui :-
que no la faltan sus dificultades . En estos dos libros se en-
cuentran cosas que no tuvieron lugar sino en tiempos pos-
teriores é Esdras, y otras clue sooIo pudieron decir los escri-
tores anteriores é †l . Pero las primeras pucli-ron ser aßadi-
rlas con el tiempo corno suplemento, a'ó como Estiras supliá
lo clue otros hablan dicho antes ele †l ; y respecto é las se-
gundas, las copiá (le memorias ntaS anti guas que †l , sin lia-
bertas alterado .
El autor del Paralip'rmenort no es por consiguiente ni
conteutporéooeo de los Sn , esos, rri hi'toria,lor original ; ni
hizo raras clue redactar y compendiar las tneru0rias escritas
por testigos (le toas antigˆedad que †! , y cita con frecuen .
cia estas them otias , ciéndolas el nombre (le Anales á Dia-
rios de Jada y ele Israel. Parece que su inteucion solo fue
la ele suplir ‰o que hablan omitido los escritores que le ha-
blan precedido, y clue pudiese hacer la Historia Sagrada mis ,
clara y, nias completa . Parece haber tenido por objeto grin-
eipal el hacer ver por las genealogóas la parte que corres-

5e 8 PAR
ponclia é las familias vueltas del cautiverio, para que cada
una volviese é entrar eu cuanto fuese posible en la heren-
cia de sus padres . Se ciíó priucipalrrrente é describir la ge-
nealogßa ele los sacerdotes y levitas para que pudiesen resta-
blecerse en su primitiva dignidad, en sus primeras funcio-
nes, y en las posesiones de sus antepasados cou arreglo é los
registros antiguos .
Este mismo autor no se tomó el trabajo de conciliar las
nßemoriis que copiaba con algunos lugares de otros libros
sagrados que é primera vista podßan parecer que les eran
opuestos, porque en su tiempo se conocßan bastante los lac . En el libro del Eclesiéstico, cap. 44, v. r6, se dice clue
clin, y las circunstancias para que se pudiese ver con la ma-
vor facilidad que no habla entre ellas ninguna oposicion .
Eu la Biblia de 1 cihon, torn . 5 , pég . 147, se puede ver
una comparacion mIty minuciosa de los testos del Parali-
pénzenon, paralelos é los ele los otros libros de la Sagrada
Escritura, eu donde se ve en quÁ se conforman , eu quÁ se
diferencian, y cómo sirven para ilustrarse los unos é los
otros . Niuuca dudaron los judßos de la autenticidad ele los li-
bros d . L P cralipcß~nenon, y no hay razou sólida para dispu-
tarles su esnonicidad .
PARAISO . Esta palabra viene del hebreo ó caldeo Par-
dÁs, y los griegos lo tradujeron p,azrctclcisos, que significa no
un jardin ele flores ó ele legumbres, sitio un vergel planta-
do de érboles frutales y otros : es probable que los griegos
to,nasen esta palabra de los persas, porque se encuentra eu
Xenofonte .
Eu el segundo libro de Esdras, cap . 2, v . 3, suplica Ne-
liemias al ley Artagerg-s que le dÁ cartas para Asaph, guar .
da ciel paraiso deá Rey, para que mandase darle las maderas
necesarias para los edilicios que iba é construir : por consi-
guicnte era un parque lleno de érboles propios para los edi-
ficios . Siloaiou dice en el EclesiastÁs, cap . 2, v . 5, clue Erizo
PAR 5,09
para sß jardines y paraisos, esto es, vergeles . En el Céntico
de los cénticos, capa 4, v . 13, se dire que las plantas de la
esposa son corno un paraiso lleno de granados . Y en el Ge-
nes ., cap . 13, v . io leemos que el valle de arbolados en que
estaban situadas las ciudades de Sodoma y Gomorra, era se-
mejante al Parcriso del Ser†or. Eu los profetas la palabra pa-
raiso significa si -e ou lugar agradable y delicioso, de lo
cual se infiere que eu un clima como el de la Palestina la
sombra y la frescura de los érboles eran un recreo y un si-
tio delicioso .
Enoch fue agradable al Seíor, y trasportado al hciraiso . Eu
el Evangelio ele San Lucas, cap . 23 v . 43, dice Jesucristo al
Buen Ludron : ‡‡ Hoy serés conmigo en el paraiso." Y San Pa-
Llo en la Eilist . 2 é los Corint., cap. 1.2, v. 4, dice clue Ál
mismo fue trasportado al paraiso . De donde infieren algu-
nos lucrÁ lutos que áos autores sagrados formaron la vais--
naa idea de la mansion ele los bienaventurados , que la que
fcrinaron los paganos que la llamaban Gampo .s elßseos, y se
figuraban que las alunas vivian en ellos é la sombra de los
érboles como eu la tierra los vivos .
Ann cuando fuese cierto, solo se seguirla que los anti-
guos, corno vivian en uu clima mas célido que el nuestro, y
no concebian un sitio nias delicioso que los bosques plan-
tados de érboles frutales, no encontraron una voz mas pro-
pia que la de paraßso para significar la deliciosa mansion
ele los bienaventurados . Pero no se debe formar juicio de
las ideas por la signifcacion literal de una palabra . Nosotros
nos servimos tambien de esta para espresar la mansion de
la felicidad eterna, sin que por eso pensemos congo los pa-
granos que esta felicidad consiste en comer frutas, y en vi-
vin- é la sombra de los érboles . Por selecta que fuese la pa-
labra de que usésemos para designarla, jamas nos darßa una

Sic PAR
idea ex icta de aquel lugar de delicias, porque esta felicidad
es én(initamcnte superior í nuestras ideas y conceptos : halas
cap 64, v . 4 : t . a Epist . í los Corint . cap . 2,
v. 9.
PARAISO TERRENAL . Jardin ó mansion deliciosa en
que Dios habéa colocado í Adan y Eva despues de su erea-
; pe-
cion . Permanecieron en ßl en cuanto duró su inocencia
ro fueron arrojados luego que desobedecieron í Dios comien-
do de la fruta del írbol prohibido .
Moisßs, en el cap . 2 del Gßnes . , v . 8, le describe del
nodo siguiente : ÁBabia Dios plantado nit jardin en Eden,
Áal lado del Oriente, y colocó en ßl al hombre, í quien lia-
Ábia formado . 11 ibia hecho que naciesen en ßl todos los ír-
Áboles mas agradables í la vista, y de mejores frutas : el írbol
Áde la vida, y el írbol de la ciencia del bien y del mal esta-
ban en mecho del jardin . Salia (le Eden un rio para regar el
Ájardin, y despues se dividéa en cuatro, de los cuales el pri-
Ámero es el Pluson, clue corre serpenteando per el pais de
ÁIlavilath, donde se halla oro .. . . El segundo se llama Gehon,
Á y es el que corre por el pais (le Ch us : el tercero es el Ti-
>~ris (Hiddcl ;.el~, que corre hícia la Asiria : el cuarto y ál-
Átimo es el Etrfrcttes . Á
Con esta topograféa no es fícil (le averiguar el sitio fijo
en que estaba sitnido el Pctrniso terrenal . Todos los síbios
confiesan due en las lenguas orientales Eden significa en ge-
neral un sitio agradable y fßrtil , un pais abundante y delirio
so, y que este es nn nombre ap~lativo que se dió í muchas
regiones de.† Asia . El Tigris y el Eufrates son dos rios cßle-
bres y muy conocidos ; pero no es fícil saber en dónde se
reunieron en una sola corriente ó albeo, y se separaron en
cuatro brazos : en el dia no se verifica, y el pais cu clue mas
se acercan parece ab=oliitatnente utudado .
Por lo mismo no es estra‡o que hubiese tanta variedad
de opiniones sobre este punto . Algunos antiguos, como Filon,
PAR 5rr
Orégenes, los Seleticéanos y los, laerminianog, lie reges anti-
guos, opinaban que el Paraéso terrenal no Rabia existido
nunca, y que se (lebia entet :der en sentirlo alegórico todo
lo que (le ßl habla la Sagrada Escritura . Otros le colocaron
fuera del mundo en un sitio desconocido ; pero en estas dos
suposViones no s~ alcanza por quß Moisßs se habéa de tomar
el trabajo de describirle, colocando en ßl unos réos cuya cor-
riente y nombre subsisten en nuestros tiempos . Algunos mas
juiciosos opinan que es inátil indagar en el dia la situation
del Parais), porque la superficie del suelo que ocupaba va-
rió y se trastornó con el diluvio ; por otra parte se sabe clue la
region en que se unen el Tigris y el Eufrates es el pais del
ntnudo que céespucs del diluvio, y aun desde el siglo de
Moisßs, sufrió las mas terribles revoluciones .
De cualquier modo, los sistemas adoptados por los nmo-
dernos, respecto í la situacion ciel Paraiso terrenal, se redu-
ce principalmente í tres . El primero, sostenido por Heideg-
ger, le Clerc y el P . Abram , coloca el Paraiso en la Siria,
en las cercanéas de Damasco, junto al nacimiento del Chry-
sorrohas, del Oronte y del Jordan ; pero este pais no presenta
los caracteres del valle de Eden que describe Moisßs, Lo
mismo debe decirse de la opinion del P . Ilardouin, que sos-
tiene que el Paraéso terrenal estaba en la Palestina, í las ori-
llas del Jordín, cerca ciel Lago de Genesaret,
En el segundo sistema el pais de Eden estaba en la Ar-
menia, entre los manantiales del Tigris , del Eufrates, del
Ara-es y del Fasis : esta es la opinion del geógrafo Sanson, de
Rolando y (le D . Calmet, Pero Moisßs no dice que el para†-
so era el manantial de los cuatro rios ; sino que del lu-
gar llamado Eden saléa un réo para regar el Paraéso, y que
despues se dividéa en cuatro brazos ; D, Calmet se ve preci-
sado í confesar que esto no conviene con la topograféa del
Paraéso, segun el la describe,

Ste PAR
La tercera ''f'i'nen, que parece la mas prohable, supone
que este lugar delicioso estaba colocado sobre las clos riberas
ele un rio , formado por la reunion del Tigris y del Eufrates,
que se llama Rio de los Arabes, y que despues se dividia en
cuatro brazos para ir é perderse en el golfo Pírsico . Es ver-
dad que de estos cuatro canales ó rßos solo subsisten clos que
aun son conocidos ; pero por el testimonio de los antiguos se
prueba que antes existieron todos cuatro . Esta es la opinion
que siguen los autores ingleses de la Historia reniversal , to-
mo i , y los comentadores de la Biblia de Chais . El abad
Clemence se valió de esta opinion para refutar las vaei darles
aglomerarlas en el libro impßo intitulado la Biblia ßl ima-
mente esl)licctda, y en las demas obras del rnisiuo autor . Se-
rßa preciso entrar en una discusion demasiado lama para refe-
rir las pruebas de esta opinion que sostuvieron Buchart, Es-
tívan Morin y el sabio Iluet : solo se distinguen unos de otros
en la esplicacion de algunas circunstancias de la narration
de Moisís .
Esto basta para responder é la multitud de objeciones
(le los incrídulos : nada pueden encontrar en la descripcion
del Paraiso clue no pueda conciliarse con la toliografia de
los lugares, con los nombres ele los paises que refiere Moi-
sís, y con los testimonios ele los autores profanos . En cuanto
é las objeciones contra la prosecution de la historia Sagra-
da, y contra las circunstancias de la cuida de Adan,
víase Adan .
Las cuestiones, pues, que embarazan é los comentadores
son bastante iml -iettinentcs . "ÁDónde esté este rio que se di-
vide en otros cuatro? áCómo se compone esto con la Asi-
ria y el Eufrates? áQuí rßos, quí paises son designados pur
,)estos otros norubres que ya no subsisten , &c.?>r Moisís ha-
bßa prevenirlo todas estas cuestiones, no para el geógrafo,
sino para el naturalista, diciíndonos que Dios destruyó todos
PAR 513
Áos hombres con la tierra por el diluvio . No busquemos,
pues, el jardin (le Eden, porque esta mansion ele la perfec-
ta inocencia se lia perdido para los de acé abajo fßsica y mo †
ralmente : De Luc ., Lettre Á47 sur l'/zistoirc de la terre, etc .
tomo S , pég . 667 .
Parece que esta fie la razon por la cual los Padres (lela
Iglesia que vivieron en la Siria, é las orillas del Eufrates ó
elÁ sus cercanßas, no se tom .irou el trabajo de esplicar las
circiiiistancias de la uarracion de Moisís, y conciliarlas con
el aspecto que presentaban los lupares en su tiempo .
PAIIAISO CELESTIAL . Mansion de felicidad eterna, en
la cual recompensa Dios é los justos . Como no se conoce un
lugar nias delicioso sobre la tierra que un jardin cubierto
de flores y frutas, se dió cl nombre de Paraiso al lugar en
que Dios hace é sus Santos eternamente felices .
Por nTiucho que se dispute sobre el sitio en que estaba el
Paraiso terrenal, ciel que fue desterrado Adan por su pecado,
aun se sabe mucho menos dons -le esté el Pcrraiso celestial, en
el cual tenemos esperanza de ser bienaventurados . Cuando
Jesucristo elijo en la cruz al buen l idrou : "boy serés conmi-
go en el Paraßso,‡ Evang. (le sun Lucas, cap. 23, v . 43, con-
fiesa san Agustßn que no es facil de a verign .i r dónde estaba
este lugar ele delicias ele due habla el Salvador : el Paraßso,
continˆa este Padre, esté donde quiera que hay felicidad :
., nˆm . 6 . Tampoco se concibe el sitio
Epßst . 187 cid Dai-dan
dile quiere designar san Pablo cuando dice : "yo sí (le un
‡hombre que fue arrebata-lo en espßritu haeta el Paraiso,
‡donde oyó palabras clue el hombre [lo puede publicar :"
Ihßst . -- .a cl los Corint ., cap. i 2 5 v. 4.
Es verdad que Jesucristo nos dice que nuestra recompensa
esté en el cielo ; pero el cielo no es una bóveda sólida , y no-
,,otros no le concebirnos sirio corno tin espacio vacßo í inmenso,
por el trial giran infiiitos globos luminosos ˆ opacos . Puesto
TOMO vil, 65

5r4 P A R
que el alma de Jesucristo gozaba en la tierra de la gloria ce-
lestial , no se puede decir que el sitio constituye la razon de
Paraéso ; y como Dios estí en todas partes, puede dejarse ver
í las almas santas en todas partes, y constituirlas felices por
la vista (le su propia gloria . Parece pues que el Paraéso no es
un lugar particular, sino mas bien un cambio de estado , y
que no debemos hacer caso de las ilusiones de la imagination,
que se figura la mansion de los espéritus bienaventurados, co-
rno un lugar habitado tambien por los cuerpos . En realidad
poco nos importa saber si es un sirio particular y marcado
por determinados lémites, ó si es todo el universo en el que
Dios se descubre í sus Santos , y constituye su felicidad
eterna .
La fß nos enseÁa que despues de la resurrection general
las almas de los bienaventurados se reunirín í sus cuerpos ;
pero san Pablo nos (]lee que los cuerpos resucitados y glo-
riosos participarín de la naturaleza de los espéritus : i . a Epist .
í los Corint ., cap . 15, v . 44. Por consiguiente , tendrín un
estado , del cual no podemos tener ninguna idea .
Seréa pues una nueva temeridad el querer averiguar si
los bienaventurados, despues de revestidos de sus cuerpos,
ejercerín tambien las facultades corporales y las funciones
de los sentidos . Jesucristo nos dice que despues de la resur-
reccion serín semejantes í los íngeles de Dios en el cielo :
san Mat ., cap . 22, v. 3o ; con lo cual escluye los placeres
carnales . San Pablo nos asegura que no vieron los ojos, ni
los oidos oyeron, ni el corazon del hontbre ha esperimenta-
(lo lo que Dios reserva para los que le aman : t Epést . í
i estilo . La facultad de teologéa suprimió sal .riamente este abuso,
los Corint ., cap . 2, v . 9 . Es preciso pues resolvernos í igno-
rar lo que Dios no quiso enseÁarnos ; y lo que dicen algunos
autores tatas ingeniosos , que sólidamente instruidos nada
prueba, y nada nos enseÁa . El estado (le los bienaventurados
debe ser para nosotros un objeto de fß, y álo de curiosidad;
PAR StS
debe excitar nuestras esperanzas y nuestros deseos, y no fo-
mentar nuestras diputas . Las ideas groseras de los paganos,
de los chinos, de los indios y de los mahometanos , res pecto
al estado de los justos despues de la muerte, dieron margen
í muchos errores, y í innum erables abusos . La religion cris-
tiana en el hecho de condenarlos cortó el origen del mal , ß
inspiró í los fieles unas virtudes de eltie el inundo jamas ha-
bia tenido el utas rnéuitno ejemplo . Vßase Felicidad eterna .
PARANINFO . Era entre los hebreos uno de los amigos
del esposo, el cual conducéa la esposa durante la ceremonia
nupcial, y hacia los honores de la borla : en el Evangelio se
llama el amigo del esposo : .FVang. (le san Juan, cap. 3 . Y . 9.
Algunos comentadores creyeron que el que se llama Arch.i-
triclinus en la historia de las bodas de Caní era el parnén-
fo; pero es mas probable que el Architriclino era un pariente
ó vecino de los esposos encargado de velar sobre el orden de
la fiesta nupcial , y de hacer las funciones de gefe del festin .
Sin Gaudencio de Bresa asegura, fundado en la tradicion de los
antiguos, que este gefe del festin era regularmente del ri ó-
mero de los sacerdotes , y que tenia el cargo (le cuidar que
nacéa se hiciese contrario í la religion ni í la decencia .
En las escuelas de teologéa (le Parés se daba en otro tiens .
po el nombre de paraninfos í una ceremonia que se cele-
braba al fn de cada curso de licencia (') . Un orador llamado
Paraninfo y elegido por los bachilleres despues de haber
recitado una arenga, apostrofaba í cada uno de sus condiscé-
pulos, unas veces con cuu~plimientos, y atas frecuentemente
con epigramas satéricos, í los cuales respondéan en el mismo
y redujo los paraninfos í simples arengas .
(') Se 11annan cursos de licencia los que se ganan despues del bachille-
ra niiento .

516 PAR
PARASCEVE. Palabra griega que significa preparacion .
Los judéos dan este noiiil)re al viernes ele cada semana , por-
que estas obligados í preparar en este Gia todo lo que han
de comer y beber en el siguiente, que es el dia del síbado ó
de descanso . Sin embargo, parece que la intention de la ley
no fue prohibir en el síbado el trabajo necesario para pro-
veerse ciel ali .uento ; pero ßsta era una de las observancias su-
persticiosas que Jesucristo les reprende en el Evangelio : San
Mat., cap . t 2, v. 5, etc.
En el Evang . de san Juan , cap . i g , v . t 4 , se dice que
el dia en que fue crucificado Jesucristo era la parasceve de la
Pascua ; no quiere decir que se preparaba entonces el corde-
ro Pascual para comerle , porque se habla comido la véspera ;
sino que era la preparacion para el síbado que caéa en la fiesta
de Pascua , y se llamaba el gran síbado, por razor de su
solemnidad .
En nuestros autores litÁrgicos el viernes santo se llama
feria sexta in parasccve, porque ßste es la preparacion para
celebrar en la moche del dia siguiente el gran misterio de la
resurreceion (le Jesucristo .
PARASCHE . Los judéos llaman asé las diferentes seccio-
nes ó lecciones, en que dividieron el testo de la Sagrada Es-
critura, pira leerla en sus sinagogas .
PARáTESIS . Lo mismo que imposition . Entre los grie-
gos es la oracion que elite el obispo sobre los catecéuiienos,
estendiendo las manos sobre ellos para darles su bendicion,
v recibißndola ellos por su parte con la cabeza inclinada . En
la Iglesia Romana el sacerdote que administra el bautismo
estiende la mano sobre el bautizado, diciendo los exorcismos
que preceden í este sacramento , y tiene mientras dura la
cabeza cubierta, en se†al de la autoridad con que manda al
espéritu maligno que huya del bautizado .
PARCIALIDAD . Es el delito de un juez que favorece
PAR .5t7
í una parte en perjuicio (le la otra, ó el que cornete aquel que
distribuye las recompensas sin atender al mßrito de los pre-
tendientes, ó cl ele un hombre preocupado por una pasion que
rto jn7ga con la debida equidad ciel mßrito de los otros . Cuan-
do uu hombre concede mayores dones í uno de sus amigos
que í los de mas, esto es una predilection y una preferencia,
y no tua parcialidad ; porque ßsta solo se verifica cuando
se trata de la justicia .
Pero los incrßdulos cuyo mayor talento consiste en
abusar de todas las palabras, sostienen que en el hecho de
admitir una revelation que no se concedió í todos los pue-
blos, suponemos en Dios parcialidad . Lo seréa, dicen, si Dios
hubiese elegido la posteridad de Abraham para hacerla su
pueblo particular, y prodigarla los favores ele su providen-
cia, sus atenciones y sus milagros, abandonando í todos los
lemas pueblos . Aun seréa tina parcialidad mas calificada si
hubiese enviado í su hijo í predicar, ense†ar y hacer mila-
gros en la Judea , dejando í los romanos, í los persas, í los
indios y í los chinos en las tinieblas de la infidelidad ; y sé
hubiese hecho despues que pasase el Evangelio í algunas otras
naciones solamente, dejando í los ciernas sin oir hablar de
semejante doctrina .
En vano les repondemos que Dios es due†o de sus clones
y de sus gracias, clue í nadie las debe, y que las concede ó
las niega í quien le parece ; porque ellos sostienen que esta
razon nada vale ; que Dios no solo es inca paz de parcialidad,
sitio tambien de una ciega predilection . Dios, continÁan, au-
tor de la naturaleza , y padre universal (le los hombres, debe
amarlos í todos igualmente, debe ser de un mismo modo
bienhechor ele todos, puesto que í todos les lió el ser, debe
darles tanmbien las consecuencias necesarias para sn bienestar :
un Dios infinitamente bueno no produce algunas criaturas
de intento para hacerlas infelices, al paso que predestina solo

513 PAR
algunas (le ellas é la felicidad, é donde las conduce por una
cadena de auxilios y medios que no concede é todos . Es olla
blasfemia absurda el suponerle bueno, liberal, indulgente y
misericordioso solo con algunos, y al trismo tiempo duro,
avaro cíe sus dones, juez severo ó inflexible con todos los
demas.
En el artículo fg-ialda%l, Desigualdad, hemos tratado con
estension esta materia , y liemos demostrado que es falso que
Dios debe amar igualmente é todos los hombres , y conceder
é todos una medida igual de beneficios, así en el orden de la
naturaleza como en el de la gracia . Esta igualdad es absurda
e imposible .
1 .0 En el orden de la naturaleza hicimos ver que en supo .
sicion de que fuesen iguales los dones naturales en todos los
Hombres, sería imposible que hubiera entre ellos sociedad,
la virtud estaría sin ejercicio, y no habria entre ellos ninguna
relacion ni deber recíproco : que una reparticion igual y uni-
forme de facultades naturales , de talentos, de industria y (le
recursos, sería obra muy propia de una necesidad ciega, y no
de una providencia inteligente , sébia, libre y dueßa de sus
dones ; que no podria inspirar conocimiento, ni stimision, ni
confianza en Dios ; semejante plan st , ríi, pues, diametralmente
opuesto é la sabiduría y bondad (le Dios, y nos atrevemos é
desalar é todos los incródulos é que prueben lo contrario .
a .Á Hicimos ver que siendo el orden de la gracia nece-
sariamente relativo al orden de la naturaleza (e), una dis-
tribucion igual ele los medios para salvarse y ele los auxilios
sobrenaturales traía consigo los mismos inconvenientes que
la igualdad de los clones naturales : que no podría haber en-
(') El autor es un catálico sin la menor tacha, y un teálogo derua-
siado ilustrado para que se interprete en mal sentido esta espresiou,
cuyo sentido ortodoxo expone en este mismo lugar, y mas por esterasÁ eu
el artículo é que se remite .
PAR 519
tre los hombres ninguna sociedad religiosa , ninguna necesi-
dad de Vil nodes ni de buenos ejemplos : entonces la opera-
tion de la gracia se parecería é la de nuestras facultades físi-
cas, y habria menos cuidado en (lar gracias é Dios por sus
dones sobrenaturales, que por habernos dado los ojos para
ver, y los pics para andar, etc .
3 .Á En el artículo Abandono liemos probado que es falso
que Dios abandone absolutamente é ningun pueblo, ni hom-
bre particular, ni que niegue é nadie los auxilios necesarios
para salvarse : nuestros libros sagrados nos enseßan espresa-
nmente lo contrario .
4.' Es un desatino el llamar predilection ciega la elec-
cion que Dios hace con todo conocimiento, y por razones
que nos son desconocidas ; pero los incródulos quieren que
Dios les dó cuenta de su conducta, y al mismo tiempo pre-
tenden que ellos no deben dérsela ele la suya .
5.Á Se equivocan en hacer la falsa comparacion entre
las gracias y beneficios de Dios y los que pueden distribuir
los hombres . Estos son necesai iamente limitados , y lo que
se concede é uno se quita de lo que puede recibir otro : por
consiguiente, es imposible que uno solo reciba favor sin que
se perjudique é los denlas, y en esto consiste cabalmente el
vicio ele la parcialidad. Pero el poder (le Dios es infinito , y
: lo que concede al uno en nada
sus tesoros son inagotables
perjudica é la portion que destina é los demos : lo que con-
cede liberalmente é un pueblo, no le quita de proveer é las
necesidades ele los otros pueblos . †En quó disminuyeron las
gracias concedidas é los judíos el grado de auxilios que Dios
quería conceder é los indios y é los chinos? †La luz del
Evangelio, esparcida entre las naciones (le Europa, aumentá
acaso las tinieblas de los habitantes de la Amórica á del Afri-
ca? Al contrario, quiso Dios valerse ele los unos para ilustrar
é los otros, ó hcmos
i , ver que los prodigios clue obrá en fa-

52.0 PAR
vor de los judéos no hubieran sido menos ítiles ó los egip_
eios, ó los idumeos, ó los cananeos y ó los asirios, si estas
naciones hubieran querido aprovecharse de ellos . ßEn quÁ
sentido se puede decir que Dios es duro , injusto, avaro, y
sin misericordia con cualquier hombre á con cualquier
pueblo?
6 .† No tenemos la culpa de que los incrÁdulos no entien-
dan la palabra predestinacion : ella solo significa el decreto
que Dios formá desde la eternidad ele hacer lo que pone en
ejecucion en tiempo ; y cuando en tiempo concede ó una per .
sona me :hos para salvarse , no por eso los niega ó otra : por
consiguiente jamas formá el designio de negórselos : luego la
predestinacion ele los Santos no lleva nunca consigo la re-
probacion positiva ele los que se condenan por su culpa .
VÁase Predestinacion .
Si alguno quiere esponerse ó leer los libros ele los incrÁ-
dulos, debe primero tratar ele adquirir ideas claras y precisas
(le las voces ele que ellos abusan , porque de lo contrario estó
muy espuesto ó dejarse enga‡ar de todos sus sofismas . La falsa
recouvencion que nos hacen de que adinitinios un Dios ca-
paz de parcialidc cl, es casi el ínico fundamento del deismo,
y suministra argumentos ó los materialistas, en cuyos libros
no hay cosa rias cornun que esta objecion .
PARENESIS . Discurso])arenÁtico, exhortacion ó la pie-
dad . Mientras la palabra tuviere influjo sobre los bombes seró
ítil hacerles exhortaciones y discursos sobre la piedad . Lus
teas de ellos pecan por falta de reflexion : por consiguiente
necesitan que se les recuerden sus deberes por medio de dis-
cursos que los instruyan y exciten ó la virtud . Muchos vio
saben leer, 6 ron incapaces de Hacerlo con la debida atencinn ;
y tin discurso sensato, sálido y animado les hace tuas impen
sion que la lectura . Ill pueblo mas grosero conoce muy bien
la diferencia que hay entre una exhortac on bien !lecha, pro-
PAR 52f
porcionada ó su capacidad y ó sus necesidades, y un discurso
vago que nada le enseˆa, que no le hiere su espéritu ni escita
ningun sentimiento en su corazon . VÁase Sermon .
PARHERMENEUTAS. Falsos intÁrpretes . Asé se llama-
ron en el siglo Vit ciertos hereges clue interpretaban la sagra .
da Escritura en su sentido particular sin hacer caso alguno
de las esplicaciones de la Iglesia, ni de los doctores ortodoxos .
Esto fue probablemente lo que (liá margen al canon t 9 del
concilio in Trullo celebrado en el a‡o (le 692 que prohibe
esplicar la Sagrada Escritura (le un modo distinto ciel que la
esplican los Santos Padres y Doctores de la Iglesia . Este abuso
fue comun ó todas las sectas de los hereges .
PARIENTES . Esta palabra no solo se toma en la Sagrada .
Escritura por los padres y abuelos, sino tambien por todos los
grados de consanguinidad, y los hebreos confundéan la voz
hermano con la palabra pariente . Se (lice ele Melquisedech
que no tenia padres ni genealogéa, á parientes, porque no se
hace inencion de ellos en la historia Sagrada .
Entre los antiguos, y en el pueblo rístico que aun con-
serva la sencillez de las costumbres antiguas, los afectos de
parentesco eran mas vivos que entre nosotros , y (le aqué re-
sultaba la mayor ventaja para la sociedad . Una familia se
sostiene por la union y el interÁs recéproco de los que la com-
ponen, y por el punto de honor que los hace temer toda es-
pecie de mancha : si uno de ellos es vicioso, todos los demas
se reunen para reprimirle . T a falsa filosofia lia inspirado el
egoismo mas destructor : los padres y los hijos, los hermanos
y hermanas apenas conservan entre sé alguna conexion , y la
sociedad se halla compuesta de miembros del todo indiferen-
tes los unos para los otros .
Cuando la Sagrada Escritura condena los afectos de la
carne y de la sangre, no reprueba la adhesion del parentesco,-
sino cuando es escesiva y capaz de hacernos faltar ó lo que
TOMO VII . 66

522 PAR
debemos é Dios y é la sociedad . Jesucristo quería que sus
discípulos renunciasen sus parientes y familias, porque de-
bian entregarse esclusivamente é la prerlicacion del Evange .
lio, y llevar la fó é todas las naciones . Los incródulos le acu-
san falsamente ele haber desconocido a sus parientes , y ele
no tenerles afecto ; pero estaba obligado é ciar é sus discípu-
los ejemplo de un perfecto destprcndtmicnto , y no se des-
deßÁ ele hacer ApÁstoles é lo, clos Santiagos , é San Judas y
é an Juan Evangelista, que todos eran sus parientas .
Hay en el Evangelio algunos pasages ele clue abusan los
incródnlos para fundar su aeusacion . En el cap . 3 de San
Alarc . v . S i , se dice que la madre de Jesucristo y sus lier-
manos, esto es, sus piriezztes, vinieron é hablarle cuando
estaba enseßando al pueblo, y que los del auditorio le lige-
ron : "Ahí estén tu madre y tus hermanos que te buscan ; y
áJesus respondiÁ, †quiónes son ni‡ . madre y mis hermanos?
áY se‡ˆalando é los que estaban al su alrededor, dijo : ‡le aquí
ámi madre ~, mis hermanos : el que hace la voluntad ele Dios
áes mi hermano y mi germana y rni madre .á En este mis-
mo capítulo , v. 2 t, se dice que sus parientes fueron é pren-
derle , o trataron (le encerrarle, diciendo que se Izabia vuelto
loco. En el cap. 7 del Evangelio de San Juan , v . 5, se di-
ce que no creian en ól sus parientes, y por esta razon un
incródulo que compuso una Historia Crítica de Jesucristo,
sostiene que estaba en disension con su familia, que la deseo-
nocia y despreciaba, que sus parientes estaban escandalizados
e incomodados por su conducta, y que le miraban corno un
loco que debía ser encerrado .
Si esta calumnia tuviese el mas mínimo vislumbre de
probabilidad , ~erí :t estrato que los judíos tan instruidos ele
las diferentes circunstancias de la vida del Salvador, clue Cel-
so, l'orfrio y Juliano que habian leido nuestros Evangelios
con. l a mayor atencion, no hubiesen notado un hecho tan
P A R 523
importante ; pero' esto no es nias due un rasgo de pura ma-
li g nidad por parte de los incródulos modernos .
† Quó es lo que prueba el primer pasage? Solo que Je-
sucristo consideraba ele tuas importancia el oficio de instruir
al pueblo clue la obligaeion ele recibir é sus parientes : que
esta visita venia en un tiempo poco favorable, y que Jesu-
cristo !facia mas caso ele la virtud y de los dones de la gra-
cia, glue de los vínculos de la sangre y del parentesco : no
se sigue otra cosa .
Sostenemos que cl segundo esté mal traducido, y si exa-
minamos ele cerca el testo griego, bailaremos que dice lite-
ralmente : CL Jesrueri~to y sus ApÁstoles vinieron é casa, y se
ácongregÁ de nuevo la multitud , de molo que no podian
áni siquiera comer . Los que estaban junto é Jesus, habiendo
áoido el murmullo de esta multitud ele pueblo, salieron é
,,cerrar la puerta , y dijeron é los que duerian entrar : Je-
sus no se puede ver , esté desmayado, Á ba salido :á San
Marc . cap. 3 , v. 2o . No se trata pues aquí de los parien-
tes ele Jesus, lit se habla de ellos una palabra hasta el v . 31 .
El Evangelista no pudo decir que scali.eroza de la casa, porque
no habian entrado : la intention ele loi ApÁstoles era encer-
rar é Jesus, rro por violencia, sino para libertarle ele la mul-
titud que iba é incomodarle , y para dejarle tiempo siquie-
ra para comer : lo que dicen é esta multitud para separarla,
igualmente significa saliÁ que esté fuera de sí, Á cayÁ el ,
un desmayo .
Esceptuando é San Juan Bautista, pariente del Salvador,
que dé testimonio ele ól aun antes cine principiase é predi-
car , los demos parientes no creyeron al principio en el, y
nada tiene de estrado . Una familia pobre y obscura como la
de Jesus es naturalmente cobarde : viendo las contradiccio-
nes que esperimentaba Jesucristo, temieron sus parientes que
recayese sobre ellos el odio de los judíos ; el interós de su

534 PAR
quietud se unis é la preocupacion general ele que el hijo (l e
un artesano, nacido en la obscuridad, no podia ser el Mesías
ó el Redentor del mundo prometido é Israel .
Pero despues de los milagros, la ni verte , la resurrection
y ascension ele Jesucristo, creyeron en ßl sus parientes, por-
que San Simeon, su primo lhermano, de edad ele i ao aÁos,
los dos Santiagos y otros muchos ele sus parientes sufrieron
martirio por ßl : Eusebio Hist . Eccles . lib . 3 , cap . 20 y 32 .
Su fß no podia ser entonces sospechosa , y si se hubiese ma-
nifestado mas pronto dirian los incrßdulos que la vanidad
y la esperanza ele alguna ventaja temporal hablan sido los mo.
tivos de su conducta .
PARRICIDIO . Los autores eclesiésticos comprenden ba-
jo este nombre no solo la muerte ele un padre ó de una ma-
dre cometida por un hijo, sino tambien la del hijo come-
tida por su padre ó por su madre . Este crimen fue siempre
castigado tanto por las leyes de la Iglesia , corno por las le-
yes civiles ; la pena ordinaria era la escomunion ó peniten-
cia perpßtua ; y en muchas iglesias estaba prohibido conceder
la cornunion é los parricidas aun en la hora ele la muerte .
Cuando loss paganos trataron de acusar é los cristianos de
que degollaban tin niÁo en sus asambleas, nuestros apologis-
tas hicieron conocer el absurdo de esta calumnia por el hor-
ror que nos inspira la religion al homicidio en general , y
acusaron con la mayor vehemencia a los paganos la multi-
tud de homicidios que entre ellos se cometian , la crueldad
con que los padres esponjan é sus hijos para libertarse del
trabajo de criados, y lo poco que escrupulizaban las muge-
res en procurarse el aborto . En la actual disciplina todas las
especies (le homicidios son casos reservados : I3inglaain Or", .
Eccles . tom . t%, lib . 16, cap . i o, S 5 (a) .
(a) Eu el Obispado de Oviedo es tambicn reservado sinodal el hornici-
do voluntario de cualquiera especie y el infanticidio .
P A R 525
PáRROCO . Vßase el Apßndice y el Diccionario de Ju-
risprudencia .
PARROQUIA . Esta palabra se forma del griego †n? o x t x
habitation vecina . Se llama tambien así la reunion de mu-
chas casas ó de muchos lugares reunidos bajo un solo pastor
clue les sirve in divi.nis en una Iglesia particular que con
este motivo se llama Iglesia parrogi.tial, y el pastor lleva el
título de cura pérroco .
En cuanto é la ereccion, derechos , rentas y administra-
cion de las parroquias, este artículo pertenece é la disciplina,
y por consiguiente é la jurisprudencia canónica , y nosotros
nos contentaremos con referir hlstoriamente su origen , Be-
gun se encuentra en los escritores eclesiésticos .
Atendiendo é las observaciones del P . Toinasino parece
que en los cuatro primeros siglos de la Iglesia no hubo par-
roquias, ni curas titulares ; no se ven vestigios de que en
aquel tiempo hubiese iglesias permanentes en que no presi-
diesen los obispos . A fines ciel siglo iv principiaron é erigirse
parroquias en Italia . Sin embargo, en tiempo de Constantino
habia algunas parroquias en la Ciudad ele Alejandría y en las
aldeas circunvecinas ; así nos lo enseÁa San Epifanio, y San
Atanasio aÁade que en las grandes aldeas habia iglesias y pres-
bíteros para gobernarlas, y que llegaba liasta el n ‡m. d e io
las del pais llamado la Hareote. Asegura que eu las fiestas
solemnes no celebraban misas los curas de Alejandría , sino
que todo el pueblo se congregaba en una Iglesia para asistir
é las oraciones y al sacrificio que ofrecia el Obispo : Tomasi-
no Discip . de la Iglesia, Y parte , lib . i, cap . 2 i y 22 .
Segun se fue aumentando el n‡mero de los fieles, fue
preciso multiplicar las iglesias y los ministros para celebrar
el Oficio Divino, y administrar los sacramentos, singularmente
en las grandes poblaciones como lo nota Bingham . Las mismas
razones que obligaron é aumentar el n‡mero de obispados,

526 .. PAR
pusieron tambien é los obispos en la precision (le erigir par-
roquias, confiando el gobierno (le ellas é presbíteros esperi-
nientados, porque los obispos no bastaban por sí solos para
proveer é las necesidades de los fieles. De aquí se puede infe-
, rir que desde los primeros siglos hubo en las grandes ciudades
como Roma y Alejandría, si no parroquias, por lo menos un
equivalente ; esto es , iglesias particulares donde se celebraba
el Oficio Divino como en la iglesia catedral ó episcopal . Op-
tato de Milevo dice que Rabia en Roana 40 iglesias ó basí-
licas antes (le la persecution de Diocleciano, y por consi-
guiente , é fines del siglo in . De donde infiere Btngbam,que
tambien las ciudades menores tenían por lo menos una Igle-
sia servida por presbíteros y diéconos, y que los habia tam-
bien en las aldeas donde podían reunirse los fieles en tiempo
de persecucion, con menos peligro que en las ciudades, segun
aparece por los concilios de Elvira y Neoce-area , celebrados
en aquel tiempo .
El arto 542 el concilio de Valsons hace meucion espresa
de las parroquias de aldea, y concede é los presbíteros que
las gobiernan la potestad (le predicar, que antes estaba reser-
vada a los obispos . Se establecieron del mismo modo sucesi-
vamente en las gaulas y en los paises del Norte, aunque parece
que en Inglaterra no se verificó el establecimiento de parro-
quias hasta el fin del siglo VIT .
Tambien confiesa Bin gham que en las grandes ciudades no
fueron servidas las parroquias al principio por curas titulares,
sino por presbíteros é quienes elegían los obispos de entre su
clero, y mudéndolos é su voloii .tad . De la misma opinion es
tambien Mr . de Valois en sus nolis sobre el lib. i .ß de Sozo-
meno, cap. 15 . No se sabe fi adía-nte si sucedia lo . mismo con
las parroquias de aldea, singailarnteiite con las que estaban
distantes de la ciudad episcopal : Orio. Eccles ., torn. 3, lib . ig,
cap . 8, Á t y siguientes .
P A R 527
En cuanto é la renta de estas iglesias y el modo con que
subsistian los pérrocos, váase el Diccionario de jurisprciden-
cia y el Apándice de nuestro Diccionario .
PARSIS ó PARSES . Sectarios de la antigua religion (le
los persas, cuyo autor ó restaurador †tic Zoroastro . Los anti-
guos doctores ó ministros ele esta religion se llamaban magos,
por cuyo motivo se llamó tanibien esta religion mugí. sino .
Hasta nuestros (lias era bastante mal conocida, y Babia
dado margen é los sabios para muchas disputas : los autores
griegos y latinos nos dejaron de ella nociones muy imperfec-
tas . En el ‡ltimo siglo el sabio inglás Hycles en su tratado de
Religione vetcrum persarurn , elogió mas bien que describió
el cuadro de la religion de los parsis : se empeˆó en que los
griegos, y aun los Padres ele la Iglesia, la hablan representado
muy mal, atribuyendo é los magos unos errores en que jamas
habian pensado, y que la doctrina de Zoroastro era en el fon-
do la creencia de Abraham y de Noá, y la verdadera religion
de los patri :u-cas . Prideaux en su Ilist . ele los judíos, tom . i,
lib . 4, pég . r 3 t, formó de ella un juicio niuelio menos favo-
rable : sostiene que los parsis eran dualistas y politeístas ; que
admitian clos primeros principios de todas las cosas, que ado-
raban el sol, el fuego y otras muchas criaturas, y que sobre
esta punto esencial no les imputaron cosa alguna que no fuese
cierta los autores antiguos .
Para saber la verdad con nias certidumbre Mr . Anquetil
emprendió en el aˆo ele .7~~ el viaje de la India, donde sabia
clue labia muchos parsis, y esperaba pioporc ‰i onarse las obras
originales de Zoroastro, que aun eran desconocidas en Europa .
Efectivamente, las encontró , las trajo é la Francia , y las tra-
dujo el aˆo de i 771 con el título (le Zend-Avesta . Cen este auxi-
lio y el d,- mnch is Memorias de la Academia de las Inscrip .
podemos formar juicio de la religion de Zoroastro y de los
parsis, con mucha mas seguridad que en otro tiempo .

528 PAR
En el tom . 7o en i .2 .<> ele estas IWemorias trata de probar
Mr . Anquetil que las obras que publicé con el nombre de
Zoroastro son verdaderamente de aquel legislador, o por lo
menos tan antiguas como íl : responde ó las dudas y objecio-
nes que le propusieron algunos sabios contra la autenticidad
de estas obras . y no vernos que nadie haya destruido las
pruebas que ha dado.
La vida de Zoroastro esta sacada de sus propias obras y de
las ele sus discßpulos, (le los escritores orientales cercanos ó
los autores griegos y latinos . Aquel legislador aparecié, segun
Mr . Anquetil, 5So aÁos antes de Jesucristo . Hydes es del mis-
mo parecer, ciel cual tampoco se separa mucho Prideaux . Casi
al mismo tiempo instrußa Confucio ó los chinos, y el . sirio
Ferecides, maestro de Pitógoras, echaba los primeros cimien-
tos de la filosofa griega : los judßos, trasportados ó Babilonia
por los reyes (le Asiria , esperaban el f n de su cautiverio . Je-
remßas, Ezequiel y Daniel nos representan la religion de los
babilonios como la idolatrßa atas grosera, y es probable que
la de los medos y de los persas no estaba menos corrompida,
cuando Zoroastro emprendié reformarla .
Se retiré ó la soledad para arreglar su sistema : salié de
ella presentóndose como un inspirado y un profeta . Primera-
mente publicé su doctrina en la Media sobre las costas del
mar Caspio : gané al rey de los medos por la persuasion;
y sedujo al pueblo con prestigios, sujetando con cl temor ó
sus adversarios ; y sus discßpulos le atribuyeron millares de
milagros . Envanecido con este suceso puso ejírcitos en cam-
paÁa para establecer su ley por la violencia, por cuyo medio
se estendié hasta la India, siendo ó un tiempo entusiasta, im-
postor, orgulloso y sanguinario : Zend-Avesta, tom . 1, part. 2,
póg .6 4 y 65
.
A pesar ciel trabajo que se tomé Anquetil para esponer
el sistema teolégico de Zoroastro y de los magos : Mem . de la
PAP, 52 9
Academ . de las Inscrip,, torn. 69 en r 2 ., póg . 85 . No es fa-
cil comprender el verdadero sentido de sus dogmas, y sobre ;
este objeto hay grandes contestaciones .
Segun Mr. Anquetil , admite Z(uroa=tro un Dios Supremo
que llama Eterno, é el tiempo sin lßmites, y profesa el im-
hortante dogma ele la creacion . Supone clue el Eterno pro-
dujo é crié (los espßritus é genios su perfores , ele los cuales
el uno llamado Ormuzd, es el principio de todo bien , y el
otro llamado .4hriman, es naturalmente malo, y ca osa de
todos los males que suceden eu el mundo : que estos dos es-
pßritus produ ;eron otra infinidad de espßritus inferiores que
animan y gobiernan los elementos y las diferentes partes de
la naturaleza . Asß que, los magos y parsis dirijen un culto ó
todos estos seres, invocan ó los que miran como distribuido-
res ele todos los bienes , í imploran sus auxilios contra los
malos genios que produjo Ahriman . Mr . Anqueril se empeÁa
en que este culto es secundario y relativo, y que se refiere
por lo menos indirectamente al Eterno, criador de Orrnuzd y
de todos los buenos genios .
Pcro las pruebas no convencieron ó todos los sabios . El
Abad Toucher, que escribia entonces un tratado hist(irico de
la religion de los persas, al mismo tiempo que Mr. Anquetil
trabajaba en buscar y traducir los libros de Zoroastro , inten-
taha probar contra el doctor IIy(les clue los persas no solo
profesaban el dualismo, y por consiguiente un error contra-
rio al dogma de la unidad de Dios , sino clue tantbien eran
sabcritas, é adoradores de los astros en toda la estension ele
la palabra, y clue este culto (le ninguna manera podia refe-
rirse ó nn solo Dios Supremo . Este tratado se halla en los
tornos 42, póg . 161 ; So, póg . I So ; 66, póg. 336 de las Mew
morßas de la Academia de las In scrip. en x .2, 4
Despees de haber leßdo el Zend-Avesta y las observaciones
d(- ?fir . Anquetil, el Abad Foucher quedé convencido de laver á
TOMO VII . 67

530 PAR
dad de lo que habéa escrito, y en un suplemento í su tratado
prueba con las obras del mismo Zoroastro, que este cólebre
fundador de la religion ele los persas réo admite con bastante
claridad un solo primer principio eterno, activo, criador y
omnipotente ; que segur su doctrina Ormuzd y Abri man son
dos seres eternos ó increados, que salieron del tiempo sin lé-
inites, no por creation , sino por em anacion : que hablando
en rigor estos dos personages son los dos ßnicos dioses, por-
que el tiempo sin lémites no tiene providencia, ni parte aigu-
na en la form ._écion y gobierno clef mundo .
Hace ver por las oraciones que los p,trsis dirigen al sol, al
fuego y al agua , que consideran estos seres , no solo como
inteligentes y capaces de percibir sus oraciones, sino tambien
corran poderosos ó independientes : que asé el culto que se les
dí pu :ale referirse í todo mas í Oianndz, que es sn autor, y
no al Sór supremo y eterno, criador y gobernador ciel mundo :
ele donde infiere que los parsis no solo son dualistas Á sa-
baitas, sino tambien que su culto es una verdadera magia Á
un i teurgia del todo semejante í la de los platÁnicos de los
siglos iii y iv de la Iglesia . No son rigurosamente idÁlatras,
porque no representan por e .st :étuas Á simulacros lus espéritus
Á genios í quienes adoran ; pero los honran en los seres na-
turales con quienes los suponen identificados . Vóase el torn . 74
en . i2 .á de las †flemori.a s de la Academia, píg . 2,35 y
siguientes .
Tambien se infiere que Z aro astro no solamente fue un
impostor y un falso profeta , sino tarnbien un mal filÁsofo .
El dogma de los dos principios, autn cuando fuese , segur
lo entendiÁ Mr . Anquetil , no nos ofrece un filÁsofo pro-
fundo, no disuelve la dificultad del orégen del mal , ni res-
ponde í ninguna de las dificultades : que Dios. sea por si mis-
mo el autor (le] mal, Á que hubiese criado un mal principio
que debia producirle, previendo sn rn :ali,gniclael, viene í ser
lo trismo, y es tan dificil de concebir lo uno corno lo otro .
PAR 53 r
Vóase 1Ylanigucismo . Si se supone clue este principio dei mit
es eterno ó incre :ado, caemos en un cabos de absurdos .
En las oraciones de los parsiss y en todas sus ceremonias
Orrnuzd, sór secundario, es el ßnico objeto de su confianza
y de sus votos, y el éuéic ‡o que adoran bajo el enableana d el
nombran
fuego ; al Eterno Á al tiempo sin lérnitf's, †amis le
ni le invocan . Aun cuando mirasen í Or+nnzd corno sór su-
premo, eterno ó inereado, le harian una gravésima injuria en
suponer sus facultades limitadas y siempre impedidas por nn
enemigo con quien tendréa due estar en conténua lucha . No
es ól quien criÁ í Ahriman ; y es un desatino suponer í este
ßltimo malo por esencia , si es eterno ó increado .
La cosmovgonia Á la historia de la f.armacion del Inundo,
inventada por Zoroastro, estí llena de fíbulas pueriles y ridé-
. Segun ól, el cielo, la tierra, los astros, las aguas, el
culas
fuego y todas las partes de la naturaleza estar animadas por
espéritus Á genios , los menores Á mas pequeˆos fenÁmenos
son obra de un personage bueno Á malo, y ósta es la énisma
preocupacion que sirviÁ ele fundamento al politeésmo de to-
dos los pueblos . Li imaginaeion ele los parsis, herida sie+té-
pre por la presencia ele estos seres estravagantes , nunca se ve
tranquila, en todos los momentos y para todas sus obras nece-
sitan dirigirles oraciones ; ‰no es ridéculo el que tengan que
invocar la tierra, los vientos, las aguas, los írboles, los fin-
tos, las ciuda les, las calles, las casas, los digs, las horas, cte .?
Los paganos mas supersticiosos no llevaron la estupidez tan
adelante . Si un /)amis fuera exacto en observar su ritual y
todas las fÁrmulas queo le prescribe , no le quedaria un solo
instante para corn hr con los deberes de la vida civil, por-
que su religion le sujeta í un continuo ceremonial .
Nos dicen que la moral de Zoroastro contiene preceptos
muy salnos, due mirada todos los deberes de justicia y ele
humanidad . Su ley prohibe los pecados de pensamiento, .pa-

532 PAR
labra y obra , la injusticia, el fraude, la violencia y la impu_
reza : quiere que los m is de los crémenes se castiguen con pe .
na capital : no prescribe austeridades sitio buenas obras, pres-
tar sin intereses , plantar un írbol, dar í luz un hijo, y criar
un animal ótil, etc . son acciones meritorias . Pero estas justas
lecciones pierden su mßrito con la multitud de coas indiferen-
tes que prescribe con el mayor rigor en esta m istna ley, o
prohibe como si fueran los mayores delitos . Es un desatino
tener por pecados casi iguales el agraviarÁ rttaltratar í un hom-
bre, y herir í un animal- ; cometer niá adulterio, y acercarse í
un cadíver ; mentir para enga†ar al pr‡ximo, y tocar en las
u†as ‡ en el pelo cortado . Si un parsis hubiese escupido en el
fuego ‡ le hubiese soplado , ‡ echado agua, se tendréa por
digno del infierno .
Esta multitud ele pecados ‡ ele manchas imaginarias pone í
los parsis en la necesidad de continuas purificaciones ; las mas
eficaces
se hacen con meados de buey, y tienen valor para
beberlos : las mas de sus ceremonias son una inmundicia que
incomoda hasta el corazon . Tienen la costumbre de no enter-
rar los muertos, sino dejarlos corromper al aire libre , y que
los devoren las aves carnévoras, lo due basta para [tiáá( 'ionar
los vivientes en climas aun _menos cílidos y secos que los de
la Persia y ele la India .
Nos sorprendemos de que el sabio acadßmico despues de
haber comparado í Zornastro con Mahonia y Confucio, ha-
lle tan ventajosamente de la doctrina de Zoroastro ; y no al-
canzamos en quß sentido pudo llamarle grande hombre, des-
pues de haber examinado su doctrina . Tampoco vemos en
quß pudo fundar su elogio pouaposo el autor del L'rrsa~ˆo so-
bre la historia del Sa.beis,no . cap . a r . ‰Los bellos ingenios
modernos esperan acaso que las alabanzas que prodigan í los
fundadores de las falsas religiones cederín ea perjuicio de
la , verdadera?
PAR 5.33
Los preceptos de caridad y de justicia deben ser los mis-
mos para todos los hombres ; pero los parsis solo los aplican
í los sectarios de su relie,ion . Sus observancias minuciosas,
y el ejemplo de su legislador, les inspiran desprecio y aver-
sion í todos los que tienen una creencia distinta de la suya .
La crueldad con que castigan í los criminales , cuando lo
tienen en su ruano, descubre en ellos un carícter atroz . El
imponer indiferentemente pena capital í unos crémenes tan
desiguales, y cuyas consecuencias no son igual meute perni-
ciosas, es un abuso que convence el poco discernimiento y
sabiduréa de un legislador .
En vano dicen que los parsis sou generalmente mansos,
insiunantes, de un comercio fiel y pacéfcn, porque esto nace
menos de su creencia y de su mural, que del estado de escla-
vitud y ele nulidad í que se ven reducidos bajo la domina-
tion de los niahonretanos, quienes los aborrecen y despre-
cian . No los llaman mas que giautir, Sacros ‡ guebros, due
quiere decir infieles . La religion de Zoroastro, establecida
por la violencia, fue sucesivamente perseguidora ‡ persegui-
da era proporcion de la debilidad ‡ de la fuerza ele sus sec-
tarios . Cambises, rey de Persia y vencedor de los egipcios, se
divirti‡ en insultar su religion , y matar sus animales sa-
grados . Los musgos del ejßrcito de Verges obligaron í este
uaonarca í quemar y destruir los templos de los griegos ; y
estos dejaron permanecer las ruinas para escitar el resenti-
miento de su posterida(l contra los persas . Su vencedor Ale-
jandro no se olvid‡ de esta especie, persigui‡ í los magos, y
mand‡ destruir en la Persia los pircos ‡ templos del fuego.
Eu la nueva monarquéa de los persas Sapor y sus sucesores
mataron u]illares de cristianos en sus estados, y se cuentan
hasta 2ooooo mírtires en aquel tiempo solo en la Persia . Cos .
roas jur‡ el esterua ;nio de los romanos, ‡ que los obligarla í
que adorasen al sol . Due†os de la Persia los mahometano*

534. PA R
oprimieron los sectarios ciel magisino, poniéndolos en la pre .
vision du refugiarse al Kirman, provincia de la ludía ; y al-
gunos huyeron hasta su est remo tneri . - lioual, donde aun se
conservan , segun refiere Mr . Auquctil .
Cou estas observaciones vemos el poco caso que se debe
hacer ele nuestros filósofos visionarios, quient ßs trataron (l e
representarnos la religion de Zoroastro y de los mayos, como
el deisnto mas puro, capaz de hacer Á titi pueblo sabio y
virtuoso . Algunos aseguran con mucha g,ave,latl que los
parsis, sin haber sido favorecidos cou la revelation, tienen
ideas nias sartas, mas nobles y mas universalesde la divinidad
q ue los hebreos : clue adoraron siempre un solo Dios, un Dios
universal, un Dios perfecto, y un Dios de todo el universo :
q ue Zoroastro, sin la pretension ele haber sido inspira Io, en-
seisó el d,r~r_la de las penas y recompensas de la otra vida, y
del juicio universal , cou tilas claridad y precision quo . Jesu-
et into : que es talo que sins sectarios creen que el mal prin-
cipio ces intkpenLliente del bueno, y que solo admiten, como
lus .judíos y los cristianos , un Dios Omnipotente , y un dia-
, blo clic' inutiliza -in cesar todos sus proyectos .
Pero por los libros del mismo Zoroastro se demuestra
gtte todo esto se reduce Á imposturas ; que este legislador se
olió por inspirado, clue trató ele probar con milagros su divi-
na elision, y que así lo creen sus sectarios . Lejos de r-cono-
cer un soto Dios ., criador y gobernador del universo, profesa
el dutili .smno, la existencia de dos primeros principios tan an-
tiguos el uno corito el otro , que atisbos contaßi buyerou Á la
formation del mando , y que el uno no pueíle impedir las
operaciones del otro . Solo confiesan que al flu del mundo el
buen principio Orrnuzd destruirÁ el imperio de Ahrirnan,
autor de todos los males . Segun la creencia de los judíos y
cristianos el demonio es una criatura cuyo poder y malicia
reprime Dios corno quiere , y que nacía puede hacer sin que
PAR 535
r espirita, que
Dios se lo permita ; tambien es falso que este
se hizo malo por su culpa, sea capaz de inutilizar los pro-
yertos (le Dios . Véase Demonio .
Zoroastro enseáó la inmortalidad del alma, la resurrec-
tion futura, el juicio universal, las penas y recoinpetisas (le
la otra vida : pero es falso que propuso estos dogmas de una
inan'era tan clara y tan firme corno Jesucristo . No se sabe en
qué consistía, se un Zoroastro, la recompensa de la otra vi
(la, ni el ca-,ti,,) tie los malos ; desfiguro estas verla íes itn-
portautes con ridículos accesorios, y pudo cnuy bien haber .
tornado lo íl tico que bay de bueno en su doctrina ele los li-
bros (le los ju iius que eti su tiempo estaban dispersos en la
Media .
Mandando Á †is sectarios dar culto Á los astros , Á los
elementos y Á las diferentes partes ele la n tturaleza , les ten-.
dió un lazo inevitable (le politeísmo y sultersticion , porque
supone que todos estos, objetos sensibles est .ut animados por
un espíritu int ,ßl igente, poderoso , activo y capaz por sí solo
de hacer Lieu Á los hombres . Esta es la opinion que esten-
dió la itlolatrí r por todas las naciones del universo . PI culto
de estos pretendidos genios de ninguna manera se puede refe-
rir Á un Dias Stiprtcrno, porque los parsis no conocen este
Dios, y atribuyen Á estos genios una potestad natural y una
action inmediata , una ititelige ;tela y una voluntad que no
estÁ s~ltordin :+cls Á ninguna otra potestad suprema . No pare-
ce pues que ata preocupacion se asear je en cosa alguna . Á
nuestra creencia respecto Á los Ángeles y santos : nosotros ha-
cemos profesion de creer clue estos nada conocen s i tio lo que
Dios les dÁ Á conocer, que nada pueden sino interce :lerr corr
Dios por nosotros, due nada hacen sitio lo que Dios quiere,
y clue el mismo Dios por su bondad con nosotros quiere que
intercedan en nuestro favor. Por consiguiente, es imposible
qué el culto clue nosotros les damos se termine Á ellos y no
se refiera Á Dios .

536 P A P
Pero tal eq la terca ceguedad ele los incrédulos y protes-
tantes : al pa,so que no cesan de acusarnos por el culto é in-
vocac íi on de los santos tratóndole de supersticion é idola .
trßa , tienen la caridad ele absolver de este crimen ó los par-
sis adoradores del fuego y ele los astros ; ó los chinos que in-
vitan ó los espßritus motores de la naturaleza , y ó las almas
de sus antepasados ; ó los paganos antiguos v modernos que
poblaron de dioses todas las partes del universo ; y ó los egip .
cios que adoraban animales y plantas . Nos hacen el favor de
suponernos mas estÁpidos que todas las naciones del mundo .
TTydes haá)á :á llevado la terquedad hasta el estremo de
vitup†rar no solo ó los Padres de la Iglesia que reprendieron
e n los m t ;~os y en los persas el culto del fuego y ciel sol, sino
tarnbien :ß los cristianos que quisieron nrós perecer en los
enp'ici ~ .5 . que practicar el culto impßo ó que querian obligar-
los los persas ; acusan ó los primeros de ignorancia y de mala
(r , y ó los segundos de fanatismo y de terquedad : De relig .
deter . pers ., Cap . 4, póg . t oe . El Abad Forscher vindicÁ ó los
unos y ó los otros, probando cine, los Padres estaban muy
iustrt]vl o . en la creencia de los magos, qne solo les atribuye-
ron los dogmas que realmente profesaban , qu‡ tuvieron ra-
zon en mirar el culto del fu,-go y del sol, no solamente como
un culto civil y relativo, sino tambien como un culto abso-
luto y religioso ; y que los cristianos no erraron en mirarle
con horror y como una verdadera apostasßa : illemoria de la
!load . de los Inscrip ., torn. So en 12ˆ% pdg . 25o, 268, cte .
Mr . Anquetil, aunque tan propenso ó justificar ó los persas,
co1ifie,a que estos cristianos discurrieron bien, porque el culto
ó que clueria :.t forzarlos era mirado por los paganos como una
renuncia espresa del cristianismo : Ibid . , torn 69 , póg . 3 19 .
Por este mismo principio se acusa en los holandeses como
una aposta rßa la condescendencia que tienen en el Japon (le
Conculcar wua imagen de Jesucristo crucificado, porque segun
PAR 537
el concepto de los japoneses esta ceremonia es tina profesion
formal de no ser cristianos . Véase Japon .
Aun hizo mas el Ab . coucher : demostrÁ con el testimo-
nio de los autores sagrados que el sabaismo Á la adoracion
de los astros era la idolatrßa mas antigua y mas comun en todo
el Oriente ; que estaba formalmente prohibida ó los israeli-
tas, los cuales sin embargo cayeron en ella con frecuencia ;
que reinaba en la Persia, y que los Persas, reos de este cul-
to, son acusados de no conocer el verdadero Dios : tom . 42
pógina i 8o .
La prohibition hecha ó los hebreos no puede estar mas
espresada en el Dcutér ., cap . 4, v . 15 . " Cuando el Se‰or,
‡dice, os hablÁ en FIoreb en medio de un fuego, vosotros no
‡habeis visto ninguna figura temiendo que mirando el
‡cielo, viendo el sol, la luna y todos los astros, seducidos tal
‡vez por su resplandor, los adoróseis y diéseis un culto ó
‡unos seres que el Se‰or vuestro Dios criÁ para el servicio de
‡todas la naciones que viven debajo ciel cielo . ‡ Esta prohi-
bicion se repite en el cap . 17, v . 3 . Job, haciendo su apolo-
gßa en el cap . 31, y . 26, protesta que no es reo de esta im-
piedad : "Si yo, dice, miré al sol y ó la luna en su brillante
‡marcha ; si esperimenté gozo en mi corazon ; si llevé la
‡mano ó la boca (en se‰al de adoracion) esto serßa cometer
‡un gran erßmen, y renegar ciel Altßsimo ." El autor ciel libro
de la Sabiduria, cap . 13, v . t, se lamenta de la ceguedad de
los que no supieron conocer ó Dios por sus obras, sino que
miraron el fuego, el aire, el viento, las estrellas, el agua, el
sol y la luna, corno dioses que gobiernan el nmundo . Ya he-
mos visto que de este modo s(`presentan en los libros de Zo-
roastro, y son invocados por los parsis.
La principal idolatrßa que acusan ó los judßos infieles los
autores sagcados es el haber dado culto ó la milicia Á ejército
ciel cielo : Lib . 4.ˆ de los Reyes, cap. t 7, v. 16 : cap . 2 t, v. 3
TOMO VII . 68

538 PAR
y 5, etc. Ezequiel vio en espéritu en el templo de Jerusalen,
i . í ó unos judéos que adoraban ó Baal, y esta es la idolatréa
(le los fenicios. 2 . í A otros que se prosternaban ante unas
figuras pintadas en la pared , y ante unas imógenes de
reptiles y de animales, y esta era la supersticion de los egip-
cios . 3 .-0 A ciertas niugeres que lloraban ó Tbamnuz ß Adonis,
como hacian los sirios . 4 .' A hombres que volvia :n la espalda
al templo del SeÁor, y adoraban el sol de Levante : áste es sin
clucla el culto de los persas . El profeta le llama una abomina-
cion corno ó los anteriores : cap . 8 .
No bay mejor medio para saber cuóles eran los errores
de los persas, que la leccion que Dios"dirige ó Ciro Zoe arios
.antes (le su nacimiento por boca de Isaéas en el capétulo 45,
v. 4 . "Yo te he llamado, dice, por tu nombre, te designá
†con un carócter particular, 'y tu no ‡tic has conocido . Yo
†soy el SeÁor : no bay nadie superior ó mé, ni otro Dios
†que Yo Yo soy el ˆnico SeÁor . Yo so y quien hace la
†luz, y quien cria las tinieblas ; el que dó la paz, y el que
†cria el nral Yo soy el que hizo la tierra y sus habitan-
†tes : mis manos estendieron los cielos, y su ejárcito ejecutß
†mis ßrdenes ." Ya Prideaux se habla valido :de estos pasages
para demostrar que los persas eran realmente dualistas y sa-
baitas ; que su creencia y su culto eran inescusables . Eu vano
dirón que cono2ian el verdadero Dios, el Dios Supremo, y
que le adoraban : Isaéas declara que no le conocia Ciro, e lu-
cado en la religion de los magos . Dirón que los clos princi-
pios ,eran criaturas subordinadas y dependientes ciel Dios Su-
premo, que solo eran sus ministros, uno para el bien, y otro
para el real ; pero Dios sostiene que ál es quien hizo el uno
y el otro, y que el es el ˆnico SeÁor.'Si se empeÁan en que
el culto .del sol y de los astros, y el de los pretendidos genios
gobernadores del mundo, se refiere ó Dios Ezcquiel declara
que es una . abominacion . .
PAR 539
De aqué resulta que los autores sagrados estaban muy
instruidos en las materias de que hablan ; que los Padres de
la Iglesia y los cristianos de la Persia tenian razon en adhe-
rirse ó las ideas que nos dó la Sagrada Escritura de las falsas
religiones y de la verdadera, y que toda apologéa de la de
Zoroastro, de los magos y de los parsis seró absurda y mal
fundada . Váase Ejárcito del cielo, astros, idolatréa, etc .
PART‰CULA . Palabra que se usa en la Iglesia latina
para espresar las miguitas ß pequeÁas partes del pan consa-
grado que caen sobre la patena ß en el corporal .
Los griegos las llaman MapilŠ ; , y clan el mismo nombre ó
los pedacitos de pan no consagrados, que ofrecen en honor
(le la Virgen Santésima y de otros santos . Gabriel, arzo-
bispo de Filadelfia, escribiß un tratado para probar que esta
ceremonia de las partéculas es muy antigua en la iglesia grie-
ga, y que se hace mencion de ella en las liturgias de san
Juan Crisßstomo y de san Basilio . No estó en uso en la iglesia
latina, y solo se encarga al presbétero que celebra, que ten-
ga el mayor cuidado en que ninguna partécula de la Euca-
ristéa caiga en tierra ni sea profanada .
Se disputa entre los controversistas , protestantes y'los
teßlogos de Porte-Royal , sobre si en un pasage de san Ger-
man, patriarca de Constantinopla, que vivia ó principios del
siglo viii, se trataba (le partéculas de pan consagrado, ß no con-
sagrado ; pero Ricardo Simon eu sus Notas sobre Gabriel de
Filadelfia, sostiene que el pasage en cuestion no era de san
German, y que por lo mismo la disputa era sin fundamento .
PARTICULARISTAS . Aigu nos teßlogos controversistas
dieron este nombre ó los que sostenian que Jesucristo solo
muriß por los predestinados, y no por todos los hombres ; y
por consiguiente, que la gracia no se concede ó todos, y res-
tringiendo de este modo ó su gusto los frutos de la redencion .
Nosotros no sabemos quián les dio una cornision tan

54o PAS
honrosa, ni en qué fuente pudieron beber tan sublime teo-
logía . No fue en la Sagrada Escritura que nos dice que J e-
sucristo es la víctima de propiciacion por nuestros pecados,
no solo por los nuestros, sino tambien por los de todo el
mundo : Epíst . i .a de sa.n Juan, cap . 2, V . 2 . San Pablo en
la i .a Epíst . cí Timot ., cap . 4, v . io, dice que es el Salva-
dor de todos los hombres ; singularmente de los fieles, y et,
el Evang. de san Juan, cap . 4, v . 41 se dice que es el
Salvador del mundo ; y en el cap . i, v . 29 Ie llama el cor-
clero ele Dios que borra los pecados del mundo . San Pablo
et, su Epíst . ó los Colos ., cap . i, V . 20, dice que pacificß
por la sangre de su cruz lo que estó en el cielo y en la tier-
ra , ect . En vano buscaremos en la Sagrada Escritura pasage
alguno en que se diga que el inundo son solamente los pre-
d estirados .
Tampoco en los Padres de la Iglesia, quienes esplicaron,
comentaron , é hicieron valer todos estos pasages para esci .
tar el reconocimiento, la confianza y el amor de todos los hom-
bres ó Jesucristro ; y dicen que la redencion obrß y produ-
jo en el género humano mas de lo que rabia perdido por el
pecado (le Adan , y prueban la universalidad de la culpa
original por la universalidad de la redcncion .
Finalmente, tampoco este es el lenguage de la Iglesia,
que no cesa ele repetir en sus colectas las espresiones de los
libros sagrados que liemos citado, y las que usaron los Pa-
dres. ÁEsta madre piadosa tuvo acaso en algun tiempo áti-
tencion de enga†ar ó sus hijos poniéndoles en la boca unos
modos de hablar, que son absolutamente falsos tomados en
general, ß encargß ó los teßlogos particularistas que corri-
giesen lo que tenian de defectuoso? Véase Predestinacion,
-redencton, salvuciora, Salvador .
PASAGEROS, PASAGINIANOS y PASAGIANOS . Pa-
labra que significa del todo santos . Algunos autores dieron
PAS 541
este nombre ó los hereges que aparecieron en el siglo xii en
la Lombardía, y fueron condenados con los valdenses en el
concilio . de Verona bajo el Papa Lucio III a†o de i 184, al
cual asistiß el emperador Federico . Practicaban la cireunci-
sion, y sostenian la necesidad de los ritos judóicos , escepto
los sacrificios ; y por esta razon tambien se llamaron circun-
cisos. Negaban el misterio de la Santísima Trinidad , y soste-
nian que Jesucristo era una pura criatura .
En el concilio de Verona se reunieron las dos potestades
para extirpar las heregías . Se deja tambien columbrar el ori-
gen de la inquisition , en lo que manda el Papa ó los Obispos
que se inforiueu por sí mismos, ß por medio de comisarios,
de los sospechosos de heregía , segun el rumor p‡blico y
las denuncias particulares . Distingue los grados de sospecho-
so, convicto , penitente y relapso, en cuyos grados son las
penas diferentes ; y despues que la Iglesia ha empleado las
penas espirituales contra los reos, los abandona al brazo se-
cular , para que los castigue con penas temporales . Querian
reprimir el furor ele los hereges de aquel tiempo, e impedir
las crueldades que cometian contra los eclesiósticos . No eran
pues sus errores los que se castigaban en los cadalsos , sino
sus crímenes y sus escesos contra el orden p‡blico de la so-
ciedad .
PASALORYNCHITAS ß PETTALORYNCHITAS . Véase
Alontanistas.
PASCASIO . Radberto o Ratberto, monge y abad de Cor-
bio, que muriß en el a†o ele 865, y fue uno de los mas só-
bios escritores de su siglo . Poseía muy bien las lenguas he-
brea y griega, cosa bastante rara en aquel tiempo , y habla
leido mucho los Padres . Escribiß contra los errores de Felix de
Urgeá , de Claudio de Turin, ele Gotescalco, y singularmente
contra Juan Scoto Erigena que negaba la presencia real de
Jesucristo en ],a Eucaristía . Su tratado del Cuerpo y Sangre

542 PAS
ele Jesucristo se hizo célebre en las disputas del siglo XVI
y XVII entre los catílicos y protestantes . Se cree que le es-
cribií en el aóo de 831, y despues de haberle dado segun-
da mano en el de 845 , le dirigií ß Carlos el Calvo .
Parece que en aquel tiempo habla en las Gaulas muchas
personas que entendian muy mal el dogma de la presencia
real de Jesucristo en la EucaristÁa, y que el libro de Pasca-
sio Radberto produjo algunas disputas . Para saber lo que de .
bia pensar sobre este punto, encargí Carlos el Calvo ß otro
monee de Corbio, llamado Ratramno, que fue despues Abad
de Orbais, le Manifestase su opinion , lo cual verificí Ra-
tramno en su obra del Cuerpo y Sangre del Seóor .
El que lea esta obra conocerß que en lugar de ilustrar
la enestion no hizo Ratramno reas que embrollarla . Por un
lado se vale de las mas fuertes espresiones para establecer
que la EucaristÁa es real y verdaderamente el cuerpo y san-
gre de Jesucristo ; y por otro parece que solo admite una
conversion mÁstica y una manducacion que solo se hace por
la fé . Segun él , aunque el cristiano no coma ni beba real y
sustancialmente mas que el pan y el vino, recibe sin embar-
go el cuerpo y sangre de Jesucristo . Esta espresion es su-
mamente abusiva, porque solo significa que los fieles reci-
ben la virtud í la eficacia del cuerpo y sangre (le Jesucristo,
í que produce los mismos efectos que si recibiesen la sus-
tancia del cuerpo y sangre de Jesucristo . Es un desatino el
decir que una conversion que solo se verifica en el cristiano
se hace en la Eucaristia .
Confiesa Mosheim que Pascasio Radberto y su adversario
parece que se contradicen en muchos luares, y que no se en-
Z:7
ß sÁ mismos, esplicßndose de una manera muy am-
. A nosotros nos parece que Pascasio es mas claro y nuls
bigua
preciso que R itratnno, y que no incurre en las mismas lo~
gomaquias y contradicciones. Aun cuando diesen tan poco
PAS 543
exactos el uno como el otro, y aun cuando todos los teílo-
gos de aquel siglo hubiesen calcio en el mismo defecto, co-
mo lo pretende Alosheim , aun serÁa ridÁculo inferir ; como
él lo hace, que en el siglo ix aun no habÁa en la Iglesia opi-
niones fijas í universalmente recibidas respecto al modo con
que Jesucristo estß presente en la EucaristÁa .
La Iglesia no rabia esperado hasta el siglo ix para fijar
lo que debia creer respecto ß un misterio que celebra todos
los rifas, y que constituye la parte mas esencial (le su culto .
Su creencia se habla fijado por las palabras de la Sagrada
Escritura tomadas en su sentido natural, por el modo con que
las babian entendido los Padres, por las oraciones de la li-
turgia, y ceremonias que las acompaóan . Si cuando Pascasio
Radberto las espuso en los mismos términos que los antiguos
doctores ele la Iglesia , no faltí quien le contradijese : en el
mismo hecho se prueba que los que contradecian estaban
muy real instruidos, y de aquÁ nada se sigue sino que este
escritor sabia mas que sus adversarios .
Pero encantados los protestantes (le haber encontrado en
el siglo IX algunos escritores que hablaban casi como ellos,
y que tenian el mismo arte para confundir la cuestion, le-
vantaron la voz, y ensalzaron hasta las nubes el mérito ciel
Alonge Ratramno para deprimir el de Pascasio Radberto :
insistieron cu que el primero habÁa escrito por orden de Car-
los el Calvo, como si la orden de este Monarca fuese capaz
de dar ß este Monge una mision sobrenatural para esponer
la doctrina catílica : representaron ß Pascasio como un no-
vador temerario y fanßtico , cuya doctrina se arraigí por des-
gracia ß favor de las tinieblas del siglo x y siguientes, como
si el siglo iX hubiera sido mucho mas luminoso, y como si
Pascasio con menos mérito hubiese querido tener mas au-
toridad y mas imperio sobre los corazones que su adversario,
ß quien quieren hacer un grande hombre ; y como si un mon-

544 PAS
ge de las Gaulas hubiese podido subyugar los corazoties de
Inglaterra , de Espaéa, de Italia, de la Grecia y de toda el
Asia , haciendo que adoptasen sus ideas los Jacobitas y los
Nestorianos, separados de la Iglesia Romana hacia 'mas de
3oo aéos . Tales son las quimeras que no se avergíenzan de
sostener los protestantes con toda gravedad y ó sangre fria .
Lo mas singular es que Ratramno fue el oróculo en que
fundß su creencia la Iglesia Anglicana . Un autor inglÁs es-
cribiß una disertacion en que hace ver que la verbosidad de
este monte fue copiada palabra por palabra en la profesion
de fÁ de la Iglesia Anglicana respecto ó la Eucaristáa . VÁase
la obra intitulada : Ratramno ß Bertran, Presbátero del Cuer-
no y sangre del Seéor, &c . impresa en Amsterdan el aéo
ele 1717. Sublime descubrimiento el haber encontrado un
plonge del siglo ix, ßrgano que Dios habia preparado para
enseéar ó los reformadores del siglo xvi. Nos parece que los
teßlogos catßlicos podian dispensarse de disputar ó los pro-
testantes esta autoridad irrÁfragable, abandonóndosela sin pin-
gun temor.
El P . Sirmondo imprimiß en el alio de 1618 las obras de
Pascasio Radberto, aunque esta edicion no es completa, por-
que se hallaron despues otros manuscritos . VÁase la Vida de
los Padres y de los mórtires , &c . tom . 3, póg . 674 .
PASCUA. Fiesta de los judáos . La palabra hebrea Phase,
y la siriaca Pasea, significan paso ß pasage : asá la pascua
fue instituida en memoria del paso del Angel esterminador,
quien matß en una noche ó todos los primogÁnitos de los
egipcios, y perdonß ó los de los hebreos, cuyo milagro fue
seguido del pro,ligioso paso del Mar Rojo. Esta es la pas-
cua, dice MoisÁs ; es decir, el paso del Seéor : Exod . cap . 12,
V . 11 .
He . aquá el modo con que se mandß ó los hebreos ce-
lebrarla por primera vez en el Egipto . El dia io del primer
PAS 545
mes ele la primavera llamado Nisan, cada familia eligiß tiii
cordero macho sin defecto t † v le guardß hasta el dia i ó del
mismo enes : en la tarde ciel niisuto clia fue degollado el cor-
clero, y despues de ponerse cl sol se le puso ó asar para co-
merle en la noche siguiente con dons palles sin levadnra y
con Iechuhas silvestres . Canto los liebreos debian salir del
Egipto inniedi ttam ente despuÁs de esta connd .1 , no nivwron
tiempo para hacer que Fermentase la masa ; y este pan sin
levadura Á iiisipido se llanta cil l,t Sagrada Ercritttra pair ele
n fiicciou, porque estaba destinado ó recordar ó los Hebreos lo
clue liabian sufrido en Egipto, v por la misma razon debian
aéadir al cordero las lechugas silvestres .
.tibien se les mandß comerlo todo entero eti una unis-
Ta-
tria casa , sin sacar nada ó fuera, haldas en cinta, calzados
los pies , v un bóculo en la uiano, por consiguiente en a de-
m.i n y postura (le pasageros prontos il partir . Les recomen-
dß MoisÁs muy particularmente te‡ir con la sangre ciel cor-
dero el lintel y los marcos de la puerta ele las casas, para que
el Angel ester nilnador viendo esta sangre, pisase adelante y
perdonase los hijos de los hebreos, al paso que siguiese ma-
tando los de los Egipc los .
Finalmente, los Hebreos recibieron la orden ele renovar
cada aéo la prisma ceremonia para herpet~.iar la memoria
(le haberse libertado prodigiosamente ciel Egipto, y haber
pasado cl Mar Rojo : debian abstenerse de corner han fer-
mentado en toda la octava de esta fiesta, y no romper iiin-
gnuo de los huesos del cordero . La obligacion ele celebrarla
estaba tan severamente encargada, que cualquiera que descui-
dase su celebracion debia ser condenado ó tniierte : Nˆmer .
cap. 9, y . 13 . Era una ele las grandes solemnidades de los ju-
dáos , y no se podia participar ciel festin del cordero sin es-
tar circuncidada . Esta fiesta se llamaba tambieu la de los
(áci/nos . Con ci tiempo aéadieron los judáos muchas obser-
TOItiU vil . 69

546 PAS
tiaucias minuciosas é las que estaban espresamente manda-
das por la lev : Reland, Antiq . Swcr . Vet . Ileb . pég . 220 .
Los Hebreos comieron la pascua por segunda vez e n el
desierto de Sinai al aío despees de su salida de Egipto
: Nóm .
cap . 9, v . 5, y Josuß les mandÁ celebrarla al salir del desier .
to para entras' en la tierra de proniisirnl : Josuß cap . 5, y_
i o . De este nodo se observÁ esta cerelnouia (le un aálo para
otro por testigos oculares ele los acontecimientos que ella plis .
ina testificaba, y por lus prrulogßnitoS de las familias clue
h rbiau sido preservados de la espada del éngel esterminador .
Lees estaba uiandado que instruyesen cuidadosamente é sus
hijos en las razones y en el sentido ele esta fiesta religiosa :
Is'xod. cal . 12 v . 26. Por lo mismo en nac†a se parece é las
fiestas que celebraban los paganos en memoria ele sucesos fa-
lLulosos, porque estas no hab†an sido instituidas al tiempo
ele los acootecinnientos sino muchos siglos despees ; no ha-
blan sido observadas por testigos oculares ele los hechos, por
consiguiente solo testificaban la creencia p†iblica ; pero esta
creencia no se fundaba en ningun testimonio autßntico, y
la de los jud†os se fundaba en la deposicion ele testigos orn-
lares ele los hechos . Es tin rasgo de su mala fß el empello d e
los incrßdu!os en no conocer esta diferencia .
Con mucha razon nos muestran los autores sagrados una
imé^cn ele Jesucristo en el cordero inmolado para la Pascua,
cuya sangre liab†a preservarlo é los hijos de los hebreos de la
espada del óngcl es ter niinador . El es en efecto la v†ctima in-
molada en la cruz, que con su sangre salvÁ cl gßnero huma-
no de los golpes de la justicia divina, y le libertÁ de tina es-
clavitud mucho nias cruel clue la ele los hebreos en el Egip-
to . Tambien se llama en cl Evangelio el cordero ele Dios
que quita los pecados del inundo . Sarl Pablo dice que fue
inmolado para ser nuestra pascua : j . 2 Eppist . ri los Corint ., cap .
é, v . ‡ . Un Evangelista nos Lace observar que no rornpie-
PAS 547
ron las piernas é Jesus crucificado, porque del Cordero .
Pascual estaba escrito , izo quebrantareis sus huesos : Evang
de S . Juan , cap . 19, v. 36 . Es muy singular que el Salva-
dor haya muerto precisamente el mismo din que los israeli-
tas habian salido ele Egipto, y que desde lo alto de su cruz
estuviese viendo los preparativos que se hac†an en Jerusaleu
para el (lia del sébado , y para los saeriIleios que le reprc-
sentaban . Segun una tradicion antigua de los jud†os, eu este
mismo din labia trecho Dios alianza con Abrahan, y le anun-
ciÁ el nacimiento ele lscac : Reland, Ibid. pég . 23`r.
Los Evangelistas nos enseían que Jesucristo celebrÁ esta
fiesta nias ele una vez durante su precio : a vida : en ella ven†an
los jud†os d, todas partes é Jerusalen . Tambien nos aseguran
que celebrÁ la Pascua con los disc†pulos la v†spera de su
muerte, aunque sustituyÁ é esta cerelnouia otra niuclro rias
augusta , que es la ele la Eucarist†a, Á el sacrificio (le su cuer-
po y de su sangre . A la verdad , si la Eucarist†a'no fuese mas
clue una simple figura, ser†a menos espresiva y menos per-
fecta que la del Cordero Pascual ; pero estando realmente en
ella el cuerpo y sangre de Jesucristo, claro esté que ella es
la realidad clue sucede é las figuras , y que Jesucristo dijo
cou verdad hablando del caliz que presentaba é sus disc†pu-
los : esta es la sangre de una nueva alianza .
Puro se disputa siempre si Jesucristo comiÁ realmente
el Cordero Pascual con sus disc†pulos la v†spera de su muer-
te. La principal razon de los que dudan es que en el Eran-
gelio de S . Juan cap . i$, v . 23 se dice que cuando Jesu-
cristo fue presentado é Pilatos . no quisieron los jud†os entrar
en el pretorio , temiendo mancharse , porque quer†an comer
la Pascua . Por consiguiente en aquel dia debian corner el
Cordero Pascual, y no es probable que Jesucristo le hubie-
se comido la v†spera Á veinte y cuatro horas antes del ‡no-
zlrcnto fijado por la lev . As† piensa Caltnet en una diserta-

5 .. 8 ' PAS
clon que escribié sobre este objeto ; pero se le Lizo ver cil e
esta opinion es contra muchos testimonios espresos (l e los
Evangelistas : Biblia deAvií(ou, tous . t3, pig . `F3o .
El P. J.Jardouiu piensa que los galileos acostumbrados ó
celebrar la Pctsc~aa. nn dia antes que los ciernas judßos, y que
Jesucristo, natural de Galilea, igualmente clue sus Apéstoles,
la celebraron segun la costuuil~re de sus compatriotas ; pero
esta conjetura uo estó suticicutetnente probada .
Otros creen gire Jesucristo comié el Cordero Misci al
cuando torlos los judßos ; pero (lue los sacerdotes ele Jerusalen
retardaron en aquel aÁo por espacio ele veinte y cuatro ho-
ras la celebration de la Pascua, bien porque ci dia siguiente
era sóbado y gttisierott hacer la ceremonia al principiarse
este dia, é bien por alguna otra razon clue ignorarnos .
Para esplicar las palabras ele san Juan, no hay necesidad
de recurrir ó estos espedicutes. El misrno D . Calmet reconoce
que la palabrá Pascua se toma en muy diferentes sentidos en
la Sagrada Escritura . Significa t .† El paso del óngel estermi-
nador, y ‡~tc es el sentido nias literal . 2 .† El Cordero que se
inmolaba . 3 .† Las tiernas victimas y sacrificios clue se ofrc-
cian al (lia siguiente . Cf . † Los ßtciutos é panes sin levadura que
comidu durante los siete dias de la Gesta . 5 .† La vßspera y
los siete dias (le esta tnisnta fiesta . Atiadi.tnos G,† el gran só-
bado que cala en uno de los siete Bias : Evung . cle sun Juan,
cap . 19 , v . 3 t . Asß Parasceve Pascltce, ibid . v . 14, no sign1-
flea la preparacion ele la comida del Cordero, sino la prepa-
racion del sóbado que cala cn la octava . Por cottsiguicute,
cuando se elite en el cap . te, v . 28, que los judßos ternie-
rˆt ,mancharse , porque gncrian comer la P~rscua , esto pne-
de airs' bien entenclerse cri el tercer sentido ; esto es, de las
vßctimas que debian ofrecerse en sacrificio aquel dia .
En cuanto ó lo que (lice D . Calmet, que no es creible
que los judßos hubiesen hecho prender ó Jesucristo , le bu-
P A S 5 49
Mesen condenado y crucificado el viernes, si este dia hubie-
ra sido el primero de la solemnidad de los ócimos ; no tieue
preacute que uo estaba nianclado ó los judßos el uo, trabajar
eu (los ellas consecutivos, ~- clue cl dßa siguiente era sóbado,
1)01 lo misrno uo deln .r principiar cl descanso de la Gesta
ele actuel aíio basta la tarde del vieilles é al ponerse el sol .
Se sabe ademas que cuando se trataba de satiE:f,rcer una pa-
sion violenta , los judßos riada teman ele escru pulosos .
Tambicn se halla diticultad en averiguar cu ßntas Pus-
crurs celebré Jesucristo desde el principio de su in edicaciort
hasta su muerte : unos oteen que celebré tres, otros cuatro, y
otros cuentan basta cinco . Lo cierto es que cl Evangelio cuen-
ta tres, y no utas : este es el dietómen utas seguido pot los
antiguos, y por consiguiente cl que todos debemos seguir .
PASCUA . Fiesta que se celebra en la Iglesia, en memo-
ria ele la Resurreccion (le Jesucristo . Se le (lié este nombre
por,ltte sucedié muchas veces en los primeros tiempos el
celebrarla cuando los judßos estaban en la celebration ele su
Pasos, .
Los monumentos mas antiguos nos aseguran que esta so-
lemnidad es tan antigua como el cristianismo, que fue ins-
tituida en tiempo ele los Apéstoles, testigos oculares de la
Resurrection del Salvador, quienes viviendo en cl mismo
lugar donde habla sucedido este gran milagro , tuvieron la
mayor facilidad en convencerse (lei hecho : por consiguiente
no pudieron consentir en solemnizar esta fiesta, sino porque
estaban irresistibleurente convencidos de la verdad ciel irh-
laortat~te suceso que atestiguaba esta festividad . Se debe pites
discurrir de ella como de la Pct.scua de los judßos respecto ó
los hechos que recordaba .
Desde los primeros siglos fue mirada esta fiesta como la
mayor y usas augusta ele nuestra religion , ocupaba los ocho
dias que llatnmmos Semana Santa y coda la octava de la Re-

55o PAS
surreccion . En esta Gesta se administraba con solemnidad el
bautismo é los c ía tecóumeuos, I s fieles p .trticipaban ele los
santos misterios cou mas frecuencia y fervor que en los de-
nlas tiempos del aßo ; se daban en ella abundantes limosnas ;
se introdujo taulbien la costumbre de manumitir en ella los
esclavos, y muchos emperadores mandaron que en aquellos
Bias se diese libertad é los presos por deudas Á por delitos
due no trastornaban el orden l~áiblieo cáe la sociedad . Final-
mente, se preparaban para celebrarla, como se Hace hoy con
el ayuno soluttliie de 4o .láas que Ilarnanu)s Cuaresnect .
En el siglo ii hubo variedad en las diferentes iglesias en
cuanto al modo de celebrar la Pascua ele R surreccion . Lu el
Asia Menor la celebraban como los judáos, (1 14 ele la luna
ele marzo ; pero la Iglesia Rumana, las del Oeeideute y las de
otras partes del mundo la celebraban el domingo siguiente .
Los asiéticos pretendian haber recibirlo su préctica ele san
Juan Evangelista y sau Felipe, y los Occidentales, y todos lus
ciernas ;tleg .than en su favor la autoridad de sau Pedro y sate
Pablo : parece que esta variedad durÁ hasta el concilio de
Nicea a†o ele 3a5 .
Para comprender el verdadero objeto de la disputa , es
preciso saber : 1 .‡ Que para imitar el ejemplo ele Jesucristo los
cristianos del Asia _Menor acostumbraban é comer un cordero
la tarde del dáa 14 ele la luna de u irzo, corno lo hacen los
judáos, y é este convite le daban el nombre de Pascua . Dicen
que esta costumbre subsiste aun entre los armenios, los coftos
y otros cristianos ori .eutales . l .‡ Desde aquel momento mu-
chos quebrantaban el ayuno (le cuaresma aunque otros le
observaban los clos dias siguientes ; pero por lo menos este
convite servia de interruption al ayuno . 3 .‡ Se usaba constan-
temente, como en nuestros (lias, el celebrar la fiesta de la
Resurrece ion de Jesucristo é los tres dias despees del convite
de la Pascua, y asá cuando el dia 14 ele la luna no caáa en
PAS 551
jueves, la fiesta de la Resurrection no podia celebrarse en
domingo, que es el (lia eu clue resucitÁ Jesucristo . 4 . ‡ En
Roma , en todo el Occidente y en todas las iglesias, escepto
las ciel Asia Menor, sn=pendáan lus cristianos el convite ciel
Cordero Pascual hasta la noche del sébado, Dara juntarle con
el ,ozo del misterio de la Resurreccion ; y é esto alude el
prefacio due se cauta en la benclicion del Cit lu Pascual,
cuando eu ˆl dice el celebrante : "en esta noche fue inmola-
do el verdadero Curtlero, con cuya sangre se co .tsaararou
‰las caras ele los fieles ." Pur esta razor ai gitáan é los asiéticos
clue no convenia é los cristianos confer la Pascua con los jn-
dáow, quebrantar el ayuno de cuaresma antes ele la fiesta ele
Resurreccion, ni celebrar ˆsta en otro dia que en cl do-
mingo .
Citando se dice que los asiéticos celebraban la Pascua
el 14 de la pina de marzo, esta espresion solo significa que
comáan el Cordero Pascual , nets no clue celebraban la fiesta
(le la Resurreccion . El P. Daniel, ele la Compaßáa (le Jesus,
ilustrÁ esta materia en una disert avion sobre la disciplina de
los Cuarto-decíi tnauos due escribiÁ el aßo ele 1724 . : Recueil
ele ses Ouvr(rges, tom . 3 . Lo mismo probÁ rrlo .heini el arŠo
de 1753 : Hist . Christ . sac. 2, S 71 .
Aunque esta diversidad de usos no interesa atendiendo al
fondo de la religion, no dejaban sin embargo de resultar al-
gunos inconvenientes . Cuando dos iglesias diferentes eu el
rito de esta fiesta eran vecinas, parecáa ridáculo clue la una
diese seßales esteriores (le alegráa, mientras la otra aun estaba
en el Into religioso ele la muerte del Salvador, ayunando y
haciendo penitencia . Esto podia servir ele escéndalo é los in-
fieles, y parecer una especie de cisma entre las dos iglesias .
Una fiesta tan solemne debia ser uniforme, y tanto mas cuan-
to sirve para arreglar cl curso (le todas las fiestas movibles :
Eusebio, De vitd Constant ., lib. 3, cal). 13 .

552 PAS
Iléc la el Ario de rS 6 ) 6o vino é Roma san Policarpo,
obispo de Esmirna, y conferencií sobre esta ir, , teria con el
Papa Aniceto ; y el resulta lo file que cada lino guardase la
préctica de st iglesia . Al fin de aquel si_ ;lo, y bJcia el aróo
r94, se volvií é renovar la disputa . Polßcrates, obispo ele
Efeso . Babia part1ciliado al Papa Victor su resolucion tonta_
da en nn concilio de con tinnar como antes relebrArtd ;1 la
Pascua el r4 de la luna de marzo ; este Papa sc irrití, corr-
gre í til, concilio, y tratí de eseomnlgar é los asrßticos : Err-
sebia, Dist . Todos ., lib . 5, cap . 23 y 24 . VÁanse las /1ctrts
dr Yctlois . San Ireneo, obispo de Leon , le escribií sobre este
objeto, vituperando este rigor, haciÁndole llre~errte lo lea<.-
ciclo ente los dos satitos obispos Aniceto y Poli carpo, v
coueluye diciendo clue la adhesion de los obispos ciel Asia
Menor é su antigua costiiinbre uo era un motivo justo para
producir un cisma 'ente las dos iglesias .
Se disputa entre los s .l- lips sobre si Victor se excedií en
cl celo sobre esta contoversia : toros, sinl~alarmente !os pro-
testantes, dicten clue eseomulní efectivamente 3 los asiéticos,
y due esta censura fue despreciada por los (lemas obispo- ;
otros dicen (lue se contentí con amenazarlos, y que Áste file
el sentido ele la eslpresion de Eusehio tratí de escomul~mlns.
Mosheinl piensa due este Papa separí é los asiéticos de su co-
artunion . y clue tratí de privarlos de la comuuion de los
demas obispos ; pero (ene estos no quisieron imitarle .
Como q uiera due sea, los protestantes tornaron esta oca-
sion para declamar contra el papa Victor : dicen que no tenia
ninguna itirisdiccion sobre los obispos del Asia, porque hasta
entonces se pensaba que la disciplina debia ser arbitraria, y
el objeto no era bastante `rave para merecer una escomu-
nion : este es tino de los primeros ejem111os de la autoridad
que se atrihnyce.ron los Papas sobre toda la Iglesia ; pero el
itoco respeto que merecií la censura de Victor, demuest ra
PAS 553
que la Iglesia lleví muy é mal esta pretension : Le Clerc;
Hist . Eccles ., aáo 194 y 196 .
Mas aretes (le condenar é este Papa, deberian é lo menos
convenir en los hechos que nos refiere Eusebio eu su hist .
Eccles ., lib . 5, cap . 23, 24 y 25 . r .† Este Pontßfice no obraba
por su propio movimiento : antes que Ál procediese contra los
asiéticos, hubo muchos concilios sobre este objeto, uno eu
la Palestina, otro en el Ponto, otro en Osdroene, provincia
de la Mesopotatnia, otro en las Gaulas, una carta escrita
por el obispo ele Corinto, y Victor obraba al frente de un
concilio ele Rorna : todos hablan decidido que no se debia
celebrar la Pascua con los judßos ; y uno de los cénones de
estos concilios se halla entre los cénones apostílicos en estos
tÁrminos : "Si un obispo, presbßtero í diécono celebra el
‡santo dßa de la Pascua, antes ciel equinoccio de la prima-
vera , como los judßos, sea depncsto : ‡ Ccßn ., 5, 7 ˆ 8 . Estos
concilios no miraban pues la cuestion corno indiferente ; y
ya no estaban las cosas en el mismo estado que en tiempo de
Aniceto y de Poliearpo, aunque san Ireneo podia muy bien
ignorar estas circunstancias cuando escribií al papa Victor .
z .† Ni Polßcrates, ni san Ireneo se acuerdan de acusar é este
Papa de que se atribußa una autoridad que no le pertenecia :
el concilio ele los obispos de la Palestina habla mandado clue
su carta sinídica se enviase é todas las iglesias : tic> dejarian
piles de enviarla é Roma, y esta carta asegura clue las del pa-
triarcado de Alejandrßa pensaban y obraban del mismo modo
respecto é la Pascua . ? ." Es evidente que la tradition en due
se fundaban Polßcrates y sits comprovinciales era del todo
apícrifa . Este obispo solo alega la costumbre que encontrí
establecida . San Juan y san Felipe, cuyo ejemplo cita, pu-
dieron haber tolerado esta costumbre sin aprobarla positiva-
inente ; y todas las definas iglesias alegaban una tradition con-
traria . Por lo mismo es falso que hasta entonces se pensaba
TOMO -†It . io

554 PAS
,que esta disciplina debéa ser aibitraria, como pretenden l os
protestantes . 4 .í La prueba ele que Victor obró con justicia
es que su modo de pensar fue confirmado por el concilio ge
. El verdadero Cordero Pascual ele los cristianos es Jesu-
neral de Nicea.
En el aßo ele 325 decidió este concilio que en adelante
todas las iglesias celebrasen uniformemente la Pascua el do-
mingo despuÁs del dia t4 ele, la luna de marzo, y no el unis-
nao dia que los judéos . Eusebio nos conserva el discurso (le
Constantiuo al concilio sobre esta materia : De vitct Constant .
lib . 3, cap . 18 . Esta práctica se hizo general . Los que no qui-
sieron conformarse con ella fueron desde entonces tenidos por
cismáticos y rebeldes á la Iglesia, y se les di†> el nombre de
cuartodecimanos, tetraslecatitas, protopascuitas, auclianos, cte .
Desde aquella Ápoca no hubo en las iglesias otra variacion
que la que pudo causar el falso cálculo de las fases de la luna,
y el uso de un ciclo defectuoso . Habla una cÁlebre escuela
de astronoméa y naatenaáticas eu Alejandréa, y el patriarca
de esta ciudad estaba encargado de notificar con anticipation
á las densas iglesias el dia en que cuadraba la Pascua : Ál lo
escribia al Papa, y este lo circulaba á todas las iglesias de
Occidente . En el dia piensan los protestantes que lo mejor
y reas saludable al cristianismo es la independencia ; al
contrario, en los primeros siglos gnerian el orden y la
uniformidad hasta en la disciplina, porque las variaciones
y las instituciones arbitrarias rara vez dejan de producir
errores .
Sabemos clue en aquel tiempo pasaban los fieles la naa-
}or parte de la noche de la Pascua orando en la Iglesia, y
esto se llamaba pervigiliuin Paschcc ; no separándose de la
Iglesia hasta el canto del gallo para entregarse al gozo y ale-
gréa mas inocente . No trataremos (le supersticion la costum-
bre de corner un Cordero Pascual en esta solemnidad : esta
práctica nada tenia de coniun con la de los judéos, porque
PAS 555
no se proponian otro objeto que el ele imitar el convite que
celebró Jesucristo con sus Apóstoles la véspera de su muerte .
cristo : " El fue inmolado, slice san Pablo , para ser nuestra
‡Pascua ; comámosle, no cou el antiguo fermento de malicia
‡y de iniquidad, sino con los ácimos del candor y do la ver-
"11(1 :‡ I-' Ppést . ci los Corirrt ., cap . 5, v . 7 . Por eso en adelante
cuando se resfrió la piedad (se los fieles, les impuso la Iglesia
nn precepto riguroso de la comunion Pascual : Bingham, Orig .
Eccles ., lib 2 0, cap . 5 .
PASCUAL . Lo que pertenece á la fiesta de la Pascua.
PASCUAL (el Cordero Era el que debian inmolar los
judéos en esta fiesta . VÁase Pascua .
PASCUAL (Canoa) . Es una tabla de las fiestas movi-
bles , y la llaman asé, porque la fiesta de la Pascua es la que
sirve de regla y base para saber el dia en que deben celebrarse
las otras fiestas .
PASCUAL (Cirio) . VÁase Cirio Paucual .
PASCUAL (Tiempo) . Es el que pasa desde el domingo
de Resurreccinu ó vésperas del sábalo anterior hasta el dia
(le la octava dei Espéritu Santo, ó cloininica (le Trinidad : es
un tiempo de alegria que la Iglesia consagra á la celebracion
ele la Resurrecciou de Jesucristo . El oficio divino es mas bre-
ve, y es muy frecuente la palabra Allelaya ; en todo este tiem ˆ
po no se ayuna ni se ora ele rodillas .
PASCUALES ( Gartas) . Son las que el patriarca de Ale-
jandréa enviaba á los otros metropolitanos para seßalarles el
clia en que debian celebrar la fiesta (le Pascua : estaba encar-
gada esta comision á este patriarca ; porque en la escuela de
Alejandréa era donde se formaba el cálculo astronómico para
saber en quÁ dia cuadraba el 14 de la luna de marzo .
PASIBLE . Capaz de sufrir ; asé como impasible significa g
lo contrario . Los asas antiguos laereges, los valeutiuianos, los

55' PAS
gnésticos, los cerdonianos y los marciouitas no pudieron per-
suadirse de que el Hijo de Dios se hubiese revestido de una
carne posible, y de que realmente hubiese padecido . Unos
distinguieron í Jesus del Hijo de Dios, y dijeron clue el
Cristo, Hijo de Dios , habóa bajado í Jesus eu el mom en to
de su bautismo, y que se retiré de ßl en el momento de su
pasion ; otros dijeron que el Hijo de Dios no se habia reves-
tido sino de una carne aparente, y que no padecié y murié,
ni resucité sino en la apariencia .
El apéstol san Juan en sus Epóstolas condena í los unos y
í los otros . Eu la i .a, cap . i, v. i : "os anunciamos, dice, lo
Áque leernos visto, lo que liemos oido, lo que liemos tocado
Ácon nuestras ruanos, respecto al Verbo ele vida .Á Por consi-
guier3r e, no se redujo í simples apariencias . En el cap. 2,o 22:
"el que niega, dice, que Jesucristo es el Cristo, es un impostora
Yen el cap . 3, v. 16 : "nosotros conocemos, dice, el amor que
ÁDios nos tiene, porque dio la vicia por nosotros ." Por eonsi-
guiente,Jesus y el Hi jode Dios no son clos personas distintas . Y
en el cap . 4, v. z : "todo espóritu, dice,que confiesa queJesu-
Ácristo vino en carne, es de Dios ; pero el que divide í Jesu-
Ácristo , no viene de Dios, y es un Anticristo . Á Los Padres
de la Iglesia , singularmente san Ireneo y Tertuliano, refutaron
í estos hereges, e hicieron ver que si el Hijo de Dios no hubiese
realmente padecido, no seróa nuestro Redentor, ni nuestro
modelo ; nos hubiera ciado malósimo ejemplo, queriendo pa-
recer lo que no era, y figurando que sufria, lo que realmente
no sufrié ; no estaróamos obligados í manifestarle nuestro re-
conocimiento ; y todas las predicciones de los profetas respec-
to í la pasion del Hijo de Dios serian falsas . En cuanto í lo
clue decian estos hereges, que es indigno de Dios padecer,
cubrirse de oprobios y morir en una cruz, les responde Tertu-
liano que nada es aras digno de Dios gt .ue el salvar í sus cria-
turas, ß inspirarlas amor, reconocimiento y valoren las penas
PAS 557
de esta vida, con el esceso mismo de lo que sufrié por ellas .
La senda tortuosa que tomaban estos disertadores para
fundar su sistema, demuestra que no tenian valor para con-
tradecir el testimonio de los apéstoles, ni para poner en dis-
puta los hechos referidos por los evangelistas . Si el Hijo de
Dios parecia que habla nacido y vivia como los lemas hom-
bres ; que padecia hambre, sed, los ultra-es y el suplicio ele la
cruz : que habóa muerto í vista de los judóos , y que des-
pues habia resucitado y vivia como antes, se seguóa que
los apéstoles no eran unos impostores , publicando todos
estos hechos, y clue no decian mas que lo que habian visto,
oido y tocado con sus manos : por consiguiente, este testi-
monio era irrecusable . Sin embargo, estos* primeros hereges
vivieron al verificarse los hechos, porque eran contemporí-
neos de los apéstoles y sus conocidos. No habia pues enton-
ces en la Judea ni en ninguna otra parte ningun testigo ni
prueba de la falsedad de los hechos que publicaban los apés.
toles ; por lo mismo era preciso que estos hechos fuesen irre-
cusables, y tuviesen el mas alto grado de notoriedad . Esta es
una reflexion que ya liemos hecho tras de una vez, y í la
cual jamas han podido responder los incrßdulos . Algunos
arguyeron corr frialdad , que segur muchos antiguos hereges,
no murié Jesucristo . En estas pocas palabras hay dos super-
cheróas : i .' Los hereges que distinguieron í Jesus del Hijo
de Dios no negaron que hubiese muerto . 2? Los que no
distinguóan estas clos cosas, confesaban que Jesus , Hijo de
Dios, habia muerto por lo menos en apariencia, y de una
manera suficiente para persuadir í todos los hombres que
habia muerto real y verdaderamente . áQuißn habia revelado
í estos hereges que todas estas cosas no eran mas que puras
apariencias? Los incrßdulos de nuestros Bias no estan de
mejor fß clue los de los primeros siglos .
PASION DE JESUCRISTO . Se dí este nombre í lo que


SS8 PAS 559

PAS
padeci :
en
bré ; esto co ;
cun
es, por . es
sen
"Predi
ta,
Ádalo
la imagen y la realidad . Pudiendo sustraerse al furor de sus
os de 0i ele
enemigos, los aguarda : dc
Ápoder :" I'pósi . i .' ß los Corint .,
Dios
cad , se somete
cap . t, v . 23 . Esta ß s
r
modo m
se les dß ß a s c
pasion . del Salvador . , los judóos no pudieron per- En
los , y lo que
suadir
puede.
y ; cruc Pre sin
tecimi . Celso, Ju . con Cristo Hijo de Dios, y ásta
liano, Porfirio y los demas filésofos paganos reprendóan en fue . Eniregado ß los solda-
los dos cr
ß ; y despues eleun diez y lid : na j
siete . tra ; nada quiere
Nosotros resliondemo~ ß todos ellos que la ignominia de hac
la mue
una . Caminando al Calvario , a
Resurr de . Despues de
se : que sn pasion le
cru
era : cri ne . Despues (le tres ho-
era . ras pr , di
plo aso :ó la , todo e : re-
de ele sumision ß Dios, de valor y ele humildad . coi
pac
Sus Padre, y exhala el íltimo
di suspiro . :li-
modelo, y no gio eta , d
nado ß sufrir por toda su vida . ofi
Des e
los resta tambi era ho : san Mat., c . 27,
se†ase v. 54 . N
. , y Jes
nosotr cir .
tiempo de su pasion . Tal
4 que . Si ásta no es fiel, ‡ quián
l mismo

56o P A S
les inspiré una pintura tan sublime de un Dios que muere
por la salud de los hombres?
Es verdad que habia sido trazada mucaro tiempo antes .
Isaías 75o aóos antes ele este acontecimiento , y David tres
siglos mas antiguo, pintaron al Mesías padeciendo con log
mismos rasgos que los evangelistas . Jesucristo pronuncié en
la cruz y se aplicé ß sí mismo las primeras palabras del Sal-
teo 2 t, que contiene los mas visibles rasgos de su pasion .
. En el v . 2 dice : "Dios mio, Dios mio, Ácémo me ha-
ábeis desamparado? (Áß qu† tormentos me abandonasteis?) A
ápesar de mis clamores, aun estß lejos de mí el momento de
ámi libertad. En el v . 5 nuestros Padres, dice, esperaron en
ávos , .y los libertasteis, os invocaron y los habeis salvarlo :
áv. 7. Yo soy un gusano de la tierra, mas bien que un hotn-
ábre : soy el oprobio ele mis semejantes y la escoria de la
áplebe : v. 8 . Todos los qne ven mi situacion me insultan, y
áme llenan de ultrages : v . 9, dicen, ya que esperé en el
áSeóor, que le libre y le salve si verdaderamente le ama :
áv. 12 . No os alejeis de m.í porque nadie me asi,te : v. r 8,
áMis enemigos, como animales furiosos, me rodearon, y se
áreunieron contra mí, y horadaron mis pies y mis manos .. . .:
áv . 19. Contaron todos mis huesos , y me consideraron con
áun gozo cruel . .. . : v . 20 . Dividieron entre sí mis vestidos, y
ásobre mi t‡nica echaron suertes. ... : v . 26 . Sin embargo,
ávos sereis ˆl objeto de mis alabanzas , y os ofrecer† mis vo-
tos en la numerosa asamblea de los que os temen . ... : v. 28 .
áTodas las naciones de la tierra se volverßn hacia vos, ven-
ádrßn ß adoraros, y sereis su Rey y su Seóor . . . . : v . 31 . Os ser-
áviré mi posteridad , esta nueva raza os pertenecerß , y se
ádirß que el Senior es quien la fortné .á
Los que entienden el hebreo no tendrßn ß mal el modo
con que traducimos el versículo 2 ; y nos parece que en
boca de David ni en la ele Jesucristo no era una repretnsion
PAS 56z
contra Dios, sino una sencilla esclamacion por el rigor de los
tormentos que sufrían . Se sabe que los judíos para torcer
el sentido del v . 17, cambiaron una letra en el hebreo , y
que poniendo cdri en lugar de cara , en vez ele leer hora -
daron huis pies y rnis ruanos, leen corno ara leona mis pies y
huis ruanos : lo que no hace ntnguu sentido, y contradice la
version ele los setenta . Jamas pudo David decir de sí mi-uno
que sus enemigos hablan contacto sus huesos, hablan parti-
rlo sus vestiduras, y hablan echado suertes sobre su tíinica :
pero los soldados cumplieron esta profecía con Jesucristo :
San Mateo, cap. 27, Y . 3~ ; Tvang . de San Jucnz, cap . 19,
v. 24. . La profecía de la conversion de las naciones por el
ministerio del Mesías se verificé ele una manera la mas con-
vincente .
La de Isaías merece referirse toda, porque mas bien pa-
rece una historia que una profecía . En el cal) . 52 despues
ele haber anunciado ß los judíos su libertad del cautiverio ele
Babilonia, dice en el v . r3 : `'Mi siervo tendrß el clon de sa-
ábiduría , se elevarß, prosperarß y serß grande : v . 14. A . la
ámanera clue muchos se llenaron de asombro con vuestra
ásuerte , así serß ignoble y desfigurada ß la vista de los horn-
ábrcs . 1 S. Purificarß muchas naciones : los grandes ele la tier-
ára callarßn ß su presencia , porque vieron al clue no les ha-
ábia sido anunciado ; y aparecié ß los ojos de aquellos que no
áhablan oído nombrarle .á
En el cap . 33, v . i . ÁQui†n creerß lo que nosotros anun-
áciamos ? Á A qui†n se dié ß conocer el braco clel Seóor?
á> .‰ Crecerß como nn d†bil vßstago que sale ele una tierra ßrida ;
áno tiene esplendor ni belleza : ncsorros le liemos visto, y
áapenas se le podia mirar . 3 .‰ El es el despreciado, el ‡ltimo
áde los hombres, y el varon de dolores ; esperimenta las
áenfermedades, oculta su semblante, y no nos atrevemos ß
ámirarle . 4 .‰ Šl sufrié verdaderamente nuestros males, y so-
TO ..1O viI . 7I

.562 PAS
éportí nue tros dolores : nosotros le hemos equivocado con
éuri leproso, con un hombre herido por Dios y puntilla lo,
é= .ó Estß hernio por nuestras iuignidades, y acardenalado pur
énuestros crÁmenes , el castigo que debe darnos la paz c a_
éyí sobre ál , y nosotros gnerlatuos sanos corr sits heridas .
é6 .ó Nos hemos todos descarriado como un rebal†o errarirt , ,
écada uno se separí flor su lado, y el Se‡or reunií sobre,
éál las iniquidades de todos nosotros . -7 .ó Fue oprimido y A l .
égido, y no abrií su boca, fue conducido ß la muerte como
runa vÁctima, y eumudecií como un cordero cuando le
étrasquilan . 8 .ó Fue libertado ele las prisiones y de la sen-
étertcia que le condena , ˆquián podrß revelar ~ ; u origen? Le
étorraron de la tierra de los vivientes , y fue herido por los
épecados de su pueblo . 9 .ó Su muerte serß entre los impÁos,
éy su sepulcro entre los ricos, porque no cometií iniquidad,
éy la mentira no salií de su boca . lo . Quiso Dios lierirle y
Y lLlacfern .lii contra la Justicia Divina : violentan todas las pala .
éconsumirle . Si dß su vida por vÁctima de‰ pecado, vivirß,
étendrß una posteridad numerosa , y cuntlllirß con los de-
ésignios ciel Se‡or . ti . Porque sufrií volverß ß la luz, y se
écubrirß (le felicidad . Ali siervo justo en sÁ rnisnro darß la
éjusticia por su sabidurÁa ß los ciernas, y soportarß sus ini-
équidades . 1 Por eso le dará yo una parte entre los gran-
des de la tierra : ál levantarß los despojos de los ladrones,
épŠrdtle s‹ entregí ß la muerte , le pusieron ere el nŒmero
éde los malva h s , lleví los pecados de la riiuliittd, y orí
épor los pecadores .
v . i . Alágrate, u~nger estáril ; que no rares, y
écanta un cßntico ele alabanza por tu felicidad futura . . . v . 5 :
écl Santo de Israel que os redime, serß reconocido por Dios
éen toda la tierra, &e .é
Hay una conformidad visible entre esta profecÁa y el Sal-
nmo ti‰ : en este y en aquella vemos ß un justo reducido al
colino de la liurtiillaciou y del dolor ., clue sufre con paeien-
PAS 561)
cia y con confianza en Dios, clue deshu s se colma de gloria,
y proporciona para Dios un nuevo pueblo formarlo (le todas
las naciones . En cuanto ß lo que a‡ade IsaÁas due Dios pu-
so sobre este justo la iniclni,l,i,l de todos nosotros ; que fue
herido por nuestras iniquidades , acardenalado por nuestros
CrÁmenes, y que nosotros nos Cufantos con sus heridas , cpte
padecií por los pecados del pueblo, y clue tonic sobre sÁ las
iniquidades ele la multitud, &c ., i r fiel con sobrarla clari-
dad al Salvador ele los hombres, de molo clue nadie puede
desconocerlo . Por lo tnisino no es estrado que los Apístoles
y Evangelistas hubiesen aplicado est is espresiones ß Jesucris-
to : los antiguos doctores judÁos las aplicaban rambien al Me-
sÁas : los que en nuestros (-‰las dicen que allÁ no se trata de nn
hombre, sino del pueblo judßicí, y sostienen que Dios los
castiga en la actualidad por los pecados de otras naciones :
bras, y contradicen la trarlicion constante de todos sus doctores .
No debemos sorprendernos de que los Apístoles, presen-
tando en una mano ß David y ß IsaÁas, y en lu otra la nae •
raciou de los Evangelistas apoyada con la notoriedad de los
hechos, hubiesen convertirlo ß todos los judÁos y gentiles qte
quisieron oÁrles con atencion, y deseaban la verdad con bue-
na fe . Mucho mas digno de admiracion serÁa que quedasen
tantos en la incredu{idad, si los ejemplos que tenerlos a. la
vista no nos hiciesen conocer por desgracia hasta donde pre-
den ligar la terquedad y la locura de los hombres , cuando
resuelven eu su corazon no creer riada,
Nuestros filo solos incrádulos nunca se tomaron el traba-
jo de considerar con alguna ateneion la conformidad que hay
entre las profecÁas y las circunstancias de la pasion del Salva-
dor :, se [tan contentado con estraer los absurdos comentarios
(le los judÁos, sin embarazarse en lo ridÁculo que parece el
clue sigan las lecciones de semejantes maestros .

564 PAS
Para debilitar la impresion que debe hacer sobre todos
los hombres sensatos la historia de la pasion trazada por los
Evangelistas, formaron el empeéo de disfrazar algunas cir-
cunstancias, censurando algunos hechos ntiuuc'osos , y bus-
cando pretendidas contradiciones entre las diferentes narra-
ciones de los cuatro Evangelistas . Si quisieran leer una Con .
cordia de los Evangelios, se convencerian de la inutilidad de
su trabajo .
Insisten sobre la agonía de Jesucristo en el huerto de las
olivas : que en esta ocasion manifestó el Mesías una debili-
dad indigna de un hombre valeroso . Nosotros sostenemos
que hay mas espíritu y valentía en presentarse con pleno co-
nocimiento ß sufrir los trabajos despues de haberlos nmedita-
do, y superando la repugnancia ele la naturaleza, que en cor-
rer ß ellos por aturdimiento , y fingiendo arrostrarlos . Para
desconcertar Jesucristo todas las medidas de los judíos, y sus-
traerse de sus roanos, corno mas ele tina vez lo Sabia hecho,
no tenia tiras que quererlo, Si en lugar de ir, segun costum-
bre, al huerto de las olivas, hubiera ido ß Betania ó ß otra
parte, no hubieran podido encontrarle los judíos : y si hubie-
ra ido ß predicar ß los gentiles, sus milagros hubieran for-
mado un partido capaz de hacer temblar ß la sinagoga .
Los censores del Evangelio dicen que Jesucristo habló
con poco respeto al Sueno Sacerdote Caifßs : que no declaró
eon precision sir divinidad, y que herido con una bofetada,
no puso el Otto carrillo, segun lo haba mandado . Basta leer
el testo de lo ; Evangelistas para convencerse (le que la res-
puesta de Jesucristo ß Caifßs eu nada se opouia al debido
respeto, y que fue una declaracion espresa de su divinidad :
clue el consejo de los judíos la consideró de este modo,
porque por ella condenó ß muerte ß Jesucristo corno blasfe-
mo. Nu era aquel lugar oportuno para presentar el otro car-
rillo y recibir un nuevo ultrage, porque estaba ante el tri-
PAS 565
bunal de los magistrados judíos, cuya primera obligacion
era la de impedir y castigar los ultrages .
Estos mismos críticos aéaden : Ácómo permitió Dios que
Pilato queriendo salvar ß Jesus, fuese bastante debil para
condenarle, aunque inocente? Nosotros respondemos clue
Dios lo permitió, así como permite todos los lemas crímenes
que se cometen en el mundo .
Dicen qua Jesucristo eu la cruz se lamentó de haber -si .
(lo abandonado de su Padre, y C_ilviuo se atrevió ß decir
que las priareras palabras del Salmo a r que pronunció en-
tonces Jesucristo, espresaban la desesperacion . Pero el modo
con que hemos traducido literalmente estas palabras demues-
tra clue no espresaban una queja ni una reconversion , y sí
solo se reducian ß una esclamacion sobre el rigor ele los tor-
mentos que sufría cl Salvador : áDios mío, Dios mio! Á por-
qu† ene hobeis abandonado ? áPara qu† tormentos me ha .
beis reservado) ÁQu† seéal de impaciencia, de descontento y
ele desesperaciou vemos en estas palabras? Por otra parte,
cuando Jesucristo las pronunciaba se aplicaba las ele este sal-
ino, haciendo ver que sus dolores eran el cumplimiento de
esta profecía . Despues de haberse verificado todas las circuns .
tancias gritó Jesus diciendo : todo estß, consumado .
Pero nuestros adversarios sostienen que hay contradicion
cruci-
entre los Evangelistas . San Marcos dice que Jesus fue
ficado ß la hora ele tercia, esto es, ß las nueve ele la nrtr‡ana;
y Sari Juan asegura que lo fue ß la hora de sexta ó ß medio .
dia . Seguir San Mateo y San Marcos los caos ladrones crucifi-
cados con Jesus le insultaban :, y segun San Lucas solo uno
al Salvador .
i n jurió
No hay mas que comparar el testo de los Evangelistas
para que desaparezca la contradiccion . San Marcos en el
cap . 15, v . 2 5 dice : era lea hora ele tercia y le crucificaron ;
en lo que se debe entender que se disj,ltsierora ca crucificar~

566 PAS
le . Los verséculos siguientes prueban q ue pasaron muchas
cosas antes clue Jesus fuese conducido al Calvario y puesto
en la cruz . San Juan en el cap . 19 ele su Evoiig , v. t4 y
6, dice que cerca ele la hora de sexta dijo Pi lato í los ju
déos : ahé teracis í vuestro rey, y que se le entregó para ser
crueilicado . No era pues aun la hora (le sexta y solamcu1 e
principiaba í correr : su principio era desde las nueve ele la
maßana .
En cuanto í los ladrones solo se sigue que la narration
de San Lucas es mis exacta due la (le los dOs primeros Evan-
ge li s t as ; p,rrquc iefere el arrepentimiento del buen ladron,
del ellaÁ Álo baldan los otros .
Eu el concepto de los incrádulos no pudo suceder nn
eclipse al tiempo ele la muerte del Salvador, y los judéos no
vieron ninguno ele los milagros clue refieren los Evangelis-
tas, porque no se lean convertido .
Tampoco hablan los Evangelistas ele un eclipse, sino de
las tinieblas que cubrieron toda la Jadea, y las tinieblas pu-
dieroa haber sido efecto de una nube espesa . Sul Lucas dice
espresaineute (lue muchos (le los due fueron testigos de la
muerte de Jesucristo, se volvieron díndose golpes de pe†}lo en
seß il de arrepentimiento y conversion . Ln cuanto al enclu
reeialiento de muchos judéos, 110 ache sorprendernos mas que
el de los incrádulos (le nuestros (lias .
Dicen que hubiera sido mejor que Dios perdonase el pe -
cado ele Adan , que castigarle (le un modo tan terrible en la
persona de su hijo . Nosotros sostenernos que fue mucho nie
jor que Dios le hubiese castigado de este modo para dar í los
hombres una idea de su ju-,ticia, inspirarles horror al pe-
cado, y preservarles de ál .
Aun cuando las objeciones que acabamos ele examinar
fuesen mucho toas sólidas, ‡serian capaces ele oscurecer los
rasgos de divinidad clue unauifestó Jesucristo en su palio n v
PAS 567
muerte , la claridad con clue verificó las profecéas, el triunfo
de su resurreccion, y el prodiíio deÁ Inundo convertido por
la predicacion ele un Dios crucificado? Este prodigio aun
subsiste despues de roas (le 1800 aˆios con inengtta de los
esfuerzos de los incrádulos de todos los siglos , y subsistirí
mientras durare el universo . Habla dicho Jesucristo : cuando
yo fuere lcv notado sobre la tierra, todo lo atraerá í mi :
cumplió su palabra, y cumplirí la que dió de estar con su
Iglesia hasta la consutnacion (le los siglos .
El mejor medio de saber si su pasion y sus trabajos fue-
ron in‰tiles, excesivos á indignos ele Dios, es juzgar por los
efectos : la Pasion ciel Seiˆor inspiró í los Apóstoles y í los
primeros cristianos aliento para sufrir el martirio, sostiene
las almas justas en sus penas, convierte con frecuencia los
pecadores, y endulza las angustias de la muerte, lo cual es
mas que suficiente para justificar sus padecimientos .
Nuestros profundos filósofos se atrevieron í compararlos
con k clue atribuéan los paganos í muchos de sus dioses . Es
bien estraßo, dicen, que los Padres ele la Iglesia acusasen
por esto í los paganos, y quisiesen avergonzarlos, teniendo
estos derecho para redargiiirlos con el mismo argumento .
Asé lo hicieron , y si no váase í Celso ; pero no costó mu
ello trabajo í Orégenes el satisfacerle . Saturno no tuvo mucho
gusto ext ser destronado, mutilado y desterrado por su hijo ;
ni J‰piter en ser combatido por los titanes ; ni Prometeo en
que le cargasen de cadenas en el Cíncano, etc . Todas estas
aventuras, lejos de inspirar í los hombres angor í la virtud
Y horror al crimen, eran lecciones muy escandalosas ; y eu vez
(le proporcionar algunas ventajas al gánero humano , solo
sirvieron para pervertirle . Ya hicimos ver que sucede todo
lo contrario con la pasiou del Salvador . El habla dicho : 'lo
tengo potestad para ciar mi vida , y tengo potestad para
volver d tomarla : en efecto, la volvió í tornar resucitando por

563 PAS
su propia virtud ; y con el misterio de su crucifivion enn_
virtié y santificé í todo el universo : Orig . contra Celso, lila. 2,
ntóm . 34 : lib. nßrn . 17, etc .
PASIONES HUMANAS . Llamamos raciones í las incli-
naciones é propensiones (le la naturaleza, cuando son escesi-
vas, porque sus movimientos no son voluntarios ; el hombre
es puramente pasivo cuando las esperirnenta, y solo es activo
cuando consiente en ellas é las reprime.
Muchos filésofos modernos , empeÁados en contrariar la
moral del Evan`ge-lio, pretenden que es un proyecto insensato
el querer sofocar é desarraigar las pasiones : que si el hombre
no las tuviese seróa un estßpido : que las que forman el caríc-
ter particular de un hombre son incurables, y que el caríc-
terjamas varóa . Algunos llevaron el escíndalo hasta el estreno
de querer justificar todas pasiones , y sostener que es tan
inrposihie al hombre resistirlas, como abstenerse de tener fie-
bre . Asó en su concepto son absurdas todas las míximas del
Evangelio, que tienden í curar las pasionze .s.
Esta moral filoséfica, digna (le los establos de Epicuro,
hubiera hecho enfurecerse í los estéicos clue miraban las pa-
siones corno enfermedades (le] al ma , y dedicaban todo su estu-
dio í reprimirlas . Pero nosotros , sin conmovernos , debe-
mos demostrar í nuestros filésofo-, que juegan con un tármi-
no equóvoco, y que su moral es absolutamente falsa .
Es cierto que nuestras propensiones naturales solo se lla-
man pasiones cuando son escesivas . No se acusa al hombre
de la pasion de la gula , cuando no come ni bebe sino segur
)
su necesidad, (le la pasion (le la avaricia, cuando solamente
es econémico, y evita toda ganancia ilócita ; ni (le la pasivn
de la venganza, cuando se contiene dentro de los justos lómi-
tes (le su propia defensa, etc .
No es menos indudable que estas mismas inclinaciones
que contribuyen í nuestra conservacion , cuando son nu,de-
PAS 569
radas, tienden í nuestra destruccion, si llegan í ser escesivas .
Un filésofo moderno observa que el amor y el odio, el gozo
y la tristeza , los deseos violentos y el temor, la célera y el
placer alteran la constitucion del cuerpo , y pueden causar
la muerte, cuando estas pasiones son escesivas : lo demuestra
con la teoróa de los efectos fósicos que estos diferentes afee-
tos producen en los érganos del cuerpo . Por consiguiente no
nos es lócito entregarnos í ellos, y mucho menos fortificar-
los y aumentarlos por el híbito de seguir sus movimientos :
cuando lo hacernos, obramos contra nuestra propia naturaleza .
Finalmente, sabemos por nuestra propia esperiencia y
por la de los demas, que depende de nosotros moderar nues-
tras propensiones, reprimirlas y debilitarlas por actos contra-
rios. Cuando lo conseguimos, nuestra conciencia nos llena de
aplausos, y en esta victoria es en lo que consiste la virtud
6 la fuerza del alma ; si sucumbirnos, somos castigados por
sus remordimientos. El imperio sobre las pasiones es sin du-
da mas dificil í unas personas que í otras ; pero no hay nin-
gun hombre í quien esta resistencia sea absolutamente im-
posible .
Aun cuando fuera cierto que no podemos cambiar del
todo nuestro carícter, no se seguiria que no podemos vencer
nuestras pasiones . Una cosa es no esperinientar sus movi-
mientos, y otra sucumbir y seguirlos . †Quá importa que un
hombre naciese con una violenta propension í la célera , si
en fuerza de reprimirse consiguié no entregarse í ella? So-
11)
resulta que la dulzura y la paciencia son unas vir-
tudes amas dificiles y mas meritorias para ál que para otro :
si se ve en la precision de sostener este combate por toda su
vicia , serí tanto mas digno (le elogios y de recompensa .
Cuando la ley de Dios nos prohibe los deseos desarreglados,
se entiende de ios deseos voluntarios y reflejos, no de los que
son indeliberados é involuntarios, porque no dependen de
TOMO VII . 7

570 PAS
nosotros : con bastante claridad se esplica cuando en el Ecle-
siéstico, cap. i8, v . 3o (lice : no suis vuestras concupiscen-
cias. "No reine el pecado en vuestro cuerpo mortal, de mo-
ído que ohedezcais sus concupiscencias :'' Epist . có los Rom
.,
cap . 6, v. 12 .
Jesucristo, que conocia mejor que los filßsofos la natura-
leza humana, nos prescribe el Ánico medio ele curar las pa-
siones , mandéndonos los actos de virtud que las son opues-
tos . Asó nos manda vencer la avaricia dando limosna ; el or-
gullo, buscando las humillaciones ; la ambition, colocéndo-
nos en el Áltimo lugar ; el deleite, mortificando nuestros sen-
tidos ; la cßlera, haciendo bien é nuestros enemigos ; la gula,
cou el ayuno ; la pureza, con el trabajo, etc .
Las méximas de los estßicos respecto é la necesidad de
vencer las pasiones eran pomposas y sublimes ; pero esta mo-
ral tenia defectos esenciales . i .á No tenia fundamento : el es-
toicismo no sabia oponer é las pasiones mas contrapeso que
el orgullo, ß la vana satisfaction de tenerse por sabio : d†bil
barrera, bien poco capaz de detener la llama de una pasion
violenta . Jesucristo nos presenta unos motivos mas sßlidos, el
deseo de agradar é Dios, de merecer una felicidad eterna, y
de gozar la paz del alma . Asó esta moral formß santos en to-
das las edades, en todos los sexos y en todas las condicio-
nes del comercio de la vida. 2 . á Los estoicos mismos confesa-
ban que sus méximas solo convenóan é un peque‡o nÁmero
de hombres , y que se necesitaban almas de buen temple para
practicarlas ; pero las ele Jesucristo son populares, estan al
alcance de todos los hombres, y elevaron al heroismo de la
virtud é las almas que parecian mas vulgares y menos sus-
ceptibles ciel heroismo . 3 .á Los due examinaron ele cerca el
estoicismo, se han convencido de que solo podia producir en
el hombre una insensibilidad estÁpida , y que este estado,
lejos de conducirnos é la virtud, la destruye hasta en su ci-
PAS 571
miento . No hay ningun estoico, aun entre los de mayor ce-
lebridad, é quien no se pueda reprender por algue vicio gro .
sero ; y no se puede sin la mas negra calumnia producir
igual acusacion contra los santos formados en la escuela de
Jesucristo .
Nuestros filßsofos para ridiculizarlos dicen que un devoto
tiene por objeto cl llegar é no desear nada, el no amar nada,
y el no sentir nada, y que si lo consiguiese asó, seróa un
verdadero mßnstruo . Pero ˆcuél es el hombre que formß este
proyecto sin estar loco? Una cosa es no desear ningun objeto
peligroso, no amar nada con esceso de ardor, no pegarse es-
cesivamente é cosa alguna , y otra no esperimentar ningun
deseo , ningun afecto, ningun sentimiento . Este Áltimo esta-
do es imposible ; sofocarla todo g†rmen de virtud , y haróa
violar los deberes esenciales ; el primero nada tiene de qui-
m†rico, le aconsejaban los antiguos filßsofos, y llegaron é
conseguirlo los santos.
Nuestros nuevos maestros de moral dicen que las pasio-
nes jamas producen mal alguno, cuando estan en justa armo-
nóa, y contraba‰ anceadas unas con otras . Aunque asó fuera, la
dificultad esté en saber si este equilibrio pende de nosotros .
En segundo lugar ˆcuél de las tóos cosas es ma facil , mas
segura y mas loable, reprimir una pasion con otra , ß repri-
mirlas todas por motivo de religion ? Nos parece que el que-
rer curar una enfermedad ciel alma con otra enfermedad , no
es un medio muy seguro de que aquella est† sana : este modo
de tratar las pasiones exige mucha reflexion, una medita-
cion continuada, mucho célculo sobre el inter†s bien enten-
dido, cuyas cosas todas no son para todos los hombres ; pero
los motivos de religion estan al alcance de todos, y no traen
consigo ningun inconveniente .
Para justificar sus pasiones los paganos las atribuyeron é
sus dioses, pero esto era el colmo del delirio y de la impie-

572 PAS
dad . En el artéculo 4ntropopatia liemos visto en quí sentido
parece que la Sagrada Escritura atribuye ó Dios pasiones
humanas .
PASTELEROS. En el siglo xvi se dio este nombre a
ciertos luteranos que sostenéan que Jesucristo estó en la Eu-
caristéa, como el dulce en la ojaldra ß pastel, ß copio la lie-
bre eu una empanada . Víase Luteranos.
PASTOFORIO. Palabra griega que se halla con bastante
frecuencia en la version de los Setenta , y sobre cuyo senti-
do no estas muy de acuerdo los créticos . Muchas veces se
habla del templo de Jerusalen y de los pastophoria, o aparta-
mientos que estaban contiguos al templo : esta palabra, dicen,
viene de ~~sÁs 0,,n,,,, pßrtico, vestébulo, Gamara , y tiene la
misma siguificacion ; pero p, p z~ v significa tambien lo que se lle-
va, y el lugar ó donde se lleva alguna cosa ; de donde se debe
inferir que ,rardQopeéuv significa literalmente un almacen, ß el
sitio donde se ponian las ofrendas, y las provisiones del tem-
plo . Los pabellones de los sacerdotes se llamaban tambien
del mismo modo, porque todo estaba unido y bajo un mis-
mo techo .
En las constituciones apostßlicas escritas en el tv ß V
siglo , se habla tambien de los pastophoria de las anti-
guas iglesias por analogéa con los del templo de Jerusalen .
En el libro 2, cap . 57 el autor quiere que la Iglesia sea un
edificio mas largo que ancho, vuelto hócia el oriente, que
tenga ó vino y ó otro lado pastophoria, y q ue se parezca ó
una nave, y que en el fondo se coloque la silla del obispo, etc .
En el lib . 8, cap . 13, se dice que despues de la comunion
(le los hombres y mugeres, los dióconos lleven los restos ó
los pastophorios, y estos eran, segur dicen, los aposentos de
los sacerdotes . Bingham, Orig. Eccles ., lib . 8, cap . 7, S i z .
Nosotros pensamos que en el siglo iv y v se trataba ó
los restos de la Eucaristéa con mas respeto que ó un alimento
PAS 573
ordinario, y estamos persuadidos de que los pastophorios en
estos dos pasages son los armarios ß tabernóculos que los lati-
nos llamaron ciboria, y que estaban colocados al lado del al-
tar, en los cuales reservaban la Eucaristéa para los enfermos:
i .á porque en el origen esta palabra significa un lugar ó don-
de se lleva, se deposita y se conserva alguna cosa : 2 .á porque
en el primer pasage el autor de las Constituciones apostßlicas
habla del interior de la Iglesia, y no ele los edificios esterio-
res, describe cl santuario y no las otras partes del edificio :
3.á si los apartamientos de los sacerdotes se llamaron tam-
bien pastophoria , provino de que estos apartamientos esta-
ban cerca de aquellos en que se colocaban las ofrendas .
No hacemos estas observaciones sino porque los protes-
tantes se empe†an en persuadir por el segundo pasage de las
Constituciones apostßlicas, que los restos ele la Eucaristéa se
llevaban ó la habitacion de los sacerdotes, para que hiciesen
su alimento ordinario, y que no se trataban con mas respeto
que las demas viandas .
PASTOR . Hombre que recibiß de Dios la mision y ca-
racter para ense†ar ó los fieles , y administrarles los medios
que Dios instituyß para que se salvasen .
El mismo Dios se dignß tomar este tétulo respecto ó sn
pueblo ; los profetas le dieron al Meséas cuando anunciaron su
venida ; tambien se le atribuye ó sé mismo Jesucristo, propo-
niíndose por modelo de los deberes ele un buen pastor . Re-
vistiß ó los apßstoles y ó sus sucesores con el mismo carócter,
para que continuasen sus funciones hasta el fin de los si glos .
Al encargarles este gobierno dulce, caritativo y paternal,
mandß ó los fieles que los oyesen con la docilidad, sumision
y confianza que deben tener sus ovejas .
Cuando los heresiarcas de los ‡ltimos siglos trataron de
formar an reba†o aparte, disputaron ó los pastores de la
Iglesia catßlica su autoridad y su mision, atreviíndose ó sos-

5?4 PAS
tener que los pastores eran unos simples mandatarios del
cuerpo de los fieles ; que su comision no les impritnia carac-
ter alguno ; que era revocable cuando se descontentaban con
ellos, y que entonces nada tenias mas que los simples le-
gos . Pero en este punto no es uniforme la doctrina de los
novadores . Los calvinistas pretendian que todo aquel horn-
bre que fuese capaz de enseéar podia ser instituido pastor
por la asamblea de los fieles ; pero los anglicanos continua-
ron sosteniendo que el episcopado es de institucion divina,
y que un obispo recibe por la ordenacion el caracter y la mi-
sion de pastor, sin embargo de que recibe del soberano la ju-
risdiction de tal parte de la Iglesia . Esta diversidad de creen-
cia dividií la iglesia de Inglaterra desde el origen de la pre-
tendida reforma entre los episcopales y los presbiterianos .
En cuanto ó los luteranos unos fueron celosos en conservar
la sucesion de los obispos con el nombre de superintenden-
tes, y otros juzgaron que no habßa necesidad de semejante
conservation .
La Iglesia catílica continÁa creyendo, como creyí desde
el principio , que la mision, el caracter y la autoridad de
los pastores bienes de Dios y no de los hombres ; que reciben
por la ordenacion una potestad que no tienen los simples le .
gos ; que forman por lo tanto un orden distinto del comun
de los fieles, y que estos estan obligados por derecho divino
ó sometárseles , escucharles y obedecerles . Tal es en efecto la
idea que de ellos nos dó la Sagrada Escritura, y tal fue la
creencia (le la Iglesia en todos los siglos .
No hablí Jesucristo con los fieles, sino con los pastores
cuando les dijo en la persona de sus apístoles : "Vosotros os
†sentareis en doce sillas para juzgar las doce Tribus de Is-
†rael . Apacentad mis corderos, apacentad ni is ovejas. Como
†mi Padre me envií ó mß, asß yo os envio ó vosotros . Lo que
†Iigóreis í desatóreis sobre la tierra, quedaró ligado í des-
PAS 575
†atado en el cielo . El que os escuche ó vosotros ó mß mismo
†me escucha, etc ." San Pablo dice ó los obispos que el Espß-
ritu Santo y no el cuerpo (le los fieles , fue quien los insti-
tuyí para gobernar la Iglesia (le, Dios ; que Jesucristo fue
quien establecií los pastores y doctores ; que nadie debe as-
pirar ó este honor, sino solamente el que es llamado por Dios
como Aaron ; que ál mismo fue instituido Apístol, no por los
hombres sino por Jesucristo : se atribuye ó sß mismo el dere-
cho de castigar y separar de la Iglesia ó los miembros indíci-
les . Dice ó los simples fieles : "obedeced ó vuestros prepísi-
†tos (í ó vuestros pastores), y estadles sumisos ; porque velan
"sin cesar, como quienes han de dar cuenta de vuestras almas :>'
Epßst . ‡ los llebr ., cap . 13, v . 17 . No ó los fieles, sino ó Tito
y Timoteo es ó quien dó la comision de ordenar ó los pres-
bßteros y ó otros ministros, estableciándolos en las ciudades,
para que ejerzan el oficio de pastores, etc . Váase Ilfision .
El primero de estos testimonios merece una atencion par-
ticular . En el Evang. de san Lac ., cap . 22, v . 28, dice Jesu-
cristo ó sus Apístoles : "vosotros sois los que habeis perse-
verado conmigo en mis pruebas ; y asß os dejo (por testa-
mento o,nzˆ9f~~,}, un reino como mi padre me le dejí ó mß
†para que cornais y bebais ó mi mesa en mi reino , y os sen-
†teis en doce sillas para juzgar las doce Tribus de Israel ." En
seguida ó san Pedro : "Simon, Satanós tratí de cribaros (ó
†todos) corno el trigo, pero yo roguá por tß (solo) para que
>rno falte tu fá, y asß un dia, vuelto ó tus hermanos ~ET ;spf‰ar
†converst.cs)confirma í afianza su constancia ." Un protestante,
convencido por la evidencia, confiesa que el reino que dejí
Jesucristo í sus Apístoles es el sacerdocio ; pero contradice
el testo cuando aéade que Jesucristo se lo dio para ellos, y
para los que creyesen en su predicacion . Aquß se trata evi-
dentemente ele un privilegio particular para los Apístoles,
porque es una recompensa de su constante adhesion ó su

57( PAS
maestro. Asé tambien lo que sigue es un privilegio y un d e.
her personal para san Pedro de confirmar í sus hermanos en
la fó, y que le hizo pastor de los pastores .
Asé se formß la Iglesia, y asé fue siempre gobernada . En
el concilio de Jerusalen los Apßstoles y los ancianos ß pres-
béteros no consultan í los fieles para imponerles la ley de
abstenerse de carnes inmoladas, de sangre, de carne de ani-
males sofocados, 3' de la fornication : Hechos Apost ., cap . r5,
v . 6, etc . San Pablo recorre las iglesias, y las manda obser-
var este precepto de los Apßstoles y de los ancianos : v . 4-i .
San Ignacio, í .quien instituyeron obispo de Antioquéa
los sucesores inmediatos de los Apßstoles, recomienda sin
cesar í los fieles en sus cartas la sumision í sus obispos, que
nada hagan sin ellos, y que los obedezcan en todo : supone
corno principio constante, y lo prueba por el mismo Jesu-
cristo,que í los obisl:tos les corresponde gobernar y mandar, y
í los fieles dejarse conducir . En el siglo rrr no fue menos fir-
me san Cipriano en sostener los derechos, las prerogatives y
la autoridad del episcopado, Los hereges acusan tambien í
estos dos santos mírtires ele haber sido demasiado pertinaces
en sostener los privilegios de su dignidad ; pero esta preten-
dida pertinacia les venia ele Jesucristo y de los Apßstoles .
Por otra parte es evidente que los hereges solo sostuvió-
ron la doctrina contraria por necesidad de sistema . Los mas
de los predicantes de la reforma eran legos que se preciaban
de mas sabios que todos los pastores de la Iglesia ; otros eran
simples sacerdotes ß frailes rebeldes contra sus obispos , y
tuvieron que sostener que para instituir una nueva religion,
y una nueva iglesia, no se necesitaba mision divina ni caríc-
ter sobrenatural, ni potestad sagrada : que todo hombre per-
suadido de haber encontrado la verdad podia predicarla , si
los pueblos tenian la bondad de escucharle .
Publicaron que los pastores de la Iglesia habéan perdi-
PAS 57'
db su'nuision y su caracter, porque cosen than e :' ores, y"
porque sus eostun .thres no corre pou iian í la santidad de sus'
funciones . Pero Áquó tribunal pronunciß esta coudeiraeiou 'de
los ministros de la Iglesia Cailáiica? Segnnu la institution ills'
Jesucristo, los Apßstoles y sus sucesores fueron instituidos
jara juzgar í los fieles , y uo para ser ;uz 7 .r ius por ellos .
Unos hombres clue ponian por principio fun .l-rn+cntal ele srl
cisma clue solo la Sagrada Escritura es la regla de lo que se
debe creer y ense†ar, deberéan 1uin~ : ;il.iar probando con toda
claridad y precision por los Sagrados Testos, que los pasto-
res ignorantr;s ß viciosos pierden su potestad v carae;ter ; 5
que los puebl‡s desde aquel momento tienen derecho í re-
belarse contra ellos, y í elegir otros . Los pretendidos rcfor-
madores empezaron por lcrjar imposturas y criltrninéas ele to .
da especie para denigrar al clero catßlico y 1 -nacerle odioso í
los pueblos ; y despues inferian que estos pastores habiau de-
esido ele su poder y autoridad , concluyendo con ponerse en
.u lugar y usurpar su funciones . llc este muelo el fnadar~ren ˆ
to de tau bella economéa giraba driicamente sobre la aserciun
y palabra de los predicantes, y asé se estableciß la retorna .
En el déa nuevos doctores, asé teßlogos corno cauonistas,
amontonan los restos de la doctrina de les paote tantes, con-
denada cn Wiclef, Juan lins, los valdenses, y en los es-
crito ; tic Lutero y Calvino, queriendo hacerlos el futrdan .en-
to ele una llueva jurisprudencia eclesiística . Ensc ˆ‰tan y repi-
ten en nuestros Bias que los hcrstores c .ic la Iglesia son t.uu~s
puros maud"tarios del cuerpo de los féales ; que al cuerpo de
fo le i-r y no í sus pastores pertenece 1 i ˆurtorid ˆo rl de en
sedar y de gobernar ; que la potestad de los pastores no es ele
institution divina, y que por lo tanto no obliga í los fieles en
conciencia : que las decisiones cée los pastores en materia de
fe y ele disciplina no pueden tener fuerza de le y sino en
cuanto son aceptadas por la sociedad de los fieles . Se ha
,rom‡ vII. ~3

578 PAS
sentado la méxima cle que la Iglesia tiene potestad para es-
comulgar, y que deben ejercerla !os primeros pastores con el
consentimiento por lo menos presunto de todo el cuerpo : au-
torizan é los fieles para despreciar esta potestad , decidiendo
que el temor de una escomunion injusta no debe dispensar-
nos del cumplimiento de nuestros deberes . Facil es conocer si
todo esto conviene con la doctrina de la Sagrada Escritura, y
con la creencia y préctica de la Iglesia desde los Apístoles
hasta nosotros .
Los enemigos del clero no se contentaron con esto ; ense-
óan que no siendo una misma cosa la Iglesia y el Estado, los
ministros í pastores de la Iglesia no pueden tener ninguna
autoridad independiente del soberano : que aunque no de-
pende de ßl la fß, depende sin embargo la publicidad ele esta
y del ministerio eclesiéstico, y que antes de liaber concedido
la autoridad civil esta publicidad , no puede la religion cris-
tiana obligar é los sÁbditos, porque . estos solo pueden ser
obligados por la autoridad de su soberano . De lo cual infie-
ren que ni aun las decisiones de los concilios generales pue-
clen tener fuerza de ley sino en cuanto el soberano permite y
autoriza su publicacion : que al soberano y é los magistrados
pertenece juzgar del valor í de la nulidad de una escomu-
nion , porque esta pena priva é sus sÁbditos (le los derechos
de ciudadano . Cuando nuestros profundos poláticos forman
juicio de que Dios, sn palabra, su culto, sus leyes, y las
írdenes que dií son estraóas al Estado, tenemos derecho é
dudar si estos mismos escritores se Dallan fuera de la Iglesia,
y si hicieron jamas profesion ciel cristianismo . Si se les die-
ra oádos, se diria que los soberanos hicieron un favor é
Jesucristo permitiendo que su doctrina y sn religion se predi-
casen en sus estados, y que por reconocimiento estad sus mi-
nistros obligados en conciencia é poner esta religion , y el
Evangelio que la enseria, bajo el yugo de la potestad secu-
PAS 579 -
lar . Al contrario, nosotros pensamos que Jesucristo , lilzo el
mas seóalado favor é los soberanos y é sus sÁbditos, cuando
se digní proporcionarles el conocimiento ele su doctrina y ele
sus leyes, y cautivarlos bajo el yugo ele su Evangelio, déri .
doles una religion que es el fundatriento mas seguro de sus
deberes í ele sus derechos recáprocos, y por consiguiente el
mas fit-nie apoyo del reposo, prosperidad y felicidad cle las
sociedades poláticas . Esta verdad se demuestra de hecho, por-
que de todos los gobiernos del universo ninguno hay mas
estable, mas moderado, ni mas feliz por todos respetos que
el de las naciones cristianas .
Sin peclir permiso é los soberanos, Jesucristo habia di-
elio é sus Apístoles : "Predicad el Evangelio é toda criatura ;
†el que no creyere seré condenado. Vosotros sereis llevado
†ante los reyes y magistrados por catisa niia, y para (larles
†testimnio .. .. no los tenais .... Lo que yo os enseriß en secre .
†to , predicadlo en pÁblico, y lo que os dige al oido , pre-
dicadlo desde los tejados . No temais é los que matan el euer-
†po, y no pueden matar el al ma : tented mas bien al que
‡puede enviar el cuerpo y el alma al suplicio eterno :† San
Mat. cap. i o, v. 18. Asá los Apístoles no pidieron licencia
é los emperadores paganos para predicar el Evangelio é sus
sÁbditos, y los pastores que les sucedieron se opusieron é
las leyes (lue se lo prohibian , y con su constancia obligaron
por Áltimo é los soberanos del Inundo é doblar su cerviz
bajo el yugo del cristianismo .
Se enganaria torpemente quien creyese que estos publi-
cistas sostienen su doctrina por celo en favor de la autorˆ
( 1, 1( 1 legátima ele los gobiernos ; ellos son en el fondo tari ene-
rrttgos de su autoridad corno de la de los pastores de la Igle-
sia . Asá como decidieron que estos no son mas que puros
mandatarios ele los fieles, y que sus decisiones no tienen fuer-
za de ley sino para los que quieren someterse é ellas, asá

58o P A S
tambien enseéaron que -los soberanos, son unos puros man-
datarios de sus síbditos, que estos son los verdaderos propie-
tarios de la autoridad suprem'.t que no pueden cederla (le u na
matrera irrevocable, y (lue cuando los soberanos abusan cle
sn autoridad , los síbditos tienen derecho ó quitórsela
. Asß
estos celadores hipÁcritas quisieron poner ó la Iglesia bajo
el yugo de los soberanos , para poner despues ó estos bajo el
yugo de los pueblo ,. Váase autoridad polßtica .
Cometiendo 1 .1 mas grosera contrachcion sostienen por
un lado (lue el soberano tiene derecho ó examinar y ver si
una religion conviene Á no conviene ó la prosperidad y tran-
quilidad ele sus estados y al bien (le sus síbditos, y por con-
siguiente ó licrmitir Á prohibir su pretlicacion, su profesion
y su ejercicio ; y por otro que el soberano no tiene ningun
derecho para incomodar la conciencia ele sus síbditos ; clue a
ellos solos toca juzgar cuól es la religion que deben seguir, y
tlnc en e,te 1~nnto la tolerancia absoluta es de derecho natu-
ral y divino . Citando se trata de incomodar ó los pastores en
el ejercicio (le su ministerio, la potestad (lo los soberanos es
(lesa.: Ática y absoluta ; pero cuando se trata (le reprimir la
licencia de les predicantes, ele los ateos, (le los incrádulos y
l.,s pretensiones de los hereges , cl soberano tiene las manos
at_ das por la sagrada ley de la tolerancia .
Con las reglas de tan admirable lÁgica escribieron las
obras intituladas : .E'l E :piri.tu h los Principios d(el Derecho
Cttit+inic,o, de fir. Avtoridca dcl Clero, Espßritu ciel Clero, ctc .
La misma marc : :a aiguieron !cs protestantes, y usaron ciel
trismo estratagema : Bayle se lo echa en cara en su Aviso U
l.us r(fi(giados ; y es de presumir que nadie se deje seducir
segunda vez . Los enemigos del clero tan pronto pintan ó los
l) :tstorcs corno sospechosos, y ele quienes deben descontar
los soberanos por el imperio que el ministerio de los sacer-
dotes les dó sobre el espßritu † de los pueblos ; tan pronto los
PAS 58.i
vuelven ó pintar como esclavos de los soberanos, que sc con-
fabularon con ellos para esclavizar ó los pueblos .
Estos fogosos escritores no se contentan con calumniar y
denigrar ó los pastores de nuestros dios, sino que vomitad
sn hiel basta contra los ApÁstoles : dicen que estos y sus su-
cesores principiaron a predicar una fá ciega ; que se vendieron
por una especie de (‡toses (le la tierra, y qua se preciaban
de (lar cl Espßritu Santo para inflamar la irna iuacion ele sus
prosálitos . llecot -iendaron mucho la caridad, porgne eran ellos
los distribuidores ele las limosnas y subsistian ele ellas : tuvie=
ron el celo del pro :~elitismo, porque cuando estendian la ~ ;~;
daban tambieu es tension ó su imperio sobre las almas y so-
bre los bolsillos ele sus sectarios : por eso el episcopado lle-
gÁ ó ser un objeto (le aml)ßcion , y los obispos fueron Ics jue-
ces y los magistrados de los fieles, segun San Pablo lo habla
mandado . Tenian potestad para escoinnlgar, v por consi-
guiente para quitar ó los que proscriben los n ;edias de sub-
sistir. Reinaron ele este modo con un despotismo absoluto
sobre los espßritus y los corazones, y se aprovecharon de ál
para encender en sus prosálitos el fanatismo del martirio : asß
con la capa (le pastores teman el privilegio .de trasquilar su
rebano, y conducirle ó la carnicerßa por sus propios inte-
reses .
Este cuadro hubiera hecho sin duda mas impresion si
estuviera menos cargado ; pero la hasion estó en ál muy mar-
cada, y hace mas daiˆo ó sus autores que ó los que son ob-
jeto de esta pintura : nia , examinámosla en todas sus partes .
No es cierto que los fundadores (lel criAtianistno man-
daron una fá ciega, porque principiaron probando su divi-
na mision con seéales indudables, y una fá fundada en se-
mejantes pruebas . no es ciega sino sabia y prudente . Váase
credibilidad . liaremos ver en un momento que las mismas
pruebas fundan la de los cristianos de nuestros dias .

582 PAS
Los Apéstoles no solo se preciaron de dar el Espíritu
Santo, sino que demostraron que le daban por los doues mi-
lagrosos que comunicaban cou la imposieion de sus manos :
no se trataba pues en todo esto de un acaloramiento de la
imagination, sino de una persuasion fundada en pruebas pal-
pables, y ó las cuales no podia resistirse el espíritu mas frio ;
y se prueba por testimonios irrecusables clue los dones mi-
lagrosos duraron en la Iglesia por mas de un siglo O.
Estos predicadores del Evangelio recomendaron mucho
la caridad, porque Jesucristo la habia mandado sobre todas
,w cosas, y por eso se predica tausbien en el dia . Jesucristo
nada necesitaba para sí mismo, porque mandaba la naturale-
za : no solo la prescribieron sus discípulos, sino que tambien
la practicaron, y esta virtud tan necesaria en el mundo, es
la que mas contribuye ó convertir ó los paganos : el Empe-
rador Juliano es testigo de esta verdad , y así lo confiesa . Los
Apéstoles y sus sucesores no quisieron ser distribuidores de
las limosnas, ß instituyeron dióconos ele intento para darles
este cargo . El que conozca las desazones y disgustos ó que
estan expuestos los pastores por la distribucion (le las limos-
nas , no se inclinaró ó mirar este cargo conio un objeto de
ambition.
ÁQuißn comparé los trabajos, las fatigas, los riesgos del
Apostolado y del proseliti .sumo en los tres primeros siglos con
las ventajas temporales que podia proporcionar este celo? Qui-
sißramos saber quß recompensa mundana pudo indemnizar ó
los pastores de aquel tiempo de los trabajos, fatigas , vida po-
bre y austera ó que estaban condenados, y del riesgo del mar-
tirio ó que estaban continuamente espuestos . No conocemos
ningun obispo (le aquellos siglos que hubiese hecho una gran
fortuna ; al contrario, vernos que para llegar al Episcopado
(') El llustrtsicno Amat y la Hisloría de los sacramentos
Ch ardo r .
PAS 583
era preciso renunciarla, y que los . mas hicieron profesion de
la pobreza mas austera . Dicen que se indemnizaban con el
respeto, la confianza y la veneracion (le los fieles ; no alcan-
zamos que nadie trate de buscar en nuestros dias semejante
indemnizacion ó tanto precio.
San Pablo no había mandado ó los fieles que terminasen
sus diferencias al arbitrio (le los pastores, solamente los ha-
bla exhortado á ello dicißndoles que mejor era esto que ir
ó quejarse al tribunal compuesto de magistrados paganos, cit
el cual un cristiano no podia ineiios de correr cl mayor ries-
go. Esta moral era conveniente, por mas que se diga , y los
que la siguieran nunca tuvieron ele clue arrepentirse ; pe-
ro no sabemos quß ventaja temporal podían tener los pasto .
res en ser órbitros y conciliadores de las disputas de sus ove-
jas . ÁPor quß nuestros filésofos tan ambiciosos no pusieron en
próctica los medios de granjearse la estimation , el respe-
to, la confianza y la vencracion ele sus hermanos, como los
pastores, para conseguir como ellos cl imperio despético so-
bre sus corazones ?
Aun menos se alcanza quß interßs podían tener los pos-
tores de la Iglesia en inspirar ó los fieles el matismo del
martirio, porque esto era imponerse ó sí mismos la obliga-
cion de sufrirle, y estaban rias espuestos ó ßl que los legos,
porque el principal furor de los gobernantes era regnlarmei,i-
te contra los pastores. Sabemos que los predicadores de los
hereges despreciaron alguna vez el riesgo del †ltimo supli-
cio para ir ó ejercer en secreto su ministerio en los paires
donde estaban proscriptos ; pero nosotros nos inclinamos ó
atribuir esta conducta mas bien ó la terquedad en favor de
la doctrina que profesaban que ó su ambicion . a
Los incrßdulos y los hereges acusan con frecuencia ó los
pastores de la Iglesia Catélica de querer dominar sobre la
por el P .
fß de su reba‡o por el don de infalibilidad que se atribu.-

PAS
584
yeti, y hacerse damos de convertir en dogma de fé la opi_
nion que les acomoda . Si hubiesen reflexionado mejor, hu-
hieran Vi to que la fé de los pueblos domina igualmente so-
bre la de los pastares que esta sobre la de los pueblos, p or_
clue :al fin íó qué se reduce la doctrina de cada pastor? A
pßedicar v p]ofesar la doctrina universalmente creida y en-
seÁada ear toda la Iglesia . Cada pastor al entrar en el ejerci-
cio ele su cano halla esta doctrina establecida en el sámbolo,
en los catecistnos, en la liturgia, en los libros clue debe tsar,
igtt támente que en la Sagrada Escritura ; hace juramento ele
jamas enseÁar otra , y de no aÁadirla, ni quitarla, y si lo
hiciera, sus oyerite†s tendrian derecho ó denunciarle y acusar-
le, porque los teas estan tan instruidos como él ; y por il-
timo, seráa condenarlo v desposeido .
Lo que no puede hacer un particular sin escóndalo ípo-
dró verificarlo la universalidad de los pastores dispersos en
sus iglesias, ‡ congregados en un concilio? Es un desatino
el suponer due unos obispos dispersos en las cuatro partes del
mundo, que no se vieron ni se conocen, puedan sin embar-
go confabularse para alterar alguno ele los dogmas ele fé , ‡
introducir nno nuevo. í Qué motivo, qué interés, qué resor
te podria mover tan uniforinernente la voluntad de muchos
miles ele hombres, convencidos todos ele que su proyecto
era un atentado ? Si los suponemos retenidos , el caso es ab-
solutantente el inisnto : y aun cuando se pudiese imaginar que
t 8 obispos de diferentes partes del intuido que no tenáan
el mismo idioma, porque los habla griegos, latinos, sirios,
órabes y persas, resolvieron unónimemente en el Concilio ele
1Jicéa establecer como dogma ele fé la divinidad de Jesucristo
no creida anterioi mente ; ˆ podráan figurarse que cuando lle-
gase ó sus obispabos semejante dogma , seráa recibido sin re-
clamaeion por la universalidad de los fieles? El dogma no es-
periment‡ ninguna dificultad solo arguyeron desde el prin-
PAS 585
cipio sobre la vol consustancial, y solo se opusieron algu-
nos obispos due se hablan dejado seducir por los sofismas de
los arrianos . Lo mismo sucedi‡ con los puntos ele doctrina
que se decidieron en los concilios posteriores .
Se imaginaban nuestros adversarios clue un dogma no se
habiáa creido, porque no se habia puesto en cnestion ; pero
un dogma revelado por Dios, V enseÁado por los Ap‡stoles,
jamas principi‡ ár disputarse, hasta que limbo novadores q ue
por ignorancia ‡ terquedad se empeÁaron en ponerle en du -
(la y en disputarle . Véase Dep‡s< to de la fé.
Se distinguen los pastores de primer orden que son los
obispos, y los de segundo orden que son los pórrocos ‡ rec-
tores de las parroluias : sus d,†recltos respectivos y la rife-
reacia de su jurisdiction pertenecen ó la jurisprudencia
canonice .
PASTOR DE HERMAS . Véase Mermas .
PASTORLILLO'S . Secta fanótica formada ó mediados del
siglo xiii por un tal Jacobo llngaro, ap‡stata ciel Orden ciel
Lister . Eu su juventud principi‡ ó reunir muchos niÁos en
Alemania y Francia, los fue disciplinando, y form‡ una cru-
zada para la Tierra Santa ; mas parecieron muy pronto de
hambre y de fatiga . Guando San Luis cay‡ prisionero y cau-
tivo de los sarracenos en el aÁo t 2 5o , Jacobo sobre una pre-
tendida revelaeion predic‡ clue los pastores y labradores es-
taban destinados por el cielo para libertar ó este piadoso mo-
narca . Le creyeron y le siguieron en mucho n‰mero , cru Š
zóndose con esta persuasion , y tornando el nombre de pas-
torcillos . Los vagabundos, los ladrones , los dc=.terrados , los
excomulgados , y todos los que se llaman bribones , se jun-
taron con los p astorcillos . La Peina DoÁa Blanca, gobernó-
clora del Reino en ausencia de su hijo, no se atrevi‡ ó to .
roar providencia contra ellos ; pero luego que supo clue pre-
dicaban contra el Papa, contra el clero y contra la fé, y que
TOMO VII .

586 PAT
cometian asesinatos y robos, resolvié esterminarlos, y lo con .
siguié muy pronto . Habiendo corrido la voz de que lospas-
torcillos acababan de ser escomulgados, un tablagero maté í
su gefe Jacobo cortíndole la cabeza con su segur, cuando es-
taba predicando
: los persiguieron en todas partes, y los apa
. dirigié tanibien sus cínones contra los valdenses .
l.caron como bestias feroces : Hist. de la Iglesia Galic . torno
11 i, lib . 32 , aóo 1250 . Volvieron í aparecer en el aóo de
1320, se reunieron bajo el pretesto de ir í conquistar la
Tierra Santa , y cometieron los mismos desérdenes , de nodo
que fue preciso esterminarlos como í los primeros : Ibid . torn .
i3, lib . 37, aóo ele 1320 .
PASTORICIDAS . Se dié este nombre en el siglo xvi í
los anabaptistas de Inglaterra, porque saciaban principaltnen .
te su furor contra los pastores é pírrocos matíndolos donde
quiera que los hallaban . Vßase Anabaptistas .
PATARINOS, PATERINOS é PATRINOS . En el siglo
z1 llamaron asÁ í los paulicianos é maniqueos que dejaron
la Vulgaria, y se vinieron í establecer en la Italia, singular-
mente en Milan y en LombardÁa . Mosheim prueba con el
sabio Muratori que este nombre se les dié porque se reu-
nÁan en el cuartel de la ciudad ele Milan, llamado entonces
Pataria, y en el dia Contrada de Patarri . Tambien se lla-
maban CcÁtaros é puros, y fingÁan ellos mismos este nombre
para distinguirse de los catélicos . En el artÁculo maniqueos
hemos visto que sus principales errores consistÁan en atri-
buir al mal principio la creation de las cosas corporales, re-
futar el Antiguo Testamento, y condenar el matrimonio como
una impureza.
En el siglo X11 y XIII se dié tambien el nombre de pa-
tarinos í los hereges en general, y por eso se confundieron
estos cítaros é maniqueos con los valdenses, aunque son muy
distintos sus errores . El concilio general de Letran , celebra-
do en el aóo de 1 '79, en tiempo de Alejandro III, escomul-
PAT 58 7
etc ., te-
gé í los cítaros patarinos é publicanos, albigenses,
niendo principalmente su mira contra los maniqueos desií-
nados con estos diferentes nombres, pero cl concilio general
siguiente de Letran celebrado en 1215 bajo Inocencio 111,
Desde el aóo de i0á4 cuando san Gregorio VII en un
concilio de Roma condené la incontinencia de los clßrigos,
asÁ de los que viviau en el concubinato, co rno de los que
pretendiau haber contraido matrimonio legÁtimo, estos †lti-
mos que no querian dejar í sus mugeres, dieron í los parti-
darios del concilio ele Roma el nombre ele patarini o pateri-
ni, para dar í entender que reprobaban el matrimonio como
los maniqueos, pero tina cosa es reprobar el matrimonio de
los eclesiísticos, y otra condenarle en sÁ mismo . Los protebtau-
tes trataron de renovar esta reconvention cou mucha in-
justicia .
PATENA. En la Iglesia Romana es un vaso sagrado de
oro é de plata en figura de un pequeóo plato que sirve en la
misa para colocar la hostia, y se da í besar í los que hacen la
ofrenda ; su nombre viene del latin patina que significa un
plato .
En otro tiempo las patenas eran mucho mayores que en
el dia, porque servian para poner las hosties para todos los
que habian ele comulgar . Anastasio el bibliotecario refiere con
relacion í monumentos antiguos clue Constantino el Grande
en las exequias ele su ni idre santa Elena regalé í la iglesia
de los santos mírtires Pedro y Marcelino nn,, patena ele oro
purÁsimo que pesaba treinta y cinco libras . Por el embarazo
que podia causar al sacerdote en el altar, el subdií‡ono te-
nia esta patena en sus manos hasta el momento de usarla :
Fleury Costumbres (le los cristianos n†m . 35 .
PATERNIANOS . S .iu AgustÁn . eu su libro de las here-
&$, n†um . 35, dice que los paternianos, í quienes otros lla-

588 PAT
man venustianos, enseéaban que la carne era obra del de_
nionio, aunque no por esto eran utas mortificados, ni mas
castos, antes bien se entregaban í todo gónero de placeres .
Dicen que aparecieron en el siglo iv, y que fueron discßpu-
los de S y mmaco el samaritano . Parece clue esta secta no fue
numerosa, ni muy conocida de los escritores eclesiísticos .
PATERNIDAD . Relation de un padre con su hijo . En
el misterio ele la Santßsima Trinidad la paternidad es una
propiedad particular (lela primera persona, que la distingue
de las otras dos . Los Padres de la Iglesia que defendieron este
misterio contra los arrianos, eunomiancs y otros teereges, dis-
currieron mucho sobre esta cualidad de perdre que Dios se
atribuye í sß mismo en la Sagrada Escritura, ó hicieron ver
que esta palabra por su propia energia significa en Dios tin
atributo ruas augusto, que la cualidad de Criador . Dios espa-
clre desde toda la eternidad, porque se llama Padre Eterno,
y solo en tiempo fue Criador . Como Dios no puede existir sin
conocerse í sß mismo, tampoco pudo existir sin engendrar í
su Hijo desde la eternidad : ele donde se infiere que el Hijo es
coeterno y consustancial al Padre, y que por lo mismo cl
nombre de padre no sale de la creacion, corno pretenden los
arrianos y aun pretenden los socinianos, sino (le la genera-
cion eterna del Verbo .
Los mismos judßos lo comprendian cuando quisieron ma-
tar í Jesucristo, porque llamaba í Dios su Padre, hacióndo-
se de este modo igual í Dios: Evang . ele san Juan, cap . 5,
v. i g . Esta consecuencia serßa muy falsa, si cuando Jesucristo
llamaba Dios í su Padre, hubiera entendido su Criador, por
clue entonces no se hubieran escandalizado los judßos ; pero
Jesus, lejos de desengaéarlos, continuÁ hablando en el mis-
mo sentido : de donde se infiere que cuando se llamaba Hijo
de Dios, no daba í entender que lo era por la creacion, ni
por una simple adopcion, sino por una filtaeion natural, que
P AT 539
lleva consigo la igualdad Á was bien la identidad de na-
turaleza.
De lo cual infieren los Padres que cuando Jesucristo dijo
í su Eterno Padre, yo dß ci conocer ci los hombres vuestro
nombre, Eoang, (le san Jctan, cap . 17, v . 6, no Hablaba del
nombre de Dios ni del de Criador, porque estos dos nombres
eran muy conocidos entre los judßos antes ele Jesucristo, sino
del nombre de padre en sentido rigoroso, nombre que no
conociall los judßos, ni les habia sido revelado .
Ultimimamente dicen que. cuando san Pablo en su Epist . ci
los Efes ., cap. 3, v . i4, dice : "yo doblo la rodilla ante el
ápadre de Nuestro S :'iior Jesucristo, del cual se deriva toda
ápcetcrnidccd en el Cielo y en la tierra," nos quiso dar í eu
tender que la cualidad de padre que pertenece í Dios por
esencia y por naturaleza, solo se concediÁ í las criaturas por
corriuuicaciou y por gracia, y que este nombre solo cuando
se dí í Dios, conserva toda su energßa . Por la misma razor
hicieron ver los Padres clue hay diferencias esenciales entre
la paternidad divida y la paternidad humana .
Tampoco los antiguos teereges daban í Dios el tßtulo de
Padre sino í duras penas, solo afectaban llamarle ingenitus,
no engendrado, para dar í entender que el hijo no era Dios
porque era engendrado : Petavio, Dogaz . Theol . torn. 2, li-
bro -), cap . 4.
Es muy facil caer en el error hablando ciel misterio de
la Santßsima Trinidad, y por lo trismo es preciso conformarse
en un todo con el lenguaje de los Padres y de los teÁlogos
catÁlicos . Estos enseéan que la paternidad es un atributo
relativo í la persona del padre y no í la naturaleza di-
vina : que es una cualidad real, asß en razon del suge-
to, que es el Padre, como en razors de su tórmino, que es
el Hijo ; que aun cuan-lo ella sea incomunicable al Hijo, no
por eso se sigue que el Padre sea un Dios diferente rle Dios

59e PAT
el hijo, porcine no recae sobre la naturaleza divina, y por
consiguiente ele esta relacion no se puede inferir el
triteis-
nie . Del mismo principio se infiere tambien que no siend
o nal de los romanos les inspirí que su corte dcbia ser la ca-
la paternidad un simple modo (le subordinacion, sino u na
relacion real, que tiene un término ci quo y un término ad
quem, no se pueden confundir estos dos términos, ni esta .
blecer el sabcliaitismo, porque el Padre como persona se cils,
tinguc realmente del Hijo por su paternidad, en cuanto este
es t ambien persona divina . Fue necesario establecer esta pre-
cision en el lcngna`e teolígico para prevenir y resolver los
sofismas y las c Plicac iones erríneas de los hereges . Véase
Tri~~zdac~ .
PATP RNOST R . Vé1Se critnundula .
PATERNOSTER . Véase oracion dominical-
PATRI A . Lugar en que hemos nacido y nos liemos cróa-
lo . En la ley antigua consagrí Dios en cierto modo el amor
de la patria : Moisés no cesa de exhortar ß los judóos al apre-
cioel su leys,desunacionydelsuelo(le atieraprome,
tilla, y todo el mundo sabe hasta dínde llegí el patriotismo
(le este pueblo . El autor del libro ciel Eclesißstico, cap . 44 y
siguientes, llení de alabanzas ß todos los personages due con .
tribuyeron ß la prosperidad y fuerza (le la nacion judaica . Si
Jesucristo no marc' :k en el Evangelio el amor ß la patria, es
porque vino para formar una sociedad religiosa, universal
entre todos los pueblos, por consiguiente para inspirar ß to-
llos los hombres una caridad general : sabia clue el patr'iotis-
nro desarreglado de los paganos los labia hecho enemigos
injertos, y muchas veces crueles unos contra otro :,. Pero el
mismo Salvador derr :3rrcí lßgrimas anunciando las dc .gracias
clue bien pronto ibe :n ß caer sobre su nacion . "En Jesucristo,
>+di(-e san Pablo, no fray judóo, ni gentil, ni escita, ni bßrba-
>sro, todos son un mismo pueblo y una sola familia :" Ep .st.
a los Colos, cal) . 3, v. 11 ; ß los Gulat ., cala . 3, v . 28 .
PAT 591
El patriotismo de los griegos les hacia mirar como bßrba-
. El orgullo nacio-
ro y enemigo ß todo el que no era griego
pital del mundo, y con esta idea fueron los opresores y los
tiranos del universo . Pero la prueba de que en la gloria ele
su patria solo miraban el interés personal, es que desde qne
dejaron de ser superiores y tuvieron que obedecer ß un dice
tailor perpétuo, no pudieron sobrellevar su existencia .
Asó que, el amor de la patria cuando no se arregla por
la justicia, puede pasar ß ser uno de los mayores vicios, pero
tanibien es uno de ellos el no profesar la adhesion de ningu-
na especie, desacreditar su gobierno y sus leyes ; despreciar
sus costumbres, ponderar incesantemente las otras nacio-
nes, y pintar el patriotismo como una ciega preocupacion ;
y esto es lo que suelen hacer los mas de nuestros filísofos
atrabiliarios . Dicen que lejos de deber nada ß su patria, ella
les es la verdadera deudora . Ellos pagan, dicen, al gobierno
que los oprime con frecuencia , ß los grandes que los aniqui-
lan, ß los militares que los pisan, ß los magistrados que los
juzgan, y ß los empleados que los devoran : todos estos co-
bran por mandar, y el pueblo paga por obedecer y sufrir :
no hay una entre nuestras acciones que no se vea incomoda .
da por una ley, ni un solo beneficio (le la naturaleza clue
no sea disminuido í absorbido por un impuesto, etc ., etc .
Para demostrar el desatino ( le todas estas quejas, basta
preguntar ß los que las hacen , si quisieran mas vivir en abso-
luta anarquóa, en un estado en que cada particular estuviese
libre de toda ley, y fuese dueÁo absoluto ele sus acciones : en
este pais claro estß que el reas fuerte no dejarla de opri-
mir al mas debit, y que seria imposible vivir en sociedad
-n semejante estado . Toda la cuestion estß , pues, redu-
cida ß saber si el estado salvaje es preferible al estado de
sociedad con todas sus trabas y sus inconvenientes. Si nues-

.
N
592 PAT
troc filésofos le juzgan preferible, íquión les quita de gustar
sus dulzuras? A pesar de sus declamaciones, deben ß las le_
yes, ß la policÁa, y al gobierno ele su patria la conservation
de su vida y de los derechos que tienen desde su nacimien_
to, stt education, su seguridad y reposo, la estabilidad de su
fortuna, los conocimientos de que se muestran tan sati sfe-
chos, y la indulgencia misma con due se sufren sus estravios :
todo esto deberÁa merecerles un poco (le reconocimiento .
Per lo ciernas su patria pociria facilmente reconciliarse
con estos hijos ingratos . Solo con elevarlos ß las dignidades,
ß los honores, y partir con ellos el po'er -y la opulencia, juz-
garÁan que todas estas ventajas y preeminencias ele. que tan-
to se lamentan en el dis, son lo mas justo, lo mas razona-
ble y lo nias natural del mundo .
Y.Igunos dicen que la religion cristiana en cl fecho de re á
presentarnos el Cielo como nuestra verdadera patria, nos
separa absolutamente de la que tenemos en la tierra, y
nos hace mirar con poco cuidado los deberes de la sociedad
civil . Este argumento es evidentemente falso, porque nues-
tra religion nos ense†a tambien que no podemos ganar el
Cielo sin cumplir con nuestros deberes para con la patria y
la sociedad. La esperiencia nos ensctaa cußles son uicjores pa-
triotas, los que creen en un Dios y en la otra vida, é los
materialistas que no esperan el cielo, ni temen el inf vino .
PATRIARCA . Los autores sagrados dan este nombre ß
los primeros gefes de familia , bien que hubiesen vivido an-
tes é despues del diluvio, y que fueron anteriores ß Moisós ;
como Adan, Enoch, Noó, Abrahan, Jacob, y sus doce hijos,
gefes de las tribus de los hebreos . A estos los llaman princi-
pes de las tribus é prÁncipes de los Padres, que es lo que sip
nifca la palabra patriarca .
No discutiremos la cuestion que tan largamente traté
Brucker sobre si los patriarcas eran filésofos, y si se debo dar
PAT 593
el nombre de filosofÁa ß los conocimientos de que estaban do-
tados . No habrÁa necesidad ele disputa si se principiase con-
viniendo en los tórminos . íSe debe entender por filésofo un
ltoml)re que debe todos sus conocimientos al estudio, ß la
meditation, ß las observaciones, ß las reflexiones y ß las es-
periencias que hizo? Los Patriarcas en este sentido no eran
filésofos, porque el primer fondo de sus conocimientos les
Babia venido por revelation y por tradition . Si cluieren por
la palabra filésofo designar ß unos hombres que sabÁan mas
que los otros respecto ß los objetos que mas nos importan,
como Dios y sus obras, el culto qne le debemos, la natura-
leza y el destino del hombre, los preceptos de la moral, y los
sugetos que por sus virtudes se han hecho memorables, sos-
tenemos que los patriarcas merecian el nombre de sabios
mucho mejor que los mas de los sugetos ß quienes despues
honraron con este nombre . Los primeros ß quienes die-
ron los `riegos el nombre ele flésofos fueron los legislado-
res clue civilizaron las sociedades con la religion , aunque
sus ideas no eran tan ciertas ni tan justas como las ele los pa-
triarcas .
Por otra parte es imposible que unos geles de familia,
que vivieron muchos siglos, no adquiriesen por la reflexion
muucltÁsimos conocimientos en materia tie historia natural, ele
fÁ-ica, ele astronomÁa , de geografÁa, etc. : y sin duda ttivvieron
el mayor cuidado en trasmiticlos ß sus descendientes . Nos cil-
ganarnos en pensar (pie antes ele la invention de la escritura
y ele los libros todos los hombres sin escepcion eran ignoran-
tes y estÁtpidos ; aun en el dia se encuentran en las aldeas au-
eianos que no saben leer, pero clue estar llenos de juicio y
(le inteligencia ; que reunieron ni michos conocimientos ‡tiles,
y con los que se puede conversar con al(,nn fruto ; tambien
se encuentran ele estos entre las salvages . Jul) v sus amigos
no liaii'nn estudiado en ninguna academia, y disputan y va-
TO ;\iO VII . n5

.
N
594 P A T
ciocinan sobre las obras de Dios y el gobierno del rnundl o
con tanto tino como pudieran hacerlo los filésofos ele todas
las naciones . El libro de la naturaleza es muy elocuente para
los que tienen ojos capaces de leerle con reflexion .
Es importante saber cual era la creencia (le los patriar-
cas respecto í la divinidad y sus obras, el culto qne se le del, e
dar, la naturaleza y destino del hornbre, y las reglas ele la
moral . La Sagrada Escritura habla muy poco acerca de los
conocimientos filoséficos de los patriarcas, pero no nos de-
jé ignorar su religion .
Comparando lo que se dice en el Gónesis y en el libro de
Job, vernos claramente que estos antiguos sabios adoraron
un solo Dios criador y gobernador del inundo, presente en
todas partes, que todo lo conoce, que dispone de todos los
sucesos, y al cual solo deben dirigir por consiguiente su culto
los hombres . No suponen que tenga iguales, ni Iugar tenien-
tes, ni cooperadores ; Dios lo hizo todo con su palabra , y lo
gobierna todo con un solo acto de su voluntad : verdad capi-
tal y sublime, í cuyo conocimiento no pudo llegar la filoso-
fßa de los siglos posteriores . hacen í Dios, como los hijos (le
Adan, ofrendas y sacrificios (le vßctimas escogidas ; le dirijen
sus oraciones, consagran í sn culto el sóptimo (lia, se reco-
nocen pecadores, buscan ltllrthcaciones y expiaciones, miran
el voto y el juramento como actos de religion, y quieren que
Dios presida sils tratados y sus alianzas .
Jama confundieron la naturaleza del hombre con la ele
los animales . Segun la historia de la creaciom , formé Dios
con su etano el cuerpo del hombre, pero cl alma es el soplo
de sus divinos labios ; al contrario, Dios sacé los animales del
seno de la tierra y los sujeté al imperio del hombre, solo los
crié para su uso, igualmente que las plantas, los írbules y sus
frutos. En el artßculo alma hemos probado clue los patriar-
cas creyeron, la inmortalidad y vida futura, y que esta fó,
PAT 595
que es la ciel gónero humano, perseveré constantemente en-
tre los adoradores del verdadero Dios .
No podia ser falsa la moral fundada en semejantes prin-
cipios : asß vemos que era muy pura , tanto por la conducta,
como por las lecciones de los patri.ctrcas . Conocßan muy bien
los deberes recßprocos de los esposos , de los padres y de los
hijos, de los amos y de los criados, y (le los vßnculos (le fra .
teruidad que nuen í todos los hombres : miran como crßme-
nes la impureza, la injusticia, el fraude, la perfidia, la vio-
lencia, el robo, el homicidio, el adulterio, la ol,resion, el
orgullo, la envidia, etc . ; y corno virtudes la equidad, la be-
nignidad, la coutpasion, la castidad , la templanza, la bu-
manidad, la decencia y la paciencia . Lo que mas distingue í
estos antiguos justos es el respeto í la divinidad, un senti-
miento vivo de su presencia, una confianza en su poder y en
su bondad, que animan todas sus acciones ; jamas se vio una
cosa semejante entre los sectarios de los falsos etilto5 .
La religion (le los patriarcas no era obra suya ; el misnlo
-
Dios la habla enseÁado í Alan, í sus hijos, í Engel 1 y í
Noó : Abralian, Isaac y Jacob la recibieron por tradition, í
utas de las nuevas instrucciones que Dios se digné darles, y
por este mismo canal llegé la historia del orßgen del mundo
hasta el tiempo de Moisós . La memoria de estos principales he-
chas vo podia estinguirse en unos testigos í quienes Dios con-
cedié muchos siglos de vicia : en estos hechos se fundaban la
creencia, las costumbres, las esperanzas, las pretensiones (le
las familias, y la (listineion de las razas privilegiadas .
Lamech, padre (le Noó, Labia visto í Adan : el tnisnlo
Noó vivié seiscientos aÁos con su abuelo Dlarusalen, que te-
nia ya trescientos cuarenta y tres aÁos cuando murié Adan .
Los viejos contemporíneos de Noó tuvieron la misma facili-
dad (le instruirse, y clespues ciel diluvio sigue la inisrna ca-
deras de la traclicion . Taró, padre de Abrahan, vivié olas de

1
596 PAT
un siglo con Arfaxad y Pllaleg, que habéan conversado corr
Noí por espacio ele Zoo ados . Aun vivia Ahrahaii, cuand
o
nació Jocob ; y Caath, abuelo de Moisís, habéa pasado sn vid
a
con los hijos de Jacob . Solo hay cinco personas ß todo mas
entre Noí y Moses : y se puede suponer que no ha y
mas que
cuatro, porque Abrahan tenia ya quince aÁos cuando murió
Noí ; y es preciso notar , clue hasta entonces Abral)an y sus
padres habitaron en la Mesopotamia, mansion ele Noí y de
sus hij s .
Si consideramos el respeto que debéan tener los jóvenes
a estos viejos venerables , el cuidado ele estos en referir ß su
posteridad lo , agrandes
r acontecimientos que habiau presenci a-
c1o ó que habian oido ß sus padres, nos convenceremos de
que Moisís debia estaá.- completamente instruido en todos
estos puntos, y que cuando escribe el Gínesis habla con
hombres que estaban tan bien informados corno íl ele los
sucesos que reeiiere . La opinion ele la vida larga ele los prime-
ros hombres se conserva tarnbieu entre los historiadores pro-
fanos : Josefo Antiq . Inr_l ., lib . i, cap . 3 hacia el fin . Si pues
hubo jamas una historia autíntica, cierta y digna ele todo crí-
dito , es sin dula la de lo_, pcrtriarects . Víase historia Sca-
'racLu .
Pero la misma sinceridad del historiador es tin motivo
de escßndalo para los incrí,lulus . Lejos ele imitar ß los escri-
tores profanos, quienes para dar realce ß su nacion solo
presentan las virtudes y buenas obras de sus híroes, refiere
Moisís cots ingenuidad todas las faltas que se pudieran acusar
ß los Lxrtricu'r .as . No debemos tal vez vituperar ß los prime-
ros, porque es utas necesario proponer ß los hombres buenos
ejemplos que tllalos ; pero Moisís se concluida por motivos
mas sublimes^ era preciso hacer ver al los hebreos y ß todas las
naciones, clue si ]lien Dios labia elegido la l:rosteridad de
Abrallan por su pueblo escogido, no era para recompensar
PAT 5 97
sus míritos, ni los de sus abuelos, sino por 1111 beneficio pu-
ramente gratuito : Dentar ., cap . 4, v . 3a : cap . 7, v . 7 : ca-
pét. 9, v . 5, etc . Era preciso demostrar ß todos los hombres
que desde la creaciotl ejerció Dios con álucha tilas frecuen-
cia y rias gusto su misericordia clue si , justicia para no de-
sesperar a los pecadores ; y los iucrí,lulos tip ue u teas nece-
sidad de, esta leccion clue los domas hombres . Ultimatnente
debéa convencernos de esta gran verdad, clue despees de la
caida ele Adan la salvacion del gínero humano no es ya un
negocio de justicia rigurosa, sino una gracia concedida por
los míritos del Redentor .
Ya los antiguos Padres de la Iglesia respondéan de este
modo ß los rnarciouitas y niaáiqueos que argulau contra la
conducta ele loshatriczrccc .s lo mismo que los incrídulos re-
piten en nuestros Bias . San Ireneo cita sobre este objeto las
reflexiones de un antiguo discépulo de los Apóstoles, v dice
con íl : `` no debernos acusar ß los patrictrccts y ß los profetas
†por las faltas que se les reprenden en la Sagrada Escritura ;
†esto seréa irritar el créa -ten de Cann, cuando se burló de la
†d mudez (le su padre , í incurrió eu su rnaldiciou ; pero
†deberlos dar gracias ß Dios por ellos , porque les fueron
†perdonadas sus culpas eu la venida de nuestro Se‡or ; y
†ellos ta,ubien dan gracias y se regocijan por nuestra salva-
†cion . Eu cuanto ß los defectos que refiere sencillamente la
†Sagrada Escritura sin vituperarlos, no nos toca ß nosotros
†hacer de sus acusadores, corno si luíserros tilas severos que
†Dios, y superiores a nuestro soberano dueno, sino que de-
†bentos buscar en ellos un tipo" ; esto es, un motivo de ins-
truccion : Coat . her ., lib . 4, cap . 31 . En seguida trata de
escusar el crimen ele Lot y de sus bijas .
De estas ref1uxiones tomaron ocasion Barbeyrac y otros
para censurar ß los Padres, como si pretendiesen que un
tipo bien ó mal supuesto en una aecioll criminal bastase para

593 P A T
escusada . Ya liemos r( fotado esta acusacion en el artéculo
Son Ireneo : este santo Padre di<cull~a í Lot , porque pecó
en la embriaguez, sin conocimiento lit deliberation ; pero
no escasa la enibriaguez ; justifica í sus dos hijas por su sim-
plicidad, y porque ocian que todo el gßnero humano labia
perecido eu el incendio (le Sodoma . El tipo que san Ireneo
halla en toda esta action es una leccion mu y provechosa, To-
do esto, dice, significa qne el Verbo de Dios, Padre del gßne .
ro humano, cs el Ánico capaz ele dar í Dios hijos en la igle-
sia antigua y la nueva : que ßl es quien derrama el espéritu
ele Dios, quien perdona nuestros pecados y nos restituye la
S-ida espiritual : que la comunicó í la carne como criatura
suya , cuando se unió hipostaticamente con ella : que de este
nodo (lió í la iglesia antigua y í la nueva la fecundidad, ó
el medio de engendrar para Dios unos hijos llenos (le vida .
Asé, segur san Ireneo, Jesucristo perdonó í Lot y í sus bijas
eu el Antiguo Testamento, corno perdona en el dia nuestros
pecados en el nuevo . áEs esto escusar uu créuten so color de
un tipo imaginario? Vßase Figura .
Pero como en este pasme eusena san Ireneo due los
patriarcas perdonados y salvos por Jesucristo se interesan
en nuestra salvation, se regocijan y clan gracias í Dios por
ella, no se necesita utas para poner en movimiento, toda la
bilis de los protestantes, prevenidos contra la intercesirrn de
los santos , y siempre prontos í servir ele maestros í los in-
crßdulos .
Coceo los patriarcas recébirrott el perdon (le sus pecados,
y se salvaron por la venida de Jesucristo , se puede preguntar
en quß estado estaban sus almas antes de su vertida . Abel y
otros hablan muerto cerca ele 4000 al-los antes de la venida
del Salvador .
San Pablo en la EjÁst í los I1cbr ., cap . t i, v . 39, parece
que dice que estos antiguos justos no hablan recibido aun
PAT 599
. "Todos, dice , probados por
la recompensa de sus virtudes
†el testimonio de su fß, no recibieron el efecto de las prome-
sas : Dios reservaba para nosotros aluna cosa mejor, para
†que no estuviesen sin nosotros en el estado de perfection ."
Pero los comentadores observan que este estado ele perfec-
cion se debe entender de la bienaventuranza consnutada que
solo se verificarí despues de la resurrection, y del juicio uni-
versal, ó del consuelo y gozo particular que debieron perci-
bir todos los justos de la redencion (le todo el mando por
Jesucristo . En esta opinion los justos del Antiguo Testarnetito
no recibieron hasta Jesucristo todo el efecto de las promesas de
Dios, ni tuvieron el consuelo de ver el mondo redituado por
el Meséas, y este privilegio le reservaba Dios para nosotros ;
pero esto no prueba qui antes de una ßpoca tan feliz no
hubiesen ya recibido una parte de las recompensas prometi-
das í la virtud .
En efecto , segun el estilo ele los patriarcas, el morir era
dormir conn sus padres, ó reunirse con su pueblo, con su fa-
milia : esta era tina idea consoladora . Jacob a la hora (l e su
muerte esperaba su libertad ó su salvrccion : Gen ., cap . 49,
v. r8 . El alma (le Samuel, evocada por Saul, le dice : "ápor
†quß babeis turbado mi reposo? .. .. ALI-lana vos y vuestros
†bi jos estareis Conmigo : Y' lib . ‡ .'de los leyes, cap . 28, v . 15,
y 19 . Se dice en el Eclesiístico, cap. 4. ;, v . i Á, clue Enoch fue
agradable í Dios, y trasportado al Paraiso : pero ese Paraiso
era un lugar rle felicidad, porque Jesucristo le promete desde
la cruz al buen ladron . En el lib . 2 .ˆ (le lo, ITlacab . , cap . 15,
v . 13, leemos que Judas Macabeo tuvo una vision en que el
sumo Sacerdote Onéas le presentó el profeta Jereméas rodeado
de gloria y de un esplendor ntagestuoso , rogando í Dios por
el pueblo y por la santa Ciudad : por consiguiente , este pro-
feta gozaba de un estado ele felicidad y de crßdito para con
Dios .

6oo PAT
Jesucristo confirma esta antigua creencia de la iglesia j u_
déica en la parabola del rico avariento : L'vung . de san Luc .,
cap . 16, v . 22 v 24 . Dice que Lézaro lrabia ruuerto, y fue
trasportado por los éngeles al seno (le Abrahan , que el vo-
luptuoso avaro fue sepultado en el inferno despuís de su
muerte, y atormentado eu las llamas . Este estado (le Lézaro
se representa como una recompensa ele los males clue habla
sufrido en esta vida : v . 25 . Luego la felicidad ele los justos se
~crilicaba imnediataniente despees de la muerte, lo mismo
que el castigo de los males .
i\To por eso se infiere sue los santos del Antiguo Testa-
meto se salvaron independientemente ele los míritos ele Jesu-
cristo . Lu el artóculo Re4cnci.ota prola .rremos que la nruertede
este divino Salvador tuvo electos anticipados , y que el efecto
que produjo es tan antiguo como el pecado de Adan .
Poco importa saber cuél era el lugar en que los pri tueros
justos gozaban de reposo y (le felicidad aguardando la venida
del Mesóas, que debóa coirnar su consuelo y su felicidad : seróa
inßtil disertar sobre si aquella inansion debe llamarse ciclo,
itn f erno, paraóso Á limbo . La Sagrada Escritura no lo decide
con tanta claridad que nos autorice para tomar uingtan parti-
do sobre este punto .
En el artóculo Infierno hicimos ver que el descenso de
Jesucristo é los infiernos es un artóculo ele I -í contenido en el
sómbolo, y que bajo el nombre de in f rrno no solo han en-
tendido los Padres ele la Iglesia el lugar donde los ríprobos
eran atormentados, sino ta,nbien el sitio en que los l.~irlricrr-
c as y santos del Antiguo Testamento gozaban (le repaso y ele
cierto grado de felicidad . Ya hemos observado due segur los
Padres, Jesncriá , to no solo visitÁ é los antiguos justos , para
consolarlos y causarles un aumento de felicitlacl , sitio que
tambien se dejo ver é los ríprobos, Á por lo menos é aquellos
cuya suerte aun no †staba decidida para la eternidad : y que
PAT bot
el sentir de los Padres no es unénime sobre el mayor í me-
nor fruto que produjo esta visita misericordiosa de nuestro di-
vino Salvador . Víase Infierno, S 4 .
No hablaremos de los personages é quienes llaman sus
patriarcas los judóos modernos, porque este artóculo perte-
nece mas bien é su historia civil que é su reliuion,
A fines del sido i, Á é principios del ii, corriÁ un libro
apÁcrifo intitulado Testamento de los doce Patriarcas . en el
cual presenta el autor é cada uno de los doce hijos de Jacob
hablando en favor de Jesucristo y (le la religion cristiana :
todo el mundo confiesa clue es un libro suplantado, y no se
ve que ninguno ele los antiguos Padres (le la Iglesia hiciesen
aprecio de íl. Pero si comparamos los diferentes juicios ele lus
cróticos protestantes sobre esta produccion , sobre el tiempo
en que apareciÁ, sobre la religion y fin del autor, y sobre el
mayor Á menor desprecio que sufriÁ en diversos tiempos , se
ve que cada uno habla ßnicanrtente por interís de sistema, se-
gun conviene é sus designios . El D. Lardner, que confiesa la
falsedad ele esta obra, no deja (le sacar ele ella consecuencias
ventajosas para el cristianismo : Credibility of the Gospel His-
tory, tom . 4, lib . i, cap . 19, S 3.
PATRIARCAS ECLESIASTICOS . En la historia de la
Iglesia se dé el tótulo ele patriarcas é los obispos de Roma,
de Antioquóa , de Jerusalen, de Alejandróa y de Constanti-
nopla . Pero en cuanto é su jurisdiccion patriarcal y su es-
tension, nias bien pertenece este artóculo é la jurisprudencia
que é la teologóa ; nosotros solo nos encargamos de justificar
esta institucion contra las acusaciones de los protestantes .
Dicen que este tótulo fue un efecto de la atnbieion (le los
obispos que ocupaban las primeras sillas : que despues de
haber despojado al pueblo, y é los presbóteros Á ancianos de
la autoridad que tenóan en el gobierno de la Iglesia, disputa-
ron entre só sobre el poder y la jurisdiccion, y que sus con-
TOMO VII . 76

602 PAT
testaciones produjeron en la Iglesia los mayores males . Aéa-
den que Constantino, que habia variado la forma de la ad-
ininistracion civil, deseal , a que el gobierno eclesiístico se ar-
reglase por el mismo modelo ; y que los tres patriarcas de
Oriente y el de Roma correspondian í los cuatro prefectos
del pretorio que liabia establecido Constantino : Moslieim,
lfist . Ecclcs . siglo iv y v.
Falsas suposiciones, falsas conjeturas . i .' En el articulo
Gerarquóa hicimos ver la falsedad de todas ellas, y que des-
de el principio de la Iglesia el pueblo y los ancianos no tu-
vieron parte alguna en el gobierno . 2 .' El mismo Mosheini
confiesa cine antes de Constantino los obispos de las primeras
sillas ya tenóan un grado de preeminencia sobre los otros : se-
róa, pues, el gobierno eclesiístico quien sirviß de modelo para
la admiulstracion civil y no al contrario . Por otra parte el es-
tablecimiento que se hizo en el siglo y cle otro patriarcaclo
para el obispo de Jerusalen , bubiera alterado la semejanza
entre los dos gobiernos . 3 .Á En el artóculo Papa S i, liemos
probado que mucho antes de los siglos iv y V ejercian ya
lis obispos de Roma su juriscliccion , no solo sobre todo el
Occidente, sino tambien en el Oriente .
En cuanto í los motivos de la institucion ele los patriar-
cados, áqu† liubiera respondido Moslieim si se le hubiera
sostenido que los luteranos en el hecho de haber establecido
superintendentes en lugar de obispos para velar sobre los
pastores inferiores, obraron por ambicion ? á Flan conserva-
rlo tambien por este inismo motivo los anglicanos algunos
obispos, clos arzobipos y un primaclo?
Lo que hay de cierto en esto es que la Iglesia hallanclose
ya establecida en el siglo iv en diferentes naciones que no
tenian la misma lengua, ni las mismas costumbres, tuvo por
conveniente que los latinos, los griegos, los sirios, los cof-
tcis ß egipcios, tuviesen para cada una de estas naciones nn
PAT 6o3
superior eclesiístico, para mantener entre ellos el'orden y la
uniformidad en la clisctplina, v terminar las diferencias entre
los obispos, cuando no era posible congregar un concilio ge .
peral . Aun en el dia sin que tenga parte la ambicion , un
obispo, cuya dißcesis se estiende í muchas provincias , se v†
precisado í poner en cada una un vicario para ejercer la ju .
risdiccion contenciosa, y algunas veces un vicario general .
Finalmente, supongamo*s por un momento que fue la am-
bicion el ‡nico mßvil de los patriarcas orientales, y la causa
cle sus continuas revueltas ; de aquó se inferirla la necesidad
ele un gefe ele la Iglesia, de un tribunal superior, que si ;Iˆ, >
podia ser juez, fuese por lo menos írbitro y conciliador para
restablecer el orders y la paz ; de lo contrario el gobierno arise
tocrítico de esta inmensa corporacion seróa una contónua
anarquóa .
Tambien confiesa Leibnitz, mas moderado y ele mas ins-
truc-ion que los otros protestantes, que siendo uno el etter-
po de la Iglesia, tiene por derecho divino un Supremo ma-
gistrado espiritual : que la vigilancia cle los Papas en favor
de los cínones y de la disciplina produjo de tiempo en tiem .
po los mejores efectos, y reprimiß muchos desßrclenes : Es-
prit de Leibnitz , tom . 2, píg . 3 y 6 . Otros escritores que no
trataban de adular í los Papas ni al clero, reconocen tam-
bien que la subordinacion de los pastores inferiores í un so-
lo obispo, de muchos obispos í un rr>etropolitano , y ele to-
dos í un solo Pontófice, es el modelo de un perfecto go-
bierno .
PATRIPASIANOS 6 PATROPASIANOS . Nombre que
se (liß í muchos liereges : en primer lugar í los sectarios de
Praxeas, quien vino í Roma í fines del siglo u y en el pon-
tificado del Papa Victor . Enseéaba que no Babia nias que
tina persona divina, esto es, el Padre : que este bajß al seno
de Maróa, que naciß cle esta Virgen Santósima , que padeciß,

6o4 PAT
y que es el mismo Jesucristo : é lo menos esta es la creen .
cía que le atribuye Tertuliano en el libro que escribió con-
tra este lherege. 2 .<) A Noeto y é sus discípulos los Noecia-
nos que enseßaban el mismo error casi al mismo tiempo en
el Asia , como nos lo enseßa San IIipólito de Porto, quien
los refutó, y lo mismo San Epifanio . 3 .Á A Sabelio y sus par-
tidarios en el siglo iv. Se dice en el Concilio de Antioquía,
celebrado por los Eusebianos en ci ario de 345, que los orien-
tales llamaban sabelianos é los que los romanos liamabanp
tripastanos,, y que fueron condenados, porque suponian clue
Dios Padre era pasible .
Beausobre resuelto é justificar é todos los hereges é es-
pensas ele los Padres de la Iglesia, se empeßa en que esta
denominacion es injusta, y que los sectarios de que acaba .
nios de hablar eran unitarios , y no admitian mas que una
persona divina ; que jamas euseáaron que esta persona se ha-
bía unido sustancialmente con la humanidad de Jesucristo,
ni que padeció en †l, que esta solo era una consecuencia
que malamente sacaron los Padres de su doctrina : llistor . da
111ctrriclc . lib . 3, cap . 6, S 7 .
Pero nos parece muy singular que un crítico ciel siglo
XVIII se precie de conocer mejor el sentir de los antiguos
hereges que los Padres contemporéneos, que hablaron con
ellos ó con sus discípulos, que leyeron sus obras, y examina-
ron su doctrina . Nada sirve decir que si estos sectarios hu-
biesen enseriado todos los errores que les atribuyeron , sería
preciso clue hubiesen sido insensatos, que cayesen en mil con-
tradicciones, y que no se entendiesen é sí mismos, &c . Esto
es lo que justamente les echaron eu cara los Padres , y cien
veces nosotros hemos visto mil ejemplos de lo mismo en los
novadores de los ‡ltimos siglos . Si los Padres ele la Iglesia pe-
caron haciendo ver é los hereges las consecuencias ele su doc-
trina, ˆcómo se justificaré Beausobre que no cesa de atri-
PAU 6e,5
buir é los Padres y é los teólogos católicos por via de conse-
cuencia unos errores en que ni siquiera soßaron , y que re-
futarían expresamente si los hubiesen advertido?
Alas equitativo y mas juicioso Mu heim en esta materia
que Beausobre, hizo ver que los Padres no acusaron falsa-
mente é los liereges patril>as%anos, y que su nombre es bas-
tante exacto en un sentido. Estos sectarios decian que el Pa-
dre considerado precisamente sewn la naturaleza divina era
impasible ; pero que se había hecho posible en virtud de su
íntima union con la naturaleza humana de su hijo : de este
modo lo esplica Teodoreto . Nosotros decimos en un sentido
muy ortodoxo que el Dios Padre, ó considerado como Pa-
dre, es impasible ; pero que Dios el Ill jo , ó considerado co-
no Hijo, es pasible, porque son dos personas distintas . El er-
ror de los patripasianos consistia en tornar el nombre de
Pudre en el trismo sentido que nosotros tomamos el nombre
de Dios ; con lo cual destruían la distincion de las personas
de la Santísima Trinidad : Mosheirn, Hist . Clirist ., sig . 111,
4 32 . Notas . V†ase Noccianos , Praa:canos, Sabelianos.
PAULIANISTAS . l†ase SAMOSATIANOS.
PAULICIANOS . V†ase MANIQUEOS .
PAULINO . (S.) Obispo de Nola en la Campinia, muy
apreciado de San Agnstin, é quien solo sobrevivió un arao :
murió eu el de 43 t é la edad de 78 aßos . Se conservan al-
gunos poemas y cartas de este Santo en que brillan la f† mas
pura y la piedad mas tierna . Dloshciln dice que sus escritos
no merecen alabanza ni desprecio : es muy estraßo que un
protestante no hallase que reprender en las obras ele un San-
to Padre . Basnage dice que era mal teólogo porque creía en
la intcrcesion de los Santos . Las obras de Sun Paulino se im-
primieron en París en 8 .Á aßo de 165 ?, y fueron reimpresas
eu Verona el de i736 .
1o se debe confundir con San Paulino, patriarca de Aqui-

606 PAZ
lea que vivié en el siglo vin en el reinado de Carlomag
no :
este escribié contra los errores de Felix y Elipando
. Se reirn_
primieron sus obras en Venecia en folio aío (le '7 3
7-
PAZ é BESO DE PAZ . San Pedro y san Pablo concluyen
sus espóstolas diciendo : "saludaos unos ß otros con un santo
beso . Desde el principio de la Iglesia se introdujo entre los cris-
tianos la costumbre de darse un ésculo de paz en sus asam-
bleas, como sómbolo de concordia y de recóproca caridad .
San Justino en su segunda .14pologia nÁm . 65 ; Tertuliano de
Orat- cap . 14 ; san Cirilo de Jerusalen, Catech . Myst . 5.a y los
Padres ele los siglos siguientes, hablan en el mismo sentido :
tambien se hace mention del beso de paz en el concilio de
Laodicea, en las constituciones apostélicas y en todas las anti-
guas liturgias . Los paganos tomaron de aquó un pretesto para
calumniar ß los cristianos, y los inculparon por este signo de
amistad fraterna .
Jesucristo habia dicho : "si tu hermano tiene contra ti al-
águna cosa, deja tu oblacion delante del altar, y ve antes ß
áreconciliarte con tu hermano :" San Mat . cap . 5, v . 24 . Les
fieles infirieron con razon que era una disposition necesaria
para participar de los santos misterios el conservar la paz en-
tre só, renunciar ß toda especie de odio y envidia, y manifes-
tarse amistad recóproca, porque la misma comunion es un
sómbolo de fraternidad y de benevolencia .
Por eso en la iglesia de Oriente se daba el beso de paz
antes de la oblacion, despues de haber despedido ß los cate-
cÁmenos : tambien se siguié esta misma prßctica en las gau-
las y en Espacia (); pero en
la iglesia de Roma parece que
fue siempre constante la costumbre de hacer esta ceremonia
inmediatamente antes de la comunion .
El Papa Inocencio I manifesté ß un obispo de Espaía
(') En Espana se da la paz despues de la traction de la
hostia .
PAZ 607
que esta costumbre era la mas conveniente, y se establecié
en toda la iglesia latina cuando se adopté la liturgia romana .
El modo de dar la paz no varié eu la iglesia de Rorna :
el celebrante besa el altar y abraza al dißcono dici†ndole : prix
tibi, frater, et ecclesi .ce sanctce Dei, el dißcono hace lo mis-
mo con el subdißcono dici†ndole pace tecum, y †ste dß la
paz ß todo el clero (*) . Desde el siglo xii hasta el xvi se
acostumbraba en muchas iglesias de Francia que el celebran-
te hiciese la fraction de la hostil antes de abrazar al dißco-
no ; pero desde el siglo xvi parecié mas conveniente volver
ß la costumbre antigua de besar el altar, que es el trono ciel
cuerpo de J sucristo . A fines del siglo XV se sustituyé nn ins-
trumento de paz, la patena, una imagen, é una reliquia,
que besa primero el sacerdote, despues sus ministrantes y el
clero ; pero no se da ß besar ß los seglares, no siendo (le alta
dignidad, temiendo (lar margen ß contestaciones sobre la
preferencia, como sucedié muchas veces .
Antes ele (lar la paz dirige el sacerdote una oracion ß
Dios suplicßndole clue conserve la union entre los miembros
de su iglesia, y restituya ß ella los que tuvieron la desgracia
de separarse . El modo con que Jesucristo saludaba ordina-
riamente ß sus discipulos era dici†ndoles, la paz sea con
vosotros, pax vobis : esta era la férmula que usaban los he-
breos : segun vemos en muchos pasages (le‡ Antiguo Testa-
mento la pay no solo significaba la union y concordia, sino
tambien la prosperida(1 y la felicidad . Los griegos para salu-
dar decóan, Kc ipe, alegraos, estad contento, y los latinos sal-
ve, vale, ave, cons†rvate bueno . La palabra ct Dios fue intro-
ducida por el cristianismo, y cluiere decir, deseo que estcs
En Espacia el subdißcono da la paz solamente al obispo y entre los
(') paz ß dos del clero inte-
monacales al abad ; no asistiendo el obispo da la Iraizos y el Por yu†
rior, y estos la dan ß todos los demas del clero . V†ase
de las ceremonias .

6o8 PEC
con Dios, que vayas con Dios, aunque regularmente se pro ,
ttrtncia sin atender é su siznifcacion .
PECADO . Esta palabra tiene diferentes sentidos en la S a _
rada Escritura : t .í significa una transgreston de la ley di .,
vina en materia grave ó leve : en este sentido hablaremos lue-
go de ßl . 2 .í Signifca la pena del pecado : En el cap. 4 del
Cenes . v . -, se dice : "si tÁ obras mal te seguiré tu pecado ."
Quiere decir, sufrirés la pena ; y en el cap . 20, v . 9, Ahime-
lech dice é Abrahan : "tu atrajiste sobre nosotros un gran
ápecado ." Corno si dijera, un gran castigo . 3 .í Signifca un
vicio, ran defecto : la concupiscencia se llarna pecarlo porque
es efecto del pecado de Adan, y ntr vicio de la naturaleza
que nos inclina al pecado : as† lo espliea san Agustin . Las im-
purezas legales se llaman pecados en el Lcvit ., cap . r 2, v. 6
v 8 : cap . t4, v. t9 . 4 . í Espresa tambien la v†ctima ofrecida
por la expiation del pecado: San Pablo en la 2 . a Ep† .st. é los
Corint ., cap . 5, v . 2 r, dice que Dios se hizo pecado por nono-
tros, esto es, v†ctima del pecado, el que no le conocia ni
podia conocerle . El profeta Oseas en el cap . 4, v . Y, : "conte-
árén, dice, los pecados del pueblo ;" esto es, las v†ctimas
que ßl ofrezca, San Juan en la primera L'p†st ., cap . 5, v. t6,
habla de un pecado que es para la muerte : parece que es
la idolatr†a, porque la ley de Moisßs condenaba é pena ea-
pital al reo de este crimen, y el Apóstol concluye su carta
exhortando é los fieles a que se preserven de la idolatr†a . El
pecado ó la blasfemia contra el Esp†ritru Santo es un ultrage
contra el Esp†ritu Santo, hecho por uu hombre que contra
su conciencia atribuye é la operacion del demonio los mila-
gros que visiblemente son efecto de omnipotencia ele Dios,
y este es el colmo ele la impiedad : Jesucristo dice que este
pecado no se perdonaré ni en esta vida ni en la otra : San
Mat ., cap . t 2, v . 3t : san Agustin dice que este pecado es
la impenitencia final, ó la constancia obstinada en el pecado
PEC 609
hasta la muertei Retract . lib . i, cap . t 9, etc. Lo mismo pien-
sa san Fulgencio en el l ib . d e Fide ad Petrum cap. 3. El pe-
cado, para cuya expiacion no hay v†ctima, es la apostas†a, Be-
gun san Pablo en su Epist . d los Heb. cap . to, v . 26 . Vßase
la Biblia de Avir†on, tom . t 3, pag. 35o .
Antes ele hablar de las diferentes especies de pecado, es
preciso resolver urca ó dos cuestiones respecto al pecado en
general . Los incrßdulos preguntan, lo primero en quß sen-
tido pueden ofender é Dios nuestros pecados, y nosotros les
hernos respondido en el art†culo ofensa .
Otra dificultad mas grave es la que se ofrece sobre si
Dios puede ser en algue sentido cama del pecado : si puede
hacer que un hombre caiga en pecado para castigarle por
otros pecados clue baya cometido . Muchos testimonios de la
Sagrada Escritura parecen suponerlo as† . En el libro 2 .í de
los Rey . cap. t 2, v . t r, dice Natan é David ele parte de
Dios : `'yo te castigarß valißndome de tn propia familia :" y
bien pronto estalló la rebelion de su hijo Absalon , cap . r 6,
v. to . Insultado David por Semei, dijo : `'dejadle hacer lo
áque quiera, Dios le mandó injuriarme .'' En el lip. 3 de los
Rey . cap . t 2, v . t 5, leemos que Dios tornó aversion é Ro-
boan para cumplir con lo que habla anunciado el profeta
Ahias : y en el cap . 22, v. 2 a, un esp†ritu malitino dice al
Se‡or : yo serß un esp†ritu eragaˆcudor y mentiroso en la boca,
de los pro fetos : y Dios le responde, ve y loa :lo . En el libro
ele Job, cap . t 2, v . 24, dice este santo varon , que Dios mu-
ela el énimo de los pr†ncipes y los engaˆia arrojéndolos en el
error . Eu el salin . t o4, v . 25, pretende el salmista hacer ver
que Dios cambió el corazon ele los egipcios para clue ahorre<
ciesen é su pueblo . Eu el cap . 63 ale Isoia .s, v . t 7 , dicen los
israelitas al Se‰or : "Špor quß nos habeis descarriado fuera
áde vuestros caminos? Vos habeas endurecido nuestros co-
razones para que no os ternißsernos ." En el cap . 14 de Exe-
Tuiio Vil . 77

61o PEC
quiel, v . 9, dice el Seéor : "Si un profeta se engaéare, soy
í y o el que le engaéó .í
Lo mismo vemos en muchos lugares del Nuevo Testa-
mento . Eti el Evangelio de san Mat . , cap . 6 , v . 1 3 , enseéa
Jesucristo ß sus discÁpulos que digan ß Dios : no nos intro-
duzcas en la tentacion , lo cual supone que Dios puede in-
ducirnos, y hacernos caer en el pecado . San Mateo en todo
su Evangelio supone que se cometieron muchos pecados para
que se cumpliesen los anuncios de los profetas corno el mar-
tirio de los hitos inocentes, la incredulidad ele los judÁos . los
ultrages de Jesucristo, etc . San Pablo en la Epist . ß los Ro-
man . , cap. i, v . 26, dice que Dios entregá ß los filásofos ß
las pasiones was vergonzosas y ß un senti, lo róprobo ; y en el
cap . 5, v. 20, que la ley antigua se diá para que abundase el
pecado . Y en la Epist . ß los Tesalarr ., cap . 2, v. 10, an uricia
que Dios harß que venga sobre los pecadores un espÁritu de
error para que crean en la mentira, etc .
San AgustÁn cita estos testimonios para probar contra los
pelagianos que un mismo vicio puede ser al mismo tiempo
un pecado, y la pena de otro pecado : lib. 5 con, . Julian .,
cap . 3, nßm . 8 . Pone por ejemplo 19 ceguedad (le los judÁos
y la concupiscencia que estß en nosotros . En el n†mero 1 i :
`una cosa es, dice, tener malos deseos en el corazon, y otra
íentregarse ß ellos para que nos dominen, consintiendo vo-
íluutariamente : esto es lo que sucede ß un hombre cuando
íes entregado ß ellos por un juicio de Dios . Nitro . 12, Cnan-
ído se (lice que un hombre se entrega ci sus deseos, se hace
ículpable ; porque abandonado (le Dios cede y consiente en
íellos De donde se infiere con toda claridad que la per-
versidad del corazon proviene ele un oculto juicio ele Dios
íN†m. 13 . Sostenia Juliano que aquellos de quienes habla
ísan Pablo fueron abandonados ß sÁ tnisrnos por la paciencia
íde Dios, y no arrojados al mal por su omnipotencia ; san
PEC 61 i
íAgustin le responde : el Apástol pone lo uno y lo otro,
íla paciencia y la omnipotencia Entendedlo como qui-
ísiereis."
En el lib. d e gratia et libero arbitrio, cap . 20, n†m. 43,
dice que Dios incliná la mala voluntad ele Semet al pecado
que cometiá, que le arrojá en ól, á dejá caer en ól ß su mal
corazon : cor ejes malum in hoc peccatum missit, vel dimis-
sit . Dice que Dios obrá sobre el corazon de Absalon para que
desechase los buenos consejos de Achitofel . N†m . 42, que la
mudanza del corazon de Roboan vino ciel Seéor : que Dios
obrá en el corazon (le Amacias, para que no escuchase un
consejo saludable . N†m . 4? . "De aquÁ, dice, se infiere que
íDios obra en el corazon de los hombres para inclinar su
ívoluntad, asÁ ß lo bueno, por su misericordia , como ß lo
ímalo, segun ellos merecen ."
Cuando Juliano le arguye que esta conducta ele Dios es
01
injusta , el santo doctor le tapa la boca con esta mßxirua :
"no se debe dudar que Dios es justo, aun cuando hace lo
íque nos parece injusto, y lo que no podria hacer un hoin-
íbre sita injusticia :" Op . imperf., lib . 3, n†m . 34.
Esto es lo que incliná ß Lutero, Calvino y Melanton ß
sostener que Dios es causa del pecado, lo mismo que de las
obras buenas ; y ß Jansenio ß sostener que el hombre peca
aun Haciendo lo que no puede evitar . Los maniqueos y mar-
cionitas abusaban tambien de estas ideas para Hacer despre-
ciables los escritores del Antiguo Testamento ,ylosincód
los se valen de las mismas para hacer la religion ridÁcula y
odiosa .
En los artÁculos Causa y Endurecimiento hemos esplica-
do algunos de estos pasages ; pero en una mare-ria tan im-
portante no nos detenemos en repetir ; porque tenemos tantos
.
objeciones
adversarios que renuevan las mismas
1 .‡ Hicimos ver que la Sagrada Escritura presenta mu-

612 PEC
chas veces como causa lo que no es mas que ocasion, y pa-
rece atribuir é una intencion espresa lo que sucede contra
la voluntad del mismo que obra . Ilicirnos ver al mismo tiem_
Po que esto no es un hebraismo, í un estilo particular de los
escritores sagrados 1) sino un uso connue é todas las lenguas .
Asó cuando leemos que Dios ciega y endurece é los pecado-
res , que obra en su corazon para hacerlos malos, esto solo
significa que su paciencia y sus beneficios sou para ellos una
ocasion de ingratitud, de ceguedad y ole endurecimiento : asó
la prosperidad clue Dios concedií é los israelitas en Egipto,
sirvií para escitar la envidia de los egipcios, e inspirarles el
odio contra su pueblo , y en este sentido es como Dios trocí
su corazon, para que concibiesen aquel odio : asó lo esplica el
mismo san Agustin : Tnarr. in Psalm . 1 o4, v . 25 . La prue-
ba ole que en este sentido se deben tomar los testimonios ci-
tados, es que en semejantes casos se lamenta Dios de la mali-
cia ß ingratitud de los hombres : Isaóas en el cap. a3, v . 24,
dice é los judóos : "vosotros me hicisteis servir para vuestras
Áiniquidades :" como si dijera , vosotros os habeis servido de
mis propios beneficios para ofenderme . Si Dios hubiera teni-
do esta intencion, ápo,lria lamentarse? Cuando decirnos que
un bienhechor hace ingratos, no queremos decir que ßl les
inspire de intento la ingratitud .
En estos testimonios la palabra ut que nuestras versio-
nes suelen traducir para que, í é fin de que, como desig-
nando la intencion, estaria mejor traducida (le rizado que . Asó
en el lip . 3 .† ole los Rey ., cap . 12, v. 15 deja Dios é Roboan
conducirse de modo que sucedan los males anunciados por Ahias .
En el Evang . de san Mat ., cap . 26, v. 56, reprendiendo Jesu-
cristo é los judóos el modo indigno con que le prendieron, les
dice : "Todo esto se hizo de modo que se cumplieron las predóc-
Áciones de los profetas :" y no para que se eu ni pliesen, í pa-
ra cumplirlas, porque no era esta la intencion de los judóos .
PEC 613
Nosotros hacemos el mismo uso de la partócula para cuando
decimos de un militar que sentí plaza para que le matasen, í
de un autor que trabají mucho potra dar é luz obras despre-
ciables. Los traductores franceses de las Epóstolas de san
Pablo usan de este mismo equóvoco, cuando dicen que la ley
antigua vino para í é fin de dar lugar é que abundase el
pecado : F.póst . é los Rorn ., cap . 5 , v. 20 . San Agustón lo ad-
virtií en el lib . 19 cont . Faust ., cap . 7 ; y en el Trat . 3 .†
in Ioann ., cap . 1, n‡m. i i ; y los traductores deberian en-
mendarse . En el mismo sentido se podróa decir que no se (lií
el Evangelio é ciertos hombres, sitio para hacerlos rnas cul-
pables.
2 .† Hemos observado que en todas las lenguas se dice
que un hombre comete todo lo malo que deja cometer a
otros, cuando pudiera impedirlo ; y que la Sagrada Escritura
se esplica de este mismo nodo respecto é Dios : asó se dice
que Dios ciega, endurece, engaˆa y descamina é los hoe-i-
bres cuando los deja caer, descaminarse, cegar y endurecerse ;
y esto solamente significa que no lo impide pudiendo hacer-
lo, concedißndoles auxilios amas fuertes y teas abundantes.
Por consiguiente, en lugar de leer en el capót . 63 ole Isaóas,
V . 17, "os nos habeis clescanzinado, etc ., se debe leer : "vos
Ános habeis dejado descaminar, y que se endurezca nuestro
Áeorazon ole modo que no os temamos ." La prueba ole este
sentido se ve en la misma Sagrada Escritura : porque en el
Deuter ., cap. to , v . 16, y cap . 15, v. 7, dice 11Zoisßs é los
israelitas : "no endurezcais vuestros corazones" ; y en el
Sahn . 94, v . 8 , se dice : "no endurezcais vuestros corazo-
Ánes, como lo hicieron vuestros padres . " Despues de ha-
ber dicho que Dios habia endurecido é Faraon, el Historia-
dor Sagrado aˆade que este monarca agravaba í hacia mas
pesado su propio eorazon : Exod., cap . 8, v . i 5 . Asó lo en-
tiende san Agustin, y nosotros hemos ya citado lo que dice

6r4 PEC
en el artéculo Endurecimierito . "Dios, dice, ciega y endurece,
íno dando la malicia al pecador, sino no usando corr ól de
ímisericordia (*) no excitßndole al mal, ni sugirióndoselo,
"sino abandonßndole, Á n , > socorrión role :" Epést . 194 ad Six .
turn, cap . 4, nám . 2+ . Enarr . in Salin . 67, náu1. 3o :Tract . 53
in Joann ., nám . 6, lib. 1 .† ail Simplic . q. 2 , nám . iS. Lib .
de N(-.a . et Grat., cap . 23, nám . 25, etc.
Enga‡a Dios ß los falsos profetas , E:cq ., cap. 14, v . 9,
cuando verifica sus de-ignios ele un modo enterarnente opue,to
ß las es pet a izas y prediccic'nes ele aquella ; pero esto no es culpa
suya, sitio de los profetas . Permite al espéritu (le la mentira que
se apodere de su boca ; les permite ß ellos mismos eng fiar ß
los que quieren escucharlos ; pero una simple permision no
es una orden positiva, aunque la una se espresa como la otra .
Vóase Permision .
No estß Dios obligado ß dar laces sobrenaturales y el es-
péritu ele prolecéa ß los que no se las piden , y aun las recha-
zan y resisten . Eu esto consiste la operacion de error, que
Dios envia ß los qt n quieren en~atˆarse ß sé mismos , de modo
que' clan cródito ß la meutira, que los adula , y no ß las ver-
dades que les desagradan : Epést . 2.a á los Tesalcu ., cap a 2,
Y. 10 .
Despees de haber citado las palabras ele san Pablo , Dios
los ha entregado a un sentido rc ;prcbo, a‡ade san Af7ustin :
†tal es la ceguedad del entendimiento : el que se cnirega ß
íella, estß privado ele la luz interior ele Dios, attaque no ert-
íterair'eitte eu cuanto estó en esta viola :" Enarr . in Salin . 6,
aána. 8 . Es digna de notarse esta rest 1,iccion, que prueba que
san Agustin no pensaba que un pecador quedase jamas pri-
vado enteramente de la gracia .
(') Err el torn . 2 . † Ile esta tralluccion, artéculo Ca u.cit, lxé g . a51 , li-
nea ~ , Inunde dite : sino hacióndole wisericordia, lóase : sino no ha( ‰enliole
xiiisei , i( orII‰a .
PEC 615
3 .† Hemos notado que en el Iengnage de los libros sagra-
dos y en el nuestro, desarnparar, descuidar, olvidar y aban-
donar, no siempre se dicen eu un sentido absoluto, sino por
counparacion : se juzga que Dios abandona ß un hombre, cuan-
do no le concede tanta gracia como antes le concedia, Á cuan-
do no le dß tanto como concede ß los tiernas, Á cuando uo le
dß unos auxilios tau poderosos que venzan su resistencia ; y
la Sagrada Escritura dice que Dios aborrece, desecha y re-
prueba ß los que castiga de este modo . Eu este sentido, ha-
blando Dios de la posteridad ele Jacob y (le la (le Esaá , dice :
"yo amó ß Jacob, y aborrecé ß Esaá : " Malaq ., cap. i, v . 3 .
Vóase Aborrecimiento, Aborrecer . Asé tambien cuando un pa-
(ire muestra mas ternura ß su hijo primogónito que al segun-
do, decimos que este estß desamparado, despreciado, aban-
donado, y que le tienen aversion, etc . Los incródulos hacen
leal en escanllalizarse, porque se (lice en la Sagrada Escritu-
ra que Dios ama ß los justos y aborrece ß los pecadores
: que
eligiÁ ß los judéos, y reprobÁ a las denlas naciones : esto solo
quiere decir que concede menos gracias ß los pecadores que
a los justos ; y que [lizo mas favores ß los judéos que ß los
otros pueblos . En este mismo sentido tomÁ Dios aversion ß
Roboan , y al mismo Salomon cuando se hizo idÁlatra , al
rey Acab, etc ., y ß toda la nacion jndßica cuando la castigaba .
4 .† Si quedase alguna duda sobre el verdadero sentido de
todos esto, tuodos de hablar, se disiparia cou los testimonios
claros y espresos de la Sagrada Escritura que declaran que
Dios no aborrece ß ninguna de sus criaturas , que es buetno,
misericordioso ó indulgente para todos los hombres, que hace
bien ß todos , y que tiene piedad cou todos como un padre
con sus hijos , ect . Este libro sagrado repite mil veces que
Dios no es causa del pecado , que le detesta , le prohibe y le
castro, . ; que ß nadie dß motivo para pecar ; que ß nadie, sea
quien fuere, Šd escamina ni induce al error ; que es santo,


6i6 PEC
justo, irreprensible en sus juicios, y por consiguiente inca- PEC 617
paz de condenar y (le castigar los pecados ele que él mismo del peccido de Adan, que venia ele Dios como un castigo, y
seria el autor . En otra parte hemos citado muchos ele estos no como un don ‡til Á ventajoso al hombre . La llama cons-
testimonios . tantemente pecado porque así la llarna tanibien san Pablo ;
pero pues es evidente clue por el nombre cle pecado entien-
En vano replican los incrédulos que nuestros libros son
de san Pablo un vicio, un defecto, una depravacion de la
por lo tanto un tejido de contradicciones ; no lo son mas que
naturaleza, y no una falta imputable y digna de castigo , es
nuestros discursos comunes y ordinarios . Si tuviéramos que
absurdo el querer que san Agustin lo entendiese de otro
quitar del lengnage todos los equívocos, metóforas, expresio-
modo , ó pesar de su espresa declaracion . Véase Cunctcpis-
nes figuradas, ideas supuestas, términos impropios, etc ., sería
cencia .
preciso condenarnos ó un silencio perpétuo . Regularmente el
Instaba Juliano diciendo clue aun cuando la eonenpiseen-
tono, la inflexion cle la voz, el gesto y el aire del semblante,
cia fuese un castigo , aun no se seguirla que era mala en sí
son quienes determinan el sentido lo que decimos ; y en los
misma ; porque cuando Dios castiga en este mundo, lo hace
libros falta este recurso . Pero si estuviésemos tan familiari-
por el bien del hombre, y no por su vial . Dios no puede ser
zados con el estilo cle los santos escritores como con el de
causa del pecado ; por consiguiente, no puede imponer al
nuestros conciudadanos, y singularmente cou el lengtiage po-
hombre tina pena que sea pecado, ni causa del pecado . San
pular, no tendríamos mas dificultad en entender los unos que
Agustin responde cine Dios pudo hacerlo, y lo hizo : lo prue-
los otros .
ba con los testimonios cle la Sagrada Escritura, en los cuales
5.ß Tambien hunos disculpado mas cle una vez ó san se dice que Dios ciega, descamina y endurece ó los pecado-
Agustín cle los errores que los liereges se emperraron en atri-
res : este estado, dice, es sin duda un pecado, porque Dios
buirle en todos tiempos ; y acabarnos ele ver que esplicÁ en
reprende por él ó los pecadores y los castiga, y es una causa
el mismo sentido que nosotros los testimonios ele la Sagrada
que los arrastra ó nuevos pecados .
Escritura, que ó primera vista ofrecen nias elillenliad . Por lo
Replicaba Juliano que si se dice que Dios hizo ó los pe-
mismo es justo Tracer respecto ó él lo due él inisuto hace res- cadores ciegos y endurecidos, esto solamente sigrnilica due
pecto ó los escritores sagrados . Una vez que se explica con Dios tuvo paciencia con ellos dejóndolos obrar, y no que los
claridad cuando enseáa ó sangre fria, †ó qué insistir sobre
esposo al mal por su omnipotencia . San Agustín responde
a!-unas espresiones menos exactas que se le escaparon en el
que el ApÁstol atribuye su estado no solo ó la paciencia, sino
calor de- la disputa?
tarnbien al poder de Dios, é infiere que Dios obra en los co-
Para comprender el verdadero sentido de' los pasages de
razones y en las voluntades, y clue los convierte al bien por
este santo doctor, ele que se prevalen nuestros adversarios, es
su gracia, Á al mal para castigarlos segun su merecimiento
preciso saber cuól era el objeto (le la disputa entre él y los
Pero liemos visto el sentido en que s e esplica el mismo san
pelagianos . Juliano sostenia que la concupiscencia no es mala
Agustín, y en qué consiste este acto de poder sobre la vol utr-
en sí misma , sino un clon natural , ‡til al hoinbre , y que
tad de los pecadores ; esto es, en que Dios les niega sus au-
viene de Dios ; san A C ustin decia que era un vicio, mi efecto
tiilios Á su gracia, que es la ‡nica que puede convertir su
TOMO Vil . ?d

618 PEC
voluntad ; y lejos de suponer una accion positiva, y una in .
fluencia formal ele Dios sobre la voluntad de los pecadores
para inducirlos al mal, san Agustin la refuta de intento . Ya
liemos citado sus palabras ; y no admite otra cosa clue la sus-
traccion de la gracia, y no ele toda. gracia., sino de tina gracia
bastante fuerte para vencer la obstinacion de los pecadores
endurecidos .
Esto es lo que cabalmente no queria confesar Juliano :
como pelagiano decidido , no reconocia la necesidad ele la
gracia para obrar bien , ni su intlnencia sobre la voluntad
del hombre para moverla . Seg,un su doctrina , Dios uo con-
tribuye mas é una accion buena del hombre que é una mala,
dejéndole usar como le parezca de las fuerzas de su libertad .
San Agustin , que quería precisar é Juliano é reconocer la
accion positiva de la gracia , y por consiguiente del poder
de Dios sobre la voluntad del hombre, llamaba tambien acto
de poder, opcracion de Dios sobre el corazon del hombre é
la denegacion de este acto ó de esta opcracion ; pero esta es-
presion impropia ß inexacta estaba esplicada en otra parte . El
santo doctor estaba tan lejos de pensar de otro m(,do, que en
el libro de Spir . et litt ., cap . 2 1, nÁm . 54, dice : "si no hu-
biese en el hombre voluntad que no viniese ele Dios , se
áseguirla cine Dios era el autor del pecado : †Dios nos libre
áde decirlo!" Etiam peccatorum (quod absit) autor est Deus,
si non est volunt.a s nisi ab illo .
La méxima que el santo doctor opone é Juliano respecto
é la justicia ele Dios, pudiera ser peligrosa, y podrian abusar
de ella los impíos ; pero se esplicó con raras claridad en la
Epíst . 194 ad Sixtum, cap. 6, nÁm . 3o : "en los rßprobos,
á ;lice, sabe Dios condenar la .iniquidad y no hacerla ." Sobre
cl Salino 49, nÁm . 15 : `Dios, dice, de nadie exige lo que
áno le dió, y é todos dió lo que exige de ellos :" Non exigit
Dcus quod non dedit, et omnibus dedit quod exigir . Por
PLC 619
consiguiente, la justicia de Dios queda é cubierto de toda
acnsacion, dando al hombre potestad y auxilios suficientes
para hacer lo que ele ßl exige . Sin duda no esté Dios obliga-
do por justicia é aumentar los auxilios y las gracias, é medi-
da que el pecador se hace nmas ingrato, y se obstina mas en el
pecado, Vßase Gracia , ‡ 3 .
Para ilustrar los testimonios de la Sagrada Escritura que
nos oponen , pudißramos citar é san Ireneo , Orígenes , Ter-
tuliano, san Basilio, san Gregorio Nacianceno y san Juan
Crisóstomo, etc ; pero quisimos alas atenernos é san Agustin,
y henos consultarlo con preferencia las obras que escribió con ˆ
tra los pelagianos para prevenir los subterfugios é que recur-
ren ordinariamente los falsos discípulos ele este santo doctor .
Los teólogos definen regularmente el pecado en general,
un, desobediencia é Dios, ó una transgresion ele la ley de
Dios natural ó positiva . Dividen el pecado en actual y Nabi .
tual : el primero es el que cometernos por nuestra propia
voluntad, haciendo lo que Dios nos prohibe, ó dejando de
hacer lo que nos manda, El segundo es la privaeion de la
gracia santifieante de la cual nos despoja el pecado grave ; y
estamos entonces en estado de pecado que se opone al estado
de gracia . De esta especie es el pecado original con que na-
cemos por el pecado de Adan ; por el cual quedaron priva-
dos Adan y sus descendientes de la gracia santificanke y del
derecho é la felicidad eterna . Vßase Original .
Entre los pecados actuales se distinguen los pecados de
onxision y de cornisiort : los primeros consisten en no tracer
lo que manda la ley ; y los segundos en hacer lo que ella
prohibe, Los pecados de pensamiento, de palabra y de obra :
los pecados contra Dios, contra el prójimo y contra sí mis-
mo : los pecados de ignorancia, de debilidad , de malicia, de
costumbre, etc ., todas estas palabras son bien féciles ele comp
prender,

620 PLC
El pecado actual se divide en mortal y venial : el pri-
mero es el cine nos priva ele la gracia santificaote que es la
vida de nuestra alma, sin la cual estancos en un estado (le
muerte espiritual ; y en este estado se dice que el hombre
es enemigo de Dios, esclavo del demonio, y sujeto é la con-
denacion eterna : así se esplica la Sagrada Ewzcritrtra . El peca-
do venial es una falta leve ó menos grave que no destruye
en nosotros la gracia santificarte , aunque la debilita , y no
merece una pena eterna , sino un castigo temporal . Esta dis-
tincion se funda en la Sagrada Escritura que pore una dife-
rencia entre los pecadores y los justos, y (lice sin embargo,
que ningun hombre esté sin pecado : por consiguiente es pre-
ciso que haya pecados que no nos despojan Vde la justicia
habitual ó de la gracia santi!ßcante, y que Dios perdona fé-
cilmente considerando nuestra debilidad .
No siempre es facil formar juicio de si un pecado es mor-
tal ó venial, es preciso atender é la importancia del precep-
to violado, é la mayor ó menor fuerza de la tentation , é la
debilidad del que le cometió, al esCJínclalo y al p (juicio que
pueda resultar al prójimo ó é la sociedad , &e. Regularmente
somos incapaces ele juzgar de nuestras propias faltas ; y por
consiguiente mucho mas incapaces de juzgar (le las de los
lemas . Los estoicos querian que todos los pecados fuesen
iguales ; pero Ciceron demuestra lo absurdo de esta opinion
en sus paradojas .
Algunos protestantes piensan que todos los pecados de los
justos son veniales , y los de un pecador por leves que sean
en sí mismos, son mortales ; otros dicen que aunque todos
los pecados en sí mismos son mortales , Dios no los imputa
é los justos, y sí é los pecadores . En esta opinion absurda
fundan los calvinistas su dogma de inamisibilidad de la jus-
ticia : en su opinion un hombre verdaderan -tente justificado,
no puede decaer de su j ustif cacion ; los toas enormes crí-
PEC 621
menes no pueden hacerle perder del todo la gracia (le adop-
tion : ele donde se infiere que un nido (pie recibió la gracia
por el bautismo, no huele perderla, ni ser privado tie ella,
por grandes pecados duc cometa en el discurso de sn vida .
Doctrina impía y abominable, aunque adoptada y confirma-
da por el Sínodo ele Dordrccbt, can . ó y siguientes, y pro-
.
fesada por todas las Iglesias calvinistas : los arm nianos fue-
ron condenados porque sostenian lo contrario . El sabio Bos-
suet en su hist. d e Iris variaciones, lib. 14, 5 siguientes,
hace ver lo absurdo de esta opinion , y lo mismo el Dr . Ar-
naud en su obra titulada ; Trastorno (le la Aloral de Je-
sucristo piar los errores de los cczlvinistcrs, &c . VÁase lnrrnri.-
sible .
La primera proposicion condenada ele Qnesnel esté con-
cebirla en los tÁrminos siguientes : ágirÁ es lo que queda en.
un alma que perdió † Dios y su gracia , sino cl pecado y
sus consecuencias . . . . una impotencia general para cl traba-
jo, para la oracion y para toda obra buena ? Segurt esta
doctrina el hombre en pecado mortal nada puede hacer que
no sea un nuevo pecado, y en vano exhorta la Sagrada Es-
critura é los pecadores é orar, dar limosnas y é otras bue-
nas obras para conseguir de Dios su conversion . Nunca hu-
bo una doctrina mas falsa , ni mas digna ele la proscription
universal .
En el artículo penitencia probaremos que no hay nin-
gun pecado por grave que sea que no se pueda perdonar y
quedar borrado por el Sacramento ele la Penitencia .
PECADOR . Esta palabra se torna en muchos sentidos :
significa i .‡ el que es capaz de pecar :, y en este sentido se di-
ce que todo hombre es pecador : Salmo r 15, &c . 2 .‡ El que
es inclinado é pecar ; así nosotros nacernos todos pecadores,
ó propensos al pecado por la concupiscencia que nos arras-
tra . 3 .‡ El que esté en pecado : así lo confesaba el Publica ne,

622 PED
:
diciendo Seéor, haceos propicio ci
mi pecador . Domine:,
propitais esto mili peccatori : 4. 0 Al que estí en costumbre
de pecar ; y persevera en la impenitencia
: David dice í los
hombres de esta calidad que Dios perderí í todos los peca-
dores : Saln2o '44, v . 2a, &c . 5 .ó Los judßos llamaban asß í
los idÁlatras . Nosotros, dice San Pablo, hemos nacido judßos
y no pecadores gentiles : Epist . d los Galat . cap. 2, v> á5,
C.ó El que estí en un estado que es por sß ocasion de pecar :
en el Ec'ang . de San Luc . cap . C, v, 34, se dice que los pe .
cadores, esto es, los publicanos prestan í intereses í otros
pecadores .
PECTORAL . V†ase Orciculo.
PEDAGOGO . La palabra nx ,~ kyoy s sijniAea un conductor
o director de ni‡os, San Pablo en su Ep :? st. í los Galat . cap,
3, v . 24, dice que la ley ele Mois†s fue nuestro pedagogo en
Jesucristo , porque condujo í los judßos í este Divino Maes-
tro : y en la Epist . i .a cß los Corint . Ca[', 4, v. 25, dice , aun
cuando vosotros tuvi†rais diez mil peclcrgogos en Jesucristo,
no por eso teueis muchos padres. En efecto, San Pablo era
padre de los Corintios, como el primero que los habla ins-
truido y continuaba haci†ndolo con un afecto pmernal : por
cuya razon les profesaba n ;as entraiˆable amor y mas desin-
teresado que los otros doctores , que despues de †l vinieron í
ense‡ar í los Corintios,
PEDRO (S.) Cabeza de los ApÁstoles . En el artßculo Ce-
fas hemos puesto la etimologßa de su nombre, † hicimos ver
la razors por qu† le diÁ este nombre Jesucristo . En el artß-
culo Papa hemos probado que este divino Salvador instituyÁ
í San Pedro cabeza y primer pastor de su Iglesia, díndole
sobre sus colegas uti primado no solo de honor , sino tam-
Lien de jurisdiccion, y que este privilegio pasÁ í sus suce-
sores.
La dignidad de este ApÁstol no le libertÁ de una caida
PED 623
enorme renegando de en Divino Maestro durante su pasion ;
pero la prontitud y amargura de su arrepentimiento, el va-
lor que le animaba despues de haber recibido el Espßritu
Santo , y la constancia (le su martirio , repararon completa-
mente su pecado . " Con este ejemplo, dicen los Padres de la
Iglesia, quiso Dios enseriarnos que los justos deben siempre
‰temer su propia debilidad , y clue los pecadores penitentes
‰pueden esperarlo todo de la misericordia divina ." Jesucris-
to despues de su resurreccion lejos (le reconvenir í San Pe-
dro por su debilidad , le tratÁ siempre con la misma bon-
dad que antes .
El primer milagro que obrÁ este ApÁstol se refiere en los
Beet, . Apostol . cap . 3 y 4, y merece la mayor atencion . San
Pedro y San Juan iban al templo í la llora que los judßos
acostumbraban a unirse para orar : vieron í una de las puer-
tas un cojo de nacimiento, conocido como tal en todo Jeru-
salen, y San Pedro le curÁ con una sola palabra en nombre
ele Jesucristo
: este hombre sigue í su libertador saltando de
gozo, y alabando í Dios ; y la multitud llena ele asombro se
reune para contemplar este prodigio . Entonces el ApÁstol le Š
varita su voz, reconviene í los judßos que poco antes habßan
pedido la muerte de Jesus por el crimen que hablan come-
tido, y asegura que este Jesus crucificado y muerto resuci .
tO í su vista, y que en su nombre y por su poder rabia sido
curado el cojo, y que Jesus es el Mesßas anunciado por los
Profetas . Nadie se atreviÁ í acusar de impostor í San Pedro ;
cinco niáá judßos se rinden í la evidencia de este milagro, y
creen en Jesucristo .
Con la noticia de este suceso se reunen los gefes de la
nation , deliberan y hacen su interrogatorio í San Pedro<
quien les repite lo que Babia dicho al pueblo, sosteniendo la
verdad del hecho y la resurreccion de Jesucristo . El resultado
del Sanedrin fue prohibir í los ApÁstoles que predicasen en

11
624 PED
adelante en nombre de Jest .icristo ; y aunque ellos protestar,
obedecer é Dios primero que é los hombres , les rlelatt l i -
bres, temiendo que el pueblo se sublevase .
Este es un hecho píblico, notorio y facil de verificar .
óSe atreviß un discÁpulo ciel Salvador é inventarle, é publi-
carle en el mismo tiempo en que pasß , y citar en su favor
cinco mil testigos de vista? Si los Apßstoles hubiesen sido iur á
postores , ó qui†n quitß é los geles (le la nacion judéica de
enfurecerse conta ellos? Los Apßstoles ‡lo habÁan hecho por
entonces reas que este milagro, y Jesucristo habia hecho mit
llares cuando le crucificaron . El temor de sublevar al pueblo
no los contuvo para no apedrear é San Estevan, y enviar
é Paulo é Damasco con la comision de cargar (le cadera
nas é los creyentes, y traerlos é Jerusalem . ó De dßnde na-
ce pues la tranquilidad con que sufren la resistencia de Sars
,Pedro y de San Juan ?
Acaso se diré que despreciaron el pretendido milagro y
las consecuencias que pudiese tener, pero toda su conducta
demuestra que estaban alarmados con los progresos que ha-
ciar los Apßstoles, que hubieran querido taparles la boca, y
que sin embargo no se atrevian é reconvenirlos de imposto-
res : luego quien los contuvo en la inacc .ion fue la verdad
ele los hechos .
Algunos incr†dulos acusan é san Pedro por el castigo
ele rAnanÁas y Saftra como de un rasgo de crueldad . En el ar-
tÁculo aˆanias hemos discutido este punto, y en el artÁculo
cc,['(-,s hemos hablado de la disputa que hubo en AntioquÁa
entre san Pedro y san Pablo sobre las ceremonias legales .
Por largo tiempo se obstinaron los protestantes en soste-
rner que cart; Pedro nunca habla venido é Roma ni estable-
ciclo allÁ su silla ; pero lo contrario se prueba por los testi-
monios de san Clemente, de san, Ignacio y de Papias, to-
dc;s discÁpulos de los A pßstoles . Cayo, presbÁtero de Ro i-na,
PED 625
san Dionisio de Corinto, san Clemente de AlejandrÁa , san
Ireueo y OrÁgenes, aseguran lo mismo eu los siglos ii y III, y
ninguno de los Padres lo puso en duda en los siglos siguien á
tes . En el iv decia el emperador Juliano duc antes ele la muerte
de san Juan ya eran honrados en secreto los sepulcros de san
Pedro y san Pablo ; en sin Cirilo lib . ro, pag . 327, roas es-
tos sepulcros estaban sin duda en Rorna, pues lo estar ahora .
D . Calrnet reuniß todas estas pruebas en una disertacion so-
bre esta materia : Biblia de Aria‰on, tonto t 6, pag . 1-ó 3 .
Basrage en la llist . d e la Iglesia, lib . ~:, cal) . 3, S 3; y
Le Clerc en el aŠo de tb8, S t, confiesan que, no es posi-
ble recusar todos estos testigos ; clue solo se les pueden opo-
ner algunas dificultades de cronologÁa, y que el martirio ele
san Pedro y san Pablo en Roma en tiempo de Neron es un
hecho innegable. Se contentan con sostener clue san Pedro
no fue obispo de Roma rijas bien dile de otra ciudad : que
con mas razon se pudiera considerar a san Pablo como fuit-
dador de la silla de Rorna, que atribuir este honor é san
Pedro . Pero los mas de los testigos que aseguran el viaje de
san Pedro y san Pablo é Roma, y su muerte eu la misma cor-
te, miran tam‹icn é san Pedro como fundador ele aquella silla
pontifical ; ómerecerén menos cr†dito en uno (le estos hechos
que eu el otro? Los protestantes mas instruidos empiezan é
ser mas reservados en orden é esta disputa . Los que niegan
aun que san Pedro fue obispo de Roma y colocß allÁ su si-
lla , rno discurren con consecuencia . confiesan que ‡lo se sabe
fijamente en qu† aŠo vino san Pedro é AntioquÁa, ni cuén-
tos aŠos permaneciß allÁ, aunque es indudable que estable-
ciß en aquella ciudad una especie de residencia y que sieur-
pre se mirß como el primer obispo de AntioquÁa, aunque es . á
tuvo allÁ antes san Pablo . Y cuando se trata de Roma, no
quieren que sena Pedro fuese obispo de aquella corte, por-
que no se sabe en qu† aŠo llegß, ni cuénto tiempo perma-
TOMt) vii . ?9

626 PED
necié en ella, y por quí san Pablo habia estado alló antes que
san Pedro, aßadiendo que siendo los Apéstoles obispos (le
toda la Iglesia, es probable que no se fijaron en ninguna si-
lla particular, etc . ÁNegarán acaso que fue obispo de †feso
san Juan Evangelista ?
Es constante que cuando san Pablo escribié su epóstola
á los romanos, aun no babia estado en Roma : íl mismo lo
dice espresatnente en el cap . t, v . t 3, y sin embargo les escri-
be que la fí (le los romanos fue anunciada en todo el mundo,
v. 8, y lo repite en el cap . tS, v . 22 . Luego la Iglesia de Ro-
ma fate fucilada antes que san Pablo hubiese estado en aquella
ciudad ; y Áquiín Rabia sido sn fundador sino san Pedro?
A-ó lo aseguran todos los antiguos .
Nos quedaron clos epóstolas de,-este santo Apéstol, y no
hay ninguna prueba de dure hubiese escrito teas : la primera
fur siempre recibida corno autíntica por unánime consenti-
miento, pero se dudé macho tiempo de la segunda, y un
pasage de san Iaidoro de Sevilla nos enseßa que eu el siglo Vit
aun liabia iglesias en Espaßa que ponian dificultad eu reci-
birla . Ultitnatnente, se disiparon todas las dudas y no se dis-
puta su autoridad, teniítnlola por canénica basta los mismos
protestantes, porque no contiene ninguu pasa ,rre decisivo con-
tra sus opiniones . Pero en esto mismo no son fieles á su prin-
cipio, que consiste en no recibir como canénicas, sino las
obras que fueron admitidas como tales en todos tiempos, y
disparar á la Iglesia el derecho de poner en el cánon algu-
nos libros que no estaban en íl en los priuteros siglos .
Sherlock. en su obra sobre el uso y fines de la profecóa,
tomo 2, pág . 63, compuso una disertaciou sobre la autori-
dad é eanonicidad ele esta segunda epóstola : hace ver que la
‡nica razor que tuvieron los antiguos para dudar sobre la
autenticidad de esta epóstola fue la diferencia de estilo entre
esta epóstola y la primera, y refiere motivos muy probables
PED 627
de esta diferencia . Compara el 2 .ˆ capótulo, que era el que
mas chocaba, con la Epóstola de san Judas, y sospecha que
estos dos Apéstoles copiaron ambos un libro antiguo en la
descripcion que hacen de los falsos profetas, y que por lo tan-
to no hay ninguna razon de dudar sobre la canonicidad de
la 2 . a Epóstola de san Pedro.
Los antiguos hereges atribuyeron á este santo Apéstol
algunas obras apécrifas, pero estas jaulas adquirieron crí-
dito en la Iglesia.
PEDRO CRISOLOGO . (San) Arzobispo (le Ravena en el
siglo V : murié en el aßo de 43o, y su elocuencia le (lié el
sobrenombre de crisélogo . Nos quedan (le íl ciento setenta y
seis sermones sobre diversas materias, todos muy breves y
de los cuales se hicieron muchas ediciones . Este santo arzo-
bispo era muy ilustrado, y por consiguiente un testigo sin ta-
cha (le la tradicion de su siglo ; hasta los mismos protestantes
confiesan su talento .
PEDRO I)AMIANO . (San) Cardenal y obispo de Ostia
en el siglo xi : murié en el ario de "-79 y dejé muchos ser-
mones, cartas y otras obras que se imprimieron en Parós el
ario de ó663 en cuatro tollos en folio, aunque se pueden
reducir á uno solo . El ejemplo de este virtuoso cardenal prue-
ba que basta en los siglos (l e tinieblas suscité Dios hombres
muy capaces (le instruir y elevarse contra los errores y los
vicios . "Pedro Darniano, dice Mosheim, merece un lugar
‰entre los escritores mas sabios y tilas apreciables de su si-
glo por su candor, sn probidad y su erudicion, aunque no
‰está del todo exento de las preocupaeioues y defectos (le su
‰[tel lpO .'~ Mosbeiut entiende probablemente por preocupa-
ciones el aprecio singular (le san Pedro Danziano á las
austeridades, penitencias v otros ejercicios ele la vida mo-
nástica .
Los prutesta ntes en general citan con bastante frecuencia

628 PEL
las otras de este santo, para probar el desarreglo de costum-
bres que habia eu su tiemblo entre los eclesiésticos y los mon-
ges ; pero el que lea sus obras con atencion , veré (.lue este
mal no era tan grande corno pretenden los enemigos del cle-
ro. Si los obispos, presbíteros y monges hubieran sido tan
perversos como se supone, san Pedro Darniano no hubiera
sacado tanto fruto de lo mucho que trabajó para reformarlos .
PEDRO LOMBARDO . Vßase Escoléstica .
PELAGIANISMO, PELAGIANOS . Para formar una idea
justa del hclcrgianismo se necesita t .Á conocer su historia . 2 .0
Saber en quß consistia la doctrina de Pelagio y de sus discí-
pulos . 3 .Á Considerar de que manera fue impugnada y de-
fendida .
I . A principios del siglo y Pelagio, momee de B .lngor
en el pais ele Gales, viajó por Italia, y estuvo algun tiempo
en Roma : allí trató con Refino de Siria, discípulo de Teodo .
ro de Mopsuesta, y de ßl recibió las primeras semillas de su
heregía, que consistia en negar la propagaciou del pecado
original en los hijos de Adan y sus consecuencias . Tuvo Cam-
bien amistad con otro monde llamado Celestio, que era natu-
ral de Escocia . En el aáo 4019, antes de la conquista ele Ro-
ma por los godos, marcharon juntos al Africa . Pelagio catrli-
nó bécia el Oriente, y dejó é Celestio en Cartago . Este hizo
lo posible por ordenarse de presbítero ; pero en el aáo 41 2
fue acusado de heregía por Paulino, diécono de Milan, y con-
denado en un concilio por Aurelio, obispo de Cartago ; y
obligado é separarse de aquel pais se retiró é la ciudad de
Efeso .
Pelagio fue acusado tambien ele heregía ante algunos
obispos congregados eu Jerusalen, y despues en un concilio
compuesto de catorce obispos y celebrado en Lydda, ó Dios-
polis en la Palestina . Tuvo por acusadores é clos obispos de
las gaulas, que fueron IHerós de Arles y Lézaro de Aix . Ne-
PEL 629
gaorlo Pelagio algunos de sus errores, y paliando otros, con-
siguió que le absolviesen, y continuó dogmatizando con mas
audacia que al principio .
Enterados los obispos de Africa ele todos estos hechos, y
congregados cri Milevo en el aáo ele 416, escribieron al Papa
Inocencio I, quien declaró en el allo siguiente é Pelagio y Ce-
lestio privados de la comunion de la Iglesia . Pelagio escri-
bió al Papa para justificarse, enviéndole una profesion de fß,
que aun existe, y en ella se insinuaba ligeramente sobre los
errores que le ltnputaban . Celeatio fue é Roma y presentó al
Papa Zocimo, sucesor ele Inocencio I, una confesion ele fß,
en la cual aparece el error nn poco mas descubierto . Amibos
concluían con tltla protesta ele sunlision al Sumo Pontífice .
Seducido Zocimo por su docilidad aparente, escribió el† su
favor é los obispos (le Africa .
En el aáo 418 congregó Aurelio un concilio en Cartago
de doscientos catorce obispos, quienes renovaron la senten-
cia ele escomunion contra Celestio, y declararon clue se ate-
nían al decreto ele Inocencio I . Mejor informarlo Zócimo hizo
lo mismo, y cit ó é Celestio mandéndole comparecer, mas ‡ste
en vez de verificarlo se escapó al Oriente . Entonces Zócimo es-
comulgó solemnemente é Pelagio y Celestio, y circuló esta sen-
tencia é las iglesias de ˆfrica y del Oriente . Los emperadores
IIonorio y Teodosio condenaron é destierro é estos clos he-
reges, y é sus discípulos é la confiscacion de bienes : Pelagio
y Celestio se mantuvieron ocultos en el Oriente .
Diez y ocho obispos ele Italia, clue no quisieron suscri-
bir al decreto (le Zócimo, fueron privados de sus sillas : uno
de ellos fue Juliano de Eclana, hoy Abelino en la Campa-
pelagianis-
tila, quien escribió muchas obras en defensa del
nao : desterrado de su silla, se vió reducido é servir ele maes-
tro ele escuela en Sicilia, y allí lntltió . No se sabe como aca-
baron Pelagio y Celestio ; pero su heregía, aunque proscrip-

63o PEL
ta por !a autoridad de la Iglesia y por las leyes de los empe .
radores, no dejé ele estenderse en la Italia y la Inglaterra,
porque en el ano ele 429 envié el Papa san Celestino VII í
Inglaterra í san German, obispo (le Auxerre y í san Lope,
obispo de Troyes, para convertir de este error í los breto .
nes . El lrclagianiscno fue condenado de nuevo en el concilio
general ele Eleso en el aóo 43 r .
Nadie combatié esta heregßa con tanta vehemencia y con
tanto fruto como san Agustßn : desde el aóo de 4'1 cuando
Celestio estaba en Cartago apenas conocié este santo doctor
su doctrina y errores, cuando los atacé en sus cartas y sus
sermones, y compuso sus primeros tratados contra el pelrrgia-
niczno í ruegos del Tribuno Marcelino .
Hícia el aóo 4t5 escribié san Geréninio sn carta 43 í
Ctesifon, y despues los tres diílogos contra los pelagiu nos,
pero luego que supo lo que habla hecho san Agustßn, y el
celo con que combatßa por la lÁ catélica este nuevo atleta, le
cedié sn lugar voluntariamente . D,'sde entonces se consideré
san Agustin como pr ár sonalrnente encargado ele la causa ele la
Iglesia, y por espacio de veinte aóos consecutivos persiguié el
pelagian .isino en todas direcciones, y respondié í todos los li-
bros ele Juliano : aun escribßa su refutacion cuando nmurié, y no
tuvo tiempo para concluir su obra . Este santo padre fue el
alma de todos los concilios clue se celebraron en A('† ira contra
esta heregßa, y es muy probable que fuese Ál quien redacté
sus decretos y los dirigié í los sumos pontßfices . Vereinos des-
pues las consecuencias de tan cÁlebre disputa .
Los socinianos y los arminianos hicieron revivir el pelo .
gianismo, y dicen que los autores ele esta doctrina fueron
condenados sin oirlos : esto es una calumnia . El mismo Pela-
gio fue oßdo en el concilio de Diéspoli,~, y solo evité su con-
denacion retractando é disfrazando sus errores . Celestio com-
parecié muchas `(ces ante el Pipa Zécimo, y escapé cuan-
PEL 63r
i
do fue citado por ‡ltima vez, porque vio que í apesar de
sus artificios, estaban descubiertos sus verdaderos sentiurien-
tos . San Gerénimo y san Agustin tenian í la vista las obras
de Pelagio , su carta í Demetriades, sus cuatro libros del li-
bre albedrßo, su profesion ele fÁ dirigida al Papa Inocencio,
y nosotros aun conservamos su comentario sobre las Epßstolas
de san Pablo, en el cual descubre con claridad sus verdade-
ros sentirnientos . Asß que, los pipas y los concilios de Africa
censuraron esta doctrina con pleno conocimiento ele causa,
y el mismo Juliano no desconocié en sus obras ningun artß-
culo de -,si† doctrina .
II. No podemos conocer mejor los errores de los pela-
gianos que por las obras cine escribié san Agustin para refu .
tarlos, en las cuales estan las propias palabras de sus adver-
sarios . Eu su libro de las heregßas, que es uno de los tßlti-
mos, reduce el petagianismo í cinco puntos . t .ˆ Que la gra-
cia de Dios, sin la cual tro se pueden guardar sus manda-
mientos, †lo se distingue (le la naturaleza ni de la ley . z .ˆ Que
la que Dios aóade de mas, se concede í nuestros mÁritos, y para
que obremos con mas facilidad . 3 .ˆ Que el hombre puede en
eta vida elevarse í un grado de perfeccion en que ya no ne-
cesite decir í Dios, perdonanos nuestras deudas . 4 .ˆ Que no
se bautiza í los nióos para borrar en ellos el pecado original .
5 .ˆ Que Adan habrßa muerto, aunque no hubiese pecado .
Por esta esplicacion, y por las demas obras escritas por
una y otra parte, se ve que el error fundamental de Pelagio,
del cual se deducen por consecuencia todos los (lemas, con-
sistßa en sostener que el pecado de Adan no pasé í su poste-
ridad, y que solo í Ál le causé perjuicio y no í sus descen-
dientes . De aquß se infiere que los nióos nacen sin pecado,
que el bautismo no se les administra para borrar en ellos al-
guna mancha, sitio para asegurarles la gracia de adopcion,
y que si mueren sin bautismo, se salvan en virtud de su †no-

632 P E L
certcia : san A nx stin lib . t .é c1c p ecera . merit . e t remiss . n . 55 ;
Scrin . 29 .., cap . 1, n . 2 ; Epist . t56 Jlilarii ad August . Tani-
bien se segnia que la muerte y los trabajos í que estarnos
sujetos no son pena del pecado , sino coudiciort natural del
hombre . rhatul~óen se segnia que la naturaleza del hombre estí
hoy tan sana y tan capaz de hacer el bien como la de Adan :
que al hombre le basta conocer sus deberes por la razon para
ser capaz de cumplirlos : que cuando un pagano hace buen
uso (le sus fuerzas naturales, Dios le recompensa con atraer-
le í nn conocimiento mas perfecto de la le y divina, con las
lecciones y ejemplos (le Jesucristo . De lo cual inferóa Pelagio
que los judóos y los paganos tienen libertad ; pero que solos
los cristianos la tienen auxiliada por la gracia : san Agustin,
l ib . d e Grat . Chrsit ., cap . 3 t , n . 33 . Por consiguiente , esta
gracia, segun ßl , se concede al hombre, no para que le sea
posible la príctica del bien, sino para que le sea teas factl :
ibid, cap . 29, u . 3o . Esta gracia jaulas era gratuita ni preve-
niente, sino siempre prevenida por los mßritos naturales del
hombre, cap . 31 , n . 33 . Bien claramente se ve que Pelagio
no admitóa ninguna gracia interior actual, cuya verdad pro-
baremos despues .
Tawbien se seguóa que no hay grado (le virtud ni ele per-
feccion í que el hombre no pueda llegar 1 ->or las fuerzas ele
su naturaleza , todos los que hacen buen uso ele estas fuerzas
son predestinados : que un pagano puede tener las mismas
virtudes que un cristiano, aunque con mas dificultad : que la
ley de Moisßs podia conducir al hombre í su salvacion eter-
na, lo mismo que el Evangelio . Finalmente, que la salva-
cion del hombre no es negocio de misericordia, sitio de rigo-
rosa justicia : que en el juicio (le Dios todos los pecadores sin
escepcion serín condenados al fuego eterno , porque de ellos
todos dependiÁ el salvarse : san Agustin, l ib . d e Gest . Pelug .,
cap . l i, n . 23 : cap . 35, n . 65) .
PEL 633
Tarrthien se seguiria en áltimo analisis que no era muy
necesaria la redencion del mundo por Jesucristo , y cine sus
efectos son muy limitados : segun Pelagio, ella solo consiste
en que Jesucristo nos diÁ lecciones y ejemplos de virtud , y
nos hizo grandes promesas : ele donde cone!nia clue todos los
que no conocieron í este divino Salvador nada participaron
ciel beneficio (le la redeneion : San Agustin, lib . 2, Op . ini-
perf, nám . 146 y 188 .
Para refutar í Pelagio, no solo 'ataca s .in Agustin los
principios en que se fundaba, sino tambien todas las conse-
cuencias que sacaba ele ellos . Prueba por la Sagrada Escritura,
por la tradicion constante de los Padres de la iglesia, y por las
ceremonias ciel bautismo, que nosotros nacemos manchados
con el pecado original, y por consiguiente , despojados (le la
gracia santificante, y de todo derecho í la felicidad eterna, y
que este derecho no se nos puede restituir sino por el bautis-
mo . Hace ver que la naturaleza humana, debilitada y corroui-
pida por este pecado, necesita ele una gracia actual ß interior
para principiar y acabar cualquiera obra meritoria, y aun para
formar buenos deseos : que por consiguiente esta gracia es
puramente gratuita, preveniente y no prevenida, ni mereci-
da por los esfuerzos naturales, Á por las buenas disliosiciones
-le† hombre ; que es el fruto de los mßritos de Jesucristo y no
ele loi nuestros ; y que de lo contrario habria muerto en vano
Jesucristo .
Tales son los tres dogmas de fß que decidiÁ la Iglesia con-
tra lo- pelanianos , y ( l e los cuales ningun cristiano puede
apartarse sin caer en la heregóa .
Cuando se le hizo notar í Pelagio que segun el Evange-
lio de san Juan , cap . 3, v . S . todo aquel que no es reen
‡gendrado por el agua y por el Espóritu Santo no puede
,,entrar en e.l reino de Dios :" y que asó los niˆos que mue-
ren sin bautismo no pueden salvarse, respondiÁ primero : Fo
TO 1110 v11 . 8o

634 , PEL
bien sé í donde no van, pero no sé í donde van : quó nozz
cant scio, quó cant nescio. Despues enseßó que es verdad que
estos nißos no pueden entrar eu el reino ele Dios ó en el cie-
lo ; pero que conseguirín la vicia eterna : que no pueden ser
condenados con justicia, porque estar sin pecado : S. Aug .,
Scrni . 294, c . i, n . 2, Tpist . 156, etc . San AgustÁn imipugna
con razon esta pretendida vicia eterna distinta ciel reino de
Dios, y sostiene que los nißos que murieron sin bautismo
serio condenados . Sin embargo, confiesa que no puede con-
ciliar esta condenacion con la idea natural que tenemos de la
justicia divina ; y que el mismo Pelagio no es capaz ele con-
cordar con esta idea la confesion que Dace de que los tiá-
los son escluidos del reino de Dios : Se ,- m . 294, ncinz . 6 y 7,
Epist . 166 ad Ilieron ., cap . 6, n†m . 16 . No nos parece nias
facil conciliar esta condenacion cou 10 que enseßa constante-
mente el mismo san A gustÁn, que Jesucristo es el S''ilvador
de los p~Árvulos : lib . 3 De pcccat ., merit ., et remiss ., cap . 4,
n†m. 8 : lib . t cont. Iuli(trz ., cap . 2, nt,m . 4 : cap . 4, n†m . 14 :
lib . 3, cap . 12, n†m . 24 y 25 : lib. 2 Op . imperf , otÁrn, r7o :
y Pelado no tuvo bastante audacia para negarlo en el 111) . (le
peccat, orig ., cap . 19, n†rn . 2o y z i . Si san A gustin solo
quiso decir que Jesucristo es Salvador de los nißos bautiza-
dos, y no cÁe los dernas , no se alcanza por qué no se esplicó
con lilas claridad .
Si se atiende í lo literal de las obras de Pelagio, se creerí
que adnaitia el auxilio de la gracia interior concedida al hom-
bre para obrar bien, por lo menos corr mas facilidad : no- <G
‡sotˆo s, decia, no hacemos consistir la gracia †nicamente en
‡la ley corlo nos acu , an , sino en el auxilio de Dios . Dios
‡efectivamente nos ayuda con .sec doctrina y con la revela-
‡cion ; cuando abre los ojos ele nuestros corazones ; cuando
‡nos muestra los bienes futuros para separarnos de los bie-
nes presentes ; cuando nos descubre las asechanzas del de-
PEL 635
‡monio, y nos ilustra por el don inefable ele su g racia , va-
riado hasta el infinito Dios, pues, obra en nosotros, como
‡dice el Apóstol, la voluntad de lo que es bueno y santo,
‡inflamíndonos con las promesas ele la gloria y de la recorn-
‡pensa eterna ; cuando escita nuestra voluntad embotada y
‡entorpecida para desear í Dios, mostríndonos la verdadera
‡sabidurÁa ; y cuando nos aconseja (suadet) todo lo que es
‡bueno ." S. August ., l ib. d e Grat . Crist., cap . 7, n†m . 8 :
cap . 9, ni rn . i i . Juliano decia : "Dios nos manifiesta sn bon-
dad ele mil maneras por los mandamientos, bendiciones y
‡medios de santificacion : reprimiéndonos , cscitíndonos é
‡ilustríndonos para que seamos libres en ejecutar su volun-
‡t a d ó en desecharla :" Op . imper :, lib . 3, cap . io6 y 11 4 :
lib . 5 , cap . 4.8, etc . De aquÁ muchos teólogos por diferente s
motivos dicen que los pelagianos ad mitian realmente gra-
cias actuales interiores : unos sostienen este hecho para tener
ocasion (le declamar contra san AgustÁn ; otros para persua-
dir clue la cucstion entre él y ins pelagianos no era sobre la
necesidad de la gracia, sino sobre la libertad ele resistirla ;
finalmente otros, seducidos por la energÁa (le las palabras de
Pelagio, creyeron que admitÁa por lo menos una luz interior
del entendimiento, anngne no quiso reconocer ninguna mo-
cion impresa en la voluntad . ‰Qué rumbo seguiremos?
I . , San AgustÁn en los diferentes lugares que acabamos
de citar siempre sostuvo contra los pelagianos que su pom-
posa verbosidad solo significa la gracia esterior, como la ley
ele Dios, la doctrina , los ejemplos, las promesas y las ame-
nazas de Jesucristo : que jaulas quisieron reconocer la inefi-
cacia de estos auxilios , cuando no van acouil'aßados de tina
gracia interior, de una ilustracion del entendimiento y de una
niociou en la voluntad . Los socinianos y arminianos, here-
deros del pel<rgianisnro, piensan ciel mismo modo en nues-
tros Lias : sostienen que no se puede probar por la Sagrada

636 P E L
Escritura la necesidad de una gracia interior para el entendi-
miento y la voluntad . Le Clerc lo repite por lo menos diez
veces en sus observaciones sobre las obras de san _9gustin . Des-
pues de tantas disputas entre Juliano y este santo c_loctor, équí
inconveniente tendróa aquel en esplicar ße e con amas claridad, y
en confesar sin rodeos la necesidad ele una luz sobrenatural
siquiera eu el entendimiento del hombre para ayudarle Á ha-
cer una buena obra ? San Agustin en la áltima obra que es-
cribi† protesta no haber visto eu los libros de este herege niri-
gun vestigio ele gracia interior .
2 .0 Pelagio dice positivamente, clue solo en los cristia-
nos es anNiliado por la gracia el libre albedróo : san Agustin,
l ib . d e Grat . Crist . , cap . 3 t . Esto seria verdad si ‡lo hubiese
mas gracia que los auxilios esteriores cine ya hemos enti-
m erado : solo los cristianos los conocen ; pero si hay gracias
interiores, épor quí dejaria Dios de concederlas Á los paga-
nos priva , !os del conocimiento (le las leyes divinas positivas y
de las lecciones de Jesucristo? Para probar que el hombre
puede obrar bien sin el auxilio (le la gracia , alega tanibien
Pelagio las virtudes y buenas obras de los paganos ; pero san
Agustin le responde : t .ˆ Que estas virtudes estan regularmen-
te contaminadas con el motivo de la vanagloria, y no se re-
fieren Á Dios . 2 . ˆ Que lo clue hay (le bueno en las acciones de
los p :.ganos no viene de ellos sino ele Dios y de su gracia .
Prueba con el ejemplo de Astzero y de otros infieles que Dios
produce en el 'corazon de los hombres no solo verdaderas
laces, sino tambien buena voluntad : l ib . d e Grat . Christ .,
cap . 24, ná+n . 1:5 : lib . 4, cont . duas Epóst . pclag ., cap . 6,
tl6nl . t3, lib .4,cont, Jul . cap . 3, nám . i6, t7 y 32 : I : b. 3,
019 .1 mperf nám . t 14 y 16 3 : Epist. r 44, nám . 2 , etc .
3 . ˆ Sostenian los pelagianos que un movimiento interior,
impreso en la voluntad para inclinarla al bien, destruirla el
libre albedróo ; y por esta palabra entendóan cu el hombre
PEL G37
una potestad igual para inclinarse Á lo bueno † Á lo malo,
una indiferencia 6 un equilibrio ele la voluntad entre lo
uno y lo otro : lib . ˆ Op . inzperf., nám . 79 y siguientes ;
lib. 3, nám . io9, t: 14 y 117 ; lib .5, róan . 4u,etc . : sanGe-
rom . Dial . r y 3 coat . Pelag . La misma idea tenian tambien
los seinipelagianos respecto Á la gracia : Epist . S . Prose, ad
August ., nám . 4. Dc donde iuferian cine un movimiento in-
terior (te la gracia seróa bastante para destruir este equilibrio .
San Agustin sostiene con razon que el libre albedróo tomado
en este sentido se perdi† por el pecado de Adan, porque el
hombre nace con la concupiscencia que le inclina al real, y
no al bien : que se necesita de la gracia para cotttrabalancear
tau perversa inclination ; y que por lo mismo la gracia , lejos
de destruir el libre albedróo, le restablece y le repara .
4 .0 Asegura el santo doctor lo que nosotros sostenemos ;
en el l ib . d e Grat . et lib . arb ., cap . 13, nám . 26 : " los pcla-
tsgicrnos, dice, sostienen que la gracia que se concedi† por la
,fí en Jesucristo, y que no es ni la ley ni la naturaleza , solo
‰sirve para perdonar los pecados pasados, y no para evitar los
s‰Fttturos, ni para vencer las tentaciones .'' Esto estÁ bien claro .
Por lo mismo no se puede vituperar bastantemente la
temeridad de lus teereges que tienen la osadóa ele acusar Á san
Agustin de prevention y de injusticia porque acus† Á los pe-
lagianos de ser enemigos de la gracia, y sostienen que estos
novadores nunca negaron toda especie de gracia . No hay duda
que negaron toda gracia interior actual ; pero para causar al-
guna ilusion llamaban gracia, i .ˆ la facultad natural de ha-
cer bien , porque es un don de Dios : z .ˆ la conservation de
esta facultad en nosotros , Á pesar de los malos hÁbitos que
contraemos : 3 ." los auxilios esteriores como el Šonocirnieuto
de la ley de Dios, sus promesas y amenazas, las nhiNimas y
los ejemplos de Jesucristo : 4 .ˆ el perdon de los pecados por
los sacramentos . Nada de esto es gracia interior actual .

638 PETS
No, se advierte menos terquedad de parte de algunos teé-
logos qne se empetiaron en Clue clos (le los principales puntos
ele la di-puta entre san Agustin y los pelagianos eran sobre si
Dios concede la gracia interior í todos los hombres, y si
pueden é no resistir í la gracia . Lejos de admitir que Dios
concede la gracia interior í todos los hombres , sostenian
los pelagiaitos que Dios í nadie la daba, porque destruiróa el
libre albedróo : esta es una verdad que acabamos de probar .
Por lo mismo no se trataba ele saber si se puede o no resistir
í la .tracia actual interior puesto que no la admitiao . San
Agustin repite muchas veces que consentir é resistir í la vo-
cacion de Dios es cosa ele nuestra propia voluntad : l ib . d e
Spir . et litt ., cap . 34, nßm . 6o, etc . Si por la vocacioiz de
Dios no ente_ndi(t la gracia interior, usaba del mismo e q uó-
voco que los pelagiarios.
E?tos teereges decian : Dios quiere salvar í todos los hom-
bres, Jesucristo tnturié por todos ; por consiguiente í todos se
concede la gracia . Tatnbien se ocultaba el veneno (leÁ error
en estas espresiones . t . á Entendian por la gracia el conoci-
miento de Jesucristo, de sus lecciones, de sus ejemplos y ele
sus promesas, como ya hemos probado . 2 . á Pretendian qne
esta gracia se dispensa í todos los que la merecen, y que se
disponen í ella por sus deseos, y por el buen uso de sus facul-
tades naturales : por consiguiente, segun ellos , esta gracia no
era gratuita ; Dios no es due†o de dar í unos mas gracia que
í otros segun le plazca ; y esta distribucion es 1111 acto ele
justicia . 3 .á Pensaban que Jesucristo murié por todos los
hombres, y qne Dios quiere salvarlos í todos igual ‡ in,life-
rentemente, sin ninguna predileccion, cequaliter, inillscrctˆ,
indiferentcr ; De este nioclo refutaban toda predestinacion gra-
tuita . Sobre lo cual se esplica con claridad Pelagio esponien-
do las palabras de san Pablo í los romanos, cap . 9 , v . 15,
tendr‡ piedad con el que quisiere, y har‡ misericordia ti
P.EL 639
aquel ele quien inc apicidcirec . " Este es, dice Pelagio, el ver-
‰dadero sentido de estas palabras ; tendr‡ p'p.dad del que
‰prevó que puede merecer nlisericorclia, de ino(1o clue desde
‰entonces tuve piedad ele ‡l . " Lo mismo pensaban los serrii- Š
pelagianos, fundíndose en estas otras palabras de san Pablo í
los Rom ., cap . 2, v. i i : izo hay en Dios acepcion de per-
sonas, y en el cap . 9, v . 14 : no hay en Dios iiziquidcid ;
,
terno si fuese por parte ele Dios una iniquidad el no distri-
buir igualmente sus beneficios,
Asó el ::zoco cou que enteu,lian que Dios q uiere salvar í
todos los hombres, y que Jesucristo murié por todos , con-
tiene dos errores pup tbles . Dios no quiere igu .ilnaente, indi-
ferentemente la salvacion de todos, porque í unos cons ede
gracias mas abundantes, mas inmediatas, y mas poderosas
cine í otros, Jesucristo no murié igual ‡ indiferentemente por
todos, porque no todos participan igualmente ele los frntos
de su muerte, aunque todos tienen rias é menos parte en ellos .
Sait Agustin no se enga†é en este punto : con el ejemplo
ele los ni†os, de los cuales unos-reciben la gracia del bautis-
mo, y otro ; sou privados ele este beneficio, sin haber contri-
buido en nada por su parte , demostré la falsedad de
la opi-
nion de los pelagianos . Prueba cou la doctrina (le san Pablo
que la vocacion í la l‡, ßnica gracia que atlinitian estos he-
reges, no fue recompensa del m‡rito de los judóos, ni del de
los gentiles, sino un efecto de la predestinacion gratuita irle
Dios, y que asó deben entenderse las palabras del Apéstol : ten-
dr‡ piedad de quien yo quisiere, etc . El santo doctor dié di-
ferentes esp licaciones í los testimonios en que se dice que
Dios quiere salvar í todos los Hombres, que el Verbo divino
ilumina í todos los hombres que vienen í este mundo ; y que
Jesucristo murié por todos, etc. Pero es preciso tener presente
que el objeto de san Agustón no era mas que refutar el sentido
falso que los pelagianos daban í estos mismos pasages .

64o PEL
De aqué dedujeron algunos chscrtaclores clue san Agustin
no creyí en la universalidad de la redencion ; ni en la dis-
tribution de las gracias actuales interiores entre todos los
hombres . La falsedad de este argumento salta ó los ojos . i .' San
Augustin jarras huso ninguna restriction ó estas palabras de
san Pablo : Ehist . 2 ci los Corint . cap . 5 , c. 14 . " Uno solo
ßmurií por todos, Luego todos murieron ." Con las cuales prne-
ba la universalidad del pecado original y de la redencion .
Tampoco puso ninguna ó lo que dice el mismo Apístol
Salvador ele todos
i .a ci Timot. cap . 4, v . t=o . "Jesucristo es el
ßlos hombres, principalmente de los f eles ; ', ni ó lo que dice
San Juan en su Eptst ., cap . t, v. 2 . "EI es la véctima ele pro-
ßptciacion por nuestros pecados, no solo por los nuestros,
ßsino tau~bien por los de todo el nauta lo ." En efecto, estos
pasages no sufren escep-ion alguna . VÁase Salvation, Salva .
actua-
dor . 2 .á Sin Agustin soosti'u , á que Dios concede graciai
les interiores ó los pa ;anos , y en este caso †como se puede
suponer que Dios lais niega ó ningun gÁnero de personas?
pe-
VÁase Infieles . 3 .á Nada tiene de coman la gracia ele los
lagianos con la gracia actual clue se concede ó un hombre
para obrar bien : la primera es siempre muy gratuita por mac
que dig tri estos heregPs : la segunda lo es tamhien respecto
ó los pecadores ; pero san Agustin reconoce cien veces que
una segunda gracia es regularmente para los justos una re-
compensa del buen uso de la primera . VÁase Gracia, 2 .
En el hecho de sostener san Agustin que la preclestina-
cion es puramente gratuita Á independiente (le los mÁritos
del hombre, se vÁ ele quÁ mÁritos y ele que predestinacion
habla este Santo Doctor : solamente de la predestinacion ó la
gracia í ó la fÁ, y de los mÁritos adquiridos por las fuerzas
de la naturaleza . Entre san Agustin y los pelagianos jamas
se discutií si en la preJestinacion de los santos ó la gloria
eterna tiene Dios alguna consideration ó los mÁritos produci .
PEL 64r
dos en ellos por la gracia actual interior, porque los pelctgicz-
nos no admitéan gracia alguna de esta especie .
Pelagio se fundaba sin duda en el mismo principio en
que se fundan sus deistas para negar toda especie de reve-
lation : no dueria que Dios arpase con preferencia ó ningu-
na de sus criaturas, ni que concediese mas beneficios sobrena-
turales ó un hombre que ó otro , sin clue los hubiese rnereei-
do . Pero se le podia refutar por su propia doctrina, porque
llamaba gracia la potestad natural de obrar bien ; y esta p)-
testad no es igual eu todos los hombres : muchos nacen con
mas entendimiento, mejor caracter, mas inclination ó la vir-
tud y pasiones menos violentas que otros . P ,r consiguiente
los amí Dios con preferencia , y esta es una gracia o un be-
neficio puramente gratuito que se digní concederles sin ha-
berlo merecido antes de su nacimiento . No hay duda que
Dios lo quiso y lo resolvií asé desde la eternidad ; y †esta de-
terminacion, este decreto no es una predestinacion ? Pelagio
no advcrtia sus propios desatinos ; los sentipelctgictnos que
le imitaban no fueron tampoco arts sabios , y los deistas que
los han copiado sin saberlo son refutados por estas mismas
reflexiones . VÁase i~rtalrlnri, dcsigualdctd, parcialidad, re-
velacion, universalistas , &c .
Eu cuanto al rigor con que decidia Pelagio que en el jui-
cio (le Dios todos los pecadores sin escepciou deben ser con-
denados al luego eterno, san Agustin le censura con mucha
viveza . "Sepa , dice, que la Iglesia no adopta este error : el
ßque no tiene misericordia, seró juzgado sin misericordia :"
Lib . ele Gest . Pelag . cap . 3 , n‡m . 9 y t r . En otra parte di-
ce : "El que sabe lo clue es la bondad ele Dios, puede juzgar
ßcuóles son los pecados que debe castigar en este mundo y
ßen el otro." Y eu el lib . 83, qucest . q . 27 : " Dios, dice, con-
ßdenaria ó todos los hombres, si fuese justo sin misericordia,
ßy si no hiciese a. esta resplandecer mas y rias , salvando las
TOMO VII . 8I

1
(42 PEL
éalmas de los que no lo merecon ." En el lib . L'rzclí.r . ad
Laurent . cap . 27 :"Dios, por no ser injusto, solo c .,stiga í
élos que lo merecen ; pero cuando usa de tnisericorclia con
élos hombres sin haberlo naereciulo, no comete una injusti
écia :" Lib. 4 cont . duas Eilist . Pelag . cap . 6, nóam . ; 6 . San
Gerßnimo habla refutado con la misma indignacion el sentir
de Pelagio : "Á quián puede sufrir , dice, que pongas lómites
éí la misericordia de Dios, y que dictes la sentencia ciel juez
éantes del juicio? ÁN .a podrí Dios sin tu sufragio pet donar
éí fos pecadores, si lo tiene por conveniente ? Alegas lay ame-
nazas (le la Sagrada Escritura . Á No concibes que las ame-
nazas de Dios son regularmente un efecto (le su clemencia?"
Dial . t cont . Pclag . cap. 9, Op. torn . 4, col . 5 .
0 t
Serie de la disp :ita
III . El que quiera saber el estarlo y la
entre los pelagianos y la Iglesia Catßlica, debe leer las diser-
taciones del P . Garnier, jesuita, que andan unidas con las
obras de Mario Mercador en la edicion que publicß dicho je-
suita , y que juntß le Clerc en su Appendix †ugustiniana .
Sube al origen ciel pelagianisnzo, y hace ver que este error
es teas antiguo clue Pelagio : forma el catílogo de los con-
cilios que le proscribieioit en Africa y en el Oriente, en Ita-
lia y en las Gaulas . Refiere las leyes que public .trou los em-
peradores para estirparle , y las profesiones de fe que se ch-
illan de los que se sujetaban í renunciarle . Esplica menuda-
mente las profesiones ele fá y las obras escritas por los pelagia
nos en defensa de sils errores , y las que escribieron los doc .
tores catßlicos para refutados , espontendo los argumentos en
pro y en contra ; y refiere los progresos de esta heregóa desde
su origen hasta su estincion .
Es muy curioso el modo con que Juliano disfrazaba la
doctrina catßlica para inspirar horror contra ella . " Quieren,
édice, obligarnos a nevar que torta criatura de Dios es bue-
é_ra, y í que admitamos unas sustancias que Dios no hizo . ...
PEL 64 3
éSe decidiß contra nosotros cine la naturaleza humana es ma-
la . Nuestros adversarios enserian que el libre albedróo fue
édestruido por el pecado de Alan, que Dios no es el Criador
ude los ni‡os, y que el naatriuaonio fue instituido por el dia-
blo . Con el nombre de gracia , de tal modo establecen el
éfatalismo que dicen, qne si Dios no inspira en el hombre í
épesar suyo el deseo del bien, aun imperfecto, cl hombre
éno puede evitar el tu al ni hacer el bien . Dicen que la ley
édel Antiguo Testamento no foie concedida para justificar í
élos que la practicasen, sino para que couaeriesen mayores
épecados : que el bautismo ˆlo renueva enteramente í los
éhombres, ni causa el total perdou ele los pecados, sino
égire todos los que le recaben son un parte hijos de Dios,
éy en parte hijos del demonio . Dicen que en el Antiguo Tes
étarneuto el Espóritu Santo no ayudaba í los hombres í ser
évirtuosos, y que ni aun los Apßstoles y profetas fueron
éperfectamente santos, sino solo menos malo, clue los otros .
éhlasfen-tan hasta el estrello ele decirque Jesucri-tc, tuvo defer .
étos por debilidad de la career : ele este modo piensan lo tnis-
énto que los manidueos :" Garnier 5 . -` Disert ., píg . 232 .
Se ve palpablemente !a falsedad y la injusticia de todas
estas imputaciones
; pero este fue siempre el artificio de los
hereges : disfrazan su doctrina y la de sus adversarios para
paliar la falsedad (le la una, y oscurecer la verdad de la otra .
En vano rlenaostrß san Agustón la malignidad de Juliano, y
se la echß en cara, obstinado este herege perseverß en sus
errores hasta la muerte . Parece que Pelagio se moviß mas
bien por el deseo de quitar í los pecadores y cristianos desi-
diosos todo pretesto para dispensarse de la perfecciou cristia-
na, que del deseo de evitar los escesos de los maniqueos, pero
evitando un esceso, deberla tener cuidado de no caer en otro .
Aun viviendo san Agustin creyeron algunos teßlogos ha-
llar esceso en la doctrina de este santo doctor ; buscaron un

644 PEL
medio entre sus opiniones y las de los pelagianos, y dieron
margen al senti-pelagiartismo . Véase este artículo . Por otra
parte despues de su muerte tornaron algunos con el mayor
rigor todo lo que había dicho respecto ó la predestinacion
sin atender ó las circunstancias en que había tratado esta nma-
teria, y se llamaron predestinacianos : hablarcrnos de ellos
en su artículo particular . En el siglo XVI hicieron lo mismo
Lutero y Calcino con el pretesto de seguir la doctrina de san
Pablo y (le san Agustin : admitieron un decreto absoluto de
preclestinacion , en virtud del cual los electos son conduci-
dos por necesidad ó la gloria eterna, y los réprobos arrastra-
(los ó los abismos del infierno : esta conducta sería contraria
ó la justicia y santidad de Dios, y haría que el hombre fuese
juguete del fatalismo . No cesaron de acusar de pelagianis-
ßno ó la iglesia catÁlica y ó sus doctores ; pero su ceguedá .cl
hizo brotar de nuevo el puro pclagianisnno entre los socinia-
nos y arminianos, y mientras que los primeros hacen profesiou
(le canonizar la doctrina (le san Agustin, los segundos la re-
futan altamente porque unos y otros se empe†an en atri-
buirle opiniones que jamas sostuvo .
La energía con que este grande hombre defendiÁ el dog-
ma catÁlico le mereciÁ con justo título el nombre de doctor
de la gracia ; pero no se debe creer, como quisieron algunos
teÁlogos, que la Iglesia , en el hecho (le confirmar estos dog-
mas con los decretos de los papas y de los concilios, consagrÁ
todas las pruebas de que se valiÁ san Agustin para fundarlas,
todas las esß licaciones que diÁ ó los testimonios (le la Sagrada
Escritura, todas las respuestas ó los argumentos (le los pelagianos,
y todas las opiniones accesorias que pudo haber seguido en
el curso de la disputa . hicimos ver en otra parte que el Papa
Celestino I aclarÁ bastante este punto, y que el mismo san
Agustin condenÁ ó los que juraban sobre su palabra . Los teÁ-
logos que acusan de pelagianisrno ó los que se aprovechan de
PEN 645
la libertad que les concede la Iglesia, son unos temerarios, y
san Agustin no los reconocerla por sus verdaderos discípu-
los . Véase san nlg astin .
PENA ETERNA . Véase infierno .
PENAS PURIFICANTES . Véase purgatorio .
PENITENCIA . Dolor de haber pecado con propÁ ito (le
expiar sus culpas y (le corregirse . Esta deilnicion es objeto de
una disputa entre los catÁlicos y los heterodoxos . Lutero (lice
que la pen.í.tencict consiste solamente en la mudanza del co-
razon y de la conducta, y que el griego mt7 ., Yc,,Y no qu i ere
decir otra cosa : el dolor, dice, de lo pasado seria absurdo,
la contricion Á el dolor de haber pecado, lejos de purificar
al hombre, solo sirve para hacerle hipÁcrita y tn.l s culpado .
El concilio (le Trento condenÁ este error, y decidiÁ lo contra-
rio en la ses . 14, cap. 4, can . S.
La pretension de Lutero es falsa por todos respetos . Pres-
cindiendo de la etimología de la palabra latina panlitentict, es
falso que la palabra griega solo significa la resipiscencia, n,u-
tacion de ideas, de afectos y (le conducta ; atendida la ener-
gía de la palabra, significa consideracion Á conocimiento (le
lo p,zsado, y es imposible que un hombre se crea en la obli-
gacion (le mudar (le vida, sin reconocer que hizo mal , que
es culpable y digno (le castigo . I n el testo hebreo de los li-
bros sagrados la palabra que corresponde ó penitencia no es
menos enérgica, y regularmente se junta con otras que de-
terminan el sentido : Gcncs . cap . 6, v . 6 y 7, se (lice : se arre-
pintiÁ y tuvo dolor en su corazon . En el lib . 3 de los Rey.,
cap . 8, v . 47, se dice : él trocÁ su corazon . En el lib . (le Job,
cap . 42, v . 6 : "yo hablé como un insensato, me condenaré
‡yo, pues, ó mi mismo, y haré penitencia sobre la ceniza :‡ Je -
rem . cap . 3 r, v, 18 : "Vos, dice, nie habeis castigado y apren-
‡df .. .. despues que vos me habeis convertido, hice peniten-
‡cia, y cuando me habeis hecho conocer niß crimen, íne dí

646 PEN
éde golpes y me llení de confusion y vergóenza . Un corazon
penitente se llama un corazon contrito, despedazado y humi-
llado . Eu el Nuevo Testamento lechos ; san dint ., cap. 3,
v. 2 y 8, "haced penitencia porque el reino ele Dios e tß prÁ .
>sxirno . . . haced frutos dignos ele penitencia .é En la Epi . t . 2 . 2
éa los Corlnt . Cap . 7, V . áo ; ce la tristeza, dice san Pablo, (lue
gres segnn Dios, produce la pc/nte)tcut y la salud perrnanen-
éte del alma .é Por consiguiente cs falso que la tristeza, el
dolor y el sentilniento (le hal)cr pecado, sea una cosa insen-
sata y vituperable ; al contrario, la peniteacicc concr bila ele
e-.te modo no es ralas que uu acto de vicrurt . Seria innril pro-
bar que el sentido de estos testimonios de la Sagrada Escritu-
ra se conl†ema por la tra~ .licion y por cl unßnirrre consentinrie ra-
to de los Padres de la Igle-i_t : Lutrro no hacia caso ele la tradi .
clon, y solo fundaba sn dictamen en fr‡volos discursos, aun-
cine no sabemos si perseveran en este error sus sectarios .
3
Es evidente que Latero solo sosten‡a esta paradoja para
inferir que la peuiteucia no puede ser una virtud, ni un sa-
cramento ; la doctrina catÁlica es, que la I)cnitercci(t no solo
es una virtud, sino tan)bien un sacramento que borra los
pecados cometidos despees del bantisinn, y concede al peca-
dor la gracia de mudar de vida : as‡ lo decidiÁ el concilio ele
Trento : Ibid . Esta decision contiene cuatro cosas : l .'' clue Je-
sucristo diÁ ß su Iglesia la potestad de perdonar los pecados
cometidos despue ciel bautismo . 2 . a Que esta potestad se
debe ejercer eu forma ele juicio : que no solo consiste en la
autoridad de declarar due los pec ˆa (los estar perdonados, sino
tambien de perdonarlos efectivamente de parte ‰le Dios . 3 .a
Que este juicio exige que el reo se acuse ß s‡ mismo, v se con-
fiese culpable . 4 .a Que la confesion debe ir aconlp .~ira,la ele un
sincero dolor y de la volutrta,l de satisfacer ß la justicia de
Dios por el pecado .
!luchas fueron las sectas clue se resistieron ß reconocer
PEN G :+7
estos diferentes puntos ele doctrina . En el siglo ii los nmonta-
nistas negaron absolutamente la potestad de la Iglesia para
absolver ß los penitentes : era el Iti no quisieron los no~-acia-
nos adrniur el penlon de los pecados sit -io por cl bautismo : en
el vi sostuvieron algunos euti‰luianos cine hacia obligaeiou clí
confesarse ß Dios y no ß los presb‡teros ; y lo mismo hicie-
ron los albaneses en el vati : en el xó dec‡an los valdenses
que un lego, hombre de bien, tenia potestad para perdonar
los pecados mucho mejor que ti,n mal sacerdote : en el xtv
Wicl, f enseŠaba clue la confesion es supírfiua : en el xvi decla-
raron los luteranos eu la confesion ele Ausburgo que conserva-
ban el sacramento de la penitencia ; pero los mas prohibieron
su trso ; y C tlvino ni sus disc‡pulos nunca quisieron adrnitirle-
Serß, pues, muy esencial el probar que Jesucristo oliÁ ‡
su Iglesia la potestad de absolver ß los pecadores Á de per-
donar los pecados ; y los ciernas puntos se seguirßn corno con-
secuencias ele esta dectrina .
En el Evangelio ele sun Blat. cap . t6, v . 1o, dice Jesu-
cristo ß san Pedro : "co te darí las llaves del reino de los cie-
élos ; todo lo clue atares y desatares en la tierra serß tanrbien
éatado Á desatado en el cielo .é En el cap . 13 v . r 8, dirije el
Salvador las mismas palabras ß todos los ApÁstoles. En el
L'( c ccng . d e san .Tuan cap . 20, v . 21, les ílite : "como mi pa-
dre me enviÁ ß m‡, as‡ os envio yo ti vosotros . . . . recibid el
éEspirito Santo ; los pecados serßn perdorra(los ß todos aque-
llos ß quienes vosotros los perdonareis, y serßn retenidos ß
étodos aquellos ß quienes vosotros los retuviereis .é Incomo-
dados los protestantes con una promesa tau formal, la han
dado rail vueltas para encontrar un sentido ß su gusto .
Dicen clue los ApÁstoles y sus sucesores ejercieron efec-
tivamente la potestad de perdonar los pecados : r .‹ por el
hautismo due se llama entre los an rig nos, el sacramento de
la renaision de los pecados . 2 .‹ Por la Eucarist‡a, que borra


648 PEN
los pecados escitando la fé . 3 .í Por la predicacion de la pa- P EN 649
labra de Dios, ó la cual llama san Pablo la palabra de rccon- la Iglesia por oraciones y por la imposition de manos ; pero
ciliacioic : 2 . 3 cß los Corint . cap . 5, v. 19 . 4 . í Por las oraciones sostenemos que estas oraciones conteuian una f†rmula de
é imposition ele manos con clue se restitußa ó los fieles ó la absoiueion : que aun para los pecados que no estaban sujetos
ó la penitencia pÁblica, creßan los fieles due necesitaban de
cornunion de la Iglesia y ó la participation de los santos
misterios despees de haber (hecho penitencia pÁblica : áson absolncion , y efectivamente se les ciaba .
Nada puede den-mostrar mejor el verdadero sentido de las
esactas todas estas esplicaciones ?
i .í Un pagano puede tambien bautizar vólidamente, y palabras (le la Sagrada Escritura que la creencia y próctica
ele la Iglesia : la creencia contraria ó la de los protestantes se
por este medio perdonar los pecados, pero las palabras de
prueba por la condenacion de los montanistas , de los nova-
Jesucristo dirigidas ó los Ap†stoles deben significar algo mas .
a .í E~ falso que la Sagrada Escritura atribuyese jamas ó cianos y de todos aquellos que no quisieron reconocer en ella
la potestad que recibi† ele Jesucristo para perdonar los peca-
l .t Eucaristßa la potestad cle perdonar los pecados ; al contra-
rlos, imponer ó los pecadores una penitcnci.a, y absolverlos
rio, siempre crey† que era precio purificarse de sus peca-
despees, antes ele admitirlos ó la cornunion ele la Eucaristßa .
dos para recibir con fruto este Sacramento, y clue segar la
Esta creencia general y constante se confirma tambien por el
sentencia de san Pablo, el que le recibe indignamente, come
consentimiento unónime de los cristianos orientales que se
y bebe su condenacion . Nos citan un concilio de Orange y
separaron los mas de la Iglesia Romana hace mas de doce
otro de Cartago que mandan conceder la cornunion ó los mo-
siglos . Ni los griegos cismóticos , ni los jacobitas, sirios †
rib~_ind pero exigen que estos enfermos hubiesen recibido
coftos, ni los nestorianos, ni los armenios pensaron jamas
la pendencia † que la hubiesen pedido y no hubiesen dejado
sobre este punto como los protestantes, y sus libros testifican
(le recibirla por su culpa . Si despue3 de haber recibido la
lo contrario : Pcrpct . de la Foi, tom . 5, li1bb . 3 4.
cornunion en este estado recobran la salud, estos concilios
2 .í En estas diferentes sociedades cristianas se da la ab-
quieren que se les reconcilie cou la Iglesia por la imposition
solucion como en la Iglesia Romana en forma de sentencia y
de manos, que era la absolncion solemne.
de juicio, y con palabras anólogas ó las que se usan entre no-
3 .í Des pues de haber oßdo la palabra ele Dios y de haber
sotros . Los protestantes faltan ó la verdad cuando dicen duc
creßdo en ella , era preciso tambien recibir el bautismo : por
esta forma judiciaria † indicativa no estuvo en uso hasta el
consiguiente la palabra de Dios no basta para perdonar los pe-
siglo Xit ; porque Tray pruebas positivas ext contrario . En
cados . San. Ger†nimo y san Ambrosio dicen cine los pecados
el 3.' hecho montanista Tertuliano reprendi† ó un obispo
se perdonan por la palabra de Dios ; pero la absolucion sa-
cat†lico por haber pronunciado en la Iglesia estas palabras :
cramental y la forma del bautismo son palabras de Dios ; san
"yo perdono los pecados de adulterio y de fornicacion ó los
11laximo de Turin dice que esta divina palabra es lu llave
‡clue por ellos hicieron penitencia :" l ib. de Pudicitiˆ, cap . t :
con que se abre la conciencia ciel hombre y le hace confesar
he aquß una absolucion en forma judiciaria . En las Cons-
sus pecados ; pero no dice que por ella se le perdona .
tituciones Apost†licas, lib . 2, cap . 18, cuando dice un peni-
4 .í Confesamos que los penitentes se reconciliaban con tente corno David, Yo he pecado contra el Se‰ior, se exhor-
TOlIO 511 . 89,

65o PEN
ta é los obispos é que responda,, como el profeta Natan , cl
Seíor te perdonó tu pecado : esta tambien es una sentencia
judiciaria .
Bingham, anglicano muy instruido , confiesa que entre
los griegos el penitenciario dice algunas veces : "segun la po-
testad que recibß (le mi obispo, serés perdonado, ó sÁ per-
,donado por el Padre, Hijo y Espßritu Santo, amen . Otras
áveces : que Dios te perdone por mß pecador, o simplemente
ásÁ perdonado ." Dice Areu(Iio que su fórmula ordinaria es :
"yo te tengo por perdonado," y die este es el mismo senti-
do que si digesen como nosotros : yo te absuelvo : Notas del
1' . I17enard sobre cl Sacramentario de san Gregorio, pég . 235 .
Tambieu se vió Bingham e n la precision de confesar que asß
como el ministro del bautismo (lice : yo te bautizo, asß tam-
bien el (le la penitencia puede decir : yo te absuelvo : Orig.
Eccles ., lib. 19, cap . %, S 6. Las palabras yo te bautizo, no
significan puramente , yo te declaro bautizado ó lavado ;
†por quÁ gÁnero pues de estravagancia quiere que estas otras
yo te absuelvo , signifiquen solamete yo te declaro ab-
suelto.
Guando Jesucristo dijo é sus Apóstoles curad los enfer-
mos, resucitad los muertos, no quiso decirles solamente de-
claradlos curados ó resucitados . Segun la espresion de san
Pedro en la Eilist . i .a, cap . 3, v . 21, el bautismo nos salva, y
esto no quiere decir que nos declara salvos ; y sal‡ Pablo é los
Efesios, cap . 5 , v . 26, dice : Jesucristo purificó su Iglesia con
el agua del bautismo y con la palabra de vida ; † y diremos
cine solo la declaró purificada? Asß como este divino Salva-
dor dijo é sus Apóstoles : el que creyere y fuere bautizado se
salvaré , tambien les dice : se perdonarén los pecados é quien
vosotros los perdonéreis . Luego cuando el ministro de la pe-
nitencia dice yo te absuelvo en el nombre del Padre, etc .,
estas palabras producen lo que significan, como cuando el
PEN 651
ministro del bautismo dice : yo te bautizo en el nombre del
Padre, etc .
En efecto, Jesucristo les Babia dicho tambien en S . Mat .,
cap. 19, v . 28, y en el Evang . de san Luc ., cap . 22,V .30 :
`vosotros os sentareis en doce sillas para juzgar las doce tri-
bus (le Israel ." Segun el estilo ele la Sagrada Escritura, la
cualidad de juez lleva consigo la autoridad (le dar leves , ele
absolver, condenar y castigar . Hablando tanibien sal, Pablo
del incestuoso (le Corinto dice : "ya he juzgado yo é este reo
ácomo si estuviese presente :" i .a Eilist. . é los Corint ., cap . 5,
v. 3 . †En quÁ se fundan los protestantes cuando acusan é los
pastores de la Iglesia de haber usurpado la cualidad de jueces
contra la prohibition de Jesucristo?
3.ˆ No se juzga con sabidurßa si el juicio no se ejerce
con pleno conocimiento de causa : si Jesucristo dió é sus
Apóstoles no solo la potestad de perdonar los pecados, sino
tambien la de retenerlos, es evidente que los pecados deben
serles conocidos , y si son secretos, deben los mismos reos
tnanifestarlos por la confesion . En el artßculo Confesion hici-
mos ver que este acto de humildad esté mandado espresa-
rnente al pecador en la Sagrada Escritura, que esta préctica
fue constante en la Iglesia en todos los siglos desde los Após-
toles hasta nosotros . Los protestantes la combatieron por pre-
venciou y por espßritu (le independencia , y acaso podremos
decir por libertinage ; pero solo se fundan en sofismas alegan-
do falsedades y calumnias . VÁase Confesion .
ir .<' La confesion de los pecados serßa una hipocresßa si no
fuese acompaiiada de la contrition, ó de un dolor sincero de
haber ofendido é Dios,y de una firme resolution de abstenerse
del pecado . † Con quÁ cara se atreverßa el pecador é pedir é
Dios perdon de sus culpas, si no tuviese dolor de haberlas
cometido, si estuviese resuelto é continuar perseverando en
el pecado, y no quisiese hacer esfuerzos para castigar y repri-

652 PEN
mur las pasiones que fueron cansa de sus caidas? En el arté-
culo Contrition liemos probado que Dios lo exige absoluta-
mente de los pecadores, y que solo cou esta condition pro-
mete perdonarlos, liemos examinado cuíles deben ser los mo-
tivos y la naturaleza de la contricion para que Dios perdone
los pecados. Er) el artéculo Satisfaction haremos ver que Dios
cuando concede el perdon, y nos exime (le la pena eterna
del pecado, no nos dispensa (te satisfacer í su justicia con
penas temporales .
A estas tres disposiciones que Dios exige de los pecado-
res, llaman los teólogos actos del penitente, y nosotros pre-
guntarnos í los protestantes, ßsi no son actos de virtud? Sin
duda se necesita fuerza del alma y valor para confesarse cul-
pable, para tener dolor de los pecados, y para castigarse ó
corregirse í sé mismo : estos son otros tantos actos (le humil-
dad, de sumision í Dios, (le religion y de justicia, de con-
fianza en la misericordia (le Dios, etc .
Cuando se concede la absolucion í un pecador que tiene
todas estas disposiciones, quisiÁramos que nos digeran los
protestantes, ßquÁ es lo que falta para un verdadero sacra-
mento, y quÁ diferencia notan entre este rito y el ciel bau-
tismo? Jesucristo es igualmente autor del uno y ciel otro:
hemos citado sus palabras respecto í estos dos sacramentos y
las hemos comparado . Los Apóstoles administraron el uno y
el otro, y exigian para el bautismo las mismas disposiciones
que para la penitencia . "Haced penitencia, decia san Pedro,
,,y cada uno de vosotros reciba el bautismo para que se le
áperdonen sus pecados :" Hechos Apostólicos, cap . 2, v . 38.
Habia ya recibido el bautismo Simon Mago, cuando quiso
comprar í los Apóstoles la facultad de ciar el Espéritu Santo,
y el Apóstol le respondió
: "lluz penitencia de tu perversi-
ádad, y pide í Dios que te perdone este pensamiento de tu
ácorazon :" cap . 8, v. 22 . El bautismo no hace al hombre im-
PEN 653
pecable, y no hay menos necesidad de un sacramento que
borre los pecados de los rieles cometidos despues del bautis-
mo, quede del que les perdonó el pecado original, y los pe-
cados voluntarios, cometidos antes del bautismo ; y si la fÁ no
tierce virtud para prevenir el pecado , la tiene aun mucho
rrrenos para borrarle .
La opinion comun de los teólogos es que los actos del
penitente son materia del sacramento de la penitencia, y que
la absolucion del sacerdote es su forma ; aunque algunos sos-
tienen que su materia es la imposiciou (le manos ; pero solo
abrazaron esta opinion por urca razor de analogéa , que no
constituye demostracion . Bístanos saber cine sin los tres actos
del penitente juntaruente con la absolucion cS nulo el sacra-
mento, y no causa el perdon de los pecados . Es verdad que
Dios prometió el perdon í la contricion perfecta ; pero des-
de la institution del sacramento ciel bautismo y del de la
penitencia , la contricion no puede ser sincera y perfecta , si
no incluye la voluntad de recibir uno de estos dos sacramentos
segun la necesidad, y coniforme í la institution (le Jesucristo .
Tambien estí decidido por el concilio (le Trento en la
ses . 14 de punit ., can . i o, que los obispos y sacerdotes son
los ministros del sacramento de la penitencia , y que solo
ellos tienen la potestad de absolver í los pecadores ; pero ade-
mas de la potestad de orden que reciben los presbéteros por
su ordenacion, necesitan la potestad de jurisdiccion ; y esta
se llama ordinaria, cuando estí ligada í un tétulo, suponga-
mos al de pírroco ; y delegada, cuando nace de la simple
aprobacion y licencia del ordinario . Sin una de estas dos con-
diciones ningun sacerdote puede absolver vílida ni lécita-
mente, escepto en caso (le necesidad . VÁase Aprobacion .
Tambien se llaman penitencia las obras buenas y las mor-
tificaciones que impone el confesor al penitente en satisfac-
cion de sus pecados . VÁase Satisfaction .

654 PEN
Es muy importante saber si hay pecados tan graves que
no puedan perdonarse por el sacramento de la Penitencia .
Dos sectas sostuvieron en otro tiempo esta paradoja , que
fueron los montanistas y los novacianos . Véanse estos clos ar-
tículos . La Iglesia tiene decidido lo contrario por sus decre-
tos y su próctica constante , fundóndose en testimonios espre-
sos ele la Sagrada Escritura .
En el cap . r (le Isaías, v . 16, dice Dios ó los judíos : "Pn-
ßriGcaos, dejad (le obrar mal , y llegad, que aunque vuestros
ßpecados fuesen tan encarnados como la escarlata , se volve-
ßrón blancos como la nieve Cap. 55, v . 6 : que mude de
ßconducta el impío, y se convierta al SeÁor, y el Sr ior ten-
ßdró piedad de él, porque perdona hasta el infinito ." Y por
Ezeq . en el cap. 18 , v . 2 r , dice : "Si el impío hace peniten á
cia, vis ira y no moriró ; yo no me acordaré (le sus iuiqui-
ßdades : Mt voluntad no es la muerte del pecador sino que
ßse convierta y viva ." Ahora lien , sabemos cine los judíos
eran reos de los mas enormes crímenes, como de idolatría,
de blasfemia, de injusticia, de opresion ele los pobres, &c .
Por eso los reprenden los Profetas, no contentóndose con lla-
marlos pecadores, sino tambien impíos ; no obstante, les pro-
mete Dios el perdou, si se convierten . †II .tbró quien se atre-
va ó sostener que Dios es menos misericordioso con los cris-
tianos que con los judíos ?
Tampoco Jesucristo di‡ ó sus Ap‡stoles la potestad de
perdonar solamente los pecados leves, sino todos los pecados
sin escepcion : qucrcttmque solveritis, &c . San Pedro en la
Epistol . 2, cap . 3, v . 9, slice que Dios usa de paciencia, por-
que no quiere clue nadie se pierda, sino que todos vuelvan
ó la penitencia, sin escluir ningun pecador . Jesucristo no
amenaza con la pena eterna sino ó los que no quieren ha-
cer penitencia : Evang . de san Luc . cap . 3, v . 3 . Cuando los
fariseos se escandalizaron de su benignidad con todos los pe-
PEN 655
cadores, y porque perdonaba ó todos, confundi‡ ó tan teme-
rarios censores con las paróbolas del Hijo Pr‡digo, de la
Oveja y de la Dracma perdidas, &e . : pidi‡ ó su Eterno Padre
por los mismos que le crucificaron . † Hubo eu el inundo un
delito mas enorme? Tambien San Pedro les prometi‡ el per-
don , si querian creer en Jesucristo, y hacer penitencia : Ilech .
Apost . cap . 3, v . 19.
Por lo mismo no es estra6o que la Iglesia fulminase ana-
tema contra los montanistas y novacianos, cuando quisieron
poner límites ó la misericordia de Dios, y r . ál-prolbar la indul-
gencia de los pastores con los penitentes . Decian que se de-
bia negar la gracia de la reconciliation ó los que habiau apos-
tatado en las persecuciones, ó los que hablan cometido gran-
eles crímenes despees del bautismo, y ó los clue hablan abu-
sarlo ele la penitencia con sus recaidaq . Nadie les hizo mas
resistencia que Tertuliano. ˆ Feliz él si hubiese perseverado
siempre en los mismos sentimientos!
"Dios, dice, destin‡ por su justicia un castigo ó todos
ßlos pecados de la carne, del espíritu ‡ ele la voluntad ;
ßpero tambien les prometi‡ el perdon por la penitencia
ßNinguna alma debe desesperar . Si alguno se vé precisado ó
ßsegunda penitencia, que tema pecar ele nuevo y no el arre-
ßpentirse. . . .Nadie se averg‰ence de curarse de nuevo, repitien-
ßdolos mismos remedios . El modo de manifestar ó Dios nuestro
ßreconociutiento es el no desdeÁarnos de lo que nos ofrcce .Vo-
ßsotros habeis pecado ; pero sabeis ó quien debeis satisfacer
ßpara reconciliaros . Si dudais, ved lo que su Espíritu dice ó
ßlas iglesias . Las echa en cara sus des‡rdenes , pero las exhor-
ta ó la penitencia : amenaza, pero no amenazarla ó los im-
penitentes, sino quisiese perdonar al arrepentido ." Tertu-
liano cita en apoyo (le sus palabras las del Evangelio que ya
liemos alegado : De Pcenit . cap. 4 , 7, y 8 , &e .
San Cipriano, aunque rígido observador de la disciplina,

656 PEN
hizo que se decidiese en un Concilio de Cartago, presidido
por él , clue se recibirían ó la penitencia los que habiau caído
en la perrrecucion ; y el Concilio general de Nicea, celebrado
el ario de 325, condenß por unanimidad el rigor impruden .
te ele los novacianns . Ya estaba tatnbien proscripto por el
Con . S t (le los Apßstoles que dice : "Si un obispo ß un pres-
s>bítero no quieren recibir al que vuelve despues (le haber pe-
Ácado , y si le desechan, que sean depuestos ; porque con .
Átrista ó Jr sncristo que dice que la conversion de un pecador
Ácausa n -ras alegría en el cielo que la perseverancia (le noven-
Áta y nueve justos ." Esta es la doctrina que siguieron cons-
tantemente los Padres y Concilios en los siglos siguientes .
Confesarnos que hubo algunas iglesias en que llegß el rigor
al estreno ele negar la J>enitcncict aun en el artículo de la
muerte il los pecadores conocidos cono reos de grandes crí .
nenes, tal como la apostasía , la idolatría , el homicidio y
del adulterio ; pero semejante severidad no mereciß nunca
la aprob clon de la Iglesia universal .
`hamhien se conociß la necesidad de admitir segunda vez
ó los relapsos ó la penitencia, ß ó los due hablan vuelto
ó caer en el mismo crimen despues ele haber recibido el
perdon, para lo cual autoriza el mismo Evangelio . En él di-
jo Jesucristo : "Sed misericordiosos como vuestro Padre ce .
,>lestial , perdonad y sereis perdonados ." Cuando San Pedro
le preguntß cuantas veces debia perdonar, le responde : no
te (ligo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete . Eu
otra parte, dice, hasta siete veces al dia : Evans> . de San
Luc, cap . 6, v . 35, cap . 17, v . 4 ; San Illat . cap . t 8 , v. 21 .
Esto es esplicar con bastante claridad clue la misericordia de
Dios, que debe ser nuestro modelo, nunca niega el perdon
a los pecadores .
Los montanistas y novacianos, lo mismo que todos los
(lemas hereges, citaban en su favor ayunos testimonios de la
PEN 657
Sagrada Escritura . En el lib . z ele los Reyes, cap. 2, v. 25,
dice : "Si alguno peca contra el Seáor, quién rogaró por él :"
En el cap, 12 de San lila† . Y . 31 , nos asegura Jesucristo,
que el blasfemo contra el Espíritu Santo no seró perdonado
en este mundo ni en el otro . San Pablo en su Epist . ó los
Hebr . cap . 6, v . 4, dice q ue es imposible clac aquellos que
fueron una vez iluminados, recibieron el Espíritu Santo, y
-volvieron ó recaer, se vuelvan ó levantar por la penitencia .
En el cap. 16, v . t6 aáade que cuando nosotros peamos vo.
luntariameute despues de haber recibido el conocimiento (le
la verdad, ya no nos queda víctima para nuestro pecado, sino
aguardar el terrible juicio (le Dio- . San Juan en su Epist . 1 .3
cap, 5, v. io, habla de un pecado que es para la muerte, y
por el cual ó nadie invita ó que pida . Estos son los terribles
decretos pronunciados contra los pecadores .
Sin duda son terribles, pero no lo son en el sentido de
los montanistas y novacianos . En el testimonio citado del li-
bro de los Reyes el viejo Elí reprendiß ó sus hijos, que eran
sacerdotes, y cuya conducta era demasiado escandalosa : les
representa que cuando un sacerdote da ejemplo (le impiedad,
pocos son los que tratan ele orar por él , porque se le mira
como un réprobo incorregible ; pero esto no prueba que él
no puede hacer penitencia .
La blasfemia contra el Espíritu Santo , ele la cual habla
el Salvador , es la pertinacia con que los judíos atribuían sus
milagros al espíritu impuro : les declara qui seró segura su per-
dicion eterna , si perseveran en esta disposition hasta la muer-
te. Nos vemos precisados ó poner esta restriction ó las pala-
bras con que los amenazß Jesucristo, porque orß por ellos
desde la cruz, y muchos se convirtieron .
Lo mismo debe decirse de los apßstatas del cristianismo
que designa san Pablo en las palabras citadas : es imposible,
esto es, es muy dificil que se vuelvan ó renovar por tt na pe-
TObIO -VII . 83

658 PEN
nitencia sincera , y se han visto pocos ejemplares . Segun el
Apéstol estos pecadores crucifican í Jesucristo de nuevo, en
cuanto estí de su parte, etc .; y renegando de ól, parece que
manifiestan que estuvo bien hecho el crucificarle . En el
segundo testimonio de san Pablo se habla tambien (le los ju-
dßos apéstatas que renuncian el cristianismo para volver í su
ley : les advierte que en ella no tienen ya vßctima alguna que
pueda espiar su delito, pero podßan volver al cristianismo,
aunque son muy raros los ejemplares.
El pecado que es para la muerte, del cual habla san
Juan, es aquel con que un hombre muere sin haber hecho
penitencia, y es una verdad que seria inÁtil orar por un pe-
cador que murié impenitente .
De este modo entendieron los Padres (le la Iglesia los tes-
timonios de la Sagrada Escritura, de que abusaron los here-
ges ; y esto es lo que demuestra desde los primeros siglos la
necesidad de consultar la tradicion y la doctrina de la Igle-
sia para comprender el verdadero sentido (le la Sagrada Es-
critura . De lo contrario ácémo se puede probar contra los
novacianos que es preciso esplicar los testimonios que alega-
ban por los que nosotros hemos citado en nuestro favor, y
que los que espresan la misericordia de Dios deben prevale-
cer contra los que pintan su justicia? Los clamores y las quejas
de estos sectarios dieron motivo í que se aumentase la severi-
dad de la penitencia publica, de la cual hablaremos ahora .
PENITENCIA PUBLICA . En el siglo ii de la Iglesia y
en los siguientes juzgaron los obispos que para edificacion
de los fieles y la conservation de las buenas costumbres era
conveniente exigir que los que hubiesen cometido pecados
muy graves despues del bautismo fuesen privados de la par-
ticipacion de los santos misterios, conservíndolos en estado
de escomunion hasta que hiciesen penitencia pÁblica, que
consistia en lo que vamos í esplicar.
PEN 659
Aquellos í quienes se mandaba hacer penitencia se pre-
sentaban al penitenciario, y este ponla por escrito sus nom-
bres ; el primer dßa de cuaresma se presentaban í la puerta
de la iglesia cubiertos con unos vestidos (le luto, que usa-
ban los pobres : entraban en la Iglesia y recibßan de manos
del obispo la ceniza sobre sus cabezas, y cilicios para cubrir-
se : en seguida los echaban fuera de la Iglesia y les cerraban las
puertas ; pasaban en sus casas el tiempo (le su penitencia
entregados í la soledad, al ayuno y í la oracion : los dias de
fiesta se presentaban í la puerta (le la Iglesia, aunque sin en-
trar ; algun tiempo despues se les pernsitia la entrada í oir
la lectura y los sermones ; pero aunque debßan salir antes de
las oraciones, despees (le un tiempo determinado ya los ad-
mitian í orar con los fieles, aunque tenßan que estar pros-
ternados .; por Áltimo, les permitian orar en pie hasta el ofer-
torio, y en llegando í esta parte volvian í salir .
Habßa , pues, cuatro grados de penitencia publica, é cua-
tro érdenes (le penitentes . El que habia cometido un honit-
cidio, por ejemplo estaba cuatro a†os entre los flentes : í las
horas de oracion estaba í la puerta (le la Iglesia revestido d e
cilicio con ceniza sobre la cabeza, sin afeitarse, y encomen-
díndose í las oraciones de los fieles que entraban en la Igle-
sia . Los cinco a†os siguientes estaba entre los que llamaban
pudientes, y entraba en la iglesia para oir las instrucciones
que se daban í los fieles : despucs entraba en el nÁmero de
los genuflectentes é prosternados por espacio (le siete a†os :
por Áltimo, pasaba entre los consistentes é stante .s, que oraban
en pie, hasta cumplir los veinte a†os de pcrutcnncia, y entonces
recibia la absolacion por la imposition de manos, y era
admitido í la participation (le la Eucaristßa .
El tiempo de esta penitencia era mas é menos largo se-
gun las diversas prícticas de las iglesias, asß como tambien
hay, mucha variedad en lo's cínones penitenciales que con ‡

66o PEN
servamos : los teas antiguos son regularmente los de mas se-
veridad . San Basilio seéala dos aéos para el harto, siete para
la fornicacion, once para el perjurio, quince para el adulte-
rio, veinte para el homicidio, y toda la vida para la aposta-
sia . Este tiempo se solía abreviar al arbitrio ele los obispos en
consideracion al fervor de los penitentes . Tambien se abre-
viaba por recomendacion de los mórtires y confesores, y esta
gracia se llamaba indulgencia . Vßase este artículo . Si un cris-
tiano moría durante su penitencia, y antes ele haberla cum-
plido, se presutcia en favor de su salvation, y se ofrecia
por ßl el santo Sacrificio .
Muchos hacian penitencia pÁblica sin saberse cuales eran
sus pecados ; otros la hacian en secreto, aun por los mayo-
res delitos, cuando la penitencia pÁblica podia ser causa de
escóndalo á exponerlos ó algun peligro . Finalmente, se vie-
ron alguna vez personas muy virtuosas y de la mayor distin-
clon que tomaron por humildad el hóbito ele penitentes, y
cumplian todas las prócticas con la mayor edificacion .
Cuando los penitentes eran admitidos ó la reconciliation,
se presentaban ó la puerta de la iglesia, el obispo les man-
daba entrar y les ciaba la absolucion solemne . Entonces se
les mandaba afeitar, dejaban sus hóbitos de penitencia y vol-
vian ó vivir como los demas fieles . Este rigor, dice san Agus-
tin, fue sabiamente establecido : si el hombre recuperase
prontamente los privilegios del estado de gracia, jugarla con
el pecado .
En los dos primeros siglos de la Iglesia no estaba . arre-
glado el tiempo, ni ci modo de-esta penitencia, y se conoce
que no era practicable cuando los cristianos no podian ejer-
cer libremente su religion, por cuyo motivo no se ven estos
reglamentos hasta el siglo u1 . No dejá de ser uno de los mo-
tivos de este rigor el tapar la boca ó los montanistas y nova-
cianoc, quienes acusaban ó la Iglesia Catálica de recibir ó los
661
PEN
pecadores ó la reconciliacion con demasiada facilidad . En al-
gunas iglesias llegá ó ser tan grande el rigor ele esta peniten-
cia, que por los crímenes de idolatría, de homicidio y de
adulterio dejaban ó los pecadores en la penitencia por todo el
tiempo (le su vida, y no se les concedía la absolucion ni aun
ó la hora de la muerte . Respecto ó los clos Áltimos crímenes
llegá ó rebajarse despues ; pero con los apástatas durá mu-
cho tiempo esta severidad . Así se resolviá en Roma y en Car-
tago en tiempo de san Cipriano, y no se concedía la absolu-
cion ó la liora de la muerte sino ó los que la hablan pedido
en sana salud ; st por casualidad saliau de su dolencia, es-
taban en la obligacion (le cumplir el tiempo seéalado . hasta
el siglo vr, cuando los pecadores despues (te haber hecho pe-
nitencia volvian ó recaer, no se les recibía al beneficio de la
absolucion, quedaban separados de la comunion de la Igle-
sia, y se dejaba su salvacion en manos de Dios, no para
que desesperasen . , dice san Agustin, sino para mantener el
rigor ele la disciplina .
Hasta el siglo iv no fueron del todo arreglados los dife-
rentes grados de penitencia, y estas reglas se llamaron cdno-
nes penitenciales : no se observaron con rigor sino en la Igle-
sia griega, porque no eran de institution apostálica . Duran-
te los cuatro primeros siglos estuvieron los clßrigos sujetos ó
la penitencia como los demas fieles ; pero en los siglos si-
guientes los deponian de sua árdenes y los reducían al estado
de simples legos, cuando cometian un crimen por el cual
merecian penitencia pÁblica . A fines del siglo y se introdu-
jo una penitencia .asedia entre la pÁblica y la secreta, y se
hacia eu presencia de algunas personas piadosas por los crí-
menes cometidos en los monasterios á en otras partes . Final-
mente, hócia el vii cesá enteramente la penitencia pÁblica por
los pecados ocultos . Teodoro, arzobispo de Cantorbery, se tiene
generalmente por el primer autor de la penitencia secreta en

662 PEN
el Occidente . A fines del siglo viii se introdujo la conmuta-
cion de la penitencia en otras buenas obras, como limosnas,
oraciones, peregrinaciones, etc . En el xii se traté de redi;-
tnir con dinero el tiempo de penitencia canénica, y las can-
tidades que se sacaban se solían emplear en hacer una Igle-
sia ó otra obra ele póblica utilidad : esta prßctica se llamé al
principio relajacion y despues indulgencia .
En el siglo xtii desaparecié enteramente la prßctica de
la penitencia póblica, y los pastores se vieron precisados ß
exhortar ß los fieles ß una penitencia secreta por los pecados
secretos y ordinarios ; pero en cuanto ß los pecados póbli-
cos y enormes, se imponian tambien penitencias rigoro-
sas. La relajacion fue aumentßndose en los siglos xiv
y Xv, y ya no se mandaban sino penitencias leves por pe-
cados graves . El concilio de Trento trabajé en reformar es-
te abuso ; encarga ß los confesores qne proporcionen el ri-
gor de las penitencias con la enormidad de los casos, y duie-
re que la penitencia picblica se restablezca para los peca-
dos póblicos . Observ . de Laubespirze . Moriuo, de Punit,,
Fleury Costumb . de los crist . nun, a5 . Drowen de Rd sa-
cram . etc .
PENITENCIAL . Libro que contiene los cßnones peni-
tenciales é reglas que debían observarse respecto ß la dura-
tion y al rigor de las penitencias póblicas, oraciones queso de-
bian hacer por los penitentes al principio y al lin de su carre-
ra, y la absolucion que se les debié dar . Las principales obras
de esta especie son el penitencial de Teodoro, arzobispo de
Cantorbery, el ciel Y . Becla, presbítero inglÁs, clue atribuyen
algunos ß Ecberto, arzobispo de Yorck, y conterrrporßneo de
Boda : el de Rßbano Mauro , arzobispo de Maguncia, y el
penitencial romano . Estas obras fueron introducidas desde el
siglo vii para conservar en su vigor la disciplina de la peni-
tcncia, y se hicieron muy comunes ; pero congo muchos par-
PEN 663
ticulares se tomaron la libertad de insertar en ellos peniten-
cias arbitrarias, contribuyé este abuso para que se introdu-
gese la relajacion : muchos de estos penitenciales fueron con-
denados por un concilio de París en tiempo de Ludovico pío,
y por otros concilios : Mori no de Pcrnit . Esto prueba que los
obispos velaron en todos tiempos para prevenir la relajacion
de la disciplina eclesißstica .
PENITENCIARIA, PENITENCIARIO . Estos dos artícu-
los tienen menos relation con el dogma que con la discipli-
na, y así se deberßn leer en el Diccionario de Jurispruden-
cia . Hay casos reservados al Sumo Pontífice, y otros reserva-
dos ß los obispos ; y el Papa instituyé un penitenciario mncayor,
que regularmente es un cardenal ß quien se debe dirigir el
que trata de alcanzar la facultad de absolver de los casos y
censuras reservados ß la Santa Sede, y la dispensa de los im-
pedimentos del matrimonio . Los obispos instituyeron tambien
un penitenciario en sus catedrales, ß quien dan la potestad de
absolver de los casos que les estan reservados .
Debemos observar, aunque de paso, clue las pretendidas
tarifas é tasas de la penitenciaría romana, publicadas por los
protestantes para persuadir ß los incautos que todos los crí-
inenes se perdonan en Ronia por el dinero, é son una ca-
lumnia grosera, é un abuso que se corté hace mucho tiempo :
que todos los breves de la penitenciaría son absolutamente
gratuitos, y llevan al frente estas palabras pro Deo . En el ar-
tículo penitencia hemos observado que en el siglo xii se in .
trodujo el abuso de redimir con dinero, é con una limosna,
las penitencias por los pecados, y no dudamos que en aquel
tiempo habria tarifas para su rescate ; pero redimir las peni-
tencias y comprar la absolucion , son dos cosas muy distintas,
y es malicioso el confundirlas . El concilio general de Letran
proscribié ya en el aáo de 121: S toda especie de trßfico en
materia de indulgencias 6 de conmutacion de penitencias, y

T
664 PEN
el concilio de Trento renové los mismos decretos en la ses. 2 t
de Refor., cap . 9, y en la ses. 25 . íQuó razon ha y para acu-
sar ß la iglesia romana por unos abusos que ella misma tra-
bajé para cortar?
PENITENTES . Nombre de algunos devotos reunidos et .
cofradÁa, que tracen profesion de practicar la penitencia pá-
blica, yendo en procesion por las calles páblicas cubiertos
con una especie de saco, y disciplinßndose . Esta costumbre se
establecié en Perora el a†o de i 62o, con las misiones patóti-
cas ele un ermita†o que exhortaba ß los pueblos ß la peni-
tencia . Se estendié ß otros paises , singularmente ß la Hun
grÁa, donde degeneré en abuso, y produjo la secta de los fla-
gelan,'cs . Vóase este artÁculo .
Al cortar las supersticiones que se habian mezclado con
esta prßctica, se pernutto que se estableciesen cofradÁas (lepe
nitenics en varios pueblos de Italia y otros paises . Se dejaron
ver penitentes blancos en Leon y en Aviiion ; en algunas ciu-
dades del Languedoc, y del Delfinado hay penitentes azu-
les, y en ot‡a s.;provincias penitentes negros . Estos ayudan ß
bien morir ß los criminales, les dan sepultura, y hacen otras
obras buenas .
habiendo visto Enrique Ill : la procesion de los peniten-
tes blancos en Avi†on, quiso agregarse ß esta cofradÁa ; y es-
tablecié una en ParÁs en la iglesia de los Agustinos , con el
tÁtulo ele la Anunciacion de nuestra Se†ora . Este prÁncipe asis-,
tia ß las procesiones de esta cofradÁa sin guardia, con un ves-
tido largo de tela blanca en forma (le saco con clos aberturas
frente ß los ojos, dos tuangas largas y una capilla muy pun-
tiaguda . A este vestido estaban cosidas una disciplina de lino
y una cruz de raso blanco sobre fondo (le terciopelo pardo .
Fue imitado por muchos prÁncipes y grandes ele su corte ; y
se puede ver en las lifernorias de l' Estoile el efecto que pro-
dngeron estas devociones .
PEN 665
PENITENTES . Se dié tambien este nombre ß muchas
congregaciones é comunidades (le personas (le ambos sexos,
que despuós (le haber vivido licenciosamente se retiraron ß
estos asilos para expiar sus pecados, y los desérdenes de su
vida pasada por medio de la penitencia . Tambien se dié este
nombre ß las personas que se dedicaban ß la conversion de
las jévenes y mugeres relajadas .
Tal es el orden de la penitencia de santa MarÁa Magda-
lena, instituido hacia el a†o de 1272 por un vecino de Mar-
sella llamado Bernardo, que trabajé con mucho celo en
la conversion (le las mugeres páblicas de aquella ciudad .
Imitaron esta buena obra otros michos su`etos, y su socie-
dad fue eriida en orden religiosa por cl Papa Nicolas III
con la regla ' (le san Agustin . Formaron tatnbieu un orden
religioso ele mugeres convertidas, ß las que dieron 1d misma
regla .
La congregacion de penitentes de la Magdalena en ParÁs ( le.
be su origen ß los serinoites (leˆ P. Juan Tisserand, franciscano,
que despues ele haber convertido con ellos ß muchas mugeres
páblicas, establecié este instituto para retirar las que quisie-
sen vivir en adelante santamente . Hacia el a†o de 1294 les
dié Carlos VIII la casa llamada hotel deBoliaines, y en i5co
Luis, dugne de Orleans, qnr reiné con el nombre ele Luis XII,
les (lié su palacio, donde permanecieron hasta el ano de i 57z :
entonces la reina Catalina (le IIIedicis las colocé en otra parte .
En el a†o de 1497 Sirnon , obispo de ParÁs, les dié estatutos
y la regla de san Agustin . Una (le las condiciones para entrar
en esta comunidad era en otro tiempo la ele haber vivido en
el desorden , y no se recibian mugeres que bajasen ele 35
a†os ; despuós de la reforma ele 1 6 16 no se reciben teas que
doncellas, y llevan siempre el nombre (le penitentes. Vóase
Mcrgdalenitcls .
[[ay tatnbien en Sevilla, ciudad de Espa†a, una congre-
To11IO Vil . 84

666 PEN
del nombre ele Jesus, compuesta de mn-
gacion de penitentes
geres que pasaron una vida licenciosa : fue formada en r SSo
cou la regla ele san Agustén (~) . Las penitentes ele Orvieto
en Italia son tina congregation (le religiosas instituida por
Antonio Sitnouelli, caballero de aquella ciudad . El monaste-
rio que edificí fue destinado al principio para recoger don-
cellas pobres abandonadas por sus padres, y en peligro ele
perderse . En el aóo (le 160o se hizo un convento para reco-
ger las que despees ele haber vivido escandalosamente, for-
niasen la resolution de renunciar el mundo y consagrarse ß
Dios con los votos de religion : observan la regla de las car-
melitas .
PENITENTES . Religiosos de Nazareth y de Picpus . VÁase
Picpus .
PEN DON . VÁase estandarte, bandera .
PENSAMIENTO . Esta palabra en la Sagrada Escritura no
siempre significa la simple operacion del entendimiento, sino
que significa un designio, un proyecto, una empresa . En
el Suim . 145, v . 4, se slice que el dia de la muerte perece-
rßn los pensamientos de los grandes . En el l ib . d e Job, cap . 23,
v . 13 , se (lice que nadie puede impedir los pensamientos,
esto es, los designios de Dios . Eu el cap . 5 del l ib . d e la Sa-
biduréa, v . 16, significa el cuidado que Dios tiene ele las al-
mas justas . Suele tambien significar la duda, el escrápulo y
la sorpresa : en el Evangelio (le san Luc . cap . 24 , V . 28 , se
dice †por quÁ se levantar pensamientos en vuestro corazon?
Tambicn se suele tomar por razonamiento í discurso . En la
( - ) Se llaman en el dia Penitente .( del Buen Jesus en el convento G
,pas bien bcaterio de POZO Sail/o, donde retiran las urugeres (le urala vida
para su conversion . Sou Terceras del orden de Saur Francisco : pero en el
dia solo se aJuriteu las mugercs malas para ser corregidas, y se dan los Ih-
hilus prulbsiuues seguii la disciplina cornue de lus definas establecimientos
de religiosas .
PEN 667
Epist . ß los Roln ., cap . i, v. 2 r, dice san Pablo que los fil o-
'
sofos paganos se estraviaron en sus pensamientos, porque ca-
yeron en muchos errores por sus falsos discursos .
No debemos estraóar que nuestra religion nos enseóe a
mirar como pecados los simples pensamientos . Es verdad que
no depende de nosotros el no tenerlos, porque muchas veces
se levantan ß nuestro pesar, y nos afligen ; pero estß en nues-
tra piano el pararnos en ellos í desecharlos, consentir í re-
sistirles : no son verdaderos pecados sino cuando los acompaóa
la deliberation, y nos detenemos en ellos voluntariamente .
PENTATEUCO . Palabra griega compuesta de T4VT , cin-
co, y de r vxve, volumen . Se dß este nombre ß los cinco libros
de MoisÁs que estau al principio del Antiguo Testamento
que son el GÁnesis, el Exodo, el Lcvitico, el libro ele los
Námeros, y el Deuteronomio : liemos hablado de cada uno
ele estos libros en su artéculo particular, Los judéos clan el
nombre de ley ß todos estos libros, porque la parte tras
esencial cine contienen es la ley que Dios entregí al pueblo
jud :éico por el ministerio de MoisÁs .
Lino ele los principales objetos que se propusieron los
incrÁdulos ele nuestro siglo fue tratar ele probar que el Pen-
tateuco no es obra (le este caudillo, sino ele algue otro autor
desconocido : ninguno de ellos se digní examinar las pruebas
(le la autenticidad de esta obra, ni tampoco refutarlas . Por lo
mismo estamos en la obligation ele esponerlas con la posible
brevedad, antes de responder ß las objeciones que han creido
poder presentar .
l .a La primera prueba es el testimonio (le los mismos
libros del Pentateuco ; en todo Ál, escepto en el GÁnesis, ha-
bla MoisÁs como autor principal . Dice que Dios le mandí
escribir los sucesos que refiere y las leyes que prescribe ; y
manda colocar su obra en el tabernßculo ß un lado del arca .
En el Exodo donde principia MoisÁs ß describir su propia

663 PEN
historia, supone los sucesos ele que habla en el Génesis, y estos
tienen una conexion esencial con los hechos que se refieren en
el Exodo . Ninguno mas qne Moisés tendria la misma sagaci-
dad, ni conoceria como él la necesidad de mostrar la legis-
lacion judíica, como preparada y resuelta en los consejos de
Dios desde el principio del mundo . Véase Genesis .
2 .a La segunda es el testimonio (le los escritores judóos,
posteriores í Moisés corlo Josué y los que redactaron los
libros (le los Jueces, los ele los Reyes, los del Para] ipoinenon .
David en sus Salmos, Esdras y los Profetas . Todos hablan (le
las ordenanzas de Moisés, de los libros ele Moisés y del libro
(le la ley : refieren los sucesos que se mencionan en el Penta-
teuco, í que hacen alusion : esta obra pues es mas antigua
que todos ellos . El Salm. roo y siguientes son un compendio
de la historia jadcóica, principiando desde la vocacion de
Abralian hasta el establecimiento de los judóos en la Palesti-
na : el 89 se intitula Oracion de Moisés, siervo de Dios. El
ßltimo de los profetas acaba exhortando í los judóos í la ob-
servancia ele la ley ele Moisés : el rnisuÁo lenguage vemos en
los libros de los Macabeos y en el del Eclesiístico . Por con-
siguiente, no hubo tiempo en que los judóos no estuviesen
intimamente persuadidos de la autenticidad del Pentateuco .
3 .a Fueron necesarios estos libros para establecer y per-
petuar la religion, el ceremonial, las leyes civiles, polóticas y
militares de los judóos ; y es indudable que este pueblo se reu-
niá en cuerpo ele nacion desde los tiempos (le Moisés, que la
constitution de su repßblica fue una misma hasta la eleccion
de los reyes, y que estos no variaron el fundo de la legisla-
cion : los mismos judóos continuaron observando sus leyes du-
rante el cautiverio ele Babilonia, y í su vuelta las restituye-
ron í su primitivo vigor . Es imposible que esta minu-
ciosidad de ordenanzas, prícticas y observancias , pudiese
perpetuarse por la tradicion y sin ninguna escritura, y esta
PEN 669
nacion no hubiera estado tan constantemente adherirla í sus
leyes, si no creyese que todas ellas, igualmente que los libros
ciel Pentateuco, salieron ele la mano de un legislador inspira-
do por Dios .
4 .a La forma (le estos libros depone también en favor ele
su autenticidad . Desde el principio ciel Exodo (†tan en forma
de diario, y el ßltimo, que es el Deuteronomio, viene a ser
una rccapitulacion (le los anteriores . Un autor Alas antiguo
que Moisés hubiera podido escribir el Génesis ; pero no el
Exodo ni los libros siguientes . No habiendo estado eu Egipto,
y en el desierto, ni habiendo sido testigo (le lo que alló pasá,
de las marchas, campamentos, hechos y circunstancias mi-
nuciosas que sucedieron por espacio de 4.o a‡os, ningun his-
toriador podia escribirlos tan circunstanciadamente y con
tanta exactitud . Por otra parte un escritor que floreciese des-
pues ele Moisés, no hubiera podido escribir el Génesis por
ser demasiado remota la tradicion ele los patriarcas : solo Moisés
se hallá en el punto en que debis estar para unir la cadena
ele los sucesos, y hacer que correspondiesen unos í otros .
55 .a Hay una diferencia mu y grande entre el estilo (le
Moisés y el de los escritores ele los otros libros, ele modo que
ninguno de ellos se le parece . Por poco que se les compare se
vé que Moisés es mas antiguo, mas instruido, de nias eleva-
cion y de una autoridad superior í la de ellos . El habla como
legislador, y los (lemas son historiadores y profetas , y todos
hablan de él con el mayor respeto .
6 .a ˆQuién sino Moisés pudo tener el ascendiente nece-
sario para hacer clue recibiesen los judóos, pueblo revoltoso
y terco, unas leyes y unas prícticas tan distintas de las (le
las otras naciones , cuyo peso sufrian con mucha repugnan-
cia, cu yo yugo sacudieron in‰‰ veces, aunque siempre se vie-
ron precisados í volver í observarlas? Moisés les hace los
cargos mas sangrientos, les anuncia sus defectos y sus desgra-

6711 PEN
cias, su historia los cubre ele opro' :rio, y de siglo en siglo
trasmitieron é sus descendientes este testimonio irrefragable
de la mision divina de su legislador . Ningun otro sitio Moi-
sís se atreveria é reprender é su nation tan severamente , ni
é colocar en su historia unos hechos tan humillantes para
ella .
Cuanto aras se quiera hacer subir la ípoca de la fiction
del Pentateuco, tanto se liaré mas imposible y mas absurda ;
pero coloquímosle en la ípoca que quieran . En tiempo de
Josuí se trata ele la particion de la Palestina entre las tribus,
y esta particion no fue igual ; pero la distribution ele las
partes, y el terreno de cada tribu quedaron arreglados por
Mol--ís, y anunciados de antemano en el testamento de Ja-
cob . Sobre este punto nadie se rebeló, ni hubo mtrrmuracion,
cada una ele estas poblaciones tomó sin ríplica la portion que
la correspondia .
En tiempo ele los jueces todo se ve arreglado segun este
plan : Jeftí arguye contra los anion itas por el cap . 2 t del l ib.
d e los Nßmeros, segun refiere el (le los Jueces en el cap . 11,
y justifica por la historia ele Moisís que los israelitas ha-
cia 3oo aÁos que estaban en posesion legátima del terreno
clue ocupaban . Por consiguiente, esta historia estaba recono-
cida por la roas autíntica . Bajo el gobierno de Samuel la
nacion pide rey llena ele descontento : Moisís lo habia pre-
dicho y formado sus reglamentos para este objeto , Deuter.,
cap . 17 , v . 14, y fue preciso conformarse con ellos . Despues
del reinado de Saul ; diez tribus disputan é David el cetro :
vuelve é principiar el cisma en tiempo de Roboan, y duró
hasta el cautiverio ele Babilonia . Aquá tenemos dos reinos y
dos pueblos divididos en intereses . Para prevenir su reunion,
atrajo Jeroboan é sus sßbditos é la idolatráa ; sin embargo,
continuaron siguiíndose en ambos reinos las leyes civiles y
poláticas impuestas por Moisís . †Podia tug impostor en aque-
PEN 67r
lias circunstancias tratar de forjarlas, ó tener bastante autori-
dad para obligar é recibirlas é dos pueblos enemigos el uno
del otro? Ambos se interesaban cu conservarlas para conocer
y conservar los lámites (le sus posesiones respectivas .
Durante el cautiverio ele Babilonia vernos en los libros de
Tobáas, ele Ester, de Baruch, ele Eze q uiel y (le Daniel, que los
judáos dispersos por la Caldea y la Media continuaban vivien-
do segun sus leyes, y las circunstancias de esta dispersion
no eran propias para que un particular pudiese introducir eu
esta nacion unos libros, una legislation y una historia inven-
tada en nombre (le Moisís .
Los mas de los incrídulos piensan que esta suplantacion
no sucedió hasta despues de la vuelta del cautiverio : Esdras,
dicen , es el verdadero autor del Pentateuco : pero entre
todas las hipotesis posibles no podáan elegir otra mas absurda .
Es preciso saber que Esdras habia nacido en Babilonia , y
no vino é la Judea hasta 73 aÁos despues ele la salida de Ba-
bilonia bajo Zorobabel : Esdras, cap . 7 . El mismo Esdras nos
dice que Zorobabel, Josuí, hijo (le Josedech , que entonces
era Sumo Sacerdote, y los derrias geles ele la nacion judéic ‡a ,
habian restablecido el altar de los holocaustos, las fiestas, los
sacrificios, y el canto de los salinos ele David, segun esté es-
crito en la ley de IJloisís siervo de Dios : cap . 3, v . 2 . Por
consiguiente no pudo ser su autor, porque no habia nacido
cuando Tobáas , Ragucl , Ester, Mardoqueo , Ezequiel y Da-
niel , etc . profesaban la religion y las leyes de Moisís .
Si los judáos no tenian ya entonces el espáritu imlnni-
(lo en las leyes, predicciones, promesas y amenazas ele Moi-
sís, † cómo y por quí motivo se resolvieron é dejar la Cal-
dea 73 aÁos antes de Esdras, para volver é la Palestina, pais
desolado hacáa ya 70 aÁos, sufrir allá el yugo de una ley que
debia serles en este caso desconocida, y que los hacia enemi-
gos de sus vecinos? Esdras, simple sacerdote , ningun medio


672 PEN PEN 673

tenia para violentarlos cuando vino é la Judea : así hace pro .
Para contradecir la creencia de toda una nacion sobre ntt
fesion de no prescribir ni establecer sino lo que estaba man .
artículo tan importante ., se necesitaban razones demostri ti-
dado por la ley de Moisós : Estiras, lib . t, cap . 3, v . 3 , cap .
6, v . 18, cap . 7, 9, to, &c . Si los judíos no estuviesen ya con- vas ; y los incródulos solo se fundan en frívolas objeciones .
En los artículos Gónesis y Deuteronornio hemos respondido
vencidos de la autenticidad ele este libro y de sus leyes, seria
é sus argumentos contra estos dos libros en particular .
preciso que Esdras los fascinase é todos para persuadirlos fal-
Algunos discrtadures modernos aseguran que el arte de
samente ele clue todo esto tenia ya mas ele inil aßos de an-
escribir no era conocido en tiempo ele Moisós ; pero lo con-
ti- Áed ad .
trario se prueba por los monumentos mas seguros de la llis-
Para suplantar en aquella ópoca los libros de Moisós era
toria profana . Vóase el Origen del lengucrge y de la Escritura
preciso tambien Fabricar á alterar todos los libros posteriores
por Mr . Gebelin . Otros dicen que Moisós no tenia en el de-
de la Sagrada Escritura que mencionaban los de Moisós, y ha-
sierto los materiales necesarios para formar un libro ; pero
cer que hablasen veinte autores cada uno en su estilo , si-
se olvidaron de que los Israelitas iban cargados de los despo-
guiendo su genio particular ; y esto seria conceder demasia-
do talento é un escritor judío . Estiras escribiá sus pro ; ,los li- jos de los egipcios , cuando llegaron al desierto ; y clue usaron
(le metales, de telas y pellizas ricamente trabajadas para cons-
bros , parte en hebreo , y parte en caldeo ; pero los (le Moi-
truir el tabernéculo . Por lo mismo pudo Moisós usar de tiras
sós y de los autores clue le siguieron estan eu hebreo puro .
de lienzo , de pieles de animales , del Papiro , de laminitas de
Acleutts, †quó diferencia no se nota entre el estilo de Moisós y
cera y ele madera , que fue en lo title escribieron por mucho
el ele Esdras!
tiempo los egipcios, como vemos en las figuras que acom-
Sería preciso tambien que inventase los oréculos de Isaías
paßan é sus momias .
y de Jeremías sobre la ruina de Babilonia ; los de Daniel sobre
Arguyen que Moisós habla (le sí mismo en tercera per-
las cuatro grandes inonarclulas ; los ele todos los Profetas sobre
sona ; pero de aquí riada se sigue, porque lo mismo hicieron
la venida del Mesías , y la vocacion futura de los gentiles .
Cósar, Joselo, Esdras, Genofonte y otros .
Tan dit- rc: rates sucesos aun no se habian cumplido ; y no nos
Aßaden que el autor ciel Pentateuco describe los Lugares
persuadimos de que los incródulos quieran conceder é Esdras
vecinos al Eufrates con ciertos pormenores clue solo podia co-
el clon de la profecía .
nocer un hombre due hubiese viajado . Sc equivocan : Moisós
La prueba mis fuerte y mas invencible de la autentici-
pudo haber aprendido estas descripciones por la relacion de
clad de los libros ele Moisós, es el testimonio (le Jesucri-to clue
nos transmitieron los Apástoles y los Evangelistas : eu una algunos viagcros, y su abuelo bahia vivirlo con los hijos de
infnidacl ele pasases ele todos los cuatro Evangelios, cita este Jacob, que habian nacido en la Mesopotamia : por lo mismo
Divino I\Iaesrro é los judíos las leyes, los preceptos, las pre- pudo instruirse en las descripciones geogréficas por la mis-
dicciones y los libros de Moisós : por consiguiente estaba per- ma tradiciou due le transmitiá los sucesos que refiere en
el Gónesis .
suadirlo, corn o toda la nacion judéica, de que estos libros
eran ‡nicamente obra de aquel legislador y no de otro . Ultintamente , dicen nuestros adversarios que aunque
Moisós hubiera escrito el Pentcttenco, habian llegado é olvi-
TOMO VII . 85

674 PEN
darle los judéos , porque en tiempo de Josias se hallí en cl
templo un ejemplar, y su lectura llení de asombro ó este Mo-
narca . Este asombro solo prueba que Sosias en su infancia
habia sido real educado por un padre clue profesaba la ido-
latréa . Por otra parte ßquiÁn es capaz ele asegurar que el libro
que se hallí en el templo en el reinado (le Josias era todo el
Pentateuco ? Es mucho iras probable que solo eran los ocho
áltimos capétulos del Deuteronomio, que contienen las prome-
sas y bendiciones ele MoisÁs en favor ele los que cumpliesen
la ley, y las maldiciones y amenazas contra los que la viola-
sen . VÁase el lib . 4 ele los Rey ., cap . 22, v . 8 y siguientes ; 2
del Parctlip. cap . 34, v . '4 . En tiempo de los Reyes impéos,
que conservaban al pueblo en la idolatréa, los sacerdotes no
se atrevian por temor ó leer páblicamente esta parte de la
ley . En el reinado de Josias, que habla probado su piedad con
diez a†ros del mas prudente gobierno, el Pontéfice Helcias
pensí que ya era tiempo (le restablecer esta lectura , y tuvo
valor para verificarlo : de lo cual nacia el asombro del Rey y
del pueblo ; pero esto no prueba que lo demas del Pentateu-
co que contiene la historia , las leyes civiles de la nation, las
genealogéas y la reparticion de las tierras entre las tribus ;
estuviese tambien olvidado- este olvido era absolutamente
imposible .
Ademas parece indudable que el libro que se hallí por
Helcias en el templo era el mismo autígrafo de MoisÁs, í el
original escrito por mano de este legislador, y era natural que
Josias se sorprendiese mas con la lectura ciel original, que
con la de las copias .
No alcanzamos címo pulieron suponer Prideaux y otros
que en tiempo de Josias hubiese solo un ejemplar del Pen-
tateuco ; que este Monarca y el Pontéfice Helcias no lo hubie-
s,-u visto jamas ; pero que Josias mandí sacar copias , buscar
todas las demas partes de la Sagrada Escritura, y copiarlas
PEN 675
tambien : Historia ele los judéos, lib . 5, tom . t, póg . 2c3 . Si
habia en toda la Sagrada Escritura un libro cuya con-
servacion interesase ó los judéos, era sin duda el Pentateu-
co, y es un desatino el peinar clue le hubiesen olvidado
y perdido por descuido mientras conservaban los lemas .
Ochenta a‡os antes del reinado de Joséas, los judéos del Rei-
no de Samaria fueron llevados cautivos por Salmanasar . En-
tre estos iban Tobéas, Raquel, Gabelo y otros israelitas teme-
rosos de Dios ; y ßes creible que no hubiesen llevado con-
sigo copias de la ley?
11ay clos copias antiguas y autÁnticas del Pentateuco : una
escrita en caractÁres samaritanos í fenicios, que son las an-
tiguas letras hebreas ; otra escrita en caractÁres caldeos, clue
los judéos ó la vuelta del cautiverio de Babilonia prefirieron
ó las letras antiguas ; pero no hay diferencia esencial entre
el texto samaritano y el hebreo . Sin embargo, muchos sabios
se dividieron respecto al juicio tie los dos textos : unos en-
salzaron hasta las nubes la pureza del hebreo, y exageraron
los defectos ciel Samaritano : otros hicieron lo contrario, y
es preciso defir que en ambas partes ha y prevention . Parece
indudable que en un principio estaban muy conformes estos
clos textos ; pero ademas de las faltas de los copiantes, de que
ninguno de los clos estó exento , es probable que los judéos
samaritanos a‡adieron y alteraron su ejemplar conforme ó
sus preocupaciones y pretensiones . VÁase Samaritano, Pro-
leg . de la Poliglot . (le Walton, prolcg . 7 i 1 .
PENTECOSTES . Fiesta que se celebra cincuenta Bias des-
pues de la Pascua, y esto es lo que significa la palabra grie-
ga n,rvÁ+casˆ quincuagesi.tna í Clnctiesin(Z .
La iglesia judóica observaba esta fiesta en memoria (le que
Dios entregí ó los israelitas su ley en el monte Sinai por el
ministerio de MoisÁs cincuenta Bias despues de haber salido
del Egipto . Aun en el dia la celebran los judéos por el rois
-

676 PEN
mo motivo, y la llaman la fiesta de las semanas, porque
acaba la semana séptima despues de Pascua, y la fiesta de
las primicias porque en ella se ofrecían las primicias de la
cosecha del trigo . Se presentaban ó Dios dos panes fermenta-
dos de tres celemines de harina cada uno : esta ofrenda no se
hacia por cada familia, sino ó nombre (le toda la nation : así
lo asegura Josefo Antiq . lib 3, cap. i o . Se inmolaban tanmbien
diferentes víctimas, segun estaba mandado cri el cap . 33 del
l ib. d e los Num., v . 2 7 . Esta fiesta fue instituida inmediata-
mente despues de la publicacion ele la ley : I'xotl . cap . 23,
v. i6 ; cap. 34, v. 22: y en todos los siglos siguientes fue un
testimonio pßblico de este gran acontecimiento .
En la Iglesia se celebra la fiesta de Pentecosies en memo-
ria (le la venida del Espíritu Santo sobre los ApÁstoles, que
sucediÁ el (lia cincuenta despues de la resurrection de Jesu-
cristo, y en aquel momento principiÁ la publicacion de la
ley nueva o la predicacion del Evangelio .
No podemos dudar que esta fiesta principiÁ desde el tiem-
po de los ApÁstoles . El autor de una obra q ue se atribuyÁ en
otro tiempo ó san Justino, nos enseria que san áIreneo habla-
ba ya de esta fiesta en su libro (le la Pascua, q< aast . e t res-
pons. a d Orthod . q. 115 : Tertuliano hace tambien tnen-
cion de esta fiesta en su libro (le Idolat . cap . 14 ; y de Rapt .
cap. ig, y Orígenes lib . 8 cont . Cels . nßm. 22 . Así que, es
imposible que ó la vista de testigos oculares se atreviesen ó
instituir una fiesta en memoria (le un acontecimiento falso y
fabuloso, y que los primeros cristianos se determinasen ó ce-
lebrar (le este modo un hecho pßblico y ruidoso de que no
tuviesen certidumbre alguna, y aun cuya falsedad deberian
conocer .
El modo con que los hechas apostÁlicos refieren la veni-
da del Espíritu Santo, la predicacion (le san Pedro, la con-
version de ocho mil almas, y la formation de una iglesia nu-
PEN 677
merosa en Jerusalen, lleva consigo el convencimiento . El
prodigioso nßmero de judíos que se reunian en aquella ciu-
dad en las fiestas de Pascua y de Pentecostes es un, hecho tes-
tificado por la le y q ue los obligaba ó que lo verificasen : Exod .,
cal) . 23, v. 17, etc . Tamhieu lo asegura Josefo Antiq. fid .,
lib. 4, cap . 8 . Por consiguiente es imposible que se ignorase
en las diversas regiones del imperio romano lo que pasÁ en
Jerusalen el a†o en que muriÁ Jesucristo . El autor de los
hechos apostÁlicos no podia enga†ar sobre estos hechos sin
esponerse ó tropezar en todas partes con testigos oculares
prontos ó contradecirle y refutarle : por consiguiente es pre-
ciso que su narration fuese verda(lera, pues que se la diÁ cré-
dito en todos los lugares donde se formaron iglesias cristia-
nas . ‡CÁmo se puede enga†ar ó naciones enteras en cuanto ó
unos acontecimientos que debieron pasar ó la vista de un
millon y doscientas Á quinientas mil almas?
Pues bien, siendo verdad que cincuenta dias despues de
la muerte de Jesucristo publicaron los ApÁstoles solemnemen-
te su resurrection eu Jerusalem, que les creyeron desde lue-
go ocho mil judíos, que se fue aumentando este nßmero has-
ta el punto de formar una iglesia Á tina gran sociedad que
subsistiÁ desde entonces, es imposible que los hechos publi-
cados por estos discípulos de Jesucristo no se hubiesen com-
probado en el mismo lugar de una manera indudable .
Los dos discípulos que iban ó Einmaus el (lia (le la re-
surreccion del Salvador, manifestaron sorprenderse de que un
estrangero que encontraron, y era el mismo Jesucristo resu-
citado, pudiese ignorar lo que habla sucedido en Jerusalen
los dias anteriores : Evang . de san Lac., cap . 24, v . 18 . Era
preciso, pues, que estos acontecimientos fuesen allí muy pß-
blicos y muy ruidosos : la predicacion de los ApÁstoles en el
dia dePentecostes escitÁ de nuevo la curiosidad, y refrescÁ la
memoria de estos hechos . Véase Jerusalen .

673 PER
Y pues que se confiesa por otra parte cine los Apéstoles,
cuando siguieron í Jesucristo eran hombres ignorantes, dó-
biles, tßtrridos, dispuestos í huir al menor peligro, es preci-
so due Hubiesen cambiado nil lag rosa men te, y que el Espßri-
tu Santo hubiese bajado sobre ellos, couio se lo Babia pro .
metido Jesucristo . Ajß la fiesta Ále Pentecostes es un nionu-
tnento perpótno de la divinidad de nuestra religion .
PEN IáE SIS . Vk~a-e Puri ficaciona de la Virdcn Santßsima .
PEi't†S1 : NOS . Vóase TTuntanistas .
PEI ;EGRINACION . Viaje que se hace por devocion í un
lugar consat ralo por algun monumento religioso . Desde el
nacimiento ele la L&lcsia tuvieron los fieles curiosidad en vi-
sitar los lugares en que sucedieron los principales misterios
de nuestra redencion- corno Jerusalen y los ciernas pueblos
de la jadea . para convencerse por sus propios ojos de la ver-
dad de la lfbtoria Evangólica ; y no pudieron Hacerlo sin es-
perimentar una emotion dulce y religiosa . En el tercer siglo
vernos ejemplares de esta verdad . Cuando saan Alejandro fue
instituido obispo ele Jerusalen con san Narciso, habßa veni-
cla de Gapadocia pari visitar los Santos Lugares : Eusebio, Fli.st .
Leeks . lib . 0i, c ap . i o . Por el mismo motivo san Gerénimo
y las se‡oras romanas instruidas por ól, quisieron pasar allß
el resto de su vida .
La costturibre ele celebrar la fiesta de los mírtires sobre
su sepulcro es ele la tnisma antigˆedad, y de ello nos con-
-vencen las actas del martirio de san Ignacio, y de san Poli-
carpo : acud ian í ellos los vecinos de las cercanßas para cele-
brar u memoria, y regularmente se juntaban varios obispos .
El etˆlier td+ir juliano confiesa que antes de la muerte de
san Juan eran ya frecuentados los sepulcros de los Apéstoles
san Pedro y san Pablo : san Cirilo coat . Jul . lib. to, píg . 327 .
Esta concurrencia se aumenté luego que la Iglesia consiguié
la libertad de su culto. San Paulino asegura el empe‰o que
PER 679
tenßan los habitantes de Italia en visitar el sepulcro de san
Felix ele Nola en el dia de su fiesta ; por consiguiente no es
una devotion que tuvo principio en los siglos de ignorancia .
Cuanto mas instruction haya, tanto mas se coriace que
la piedad necesita de los sentidos : la vista de las reliquias de
un santo, ele su sepulcro, de sn prision, ele sus cadenas, y
de los instrumentos Ále su martirio, hace mucho mas impre-
sion que el oir referirlo de lejos . Los milagros clue Daos ha-
cia en aquellos lugares sagrados escitaban la curiosidad de
los mismos infeles, y fueron mas ele una vez la causa de su
conversion . Tales fueron los motivos gire llevaron en el si-
glo tV í la emperatriz Elena í Honrar y Hacer cólebres los
santos lugares de Jerusalen y de toda la tierra Santa ; san Ge-
rénimo es testigo de la concurrencia tint lrabia en ellos de to-
doos los paises ciel imperio romano : Epßst . ad 11(zt-cell . Asß esta
devocion se introdujo naturalmente y sin necesidad ele su-
gerirla al pueblo .
Un motivo de interós se unié des pues í la piedad : la con-
currencia de los peregrinos enriquecia las ciudades : el respe-
to í los santos, cuyos huesos descansaban en aquellos luga-
res, movié í los prßncipes í concederles derechos ele asilo y
de franquicia, corno lo hizo Constantino en favor de IIelené-
polis en Bitinia . No hubo en Francia una cosa ruas cólebre
que la franquicia de san Martin de Tours, y se sabe el res-
peto que manifestaron los godos, aunque tan bírbaros, í la
iglesia de san Pedro cuando tomaron í Roma ; Fleury Cos-
t ura . d e los crist ., nßnn . 44.
En los siglos medios una de las obras penales mas usadas
en la penitencia canénica era la peregrinacion í los sitios de-
votos como í Jerusalen, Rotra, Tours y Compostela . Concur-
ria tambien í esto una razon polßtica : en todo el tiempo del
gobierno feudal no podian los pueblos de la Europa cornu -
nicarse entre sß sino por medio de la religion, y las percgri-

68o PER
naciones eran el énico para viajar con alguna seguridad, p or_
que los peregrinos se miraban como personas sagradas hasta
en los mismos combates . Por consiguiente no es estraío que
viajasen ele este modo los obispos y los monges, los próncipes
y los reyes : es bien conocida la innclinacion del rey Roberto
ß estos piadosos viajes . En el siglo ir era muy comun la pe-
regriuacion ß Jerusalen, y esto es lo que dio margen al na-
cimiento de las cruzadas .
Aun en el dia solo los peregrinos ele la Meca son los éni-
cos privilegiados en el Oriente para caminar con libertad por 14
Arabia, y puede decirse que son ferias las mas de las peregri-
naciones de los mahometanos . Esta es la razor , dice un vie-
gero juicioso, porque todas las pcregrÁi rzaciones que no se em-
prenden sino ß un tiempo fijo, se heu sostenido muchos niá-
les de a†os mas bien por el comercio que por la devotion . En
Francia la primera feria de francos principi‡ en San Dionisio .
No disimularemos clue se mezclaron abusos en las pero Á
grinaciones, los cuales quiso remediar un concilio de Chalons
e n el siglo ix. Los pecadores , por grandes que fuesen sus
culpas, se creóan purificados y absueltos cou una pcregrina-
ci.on : los seíores tomaban (le ellas ocasion para hacer esac-
eiones de sus sébditos, ß fin ele ocurrir ß los gastos del viage,
y era un pretesto para que los pobres rrmendigasen y vivie-
sen en la vagancia .
En esto se fundan los protestantes, prevenidos contra to-
das las prßcticas religiosas de la iglesia cat‡lica, para reprobar
a s peregrinaciones . Es una superstition, dicen , el atribuir
una santidad ß un lugar cualquiera, y este abuso se debi‡ al
interˆs de los sacerdotes y ß los fraudes piadosos de los mon-
ies : es un pretesto para sostener el libertinage y la ociosi-
dad . Pero estos atrevidos censores olvidaron que la Sagrada
Escritura, énico libro ß que siempre quieren remitirnos, atri-
buye la . santidad ß los lugares en que Dios se dign‡ Hacer res Á
PER 68r
plandecer su presencia . Dice Dios ß Moisˆs : "descßlzate, por-
‰que la tierra que pisas es una tierra Santa :" Exodo , ca-
pit. 3, v . 15 . El tabernßculo y el templo se llaman lugares
santos ; Jerusalen y el Monte Sion se llaman la ciudad y
cl monte santo, etc . No hubo necesidad de que los sacer-
dotes ni los monges se mezclasen en inspirar ß los cris-
tianos una devotion que naturalmente se ofrece ß todos los
pueblos , y que vernos en las religiones falsas, lo mismo
que en la verdadera . Se tiene por constante que la pere-
Srinacion ele los ßrabes ß la Meca ‡ ß la Coba , donde
creen que vivi‡ el patriarca Abrahan , es de la mas remota
antigŠedad .
De esta costumbre resultaron algunos abusos : ‹quiˆn lo
duda? Por todas partes se introdujeron , y no consigui‡ des-
terrarios el espóritu destructor (le los protestantes : era preciso
desterrarlos y dejar que subsistiese una prßctica ele tanta uti-
lidad en só misma . Porque no es necesaria para lais miras de
la polótica, no se infiere clue sea criminal 6 peligrosa . Los
protestantes moderados que han asistido personalmente ß las
grandes solemnidades de la Iglesia Romana, confiesan que no
pudieron dejar de conmoverse : otros dijeron clue los preten-
didos reformadores conocieron muy mal la naturaleza ciel
hombre, y obraran contra la prudencia cuando dejaron el
culto tan desnudo clue no puede escitar la piedad de los fie-
les . Vˆase Culto .
PERFECCION, PERFECTO . Estas dos palabras no se
pueden atribuir en el mismo sentido ß Dios y ß las criaturas .
Cuando decimos clue Dios es perfecto, queremos significar
que es el ser por escelencia, que existe por só mismo, que no
tiene defecto, y que sus atributos no pueden aumentarse ni
disminuirse, porque son infinitos : por consiguiente, todos sus
atributos son perfecciones absolutas . Al contrario, ningun ser
criarlo es absolutamente perfecto, porque sus atributos son
vii .
TOMO 86

689, PER
susceptibles de aumento y ditninucion en el hecho de ser
limitados .
Un ser criado es tenido por perfecto cuando se le enm-
para cou otro menos perfecto, y por imperfecto cuan , lo le
con: paramos con otro mejor, é que tiene turnos defectos : sus
atributos no son por lo tanto sino per jeccitrncs é iniperfec-
ciunrs rel : tivas . Si se pregunta ípor quó Dios, siendo To :!o-
poderoso, hizo ß sus criatnraas tau irnt erfectas? es con -to si se
i ;regui tsra ípor chió hii.o Innira~los los sóres dile pro,!ujo?
liicn sil !o es que no puede criar sóres infinitos o iguales ß
t~Á ráistno . ! :o .'av ntn`nna criatura ß quien Dios t ;o Áudicsc
conceder ma.s hcrfcccion, y tampoco la hav ß cluicn 110 hu-
Liese podido dar menos . Todas, pues, le son deudoras (le su
existencia, y del grado de per/ccciorz clue se digué conce-
derla .
Si sc empet†in cn tomar las palabras href ec‡c ion ó irnpcr-
feccion resp ;ctn ß las criaturas en un sentido absoluto, facil-
mente pn .lraiu fundar en el abuso de estas palabras una cade-
na ele solistuas pista el infinito, lo cual hicimos ver en otra
1lartc . Vóase L'icrz y 171(11 .
Los due dicen que es t :n rasgo ele injusticia y ue parcia-
lidad por parte (le Dios cl haber dalo ß unas criaturas toas
her feccioncs que ß otra, no se euticuden ß sÁ mismos . íPuede
haber ittjtt~ticia n parcialidad ext la distribnciuu (lc los clones
ele pura gracia? Sin dlÁla nada debe Dios ß las criaturas que
no rNi'-ten ; todavÁa el ser que las dß, y cada grado de prefer
clon q' :e las a†la'le, son otros tantos beuelicios purauaeute gra-
tuitos . Por otra parte la sociedad de las criaturas sensibles ó
inteligentes se funda en las necesidades recÁprocas, y en los
auxilios qnc u :ˆtuamente pueden prestarse ; pero si hubiesc
entre ellas una perfecta igualdad ele los dones naturales y so-
brenatrtrales, serÁa imposible clue hubiese sociedad . Vóase
I uuldazl , Desigualdad .
PER 683
La (palabra lrcrfcccion en el Nuevo Testamcuto si(,niuca
ordinariamente la reunion de las virtudes morales y cristia-
nas ; y se llaman 1perfectos los que huyen (le toda especie de
crÁuien, y practican la virtud, en cuanto lo permite la debi-
lidad humana . Jesneri-to nos (lice por san (Hateo, caÁ . 5,
v . 48 : ` - sed vosotros herfettos, como lo es vuestro Padre ce-
álestial ." F .ieil es de concebir cine no debe tomarse rigurosa-
mente aquella contiparaciou ; Jesucristo solanlcute nos u ‡/ anda
que nos esforcemos cuanto pou tantos para imitar las prijcccio-
nes ele Dios, singularmente su hene~eenc~ia para con todos
los honullros, y ele este atributo se (lobe entender principal-
mente el tira lo Iasag~ ‡ . Lo unistuo deben entcuderse las
palabras tic Dios ß los jlrdÁos : `'se :I santos por que yo tambicn
áIu soy . á
Un jˆven pregunté al Salvador quó dobla Tracer para
conseguir la vi la eterna, y desptes de haber asegurado
que guardaba todos los tnand tmientos de la ley de I)io-,
le (lijo nuestro (livino i\laestro : "si quieres ser pcrfrcto,
ávende todo Io que posees, dalo ß los pot res, cou lo que
áten Irßs un tesoro cu el cielo, v desl-ues ven ß seguirte :"
.sari liilut ., cap . ; 9, v . 2 t . Ilaty, pues, nn grado ele per fccciorz
que no e-t .Á rigurosamente mandado, aunque por ól se puede
inereecr nt .uV' ir reeornliensa en el ciclo, y esta pcr jecciorz
consiste priucipatlincnte en la prßctica de los consejos del
Evangelio . Vóase Consejos .
PERFUME . Vóase Incienso.
PERJURIO . Este pecado se comete ele clos maneras :
~ . 0 Cuando se asegura con juramento una cosa que se sabe
que es falsa, é se tiene por tal : a .‰ Citando no se cumple lo
que se prometié con juramento . En ambos casos es tomar en
vano el nombre de Dios , y faltar al respeto debido ß Dios,
cuyo nombre se invoca para asegurar lo qne se jura .
Barheyrac en su Tratado ele la moral de los Padres, ca-

684 PER
pét . i r, í r4 acusó ß san Basilio de ideas poco exactas sobre
el p'rjitrio, y ( le dar por supuesto que lo es cuando se jura
clin bacna fÁ lo que se tiene por cierto, aunque en realidad
es falo . Cita la homiléa sobre el Salino 14, nám . 5 ; pero los
nuevos editores de san Basilio hicieron ver que esta homiléa no
es obra suya : pero sea el que se quiera su autor, se le censura
cou injusticia . Dice que el que juró Hacer una cosa cre.yÁn-
dolci posible, aunque en realidad no lo era, se opuso ß co-
rseter utia especie ele perjurio, porque no puede cumplir la
que pronletió con juramento . No alcanzamos en guÁ se enga-
fió este autor . En cuanto ß san Basilio, declara en la L'pist . 11 99
ad Amphilocla ., celta . 29 que el juramento estß prohibido ab .
solutamente, y esto es hablar cono el Evangelio
: lo esplicó
diciendo que se debe enseriar ß los que estun constituidos en
autoridad que izo se debe jurar fctcilrnente . Despues observa
con razor que el que imprudentemente juró hacer una cosa
mala, aumentó su culpa , si poile en ejecucion lo que juró
so color de no querer perjurarse : pone por ejemplo ß IIe-
rodes que quitó la vida ß san Juan Bautista por haberlo
prometido con juramento . †Dónde estß aqué el error? Beau-
sobre , otro protestante, calumniador de los Padres, disculpa
los perjurios que usaban los maniqueos y priscilianistas para
ocultar sus errores . Estos créticos solo se convierten en seve-
ros casuistas cuando se trata de acusar ß los ParIres de la Igle-
sia . VÁase Juramento .
PERMISION, PERMITIR . Estas dos palabras tienen un
sentido equévoco, del cual abusaron frecuentemente los in-
crÁdulos, y es de alguna importancia el ponerlo en claro .
Permitir algunas veces significa lo mismo que no prohi-
bir, no desaprobar : en este sentido decimos que se per-
mite lo que no estß prohibido por ninguna ley ; y nadie
puede ser justamente castigado por haber hecho una cosa que
se permite en este sentido . El amo que dß permiso ß su cria-
6P5
PER
do para salir, seréa injusto si le castigase por haber salido .
Permitir significa tambien no quitar ß uno la potestad ni
la libertad fésica de hacer una cosa que se le lia prohibido :
de este modo permite Dios el pecado, no finita al hombre la
potestad (le infringir las leyes que le impuso, ni tampoco le
concede siempre la gracia el caz cine le preservarla ciel peca-
do, y no por eso se signe que Dios quiere positivamente el
pecado , y que no puede castigar al pecador con justicia . Los
incrÁdulos que dicen clue respecto ß Dios es una misma
cosa permitir el pecado y quererle positivamente, engatia-
ron torpemente ß los que no enteudian las palabras . Si en el
estilo familiar se. dice algunas veces, Dios lo quiso, en lugar
de Dios lo permitió, este es un abuso del lenguage clue nada
prueba .
Es verdad que Dios puede siempre impedir que el honi-
bre peque, y le puede preservar del pecado por gracias po-
derosas que producen su efecto, sin menoscabo de la liber-
tad del hombre ; pero no puede inferirse (le aqué que cuando
Dios no concede estas gracias, quiere positivamente que el
hombre peque . Discurrir asé es lo mismo que suponer :
i .‡ que la ley ó la prohibition de pecar es inátil, porque Dios
debe siempre impedir su violation . 2 .‡ Que cuanto mas se in-
clina el hombre al pecado, tanto in_1s gracia le debe Dios dis-
pensar. 3 .‡ Que un ser dotarlo de razon y de libertad debe ser
conducido ele un modo tan uniforme, como los animales que
se guéan por el instinto : porque si todos los hombres fuesen
conducidos al bien en todas sus acciones morales por una ca-
dena no interrumpida de gracias eficaces, †quÁ diferencia ha-
bria entre esta marcha ciel hombre y la de los animales cons-
tantensente arrastrados por el impulso ele la naturaleza sin re-
curso para resistirle? Si quieren sostener que un Dios sabio y
bueno no puede permitir el pecado, viene ß ser lo mismo clue
si digesen due Dios no pudo criar un ser, capaz de bien y de

686 PER
trial moral , dotado de razor, de rcdekion y ele Iillertad . cé (lue
despees de haberle criado , no puede dejarle ser clucío (le su
ele cctoii .
Bayle, para fundar esta paradoja, arguye con el estado
de lo ; bienuvenluraclos en el cielo : "ellos estar, dice, eu la
ófeliz inilr :o, ßn c ;_r de pecar , y este estado , lejos ele degradar
óniugu la de sus f iculta~les, las hace mas perfectas : no ha y
ódn,la ubre Dto podio sin iircouventeilte colocar al homme 'n
óel rnisn(t0 estado sobre la lieu . :! .ó Bien ; eu este caso el horn-
bre seréa roas perfecto y taras feliz clue ahora, y su estado seréa
inInitatneure mejor . Pero l axle :irÁn - pre se olvida (le que elé-
giendo ele Dios !in LeucGcio , siendo este lo Mejor y lo
tras perfecto, va derecho al infinito , y si pone á Dio ; en
la itnl,ítcucia de conceder jaunes á sus criaturas un bien linti-
tad o.
El estado Gsico y moral del hoiubi'e sobre la tierra es ver-
daderatnente nachos lterlecto, menos feliz y menos ventajoso
que el de los santos en el cielí ; y † se sine por eso que sea
un estado ab'soiuta,iiente malo ‡ liiiellz, O un mel positivo
Lajo todos respetos? Sin duda es mejor que el de los anima-
les ; luego es t,u U n , aunque un bien lirnirsdo . y por eso
parece malo eu cungrtracion da, nu estado tue lot ß, ;. Como se-
rán capaces c e pro rar Bayre y tcolos los int'r‡dulos rlu(' nit
Dios Omnipotente , sabio y bueno roo puede hacer rru bien
finito y limitado? Cabalmente uo puede Itac r otro, porque es
Otrtiipotente .
Arguyen grie nn sabio 1egi>lador debe Trres ße nir ˆ intpe-
dir tono lo posible la violjeiott de sis leves, y que seréa eu!-
pabl( si pe rrniriera (file alguno las violase . Está bleu : un le-
gislador lrntti :ruo debe impedir el anal en cuanto Imeda, por-
qu? su poder es limiitaclo : esto no es exigir ß de ‡l lo intpo~i-
Lle , obligarle á que haga todo lo clac pucdcc . Eesper ßt o á Dios,
cuyo poder es infinito, cs uu desatino querer (lue haga
todo
688 P ER
envidia de los geles de la sinagoga, quienes veian al pueblo
abandonar sus lecciones Dara escuchar las (le los Apéstoles,
y la indignaeion clue les causaba el ver clue tenian por Mesías
ó un judío crucificado . El castigo de esta terquedad de los
judíos incrßdulos fue la ruina de Jerusalen y la dispersion
de todos ellos .
Los emperadores y los magistrados paganos imitaron ó
los judíos : Neron, Domiciano y Severo fueron perseguido-
res die los cristianos . Se equivocan los escritores clue sostie-
nen que no se (lié ningun edicto contra los cristianos hasta
el imperio ele Trajano ; lo contrario se prueba por la carta
de Plinio y por la narracion de Tócito . Parece que la pcrse-
cucion (le Neron no se limité ó los cristianos de Romo, sino
que se estendié ó todo el imperio . Se alegaba por motivo
que los cristianos eran enemigos del gßnero humano, por-
que atacaban los errores que se miraban como la religion ele
todo el universo
: se atribuían todas las calamidades pÁblicas
al odio con clue los miraban los dioses : los acusaban de ateis-
nmo, porque no veían entre ellos ningun aparato esterior de
religion , y porque los acusadores no conocian teas Dios que
los del paganismo . Los acusaron de toda especie (le crímenes ;
y áquß arriesgaban en calumniar ó unos hombres ó quienes
miraban como enemigos pÁblicos ? Perseguian singularmente
A los obispos, ó los ricos y ó las personas constituidas en di-
. Celso echa en cara ó los cristianos con la mayor acri-
nidal
monia la iudiguacion general clue reinaba contra ellos ; pero
no les imputa ningun otro) crimen que el (le reunirse en se-
creto, el no querer adorar ó los dioses del imperio, y el em-
peÁo ele hacer prosßlitos .
Se cuentan generalmente veinte y cuatro persecuciones
contra los cristianos desde Jesucristo hasta nosotros : el P . Rick
cioli a†ade dos que son la primera y Áltima en el orden con
que las vamos ó exponer .
PER 6 Á7
lo que hrtede, que procure cl bien ‡ impida el . mal crz crtttrtto
pueda, porque su poder no tiene lémites .
Estos son los dos sof:stnas eri que fundaron Codes sis ar-
gumentos los incr‡dulos tle nuestros dias contra le prov,den
via Divina , y contra la perndsion del nral fi i o y moral .
1 ." Miran el real corno una palabra absoluta y po-itiv,t , sien-
do asé que en las obras del criador, y el el orden del inundo
no hay bien ni niel sino por cou,paraeion . 2 .Á Comparan la
eontlucta de Dios con la de los hombres , le prescriben la
misma regla y los mismos deberes, sin atender á gire no b y
sciilr ßj artza ni . proporeion entre nn ser cuyos atributos son
todos infiuhos, y los s‡res limitados . V‡ase Boatlrrd de Dios,
Mal, etc .
Tanilnci se escandalizan ele que Dios haya permitido ˆ
tolerarlo en los patriarcas y en la antigna ley unas prácticas
espresanzente condenadas como desˆrdenes por la ley del
Evangelio : por ejemplo is poligauria y el divorcio . hIablando
de utas dos practicas hicimos ver c -fne no hay ninguna in-
consecuencia ni falta de sabiduréa en esta conducta ` (le Dios,
porcine en el estado ele los patriarcas y en el de los judéos el
divorcio y la poligamia no podian producir tan p .~rrriciosos
efectos como eu el estado de sociedad civil que `gozan en el
clia casi to . las las naciones . Pír lo mismo estas dos prácticas
no eran contrarias en aquellas circunstancias al bleu publico,
ni al derecho natural como lo son en el déa .
PERSECUCION . Violencia que se ejerce contra alguno
con motivo civ religion . Jesucristo anineiˆ á sus diseépules
que serian aborrecidos y pc:rsegrtidos por cansa de sit ham-
bre : scua Alert. ., cap . i t , v . a t ; cap . a,3, v . 34 : due los que
los matasen creeréan hacer una obra agradable á Dios : Evan .
gel. de . sctn Turin, cap . t 6, v . a , etc . En efecto , las pcrsectt-
ciones que sufrieron por parte de los judéos se refieren en
los llcchos Apostˆlicos, y el motivo de esta conducta era la
PER 689
i .n La de Jerusalen excitada por los judíos contra San
Estevan, y continuada por IIerodes Agripa, contra Santiago,
San Pedro y los lemas Discípulos del Salvador : Hech. Apost .
cap . 7, 8 y i !z . No se limité desde el principio ó la Iglesia
de Jerusalen, porque san Pablo antes de sui conversion habia
obtenido érdenes ciel Sumo Pontífice para ir ó ejercerla hasta
Damasco en la estremidad de la Siria .
La segunda fue la de Roma en tiempo de Neron : prin-
cipié el a†o 64 de Jesucristo, y duré hasta el a†o 68 , con
motivo del incendio de Roma de que falsamente acusaron ó
los cristianos, y cuyo autor habia sido verdaderamente Ne-
ron : hablan de ello Sßneca, Tócito y Juvenal . En esta per-
secucion sufrieron el martirio san Pedro y san Pablo .
3.a La de Domiciano desde el a†o 9o hasta el de 96 : en
esta fue san Juan Evangelista sumergido en una tinaja de
aceite hirviendo, (le la cual salié ileso, y desterrado ó la Isla
de Patmos . Nerva, sucesor de Domiciano, mandé cesar la per-
secucion, y llamé ó los desterrados .
4." La de Trajano que comenzé el a"o 97, y acabé el a†o
de i 16 . Plinio el menor que gobernaba la Bitinia, escribié
ó Trajano su carta sobre esta persecucion : san Ignacio, obis-
po de Antioquía, fue condenado por este Emperador y con-
ducido ó Roma, donde sufrié el martirio en el a†o t o7-
5 .3 La de Adriano que duré desde el a†o t 18 hasta el
de 129 . Hubo algunos intervalos que se debieron sin duda
ó las apologías que presentaron Cuadrato y Arístides ó este
Emperador en favor de los cristianos ; pero no dejé de haber
mórtires durante su imperio en el a†o x36 .
6.' La de Antonio Pio que duré desde el a†o 08 hasta
el 153 . En el de ‡So dirigié san Justino ó este Príncipe y
ó sus hijos su primera apología, y parece que no quedé sin
efecto , porque hubo dos rescriptos que circularon ó los go-
bernadores de provincia, mandando que cesase la persecu-
TOMO VII . 87

690 PER
cion ; pero estas érdenes fueron generalmente mal ejecu-
tadas.
7.a La que principié bajo Marco Aurelio el aío 16r , y
duré hasta el ele 174 . San Justino compuso con este motivo
su segunda apologóa , y bien pronto derramé su propia san-
gre en testimonio de su fß ; padecié el martirio en el aío
167 , y san Policarpo en el de 169 .
8.a La de Severo desde el aío 199 hasta el fallecimiento
de este Próncipe en el de 211 .
9.a La de Maximiano que principié el aío 235, y no du-
ré alas que tres aíos.
io. La de Decio que principié en el aío 249 ; fue muy
sangrienta , pero corta , porque murié en el de 25 1 . En este
intervalo fue preso y atormentado Orógenes por su constan-
cia en la fß, y no pudo sobrevivir Á sus trabajos mas que
tres aíos, habiendo muerto en febrero el aío de 253 . Galo
y Bolusiano volvieron bien pronto Á causar vejaciones Á los
cristianos .
11 . La de Bolusiano y Galieno que duré tres aíos y me-
dio, y la 12 la de Aureliano desde el aío 273 , hasta el
de 275 .
13 . La mas cruel de todas fue la de Diocleciano y Ma-
xiruiano clue principié en el aío de 3o3, y continué hasta
el de 31 o , aun despues de haber abdicado el imperio Dio-
cleciano ; su compaíero volvié Á renovarla en el aío de 312,
y el Emperador Licinio la continué en las provincias que
dominaba hasta el aío de 3 t S . Sin embargo , el aío de 313
(lié en union con Constantino un edicto de tolerancia en
favor del cristianismo . Despues que quedé solo Constantino
en la dignidad imperial por haber muerto Licinio , conce-
dié la paz Á la Iglesia . Mosheim en su Historia Cristiana tra-
. ta largamente de las causas, circunstancias y consecuencias
de estas diferentes persecuciones .
PER 691
i4 . La de la Persia en tiempo de Sapor II Á instancias
de los magos y judóos, quienes llegaron Á persuadir Á este
Próncipe en el aío de 343 de que los cristianos eran ene-
migos suyos y partidarios de los romanos . Segun Sozomeno
perecieron en ella 16oco cristianos, cuyos nombres eran co-
nocidos, y una multitud innumerable de otros : los orienta-
les hacen subir el námero unos Á i6oooo y otros Á Zoca .
i5. Una pcrsccucion mezclada de artificio y de crueldad
que levanté Juliano contra los cristianos en el aío de 362,
que afortunadamente no duré mas que un aío ; pero si este
Emperador no hubiera muerto el aío siguiente en la guerra
contra los persas, su persecucion hubiera sido la mas san-
grienta, porque habia resuelto destruir enteramente el cris-
tianismo : Kortlcolt (le Persecut . Eccles . primit .
16. La de Valente, próncipe infestado con el arrianis-
mo que persiguié Á los catélicos desde el aío de 366 hasta
el de 378 .
17 . En el aío de 42o Ildegardo, Rey de Persia, persi-
guié Á fuego y sangre Á los cristianos de sus estados : esta per-
secucion no terminé hasta 3o aíos despues en el reinado
de Varanes V. Se ha dicho y repetido chas de una vez que
la causa de esta persectcion fue la imprudencia é el falso ce-
lo de un obispo de Suza, llamado Abdas é Abdaa, quien Ba-
bia destruido un templo del fuego, lo que no es exactamen-
te cierto ; sobre este punto vßase el artóculo Martirio † 3 . ,
y volveremos Á tratar de esto en la palabra Celo por la Re -
ligion .
18. Desde el aío (le 433 hasta el de 476 Genserico, rey
de los vÁndalos, Próncipe Arriano y sumamente cruel , ator-
menté sin piedad Á los catélicos . Lo mismo hizo Flumerico,
su sucesor,, en el aío de 483, Gondevaldo en el (le 494, y
Trasimundo en el de 5o4 . En Espaía suscitaron los arrianos
una nueva tempestad en tiempo de Leovigildo, Rey de los

692 PER
Godos, en el aéo de 584, y no terminí hasta dos aéos des-
pues en tiempo ele Recaredo .
23 . La persecution de Cosroas II, rey de Persia que ju-
rí perseguir ó los romanos ó fuego y sangre hasta que renun-
ciasen ó Jesucristo, y adorasen el sol : esta furia durí por es-
pacio (le ao aéos ; pero ßltimamente fue vencido por el Em-
perador Heraclio en el aéo de 62 .7, y su hijo Siroes le hizo
morir de hambre .
24 . La de los Iconoclastas en tiempo de Leon Isaurico y
de Constantino Copronitno : los catílicos experimentaron los
efectos de su furor desde el aéo 726 hasta el de 77 5.
25 . No fueron mejor tratados en Inglaterra en los rei-
nados de Enrique VIII y de su hija la Reina Isabel desde que
se introdujo el cisma el aéo de 1534 .
26 . Principií en el Japon contra los cristianos en 1587,
en el reinado de Taico-Sarna ó instancias de los Bonzos . Se
renoví el aéo de 1616 por el Rey Xoungusama, y continuí
en el reinado (le Josconguno, su sucesor en 1631 con tanta
crueldad que el cristianismo fue exterminado enteramente en
aquel imperio . VÁase Japon .
Hubo tambien muchas persecucionzes contra los cristia-
nos en el imperio de la China, donde aun se conservan al-
gunos restos de cristianismo .
En cuanto ó las persecuciones de los emperadores roma-
nos, es constante que ninguna de ellas tuvo mas motivo que
el odio de los práncipes paganos contra el cristianismo . No se
puede citar ningun hecho positivo que pudiese mover al go-
bierno para enfurecerse contra ellos, y en vano registraron
los incrÁdulos todos los monumentos de la historia para en-
contrarlos .
Sin embargo, muchos de ellos trataron de justificar sus
persecuciones , y (le probar que el gobierno romano no ha-
bla sido injusto ; lo que mas se debe admirar es que los es
P E R 693
critores protestantes les hubiesen proporcionado algunos ma-
teriales. VÁase ó Barbeyrac Tratado de la Moral de los Pa.
dres, cap. 12, S 49 . Esta apologáa merece que la examine-
mos por u n momento .
1.
0 Los romanos, dicen estos disertadores, confundian ó
los cristianos con los judáos : como estos fatigaban al gobier-
no con frecuentes revoluciones en Judea, formaron juicio de
que los cristianos no serian unos sßbditos mas sumisos . Pa-
rece que no mataron ó Simeon, pariente de Jesucristo, sino
por ser de la raza de David, y por consiguiente sospechoso
de querer escitar turbaciones .
Resp . Tócito y Suetonio distinguen completamente ó los
cristianos de los judáos : Plinio y Trajano no pudieron con-
fundirlos, el primero estaba convencido por informaciones ju-
rádicas de que muchos de los cristianos no eran judáos, sino
paganos convertidos . Los judáos, lejos de ser envueltos en
los suplicios de los cristianos, eran sus principales acusado-
res . †QuÁ turbacion podia escitar Simeon de i 2o aéos de edad?
Le acusaron de cristiano y pariente del Seéor unos hereges
que fueron tambien convencidos de ser de la sangre de Da-
vid, y no por eso los mataron : Hegesipo citado por Eusebio :
Hist . Eccles. lib . 3, cap . 32 .
2 .<' La secta de los cristianos debia parecer al gobierno
de Roma una sociedad peligrosa, porque estaban muy uni-
dos entre sá , casi totalmente separados del resto de la socie-
dad, y ßnicamente sumisos ó la domination de los obispos,
sin que reconociesen otros jueces ni magistrados .
Resp . En tiempo de Diocleciano y ó principios del si-
glo iv, †címo se podia creer que la secta de los cristianos fue.
se tina sociedad peligrosa despues de una esperiencia de 200
aéos sin haber dado al gobierno el mas mánimo motivo de
queja? Nos dicen que los cristianos estaban muy unidos entre
si, y por otra parte los acusan de que estaban divididos en

694 P E R
muchas sectas que se aborrecéan encarnizadamente . No esta-
ban separados del resto de la sociedad sino en los ejercicios
de la religion, pues en todo lo dernas vivian como los otros
ciudadanos, y Tertuliano lo hizo presente í los magistrados
romanos . Por lo mismo es falso que no estuviesen someti-
dos í la autoridad civil, porque Jesucristo y san Pablo lo man .
ciaron espresamente, y Tertuliano pone por testigos de su
obediencia í los mismos magistrados . Plinio no describe í
Trajano esta asociacion corno peligrosa, sino como una supers-
ticion escesiva y grosera, estas son sus palabras .
3.ó El poder escesivo de los obispos sobre el corazon de
sus secuaces pareciß peligroso í los emperadores, de lo cual se
viß un ejemplo con motivo del martirio de Fabian, obispo
de Roma, eu la carta 52 de san Cipriano .
Respuesta . El pretendido poder de los obispos sujetos í
los emperadores paganos es una quimera ; Constantino fue
quien les diß un grado de autoridad en los negocios civiles,
y se lo acriminaron los incrÁdulos . Falsifican tarnbieu la car-
ta de san Cipriano para fundar una calumnia : el dice que el
Tirano (Decio) se hubiera enfurecido menos viendo levan-
tarse contra Ál un competidor del imperio, que viendo esta-
blecer en Roma un rival de su sacerdocio : nuestros adversa-
rios traducen un rival de su poder, haciendo desatinar í san
Cipriano . La rivalidad del sacerdocio pertenecia ánicamente
í la religion, fuera de que allé no se habla de san Fabian,
sino de san Cornelio .
4 .ó Los cristianos no querian pedir í los dioses ni hacer-
les sacrificios por la prosperidad de los emperadores, ni dar
í las imígenes de estos los honores autorizados por el uso y
por la adulacion . Sari Policarpo no quiso nunca ciar í los
emperadores el nombre (le se†or, segun refiere Eusebio : Hist .
Ecles . 1ib . 4, cap . i 5 .
Respuesta . Nueva falsedad : deciau í san Policarpo ; %que
PER 695
‡tiene de malo el llamar se†or al CÁsar, y sacrificar para con-
seguir la libertad?" No bastaba, pues, dar al CÁsar el nom-
bre de se†or, sino que tambien era preciso sacrificar . San Po-
licarpo se resistiß en presencia del juez í jurar por el genio
ciel CÁsar, porque este pretendido genio era una falsa divi
nidad . Replicß : "nos estí mandado que demos í los magis-
trados y í las potestades establecidas por Dios el honor que
‡les es debido, pero sin hacernos culpables ." San Pablo en-
carga í los fieles que oren por los préncipes y los soberanos,
y Tertuliano asegura que los cristianos jamas faltaban í esta
obligation . Exigir que diesen í las imígenes (le los CÁsares
los honores que les atribuéan la lisonja y la supersticion, era
lo mismo que exigir que abrazasen la idolatréa .
5.0 El pueblo irritado por los sacerdotes del paganismo
miraba í los cristianos corno impios y corno enemigos de los
dioses : les atribuéan todas las calamidades páblicas, y gri-
taba continuamente en el anfiteatro : haced que perezcan los
impios . Los magistrados debieran estar dispuestos í castigar
unos hombres que no querian litigar en su tribunal .
Respuesta . ˆPor quÁ miraban í los cristianos copio ‰ni-
péos, ateos y malvados? Porque no queréan adorar í los dio-
ses : luego ánicamente era la religion lo que perseguian . Es
falso que los cristianos, demandados en justicia por los gen-
tiles, no querian defenderse en los tribunales : en cuanto í las
diferencias que tenian entre sé, san Pablo los exhorta í que
las terminen por írbitros, y esto no estaba prohibido por las
leyes de los romanos .
6.ó Los cristianos tenéan sus reuniones nocturnas, y se
creyß que conspiraban contra el estado : los acusaban de que
comian í un ni†o y cometian horrorosas impiedades . Esta
acusacion acaso se fundaba en la conducta de algunas sectas he-
rÁticas que los paganos no sabian distinguir de los ortodoxos .
Respuesta . Todas estas acusaciones eran conocidamente

696 PER
falsas por los informes que habia dado Plinio ; sin embargo,
Trajano mandé que los cristianos acusados y convencidos
fuesen castigados : luego este castigo no se les imponia por
otro crimen que por su religion . Es constante que el odio re-
ligioso de los paganos era el ínico fundamento de todas sus
calumnias : sin embargo, no eran todos igualmente furiosos :
san Atanasio refiere que durante la persecucion de Dioclecia-
no y Maxitniano hubo muchos gentiles que ocultaron ó los
cristianos, pagaron multas y se dejaron prender primero que
descubrirlos : Hist . Arianor . ním . 64; Op. tom . r, pag . 382 :
por consiguiente no dejaban de hacer justicia algunas veces
ó su inocencia .
7.ß La opinion de los cristianos sobre la proximidad del
fin del mundo y sobre la vida futura, hizo creer que estos mi-
santropos se regocijaban con las desgracias píblicas, y fue moti-
VO de que los mirasen corno enemigos de la sociedad . Tócito ase-
gura que fueron convencidos de aborrecer al gÁnero humano.
Respuesta . La frase de Tócito nos parece que mas bien
significa que fueron convencidos de que los aborrecáa el gÁ-
nero humano . Pero †quÁ importa? El grito tolle impios que
resonaba en el anfiteatro, no significa haced que perezcan
los que aborrecen al gÁnero humano. Plinio, Trajano, los
edictos de los emperadores, Celso , Juliano, Libanio, Porfi-
rio, etc ., no condenaban ó los cristianos por este motivo, sino
porque aborrecian la idolatráa, y las actas ele los mórtires
son una prueba ele esta verdad . Por otra parte †quÁ pretesto
podian tener los gentiles para acusar ó los cristianos de que
aborrecian al gÁnero humano? Sin duda era porque ense-
‡aban que los adoradores de los ádolos estaban destinados ó
la condenacion eterna . Esta creencia debia parecer odiosa ó
los paganos ; pero no era un crimen contra el orden de la
sociedad ni contra las leyes .
S ., Aun hay una acusacion mucho mas grave . Los cris.-
PER 697
tianos por sn celo fanótico y turbulento atrajeron sobre sá
muchas veces la persecucion ; iban ó insultar ó los dioses ó
sus templos, ó derribar los altares, ó despedazar los ádolos, y
ó turbar las ceremonias ele los paganos, y esta clase de iii-
sultos nunca fue permitida .
I cspnesttt . Si esto sucedié con frecuencia, ;cémo es que
no vennos vestigio alguno de ello en las obras de nuestros an ˆ
tiguos enemigos? Con esto se hubieran disculpado de sn cruel ˆ
ciad . En toda la extension del imperio roinauo en el largo
periodo (le trescientos anos (le persecucion, apenas se pueden
citar clos é tres ejemplos de celo imprudente por parte de
los cristianos, y fueron escritores eclesiósticos los que nos los
transmitieron . Se habla de un tal Teodoro, soldado, clue que .
rié un templo de Cibeles en la ciudad ele Ainasea, y este he-
cho apécrifo solo le refiere Metafrasto . Alegan ó Polyeucto
que insulté ó los ádolos en un templo, y no hay mas prueba
que la iumagiuacion de Corneille : las actas del martirio de san
Polyeucto no dicen nada acerca (le esto : Tilleuion ?Went. to-
mo d, póg . 424 ; los . Assemani, Calend . tom . 6, ad 9 Jaguar.
Nos recuerdan el hecho de un cristiano clue arrancé _,n Ni-
comedia el edicto (le Diocleciano contra el cristianismo : por
consiguiente no fue causa (le la persecucion, puesto que ya
estaba mandada . Los que examinaron con mas atencion este
punto ele historia estar convencidos ele que la verdadera cau-
sa de las persecuciones fue la envidia de los sacerdotes paga-
nos, quienes veáan decaer y destruirse su crÁdito, su autorice
dad, y su poder sobre el pueblo ó medida de los progresos
del cristianismo : consiguieron enfurecer ó Diocleciano, prán-
cipe támido, inconstante y supersticioso, y le arrancaron el
edicto que publicé contra el cristianismo . A esto se reducen
todas las pruebas de nuestros declamadores contra tantos mi-
llares ele monumentos que aseguran la paciencia invencible
tic los cristianos en general .
TOMO Vil . 88

698 PER
Tamhien acusan con poco fundamento é los cristianos de
haber insultado é los magistrados en los tribunales, y pro-
vocado su crueldad
: no son capaces de probarlo, y sari Cle-
mente ele Alejandría reprueba de intento esta conducta . El
concilio iliberitano celebrado hécia el aóo (le 3oo prohibiß
poner en el nÁmero de los mértires al que hubiese sido
muerto por haber despedazado é los ídolos .
9.á Finalmente, nuestros adversarios nos representan que
los cristianos debieron tener por enemigos é los sacerdotes del
paganistrlo, é los agoreros, é los adivinos, y é los mégicos,
cuyas arterías manifestaban : torlos estos hombres, interesa-
dos en la conservacion de la idolatría, irritaban al pueblo
contra los cristianos que c1uerian destruirlos . Por otra parte
las obras (le los apologistas ciel cristianismo estan llenas de
hiel, (le invectivas y ele sétiras sangrientas contra el paga-
nismo, contra los dioses y contra sus adoradores .
Respuesta . Los cristianos tuvieron tambien por enemi-
gos é los filßsofos protectores de los errores populares, y es-
tos ejercieron mas de una vez contra ellos el noble oficio de
acosadores ; pero †cuél fue el pretesto de todas estas gentes?
la impiedad . Los apologistas del cristianismo nunca escri-
bieron contra los dioses de los paganos unas sétiras tan san-
grientas, como Aristßfanes, S‡neca y Juvenal, ni ridiculiza-
ron é los adivinos y agoreros ele un modo tan ofensivo como
Ciceron : nunca declamaron con tanta acrimonia contra la
idolatría, cono declaman los incr‡dulos modernos contra
nuestra religion ; y estos, †se creen por eso dignos de ser
perseguidos y muertos?
Repetimos que es escandaloso el ver é los protestantes
sugerir ˆ los incr‡dulos razones para probar que los cristia-
nos habian merecido las : crueldades que sufrieron por parte
de los emperadores paganos . Moslteim es ele este nÁmero, y
cita é Eusebio hist . L'cles . lib . Á, cap . r, quien antes de re-
PER
ferir la persecuciont (le Diocleciano y Maxirniano, espone699 el
estado floreciente ciel cristianismo, describe despees los desßr-
denes ele los cristianos durante la haz que gozaron, la anlbi-
cion, las recíprocas animosidades, las disputas ele los ol>is-
pos, los odios, las injusticias y picardías denlos particulares .
"Todos estos crímenes, aóade este historiador, irritaron al
‰Seóor, y para castigarlos inflamß la ira de los perseguido-
Šres ." De aquí deduce Mosheini que los mismos cristianos
dieron armas é sus enemigos, moviendo é los paganos é que
representasen é los emperadores que era objeto del inter‡s
pÁblico el esterminar tina secta tan turbulenta, tan enemiga
de la tranquilidad pÁblica, y tan capaz ele abusar de la indul-
gencia del gobierno : Dist, Crist . sec . 3 .', S 29, nÁm . 4, pé-
gina 573 .
†El pasage de Eusebio sirve para sacar esta consecuencia?
† Por qu‡ Dios fue justo en castigar los vicios de los cristianos,
se sigue que los emperadores fueron timbien justos persigui‡n-
dolos é fuego y sangre? No fue esta la Ánica ocasion en que
Dios se valiß de la demencia y frenesí de los tiranos para
castigar en su pueblo unas faltas que no parecían merecer
tan rigoroso tratamiento . Pero es preciso juzgar sobre prue .
bas positivas del verdadero sentido de la uarracion de Eusebio .
tá Es tina locura el empeóarse en que las costumbres
de los cristianos del siglo i n eran peores que las (le los pa-
ganos, y que entre todos los sÁbditos del imperio eran los
menos sumisos é las leyes, los mas enemigos de la tranquili-
dad pÁblica, y los mas capaces de dar inquietud al gobier-
no ; y que por lo mismo se debia ejercer la persecucion , y
encruelecerse Ánicamente contra ellos . Deberemos, pues, supo-
ner que principiando por Neron, torlos los emperadores que
persiguieron é los cristianos estaban animados por el motivo
del bien pÁblico, por mas que muchos de estos príncipes
hayan dado testimonio espreso ciel carécter pacífico y de la

700 P E R
inocencia de las costtititbres de los cristianos . Deberemos tarn .
Bien suponer que Diocleciano en los diez y ocho prin étero s
arios de su imperio fue rlluy mal político no sole por haber_
los to erario , sino tarnblell por haberlos hecho depositarios
de su cou fianza,-permitióndoles en su palacio y encargando_
les diferentes empleos, y que solo principiß Á ser sabio cuan_
do cometiß Á debilitarse su espíritu .
2 .á Aun es mayor absurdo tratar ele sostener que un
mßnstrno de crueldad como Maximiano Galero que hacia
devorar los hombres por los osos para entretenerse, y arrojar
Á los pobres en el near cuando no podían pagar las contribu-
ciones ; que mandß matar Á sus módicos porque no podían
curarle, . etc ., fuese capaz de obrar por un motivo ele interós
p†blico. Bien sabido es que su compa‡ero Diocleciano le re-
sistiß rrtuc ˆh o tiempo antes de consentir en la ppersecucion, y
que por †ltimo cediß por debilidad : Lactanc . de mort . per-
sec . . c .tp . r r . No es menos cierto que el †nico motivo de su
odio contra los cristianos era la est†pida supersticion Á que
se lt ::bi :; entregado, y en la cual le habla educarlo su madre,
mtlger tan malvada como ól : ibid .
3.á Aun casando bnbis' e habido reos entre lets cristianos,
no bal}ia una r,izon para proscribir tau:bien Á los inocentes,
para enfurecerse contri Prisca, niuger de Diocleciano, y con-
tra Valera .‰ so hija, esposa de Maximiano Galero, ni para ha-
cer perecer en los suplicios,Á todos los empleados de palacio
que eran cristianos, ß solamente sospechosos ele serlo . Los
desßrdenes de ;lue habla Eusebio no eran de tal naturaleza
que mereciesen tJu c, :ueles tormentos . Nunca se habia trata-
do con tanta barbarie Á los paganos clue habían escitado albo-
rotos y sediciones, ni Á los que habían atentado contra la vi-
cla de los emperadores, ni 7 it los clue habian empapado las
manos en su sangre . Si EUtSebiO Hubiese pintado con los mis-
mos colorer la .- co tllilthres de algtttlos hereges, nuestros ad-
PER ler
versarios dirian que su pintura era exagerada . Cincuenta a‡os
antes san Cipriano ‰labia hecho las prism is acusaciones Á los
cristianos con motivo de la peisecuciotz de Decid, l ib . d e Lap-
sis ; y no por eso se sigue que en el a‡o (le 249 cran ya tinos
stíbditos turbulentos, y los peores ciudadanos ciel iutperio .
4-0 Una prueba de que su conducta era irreprensible en
el orden civil, es que se vieron en la precision de suponerles
crímenes falsos . Maximiano hizo que sus emisarios pusiesen
fuego al palacio, y atribu y ß Á los cristianos este incendio co-
ntn lo Babia hecho Neron con el de Roma , del cual ól mis-
mo habla sitio autor : Lactaire . ibid . cap, i4. A todo cl que
consenti, en sacrificar se le absolvía : cap . r5 . ŠAcaso tenla la
apostasía virtud para borrar todos los crímenes y curar todos
lo vicios?
5 .á Los cristianos fueron justificados por el mismo tirano
que habla resuelto esterminarlos . Malitniano Galero, ator-
mentado por sus remordimientos Á la llora ele la niucrte, pu-
blicß un edicto en el a‡o ele 31 t , y en ól declarß que se ha-
bla enfurecido contra los cristianos no para castigarlos por al-
gun atentado contra cl orden p†blico, sino porque liabian
tenido la locura de renunciar la religion y costumbres de
sus abuelos, (le darse leyes ci su gusto, y celebrar asambleas
particulares . Este lue pees todo su delito . Made que como
muchos perseveran siempre en su dictamen, y no dan culto
Á los dioses clei imperio, ni al de los cristianos, consiente en
hacerles favor, permitiendo que vivan en cl cristianismo, y
vuelvan Á sus asambleas, con tal quo no tragan alguna cosa
contra el orden p†blico . Los convida 5 orar por ól pidiendo
Á su Dios por la prosperidad del estado : Lactanc. ele mort .
persec . ,cap . 34 ; Enseb . lib . 8 , cap . r 7 . En el rescripto que
(liß Maxiutiano en el a‡o siguiente con cl inisnto objeto, no
les hace mas acusaciones que Maximiano Galero : Euseb lib. q,
cap, 9. Es muy triste el ver que los protestantes que se ‰la-

é ( ;2 PER
aman cristianos sean mas injustos contra sus hermanos del si-
mio trt, y ejerzan contra ellos íiras rróalignidad que sus pro-
pios pense reidores .
6 .0 Sobre los hechos de que hablamos, no se puede revu .
sar el testimonio de L :ictancio , testigo presencial ele todos
ellos : habia sido Il amado ß Nicomedia por Diocleciano y alo-
jado en el palacio : las escenas mas sangrientas pasaron ß su
vista : y conocia por sÁ mismo los sugetos ß quienes describe .
Eusebio no escribiá su historia sino cri tiempo (le las tnrbacio-
nes del arrianismo ; y pudo muy bien atribuir al clero y ß los
fieles del a†o 302 la conducta y el carßcter (le los del a†o 33e,
y los desárdenes que los arrianos hicieron nacer en la Iglesia .
Pero no tenernos necesidad de sospecharlo para pesar el valor
de lo que dijo.
7.‡ I inalrnente, Moslieiur fue mas juicioso y mas equitati .
vo en otro lugar (le la misma obra : Hist . Grist . sec . 4, ˆ i,
notas : intenta probar que las causas ele la persecucion de Dio-
cleciano y Maximiauo fueron : t .‡ Lis imposturas (le los sa-
cerdotes paganos v de los agoreros, quienes aseguraron ß estos
dos emperadores que la presencia de los cristianos impedia
que los dioses recibieseis agradablemente los sacrificios , y
anunciasen sus orßculos corno en otro tiempo . 2 .‡ Los artifi-
cios de los filásofos que los persuadieron de que los cristianos
hablan variado la doctrina de su maestro, y que Jesucristo no
habla prohibido dar tir, culto ß los dioses . 3 .‡ La ambicion de
Maximiano, quien penetrado del proyecto de hacerse ‰nico
due†o del imperio, temia que los cristianos se agregasen al
partido de Constancio Cloro y ele sn hijo Constantino, que
siempre les habÁan sido favorables . Que todas estas causas scan
reales á imaginarias, ninguna puede deshonrar ß los cristia-
nos, ni suponer nada contra su conducta .
Tampoco liabria dificultad en demostrar la inocencia de
los cristianos sacrificados ß millares en la Persia, asÁ como
PER X 03
hemos justificado las vÁctiur_ts de la barbarie (le los emperado-
res romanos . Contra los cristianos de Persia no se pueden ale-
gar acusaciones mejor fundadas que contra los del imperio
romano . Los mismos calumniadores 5e refutan tn‰tuarnente :
unos dicen que los cristianos fueron desde su principio tur-
bulentos y sediciosos : otros dicen que el cristianismo se esta-
bleciá al principio en el silencio sin saberlo los emperadores
ni su gobierno ; pero luego que adquiriá fuerzas, se hallaron
los soberanos en la precision ele abrazarle . Esto puede hacer-
nos inferir que si nuestros adversarios se viesea con fuerzas,
usarÁan de la violencia liara hacernos incrŠdulos .
‹QuŠ tiernos de pensar ele los protestantes que quieren
hacernos mirar las crueldades ele los vßndalos contra los ca-
tálicos de Africa, como tina represalia de las que hablan asa-
do los emperadores contra los donatistas, arrianos y otros
hereges? Es verdad que el rey Iiennerico alegá este pretesto
en uno ele sus edictos que refiere Victor de Vite de Pcrse-
cut . vandal . lib . 4, cap . i t ; pero ‹ liabia en esta conducta la
menor apariencia (le justicia? Las sectas prise huidas por Ics
emperadores habian escitado la indiguacion p‰blica por sus
sediciones, sus violencias y los medios de que se habian va-
lido para esparcir sus errores : nosotros lo hicimos ver ha-
blando de cada una en sn artÁculo particular. ‹QuŠ atenta-
dos habÁan cometido los catálicos ele Africa que pudiesen es-
citar el furor de los vßndalos? Los emperadores nunca usa-
ron contra los hereges de las muertes, la carnicerÁa, y tormen-
tos con que los vßndalos se†alaron su barbarie . \allie puede
leer sin horror la relacion que de ellos hace Victor Vite, tes-
tigo de vista . Ellos atormentaban ß los catálicos solo por sit
creencia, y para obligarlos ß profesar el arrianismo ; pero los
emperadores habian perseguido ß los hereges por su con-
ducta turbulenta y sediciosa . Corno los protestantes imitaron
el proceder de estos sectarios para establecerse, y fue preciso

o+ P E R
repl iuairlos con las ,s e --i la tirano, se creerén sleinl) ,,,
rrnés
dure ho, corno los véndalos, para esteruriuarnos si pudiesen,
con el pretesto de usar de represalias .
PERSEGUIDOR . Se dií este nombre é los emperadores y
soberanos que usaron de violencia contra los fieles para obli-
garles é renunciar su reeligion, í contra los catílicos para pre-
cisarlos é que abrazasen la herc'góa . Pero se abusa de esta pa-
labra cuando se llama 1~erseguidores é los 1 :lrónd ipes que usa-
ron de leyes penales para reprimir é los hereges sediciosos y
turbulentos, que querian dominar ellos, destruir` las leyes y
la religion establecida . Los cull. oradores romanos no hubie-
ran merecido tan odioso tótulo, si hubiesen castigarlo é los
cristianos, no por causa ele su religion, sino por cualquier
cielito, í por alguna sedicion si la hubieran levantadlo . Es
indudable que los cristianos que contamos eu el numero de
los mértires fueron enviados al suplicio solo por su religion,
no por haber cometido ningun delito . En el art . inartir, S 3,
hemos dado ya las pruebas ele este importante hecho ; pero
las recopilaremos eu este con la mayor brevedad, para im-
poner silencio, si es posible, é los calumniadores .
l . ß Los apologistas del cristianismo, como san Justino,
Atenégoras, Tertuliano, cte ., en las memorias que presenta-
ron é los emperadores y magistrados, siempre dan por cier-
to que ningun crimen podrian alegar contra los cristia-
nos, ninguna sedicion, ni transgresion de las leyes civiles, ni
clel orden pÁblico . 2 .ß Sus propios enemigos dan testimonio
de esta verdad . Plinio escribiendo é Trajano asegura que des-
lines ele informado con la mayor exactitud no los hallí reos
de ningun delito, y que sin embargo envií al suplicio é los
que no quisieron apostatar, y Trajano en su respuesta aprue-
ba la conducta de Plinio . 3 .ß Técito, Celso, Juliano y Liba-
1110
uo los acusan sino ele su supersticion, de su aversion al
culto ele los dioses, y de su resistencia é sacrificar y a jurar
PEP,
70,5
por el genio ele los Cásares . 4 .ß Los edictos publicados man-
dando la persecirc'on í suspendiándola, ele las cuales aun sub .
sisten muchos, no les imputan otro delito . S .` Es cierto que
todo cristiano clue apostataba por un acto de idolatróa que-
daba en el u1omento libre y absuelto : que para tentar é los
mértires, no solo les prometóan la impunidad, sino ta nlblcn
honores y recompensas . 6 .ß El primer edicto de Constantino
y Licinio eu favor (le la tolerancia del cristianismo no lle-
vaba indulto por ningun delito
: por consiguiente los cris-
tianos no estaban en el caso de necesitarlo . No hay nn incrá-
dulo clue se haya atrevido é combatir de frente una sola ele
estas pruebas .
Cuando los próncipes arrianos, borgo†ones, visigodos 6
véndalos atormentaron y asesinaron a los catílicos, tampoco
podian acusarlos de desobediencia, ele rebelion, ni de traiciona
solo castig .lbaui en ellos su creencia y el culto supremo que
daban é Jesucristo .
Pero cuando los arrianos favorecic_los por algunos empe-
radores invadóan las iglesias de los catílicos, maltrataban é
los obispos í los desterraban, turbaban las elecciones y cele-
braban asambleas turnultuosas, no estaban en el mismo ca-
so, y los emperadores catílicos, que reprimieron todos estos
atentados con leyes penales, de ningun modo eran persegtti-
(lores . Cuando los donatistas armados llenaron ele turbacion
las costas del Africa, y estendieron la alarma por todas partes,
nlerecian sin duda las penas que pronunciaron contra ellos
Constantino, Honorio y Teodosio . Le Clerc y los detnas pro-
testantes llaman persecttcion é esta justa severidad, y se arre=
ven a comparar é los donatistas con los primeros cristianos ;
pero en esto no hacen IDOS clue contar cou demasiada segu-
ridad con la ignorancia de sus lectores .
Asó tambien cuando Pocero y otros predicantes vinieron
al enseilar en Francia los principios sediciosos ele Lotero,
TOMO ti il . Á9

'706 PER
cuando quisieron eseitar en este reino el mismo fuego clue ha-
bia abrasado la Alemania, fijando carteles injuriosos hasta en las
mismas puertas del Louvre, despedazando las sagradas imége .
Des, í insultando é los sacerdotes, etc ., ódebßan tolerarse to-
dos estos rasgos de insolencia? óY merecerén el nombre de
persecution los edictos y las penas que les impuso Francis-
co I?
Repetimos que nunca es lßcito abusar de las palabras ni
darlas un sentido arbitrario : lo que constituye el verdadero
nzér Át ir no es la pena , sitio la causa, y esta es tamblen la que
caracteriza al verdadero perseguidor : un sedicioso fanético sen-
tenciado é muerte por haber turbado el orden páblico con
un falso celo, no es un verdadero mértir, y el soberano que
manda castigarle no es un perseguidor, sino cl justo venga -
dor (le las leyes de la sociedad . Ense†ar en general que ja-
més se deben usar penas aflictivas por motivo (le religion ; es
una méxima ‡alsßsima ; se deben tasar cuando la religion se
ve atacada por unos medios contrarios é la ley natural y é
la tranquidad páblica . Cuando un loco es pacßfico, es preci-
so compadecerle y no maltratarle ; pero si llega é terre acce-
sos ele furor y (le frenesß, es preciso encadenarle : lo mismo
se debe hacer cuando un incrídulo no inquieta, no insulta,
ni ataca, ni quiere seducir é nadie ; no hay derecho para ha-
cerle violencia ~`) ; pero si es sedicioso, calumniador í ipso Á
lente, merece ser castigado .
Es verdad que en materia de religion puede haber algu-
nos errores inocentes ; pero cuando nacen del orgullo, ele ˆa
envidia, de la ambicion, del odio y de las demas pasiones
(') En este punto se debe tener presenl .e la legislacion ele cada lais . To-
das los indu iduos de uua ccacio l c estaca obligados é couforuuu'se cue las leves
que ri ;en eu el suelo donde uncen, cuando no son contrarias h la ley de
Ilios . Solo el erial ejeuuplo ba_taria para imponer penas contra la incre .lnli-
dadl y la l,cregia .
PER 707
que fécilmente se conocen por sus sßntomas, son criminales
y merecen castigo . Por mas que (ligan los incrídulos, es falso
que los derechos de la conciencia err‰nea son los mismos clue
los de la conciencia recta ; esto solo es cierto cuando el error
es inocente í involuntario. Víase conciencia .
Tambien es falso que nadie puede ser juzgado por sus se-
mejantes en esta materia : esto es lo mismo que sostener que
los magistrados no pueden ser jueces cuando los sediciosos
les disputan su autoridad . La de la Iglesia esté s‰lidamente
l rob, .Šla, y cualquiera que se resista es verdaderamente reo :
los soberanos, pues, y los magistrados son jueces legßtimos
para discernir si la conducta de los incrídulos es inocente ‰
perjudicial é la sociedad, y si deben tolerarlos ‰ castigarlos :
Víase tolerancia .
La esperiencia (le todos los siglos demuestra que los lte-
r
reges í incrídulos, despees de haber disputado é la Iglesia
el derecho de juzgar su doctrina, nunca dejan de disputar
despees al gobierno el derecho ele reprimir si' conducta,
y si llegan é verse con bastantes fuerzas, sacuden el yugo
de las leyes civiles con la misma osadßa que despreciaron
antes las leyes y las censuras ele la Iglesia . Despucs de haber
declamado contra la persecucion mientras fueron díbiles,
acaban persiguiendo é sus adversarios cuando se contemplan
fuertes .
En el dia los protestantes que se hicieron incrídulos acu-
san é su clero del inisnio caracter perseguidor de que tan
amargamente se quejaron sus padres ; y por otra parte es
bien sabido que oprimieron todo lo posible é los cat‰licos
siempre que tuvieron fuerzas clue los superasen . Lo mismo
sucederßa entre nosotros, si los incrídulos ele nuestro siglo
pudiesen formar un partido bastante numeroso y temible clue
hiciese temblar é loa creyentes ; y algunos tuvieron la bon-
dad de confesarlo asß .

7c8 PEPL
Hay una especie de persccuciort, dice un escritor juicio-
so, por medio ele la sétira, que no es menos dolorosa para
los clue la esperimentan, que aquella de que se quisiera li-
bertar al mundo : es muy probable que los que la ejercen se-
rian los mas sanguinarios opresores si tuvieran el poder en
su mano. El que predica la tolerancia debe ser tolerante, ele
lo contrario solo manifiesta el deseo de propagar su opinion .
El principio fundamental de la tolerancia filosífica es el co-
noeicuiento ele la debilidad del hombre en el clisceruitniento
de la verdad : el que quiera inspirarla, es preciso clue traga
ver que desconfia de sus propias ideas, y mire las de los de-
nmas sin desprecio y sin envidia .
Lactancio escribií un tratado de la muerte de los perse-
gr.tidores, en el cual luce ver que todos ban perecido ele una
manera funesta y é manos ele la venganza divina . Esta obra
fue desconocida mucho tiempo, y el primero que la publicí
fue Palacio . Muchos cróticos dudaron si era verdaderamente
(le Lactancio ; pero otros probaron que só .
PERSEVERANCIA . Valor y constancia de . una alma que
persiste en la préctica de la virtud por muchas tentaciones y
obstéculos que encuentre . Se llama persevcrctttcia finul la
felicidad de un hombre que muere eu estado de gracia san-
ti ficante .
Se puede, pues, considerar la pct ßs everctrtcia ele clos ma- .
nenas ; una l-)uramente pasiva, y es la muerte del hombre en
estado ele gracia : y asó los niÁos que mueren despees de lia-
ber recibido el bautismo y antes ele llegar al uso de la razor,
y los adultos que mueren inmediatamente despucs de haber
recibido la gracia de la justiGcaciou, fueron agraciados por
Dios con esta 1)erseverattcict pusivct . Otra, clue se puede Ilarnar
per .severctttci(t activa y es la correspondencia del hombre
las gracias que Dios le dispensa para continuar en el bien y
abstenerse del pecado . Esta depende del hombre y de Dios;
PER 709
pero no depende de nosotros el salir de este mundo cuando
estamos en gracia . %
Pelagio pensaba clue el hombre podia perseverar hasta
el fin en la préctica (le la virtud pur solo las fuerzas de la
naturaleza, í por lo menos con solo el auxilio ele las luces (le
la fá, y lo mismo pensaban los serriipelagianos . Sal-† Agustón sos ß
tiene contra ellos en union con la Iglesia catílica que el hour-
bre necesita de una gracia particular y especial , distinta de
la gracia cornun y santificante, para perseverar hasta la muet-
te, y clue esta gracia nunca falta é los justos sino por su
culpa . Lo prueba en su Tratado del Don ele la 1)erscveran-
cia, que es una ele sus ‡ltimas obras , ctespues de haberlo
probado en su libro ele Corrclpt . et gra .t . cap . ó6. Esta es doe .
trina confirmada por el segundo Concilio de Orange, Can
aS, , y por el Concilio de Trento ses . G, cap . 1 r .
En este libro de Correia . et grat . cap . 12, n‡m . 34 es-
tablece San Austin una diferencia entre la pcrscvcrctncict
concedida é los éngeles y al hombre en el estado ele la ino-
cencia, y la clue actualmente concede Dios éé los prede .sti-
nados : la primera, dice, servia para que Adan pudiese per-
severar si q ueróa , y la llama adjutorium sine quo ; la segun-
da hace al hombre totalmente perseverante, y la (la el nom-
bre ele adjutorittnt quo , &e. En efecto , en el hecho ele in-
cluisßs e en el don (le la perseverancia final la muerte en es-
tad o de gracia, es imposible clue el justo no persevere cou
este auxilio , pues q ue por la muerte esté irrevoeableuiente
consticnido en el estado de justicia . "De este nodo, dice, pro_
ˆveví Dios é la debilidad de la voluntad del hombre con-
>rvirtiáuelola irrcsi~tible á ituvenablernente al bien : Ibid . u‡m .
ˆ38 . Pero en cuanto el hombre vive no se sabe si recibií el
ˆclon (le la perseverancia , porque siempre puede caer ; el
ˆ lar no pers ; pera hasta el fin, es cierto que no lo ha recó-
> cibido .'> Dc duro hcrsev., cap, 1 . .

710 PER
Aquellos teélogos que quisieron aplicar a toda gracia ac-
tual interior lo clue slice San Agustin sobre la perseverancia
final, í introducir la distincion entre el adjutoriuna quo y
el atljutoritun sitae quo , congo la clave de toda la doctrina
ele San Agustin sobre la gracia', abusaron g roseramente de la
credulidad ele sus prosílitos : q uisieron persuadir clue la vo-
luntad humana bajo el impulso de la gracia actual no obra
mas elle lo q ue obra el justo que muere con la gracia san-
tiflcante, y que estó en nn estado puramente pasivo ; pero
Sarl Agu .tin nunca cuselßésemejante absurdo .
De su doctrina se sigue con -verdad que el don de la
perseLerancia fuel contiene : 1 . Á una providencia y protec-
cion c , pecial de Dios que separa ó los justos ele todo peligro
y ocaston ele pecar ; singularmente en su áltima hora . 2 .Á Una
cadena (le gracias actuales eficaces, ó las cuales nunca resiste
el lromlrc, y sitrgulaerneute una gracia eficaz en el áltimo
trance ele la vida ; este doble favor es indudablemente un
don muprecio-o
1
. Por lo mismo los teélogos tienen funda-
para o tener, connoSamt Agustin, que el justo no puce
de merecer este clou rigorosamente de condigno ; pero clue
puede mereced, en aigu na manera ele cong ruo, y alcanzarle
de Dios por sus oracione- ; por sus buenas obras, por su su-
mision y confianza .
Los protezt turc estar divididos sobre la perscveratacict
f nul : los erulini, nus sostienen clue el justo mas afianzado
en la 1† y' en la piedad tenerle siempre caer ; y este art†culo
de su doctrina fire condenado por el S†nodo de Dor~irech .
Los otn cri-,as l( ti tidarios ele este S†nodo dicen clue la gra-
cia del jn-to cs iia nrisibie, clue janl†ta puede perderla total y
faz<dntct~tr : ele (larde se infiere que su perseverancia no
solo es ir .f.LII Ie , ;-Jo
si templen necesaria
. Mr . Bossuer en su
huistorict dlc lais ccuictciwtes‡ lib . dernuestra la impiedad
ele e,tu doctrina ; v el doctor ArnaLLrl hizo ver sus funestas
PER 711
consecuencias en su obra intitulada Renversement ele lu rrmo-
rale (le J. C. par les erreurs des Calvinistes, toucltatu la jus-
ti ficati.ott . En vano se esforzé Basnage para paliar este absur-
do en su histoire de PEglise, lib . 26, cap . 5, ˆ 3 . Lo áni -
co clue adelanté fie disfrazarla con una verbo<idad incom-
prensible clue 110 salva ninguno ele los inconvenientes, ‰])tu-
sando (le algunas t .estirnouios ele los padres, dóndoles uu sen-
tirlo falso y contrario ó su intencton . Víase Inurnis :l~le .
PERSIA . No hablaremos (le este reino y (le sus habitan-
tes sino para esponer lo que sabemos respecto al estableci-
miento y duracion riel cristianismo en los pueblos ele aque-
lla Monarqu†a . Es una tradicion constante entre los orienta-
les que San Pedro, Santo Tomós, San Bartolomí, San Ma-
teo y San Judas, Apéstoles, predicaron el Evangelio en los
paises orientales ciel Asia, en la Caldea , en la Mesopotamia y
en la Persia : clue Santo Tomós llegé hasta 1 :1 India , Y que
sus Disc†pulos llevaron tambien cl cristianismo ó la Tart aria
y ó la Glhina . El sabio Assetnaii presenté las pruebas de e ‡
ta tradicion en un discurso sobre los nestorianos é caldeos
que se hallaró al principio del tom . 4 ŠÁ de su l'iblint 'cit
Oriental, y ninguna objccion sélida se le puede oponer .
Beausobre y Maslleiin, protestantes y cr†ticos quisqui-
llosos, siguen tambicn esta opinion : el primero parece clue
solo la sostiene para contradecir ó los autores caté-ticos clue
piensan que cuando San Pedro dice : `ÁUs saludan la Iglesia
‹que estó en Babilonia y mi hijo Marcos :" quiso dar ó en-
tender la Ciudad de horca , donde entonces re-idle, por la pa-
labra Babilonia : 1 . lh†st . cap . 5, Y . 13 . Beausobre sostiene
lo c o n t rari o , y dice que San Pedro hablé ele Babilonia en
Asiria, y en este caso es cierto que predicé alii este Apés-
tol : hist . du lliautich , tom . 2, cap . 3 .
No debernos tratar aqu† semejante cnestion ; pero es in-
dudable (1 tic dude el siglo i ele la iglesia hubo cristianos en

7I P E P-1
1,: Persia, y cn el siguiente estaban sujetos é la jurisdiccion
de los obispos ele Seleueia . Gozaron ele bastante tranquilidad
hasta el siglo iV : mientras que los emperadores romanos
perseguían é los fieles en las provincias del Asia sujetas é su
clomiitacion, los reyes de Persia protegían , ó por lo menos
toleraban el cristianismo en sus estados . En el aßo de 325
nu arzobispo ele Selencia llamado Papas, envió dos diputa-
rlos al Concilio de NicÁa ; y asistieron é Ál el obispo de Ede-
sa y urt obispo de Persia . Assematu observa que el estado
monéstico se introdujo en la Persia muy poco despees de
haber principiado en Egipto ., que hizo allí grandes progre-
sos , y que los mas de los monges persas fueron misioneros,
y elevados cou bastante frecuencia al episcopado .
Pero luego que los emperadores romanos abrazaron el
cristianismo, y le hicieron dominante en su imperio : esta
religion se lizo sospechosa é los reyes de Persia : por un
efecto del odio nacional principiaron é desconfar de los cris-
tianos, miréndolos corno enemigos de su dotninacion, y co-
rno sábditos siempre propensos é entregarse é los romanos .
Por este mc.utivo principió é perseguirlos encarnizadanmrente
Sapor 11 ele-de cl aßo 33c, y en esta persecacion cuentan los
orientales ciento sesenta mil mértires ; en el siglo siguiente se
renovó la carnicería en el reinado de Varares y de Isde-
jerdes.
A principios del siglo v proscribió el imperio romano é
los partidarios de Nestorio en todos sus dorninios , v se refu-
giaron é la Persia, donde sembraron sus errores . Un tal Bar-
sum cs .. obispo de Nisibe eu el aßo ele ~ 35, abusó de sn favor
con cl rey PerozÁs para pervertir y perseguir é los católicos,
pinténdoselos carro amigos y espías ele los romanos . Cuanto
mas perseguid ts eran por los emperadores los hereges ., tanto
iuas Ics favorecían los persas, porque no se podia sospechar
que tut iLseté inteligencia cor sus enemigos .
PEPl- j3-
Por lo rnistno no es estraßo que los iiestoi'ianos hulriesen
tomado ascendiente sobre los católicos en aquel reino, -, le
conservasen tan largo tiempo : sin embargo, fueron muchas
veces envueltos en las persecuciones contra los cristianos . Los
persas los trataban generalmente bien ó m tl segun estaban
en paz ó en guerra con los romanos, y cuando se trataba de
hacer convenios, regularmente solían ser mediadores los obis-
pos católicos ó los nestorianos . Estos áltimos en los siglos Vr
y vit aprovecharon en todo lo posible los momentos de la
calma que gozaban para enviar misioneros é la Tartaria y é
la China . VÁase A7cstorianos .
El aßo de 632 se hicieron los mahometanos dueßos de
la Persia , y concedieron desde el principio é los nestorianos
el libre ejercicio de su religion ; pero aunque tuvieron me-
nos aversion é los hereges que é los católicos, nunca cesaron
de obrar contra unos y otros segnn su carécter opresor . Tue
disminuyendo de siglo en siglo en la Persia el námero de
cristianos ; los nestorianos casi se redujeron é la nulidad , y
los católicos que hay eu aquellos paises fueron convertidos
en los áltimos tiempos por los misioneros ele la Iglesia Peo-
iiiana .
A pesar de la terquedad con que sostienen los protestantes
que nadie puede ser cristiano sin leer la Sagrada Escritura,
no hay ninguna prueba de clue los libros sagrados se lubie-
sen traducido al persa eu los primeros siglos . Aun en el dia
confesan todos que la version que tenemos en el idioma de
aquel reino ele algunos libros de la Biblia , es bastante mo-
derna . VÁase Biblia . La liturgia se celebró siempre en Siria-
co entre los cristianos de la Persia ya católicos , ya nestoria-
nos , aunque no era la lengua vulgar . VÁase Liturgia .
PERSONA . Sustancia individual de una naturaleza ra-
cional ó inteligente : los teólogos adoptaron esta definicion de
Boecio .
TORIO VIL 9U

F'4 PER
Dicen que la palabra latina persona significa en su ori-
gen la méscara de los actores draméticos , los cuales se h a-
ntan tambien pcrsonati , porque su méscara era la ituégen
del sugeto que representaban en la escena . Los griegos usa-
ban ele la palabra vPoveaov que significa literalmente lo que
tenemos é la vista .
Los seres puramente corporales, cuales son una piedra,
una planta, un animal, no se llaman personas sino sustancias
6supuestos, h.ipostases,supposita :por la misma razon la palabra
persona no se dice de los universales, de los gíneros ni de las
especies, sino solamente de las naturalezas singulares ó indi-
vid nos : la idea de individuo ó de persona se concibe de clos
maneras : positivamente, como cuando se dice que la persona
debe ser el principio total de las operaciones , porque los
filósofos dan el nombre de persona é toda sustancia que es
principio de alguna action , y negativamente, como cuando
se dice con los tomistas clue una persona consiste en que no
existe en otro ser m,-.s perfecto .
Asß un hombre compuesto de dos sustancias diferentes,
alma y cuerpo, no compone dos personas, porque ninguna
de estas (los partes ó sustancias tornada separadamente es prin-
cipio total ele tina accion : cuando nosotros obramos , quien
obra son el alma y el cuerpo reunidos, y el hombre entero
no existe en otro ser mas perfecto que íl .
llablando de Dios, nos vemos precisados é galernos de
las mismas palabras que cuando hablamos de los hombres ;
porque las lenguas no nos ofrecen otras . La revelacion nos
hace distinguir en Dios la persona ciel Padre, la ciel Hijo, v
la del Espßritu Santo, y nos fue preciso llamarlos tres perso-
nas, porque son tres seres subsistentes í inteligentes , cße los
cuales el uno no es parte del otro, y son cada uno un prin-
cipio de stis operaciones . Los griegos distinguieron en Dios
tres /u/ : ostutIS TF_i+ "tir" ca , Át y despues trespersornas, T pig ataow~rc á
PER 71 .5
Pero claro esté que la palabra persona no presenta entera-
ntente la misma idea respecto é Dios clue respecto al hombre .
Tres personas humanas son tres hombres ó tres naturalezas
humanas individuales ; y en Dios las tres personas son un solo
Dios, una sola naturaleza Divina . San Agustin . Eilist . 179,
ad Evod .
En vano se cansan los socinianos en sostener que se hizo
mal en haber introducido este lenguaje, y en usar de la pa-
labra persona respecto é Dios, no halléndose en la Sagrada
Escritura, queriendo esplicar por este predio un misterio que
es por esencia inesplicable . llubo necesidad de adoptarla para
reprimir la temeridad ele los teereges, que se vallan en este mis-
terio de un lenguaje erróneo y contrario é la Sagrada Escritura .
Los mismos socinianos nos reducen éesta necesidad sosteniendo
que Padre, Hijo y Espßritu Santo son solamente tres deno-
minaciones ó tres aspectos diferentes ele una sola naturaleza
individual ; esta esplicacion no solo no se encuentra en la Sa-
grada Escritura, sino que es enteramente contraria é ella .
Víase Trinidad .
Pondrímos un pasage de San Agustin, que los socinianos
y los incrídulos citan cou estudio, sacado del lib . 5, de Triait .
c. 9 . `'Decimos una esencia y tres personas, como hicieron
†n :uellos autores latinos respetables que no tuvieron otro mo-
†do mas propio para espresar lo que entenclian ; pero
†el lenguaje humano es para este caso muy defectuoso , y se
†dice que hay tres personas, no para significar alguna cosa,
†sino para no quedar mucho ." Replican nuestros adversarios
†deduciendo la siguiente consecuencia : "luego todo lo que se
†dice de las personas Divinas no es mas que un juego de pa-
†labras vacßas de sentido ."
Convenimos en que estas espresiones no nos dan una idea
clara ; pero nos dan por lo menos una idea confusa , por,iue
significan tres seres subsistentes, y principios de las operacio-

716 . PES
nés Divinas . No quiso san Agustin decir otra cosa, porque
ninguno ele los Padres hablí de la Santósima Trinidad con
ruas exactitud y precision que él . Nos vemos en el mismo
cinbarazo respecto ß todos los atributos de la divinidad, y es
lino de los argumentos clue ponen los ateos contra la idea de
Dios. Dicen que nosotros no tenemos razon en afirmar que
Dios es bueno, justo y sabio ; porque estas palabras signifi-
can cualidades humanas que no convienen ß Dios. YÁson los
socinianos (le la misma opinion que los ateos? Véase Atra-
Ául os.
hablando del misterio de la Encarnacion, decimos que
hay en Jesucristo dos naturalezas distintas, naturaleza Divi-
na , y naturaleza lwinana ; pero que no- por eso son dos per-
sonas, sino una sola pers') ;ast Divina , porque eu Jesucristo la
naturaleza humana no es un principio total de las operacio-
nes, sino que existe con otra naturaleza mas perfecta . De la
union de la naturaleza humana con la Divina resulta urtsolo
individuo, í en todo, que es un principio ele accion, y todo lo
clue Dace la humanidad en Jesucristo, lo hace la persona Di-
ana, y ella es quien obra : po.r eso se llaman sus operaciones
7lccundricas, í Dciviriles, Véase Theniicirica ..
PESEBRE . En el Evangelio de San Lucas se refiere que la
Vórgen Santósima y san José, no habiendo encontrado quien
los hospedase en Belen , se vieron precisados ß retirarse ß un
establo : que la Virgen (lií ß luz ß su Santósimo Hijo en aquel
lugar, le envolvií en paáales, y le acostí en un pesebre. Los
a, :tiguos Padres, que hablan del lugar donde nacií el Salva-
dur, siempre dicen que nacií en una caverna escavada en
una roca . San Justino, que era natural de aquel pais, y Eu-
sebio, que habóa vivido en él, dicen que no estaba en la ciu-
dad, sino en el campo cerca de la poblacion ; San Gerínirno,
fli :e re adií en Belen , coloca esta caverna al estreno meri-
i.c taal de la ciudad ..
PET 7'7
El pesebre estaba, pues, colocado en la roca, y el que se
conserva en Roma es (le madera . Un autor latino citado por
Barouio con el nombre ele san Crisístomo, dice que el pese-
bre donde fue colocado Jesucristo era de tierra, y que se le
sustituyí en su lugar uno de plata ..
Los pintores acostumbran ß representar junto al pesebre
del Salvador un buey y una mula : esta prßctica se funda en
lo que dice Isaóas : el buey conoce có su amo, y el asno al pe-
sebre ele su seáa' : y Abacuc : sereis conocido en medio de clos
animales . Muchos autores antiguos, aplicaron estas palabras
al nacimiento de Jesucristo , aunque no es este su sentido li-
teral .
PETALORINGUISTAS . Véase Montanistas.
PETICION. Lo que se pide ß Dios : Jesucristo slice que se
debe pedir siempre y no cesar de pedir : el mismo nos dií el
c jemplo . Los cuarenta dias que pasí en el desierto , los ocupí
en este santo ejercicio , preparßndose de este molo para cum-
plir su divino ministerio . . Después de haber empleado el tiem-
po en instruir ß los ignorantes, y en socorrer con sus mila-
gros ß todo género ele afligidos, pasabaa las noches en oracion .
Ec'anrg. ele San Luc . cap. 6, v . t
Lo mismo hicieron los Apístoles . Los cuarenta dóas que
pasaron desde la ascension del Salvador hasta la venida del
Espóritu Santo, perseveraron unßninmemente en la oracion . .
llech . Apost . cap. 1, v.. 14- Iban al templo ß las horas ordi-
narias ele oracion ; cap . 3, v . t . San Pedro venia de orar
cuando recibií los enviados ciel centurion Cornelio ; cap . to,
V . 9 . San Pablo recomienda con frecuencia este santo ejerci-
cio ß los fieles, y los primeros cristianos siguieron con exac-
titud esta leccion : eu sus frecuentes reuniones se ocupaban en
Instruirse y en pedir ß Dios, porque estaban convencidos ele
que la oracion p†blica era la mas agradable ß sus ojos ; y ele
aquó viene la iustituciou de las horas canínicas .. Véase este

ti PET
. PET
artéculo L'ost'inthr~s ele los cristianos, cap . 6. Con razors, pues,
,.prueba la iglesia las instituciones monísticas donde se cou-
sagra mucha parte del dia y de la noche al ejercicio de la
oradora .
En el paganismo solo se pedian í los dioses beneficios
temporales : los autores profanos y eclesiísticos aseguran que
las mas de las oraciones de los gentiles eran delitos, deseos y
peticiones contrarias í la justicia, al pudor, í la caridad y í
la buena fó, de modo que nadie se atreveria í espresarlas pß-
blicamente . Sóneca, Horacio y otros confiesan que no se pe-
di,Á la virtu(1 í los dioses, ni la probidad, ni la sabiduréa , ni
la prudencia ; semejantes deseos no hubieran sido conformes
al carícter vicioso que atribuéan í sus falsas divinidades .
Al contrario, Jesucristo nos encar `, a que busquemos pri-
mero el reino de Dios y su justicia, y (lue todo lo lemas se
nos concederí por aditamento ; sun Mat . ea p . 6, v . 33 . No
nos prohibe cine pidamos í Dios beneficios temporales, sino
(lue quiere que limitemos nuestros deseos í lo puramente
necesario . En la oracion que tuvo la bondad de enseßarnos,
solo una peticion tiene por objeto el pun nuestro de cada
déa ; todas las (lemas se dirigen í los doues espirituales y al
negocio de la salvaeton .
No qui u'ran los incródulos ningun ejercicio de religion,
~- por eso sostienen clue nuestras peticiones son injuriosas í
Dios . Este guau Ser, dicen, que todo lo sabe, no tiene necesi-
dad ele que le pidamos para conocer lo que nos hace f a lta , y
lo que nos es shas ventajoso : esponerle nuestros deseos es lo
isusmo que manifestarle desconfian za y descontento. Cuando
le pedimos que nos libre de los males de este mundo, exigi-
mos de ól que trastorne en nuestro favor, haciendo milagros,
el curso de la naturaleza . áC†mo es posible que escuche í dos
hombres † í dos naciones que le pillen cosas contrarias? Si
le suplicamos que cure nuestros vicios y nos dó las virtudes
719
clue no tenemos, exigiunos que haga ól lo que nosotros debe-
nmos hacer, porque ele nosotros depende el evitar lo malo, y
ejercitarnos en lo bueno . Segur esta doctrina, tollo aquel clue
cree en un Dios, y que le invoca, es un insensato, y esta es
una locura comun í tollo el gónero humano .
Pero lo que Dios puede hacer mas ventajoso para nosotros
es el preservarnos de la falsa sabiduréa (le los incródulos . Nos
man(la esponerle nuestras necesidades, no para dírselas í co-
nocer, sino para manifestarle nuestra dependencia, sumision
y confianza, reconociendo por este medio su soberano domi-
nio . áQuión se acord† jamís de pensar que un hijo injurie í
su padre cuando le pide una gracia? Las que nosotros espera-
rnos (le Dios sin duda son tan preciosas, que merecen la pe-
na de pedirlas .
Sin hacer milagros, puede Dios preservarnos de los ma-
les ele la naturaleza . El orden ciel Universo no consiste en la
couexion necesaria y puramente mecínica de las cansas 1é , i-
cas : Dios le conserva y dirige inmediatamente por sé mismo,
y sin esto volveréa todo í caer en el caos . No conocemos todas
las causas fésicas, ni todos sus efectos ; y por consiguiente ác† .
uno pudióramos discernir lo que es † no es resultado de un
puro mecanismo? El que Dios nos sugiera pensamientos pa-
ra nuestro bien espiritual † temporal, no es un milagro, sino
el plan ordinario de bondad y sabiduréa con que gobierna
constantemente los seres espirituales : pues bien, estos pensa-
mientos nos hacen tomar precauciones, usar de remedios
consultar con otros mas sabios , evitar las desgracias, &c .
áQuión hay entre nosotros que no lo haya esperirnentado?
Los insensatos atribuyen estos acontecimientos í la casualidad,
pero el hombre de juicio estí convencido de que solo í Dios
se los debe . Los votos contrarios en la apariencia no lo son cru
la realidad cuando son acompatiados de resignation en la
Providencia divina .

720 PET
Adquirir y practicar las virtudes, y corregir nuestros
vicios es obra ele nuestra voluntad, aunque no sola, porque
para ello necesitamos del auxilio sobreuxrréa1 (le la gracia .
Depende (le Dios el darnos gracias usas í menos abundantes.
pero las prouietií ó quien se las pida, mandí pedßrselas, y ó
nosotros nos toca obedecerle con reconocimiento . La oracion
es un ejercicio dulce y consolador para tan corazon amante de
su Dios ; nos distrae de nuestros males, reanima la esperanza
y el valor, tranquiliza el espßritu, calma las pasiones, mueve
ó los pecadores y sostiene ó los justos . Esta esperieucia, testi-
ficada por todos los santos, es de un peso muy superior ó las
falsas reflexiones de los incrÁdulos .
Algunas veces dijeron que los judßos no tenßan oracion, y
que en sus libros no se trat,iha de Izeticiorzes ; otras, que sus
j>ct,iciotzes eran groseras, que solo pcuc ác n beneficios tempora-
les, y que muchas veces eran injustas y crueles, porque eran
imprecaciones contra sus enemigos .
Sin embargo, basta leer los cónticos ele MoisÁs, de DÁbo-
ra, ele Ana, madre de Samuel , de Isaßas y de los lemas profe .
tas, los votos de Salomon en el templo, los de Ester, de Ju-
dith, de Tobßas, y singularmente los salmos ele David , para
convencerse de que los judßos oraban y pedßan ó Dios algo
mas que beneficios temporales : particularmente el sal mo i 18
es una invocaciou continua de la gracia de Dios . En el art .
Impreca ion hicimos ver que en los libros sagrados son pura-
mente predicciones to que muchas veces se tiene por impre-
caciones y deseos ele venganza .
Por otra parte, dicen los protestantes que solo ó Dios se
deben dirigir las oraciones, que invocar ó los santos es tina
upersticion y tin acto de idolatrßa ; pero ya hemos probado lo
,contrario, y volvcrÁuuos ó tocar este punto en el art . Santos .
Ha y dos especies de oracion, ira vocal, y otra mental .
T a primera se Trace pronunciando algunas palabras, la segnu-
PET 721
da es puramente interior, y sin espresßon de palabras . VÁase
Orucion mental . Esta es sin duda la mas perfecta, y la otra
no tenrlria mÁrito alguno, si no fuese acompa†ada ele la aten-
cion del entendimiento, y (le los afectos del corazon . Llómase
oracion jaculatoria la que consiste en un . simple movimien-
to del corazon bócia Dios, bien se esplique con alguna espre-
sion breve, í bien sea puramente interior .
PETICION PUBLICA . VÁase lloras canínicas .
PETILIANOS. VÁase Donatistas .
PETROBUSI ANOS . Discßpulos (le Pedro de Bruys, liere-
ge que nacií en el Delfinado, y ense†aba sus errores bócia el
ano 1 I 1 o : su secta se esparcií por las provincias meridionales
de Francia .
Pedro el Venerable, abad de Cluni, que vivßa en aquel
tiempo, escribií una obra en cuyo prefacio reduce sus erro-
res ó cinco puntos principales . 1 . ‡ Negaban la necesidad del
bautismo, y aun la utilidad para los ni†os hasta el uso de la
razon ; porque decian, nuestra fÁ actual es la clue nos salva
por el bautismo . 2 .‡ Que no se debia edificar ninguna Iglesia ,
sino al contrario destruirlas ; que las oraciones son tan buenas
en un meson como eu una iglesia, y en un establo como en
un altar . 3 .‡ Que se debian quemar todas las cruces, porque
los cristianos deben tener horror ó todos los instrumentos de
la pas'()" ele Jesucristo como su cabeza . 4. ‡ Que Jesucristo no
,estó presente en la Eucaristßa . ).0 Que los sacrificios, las limos-
nas y las oraciones ele nada sirven para los muertos .
Muchos antores los acusan tambieu ele Naniqueisn :o, y
parece que con razor, porque estó probado que admitßan clos
principios como los antiguos maniqueos . liogerio de lloveden
en sus Anales de In` laterra, dice que ó ejemplo ele los dis-
cßpulos ele Manes, los petrobusianos no admitßan la ley Mo-
saica, ni los profetas, ni los salmos, ni el antiguo testamento .
Rodulfo Ardente, autor del siglo asegura que los hereges
TOMO VIL q1

722 PET
de Agenois se precian de vivir como los Apéstoles, de no
mentir ni jurar : que condenan el uso de las carnes y del rna-
tritnonio, refutan el antiguo testamento y una parte del nue-
vo ; y, lo que es mas terrible, admiten (los criadores : dicen
que el Sacramento del altar no es unas que pan puro : que
desprecian el bautismo, y refutan el dogma de la resurree-
cion (le los muertos . Estos hereges de Agenois, que despues
fueron llamados albigenses, eran verdaderos maniqueos, co .
upo lo. prueba Bossuct en su histor.ict de lets zariaciones, lib . i i,
nním . 17 y siguientes . En vano hizo Basnage los mayores es-
fuerzos para convencer lo contrario porque se le puede re-
batir con sus propios principios ; h ist . d e 1"T' glisc, lib 24, cap .
4, &c . Pedro ele Bruys no era bastante sabio para inventar
una heregóa, y no hizo mas qne propagar algunos errores
que los albigenses, sucesores ele los pauliciarros, habóan pro-
pagado anteriormente . Sabemos que el motivo que tuvieron
los protestantes para justificar ß los hereges de los siglos xi
y xii., no fue mas que el haber querido darse por sus luce-
sores .
Dicen que no se debe poner ß estos sectarios entre los ma-
niqueos sin que se pruebe que sostenian el dogma caracteróstico
y fundamental del - Maniqueismo, que es el (le los clos principios,
uno bueno y otro malo . Aíaden que no hay ninguna prue-
ba positiva de que los albigenses, los ppctrobrusianos y los hen
riqu .ianos, &e ., admitiesen clos principios . A este argumento
respondemos : i .' Que hay pruebas positivas, ß saber : el testi-
monio, de los autores contemporßneos clue cita Bossnet : en,
vano recusan los protestantes ß estos testigos, é tratan de elu-
dir las consecuencias de lo que dicen . 2 .1) Que el dogma de
los . dos principios no es el mas caracteróstico del Alan j(lucisujo,
porque fue sostenido antes ele Manes por los, marciouiras y
otras muchas sectas. de los gnésticos ; ti, los lemas errores. d e
los maniqueos son una consecuencia de Áste, porque riada
PET 723
tendróan rondo ni ligado en su sistema . 3 .á Que como este
dogma es el mas odioso ele todos, y el mas capaz de inspirar
horror, los albigenses y sus prosÁlitos tenian por lo mismo
mas interÁsen ocultarle que todos los lemas errores . Los gefes
de tina secta nunca fueron francos, y se contentaban con ma-
nifestar ß los qn(_, queriau seducir lo clue tenia mejor parecer
en su doctrina . 4á Que si para pertenecer ß una secta es pre-
ciso adoptar todos sus dogmas, Hacen muy ramal los protestan-
tes en darse por sucesores de estos hereges, pues que no abra .
zaron todas sus opiniones . Es un desatino representarnos es-
tos diferentes sectarios como testigos de la verdad, estando
en la precision ele confesar clue sostenian los nias grandes er-
rores .
Mosheim, mas prudente que Basnage, se contenta con cris .
culpar en lo posible ß Pedro de Bruys y ß sus partidarios : di-
ce que este hombre hizo los esfuerzos mas loables por refor-
mar los abusos y supersticiones ele su siglo, aunque su celo
no carecia de fanatismo, que fue quemado en san GinÁs el
aio de r z'3o por un populacho furioso instigado por el cle
ro, cuyo trßfico ponia en peligro este reformador ; pero qne
no se conoce con claridad el sistema de doctrina que este des-
graciado mßrtir enserié ß sus sectarios . Sin embargo, no se
atreve ß negar, ni tampoco Basnage, los cinco errores que les
imputa Pedro el Venerable . Hist. Ecles., sig, xii, part . u .a,
cap . 5 ., †. 7 .
Se prueba con este testimonio y otros que Pedro de Brutes
y sins prosÁlitos quemaban las cruces y los Crucifijos, des-
truian las iglesias, Á insultaban al clero, &c . El fanatismo,
contrario al orden publico, era ciertamente digno de castigo ;
y el pretendido reformador- tlvie atizaba este fuego, merecóa
la hoguera en que pereci‡ : fue mßrtir, no ele sus opiniones,
sino de sus desérdenes y violencias . Hist. de la Iglesia :Ga-
11C ., torn. 9, .lily -- 3 , afro de 1 ˆt 47 .

724 PIC
PITASE . Véase Pascua .
PIADOSO . Véase Piedad.
PICARDOS . llereges que aparicieron en Bohemia rí prin-
cipios del siglo XV : no es fócil descubrir su verdadero origen,
ni esponer sus opiniones.
Ilay eu la antigua Enciclopedia una larga disertacion
en que se trata de probar clue los picarlos ele la Bohemia
eran valdenses, que no tenían rias creencia clue la que abra-
zaron los protestantes ace aßos despues, que estos sectarios
fueron injustamente acusados de profesar los mismos errores,
y practicar las mismas infamias que los adamitas. El autor co,
p .ia ó Beausobre, quien siguiÁ esta opinion en una diserta-
cion sobre los adamita s de Bohemia, la cual estó unida ó
la historia ele la guerra ele los hesitas por Lcn ant .
Mosheim, que estaba mas instruido, y parece haber exa-
nminado la cuestion con mas detenírniento, piensa que ]oshi-
cardos ele Bohemia eran una rama de los brgardos, ó c]uie-
nes algunos llamaron bigardos, y por corra peton pieardos : esta
'secta se entendiÁ por la Italia, Francia, Países B .ijos, Alema-
nia y Bohemia, y se le dieron diferentes nombres eu di-
versos paises . Véase Begardos . Los mas de los que la compo .
nian eran unos fanóticos ignorantes, y es imposible clue tu-
viesen todos la misma creencia y las mismas costum-
bres . Por lo mismo, en vano se eniprenderia el atribuirles la
misma profesion ele fé y la misma conducta . Los protes-
tantes quisieron engaßar al mundo, cuando sostuvieron clue
los valdenses no habían tenido mas doctrina que la suva ;
Bossuet prueba lo contrario en su historia de las Yariaciozzcs,
lib. r t .
Aun es mas ridículo empeßarse en absolver ó los picar-
dos de los desÁrdenes que les atribuyen muchos historiadores
; ó los pastores el diezmo por el mismo motivo . En la deca-
pero la manía de Beausobre era justificar ó los liereges (le to-
clos los siglos, ó pesar de los mas auténticos testimonios, aun-
PIE 725
que solo alega conjeturas y pruebas negativas que nada con-
cluyen . "Esto era, dice Mosheiin, querer blanquear la cabeza
,,de un negro : yo puedo probar que nada aventuro que no sea
áverdadero, fundóndome en piezas Á monumentos auténticos .
áLas indagaciones que hice, y el conocimiento que tengo de
ála historia civil y religiosa de aquel siglo, nie hacen was di -
áno de crédito que al laborioso autor, cuyas opiniones no
áquiero adoptar, ci cual solo conoce con mucha imperfeccion
ála historia de la edad media, y no estó exento de preocupa-
cion y de parcialidad .á
No se deben confundir los picardos de Bohemia con los
hcrmczn.os cíe Bolzernia : estos eran una rama de los husitas
que se separaron ele los calixtinos el aßo de 107- Véase -1111-
sitas .
PIE DE ALTAR . Derechos eventuales Á casuales . Se d :í
este nombre al Honorario y retribucion concedida ó los pór-
rocos, vicarios Á sirvientes de las parroquias por Lis funciones
ele su ministerio, como bautismos, matrimonios, funerales,
Se hicieron, los mayores esfuerzos por hacer odiosos estos
derechos, porque se ignoraba su origen . En los primeros si-
glos de la Iglesia se mantenían los ministros de las oblacio-
nes voluntarias de los fieles ; y hablando en rigor, todo era
el-cnttuzl en aquel tiempo . Las diferentes revoluciones que pro-
dujeron las persecuciones, las heregías, y las inundaciones ele
los bórbaros, hicieron conocer que la subsistencia de los ecle-
s iósticos seria menos precaria, se†ialóndoles fondos ; y esto
nada costaba en unos tiempos en que habia muchos terrenos
incultos por falta ele propietarios . Tal fue el origen de la ins-
tituciou ele los beneficios .
En tiempo (1,G,rlojnagno se concediÁ, y se mandÁ dar
dencia ele la segunda dinastía de nuestros reyes fue despoja-
rla la iglesia por los seßores, que se apoderaron de sus fon-

726 PIE
clos y diezmos -, el clero quedé casi del todo anonadado,
Los pueblos se vieron en la precision de acudir í los mot,_
ges para recibir los auxilios espirituales, é de liacer que sub-
snt.iesera sacerdotes cor, retribuciones manuales : de este modo
se introdujo lo que se llama lie c-de altar.
Si los pastores pudieran elegir, prefeririau sin titubear
una sulsistencia segura sobre fondos y diezmos í la triste
necesidad ele recibir honorarios por sus funciones . Ln rnu-
elcos obispados bay parroquias suficientemente dotadas con
fundos é luol>icdaclcs y d ieznmos, y en ellas no hay pie de
altar. Al contrario, lus superiores eclesiísticos y los tribu-
nales seculares se vieron cu la necesidad ele arreglar un aran-
cel ele mas intereses en las parroquias que no tienen fondos
iii diezmos, y estab :eeer congruas .
11lnchos jnri :cousultos y autores eclesiísticos dicen due
los sacerdotes reciben este honorario í tótulo ele limosna ; y
nos parece que se engaßan . Una limosna solo se debe por
caridad, y tó nada que,lz obligarlo el que l .a recibe ; pero el
honorario se debe ele justicia, Á impone í los ministros del
altar una nueva c ;blig cion de desempefiar exactamente sus
debetá{ † E~ ele derecho natural el proporcionar subsistencia
al y ne se ocupa por nosotros, cualquiera que sea el gÁnero
ele ocnpaciou . A la manera que es justo conceder el sueldo í
un militar, el honorario í un magistrado, í un naÁ .lico, í
un jura-consulto, taux ieu lo es el dar con que vivir í un
eel si;slim die se ocupa ele su sagrado ministerio ,
y el ho-
rrorario clue se le a~igrca no es una limosna , como tampoco
lo es el sueldo de las personas ‡tiles que acabamos de re-
terir.
Lo due reciben unos v otros no es 'el precio ele su traba-
jo : li s diferentes servicios que hacen no se pueden pagar
con dinero , y efectivamente no se pagan en 1-
~rt~pcx'cion í la
istrhortancs .~ ele las funciones (le su u , iuisterio :
la diversidad
PIE 72 7
de sus talentos y del mÁrito personal de cada uno nacóa tie-
ne que ver con el honorario que se les atribuye .
En vano trataron los impóos de usar de espre=iones inde-
corosas para envilecernos ; dicen que un eclesiístico vende
las cosas sagradas, que un militar vende su vida, un cna~is-
tr.ido la justicia , un mÁdico la salud , un profesor las cien-
cias, &c . La malignidad de los censores no puede hacer in-
justo y despreciable lo que en realidad es conforme í la razon
y í la equidad natural .
Cuando Jesucristo naand'é í sus discópulos que diesen gra-
tuitameute lo clic lubiau recibido por pura gracia, tuvo cui-
(lacio de airadir que todo operario merece sn alimento . Sare
plat . cap. i e, v . a. y t o. Si repetimos . mas ele una vez estos
principios, es porque los quieren desconocer los escritores, que
teniÁndose por muy instruidos, no lo. son. en realidad, y cen-
suran la disciplina actual ele la iglesia sin fundamento alguno á
En 1757 se publicé una clisertacion sobre el honorario ele
las misas, en la cual condena el autor toda retribucion cine se
dÁ í trt~; sacerdote po .r cumplir una obra sagrada, l .os clerc
chos eventuales,las fundaciones in her~pctrutal. para misas, ‡
otras . oraciones, &c . ; y mira todo esto como. ruca especie ele
siwonia . y una profanation de lo mas sa g rado-
Esta doctrina es absolutamente falsa . . No se puede negar
que se introdujeron abusos y cosas poco decentes en esta
materia : el autor de l_a disertaeion los luce resaltar cuanto
puˆde, los lamenta y los reprueba con rnu .clra raton ; pero
debemos iauiear la sabiduróa de les concilios, ele laos Sumos
Pontófices y ele los obispos , quienes condenando y pro-cri-~
hiendo . los abusos conservan y lucen, que subsista una cos
tumbre legótima en só misma,
l s preciso distinguir u~,a bagZ ele un Ironoraa'io y de una
limosna . La paga é sueldo é- precio ele una cosa se tiene por
. róan gÁnero, urna
la . compe,asaciru,. d :a su . valor ; asó: se compra

72c^> PIE
mercancéa , un servicio mrrcenario, y se paga el precio en
j roporcion de su valor . El honorario es una especie de suel-
do í subsistencia concedida ó una persona que se ocupa por
cl pßblico , í por nosotros en particular, cualquiera clue sea
el valor ele su ocupacion . Se cló el sueldo ß honorario ó uu
militar, ó un magistrado, ó un jurisconsulto, ó nn mÁdico,
ó un profesor ele ciencias y ó un hoinbre de cualquiera cargo
publico, sin tratar de pagar í ele recon -Ipen,ar el valor ele sus
servicios, í ele sus talentos, ni proporcionar lo uno (,-en l o
otro . Que sean reas í menos sabios, mas í menos celosos, í
aplicados, cl honorario es siempre el niisnlo . La limosna se
debe ó un pobre por caridad, y el honorario se debe ele jus-
ticia . El que niega la limosna ó un pobre , peca , pero no es-
tó obligado ó la restitticion ; el que niega el honorario ó
quien descnlpení sus tiulcioncs, seró condenado y precisado
ó restituir .
Que este honorario sea fijo í temporal , pagado por el
pßblico í por los particulares, concedido corno renta actual í
como pension, clue sea eventual, ligado ó cada fnncion que se
cumple , í ó cada servicio que se presta, es igual y no varéa
ele naturaleza : siempre es uno mismo cl tétulo ele justicia .
Por lo Inislno, es falso que un sacerdote nada puede reci-
bir legétinmamente de los fieles sino ó tétulo de limosna . Si
ora, si celelnáa , si deseulpena su oficio sagrado por una per-
sona í por muchas, y se ocupa por ellas, tiene derecho ó una
subsistencia , ó un sueldo, í ó un honorario . Asé lo decide
Jesucristo hablando ele los apístoles : cl operario merece
sin. ulinrcrrto ; sein Mat . cap I e , V . le, y san Pablo dice lo
inimmo en la 1 .'' .Eppi .st, ó los Coriut,, cap . í
9 7'n &c . ``†QuiÁn
>, maneja las armas ó sus espeusas? .. .Si nosotros os cl stt ébui-
>, mos las cosas espirituales, †es una `ran recompensa el que
‡recibamos alguna r- retribucion temporal ?. ..Los que sirven
‡ al altar deben vivir del altar : asé dispuso el Seˆor que
PIE ^ .2g
‡los que anuncian el Evangelio vivan del Evangelio .‡
Que estas cosas espirituales sean instrucciones, sacrifc-ios,
sacramentos, oraciones, a ,isteru'iI ele los enfermos, &c. el
honorario es de justicia , y es igual el derecho .
Se sabe que al principio los ministros del altar recibia .
ofrenda en especie o en dinero : con el tiempo se instituye-
ron para ellos beneficios eclesiósticos, semejantes ó los sueldos
militares, para que su subsistencia fuese menos precaria y mas
segura . Los jurisconsultos, que sostienen que las rentas (le los
beneficios son una pura limosna , cleberian tatnbien sostener
lo mismo respecto ó los antiguos militares . Cuando el clero
fue destruido por los grandes en los tiempos ele anarquéa, htt-
ho necesidad de acudir ó las retribuciones manuales . Tal vez
habró sido una desgracia, pero no se debe atribuir ó la igle-
sia ni ó sus ministros, que fueron las primeras véctimas ele la
anarquéa .
Descontamos de los reformadores demasiado atrevidos,
que nunca fueron tantos como en nuestros dias . Digan, si
quieren , que seréa mejor que, segad la antigua disciplina,
magna presbétero se ordenase sin beneficio , y sin adscribirse
ó una iglesia para ejercer sus funciones ; í que los fieles tuvie-
sen nuts confianza en la connu ion ele los santos y en las ora-
ciones pßblicas de, la Iglesia y menos vanidad, menos ambi-
cion ele conseguir de los sacerdotes oraciones particulare- pi-
ra sé solos . Seréa ciertamente mejor que los sacerdotes prete-
riesen la cualidad de ministros de la Iglesia í de la socicdacl
connu ele los fieles, ó la de sirviente, cé domÁstico de tin
gran seééor . Seréa de desear que los grandes fuesen menos
orgullosos y menos esclavos ele su molicie, que asistiesen ó
los ejercicios pßblicos del culto divino, en lugar de exigir
para sé solos un culto domÁstico y ministros ó sus ordene- .
Pero cuando no se puede conseguir lo mejor, no se debe
condenar lo que no es absolutamente malo . Si la Iglesia etn-
TOMO vil. 9.2

-3o PIE
pee~rdic~e la reforma de los abusos que la objetan , todas las
potestades seculares, y todos los interesados en conservarlos,
se opoudlrian é ello con todas sus fuerzas .
Nada tiene de malo manifestar estos abusos y desear que
se corrijan, proponiendo los medios de cortarlos ; pero nun-
ca es lícito argóir sobre principios falsßs, ni atribuir el mal
é los que no son sus autores . Este es un medio para desacre-
ditar una obra que pudiera ser Átil, es destruir el fin é que
debe aspirarse, y es proporcionar arreas é los incrádulos y he~
reges . † No los hemos visto nosotros reprender en san Pablo
sus sabias y justas méximas? No se avergóenzan de sostener
de palabra y por escrito que los ministros de la Iglesia here-
daron ele los mismos ap‡stoles el espíritu mercenario y ambi-
cioso cine siempre los anima . Váase Bem'ficio, sirnonia .
PIEDAD . Inclinacion y respeto é las précticas de reli-
gion , y exactitud en cumplirlas . En el artículo Dcvocion, pa-
labra sin‡nima de piedad, hicimos ver que es una virtud, y
r, sponc .litnos é los unas de los argumentos que oponen contra
ella los clue no la conocen :, pero no sobraré el que aˆadamos
algunas reflexiones é lo que entonces liemos dicho .
"Si es necesario, dice un deista, un culto que conserve
>,cntre los hombres la idea ole un Dios infinitamente sabio y
‰bueno, claro esté cine las Ánicas ceremonias de este -culto,
‰soci toda obra benáfica, general ‡ particular, y que el ho-
‰rneuage mas digno que podemos prestar é la divinidad, con-
siste en imitarla, y no en hacer un elogio estáŠ-il de sus
‰grandezas ." Esta moral necesita de un correctivo : bien se
pueden practicar obras benáficas sin acordarse (le Dios ; pero
cuando se hacen por pura vanagloria , † merecerén el título de
liomenage en obsequio ole la divinidad? Si el autor se reduje-
se é decir clue uno (le los medios de honrar é la divinidad,
v atas el roas agradable, es el de tracer bien é los hombres
p"r angor de Dios , no baria mas que repetir lo que nos dice
PIE 73t
el Evangelio. Jesucristo nos manda ser perfectos corno nl,es-
tro Padre celestial, que derrama sus beneficios sobre los jnsrns
y los pera lores . Nos advierte clue si uno de nuestros hermanos
tiene motivo para quejarse de nosotros, es preciso que nos re .
conciliemos con ál antes que veriFiquenjos nuestras ofrendas .
Dice tambien , que Dios teas quiere la misericordia cine el sa-
crifcio, y esta es una leccion que va dieron los profetas é
los judíos,
No por eso se debe inferir que las obras de caridad, mi-
sericordia, beneficencia y humanidad , nos dispensan de los
actos (le religion y (le piedad , porque Jesucristo dice espre-
s .imente clue se debe hacer uno y otro . Despues de haber ein
pteado los (lias enteros en hacer bien , pasaba las noches en
oraeion . Ln concurrencia de dos preceptos, uno de caridad y
otro de piedad , es indudable que se debe dar la preferent i t
al primero ; pero si se pueden cumplir los clos, no se debe
omitir el segundo . El elogio de las grandezas y de las perfec-
ciones de Dios , de su bondad, de siŠ liberalidad , ole sn mise-
ricordia y de su justicia , nos recuerdan nuestros deberes para
con Dios y para con nuestros lrerrnanos . Desconfiemos de un
hip‡crita que trate (le separarnos ole alguna de nuestras obli-
gaciones so color de hacernos mis perfectos,
San Pablo en su i . ' Epist . é Timot, cap . 4, v . 8, die^ qee
la piedad tiene las promesas de la vida presente . y de l,a fri-
tura : por las de la vida presente, no entiende las graneJ zaz,
la prosperidad temporal y los nemas bienes de este inundo ;
nunca Dios prometi‡ é la piedad semejante r ecompensa . p e
ro promete protejer é los fieles, proveer é sus necesidad( 5,
sostenerlos y consolarlos en Lis, penas de esta vida, "No ten -
‰gais avaricia , dice, y contentaos con lo que poseeis ; porque
‰el mismo Dios dice : no te abandonará ni desaritnarait' ja-
mas . Así podemos decir con seguridad, el Seˆor cs mi apo-
‰yo, yo no temerá lo que el hombre nae puede hacer,'' Epist .

73'2 PIE
é los llebr., cap . i3, v . S . El mismo Salvador quiere clue sus
discípulos esperen (le Dios su proteccion y lo necesario para
vivir, pero no les promete teas bienes temporales, sana liísitli .
cap . 6 , v . 25 y 34 .
No se diga, pues , que los hombres de bien son general-
mente desgraciarlos : la felicidad no consiste en los honores,
en las riquezas ni en la prosperidad temporal ; esta pretendi-
da felicidad es engaóosa, y no subsiste ni puede satisfacer el
eorazon ciel hombre ; pero el justo es protegido por Dios en
liroporciou de sus necesidades ; su confianza en Dios, y la paz
interior que goza , le consuela en los contratiempos que su-
fre , y la esperanza de recompensa causa en ßl un verdadero
regocijo . Decía sau Pablo que sentía un gozo superabundante
en rodas sus tribulaciones : Trust . 2' . é los Corint ., cap . 7, v . 4.
Pero é los pretendidos venturosos y afortunados ale este mus Á
do se les oye decir sin cesar , áinfeliz de mí soy desjra-
ciaalo!
-PIEDAD . Tanibien se toma por la eompasion que tene-
nios de los desgracia,los, y la inclinacion é favorecerlos . Un
antiguo poeta dice que la naturaleza nos hizo sociables dén-
donos légri rias para los males de los ciernas, que es el mas
fino ale nuestros sentimientos . El Evangelio es tanibien una
leccion continuada de esta virtud : Jesucristo exorta sin cesar
é los hombres é compadecerse de las aflicciones de sus seme-
jantes ; é consolarlos y é socorrerlos, confirmando esta moral
coal los ejemplos rias persuasivos . Todos sus milagros se des-
tinaban al alivio y consuelo de los que sufrian , y nmucliasve-
c u s le arrancaron légritnas las desgracias y trabajos ale los
hombres .
La moral ale muchos fil†sofos antiguos era sobre este pun-
to inhumana y escandalosa : no solo no recomendaban la pie-
daré , sino que la miraban como una debilidad . " Zenon cori
‡tuclo su talento, y sus sectarios los est†icos, enseóan, dice
PIE 733
‡Lactancio, que el sabio es inaccesible é 1 ,15 afecciones, que :
>}no hace favor é nadie, que la eonipasion es una mnrstra ale
>,ligereza y ale locura, y que una alma fuerte no se deja mo-
‡ver ni doblegar ." Dirio . inst . lib . 6, c ap . i o . Lo uiisino les
celtas en cara Ciceron , Orat . pro Iflurcena , y San Agustin,
de Morib. Eccles ., lib . cap . 27 . Los trias de nuestros epi-
cˆreos modernos son Cambien muy est†ácos en esta materia .
PIEDRA . En el libro de Josuß , cap . i o , V . 1 t , vemos
que este gefe de los israelitas yendo é combatir é los reyes
ale los cauaneos, que sitiaban é Gabaon, los puso en fuga,
y é la bajada de 13etor†n hizo Dios que lloviesen sobre ellos
grandes piedras hasta Azeca, ale modo que' murieron miá-
clios mas con este granizo de piedras , que por la espada (le
lc,s israelitas . Los comentadores disputan sobre si estas pala-
bras se deben tornar literalmente, y si Dios hizo caer del cielo
piedras verdaderas sobre los cananeos, † si se debe entender
que hizo'grte cayese sobre ellos un granizo ale mucha dnracioit
y de grandor estraordinario, arrojado por un fuerte viento Á
D . Calmet puso al principio ciel libro de Josuß una diser-
tacion é favor ciel sentido literal : sus pruebas son : t . ‰ que
no hay necesidad de acudir al sentido figurado cuando se tra-
ta de un milagro, y que no cuesta rias é Dios hacer c1ne llne-
van piedras sobre los canaueos, clue Hacerlos perecer por un
granizo grueso y duro . 2 .‰ La historia hace mencion ale clife-
rentes lluvias de piedras que cayeron en diversos lugares eu
diferentes tiempos, y estos hechos estan tan bien averigna-
clos, que no se pueden poner en duda . Este fen†meno sucede
naturalmente por la eru prion repentina de tin volcan . 3 .‰ No
se puede negar que pueden formarse piedras en el aire, cuan-
do un torbellino ale viento trasporta é una altura considera-
ble de la tierra grandes cantidades de arena y de otros inate-
ríales : entonces estas materias, mezcladas con exhalaciones sil-
fíˆreas † bituriiinosas , y con la humedad de las nubes, pue-

734 PIE
cien endnreecrse al momento por su propia pesantez v por
la presion del aire, y caer incontinenti sobre la tierra, Biblia
de Aciéon . tom . 3.í póg . ' 97 ß
Otros comentadores lircfeten el sentido figurado, y res-
pondeu que no hay necesidad de atenerse al sentido literal,
porque Dios pulo producir con el granizo el trismo electo,
clue hubieran hecho las piedra,, Citan ó su favor una tninlti-
tud de ejemplares bien averiguados ele borrascas, en las cuales
cayeron pedazos ele granizo de un espesor enorme, de modo que
al`'unos pisaban una libra, otros tres , y otros hasta ocho,
mataren muchos hombres y aninnales, Dicen tambien que los
S , atenta, cl autor eclesióstico, cap . 46, v, G . ; ~' el historiador
JosetÁ, fl'rtirj . Intl . , lib . 5.í, cap . t ., entendieron la narra-
cßi on ele Josuá de hiedras de er~tni~o, y uo ele granizo de
~†iecdrßa s. Lo e in(rutan con clue uu granizo formado de in-
tento para proporcionar ó los israelitas una victoria comple-
ta, que trata ó sus enemigos sin tocar ó los israelitas, y que
los derreta mucho mas que cou la espada, es sin duda un su-
ceso milagroso ; y Dios, para producir milagros, se vale re-
gularniente ele las cansas naturales, aunque us :‡ndol .~s ele uri
modo este, culinario , y que es posible ‡t sido Dios : esto es lo
clue hizo en el caso eri cuestion . 'ihle de Chais, Jost .c`, cap . i o,
Seria diticii encontrar razones fuertes para preferir una
opinion ó la otra : con tal que se confiese que Dios hizo un
nnulgru en aquellas circunstancias, poco importa saber el
modo con que lo hizo . lis verd .,ci que los iucrádnlos, empe-
tˆados en abrazar la segunda opinion . tao dejarón tie decir,gnc
este granizo ho electo de una caso tildad como todos los de-
tiias que refiere la iii*toria :, pero cuando una causa cualgnie--
ra obra cabalmente tan al ca o como pudiera hacerlo el per
teas poderoso á ititelncute, es un desatino recurrir ó la en-
sitalichtd, porque no es mas dn una palabra abusiva que sir-
ve para ocultar la ignorancia y el embarazo del que la t .tsa .
PIE 735
La historia Sagrada hace mention de muchas- piedras,
pe‰ascos Š rocas de la Palestina que se hicieron cálebres por
los sucesos que en ellas pasaron : nombra la Medra ele Elutrz,
la ele Eel, la del socorro, &c. : y es probrble due la piedra
del desierto es la ciudad de Petra en la Arabia .
La mas notable de estas rocas es la de Horch, ele la cual
hizo Moisás que manase una fuente hiriándola con su vara ;
Exod., cap . t 7, v . 6 . Este milagro se renovŠ cerca de cuaren-
ta a‰os despues, y se habla de ál en el lib . ele los Nunn ., ca-
pit . 20, v. i i . Los que creen que fue un mismo prodigio que
se refiriŠ dos veces , se equivocan : t .í El primero fue en Ra-
pludim, undácimo campamento de los israelitas, y el primer
a‰o despues de la salida del Egipto ; y el segundo eit el de-
sierto ele Sin, trigásimo tercer campamento en el a‰o cua-
renta, e inmediatamente antes de la muerte de Aaron . 1 . í La
primera vez hiriŠ Moisás la roca con la vara que Babia usa-
do en Egipto para hacer milagros ;y la segunda vez la hiriŠ
con la vara de Aaron, que se custodiaba en el arca . 3 `' En
Ruphidim no hiriŠ Moisás la roca sino una vez, y ó presencia
de los ancianos ele Israel ; pero en Sin la hiriŠ des veces ó pre-
sencia de todo el pueblo reunido ; y esta action fue del des-
agrado ele Dios, y castigada bien pronto en Moisás .
Un cálebre deista de Inglaterra creyŠ deshacer este mi-
lagro , diciendo que la fuente de Horeb ya existia y manaba
naturalmente ; Pero que los israelitas al salir del Egipto, y eu
su marcha, no habian visto nunca la fuente, por cuyo moti-
vo la tuvieron Por' cull agrosa ; y que Moisás, de acuerdo con
los ancianos la publicŠ en este concepto . Aun cuando los he-
breos fueran tan est‹pidos, que no diesen en este error al
primer a‰o despues ele su salida del Egipto, era rnuy dificil
que no pudiesen desenga‰arse ó los cuarenta ; y ademas ha-
hian visto fuentes antes de salir de Egipto, pues su sexta de-
tencion se habla verificado en Elim, donde habla doce fuen-

736 PIE
tes junto al mis mocampanmento. Exodo,cap, 15, v . 27 ::Ncewn
cap . 33, v . 9 . Hacemos estas observaciones para manifestar
hasta dénde llega la imprudencia de los inerídulos .
En el Salm . 8o, v . i7, se dice que los israelitas se har-
taron de la miel que salla de la pie(lrct, es decir, de la miel
que habian trabajado las abejas en las quiebras de las rocas .
PIETISTAS . Se (lié este nombre ó muchas sectas de de-
votos fanóticos que se levantaron entre los protestantes de
Alemania, singularmente entre los litte.ran~~s en el siglo xvii,
y tamliien los hubo en Suiza entre los calvinistas . Incomoda-
clos algunos viendo decaer la piedad (le dia en dia, y que el
vicio hacia progresos rópidos entre los que se preciaban de
h .rber reformado la Iglesia de Jesucristo, formaron el proyecto
de remediar esta desgracia : predicaron y escribieron contra la
corrupciou (le costumbres, imputóndola singularmente al
clero protestante ; adquirieron discípulos y formaron asam-
bleas particulares . De esta manera obraron Felipe Santiago
Snener en Franefort , Schwenfeld y Santiago Ragua en Sile .
sia, Teítfilo Broschbandt v Enrique Muller en Sajonia y Pru-
sia, NiVigler en el canton ele Berna, &e . Del mismo tundan
nacieron en Inglaterra la secta de los gtuakeros é temblado-
res, la de los ~liernhutas é lierinanos rnoravos , y la de los
metodistas : ya liemos hablado ele cada una en particular .
Mo~lieini refiere largamente la historia de los pietistas, v
confiesa que hubo entre los partidarios de esta reforma rrmu-
chos fanóticos insensatos conducidos mas bien por un humor
cóustico y melancélico , que por un verdadero celo, que con
cl calor ß imprudencia ele sus procedimientos escitarou vio-
lentas disputas, disensiones y odios recíprocos, y causaron
muchos escóndalos, Esta confesion nos da mórgen ó muchas
reflexiones que no son favorables al protestantismo .
l ." Las acusaciones que hicieron los pietistas contra el
clero luterano son cabalmente las misma que los autores
PIE
7 37
del luteranismo levantaron en el siglo anterior contra los pas-
tores ele la Iglesia Romana : no solo censuraron las costum-
bres y conducta , sino tamliien la doctrina, el culto esterior
y la disciplina . Muchos pietistas querian reformarlo y cain-
biarlo todo : conque é es preciso confesar que tuvieron ra-
zon, é que no la tuvieron Lutero y sus partidarios . De don-
de resulta que la pretendida reforma establecida por Latero y
los demas no produjo efectos muy saludables, porque los honi-
bres, cuyas costumbres, talentos ß intenciones, alaba Moslicim
laor otra parte, se disgustaron y se creyeron en la obligacion
ele hacer bando aparte para trabajar sßriamente en su sal-
vacion .
2 .a El resultado ele ambas reformas fue puntualmente el
mismo . el falso celo , el humor cóustico , y el estilo exage-
rado de muchos pietistas, hicieron que naciesen disputas teo-
légica .? y disensiones entre los pastores y los pueblos, y fue
preciso que se mezclasen en ellas los magistrados y el gobier-
no para contener los efectos ciel fanatismo . Habiendo suce-
dido lo mismo al tiempo ele la primera reforma, se infiere
que sus fundadores no tuvieron un celo nias puro ni tina con-
ducta mas sabia, ni unos motivos mas loables que los pietis-
tas reas exagerados : que unos y otros fueron fanóticos insen-
satos , y no unos hombres suscitados por Dios para reformar
la Iglesia . Hablando Mosheim de un pietista fogoso llamado
Dipelio, dice : "Si llegan ó manos de la posteridad los escri-
Áto,i informes, estravagantes y satíricos ele este reformador
Áfanótico, se sorprenderó de que nuestros ascendientes fue-
Ásen tan ciegos que mirasen como un apéstol ó un hombre
Áque tuvo la osadía de violar los principios mas esenciales de
Ála religion y del buen juicio ." Y áno tenemos derecho ó de-
cir otro tanto de Lutero?
3.a No acusamos sin razon ó los protestantes de que en-
se†.a n una doctrina escandalosa y perjudicial ó las costuanbres,
TOMO VIT . 93


738 PIG
cuando sostienen que las buenas obras no son necesarias pa- PIL 739
PILATO. (Actas de) San Justino en su i .a Apolog. nŠm. 35,
ra salvarse, que la fé nos justifica sin las buenas obras ; por-
que muchos pietistas, aunque nacieron protestantes, se inco- dice í los emperadores y al senado romano : "que Jesucristo
‹ fue crucificado, y que despues partieron sus vestidos, como
modaron como nosotros con esta doctrina , y trataron de des-
‹ resulta de las actas de Piluto ; nŠm, †j8 : que Jesucristo Ihi-
terrar estas míximas deó pílpito y (le la enseßanza . Otros
‹zo verdaderos milagros , lo podeis confirmar con las actas
teÁlogos luteranos pensaron casi del mismo modo .
de Piloto ." Tertuliano en su Apolog, cap, 5 ., habla de estas
4.' Como no hay autoridad ni reglas para mantener el
mismas actas . "Un personage, slice, no puede ser Dios en
orden y la decencia en las sociedades de los pietistas , y cada
‹Roma si no le place al senado, Tiberio, en cuyo reinado
uno crée tener derecho para hacer valer sus visiones, es im-
‹ principio en el mundo el nombre de los cristianos, infor-
posible que muchos dejen de caer en estraváos que recaigan
‹rnado en la misma Palestina de los hechos que caracteriza-
sobre toda su sociedad , envileciendo lo que pueda haber de
‹ ban un divino personage , diÁ parte al senado, apoyíndo-
bueno en ella, y causando bien pronto la di olucion de los
‹ lo con su propio sufragio . El senado lo desechÁ, porque no
miembros en un cuerpo tan mal construido . De este modo ‹habáa verificado el hecho por sá mismo . Tiberio se resintiÁ,
la piedad es diácil que llegue í echar raises entre los pro-
‹y amenazÁ castigar í los que acusasen í los cristianos" En el
testantes, porque se halla en ellos como trasplantada í una
cap . 2 t, despuesde haber hablado de los milagros, muerte, re-
tierra estraßa . †CÁmo pudiera conservarse entre unos hom-
surreccion y ascension de Jesucristo ; anade : "Piloto afecto í
bres , que suprimieron las mas (le las prícticas capaces (le
‹ Jesucristo en su conciencia lnaudÁ una relacion de los hechos
escitarla y de nutrirla? Mosheim ., Hist . Ecles . siglo xvir,
‹de este personage, al emperador Tiberio ; y los mismos Cé-
secc . 2,1 part . 2 . 11 cap . 1 .0, S 26 y siguientes .
‹sares hubieran ercido en Jesucristo, si no hubieran sido rie-
PIGMEOS . Todo el mundo sabe que con este nombre
‹eesarios para el siglo, Á si los cristianos pudieran ser Césares ."
designaban los griegos y latinos un pueblo fabuloso de hom-
Eusebáo en su Hist . EclesŒ lib . 2 .•, cap . 2 , confirma la
bres que solo tenian un codo de estatura . El profeta Ezequiel
existencia de la rclacáon de Piloto con las palabras de Tertu-
en el cap. 27, v . I r , hablando de la ciudad (le Tiro , de sus
liano ; pero no slice que la viÁ,ni tampoco los dos testigos .
fuerzas y de sus ejércitos, hace mencion (le los Gammaclin
Muertos cráticos protestantes siguiendo í Tannegul Le-
que estaban sobre sus torres, y suspendian sus aljabas Á las fevre, tuvieron este hecho por fabuloso, singularmente Le
colgaban de la muralla . La palabra hebrea Gorned significa
Clerc, Hist . Ecles ., aßo yg, pig, 324. Dicen , l .• que no es
un corlo, y la vulgata tradujo la palabra gctnzmadia por pig-
creible que Pilato escribiendo al emperador, tratase de ha-
mai, cuya voz ocupa mucho í los comentadores . El autor
cer el elogio de un hombre í quien acababa de condenar í
de la parífrasis caldea la tomÁ por gappadin, que quiere de-
muerte . 2 .• Aun es menos creible que un práncipe sin reli-
cir los capadccios, y los Setenta por gu? V ‡ que quiere de-
gion, como Tiberio, quisiese poner í Jesucristo en el nŠ-
eló- guardias, Lo mas probable es que el profeta entendiÁ pˆr
mero de los dioses . 3 .• Tampoco lo es que el senado, sujeto í
la palabra gan2mced‰a los guerreros de la ciudad de Gcun-
los caprichos de Tiberio, se atreviese í desechar una pro-
mades en la Palestina.
posicion apoyada con su sufragio . 4 • Tiberio aborrecia í los

740- PIL
judéos ; y por lo mismo no se le pudo ofrecer el tratar de qne
se tributasen honores divinos í un judéo . 5 .ó En tiempo ele
Tiberio no podia ser conocido en Roma el nombre de cris-
tiano, ni menos podia haber acusaciones formadas contra los
cristianos . Estos argumentos fueron copiados por muchos
autores, y los incrßdulos dedujeron de aqué que san Justino
habla suplantado las actas de Pilato.
Para saber si estos argumentos tienen alguna solidez, es
preciso tener presente que Tiberio muriÁ el aáo 37 de nues-
tra era ; que en el mismo aáo fue Pilato mandado compa-
recer eu Rotna, y enviado í destierro ; por consiguiente cua-
tro aáos despues de la muerte de Jesucristo . En este interva-
lo fue testigo de los progresos que hacia el Evangelio , del
n†mero (le los que se convcriian, ele la inquietud que cansa-
ba esto í los judéos, del martirio de san Esteban , &c . Muy
bien pudo suceder que la fama de estos acontecimientos Ile-_,
gase hasta Ronia, y que Pilato se viese precisado í dar cuen-
ta al emperador ele su conducta con Jesucristo y de los que
creéan en ßl : nada nos pone en la necesidad de suponer que
su relation llegÁ mucho antes de haber comparecido .
Eu este supuesto, que es muy probable , no vemos por
quß Pilato habia de titubear en referir lo que la fama pnbli- .
cabí en la Judea de . los milagros y resurreccion (le Jesucristo,
y de lo, efectos clue producian . No fue el quien condenÁ í
muerte í Jesucristo, y no hizo mas que entregarle al furor
de los judéos, temiendo causar una sedicion con su resistenicia .
Eu segundo lugar Tiberio, aunque muy poco religioso,
pudo querer por capricho, Á por cualquier otro motivo, fin-
girse religioso por aquel momento ; y si tenia odio í los ju-
dios no podia buscar mejor modo (le mortificarlos que man-
dando tributar los honores divino :; í un personage que habéa
crucificado, y í quien persegrtian despues (le su muerte en los
qne seguiau su doctrina
PIL 741
El senado, aunque sujeto í los caprichos de Tiberio, pu-
do representarle los inconvenientes y motivos para no hacer
lo que le proponia . Es un error el suponer que este prén-
cipe tomÁ con mucho calor e interßs la ejecucion del proyec-
to que habia formado . Lo cierto es que habla en Roma una
ley que prohibéa í los emperadores introducir nuevos dioses
sin aprobacion del senado . Tertuliano dpologet ., cap . 5 ó
Si los milagros, la muerte y la resurreccion de Jesucristo
hacian tanto ruido en la Judea , le atraéan todos los Bias nue-
vos discépulos, hacéan sombra y causaban inquietud í los
judéos, no seria muy estraáo que ya en tiempo de Tiberio
llegasen í Roma algunas quejas contra esta religion naciente
y contra los que la seguéan, y que de resultas se riese Pilato
en la necesidad de escribir al emperador . En este caso se
puede asegurar que el nombre de cristiano era ya conocido
en Roma, y que los cristianos ya tenias acusadores en aque-
lla corte.
Puesto que los incrßdulos solo nos arguyen con pretendi-
das imposibilidades, serí bastante que les hagamos ver que no
es realmente imposible lo que ellos juzgan como tal . En cuan-
to í la acusacion de los incrßdulos contra san Justiuo, es un .
absurdo, horque supone que fue un impostor y un falsario .
sin motivo . ‡Quß necesidad habia de citar las actas de Pilato
para prob .ir que Jesucristo habia hecho milagros y habla sido
crucificado? Estos eran hechos p†blicos, de cuya verdad po-
dia deponer toda la Judßa . Era mucho mas sencillo apelar al .
testimonio de toda una provincia clue í las actas de Pilato
si no existian .
Si hubo créticos tan prevenidos contra el testénionio de los
Padres, que trataron de fíbula la relation de Pilato , tam-
bien los hay entre los mismos protestantes que vindica-
ron í los Padres , ß hicieron ver que no hay nada de increi-
Lie en su narration . Tales fueron Fabricio, Hasea, .Haver-

74 2 PIS
camps, Moshcim . , Instit . .Hist . Christ ., part, i .a , cap . 4 .é,
S 9 , &''.
Alas para fascinar confunden los incrídulos las actas de
que habla san Justino con las falsas actas de Piloto, que
forjaron los cuartodecimanos en el siglo -- 2 . é En el 3.é con-ó-
pusieron otras los paganos , en las cuales estaban representa-
rlos Jesucristo y los cristianos con colores odiosos : el empera-
dor Maximino mandß publicarlas y estenderlas por todo el
imperio ; y no faltaron autores clue creyeron que las actas de
Piloto eran el evangelio de Nicodetnus, &c . ÁQuí prueban
todos estos falsos monumentos, posteriores á san Justino, con-
tra el hecho que refiere este santo apologista? Lejos ele des-
truirle , sirven para confirmarle mas y mas ; y la misma
nntoricda~I de ente hecho (liß márgert á que los impostores
forjasen fu sas actas en lugar de las verdaderas .
Finalmente, las acciones de Jesucristo estar bastante pro-
badas sin el testimonio de Piloto , y ningun uso se hace de
semejante testimonio para sostener ninguno ele los dogmas ;
pero san Justino y Tertuliano tuvieron mucha razon en citar
estas actas á los emperadoresy magistrados, porque para ellos
eran una pieza irrecusable . Hay una disertacion sobre esta.
materia en la Biblia de Avi†on ., torn. 13, pág . 5 n 3 .
PIRRONISMO en materia de religion, Víase Indiferen
tier . Escepttcisnao,
PISCINA PROB‡TICA, 0 PISCINA DE LAS OVEJAS.
Estanque de agua cercano al templo ele Jerusalem , que proba-
blemente servia para lavar las entra†as de las vˆctimas . San
Juan en el cap. 5, de su Evang, v . 2, nos dice que un ángel
del Se†or bajaba ele cuando en cuando á cita Piscina, que
conmovia las aguas, y que el primer enfermo que se sunter-
gia en ellas despees de este movimiento quedaba sano , cual-
quiera que fuese su enfermedad . A†ade que habiendo Jesu-
cristo encontrado allˆ á un paralˆtico, que hacia 38 a†os
PIT
743
estaba padeciendo esta enfermedad, le curo con *tina sola pa-
labra .
Este Evangelista, dice un incrídulo, es el ‰nico que ha-
bla de este reservatorio (le aguas, por consiguiente es tina fá
bn'a ; y el pretendido paralˆtico era sin duda un mendigo ro-
busto que de acuerdo con Jesucristo fingiß su curacion, des-
pues de haber fingido su enfermedad .
Resp. Aun cuando San Juan fuese el ‰nico Evangelista
que hablase ele la Piscina probiitica, nada tendria ele e5trario,
porque ningun escritor antiguo nos descri5iß con exactitud
la ciudad de Jertasalen . Pero es muy probable que Josefo qui-
so designar esta Piscina con el nombre de la Piscina de Salo-
mon : Lib . 5 .é de la guerra de los judˆos, cap, 13 . El P . llar-
douin piensa que Piscina probática significa una Piscina cu-
yas aguas van á otra , y que esta es la misma que Isaˆas llamß
Piscina superior : cap . 7, v . 3, cap . 36, v . 2, y que halda si-
do hecha por Ecequˆas : Lib . 4 de los Reyes, cap . 20, V . 20 .
La Piscina inferior era la de Siloe, que quiere decir Piscina
clue viene de otra parte : Evang . de San Juan, cap . 9 , V . 7-
En cuanto á la virtud milagrosa de la primera, en el caso que
fuese una fábula, Áquí motivo pudo tener Sari Juan para in-
tentarla? Esta circunstancia de nada servia respecto á la reali-
dad y al esplendor del milagro ele Jesucristo : hubiera desacre-
ditado su narration á los ojos de todos los que habian conoci-
do la ciudad (le Jerusalem . Observa que los judˆos se ofendie-
ron (le que Jesucristo hubiese curado el paralˆtico en un dia
de sábado ; y si hubiesen podido sospechar que hubiera frau-
de, no dej_irian de acriminárselo al Salvador . Pero los incrídu-
los se lisonjean de destruir todos los milagros ciel Evangelio,
tachándolos de impostura .
PITON. Palabra griega que usan los Setenta y la Vul-
gata con bastante frecuencia, para significar los magicos y
nigrománticos . la palabra hebrea que le corresponde es Ob

744 PIT
en plural Oboth ; y por el nodo con cjne esté usada debe
inferirse que significa no solamente un adivino, nn hechice-
ro 0 un espíritu farniliar, sino tambien el don , el talento ó el
arte de adivinar ó de descubrir las cosas ocultas , de anun-
ciar lo futuro, ó de evocar los utuerto -z .
Si se trata de averiguar la siguificacion primitiva ele estas
dos palabras, se encontraré mucho embarazo . La palabra Ob,
dicen los hebraizantes, signiGca un oßre, una botella, una va Á
sija profunda : Job cap . 32, v . 19 . De donde infieren los ra-
Linos que Obot/t son los ventriloqáos, y que en efecto los Se-
tenta lo traducen alguna vez por crt~astrimytus, clue significa
lo mismo ; pero la habilidad de' hablar con el vientre ro trae
consigo el arte de adivinar, y ele anunciar lo futuro . Ademas
no es probable que lus engustrimytcts fuesen mas comunes en
la Judea, y los adivinos, mégicos y hechiceros no cesaban
ele multiplicarse . Los reyes idólatras los favorecian, y los re-
yes piadosos los castigaban, y los enviaban é destierro : asi Iq
hizo Saul al principio de su reinado, y despucs tuvo la debi Á
lidad de querer consultarlos . Fue é buscar, dice un historia .
dor sagrado, una muger, que tenia un Ob , y le (lijo : adivia
name con cl Ob, † evócarne la persono que yo te designare :
lib . r . ele los Reyes, cap, 28, v, 8, V‡ase Pitonisa, De lo cual
se puede inferir que la palabra Ob signiGca el soplo, espíritu,
inspiracion ó comercio con los espíritus , &c .
Oboth en hebreo significa tambien el soplo, y los espíri-
tus juguetones . Abbouba, palabra caldea, cuya raíz ab ó or_LG
es doble, significa tina flauta ó instrumento m†sico de vice-
to ; y son bien conocidas las mugeres llamadas Anibubaice, qup
venían é ser unas prostitutas de la Siria diestras en tocar la
flauta . Las palabras soplo, espíritu, inslairaciort, son sinóni-
.n tas en todas las lenguas : luego la espresion Ob significa lite,
raltnente un espíritu, o una inspiration .
Como quiera que sea, lo cierto es quee cstaLa proliibidp
PIT 74.5
en la ley antigua el consultar con los Obotlt, con los espíri-
tus, y con los que prctendidn tenerlos : Levis . cap . 19, v . 3r ;
cap . 20, v . 27 ; Doute,', cap . 18, v . t t .
La palabra griega Pyton . dicen los graméticos, es en la
nmitologia una serpiente que nació del cieno (le la tierra des-
compuesta por las agitas del Diluvio, é talen mató Apolo ó
el Sol de esta fébula salió el nombre de Apolo Piton, y el
de la Pitia que recibía la inspiration sobre nn tríl -pocl ce colo-
cado en la abertura ele la caverna de Delfos . Pero ˆqu‡ cone-
mon tiene nna serpiente con el arte de adivinar lo futuro?
Nos pr rite que agni hay una confusion ele clos ó tres signi-
ficaciones difcrerutcs . Pu y Py es la liediondez, un vapor, una
exhalacion pestífera y hedionda : Thon, Clrton es la tierra : ele
este modo se percibe fécilmente que la pretendida serpiente
muerta por Apolo, son las exhalaciones ele la tierra descom-
puesta por el Diluvio, y disipadas por el calor del soi . La pa-
labra Thon significa la tierra, y significa ta'mhien lo 1> .ajo, lo
profundo, un pozo, tina caverna : por consiguiente Pyython
signiGca literalmente la exha lacion ele la caverna . El va-
por hediondo que respiraba la (le Delfos Lacia trastornar la
cabeza, y se figuraron citie por esto comunicaba el clon de
anunciar lo futuro : por eso la palabra Python significaba la
inspiration prof‡tica -, y de aquí nacieron los oréculos de la
Pythia, y todas las lemas locuras cjue inventaron los poli-
teistas .
Esta discusion etimológica nos ha parecido necesaria para
demostrar que 1cs Setenta y la Vulgata no hicieron mal en
traducir la palabra hebrea Obotl' . por la griega Pythones ; y
hasta ahora no fueron capaces de descubrir por qu‡ no han de
ser sinónimas estas clos palabras los graméticos ni los comen-
tadores .
PITONISA . Hechicera, maga ó adivina . En el libro i eje
los Reyes, cap . 28, v . 7, inquieto Saul por el suceso ele la
TOMO VII . 94

746 PiT
batalla que iba é (lar é loa filisteos . y no recibien(lo respues-
ta del Seítor, v- ernós clue fue por la i :o( ßl te ;.í Consultar con
fina l'_t to/iisrt, tn ;tnd ;in tala que evvocase Á S .,Inuel . clue lia-
l_ti .i Lilli, culo hacia ya al`un tiempo : que se le aparcc~á este
pio`~eta, y le anunciá (lue al di_I siguiente laerderia la batalla,
c t ía ntt :erto ., lu cual e ectivamente sucediá .
Este hecha diá rlrírgun é tina cueni†cn lin portante, sobre
la cual se (livbien las antitinos y initleernos, sobre si el alma
de Sanittel apareciá rcaltuente é Saul, y reshoucliá é sus pre-
p hitas, á St lo (tue se refiere sol) re este punto íit7 ('s nlas Clue
eua superchería, y un juego (Ie pala! . ras de la traga, que íin_
gi i ver é Samuel, y hablá cn su nombre é S .tul . Se pregunta
si esto sucediá por v~il'tutl del deutonio, y por 1 ;té iti~~rzas de
l .t magiar, (í si Dios oeil(, (Ic .c ;ipal(cicse Samuel por un efee-
to mita loso sic su Qnln lruL:ucia, y sin nittgurt i '.i}ujo de la
lnaeia . Sobre este pauto liar una disertaciou de C .~inl( ßt en la
Biblia ele Avi‡on torn . 4, It a` . 7t, y otra del doctor Stacka-
huu=e ; aulhas se encontrarén en la Biblia cíe Chais, toril . 5 ;
toritos é (51tactal'las .
Los clue sostienen la realidad ele la vision de Samuel, co-
mo San J (tstiuo, Ouipries, Anastasio de Antioˆlt,ía, Wit ß. , di-
cen (lite I s denmes(s teni ‰n algue poiler sobre las alelas de
lus Sauts hasta que Je -neti-to bajá é lo . ; inflemos . San Agus-
tín en cl liltro 2 .h: 2%octt' . Cltrisr ., cala . 3a, tlo halla iucon-
vru,etue eu (lue el apila tie S .,tnut-l se Itubn- e aparecido por
ill, ojo del demonio . La rrarraci( n c e la Ls critura ,!il ira clue
apart ci{~ Sattlttel, qutcHablá cult Saul , y que le aunnciá la
l,toyimŠla i ( IC su muet te, y la 1 Šrtlid< : de la batalla . La I~y-
ŠlliltSlt rto cta capaz (le hacer por si utla piedicotott Setne-
jfate .
L (, s (lue dicen que no aparcero realmt'nte, estan
S ;IInucl
dividititr_s curre si : unit,, como Terit :liano, san BisiIio y san
(F gouiu ele Nisa, piensan clue el deanonio tolalá la figura de
PIT
747
Samuel , y que diá é Saul la resptesta cine pe(liíi ; otros, como
Enstaquio dt .1lltio ;~(tía, Sau Cirilo-Alejandrino, &c ., pien-
san que la plaga nada viá, y cine litigiá ver é Satnttel . que lta ß-
llá en su nom!! i'e, y con-igtliá por este medio e ugaˆt .t r ít Saul
y 5 los clue le aemníe roban . Esta opinion parece clue se opo-
tl('é la Itatracion ele la Sagrada I-critura : esta dice clue la
Py-tonis(t se llená de turltat-iun viendo é Satnttel, clue el nlis-
lno Saul conociá al Proti ta, y (lue se Itrosterná cn seˆla! (le
respeto . El rabino Levi Ben-Gcrson (leiere que pasase todo es .
to itnICaliIeuutC e11 la imae,III :acion de Sarl : este ptlnc,pe, dice,
inCtlm(I i :t '.o cnn las amenazas t e, Dios, y turbado con et pe-
ligro, se ‡Icirá ver é Samue-l, v que le reitt ßr alel las Minios
autentizas, y le aneuciaha la protiiuti~lad de su muerte . Puro
esta O! union no convierte mejor que las anteriores con la na ß
rraciott de la Sagrada Escritura .
Finaln-leute otros, como San Ambrosio, Cenen (le Verona,
Santo Tomís, &c ., piensan que ni el tlernouio, ni la super-
chería de la Piytonisct tuvieren p_trte al`e,utut en esta vision ;
pero cine con las evocaciones (le esta rant cr, Dios por sn Oui .
nipotencia, y sin niut`un inˆtrljo de la ntayia, hizo cine apare-
ciese é los ojos ele Sattl una iuxigen de S .tinnel, que pronun-
ciá a ftrcsencía de actuel principe la sentencia ele su nuterte y
de su cun-lpleta derrota en castigo de su vana curiosidad, y de
haber hilt ingido la ley del Se‡or .
Esta ‹ltinta opinion parece mejor fundada, y nuts eonFor .
me al testo sagrado . En el cap . 46 (lcl Lclesi( suco, v' . 2t, se
(lice : `'Despees (le esto meciá Samuel, y declará al Rey la
Œproainlidad del lin de su vida . Levantá la voz desde las eu-
Œn'a‡as de la tierra, y profetizá Dara destruir la impied .ui de
la ea -ion ." Y en el del Pciralip . cap. i, v . l3, se slice :
1 .•
~da-
`'One Saul muriá por haber consultado con la Pitonisa."
. Por cl (nodo
den los Seta nia y cl profeta Scunucl Ie respon~li~
cou que habla cl autor del primer libro de los Heyes, parece clue

74 3 PIT
estaba persuadido ele la realidad de la aparicion de Samuel .
No faltan objecir+nes contra este modo de pensar . t ." Dios
no tenia necesidad (le hacer milagros para enseéar í Saul, y
anunciarle que seróa batido por los filisteos, y que pereceróa
en la baralla .
Res]) . Si Dios no hiciese milagros sino cuando hay nece-
sidad nunca los liaróa : porque tiene en su mano el hacer que
obren las causas fisicas segun su voluntad, sin que por eso se
desarregle ni se interrumpa el curso (le la naturaleza . El mis-
mo argumento podria tambien hacerse contra cualquier otro
medio que Dios hubiera usado para dar í conocer í Saul lo
que le preguntaba .
2 .' No quiso Dios responder a Saul , y por lo mismo seróa
suponer que habla variado de pensamiento, y se contradecia .
Ei hacer que apareciese Sarmnel por la evocation de la Pytoni-
sa era lo mismo que convencer í los que la acompaéaban de
la eficacia de su arte .
Resp . No hay contradiceion, y mucho menos inconstancia,
en variar ele conducta cuando varóan las circunstancias : í una
curiosidad que no plugo í Dios satisfacer, aéadiß S ;,ul un ac-
to de supersticion rigorosamente prohibido por la ley, por
consiguiente un mnevo crimern ; y para castigarle hizo Dios
que le anunciase Samuel su derrota y su I>ro ima muerte . La
torbacion de la Pytoniso al ver í este profeta era miss que su-
ficiente para demostrar que no se habia aparecido por influjo (le
esta rnuger, porque ella misma se llenß de asombro con el su Á
ceso ele su evocation ; y por lo tanto no parece que hubo pe Á
ligro (le error para su comitiva .
3 .`{ Sairanel dcbia ser un personage sospechoso í Sanl,
porque nunca le liabia anunciado sino lances funestos, y le
;labia hecho las mas vivas reconvenciones .
Resp . Las predicciones de Samuel siempre se hablan ve-
rificado ; y esto era bastante para que Saul, inquieto por el
PIT
749
resultado de la batalla que iba í emprender contra los fi-
listeos, quisiese consultarle con preferencia .
4." Saul no viß í Samuel, porque con la description clue
le hiv.o la Pitonisa (] el personage (lue se aparecóa , se pros-
ternß el monarca hasta dar con su rostro en la tierra .
Resp . El texto dice espresamente que Saul conociß que
civet Sammel, y no podia desconocer el aire ni la voz de este
Profeta : por consiguiente se prosternß sobrecogido de te-
mor y de respeto por haberlo reconocido.
S.`, El temor ele la Pitonisa era fingido, porque respon-
diß í las preguntas ele Saul con toda presencia de ínimo , y
conservß bastante seretridacl para prepararle (le comer .
Resp . Para que la Pitonisa se llenase realmente de asom-
bro, no es necesario que perdiese el conocimiento, ni el uso
de la palabra ; tuvo bastante tiempo para reponerse mientras
durß la conversation de Saul con Samuel, fuera de clue en
semejantes casts la presencia de muchas personas hasta para
disminuir el temor .
6 .a Si Saul estuviese persuadido de que hablaba realmen-
te con Samuel, y de que se cumplirian sus predicciones, le
fáltarian fuerzas para conversar con esta tnuger, y para co-
mer con su comitiva ; ß por lo menos no hubiera dado la
batalla .
Resp . Saul tuvo tiempo para serenarse mientras la Pi-
tonisct preparaba de comer : necesitaba reponer sus fuerzas
para reunir las tropas, y cuando dos ej†rcitos estan í la vis-
ta ya no es tiempo ele retroceder . Claro estí que el combate
fue por parte de Saul un rasgo ele desesperacion .
Con otros veinte discursos sobre la conducta ele este mo-
narca no adelantaróamos mas que formar nuevas conjeturas,
y estas no bastaróan para destruir la prueba directa sacada (le
la narracion ele la Sagrada Escritura . Siempre tenemos por
‡ltimo resultado que la aparicion de Samuel fue real y na-

75o PLA
lagrosa , y cine no se puede atacar esta opinion con razones
fuuclantentales .
PLACER . Esta palabra no necesita de esplicacion , por-
clue se percibe su sentirlo por la propia csl>crieucia . Uno
(le los ar`;timentos ordinarios contra el ccistianisino es, qne
el Evangelio no boo prohibe el esceso en los plciceres, sino
que tan'bien prohibe los (le toda especie . Es una falsedad y
un ahuso grosero de las palabras .
Todo lo clue se conforma con nuestras necesidadr :s, con
nuestro justo y cou nuestra iuclinacion, es un placer a-
ra nosotros . pero lo que para un lion ->bre es un placer,
seréa para otros un disgusto inortal y un atroz tormento . En
vano se propon(d'ia í un hombre juicioso , laltorio>o y oóu-
pado en cosa, ßtiles (tue usase (lehlaceres ruidosos, dispen-
cltosos y peligrosos . y estos tnistnts los tienen por necesa-
rios los ticos ociosos para entretener su fastidio, mientras clue
al primero no solo le parecen insépidos , desagradables y fati-
gosos , sino que huye de las ocasiones (lire pudieran propor .
cionírselos, y lila todo su gusto cri el ejercicio (le sus talen-
tos . Una '111a virtuosa experimenta en la príctica d,,, las bue-
nas obras una s~ti~,facciou deliciosa que no Iuneden conocer
los mundanos . Este plcicer le llanta san Pablo el go :o y la
paw en el L' .cjdritn Scntto, lei paz de Ios que escode todo
scntimieltto e inteli,rencia . El Evangelio, lejos (le prohibir-
nos este gÁnero de placeres, nos exhorta í que los procure-
mos con frecuencia .
Tauipoco nos prohibe las diversiones inocentes, y el mis-
mo Jesucri-to nos diá ejemplo de lo lécito de estos placeres,
asistiendo í las bolas de Can! , í la mesa de Sinton el Fa-
riseo , y í los convites ele su amigo Lízaro : se c'ej) perfumar
por la pecadora ele Naini y por Maréa, hermant de Líza-
ro, paseaba con sus discépulos, y se familiarizaba cc:rdialrnen-
te con ellos . Los Fariseos, censores austeros Á hipácritas, le
PLA 751
acriminaban estos placeres honestos que aceptaba Jesucristo,
por tener ocasion para instruir y hacer bien, despreciando sus
reconvenciones .
En cuanto í los placeres mundanos y peligrosos para las
costumbres, corno el juego, los espectículos, el baile , las ter-
tulias nocturnas, los convites suntuoos, y el frenesé del lu-
jo en las fiestas, sostenemos qne el Evangelio tuvo mucha
razon para prohibirlos . r .† Porque entre los paganos todos
estos placeres eran muy licenciosos, casi siempre complicados
con la idolatt éa, y un manantial de impureza ; y no era posi-
ble tener parte en ellos sin ser viciosos . 2 .† Para moderar
una propension tan ciega y tan impetuosa como el amor de
los placeres, se necesitan míximas rigurosas due mitigarí por
cierto la mayor parte de los hombres con demasiada fre-
cuencia, siendo como es este el principio clue dirige la moral
de los filásofos : la (le los estáicos era por lo menos tan austera
como la del Evangelio . 3 .† Jesucristo apareciá en un siglo vo-
luptuoso y tan corrompido como el nuestro : el saduceismo
entre los judéos y el epicureésmo entre los paganos eran en-
tonces la filosoféa reinante ; y para desterrar esta perniciosa
doctrina que forncntaba los placeres cuando f ngia moderar-
los, era preciso establecer míximas enteramente contrarias
para cortar ele raiz un mal inveterado . 4.† En las circunstan-
cias en que los cristianos estaban expuestos al martirio, era
preciso prepararlos cou tina severidad habitual ; y no eran
circunstancias propias para ense‡ar una moral indulgente .
Asé Tertuliano, incomodado con los que no querian renun-
ciar í los espectículos del paganismo, les preguntaba si el tea-
tro era una escuela para el martirio . El peligro riel epicureis-
mo se renueva en todos los siglos, y una moral austera es la
unica que conviene en todos tiempos : siempre habrí volup-
trtosos prontos í contradecirla, y filásofos acomodaticios dis-
puestos para tuitigar]a . VÁase inorti. ficczcion .

752 PLA
PLAGAS DEL EGIPTO . Sou las que Dios é la voz de
Moisís envió sobre los egipcios para castigar la ob,tinacion
deß su monarca, quien en union con sus sÁtbclitos 110 querÁa
restituir la libertad é los israelitas . Estas plagosson diez : I .' la
4
conversion de las aguas del Nilo cu sangre : 2 . a la innumera-
ble cantidad ele ranas clue intnidaron todo cl I `,i1>to : 3 .' los
mosquitos que atormentaban tan cruelmente é los hombres y
é los animales : 4a las moscas que inundaron í infestaron to-
do el rento : 52 titra peste que acabó con los mas (le los ani-
males : 6 .' álceras pestÁferas c†ue. padecieron los eg;i1cios : 7,a un
granizo espantoso que arrasó todas las mieses, excepto las de
la tierra de Jesen que habitaban los israelitas : 8 .'' una nube
(le langostas que acabaron con los frutos (le la tierra : 9 .'' las
tiui (' blas es1 - )
C:1a clue osi , urecitrron cl por espacio ele
tres digs : ro .'' . que fue la mai terrible, la utuc, rt<e (le !os primo-
gínitos por el Angel esterutinador . Esta plaga venció la re-
1
si~tencia ele los egipcios y ele sn monarca, y ele sus resultas
permitieron (Inc saliesen los israelitas .
Para conservar cou usas facilidad en la memoria estas diez
plagas loor su orden se ponen los versos sigui (- ntes :
Prima rrrbens linda est, ranartrt)z plago secun (1 o :
Tu n Cuu/c trrn s, post musca nOecrrtl0r - r! Ils,
O!tirita ‡cerrs strovit, clntllr(icccs sexta crcavit,
l'est sequitlu ˆ grcnrdu, j)ost lruclltls dente tic f rudo,
Nona trgit salan, prrinulnz nccat llltinra j)rolcna .
Se disputa entre lo ; incrídulos y los católicos sobre si es-
tos castigos fueron utdagrosus, ó unos acontecimientos pura-
mente naturales (le due supo TTToises aprovecharse para sus
fines : cata es !a Opinion de los incrídulos ; l'ero nosotros sos-
teneutos clue fueron tnil .,grosos , y lo hicimos va ver cri otra
parte cuti-tt arando las opcraciuncs de Moisís cuti las de los
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magos de1 Egipto . Víase magia, ‰ 2 . Pero aun hay otras
pruebas.
1 .' Cada uno ele estos acontecimientos considerado en
particular, sin atender é las circunstancias, al modo con que
se verilicó , y al fin é que se destinaba , &c . pudiera tal vez
parecer natural : una nube ele moscas ó (le langostas, una tem-
pestad violenta í imprevista, una enfermedad contagiosa en
los animales y en los hombres no parecen milagros ; pero reu-
namos todos estos hechos cou sus circunstancias, y todo cam-
biaré de aspecto .
Ett efecto , que una ó dos de estas plagas sucediesen en
Egipto casi al trismo tiempo, no probaria nada ; pero que tan
diferentes desgracias que no tienen entre si couexion algu-
na , se reuniesen contra aquel reino en el corto espacio ele un
mes ó seis semanas , no se encuentra una cosa semejante en
la historia del universo, y no puede suceder seguir el orden
de la naturaleza .
a .' Todas estas plagas fueron anunciadas ele antemano, y
sucedieron precisamente en el dÁa y la hora en que Moisís
las habla anunciado, las producÁa levantando su vara , hacia
que cesasen con sus oraciones, y duraban segun su volun-
tad . Por consiguiente ejercia un poder absoluto sobre la na-
turaleza sin valerse de ninguna causa fÁsica .
3 .a Los israelitas estaban exentos de las plagas que ator-
mentaban é los egipcios, y ninguna se percibió en la par-
te de terreno que ellos habitaban : no es natural esta ec-
cepcion .
4' Estos acontecimientos hablan sido anunciados por lo
menos en granele por el patriarca Abrahan 43o arios antes
de haber sucedido . Dios le habla dicho : Yo ejercerí mis jui-
cios sobre el pueblo que retuviere cautivos é tus descendien-
tes, y saldrén ele su destierro cargados (le riquezas : Gínes.
Cap . I4, v . '4 . Jacob y Josí hablan prometido é la hora de
TOMO vil . 95

P L A
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su muerte é estos mismos descendientes que Dios los visita-
ria y los sacarla del Egipto : los lhebreos lo esperaban, y é
los primeros milagros que hizo Moi-ís en si, presencia, re-
conocieron clue habia llegado el momento ele su libertad :
L'xod . cap . 4, v . 31 . Los sucesos posteriores demuestran clue
los prodigios de Moisís no fueron efecto ele la casualidad ni
ele la industria humana, sino un designio premeditado, se-
guido y sobrenatural ele la Providencia .
Unos milagros aislados que no se ligan, y que no se ve
su objeto ni su necesidad , pueden parecer sospechosos ; pero
los de Moisís son el cimiento de la religion y de la legis-
lacion judéica , y esta grande obra era imposible sin el au-
silio de los milagros . Moisís no los hace por ostentar su
poder, como los impostores, sino para rehuir é los israe-
litas en cuerpo de nation , y para obligarlos é someterse é
Dios y é sus leyes . Erta rcvolueion preparó los caminos para
otra ele nuts importancia ; esto es, para la nilslon de Jesus
y el establecimiento del cristianismo . Este plan de provi-
deucia , concebido desde el principio del mundo , abraza
toda la doracion de los siglos, y nosotros estarnos palpan-
(lo su ctimplintiento . Si hay un caso en que los milagros
sean utiles, necesarios, y conformes é la sabidurßa y bondad
de Dios, era este sin dada .
Nos ciieen que los hebreos, pueblo ignorante y grosero,
fécilmente tuvieron por milagros los acontecimientos teas tia-
turales, y que bastó la vanidad nacional para persuadirlos
ele que Dios los liabia siempre favorecido con milagros : por
consiguiente nada arriesgaba Moisís amontonando milagros
en sn historia .
Por desgracia ele los incrídulos, son contradictorios sus
argumentos : por un lado dicen que Moisís pudo fécilmente
hacer creer é los israelitas todo lo clue quiso, y por otro nos
alegan las murmuraciones, las rebeliones y las sediciones fre-
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cuentes que levantaron contra Moisís . ÁAcaso estas rebeliones
sirven para probar la docilidad ele los israelitas? Sin embar_
go , Moisís los obligó é sujetarse é sus leyes , ó por niejor de-
cir é las luyes que Dios les imponßa ; y Ápor quí medio, sino
por los milagros? No es solo Moisís quien los refiere : ya he-
mos visto que los autores profanos egipcios, fenicios, griegos
y romanos, suponen que Moisís hizo milagros en el Egipto,
porque le Miran como un mégico famoso . Víase Moisís . ~ . t á
Sino los hizo, Áde quí medios se valió para sacar é su pueblo
del Egipto , y sostenerle en el desierto por espacio ele cua-
renta a†os? Estas sou unas dificultades qne nunca pudieron
satisfacer los incrídulos antiguos y modernos .
PLATONISMO . Doctrina y sistema filosófico de Platon .
No deberßamos desenvolver este sistema, ni esponer las opi-
niones de este filósofo, si rlo tuviíramos que justificar é los
Padres de la Iglesia acusados de platonismo por los socinia-
r10S y StiS eouripanleros .
Quisieron estos persuadir que los dogmas de la Santßsima
Trinidad , de la Encarnacion y ele la Divinidad ele Jesucristo,
son opiniones puramente humanas, inventadas despues de los
Apóstoles, y por eso dijeron que estos misterios fueron obra
de los Padres de los siglos ii y III , preocupados por la doc-
trina de Platon . Este flósofo, dicen, forjó en Dios una espe
cße ele Trinidad , personificó la razon Divina , que llamó ~~,-
T'r , verbo ó l)rtlabra d ió é Dios el nombre ele Padre , y supo-
ne qne el espßritu de Dios se derramó por toda la nattn ;aleza.
Los Padres, imbuidos en el platonismo, aplicaron estas ideas
é lo qne se dice en el Evangelio del Padre, del Hijo, y clel
Espßritu Santo, y del Verbo que se llama Dios : Los que se
cougreg iron en Nicía en el a‡o ele 3 ˆ. 5 , consagraron estas
misutas ideas, condenando é Arrßo : ele este nmodo se formaron
los misterios del cristianismo , sin haber pensado en ellos Je-
sucristo ni los Apóstoles.

7i( PLA
Este sistema, é mas bien delirio ele los socinianos, se sos-
tiene en una obra intitulada el Platonismo descubierto : le
abrazé l' Clerc en su Arte crítica , part . 2 ., sccc . 2 . cap . 2,
nóm . i i ; en su llist . Eccles . sccc. 2, cap. 2, y en el tomo
i o ele su I~ibliut . Universal . Para probarlo prodigé su erudi-
cic~n, las conjeturas y los sofismas, aplaudiendo mas de una
~vez su propio trabajo . El P . Balté, jesuita, le refuta en su De-
fensa de los Santos Padres acusados ele platonismo, publi-
cada en el aßo de t 7 r r . Beausobre, Jurieu y otros protestan-
tes acusaron tambien de platonismo Á los antiguos doctores
de la Iglesia ; Brucker en su llist . erit . d e la filos . tom . t .á,
pÁg . 667, y Mosheini en michas ele sus obras, renovaron la
misma acusacion ; y llegé Á ser una especie ele dogma é artí-
culo de f† entre los incr†dulos y protestantes .
Examinar†mos sobre esta materia : i .á CuÁl fue la ver-
dadera opinion de Platon sobre la naturaleza Divina y el ori-
gen ele las cosas . 2 .á Si el P . Balté :iustifit ‡é verdaderamente Á
los Padres contra la acusacion de plctonismo . 3 .á Si los Protes-
tantes, y en particular Moshcim, consiguieron refutarle. 4.á Si
es cierto que el nuevo platonismo de los ecl†cticos causé en
la Iglesia tanta turbacion como se pretende .
.t .á ˆCnt<il fu-e la opinion de Platon respecto ó ici natu-
raleza Divina, y cí la formaciot del inundo? Los críticos
anti g uos y modernos que estudiaron la doctrina ele este fi léso-
fo confiesan la gran diliculra I que hay en descubrir su verda-
dera opinion en medio ele las tinieblas en que parece haberse
envuelto, y sus frecuentes contradicciones . Despees ele haber
Iticido todo lo clue (lice Brecher eu su (l ist . cría . d e let filos ., se
sabe lo mismo que despues ele haber consultado Á Platon . En
su Ti meo y en el suplemento Á este diÁlogo es donde princi-
palmente Habla de Dios y del inundo ; y ele su doctrina lo mas
que se ,puede sacar, es :
z .á Admite un Dios eterno, inteligente, activo y pode-
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rolo, bueno y ben†fico para toda la naturaleza, autor del rrlun-
(lo, y que hizo cl mejor posible . Dejemos disputar Á los crí-
ticos sobre si Platon concibié la idea de Dios como un ser
puramente espiritual , é como un espíritu mezclado con mate
‡
ria ; si segnn †l, formé Dios el inundo desde la eternidad, é
en tiempo : esta disputa nos parece que se reduce mas bien Á
discusion sobre palabras , que sobre cosas .
2 .á Supone tina materia eterna como Dios, dotada de un
nmovimiento confuso y desarreglado, y que Dios Puso en or-
den para fabricar cl inundo : por consiguiente, no admite la
creaciou por reas que sus discípulos se enpenen ett que
la sostiene .
3 . á Llama logos, verbo é palabra, la inteligencia, la ra-
zon y el conocimiento con que Dios hizo su obra ; pero no
considera esta palabra mental cono un ser subsistente, o co-
mo una persona : nada ha y en sus obras, con due se pueda
probar clue tuvo esta idea, y los socinianos engaUau cuando
dicen lo contrario .
4.á Dice gneDioscuandoforncí el mundo, siguié unmode-
lo, un plan y una idea arquetipa, que le representaba las cuali-
elades, las proporciones, las perfecciones de su obra y cada una
de sus partes . Concibié el modelo como un ser subsistente,
eterno , intnutable , y le da el nombre de animal, é de ser
animado y eterno ; scntpiternnm aitirnnl ; slice que Dios hizo
el mundo conforme Á este modelo eu todo lo posible . Tales
son las ideas eternas de Platon, ele que tanto se (hablé : †l con-
eebia la Ilea de Dios corno activo Á la manera de un hombre ;
pero j :unÁs confundié este modelo con el logos .
ijotíni-
5 .á Llatna Á Dios Pculre del mundo, y al rntlntlo h
co, O ónica obra, el Dios cngritArado, la irncígeri ciel Dios
ni al mo-
irnlcli, iblc, peto nunca dié estos nombres al logos,
delo aro]uetipo del mundo . Los Iras (le los comentadores de
.Platon no hicieron esta observacion tan importante, y con-

758 PLA
fundieron é logos con este modelo, aunque Platon los distin-
gue con la mayor claridad . De aquí sacaron que este filosofo
miraba é logos como una persona é quien ciaba el nombre de
Dios, ó Hijo ele Dios : doble error sin fundamento algmto en
las obras de Platon, y del cual abusan con mala fó los so-
ci n la tíos .
S .ß Supone que Dios concediÁ al mundo tina alma, y
que la colocÁ en medio del universo : consiguiente é esta doc-
trina llama al mundo animal inteligente, Á un ser animado
dotado de conocimiento ; pero no dice precisalrlente ele donde
tomÁ Dios esta alma , si la sacÁ ele sí mismo por emanation,
Á del seno ele la materia : en el Tunco hay espresiones que fa-
vorecen tina y otra opinion ; pero es falso que llamase é e&ta al-
nia el espíriru ele Dios en ninguna de sus obras : al contrario,
la consideraba siempre como una sustancia compuesta de es .
píritu y de materia . Despues de haber distinguido la sustan-
cia indivisible ó inmutable, de la divisible y variable, dice
que Dios con una mezcla sacÁ una tercera naturaleza, que
es un medio entre las dos, y que participa de ambas natura-
lezas .
7 .ß En efecto , es preciso que mirase esta alma congo tina
sustancia divisible , porque dice que los astros y todos los
globos, sin esceptuar la tierra, son otros tantos seres anima-
clos, vivos ó inteligentes, cuyas almas son partes desgajadas
ele la grande alma del munido ; y consiguientemente llama é
todos estos grandes cuerpos animales divinos , dioses celestes,
dioses visibles : dice que la tierra es el primero y el mas anti-
guo de los dioses que Iza) , en el recinto del cielo, y clue Dios
es el artífice y el padre de todos estos dioses .
8 .ß Estos dioses visibles , dice , engendraron é otros invi-
sibles, aunque pueden dejarse ver cuando fuere de sn agra-
do : estos áltimos, mas jÁvenes que los primeros, son la rnul-
tizud de demonios Á genios que adoraban los pueblos con los
PLA 75 9
nombres de Saturno, de Jápiter, de Ventes, etc . Aunque no-
sotros no podencos , contináa , concebir ni esplicar su naci-
miento, y lo que se refiere de ellos no se funde en ninguna
razon cierta ui probable, sin embargo, es preciso creer é los
antiguos, que se llamaron hijos ele los dioses, y debían co-
nocer é sus padres , y nosotros darles cródito segun las leyes .
De este modo, por respeto é las leyes sanciona Platon la Teo-
gown de llesiodo y de otros autores de mitología , aunque
en otros lugares hace profesion de despreciar las fébulas .
9 .ß A estos dioses ele facha posterior concediÁ Dios, Padre
ciel Universo, la c :oruision de formar é los hombres y é los qui-
ntales . Platon refiere con gravedad el discurso cine Dios les
dirijo sobre esta materia, y el emperador Juliano le repite
como un oréculo ; pero siendo estos operarios incapaces de
criar las almas, tomÁ Dios el cuidado ele proporcionérselas,
desgajando partículas del alma de los astros, y del mismo ori-
gen salieron las almas ele los hombres y las ele los animales .
Sin errthargo, eu tin lugar ciel Tirneo, dice Platon que Dios
para formar las alteras de los hombres, reuniÁ los restos de
la gran alma del mundo en el mismo vaso en que habla for-
mado esta . Esto esutta alegoría, dicen sus comentadores, que no
se debe tomar literalmente, y nosotros consentimos en ello,
Sería inátil llevar tilas adelente la description (le las vi-
siones de Platon : lo que a†ade sobre la preexistencia del alma
de Iurs hombres, sobre su trasmigraciou desltues cíe su muer-
te, sobre la felicidad eterna ele los justos y penas de los ma-
los, es tan ab=urdo como lo que antecede . Con razon al co-
menzar su BiÁlogo exhorta Platon é sus oyentes é que invo-
quen con ól la existencia Divina , para poder hablar ele Diosí
y del mundo , y acordarse de que no le era posible a†adir
nacía (le ciaßrto é lo que habían dicho los tiernas f lÁsofos . Esta
cottfesion humilde es diana de notarse, aunque el resto ele su
trabajo prueba que no fueron oídas sus plegarias .

760 PLA
Asi, pues, no nos sorprenderé q ue los Padres de la Iglesii
desprecien y ridicu':icen los delirios Ile este gran genio, é
quien no duda Ciceron llamar el dios de los filísofos
. Pero
no podemos menos de estraóar la obstinacion de los socinia-
nos y protestantes en sostener que los Padres sacaron (le este
calcos su doctrina del Verbo Divino y Ile las tres personas
de la Santßsima Trinidad . No hay mas que fijar la atencion
en nuestros evangelios, en lo clue dice san Juan en el cal_, . t .Á
y san PdbIo en sus epßstolas sobre este mi-torio, -y se veré si
los Padres despees de haber recibido estas divinas lecciones
pudieron inclinarse é conser-Áar el mas mßnimo resto de pla-
tonismo : vamos é esponer las pruebas positivas de lo con-
trario .
11 . áLet dcfcnsa de los Santos Padres acusados de pla-
tonismo , compuesta por el P . Imit† es sélidci , o insu f cien-
te? Claro esté que esta obra no podia merecer la aprobacion
de los protestantes enemigos declarados de los Padres : escri-
bií este sabio, (lice MoAbcitn , con mas erudicion que exacti-
tud . Quisi†ramos que nos (ligera, en qu† dejí de ser exacto .
Nosotros sostenemos que lo fue mucho mas que sus adversa-
rios; estos solo alegaron conjeturas, y †l les opone pruebas po-
sitivas : h†las aquß en compendio .
1.
0 Los Padres, lejos de estar prevenidos en favor de la
filosofßa pagana en general, la miran como falsa y engaóosa,
porque fue el fundamento del politeßsmo y de la idolatrßa, y
los filosífos, en vez Ile corregir este error, trabajaron en per-
petuarle : ya hemos visto que este fue el crßrnen particular de
Platon . Lus Padres protestan, que cuando se hicieron en sila-
nos, renunciaron la filosofßa de los gr lejos y abrazaron la de
los escritores sagrados, é quienes llamaban bérbaros los grie-
gos.
2 .Á Lejos de adherirse mas i la doctrina Ile Platon que é
la de las otras escuelas, los Padres impt .~ CP uaron y combatieron
a PLA 761
con preferencia el sistema de Platon, por la fama que gozaba
entre los Paganos de nn filísofo (le luces y (le sabidurßa . De
ninguno hablaron mas mal los Padres, ni é ninguno auibu-
yeron tantos errores . Miraron sus escritos corno el origen de
los delirios (le todos los antiguos liereges,
3.Á Eu vez (te tomar de Platon ninguno de sus dogmas
teolígicos, atacaron cou la mayor fuerza sus opiniones pura-
mente filosíficas, respecto é la eternidad Ile la materia, é la
formation ciel mundo, y é la naturaleza y destino del al-
ma , &c . ; y demostraron la falsedad de todas estas opi-
niones .
4. Á Principalmente sobre la naturaleza, los atributos, y
las operaciones de Dios , arg‡~eron los Padres contra Platon
atribuy†ndole los errores mas groseros . áComo pudieron pues
tomar de †l las ideas de la Trinidad ? En otra parte ver†mos
que la pretendida Trinidad platínica nada tiene de comun
con la que nosotros creemos, y que la primera no es obra de
Platon , sino Ile los nuevos platínicos . V†ase Trinidad .
5.Á Los Pa tres acusaron é Platon de haber tornado Ile
Mois†s y de los julios lo que escribií con algue acierto sobre
la Divinidad, aunque lo echí é perder y corrompií, por ha-
berlo mezclado cou sus propias imaginaciones . Por consi-
guiente es un desatino el pensar que lucieron una miscelé-
nea cou la doctrina de Platon y la Ile los Libros Sagrados .
6.Á U no de los artßculos fundamentales de la filosofßa de
Platon era, se uu dicen sus discßpulos, que los seres espiri-
tuales † inteligentes salieron de Dios por emanacion, aunque
no lo sostiene positivamente : v al contrario, los Padres dicen
clue todos los seres distintos de Dios recibieron la existencia
por creaciora : dogrrm que mina todo este sistema filosífico
por los cimientos . V†ase Ennanacion . El P. Baltí prueba to-
dos estos hechos con testimonios espresos de los Padres que
vivieron en los cinco primeros siglos .
TOMO YI 1 . 96

769, PLA
é Veremos dentro de un momento clue los mas sabios
protestantes sostienen que los Padres (le la Iglesia fueron eckc-
ticos, esto es, que hacian profesion de no adherirse í ninguna
secta particular de filosofia : luego es falso que fueron plató-
nicos nias bien que estóicos ó pitagóricos .
Estas razones nos parecen mas que suficientes para alejar
de todos los Padres en general la acusacion de platonismo;
pero hay otras que particularmente pertenecen í los Padres
de los tres primeros siglos . Por el pronto debemos borrar del
nßmero de los sectarios del platonismo í los Padres Apostóli-
cos, porque segun nuestros mismos adversarios, estos santos
varones no fueron elocuentes, sabios, ni filosófos , agi como
tampoco lo fueron los apóstoles , sus maestros ; sin embargo
distinguen en Dios tres personas . En cuanto í sus sucesores,
es preciso confesar que fueron hombres ele instruction y (le
literatura . Ahora bien : en primer lugar los Padres disputando
contra los paganos para probarles la unidad de Dios alegan la
opinion de Platon . quien no admitÁa mas que un solo Dios ;
pero aáaden que este filósofo se contradijo í si mismo, y des-
conoció la verdad admitiendo cieslmcs dioses secundarios . Si
algunos dicen trie habló ciel Verbo Divino aáaden que no pu-
do conocerle bastante bien, porque este conocimiento solo se
puede adquirir por la revelation : despees citar†mos sus pro-
pias palabras.
Muchos de los Padres sostienen due Arrio y sus secua-
ces tomaron de Platon su error contrario í la Divinidad del
Verbo . ‡Cómo podernos pues persuadirnos ele que tambien
tomaron su doctrina del mismo filósofo los que condenaron
í aquellos beregcs?
3.é Dice Le Clerc que se equivocaron los Padres creyendo
ver en Platon la Trinidad , segun nosotros la admitimos, que
la doctrina ele este filósofo sobre este punto es muy diferente
de la de la Sagrada Escritura . Nosotros confesarnos clue asÁ es ;
PLA 763
pero es falso que se .liubiesen engaáado los Padres ; har†nios
\er lo contrario .
y .é Por mas clue digan los soeinianos, nuestra f† respee ˆ
to Át la persona del Verbo, su coeternidad con el Padre, y
su Divinidad, se enseáa mucho mas claramente eu el evangc-
lÁo de san Juan , clue en las obras (le Platon . Luego los Padres
no tornaron su doctrina (le este filósofo, sino ele los evange-
listas . Es un absurdo el suponer que bebieron en un manan-
tial tan turbio, y no eu una fuente tan clara . Le Clerc en su
comentario sobre el cal), i .) del Evcurg . de sun Juan se atre-
vió í decir que este Apóstol tenia ci entendimiento preocu-
pado con las ideas platónicas de Filon . Los iuer†~lulos, que
siempre aáaden algo sobre los protestantes, dicen que el prin-
cipio del evangelio de san Juan fue sin (luda obra (le algue
platónico : ele este modo las acusaciones ele los protestantes
contra los Padres recaen siempre sobre los escritores sagrados .
Para justificar completamente í los Padres del it y rii
siglo, no se redujo el P . B .rltó í razones generales ; y prueba
la falsedad de la acusacion respecto í cada uno en particular,
Estos Padres son sari Justino , Taciano, Aten :igoras, Ilermias,
san TeóEilo de AntioquÁa , Clemente de AlejandrÁa , Tertu-
liano, OrÁgenes y san Ircn†o .
San Justino Babia sido platónico antes de si, conversion_,
y dejó (le serlo desde su laautisn -mo : no conoce mas filosofia
Dial.
que la de los Libros Sagrados, y asÁ lo declara en su
Ctcnt lr~ph, . nÁlm . y 8 . Sostiene que Platon y Aristóteles n7o-
fueron ca haces de esplitarrtos las cosas dtl cielo, porque ni
siquiera conocÁan las de ací abajo, ni estan nunca de acuerdo
. ad Grre-
sobre el origen y los principios de las cosas ; Cohort
cos, nÁun . 6, 7 y 8 . Piensa que Platon tornó de Mois†s lo
(tel EspÁritu ele Dios
que (lijo del Dios Supremo, del Verbo y
aunque lo entendió nlal . `' No pensarnos pues, aáade san Jus-
‰ tino, como los filósofos ; ellos son los que copian lo que
 64 PLA
7 765
énosotros decimos . Entre nosotros hasta los ignorantes cono-
cen la verdad, prueba de que no viene de la sabiduría bu-
émana, sino del poder de Dios" .,Ilzol . i . ' nóm. 6o. ßEs
esto hacer mucho caso de las ideas ele Platon ?
Taeiano principia su discurso contra los griegos poniendo
en ridículo Á los filásofos, su doctrina, sus contradicciones y
su ignorancia : no perdona utas Á Platon , que Á los otros ;
y hablando del Verbo Divino, de su generation eterna , y de
la creation del mundo, no muestra Taciano la menor sospe-
cha de Haber tomado cosa alguna de Platon . Cont . Grcec.
orat. nóm. 2 , 5 .† Declara que renunciá toda la filosofía ele
los griegos y de los romanos y todas sus opiniones por abra-
zar las ciel cristianismo : nóm . 35 .
AtenÁgorac, Legat . pro Christ ., nc'im . 6 y 7, reconoce que
Platon creyá la existencia de un solo Dios formador del mun-
do, aunque no le atribuye la idea ciel Verbo Criador . Dice
que los filásofos no tuvieron bastantes luces para encontrar la
verdad respecto Á la naturaleza Divina, porque no estaban
ilustrados por el espíritu de Dios . El discurso de H.errnias es
una mofa (le los filásofos paganos , y no perdona mas Á Pla-
ton , que Á los (lemas filásofos . Ilerin.ice irri.sio Gentilium
Plzilosoplzorcun . San Teáfilo de Antioquía en el lib . 2 † act
Autolyc . nóm. 4 .†, 9† y to, les echa en cara la oposicion que
se nota entre sus diferentes opiniones, y todos los errores que
mezclaron con las verdades : sostiene que solo los Profetas
conocieron el Verbo Divino, Criador y Gobernador del
mundo.
San Iren‡o en el lib . ---o adv . liares . lib . 2†, cap . 14,
nóm. † y 3 .,, , dice que los valentinianos tomaron sus ideas
de los filásofos que no conocían Á Dios, y singularmente de
Platon, todos sus delirios y errores . Ninguno de los Pa
tires profesa mas claramente la igualdad y la coeternidad
de las tres personas Divinas ; pero advierte que ninguno
PLA
puede conocer Á Dios Padre, ni Á su Verbo, sino por una
revelation espresa : lib . 4-', cap. 20, ni' ,') . 4 y 5 . Por consi-
guiente estaba bien lejos de atribuir Á Platon estos conoci-
mientos .
Clemente de Alejandría es Á quien con mas audacia ca-
lumnia Le Clerc entre todos los antiguos : dice que este Pa-
dre no era platánico, sino ecl‡ctico , que tomaba ele todas
las sectas lo que le convenía, que copiaba de los filásofos
todos los dogmas que le parecian tener alguna relation con
la doctrina cristiana . De aquí. toma ocasion para acusarle ele
haber mezclado con la teología todas las opiniones de los fi-
lásofos paganos. Pero copiar los dogmas ó opiniones no es lo
mismo que adoptarlas ; de lo contrario tansbien seria preciso
atribuir Á este mismo Padre todas las contradiciones de los
antiguos filásofos, porque todas la refiere . La ónica razon en
que se funda Le Clerc es , que Clemente cita los dogmas de
las diferentes sectas sin refutarlos, ni reprobarlos : cr‡e tam-
Lien que los mas se fundan ónicamente en testimonios mal
entendidos de la Sagrada Escritura . Luego este Padre tiene
por falsas toclas estas opiniones, puesto que no las cr‡e fun-
dadas sino en una mala inteligencia . Las refuta suficiente-
mente , cuando hace profesion de no reconocer por verda-
dera filosofía, sino la que enseˆá Jesucristo, ni por filásofos
sensatos sino los que fueron inspirados por Dios ; Siroco, lib . 6 .',
cap . 7, &c . En el lib . 5†, cap . 14, pro . 73e, dice que los grie-
gos no conocen cámo Dios es Seˆor, ni cámo es Padre y Cria-
dor, ni la economía de las ciernas verdades, sin que lo
aprendan de la misma verdad .
El que quiera saber el modo de pensar de Tertuliano
respecto Á los filásofos paganos y Á su doctrina, no tiene mas
que leer los primeros capítulos de sus prescripciones contra
los licre,,es : sostiene clue todas las heregías nacen de las di-
de la de Pla=
ferentes sectas de la filosofía , y singularmente

766 P L A
ton : se burla de los que inventaron tin cristianismo estoico é
.platénico , y no quiere que haya nada de cornun entre la
Academia y la Iglesia ., &c .
Menos circunspecto Orígenes, dié mórgen ó mas funda-
das quejas, porque los otros Padres le acusaron ele su esccsi-
vo gustoo al estudio de la filosofía : ßl mismo lo confiesa , fun-
dóndolo en buenas razones , torn . i . . de sus obras, póg . 4 : se
ve tambien uno precisado ó reconocer, que no fue platénico,
sino eclßctico
: que recomendaba ó sus discípulos el que no se
adhiriesen ó ninguna secta filoséfica , sino que buscasen eu-
tre todas las opiniones las que les pareciesen mas verdaderas ;
OrigezziÁzn, lib . 2, cap . I , níun . , . Por consi uicute no debe-
rnos seguir ó Huet, quien acusa ó Orígenes de haber querido
sujetar los clo,Linas del cristianismo ó las opiniones ele Pla-
ton , en vez ele hacer lo contrario . Ibid .
Es verdad que escribiendo contra Celso lib . 6, náni . á,
dice, clue Platon hablé del hijo de Dios en el lib . i , de los
Principios , cap . 3 ; dice tambien clue los filésofos tuvieron
alguna idea del Verbo ele Dios ; pero al mismo tiempo anade
que en esta materia nadie puede discurrir (le un modo cou-
l-orme ó la verdad , sino los que fueron instruidos por la re-
velacion , por los profetas, por los Apéstoles y Evangelistas :
sin duda no concedié este privilegio ó Platon . Esplicando los
primeros versículos del Evang . de san Juan, en los que se
trata del Verbo Divino , no se acuerda de citar para nada la
.opinion ele los flésotos .
As† , pues, nada mas real fundado y mas injusto , que
la acusacion de platorusino lanzada ó la ventura contra los
.Padres de los tres primeros siglos : aun es usas absurda cuan-
do recae sobre los Padres posteriores al concilio ele Nicea,
corno Lactancio, Eusebio, y san Agustnr_ El P . Balté justi-
fica completamente ó este santo doctor en particular : por-
.que algunas alabanzas que dieron los Padres ó Platon,
PLA 767
no bastan
plato- para colocarlos entre los discípulos del
.
111
‡Opusieron los protestantes alguna razon sélida con .
tea las pruebas dcl P . Balzé? llosheim no menos prevenido
contra los Santos Padres , que Le Clerc, varié el estado (le la
cuestion . No se trata, dice, ele saber si los Padres abrazaron to
.
(la la filosofía de Platon, sino de saber si tomaron de ßl mesaras
cosas ; pues esto no se puede negar, porque los Padres siguie-
ron las opiniones de los eclßcticos, y estos hablan adoptado
una parte de la doctrina de Platon, y por eso se llamaron
n.ucvos hlatunicos .
Pero nada sirve decir sin fundamento que los Padres to-
oraron machas cosas ele Platon , si no se nos sciiala lo que to-
rnaron : nosotros lo negamos mientras no se nos liaba ver por
las razones que liemos referido . Cuando un dogma se liai-la es-
preso en la Sagrada Escritura, es tin desatino empeˆarse en
que los Padres lo tomaron ele Platon, y no de los escritores
sagrados, protestando lo contrario estos santos doctores . Cla-
ro estó grte la cuestion entre Le Clerc y el P . Balté era sobre si
los Padres tomaron de Platon . las ideas que tuvieron de las
ti-es Divinas personas y ciel misterio de la Santísima Trinidad ;
nosotros hicimos ver que no hay nada de esto, y el acusador
(le los Padres debe quedar enteramente confundirlo . Debié
reflexionar 117oshcim, que persistiendo en sostener q ue los Pa-
dres tomaron mucho de Platon, siempre dó mórgen ó los so-
cinianos para decir que los Padres tomaron ele este filésofo lo
que dijeron del Verbo Divino, y del misterio de la Santísi-
ma Trinidad ; pero este crítico Parece mas amigo (le los so-
cuiianos due ele los Padres . Brucker aun llevé el empeˆo mas
adelante , tratando al P . Balté con una altanería y un despre-
cio intolerables en su Ilist. Critic . ele let Ji'losojía, tom . 3, pó-
gin . 272 , 396, etc . Falta saber si los Padres abrazaron real-
mente cl sistema de los eclßcticos, en quß sentido y hasta quß

768 PLA
punto le siguieron : esta discusion seré mas larga de lo que
nosotros quisiíramos .
El sistema (le los eclícticos, dice Moslaeim, tuvo por autor
é un tal Ammonio Saccas , que enseóaba en la escuela de Ale-
jandrßa, hécia el fin del siglo ir . Por firio le acusa de haber
apostatado ; pero Eusebio sostiene que viviÁ y muriÁ cristia-
no . Para conciliar estas clos opiniones , distinguen otros dos
Ammonios, uno pagano, y otro cristiano : verímos en un nmo-
niento si 111osheim tuvo razon para preferir la opinion ole Por-
firio, tanihien apÁstata, é la (le Eusebio . Nos parece que Celso
hacia ya profe ion de eclíctico , mucho antes de Ammonio.
Sea lo que quiera, el sistema de los eclícticos se reducia é
no adherirse é ninguna secta particular ole filosofßa , sino ele-
gir ole las diferentes escuelas las opiniones que parecen mas
verdaderas . Su intento era , no solo conciliar los dogmas de la
filosofßa con los del cristianismo , amoldéndolos y corrigiín-
dolos unos con otros , sino persuadir que el cristianisrno na-
da enseóaba ole mas que los filÁsofos ; que estos hablan des-
cubierto las mismas verdades que Jesucristo, y que sus discß-
pulos las habian entendido maá, y esplicado peor : Este pírfido
proyecto tendßa nada menos que é poner los dogmas del
Evangelio al nivel de las opiniones humanas, y dejar é los
hombres en libertad de tornar Á refutar lo que tuviesen por
conveniente. Fécil es deducir las funestas consecuencias que
debia tener tan insidiosa doctrina : cuidÁ mucho Moslicim de
desenvolverlas y exagerarlas .
Esto es lo que hizo en su Hist . Eccles. del siglo II, part .
2 , cala . t , † 4. Y siguientes , y singularmente en una diserta-
cion sobre la turlncion que causaron en la Iglesia los nuevos
platÁnicos : De turbatct her rccentiores plutÁnicos Ecciesid :
esta es una de las que trabajÁ con mas aparato de erudicion ;
y serßa ole desear que la hubiera escrito con igual buena fí.
Drucker en su ,l/ist . Crßt . de ici filos . tom. . 2, pég . 337, no
PLA
7 69
deja de adoptar casi todas las ideas de Alosheim ; pero fue re-
futado en regla por el autor ole la Historia del Eclecticismo
que apareciÁ el aóo de r 766 en dos tomos . Víase Eclícticos.
Moslreirn nos parece denle luego injusto con Ammonio,
porque le acusa sobre la palabra de Porfiriode haber renun-
ciado el cristianismo, y ole haber sido el autor del malicioso sis .
tema (le los eclícticos . "Porfrio, dice, debia conocer mucho
‡mejor é Ammonio que Eusebio ." Pero este no se contenta con
asegurar que Ammonio viviÁ y muriÁ cristiano, lo prueba con
las obras que dejÁ este filÁsofo . No hay duda que Porfirio es un
calumniador de Orßgenes, cuando dice que naciÁ y se educÁ
en el paganismo, porque es constante que sus padres eran
cristianos , y que su padre Leonidas fue mértir de la Sí de Je-
sucristo. No seria entraóo que Porfirio calumniase tambieu é
Ammonio, diciendo que abrazÁ el paganismo, desde que prin-
cipiÁ é ser sabio : Eusebio Hist . .Ecles . lib . 6, cap 19 .
"No es probable, dice Aosheim, que un cristiano sincero
>ry constante fundase una secta tan enemiga del cristianismo,
‡como la ole los eclícticos , ni que estos quisiesen reconocerle
opor su maestro ." En hora buena ; pero si Ammonio hubiese
sido apÁstata y enemigo declarado del cristianismo, ˆes proba-
ble que Orßgenes y Clemente de Alejandrßa, siendo tan celosos
cristianos, consintiesen en ser sus discßpulos? Con todo, se
supone que estos clos Padres tuvieron por maestro éAmmonio,
aunque esto no se prueba sino con la narracion de Porfrio .
Nos vemos, pues, precisados por la misma evidencia é
distinguir clos especies d e eclícticos, clue confunde malicio-
samente Alosheim . Unos pensaban que para convertir é los
paganos literatos, y prevenidos por la filosofßa, y para com-
batir con ventajas é los hereges que se preciaban de filÁso-
fos, era de la mayor utilidad cl conocer las opiniones de las
diferentes sectas de filosofßa, no adherirse é ninguna, elegir
y Mos
de ellas las opiniones que pareciesen mas verdaderas,
T0,90 "VI' . 97

rr0 PLA
trar que estas verdades no eran contrarias é los dogmas del
cristianismo : por consiguiente podia tino ser buen filísofo sin
dejar de ser buen cristiano . Tal fue el eclecticismo de Pante-
no, ele Clemente de Alejandróa, de Orógenes y de otros Padres :
nosotros sostenemos que este sistema nada tiene ele reprensi-
ble, que lejos de haber sido pernicioso é la religion, la fue
muy ßtil . y que contribuyí efectivamente é la refutacion (le
los hereges y é la conversion de muchos hombres ilustrados .
VÁase Filosojóci, Filísofo .
Otro, eclÁcticos eran tinos filísofos maliciosos y falaces,
que para detener los progresos ciel cristianismo, escogieron ele
las diferentes escuelas de filosofóa las opiniones que, é fuerza
_de paliativos, podian asemejarse en la apariencia é los dogmas
del cristianismo, para persuadir é los talentos superficiales que
los filísofos habian descubierto la verdad tan bien corno su
mismo Jesucristo ; y que no habia necesidad (le renunciar su
doctrina para abrazar la del Evangelio .
áQuÁ pruebas hay para demostrar que Ammonio abrazí el
eclecticismo de esta segunda especie, y no el de la primera,
siendo nias antiguo? El mismo Mosheim nos refiere un hecho
que parece disculpar é este filísofo . hist . Christ . secc . 2 , S . 53,
pég . ?76, nos dice que los gnísticos hablan tomado su siste-
ma de los filísofos orientales : que Valentino, cuando le adop-
tí, hizo los mayores esfuerzos por fundarle en algunos testi-
monios del Evangelio, esplicados en tin sentido móstico : en es-
to vemos c1 dolo (le los eclÁcticos puesto en accion por este he-
resiarca ii principios del siglo 11 . Valentino murií antes que
Ammonio pudiese pertenecer é la escuela de Alejandróa, y se-
ria fécil demostrarlo con un célculo cierto . Celso, aun mas an-
tiguo, habla ya tenido el mismo manejo para combatir al cris-
tianismo, sin tener necesidad ele las lecciones (le la escuela de
Alejandróa . Finalmente, Mosheim nos enseria que este era el
artificio general de los gnísticos . Instit . .hist . Christ . 117c j.
PLA
a .' part. cap. 5, S 5, y los gnísticos son del tiempo de77los 1
Apístoles. Es verdad que AMU- 10 , 110 tuvo pordiscó pu
loé Plo-
tino, pagano celoso ; pero áesté probado que Áste conserví con
fidelidad la doctrina de su maestro? Antes de oór las lecciones
de Ammonio, habia sido Plotino discópulo ele otros muchos
filísofos : despues ele once arios de mansion en la escuela ele
Alejandróa, fue é la Persia para consultar é los filísofos orien-
tales ; y es probable que Ammonio no conocií su doctrina,
y que fue mas bien Plotino quien hizo la mezcla estravagante
ele la filosofóa oriental con la doctrina de Platon y de los de-
nias filísofos griegos . Pero este artificio, volvernos é decir, aun
es mas antiguo que todos los sugetos de que hablamos ; y por
otra parte este sistema eclÁctico se formí poco é poco, no li-
géndose ninguno de los que le abrazaron é seguir las opiniones
ele sus maestros . Plotino, Porfirio, Jémblico, 1 -Iierocles, &c .,
le arreglaron cada uno é su modo ; y es un desatino juzgar de
las ohinóones deAmrnonio por las de Jérnblico, que vivií 150
at†os clespues, y vendernos la opinion de un solo eclÁctico co-
no la de toda su secta ; sin embargo esto es lo que trata de
hacer Mosheim . Ibid . S 9 .
Por lo deinas poco nos importa que fuese Ammonio, Plo-
tino, ß otro cualquiera, quien inventí la secta de los eclÁc-
ticos anticristianos ; nosotros no tratamos esta cuestion sino
para mostrar la debilidad de las conjeturas y discursos de
Mosheim . Tenemos que acusarle cóe un delito mas grave, y
es cl haber dado é entender que los Padres adoptaron este
sistema cou todo lo que tenia de malo . l)espues de haber tra-
zado el plan elite supone haber concebido Ammonio, a‡ade :
"Esta nueva especie ele filosofóa, que tuvieron la impruden-
cia de adoptar Orógenes y otros cristianos, fue muy perjudi-
cial é la causa del Evangelio, y é la simplicidad (le la doctri-
na ele Jesucristo, &c." Ibid. S . r2 . áEs verdad que estos cris-
ˆ
tianos adoptaron el eclecticismo de los gentiles ; y quee mas ad

~~ PLA
7 773
heridos al filosofismo que é la religion, trataron de sujetar la
doctrina del Evangelio é la de los filísofos, mas bien que per-
suadir que la una era casi lo mismo qne la otra? Ya liemos
visto que acusaron de este defecto é Orógenes, aunque el m is.
mo protesta lo contrario . "Despues ele haberme entregado,
ßdice, enteramente al estudio (le la palabra de Dios, y vien-
do que venian é recibir mis lecciones hereges y hombres se-
ßdientos de erudiccion griega, y singularmente filísofos, resol .
ßvó examinar los dogmas de los hereges, y las verdades que
ßse precian ele conocer los sectarios de la filosofóa ." VÁase
Eusebio Hist. Ecles . lib. 6 . cap . 19 .
Por lo inisnio no se habóa dedicado Orógenes é este estu-
dio por inclinacion é la filosofóa pagana, sino por el deseo ele
instruir é los filísofos y é los hereges : su principal estudio ha-
laia sido el de la Sagrada Escritura ; y los eclÁcticos paganos no
áeguian el mismo mÁtodo, ni tenian el mismo motivo . Prin-
cipia sus libros de los Principios, que son su obra mas filo-
sífica, diciendo que todos los que creen que Jesucristo es la
misma verdad , solo en su palabra y en su doctrina buscan la
ciencia de la virtud y de la felicidad : esta ciencia es cabalmen .
-te la que se llanca Filosofóa . En esta misma obra prueba nues-
tros mismos dogmas, no con discursos filosíficos, sino por la
Sagrada Escritura . Cuando confiesa que algunos filísofos grie-
gos conocieron é Dios, a†ade con san Pablo que no le glori-
ficaron como é Dios, y que se estraviaron en sus ideas y pen .
samientos, etc . Cont . Cels . lib. 4, n‡m. 3o . Esto es lo que
nunca confesaron los eclÁcticos paganos . Ya hemos visto como
pensaba Clemente de Alejandróa .
Creyí Mosheim que debia endulzar lo amargo de su acu-
sacion contra los Padres . En su disertacion (le Turbata, etc.,
n‡m. 5 .ˆ, dice que los filísofos cristianos, enga†ados por le-
ves apariencias, torraron porr verdades cristianas las que no
lo eran : que la causa de su error fue la inclinacion é la filo-
PLA
Sofóa, la ignorancia y la debilidad de su entendimiento, que
por falta ele examen introdujeron en la doctrina cristiana al-
gunos dogmas y précticas, que no tenian couexion alguna
con ella . De cuyas resultas abrazaron la moral de los estoicos,
mas austera cine la del Evangelio, las sutilezas de la lígica
de Aristíteles, las reas de las opiniones (le Platon respecto é
Dios, é los ‰ngeles y é las almas, y creyeron que este filíso-
fo las habia aprendido en los libros de los judóos . Mosheim
quiere probar estos hechos importantes con el testimonio de
san Agustin, quien dice que si los antiguos platínicos vol-
viesen al mundo, se haróan cristianos, variando bien poco en
sus maximas y expresiones : paucis mutatis verbis atque sen-
tentiis : Lb de Veme Religione cap . 4, n‡m. 6 .ˆ
Pero san Agustin se esplicí suficientemente en este niós-
roo lugar : i . ˆ Pone una restriccion respecto al gran n‡mero
ele los platínicos, si fueran, dice, segun pretenden . a .' Ha-
bla de los que ense†aban que para encontrar la verdadera fe-
licidad se debe despreciar este mundo, purificar el abra con
la virtud y sujetarla al Dios supremo . Estos filísofos hubieran
tenido poco que variar en sus opiniones respecto é la verda-
dera felicidad ; pero solo se trataba ele este punto. 3 .ˆ Hubie-
ran tenido poco que variar en comparacion de los filísofos de
otras sectas, como los epic‡reos, los stratínicos, los pitagíri-
cos, etc. Mosheim dií é las palabras de san Agustin un senti-
rlo violento, separéndolas de lo que antecede .
Es demasiada osadóa el tratar de ignorantes í de talentos dÁ-
biles é Orógenes, admirado como un prodigio de sabiduróa por
todos los filísofos ele su tiempo : é Clemente de Alejandróa,
cu y a erudition testifican sus obras : é un Atenégoras, que fue
uno de los mas sabios apologistas, etc . : pero todo es licito é
los protestantes cuando se trata de denigrar é los Padres . Eu
cuanto al amor escesivo de la filosofóa, hicimos ver que los
Padres dijeron de ella mas mal que bien,

PLA
774
Es falso que enseéaron una moral mas severa que la del
Evangelio : Demos refutado esta acusacion, tratando de los
diferentes puntos ele moral en los que at can los protestantes
í los Padres . Vóase Abstinencia, Bigamia, Celibato, IYTorti . fi-
cacion, Virginidad, etc .
Tambien es falso que estos Santos Doctores adoptasen las
opiniones de Platon respecto í la Divinidad, í los íngeles y
í las almas ; al contrario no ha y ninguno entre estos objetos
en que no hubiesen acusado los Padres í este filßsofo ele los
errores mas groseros ; y cuando dijeron que Platon habia to-
mado algunas verdades de los libros sagrados, aéadieron que
los habia entendido mal y alterado en sus escritos .
En cuanto í las sutilezas de la lßgica, teniendo los Padres
que disputar con los bereges, que liacian de ella un Liso con-
tÁnuo, se vieron tambien en la precision de usarla ; pero nin-
guno abusß de ella tanto como los protestantes, que son los
mas híbiles solistas que jamís hubo eu el mundo : vamos í
ver algunos ejemplos .
IV . áEl nucvo platonismo de los eclócticos causß en la
Iglesia tanta lui bacion como pretende flIos†icim? D . Alaraud
en su Prefacio sobre san Tustino, part . 2 .', cap . t , S t, ha-
Lia dicho que Moslieim habia vendido muchas patraéas en su
disertacion de Turbata, etc ; y óste picado le replicß con ma-
cha acrimonia en el Prefacio del 2 tomo (le sus Disertacio-
nes sobre la historia Eclesiística . Sostiene que tuvo razor
en asegurar que los nuevos platßnicos babian turbado la Igle-
sia, y que los Padres adoptaron el nuevo platonismo, en
cuanto sus opiniones izo atacan ni destruyen los ])rimeros
elementos del Cristianismo . AquÁ tenemos ya una restriction
que no habia puesto en su disertacion . Si los Padres hubie-
ran adoptado lo que dijo Platon ele Dios, de los íngeles y de
las almas, hubieran sin duda destruirlo las primeras pruebas
del Cristianismo .
PLA
Cita en su favor j ." í Tertuliano, quien asegura que77 5
Pla-
ton fue el maestro de todos los liereges ; y
podia tanmbien aéa-
dir que Tertuliano, censura con viveza í los que introducen
tan Cristianismo estßico ß platßnico . Pero ála acusacion de
Tertuliano contra los bereges abraza tarnbien í los Padres? No
se atreve Mosbcirn í sostenerlo : "= Sin embargo, dice, no se si-
‡guc que la Iglesia dejß de ser turbada por los nuevos platß-
>micos ." Fraude conocido : la cuestion se reduce ˆnicamente í
saber si los Padres fueron cßmplices en cl delito de los nuevos
platßnicos bereges, y el pasage de Tertuliano no lo prueba,
antes la doctrina de los Pudres demuestra todo lo contrario .
2 .‰ A San Agustin que dice que los platßnicos para
ha-
cerse cristianos , no necesitaban culis que variar algunas mí-
ximas y opiniones . Ya hicimos ver que Mosheirn violentß el
sentirlo de este Santo Padre.
3 Š‰ A Sinesio, obispo de Tolemaida, en el siglo v. Segun
Petavio, este obispo hablaba en sus himnos de la Trinidad co .
mo verdadero platßnico, y la concebÁa lo mismo que dice Pro-
clo que la entendiß Platon . Se conoce, dice Aloshcim, que es-
te cristianismo platßnico debiß extenderse por todo el obis-
pado ele Sinesio, por todo el Egipto , y aun entre otras na .
clones . Si hemos de dar cróJito í los discursos ele este crÁtico,
pacece que S inesio , obispo de un pueblecito de la Cirenai-
ca , cerca de los desiertos de la Libia, tuvo tanta autoridad
eu la Iglesia como san Juan Crisßstomo , san Agustin y san
Leon ; pero esto es una locura . Deberla reElexion tr que es im-
posible explicarse en poesÁa con tanta exactitud como en un
tratado teolßgico : que los himnos ele Sinesio , poeta antes de
ser obispo, no son la profesion de fó de Sinesio, que óste no
fue sin duda tan insensato que manda=e í su rebaéo estudiar
sus himnos en lagar del catecismo . En el siglo v decayeron
en el imperio romano el nuevo platonismo, y la secta de los
eclócticos : asÁ lo confiesa Alosheirn eu su Discrtacion , nˆm.

77 6 PLA
1 r . san Juan Criséstomo, san Gerénimo, san Isidoro de Da-
mieta , san Cirilo de Alejandría y otros ilustraban con susi
luces el Oriente ; y es un desatino el sostener que precisamen-
te en aquel tiempo un obispo del Egipto introdujo en la Igle-
sia el platonismo . Pero nuestro hóbil sofista confunde las ßpo-
cas, embrolla los hechos , y atribuye ó los Padres del segun-
do y tercer siglo las ideas de los filésofos paganos para cau-
sar ilusion ó sits lectores .
Lo que dice ele san Justino vó teas directamente hacia
el objeto : sostiene entre Don Maraud que este Padre creyé
haber visto en Platon la Trinidad de los cristianos , porque .
asegura que este filésofo habla del Padre , del Verbo , y del
Espíritu Santo , y que piensa que Platon sacé este dogma de
algunas expresiones ele Moisßs Ául enterzdidcrs . Apol . t . a nám.
éo . No disputaremos sobre este hecho, del cual solo se sigue
que un entendimiento preocupado por un dogma, o una opi .
nion, fócilmente cree verle en todas partes en que halla es-
presiones por poco anólogas que sean ó sus ideas ; pero no-
sotros sostenemos con D . Marand, que si san Justino no es-
tuviera muy instruido en el dogma de la Santísima Trinidad
por el Evangelio y por la fß de los cristianos, sin duda no cree-
ria encontrarla en Platon . Tengamos presente lo que dice en
su Cohort . ad Grcec . nám . 8 . " Nosotros no pensamos corto
Álos filésofos, y ellos son los que copian lo que nosotros de-
Áeimos" Vßase Trinidad Platénica, 3 .
Pero lo esencial es lo que Mosbeim infiere de las pruebas
que le sirven de fundamento . Se siguen, dice, dos cosas ; la
una é que los Padres se equivocaron por una peque†a seme-
janza entre las espresiones de Platon y las de la Sagrada Escri-
tura, é que fingieron de intento esta semejanza pata enga†ar ó
los paganos . Para conseguirlo, é recibieron la doctrina de Je-
sucristo segun las ideas de Platon, é conformaron las opiniones
ele ßste con la cr--encia de los cristianos : cualquier partido clue
PLA 787
se tome, siempre se seguiró que los Padres fueron platéni-
cos que introdujeron en la Iglesia el platonismo, y que de
este modo corrompieron la pureza de la fß de los cristianos .
Falsas consecuencias : solo Mosheini es reo de la mala fß
que quería atribuir ó los Padres . Estos nunca trataron de en-
ga†ar ó nadie, y si alguna vez se engaitaron ellos mismos,
su error no fue grave ni pernicioso . ‡Quß es lo que querian
los Padres? Hacer ver ó los paganos entusiasmados por la filo-
sofia, que la doctrina cristiana respecto ó la Trinidad de las
personas en Dios no es absurda ni contraria ó la luz natural,
porque Platon dice algunas cosas que casi se le parecen . Pa-
ra que los Padres tuviesen derecho ó discurrir así , no habla
necesidad de que fuese completa y perfecta esta semejanza,
basta que fuese por lo menos aparente : tocaba ó los paganos
observar si Babia mucha diferencia . Por consiguiente los Pa-
dres no tenian necesidad (le corregir ó Platon por el Evan-
gelio , ni de reformar este por las ideas de Platon ; y tan le-
jos estuvieron de pensarlo, que dicen que este filésofo enten-
dié mal , é corrompié lo que habia leido eu los libros sagra-
dos . ‡Pudieron acaso formar el proyecto de introducir en la
Iglesia una doctrina que tenian por r)zal entendida, mal pe-
netrada, y peor explicada por un filés o fo pagano?
No importa : Moslteim los acusa de este pecado en su
hist . Christ . sig . 2 , S 34 . "Ellos esplicaban , dice , lo que
Árefieren nuestros libros sagrados del Padre, del IIijo y ciel
ÁEspíritu Santo de modo que cozwiniese con las tres natrr-
Áralezas en Dios, é las tres hipostases que admite Platon, Par-
Ámßnides y otros ." La falsedad de esta calumnia queda de-
mostrada por lo que acabanios de decir . Tambien es falso
que Platon, Parmßnides ni otros fifésofos antiguos admitiesen
en Dios tres hipéstases é tres personas . Vßase Trinidad Pla-
ténica .
Pero no es del agrado de los enemigos de los Padres el
TORIO VII . 98

7 83 PLA
ver ni confesar el verdadero designio de estos Santos Docto-
res, que era el de inspirar é los paganos la menor aversion
posible é la fí de los cristianos . Suponen (file los Padres por
pa,ion ciega en favor de la filosofóa, singularmente ele la de
Platon, y por empeiio en sostener las opiniones clue habian
abrazado antes (le ser cristianos, junto con el deseo de sedu-
cir é los paganos, emprendieron introducir en la Iglesia el
platonismo, y que este proyecto los fascinß hasta el estrerno
de desconocer la diferencia que habla entre la doctrina de
Platon y la ele Jesucristo , ß les sugeriß la malicia ele querer
conciliarlas . Bien puede ser que los eclícticos paganos obser-
vasen esta conducta para perjudicar al cristianismo ; pero
que los Padres hiciesen lo trismo para servirle cou utilidad,
y (lue ele este modo tuviesen menos talento y tllenos pruden-
cia que los eclícticos paganos, nos parece imposible .
En vano hemos demostrado é nuestros adversarios que
la pretendida adhesion de los Padres é la flosoFa pagana es
absolutamente falsa , porque la desacreditaron cuanto pudie-
ron, y protestan haberla renunciado cuando se hicieron cris-
tianos : que es falsa su prevencion en favor del plutorrisnto,
porque ponderaron los errores de Platon como los de los otros
filßsofos , y le acusaron de haber corrompido lo que habla
tomado de los libros sagrados : no importa, no por eso desis-
ten los enemigos (le los Padres .
Supongamos por un momento lo que Mosheim no quie-
re disputar, que lejos de alterar la (loctrina cristiana con el
Á)latwusmo , Ius Padres corrigieron este por la doctrina cris-
tiana : prevu1ttanios áen quí pudo corromper este ])lutonis-
nao reformado del modo dicho la pureza de la fí? lllosheirrt
110 se (li"nß esl.)licarlo . Sat Justino, por ejemplo, slice que
Platon adinitia un Dios que llanta 'Padre, el Verbo por el
cual fueron hechas todas las cosas , y el espóritu Clue todo lo
Penetra pero todo el mundo confiesa escepto los socinianos,
PLA
78 9
que Platon no tiene é estos tres seres por tres personas snh-
sistentes , coeternas y consustanciales ,
sino por tres aspectos,
ß tres operaciones de la Divinidad : este es el modo con que
lo entienden tarnbien los socinianos . Al contrario, san Jus-
tino considera al Padre , al hijo y al Espóritu Santo como
tres personas distintas, iguales y coeternas : atribuye é cada
una sus propias operaciones, y sostiene que todas tres son un
solo Dios . Preguntamos ási por explicar san Justino la fí de
esta manera corrigiß el Evangelio con las ideas ele Platon , ß
si reformß las doctrinas de este con el len ;nage del Evange-
lio, y en quí sentido esta doctrina asó cambiada se puede lla-
mat† platonismo, y quí males pudo cansar é la Iglesia? A oc-
sotros nos parece que los verdaderos platßnicos son los soci †
nianos y no los Padres .
ilIosheirn en su Disertrocion, n‡m . r3, dice que los eclíc-
ticos pacanos contribuyeron é refutar é los gnßsticos : esta
es una mentira de Porfirio, y nunca hubo necesidad de seme-
jante recurso . Los nuevos platßnicos no escribieron contra
los marcionitas, ni contra los maniqueos , quienes sosteniaii
corno los gnßsticos, que el mundo fue formado por tino ß mu-
chos seres inferiores é Dios . Aˆade que este pretendido re-
medio fue peor que la enfermedad
: veamos pues la cadena
ele desgracias clue produjeron los eclícticos .
I .', Este sistema debilitaba la prueba que sacaban nues-
tros apologistas de los errores groseros, contradicciones y dis-
putas que se notaban en las obras (le los diferentes lilßsofos :los
eclícticos eludian de este a r g umento , diciendo clue la verdad
se hallaba e-;p :ucida en las diferentes sectas, que era preciso
buscarla , y que (comprendiendo el verdadero sentido (le sus
opiniones, era facil conciliar‰ as ; pero átenóan mucho emba-
razo nuestros al :)ologistas en deshacer este subterfugio ? lllos-
Leitn confiesa lo absurdo ele esta pretendida conciliacion .
áQuiín seróa capaz ele conciliar é Aristßteles que sostenóa la

PLA
790
eternidad del inundo con Platon que le suponéa fabricado (le
una materia informe, &c ., &c .?í Quión tendréa bastantes lu-
ces para entres .icar algunas chispas de verdad del caos de tan-
tos errores? ílIabrß hombre que quisiese consumir su vida
en comparar los sistemas , sin poder averiguar lo que debia
creer ? Los eclócticos trataron ele verificar esta conciliacion
ß la luz del cristianismo , acercßndose ß nuestros dogmas y ß
las lecciones de moral del Evangelio : asé lo confiesa Mosheina
en su Disertacion, nÁm . 14, 15, 16 y 18 . Luego reconociata
cine solo con esta luz podia verificarse la eouciliaeion . í No
era esto confirmar el argumento de nuestros apologistas, en
vez de debilitarle ?
Acusaban estos ß los antiguos filásofos de haber dis-
currido sobre todas las cose, menos sobre Dios, sobre el des-
tino del hombre, y sobre sus deberes ; y los eclócticos trata-
ron (le emplear su estudio en estos objetos . Ibid. nÁm . 17.
Tanto mejor : esta correccion supone la realidad ele su culpa,
y el haberla reconocido lo debieron al Evangelio . Adoptando
la moral de Jesucristo en muchos puntos , le tributaban los
eclócticos un homena†c nada sospechoso, porque se vieron
precisados ß confesar que este Divino Maestro era un sabio
(lac habla ense‡ado cosas excelentes nÁm . 18) , y que no
podéan acusarle de ningun error : de lo cual se d e bi a inferir
clue merecéa mejor ser escucharlo que todos los filásofos ; y
Celso en el sido ii no disimulá esta confesion . En vano de-
céan Ins eclócticos due la docrina ele Jesucristo habla sido mal
ciueudida por sus discépulos ; se les podia preguntar íla enten-
deis vosotros mejor clue los clue fueron instruidos por el mismo
Je ucristo? Llanta aqué no vernos en quó podéa dehilit_~r el sis-
tema de los eclócticos los argumentos de nuestros apologistas .
3 .† Las d ,-)s principales brochas de estos Áltimos (mm la
santidad de la moral cristiana y las virtudes y milagros del
Sali'allor : los eclócticos no se atrevieron ß disputar la una ni
PLA
la otra , Ibid . nÁm . 23 ; pero copiaron esta moral , 79 1
atribti-
yendo milagros y virtudes al famoso Apolonio Tianeo, ß Pi-
tagoras, Plotino , &c . ; y sostuvieron que con la Teurgia se
podia mandar ß los genios á demonios, y con su auxilio ha-
cer milagros , nÁna. 25, 26, 27 . Por desgracia no encontra-
ron testigos oculares que pudiesen asegurar los milagros y
las virtudes ele los filásofos tetargistas , al paso due los ele Je-
sucristo estaban publicados por sus mismos discépulos , sin
que los disputasen sus enemigos . Ya Celso habla buscado el
mismo expediente antes ele los eclócticos, y le saliá al revós ele
lo clue deseaba .
Es preciso hacer algunas reflexiones . 1 .' Nos parece que
Mosheirn contradice aqué lo clue sostuvo en otra parte . hist .
Ecle .s . sig . 2 .† y part. 2 . $ cap . 3 .† 4 7 y 8, dice, clue los pri-
meros defensores del cristianismo no fueron siempre afortuna-
dos en la election de sus argumentos, que las razones que usa-
ron para demostrar la verdad y divinidad ele nuestra religion,
no son tan convincentes, como las que usan para probar la fal-
sedad y la impiedad del paganismo . En su disertacion supone
que todos estos argumentos cran perentorios, antes clue los
eclócticos hubiesen tratado ele debilitarlos . 2 . † No se disputa
sobre los esfuerzos, astucias y sofismas de los eclócticos pars
enervar las pruebas del cristianismo y retardar sus progresos,
sino sobre si sus sofismas prueban algo, y son convincentes .
Si sus esfuerzas de nada sirvieron , si nada lograron, sino que
resplandeciese eras y mas la Omnipotencia ele Dios, clue sos-
teraia nuestra religion, ídánde estßn las desgracias que resul-
taron ? Nosotros debemos juzgar por el suceso ; y no bay du-
da (le que con todos sus artilˆcios no pudieron impedir que
el cristianismo se hiciese la religion dominante, ni que su
secta decayese y acabase con el paganismo . 3 .'' Nlosheim se
sale ele la euestion : debéa probar singularmente el mal clue
hizo ß la Iglesia el eclecticismo de los Padres, y gasta catorce

792 PLA
é quince artículos de su disertacion en demostrar los males
que produ in el eclecticismo de los filósofos paganos , y esto es
prodigar sia fruto la erudition con el ßnico fin de distraer Á
los lectores del verdadero punto en cuesrion . Lo mismo ha-
ce Brucker en toda su obra . En el nßiu . 2ß y 29 trata Mos-
heini de p-ob-tr que los artificios de los eclácticos mantuvic-
ron Á muchos p .iginos en su religion : puede ser ; pero no lo
prueba . hicieron , dice, apostatar Á muchos cristianos ; sin
embargo no nos cita mis que nu solo ejemplo positivo, esto
cs , el del emperador Juliano . Es verdad due este espíritu~va-
no , 1i` ambicioso á inclinado al f .inatismo , se dejó ar-
rastrar a la idolatría por una desenfrenada curiosidad de cono-
cer lo futuro, y de hacer prodigios con la teureí .i . Esto es
lo que le o! ligó Á dar crádito ,í las promesas dc. MÁximo y
ele otros fik,sofos paganos due le rodeaban ; pero no ha y
prueba ninguna ele que le hubiesen seducido los argumen-
tos filosóficas . San Basilio y san Gregorio de Nazianzo habían
estudiado con ál conociándole desde su juventud , y pre-
vieron clue seria un príncipe muy malo . San Gregorio Naz
Orat. 4 .'i , .
nßm 122 .
Otros , slice Moslicirn, en el nßni . 3o , quedaron como
neutrales entre las dos reli~ionrs : así lo hicieron Arriano,
Marcelino , Cilciulio , Símin ico y Teinistio . En hora buena ;
pero †sabemos nosotros lo motivos de esta indiferencia , y
estamos seguros de que fueron los ar` ;uincutos de los eclf~c~ti-
cos ? En el seno del cristianismo se hallan liombres indiferen-
tes en materia ele religion por carÁcter y sin motivo algu-
no fundado , y no debemna estrariar clue los hubiese tambien
entre los hombres ducados en el paganismo . †CuÁntos vemos
de este temple en el nacimiento del protestantismo?
Finalmente : nuestro crítico en el níun . 33 drsenvnelve los
defectos de los Padres contaminados con el nuevo platonismo,
Algunos, dice, formaron una religion interpolada de filoso-
PLA 793
Fía y de cristianismo, corno Sinesio, que negaba el fin (le‡
mundo y la resurrection futura . Aun cuando esto fuera cier-
to , no dejaría (le ser ridículo el sostener que un Hombre que
yerra sobre dos artículos de nuestra fá, formó (le la religion
una miscclanea cou la filosofía . Sinesio pudo muy bi eu lia-
ber caído en estas dos opiniones falsas antes de tener la corn-
petente instruction ; pero no perseveró en ellas en su episco-
pado, ningun autor antiguo le acusa este defecto, y lo con-
trario se-demuestra en la Hist. de L'Ecletisme, ton) . r, ar-
ticulo 6, pÁg . 157.
Nuestro sabio crítico hace una larga dcscripcion de los
errores que enseˆa el autor de las clenzentinnis, judío mal
convertido , Á quien miran los mas de los escritores corno un
herege ebionita : por consiguiente no es un Padre de la
iglesia .
Una de las mÁximas ele la moral de Platon y de los nue-
-vos platónicos, era que es lícito mentir y engaˆar por el
bien y utilidad pßblica : cle aquí salieron las imposturas de
los eclácticos, y los falsos libros que suplantaron con los nom-
bres de Hermes, de Orfeo, etc . Convertidos estos filósofos al
cristianismo , dice Mosheim, conservaron esta opinion , y la
siguieron al pie de la letra : Orígenes, san Geróuirno, san Juan
Crisóstomo y Sinesio, la enseˆan espresamente, y todo el
mundo sabe que hay muchos libros supuestos, interpolados
y falsificados en los primeros siglos . De aquí tomaron su ori-
gen las falsas historias, las falsas leyendas , los falsos milagros
y las falsas reliquias . Dissert . nßm . 4t y siguientes . Eu el ar-
tículo Fraude piadoso, liemos justificado Á los Padres ele tan
temeraria acusacion ; y liemos probatio, que Moslieim se hizo
reo del crimen clue tiene la osadía cde atribuirles, en el hecho
de acusarlos ; porque no se puede disculpar con la ignoran
, las impostu-
cia . Tambicu liemos probado que las mentiras
ras , las falsas historias, y los pasages de autores truncados ó

794 PLA
falsificados, etc ., son los principales medios de que se valieron
los pretendidos reformadores para fundar su secta, y hacer
odioso el catolicismo : que aun en el dia sostienen muchos
moralistas protestantes la inocencia de la mentira oficiosa ; y
la que les debe parecer mas oficiosa y mas inocente, es la que
asan para persuadir é un prosílito su religion . El mismo Mos-
heim atribuye esta perniciosa doctrina al cílebre ministro Sau-
rin, aóadiendo que sß pecÁ en esto fue leve su pecado ; Dist,
T., celes . sig . 18, á . a5 .
Los controversistas, contin†a Noslieim en el n†m . 48,
observan que los Padres sujetaron é las ideas de Platon los
dogmas del libre alvedrßo, del estado futuro de las almas, cße
su naturaleza , ele la Santßsima Trinidad, y de otros clue per-
tenecen é estas materias . Sin duda quiso hablar de los con-
troversistas protestantes y socinianos, enenugos jurados ele
los Padres, porque los controversistas catÁlicos prueban todo
lo contrario , y hubieran reducido al silencio é sus enemigos,
si estos hubieran conservado algue resto de vergiicnza y de
honradez .
En el n†m . 49 , dice MZosheini, que el platornisrno ele los
Padres fue el origen de las ceremonias clue se introdugeron
en el culto religioso, y lo que hizo creer la potestad de
los demonios sobre los cuerpos y las almas, la virtud de los
ayunos, de las abstinencias , ele las mortificaciones, de la con-
tinencia y del celibato para vencer y ahuyentar estos espßritus
malignos : y clue tal fue la opinion ele Porfirio y del autor de
las clcrnentinas . Concluye dando con mucha d evociÁn gra-
cias é Dios porque el protestantismo purgÁ la religion ele to-
das estas supersticiones .
Hablando de las ceremonias, de los demonios, ele los ayu-
nos y de las mortificaciones, &, e., hicimos ver que la doctri-
na y préctica de la Iglesia CatÁlica, se fundan no en el pla-
tonismo, sino en la Sagrada Escritura y en el ejemplo de Je-
PNE 79 5
sncristo , ele los ApÁstoles , ele los Profetas, de los Patriarcas
y de los santos (le todos los silos . Por taper limpiado el cris-
tianismo ele todas estas pretendidas enfermFdades, los protes-
tantes consiguieron extenuarle, ele modo clue puede asegu-
rarse que su cristianismo esté en la †ltima agonßa .
De este mosto resulta clespues ele un maduro examen que
la disertacion ele iVIoslceim sobre el nuevo plcrtonisino, obra
maestra ele erudition, (le talento y de sagacidad , solo se fun-
(la en un sil] fin de conjeturas, ele supuestos falsos y de so-
߇smas : due es muy é propÁsito para poner en movimiento
los talentos superficiales, y los lectores de poca ilustracion ;
pero no es la prueba de una crßtica exacta, juiciosa y re-
flexiva .
Drucker no manifestÁ mucho juicio en el hecho de aclop-
tar todas las ideas (le lilosheim . El doctor Lardner, sabio ßn-
lís, conociÁ muy bien las consecuencias impßas y absurdas
ele las visiones ele estos clos luteranos, y las desenvuelve sa-
biau~ente en su obra intitulada Credibility of The Gachcl
.
IHistoryy, torn . 3 . Víase Trinidad PlatÁnica, Verbo Diento, cls
FNEˆMIATOMACOS . Víase IYlacedwn‰anos,
FIN DEL TOMO 1- 11 .
99
TOMO VII
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