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UNAM FES Acatlán

Monográfico VII (Nietzsche)


BELLO HERNÁNDEZ Vladimir Emiliano

¿A qué se refiere Friederich con la expresión ¨fuertes vientos¨?

Viento, de la naturaleza del aire, de la naturaleza del rayo. Invicible para los ojos pero
no para lo que toca, incomparable al aire que pasa entre mis labios cuando lo
pronuncio; ni si quiera mis más grandes gritos son viento, sino aire y ruido, pero no
viento. Son los vientos los que empujan el pequeño bote y el gran barco de velas, los
que traen las fértiles nubes desde el mar, los que helan el invierno, los que hacen a los
papalotes volar. No hay duda de su fuerza, reflejada incluso en las bromas populares1,
oculta en lo diáfano de su elemento: el aire.

Pero no siempre ni en todo lugar hay viento, no siempre los papalotes se elevan ni
mucho menos desde el suelo (tan alejado del éter), es necesario correr en medio de las
ráfagas para elevarlo y mientras más alto, más viento lo alimenta, hasta un punto en el
que casi por el viento mismo, el cometa se mantiene a flote, un punto en donde no hace
falta correr, sino que con diestro brazo y mirada atenta es suficiente.

Mientras más se sube, se ve más claramente el viento, el viento nos toca con mayor
vigor y ese mismo vigor fortalece nuestra atención. Al subir por la montaña en las
noches de invierno, por ejemplo, el viento golpea todos los árboles retándolos a
mantenerse en pie, retando a la oscuridad a permanecer en silencio y a nosotros, a
mantenernos de pie, en marcha fatigosa hacia lo alto, atentos a los peligros de la noche,
ocultos en una bella y demensial orquesta de viento, trombones del infierno entre
trompetas del cielo.

Con todo esto, quisiera mostrar la doble identidad del viento: su fuerza en primer lugar y
su ocultamiento de sí mismo en segundo, pero que a la vez es develado en los otros.
Los vientos, los fuertes vientos son la metáfora que usa Wilhelm de los fuertes enigmas,
de grandes problemas y elevadas, muy altas, sobrepuestas situaciones; aquel que vive
entre ellos, en la alta montaña, puede aprender el misterio de las fuerzas invicibles, de
las ¨manos invisibles”, quizá pueda entrever el problema de la filosofía, el problema de
la verdad, de su fuerza y su escondite, allá arriba, en el pico del águila, o dentro de

1 ¿Qué es, qué es? Que te pega y no lo ves


nosotros mismos, en el aire que respiramos, y que llega a lo más profundo, donde
transfigurado ya no hay diferencia con nuestra misma profundidad, ese aire que
llamamos psiche, de la que nacen nuestros hábitos, los cuáles manifiestan este ser
invicible llamado alma.

La región de los vientos, nido de águilas de aguda vista y rápido ataque, allí habitan los
que quieren ver bien y respirar mejor, región de yaquis y alemanes, es allí donde
interpretando al Sr. Mostacho, se revela el destino, la verdad y el futuro.

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