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LECTURA 7.

Recursos expresivos del habla juvenil

(a) Cambio de significante


una alteración
de la forma léxica que puede ocasionarse por a.1) acortamientos o
truncamientos, a.2) sufijación parasitaria o a.3) sustitución o deformación.
(a.1) Los acortamientos, se producen por una reducción silábica de la palabra
diferente de la usual. Frecuentemente se puede encontrar en el léxico
general acortamientos similares a depre (depresión), foto (fotografía),
progre (progresista), entre otros, caracterizados por su carácter bisílabo y
porque mantienen la estructura del segmento abreviado.

(a.2) la sufijación parasitaria como la derivación por sufijación donde no hay un cambio de
categorías o subcategorías gramaticales, a pesar de que la derivación
generada por sufijación se caracteriza por su función transcategorizadora.
En el habla juvenil el investigador considera los siguientes ejemplos:
camarata (camarero), sociata (socialista), porreta (porrero), etc. Los sufijos
–ata, -eta, -ota, -aca poseen una función connotativa que resalta cuando
reemplazan a otras palabras en el plano denotativo. En el plano funcional
poseen la misma expresividad pero lo que diferencia a estos nuevos
elementos léxicos de los estándares es su sonido cacofónico.

(a.3) La sufijación no es la única manera de variar el significante, la


sustitución es otro modo de alterar al lexema solo que se modifica un
morfema o segmento por otro de análoga función pero inaceptable para su
raíz. Esto produce un vocablo perfectamente construido pero que no
responde a las leyes de analogía y lógica, ejemplo: aborción (abortamiento),
leyentes (lectores), innormal (anormal).
(b) Cambio semántico
es el recurso léxico propio de un argot en donde se realiza una transferencia en el significado
de una palabra. El investigador hace una clasificación dentro de este
apartado señalada a continuación: b.1) referencia metafórica, b.2)
desublimación, b.3) antífrasis y b.4) ruptura y subversión.

(b.1) El cambio semántico que cumple una referencia metafórica se


describe como el renombramiento de las palabras tabuizadas por palabras
que parezcan ordinarias o inofensivas para mantener bajo perfil las
acciones que puedan llegar a ser consideradas ilegales.

(b.2) La transposición de significado supone una ruptura con el habla


estándar de la sociedad para crear una nueva sensibilidad que busca
construir un nuevo lenguaje que defina y comunique nuevos valores. Las

palabras seleccionadas por los jóvenes son ordinarias de manera que se


genere una desublimación de la cultura que puede descender hasta lo
escatológico, como en el caso de caca (droga) y mierda (hachís).

(b.3) El caso más extremo de la ruptura con el lenguaje establecido se


conoce como antífrasis que consiste en la inversión del significado natural
de las palabras. Uno de los casos más comunes es el cambio de los valores
de la sociedad por medio de la distorsión del lenguaje, en donde se
emplean palabras de connotaciones positivas para hablar de un término de
nociones negativas, como posada o jardín para referirse a la cárcel. Por
medio de los eufemismos se trata de dignificar las acciones de algunos
grupos marginales. Existe el caso contrario en el que se utilizan conceptos
o nociones positivas mediante significantes de nociones negativas como de
muerte lenta para señalar que es espectacular.
(b.4) Una de las características más representativas del elemento
metafórico del lenguaje es la ruptura y subversión. Términos como rama,
hierba, mata, flora, algodón para referirse a las drogas o, camello como
traficante de droga, caballo y burro como heroína, son un ejemplo de la
evocación ecológica del lenguaje. El lenguaje también puede ser
socializante o humanizante como ocurre con María y madre para hablar
sobre la droga y Mariyein que alude a la marihuana. Algunas metáforas o
sinécdoque se relacionan con el espectro del color como es el caso de nieve
o cocaína, mierda o hachís, marrón o marihuana.
(c) Cambio de código
Los grupos juveniles no solo emplean sus propias metáforas y
extensiones de significado, sino también palabras y expresiones
procedentes de sociolectos con un código distinto al suyo que le
proporciona un aire exótico a su habla, lo que Rodríguez (2006) denomina
cambio de código. La naturaleza de los códigos adoptados por los jóvenes
suele ser de sociolectos existentes, particularmente los marginales, o
extranjerismos.

(c1)Términos provenientes de sociolectos marginales o términos argóticos.


Entre este grupo de palabras se encuentran los términos provenientes de
sociolectos marginales o el habla de los grupos ubicados al borde la
sociedad como delincuentes, prostitutas, entre otros. En una sociedad con
altos índices de delincuencia es frecuente ver mayor nivel de influencia del
habla de hampa. Se destaca en el habla marginal la creatividad e innovación
de la lengua, por eso el uso proliferado de neologismos, tanto de
construcción como léxicos.
Los neologismos de construcción son aquellas palabras ya existentes en el
repertorio léxico del hablante pero que con el tiempo adquieren una nueva
acepción, por ejemplo: bolsa para describir a una persona distraída. Por
otro lado, los neologismos léxicos son aquellas palabras innovadoras que
no existían y fueron creadas por el hablante, una de ellas es chikiluki.
(c2) Extranjerismos. Por otro lado, los extranjerismos enriquecen el
carácter exótico del habla juvenil. En las últimas décadas, los préstamos de
origen anglicista son cada vez más comunes debido a la influencia
tecnológica y cultural del mundo anglosajón, con Estados Unidos a la
cabeza. La influencia de la lengua inglesa se manifiesta en el habla juvenil
por medio del bajo mundo americano, presente en la música y los comics.
El ámbito de las drogas ofrece un gran número de anglicismo, trip (tripear)
o viaje, speed o spit, entre otros.

(d) Cambio de registro


El habla de los grupos juveniles se caracteriza por alejarse de la norma,
para ello selecciona elementos léxicos que están estigmatizados como en el
caso del habla de la delincuencia. En este aspecto el habla juvenil puede
incluir el eufemismo, ya que estos grupos no huyen de ellos y, en muchas
ocasiones lo buscan intencionalmente dando lugar al disfemismo léxico
que inserta el tono peyorativo. Rodríguez (2006) explica que los jóvenes
emplean expresiones informales y de connotaciones bajas ya usadas en el
habla coloquial, lo que denomina cambio de registro, que puede ser
clasificado de la siguiente manera: d.1) voces malsonantes y vulgarismos,
d.2) forma de tratamiento d.3) verba ómnibus y d.4) sintagmas
lexicalizados o fraseología modal.
(d.1) Las voces malsonantes, que se designan también como palabras tabú,
hacen referencia a vulgarismos, palabras que, de acuerdo a Santos (1997)
designan a referentes sexuales, escatológicos e irreverentes. Santos (1997)
afirma que las voces malsonantes han experimentado un proceso de
desemantización y se hallan incorporadas al lenguaje corriente como
simple muletillas o expresiones interjectivas como coño, de puta madre,
joder. etc.

(d.2) Las formas de tratamiento también son estudiadas por Santos (1997)
quien señala que el nombre propio constituye la forma específica para el
tratamiento, la apelación y la referencia a una tercera persona. Las formas
de tratamiento se dividen en tres tipos: d.2.1) vocativos a primeras
personas, d.2.2) designativos a terceras personas y d.2.3c) apelativos o
referenciales. Los vocativos a primeras personas son usados en la mayoría
de los casos de manera afectiva aunque también se pueden encontrar de
manera despectiva, algunos ejemplos: marico, güevón, mamagüevo, entre
otros. Los designativos a terceras personas pueden emplearse al igual que
los vocativos, de manera afectiva o designativa según sea el contexto, por
ejemplo: güevón, tipo, pana, chamo. En cuanto a los apelativos o
referenciales, se observa el uso particular del artículo seguido del nombre
propio, el Santi, puede ser empleado despectivamente, sin embargo se ha
visto el uso de forma amistosa.
(d.3) Dentro de los recursos léxicos del habla juvenil, Santos (1997) señala
los llamados verba ómnibus o verbos comodín, los cuales responden a la
ley de economía del lenguaje. Vigara Tauste (1992:289) describe que los
comodines son palabras o expresiones ―de significado no específico (pero
sí generalmente ‘distintivo‘) para expresar términos o conceptos cuyo
nombre, en determinadas circunstancias, no acude puntualmente a la boca
del hablante‖. En el léxico de los jóvenes es común escuchar verbos,
sustantivos y adverbios como palabras comodines los cuales sustituyen
una palabra ya existente por otra que el hablante utiliza con mayor
frecuencia. Los elementos léxicos que se repiten constantemente en un
breve segmento de habla son conocidos como muletillas. Usualmente los
grupos juveniles emplean el verba ómnibus como un elemento
idiosincrático de su habla, que representa la selectividad del grupo;
aunque, puede darse el caso en el que el joven desconozca la palabra
adecuada con el significado específico para lo que quiere decir y la
sustituya por el comodín: cosa, tema, trasto, bicho, dar (para
componer expresiones coloquiales: dar la tabarra, dar la lata, dar una
vuelta, dar un toque), hacer (hacer un viaje en vez de viajar, hacer una
bufanda en vez de tejer)..
(d.4) La fraseología del habla juvenil o los llamados sintagmas
lexicalizados, por ejemplo frases de intensificación y comparativos
estereotipados constituyen una mezcla entre el modismo y las expresiones
de habla común, que generan frases creativas y ricas en significados, por
ejemplo: Estaba más perdida que una virgen en un barrio chino

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