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SISMO EN a las cinco de la mañana y estu-

PRIMERA ve, otra vez, trabajando hasta la


PERSONA una de la tarde. Sabíamos que era
necesario ordenarnos mejor. Sin
dirección, la ayuda se pierde o se

Una empatía
disminuye a sí misma. Así que
comencé otra de las labores indis-
pensables: difundir qué, dónde,

que surgió
cómo, con quién se necesitaba
ayuda, ya fuera en las zonas de
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del suelo
desastre, en los centros de acopio,
en los albergues o en las cocinas.
Pero en medio de la faena por
los otros estaba también la preo-
cupación de nuestros otros, y hay
LETRAS LIBRES
que darse un tiempo a diario para
NOVIEMBRE 2017
NOEL RENÉ CISNEROS hablar con la familia. En tragedias
como esta no es suficiente decir-
Al momento del temblor no pudi- Los acompañé en la mañana a les que uno ha salido bien librado:
mos bajar las escaleras. El polvo llevar guantes de carnaza y otras es necesario convencerlos. Desde
se elevaba por encima de la calle; necesidades a Petén y Emiliano Chihuahua, mi madre insistía en
crujía cada piedra de la unidad Zapata: ese fue el inicio de una que tomara algún tipo de calman-
habitacional; tuve la seguridad de sacudida personal, una que defi- tes. Terminé obedeciendo porque
que se derrumbaría y yo no saldría niría mi idea propia de solidaridad la rabia necesitaba contenerse, por-
vivo de ahí. A siete cuadras de mi y compromiso. En la noche, cuan- que el sueño requería recuperarse,
casa, el edificio de Bolívar 186, en do vimos que hacía falta gente en porque la mañana del sábado 23, en
la Ciudad de México, se vino abajo. Chimalpopoca para remover que pude al fin dormir más de tres
Ese día el shock fue mayúsculo, escombros y otras labores, la vida horas seguidas en mi cama, la aler-
tanto que cuando volví al departa- me había convertido en un volun- ta sísmica volvió a despertarnos. Al
mento lo primero que hice fue tario por los otros, por el consue- mediodía fui al aeropuerto a acom-
ocupar la mente de manera mecá- lo de quienes perdieron todo, los pañar al poeta Luis Aguilar que
nica, absurda: me puse a lavar tras- que perdieron un poco, los que volvía de Cuernavaca; su expareja,
tes y después quise ir al gimnasio no alcanzaban todavía de hacer la con quien había compartido quin-
a desgastarme físicamente, a pro- medición de sus pérdidas... En ce años de vida, fue una de las vícti-
cesar no sé si el miedo o el coraje la fábrica textil de Bolívar 186 está- mas. Era lo menos que podía hacer:
o las dos cosas. La verdad es que bamos conmovidos por los estra- darme un tiempo para el dolor de
me aprisionaba el pecho la toda- gos, por el golpe, por la vida, por las mis amigos.
vía desconocida sensación de piedras... Ahí amanecí y permane- Han pasado ya algunas sema-
no dimensionar lo que ocurría. cí hasta las diez, cuando ya sobra- nas desde entonces. Es momento
El gimnasio, por supuesto, esta- ban brazos para acarrear escombro. ya quizá de plantearnos las secue-
ba cerrado y, hasta entonces, de Nadie nos dijo qué hacer, no las sin descuidar la ayuda. En cual-
regreso y en medio de una frus- había liderazgos visibles y en ese quier caso, no quiero que las cosas
tración inexplicable, vi el impac- momento ni hacían falta: cada vuelvan a la normalidad; que ya
to del aquel sismo de magnitud 7.1. quien asumió una labor, la que nunca vuelvan a la normalidad.
Fui a casa de Maira y Daniel, creía necesaria, en medio del caos. O mejor: que este movimiento
que viven en planta baja; no desea- Entre cinco y siete y media de la humano que prosiguió al sismo sea
ba pasar esa noche sobre tres pisos, mañana, la escasez de apoyo fue nuestra normalidad; que la trans-
con otros tres encima. Vimos las tal que no pude solicitar ayuda en formación que operó en noso-
noticias. Empezamos a compar- redes hasta pasadas las siete; a esa tros y esa empatía que surgió del
tir información en redes socia- hora ni siquiera nos tocaba el ham- suelo no desaparezcan. No deben
les. Nos acostamos a las tres de la bre o el cansancio. desaparecer. ~
mañana, me dormí mucho des- Decidí volver a la noche siguien- NOEL RENÉ CISNEROS es escritor. En
pués. Temía que la alerta sísmica te, aunque apenas dormí tres o cua- 2015, Tierra Adentro publicó su libro de
sonara de nuevo. tro horas. Tuve que esperar; entré cuentos Gloria mundi.

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