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Título del artículo 197

«La contradicción dialéctica fundamental


Pierre Naville no es la que opone el trabajo penoso al tra-
y la otra sociología bajo atrayente, sino la que opone el trabajo
al no-trabajo.» [Naville, 1957: 351]
del trabajo *

P ierre Naville es para algunos soció-


logos españoles el «seguidor princi-
pal» de Friedmann, junto con Tou-
aine, en el desarrollo del «paradigma clásico
de la cualificación», paradigma que se caracte-
Jorge García López rizaría por su «determinación tecnológica»
[Castillo Mendoza - Terrén Lalana, 1994: 80].
Pierre Naville es también, para otros, el «padre
fundador, junto con Friedmann», de la
«corriente humanística» que animaba el «para-
digma clásico de la sociología del trabajo»
[Alonso, 1999: 181]. Colocar en una línea de
continuidad la obra y planteamientos de Navi-
lle con los de Friedmann es erróneo. Ahora
bien, atribuir a los planteamientos de Naville
tanto a un principio de «determinación técnica
de la cualificación» como a una línea «huma-
nista» de análisis sociológico centrada en el
trabajo concreto y en el taller, lo es aún más.
Ambos malentendidos se bastan para constatar
hasta qué punto la ingente obra de este «trots-
kista surrealista y desbordante» [Íbid.: 181] ha
resultado ignorada e incomprendida en Espa-
ña. El objetivo de este artículo consiste en dar
cuenta de los principales planteamientos teóri-
cos y metodológicos que armaron durante los
años 60 y 70 la sociología del trabajo asalaria-
do de este autor y sus más directos colabora-
dores. Pero las aportaciones de Pierre Naville
nos parece que pueden ayudar, también, a
abordar la cuestión de las razones profundas
que están determinando actualmente la progre-
siva separación e incomprensión mutua entre
las dos especialidades sociológicas aplicadas
al estudio de las relaciones laborales en el país
vecino: las sociologías trabadas en torno a la
«situación de trabajo» y las sociologías traba-
das en torno al «mercado de trabajo como
construcción social».
En las primeras, es decir, en las sociologías
«del trabajo», una misma preocupación central
se impone generalmente a los investigadores;
«la autonomía del trabajo en la empresa». Por
su parte en la, así autodenominada, sociología
«del empleo» es la creciente «heteronomía de

Jorge García López. Universidad de Castilla-La Mancha


Política y Sociedad, 38 (2001), Madrid (pp. 197-216)
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los individuos en el mercado» la que constitu- honiano, optimista?» aparecido ese mismo año
ye la problemática central sobre la que van a en Sociologie du Travai [Friedmann, 1962].
pivotar sus producciones. La puesta en rela- Un año después la discusión se centrará en la
ción de sus resultados nos coloca frente a dos cualificación del trabajo con la publicación de
figuras aparentemente incongruentes: el ope- una crítica de Naville (1963b) en los Cahiers al
rario o productor «enriquecido» en sus compe- capítulo de Friedmann y Reynaud aparecido en
tencias, «autonomizado» en sus responsabili- el Traité de Sociologie de Gurvitch (1962) 1.
dades laborales y «colectivizado» en las Nos centraremos a continuación en el primero
formas de aplicación concreta de sus capacida- de estos debates en el que Naville se servía de
des; el individuo-propietario de fuerza de tra- la polémica entre Marx y Proudhon para cues-
bajo «empobrecido» en su capacidad de nego- tionar los pronósticos de una reunificación del
ciación, «tutelado» en el proceso de su obrero mismo en y por el maquinismo.
transición hacia la ocupación, e «individuali- En el caso del obrerismo socialista del siglo
zado» y «particularizado» desde los instru- XIX, en el que Proudhon destacaba como uno
mentos aplicados tanto para la conquista de de sus mayores representantes, el «trabajo
sus empleos como para la regulación de las humano» era presupuesto como un a priori de
condiciones que los caracterizan. Situados la crítica política a la salarización capitalista
entre ambas perspectivas nos encontramos de la economía. Para Naville (1962) los auto-
ante grandes dificultades para resolver la res de Sociologie du Travail van a restablecer
siguiente paradoja: ¿cómo es que las nuevas la identificación entre el trabajo y la fuerza de
formas de movilización del factor trabajo trabajo que subyacía tras aquel concepto
devienen más técnicas (del proceso de trabajo proudhoniano de «trabajo»: la máquina, sinte-
a los mecanismos de entrada y salida del pues- tizando en sí misma los trabajos parcelados,
to de trabajo) y, a la vez, más personalistas (de posibilitaría una nueva unidad del trabajo a
la prescripción técnica de las tareas y los pues- realizar por el obrero (recomposición técnica
tos a la gestión flexible de competencias de los del trabajo) y, con ella, una nueva unidad para
individuos)? O, planteado de otra forma, el obrero mismo (recomposición social del tra-
¿cómo dar cuenta del hecho de que el proceso bajo) 2. Un primer estadio de independencia,
mismo de mercantilización e individuación de correspondiente al dominio del operador sobre
las relaciones laborales comprenda, simultánea su herramienta, es seguido por la instauración
y permanentemente, la necesidad de una reso- de una relación de subordinación provocada
cialización ampliada de la fuerza de trabajo? por la metamorfosis de ésta en máquina. La
herramienta transformada en máquina domina
ahora el trabajo del hombre imponiéndole sus
formas y sus ritmos. Sin embargo, siguiendo
1. Naville contra su propio desarrollo, el despliegue histórico
Friedmann: máquinas, del «medio técnico», al absorber en las máqui-
nas cada vez más tareas materiales humanas,
artesanos y taylorismos prepara el momento en el que las aplicaciones
específicas de los hombres se concentrarán en

L
el diseño y la gestión de los procesos.
a codirección formal entre Friedmann Por su parte, contra Proudhon, Naville
y Naville de los dos tomos del Traité (Ibid.) va a subrayar la disjunción, cualitativa
de Sociologie du Travail (1971) ha y cuantitativa, entre las operaciones tomadas a
determinado su asimilación. Sin embargo, los su cargo por las máquinas y las acciones toma-
planteamientos del uno y del otro son profun- das a su cargo por los operadores humanos.
damente diferentes. El contraste público entre Lejos de constituir una síntesis de «trabajos»
ambas perspectivas se produjo en torno a dos la máquina realiza una síntesis de herramien-
momentos: en primer lugar, las críticas direc- tas: las acciones y los tiempos en los que dicha
tas e indirectas volcadas por Naville (1962) y síntesis se realiza se presentan como radical-
Barrier (1962) a la sociología de la «división mente heterogéneos e inconmensurables en
del trabajo» de Friedmann encontrarán una relación con las acciones y tiempos de los
primera réplica de éste en el artículo «¿Proud- hombres sobre las mismas [Cf. Naville, 1962].
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Aquella equivalencia, defendida por la escuela entablada frente al «hombre orquesta de la


de Friedmann, entre operaciones humanas y automación» friedmanniano, comprendía en-
operaciones automatizadas sólo se mantiene tonces una interrogación esencial acerca de la
desde el supuesto de un continuum entre las naturaleza misma de las relaciones trabadas en
formas artesanales y las formas capitalistas de las sociedades modernas en torno al trabajo:
producción. Continuum trazado a partir de la lejos de suponer una desnaturalización o frac-
indisociabilidad de los operadores y las opera- tura contingente de una unidad natural pree-
ciones en el análisis de las situaciones de tra- xistente, la diferenciación entre trabajos y
bajo. Esta indisociabilidad remitía a una cohe- fuerzas de trabajo constituye, tanto la opera-
rencia interna del «trabajo» humano, por ción de la que ha dependido la emergencia his-
debajo de sus diferentes formas históricas, tórica de ambos elementos en tanto que cate-
contingentes, y le proporcionaba un contenido gorías y actores sociales, como el principio
ontológico: la hominización del medio natural; activo de la producción industrial moderna.
la recreación y consciencia de sí de la especie. Las implicaciones que acompañan la profundi-
Al hilo de las consideraciones que Marx reali- zación de dicha diferenciación lejos de cir-
za al respecto de los análisis proudhonianos cunscribirse a los espacios productivos, afec-
sobre la división del trabajo [Cf. Marx, 1987], tan a la globalidad de los tiempos y estructuras
Naville está denunciando una confusión con- que vertebran la reproducción de las relaciones
ceptual fundamental: aquella que, desde el sociales en su conjunto 3.
planteamiento precedente, se produce entre la El esqueleto del planteamiento de Fried-
división social del trabajo como hecho univer- mann se prolongaría ulteriormente bajo nuevas
sal y la división técnica del trabajo específica formas, hasta el punto de consolidarse como la
de los talleres y la explotación productiva de la ortodoxia europea en sociología del trabajo.
maquinaria moderna. Para Marx, la división Durante los años 70 los investigadores susti-
técnica del trabajo impulsada por la produc- tuirán el «medio técnico» por la «clase» como
ción industrial capitalista se desarrolla en con- motor de las transformaciones que se siguen
tradicción con la división social del trabajo del proceso de salarización de la producción;
gremial. Allí donde Proudhon establecía una por ejemplo, las obras de Bravermann (1987
continuidad esencial entre los gremios y las –1974–), Freyssenet (1977) y Coriat (1982). El
manufacturas industriales, entre los maestros y trabajador independiente, propietario de sus
los jefes de taller, entre los artesanos y los asa- medios de producción, y que trabaja para sí es
lariados [Cf. Proudhon, 1974], Marx subraya- sustituido por los asalariados, propietarios de
rá la ruptura y el conflicto. La división técnica su fuerza de trabajo y que trabajan para otros,
del trabajo se presenta históricamente como el mediante una expropiación arbitraria por la
producto de la agrupación inédita de trabaja- clase burguesa de sus medios de trabajo. Esta
dores indiferenciados (no de especialidades fórmula mantiene un isomorfismo básico entre
gremiales). Las máquinas, lejos de suceder y operación y operador deudor del establecido,
sintetizar los diferentes segmentos de trabajo en la sociología friedmanniana, entre la herra-
humanos que compondrían las especialidades mienta y el trabajador. La fenomenología del
y profesiones artesanales, constituyen herra- taylorismo desarrollada a partir del combate
mientas compuestas, combinaciones de útiles, entre el hombre y la máquina, es ampliada en
cuya explotación e integración general, como este discurso desde el concepto de «control»:
factores productivos, es correlativa y paralela la cualificación, el colectivo obrero, lo concre-
a la división técnica del trabajo manufacturera. to, el puesto, el saber-hacer, la práctica, etc., se
Por consiguiente, la división técnica del traba- enfrentan en un combate permanente con la
jo, en tanto que producto específicamente dominación, la dirección, la regla, la codifica-
capitalista, presenta como correlato la produc- ción, las directivas, lo formal, etc. Si la auto-
ción, movilización, y formación de fuerzas de matización productiva ofrecía para Friedmann
trabajo históricamente inéditas. Por su parte, la una síntesis posible entre trabajadores y traba-
utilización productiva de la máquina presenta, jos (la esperanza de un nuevo dominio de los
como su producto específico, la producción de operadores sobre su actividad), en las nuevas
nuevas habilidades y requerimientos cogniti- fenomenologías del «control del proceso de
vo-corporales en los operarios. La polémica trabajo» tales esperanzas volcadas en el
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maquinismo resultaban infundadas: el comba- elección de los patronos; favoreciendo, por


te sólo podrá finalizar por la absorción de uno último, la comparabilidad entre unos y otros
de los antagonistas en su contrario, por ejem- trabajadores mediante la homogeneidad formal
plo, por la disolución de la forma empresa en de la clasificación de títulos legitimada por la
el colectivo obrero. En ambos casos, sin unificación del sistema escolar. De tal manera
embargo, el taller se presenta como una estruc- que, desde el punto de vista de Naville, la tay-
tura autónoma y autosuficiente para el estudio lorización del trabajo, la socialización-institu-
del trabajo: se trata siempre de un espacio cionalización de los procesos de formación de
social homogéneo sujeto además a unos tiem- la fuerza de trabajo y la regulación estatal de la
pos de desarrollo abstractos. relación salarial resultan procesos implicados.
En los planteamientos de Naville, el tayloris- Procesos que convergen hacia una creciente
mo, racionalizando la producción, simplifica «desprofesionalización» (en el sentido de un
los puestos y las tareas de los operadores: uno distanciamiento de los estatutos obreros en
de los resultados de ésa racionalización consis- relación con las prácticas concretas de trabajo)
te precisamente en posibilitar las recomposi- de los asalariados, a su creciente movilidad
ciones variables de secuencias productivas, su sobre el aparato productivo, y a su mayor poli-
«adición», mediante su automación. Ahora valencia funcional en empresas y sectores.
bien, por el otro lado, esa racionalización per- Toda la reinterpretación de Naville acerca de
mite una penetración sin precedentes de pobla- los significados de la taylorización productiva
ciones desescolarizadas, ruralizadas, etc. en la en la postguerra se produce a partir de dos rup-
producción industrial, o sea, en el trabajo asa- turas fundamentales con los discursos prece-
lariado. Como hoy resulta evidente, esta uni- dentes: un cuestionamiento de los marcos perti-
versalización del trabajo asalariado como prin- nentes del análisis, que nos desplaza de la
cipal fuente de ingresos de las poblaciones empresa y el taller a las relaciones sociales con-
condicionaba las posibilidades de la regulación sideradas globalmente; un cuestionamiento de
estatal de la relación salarial. El agotamiento de los marcos temporales abstractos inscritos en
las poblaciones campesinas y la consiguiente las retóricas del «medio técnico» o el «control»,
necesidad de reproducción de la fuerza de tra- que nos conduce a abordar prioritariamente los
bajo asalariada a partir de sí misma explica una procesos temporales de sucesión en los que se
de las dimensiones esenciales que tomaría esta despliegan la sustitución-reproducción de la
regulación: la consolidación de mecanismos fuerza de trabajo y la renovación de sus cuali-
institucionales de redistribución de los ingresos dades y conocimientos. Ni los salarios, ni las
salariales. Redistribución que, por lo tanto, cualificaciones obreras pueden ser en este
constituye una autofinanciación de la clase marco analizados exclusivamente en la «situa-
asalariada, de su formación y reproducción, ción de trabajo», situación en la que determina-
por intermediación del aparato estatal. Por con- da fuerza de trabajo se encuentra ya vinculada a
siguiente, el enjeu empresarial fuerte ligado a un puesto de trabajo específico. Esta situación
la taylorización de la producción no consistía resulta, por el contrario, un punto, un instante,
tanto en «someter a los trabajadores», merman- en una cadena temporal estructurada por facto-
do su autonomía sobre el proceso de trabajo 4, res que la desbordan y determinan.
como en controlar y dirigir los sentidos de los
procesos de renovación de los conocimientos
(de su gestión particularista por las comunida- 2. Cuatro problemáticas
des obreras agrupadas en torno a los oficios, a
su gestión estatal a través del aparato educati- para una reflexión sociológica
vo). Esta evolución favorece la movilidad de la sobre el trabajo asalariado
mano de obra desde un triple punto de vista:
elevando el número de trabajadores en disposi-
ción de las competencias profesionales y las
disposiciones sociales requeridas para ser
incorporado en la producción; ampliando, en
P odemos encadenar las implicaciones
teóricas contenidas en esta interpre-
tación con toda una serie de interro-
consecuencia, las posibilidades de substitución gantes relativos a algunos de los lugares comu-
de un trabajador por otro y las posibilidades de nes más firmemente establecidos en el ámbito
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de la sociología del trabajo actual: ¿y si el con- relaciones entre el hombre y el «medio técni-
cepto de «división» aplicado al análisis de la co» y los correlatos empiricistas al nivel del
organización del trabajo en las empresas resul- taller (trabajador-máquina-tarea), que gene-
tara ya sociológicamente inapropiado desde, al ralmente funcionaban como ilustraciones
menos, la década de los 60?; ¿y si el resultado prácticas de las anteriores, son interpelados
de la aplicación de normas y cronometrajes sistemáticamente en su obra en nombre de
por puestos de trabajo no consistiese entonces otro planteamiento posible del problema. Para
en imponer sus máximos a los ritmos de las Naville, las relaciones y consecuencias socia-
operaciones de los trabajadores?; ¿y si, más les implicadas en la automación productiva
generalmente, el taylorismo no hubiera tenido van a situarse en la intersección entre dos
como objetivo la desposesión de los conoci- redes o circuitos heterogéneos que atraviesan
mientos y habilidades de los obreros, esto es, la producción: el que traba las máquinas y sus
su descualificación?; ¿y si los criterios que operaciones entre sí; el que traba a las hom-
determinasen cualificaciones y salarios no bres y las suyas entre sí. Si la vertiginosa
dependieran de la calidad y la cantidad de los introducción de la tecnología en la producción
trabajos concretos?; ¿y si la generalización del señala algún tipo de transformación o salto
taller flexible no implicara en ningún caso la cualitativo éste se refiere al relajamiento de
recualificación del trabajador sino la acentua- los vínculos, o la desconexión creciente, entre
ción de la separación entre el trabajador y su las operaciones maquínicas y las operaciones
trabajo? Estas cuestiones señalan el itinerario propiamente humanas en los ámbitos produc-
que vamos a realizar a continuación 5: de la tivos; de la creciente inmaterialización del tra-
automación de los procesos de trabajo a las bajo promovida por la automatización produc-
formas de la determinación social de los esta- tiva no van a seguirse ni la recomposición del
tutos obreros; de los estatutos obreros a la uni- trabajo, ni la recualificación del obrero. El
versalización de los sistemas educativos; de taller flexible, al igual que el taller fordista,
los sistemas educativos a la regulación-sociali- representa una modalidad de trabajo asalaria-
zación estatal de empleos y mercados de tra- do que consiste, precisamente, a diferencia del
bajo; de esta regulación-socialización estatal a artesanado, en la separación del trabajador de
la reflexión teórico-epistemológica sobre una su útil y del producto de su trabajo [Cf. Ala-
sociología aplicada al estudio del trabajo asa- luf, 1986].
lariado 6. En su obra, L´automation et le travail
humaine (1961), los diferentes grados de intro-
ducción de la técnica en Francia eran evalua-
2.1. LA AUTOMACIÓN: dos por sectores y ramas industriales, ponien-
Unificación estructural del campo do especial énfasis en las industrias de
industrial y distribución móvil procesos, aquellas en las que la producción se
de la fuerza de trabajo encontraba ya entonces estructurada en ciclos
continuos e integrados. Los resultados de este
El despliegue de la técnica en la producción estudio serán objeto, posteriormente, de una
y en la vida cotidiana se presentaba en el perí- amplia reflexión en su obra; ¿Hacia el auto-
odo de la posguerra como uno de los rasgos matismo social? Problemas del trabajo y la
definitorios de la evolución industrial. Un automación (1985 –1963–). En ella, el autor
gran porcentaje de los discursos sociológicos va a subrayar, en primer lugar, la necesidad de
sobre las relaciones laborales y el trabajo en trasladar los ámbitos de referencia y observa-
toda Europa tomaban como eje temático al ción, en la evaluación sociológica de las con-
maquinismo, sus significados y sus conse- secuencias de los fenómenos técnicos, de las
cuencias sociales. Los trabajos de Naville operaciones y las máquinas individuales a los
relativos a la «automación» comprendían fun- encadenamientos entre tareas y procesos.
damentalmente una interrogación crítica en Encadenamientos que se caracterizaban ya por
relación con los supuestos implícitos que la introducción de nuevos métodos de progra-
orientaban entonces los desarrollos contem- mación flexible para su regulación: «la opera-
poráneos sobre el tema. Las deducciones abs- ción es encadenada, controlada y ajustada a
tractas en torno a la transformación de las otras por normas y no por acciones materia-
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les» [Rolle, 1997: 213]. La máquina indivi- denamientos materiales, técnicos y humanos,
dual, en este sentido, resultaba cada vez más entre las tareas un lenguaje estrictamente sim-
un elemento dentro de sistemas técnicos com- bólico, de manipulación de signos codificados,
plejos cuyos espacios de actuación resultaban caracterizado por su elevado nivel de formali-
progresivamente ampliados. Esto supone que zación. La propia empresa no representa,
la máquina pierde su individualidad a la par entonces, más que una agrupación particular
que su autonomía [Naville-Rolle, 1971a: 354]. de diversas técnicas, métodos y procesos con
Esta nueva perfección y extensión técnica de vocación universalista; sus límites tienden en
la automatización de las conexiones y de la este sentido a difuminarse para convertirse,
flexibilización de su programación, se corres- ella también, en un punto de una, cada vez más
ponde con la extensión de los ámbitos afecta- extensa e interconectada, red económica y téc-
dos por el desarrollo tecnológico: de la auto- nica. Red que destaca como uno de los resulta-
nomización progresiva de las fuentes de dos de una tendencia a la unificación del
energía maquínicas, hasta la sustitución, codi- campo industrial, constatable a escala mun-
ficación y amplificación de funciones menta- dial. De esta manera, los sistemas de produc-
les de cálculo, pasando por los sistemas de ción y comunicación automatizados tienden a
transporte enlace y comunicaciones entre pro- aumentar la dependencia de las unidades pro-
cesos y los encadenamientos organizados de ductivas entre sí, haciendo simultáneamente
las reacciones de la naturaleza del producto posible tanto la descentralización geográfica
transformado 7. de las unidades de trabajo como su centraliza-
En segundo lugar, si la máquina como uni- ción administrativa y técnica. [Ibid.: 360-361].
dad de análisis pierde su pertinencia, también Por último, y como resultado, el marco de
pierde la suya el puesto-átomo (o puesto- análisis hasta aquí esbozado supone una ruptu-
máquina), entendido como el espacio elemen- ra radical con el concepto de «división», con-
tal de asignación del trabajo y operaciones templado en la época (tanto desde la determi-
humanas en la producción. Éste cede su lugar nación técnica de las tareas como desde la
al «puesto-constelación», en tanto que síntesis organización taylorista de los hombres en la
variable de conocimientos y capacidades producción) en tanto que rasgo definitorio
humanas requeridas por intervenciones cada clave del progreso tecnológico y organizacio-
vez más inespecíficas sobre segmentos pro- nal. La tarea «dividida», nos dice Naville, será
ductivos cada vez más amplios. Puestos cons- progresivamente sustituida por la secuencia o
telación o «funciones productivas» que, de función «distribuida»: la posibilidad de esta
esta manera, estructuran en torno a sí las nue- transformación presenta como su condición
vas posibilidades ampliadas de rotación o fundamental la heterogeneidad creciente entre
asignación móvil de las diferentes categorías el número y naturaleza de las actividades
de trabajadores. La mayor solidaridad técnica maquínicas y las humanas. La progresiva sepa-
de los procesos de producción promovida por ración entre las articulaciones en el tiempo
la automatización de los encadenamientos (duración, velocidad, ritmo) de las operaciones
directos entre tareas (a su vez previamente maquínicas y las operaciones humanas ejem-
automatizadas), esto es, la flexibilización de plifica esta situación, cuyo límite corresponde-
las modalidades de su mando o programación, ría a una asignación variable y circulante de los
contiene a la vez una tendencia a una univer- operadores sobre una amplia gama de puestos
salización de los lenguajes simbólicos que y funciones en los que se supervisa a intervalos
posibilitan las intervenciones propiamente discontinuos un proceso técnico completamen-
humanas sobre ellos. En consecuencia, cada te automatizado. Por esta razón, la movilidad
acción particular en alguno de los puestos- mayor o menor de los operadores puede ser
constelación entre los que se distribuye la tomada como el signo de una mayor o menor
acción humana en las empresas automatizadas diferenciación entre los tiempos-hombre y los
puede considerarse como una intervención tiempos-máquina, de una mayor o menor desu-
sobre cadenas de procedimientos y conoci- nión entre los trabajadores y sus herramientas:
mientos que continúan más allá de la empresa
misma. La solidaridad técnica entre procesos Ya no hay paralelismo entre las articula-
productivos superpone al lenguaje de los enca- ciones en el tiempo de las operaciones efec-
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tuadas por el hombre y las que ejecuta la las labores de supervisión y mantenimiento de
máquina. Las máquinas operan según sus instalaciones automáticas pueden resultar tan
propios tiempos de operación, y los obreros simples y repetitivas, y su carga o desgaste psi-
según los suyos. Ritmo, duración, velocidad, cológico tan nocivo, como las labores de
cantidad pueden ser muy diferentes los unos manipulación directa sobre la materia a las que
de otros. Una primera consecuencia de esta
situación es permitir a los operadores super- progresivamente sustituyen. Desde el punto de
visar varias máquinas, ligadas o no (…), vista de los sujetos, como vimos, la creciente
[Naville, 1985 –1963–: 203]. solidaridad orgánica, técnicamente trabada,
entre las funciones y los procesos productivos,
Esta situación señala a la par la pertinencia se corresponde con una mayor amplitud y
organizativa del concepto de «distribución» y variabilidad de los puntos de aplicación de las
la progresiva emergencia de una entidad aportaciones humanas, así como con una cre-
colectiva como titular material de la gestión ciente indeterminación y polivalencia de los
del proceso. Como conclusión, la disociación saberes y capacidades requeridas por dichos
de los tiempos-hombre y los tiempos-máquina puntos. Las rotaciones y polivalencias poten-
ampliando la discrecionalidad y la autonomía ciadas por este proceso allanan, en las unida-
de organización de estos últimos limita prácti- des productivas, la tendencia hacia una progre-
camente las posibilidades de aplicación del siva autonomización de los ámbitos humanos
principio de asignación máquina-hombre que de la gestión productiva en relación con los
caracterizaba los métodos tayloristas de ges- ámbitos estrictamente técnicos (esto es, por
tión del trabajo. Las asignaciones salariales ejemplo, el paso de los tradicionales departa-
determinadas por los cronometrajes contaban mentos de «personal» a los modernos departa-
con ésta última como condición sine qua non mentos de «recursos humanos») y preparan, en
para su viabilidad formal. ¿Cómo evaluar la sociedad globalmente considerada, el cami-
entonces las contribuciones individuales a la no hacia una movilidad generalizada de los
producción cuando los que trabajan son equi- trabajadores.
pos de trabajo sobre grandes secuencias pro-
ductivas con altos niveles de rendimiento? La
«división» deja así forzosamente de poder ser 2.2. CONTRATOS, SALARIOS
considerada como el nec plus ultra de la orga- Y CUALIFICACIÓN.
nización 8. La normatización institucional
El abordaje de Naville en relación con la de la relación salarial
generalización de la introducción del automa-
tismo en la producción contribuye a definir los La desconexión entre las operaciones
perfiles de las transformaciones esenciales que maquínicas y humanas, entre los tiempos-
vienen afectando al trabajo a partir del período máquina y los tiempos-hombre, decíamos que
inmediatamente posterior a la posguerra en contribuía a interrogar profundamente la rela-
toda Europa. Transformaciones que podemos ción aparentemente determinante de las opera-
resumir, en primer lugar, en un desplazamien- ciones técnicas particulares sobre los estatutos
to del objeto sobre el que se aplica el trabajo; obreros. Por ejemplo, al limitar de hecho las
y, en segundo lugar, en una socialización ten- posibilidades de la determinación de los sala-
dencial de las formas de su aplicación [Célé- rios en relación a la asignación simple hom-
rier, 1997: 163]. Desde el punto de vista del bre-máquina u hombre-puesto. Estas tenden-
objeto, la automación desplaza el trabajo de la cias convergen poderosamente con la
transformación directa de la materia, ahora evolución, constatable durante el mismo perío-
tomada a su cargo por las máquinas, hacia la do, seguida por la concepción clásica del con-
periferia de esta transformación, hacia su con- trato de trabajo hacia su progresiva amplia-
trol y dirección. No obstante, este desplaza- ción (o socialización) [Naville, 1971b:
miento del objeto del trabajo no significa ni 118-119]. Éste, efectivamente, se alejaba poco
una intelectualización de las tareas (en el sen- a poco del trabajo individual propiamente
tido de su enriquecimiento), ni una transfor- dicho para contemplar en sus formulaciones
mación necesariamente «a mejor» de las con- variables más generales. Variables relativas,
diciones concretas de la actividad de trabajo: por una parte, a las circunstancias medias del
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desarrollo de la actividad laboral por ramas o del grado de desestructuración de estos proce-
sectores industriales, así como, por la otra, a dimientos e instancias y su producto simbólico
las condiciones medias de reproducción de las específico: una cultura del trabajo edificada en
diferentes fracciones de la fuerza de trabajo. torno al puesto, la tarea y la calidad y cantidad
La vida fuera del trabajo encuentra una formu- de las operaciones efectuadas y los saberes-
lación explícita en los estándares contractua- hacer intransferibles de la que dependían.
les, relacionando directamente el salario con Ahora bien, ¿resultaron determinadas algu-
necesidades que se extienden a todos los na vez las remuneraciones en función de pro-
aspectos de la existencia del trabajador. Para cedimientos estrictamente técnicos aplicados
éstos, el salario se desconectaba de un contra- a la calidad y cantidades del trabajo aportado?
to personal ligado a la prestación de un traba- Las primas de rendimiento se presentaban a sí
jo determinado para transformarse en una mismas como el resultado de mecanismos
garantía de recursos globales. mediante los que se pretendía hacer variar las
Esta situación, sin embargo, no resultaba retribuciones en función de la producción. El
exenta de ambivalencias para el movimiento establecimiento de las normas de rendimiento,
obrero. Por un lado, contenía un principio de guiando la asignación de las magnitudes sala-
«profesionalización», o posibilidad de acumu- riales mediante el cronometraje por puesto de
lación y mejora de ventajas, pero que contaba trabajo, parecía reforzar el supuesto de que
como soporte con las ramas o sectores indus- éstas se seguían directamente del trabajo efec-
triales en detrimento de los grupos de oficios tuado. El trabajador buscaría rebajar la norma
que articulaban tradicionalmente las comuni- durante el cronometraje, consiguiendo cobrar
dades obreras. Por el otro, la socialización del más dinero por menos trabajo, mientras que el
contrato contenía también un principio de cronometrador y la dirección perseguirían ele-
«desprofesionalización» radicado fundamen- varla a su máximo posible, pagando menos
talmente en la «separación cada vez más per- salarios por más trabajo. Los factores que
ceptible entre el trabajo particular aportado y determinan las magnitudes salariales resulta-
el valor global del ingreso percibido como rían entonces básicamente comprendidos den-
salario» [Ibid.: 120], esto es, en el hecho de tro del perímetro de la empresa y de las rela-
que en la nómina se disociaba explícitamente ciones directamente establecidas entre sus
el estatuto del trabajador de sus actividades agentes. Por el contrario, para Naville y sus
directas de trabajo. De manera que esta pro- colaboradores, el sentido del cronometraje
gresión suponía una quiebra explícita de los lejos de apuntar hacia la constitución y la
criterios de justicia que sostenían la identidad imposición de normas máximas de rendimien-
comunitaria y las reivindicaciones obreras tra- to por puesto consistía en medir la resistencia
dicionales: «a igual trabajo igual salario» o, en obrera. El grado de oposición obrera señalaba
otras palabras, «deben ser las características el estado de hecho que existía en el taller
(duración, complejidad, dureza, etc.) del traba- como consecuencia de múltiples determina-
jo de cada uno las que determinen las cantida- ciones (relaciones jerárquicas, esperanzas de
des de la remuneración para cada uno». La promoción, importancia relativa de las sancio-
pertinencia aparente de dichos criterios de jus- nes o traslados, etc.). Es por lo tanto, precisa-
ticia contaba, como sus condiciones de posibi- mente, el conjunto de la situación de trabajo el
lidad, con los procedimientos de determina- que era medido a través de la norma. Ahora
ción por puestos de los rendimientos obreros bien, la situación de trabajo era aprehendida a
impulsados por la job evaluation. Pero tam- través del grado de consentimiento de los
bién con la relativa discrecionalidad obrera obreros a la organización jerárquica estableci-
sobre los mecanismos de adquisición y prepa- da por la empresa; consentimiento que, indi-
ración de conocimientos y habilidades habili- rectamente, medía la posición de la empresa
tada tradicionalmente en los oficios, así como en relación con la competencia. El obrero eva-
con los intentos patronales de delimitación de luaba las características de su situación de tra-
las cualificaciones en torno a las definiciones bajo fundamentalmente en función de la situa-
técnicas de los puestos de trabajo. Indirecta- ción del sector y las posibilidades que este le
mente, la extensión de la parte social del sala- ofrecía de gozar o no de remuneraciones o
rio en las nóminas era leída como un indicador ventajas superiores. Su resistencia o consenti-
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Pierre Naville y la otra sociología del trabajo 205

miento, por lo tanto, expresaba la situación de mente humanos –responsabilidad, coopera-


trabajo en la empresa en relación a las situa- ción, adaptabilidad, etc.–:
ciones de trabajo de sus competidores más
inmediatos [Rolle, 1962: 30]. La job evalua- Dicho de otra forma, la separación [entre
tion lejos de edificar una escala salarial desde los tiempos de las operaciones y los tiempos
las especificidades adscribibles a empareja- del operador] manifiesta sus efectos no sola-
mientos particulares de individuos y puestos- mente en las relaciones de trabajo sino tam-
máquina, se encargaba de medir el nivel «nor- bién en las formas de apreciación cualitativa
y jerárquica de estas relaciones. En estas
mal» de rendimiento de los obreros según las condiciones, es necesario admitir que no
condiciones generales del sector y conseguir existe ningún medio directo y «objetivo» de
que se adaptase a él el conjunto de la organi- cualificar un conjunto de puestos por razo-
zación productiva. De esta manera, y frente a nes puramente técnicas. La única medida
la evidencia inmediata, no sería un nuevo o que tiene un sentido social es la medida por
mayor peso de los factores sociales sobre la el tiempo de formación, tal y como la socie-
determinación de los salarios lo específico de dad lo exige en sus diferentes y variables
las transformaciones que subyacen a la niveles y que ella paga por utilizar 10 [Navi-
ampliación socializante de los contratos y los lle, 1985: 243].
mecanismos de remuneración. La ruptura fun-
damental establecida por estas nuevas formas La relación entre los tiempos del aprendiza-
jurídicas y estatutos obreros consistiría más je y los tiempos de la acción productiva se
bien en formalizar e institucionalizar a escala revela, sin embargo, como una corresponden-
global mecanismos de comparación entre con- cia entre dos órdenes heterogéneos [Cf. Navi-
diciones de uso y de reproducción de la fuer- lle, 1956]. De esta manera, si la cualificación
za de trabajo que precedentemente funciona- aparece comúnmente como una «categoría de
ban a escalas locales 9. la práctica» [Cf. Tripier, 1995] ello radica en
Es este mismo carácter social de los indica- el hecho de que resulta rigurosamente imposi-
dores necesarios en la determinación de los ble el jerarquizar los trabajos concretos según
valores relativos de las fuerzas de trabajo el una medida social única, ya sea exclusiva-
que se transparenta también, y cada vez con mente referida a los perfiles técnicos que
mayor intensidad, a través de los cambios en determinan las acciones concretas, ya a los
las formas de determinación de las cualifica- títulos educativos que sancionan los tiempos
ciones obreras. Por ejemplo, a través del cre- de formación seguidos por los operadores.
ciente papel desempeñado al respecto por los Dicho con otras palabras, si las empresas no
tiempos de formación (socialmente certifica- se bastan por sí mismas para determinar las
dos) de las fuerzas de trabajo. El análisis de modalidades de asignación de sus trabajado-
puestos, por su parte, parecía colocarse en res, tampoco éstos, a través de las familias o
condiciones de determinar la cualificación del de los títulos educativos instituidos por el
trabajador mediante las características técni- Estado, consiguen sobredeterminar ni sus des-
cas atribuidas por las oficinas de planificación tinos productivos ni las características de
a los diferentes puestos de trabajo. No obstan- éstos. No obstante lo cual, esta comparación
te, como ya vimos, tanto la progresiva pérdida entre las ventajas que procura la formación
de individualidad y autonomía de la máquina para tal comportamiento productivo y el costo
como la heterogeneidad y versatilidad crecien- que ésta entraña se efectúa permanentemente.
tes de los conocimientos y habilidades articu- Los diferentes tiempos se superponen y se
lados en tono a las nuevas secuencias produc- articulan, siendo así que las diferentes capaci-
tivas limitaban la viabilidad de estas tentativas dades de trabajo son susceptibles, incluso, de
de definición estrictamente técnicas de las ser ordenadas sobre escalas de cualificación
cualificaciones obreras. La primera, impidien- profesional y remuneración unificadas. Por
do una definición operacional del puesto liga- consiguiente, el análisis de la cualificación del
da a la estructura funcional de un aparato trabajo no puede ser encerrado ni en el puesto
determinado; la segunda, caracterizando los o la empresa, ni en la formación o el título
nuevos puntos de aplicación de la fuerza de educativo, sino que debe extenderse hasta los
trabajo con rasgos y atribuciones inequívoca- mecanismos globales que distribuyen las
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206 Jorge García López

capacidades individuales entre las diferentes entendida como la forma que revisten los ele-
posiciones y modifican sin cesar sus propor- mentos básicos en los que es descompuesto el
ciones [Rolle, 1988: 116-117]. proceso de trabajo concreto, esto es, como
De esta manera, al igual que existe una puestos de trabajo. La unidad de análisis que
determinación fundamental que nos lleva de emerge al considerar la segunda es el «empleo»;
la estructura productiva considerada global- entendido como la aplicación de una función
mente hasta las formas y contenidos de los técnica general relativa a las estructuras de
mecanismos sociales de producción y forma- conjunto del sistema productivo, esto es, como
ción de la fuerza de trabajo, «existe forzosa- las modalidades de uso que los diferentes tipos
mente un tiempo en el cual es el puesto el que de individuos producidos socialmente pueden
se ajusta a las características de la estructura hacer de una técnica o un conjunto común de
de la clase de los asalariados y a la distribu- técnicas. Modalidades de uso progresivamente
ción colectiva de los saberes, y no solamente dependientes del dominio de determinados pro-
el individuo el que se adapta al puesto» [Cf., cedimientos abstractos de análisis y comunica-
Rolle, 1988]. La universalización de los siste- ción. El empleo se corresponde entonces con el
mas educativos resulta entonces analizable conjunto de diferentes puestos de trabajo que
«en tanto que instrumento de selección y un mismo tipo de formación socialmente certi-
movilidad sociales y no [exclusivamente] de ficada habilita para ocupar indistintamente.
medio de transmisión de normas y valores» Las críticas de Naville a las «teorías de los
[Tanguy; 1967: 12]. Dimensión que reclama tres sectores» [Naville, 1963a] se basan en esta
la consideración de las funciones ambivalen- necesaria distinción entre «empleos» y «pues-
tes que deben cumplir los dispositivos escola- tos de trabajo». Esas teorías desarrollan sus
res: la reproducción de las relaciones de desi- diagnósticos sobre la «terciarización económi-
gualdad que subyacen tras los criterios ca», la «sociedad post-industrial», etc., preci-
vigentes de segmentación y jerarquización de samente desde la confusión entre clases de
las diferentes fuerzas de trabajo; pero tam- empleos individuales (o categorías profesiona-
bién, la superación del efecto estabilizador de les) con las clases de empresas y las activida-
dichas relaciones sobre las posibilidades de des productivas que parecen caracterizarlas. El
evolución técnica y organizativa de las redes supuesto implícito que subyace a todas ellas
productivas 11. La pregunta clave, «¿en qué consiste en establecer una correspondencia
medida el sistema educativo se propone edu- unívoca entre las características de los indivi-
car para el empleo?», precisa desechar la duos y sus empleos (por ejemplo, «emplea-
posibilidad de una correspondencia perfecta dos») y las características de las actividades y
entre formación y empleo, para pasar a consi- sus tareas (por ejemplo, «servicios» o «sector
derar sus relaciones en términos tanto de terciario»). Ahora bien, como acabamos de
«transferencias» de fuerzas de trabajo, como ver, «empleos» y «tareas» o «puestos de traba-
de «transmutaciones» de las capacidades y jo» no resultan más que dos perspectivas vol-
habilidades cognitivo-corporales que caracte- cadas sobre un mismo fenómeno: la relación
rizarán dichas fuerzas de trabajo. por la que los individuos son distribuidos a lo
largo del sistema productivo. A partir de los
puestos de trabajo describimos vínculos con-
2.3. EMPLEOS Y ESTADO cretos en el ámbito de las unidades de produc-
BENEFACTOR. ción; partiendo de los empleos describimos
Autonomización de la estructura vínculos originales que están dirigiendo los iti-
de los empleos y socialización parcial nerarios profesionales más usuales en el ámbi-
de la fuerza de trabajo to de la organización económica considerada
globalmente. Por lo tanto,
La consideración del problema de la cualifi- no son los hombres y los productos los
cación nos ha obligado a separar dos órdenes que deben ser puestos de entrada en relación
de realidad: el de la unidad empresarial defini- (...); son más bien los hombres como pro-
da técnica y organizativamente y el de la cua- ductos y los hombres como utilidades: el
lificación misma del trabajador. La unidad de individuo «producto» [fuerza de trabajo,
análisis que responde al primero es la «tarea»; «empleo»] es el individuo formado, educa-
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do, provisto de capacidades y ofertado nacionales. En segundo lugar, ese mismo cre-
sobre el mercado (...); el individuo «útil» cimiento converge con el paulatino agota-
[trabajo concreto, «tarea»], es aquel que miento de las reservas de fuerzas de trabajo
emplea la empresa en tanto que productor rurales lo que obliga a articular socialmente la
(independientemente de su sector de reproducción de la clase en torno a sí misma.
empleo). Efectivamente, para un estado
estable, o estático, las características pro-
En este nuevo marco, la redistribución estatal
ducto y útil deben encontrase adheridas a de los ingresos salariales procurada por los
los mismos individuos o a los mismos gru- sistemas de cotización social y el impuesto
pos de individuos; ahora bien, para un esta- constituye un poderoso mecanismo de estruc-
do inestable sólo la movilidad, la polivalen- turación, dirección y dominio del manteni-
cia y la sucesión de individuos pueden miento y reproducción de los asalariados. El
permitir las transformaciones en la estructu- Estado Benefactor se convierte en el agente y
ra de los empleos [Ibid.: 146]. garante de esta socialización parcial de los
asalariados: «parcial» en tanto que dirigida y
Partiendo de estas consideraciones, la distri- estructurada por la mediación de entidades
bución de los empleos por ramas de actividad, ajenas a la clase de los asalariados, «parcial»
o según las actividades colectivas, y la com- también en tanto que subordinada al manteni-
posición de las ramas según empleos, o según miento del vínculo salarial mismo y sus for-
las actividades individuales, presentarán como mas individualizantes. Aquí, la actuación del
resultado dos órdenes de clasificaciones que Estado es siempre la acción de una instancia
guardarán entre sí un elevado grado de auto- «interna» a la relación salarial misma, sujeta a
nomía 12. De esta manera el autor resalta la su dinamismo; contribuyendo esencialmente a
imposibilidad de definir los sectores en torno a la producción de la disponibilidad general de
sí mismos. El error de la cristalización teórica la fuerza de trabajo.
del «sector terciario» resulta de adjudicarle un
estatuto técnico, económico y sociológico
cuasi-autónomo, mientras que, en realidad, se 2.4. RELACIÓN, TEMPORALIDAD
trata de la emergencia de un conjunto de nue- Y MEDIDA. (Hacia una sociología
vos empleos cuya función radica en posibilitar de la relación salarial)
la reestructuración de la producción en los sec-
tores primario y secundario y no en provocar Repasando la secuencia argumental desa-
su sustitución. rrollada hasta aquí nos encontramos perma-
Esta estructura relativamente autónoma que nentemente ante dos series diacrónicas, o
constituyen los empleos se despega formal y estructuras temporales de sucesión: la primera
socialmente, merced a la normatización del remite a la unificación progresiva del campo
estatuto de asalariado, de las estructuras com- industrial y a la generalización de las distribu-
puestas por las tareas y los puestos de trabajo. ciones móviles de la fuerza de trabajo en las
El mecanismo del empleo reúne y distribuye a unidades productivas (tal y como se siguen de
grupos cada vez más amplios y homogéneos los análisis sobre las consecuencias sociales
de individuos, de saberes y habilidades social- de la automación de los procesos producti-
mente conformados. El Estado emerge como vos); la segunda remite a la autonomización
un poderoso regulador precisamente en torno de la estructura de los empleos (tal y como se
a la constitución y conformación de dichos sigue de los análisis sobre la institucionaliza-
grupos de individuos o habilidades cognitivo- ción-universalización de la formación de la
corporales. Dos transformaciones esenciales fuerza de trabajo y la normatización-socializa-
subyacen bajo este proceso conectando es- ción del contrato de trabajo). Por lo tanto,
trechamente la multiplicación y extensión evi- ambos circuitos sociales presentan unas auto-
dentes de las relaciones salariales con la nomías recíprocas que nos obligan a abordar
modificación misma de la estructura y la com- sus análisis, en cada caso, «por sí mismos». Y,
posición de la fuerza de trabajo. En primer sin embargo, se encuentran necesariamente
lugar, el crecimiento exponencial de la pobla- relacionados, esto es, articulados entre sí, en
ción asalariada hace pivotar sobre los ingresos la práctica, en torno a ciertas relaciones
salariales el grueso de consumo y el ahorro (inestables) de proporcionalidad.
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208 Jorge García López

Para entender la importancia del concepto trabajadores en las situaciones de trabajo) diri-
de «relación» para Naville es necesario volver giría la mutación de los contenidos de los tra-
de nuevo al contexto intelectual francés duran- bajos concretos para los trabajadores, reconfi-
te las décadas de los 50 y 60. La sociología gurando así su composición y perfiles como
«del trabajo» emergía entonces como la res- clase. La mutación es aquí una mutación par-
puesta europea, de vocación obrerista, a la cial que se desarrolla sobre una realidad histó-
sociología «de la empresa», o de las «relacio- ricamente invariable: el trabajador enfrenta-
nes industriales», estadounidense. Mientras do a la materia por intermediación de la
que para ésta última el par operador-operación herramienta. La hipótesis –implícita– que sub-
era exclusivamente analizado en la «empresa» yace al argumento es la de una coherencia
entendida como una estructura social autosufi- interna, la de un determinismo entre las estruc-
ciente; para la naciente sociología francesa los turas del pasado (el trabajo artesanal) y las del
niveles «técnicos» y «psicológicos» de estos presente (el trabajo asalariado), que equivale a
análisis debían ser completados por un nivel colocar el movimiento mismo en una tempora-
propiamente «sociológico». Este nivel impli- lidad suspendida o indeterminada: «el “tiem-
caba que el par operador-operación debía ser po” o la “historia” resultan en este caso fac-
analizado también en el «colectivo obrero» tores irreales, como la propiedad dormitiva»
considerado como una estructura social relati- [Íbid.: 157]. Naville propone a continuación
vamente autónoma. El colectivo de trabajo, el una hipótesis alternativa: «(...) una sucesión
sindicato, la clase social, etc., se convertían diacrónica no se aplica siempre sobre el
aquí en los referentes obligados de toda mismo hecho, sino sobre secuencias parciales
«humanización» real o completa del trabajo que transforman los hechos.» [Íbid.: 159].
obrero [Friedmann, 1946: 322]. Ambos discur- Efectivamente, como vimos, el «empleo» no
sos, sin embargo, excluían de sus análisis la puede ser relacionado con el ciclo de la pro-
relación que vincula ambos polos, la empresa ducción del capital si lo pensamos exclusiva-
y el colectivo obrero, entre sí, esto es, las rela- mente desde el operador; por su parte, el «tra-
ciones de producción, el modo de socializa- bajador» no puede ser analizado tomando en
ción de la actividad económica o los procedi- consideración las determinaciones que estruc-
mientos y mecanismos que dirigen la turan el tiempo global de su vida, si lo defini-
afectación de los trabajadores a unas u otras mos exclusivamente en torno al puesto de tra-
unidades económicas. Éstos son considerados bajo. Lo mismo nos sucedía con el análisis de
como consecuencias o resultados necesarios la cualificación: por un lado relacionable con
bien de las incidencias que afectaban directa- un puesto de trabajo, con un conjunto de ope-
mente a la instancia «trabajo», bien de aque- raciones incluidas en un sistema productivo,
llas que afectaban a la instancia «empresa», reagrupadas por la organización del trabajo,
estableciéndose, por lo tanto, en una de ambas codificadas por las convenciones colectivas;
instancias el origen de las relaciones de las que por el otro, relacionable con el operador
ésta forma parte. mediante los usos que éste hace de una forma-
El autor nos coloca al respecto [Naville, ción determinada en el trabajo, usos que se
1967b] frente al siguiente ejemplo: dada la proyectan sobre una sucesión de empleos,
serie diacrónica que nos conduce histórica- escalonados a lo largo de la vida, a los cuales
mente del artesano al obrero especializado; y el individuo accede por intermediación de
dada la serie sincrónica que relacionaba enton- diferentes mercados de trabajo. Estos dos
ces al obrero especializado con las máquinas órdenes de fenómenos no pueden ser recorta-
herramienta semiautomáticas, la descualifica- dos conjuntamente en una misma observación.
ción de su trabajo y los salarios por rendi- El par operador-operación (puesto de trabajo)
miento… la única síntesis explicativa del realiza por lo tanto una falsa síntesis socioló-
movimiento nos viene permanentemente dada gica en torno a un instante, síntesis que se
por la alteración parcial de uno de los ele- coloca así en un presente indefinido. Ello pro-
mentos de la serie sincrónica. La herramienta híbe el establecimiento de la necesaria diferen-
transformada en máquina (bien por el «des- ciación entre sincronía y diacronía: las consta-
pliegue del medio técnico», bien por la taciones realizadas en y para el análisis de la
«voluntad de dominación» patronal sobre los simultaneidad se van a presuponer como perti-
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Pierre Naville y la otra sociología del trabajo 209

nentes en y para el análisis de la duración. El económico y sus movimientos reales particula-


cambio, la transformación, la mutación no res, precisan del establecimiento permanente
encuentra lugar alguno en este tipo de recortes de determinadas relaciones de proporcionali-
analíticos. Por el contrario, según Naville, la dad. Los procedimientos de abstracción y
sociología debería darse los medios de analizar medición general del trabajo que sostienen
en su duración propia el desarrollo de las inter- estas relaciones de proporcionalidad se desa-
dependencias por las cuales se constituyen los rrollan en torno a dos tipos de magnitudes
sujetos, individuos o grupos; esto es, de estu- heterogéneas. En primer lugar, los diferentes
diar la relación; el movimiento que posibilita usos particulares del trabajo son susceptibles
la transformación perpetua de los polos entre de ser abstraídos en tanto que gastos específi-
los que ella misma se establece. La relación cos de una «sustancia energética común a toda
salarial, entendida como una polaridad en actividad laboral humana»: en este sentido
movimiento perpetuo, obligaría así a su socio- operaría la acentuación de la división técnica
logía a convertirse en una sociología aplicada del trabajo en la empresa al procurar mayores
al análisis de las relaciones que definen esa rendimientos productivos con una menor des-
estructura dinámica como un conjunto de carga energética corporal a través de la trans-
movimientos recíprocos y encadenados que se formación de los trabajos complejos en traba-
despliegan en una temporalidad propia. Esa jos simples. La abstracción del trabajo se
polaridad se encadena, pues, en un orden supe- encuentra aquí circunscrita al trabajo como
rior de relaciones: éste se constata en la medi- «masa en activo», cuantificada por medio del
da en la que la lógica que expresa no es reduci- «tiempo de trabajo». En segundo lugar, a la
ble a la actuación de uno sólo de sus elementos. multiplicación de la división técnica del traba-
Es necesario entonces considerar la existencia jo en los talleres se superpone la multiplica-
de una sustantividad propia a la diacronía, o si ción de las divisiones sociales en la sociedad,
se quiere, de un orden de estructura 13. la diversificación creciente de los empleos, la
Si el concepto de relación nos remite, en multiplicación y reconfiguración permanente
primer lugar, a la duración y la temporalidad, de las especialidades. Estas realidades son sus-
éste es a la vez indisociable del problema de la ceptibles también de ser cuantificadas a través
medida. El trabajo en el modo de producción de las magnitudes temporales que estructuran
capitalista comprende simultáneamente tanto y segmentan los «tiempos de la vida de la fuer-
la multiplicación exponencial de los diferentes za de trabajo». Aquí la abstracción de las con-
tipos de actividades laborales como su abstrac- figuraciones particulares o individuales se
ción y universalización bajo medidas y formas efectúa en torno al concepto de «disponibili-
generales, esto es, sociales: dad» general o social de los tiempos de las
diferentes poblaciones para el trabajo produc-
la indiferencia hacia un género determinado tivo: la abstracción es aquí efectuada desde el
de trabajo presupone una totalidad muy desa-
rrollada de géneros de trabajo reales, en los trabajo entendido como «masa potencial».
cuales ninguno domina a los demás. (...) esta Estas medidas relativas tanto a la cuantifica-
abstracción del trabajo en general no es más ción del trabajo abstracto como masa activa
que el resultado de una totalidad concreta de como a la cuantificación del trabajo abstracto
trabajos. La indiferencia respecto al trabajo como masa potencial resultan indisociables de
determinado se corresponde con una forma las formas concretas de gasto de las energías
de sociedad en la que los individuos pueden corporales específicas y de las segmentaciones
pasar con facilidad de un trabajo a otro y en la particulares, según diferentes grupos y catego-
cual el género determinado de trabajo es for- rías sociales, de la disponibilidad para el traba-
tuito y les es en consecuencia indiferente. jo asalariado. En este sentido, podemos decir
Aquí el trabajo se ha convertido, no sólo cate- que estas medidas dependen de sus formas
góricamente sino realmente, en un medio de
producir la riqueza general y ha cesado de concretas tanto como contribuyen a configu-
confundirse con el individuo como un destino rarlas. Ambas operaciones desarrollándose
especial [Marx, Cf. Naville, 1957: 401-402]. sobre substratos diferentes, los tiempos o dura-
ciones de la operación por un lado, los tiempos
Las formas abstractas y concretas del traba- o duraciones de la vida, por el otro, se necesi-
jo, la representación general del movimiento tan y refieren la una a la otra cotidiana y per-
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210 Jorge García López

manentemente o, dicho en otras palabras, en ducción de la fuerza de trabajo, el que estruc-


torno a ambas magnitudes se estructuran y tura la reproducción de los instrumentos de
desestructuran constantemente ciertas relacio- trabajo. El propio tiempo de vida de los asala-
nes de proporcionalidad entre la extensión y riados se encuentra permanentemente fractura-
segmentación de los tiempos de la vida y la do entre el tiempo de trabajo productivo y el
extensión y segmentación de los tiempos de la tiempo libre, tiempos que se implican recípro-
actividad productiva 14. También cualitativa- camente en determinadas relaciones de pro-
mente, los márgenes «morales» que se estable- porcionalidad a través del salario. Salario que,
cen sobre la intensidad, la frecuencia y los rit- determinando formas y contenidos del ocio, el
mos de los usos del trabajo van a depender tan consumo y la formación de las poblaciones,
estrechamente de la naturaleza y cualidad de convierte los usos del tiempo y su distribución
los tiempos sociales de no-trabajo del obrero social en el enjeu esencial que se manifiesta a
como éstos de los anteriores. Es por ello que través de las luchas que lo atraviesan 16.
todas las mediciones que reposan en la perfor-
mance se ven condenadas, explícita o implíci-
tamente, a prolongarse hasta las medidas rela-
tivas a los inputs sociales (alimentación, 3. A modo de conclusión:
educación, género, región, formación, etc.) acerca de la actual separación
que dan cuenta de las características de la fuer- entre el «trabajo»
za de trabajo empleada [Íbid.]. Medidas cuyo
valor referencial se articula de forma cada vez y el «empleo»
más amplia y global en torno a estándares e

E
indicadores nacionales, tales como el salario
mínimo 15. Mientras que en los albores de la l análisis de la «relación» entre el tra-
industrialización capitalista el empresario bajo y el trabajador, entre la división
podía pretender no ocuparse más que del uso técnica y la división social del traba-
de la fuerza de trabajo, la progresiva salariza- jo, entre el trabajo y la fuerza de trabajo (esto
ción de la producción visibiliza cómo el sala- es, de las medidas, los tiempos y los ritmos
rio, retribuyendo el trabajo cumplido, sirve en que recomponen permanentemente el campo
realidad para reconstruir una nueva fuerza, de las relaciones laborales), sólo puede evitar-
reemplazando la que ha sido consumida. De se mediante la autonomización de uno de los
esta manera una cierta relación de magnitud o dos elementos que la componen. Una impor-
proporcionalidad se establece también perma- tante corriente de la sociología del «trabajo»
nentemente, esto es, sin llegar nunca a adoptar francesa actual 17 tiende a hacer pivotar el aná-
una forma definitivamente estable, entre los lisis de las relaciones laborales sobre el par
medios de formación y mantenimiento de la «operador-operación»: la relación del trabaja-
fuerza de trabajo y las formas de su gasto pro- dor con sus tareas, determinada por las formas
ductivo [Ibid.: 428-429]. de sus agrupaciones en puestos de trabajo, por
La relación salarial aparece entonces como parte de la organización empresarial de la pro-
una relación de relaciones de proporcionalidad ducción. Se considerarán, por lo tanto, funda-
entre magnitudes heterogéneas (entre medidas mentales las prácticas de los sujetos implica-
que refieren trabajo concreto y medidas que dos directamente en la gestión de la actividad
refieren al trabajo abstracto, entre medidas que productiva (empresarios, técnicos, trabajado-
regulan los usos del trabajo activo y medidas res). Estas prácticas que van a desplegarse
que regulan los usos del trabajo potencial) que sobre el escenario del «control» ligado a los
dirigen los movimientos perpetuos de ajuste y procesos de producción materiales. La socio-
reajuste entre trabajos y fuerza de trabajos. logía francesa del «empleo» 18, por su parte,
Este mecanismo, que distribuye los tiempos de tiende a considerar como la clave del análisis
vida de los trabajadores sobre los tiempos de la al par «fuerza de trabajo-empleo»: la relación
acción de las tareas productivas, se desarrolla de unos u otros individuos socialmente habili-
a partir de, y se despliega permanentemente tados con sus trayectorias laborales, determi-
sobre, dos circuitos (progresivamente autono- nadas por las estructuras de los mercados de
mizados entre sí): el que estructura la repro- trabajo, e informadas por micro y macro pro-
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Pierre Naville y la otra sociología del trabajo 211

cesos de normatización social. Los actores la figura del artesanado; bien desde el punto de
pertinentes son la familias, los agentes sociales vista de una construcción social, históricamen-
y el Estado. Sus prácticas son analizadas en te datable, en la que las características sociales
relación a una dimensión «estratégica» ligada de las fuerzas de trabajo y las características de
a los procesos de reproducción de las fuerzas los empleos habrían alcanzado un relativo
de trabajo 19. La gran ausente es la relación equilibrio bajo el imperio de la norma de
misma que se establece entre ambas instancias empleo keynesiana. En segundo lugar, las
o conjuntos determinaciones, es decir, las for- observaciones analíticas se apoyan en estas
mas variables que adopta en unos y otros «unidades» presupuestas para dar cuenta de las
momentos históricos esta relación (salarial) formas contemporáneas de desestructuración
por definición inestable. En la situación actual, de las mismas, consideradas como «contingen-
las nuevas modalidades de vertebración recí- tes» o «arbitrarias». Susceptibles pues, en ter-
procas entre ambas instancias se caracterizan cer lugar, de ser explicadas fundamentalmente
por un elevado nivel de interpenetración y, por como resultados de la actuación de «agentes»,
consiguiente, por una sujeción más extensa e y sus «estrategias», antropomórficos: los tra-
intensiva de los tiempos sociales a sus movi- bajos y obreros divididos en los talleres como
mientos y transformaciones. Es en este sentido productos de las culturas empresariales «arcai-
en el que una mayor proporción del tiempo de zantes» o «neotayloristas»; los subempleos
vida de los individuos se encuentra hoy subor- particularizados y empresarializados en el
dinado al proceso de valorización de sus fuer- mercado de trabajo como productos de las
zas de trabajo: el tiempo de reciclaje o espe- políticas de empleo estatales «neoliberales».
cialización de los ocupados, pero también el Por último, en ambos casos, las relaciones
tiempo de la «búsqueda activa de empleo» de entre lo «concreto» y lo «abstracto», entre lo
los parados y el tiempo de la formación (e «material» y lo «formal», entre las «lógicas de
incluso de la inversión en relaciones persona- vida» y las «normas» tienden a ser analizadas
les) de los inactivos. Sin embargo, esta situa- a partir del supuesto de su antagonismo radi-
ción presenta como condiciones de posibilidad cal. Para cierta sociología «del trabajo», el
una autonomía, disjunción y plasticidad rela- «trabajo real» y la «cualificación real» del
tivas de cada una de las estructuras que inter- colectivo obrero se enfrentarán en un juego de
vienen en estas nuevas formas de vertebración suma-cero con el «trabajo formal» y la «cuali-
recíproca entre trabajos y trabajadores, entre ficación formal», con las «normas», estableci-
puestos de trabajo y empleos. Es en este otro dos por las oficinas de métodos 20. Para aque-
sentido en el cual el tiempo de trabajo propia- lla sociología «del empleo», la «norma de
mente dicho viene a representar una fracción empleo», la penetración política de las relacio-
decreciente y cada vez más inestable en el con- nes laborales, tienden a ser colocados también
junto de la vida de los individuos. Dicho en en un juego de suma cero en relación a la mer-
otras palabras, la explotación de las habilida- cantilización y salarización absolutas de las
des cognitivo-corporales de las nuevas fuerzas relaciones sociales inscritas en el proyecto
de trabajo, homologadas por la noción de «dis- liberal de una «sociedad de mercado». La
ponibilidad», supone la extensión o «apertura» socialización del salario, la regulación de las
de las redes de socialización en las que ancla condiciones de trabajo a través del derecho
su generación y conformación social. laboral, la regulación institucional de las con-
A partir de este diagnóstico podemos pues diciones de empleo (salario mínimo, modali-
dar cuenta de los elementos que están imposi- dades de contratación, jubilaciones, despidos,
bilitando un correcto planteamiento del pro- etc.), el reconocimiento institucional de las
blema, elementos compartidos por las dos organizaciones sindicales, etc., tienden así a
especialidades aquí en cuestión. En primer ser interpretados en tanto que efectos de una
lugar, ambas comparten como dato y criterio «desmercantilización» relativa de la fuerza de
de análisis permanente la unidad: bien desde trabajo y por ende de las relaciones laborales.
el punto de vista de una historia natural o El supuesto implícito que sostiene este plante-
antropológica de la especie, en la que el traba- amiento consiste en la asimilación de los dis-
jo humano, la simbiosis entre el operador y su cursos «formales» del liberalismo económico,
operación, cobran carta de naturaleza social en adscritos al advenimiento de una hipotética
09.Jorge García López 24/6/02 15:39 Página 212

212 Jorge García López

economía de mercado «pura», con una, en el las fuerzas de trabajo (la estructura de los
límite, necesaria destrucción o disolución empleos). Desde un punto de vista teórico-
«material» de todo vínculo social 21. metodológico, son las evoluciones de la rela-
Nuestro recorrido por la obra de Pierre ción salarial las que van a definir la situación,
Naville nos ha situado en el corazón mismo de el papel y las transformaciones de sindicatos,
esta problemática: el trabajo concreto no se patronal y poderes públicos, así como las evo-
opone al trabajo abstracto; la socialización (del luciones de las representaciones que vertebran
salario) no se opone a su carácter mercantil e sus discursos y estrategias: de las gestiones
individualizado; los procedimientos pretendi- tayloristas a la «autonomía del factor humano»
damente técnicos de gestión del trabajo en las de los managers, del trabajador-ciudadano
empresas no se oponen a la necesaria actua- como objeto de derecho al «individuo reflexi-
ción de medidas sociales en la clasificación, vamente propietario de su fuerza de trabajo»,
jerarquización y remuneración de la fuerza de el «emprendedor», como sujeto de las nuevas
trabajo, las condiciones particulares del políticas de empleo estatales, etc. Su explica-
encuentro entre ofertas y demandas de trabajo ción depende forzosamente de los análisis
no se oponen al funcionamiento global de las practicables en torno a dos conjuntos de pro-
relaciones de mercado, etc. Efectivamente, cesos materiales: la automatización del campo
Naville nos mostraba como, frente a la hipóte- productivo, la institucionalización-socializa-
sis de una unidad preestablecida como punto ción de los mecanismos de formación y repro-
de partida del análisis, la separación del traba- ducción de la fuerza de trabajo. El análisis
jador de su trabajo (el que los trabajadores se autónomo de la configuración de ambos cir-
distribuyan, se formen, se movilicen sobre tra- cuitos revertirá, posteriormente, en la imposi-
bajos para los que ya no han sido predestina- bilidad creciente de trazar una línea de causa-
dos de antemano y que se presentan, ellos mis- lidad automática entre las mecánicas que
mos, como cada vez más inestables), lejos de regulan la evolución de los «trabajos» (unifi-
seguirse de la voluntad de dominación de acto- cación del campo industrial) y las mecánicas
res antropomórficos concretos, resultaba la que regulan la producción-formación de las
condición misma del desarrollo ampliado de la «fuerzas de trabajo» (autonomización de la
producción industrial: el análisis de la rela- estructura de los empleos). El punto crucial
ción salarial debe partir pues de la diferencia- aquí es el análisis de las modalidades y las
ción entre trabajo y trabajador como un dato formas de la relación entre ambos circuitos:
estructural. El capitalismo necesita darse los modalidades que nos colocan permanentemen-
medios de revolucionar permanentemente las te entre valores de uso y valores de cambio,
divisiones técnicas del trabajo en los espacios entre trabajos concretos y trabajos abstractos
productivos y, para ello, son necesarios meca- o, si se quiere, en los movimientos que vincu-
nismos relativamente autónomos que se lan permanentemente trabajos y empleos.
encuentren en condiciones de recomponer per- La evacuación de esta pregunta por la rela-
manentemente, a medio y largo plazo, las divi- ción, sus modalidades, sus tiempos, y las
siones sociales del trabajo dadas. Así, la des- fuerzas que la regulan explican las dificulta-
composición de las esencias y los vínculos des actuales tanto de las miradas centradas en
levantados sobre ancianas divisiones sociales el taller, como de las miradas centradas en las
del trabajo está simultáneamente ampliando, cartografías parciales de los mercados de tra-
hasta universalizarlos, los espacios de las bajo entendidos como construcciones socia-
sociabilidades posibles. les. De esta manera, la cada vez más necesa-
Desde el punto de vista del diagnóstico polí- ria «puesta en relación» del trabajo y el
tico, el desarrollo de las economías mercanti- empleo nos obliga así a una imprescindible
les es esencialmente contradictorio: combina «puesta en cuestión» tanto del trabajo como
una individuación generalizada de las relacio- del empleo. Puesta en cuestión que, por un
nes sociales con una creciente institucionali- lado, materialice el desideratum de una
zación, socialización y regulación globales, sociología de la sociología del trabajo como
cada vez más autónomas, tanto del circuito «una forma radical de indagar y poner en
comprendido por los medios productivos (el duda su propio presente, buscando un nuevo
campo industrial) como del comprendido por papel, e incluso un nuevo objeto que la ayude
09.Jorge García López 24/6/02 15:39 Página 213

Pierre Naville y la otra sociología del trabajo 213

a descifrar “los enigmas del trabajo”, que no que no pueda ser realizado por cualquiera a través de
ayude a identificar el lugar que ocupan los determinados tiempos de preparación. La determinación
de los contenidos, la extensión y los costes de los tiempos
sociólogos en el debate actual» [Castillo, de formación se revelan como el elemento esencial de
1994: 397]. Puesta en cuestión, por el otro, una gestión que se realiza necesariamente en el tiempo
que nos coloque ante la posibilidad y la nece- (sustituciones, rotaciones, relevos, etc.).
5
sidad de retomar algo parecido al proyecto de Para esta particular estructuración de las diferentes
una «sociología de la relación salarial», que problemáticas abordadas por Naville a lo largo de su obra
nos hemos servido, como referencia general, de los artí-
nos consiga situar algún día «más allá» de culos aparecidos en la revista Cahiers d´étude de l´auto-
Pierre Naville. mation et des sociétés industrielles (1958-1963), poste-
riormente renombrada como Cahiers d’étude des
sociétés industrielles et de l’automation (1963-1967).
Los ocho números editados de esta publicación, dirigida
NOTAS por Pierre Naville, presentan para nosotros la virtualidad
*
de permitirnos una visión de conjunto sobre las preocu-
Queremos agradecer muy cordialmente a Pierre paciones y temáticas abordadas por el autor, así como de
Rolle tanto su hospitalidad como su colaboración (y su la actividad desarrollada junto a él por algunos de sus
paciencia) en los debates que mantuvimos sobre el pri- colaboradores: Pierre Rolle, Christiane Barrier y Lucie
mer borrador de este artículo. Tanguy. Completaremos su desarrollo con las principales
1
Posteriormente (en el apartado 2.2., nota a pie n.° obras publicadas por Naville relativas a cada una de las
10) daremos cuenta de este último debate. En cualquier temáticas abordadas.
caso, ambas polémicas cruzadas constituyen hoy en el 6
En este sentido nos advierte Pierre Rolle: «No
país vecino una referencia obligada en los análisis de las encontraremos en la obra de Naville la descripción de
relaciones industriales. Por ejemplo, para Tanguy (1986), un único mecanismo acabado que actuaría de forma
Alaluf (1986), Stroobants (1993), Stroobants (1995), De idéntica sobre los diferentes campos; sino principios que
Coster (1998) y Erbes-Seguin (1999), entre otros. aseguran la transferencia del análisis de un campo a
2
«No es raro encontrar en los talleres de gran serie, otro, problemáticas aptas tanto para su enriquecimiento
tornos automáticos, que realizan de diez a veinte opera- con la incorporación de nuevos datos, como para su rec-
ciones diferentes. El progreso técnico, por su dialéctica tificación desde su articulación con otras formulaciones,
interna, tiende a reconstruir, en las máquinas automáti- es decir, arquitecturas y dinámicas de investigación»
cas polivalentes, una nueva forma de unidad del traba- [Rolle, P.; «L´automatisme, ou les spontanéités construi-
jo, en un nuevo plan.» [Friedmann, 1946: 171]. tes», en Burnier, Célérier et Spurk, 1997: 207].
3
La respuesta de Friedmann se apoyará sobre el 7
La extensión sobre los procesos productivos de este
argumento de que su dialéctica es «inmanente a la evo- último tipo de innovaciones constituía el proceso sobre
lución tecnológica hacia el automatismo» [Friedmann, el que se apoyaba Naville para señalar la tendencia hacia
1962: 397] y que no implica que la unidad comprometi- una quimización generalizada del aparato industrial:
da se realice necesariamente sobre el obrero mismo. En «(...) remplazar poco a poco las herramientas clásicas
resumen; él nunca ha nombrado explícitamente a ningún por técnicas de vaciado, sustituyendo con el trabajo por
«obrero sintético» como el punto final de la automatiza- deformación de las materias, en un número cada vez
ción productiva. Elude así pronunciarse sobre los con- mayor de casos, al trabajo por sustracción de materia
ceptos de «máquina» y de «división del trabajo» que (...). (...) se tiende progresivamente [a la] deformación de
soportaban la crítica de Naville. Es sin embargo la con- materia o, más sencillamente, [al] modelado con las téc-
fluencia con Proudhon en torno a dichos conceptos la nicas chipless, sin virutas. Un número creciente de pie-
que convierte el «obrero sintético» proudhoniano y el zas pueden formarse por martillado, fusión bajo presión,
«nuevo artesanado» friedmanniano en dos categorías fritaje, vaciado a la cera perdida, vaciado “en capara-
equivalentes. zón”, laminado en frío, extrusión de los aceros, forma-
4
«No podemos presentar la autonomía de los traba- ción de acanalados y fileteados por rodadura. La meta-
jadores como un principio contrario a la organización lurgia de polvos permite modelados muy complejos y
del trabajo, salvo en caso de suponer que el trabajo en ultrafinos, sin fallas. El uso de materias plásticas facili-
tanto tal contiene exigencias políticas intrínsecas opues- ta el empleo de esas técnicas. (...) Esta evolución técni-
tas a aquellas del empresario. La crítica del taylorismo le ca, impulsada por los progresos del automatismo, tiende
reduce finalmente a una especie de principio abstracto de a una especie de quimización general de la industria.
organización patronal luchando contra el obrero que Las herramientas de producción se conforman cada
será por naturaleza el director de su actividad» [Alaluf, vez más al estado de las materias tratadas como fluido,
1986: 56]. Por el contrario, el máximo nivel de simbiosis obtenido por procedimientos térmicos, de pulverización,
entre el obrero y su tarea condiciona también los efectos de descomposición química. La estructura sólida de los
sociales de la posible disolución del vínculo que la ataba productos no es sino un estado final, adaptado al uso
a ella: la menor posibilidad de encontrar fuera de esa humano, pero cada vez más esencial a los procesos de
empresa otra tarea semejante y, como resultado, la menor fabricación» [Naville-Rolle, «La evolución técnica y sus
posibilidad de seguir existiendo como asalariado. Es por repercusiones en la vida social», en Friedmann-Naville,
tanto la discrecionalidad empresarial en la disolución o 1971.a: 365-366-367].
8
mantenimiento de este vínculo la que funda ontológica- «La cronometría clásica está fundada en dos prin-
mente su poder sobre el asalariado: no existe trabajo algu- cipios: el de la repetibilidad de las acciones y el de la
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214 Jorge García López

identidad cualitativa del tiempo-hombre y del tiempo- sectores de actividad, implica una movilidad, una plasti-
máquina. Estos dos principios son actualmente refutados cidad de adaptación, una universalidad en la metodolo-
por el desarrollo de la automación en los campos más gía de base, una polivalencia de las aplicaciones que
diversos» [Ibid.: 205]. entran en conflicto con los procesos clásicos de forma-
9
Conviene subrayar que la progresiva institucionali- ción escolar y profesional» [Naville, 1967a: 58].
12
ción de la relación salarial en ningún caso supone para «[Estas distribuciones] presentan un gran interés
Naville la supresión o recorte del poder de sujeción de (...). En sí mismas tienen una significación social, e invi-
las relaciones trabadas en torno al mercado sino la tan a suponer que las clases de oficios (actividades indi-
ampliación de sus escalas y marcos de actuación: «Esta viduales) y las clases de industrias (actividades colecti-
evolución no significa, por lo demás, que el salario, aún vas) tenderán cada vez más a separarse y a presentar
concebido como ingreso, escape a una apreciación obje- estructuras relativamente autónomas. La posición ocu-
tiva y es posible preguntarse si pone realmente a discu- pada será cada vez menos (...) un signo unilateral o una
sión el aspecto contractual y cambista del salario. (...) característica propia del individuo y, al contrario, se
Como casi todo el mundo conviene en la actualidad, los convertirá en el símbolo codificado de una doble asig-
niveles reales de los salarios son fijados en definitiva, nación, al orden de las empresas y al orden de las capa-
con cierto margen por supuesto, por la relación de fuer- cidades-actividades» [Íbid.: 149].
13
zas, siempre móvil, entre patronos y empleados (...). El «El salariado recibe, contra la ubicación producti-
juego de [la negociación] (...) introduce o mantiene en va de su capacidad de trabajo, un ingreso personal, el
las actitudes de las dos partes un elemento subjetivo, cual intercambia con bienes de consumo. El contratante
activo, en el que participan [a su vez] múltiples elemen- recibe un beneficio con el cual mantiene un capital que
tos: unos, de naturaleza económica, centrados en el se transforma en medios de producción. Así pues la
margen posible de fluctuaciones de los salarios, ligado a acción recíproca del trabajador y del empresario es,
su vez a la estructura de la industria considerada y al considerada desde otro ángulo, una estructura económi-
ciclo económico; los demás resultan de una apreciación ca. De una a otra formulación, la relación cambia no
de las necesidades mínimas, particulares y generales, y solamente de sujeto, sino además de modalidad. Entre
de los deseos y voluntades más o menos fuertemente afir- dos personas es una interacción libre: tanto el salario
mados de los antagonistas. [La acción recíproca de los como el beneficio son cantidades en principio variables.
sindicatos y los empresarios en la fijación del nivel de Pero la totalidad de las relaciones es, al menos en el
ingresos por salarios por ramas, categorías y regiones] corto período, una organización estable: la relación de
supone ciertas relaciones de mercado y no una simple la suma de los salarios a la suma de los beneficios
repartición. Por eso el contrato sigue reglamentando la corresponde a una proporción interna de la produc-
situación del asalariado aunque tome un carácter cada ción, la de las industrias de consumo en relación a las
vez más colectivo y social» [Íbid.: 121]. industrias de bienes de capital» [Rolle, 1998: 81].
10 14
Georges Friedmann y Jean-Daniel Reynaud propo- Por ejemplo, desde el punto de vista cuantitativo, la
nían un análisis de la cualificación a partir del trabajo estructura de la totalidad de la vida de los individuos (sus
«en sí mismo»: «la cualificación no pertenece al hom- esperanzas de vida, las distribuciones generales entre los
bre, pertenece al puesto de trabajo (...), sería necesario tiempos de formación y de trabajo, los usos y costumbres
hablar no de una clasificación de los obreros, sino de sociales que regulan los tiempos diarios, semanales y
una clasificación de los puestos» [Friedmann-Reynaud, anuales de reposo y recuperación, etc.) contribuyen a
1962 –1958–: 451]. Desde un punto de vista sociológico, determinar la distribución temporal de los tiempos de
respondía Naville, la cualificación no puede ser conside- trabajo a la par que las transformaciones sufridas por ésta
rada como una «cosa» que dependiese «de las circuns- (el trabajo nocturno, las vacaciones remuneradas, la jubi-
tancias técnicas en las que se revelase». Se trata más lación anticipada, etc.) contribuyen a reconfigurar los
bien de una «apreciación social del valor diferencial de límites impuestos por la anterior [Cf. Naville, 1954].
15
los trabajos y no de un fenómeno técnico individualiza- «Existe una gran variedad de estos tipos de media
do» [Naville, 1963b: 243]. Los procesos de cualificación según los diferentes países y las relaciones entre oferta y
deben incorporar necesariamente un juicio de valor que demanda. Pero su principio permanece idéntico: des-
se pueda ejercerse globalmente clasificando los trabaja- componer la formación y el gasto o uso de la fuerza de
dores los unos en relación a los otros. Sólo en la medida trabajo en sus elementos simples. Este análisis no apun-
en que las capacidades personales son homologables ta directamente al trabajo (…). Él apunta al trabajador
mediante los «tiempos de aprendizaje» en un sentido como organismo capaz de arrojar un cierto trabajo,
amplio, éstas cualifican al hombre. El tiempo de forma- como fuerza y capacidad de trabajo, independiente-
ción es pues el único elemento general socialmente valo- mente de la forma estrictamente técnica de este traba-
rizado y, por lo tanto, el índice o indicador pertinente jo» [Naville, 1957: 427].
16
para un primer análisis del fenómeno –Una crítica espe- Esta toma en consideración de la «relación sala-
cífica a los tratamientos volcados desde la sociología del rial» nos obligaría a entrecomillar los frecuentes intentos
trabajo sobre los procesos de cualificación y las políticas de asimilar las estructuras de los mercados de trabajo
de formación permanente de los trabajadores para nues- tanto con un sumatorio de las relaciones de fuerza (y los
tro país, a partir de esta perspectiva, puede consultarse en «intereses» e «intenciones» que éstas tratan de hacer
García López (2000)–. valer) actualizadas en la negociación colectiva entre los
11
Las tensiones que atraviesan la realización de esta actores sindicales y patronales; como con el resultado de
doble función se radicalizan bajo el impulso de la auto- la acción unilateral y global por parte del Estado: «El
mación: «La tecnología moderna, extendida a todos los mercado de trabajo está constituido teóricamente por el
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Pierre Naville y la otra sociología del trabajo 215

proceso de equilibrio entre la oferta y la demanda de tra- por el otro, prefieren los análisis que dan prioridad al
bajo. En la práctica, este proceso se efectúa en función papel de la información socio-institucional de la estruc-
de un conjunto de obligaciones que hacen actualmente tura de la oferta de trabajo en la determinación de los
de ese mercado, supuestamente libre, una institución tan contenidos y las condiciones de los empleos. La autono-
reglamentada como el mercado de productos. Por una mía relativa alcanzada por cada una de ambas esferas
parte, existe una jerarquía de patronos gigantes, a la refuerza la ilusión de una explicación general del sentido
cabeza de los cuales se encuentra el Estado, las indus- del movimiento de las relaciones laborales bien a partir
trias y los servicios nacionalizados (cuando menos en del puesto de trabajo y sus determinaciones, bien a partir
Francia); por otra, los sindicatos de trabajadores se del empleo y las suyas.
20
esfuerzan por controlar y mejorar las condiciones de Ahora bien, como ponen permanentemente de
trabajo. El equilibrio objetivo del empleo resulta en manifiesto los análisis ergonómicos, toda producción
parte de la confrontación de esos organismos. No obs- requiere siempre por parte de los ejecutantes algún tipo
tante, ese equilibrio no se obtiene como relación global de iniciativa: los métodos tayloristas de gestión lejos de
y única; es el resultado, por el contrario, de toda una pretender la absoluta subordinación del obrero a las pres-
serie de distribuciones proporcionales y de ocupación cripciones técnico-organizativas de los puestos, consen-
diferenciada por zonas, que expresan una estructura de tían (y contaban con) su autonomía e iniciativa. El com-
la producción, de cambios y de consumo que informa bate contra la «holgazanería» en el trabajo, eliminado los
la estructura de la población activa. La estructura del tiempos muertos, disfuncionales desde el punto de vista
mercado de trabajo obedece, pues, en sus dimensiones de producción, potenciaba sin embargo las «chapuzas»,
sociales, a diversas reglas esenciales: primero, debe res- los «apaños» y las «iniciativas», imprescindibles para el
petar ciertas relaciones proporcionales de las ramas buen funcionamiento de procesos de trabajo semi-auto-
profesionales y los oficios (las que se desprenden de los matizados.
21
censos de la población activa); después, debe poseer Ahora bien, que se sepa, no ha existido nunca, en
cierta elasticidad, es decir, autorizar el paso de una la práctica, utilización de la fuerza de trabajo que no
rama y de un lugar a otros (lo que puede presentarse de tuviese necesariamente en cuenta las socializaciones dis-
acuerdo con varios índices de movilidad); también debe tintivas de los trabajadores, o dicho de otra forma, la
conformarse a la evolución demográfica, es decir, adap- lógica de valorización del capital no puede imponerse al
tarse a las estructuras de edad; por último, debe adap- mercado más que en la medida en la que socializa a los
tarse a toda una serie de otros criterios diferenciales: asalariados, es decir, en la medida en la que se coloca en
jerarquías de calificación, de remuneración, sin hablar condiciones de sobredeterminar la reproducción y pro-
de las diferencias de sexo, de las cargas de familia, etc. ducción de (nuevas) relaciones sociales.
(...). La realidad sociológica total del mercado de
empleo es, en definitiva, la resultante de una infinidad
de comportamientos de grupos, todos sociológicamente BIBLIOGRAFÍA
significativos, que buscan en medio de numerosas con-
tradicciones un equilibrio perpetuamente renovado» ALALUF, M. (1986): Le temps de labeur, Formation,
[Naville, P.; «Población activa y teoría de la ocupación» emploi et qualification en sociologie du travail, Bru-
en Friedmann-Naville, 1971.a: 161]. selas, Editions de l´Université de Bruxelles.
17
Destacan aquí los análisis de Clot (1995), Dejours ALALUF, M. (1993): «El empleo, una relación social
(1998) y Linhart (1991), entre otros. Si bien sus aproxi- inestable» en Michón, F., Segrestin, D., El empleo, la
maciones a las «situaciones de trabajo concretas» difie- empresa y la sociedad, Madrid, MTSS.
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aplicados, éstas son reivindicadas como la dimensión sobre la crisis de la sociedad salarial, Valladolid,
clave del análisis social de las relaciones laborales. Zari- Trotta.
fian (1996) y Schwartz (1988) pueden ser considerados BARRIER, Ch. (1962): «Production en continu, répartition
como algunos de los referentes teóricos (polémicos) en des tâches et adaptabilité dans l´entreprise» en
los debates actualmente trabados dentro de esta línea de Cahiers d´étude de l´automation et des sociétés
análisis. industrielles, n.° 3, París, CNRS.
18
Por ejemplo los análisis de Maruani (1996), BARRIER, Ch. (1963): «Les structures de répartition du
Michon (1993) y Friot (1998), los cuales podemos colo- travail. Leur adaptations multiples» en Cahiers
car en deuda más o menos directa con las teorizaciones d´étude des sociétés industrielles et de l´automation,
de Reynaud (1989) y Castel (1997). n.° 5, París, CNRS.
19
Estas dos «pendientes naturales» que caracterizan BRAVERMAN, H. (1987): Trabajo y capital monopolista,
los desarrollos de ambas especialidades se encuentran México D.F., SXXI (1.a Ed. Inglesa, 1974).
hoy permanentemente reforzadas por dos demandas CASTEL, R. (1997): Las metamorfósis de la cuestión
sociales diferenciadas dirigidas a los investigadores. social. Una crónica del salariado, Buenos Aires, Pai-
Patronal y sindicatos, enfrentados en las negociaciones dós.
colectivas sectoriales y/o de empresa, por un lado, secun- CASTILLO, J.J. (1994): El trabajo del sociólogo, Madrid,
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de la estructura misma (técnico-organizativa) de los pro- CASTILLO MENDOZA, C., y TERRÉN LALANA, E. (1994):
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09.Jorge García López 24/6/02 15:39 Página 216

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