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LA AUTODESTRUCCION DE LA HUMANIDAD

SODOMA Y GOMORRA EN EL SIGLO XXI

Sodoma y Gomorra, se estan expandiendo como pan caliente por todo


lugar ya en latino américa hay un país que cuenta con la legalización del
matrimonio del mismo sexo, en EEUU cuenta ya con 5 Estados de los 50
que forma el país. Los europeos cuentan ya con muchos paises que han
legalizado el matrimonio del mismo sexo.

Sodoma y Gomorra, esta reencarnando en el siglo 21 y se expande con


mucha fuerza cada vez más. El pecado, la idolatría cada vez más estan
dominando las leyes de nuestros paises haciendo que cada gobernante y
gobernados se rindan al pecado, aprobando leyes al favor del pecado.

Según el relato de la Biblia en el capítulo 18 del Génesis, Dios reveló a


Abraham que destruiría Sodoma por medio de fuego y azufre porque su
pecado era muy grave e irreversible, sólo Lot y su familia podrían ser
salvados.

Abraham intercedió por los justos de la ciudad, y Dios le repuso que no la


destruiría si encontraba cincuenta justos en la ciudad, pero Abraham
insistió hasta que le dio oportunidad de encontrar diez justos.

También nos dice en Deuteronomio 29:23 que conjuntamente con estas


ciudades, también se destruyeron Adma, Zeboim.

Es decir que por uno pagan todos, porque, si hoy en día usted piensa que
hay paises y ciudades que estan limpias de pecado, es como decir que
estamos totalmente en desacuerdo con Dios, porque él no destruirás
el vecino país si hubiera una sola persona libre de pecado.

El mundo está provocando la ira de Dios que muy pronto está por venir,
primero a buscar su iglesia, para luego castigar a lo que hoy en día lo
desafían, si no se arrepienten.

Hace algunos años atras, organizaciones evangélicas suecas han


protestado enérgicamente contra el gobierno por la decisión de las
autoridades de enviar a la cárcel a un pastor evangélico que tuvo la
“osadía” de predicar sobre lo que la Biblia enseña respecto de la
homosexualidad.
Según informa la agencia News International, el Pastor Ake Green,
miembro del movimiento pentecostal, ha sido sentenciado a un mes de
prisión por describir la homosexualidad como “anormal, un horrible tumor
canceroso en el cuerpo de la sociedad” durante un sermón en el que
explicaba las claras enseñanzas evangélicas sobre la homosexualidad,
encontrado en I Corintios 6:9.

Como sus palabras ofendieron a algunos homosexuales, Green fue


acusado y sentenciado según una ambigua ley contra la “incitación a la
violencia”.

Soren Andersson, presidente de la Federación Sueca para los derechos de


homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgéneros, dijo estar
“completamente de acuerdo” con la decisión porque, según él, “la libertad
religiosa no debería utilizarse para ofender a las personas”.

Voceros pentecostales han protestado la medida señalando la pena de


cárcel establece “un grave precedente contra la libertad religiosa y la
libertad de expresión”; y señalaron que los numerosos líderes
homosexuales que han atacado ferozmente a las iglesias “nunca han
recibido ninguna censura o pena”.

Sabemos los cristianos que, según el mismo Señor, seremos perseguidos


a causa de Su Nombre. Es lamentable que la verdad, presente
ostensiblemente incluso en la naturaleza, sea considerada como
"intolerancia".

No tengamos miedo en anunciar la Verdad al mundo, pues Jesucristo “¡ha


vencido al mundo!". Dios creó Hombre y Mujer, nunca un tercer sexo.
Sólo la gracia de Dios puede hacer que un homosexual, se salve, si éste
se arrepiente.

Es de recordar que las aberraciones sexuales que condenó Dios y castigó


con el diluvio y la destrucción de Sodoma y Gomorra, fue por el
Homosexualismo en mayor parte.

La verdad duele, y las personas que tienen las tendencias homosexuales


deberían pensar si han visto un toro buscando a otro toro, un gallo
buscando otro gallo, habran los ojos a la realidad no existe el llamado
tercer sexo, no pueden tapar el sol con un dedo, hombre es hombre y
mujer es mujer, el cuerpo físico asi lo demuestra.
La palabra de Dios es contundente "¿No sabéis que los injustos no
poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras,
ni los adúlteros, ni los ''afeminados'', ''ni los que se echan con varones'',
ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los
robadores, heredarán el reino de Dios." 1 Corintios. 6:9-10. El Señor está
cerca.

¿LIBERTAD, LIBERTINAJE, DEGRADACIÓN DE LA HUMANIDAD O


PURA DEPRAVACIÓN?

Cabe recordar aquellos tiempos de juventud, cuando el nombrar las


ciudades de Sodoma y Gomorra era mencionar el colmo del vicio, la
depravación, la brutalidad y la degradación de la especie humana. Hace
ya muchos años de aquellos tiempos y algunos continuamos pensando
que la humanidad corre, a pasos agigantados, hacia su propia
autodestrucción.

Es cierto que, especialmente en los últimos años, el sentimiento religioso


de algunas personas se ha resentido a causa, por una parte, del poco
edificante, ejemplo de los encargados de predicar la palabra del Señor;
de algunas desviaciones doctrinales que, algunos clérigos, han pretendido
expandir saliéndose de las normas vaticanas y de la necesidad de dar
explicaciones que permitieran compaginar las enseñanzas de la Biblia y
los Evangelios con los más recientes descubrimientos y adelantos
científicos que pudieran dar lugar a serias dudas en materia de fe; y, por
otra parte, debido a la influencia de las doctrinas libertarias, la filosofía
relativista, la amoralidad de algunos colectivos, la destrucción planificada
de la unidad familiar, el feminismo exacerbado y el derrumbe de todas
aquellas trabas religiosas, costumbristas, morales y rechazo social, que
las nuevas generaciones se han pasado por el arco del triunfo, que
controlaban la sexualidad de las personas dentro de unos estrictos cauces
que no podían ser superados sin que comportase el escándalo, la condena
y el repudio social.

Hoy, sin embargo, la sociedad discurre por otros derroteros, la


homosexualidad se ha convertido en algo, no solo reconocido como una
práctica normal, sino que, incluso, organismo oficiales, como es el caso
de la ONU, dispensan la protección, el amparo, la comprensión y
podríamos decir que impulsan la propaganda a favor de estos colectivos
tal como lo hacen los gobiernos, las instituciones y las legislaciones de la
mayoría de naciones que no dudan de considerarlos a la misma altura y
con los mismos derechos que los heterosexuales.
No intentemos buscar explicaciones ni justificaciones al porqué se ha
llegado a darle carta de naturaleza a algo que, precisamente, durante
siglos, tanto por los estados como por la mayoría de instituciones
religiosas, se ha considerado como proscrito, excepcional y contrario a las
leyes de la naturaleza.

Lo que sucede es que, como suele ocurrir cuando la sociedad decide


adoptar una posición, cuando se implanta una moda o cuando lo rarillo,
lo morboso o lo prohibido resulta ser más atractivo, a los ojos de algunos,
que lo corriente, lo natural o lo admitido como la normal relación entre
miembros de distinto sexo; se produce el fenómeno, especialmente
frecuente entre la juventud, amiga de buscar justificaciones a todo que
represente enfrentarse a lo que, para ellos, son solamente prejuicios,
frenos morales o escrúpulos absurdos de sus mayores; consistente en
aceptar como lógico lo que a nosotros, los de otras generaciones, nos
parece como una simple perversión.

Sin buscarle más pies al gato lo cierto es que, como es habitual que
suceda cuando se abre una pequeña vía para que pase el agua, a medida
que la sociedad va admitiendo determinados comportamientos se va
dando cuenta de que lo que, en el principio, parecía que se iba a limitar a
aceptar que, aquellos que padecían la desviación sexual del lesbianismo
o la homosexualidad, no fuesen excluidos por la sociedad, se les
reconocieran su derecho a formar pareja o se pudieran inscribir en el
Registro Civil como “pareja de hecho”; a medida que han ido adquiriendo
influencia, que han sabido agruparse, que se han introducido en el mundo
de la política o han entrado en las instituciones, su poder ha ido
aumentado y así han conseguido que la unión de gente del mismo sexo
tenga la consideración de “matrimonio”; que se les permita adoptar hijos
o la inseminación artificial en el caso de lesbianas; que se consideren
como “familia” equiparándola a lo que hasta ahora era la familia
tradicional, formada por padres, madres y la prole.

Hoy en día ya forman un poderoso lobby, con influencia en todos los


estados, poseedores de poderosos recursos económicos e infiltrados en
todos los organismos, desde la policía al gobierno, senado, parlamento,
judicatura y partidos políticos de todos los colores que fueren.

Pero, como el camino a la perversión se ha abierto, ya no basta con


regularizar las relaciones homosexuales porque, a medida que se hace
corriente en la sociedad esta nueva modalidad de familia, puede que deje
de tener aquel morbo que se le atribuía al principio. Ahora ya se buscan
otras relaciones más extremas. Ya se habla de las relaciones incestuosas,
intentando darles un significado de una forma más de libertad sexual; ya
se ha puesto, por un miembro de la CUP la posibilidad de quedar preñada
en una comuna, de modo que los hijos ya no pertenezcan a los padres,
sino que sean hijos de todos los miembros a los que les corresponderá la
misión de educarlos.

La mente humana es capaz, como ocurrió en la Edad Media con los


tribunales de la Inquisición, de pergeñar los más absurdos modos de
torturar a la gente que era declarada impía o de castigar a los delincuentes
con los más atroces procedimientos de causar el máximo sufrimiento.

Hasta hace poco se sabe de una sentencia dictada por el Tribunal


Supremo del Canadá, no precisamente una nación salvaje o incivilizada,
en la que se autoriza la sexualidad entre personas y animales.

Eso sí, en un ramalazo de cordura, no se permite la penetración (no


sabemos si por parte de las personas a las bestias o al revés) pero sí que
se puede someter a las infelices bestias a ser sometidas a toda clase de
tocamientos, manipulaciones, extravíos y fantasías sexuales sin que se
puedan rebelar contra ello.

¿Es este el destino de la humanidad?, ¿será la locura de los hombres,


presuntamente la especie más civilizada de la Tierra, la que finalmente
conduzca a la humanidad a ser la raza más degradada, más degenerada,
más brutal e insensata de todas las especies de seres vivientes que
habitan en ella? , ¿volverá la humanidad a la vida primitiva o a la época
romana en la que el Circo se nutría de las ideas perversas de los césares
o de aquellos que buscaban complacerlos con la sangre de los esclavos,
cautivos, cristianos y bestias importadas de África o de Asia para
satisfacer el morbo de un público ávido de crueldad y de muerte?

España tiene la triste fama de ser el país de Europa donde más abortos
se practican (más de 100.000 al año); de tener la política más permisiva
en cuestiones sexuales o de permitir el tipo más denigrante de orgías
callejeras (caso de Magaluf, en Mallorca) con borracheras y escenas
sexuales en las calles, que son capaces de atraer a nuestros países a la
peor chusma del continente, a cientos de miles de salidos de todos los
países que vienen para encontrar aquello que, en su propia tierra, no se
permitiría en ningún caso.

Aquí se insulta a la religión católica por el simple motivo de que, a los


ateos, agnósticos, comunistas o vándalos antisistema, les molesta que
desde los púlpitos se enseñe a los católicos que el aborto es una forma
de asesinar a un nonato o que, el convertir la sexualidad en un
espectáculo callejero, no es más que atentar contra de la libertad de
aquellos ciudadanos que se sienten molestos y perjudicados por estar
obligados a presenciar semejantes espectáculos.

Por mucho que nos cueste aceptarlo, estamos volviendo al


anticlericalismo de los años 1931 y siguientes, en tiempos de la II
República; que empezó, como ahora, con pintadas en las paredes, siguió
con incendios de iglesias, con agresiones a los curas y acabó con el
asesinato de más de 6000 religiosos, por el simple hecho de su
catolicidad.

En una publicidad electoral de una asociación de extrema izquierda,


anticapitalista, se brindaron firmes apoyos de estas horteras,
provocativas, irreverentes y tumultuosas marchas por el llamado “Orgullo
gay” ( es incomprensibles que los homosexuales sensatos, que también
los hay, no hayan protestado contra semejante feria de desnudismo,
pornografía, bajerada provocación), en una de las pancartas exhibidas se
representaban las imágenes de la Virgen de los Desamparados y la de
Montserrat en actitud de darse un beso lésbico.

Esta “gracia” tenía por objeto reclamar la libertad ¡cómo si no la tuvieran!


sexual para que las mujeres puedan hacer de sus cuerpos lo que les venga
en gana y donde les venga en gana.

Con ello han conseguido ofender a los católicos y a todas las personas
que, aun no siendo de esta religión o incluso siendo agnósticos o ateos
sean partidarios de que cada religión pueda tener la libertad de seguir sus
propias normas, de que España es un país donde se puede hacer lo que
a uno le venga en gana, salvo infringir las leyes o excederse en el ejercicio
de sus libertades individuales, impidiendo las de los demás.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie,


debemos denunciar algo que no es compatible con un Estado de Derecho:
el que se respeten los derechos de todos los ciudadanos y, para ello se
impidan por las autoridades pertinentes las provocaciones innecesarias,
como son estas manifestaciones gay que ya no tienen ninguna
justificación si ya disponen de todas las libertades que reclamaban; se
repriman estos actos de anticlericalismo innecesarios y sectarios y se
ponga coto a esta deriva que se sabe cómo empieza pero nunca como
finaliza.

El respeto por las ideas de los demás es una de las normas básicas de
toda democracia.
INSEGURIDAD SOBRE EL FUTURO DE LA TIERRA

A través de todos los tiempos siempre ha estado en el pensamiento


colectivo de las grandes multitudes el fin de la historia humana,
sentimiento que se acentuó durante la última década del siglo pasado y
las especulaciones sobre los acontecimientos que ocurrirían en la tierra a
la llegada del nuevo milenio.

Para algunos es bien sabido que existirá un fin de la historia humana,


mientras que, para otros, son simples conjeturas y especulaciones, fruto
de impresiones, histeria colectiva o la influencia de grupos sectarios,
ahora, nuevamente se presenta frente a los hombres la idea de un fin de
la tierra en relación a la famosa profecía de los Mayas o bien a lo que
tenga que decir Nostradamus.

Los acontecimientos que se vienen dando en la actualidad entre las


grandes potencias mundiales y las sociedades complejas y sofisticadas,
nos anuncian de algún modo u otro que algo anormal está aconteciendo
entre los hombres y su comportamiento, depositar las esperanzas en lo
que el hombre pueda hacer por el hombre parecen aun ser la última
esperanza de la humanidad, se habla de unidad, de DD.HH. y de un nuevo
orden mundial para hacer frente a los grandes desafíos que enfrenta el
ser humano en este tercer milenio, pero muy por el contrario nada parece
avalar la tesis que el humanismo es la gran solución del planeta.

Las Sagradas Escrituras nos hablan que en los últimos días los
acontecimientos entre los hombres y las naciones serían cada vez más y
más desastrosos donde ninguna medida, acuerdo o posible solución lleven
a la humanidad a un feliz término y un destino más estable y glorioso. Se
nos revela: Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis;
porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no
será inmediatamente.

Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino.
(Luc. 21: 9-10).

También debemos saber esto: que en los postreros días vendrán


tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos,
avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres,
ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores,
intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores,
impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que
tendrán apariencia de piedad, pero negaran la eficacia de ella a estos
evita (2ª Tim. 3: 1-5).
Es evidente por estas declaraciones que el perfil de los hombres para el
último tiempo haría del mundo un lugar peligroso para vivir, y así se está
desarrollando en la sociedad en que vivimos.

En estos tiempos no hay seguridad en ninguna parte y pensar en un


destino o futuro estable del planeta, la Biblia no lo sostiene y no lo
confirma en ninguna parte… Más los malos hombres y los engañadores
irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. (2ª Tim. 3: 1-5; 13)

Todo este estado de cosas, así como también el comportamiento de la


naturaleza nunca antes visto por mortal alguno sobre el planeta está
superando todas las expectativas propuestas, cada evento, cada
acontecimiento en la naturaleza y de manera señalada el calentamiento
global y el correspondiente cambio climático con todas las catastróficas
consecuencias para la tierra aun siquiera imaginadas, hacen que el futuro
del planeta sea completamente incierto e inestable.

Al parecer, la tierra se encuentra sentenciada, ya uno mayor que todos


nosotros nos revelo el porvenir y que esperar del futuro del planeta y de
los acontecimientos que marcarán y señalarán el fin de todas las cosas.
Cristo nos revelo que no habría seguridad en lo terrenal, que confiar y
poner las esperanzas en lo humano o estar fuera del alcance de sus
cuidados sería semejante a construir una casa sobre la arena o que en
términos de riquezas y materialismo se correría el riesgo de los ladrones,
el orín y la polilla de los últimos días. (Mat. 7: 19-21; 24-29)

Muchos de los informes que realizan los científicos, o las grandes


entidades que se relacionan con temas de seguridad como el pentágono,
la ONU y otros, sobre el futuro del planeta, no revelan los resultados
obtenidos, pues son lapidarios y con semejantes revelaciones
despertarían la histeria colectiva, o grandes crisis anticipadas y el
descontrol de las masas.

Estas investigaciones lo único que hacen es corroborar desde el punto de


vista científico el estado de cosas que se desarrollarían en los últimos días
y que las profecías ya lo anunciaban.

Por más que un nuevo orden mundial se establezca sobre la tierra y


cambiara radicalmente el estado actual de las cosas, tal como sucederá,
aun así, el destino final de la tierra está sentenciado, por más promesas
de paz, seguridad, prosperidad y de nunca más volver a lo mismo, se nos
revela que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos
destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no
escaparán. (1ª Tes. 5:3)

El momento actual es de interés abrumador para todos los que viven.

Los gobernantes y los estadistas, los hombres que ocupan puestos de


confianza y autoridad, los hombres y mujeres pensadores de todas las
clases, tienen la atención fija en los acontecimientos que se producen en
derredor nuestro. Observan las relaciones que existen entre las naciones.
Observan la intensidad que se apodera de todo elemento terrenal, y
reconocen que algo grande y decisivo está por acontecer, que el mundo
se encuentra en víspera de una crisis espectacular.

Los hombres que ocupan los más altos puestos de confianza sobre la
tierra, ellos mismos reconocen que algo extraño esta por producirse en la
tierra, acontecimientos que despertarán el terror nunca antes vistos por
mortal alguno, eventos que llevarán a la humanidad a dudar seriamente
de la supervivencia de la especie.

Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la


tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y
de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de
las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos
serán conmovidas. (Luc. 21: 25-26)

En la actualidad es muy impopular una predicación o anuncio de


semejante naturaleza sobre el destino de la tierra, hoy más que nunca,
en estos días donde la misma tecnología nos abre una ventana hacia el
porvenir en que las cosas pueden ser mejores, anuncios y profecías
semejantes para los hombres de la actualidad son simple locura o el fruto
de una mente enferma y desequilibrada, pero éstas profecías provienen
de uno que es mayor que todos los mortales juntos, de uno mayor que
las Naciones Unidas (ONU) de uno que ya en el pasado le puso fin a la
maldad reinante de la más poderosa civilización que jamás existiera sobre
la tierra, a saber, los antediluvianos.

De un instante a otro en un abrir y cerrar de ojos sucede lo impensado,


aquello que cambia radicalmente el tranquilo curso del día y que en su
magnitud llega a cambiar y alterar las agendas de naciones, no existe
seguridad por ninguna parte, la propiedad y la vida cada día que pasa son
afectados por los mismos hombres dominados por las legiones del mal o
bien por devastadores y catastróficos eventos naturales, donde la
destrucción cae finalmente sobre hombres como animales.
Estamos viviendo días solemnes para todo ser humano, días cuya
solemnidad se traduce en la toma de una decisión a favor del Dios del
cielo, de estar departe de aquél que es la única esperanza y refugio para
nuestros días, Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo
también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el
mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. (Apoc. 3: 10)

Una de las más grandes bendiciones descansa y está prometida para todo
aquél cuyo interés en los eventos finales, por descubrir y saber el destino
de la tierra, ser librado y escapar por la vida propia, Dios ha prometido
en su palabra, Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de
esta profecía, y guardan las cosas en ellas escritas; porque el tiempo está
cerca. (Apoc. 1:3)

Cristo mismo hace un poderoso llamado y por sobre todo a la generación


que será actor directo de estos acontecimientos finales a no creer en los
anuncios de tranquilidad en cuanto al porvenir de la tierra y finalmente
correr el riesgo de ser destruidos: Así también vosotros, cuando veáis que
suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. De cierto os
digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El
cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasarán. Mirad también por
vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y
embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre
vosotros aquél día.

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de
toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por
dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie
delante del Hijo del Hombre. (Luc.21: 31-36)

Cristo nos advierte del peligro que implica la confianza en lo terrenal, de


poner nuestros sueños en esta vida, nuestras esperanzas en lo terrenal y
mundano del hombre, cuando detrás de todo esto se está formando la
más terrorífica y espantosa tormenta que jamás habrán visto los hombres
sobre la tierra.

Cristo nos advierte y recomienda que velemos en este tiempo, el mensaje


que él nos entrega en muy distinto al que los hombres en nuestros días
nos dan, aquí no hay ninguna señal que las cosas cambiarán o serán
mejores, Jesús advierte claramente que los eventos que vendrán sobre la
tierra serán catastróficos y se nos exhorta a escapar de ellos.

Pero al contrario de estas declaraciones, el mensaje de los hombres y aún


de grandes líderes religiosos es de paz y amor, y se pone en tela de juicio
que eventos de tal naturaleza puedan acontecer sobre la tierra, sea como
sea, bajo el discurso de grandes y prestigiosas autoridades, hombres en
puestos muy encumbrados contrarios al mensaje Bíblico, estos eventos
acontecerán no tengamos la menor duda de aquello.

Si queremos escapar de tales eventos y de estar en pie ante el Hijo del


Hombre, velemos y seamos sobrios, seamos como aquel hombre que
edificó su casa sobre la roca, Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron
vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba
fundada sobre la roca. (Mat. 7: 25)

LA IDOLATRÍA DEL SIGLO XXI

Dios es celoso, lo dice la Biblia en el libro de éxodo 20:1 en adelante,


expresa que: Dios habló, y dio a conocer todos estos mandamientos: «Yo
soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo.
» No tengas otros dioses además de mí. » No te hagas ningún ídolo, ni
nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo
que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la
tierra.

No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un


Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a
sus hijos hasta la tercera y cuarta generación.

Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les


muestro mi amor por mil generaciones. Y en Jeremías10: 1-7 dice:
Escucha, pueblo de Israel, la palabra del Señor. Dice así: «No aprendan
ustedes la conducta de las naciones, ni se aterroricen ante las señales del
cielo, aunque las naciones les tengan miedo.

Las costumbres de los pueblos no tienen valor alguno. Cortan un tronco


en el bosque, y un artífice lo labra con un cincel. Lo adornan con oro y
plata, y lo afirman con clavos y martillo para que no se tambalee.

»Sus ídolos no pueden hablar; ¡parecen espantapájaros en un campo


sembrado de melones! Tienen que ser transportados, porque no pueden
caminar. No les tengan miedo, que ningún mal pueden hacerles, pero
tampoco ningún bien.» ¡No hay nadie como tú, Señor! ¡Grande eres tú, y
grande y poderoso es tu nombre! ¿Quién no te temerá, Rey de las
naciones? ¡Es lo que te corresponde! Entre todos los sabios de las
naciones, y entre todos los reinos, no hay nadie como tú.
En el Antiguo Testamento se hacía énfasis en la idolatría basada en ídolos
hechos de piedra, ídolos hechos de madera, de oro, de plata. Cada vez
que vemos nosotros películas de las civilizaciones antiguas, vemos cómo
están llenos los pueblos y las ciudades de muchos ídolos.

Grecia se destacó por tener tantos ídolos, tantos dioses, porque se tenía
lo que se llama la mitología griega y había un dios para cada sentimiento,
para cada sensación, para cada actividad, un dios de la guerra, de la
fertilidad.

Cuando Pabló llegó a Atenas dice que encontró un altar vacío, en el cual
decía: "Al dios no conocido", por si acaso se les había olvidado alguno, le
pusieron un altar.

Jesús vino a enseñarnos que la idolatría es más que simplemente ídolos


de busto, que nosotros tenemos de cuerpo entero, y por eso Pablo ya nos
enseña en Colosenses 3:5 que hay elementos no tangibles que pueden
ser ídolos en nuestra vida y dice así: Por tanto, hagan morir todo lo que
es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas
pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría.

¿Conoce a algún avaro? ¿Se vio en el espejo hoy en la mañana? Podemos


decir que la avaricia es idolatría, porque le quita el lugar a Dios y ocupa
un lugar prioritario en nuestra vida. Todo aquello que ocupa un lugar
prioritario en nuestra vida se vuelve idolatría y cuando tenemos avaricia,
ese deseo o apetito ansioso y excesivo de tener más bienes, más riqueza,
quitamos a Dios del lugar prioritario en el que debe estar, y en su lugar
ponemos al dios que Jesús llamó mammon, al dios del dinero.

No podemos tener al dios dinero en primer lugar y en segundo lugar al


Dios creador de los cielos y de la tierra.

Hoy al mundo se le han caído los dioses modernos, porque los templos
modernos de la idolatría del siglo XXI se llaman bancos, se llaman
financieras, se llama Wall Street, se llaman Bolsas de Valores y los
edificios más grandes y más suntuosos son los que tienen que ver con el
dios del dinero, dios mammon.

¿Qué pasa hoy en día? Se han venido a la quiebra un montón de bancos


en Europa, en Norteamérica, en Latinoamérica y se está desmoronando
aquella imagen que se había hecho el hombre de ser el todopoderoso.

La situación se está poniendo interesante, porque estamos en la idolatría


del siglo XXI y los dioses modernos le están fallando al hombre. Y que
bueno, porque por mucho tiempo estuvimos poniéndolos en un lugar
preponderante, por encima de Dios nuestro Señor.

El famoso evangelista norteamericano Billy Graham escribe que le


preguntó a un estudiante de la Universidad de Carolina del Norte si creía
en Dios -sí le respondió-, tengo mis propios dioses privados. ¿Cuáles son
sus propios dioses privados? La idolatría del hombre occidental es el
humanismo, el materialismo y el sexo.

La idolatría, casi automáticamente significa supervisión, magia, hechicería


e ídolos físicos, pero nuestros dioses modernos son refinados, cultos, a la
moda e intelectuales. Cuando una nación se aparta del Dios vivo y
verdadero, de su herencia cristiana y lo sustituye por dioses falsos se
viene abajo. Y eso es lo que ha pasado con naciones en Europa, en
Norteamérica, en el mundo occidental. Comenzaron con su fe puesta en
Dios, empezaron con su constitución basada en Dios, pero empezaron a
votar porque no se orará en las escuelas, porque no se leyera la Biblia en
las escuelas, porque no se mencionará a Dios en lugares públicos y las
consecuencias se están empezando a ver hoy en día.

El hombre es innatamente religioso, debemos tener un dios de alguna


clase. Joseph Clark ha observado y ha dicho claramente: "En la prueba
final, el poderío de una nación no se medirá en proyectiles o divisiones
militares, sino en fe, sea falsa o verdadera". Y esto de fe falsa, así como
de religión nominal, se constituye del estatus personal que usted obtiene
de una simple pregunta que le formule a cualquiera en la calle: ¿es usted
religioso? Y Le van a decir sí.

¿Es católico? Si ¿Es evangélico? Sí Nominalmente es, pero en la práctica


¿Qué es? ¿Cuán a menudo va a la iglesia, cuan a menudo lee la Biblia,
cuan a menudo trae sus diezmos, cuan a menudo visita al enfermo, cuan
a menudo comparte su testimonio con el no creyente? Podemos ser
cristianos nominales, pero no cristianos practicantes reales.

Aunque explore audazmente el espacio exterior, el hombre moderno


parece contentarse con vivir en un jardín de infantes espiritual y jugar en
un desierto moral. En realidad, juega con los dioses de su propia
manufactura. La moderna cultura occidental se ha convertido en una
mezcolanza de paganismo y cristianismo, somos una mezcla de ambos,
hablamos de Dios, pero a menudo actuamos como si fuésemos ateos.

Hemos desarrollado una especie de doble personalidad, de esquizofrenia.


En una moneda de dólar se lee: "En Dios confiamos", pero ¿será en el
Dios creador de los cielos y de la tierra o en el dios dinero que tenemos
en la mano? En Dios confiamos, pero en nuestros corazones decimos: Yo
primero, yo soy el dueño, yo soy el listo, yo soy el trabajador, yo son el
inteligente, yo soy el creador, yo soy el inteligente, yo el creador de mi
vida, de mi empresa, de mi emporio, de mi fabrica, de mi éxito, yo, yo,
yo, el que está en el trono.

El hecho es que, aunque teóricamente creemos en Dios, nos hemos hecho


imágenes grabadas y hemos llegado a adorarlas. Tenemos casi una nueva
especie de politeísmo, en el cual tratamos de adorar simultáneamente a
Dios de la Biblia y a los dioses de nuestra propia manufactura.

El hombre adora la ciencia. De la nueva era de la ciencia y la tecnología


ha estado surgiendo una nueva fe del cientificismo que desplaza a la fe
bíblica.

Y ahí el riesgo cuando alguien empieza a alcanzar ciertos logros


académicos, licenciaturas y doctorados y empieza a creer lo que el diablo
le dijo a Eva que sería: "Seréis como Dios es" y empieza a creer que es
más de lo que debe ser.

Esta era nuclear ha reducido mucho la fe que estaba profundamente


arraigada en la cultura del pasado. Un hombre de ciencia ha dicho: "La
visión del mundo de la era nuclear no incluye a Dios, el hombre culto de
hoy no encuentra a Dios en su reactor ni lo descubre a través de su
telescopio, Dios no está entre los acelerados electrones ni es visible en el
espacio exterior".

No cabe duda que hay nuevos poderes de la ciencia que responden a la


presión de un botón en el santuario de los computadores, más bien que
a la palabra de nuestras oraciones en los altares de nuestras iglesias. Hay
en nuestras manos un poder que a nuestras mentes finitas se les antoja
tan grande como el que antes se le atribuía a Dios.

Está bien que seamos intelectuales, está bien que seamos científicos, está
bien que estudiemos y alcancemos niveles elevados de preparación
académica, científica, artística, social, política, pero está mal que se nos
olvide que por encima de todas estas cosas hay un Dios creador del
universo, que es nuestro Rey de reyes y Señor de señores quien merece
toda la honra, y toda la gloria.

Naturalmente que Dios quiere que estemos bien, de lo contrario no habría


creado al mundo para que lo disfrutemos, no habría creado los ríos, las
playas, las estrellas, el sol, el hierro, la plata, el oro, todo lo que hoy
usamos para disfrutar.

Dios quiere que disfrutemos las cosas, pero no que las cosas se vuelvan
nuestro dios. Dios no se opone a que usted tenga un carro nuevo, último
modelo, el más bonito que usted quiera, un Mercedes Benz, Dios no se
enoja que usted tenga su carro bonito, pero es celoso cuando ve que
usted ama más al carro que a Él.

Dios se molesta cuando ve que usted se arrodilla ante su carro, para


quitarle cada manchita de la llanta, pero no se arrodilla para darle gracias
porque le dio su carro. Dios no se molesta con que usted tenga joyas
preciosas, pero sí se molesta que usted le dedique más tiempo para hacer
inventario de lo que tiene, cuidarlas, a valorarlas y a valuarlas, y no
dedique tiempo para Dios nuestro Señor, quien es el que le dio esas joyas.

Las cosas se pueden convertir en ídolo. Claro que Dios quiere que
usted viva en una buena casa, por lo menos en una casa, pero a veces
adoramos a nuestra casa. No dejemos que nuestra casa y nuestras cosas
materiales se conviertan en dioses. Tenga todo lo que quiera y pueda,
úselas, pero no ponga las cosas en lugar de Dios. La felicidad no se ha
reducido a los aparatos electrodomésticos, hoy muchos no tienen para la
leche de los hijos, pero si tienen para el último modelo de teléfono móvil
que puede existir, y tienen uno y al rato tienen otro.

Siempre endeudados, porque nunca se conforman con el que tienen. Si la


felicidad estuviera en un aparato telefónico, todos hoy seriamos muy
felices. Si la felicidad estuviera en tener el último modelo de aparato de
televisión, fácil sería alcanzar la felicidad, pero no.

¿Cuántos viven amargados, resentidos, infelices rodeados de


todos sus aparatos nuevos? En su libro Alas Babylon, imagina el estado
de Florida bajo un simulacro de ataque atómico, toda la energía eléctrica
se interrumpió, se agotó la provisión de gasolina y la vida se redujo a lo
más elemental, se cambiaba un Cadillac por una gallina gorda, y un bote
de mujer por un salero, con sal por supuesto.

Si una guerra nuclear llegara a asolar nuestro mundo los sobrevivientes


advertirían súbitamente que la mayor parte de las cosas por las cuales
hemos estado luchando y devanándonos los sesos para adquirir, son
completamente inútiles. Si sólo pudiéramos descubrir esto a tiempo, tal
vez evitaríamos la suerte de Sodoma y Gomorra hacia la cual marchamos.
Cuentan algunos que cuando los tenían secuestrados, fue cuando más se
acordaron de la Biblia. Hubo uno que conto su testimonio en público, el
señor Corzo, a él lo secuestraron junto con su hijito y le cortaron un dedo
y lo enviaron para pedir rescate. Y nos decía el Señor Corzo, en un
desayuno que tuvimos, que le hirieron la espalda con una hoja de afeitar.

Le dijo a su hijo que jugaran de doctor, que el pequeño sería su médico,


untándole una pomada que, providencialmente, encontraron en el
cautiverio. Alguien le llevó una Biblia y empezaron a leer el Salmo 1,
bienaventurado el varón que no anduvo en el consejo de malos, ni estuvo
en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado.

Y ahí –dice empezó a recordar las veces que pudo ir a la iglesia, pero no
fue. Las veces que pudo aprender de la Palabra de Dios, pero no lo hizo,
porque puso en el lugar del Señor y de Su Palabra el trabajo, los negocios,
el placer, la diversión.

Todo tiene un tiempo, hay un tiempo para todo, pero la Biblia nos enseña
en labios de Jesús que hay que buscar primero el reino de Dios y su
justicia y las demás cosas vendrán por añadidura. Madison A. Veniu ha
encontrado que es productivo dirigir el interés principal de los anuncios al
orgullo de la criatura. Dios es el creador y yo soy la creación, la criatura,
pero los mercadólogos han encontrado que es más fácil vender cuando se
apela al orgullo de la criatura.

Hojeando nuestras pulidas revistas notamos el derroche de avisos a todo


color, a menudo apelan no a la utilidad del objeto sino al orgullo del
comprador. Piense cuan orgulloso se sentirá cuando sus amigos vean su
nuevo baño o su nuevo automóvil o su nuevo yate. Y las ilustraciones
muestran la mirada de envidia en los rostros de los amigos a los que se
les está mostrando una nueva casa con sus finos artefactos y adminículos
embutidos.

Bacon escribió que la felicidad de los grandes consiste no en sentirse


felices sino en comprender cuan felices piensan otros que han de ser ellos.

Cuando usted mira a alguien con un carrazo, una casa, una joya, una
mujerona usted dice dichoso éste. Usted piensa que es dichoso y el dueño
piensa que los demás piensan que él es dichoso. Y Ojalá así fuera, pero
he descubierto que muchas veces usted puede estar rodeado de muchos
bienes, pero no ser dichoso.

He visto que muchas veces usted puede estar sin un solo bien y ser el
más dichoso de todos, porque usted ha puesto las cosas en su lugar. Lo
mejor es tener todos los bienes que el Señor quiera darnos y ser dichosos,
porque ponemos a Dios por encima de todo lo que tenemos. El amor no
viene de las cosas, el amor viene de la relación entre las personas y
alguien con quien vamos a estar siempre bien relacionados, que nunca
nos va a dejar, es nuestro Señor Jesucristo.

Él jamás nos va a dejar. Hay hombres que han rechazado la revelación


de la Biblia acerca del Dios vivo y verdadero de sus padres y han sustituido
a éste por dioses de su propia manufactura. En realidad, el hombre
moderno ha decidido destronar a Dios y entronizarse en toda su gloria
nuclear y muchos intelectuales han llegado a creer que la mente humana
puede eventualmente entenderlo todo.

En su afán de dominar el universo, el hombre se coloca repetidamente en


el lugar de Dios, pero desecha como una increíble insensatez la idea de
que el hijo de Dios ocupe el lugar del hombre, como su sustituto. Hoy el
hombre se adora a sí mismo y nosotros debemos evitar ese culto al
hombre.

Porque los pequeños dioses han fallado, el hombre ya no acepta las


normas de conducta que recibimos en nuestra enseñanza bíblica, nos
hemos tornado pragmatistas y nos contentamos con la ética existencial,
oportunista y relativista. Hoy ya muchos ya no aceptan que esto es bueno
y esto es malo, siempre usan depende, depende de lo que piense,
depende de lo que sienta, porque se ha colocado en el trono y él mismo
es juez y parte, ya no nos preocupa hacer lo bueno sino en seguir adelante
y ajustarnos y adaptarnos, estamos perdiendo nuestro equilibrio moral.

Los Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra, Europa Occidental están


convirtiéndose en naciones de cesantes, descontentos y aburridos con
todas las insensateces que les han inculcado.

Compréndanlo o no están enfermos y cansados de sus dioses humanos.

Sus pequeñas divinidades les han fallado totalmente, Wall Street se ha


venido abajo, el gozo, la paz, la seguridad y la felicidad, que suponían
habrían de traerles, no aparecen. Una lectura aunque sea somera de la
Biblia les habría enseñado que sus pequeños dioses habrían de fallarles.

Dice la escritura en Levítico 19:4 »No se vuelvan a los ídolos inútiles, ni


se hagan dioses de metal fundido. Yo soy el Señor su Dios. Esta es una
advertencia, un reto del Dios vivo y verdadero.
En verdad en el Salmo 59:8 la Biblia enseña que Dios se ríe al ver esos
pequeños dioses creados por nosotros. El apóstol Pablo nos exhorta a no
cambiar la verdad de Dios en mentira. Dice Romanos 1: 25, nos advierte
que no hemos de adorar y servir a la criatura más que al creador. Pero
esto es precisamente lo que ha estado sucediendo en la mayor parte del
mundo occidental, la Biblia advierte que los idólatras no heredarán el
reino de Dios.

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