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Contenido del Apocalipsis


Apoc. 1:1-3 Presentación y Promesa Patmos; cosas que deben suceder
pronto.
Apoc. 1:4 a Apoc. 3 7 Iglesias 10 días
Apoc. 4 y 5 Visión del Trono 24 ancianos; 4 seres vivientes
Apoc. 6,7,8:1 7 Sellos 144.000 sellados
Apoc. 8:2 a Apoc. 11 7 Trompetas 3 ½ días; 3 ay!; 5 meses; día, mes y
año
Apoc. 12 Guerra del dragón contra la mujer, el Hijo, Miguel y 1260 días
el Remanente
Apoc. 13 Dos bestias aliadas 42 meses, 666
Apoc. 14 144.000, Mje. 3 Ángeles, Cosecha
Apoc. 15, 16 7 Plagas Armagedón
Apoc. 17 Condenación de la Gran Ramera Babilonia 7 montes, 8 reyes, 10 reyes
Apoc. 18 Caída de Babilonia
Apoc. 19 La Cena del Cordero
Apoc. 20 Milenio y Lago de fuego Muerte segunda.
Apoc. 21 a 22:1-5 Cielos nuevos y tierra nueva. Nueva Jerusalén.
Tabernáculo de Dios con los hombres
Apoc. 22:6-21 Libro abierto. Promesas y advertencias Cosas que deben suceder pronto.
Vengo pronto.

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto; y la
declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo, el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio
de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta
profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca”. Apoc. 1:1-3
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de los santos profetas ha enviado su ángel, para
mostrar a sus siervos las cosas que es necesario que sean hechas presto. Y he aquí, vengo presto. Bienaventurado el
que guarda de este las palabras de la profecía libro. Yo Juan soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que
hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Y él me dijo:
Mira que no lo hagas: porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las
palabras de este libro. Adora a Dios. Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro; porque el tiempo
está cerca”. Apoc. 22:6,7;10
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de
David, la estrella resplandeciente, y de la mañana”. Apoc. 22:16
“El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve. Amén, sea así. Ven: Señor Jesús” Apoc.
22:20
“Oh, necesitamos muchísimo discernimiento agudo, una visión espiritual clara. Nuestros ojos necesitan ser ungidos
con el colirio celestial, para que podamos ver todas las cosas claramente. Por medio de nuestras publicaciones
deben proclamarse las grandes y solemnes verdades para este tiempo, y en ellas debemos desplegar todo el poder
espiritual que podamos.
Nuestra instrucción para el tiempo presente es: Cómo podemos comprender y presentar más claramente el
evangelio que Cristo en persona presentó a Juan en la isla de Patmos; a este evangelio que se lo denomina “la
revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto... Bienaventurado
el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía... porque el tiempo está cerca”. Apocalipsis 1:1-3.
Debemos proclamar al mundo las grandes y solemnes verdades del Apocalipsis. Estas verdades deben entrar en los
mismos designios y principios de la iglesia de Dios...
Tenemos una obra muy importante que hacer: la obra de proclamar el mensaje del tercer ángel.
Estamos enfrentando los asuntos más importantes que los hombres alguna vez han sido llamados a enfrentar. Todos
deberían comprender las verdades contenidas en estos tres mensajes, porque son esenciales para la salvación”. OP
175.5; CW.175.3
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• “Esforcémonos para obtener una entrada triunfal en el reino de nuestro Señor. Estudiemos con diligencia el
evangelio que Cristo en persona le presentó a Juan en la isla de Patmos, llamado “La revelación de Jesucristo, que
Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. Apocalipsis 1:1. Recordemos siempre
que es “bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas;
porque el tiempo está cerca””. Apocalipsis 1:3. The Signs of the Times, 4 de febrero de 1903. { RP 368.4;
YRP.366.4 }

• “El libro de Apocalipsis, junto con el de Daniel, merece estudio especial. Todo maestro temeroso de Dios debe
considerar cómo comprender y presentar más claramente el evangelio que nuestro Salvador en persona dio a
conocer a su siervo Juan: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que
deben suceder pronto”5. Nadie debe desanimarse al estudiar el Apocalipsis a causa de sus símbolos aparentemente
místicos. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin
reproche, y le será dada”” -Santiago 1:5 -. { ED 171.4; Ed.191.2 }

• “El Señor le dio a conocer a Juan las cosas que veía útiles para su pueblo de los últimos días. Las instrucciones que
le diera están consignadas en el libro de Apocalipsis. Los que quieran ser colaboradores de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo manifestarán intenso interés en las verdades contenidas en ese libro. De viva voz y por escrito, se
esforzarán en explicar las cosas maravillosas que Cristo vino a revelar.
Los solemnes mensajes que en el Apocalipsis se dieron en su orden deben ocupar el primer lugar en el pensamiento
de los hijos de Dios. No debemos permitir que nuestra atención sea cautivada por otra cosa.
Un tiempo precioso pasa rápidamente y hay peligro de que muchos se dejen robar el tiempo que debieran dedicar
a la proclamación del mensaje que Dios envió a un mundo caído. Satanás está satisfecho cuando nota cómo se
dejan desviar las mentes que debieran estar ocupadas en el estudio que concierne a las realidades eternas.
El testimonio de Cristo, que reviste el carácter más solemne, debe ser dado al mundo. En todo el libro del
Apocalipsis se encuentran promesas preciosas y alentadoras, así como advertencias del significado más solemne.
¿No querrán leer el testimonio dado por Cristo a su discípulo Juan los que pretenden poseer un conocimiento de
la verdad? En él, no hay suposiciones ni engaños científicos. Contiene verdades que atañen a nuestro bienestar
presente y futuro. ¿Por qué mezclar la paja con el grano?” { 8TI 316.6; 8T.302.3 }

• Tengan todos más que enseñar, escribir y publicar acerca de las cosas que se han de cumplir ahora y que conciernen
al bienestar eterno de las almas. Den alimento a su tiempo a ancianos y jóvenes, a santos y pecadores. Preséntese
sin dilación todo lo que pueda decirse para despertar a la iglesia de su somnolencia. No se pierda tiempo en las
cosas que no son esenciales y que no tienen relación con las necesidades actuales de la gente. Léanse los primeros
tres versículos del Apocalipsis y véase qué obra se recomienda a los que aseveran creer en la Palabra de Dios: {se
cita Apoc. 1:1-3}
Dedíquese más tiempo a la publicación y circulación de los libros que contienen la verdad presente. Llámese la
atención a los libros que se espacian en la fe práctica y la piedad, así como a los que tratan de la palabra profética.
Se ha de educar a la gente para que lea la segura palabra profética a la luz de los oráculos vivos. Necesita saber que
se están cumpliendo las señales de los tiempos.

Dios solo es el que puede dar éxito tanto en la preparación como en la circulación de nuestras publicaciones. Si
con fe sostenemos sus principios, él cooperará con nosotros al colocar los libros en las manos de aquellos a quienes
beneficiarán. Debemos orar por el Espíritu Santo, confiar en él y creer en él. La oración humilde y ferviente hará
más para promover la circulación de nuestros libros que todos los costosos adornos del mundo. Dios tiene ingentes
y grandiosos recursos para uso del hombre, y de la manera más sencilla se desarrollará la obra de los agentes divinos.

El Maestro divino dice: “Mi Espíritu solo es competente para enseñar y convencer de pecado. Las cosas externas hacen sólo
una impresión temporal sobre la mente. Yo inculcaré la verdad en la conciencia, y los hombres serán mis testigos. Presentarán
en todo el mundo mis requerimientos acerca del tiempo, el dinero y el intelecto del hombre. Todas estas cosas las compré en
la cruz del Calvario. Usad los talentos que os he confiado para proclamar la verdad en su sencillez. Difundid el Evangelio por
todas partes del mundo e invitad a las almas agobiadas a preguntar: ‘¿Qué debo hacer para ser salvo?’” { 3JT 158.4;
3TT.158.4 }

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