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Este fue el caldo de cultivo que llevaría a la comunidad científica a empezar a investigar
sobre los beneficios que experimentaban los animales al ingerir alimentos completos, de
temporada, poco procesados y ricos en enzimas y bacterias beneficiosas.
Las grandes casas comerciales productoras de alimentos procesados para animales,
tradicionalmente, han puesto el énfasis sobre el hecho de que sus productos respetan los
requerimientos nutricionales sugeridos por la NRC y la AAFCO, los dos grandes
organismos mundiales que se ocupan de establecer dichos parámetros nutricionales.
Desde su punto de vista, lo más importante es atender a estos requerimientos mínimos de
nutrientes sin considerar relevante el origen de los mismos. Podemos considerar, por
ejemplo, las fuentes de proteínas empleadas en estos productos industriales, que pueden
ser tanto de origen vegetal como provenir de subproductos de la industria cárnica (plumas,
patas, etc.). Otro aspecto a tener en cuenta es el efecto que tiene el calor en la preservación
de los nutrientes, que tiene como consecuencia la destrucción de las enzimas y vitaminas y
la alteración molecular de los aminoácidos. Esto se traduce en la necesidad de añadir de
forma sintética los nutrientes que se han perdido en el proceso de fabricación.
La auténtica revolución empezó cuando la comunidad científica se dio cuenta de que los
nutrientes sintéticos se absorben de manera diferente, por lo que el organismo los
aprovecha en menor medida que los provenientes de fuentes naturales. (4)
Se puso en evidencia que los alimentos crudos, poco procesados y aptos para las especies
que los consumen contienen un número mayor de aminoácidos que los alimentos
procesados(5-6).También contienen más enzimas,bacterias beneficiosas, fitonutrientes,
antioxidantes y ácidos grasos esenciales(7-8).
Todas estas investigaciones han demostrado que los animales alimentados con alimentos
frescos, poco procesados, tienen una mejor digestibilidad con respecto a los industriales(6)
y que su flora intestinal también es más saludable(9-10)
Además la salud del animal no sólo mejora a nivel físico sino también a nivel cognitivo y
conductual(11-12-13)
Por otro lado, una parte de la comunidad científica, está en contra de la alimentación natural
y expone sus argumentos a través de estudios que quieren demostrar que la única forma
de alimentar a un perro o a un gato es ofreciéndoles alimentos industriales específicos para
ellos, hechos en laboratorios por veterinarios.
Analizando estos estudios vemos cómo sus conclusiones hacen pensar que alimentar a un
perro o un gato de una forma natural es poner su salud en riesgo y que las dietas naturales
son difíciles de elaborar y que no son completas ni equilibradas.
Pero estos estudios se centran en dietas (14-15-16-17-18) formuladas sin ningún
conocimiento ni el más mínimo sentido común y utilizadas en animales que se encuentran
en momentos muy particulares y vulnerables de sus vidas, como puede ser la etapa de
cachorro. Está claro que estos estudios representan ejemplos muy extremos y exponen
casos muy límite y que la idea de que todas las dietas naturales caseras son perjudiciales
dista mucho de la realidad. De hecho la experiencia nos ha enseñado que la mayoría de los
cuidadores son muy responsables e investigan adecuadamente antes de cambiar la forma
de alimentar de sus perros o gatos y que además la mayoría de estos últimos experimenta
cambios positivos en su salud (19-20)
Para aquellos que tienen miedo de cambiar la alimentación de sus perros o gatos o no
tienen tiempo para investigar sobre cómo hacer las dietas correctamente, existen
alternativas válidas en el mercado, como los productos comerciales crudos o se puede
optar por el asesoramiento nutricional de algún experto en la materia.
El otro gran miedo que generan las dietas naturales y sobre todo las que se ofrecen crudas,
es la presencia y el desarrollo de microorganismos patógenos que se encuentran, o bien
directamente en las carnes, o en las heces de los animales que las ingieren y que
representan un posible contagio de enfermedades infecciosas a los humanos (zoonosis).
Podemos encontrar numerosas investigaciones que confirman la presencia de la bacteria
Salmonela en las heces de los perros que comen alimentación cruda (21-22) pero también
en los que comen piensos(23). Incluso se han llegado a retirar del mercado alimentos
industriales contaminados por esta bacteria (24).
Hay que tener en cuenta que el aislamiento en las heces de las bacterias no significa
automáticamente contagio de la enfermedad, ni para el animal ni para las personas que lo
rodean(25-26-27).
Se considera que el riesgo de contraer esta enfermedad infecciosa es mucho mayor en
poblaciones de niños, ancianos y en personas inmunodeprimidas.
Respetando unas normas básicas de higiene al manipular los alimentos destinados a perros
y gatos el riesgo de contraer infecciones baja drásticamente.
(1)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6146089/?fbclid=IwAR3LFDi0QAOztO
US9LUvfgbKZKydYeff09YMMjWBMB7DRRX0mp7cC9vbTfk
(2)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4494379/
(3)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6138162/
(4)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4560336/
(5)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9160426
(6)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26530877
(7)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29108107
(8)) https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/7935080
(9)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26400072
(10)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28245817
(11)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28265505
(12)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15585348
(13)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26481404
(14)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27598702
(15)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19366336
(16)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8139162
(17)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25082994
(18) https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23385074
(19)https://www.cambridge.org/core/journals/journal-of-nutritional-science/article/evaluation
-of-the-owners-perception-in-the-use-of-homemade-diets-for-the-nutritional-management-of-
dogs/4B86F8C1D385570EE0D539A3CAC37807
(20)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22005436
(21)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1716752/
(22)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18811908
(23)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2834511/pdf/16363323.pdf
(24)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28561638
(25)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/9279402
(26)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26381479
(27)https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25664339