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Introducción
Gran parte del progreso intelectual que se produce en los primeros años, puede verse como:
1) el proceso por el que el niño llega a categorizar las cosas en función de las
semejanzas y diferencias
percibidas, estableciendo asimismo
2) cómo se relacionan entre sí las categorías construidas.
Este logro, atañe a una de las principales funciones que se atribuyen a los conceptos y su
desarrollo: la
categorización. Su papel resulta especialmente significativo en las primeras etapas del
desarrollo de la inteligencia.
Como destaca Delval (94/96), la principal tarea del niño en su desarrollo cognitivo inicial es:
conseguir “organizar” el
mundo que le rodea, a fin de “entenderlo” y “poder desenvolverse adecuadamente” dentro del
mismo. El trabajo de
la inteligencia sería: ir encontrando “unidad” dentro de la “diversidad” de los estímulos que se
perciben y “lo que
permanece”, dentro de los continuos cambios / transformaciones que experimentan las cosas.
El niño debe
descubrir las constancias y principios generales que gobiernan la realidad e ir
construyendo paralelamente los
esquemas y procedimientos necesarios para interactuar eficazmente con ella.
Invariantes Cognitivas: Piaget considera que gran parte del desarrollo cognitivo consiste
en ir descubriendo los
elementos / aspectos que se mantienen en las situaciones y objetos pese a sus
transformaciones y procesos
de cambio. Lo que denominó invariantes cognitivas, como parte sustancial de los esquemas
que se van
configurando en cada estadio. La permanencia del objeto es la invariante característica del
periodo sensoriomotor.
En torno a los 2 años, el niño ya es muy hábil manejando objetos, se desplaza sin problemas
por el entorno familiar,
sabe responder en múltiples juegos, y cómo actuar para alcanzar lo que desea. Sin embargo,
no es capaz de explicar
cómo hace todas esas cosas.
Esto comienza a cambiar con el uso del lenguaje y otras formas de representación que le
permiten ir tomando
Este documento no sustituye la Bibliografía Básica, es un complemento de
ayuda para el estudio. Prohibida su venta. Solo para uso particular.
2016
Tema 8: El Desarrollo Intelectual durante la Infancia
2016
Tema 8: El Desarrollo Intelectual durante la Infancia
2. De la lógica Pre-conceptual al Pensamiento “Intuitivo”
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Tendencia a creer que las
cosas dependen de una
causa última y un sentido u
objetivo predeterminado (p.
ej., la noche se ha hecho
para que podamos dormir).
Aspecto que resulta clave, desde el punto de vista del desarrollo conceptual: el pensamiento
del niño NO se basa en
conceptos abstractos y generales (como los adultos), sino en PRECONCEPTOS porque sólo
se refieren a la
particular experiencia de cada niño (el niño dice “perro” y está evocando un perro que conoce,
no la clase inconcreta
de “perros”). Al no evocar la “generalidad”, ni las imágenes, ni las palabras tienen valor de
conceptos. Como
significantes, son símbolos, respecto a sus significados son preconceptos, puesto que no
refieren una clase general.
A. Razonamiento Pre-Lógico.
El niño/a no ha adquirido todavía una lógica de clases generales y, por tanto, tampoco
comprende las relaciones
implicadas. NO es capaz de comparar el “todo” con la “parte” (clase y subclase), con lo que no
admitirá fácilmente
que algo pueda pertenecer simultáneamente a dos clases (ser flor y ser vegetal).
Del mismo modo estará condicionada la lógica de relaciones: NO comprende todavía la
transitividad de ciertas
propiedades de carácter cuantitativo, como el tamaño o la altura; es decir, no es capaz de
deducir que Si A>B y B>C,
entonces A>C. En consecuencia, no aprecia las relaciones de conjunto y si se le pide
ordenar sistemáticamente
de mayor a menor un conjunto de varillas, a lo sumo formará parejas o tríos, sin lograr
completar toda la serie. Esto
tiene una traducción directa en el tipo de razonamiento que se emplea a esta edad y que,
según Piaget, no se
basa en inferencias deductivas o inductivas, sino en asociaciones transductivas, basadas en
la analogía inmediata
y caracterizadas por el sincretismo y la mera yuxtaposición de contenidos; simplemente se
vinculan aspectos
perceptivos sobresalientes concluyéndose con otro aspecto asociado o consecutivo que llame
la atención; lo que
supone el “paso de lo particular a lo particular”, sin implicaciones deductivas, ni
generalizaciones inductivas.
Este periodo también se ha caracterizado como “PRELÓGICO”. Durante la 2ª parte del periodo
preoperatorio (5-7
años), el niño va desarrollando una lógica por la que progresivamente accede a una mayor
generalidad, aunque con
limitaciones. Su pensamiento comienza a referirse a configuraciones representativas más
extensas que el caso
particular, pero aún anclado en ellas, con lo que sólo llega a ser “intuitivo”. Según Piaget,
este pensamiento
intuitivo es: “más refinado que durante el periodo precedente, porque se refiere a
configuraciones de conjunto”.
Razonamiento Transductivo: Es una forma no lógica (o no inferencial) de relacionar un
conjunto de datos, ya que
procede de lo particular a lo particular. Se trata de una limitación que impide al niño
considerar varios aspectos
de la situación o el todo y la parte al mismo tiempo.
Sincretismo: Tendencia espontánea a percibir las cosas dentro de esquemas globales
subjetivos, que llevan a
relacionarlas por su “coocurrencia” (ocurren al mismo tiempo y no por auténtica causalidad).
El niño encuentra
analogías entre objetos y sucesos sin que haya habido realmente un análisis previo (p. ej.,
puede razonar que un
caballo es como un coche porque ambos van muy deprisa).
Yuxtaposición: Tendencia a diluir o disgregar el todo en apreciaciones fragmentarias e
incoherentes, sin
conexiones causales o temporales, ni relaciones lógicas. Así, el niño se muestra incapaz
de ofrecer relatos o
explicaciones globalmente coherentes.
Estas configuraciones representativas, pueden ya considerarse como acciones vistas y
realizadas mentalmente, pero
según una asimilación a los esquemas imaginativos y figurativos, cuyo componente de
acomodación a los
objetos reales sigue siendo meramente práctica. El niño comienza a ser capaz de actuar
mentalmente sobre las
imágenes sustitutas de los objetos, en vez de sobre los objetos mismos; pero esta
representación imaginativa
tiene un carácter estático e irreversible, y de ahí que se refiera esencialmente a
“configuraciones” (estados) y no a
“transformaciones” (procesos). Ante el conflicto, los datos perceptivo-figurativos se imponen
sobre las
transformaciones, pues la representación está todavía muy ligada a la propia acción; sólo la
“reproducen” (imitan)
imaginativamente de manera isomórfica (con la misma estructura).
Con ello, la apreciación de la realidad por parte del niño es muy disgregada y parcial, lo que
(unido a una escasa
capacidad introspectiva), le impedirá hacer descripciones de conjunto, ofrecer explicaciones
consistentes o justificar
sus propias afirmaciones. En realidad, ni siquiera siente la necesidad de hacerlo debido al
egocentrismo que domina
su pensamiento. Esta es la razón por la que el pensamiento del niño pre-operacional, aún
en esta segunda fase,
se ha descrito sólo como “intuitivo”.
B. “Centración” Perceptiva.
La incapacidad del niño para representar y comprender las transformaciones proviene
básicamente de su dificultad
para tener en cuenta al mismo tiempo varios aspectos de la situación; lo que, en parte, tiene
también que ver con su
todavía escasa capacidad de procesamiento. El niño tiende a considerar (a centrarse) en un
solo aspecto de la
situación, generalmente el que más sobresale desde el punto de vista perceptivo; lo que
limita muy claramente
sus actuaciones en ciertas tareas. Así, con respecto al desarrollo conceptual, esta centración
perceptiva es la que
explica esencialmente el tipo de ejecución que el niño muestra en tareas de clasificación;
concretamente, se
evidencia en los 2 primeros niveles dentro de la secuencia evolutiva que Piaget encontró
(colecciones figurales y no).
En un primer momento (2-5 años), el niño simplemente realiza lo que Piaget denominó
“colecciones figurales”, en las que el influjo de la centración perceptiva es muy evidente:
el niño tiende a agrupar los objetos que se le ofrecen sólo en virtud de las relaciones
temáticas que aprecia (tazas y cucharillas) o las configuraciones que descubre al
combinar algunos elementos (en un conjunto de figuras geométricas coloca dos círculos
debajo del rectángulo porque “es un coche”), sin que busque ni aplique un verdadero criterio de
clasificación. En
algún momento puede empezar a reunir los elementos en línea (alineamientos) según algún
juicio de
semejanza, pero lo hace sin mantener el criterio utilizado (al pedirle organizar un conjunto de
figuras de distintos
colores y formas, puede empezar juntando el triángulo y el círculo azules, para a continuación
añadir el círculo
rojo; es decir, comienza según el color pero continúa según la forma). Obviamente, esta
manera de actuar
también es producto de la centración perceptiva: el niño simplemente va cambiando el criterio
en función del
rasgo que en cada momento llama más su atención.
La siguiente fase, es la que atañe al momento del “pensamiento intuitivo” (5-7 años), en la
que, si bien el niño ya agrupa los objetos de forma racional atendiendo sólo a sus
semejanzas y diferencias, todavía lo hace con limitaciones importantes marcadas aún por la
centración perceptiva. Puede agrupar consistentemente según un rasgo definitorio (forma
común), incluso con subdivisiones (cuadrados grandes y pequeños); pero estos
agrupamientos se realizan como agregados “yuxtapuestos” (generalmente por pares), y
no como “subclases” dentro de otras clases; es decir, aún no existe una comprensión de
las relaciones de inclusión jerárquica. Se procede por tanteo, sin un plan anticipador,
que lleva a
correcciones en función del criterio del momento; criterio que puede cambiar en función de
sucesivas
centraciones en distintos aspectos. Así, aunque se logran agrupaciones coherentes, son
meramente intuitivas y
rígidas (estáticas), de manera que el niño es incapaz de cambiar el criterio que ha adoptado
inicialmente. Piaget considerara estas ejecuciones sólo como pseudo-clasificaciones
marcadas
por la centración perceptiva (colecciones NO figurales).
Finalmente, hacia los 7-8 años, el niño comenzará a organizar los objetos dentro de clases
estables (rasgos necesarios y suficientes) y a organizarlos dentro de taxonomías lógicas
(clasificaciones), es decir, con relaciones de inclusión jerárquicas. Asimismo puede proceder
combinando y coordinando procedimientos descendentes (de la subclase a la clase más
general) y
ascendentes (de la clase mayor a la subclase).
Una de las más conocidas pruebas de Piaget “la noción de conservación de los líquidos”.
Simplemente,
se pregunta al niño si la cantidad de agua ha variado una vez realizado el trasvase de un vaso
a otro. El
niño preoperatorio responderá que, en efecto, ha cambiado (más o menos agua en el
segundo vaso).
Este error conservación de la cantidad de líquido, se deriva de que sólo se fija en una de las
variables (la
altura de vaso), desatendiendo la otra que es relevante en la situación (la anchura del vaso).
Puede
además, cambiar el aspecto que llama más su atención, con el resultado de que también
fluctuará la
orientación de su respuesta no conservadora; por ejemplo, respecto al mismo vaso
probablemente dirá que
hay menos agua si se fija en que es mucho más estrecho que el otro, mientras que juzgará que
hay más
agua cuando lo que llama su atención es lo alto que es el segundo vaso. El niño
preoperatorio no hallará
contradicción en estas respuestas cambiantes, porque al centrarse en cada momento sólo
en un
aspecto de la situación, tampoco es capaz de una consideración simultánea, integrada y
coordinada de sus
propias respuestas, ni siente la necesidad de explicarlas. Lo más sorprendente es que pese a
juzgar que
ha variado “la cantidad”, reconocerán que el agua que hemos pasado de un vaso a otro es “la
misma”.
Avance “clave” en el desarrollo cognitivo: la “identidad” de los objetos, esto es, la noción
de que las cosas (como
tales) siguen siendo las mismas aun cuando sufran cambios en algunos aspectos.
Este documento no sustituye la Bibliografía Básica, es un complemento de
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Tema 8: El Desarrollo Intelectual durante la Infancia
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1. Juicios basados en las apariencias percibidas inmediatas
2. Egocentrismo: Percepción inmediata como absoluta
remitiéndolo todo a sí mismo. Dificultad para ponerse en el
lugar del otro reconociendo su propio punto de vista. Falta de
diferenciación clara entre sí mismo y el objeto percibido
(confusión del yo y del no-yo). Escasa capacidad de reflexión
sobre la propia acción (falta la “toma de conciencia”).
3. Centración: Tendencia a centrarse en un solo rasgo.
Atención a los estados (sobre todo presentes) y no a las
transformaciones (centración temporal). Insensibilidad a las
contradicciones
4. Pensamiento irreversible
1. Las Conservaciones
Las conservaciones suponen apreciar que se mantienen las relaciones cuantitativas relevantes
entre las variables de
una transformación, más allá de las deformaciones perceptivas irrelevantes de ciertos aspectos
cualitativos. En
concreto, propiedades físicas de la materia de un objeto como su cantidad, su peso o su
volumen, no se alteran bajo
trasformaciones que sólo afectan, por ejemplo, al color o la forma del objeto. Así, en la tarea
clásica utilizada por
Piaget para estudiar la conservación de la cantidad de sustancia, se emplean simplemente 2
pedazos de plastilina,
pidiéndole al niño que con ellos haga dos bolas iguales (A y B), que contengan la misma
cantidad. Una vez que el
niño acepta la igualdad entre las dos bolas, se toma la bola B y se aplasta ostensiblemente
dándole forma de galleta.
Entonces se pregunta al niño si en B sigue habiendo la misma cantidad de plastilina que en A.
A continuación, para
comprobar si sus respuestas son consistentes, se le vuelve a preguntar si la misma cantidad se
mantendría en caso
de rehacer la bola original; luego se rehace la bola y se repite la pregunta. Finalmente, se sigue
la misma pauta con
nuevas transformaciones, por ejemplo, convirtiendo la bola en una salchicha o dividiéndola en
varios trozos.
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Asociatividad: Un mismo resultado puede ser alcanzado por
caminos diferentes. Por ejemplo, es lo mismo sumar un
conjunto de elementos en un orden (3+2+1) que en otro distinto
(2+1+3). El resultado es el mismo (6).
Identidad: la realización de una operación y su inversa es la
operación idéntica; es decir, el retorno al punto de partida,
supone encontrar lo idéntico a sí mismo. Por ejemplo, agrupar
objetos y luego separarlos, equivale a no hacer nada.
Tautología: reunir una clase consigo misma conduce a obtener
la misma clase; si se repite una acción, no agrega nada a sí
misma y cada repetición de las mismas sólo tiene un efecto
acumulativo. Sin embargo, si se añade una unidad a una
cantidad se produce un nuevo resultado.
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Tema 8: El Desarrollo Intelectual durante la Infancia
1.2. Seriaciones.
Las estructuras de orden o seriaciones, se desarrollan de forma simultánea a las
clasificaciones, constituyéndose
hacia los 7-8 años. Ordenar un conjunto de objetos de menor a mayor tamaño, por ejemplo,
viene a ser otra forma de
clasificación; en este caso, tomando como criterio la diferencia y no la semejanza.
En los estudios sobre esta capacidad, se han utilizado un conjunto de varillas de distinta
longitud; se le presentan al
niño desordenadas y se le pide que las ordene “en escalera” comenzando por la más pequeña
(o la más grande).
Como en las clasificaciones, se han observado 3 estadios característicos:
1) en el primero, simplemente el niño fracasa en la tarea, pues va formando parejas o tríos
que luego no es capaz
de coordinar con el resto de varillas;
2) en una segunda fase, logra la seriación pero de forma muy insegura (por ensayo y
error), con tanteos y
correcciones sobre distintos grupos parciales;
3) hacia los 7-8 años, conforma la serie de manera sistemática: comienza con la más varilla
más corta (o más
larga) y a continuación va buscando y colocando la que sigue la serie hasta completarla; y
también es sólo en
este estadio cuando es capaz de intercalar en la serie, de forma segura, nuevas varillas que
se le ofrezcan.
Esta última etapa es la que se considera propiamente operacional, pues a la ejecución
subyace una adecuada
comprensión de la lógica de relaciones implicada en el conjunto. El niño comprende que
cualquier elemento es al
mismo tiempo más grande que los precedentes y más pequeño que los subsiguientes, y en
virtud de ello puede hacer
asimismo inferencias deductivas apropiadas (ej., de carácter transitivo: si A>B y B>C, entonces
A>C). Esto refleja la
“reversibilidad” alcanzada en el tercer estadio, que es la que permite intercalar nuevas
varillas, así como realizar lo
que Piaget llamaba “agrupaciones multiplicativas”; como en el caso de las clasificaciones
múltiples, también podrá
realizar varias seriaciones a la vez (múltiples), estableciendo el orden con respecto a más de
una dimensión.
Asimetría: de la relación de inclusión implica que dada una clase A incluida en otra B, todos
los miembros de A lo
son de B, pero no a la inversa, sólo algunos. Ej.: Todos los gatos son animales, pero sólo
algunos animales son
gatos.
Transitividad: de la relación de inclusión implica que si una clase A está incluida en otra B, a
su vez incluida en otra
C, la clase A está incluida en la clase C. Ej.: Si los A son gatos y los gatos son animales
entonces los A son animales.
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Tema 8: El Desarrollo Intelectual durante la Infancia
1.3. La Noción Operacional de Número.
El número supone una nueva síntesis, aunque todos sus elementos están tomados de las “agrupaciones”:
1. retiene de las clases
su estructura de inclusión; 2. pero como abstrae sus cualidades para transformar los objetos en unidades,
también hace intervenir
un orden seriado, único medio para distinguir una unidad de la siguiente... (orden espacial, temporal o
simple enumeración).
La idea de número surge al mismo tiempo en su función cardinal (cantidades) y ordinal (la
posición en la serie), en
correspondencia con 2 formas de reversibilidad complementarias: la reversibilidad por
inversión, propia de la
lógica de clases (clasificación), y la reversibilidad por reciprocidad, propia de la lógica de
relaciones (seriación). El
número no es una intuición primitiva que se manifiesta simplemente al aprender a contar,
sino que se construye
operacionalmente (a partir de clasificación y seriación), desde el nivel pre-operatorio de no-
conservación.
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