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ESCRITURA
Y
TEMBLOR
Patricio Marchant
Inscripción N° 116.501
I.S.B.N. 956-260-200-1
Editorial Cuarto Propio
Manuel Montt 682, local 4, Providencia, Santiago
Fono-fax: (56-2) 235 2531
E-mail: cuartopropio@cuartopropio.c1
Portada: Pe Marchant 2000, Nury González.
Composición: Producciones E.M.T.
Impresión: RIL Ediciones
II
Amor de la foto (1982) 95
III
El árbol como madre arcaica en la poesía de
Gabriela Mistral (1982) 111
Jorge Guzmán: ¿Diferencias latinoamericanas? (1985) 127
Jorge Guzmán: "Filósofo", "Sicoanalista", "Detective"
(1986) 137
Respuesta a José Miguel Vicuña (1986) 173
A M-mi amor (1985)
179
Aban-donar (1986) 189
¿Qué puede hacer un pobre hombre frente a una
mujer genial? (1988)
199
Desolación. Cuestión del nombre de Salvador Allende
(1989/90)
2 13
IV
Nota biográfica
tivo del cuerpo, los órganos generadores del cuerpo o los pen-
samientos íntimos —la historia— de un cuerpo!
Pero hemos hecho voto de rigor. El cuerpo parece fácil de
mostrar, de presentar. Es cuestión de comenzar —por aquí o por
allá. Pero en esta presentación el cuerpo puede quedar fuera.
Nada asegura que al presentar un cuerpo, sea un cuerpo lo que
se presenta; nada más arropado que un humanista desnudo.
Definamos, entonces, lo que entendernos por cuerpo. Cuer-
po hay ahí donde una terrible, imperiosa, inaguantable necesi-
dad se impone, se presenta —ella—. Cuerpo es necesidad; no
todo cuerpo es necesario, pero todo lo necesario es cuerpo.
Cuerpo hay ahí donde el desciframiento de una serie de
síntomas revela, de pronto, la conexión profunda que secreta-
mente ha guiado toda una vida.
Cuerpo hay ahí donde un deseo, que se oculta para que se
lo descubra, tiembla ser descubierto, tiembla no ser descubierto.
Cuerpo hay ahí donde hay percepción. En 1870, prófugo
de una guerra, Cézanne se exilia en su patria —atención: se exilia
en su patria— para cumplir el más riguroso de los deberes: pin-
tar el monte Santa Victoria de modo tal, que lo reproducido no
fuese tal percepción, en tal momento, tal día, ni la percepción
de todos los días, ni la percepción que otros hombres distintos
que él, Cézanne, pudiesen tener, sino el monte Santa Victoria
antes que toda percepción, como origen de toda percepción.
Cuerpo es goce: visión de Combray: "un gozo parecido a
una certeza y capaz, sin otras pruebas, de hacerme la muerte
indiferente".
Cuerpo es pensamiento necesario. Descubrir corno está cons-
truida, qué fuerzas están en juego, en la necesidad implacable.
Respecto a ésta, la necesidad lógica, formal aparece apenas como
simple curiosidad.
Cuerpo es, en resumen, lo que un inglés no entiende. ¿Qué
es un inglés, qué es ser inglés? Ser inglés es analizar las ideas de
las cosas'. Enfrentarse no a las cosas sino a las ideas. Separar el
mos como naturales. Salir del espacio de las preguntas y de las respues-
tas ideológicas; pasar del espacio de allá al espacio de acá, intentar un
cambio de cuerpo.
Cuarta Nota, no tan fundamental como interrogativa. "Nuestros grandes
poetas": ¿De quiénes?
33
II
III
LA NOVENA SINFONÍA DE
GUSTAV MAHLER (1982)
Primer movimiento
Segundo movimiento
Tercer movimiento
Cuarto movimiento
Tu discurso—just that
Segunda Versión
4
Persona y discurso de Nelly Richard, autora de un libro sobre Lep-
pe: Cuerpo Correccional, Santiago, 1980. En la escena, durante la
performance de Leppe y el video de Dávila, Nelly Richard yacía en
los brazos de Dávila, imagen de la Pietá que comentaremos inme-
diatamente.
5
Al leer este pasaje, Leppe cometió un lapsus significativo. Leyó pri-
mero, rectificándose de inmediato: "Sin ser mujer..." Leppe, en tanto
Moisés, tartamudeó como Moisés. La tartamudez del Moisés bíblico,
como confesión, constituye una prueba que el Moisés histórico era
un Moisés.
72 PATRICIO MARCHANT
Tres árboles
Gabriela Mistral
Primera estrofa
Segunda estrofa
El sol del ocaso —el Dios herido, el Dios Padre, hace visible
la sangre de los leños, ese hacer visible, ese mostrar, piensa ese
Dios, es su triunfo. Triunfo, sin embargo, que es derrota: en los
AMOR DE ERRÁZURIZ FOTÓGRAFO (1983) 87
Tercera estrofa
nado, si Gestas sufre más que los otros árboles, ¿qué conclusión
se impone? A partir del hecho de la positiva indeterminación de
Cristo, ya sea como franca exageración, herejía o conclusión
lógica implacable, ¿Gestas no podría ser, Gestas no es Cristo? O
acaso el poema sólo está marcando un movimiento de dolor,
una intensidad, cada vez mayor, de dolor? Si fuera así, en este
movimiento de dolor, sólo es el dolor lo que importa, no los
nombres particulares en que se encarna: así los tres árboles
serían, como dolor, un movimiento de dolor cuyo nombre, sólo
eso, es Cristo. ¿Qué significa, en realidad, esta marca del poe-
ma? Mantengamos las dos hipótesis que hemos señalado: lo esen-
cial es que en la Cuarta Estrofa el poeta abraza a los tres árboles.
Cuarta estrofa
quien tenga algo que ver con el pensar. Si la madre está siem-
pre ahí para recoger el cadáver del hijo, lógica de la execuencia
corno en Glas (Derrida) se la llama, ¿cómo puede morir la ma-
dre? Pues, sabemos, así muere el hombre: la madre se las arre-
gla para estar siempre junto a su hijo, recogiendo su cadáver. Y,
por ello, la muerte de la madre no puede dejar de producir un
sentimiento de tranquilidad o de inmortalidad, un extraño gozo
o alegría: Jesu meine Freude; necesidad de que Juan haya filma-
do, recogido y puesto en su lugar preciso, propio, como insis-
tente, obstinado lugar, que lo haya dicho en su obra, que Jesús
era, ahí, entonces, en ese momento, su alegría.
Por tanto, si el "Bach" de Juan constituye un Requiem para
su madre, constituye también un cierto Requieni del Requiem,
un Te Deum; Requiem del Requiem, Te Deum, que abre la posi-
bilidad, que obliga, más bien, a la autobiografía: Juan cuenta su
vida en su obra; de su vida cuenta esto, lo esencial: que vive...
todavía —único contenido de toda autobiografía posible. Muerte
diferida, porque quien le prestó el ser y lo condenó a la muerte,
ha muerto. Pero, si Juan puede de un cierto modo alegrarse,
esto es, tranquilizarse, su verdadero, profundo dolor se revela
en detalles particulares: esas particularmente sin importancia
anécdotas que recoge del otro Juan (igualmente: Leonardo con-
tando los pesos que tuvo que sacrificar entonces cuando el fu-
neral de su madre, Segismundo describiendo clínicamente la
muerte de su padre;, a otro nivel, pero igualmente: un alumno
que me vino a comunicar que su compañera no daría la prueba
fijada para ese día porque había muerto en un accidente el día
anterior). Por todo lo cual, otro sentido de Jesu meine Freude,
el "Bach" de Juan insiste en la presencia de la muerte, de la
"poderosa muerte", concepto de Neruda, muerte de Juan. Así,
el Requiem, el Te Deum, se transforma necesariamente en auto-
Requiem y la autobiografía pasa a ser, necesariamente —salva-
ción, testamento—, autothanatografía; esto es, arte. Auto-Re-
quiem, autothanatografía; con su "Bach", Juan vive su diferida
muerte, cópula con Bach, su madre, haciendo, en el momento
de contemplar su obra, de Bach, madre, Unidad Dual, de todos
JESU MEINE FREUDE: BAJO OBSTINADO DEL...
91
nosotros. Obra que dice la otra lógica del otro tiempo, Ello
groddeckeano que se presenta, El mismo, como música e ima-
gen —necesidad de ver y escuchar reiteradamente, obstinada-
mente, su obra.
Jesu meine Freude, Jesús mi alegría, Jesús mi muerte; bajo
obstinado del "Bach" de Juan, mi total admiración por su ex-
traordinaria meditación, su juego, sobre la vida: sobre la muerte.
II
95
Pero te traicionaron
tus ojos que brillaban de lujuria,
tus pequeños gustos de sastre.
"Ahora torna la foto, una foto que tengo por casualidad, una
foto como cualquiera otra. Toma la foto, mira la , foto, entrégate
a la foto, escribe sobre la foto. Solos en el mundo, tú y la foto".
Así hablaste.
Pero no me engañaste
Por eso:
Sólo una vez Martín Freud habló por teléfono con su padre.
Martín Freud nos dice por qué su padre odiaba el teléfono:
hablando por él no podía ver los ojos de su interlocutor y no
podía, así, controlar la "exacta" "verdad" de lo que aquél le
decía. Freud no quería oír esas voces que, con sólo oírlas, dicen
la verdad, dan paz, dan seguridad. Freud no quería oír voces
que le recordasen a su madre.
Todas ellas tienen en común esto: sus ojos reflejaban, eran, los
ojos de mi amor absoluto, de mi vida, los ojos, puros corno la
muerte, de Matías.
Peor aún:
Mi madre era rubia, y yo la creía morena.
Papá:
Amor de la foto
Angélica:
Desde muy chica tuve un sueño, mejor dicho una pesadilla, que
se repetía siempre. Sueño con una taza de café chica (la reco-
nozco, es la taza que toma la mamá después de almuerzo). La
taza gira y mientras gira sube y baja. Mientras sube aumenta un
poco de tamaño. Junto con eso siento un ruido, como canto de
pájaros, pero que para mí es muy desagradable. En este sueño
casi no hay imagen fuera de la taza y el café; pero yo tengo
muchas sensaciones. Siempre que sueño estoy aterrada, pero
no por algo que viene de afuera sino por esta obsesión de la
taza que da vueltas. Siento que tengo mucho miedo y lo único
que espero es que alguien me hable, alguna persona que me
saque de ahí.
Angélica
A su vez, tu madre te exigía ser como ella, para ser ella mejor
que tú. Pero si eras como ella, tú eras para ti —y para otra voz de
ella también, maldita complicación— corno no debías ser.
Por eso, aunque sea sólo por celos, tú también la llamarás Oria-
na".
III
111
Nota general
II
III
otros amores son suplencias; Cruz que perdona, Cruz que do-
mina toda dirección en el tiempo y en el espacio. Cruz a la cual
hemos estado prendidos, desde el nacer (esto es, como madre
que nos produce) al morir (esto es corno madre que nos acoge
como madre-muerte), pero Cruz que es, ante todo, otra cosa,
que es anterior, a la madre productora y a la madre-muerte.
Cruz a la cual hemos estado prendidos, dice el poema, "como el
hijo a la madre". Como el hijo a la madre. Que los ingenios,
aquellos que creen en la libertad de las metáforas o aquellos,
los metafísicos, que creen que una distinción es posible o es
finalmente posible entre concepto y metáfora, digan que se tra-
ta de una simple metáfora'. Para quien sabe leer, el poema, al
decir que la Cruz es como madre, dice sin más que la Cruz es
madre.
Ahora bien, si la Cruz es madre y si la Cruz es un árbol y
todo árbol, que es madre, es Cruz; si Cristo está en la Cruz, si la
Cruz es Cristo (una Cruz desnuda de Cristo, como la Cruz de
Bistolfi, es Cristo), entonces, siendo Cruz, siendo árbol, Cristo
es madre. Cristo opera en el estrato más profundo del incons-
ciente no como figura masculina, como Dios-hombre o como
un hombre-Dios sino que opera, está inscrito, produce efectos-
de-madre, opera como madre. Por cierto que para una impor-
tante cantidad de cristianos, Cristo es primeramente una figura
masculina: como Padre —o sea, el Dios triste, o Hermano— para
la llamada "teología de la liberación". Pero en su estrato más
fundamental, en su significación más arcaica —y, como ya diji-
mos, la significación más arcaica está ocultamente presente en
las significaciones superpuestas, es decir, más superficiales, que
se derivan de la significación arcaica —Cristo es madre. Cristo es
la Voz que responde, que corresponde enteramente, bondad
única, el grito del hijo abandonado o que se abandona; o Cristo
en tanto madre, y como la madre, según la teoría de Hermann y
Abraham da al hijo el inconsciente, el inconsciente es, enton-
18
Por cierto, que Cristo necesite ser salvado no sólo es contrario a la
teología cristiana oficial sino que —lo único que nos importa aquí—
contradictorio con su carácter de madre absoluta, salvación total del
hijo. Pero al nivel del poema del origen, del poema de las mujeres y
para las mujeres —pero ¿cómo insiste "la" mujer?; ¿se leerá alguna
vez en Chile o en cuántas décadas más Éperons de Jacques Derri-
da?— no hay contradicción alguna: la madre que salva a Cristo y
124 PATRICIO MARCHANT
4
Texto de Heidegger sobre la obra de W. v. Humboldt Uber die Ver-
schiedenheit des Menschlichen Sprachbaues... "Desde entonces de-
termina este tratado. a favor, en contra, nombrado o ignorado, la
totalidad de la posterior ciencia del lenguaje y de la lingüística has-
ta nuestros días". Texto esencial, sin duda, texto discutible, sin duda
(Unterwegs .zzir Sprache (p. 246).
130 PATRICIO MARCHANT
Pero, ¿es esto lo que D.L. realiza realmente o no, más bien,
como decíamos, prepara otra lectura? Imposibilidad de probar
en pocas líneas nuestra tesis, deberemos sólo sugerirla exami-
nando uno de los cuatro ensayos de que se compone D.L., el
ensayo sobre Cien Años de Soledad (CAS), dejando de lado el
ensayo que pensamos que es el más importante, la lectura de la
Mistral'.
II
III
6
Necesidad de lucha política contra el invasor de los pueblos de "san-
gre indígena / que aún rezan a Jesucristo y aún hablan español" que
no constituye, por cierto, el único juicio de la más grande inteligen-
cia que ha producido la raza sobre lo que EE.UU era, es, como su
grandeza.
136 PATRICIO MARCHANT
La posición de C. Goic
respecto del sentido y los
límites de la crítica litera-
ria, es, sin duda, ejemplar.
Entre tantos motivos, se-
ñalo éste: impide los ama-
teurismos; por ejemplo,
extraer conclusiones "filo-
sóficas" y "sicoanalíticas"
de textos estudiados sólo
en su contenido manifies-
to, como sucede, precisa-
mente, en D.L. Sobre la
relación entre la crítica li-
teraria y una "lectura des-
constructiva", problema
que discutiré con exten-
sión en el segundo volu-
men de mi obra, publica-
ré próximamente un
artículo breve (Pierre Me-
nard como escena).
144 PATRICIO MARCHANT
sultado enteramente lógi- de leer uno que otro libro, sin que,
co que se desprende de como le pasa siempre cuando se
la idea de omnisciencia, trata de filósofos, logre entender
pues alguien que conoce algo:
ya todo, no puede apren- a) Recuérdese que en su libro sos-
der, naturalmente, nada tiene que La Dissénzination cons-
nuevo; menos aún puede tituye un ensayo o libro sobre Ma-
admitir que hay una lagu- l'armé (!) (D.L., p. 9 SAM, pág. 72).
na en su saber... b) En la nota 6 de su reseña ataca
Al comienzo los hombres mi afirmación sobre que es insen-
de este tipo hablan más sato suponer que se puede leer
que los otros sobre su ca- bien a Glas (SAM, pág. 48). Es de-
pacidad de asimilar las cir, nada ha entendido de la "no-
ideas nuevas y algunas ción" de diseminación. Cita un pá-
veces prodigan su admi- rrafo de Glas (p. 76), nuevamente
ración abstracta por la sin entender nada y olvidando, al
novedad. Pero confronta- mismo tiempo, que al comienzo de
dos, mediante un test, a esa misma página Derrida escribe:
la idea nueva que no vie- "Pero ustedes no se podrán intere-
ne de ellos, manifiestan sar en lo que yo hago aquí, sino
una intratable-resistencia en la medida en que tengan una
a ésta... Las manifestacio- razón al creer que -en alguna par-
nes más interesantes son te- yo no sé lo que hago".
los modos de aceptación, c) Escribe Guzmán en la nota 7:
cuando esto sucede real- "Suponemos que el padre escritu-
mente. Existen dos formas ral y ficticio de Marchant se limita
típicas. La primera consis- al "allá" europeo y excluye el he-
te en modificar la idea cho de que el mayor triunfo de las
nueva, re-exponerla en ideas de Derrida, el filósofo, se ha
sus propios términos y, dado de hecho en los EE.UU. don-
luego, presentarla como de lo han apatriado al punto de
constituyendo algo ente- considerarlo perteneciente a la lla-
ramente de su propiedad; mada "Escuela de Yale".
ellos sostienen, natural- Por cierto, Guzmán olvida; es de-
mente, que las diferencias cir, pasa por alto, el éxito en Euro-
entre su descripción y la pa y otros continentes, el "triun-
del inventor de la idea son fo", como dice él, de las ideas de
JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 155
Necesidad de "tiempo, la
paciencia, y la energía";
así (pág. 303), Guzmán se
reprocha, mediante su in-
versión de atribución, lo
que le pasó con D.L.
162 PATRICIO MARCHANT
modo, en lo que dice aquí más allá de sus lecturas de los con-
Guzmán, no se encuentra tenidos manifiestos, como ocurre
referencia alguna al "pa- siempre, por lo demás, en toda crí-
dre" como concepto ana- tica "objetiva" (Remito a mi ensa-
sérnico). Y si lamento por- yo por publicar: Pierre Menard
que no les reconozco (a como escena). De ahí su preocu-
Torretti y a Guzmán) pación, su deseo, que se le reco-
"...sino menguadas pre- nozca como el único "padre" de
eminencias. Pero jamás todo discurso teórico en su campo
las suficientes para llegar que se produzca en Chile, que a
a ser padres" (pág. 310), cada rato deja leer en su reseña.
nuevamente, su hablar, Sin duda, Guzmán acepta padres
corno siempre de él cuan- "lejanos", pero no por el motivo
do habla de mí: "Sólo de obvio que fuera de Chile existen
mujeres o de varones, "padres" reconocidamente superio-
puestos en situación que res. Lo importante es que se trate
él pueda creer filial... se de "padres", más bien, de un pa-
permite aceptar dones..." dre "lejano" en un sentido espe-
(pág. 312) (y eso, con li- cial, terrible, de la palabra; "padre"
Autobiogriffures.
Segundo ejemplo. Vicuña escribe: "Inmediatamente surge
la pregunta acerca de cómo se organiza esta miscelánea, qué
clase de libro es éste, a qué género literario pertenece. Pregun-
ta inquietante que el propio libro se encarga de provocar para
enseguida suprimir su respuesta" (pág. 70). Cabe preguntar: ¿dón-
c) te digo a ti mi amor por ti, ese amor por ti que existe sin
ti, es decir, que es, primero en mí y desde mí se concentra en ti
y, al mismo tiempo te digo que tú eres el objeto de mi amor.
Esto es, ¿qué relación se establece entre "yo como mi amor"
o "el amor en mí" y el otro al que llamo "mi amor", "mi amor"
su nombre. ¿Cuándo, por qué, con qué razón o derecho, qué
ley rige –ante todo, permite– que a X pueda decirle, pueda
llamarlo: "mi amor"? Sobre todo, ¿quién me autoriza, pues, de
hecho me sé autorizado para hablar de "mi amor" –y la parado-
ja de la situación se complica y se explica mejor si se trabaja
una situación extrema, extrema pero en absoluto banal– cuan-
do "mi amor" en nada corresponde a mi amor? ¿Simple inma-
nencia, asunto privado, locura amorosa o, más bien, al contra-
rio, al llamar X "mi amor" marco necesariamente una
trascendencia? Pero, nuevamente, ¿cómo es posible esa trascen-
dencia si el otro –otro status que lo que es mío, mis cosas, por
ejemplo– no comparte mi amor? ¿Es absurdo, constituye lo in-
tratable (Barthes) del amante decir: X es "mi amor" –"llenaría
toda mi vida", "sería toda mi vida"– si ese amor no me corres-
ponde? ese X, esa X que amo, ¿no debería, acaso, decir? Digo,
sin embargo, e insistimos en que una razón, una ley me lo per-
mite decir: "mi amor".
Y, por cierto, no debe confundirse la "proposición": "mi
amor" con la figura: Je t'aime (Fragments, págs 175-183). Como
"proferir repetido del grito de amor" je t'aime, señala Barthes,
escapa a la pertinencia, a la sintaxis, no tiene empleo fijo, per-
formativo sin matices, sin continuación, que no alcanza a cons-
tituir ni siquiera una frase (no tramita ni almacena sentidos); es
algo arrojado (jeté), no es un síntoma, es una acción, acción de
una fuerza contra otras fuerzas. Je t'aime: repetición incansable.
"Mi amor" escapa igualmente, como el "te amo", como afirma-
ción pura, a la gramática y a la lógica. Pero al decir "mi amor"
está presente la intención (por más que no se repare en ello,
por más que necesariamente, en menor o mayor grado, se la
infrinja) de, a partir, a través, de "mi amor en mí", saliendo de
mí, de trascender, de decir algo, esto es, de tocar: tratando de
186 PATRICIO MARCHANT
(Nota Final)
ABAN-DONAR (1986)
caso, Ud., Lady Spencer, "levó anclas" (Pero, ¿por qué es tan
importante la firma del otro, así mi autoanálisis y la firma de
Margueritte Derrida).
Preguntas: ¿Es posible leer las escenas que faltan sin trans-
ferencia? ¿Que papel juega la "economía libidinal", la relación
personal, en tal lectura? Si la transferencia trabaja, sin duda, la
lectura de las faltas, problema de la lectura de las escenas de
quienes no se conoce o de quienes, cuestión de tiempo, de
muerte por medio, personalmente es imposible conocer. Se verá:
lo que está en juego en la lectura de escenas que faltan es, más,
mucho más, que la transferencia (sicoanalítica), otra transferen-
cia: una transferencia postal, testamentaria. O, al mismo tiem-
po, como un casi lo mismo, la cuestión de las cuestiones, la
cuestión del nombre propio —de uno mismo y del otro.
III. "El profe dice que ella' iba a abandonar a muchos dio-
ses. Abandono, aban-donar, (aban)donar (?)".
Axioma I. (Sobre el concepto de axioma Der Satz von Grund,
capítulo tercero). Todo escrito es una carta (más exactamente,
una divisible tarjeta postal: La Carte Postale; toda carta es una
orden o la respuesta a una orden.
Axioma II. Una orden que, desconocida conscientemente
en su existencia, se la ha, sin embargo, aceptado, se la puede
desobedecer, se llega a desobedecerla, sólo si, inconsciente-
mente, se la cumple, se la obedece. Lógica de la hetero-cripta:
obedeciendo se desobedece, se desobedece entonces cuando
la cumplida obediencia.
IV."¿Por qué no habrá inflado (subrayado) esa palabra aban-
donar? Dar un dios, él justo subrayó que no se trata de imponer
un dios, pero, ¿y si fuera así?".
"No, los Dioses jamás se inventan, los Dioses son un modo
de habitar" (p. 157) Esto es, cuando son la gloria, o simplemen-
te, la forma de un habitar —los Dioses no se imponen. Así el
Dios Triste de los cristianos, de los chilenos en particular. Pero,
tal vez, acaso lo que sucede es que no se ve la imposición ya,
G. Mistral.
192 PATRICIO MARCHANT
Penetrar.
194 PATRICIO MARCHANT
para saber cuál Dios era el Dios del habitar chileno o latino-
americano. Así recorrido, entonces, de los múltiples Dioses, cuyas
debilidades se le van rápidamente revelando, ella botándolos.
Finalmente, después de una seria falta (pág 183), mi vacilación,
otra falta, escribir que el poeta reconoce, descubre al Dios-
Goethe, la escritura. Pues, entonces, corno si todos los Dioses
—incluido el Dios-Goethe— estuviesen allí como realidades, su
mayor o menor fuerza (ante todo el Dios Padre, Dios Triste y
Cristo en la cruz, oculto por el gesto de Judas). Los dios Dioses
están allí, pero el poeta no mide a un Dios-escritura, que "in-
siste" en Chile, en Latinoamérica. No lo mide, lo da, no como
regalo, como imposición, al contrario. Esa orden, esa imposi-
ción, ese parto —la poeta fecundada por Dios, nombre anásemi-
co del padre como nombre, del nombre del padre— Lady Spen-
cer lo sintió, lo captó perfectamente. Y necesidad de esa
imposición: el poeta sabía que para que la raza mestiza se cons-
tituyera como tal y dominara era necesario que escribiera: sólo
hay raza cuando hay escritura (en sentido general) y una vez
que la raza se constituye podrá, deberá, luchar contra el invasor
(Estudios Públicos, N° 18).
Don de Dioses (importancia, callada, del apellido Donoso
en el texto, trabajándolo) orden, imposición a los chilenos en
particular, a los latinoamericanos, en general, que el poeta da.
Don, consciencia del don y, por tanto, reconocimiento de la
cuestión del testamento. ¿Hasta qué punto el poeta imitó el ges-
to de Freud (Freud, por su parte, obedeció el gesto de Platón,
La Carte Postale), en su orden y como su orden, todo lo que se
escribiera después de ella como de ella. Esa afirmación en Con-
cepción (1982). "Lo único que resulta posible (es decir, más
bien, necesario) es postular la presencia, la acción —sin poder
explicar su surgimiento— de una Forma Inconsciente Generante
(esa "fórmula" era una palabra vacía para un problema real ahí,
ese año) que determina un "contenido latente"-, estructurado en
forma articulada y un muy diferente "contenido manifiesto" de
esa poesía: una forma lógica que llama ser recibida y predeter-
mina lógicamente lugares precisos, modos precisos de poetizar.
198 PATRICIO MARCHANT
Así, entonces, paso del árbol arcaico al árbol fálico, por ejem-
plo, en el Canto General: el río (mismo sentido anásemico que
en la Mistral) árboles fálicos Los Libertadores? ¿Toda la poesía
chilena, bajo la firma de la Mistral? ¿O parte de ella? No lo sabe-
mos. En todo caso, odediencia nuestra, nuestra obediencia, en
"Dos Veces Cecilia". Estas frases "mi firma-tu firma", la misma
economía de la escritura del poeta y la escritura del texto, la
Mistral erigiéndose como Padre, Madre, Palabra de todos noso-
tros. ¿Obediencia, entonces, fielmente cumplida, de tal modo
fiel —con un suplemento de ayuda, Lady Spencer— que me libe-
ra, nos libera al escribir? ¿Me o nos libera al escribir sobre la
Mistral, me o nos libera al escribir sobre la poesía chilena o,
simplemente, me libera de la Mistral —de una forma de escribir?
"La película se llamaba "Reto al destino". Lo recordé leyen-
do "Desolación 5", un poco molesta con Ud. por haber buscado
el vacío de tumba de C. M, sus sueños en Pére Lachaise y nom-
brarse a Ud. mismo como padre muerto. (Antes no había en-
contrado tan triste esta parte).
¿Era necesario terminar así, con un epitafio?"
Querida Lady Spencer, María Ledya Spencer. ¿Su último en-
vío? Antes, en uno de sus envíos, aunque no le gustaba el título—
Desolación (pero creo haber explicado con claridad en el libro
los dos momentos que la "desolación" contiene), no encontraba
triste la serie de cinco Desolaciones, al contrario, las veía como
afirmación de vida. ¿Por qué ahora habla de "epitafio", al igual
que lo han hecho Acta Literaria o El Sur ("Epitafio" al parecer
en su sentido corriente, no, corno lo es, como escritura, todo
escrito). No lo olvide: Grünewald: verde selva, lo escrito se eri-
ge, ataca y defiende, hermafrodita, como el paraguas de Niet-
zsche (y de Heidegger, Éperons, de Derrida). Pues ¿quién po-
dría determinar, detener, el juego económico que se juega en
P.M. = Padre Muerto-diseminación? Me limito a repetir, comple-
to esta vez, el comienzo de Don Giovanni: Voglio fare il gentil:
uomo et non voglio pilt servir. Y le agradezco que "palabras que
me faltaban", esas "imprevisibles palabras" que están en uno de
sus envíos, no le diré cuál.
199
II
por tanto, que, sin embargo, hace posible o más bien necesaria,
la existencia de un tipo nuevo de "intelectual". "Intelectual" que,
legitimado por una "Totalidad negativa", no puede consistir sino
en un "Intelectual negativo". Su necesidad: comentar la "Totali-
dad Negativa" que hace imposible una "Totalidad Positiva". Así,
de este modo, creemos poder justificar la idea -idea "particu-
lar"- de un "intelectual" en nuestra época, ante todo, en nuestro
país.
Si bien comenzarnos siguiendo a Lyotard, buscamos una
posición o un énfasis distinto. Para Lyotard, esa "Totalidad Nega-
tiva" que constituye Auschwitz pone fin al meta-relato especu-
lativo. Para nosotros, "Totalidades Negativas" como "Auschwitz"
o "Chile" paralizan todos los meta-relatos. Dejemos "Auschwitz"
a los europeos. ¿Cuáles son las consecuencias del "efecto total"
"Chile"? Esto es, ¿cuál es, en qué consiste el deber del "intelec-
tual negativo" chileno? Ciertamente en iniciar el comentario de
la catástrofe nacional. ¿En qué consiste esa catástrofe y qué sig-
nifica iniciar su comentario? En tanto todas las voces oficiales
intentan negar la existencia de la catástrofe, la parálisis de la
historia de Chile -su discurso: se trató sólo de un suspenso, un
poco largo, es verdad, pero sólo de un suspenso de nuestra --
noble tradición democrática; deber de mirar hacia adelante, no
hacia el pasado, sobre todo que si hiciéramos esto último, apa-
recerían conspiraciones, traiciones, crímenes, miseria y dolor
infinitos, iniciar su comentario consiste entonces -contra la fri-
volidad de los que son exactamente continuadores de Pino-
chet, esto es, de quienes consolidan, en "democracia", su obra: _
su concepción del hombre, de la economía, de la cultura (esta-
mos hablando al nivel del sistema y no, necesariamente, de las
"vivencias")- en reconocer, en establecer la catástrofe como ca-
tástrofe. Catástrofe como tal que convierte en un hecho anecdó-
tico que haya sido un determinado partido de la Derecha quien
triunfó en las recientes elecciones, partido que acabó con su
antigua ambigüedad política precisamente en sus años de lucha
sin cuartel -o más bien, con "cuartel"- contra la Unidad Popu-
lar, partido apoyado por "socialistas", ya no renovadosí sino
DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 223
II
24
I. Hermann, L'Instinct filial, Denoel, 1972; N. Abraham, Anaséndes
II, Flamrnarion, 1978; sobre esa demostración en G. Mistral, nuestro
libro Sobre Árboles y Madres, Ed. Gato IVIurr, 1984.
228 PATRICIO MARCHANT
26 Op. cit., p. 7.
DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 233
obra. Por eso mismo, lecturas que son, por su parte, experi-
mentaciones, alucinaciones —la poesía es materia alucinada, es-
cribe el poeta27, de los distintos "sujetos" de lectura. Fin de "Ga-
briela Mistral", lecturas de su multiplicidad. De este modo, la
antigua escena transferencial de su lectura es derrotada tanto en
la debilidad de su deseo como en su principio teórico (supo-
niendo que ambos puedan separarse). Se trata, por tanto, de
leer a la Mistral de este modo y con este fin: leerla como "inter-
pretación activa" de su obra, lectura sin logos ni verdad; escribir
sobre el poeta "como escribir con ello otra cosa, única manera de
leerla" (Sobre Árboles y Madres, pág. 110).
De este modo, omnipresencia de la poesía mistraliana, pre-
cisamente, porque nunca, en ningún momento o lugar se pre-
senta, ella, como única o una. Y porque arcaica —ausencia de
tradición filosófica del español— su literatura es "literatura me-
nor", en el sentido de Deleuze-Guattari; por ello, literatura en-
teramente política (Kafka, Capítulo tercero). Por cierto, existen
en ella momentos de especial intensidad (según el término de
Deleuze-Klossowski). Señalemos tres de esos momentos. El pri-
mero, la relación —o diálogo— del poeta con la gran filosofía de
nuestra época; Heidegger, heideggerianamente entendido, y con
las formas nuevas del psicoanálisis, Heidegger y las reformula-
ciones del psicoanálisis que el poeta no alcanzó a conocer
—diálogo, no por eso, menos real. (¿Hasta qué punto, como un
ejemplo de teoría-imaginación, El Instinto Filial de Hermann no
podrá ser considerado como un gran, pero incompleto, comen-
tario de la poesía mistraliariá?). El segundo: la experimentación
del poeta del estar comoírritijer —ya no Madre por excelencia— y
las lecturas que de ese estar resultan posibles y necesarias. El
tercero, el más importante: su experimentáción de su estancia
como mestiza latinoamericana, de la estancia latinoamericana,
su meditación de la derrota del indígena latinoamericano y, lue-
go, su conciencia de la inevitable derrota del mestizo latinoame-
27
Tala.
234 PATRICIO MARCHANT
CUESTIONES DE DIFUNTOS.
SOBRE LA TEORÍA DE LA ESCRITURA.
SOBRE LA POESÍA DE NICANOR PARRA (1983)
I. La percepción
2
R.T.P. III, pág.
3
R.T.P. III, pág.
PATRICIO MARCHANT
242
4
R.T.P. III, pág.
CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 245
libro por escribir está escrito ya, como tantas veces dice Proust;
se trata de transcribirlo y frente a ese libro no somos libres,
repite Proust, repitiendo sin saberlo a Meister Eckhart, a toda la
tradición mística. La literatura —y la literatura está aquí por todas
las otras artes— dice la realidad. Por ello, la literatura es cuestión
de realidad, de verdad, de moral y, tenemos que verlo ahora, de
muerte.
Insistamos, para ello en la noción de guardia. Hemos ha-
blado de la concepción moderna de la percepción y de la con-
cepción mística de la percepción como guardia de las cosas. El
hombre contemporáneo, nosotros, sin clara consciencia sabe-
mos, con todo de la antigua noción de percepción. El hombre
contemporáneo quisiera guardar las cosas de otra manera de
como, regular y generalmente, las guarda, porque en parte, con
todo, guarda como antes. Todos percibirnos lo "azul" corno azul.
Al percibirlo como tal, nos jugamos entero en esa percepción.
Esto es, nos entregamos: nos hemos entregado una vez a la
cosa. Cierto es que esa entrega pertenece más bien a la historia
de la especie, pues recibimos el azul como un regalo de esa
historia. Pero, en principio, es tan difícil percibir lo azul como
percibir la música de Stockehaussen —lo que quiere decir, sea
dicho de paso, que no hay en el hombre por un lado, facultades
superiores y, por otro, facultades inferiores, intelectuales las
primeras, materiales las segundas (valga esto contra los ontólo-
gos, aquellos que hablan del ser sin hablar de la guardia del ser:
como quien dice, dé pastores sin ovejas o de ovejas sin pasto-
res). Sin embargo, si aliara, pese a tener el azul, nos abandona-
mos al azul, lo azul es azul de otro modo. El azul, en el abando-
no al azul, es otro azul, es otra cosa, que el azul simplemente
percibido en forma objetiva. El azul de otra manera guardado
es como un vaso —comparación tantas veces utilizada por Proust-
lleno de toda clase de recuerdos'. Trabajando, pues, dice Proust,
el escritor vagabundea cada vez que no tiene "la fuerza" de
obligarse a hacer pasar una impresión por todos los estados
9
CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 249
10
252 PATRICIO MARCHANT
Las Tablas
10 Hegel, Briefe, Tomo II, p. 89. Texto de Hegel que al igual que el de
Cousin (de 1850) cita J. Derrida en L'Áge de Hegel, Greph,Flammarion,
París, 1977 p. 82 y p. 99.
11 Verdad francesa —certeza, claridad— que si bien ha formó —corno len-
guaje— al espíritu francés, jamás se ha presentado —a diferencia de la
verdad nacional alemana— como propiedad de un pueblo, un lenguaje
o una raza. Verdad nacional, pero no nacionalista.
SOBRE LA NECESIDAD DE FUNDAR UN DEPARTAMENTO... 275
12
Heidegger escribe como el pensar de lo simple, ese pensar que constitu-
PATRICIO MARCHANT
276
Aufriss que hace posible todo hablar, todo concepto —el árbol y
la flor? Ciertamente13.
13
Sobre la significación para el inconsciente, como origen del lenguaje
—o como lenguaje—, del árbol y la flor, nos permitimos remitir a nuestro
libro Sobre Árboles y Madres, Santiago 1984, Ed. Gato Murr.
14
Sobre la producción y el gasto soberano en los distintos tipos de socie-
dad, sobre la producción en la época moderna y contemporánea, por
ello sobre la significación teórica y la situación política del marxismo, la
obra fundamental de Bataille La Part Maudite (y los textos anexos a
ella), obra sin la cual nada, o casi nada, se entiende sobre esa significa-
ción y esa situación.
278 PATRICIO MARCHANT
16
Visceralmente fascista, es decir, teóricamente también: paradoja aparente
[Resuelta la paradoja]. Véase nota 5.
280 PATRICIO MARCHANT
CONSIDERACIONES SOBRE EL
BALLET DE LOS VALETS (1989)
II
blo que, sin embargo, tiene otra música, la más grande música,
el pueblo musical por excelencia. Así, Erika. Y de acuerdo a
esta ley inexorable —de este tipo inédito de leyes son las que
nos interesan— en la música boche a la marcialidad del ritmo, la
ñoñería, el sentimentalismo barato de la letra: "Auf der Heide
bliit eines kleines Blíimelein un das heisst Erika" ("En la pradera
florece una pequeña florecita, y ella se llama Erika") (No ofende-
remos al Instituto Francés dejando que se oiga, aquí, música
boche). Oposición extrema entre Fanfan la Tulipe y Le Temps
de Cerises. Entre ellas, momento diferencial, el himno verdade-
ro de la Revolución :/La Caí-magno/e /música/(184-199).
2
Por todo lo expuesto en esta ponencia, no debe extrañar que haya sido
un filósofo francés quien ha visto la potencialidad filosófica de ciertos
conceptos españoles (G. Granel: "estancia").
318 PATRICIO MARCHANT
Poema segundo
aceptar que en Chile haya, hay, tantos para los que tardó, tarda,
tanto la primera experiencia, el primer contacto con ese primer
origen -"central volumen de la fuerza" (El Gran Océano, Canto
General)- de todo lo que nace, muere y renace.
A. Lectura de El Hondero que se inscribe en un proyecto
más general; una lectura desconstructiva de la poesía de Neru-
da como continuación de una lectura desconstructiva de la gran
poesía chilena (proyecto iniciado en Sobre Árboles y Madres,
1984, una lectura desconstructiva de la poesía mistraliana). Y si
una lectura desconstructiva necesita del trabajo del sicoanálisis,
sin embargo, necesidad de precisar la situación: el sicoanálisis
"clásico", en su conceptualidad, si no en su "sintaxis" o en sus
gestos más decisivos, permanece al interior de la clausura de la
metafísica; sólo en su necesario desencogimiento -su radical
desencogimiento, la obra de Nicolas Abraham y María Torok- el
sicoanálisis se acerca, llega a tocarse, casi llega a confundirse
-a su modo, pero de un modo preciso- con las operaciones
desconstructivas. Casi llega a confundirse: así en ese "encuen-
tro sorprendente", como lo califica María Torok entre el análisis
del inconsciente de Freud cumplido por Derrida en Legs de Freud
y la lectura de Abraham de los efectos de "fantasma" y de "crip- -
ta" en Freud, análisis de lo "autoanalizado" de Freud, lo llama
Derrida.
En todo caso, distinción fundamental entre la "crítica litera-
ria "clásica" (el estructuralismo comprendido), su mantenerse
en las estructuras "objetivas" ("objetividad", noción propia, ca-
pital, de la metafísica moderna de la subjetividad) del conteni-
do manifiesto -contenido manifiesto en un sentido lato que in-
cluye también las "objetividades" inconscientes que el__
estructuralismo ha puesto de manifiesto- y el trabajo en el con-
tenido latente, mantenemos el nombre un poco tan sólo para
mantener la oposición tradicional, propio acuna lectura des-
constructiva; su trabajo de o con o desde las escenas, corno
debiera decirse. Status determinado, estrictamente condiciona-
do, de la crítica literaria, sobre el que desde hace algunos años
he empezado a insistir (Sobre Árboles y Madres, "Pierre Menard
EL HONDERO ENTUSIASTA (1986) 321
Poema tres
Poema cuarto
Poema quinto
cas líneas después de los versos que considero los versos fun-
damentales del poema, Neruda escribe: "Surco para la turbia
semilla de mi nombre" —problema del nombre, entonces, en
Neruda, el nombre, como relación con el otro, problema funda-
mental de la filosofía de la segunda mitad de este siglo: nueva
confirmación de la importancia capital de El Hondero.
Lectura sicoanalítica de El Hondero, lectura que espera su
reescritura desconstructiva •
335
19
Cuando desequilibrios en un —supuesto— "equilibrado" lógico, así
Bolzano, como lo muestra Hermann, el recurso a una ciencia, consi-
derada ejemplarmente racional, puede servir de efectivo método de
curación. Bolzano curaba su depresión y su carácter paranoico le-
yendo a Euclides: "La demostración euclidiana, llena de espíritu, me
aportó tanto placer que pronto volví en mí" (Bolzano, citado por
Hermann, obra citada, p. 14).
PATRICIO MARCHANT
342
18
Sobre la repetición en Schopenhauer, Clément Rosset: L'Estbétique
de Schopenhauer, P.11.F., París, 1969.
19 "Ciencia literaria cerrada", "seudo-filosofía" que (nota 12) como pretendida
ciencia ejemplar puede servir, en determinados casos, en tantos casos,
para recuperar o mantener el "equilibrio" síquico, ejemplos que sobran.
PIERRE MENARD COMO ESCENA (1987) 351
C. Escenas de El Hacedor
II
Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con nosotros? ¿Qué tiene
que decirnos la Escritura a nosotros latinoamericanos? Otros que
"Europa", que los "pueblos metafísicos", que la Errancia judía,
persistimos en que persistan como verdaderas las duras pala-
bras de Hegel que "vivimos con niños que se limitan a existir
lejos de todo lo que significa pensamientos y fines elevados"
—precisamente por eso, sujetos con rigor inaudito a la universa-
364 PATRICIO MARCHANT
Caímos y levantábanos,
cocida la cara de llanto,
y lo reído y lo llorado,
y las rutas y los senderos,
y las partidas y los regresos,
las hacían con nosotros,
el costado en el costado.
De la jornada a la jornada
jugando a huerta, a ronda, o canto,
al oficio sin Maestro,
a la marcha sin camino,
y a los nombres sin las cosas
y a la partida sin el arribo
fuimos niños, fuimos niños,
inconstantes y desvariados.
Y baldíos regresamos,
¡tan rendidos y sin logro!,
balbuceando nombres de "patrias"
a las que nunca arribamos.
Advertencia al lector
franca escritura, pensante, no podía sino ser una tarea asaz difí-
cil. Y, sobre todo, cuando se sabe que la "racionalidad francesa"
no advierte que el origen de su sentido y de su razón se halla
también en su ritmo. Un compromiso de ritmos se planteaba
como única solución. ¿Cuál es el valor del ritmo de tal compro-
miso? Pregunta abierta al lector, lectora, etc.
"Estar' y no "ser'. Diferencia entre los dos verbos: "ser", que confiere a
los sujetos cualidades y maneras de estar permanentes, inherentes a su
naturaleza; "estar", que confiere estados pasajeros. Si, en lo que nos
atañe, damos preferencia al verbo "estar", y a su derivado "estancia",
de ningún modo se trata de dar la preferencia, ante lo natural, ante una
supuesta naturaleza, al eterno transcurrir heracliteano. Allendé tales opo-
siciones metafísicas, con "estar' y "estancia", queremos o intentamos
marcar la "fragilidad" de un "estar' como un "estar" inscrito en una
escritura.
3
Los nombres que hacen falta. El verbo "faltar" tiene, en castellano, [sa-
bido, al menos dos] significados: "faltar" como "hacer falta" o "no estar"
y "faltar" como "estar en falta" o "estar siendo culpable". Ejemplo: si
376 PATRICIO MARCHANT
7
Actualidad de la lectura cabalística, especialmente del método de
Abraham de Abufalia de Zaragoza.
380 PATRICIO MARCHANT
II
que esos indios están constituidos también —no hay duda algu-
na— no por los grandes creadores latinoamericanos, sino por
esos intelectuales que Europa acepta mostrar en sus "caseríos"
intelectuales, esta combinación, el silencio ante los grandes fun-
dadores y el "etc." (los países "parcialmente europeos" o en
potencia de serlo) y los "indios espirituales", alude a Latino-
américa y designa Latinoamérica. Latinoamérica y no la Unión
Soviética, porque, mientras los intelectuales rusos que "han ele-
gido" el 'Occidente" sólo podrían ser considerados, según la
lógica de Husserl, como europeos, el marxismo, para él, no será
más que un "naturalismo". Pero eso mismo ocurre con los inte-
lectuales españoles y portugueses: no hay lugar en la lógica de
Husserl para los grandes creadores-fundadores de la escritura
latinoamericana. ¿Lógica de Husserl o lógica de la filosofía? La
primera deriva, sin duda, de la segunda. Como simple referen-
cia (y, por lo demás, errónea) a sus grandes creadores, sin "lu-
gar" en la filosofía, y como el "etc." y los "indios", la filosofía ha
de pensar Latinoamérica: este "pensar" es, en realidad, un silen-
cio sobre ella'.
En este contexto, y a propósito de nuestro terna, también
es interesante estudiar el pensamiento y la acción de Paul
Valéry, a quien pertence, creemos, la creación cíe la expresión
"política del Espíritu". Se entiende con ello el estudio de las
9
No teniendo a la vista el texto original de De Miomandre, lo retraducimos
del español al francés [y viceversa, casi: lo mismo para la carta de G.
Mistral a NI. Pomés].
390 PATRICIO MARCHANT
III
12
En nuestro libro Sobre árboles y madres, pp. 168-175, analizamos el
poema "Extasis", de Gabriela Mistral, de manera inversa a toda la tradi-
ción de su interpretación corno "éxtasis espiritual", en tanto "éxtasis de
violación", aun cuando ignorábamos que, com() Matilde Ladrón de
Guevara, amiga del poeta, lo hizo público sólo en 1986, en la nueva
edición de su libro, Gabriela Mistral, la rebelde magnífica, ella había
sido violada en su juventud. En sus textos en prosa sobre Latinoamérica,
el tema está implícito —no oculto como en el Canto general— en sus
consideraciones sobre el mestizaje.
13
E. Martínez Estrada, Radiografía de la Pampa.
"ATÓPICOS, "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 395
IV
B.
—ya con musgos— del sollozo" ("Canto sobre unas ruinas", Ter-
cera residencia) Ruinas de España, sufrimiento de España, rui-
nas que, otra vez, callan.
Machu Picchu, diferencia fundamental. Neruda descubre
allí, sobre el "alto arrecife de la aurora humana", en el "alto sitio
de la aurora humana", aquello que los versos fundamentales de
"Alturas de Machu Picchu" señalan: "una vida de piedras des-
pués de tantas vidas". Unanimidad sospechosa de los comenta-
dores de "Alturas de ~bu Picchu", los que conocernos, no
todos, pero no pocos tampoco: Neruda habría descubierto, allí,
en Machu-Picchu, la esencia del hombre o la explotación del
hombre por el hombre en tanto hecho fundamental de la histo-
ria. La realidad de la explotación es indicada, como es evidente,
en el poema. Pero esta humanidad universal o esta explotación,
¿constituye el descubrimiento esencial de Neruda en Machu-
Picchu? Pues Neruda, al comienzo de las "Alturas de Machu
Picchu" buscaba al hombre universal (El canto general, II): "Qué
era el hombre? En qué parte de su conversación abierta / entre
los almacenes y los silbidos, en cuál de sus movimientos metá-
licos / vivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida?" Cuando
él descubre "Machu-Picchu", lo nombra, como lo indicamos,
alto arrecife y alto sitio de la aurora humana. ¿Es posible que el
poeta piense que la raza humana —o la latinoamericana— tenga
su origen en Machu-Picchu? Sería una torpeza gratuita atribuir
este tipo de ingenuidad a Neruda. Entonces, ¿por qué el poeta
poetiza Machu-Picchu de este modo? Permanencia de piedras y
de ríos, permanencia de la piedra elemental y del río elemental,
unión de la piedra, piedra indígena, y el río, lengua, pero len-
gua no indígena, lengua castellana. ¿Qué ocurre, cómo se en-
cuentran o reúnen, cuando llega a .Machu-Picchu, la tierra, la
sangre, la piedra, el río y el lenguaje, elementos que el "antes"
y el después de la Historia separan en Latinoamérica? No otra
cosa que: el mestizo se vuelve mestizo yen tanto tal proclama:
"Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta", "Hablad por mis
palabras y mi sangre" ("Alturas de Machu-Picchu", XII). Neru-
da no se hace pasar por "representante", voz vengadora de la
"ATOPICOS, "ETC.' E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 409
C.
mación, pues lo que importa es, una vez más, en qué sentido,
cómo y por qué esas materias y autores importan, esto es, su
cómo y por qué epistemológico—, esta enumeración fácil de ha-
cer nos indica: existen hechos filosóficos y para-filosóficos con
los cuales toda reflexión seria y responsable debe contar; ellos
son: la formación y el desarrollo de la lingüística y la semiolo-
gía, el psicoanálisis (purificado de las interpretaciones mecani-
cistas y de las reducciones idealistas), el marxismo, la nueva
epistemología (Bachelard, Canguilhem, Foucault) y las grandes
filosofías de la primera mitad del siglo XX: Husserl y Heidegger.
Esta enumeración señala materias (o disciplinas) y autores, y
sólo ello. ¿Podemos avanzar más adelante, es decir, si las dis-
ciplinas no tienen límites fijos, si el concepto de autor, como el
de obra, es sólo el indicador de una situación —pues, ¿qué es un
autor, qué es una obra? ¿Cuál es el significado epistemológico de
estos conceptos?—, ¿podemos avanzar de algún modo para saber
en qué sentido y cómo, autores, disciplinas y obras importan?
Hemos hablado de "plataforma contemporánea del saber"
y de episteine. Intentemos avanzar analizando esta última no-
ción. Ella ha sido magistralmente elaborada por Michel Foucault.
Tenernos, por ejemplo su Naissance de la clinique. Frente a la
concepción positivista y empirista para la cual el nacimiento de
la medicina moderna es el producto del abandono de quimeras
teóricas y de un retorno a la experiencia inmediata, Foucault
muestra cómo ese nacimiento dependió de la combinación de-
finida de definidas condiciones materiales y científicas, que de-
terminaron "con su posibilidad histórica, el dominio de su expe-
riencia y estructura de su racionalidad", formando un a priori
concreto que el trabajo arqueológico, en tanto estudio de las
condiciones de posibilidad, debe reconstituir. La posibilidad de
este estudio está ligada a una transformación radical del méto-
do de investigación histórica. Si a diferencia de Kant, para quien
la posibilidad y necesidad de la crítica estaba ligada al hecho
del conocimiento, ésta está para nosotros ligada al hecho del
lenguaje, es decir, si estamos destinados históricamente a en-
tender lo ya dicho, resulta necesario, sin embargo, abandonar
SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA... 421
cías. Ello implica que las leyes del lenguaje operan a un nivel
inconsciente, lo que hace posible su estudio objetivo, es decir,
desaparece el "círculo hermenéutico de la tradición exegética
clásica". Finalmente el sistema que el lingüista es capaz de mos-
trar, permite encontrar leyes generales; así "por vez primera
—escribe Lévi-Strauss— una ciencia social ha llegado a formular
relaciones necesarias".
Este modelo lingüístico lo proyecta Lévi-Strauss al estudio
de los fenómenos sociales, en un proceso paulatino de genera-
lización en que la audacia, el rigor y la cautela van a la par.
Ciertamente no podemos comentar aquí el trabajo de Lévi-Strauss;
su obra, demás está decirlo, constituye uno de los grandes he-
chos intelectuales de nuestra época. Contentémosnos con ob-
servar la divergencia con Ricoeur en el mismo momento en que
ambos aceptan la primacía del lenguaje. Para Ricoeur todo tra-
bajo serio sobre el lenguaje debe pasar por el modelo estructu-
ralista, pero no puede permanecer en él. De modo sumamente
discutible Ricoeur caracteriza este modelo como la elección de
la sintaxis contra la semántica, en su obra distingue el plano de
la semiología (la diferencia de los signos) y el plano semántico
(representación de lo real por los signos), subordinando el pri-
mero al segundo, lo que permite permanecer dentro de la con-
cepción clásica del lenguaje. Ahora bien, tanto el proyecto de
Lévi-Strauss como el de Ricoeur quedan puestos en cuestión —a
diferente nivel y en un sentido distinto— por un pensamiento
que, partiendo igualmente del reconocimiento del hecho que el
lenguaje "ha invadido como tal el horizonte mundial de las in-
vestigaciones más diversas y de los discursos más heterogéneos,
tanto en su intención, su método, su ideología", opone a esta
"inflación" del lenguaje —que considera producto del logocen-
trismo consustancial a la filosofía como tal y las ciencias funda-
das en la filosofía, como la lingüística— la meditación de la es-
critura, meditación que desquicia el planteamiento
filosófico-científico al mostrar el carácter subordinado de oposi-
ciones consideradas generalmente como fundamentadoras (sig-
nificante/significado; sensible/inteligente; lengua/habla; sincro-
426 PATRICIO MARCHANT
Texto original en francés, traducido para esta edición por Pablo Oyar-
zún (M. de los E.)
436 PATRICIO MARCHANT
ÍNDICE DE AUTORES
PRESENTACIÓN
ENSAYOS
Euclides: 386.
Fariña, Soledad: 206.
Faye, Jean-Pierre: 288.
Fechner, Theodor Gustav: 341, 355.
Ferenczi, Sandor: 43, 259, 319, 341.
Fernández, Ana Maria: 182.
Feuerbach, Ludwig: 123, 294-295.
Fichte, G. W.: 272, 273.
Flavio Josefo: 190.
Fontaine, Arturo: 140, 288.
Foucault, Michel: 224, 226, 420-423, 424, 429 •