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Aquí encontrareis una enseñanza práctica sobre los sentimientos y las emociones basadas en
enseñanzas milenarias actualizadas para la mujer y el hombre de hoy en la sociedad actual.
Estas palabras vienen de un ser realizado. Es a la vez camino y terapia en donde todo es
aprovechable.
Estas enseñanzas, para algunos, no serán más que simples piedras de colores y le resultaran
frías al no llenar de manera “fantásticas” sus expectativas, pero son verdaderas gemas
preciosas que no se pueden vender, sino ofrecer a todos aquellos que las necesiten. Y son
muchos,… aunque ellos ni siquiera lo saben.
…El primer fundamento de la enseñanza de Swâmi Prajnânpad es que un individuo, sea quien
sea, no puede directamente saltar de un estado psíquico anormal, que es el lote común de
prácticamente todas las personas, a un estado supra normal; primero debe pasar por lo
normal. Se necesita purgar el psiquismo de lo que le obstruye: heridas, frustraciones,
condicionamientos que le impiden acceder a lo real.
La sociedad occidental, más que cualquier otra, fabrica personas infelices. Forma individuos
intelectualmente competitivos pero descuida, porque ignora su importancia, la educación
emocional; es decir la comprensión y el dominio de los eventos de una vida. Con los alumnos
occidentales, el maestro, primero tiene que asumir una tarea que en principio no pertenece a
la tradición espiritualista; debe actuar como psicoterapeuta para curar las heridas y angustias
del candidato-discípulo.
Uno no se hace del día a la mañana discípulo de un maestro porque uno lo decida. El aprendiz,
primero, debe vendar sus heridas conscientes e inconscientes. Después, y solamente después,
cuando haya comprendido lo que implica ser un maestro y lo que implica ser un discípulo – es
decir desear otra cosa que no es simplemente un bálsamo para las heridas intimas – podrá
declararse alumno de tal maestro. Algunos se satisfacen de un acceso o de un retorno a un
bienestar, y esto fácilmente ocurre en Occidente donde en general se confunde la psique con
lo espiritual. No van más lejos en el camino de la sabiduría y jamás son verdaderamente
discípulos. La espiritualidad es mucho más que paz interior: no consiste en creer en Dios, sino
en una conducta recta. Es una actitud constante del espíritu que no se encuentra ocupado en
cosas del mas allá o de la divinidad.
Swâmi Prajnânpad hacia incesantemente volver a su alumno a los elementos concretos, casi
simplistas. Las ideas generales no le interesan. La espiritualidad, según él, es otra palabra para
decir independencia. La meditación otra palabra para decir atención.
“La única meditación esencial consiste en actuar conscientemente, siempre. ¡Pare de meditar
Arnaud!. Usted patalea. Aprenda primero a vivir en el mundo tal cual es y no tal como usted
quisiera que fuese”
La enseñanza dispensada por Swâmi Prajnânpad está sembrada de formulas percutientes que
dan en el blanco y que resuenan largamente en la consciencia. Esas formulas se adaptan a
quien estén destinadas: “Diferentes pacientes, diferentes prescripciones”, decía.
Porque está muerto a sí mismo, el maestro conoce y comprende a su alumno mejor que este
se comprende y se conoce. Sabe cuando el discípulo está preparado para oír tal o cual verdad.
“No lo que debería ser, Arnaud, sino lo que es”. Únicamente existe la realidad y no lo que la
mente espera o rechaza. La lluvia, la carta de despido, los insectos: es lo que es, aquí y ahora.
La aceptación disminuye la pena. Toda rebelión es sufrimiento. Este sufrimiento no existe
fuera del individuo que lo padece; no solo está en él, además lo crea él. El rechazo de lo que
es, y que no puede ser cambiado, lo entretiene. Si una acción permite cambiar una situación,
debe actuar: un momento de ejercicio, un zikr, calma el nerviosismo; un rechazo colérico no
modifica la realidad.
Un día la hija pequeña de Arnaud, Muriel le pregunta cándidamente a Swâmiji si este tenía
poderes; Swâmiji le responde con una sonrisa plena: “¡si, un amor infinito y una paciencia
infinita!”. Y estos son los poderes de un verdadero maestro. El resto: parole parole parole…
Cuando trabaja con sus alumnos, el maestro es como el agua que se infiltra por todo, No
perdona ningún espacio, ninguna cavidad, ni el más mínimo recodo. (Cuando entran los Reyes
en una ciudad la destruyen por completo – Corán) Lo que intentan La mayoría de las terapias
psicológica actuales es rellenar el vacío con piedras: si coge una piedra gorda y que intenta
incrustarla en el agujero del muro, seguramente hará temblar todo el muro y sacudirá su
polvo. Y seguramente parecerá impresionante; pero el hecho es que numerosas fisuras
permanecerán sin colmarse. Ese tipo de acercamiento se olvida de muchos aspectos de la
existencia.
El trabajo espiritual no es una solución rápida para reparar el estropicio de nuestras vidas. En
el verdadero trabajo, no se trata de producir algo únicamente para nosotros mismo, sino de
hacer brotar en nosotros una energía susceptible de servir a una meta más elevada. En
lenguaje religioso eso se formula como “servir a Dios”. ¡Pero cuidado con las palabras! Como
decía Buda: “las Enseñanzas son como serpientes venenosas, uno tiene que saber cómo
cogerlas”. El veneno sólo es seguro si la serpiente ya te ha picado. Hoy en día existen muchas
voces, autores ya de renombre con best seller millonarios en donde te hablan del “ahora”
predican y aseguran que con la simple lectura de sus libros y “dejándose ir” prometen la
iluminación. ¡Qué bonito…! Un maestro no te promete ninguna iluminación, ni siquiera es
seguro de saber lo que es, lo que si te puede prometer es un trabajo que te hará ver lo que
está en ti integrado como lo que no lo está. (unificación fundamental del individuo). En cuanto
a la iluminación…a Dios de ocuparse. Tal vez tenga algo que decir.
Lo mismo se puede decir de las grandes intuiciones, de esos momentos que parecen que
súbitamente se comprende algo de lo esencial. Es posible que siguiendo un cursillo
(generalmente de fin de semana, de esos de mil euros o dólares…) sientas algo, crees que ha
tocado el meollo del asunto, has pasado por una experiencia profunda. Mira..eso al final no
tiene ninguna importancia. ¡Empecemos por el principio! Es verdad que no estás separado de
Dios, es verdad que eres una célula del gran cuerpo divino. Pero si mi comportamiento
instante tras instante no sirve a esa realidad, que sea eso verdad o mentira, no tiene ni la más
mínima importancia. Si estás en el supermercado en el momento en que a alguien se le cae un
paquete y que no le ayudas a recogerlo, ¿qué cambia saber que tu ser participa al de Dios?
A través de nuestras ideas y conceptos conocemos nuestra capacidad para acercar las causas y
los efectos. Y también conocemos a través de nuestro corazón. El conocimiento más elevado
es una función del corazón. ¿Pero de qué corazón estamos hablando? Una de las principales
causas de confusión y malentendido, es que ese corazón humano, tanto lugar de miedos como
de deseos, de apegos, del ego, este corazón tal cual no puede en ningún caso servir de
instrumento del conocimiento. Por eso la expresión “purificación del corazón” es tan
fundamental. Únicamente con un corazón pulido, purificado se puede acceder a un
conocimiento real.
Existe dos funcionamientos disimiles: uno se le podría llamar la estupidez del corazón y es la
condición común del ser humano, fuente de errores y de ilusiones. El otro es la inteligencia del
corazón
(Acercamiento a la meditación)
***
Carried away by your emotional blindness, you have gone down below human level.
Llevado por su ceguera emocional, usted ha bajado por debajo del nivel humano.
***
Swâmiji decía: “Es un estatus de esclavo”. Esta esclavitud se debe a ustedes y no a los eventos.
De acuerdo que estos eventos tienen poder sobre ustedes, pero es debido a que funcionáis de
una cierta manera. La causa está en vosotros, en un cierto funcionamiento emocional e incluso
físico. Ustedes nos pueden evitar los fenómenos fisiológicos concomitantes de la emoción y no
podéis impedir que vuestros pensamientos se precipiten en cierta dirección. “Yo” no tengo
poder sobre mis funcionamientos. El conjunto de esos funcionamientos representa lo que
llamamos el “mental”. Pero ese mental puede ser desmantelado y es lo que llamamos la
Liberación.
Por lo tanto, “yo” soy el esclavo de mis propios funcionamientos y “yo” podría ser liberado. Y
es más, si esos funcionamientos que con frecuencia son debidos a una estimulo externo visible
y evidente como un evento que le colme de felicidad o que le hiera profundamente, también
ocurre que no puedan encontrarse la fuente de algunas de esas modificaciones internas. ¿Por
qué sin un verdadero motivo surgen en vosotros la angustia, la inquietud y la ansiedad? ¿Por
qué, se levantan algunas mañanas felices, seguro de vosotros, pletóricos, el mundo es bello y
con la sensación de que todo va a salir bien y que ocho días más tarde estáis depresivos? Y
descubrís que esa falta de poder, esa esclavitud a vuestros propios funcionamientos está ligada
a una falta de conocimiento de sí. ¿No es asombroso vivir y conocerse tan poco? Las cosas os
suceden sin vuestro conocimiento. Usted es un misterio para usted mismo.
***
You are nowhere, you are a non-entity – Usted no está en ningún lugar. Usted es una
no entidad
(A la búsqueda de Si mismo)
Swâmiji decía: “There is no I”, “No hay Yo”, “Usted no está en lugar alguno”. Esto le parece
evidente cuando se dejan llevar por las grandes cóleras, las grandes desesperanzas, las grandes
pasiones amorosas y sin ni siquiera tomar unos minutos de reflexión descuelgan el teléfono
para gritarle a alguien o suplicarle. Pero esto también es verdad en las circunstancias diarias de
la vida donde los eventos se producen mecánicamente sin que se los aprecie conscientemente.
Para poder apreciarlo todo, incluso una cosa tan simple como un trocito de pan en el
desayuno, esfuércense siempre en estar ahí, presente en sí mismo, presente a sí mismo.
***
***
Tomar la emoción como tal, quiere decir que la disocien de la situación que imagináis
ser la responsable de vuestra emoción. Es un desplazamiento de la atención: no
enfocar la atención sobre los pensamientos ligados a la situación, sino sobre la
emoción misma. Es una manera de romper con el proceso mecánico de la emoción: un
suceso viene a golpear mi mundo interno, en función de mis predisposiciones latentes,
dispara una emoción, la cual arrastra toda una serie de pensamientos que van en la
misma línea que la emoción (ideas rosas si es una emoción agradable, ideas negras si la
emoción es penosa). Esos pensamientos giran en torno a la situación a la que hago
responsable de mi perturbación interna (“¡si no hubiese dicho eso!”). El primer trabajo
que recomendaba Swâmiji era romper esa falsa asociación entre la emoción y la
situación, dejar de creer que la emoción proviene de la situación y considerar la
emoción en si misma independiente de la situación y sintiéndola en el instante tal cual.
Se trata momentáneamente, mientras esté bajo el influjo de la emoción en no pensar
acerca de la situación (ni siquiera de la emoción). La acojo tal cual, como una energía
que se manifiesta a través de mí.
Reconozco la emoción como emoción; ella no me obliga a reaccionar. No pacto con los
pensamientos frutos de la emoción. Reconozco que la emoción está ahí y por lo tanto
mis pensamientos están viciados y cualquier acto basado en esos pensamientos
también está viciado. No reacciono y así la cadena de acciones y reacciones se detiene.
(Tú eres Eso)
Cuando surge una emoción, por ejemplo la angustia, y aceptamos que esa emoción se
produce aquí y ahora, reconducimos la emoción a una sensación, es decir que
conseguimos no identificarnos con pensamientos del tipo “es horrible, no es justo,
hace mese que dura, no hay motivo para que cambie, no lo conseguiré...” En vez de
eso, entramos en comunión con el aspecto sensitivo de la emoción, es decir que
apartamos el aspecto pensante. Ser uno con la emoción, es ser uno con la sensación,
porque la emoción es un conjunto de pensamientos y de sensaciones, las sensaciones
son fenómenos biológicos y fisiológicos.
(Retorno a lo esencial)
Annihilate the distinction between you and your emotion – Aniquilen la distinción
entre usted y vuestra emoción
Si quiero como Shankaracharya un día decir “no soy las emociones, no soy las
sensaciones”, debo primero, para comprender la irrealidad de esa emoción, de esa
sensación y a qué punto le soy libre, ser plenamente la emoción y la sensación. Pero si
forcejeo con la emoción, la afirmo y hago que aún sea más. Es posible – y la llave de la
Liberación está en eso – restablecer la no dualidad en sí mismo, suprimir la distinción
“yo y mi emoción”. Si pudiera decir “yo y mi emoción”, significaría que yo tengo una
emoción; y ¡si yo tengo una emoción y que es penosa, entonces no necesito
mantenerla! ¡Lo que tengo y no me gusta, me deshago de ello! Pero cuando la
emoción está ahí, me arrastra aunque no quiera; me obliga a actuar, me arranca a mi
consciencia estable e inmutable, me zarandea de un sitio para otro, me excita, me
exalta por su felicidad y alegría (alegría frágil, efímera y envenenada, felicidad que
porta en si misma su contrario), o agitado nervioso, a veces roto por el sufrimiento.
Pero si soy lo que soy, sin dualismo - ¿soy infeliz? soy infeliz – soy consciente: no estoy
arrastrado por, sino uno con. Únicamente sufrimiento, si es lo que hay, uno-sin-
segundo, pero alumbrado por la Consciencia neutra y no comprometida. Entonces el
sufrimiento no aparece como sufrimiento. Se desvanece.
(A la búsqueda de Si mismo)
***
Let the emotion have its full play and vanish – Dejen que la emoción complete su
juego y se desvanezca
***
Cuando usted no rechaza o aún mejor cuando aceptan una emoción, está suprimiendo
la división y en consecuencia la oposición entre usted y vuestra emoción; dicho de otra
manera: usted es la emoción, y no hay ya dos (“usted” y “emoción”) y la unidad
aparece. Una emoción puede aparecer en cuanto hay conflicto, cuando hay oposición
entre “usted” y “vuestra emoción”. Aceptando la emoción como emoción (sin ponerle
etiqueta de “buena” o “mala”), usted deviene emoción, usted es el miedo, la alegría, la
tristeza etc...
La oposición o la contradicción de los opuestos (alegría-pena, amor-odio, etc)
desaparece por sí mismo y emerge la neutralidad: Paz, paz, paz.
Traduc. FJG
Nasrudin Magazine nº 4 - año 2008
Arnaud Desjardins
Habla el francés sin acento y sin cometer ni el más mí- una película el ambiente se enfría. Como máximo unas
nimo error de sintaxis. Arnaud le expone su proyecto y fotografías; en esos sesenta días ocurren acontecimien-
le ofrece un ejemplar de su libro el Mensaje de los Tibe- tos difíciles de explicar y encuentros con personajes
tanos, le enseña un dossier que resume sus actividades fuera de lo común.
Con cada sabio, Arnaud reemprende la
discusión interrumpida con el prece-
dente. A todos ellos le expresa aspectos
del hinduismo y budismo que él ha
absorbido en sus largas estancias en la
India y todos le responden con líneas
de enseñanzas paralelas propia a su
doctrina, llegando Arnaud a la conclu-
sión, que mas allá de las presentaciones
superficiales, las riñas entre dogmas,
las ceremonias rituales, las religiones,
existe un núcleo duro idéntico. Esos
maestros sufís saben que él no es mu-
sulmán, pero poco o nada les importa
- Muhmmad Ali Raonaq está muy
extrañado. Para ellos lo que cuenta es la
sinceridad, y en ese aspecto Arnaud es
insuperable. Ninguna dificultad puede
frenarle en su empeño: su búsqueda
y para terminar le hace escuchar unos cantos budistas y profesional es ahora una búsqueda personal. Más tarde
gregorianos. Raonaq le plantea una única pregunta: Raonaq comentará:
“¿Cree usted que lo que usted llama la espiritualidad “Esperaba que algún día se encolerizara. Contra el ca-
contiene alguna verdad que usted ha buscado en la lor, contra el polvo, contra la comida, contra la cama,
India y que ahora espera descubrir en Afganistán? contra las citas fallidas. ¡Nada! Fue de una paciencia
-Sí. ilimitada. Ese viaje fue para él una ascesis: estaba sobre
Este “si” le basta. Acepta acompañar Arnaud en la bús- la vía y progresaba en medio de las dificultades”
queda de los maestros sufís, pero le previene:
“Soy musulmán, creyente pero no practicante. Y no Sufi Saheb de Maïmana
creo en la sinceridad de nuestros místicos. Pienso que
son unos charlatanes que se aprovechan de la creduli- Los tres compañeros estaban a punto de abandonar
dad de sus semejantes. Seré para usted un intérprete y Afganistan cuando se les informa de la presencia
un amigo, pero a la vez seré imparcial e indiferente”. de otro maestro aún más lejos que el precedente.
Después de recolectar algunas direcciones, unos días Raonaq sugiere no hacer caso a la información, pero
más tarde se une a ellos Jacques Delrieu, llegado de Arnaud insiste y decide encontrarse con el maestro.
Paris y emprenden el viaje en Land Rover. El Afganis- Al ver a Muhammad Din, comúnmente llamado Sufi
tán de esa época ignora el uso de agendas, la práctica Saheb de Maïmana, se queda espantando: vesti-
de las citas. No es necesario anunciarse por correo, ni dos de harapos, anda con una muleta porque se ha
de recomendaciones. Se debe de ir al grano hacia la partido la pierna; lleva gruesas gafas con cristales
gente ahí donde estén y si Allâh lo quiere, el encuentro diferentes, uno normal el otro que parece una lupa
tendrá lugar. le agranda el ojo grotescamente. Unos rasgos pocos
Firma de una mentalidad y de un modo de vida, las afortunados bajo un turbante negro. Su familia no
puertas de las khanaqa, casas donde se reúnen los sufís, le tiene ninguna consideración y se ofuscan que se
permanecen abiertas día y noche. El maestro sufí no pueda venir de tan lejos para verle. Sufi Sahed acoge
vive retirado del mundo. Es comerciante o artesano, a Raonaq con unos comentarios irónicos:
incluso puede que ejerza un oficio moderno, garajista.
Arnaud recorre Afganistán durante 2 meses, de maes-
tro en maestro, de Tcharikar a Mazar-i-Sharif, siempre
bien recibido. Pero cuando comenta que quiere rodar
Nasrudin Magazine nº 4 - año 2008
“Este hombre cree que a los sufís se les caza como a los
pájaros. El cazador sale con su fusil y los abate. ¿ Usted
a cuántos a ojeado para él?”