Вы находитесь на странице: 1из 4

RACIONALISMO Y EMPIRISMO

En el debate entre razón y sentidos como fuentes fiables de conocimiento, ya desde


Antigüedad y durante la Edad Media, encontramos autores que desconfían del
testimonio de los sentidos, privilegiando a la razón o que consideran a aquellos como
fuentes fiables y origen de todo nuestro conocimiento. Por ello, pueden ser calificados
como filósofos con una orientación o tendencia racionalista (como Platón) o como
filósofos de orientación empirista (como Aristóteles), Sin embargo, cuando hablamos de
Racionalismo y Empirismo (con mayúsculas) hemos de entender que nos referimos a
dos corrientes filosóficas modernas que hacen su aparición en el siglo XVII.
La filosofía moderna surge por oposición a la medieval que estaba totalmente dominada
por la teología, de manera que tenía por objeto principal de reflexión a Dios, la
demostración de su existencia, y estaba continuamente mezclando verdades racionales
con verdades de dogma o de fe. La razón estaba subordinada a la fe.
Frente a esto, la filosofía moderna reclama la autonomía de la razón frente a la fe, está
estrechamente conectada con la ciencia moderna y tiene como objeto principal de
preocupación el problema del conocimiento y el de encontrar un método fiable que nos
garantice alcanzarlo. Los filósofos modernos son los ideólogos de la revolución
científica que culmina en el siglo XVII con Newton. Para comprender cabalmente todas
las preocupaciones típicas de la filosofía de esta época, hay que tener en cuenta que sus
representantes viven en un mundo en el cual toda la concepción que de la realidad y del
universo se tenía se ha derrumbado y ha sido sustituida por otra completamente distinta.
De ahí que se preocupen por el problema del conocimiento y por encontrar un método
infalible.
Esto es lo que estas dos corrientes, por lo demás, antagónicas tienen en común. Lo
demás serán diferencias, en parte, porque van a entender la revolución científica de
distinta manera y porque proceden de mundos distintos; unos de la matemática, otros
más ligados a las ciencias empíricas.

Empirismo:

Corriente filosófica anglosajona que se desarrolla en los siglos XVII y XVIII y cuyos
principales representantes son J. Locke, G. Berkeley y D. Hume. Esta corriente se
caracteriza porque, por lo que respecta a la teoría del conocimiento que, como dijimos,
ocupa un lugar central en la filosofía de estos autores, negarán la existencia de ideas
innatas y, por ello, defienden que todo nuestro conocimiento tiene su origen en la
experiencia sensorial y, como todo él proviene de ésta, no puede conocerse nada que
esté más allá de ella, por lo que la experiencia sensorial constituiría también el límite
de nuestro conocimiento.
Así, Locke defiende que el objeto del conocimiento son las representaciones que el sujeto
tiene en la mente -representaciones mentales-. A todas ellas las llamará ideas, pero unas
son simples y otras complejas. Las ideas simples provienen de la experiencia sensorial o
de nuestra experiencia interna. El resto de la ideas -ideas complejas- provienen de la
asociación de las simples. Por lo tanto, no hay ninguna idea, por abstracta y compleja
que sea, que no proceda de la experiencia (externa o interna). Con anterioridad a la
2
experiencia, la mente del hombre al nacer es una tabula rasa, una página en blanco, que
se llena de contenido con la experiencia sensorial. No existen ideas innatas. Todas
proceden de la experiencia y, si hubiese alguna que no proviniese de esta fuente, debería
de ser rechazada como una ficción. Pero el propio Locke no fue lo suficientemente
coherente y radical como para rechazarlas todas (así, conservará, por ejemplo, la idea
de Dios como idea legítima).

El que va a llevar los presupuestos empiristas hasta sus últimas consecuencias es D.


Hume. Adoptando una terminología menos confusa, distinguirá en nuestras
representaciones mentales entre impresiones e ideas. Todas nuestras ideas proceden de
impresiones. No hay ideas con anterioridad a la experiencia, no hay ideas innatas.
Nuestro conocimiento se limita, por tanto, a la experiencia sensorial actual y a la
experiencia pasada que traemos al presente gracias a la memoria. Es imposible, por
tanto, hablar de conocimiento cuando nos referimos al futuro, porque carecemos todavía
de las correspondientes impresiones. Sin embargo, tanto en la vida cotidiana como en la
ciencia, pretendemos saber cosas y sucesos que ocurrirán si se dan determinadas
circunstancias y esta inferencia la realizamos en virtud de la noción o idea de causa.
Hume demostró que la idea de causa entendida como conexión necesaria entre dos
fenómenos era una idea carente de validez, puesto que no se basaba en la experiencia
sensorial (nosotros no percibimos que exista ninguna conexión necesaria) sino en la
inducción que realizamos a partir de la experiencia pasada en que dos clases de
fenómenos se habían dado unidos en repetidas ocasiones. Sin embargo, los procesos
inductivos mediante los cuales concluimos que necesariamente se seguirán produciendo
esos fenómenos en el futuro carecen de justificación, tanto lógica como apelando a la
experiencia (porque caeríamos en petición de principio). Luego, nuestro conocimiento
de sucesos futuros no es, en rigor, "knowlegde" sino "belief", un sentimiento de
creencia, creencia probable, basada en el hábito y la costumbre. Así mismo y,
coherentemente con sus postulados empiristas, Hume rechazará la validez de ideas como
"Dios", "alma" o "identidad personal".

Racionalismo:

Corriente filosófica moderna que se desarrolla a lo largo de los siglos XVII y XVIII en el
continente europeo (fundamentalmente Francia y Alemania) y cuyos representantes
principales son Descartes, Leibniz y Spinoza. Esta corriente se caracteriza porque por lo
que respecta a la teoría del conocimiento, que ocupa igualmente un lugar central en la
reflexión de sus principales representantes) afirmarán que, dado que los sentidos no son
fuentes fiables de conocimiento éste se construye deductivamente a partir de ciertas
ideas innatas que el sujeto posee en su mente sin haber derivado de la experiencia.

Las afirmaciones de los filósofos racionalistas se van a ver fuertemente influidas por
varias circunstancias: su experiencia y comprensión de lo que ha supuesto la revolución
científica que culmina en el XVII, revolución que les ha llevado a desconfiar de los
sentidos como fuente fiable de conocimiento y el hecho de que estos filósofos fuesen
matemáticos o tuviesen a la matemática como modelo de saber.
Frente al universo aristotélico, que es un universo cualitativo en el que la observación y
3
no el experimento, jugaban un papel esencial, el universo de la física moderna en un
universo cuantitativo constituido sólo por puntos, líneas, elipses, magnitudes expresables
en lenguaje matemático. En la ciencia moderna, todo lo que no es medible,
matematizable, ha sido eliminado por considerarse subjetivo -cualidades secundarias-
considerándose únicamente relevantes, las llamadas cualidades primarias que todo
aquello que sí se puede matematizar. La ciencia moderna, que se construye a partir del
experimento, obedece a un proyecto. La actitud del científico moderno es activa, no
pasiva.
Por ello, en los racionalistas existe la convicción de que en realidad lo que se conoce de
las cosas no ha sido extraído de ellas a partir de la observación sino que, en realidad,
ha sido puesto en ellas, pues es un conocimiento que ya se tenía. A esto contribuye el
que los filósofos racionalistas sean matemáticos. La matemática es una ciencia
puramente racional -sólo necesita de lápiz y papel, no de la observación- que
proporciona certeza ya que sus verdades son necesarias. Por ello, su ideal de
conocimiento lo proporciona esta ciencia y, de la misma manera que en ésta, piensan los
racionalistas que, a partir de unas primeras verdades (no extraídas de la experiencia, es
decir, innatas) equivalentes a los axiomas en la matemática, ha de ser deducido todo el
edificio del conocimiento.
4

Вам также может понравиться