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La teoría crítica es una escuela de pensamiento que pone énfasis en la evaluación y la

crítica de la sociedad y de la cultura a partir del estudio de las ciencias sociales y las
humanidades. Como término, la teoría crítica tiene dos significados con diferentes
orígenes e historias: el primero tiene sus orígenes en la sociología y el segundo en la
crítica literaria. A través de este último, la teoría crítica se usa como un término genérico
que puede describir una teoría fundada desde la crítica.
En sociología y filosofía política, el término "teoría crítica" describe la filosofía neomarxista
de la Escuela de Frankfurt , que se desarrolló en Alemania desde la década de 1930. Este
uso del término requiere la capitalización de su nombre propio ("Teoría Crítica"), mientras
que "una teoría crítica" o "una teoría social crítica" puede tener elementos de pensamiento
similares, pero no enfatizar su linaje intelectual específicamente con la Escuela de
Frankfurt.
Los teóricos de la Escuela de Frankfurt, que tuvo su origen en el Instituto de Investigación
Social de la Universidad de Fráncfort del Meno, recurrieron a los métodos críticos de Karl
Marx y Sigmund Freud. La teoría crítica sostiene que la ideología es el principal obstáculo
para la liberación humana.
La Teoría crítica es representada principalmente por: Theodor Adorno, Walter
Benjamin, Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas, Oskar Negt o Hermann
Schweppenhäuser, Erich Fromm, Albrecht Wellmer, Axel Honneth y Nancy Fraser entre
otros.
La teoría crítica insiste en la ideología como el principal obstáculo para la liberación
humana. Esta fue establecida como una escuela de pensamiento principalmente por los
teóricos de la escuela de Frankfurt Herbert Marcuse, Theodor Adorno, Max Horkheimer,
Walter Benjamin y Erich From. Asimismo, la teoría crítica moderna también tiene
influencias de György Lukács y Antonio Gramsci, así como de la segunda generación de la
Escuela de Frankfurt, principalmente de Jürgen Habermas. En los trabajos de Habermas,
la teoría crítica fue más allá de sus raíces teóricas del idealismo alemán y se aproximó al
pragmatismo americano. El interés por la “base y superestructura” social es uno de los
conceptos filosóficos marxistas persistentes en gran parte de la teoría crítica
contemporánea.

Índice

 1Definición y primera formulación de la teoría crítica.


 2Escuela de Frankfurt y teoría crítica de la sociedad.
o 2.1Orígenes de la Escuela de Frankfurt
o 2.2Presupuesto teórico-crítico de la Escuela de Frankfurt, teoría crítica y teoría tradicional
o 2.3Teoría Crítica y Positivismo Lógico
o 2.4Teoría Crítica y Horizonte Filosófico
o 2.5Primera formulación de la teoría crítica
 3Exilio ante la llegada de Hitler
o 3.1Investigación sobre teoría comunicativa
 4Ilustración
 5Ámbitos académicos en la Teoría crítica.
o 5.1Marxismo
o 5.2Postmodernismo
o 5.3Comunicación
o 5.4Educación
o 5.5CRÍTICA LITERARIA
 5.5.1Estructuralismo
 5.5.1.1Saussure
 5.5.1.2El inconsciente estructural
 5.5.1.3Psicoanálisis estructuralista y Jacques Lacan
 5.5.1.4Barthes
 5.5.1.5El marxismo estructuralista de Althusser
 5.5.1.6Estructuralismo genético
 5.5.2El Formalismo ruso
 5.5.2.1Semiótica
 5.5.2.2La "Teoría de la Prosa" de Shklovski
 5.5.3Criticismo Psicoanalítico
 5.5.3.1Sigmund Freud
 5.5.3.2Jacques Lacan
 5.5.3.3Feminismo y Psicoanálisis
 5.5.4Crítica feminista
 5.5.4.1Definición y conceptos básicos
 5.5.4.2Teóricas francesas y la "écriture féminine"
 5.5.4.3Crítica Feminista y Nuevo Historicismo
 5.5.4.4Importancia de la noción del género
 5.5.4.5Crítica gay y lesbiana
 5.5.4.6Estudios Afroamericanos (Black Studies) y el Imperialismo del
Feminismo
 5.5.4.7Objetivos de la Crítica Feminista
 5.5.4.8Historia de la Crítica Feminista
 5.5.4.8.1LA PRIMERA OLA: siglo XIX y XX: Marcado por la lucha por
el sufragismo femenino
 5.5.4.8.2LA SEGUNDA OLA: Siglo XX (1960-1970).Marcada por la
lucha por los derechos reproductivos.
 5.5.4.8.3LA TERCERA OLA: Década de 1980, 1990 y 2000.
 5.5.5Crítica Postcolonial
 5.5.5.1Definición
 5.5.5.2Imperialismo cultural
 5.5.5.3Alienación del nativo
 5.5.5.4Objetivos de la Crítica Postcolonial
 5.5.5.5Autores postcoloniales
 5.5.5.6Crítica Postmodernista
 5.5.5.6.1Teoría postmodernista
 5.5.5.6.2Hermenéutica
 5.5.5.6.3Teoría literaria postmodernista
 5.5.5.6.4Definición del Postmodernismo
 5.5.5.6.5Conceptos básicos del Postmodernismo
 5.5.5.6.6Conceptos básicos de la literatura Postmodernista
 6Introducción de la Teoría Crítica en España
 7Bibliografía
 8Referencias
 9Véase también
 10Enlaces externos

Definición y primera formulación de la teoría


crítica.[editar]
La teoría crítica es formulada por Max Horkheimer por primera vez en su obra de 1937.1
2 En ella, describió la teoría como crítica en la medida en que busca liberar a los humanos

de las circunstancias que los esclavizan.


El proyecto inicial se define como marxismo heterodoxo, es decir, de realizar soluciones
congruentes a los problemas de la sociedad, como la desigualdad de clases, no solo
desde el punto de vista sociológico, sino también filosófico. Aspiraban a combinar a Marx,
reparando en el inconsciente, en las motivaciones más profundas. Por ello la teoría crítica
debería ser un enfoque que, más que tratar de interpretar, debiera poder transformar el
mundo.
Los conceptos centrales de la teoría crítica son los siguientes:
1. Que la teoría crítica y social debe dirigirse a la totalidad de la sociedad en su
especificidad histórica (i.e. cómo se configuró en un momento específico).
2. Que la teoría crítica debería mejorar la comprensión de la sociedad integrando todas
las ciencias sociales principales, incluyendo la geografía, la economía, sociología, la
historia, las ciencias políticas, la antropología y la psicología.
Esta versión de teoría “crítica” proviene del uso del término “crítica” de Kant (S.XVIII) y
Marx (S.XIX) en la Crítica de la razón pura de Kant y el concepto de Marx de que su obra
Das Kapital forma una “critica de la economía política”. Para el idealismo transcendental
de Kant, “crítica” significa examinar y establecer los límites de la validez de una facultad,
tipo o conjunto de conocimientos, especialmente explicando las limitaciones impuestas por
los conceptos fundamentales e irreducibles en uso en ese sistema de conocimiento.
La noción de crítica de Kant se ha asociado con la revocación de creencias falsas,
improbables o dogmáticas, filosóficas, sociales y políticas, porque la crítica de Kant a la
razón implicaba la crítica de ideas dogmáticas, teológicas y metafísicas y se entrelazaba
con la mejora de la autonomía ética y la crítica de la ilustración de la superstición y la
autoridad irracional. Ignorado por muchos en círculos de “críticos realistas”, sin embargo,
el ímpetu inmediato de Kant por escribir su Crítica de la razón pura fue para abordar
problemas planteados por el empirismo escéptico de David Hume que, al atacar a la
metafísica, empleó la razón y la lógica para debatir contra la cognoscibilidad del mundo y
de las nociones comunes de la causalidad. Kant, por el contrario, impulsó el empleo de
demandas metafísicas a priori como requisito, ya que si se puede decir que algo es
cognoscible tendría que establecerse sobre las abstracciones distintas de los fenómenos
perceptibles.
Una de las características distintivas de la Teoría Crítica, como Adorno y Horkheimer
elaboraron en su Dialéctica de la Ilustración (1947), es una cierta ambivalencia respecto a
la suprema fuente de fundación de la dominación social, una ambivalencia que dio lugar al
“pesimismo” de la nueva Teoría Crítica sobre la posibilidad de la emancipación humana y
la libertad. Esta ambivalencia se arraigó, por supuesto, en las circunstancias históricas en
las que el trabajo se produjo originalmente, en particular en el ascenso del Socialismo
Nacional, el capitalismo de estado y la cultura de masas como nuevas formas de
dominación social que no podrían ser explicadas adecuadamente dentro de los términos
de la sociología Marxista tradicional.
Para Adorno y Horkheimer, la intervención del estado en la economía había abolido
eficazmente la tensión entre las “relaciones de producción” y “fuerzas productivas de la
sociedad”, una tensión que según la Teoría Crítica tradicional, constituía la contradicción
primaria dentro del capitalismo. El mercado (como un mecanismo “inconsciente” para la
distribución de bienes) y la propiedad privada habían sido sustituidos por la planificación
centralizada y la propiedad socializada de los medios de producción.
Sin embargo, al contrario que la famosa predicción de Marx en el Prefacio a la contribución
de la crítica de la economía política, este cambio no dio lugar a una “era de revolución
social”, sino más buen al fascismo y al totalitarismo. Como tal, la Teoría Crítica fue dejada,
en palabras de Jürgen Habermas, sin “nada en la reserva a lo que pudiera apelar; y
cuando las fuerzas de producción entran en una simbiosis perniciosa con las relaciones de
producción que se suponía que debían abrirse de par en par, ya no hay más dinamismo
sobre el cual la crítica pueda basar su esperanza”. Para Adorno y Horkheimer, esto
planteaba el problema de cómo explicar la aparente persistencia de dominación en la
ausencia de la misma contradicción que, según la Teoría Crítica tradicional, era la fuente
de la propia dominación.
En los sesenta del siglo XX, Jürgen Habermas planteó el debate epistemológico a un
nuevo nivel en su Conocimiento e interés, identificando el conocimiento crítico como
aquello basado en principios que lo diferenciaban de las ciencias naturales o de las
humanidades, a través de su orientación a la auto-reflexión y a la emancipación. Pese a no
estar satisfecho con el pensamiento de Adorno y Horkheimer en su Dialéctica de la
Ilustración, Habermas comparte la opinión de que en forma de la racionalidad instrumental,
la era de la modernidad marca un movimiento aparte de la liberación de la ilustración y
hacia una nueva forma de esclavitud. En el trabajo de Habermas, la Teoría Crítica
trascendió sus raíces teóricas en el idealismo alemán y progresó hacia el pragmatismo
americano.
Habermas ahora está influenciando la filosofía de la Ley en muchos países – por ejemplo,
la creación de la filosofía social de la Ley en Brasil, y su teoría tiene también el potencial
de hacer del discurso de la ley una institución importante del mundo moderno como
herencia de la ilustración.
Sus ideas acerca de la relación entre la modernidad y la racionalización están fuertemente
influenciadas por Max Weber. Habermas eliminó más elementos de la Teoría Crítica
derivados del idealismo alemán Hegeliano, aunque su pensamiento sigue siendo
ampliamente Marxista en su enfoque epistemológico. Tal vez sus dos ideas más influentes
son los conceptos de la esfera pública y la acción comunicativa; este último llega
parcialmente como una reacción a nuevos retos post-estructurales o, también llamados
post-modernos para el discurso de la modernidad. Habermas mantuvo correspondencia
con regularidad con Richard Rorty y se puede percibir un fuerte sentido del pragmatismo
filosófico en su teoría; tal pensamiento atraviesa con frecuencia los límites entre la
sociología y la filosofía.

Escuela de Frankfurt y teoría crítica de la


sociedad.[editar]
Orígenes de la Escuela de Frankfurt[editar]
En 1923 se funda en Fráncfort del Meno un Instituto de Investigación Social asociado a
la Universidad de Fránkfurt.
La escuela de Frankfurt surge como grupo filosófico en el periodo posterior a la Primera
Guerra Mundial (1914-1918), en un panorama en el que el proletariado no había producido
la revolución como lo había previsto Marx, y por el contrario había fracasado
completamente en Alemania, aunque se produjo en contextos agrarios como el de Rusia,
con condiciones materiales opuestas a las previstas por Marx, como los países
industrializados.
Ante esta situación, el papel del intelectual de izquierda resulta profundamente
cuestionado, pues se veía ante la encrucijada del pensamiento autónomo objetivo, libre de
compromisos, y la respuesta a un compromiso social,- político, que no comprometiera sus
propuestas teóricas a favor de un partido. Los intelectuales de izquierda ven en la
integración en un partido, el peligro de transformarse en intelectuales orgánicos. El
intelectual orgánico, como es bien sabido, acaba quitándose la cabeza -y no sólo el
sombrero- al ingresar en un partido (Cortina, 1985. p. 33).
Sin embargo, pervive en el intelectual la necesidad de pensar la teoría en términos de
praxis política, reconociendo las implicaciones teóricas de determinadas condiciones
sociales de las cuales el intelectual no puede escapar, con lo cual se convierte en una
misión filosófica, la ilustración teórica de la acción. Misión que la escuela de Frankfurt tomó
como propia y que encontró en la oferta filosófica de la época, a la teoría marxista,
entendida como teoría crítica de la economía política, una teoría que trataba precisamente
de la acción y la crítica del intelectual hacia el acercamiento teórico a la realidad.
En esta línea, algunos autores califican a la Escuela como un grupo neomarxista, debido a
la marcada tendencia por la crítica que se constituye en teoría y se opone a la teoría
tradicional. Esta teoría -que adquiere el adjetivo de "crítica"-, tuvo que afirmarse frente a
toda una tradición filosófica que había expulsado a Hegel del panorama, aunque también
fue influida por sus ideas, al igual que a cambios en las condiciones políticas, económicas
y sociales, que repercutieron sobre ella. En la época de la escuela de Francfort, el
capitalismo occidental, con Alemania como uno de sus representantes más destacados,
había entrado en una etapa cualitativamente nueva, dominada por monopolios de
expansión y una creciente intervención gubernamental en la economía.
Parte de este contexto económico hizo que la escuela fijara su atención en la experiencia
de la Unión Soviética. Los primeros teóricos que hicieron parte de ella, se encontraron ante
el surgimiento de una nueva fuerza negativa, revolucionaria, que se agitaba en la
sociedad, fuerza que puede ser considerada como el agente que realizaría su filosofía así,
de la primera generación de teóricos críticos en la década de 1840 podría decirse que la
suya era una crítica «inmanente» de la sociedad basada en la existencia de un «sujeto»
histórico real (Jay, 1974, p. 86). Sin embargo hacia el final del siglo XX la teoría Crítica se
vio forzada a cambiar su planteamiento ante el debilitamiento de la clase obrera
revolucionaria.
Estos cambios hicieron que la escuela cambiara de sede, lo cual implicó de manera
concomitante un cambio en los planteamientos teóricos que se discutían en su interior, así
pues, cuando el Instituto cambia su sede a Columbia University, surge un cambio en
dirección pesimista, evitando el uso de términos como «comunismo» o «socialismo» y
reemplazándolas por «materialismo dialéctico» o «teoría materialista de la sociedad».
Estos cambios sin duda se debieron parcialmente a la delicada situación en que se
hallaban los miembros del Institut en Columbia. Pero además expresaban una pérdida
progresiva de esa confianza básica que los marxistas habían sentido tradicionalmente en
el potencial revolucionario del proletariado (Jay, 1974. p. 87).
Esto muestra de manera general la relación que se dio entre el contexto social, político y
económico en que surge la Escuela de Frankfurt y la producción intelectual de sus
miembros, lo cual también alerta ante la tentativa de pensar la escuela como un todo
homogéneo, pues aunque la Escuela de Frankfurt se presenta como el espacio de
reflexión de un variado grupo de filósofos unidos por intereses teóricos similares, las
propuestas teóricas de sus miembros llegaron a ser muy distintas y en ocasiones
divergentes, sin embargo, se podría decir que el tema que une a los distintos autores que
hicieron parte de esta escuela, desde Horkheimer hasta Habermas, es la reflexión en torno
a la razón, la cual, en oposición a la razón instrumental de la teoría tradicional, se
constituye en una razón humana, o como dice Adela Cortina, "una razón que pierde todo
norte si no hunde sus raíces en el sentimiento. Desde la piedad y desde el dolor, desde el
ansia de vida feliz y desde el sueño de emancipación, se pone en camino la auténtica
razón de Occidente" (Cortina, 1985. p. 21).
Presupuesto teórico-crítico de la Escuela de Frankfurt, teoría crítica y teoría
tradicional[editar]
A partir de este contexto, la escuela de Frankfurt, plantea la pugna teórica alrededor de la
disputa entre la teoría crítica y la teoría tradicional, como reacción ante la unilateralidad
hegemónica de la racionalidad teleológica (Cf. Max Weber). La Teoría Crítica de la
sociedad se propuso interpretar y actualizar la teoría marxista originaria según su propio
espíritu. Por ello, entiende que el conocimiento no es una simple reproducción conceptual
de los datos objetivos de la realidad, sino una auténtica formación y constitución de las
mismas.
La Teoría Crítica se opone radicalmente a la idea de teoría pura, que supone una
separación entre el sujeto que contempla y la verdad contemplada, e insiste en un
conocimiento que está mediado por la experiencia, por las praxis concretas de una época,
como por los intereses teóricos y extra-teóricos que se mueven al interior de las mismas.
Lo cual significa que las organizaciones conceptuales, o sistematizaciones del
conocimiento, en otras palabras, las ciencias, se han constituido y se constituyen en
relación al proceso cambiante de la vida social. Dicho de otra manera, las praxis y los
intereses teóricos y extrateóricos que se dan en determinado momento histórico, revisten
un valor teórico-cognitivo. Pues, son el punto de vista a partir del cual se organiza el
conocimiento científico y los objetos de dicho conocimiento.
Surge así una aversión a los sistemas teóricos cerrados, y un gran interés por el contexto
social, sobre el cual se buscaba influir directamente a través de la filosofía. Se
preocuparon… por el método dialéctico instrumentado por Hegel y trataron, como sus
predecesores, de orientarlo en una dirección materialista. Estaban particularmente
interesados en explorar las posibilidades de transformar el orden social por medio de una
praxis humana tradicional.
Teoría Crítica y Positivismo Lógico[editar]
Desde esta perspectiva la Teoría Crítica se opone a la Teoría Tradicional como a la teoría
que surge en el círculo de Viena llamado Positivismo Lógico y esto en dos niveles:

 En el Plano Social, ya que la ciencia depende, -en cuanto ordenación sistemática- de


la orientación fundamental que damos a la investigación (intereses intrateóricos), como
de la orientación que viene dada dentro de la dinámica de la estructura social
(intereses extrateóricos).
 En el plano teórico-cognitivo, denuncia la separación absoluta que presenta el
positivismo entre el sujeto que conoce y el objeto conocido. Es decir, que cuanto
menos se meta el investigador en lo investigado, gracias al método, más objetiva y
verdadera será la investigación. De esta manera, se pierde el aporte del sujeto que
hace ciencia, se absolutizan los hechos y se consolida, mediante la ciencia, un orden
establecido (establishment). Es decir, las ciencias pierden su carácter transformador,
su función social. En este sentido, los resultados positivos del trabajo científico son un
factor de autoconservación y reproducción permanente del orden establecido.
Teoría Crítica y Horizonte Filosófico[editar]
Finalmente, esta teoría crítica transformadora del orden social que busca de un mayor
grado de humanización -"antropogénesis"- se fundamenta en el concepto hegeliano de
razón. Es decir, la Teoría Crítica asume como propia la distinción entre razón y
entendimiento, y entiende que la razón lleva las determinaciones conceptuales finitas del
entendimiento hacia su auténtica verdad en una unidad superior, que para la Teoría Crítica
es la reflexión filosófica o racional. Con la razón pensamos, con el entendimiento
conocemos.
Estas posturas teóricas generales, pueden ser rastreadas a través de autores como
Horkheimer, uno de los directores y miembros más destacados de la escuela de Frankfurt,
y quien plantea el debate entre teoría tradicional y teoría crítica, al igual que Habermas
quien comprende esta distinción dentro de una racionalidad procedimental a partir de la
cual el conocimiento humano no opera según presupuestos jerárquicos-metafísicos (teoría
tradicional) sino pragmático-procedimentales (teoría crítica) al interior de las comunidades
científicas y de los mundos socio-culturales de vida. Esto significa que todo modo de
conocer es interesado y, que sólo conocemos por el interés.
Esto lo trabaja Habermas a partir de una teoría de los intereses rectores del conocimiento,
que son en su terminología "el interés cognitivo-práctico" y "el interés cognitivo-técnico"
que tienen sus bases en estructuras de acción y experiencias profundas vinculadas a
sistemas sociales y el interés cognitivo-emancipatorio que posee un estatuto derivado y
asegura la conexión del saber teórico con la práctica vivida. Se concluye así que la Teoría
Crítica es una teoría que al mismo tiempo que aspira a una comprensión de la situación
histórico-cultural de la sociedad, aspira también a convertirse en la fuerza transformadora
de la misma en medio de las luchas y las contradicciones sociales.

Primera formulación de la teoría crítica[editar]


La teoría crítica es formulada por Max Horkheimer por primera vez en su obra
de 1937 Teoría tradicional y teoría crítica.12
El proyecto inicial se define como marxismo heterodoxo, es decir, de realizar soluciones
congruentes a los problemas de la sociedad, como la desigualdad de clases, no solo
desde el punto de vista sociológico, sino también filosófico. Aspiraban a combinar a Marx,
reparando en el inconsciente, en las motivaciones más profundas. Por ello la teoría crítica
debería ser un enfoque que, más que tratar de interpretar, debiera poder transformar el
mundo.

Exilio ante la llegada de Hitler[editar]


Con la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán en 1933, sus
miembros se ven obligados a huir de Alemania. Tras recorrer varias ciudades europeas, el
Instituto se instalará finalmente en Nueva York, donde permanecerá hasta 1950. Allí se
trasladan Adorno y Horkheimer, las figuras más destacadas de esta etapa; el segundo de
ellos fue su director.

Investigación sobre teoría comunicativa[editar]


En las primeras investigaciones sobre comunicación que llevaron a cabo en Estados
Unidos, de enfoque empirista y ligadas a grandes instituciones, como La Fundación
Rockefeller, surgirán las principales diferencias entre teoría crítica y positivismo, que
marcarán los sucesivos debates y los estudios sobre comunicación y sociedad en la mitad
del siglo XX. Desde la teoría crítica se proponía ampliar el concepto de razón, de manera
que el pensamiento se liberara de los límites marcados por la práctica empirista, y de una
visión objetiva de la realidad.
El empirismo, como la dialéctica, fue una vez una filosofía. Pero una vez reconocido esto, el término
"filosofía", que a nosotros se nos reprocha como si fuera una vergüenza, deja de causar horror y se
revela a sí mismo como la condición y la meta de una ciencia que quiera ser algo más que simple
técnica y que no se doblegue a la burocracia.
T. W. Adorno. Epistemología y ciencias sociales. Madrid. Cátedra. 2001

La denuncia de la teoría crítica se centrará en las implicaciones institucionales y


mercantiles del enfoque positivista, que naturaliza las exigencias propias de la sociedad de
consumo, sin prestar atención a los conflictos sociales.
Por su lado, Max Horkheimer centró su crítica al positivismo en el libro Crítica de la razón
instrumental, publicado en 1946 a partir de unas conferencias que impartió en
la Universidad de Columbia a lo largo de 1944.
Mediante su identificación de conocimiento y ciencia el positivismo limita la inteligencia a funciones
que resultan necesarias para la organización de un material ya tallado de acuerdo con el molde de la
cultura comercial
Horkheimer Crítica de la razón instrumental. Madrid. Trota. 2002.

Juntos publicaron en 1944 el ensayo Dialéctica de la Ilustración, libro que se revelaría


fundamental a la hora de abordar los problemas relativos a las conexiones entre
comunicación y sociedad. Se plantea, según sus autores, como un proyecto para lanzar
conceptos que promuevan un cambio social. "Hasta ahora los filósofos han interpretado el
mundo, a partir de ahora deberían ayudar a cambiarlo" (Marx). En él presentan
el fascismo no como un hecho puntual ocurrido en occidente, sino como una de las
consecuencias de la modernidad.

Ilustración[editar]
Horkheimer y Adorno señalan en Dialéctica de la Ilustración que la Ilustración tiene un
modo de concebir las relaciones de poder que desde un principio hace que nos
enfrentemos a la diferencia y la alteridad de un modo conflictivo. Los procesos de
subjetivación modernos -entendiendo por tal todos aquellos procesos sociales y culturales
formativos que explican lo que hemos llegado a ser- se caracterizan por su tendencia a la
homogeneización y destrucción de la diferencia. De este modo la razón se usa de un modo
eminentemente destructivo que socava los potenciales liberadores que siempre tuvo la
modernidad. Ello lleva a Habermas a indicar que la modernidad tiene un proyecto
emancipador truncado que todavía puede llevarse a cabo, pero que es necesario volver a
reinterpretar la racionalidad desde un punto de vista libre de dominación. Sin embargo,
autores como Hermann Schweppenhäuser o Christoph Türcke han cuestionado que
Habermas sea un continuador legítimo de la teoría crítica de Horkheimer y Adorno, ya que
su reinterpretación de una racionalidad libre de dominio supone la renuncia a algunas de
las pretensiones fundamentales de éstos y de la herencia del marxismo occidental.
En "Dialéctica de la Ilustración" Adorno y Horkheimer sostienen la ruina de la civilización,
definitivamente malograda. El devenir o decurso del proceso de la civilización se entabla
como relación dialéctica entre el mito y la ilustración. Así, en la antigüedad,
la mitología había constituido un intento de dominación y explicitación de la naturaleza. La
Ilustración despojó al mundo de esa dimensión mágica, pero, subrepticiamente, inventó
sus nuevos mitos, secretamente.
En el momento en que los autores escribían esta obra se vivía con crudeza un ejemplo
contemporáneo de aquello a lo que estaban refiriéndose: el falso fundamento
pseudorracional de la demencial teoría de los Nacional Socialistasque sostenían el mito
desprovisto de toda razón de la "superioridad" de los germanos, sobre las otras razas.
Es a partir del siglo XVIII, de la Ilustración o de las luces, que la cultura de occidente había
relacionado de modo inextricable su porvenir y su futuro al uso de la razón. Pero la
racionalización introducida por este proceso habría de engendrar a la larga su posición
contraria. En efecto, al promediar el siglo XX la barbarie se había entronizado en todo el
mundo europeo. Y hasta había fallado en un todo esa razón, pues había sido manipulada
para dar "racionalidad" a lo totalmente irracional.
La razón misma se había ocupado de dar lugar al ascenso a la imprevisible locura del
nacionalsocialismo. El orden burgués, la razón y su racionalidad, habían posibilitado la
llegada de Hitler. Y todo, hasta los límites impensables de las matanzas de Auschwitz.
Adorno ya no va a depositar sus esperanzas en la racionalidad, sino, más bien en el arte y
en la cultura. Pero no apuntaba a cualquier forma de arte, sino a las vanguardias opuestas
a las manifestaciones artísticas de masa del siglo XX, en creciente despliegue. En Estados
Unidos bien se pudo conocer el avance avasallador de esta "comunicación" de masas.
Radio, cine, televisión, música popular eran el nuevo mito ilustrado. Ambos autores
sostuvieron con desencanto que los nuevos medios técnicos producían arte estandarizado
y fácilmente consumible. La "industria cultural", entretanto, estaba segura de la fidelidad de
sus clientes.
Todo fue derivando hacia una cultura del banal y superficial entretenimiento. Esto
paulatinamente se fue transformando y se habría de seguir transformando en un elemento
unificador aplastante de la individualidad, de la independencia, de la capacidad de
pensamiento del sujeto. Su previsión del futuro, era así desalentadora, a diferencia de la
posición sostenida por Walter Benjamin, que cifraba esperanzas en los innovadores
medios de la sociedad, pensando, decididamente en las películas, en la fotografía y en los
elementos magnetofónicos.
La visión que Adorno y Horkheimer tejieron sobre la civilización occidental masificada tiene
un tinte señaladamente sombrío. Mirando el pasado se tiene la brutal barbarie del
nazismo, y mirando hacia adelante se puede avizorar una comunidad de hombres-masa
en que la libertad se va atrofiando por los manejos de la industria cultural.

Ámbitos académicos en la Teoría crítica.[editar]


Marxismo[editar]
Mientras que los críticos teóricos con frecuencia han sido definidos como
intelectuales marxistas, su tendencia a denunciar algunos conceptos marxistas y a
combinar el análisis marxista con otras tradiciones sociológicas y filosóficas ha dado lugar
a acusaciones de revisionismo por marxistas clásicos, ortodoxos y analíticos, y por
filósofos marxista-leninistas. Martin Jay expresó que la primera generación de la teoría
crítica se define mejor por no promover un programa filosófico específico ni una ideología
específica, sino por rondar otros temas.
Postmodernismo[editar]
Mientras que la teoría modernista (como se describe anteriormente) se refiere a sí misma
como “formas de autoridad e injusticia que acompañaron a la evolución del capitalismo
industrial y corporativo como un sistema político-económico”, la teoría crítica
postmodernista politiza problemas sociales “situándolos en contextos históricos y
culturales, para implicarse a sí mismos en el proceso de recopilación y análisis de datos, y
a relativizar sus hallazgos”. Refiriéndose a sí misma como inestable debido a la
transformación rápida en estructuras sociales. Como resultado, el foco de investigación se
centra en manifestaciones locales, en vez de en amplias generalizaciones.
La investigación de la crítica postmoderna también se caracteriza por la crisis de
representación, que rechaza la idea de que el trabajo de un investigador es una
“representación objetiva de ‘otro’ estable”. En su lugar, muchos críticos postmodernos han
adoptado “alternativas que animan a la reflexión sobre la ‘política y poética’ de su trabajo.
En estas consideraciones, los aspectos materializados, colaborativos, dialógicos e
improvisados de la investigación cualitativa se clarifican”.
El término “Teoría Crítica” se apropia a menudo cuando un autor trabaja con términos
sociológicos, aunque ataque las ciencias sociales o humanas (intentando de este modo
mantener “aparte” esos marcos de investigación). Michael Foucault es uno de esos
autores.
Jean Baudrillard también ha sido descrito como un teórico crítico hasta el punto de ser
un sociólogo crítico y poco convencional; esta apropiación apenas mantiene relación con la
escuela de Frankfurt. Jürgen Habermas, de la escuela de Frankfurt, es uno de los críticos
clave del post-modernismo.
La Teoría Crítica está centrada en el lenguaje, e simbolismo, la comunicación y la
construcción social.
Comunicación[editar]
A partir de los años 60 y 70 del siglo XX, el lenguaje, el simbolismo, el texto y el significado
llegaron a ser considerados como la base teórica para las humanidades, a través de la
influencia de Ludwig Wittgenstein, Ferdinand de Saussure, George Herbert Mead, Noam
Chomsky, Hans-Georg Gadamer, Roland Barthes, Jacques Derrida y otro pensadores en
la filosofía lingüística y analítica, lingüística estructural, interaccionismo simbólico,
hermética, semiología, psicoanálisis orientado a la lingüística (Jacques Lacan, Alfred
Lorenzer), y la deconstrucción.
En los 70 y 80 del siglo XX, Jürgen Habermas redefinió la teoría social crítica como una
teoría de comunicación, i.e. la competencia comunicativa y la racionalidad comunicativa
por un lado, la comunicación distorsionada por el otro.
Educación[editar]
Los críticos teóricos han acreditado abiertamente a Paulo Freire debido a las primeras
aplicaciones de la teoría crítica hacia la educación. Consideran su obra más
conocida, Pedagogía del oprimido, un texto seminal en el que es conocido como la filosofía
y el movimiento social de la pedagogía crítica.

CRÍTICA LITERARIA[editar]
Estructuralismo[editar]
Saussure[editar]
Ferdinand de Saussure

El estructuralismo tiene su origen en la teoría lingüística de Saussure. Él aspiraba a poner


en descubierto la estructura universal del lenguaje como un sistema de normas. La idea
principal es la relación entre el significado y el significante. La conexión entre el significante
lingüístico g/a/t/o y el significado del concepto ‘gato’ es completamente arbitrario para
Saussure.
Todo se traduce en la palabra. Por lo tanto, la palabra es más importante que el objeto,
según Saussure. Su foco de interés es el lenguaje como un sistema funcional, no como un
conjunto de expresiones individuales.
El inconsciente estructural[editar]
Se trata de una profunda estructura – algo así como un programa genético – que prescribe
cómo debe operar dicho sistema. Marx establecía un ‘inconsciente’ oculto en la economía
de producción; Freud indagó en ello para los impulsos físicos.
Para el estructuralismo, el inconsciente se localiza en el propio lenguaje. Todo sistema de
signos es análogo al lenguaje y consiste en una ‘gramática’ de reglas descifrable que
opera sobre elementos de un sistema por medio de convenciones.
Psicoanálisis estructuralista y Jacques Lacan[editar]
Jacques Lacan

El post-Freudiano Lacan propuso la famosa idea de que el inconsciente está estructurado


‘como un idioma’. Esto es, el inconsciente es accesible para nosotros solo como un
‘sistema gramatical’, pero permanece incognoscible por sí mismo.
En términos de Lacan, ‘el lenguaje existe antes de que cualquiera de nosotros lo haga’.
Como ‘individuos’, nosotros estamos estructurados por aquello que es previo a nosotros.
Barthes[editar]
Para el semiólogo cultural Roland Barthes, el estructuralismo no está limitado a la literatura
y el arte sino que perfectamente puede, de igual modo, ser aplicado al mundo de la moda,
los anuncios y los medios de comunicación – o incluso la lucha, el fútbol o el menú de un
restaurante.
Para Barthes, todo tipo de narrativas comparten una ‘estructura común’ y un ‘sistema
implícito de reglas y unidades’ – esta creencia también fue sostenida por el
antropólogo Levi-Strauss (la presunción de una ‘profunda estructura’ inconsciente para los
fenómenos culturales, determinando su composición general).
El marxismo estructuralista de Althusser[editar]
El éxito del pensamiento estructuralista en Francia llevó a una variante del Marxismo
llamada ‘Marxismo estructural’, representada por su principal teórico, el filósofo Louis
Althusser.
La ideología está diseminada por lo que Althusser llama ‘aparatos ideológicos de estado’
(instituciones como pueden ser el sistema legal y los medios de comunicación) y
mantenida por los ‘aparatos represivos de estado’ (la policía y el ejército).
Por lo tanto, el Marxismo es la ‘ciencia de la sociedad’ que nos permite ver a través de las
manipulaciones de una ideología dominante para desarrollar una consciencia
revolucionaria.
Estructuralismo genético[editar]
El estructuralismo genético es un enfoque ideado por el teórico Franco-Romano Lucien
Goldmann. Este postula la existencia de paralelas – o de ‘homologías’, de acuerdo con su
propia terminología – entre los trabajos literarios y ciertos grupos sociales influyentes que
operan al tiempo que esos trabajos de producción.
Más que ser solo un reflejo de la opinión de tales grupos, la mejor literatura ha de ser una
articulación coherente de lo que de otro modo sería ‘vago y confuso y contradicho por
otras innumerables tendencias’ en el grupo en particular en cuestión.
El Formalismo ruso[editar]
Pese a no ser estrictamente una ‘escuela Marxista’, los formalistas rusos estuvieron
activos precisamente antes y después de la Revolución Soviética de 1917.
Las ideas formalistas volvieron a emerger en occidente en los 60 del siglo XX para inspirar
a nuevas generaciones de teóricos en el movimiento estructuralista -esta influencia se
puede percibir en el trabajo de posteriores teóricos como Roland Barthes, que comparte la
implicación rusa con la ‘literalidad’.
Como reacción contra la imprecisión de teorías literarias anteriores, el formalismo intentó
ofrecer una descripción de la literatura (especialmente de la poesía) como un uso especial
del lenguaje con características apreciables. Con la consolidación de la dictadura
de Stalin alrededor de 1929, el formalismo fue silenciado como una herejía en la Unión
Soviética y su centro de investigación migró a la Escuela de Praga en los años 30.
Junto con la ‘literalidad’, el concepto más importante de la escuela fue la defamiliarización:
en lugar de ver la literatura como un reflejo del mundo, Victor Shklovski y sus seguidores
formalistas lo vieron como una dislocación lingüística.
Uno de los formalistas rusos más prominente es Roman Jacobson, que estuvo activo tanto
en Moscú como en Praga antes de introducir teorías formalistas en los Estados Unidos. El
trabajo de los formalistas rusos ha tenido gran influencia en teorías estructuralistas de la
literatura y también sobre algunas de las variedades más recientes del criticismo literario
marxista.
Semiótica[editar]
La semiótica fue definida por uno de sus fundadores, el lingüista suizo Saussure, como el
estudio de ‘la vida de las señas dentro de una sociedad’.
Charles Sanders Pierce definió una ‘seña’ como ‘algo que está para alguien por algo’ y una
de sus mayores contribuciones a la semiótica fue la categorización de signos en tres tipos
principales:
1. Un icono, que se parezca a su referente (como una señal de carretera).
2. Un índice, que se asocia con su referente (como el humo en las señales de fuego).
3. Un símbolo, que se relaciona con su referente solo por convención (como una señal
de ‘ceda el paso’).
Saussure trató el lenguaje como un sistema de signos, y su trabajo en lingüística ha
proporcionado los conceptos y métodos que los semióticos aplican a los sistemas de
signos. Uno de estos conceptos básicos de la semiótica es la distinción de Saussure entre
los dos componentes inseparables de un signo: el significado y el significante.
Este interés en la estructura bajo el uso de signos particulares, relaciona a los semióticos
con métodos estructuralistas, que buscan analizar estas relaciones. Las teorías de
Saussure son, por lo tanto, también consideradas fundamentales para el estructuralismo
(especialmente para los lingüistas estructurales) y para el postestructuralismo.
La "Teoría de la Prosa" de Shklovski[editar]
La teoría de la prosa puede ayudarnos a entender y escribir narrativa, pero el libro va
mucho más lejos que esto. Algunos acusan al formalismo ruso de ser ‘frío’ y ‘carecer de
interés en lo social’. Sin embargo, la realidad es muy diferente.
Shklovski está muy interesado en aspectos sociales de la narrativa y en la importancia de
la sociedad en el arte. ¿Por qué deberíamos hacer arte y dedicar tanto tiempo a analizarlo,
si no entendemos por qué lo hacemos y por qué nos gusta? En otras palabras, Shlovsky
quiere utilizar en análisis formal para demostrar cómo y por qué la narrativa es esencial
para el ser humano.
Existe un punto en el que estamos tan inmersos en el mundo ficticio que suspendemos
inconscientemente la distinción entre la ficción y la realidad. Esto es lo
que Colleridge llamó ‘suspensión de la incredulidad’.
Shlovsky hace esto en el primer capítulo de su “Teoría de la prosa”. En él, Shlovsky
explica que hay ina diferencia entre ‘reconocer’ algo (percepción automática) y ‘ver’ algo.
El reconocimiento sucede cuando miramos las cosas sin verlas realmente (cuando lo que
te rodea es tan familiar para ti que simplemente desconectas de ello).
‘ver’, por el contrario, ocurre cuando algo te hace mirar otra vez hacia lo mismo, y observar
una cosa como si fuera la primera vez.
Shlovsky se pregunta cómo podemos escapar del ‘reconocimiento’ y retornar a la ‘visión’.
El arte solo es parte porque nos saca de nuestra complacencia y nos recuerda que
estamos vivos y que las coas no tienen por qué ser tal y como son. Cualquier cosa es
posible, a pesar del hecho de que rutinariamente nos convenzamos de que muchas cosas,
de hecho, no son posibles, de que el mundo está hecho tal cual como nosotros lo hemos
heredado y de que nada puede cambiar. Esta es la esencia del artista, de vivir fuera de la
realidad prescrita.
Shlovsky también se interesa mucho en por qué algunos trabajos se sienten frescos y
vivos, mientras que otros se perciben como caducados y muertos. Él busca
desesperadamente las sensaciones de vitalidad y posibilidad, que para él son aspectos
fundamentales del ser humano. Así pues, él quiere explicar por qué algunas obras
(narrativas) producen estos sentimientos mientras que otra no.
Shlovsky nos ayuda a comprender cómo la escritura narrativa puede formar parte de
nuestro deseo humano básico.
Criticismo Psicoanalítico[editar]
El criticismo psicoanalítico se refiere al criticismo literario que viene influenciado por la
tradición del psicoanálisis iniciado por Freud. La lectura psicoanalítica ha sido practicada
desde el temprano desarrollo del psicoanálisis.
El criticismo psicoanalítico es cualquier forma de criticismo que recurra al psicoanálisis, la
práctica de analizar el papel del inconsciente (emociones ,manipulación, que comenzó con
los poetas y escritores del romanticismo). La psicología dirige e impulsa la forma de la
conducta humana y de la producción artística.
Los textos literarios, como los sueños, expresan los deseos secretos e inconscientes y
ansiedades de los autores, de modo que un trabajo literario es una manifestación de la
propia neurosis del autor. Los traumas de la infancia del autor, su vida familiar, sus
conflictos sexuales, etc serán más visibles a través del comportamiento de los personajes
y de su obra literaria. Así pues, los personajes son proyecciones de la psique del autor.
Las tres escuelas principales del psicoanálisis son: el criticismo de Freud, el criticismo de
Jung (interesado en la cultura india y lo oculto) y el criticismo de Lacan.
Sigmund Freud[editar]
Una de sus obras es “La interpretación de los sueños” (1899), para descubrir cómo
funciona el inconsciente.
Él desarrolló el psicoanálisis tratando de crear una terapia para tratar desórdenes
mentales. Así, desarrolló dos principios: el principio del placer y el principio de la realidad
(dos fuerzas opuestas que controlan el comportamiento humano).
El principio del placer es una gratificación inmediata de los deseos y de la sexualidad en la
naturaleza. Somos seres físicos con deseos físicos (comer, tener sexo…).

Teoría del iceberg

El principio de la realidad es el pensamiento lógico, que permite a las personas postponer


esta ‘gratificación’. Este principio es más social y está relacionado con el ‘elloo’, el ‘ego’ y
el ‘super-ego’.
El ‘ello’ es el inconsciente, basado en el principio del placer. Es instintivo y animal. Se
relaciona con la supervivencia y con lo físico. El super-ego y el ego son pre-conscuentes.
El super-ego son los aspectos sociales de uno mismo, lo que uno quiere llegar a ser por lo
que ve de otras personas. Son las normas de la sociedad. El ego es la negociación entre
el ‘eso’ y el ‘super-ego’, es una fluctuación que existe en nosotros mismos.
Por otro lado, la parte ‘inconsciente’ y ‘precionsciente’ no son tan evidentes para nosotros
como es la parte ‘consciente’, es decir: somos como un iceberg: solo vemos una pequeña
parte de lo que realmente existe en nosotros mismos.
Un ejemplo de esto es el caso del “Doctor Jeckyll y Mr. Hyde”: una parte de él carece de
moral y la otra parte es el super-ego, su lado social.
Freud también trató muchas otras cuestiones como es el principio de la realidad, la
perversidad polimorfa, la represión, la sublimación, el romance familiar, los fetiches o lo
misterioso.
Para Freud, las mujeres sienten ansiedad por un sentimiento de castración: Cuando las
mujeres descubren que sus genitales no son iguales que los del hombre y sienten envidia
de este, se dan cuenta de que ellas carecen de pene y desean tener uno. Cuando se dan
cuenta de que esto es imposible, buscan un sustituto: un bebé. La mujer quiere quedarse
embarazada de su padre pero su padre ya tiene una pareja: su madre. De este modo, se
produce el complejo de Edipo y de Electra.
Jacques Lacan[editar]
Jacques Lacan postuló que “el inconsciente estaba estructurado como un lenguaje”
La teoría del registro: Lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real forman un marco de referencia.
Los nudos borromeos (imaginación, simbolismo y realidad) están unidos, pero al mismo
tiempo, son diferentes, ya que se solapan y están en continuo movimiento.
El estado imaginario: Está relacionado el “ello” freudiano: los bebés se ven a sí mismos en
el espejo, se distancian de su madre. Hay una adquisición de movimiento y gradualmente
se reconocen a sí mismos. Lo Imaginario es infantil, impulsivo y está relacionado con el
narcisismo. Freud lo describió como una estrategia para lidiar con problemas personales.
Asimismo, es fraudulento. Lacan, al escoger la palabra “imaginario” designa lo que es
ficticio, simulado y virtual. Los fenómenos de lo Imaginario son necesariamente ilusiones o
abstracciones reales.
Lacan tiende a asociar lo Imaginario con las partes restringidas de la conciencia y de la
autoconciencia.
Lo Simbólico se adquiere cuando aparece la figura del padre, porque los bebés necesitan
comunicarse con una tercera persona mediante la conversación. (El lenguaje entre la
madre y el bebé es en su mayor parte no verbal, pero con el padre es verbal)
Lo simbólico está ligado a los lenguajes naturales como fueron caracterizados por
Saussure. Este registro representa costumbres, instituciones, leyes, normas y reglas de
culturas y sociedades que a su vez están ligados con el lenguaje. El orden simbólico
lacaniano es equivalente al “espíritu objetivo” de Hegel.
Lo real es “lo que resiste la simbolización”
Lacan integró en sus obras teorías estructuralistas y enfatizó la dependencia de lo
Imaginario con lo Simbólico. Esta dependencia significa que más fenómenos percibidos
por los sentidos (imágenes y experiencias) nos afectan como emociones vividas de
manera consciente. Además, son determinadas por estructuras socio-lingüísticas.
Con el auge de lo Real en la década de los años 60 y de los nudos borromeos en la
década de los 70, se hace evidente que Lacan concibe lo Imaginario relacionado con los
otros dos registros. Asimismo, lo Imaginario y lo Simbólico, cuando se consideran de
manera conjunta ya están mutuamente integrados, constituyen la “realidad” en sí misma.
Por tanto, el registro de lo Imaginario es una dimensión intrínseca, inevitable de loa sujetos
físicos. Además, las abstracciones ficticias de lo Imaginario no son “irreales”, sino que son
integrales y tienen efectos concretos sobre realidades factuales humanas.
Según Lacan, una de las condiciones indispensables para la posibilidad de una
subjetividad singular es el orden simbólico colectivo, a veces llamado “big other”.
El inconsciente analítico que está estructurado como un lenguaje está descrito mediante
las redes cinéticas de los significantes interrelacionados.
Además, el inconsciente lacaniano está estructurado como un “lenguaje” no una “langue”.
Aunque las dos palabras francesas se traducen al español como “lenguaje”, la primera se
refiere a la lógica y a las estructuras de la sintáxis y la semántica, no necesariamente
específico para lenguas naturales en particular, mientras que, la última, que también se
podría traducir al español como “lengua”, se refiere a la noción del lenguaje natural.
Feminismo y Psicoanálisis[editar]

Sigmund Freud

Según Freud, las mujeres se sienten ‘castradas’ y tienen ‘envidia del pene de los
hombres’. La histeria es un desorden mental propio de las mujeres. Además, la feminidad
se describe en términos desfavorables: con tendencia a los celos, pobre impulso creativo y
pobres facultades morales.
Por otro lado, Lacan entiende esta ‘castración’ como meramente simbólica: se trata de del
reconocimiento de la diferencia. El reconocimiento de uno mismo es el primer paso para
ser consiente de la habilidad.
Entre otros autores, también cabe destacar a Julia Kristeva. En su obra, desmantela todas
las ideologías, incluyndo la feminista. La autora está en desacuerdo con los puntos de
vista patriarcales de Freud y Lacan.
Julia Kristeva

Kristeva teoriza sobre la constitución del sujeto distinguiendo entre la modalidad de la


semiótica y del simbolismo. Estas modalidades son relativamente exclusivas y
necesariamente dialectales. Esta distinción se establece a través sutil combinación del
concepto derivado de trabajos de Platón y de las teorías psicoanalíticas, fenomenológicas
y lingüísticas. Los procesos semióticos son previos a los simbólicos y son instintivos y
maternales. Estos no están regulados pero sí ordenados de acuerdo a restricciones
sociales.
Lo simbólico: las palabras representan claramente objetos. Lo lógico y lo ordenado. El
discurso científico. La autoridad y el poder. Por otro lado, lo semiótico trata lo preedípico.
El ritmo y el sonido. Las restricciones, disrupciones, ausencias, el silencio en el lenguaje y
el lenguaje poético.
El lenguaje está moviéndose constantemente entre lo simbólico y lo semiótico. El
significado no siempre se expresa con palabras, también se puede expresar, por ejemplo,
a través de la música. Así, debemos analizar tanto el inconsciente como el consciente, el
cuerpo y la mente, lo cultural y lo natural para hacer significado.
Kristeva posiciona que el lenguaje es una negociación de la relación del niño con su madre
y su padre. Además, critica las premisas de Freud y de Lacan del psicoanálisis que sitúan
el proceso de la identidad y el lenguaje con el ámbito del patriarcado o del padre y centra
la atención en el proceso semiótico del lenguaje. Así, defiende que ambos, lo semiótico y
lo simbólico (la madre y el padre), trabajando juntos, son necesarios para la práctica de la
conversación en el sujeto.
Kristeva emplea el concepto de ‘chora’ para describir en contínuo y rítmico y femenino
espacio compartido entre la madre y el hijo, previo a la emergencia de la fase que prepara
el signo para la emergencia del orden simbólico.
Crítica feminista[editar]
Definición y conceptos básicos[editar]
La crítica feminista se preocupa tanto por la representación de la mujer en la literatura
como por cambiar su posición en la sociedad al liberarla de restricciones opresivas. Dentro
de estas restricciones, se encuentran definiciones existencialistas sobre lo que es “ser una
mujer”, las cuales asumen que la naturaleza humana es universal y niegan la influencia
que la cultura tiene en la construcción de la identidad femenina.
Aunque la crítica feminista incluye una gran variedad de prácticas, la mayoría de esta parte
de unas percepciones fundamentales: el reconocimiento de la estructura patriarcal de la
sociedad y de que el mundo está organizado en términos dictados por hombres y en su
propio beneficio. Esta percepción es central para dos de las obras seminales del
feminismo: Una Habitación Propia (1929) de Virginia Woolf y El Segundo Sexo (1949)
de Simone de Beauvoir. Estas obras influyeron a muchas críticas posteriores, pero es a
finales de los años sesenta y principios de los setenta cuando el feminismo empezó a
tener un impacto sustancial en la crítica literaria. Inicialmente, en obras como las de Kate
Miller, el énfasis recayó en la naturaleza misógina de una gran parte de la literatura. Al
mismo tiempo, la crítica feminista comenzó a elogiar obras como Villete (1853)
de Charlotte Brontë, que ofrecía una fuerte valoración sobre la experiencia de la mujer.
Toda la crítica feminista es, a su vez, política, siempre consciente de la opresión de las
mujeres. Una consecuencia de esto ha sido el descubrimiento y la reedición de libros
escritos por mujeres “silenciadas” por el canon masculino tradicional y la crítica en sí,
como en The Madwoman in the Attic (1979) de Susan Gubar y Sandra Gilbert, se centra
en la figura de la mujer reprimida.
Teóricas francesas y la "écriture féminine"[editar]
Por otro lado, se comenzó a plantear preguntas sobre la naturaleza de la mujer y del
hombre: las tres figuras más influyentes en esta área fueron las teóricas francesas, Julia
Kristeva, Hélène Cixous y Luce Irigaray. Su trabajo no solo introdujo nuevos retos al orden
establecido, sino que también planteó preguntas complejas sobre nuestro entendimiento
de la subjetividad humana y su relación con el lenguaje.
Las obras de Kristeva, Cixous e Irigaray estuvieron influidas por, aunque también fueron
reacciones contra la crítica deconstructivista de Jacques Derrida y de las teorías
psicoanalíticas de Jacques Lacan. Resumiendo, Derrida y Lacan llamaron la atención
sobre la fragilidad del orden racional que existe en la sociedad. Lacan, en cierto sentido,
toma la percepción feminista de la estructura patriarcal de la sociedad, pero muestra como
impregna incluso cosas tan fundamentales como la estructura del lenguaje y la mente. Sin
embargo, al exponer el alcance del patriarcado, Lacan, como Derrida, también expone su
ficcionalidad, construida a través del lenguaje. Contra este orden masculino, Irigaray y
Cixious plantearon una escritura femenina (écriture féminine) que puede funcionar al
margen de las estructuras patriarcales. Kristeva también desafía la rigidez del orden
simbólico, sugiriendo que las mujeres pueden trabajar en un espacio diferente, más fluido
y abierto. Por lo tanto, estas teóricas francesas, desafían una visión del mundo heredada;
ven a las mujeres capaces de hablar fuera del orden falogocéntrico de la sociedad.
El feminismo francés coincide con el instinto de la crítica moderna de cuestionar las
categorizaciones tradicionales y las definiciones que nuestra sociedad ha heredado. Así,
se lleva a cabo un intento de reconsiderar y reexaminar la cuestión del género.
Crítica Feminista y Nuevo Historicismo[editar]
Otra inyección teórica apareció en la década de los ochenta, cuando las ideas de Michael
Foucault y del Nuevo Historicismo se fusionaban con el trabajo realizado por las
feministas. El Nuevo Historicismo cuestiona la visión aceptada del pasado: analiza cómo
se concentra el poder y quién es excluido y marginado. En las obras de críticas como
Catharine Gallagher, Nancy Amstrong, Gillian Beer y Mary Poovey se considera la relación
que existe entre el género, clase y la sociedad del siglo XIX. La deconstrucción, el
psicoanálisis lacaniano y el Nuevo Historicismo también cuestionaron la noción de uno
mismo como se ha construido en la cultura occidental, y esto, también, se fusionaba con el
cuestionamiento feminista sobre la construcción de la identidad y el género.
Importancia de la noción del género[editar]
Durante las décadas de 1970 y 1980, se pasó de examinar la experiencia despreciada de
las mujeres a un análisis mucho más amplio y una nueva lectura de toda la estructura de la
sociedad, de los roles masculinos y femeninos y, de hecho, de la propia noción de género:
el género llegó a ser visto como un constructo social, ni natural ni biológico, diseñado para
facilitar el buen funcionamiento de la sociedad en beneficio del hombre.
Crítica gay y lesbiana[editar]
Una extensión de esta conciencia, que es central para el patriarcado, es el establecimiento
de roles de género firmes. Así, ha habido un aumento de la crítica gay y lesbiana, que,
entre otras cosas, llama la atención sobre la naturaleza homofóbica de la historia reciente
de la sociedad occidental y sobre la performatividad del lenguaje (Judith Butler).
Estudios Afroamericanos (Black Studies) y el Imperialismo del Feminismo[editar]
Los Estudios Afroamericanos (Black Studies) también pueden, por supuesto, funcionar a
partir de percepciones similares. Pero la percepción en los Estudios Afroamericanos de
que el debate feminista ha sido principalmente sobre la experiencia blanca, y que la
diferencia racial supone una diferencia a cualquier análisis, ha llevado no solo a la crítica
feminista negra sino también al tipo de crítica de Gayatri Spivak sobre la forma en que
incluso el feminismo, aunque involuntariamente, coopera con el imperialismo.
Objetivos de la Crítica Feminista[editar]
La crítica feminista no se detendrá todavía, ya que es un movimiento crítico que parte de
un reconocimiento de que la fijeza y las generalizaciones eran parte del orden antiguo para
dar sentido y controlar la sociedad. La crítica feminista funciona con un programa
cambiante, de reconocimiento interminable tanto la complejidad del pasado y los límites de
cualquier esquema de interpretación que coloquemos en el pasado. Cuestiona el orden
patriarcal de la sociedad, pero está dispuesto a aceptar y trabajar con la provisionalidad
que es la consecuencia de cuestionar o abandonar ese orden antiguo, que contiene
ficción.
Historia de la Crítica Feminista[editar]
Hubo tres grupos:
LA PRIMERA OLA: siglo XIX y XX: Marcado por la lucha por el sufragismo
femenino[editar]

 Olympe de Gouges: Declaración de los Derechos de la Mujer de la Ciudadana (1791).


Fue una respuesta a la Declaración de los Derechos de los Hombres. Más tarde fue
asesinada debido a este trabajo.
 Mary Wollstonecraft: Vindicación de los derechos de la mujer (1792). Escribió esta
obra en respuesta a la conservadora crítica de Edmund Burke a la Revolución
francesa en Reflexiones sobre la Revolución francesa (1790).
 Soujoumer Truth: Ain’t I a woman? (1851). Criticó las diferencias entre los derechos de
las mujeres blancas de la clase obrera y las de las mujeres negras.
LA SEGUNDA OLA: Siglo XX (1960-1970).Marcada por la lucha por los derechos
reproductivos.[editar]

 Simone de Beauvoir: El Segundo sexo (1949)


 En 1960, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos
(FDA) aprobó la píldora anticonceptiva oral combinada.
 Betty Friedan: La mística de la feminidad (1963). Denunció la opresión de las mujeres
argumentando que las mujeres no pueden tener su propia identidad. Fundó NOW,
Organización Nacional de Mujeres, cuyos miembros eran mujeres blancas ricas.
 Kate Millet publicó Política Sexual (1970) y definió el patriarcado como una institución
en la que la mitad de la población (mujeres) está bajo el control de los hombres. Según
Millet, todas las sociedades son patriarcales porque los hombres dominan y las
mujeres están subordinadas. Como la familia es una unidad patriarcal, ayuda a
imponer la noción de subordinación femenina y superioridad masculina en todas las
esferas de la sociedad, como la educación, la religión y la literatura.
La otra cara del feminismo radical fue el "feminismo de la diferencia". Sus principales
representantes fueron Adrianne Richard y Germane Geer. Pensaban que las mujeres no
tenían que imitar a los hombres.
El "feminismo de la diferencia" francés está representado por: Julia Kristeva, Hélène
Cixous, Luce Irigaray y Annie Leclerc.
En Italia: de la escuela Milano: Carla Lonzi, Rossana Ronda y Luisa Murano.
LA TERCERA OLA: Década de 1980, 1990 y 2000.[editar]
Surge el Ecofeminismo, el Ciberfeminismo, la Interseccionalidad, el Feminismo negro, la
Teoría queer, la Teoría chicana, etc.
Crítica Postcolonial[editar]
Definición[editar]
La crítica postcolonial se centra en el estudio de las consecuencias de la colonización de
culturas orientales por otras occidentales. Los colonizadores habían extendido la idea que
los occidentales eran de raza superior, civilizados, morales, justos, racionales, masculinos
y que los orientales eran débiles, salvajes, incivilizados, supersticiosos y femeninos.
Imperialismo cultural[editar]
Además, existe un imperialismo cultural, es decir, la cultura (e.g. literatura, lenguaje,
cultura popular) apoya el imperialismo. La cultura difunde la idea de que “el Otro” es
inferior. Es más, la propia definición del “Otro” es racista. Ejemplos de esta literatura
racista serían: la novela de Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas (1899) y Las mil y
una noches, entre otros.
Alienación del nativo[editar]
Documentos históricos como la obra Minute on Indian Education (1835) de Thomas
Babington Macauly muestran que la educación, junto al estudio de la literatura inglesa y el
idioma inglés, desempeña un papel estratégico en la corrupción de los pueblos
colonizados.
Al inculcar el eurocentrismo occidental, la educación literaria apoya una especie de
colonización cultural, creando una clase de sujetos coloniales a menudo presionados por
una doble conciencia.
El ensayo Una imagen de África: racismo en «El corazón de las tinieblas» de
Conrad (1977) del autor y crítico nigeriano Chinua Acheve, es un texto fundamental de la
crítica poscolonial. Expone el racismo que radica de esta obra, un racismo en el que a la
cultura occidental se le otorga el estatus de privilegio dentro del canon occidental.
La literatura colonizadora ven a las personas colonizadas como una amenaza para ellos
mismos y para el mundo civilizado si se las deja “desatendidas”. Así, debido a la
marginación del colonizado, surge la alineación colonial. Por lo tanto, el colonialismo
conduce a la alienación del nativo a su propia tierra.
Objetivos de la Crítica Postcolonial[editar]
La crítica poscolonial busca:
- Describir los mecanismos del poder colonial, recuperar las voces subalternas excluidas o
marginadas y teorizar las complejidades de la identidad colonial y poscolonial, la
pertenencia nacional y la globalización.
- Recuperar el pasado de las colonias, ya que se encuentra devaluado por la ideología
colonialista
- Encontrar discursos intelectuales alternativos basados en sus propias voces.
- Examinar la representación de otras culturas
- Mostrar cómo la literatura no dice nada sobre asuntos de imperialismo y colonialismo
- Plantear la cuestión sobre la diversidad y la diferencia cultural
- Celebrar la cultura política perteneciente a más de una cultura
- Afirmar que la marginalidad, la pluralidad y la "otredad" son fuentes de energía y pueden
potencialmente cambiar
- Poner énfasis en la identidad como inestable y que puede cambiar
Autores postcoloniales[editar]
Dentro de la crítica postcolonial se encuentran autores como:
- Homi K. Bhabha
- Stuart Hall, La cuestión poscolonial (1996)
- Edward Said, Orientalismo (1978)
- Joy Kogawa, Obasan (1981)
- Bill Ashcroft, The Empire Writes Back (1989)
Crítica Postmodernista[editar]
Dentro de la crítica postmodernista, hay diferentes puntos de vista: la del lector, la del texto
y la del autor. Cada una representa diferentes construcciones de la realidad, por lo tanto,
puede haber múltiples conciencias. La teoría de la recepción se centra en la impresión del
lector sobre el libro. Destacan críticos como Hasserl, Sartre, Heidegger, Hirsch, Wiser,
Stanley y Levi- Strauss.
También hay una relación entre Postmodernismo y la Deconstrucción: destacan autores
como Roland Barths, Michael Foucault y Jacques Derrida. Lyotard Baudillard concluyó con
la idea de que no ya no hay una realidad porque creemos en cosas que ya no son
verdaderas, pero creemos que lo son (Hiperrealismo)
Según el Estructuralismo, la cultura nos crea a nosotros. El lector puede deconstruir el
texto y crear una nueva realidad, una nueva cultura.
Las raíces del Postmodernismo también se encuentran en el Existencialismo el cual
postula:
- La existencia precede al conocimiento.
- Los hombres crean todos los significados
- Hay un sentimiento inherente de alienación, angustia y ansiedad.
- Concepto nietzscheano de que los hombres deberían alzarse de las ruinas
- La filosofía del Postmodernismo es el nihilismo, lo absurdo y la desesperación
El precursor del Postmodernismo: la literatura modernista:
- Ponían énfasis en el impresionismo y la subjetividad
- Había una tendencia hacia la reflexividad y la autoconciencia
- Obsesión con la psicología del yo
- Rechazo a las teorías estéticas tradicionales
- Lenguaje experimental
Teoría postmodernista[editar]

Teoría de la recepción:
 l significado comienza con el lector, no con el autor ni con el texto
 -Necesitamos abrirnos a los fenómenos del texto
 Leer es una experiencia “espiritual” que puede conducirnos a un sentido
 Leer nos permite conectar con “la historia, esencias y tradiciones”
 Los lectores somos co-socios del autor
 Para Husserl, leer es un proceso intuitivo
 Jean Paul Sartre considera que la recepción de los lectores sobre los libros forma
parte de la propia ob
 Martin Heidegger no coincide con la opinión de Husserl (sujeto transcendental capaz
de conocer a través de la intuición), cree que el lenguaje forma parte de la sociedad,
su idea fundamental es que es la cultura nos construye
 Hirsch le da importancia a la intención del autor y piensa que el lector debe reconstruir
lo que el autor ha escrito.
 Wolfgang Iser le da importancia al papel del lecor como co-socio. El lector aporta
conocimiento y experiencias al encuentro literario.
 Levi- Strauss: Post Estructuralismo: Entendemos el mundo a través de conceptos
binarios. Todas las culturas organizan el conocimiento mediante pares binarios y
gracias a ellos, la gente puede creer en contradicciones.
Hermenéutica[editar]
El nombre proviene del dios griego Hermes. Todas las interpretaciones consisten en el
diálogo entre el presente y el pasado.Gadamer considera que todas las interpretaciones
son situacionales y limitadas por criterios relacionados con la historia de cada cultura. Así,
es imposible conocer el texto tal como es.Roland Barthes dijo que “el autor está muerto”.
Así, hay una transición entre Estructuralismo y Postestructuralismo. Roland Barthes fue
uno de los primeros en analizar la manipulación de la realidad a través del consumismo y
los medios de comunicación El lector “produce” un texto en sus propios términos, forjando
significados a partir de “lo que ya se ha leído, visto, hecho y vivido.Se puede interpretar la
literatura desde muchos puntos de vista.
Teoría literaria postmodernista[editar]

 No es una escuela unificada, sino un grupo de posiciones teóricas


 Discurso auto reflexivo que es “consciente de la provisionalidad, ambigüedad y
complejidad y complejidad de las interrelaciones entre los textos y sus significados”
(Lye)
 Rechaza una visión totalitaria, el concepto esencialista y el fundamentalismo
Definición del Postmodernismo[editar]

 Es una reacción en contra del Modernismo, pero no añoran la historia, el yo, la


religión, etc,
 Es un término que se puede aplicar a varias disciplinas como la antropología, la
psicología, arquitectura, historia, etc.
 Rechazan las narrativas dominantes.
 Considera que el lenguaje es una construcción social que “habla” e identifica el sujeto.
 Tienen un sentimiento de fragmentación del yo
 Hay autores múltiples con múltiples voces conflictivas
 Auge de la literatura electrónica (Blueberries)
Conceptos básicos del Postmodernismo[editar]

 El conocimiento es contingente, contextual y vinculado al poder


 Todas las interpretaciones están condicionadas por la perspectiva cultural y son
mediada por signos. El lenguaje es una construcción social
 La verdad es pluralista y depende del marco de referencia del observador
 Los valores derivan de las prácticas sociales ordinarias, las cuales sufren
manipulación y dominación.
 El observador participa y forma parte de lo que se está observando. Así, hay
performatividad.
Conceptos básicos de la literatura Postmodernista[editar]

 Libertad extrema de forma y expresión


 Rechazo de los límites de la narración y el género
 Autor intruso y autorreflexivo
 Uso de símbolos, imágenes y pastiche
 Colección Electrónica Digital
 Interactividad
 Parodias de meta-narrativa y humor negro
 Conspiraciones y paranoia
 Desapego irónico
 Innovación lingüística
 AmbigüedadMúltiples terminaciones

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