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DERECHO INTERNACIONAL DE LA BIOÉTICA Y BIOÉTICA DE LOS DERECHOS HUMANOS

María Silvia Villaverde

1. DERECHO INTERNACIONAL DE LA BIOÉTICA

Una serie de instrumentos internacionales de derechos humanos, que podrían ser agrupados
bajo la denominación de “derecho internacional de la bioética 1” o “derecho internacional
biomédico” 2, surgen como fenómeno jurídico específico ante las implicancias globales de
la biomedicina y la genética y la expansión de los intercambios científicos que trascienden
forzosamente las fronteras políticas y exigen la cooperación de los Estados y una cierta
armonización de las normas nacionales en la búsqueda de soluciones adecuadas a los
nuevos conflictos generados por las expresiones de la libertad humana.

La autosuficiencia, el aislamiento y la originalidad de las legislaciones locales o las


normativas restrictivas no resultan eficaces ante investigaciones que se trasladan con
facilidad de un país a otro. Como es sabido “las peores pesadillas de la sociedad no
conocen límites geográficos, pero las leyes sí”3, por ello la esperanza se halla depositada en
que “las dinámicas democráticas de carácter transnacional harán posible una armonización
internacional de las exigencias de justicia.4”

Se trata, entonces, de pensar en la existencia real de los derechos humanos en los diversos
campos de despliegue de la personalidad humana, afinando conceptos y criterios de
actuación para tornarlos operativos, a la manera de estándares normativos para evitar que el
derecho quede rezagado y llegue tarde, o esté ausente.

Ejemplo de esta actividad coordinada para establecer principios éticos comunes en materia
de investigación (estudios clínicos), son las Declaraciones Internacionales de Derechos
Humanos y Ética de la Investigación de Nüremberg (1948), de Helsinki 5 (1964 y sus
actualizaciones) y en las Guías Operacionales para Comités de Ética que evalúan
investigación biomédica (OMS 2000 - Organización Mundial de la Salud), así como en las

1
Tinant, Eduardo Luis, voz: Bioética Jurídica, en Diccionario Latinoamericano de Bioética (Dir.: Juan Carlos
Tealdi, UNESCO, Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética, Universidad Nacional de Colombia,
pág.170.
2
Derecho Internacional Biomédico, según Andorno, Roberto, “La protección de las personas en el campo
biomédico: un análisis de la Convención Europea de Biomedicina”, en Revista de Derecho Penal, 2003-1,
Delitos contra las Persona –I, Dir. Edgardo R. Donna, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, 2003, pág.189
3
Nossal, G.J.V., Los límites de la manipulación genética, Gedisa Editorial, Barcelona, España, 1988.
4
Boladeras, Margarita, Ética de la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas, Agora (2005), Vol.24,
N°2:131:148, pág.146
5
En la Declaración de Helsinki se establece como primer principio básico de toda experimentación médica el
deber de respetar “la vida, salud, privacidad y dignidad de la persona”
Guías Éticas Internacionales para la Investigación Médica en Seres Humanos (CIOMS
2002 - Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas).

Ante la cuestión genética, se destaca la respuesta desarrollada por la UNESCO en pos de


establecer principios mínimos y normas de bioética: la Declaración Universal sobre
Genoma y Derechos Humanos6 (11/11/1997), la Declaración Universal sobre Datos
Genéticos Humanos (16/10/2003) y la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos
Humanos (19/10/2005), cuyo propósito es la protección del ser humano “en su humanidad”
y en las que la idea de “dignidad humana”, como valor inherente de todo individuo y de la
humanidad en su conjunto, constituye la “noción-clave”7 de tales acuerdos mínimos.

Declaración Universal de Genoma Humano y Derechos Humanos: Art.2

a) Cada individuo tiene derecho al respeto de su dignidad y derechos, cualesquiera


que sean sus características genéticas.
b) Esa dignidad impone que no se reduzca a los individuos a sus características
genéticas y que se respete su carácter único y su diversidad.

La Declaración Universal sobre Genoma Humano y Derechos Humanos versa


principalmente sobre las investigaciones en genética, las que han de llevarse a cabo con la
mayor prudencia teniendo como eje no sólo el interés de la generación actual, sino también
el de las futuras generaciones. Por ello, el genoma debe ser preservado de manipulaciones
irresponsables. Por otra parte, el instrumento subraya la idea de que la dignidad de los
individuos es independiente de sus características genéticas (art.2), por lo cual nadie podrá
ser objeto de discriminaciones fundadas en esas características. (art.6)

Además, se califican como “contrarias a la dignidad humana”: 1) la clonación con fines


reproductivos (art.11), y 2) las intervenciones en línea germinal (art.24). En el art.8 se
reconoce “el derecho, de conformidad con el derecho internacional y el derecho nacional, a
una reparación equitativa del daño de que haya sido víctima, cuya causa directa y
determinante haya sido una intervención en su genoma”.

Asimismo, el documento institucionalizó el Comité Internacional de Bioética CIB (art.24)

6
Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, aprobada por la Conferencia
General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) el
11/11/1997
Resolución 53/152, 9/12/1998 mediante la cual la Asamblea General de Naciones Unidas hace suya la
Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos
7
Andorno, Roberto, “Hacia un derecho internacional de la bioética”, 2001, www.reei.org.
Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos8:

Art.1 Objetivos y alcance

a) Los objetivos de la presente Declaración son: velar por el respeto de la dignidad


humana y la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en
la recolección, el tratamiento, la utilización y la conservación de los datos genéticos
humanos, los datos proteómicos humanos y las muestras biológicas de las que esos
datos provengan, en adelante denominadas “muestras biológicas”, atendiendo a los
imperativos de igualdad, justicia y solidaridad y a la vez prestando la debida
consideración a la libertad de pensamiento y de expresión, comprendida la libertad
de investigación; establecer los principios por los que deberían guiarse los Estados
para elaborar sus legislaciones y políticas sobre estos temas; y sentar las bases para
que las instituciones y personas interesadas dispongan de pautas sobre prácticas
idóneas en estos ámbitos.

b) La recolección, el tratamiento, la utilización y la conservación de datos genéticos


y datos proteómicos humanos y de muestras biológicas deberán ser compatibles con
el derecho internacional relativo a los derechos humanos.

Art.3: Identidad de la persona

Cada individuo posee una configuración genética característica. Sin embargo, la


identidad de una persona no debería reducirse a sus rasgos genéticos, pues en ella
influyen complejos factores educativos, ambientales y personales, así como los
lazos afectivos, sociales, espirituales y culturales de esa persona con otros seres
humanos, y conlleva además una dimensión de libertad.

Este nuevo documento de la UNESCO es una prolongación de la Declaración Universal


sobre Genoma Humano y Derechos Humanos, que centra su contenido en temas específicos
que preocupaban a la comunidad científica internacional y a la sociedad civil, porque la
creación de bancos de datos genéticos y el deber de prevenir el abuso del uso de la
información genética configuraban un imperativo ético y jurídico (piénsese en los censos de
datos genéticos, en la obtención de datos y muestras sin consentimiento previo, libre
informado y expreso de la persona “para que sus datos genéticos sean recolectados,
tratados, utilizados y conservados”9)
8
Fue aprobada y adoptada en la 32ª. Asamblea General de la UNESCO, con fecha 16/10/2003.
9
La Declaración Internacional sobre Datos Humanos (UNESCO, 2003) define consentimiento como
“permiso específico, informado y expreso que una persona da libremente para que sus datos genéticos sean
recolectados, tratados, utilizados y conservados” (art.2 inc.iii)
Más allá de su denominación (“datos genéticos”), la declaración es aplicable a toda
información obtenida de “muestras”. En su texto se define, entre otros términos de
indudable interés:

Datos genéticos humanos: información sobre las características hereditarias de las


personas, obtenida por análisis de ácidos nucleicos u otros análisis científicos (art.2
inc.i)

Datos proteómicos humanos: información relativa a las proteínas de una persona, lo


cual incluye su expresión, modificación e interacción (art.2 inc.ii)

Muestra biológica: cualquier muestra de sustancia biológica (por ejemplo sangre,


piel, células óseas o plasma sanguíneo) que albergue ácidos nucleicos y contenga la
dotación genética característica de una persona (art.2 inc. iv)

Los principios de la Declaración Universal sobre Genoma Humano y Derechos Humanos


han sido reafirmados en este documento específico (respeto de la dignidad humana,
protección de los derechos humanos, individualidad, no discriminación, consentimiento
libre e informado libre e informado, derecho a la autodeterminación informativa: derecho a
ser o no ser informado, privacidad de la persona y confidencialidad de los datos,
responsabilidad de personas y entidades), que además amplía la protección de los “datos
proteómicos humanos”.

Sus principios fundamentales son: la libertad de investigación y la protección de la


intimidad (privacidad de la persona y confidencialidad de los datos genéticos humanos
asociados con una persona, o un grupo identificables art.14), de conformidad con el
derecho interno compatible con el derecho internacional de los derechos humanos.

En este sentido podemos afirmar que la Declaración Internacional sobre Datos Humanos
refuerza la protección de los derechos humanos ante investigaciones relativas al genoma y
también al proteoma humano.

Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos10:

10
Velázquez Elizarrarás, Juan Carlos, El derecho internacional ante los desafíos del genoma humano y la
bioética, en el marco de la organización y las declaraciones internacionales. Su proyección al derecho
mexicano. Anuario mexicano de derecho internacional, vol.VIII, 2008, pág.457. La Declaración Universal
sobre Bioética y Derechos Humanos retomó los principios de la Declaración Universal sobre Genoma y
Derechos Humanos, ya aceptados e incorporados con eficacia por muchos Estados, para su aplicación a otros
temas bioéticos específicos (cuestiones éticas relacionadas con la medicina, las ciencias de la vida y
tecnologías conexas teniendo en cuenta dimensiones sociales, jurídicas y ambientales) y no sólo a las
Art.3: Dignidad humana y derechos humanos (Principio)

1. Se habrán de respetar plenamente la dignidad humana, los derechos humanos y


las libertades fundamentales.
2. Los intereses y el bienestar de la persona deberían tener prioridad con respecto
al interés exclusivo de la ciencia o la sociedad.

Por los valiosos matices que le añade a la cuestión bioética, llegado este punto, no quiero
dejar de mencionar la Crítica Latinoamericana a la Bioética 11 tradicional, especialmente a la
estructura y dinámica como una totalidad de las concepciones dominantes en bioética, y a
algunos temas que han surgido como emergentes de la bioética angloamericana y que la
bioética latinoamericana ha decidido discutir en foros internacionales como cuestiones de
justicia global. Por ejemplo: la disociación entre bioética y derechos humanos, la
postulación del doble estándar, la minimización de la salud pública, el medio ambiente y la
pobreza.

Fue precisamente durante el proceso de redacción de la Declaración Universal sobre


Bioética y Derechos Humanos aprobada por la UNESCO en 2005, donde se produjo un
profundo debate, en el que se desplegó la crítica de los países pobres y de mediano
desarrollo a la bioética liberal, pidiendo prestar atención en bioética a la ética de la pobreza,
al medio ambiente y los daños para las generaciones futuras, al desarrollo de políticas de
salud pública que procuren la equidad, a las poblaciones vulnerables y vulneradas, a la
diversidad cultural, y a las cuestiones sociales y de responsabilidad pública, y no solo a la
libertad y responsabilidad individual12.

Muestra de la activa participación en la elaboración del Declaración fue la Carta de Buenos


Aires sobre Bioética y Derechos Humanos (2004) 13, en la que una decena de países de la
cuestiones derivadas del genoma humano. Este instrumento pretende armonizar las legislaciones para lograr
consensos hasta que la Asamblea General de la ONU la haga suya por unanimidad como ha ocurrido con la
primera declaración.
11
Crítica Latinoamericana, Voz Bioética, en Diccionario Latinoamericano de Bioética (Dir.: Juan Carlos
Tealdi, UNESCO, Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética, Universidad Nacional de Colombia,
pág.153: Ética instrumental (Susana Barbosa) - Bioética de intervención (Volnei Garrafa y Dora Porto) -
Bioética de protección (Miguel Kottow) - Bioética narrativa (José Alberto Mainetti)- Bioética jurídica
(Eduardo Luis Tinant) - Ponderación de principios (Rodolfo Vázquez) -Bioética y complejidad (Pedro Luis
Sotolongo) - Bioética de los derechos humanos (Juan Carlos Tealdi)
12
Tealdi, Juan Carlos, “Bioética de los Derechos Humanos”, voz Bioética, en Diccionario Latinoamericano
de Bioética. Dir.: Juan Carlos Tealdi, UNESCO, Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética, Universidad
Nacional de Colombia, pág.179-80
13
Este documento político se produjo un día después de terminada la reunión: “Bioética: un desafío
Internacional. Hacia una Declaración Universal” realizada en la Ciudad de Buenos Aires el 6/11/2004, en el
marco de las consultas regionales previas a la aprobación de la Declaración Universal de Bioética y Derechos
región adelantaron su visión común y distinta de la concepción neoliberal y neopragmática
en cuanto a los contenidos. La Carta tuvo significativa importancia en las discusiones
llevadas a cabo en Paris en abril, junio y octubre del 2005, durante las reuniones técnicas
gubernamentales para definición del contenido final de la Declaración Universal sobre
Bioética y Derechos Humanos.

“La Declaración se convirtió en el primer documento auténticamente universal en bioética


y rompió con ello la hegemonía de la concepción principialista angloamericana. Quedó
firmemente reconocida la estrecha asociación entre la bioética y los Derechos Humanos que
había sido socavada durante más de dos décadas, así como la salud en tanto derecho
humano básico. Y los aspectos económicos, sociales, ambientales y de diversidad cultural,
reconocidos en varios instrumentos internacionales, fueron aceptados como parte
indivisible de toda concepción de la bioética”.14

Las Declaraciones de la UNESCO se ubican claramente, con el carácter de respuestas


específicas integradoras, dentro del marco de los derechos humanos, esto es, de los
derechos fundamentales, inalienables e imprescriptibles de todo ser humano, que son
independientes de sus características, ya sean físicas, etáreas, sexuales, raciales, condición
social, religiosa u otra. En este sentido, las tres declaraciones consagran en su articulado el
principio de no discriminación (art.6 de la Declaración Universal sobre Genoma y
Derechos Humanos, art.7 de la Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos
humanos, y art.11 de la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos).

Respecto del principio de igualdad y su corolario el principio de no discriminación se ha


afirmado, con arreglo a una interpretación evolutiva del derecho internacional de los
derechos humanos, que: “Los Estados están obligados a estar alertas y condenar todas las
formas de discriminación inclusive aquellas que no se mencionan en forma explícita en los
tratados o que pueden aparecer con posterioridad.15”
Humanos de la UNESCO. La reunión mencionada fue convocada por el gobierno Argentino y contó con el
respaldo de la UNESCO y la participación activa de la Red Latino-Americana y del Caribe de Bioética de
UNESCO –REDBIOÉTICA.
Fue elaborada y firmada por los siguientes miembros del Consejo Director y Comité Consultivo: Silvia
Brussino, Luis Justo, María Luisa Pfeiffer, Juan Carlos Tealdi y Susana Vidal (Argentina); Javier Luna
Orozco (Bolivia); Volnei Garrafa, Fermin Roland Schramm y José Eduardo de Siqueira (Brasil); Genoveva
Keyeux (Colombia); Daniel Piedra-Herrera (Cuba); Miguel Kottow (Chile); Fernando Cano Valle y José
María Cantú (México); Marta Ascurra (Paraguay); Andrés Peralta Corneille (República Dominicana); Teresa
Rotondo (Uruguay). http://www.unesco.org.uy/shs/red-bioetica/ http://www.unesco.org.uy/shs/es/areas-de-
trabajo/ciencias-sociales/bioetica/red-bioetica.html
14
Tealdi, Juan Carlos, “Bioética de los Derechos Humanos”, voz Bioética, en Diccionario Latinoamericano
de Bioética. Dir.: Juan Carlos Tealdi, UNESCO, Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética, Universidad
Nacional de Colombia, pág.179-80
15
Observación General N°28 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer,
16/12/2010. Recuérdese que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha reconocido a los Comités de los
tratados de derechos humanos de Naciones Unidas, como “intérpretes autorizados de los tratados en el plano
A los efectos de profundizar en la interpretación del principio de no discriminación
elaborada por los órganos de los tratados humanos (“intérpretes autorizados” de los tratados
de derechos humanos de la ONU en el plano internacional), resultan relevantes la
Observación General N° 20 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(ONU) sobre “La no discriminación y los derechos económicos, sociales y culturales,
artículo 2, párrafo 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales” – E/C.12/GC/20 del 2/7/2009, y la Observación General N° 18 del Comité de
Derechos Humanos (1989)16. Asimismo para completar la Se recomienda por la
pertinencia para el estudio del principio de no discriminación la

Así como hemos destacado la labor de la UNESCO, también ha sido encomiable el aporte
del Consejo de Europa, que como guardián de los derechos humanos, la democracia y el
Estado de Derecho, entre sus logros en el tema que nos convoca, hizo posible la
Convención Europea sobre los Derechos Humanos y la Biomedicina 17 (Convenio de
Oviedo), que entró en vigor el 1/12/1999, ocupando un lugar preeminente porque aspira a
fijar reglas generales para todos los dilemas de la actividad biomédica.

Respecto de las intervenciones sobre el genoma humano, estipula que sólo podrán
efectuarse cuando se tenga por objeto modificarlo por razones preventivas, diagnósticas o
terapéuticas y sólo cuando no tenga por finalidad la introducción de una modificación en el
genoma de la descendencia - la línea germinal (Principio de la “no modificación del
patrimonio genético de la humanidad”). Este aspecto también se halla contemplado en la
Declaración Universal sobre Genoma Humano y Derechos Humanos de la UNESCO en el
art.24 por considerar que afecta la dignidad. Con relación al tema de la investigación con
embriones humanos, el Convenio estableció la prohibición de constituir embriones para
experimentación.

A partir de estas consideraciones podemos sugerir que analizar las relaciones entre genoma
y derechos humanos significa abordar la conjunción, las oposiciones existentes o
potenciales entre dos bases principales sobre las que se asientan y despliegan las sociedades
en la actualidad: la ciencia como motor de desarrollo, justificada por la idea de progreso, y
los derechos humanos como conjunto de reglas y valores, determinante de un orden político
y social, en el cual el ser humano es el eje y centro del ordenamiento jurídico; su persona es

internacional” (“Maldonado” 2005, “Aquino” 2005,”Torrillo” 2010)


16
Para ampliar la información se recomienda la lectura del Estudio Temático del Alto Comisionado para los
Derechos Humanos sobre el principio fundamental de la no discriminación en el marco de la globalización,
E/CN.4/2004/40 del 15/1/2004.
17
Denominación completa. Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser
Humano con respecto a las Aplicaciones de la Biología y la Medicina, también conocido como Convenio de
Oviedo, Convenio de Asturias sobre Bioética o Convenio de Bioética.
inviolable y constituye un valor fundamental con respecto al cual los restantes valores
tienen carácter instrumental.

En este marco básico e insoslayable, el sistema jurídico estatal debe brindar las soluciones
a los problemas que le plantea la ciencia y la tecnología, que además como hemos visto, en
forma incesante generan nuevas demandas, lo que le imprime al derecho resultante un
aspecto proteico, falto de fijeza en consonancia con su objeto y con la novedad incesante a
la que lo confrontan las sociedades actuales, democráticas, dinámicas y plurales.

La duda sobre la capacidad de una legislación específica para responder adecuadamente a


los desafíos de la genética deviene, en realidad, de las c condiciones de fondo en las que el
derecho es llamado a operar. Los contextos políticos y culturales plurales no se compadecen
con un derecho pensado para sociedades estables, cuyos legisladores e intérpretes operaban
en contextos de sentido y valor uniformes. La diversidad social además se acentúa por la
novedad de los problemas urgentemente planteados por la evolución de la ciencia, la
técnica y la economía.

En este punto he de referirme brevemente, por su pertinencia con el problema, a las


discusiones preparatorias de la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos
(2005) de la UNESCO, en las que se decidió que el nuevo documento a elaborar fuese
declarativo, coincidiéndose además en que debería reunir tres condiciones fundamentales:
ser sucinto, pluralista y evolutivo, teniendo en cuenta que los rápidos cambios científico-
tecnológicos necesitan ser tratados con cierta provisionalidad.18

Por lo tanto, los efectos negativos para la certeza del derecho derivada del déficit de
regulación o de una legislación, que acosada por la innovación debe enmendarse “antes de
que seque la tinta de la imprenta”, no debe desalentarnos. Por el contrario, debe asumirse
como una consecuencia de los tiempos en que nos ha tocado vivir. Zagrebelsky señala que,
“no sólo es dudoso que la certeza, como fijeza del ordenamiento en todas sus partes, pueda
ser hoy un objetivo realista. También es dudoso que sea deseable”.19

En el derecho actual, la Constitución, la “nacionalización” del derecho internacional de los


derechos humanos y su jerarquización constitucional, y las interpretaciones evolutivas,
dinámicas e integradoras efectuadas por los órganos jurisdiccionales y cuasijurisdiccionales
de los sistemas de protección de derechos humanos, universal y regional, tenidas en cuenta
para resolver por las tribunales superiores de los Estados que han ratificado los tratados,
dan cuenta de la introducción en los sistemas jurídicos actuales de una “fuerza

18
Velázquez Elizarrarás, Juan Carlos, El derecho internacional ante los desafíos del genoma humano y la
bioética, en el marco de la organización y las declaraciones internacionales. Su proyección al derecho
mexicano. Anuario mexicano de derecho internacional, vol.VIII, 2008.
19
Zagrebelsky, Gustavo, El derecho dúctil, Editorial Trotta, 9ª. edición, Barcelona, 2009, pág.147.
permanentemente orientada al cambio”, de una “tendencia a la transformación intrínseca” 20,
presidida por valores innegociables como el respecto por la dignidad inherente –fuente de
todos los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales,
entendidos como indivisibles e interdependientes- y el principio de igualdad y su corolario
el principio de no discriminación.

2. BIOÉTICA DE LOS DERECHOS HUMANOS

Como conclusión, el marco estructurante de la reflexión, la interpretación y la elaboración


de la normativa local en la materia, que queda conformado por la bioética de los derechos
humanos, en la que confluyen el derecho internacional de los derechos humanos y el
derecho internacional de la bioética, nos evitará la desazón y la desorientación que generan
los vacíos normativos o la falta de fijeza de una legislación que por las características de su
objeto carece de estabilidad y necesita ser incesantemente modificada, a la vez que
desmalezará los debates posibles de todo argumento disociado del respeto de la dignidad
humana. La complementariedad y la sinergia entre los diversos instrumentos jurídicos
mencionados, interpretados en forma evolutiva, aseguran la presencia del derecho, tanto en
el debate social como a la hora de resolver conflictos concretos.

En efecto, la bioética de los derechos humanos se concibe además como en un campo plural
de reflexión ético-normativa que admite distintas singularidades de pensamiento y, por
tanto, diversas bioéticas,21 pero a partir y en modo inescindible del respeto de la moral
universal de los derechos humanos -en la actualidad derechos internacional positivo,
incluyendo los diferentes enfoques que se han ido desarrollando, conforme a una
interpretación evolutiva basada en el respeto de la dignidad humana (principio pro
personae, enfoques de género, etáreo, discapacidad, cosmovisión indígena, indivisibilidad e
interdependencia de los derechos humanos, entre otros).

Argentina ha ratificado los tratados internacionales del sistema de protección de derechos


humanos, universal (ONU) y regional (OEA), convertidos en derecho positivo
internacional con vigencia real. Internamente revisten jerarquía constitucional (art.75 inc.22
Constitución Nacional) o supralegal, y el Estado ha tomado conciencia de la necesidad de
revisar y adecuar su legislación y sus prácticas a los compromisos asumidos
internacionalmente, con arreglo al estándar de “debida diligencia”.

20
Expresiones utilizadas por Zagrebelsky, en El derecho dúctil, pág.146.
21
Crítica Latinoamericana, Voz Bioética, en Diccionario Latinoamericano de Bioética (Dir.: Juan Carlos
Tealdi, UNESCO, Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética, Universidad Nacional de Colombia,
pág.153: Ética instrumental (Susana Barbosa) - Bioética de intervención (Volnei Garrafa y Dora Porto) -
Bioética de protección (Miguel Kottow) - Bioética narrativa (José Alberto Mainetti)- Bioética jurídica
(Eduardo Luis Tinant) - Ponderación de principios (Rodolfo Vázquez) -Bioética y complejidad (Pedro Luis
Sotolongo) - Bioética de los derechos humanos (Juan Carlos Tealdi)
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en forma sostenida en los últimos años, ha
marcado el rumbo, al reafirmar en su jurisprudencia que:

“el ser humano es el eje y centro de todo el sistema jurídico y en tanto fin en sí
mismo ‘más allá de su naturaleza trascendente’ su persona es inviolable y constituye
valor fundamental con respecto al cual los restantes valores tienen carácter
instrumental”22

“[E]l hombre no debe ser objeto de mercado alguno, sino señor de todos éstos, los
cuales sólo encuentran sentido y validez si tributan a la realización de los derechos
de aquél y del bien común. De ahí que no debe ser el mercado el que someta a sus
reglas y pretensiones las medidas del hombre ni los contenidos y alcances de los
derechos humanos. Por el contrario, es el mercado el que debe adaptarse a los
moldes fundamentales que representan la Constitución Nacional y el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos de jerarquía constitucional, bajo pena de
caer en la ilegalidad.23

Con el mismo énfasis y en reiteradas sentencias, la Corte Suprema sostuvo el inescindible


vínculo entre la protección de los derechos de raigambre constitucional a la integridad
psicofísica y a la salud, y la protección del derecho a la vida.24

Finalmente, en la misma línea de sentido, nuestro tribunal regional la Corte Interamericana


de Derechos Humanos ha definido a los derechos humanos como reglas y “valores que esas
reglas pretenden desarrollar” 25, interpretándolas “desde el mejor ángulo para la protección
de la persona”, es decir desde el principio pro personae26- principio regulador del sistema
de protección de derechos humanos, tanto a nivel interno como a nivel internacional, como
“principio de interpretación extensiva de los derechos humanos y restrictiva de sus
limitaciones”27, en sus dos vertientes.

Esto significa que: a) entre dos normas reguladoras de un derecho humano o libertad
fundamental, hemos de optar por la que menos restrinja sus alcances. Esta pauta se
encuentra expresamente prevista en el art. 29, inc. b) de la Convención Americana de

22
“Campodónico de Beviacqua” Fallos: 323:3229, 3239
23
“Vizzoti” Fallos: 290:116, 118
24
“Torillo” Fallos: 332:709 – “Campodónico de Beviacqua” Fallos: 323:3229, 3239
25
Corte Interamericana de Derechos Humanos: Caso González y otras ("Campo Algodonero") vs. México.
16/11/2009
26
El principio “pro personae” es el principio regulador del sistema de protección de derechos de la persona,
consagrado expresamente en los tratados.
27
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva N°5 (O-C5/85)
Derechos Humanos (entre otros instrumentos de protección 28 que consagran el
principio regulador del sistema), en cuanto dispone que ninguna disposición de la
misma puede ser interpretada en el sentido de: "limitar el goce y ejercicio de cualquier
derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de
los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos
Estados". b) Por el otro, en virtud del principio “pro personae” actúa como una regla
interpretativa para determinar el contenido y los alcances de una norma del derecho
positivo interno o internacional que limite el ejercicio de los derechos humanos allí
consagrados: ante la duda relativa a los alcances, debe estarse a la solución que mejor
tutele al individuo o que restrinja en menor medida el derecho o la libertad
comprometida29.

28
art. 5 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 29 Convención Americana de Derechos
Humanos, art. 5 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, art. 1.1 Convención
contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes: art. 41 Convención sobre los
Derechos del Niño, art.4.4 Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
29
Sobre el principio “pro homine” (en la actualidad “pro personae”, conforme a un lenguaje genero sensitivo.
Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso citado), ver: Henderson, Humberto, "Los tratados
internacionales de derechos humanos en el orden interno: la importancia del principio pro homine", en
Revista IIDH, vol. 39, 2004, págs. 71 y ss. Mónica Pinto, El principio pro homine. Criterios de hermenéutica
y pautas para la regulación de los derechos humanos en "La aplicación de los Tratados sobre Derechos
Humanos por los tribunales locales", Cels. Editores del Puerto, 2004, pág. 163.

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