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FILOSÓFICA,
DE PHILIP KERR
Marco Gutiérrez Durán Dentro de la corriente de pen- Bajo el léxico de esta postura, pode-
samiento que concibe al lenguaje como mos pensar que los signos lingüísticos
un medio que se despliega entre el yo conforman realidades lingüísticas,
y la realidad, es posible afirmar que la construyen una burbuja, o nivel de rea-
constelación de signos sonoros y visua- lidad, que no comparte la configura-
Marco Gutiérrez Durán (ciudad de les (dentro de sus diversos usos y mo- ción y espesura de los objetos físicos
México, 1973) estudió filosofía en dalidades) no sólo tiene la particulari- (extensión, forma, peso, movimiento,
la UNAM . Ha publicado ensayos
dad de describir la representación de número), de esa masa informe que es
sobre temas de estética y literatura
los objetos (como fenómenos para la “el mundo” (a partir de la cual se edifi-
en diversas revistas nacionales. Es
conciencia) que aprehende el observa- ca “nuestro mundo”) cuya presencia
encargado del Departamento de
dor; que el lenguaje no sólo funciona afecta nuestra susceptibilidad a los
Recursos Humanos de una empre-
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por signos lingüísticos, donde se hace do Ángel y, sobre todo, Una investiga-
probable lo improbable, posible lo ción filosófica.
imposible, asible lo que antes era o fue
siempre inasible; asequible lo que es in- Esta última se inserta en la tradición de
asequible en el ámbito de la fatalidad textos de ficción no sólo del género po-
de la voluntad. liciaco, sino también de aquella estir-
pe de escritores del siglo XX en lengua
La modalidad del lenguaje a la que arri- inglesa (Orwell, Huxley, Bradbury) en
ba se alude es la forma de ser que se la que el universo narrativo se desplie-
ha denominado como literatura. Inclu- ga de manera paralela de aquel desde el
so en géneros literarios como el realis- cual el texto se escribe y se lee, es decir,
mo y el naturalismo (aunque el refe- de la realidad de la vida cotidiana.
rente inmediato de éstos sea el entorno
social de la época desde la cual se es- La novela narra la historia (guiada por
cribe), las palabras se separan de los los hilos genéricos de la novela negra)
objetos en que éstas se depositan; asi- de una cadena de crímenes perpetra-
mismo el periodismo escrito no logra dos por un aficionado al discurso filo-
superar esa separación que el lenguaje sófico occidental, la eventual persecu-
ocular (signos gráficos) supone en re- ción policiaca (la cacería del maldito),2
lación con los hechos; no puede eludir la incógnita fundacional de toda vo-
esa ruptura desgarradora entre las pa- luntad de saber y la consabida revela-
labras y las cosas que proclamara Mi- ción de la verdad que toda investiga-
chel Foucault. ción presupone. El trhiller policiaco,
como toda indagación filosófica, supo-
El mundo sin referente que ha creado ne una incógnita que incita a desear la
la palabra ha alcanzado su límite en esa inminencia de su revelación y el placer
submodalidad del lenguaje (despren- ante lo incierto, aquello que no sabe-
dida de la literatura) que es la novela mos aún si sabremos alguna vez. En
de ficción futurista,1 la cual presenta este último punto es donde se locali-
una máscara doblemente ficticia: sepa- zan las aportaciones temáticas más des-
rado del mundo desde el cual se escri- tacadas de la novela. En primer lugar,
be, hace alusión a un mundo alterno o por los puentes analógicos que se esta-
paralelo al de la vida cotidiana, en cuyo blecen entre una investigación crimi-
trastocamiento, recodificación y con- nal y una investigación filosófica; y, en
trapunto, alcanza dicho género su re- segundo término, por las implicacio-
levancia para producir efectos estéticos. nes directas que éstas suponen en cuan-
to a la búsqueda, siempre parcial y frá-
La obra novelística del escritor britá- gil, de la verdad.
nico Philip Kerr (Edimburgo, 1956),
conformada por textos como su trilogía El escenario espacio-temporal futurista
negra ubicada en Alemania durante el que sirve de soporte al transcurso de
nazismo (March Violets, The Pale Cri- los acontecimientos narrativos (la ciu-
minal, A German Requiem) ha comen- dad de Londres en el año 2013, donde
zado a despertar el interés tanto de crí- el crimen se expande como un virus) es
ticos literarios como de lectores en la condición de posibilidad de existen-
general, a partir de sus novelas futu- cia del centro argumental de la novela:
ristas como El infierno digital, El segun- el Programa Lombroso (la invención
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más sofisticada de anatomía política de
la sociedad disciplinaria, producto del
matrimonio de la neurobiología y el
poder político, que permite identificar
a los individuos genéticamente predis-
puestos a comentar crímenes violen-
tos), personaje-objeto que dispara tanto
la furia criminal como la pesquisa poli-
cial, así como el esqueleto de la postu-
ra ideológica del novelista.
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ciente, el cual conforma el plano de la vencional, y que no provoca alteración tos ultrasofisticados de espionaje (he-
investigación y persecución policial; en alguna al orden temporal extraliterario. licópteros que sobrevuelan el espacio
segundo lugar, recurre a la enunciación El tiempo frenético de la persecución social llevando a la percepción visual
en primera persona para dar cuenta de y los crímenes corre de un modo si- más allá de las apariencias), la nueva
los detalles insólitos de la subjetividad multáneo: el narrador salta del relato del tecnología del castigo capital (el coma
del asesino; quien al llevar al río del personaje principal en primera perso- punitivo) que sumerge al transgresor
lenguaje sus estados mentales y la bi- na al relato omnisciente de su cacería. en un profundo sueño cuya semejanza
tácora de sus días en un cuaderno ma- con la muerte sólo es una diferencia de
rrón (el diario) y en un cuaderno azul5 La prosa efectista y fría de Kerr delinea grado.
(recuento de los individuos ejecutados un mundo donde el imperio de la tec-
y por ejecutar), traslada los eventos nología y el crimen guían la circula- En fin, si bien el relato no es una nove-
desde la realidad empírica a la realidad ción de los días: dispositivos compu- la deslumbrante que invite a una
virtual del texto, lo cual convoca a la tacionales de realidad virtual (como relectura inmediata y meticulosa, tam-
separación entre las palabras y los he- remedio catártico a las perversiones poco es un texto prescindible ni opor-
chos y la pérdida del peso ontológico más profundas), vigilancia policiaca tunista de los tiempos que corren,
de éstos. microfísica (credenciales de identidad como tantas otras novelas cuyo valor
con códigos de barras que incluye la estético parece brotar más del aura de
El tiempo narrativo vuela en la misma huella digital genética), estimulantes simulación que el montaje mercado-
dirección de una flecha, la cual es lan- cognitivos (fármacos que hiperpoten- técnico les imprime que de sus cuali-
zada desde el arco de un comienzo con- cian las operaciones mentales), artefac- dades estrictamente literarias.•
Notas
1Aunque esta afirmación parece un pleo- de la tragedia. En el cine encontramos una sica la concepción weberiana postula al Es-
nasmo, cabe recordar que la novela tiene di- multitud de malditos ejemplares como el tado como la institución política que posee
ferentes vertientes, como la realista, natura- coronel William E. Kurtz (Marlon Brando) y ostenta el monopolio de la violencia legíti-
lista, fantástica y sus modalidades (terror, de Apocalypse Now (Ford-Coppola, 1979), el ma. Esto implica que todo acto de violencia
ciencia-ficción, realismo mágico), en oposi- genio psicópata Hannibal Lecter (Anthony que no provenga de la lógica estatal será en
ción a la novela de no-ficción, aquella que Hopkins) de The Silence of the lambs absoluto condenable y el ejecutor de dicho
presenta el relato como registro de algo ocu- (Demme, 1991), o el jazzista esquizofrénico acto legítimamente avasallable.
rrido en la realidad extraliteraria. Fred Madison (Bill Pullman) de Lost High- 5Los nombres de ambos cuadernos remiten
2Entendemos al maldito como figura que, way (Lynch, 1996), etcétera. a los títulos de dos obras de publicación pós-
fabricada por el sistema jurídico a partir de 3Aquí se hace alusión a la emblemática ma- tuma del filósofo Ludwig Wittgenstein; en
incorporar en sus entrañas al discurso clíni- nera de denominar a la eliminación de un realidad, eran apuntes para cursos que algu-
co-psiquiátrico, representa al transgresor de organismo peligroso dentro del universo nos de sus alumnos reconstruyeron para pre-
la ley y al violentador del modo de ser del postulado por Philip K. Dick en Do androids sentarlos como parte del pensamiento del
individuo “normal”; y que, además, se ha dream with electric sheep? (1968), trasladado afamado filósofo austriaco.
convertido en la figura arquetípica esencial a la imagen cinematográfica por Ridley Scott
de la representación estética contemporánea en Blade Runner (1982). Philip Kerr, Una investigación filosófica, Barcelo-
que libera la tempestad incontenible del caos 4Dentro del discurso de la teoría política clá- na, Anagrama, 2002, 383 pp.
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