Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Silvia Brusilovsky*
EL PROBLEMA
La experiencia que presentamos forma parte de una línea de trabajo que responde a
nuestro propósito de formar educadores capaces de trabajar con sectores populares de
forma crítica y comprometida. A lo largo de cinco años desarrollamos en la Universidad
Nacional de Luján (Argentina) una experiencia en la que estudiantes de una Licenciatura
en Ciencias de la Educación participaban de un proyecto de extensión universitaria en
educación de adultos. Los jóvenes se desempeñaron como educadores en un proyecto
que incluyó actividades de alfabetización, postalfabetización y educación no formal.
Cumplieron diversas tareas: enseñaron, censaron, realizaron entrevistas, procesaron
información, prepararon material didáctico, audiovisuales, etc.
La formación de educadores capaces de trabajar reflexivamente, con sentido crítico y
comprometido solidaria y coherentemente con la denuncia y solución de situaciones de
injusticia y desigualdad social y educativa, constituye un problema que preocupa a
muchos colegas en todo el mundo, pero que todavía nos trae dificultades cuando
queremos resolverlo en la práctica. Trataremos, por eso, de compartir las características
de este trabajo en el que exploramos estrategias tendentes a romper el papel de agentes
de reproducción que pueden llegar a cumplir los educadores. No tenemos intención
prescriptiva ni de establecer “normativas” pedagógicas; nuestro objetivo es mostrar una
experiencia que pueda contribuir a establecer comparaciones, a elaborar teoría, método
y vías de solución de obstáculos, para facilitar la puesta en acción de los propósitos antes
señalados.
Las condiciones necesarias para avanzar en la formación de educadores reflexivos,
críticos y coherentes en su práctica son diversas. Algunas, como los contextos
sociopolítico e institucional parecen obvias y, a veces, constituyen un obstáculo difícil de
resolver desde un proyecto de formación de docentes. La formación teórica y
metodológica es también una obvia necesidad para un educador crítico. Pero hay otros
factores que resultan menos visibles y no siempre atendidos que deben y pueden ser
considerados en los procesos de formación. La hipótesis que orientó nuestro
trabajo confirmada a través de investigaciones y en nuestros muchos años de
experiencia docente es que la información científico técnica es necesaria pero
insuficiente. Consideramos que en toda actividad educativa está implícita la cultura de
un grupo social. El educador pone en juego muchas veces sin tener conciencia de
hacerlo
contenidos simbólicos de su propia cultura. En su vida cotidiana (Heller, 1977) aprende
esquemas de clasificación, valoración y acción, que constituyen las teorías implícitas, los
presupuestos no siempre conscientes a través de los que percibe y analiza la actividad
escolar sus alumnos, los factores que inciden en su aprendizaje, la situación pedagógica,
las instituciones educativas, la función de la escuela, del profesor, los problemas actuales
de la educación y sus causas, etc. Esos “saberes” se adquieren sin reconocimiento de
sus fundamentos ni de su racionalidad institucional y social y resultan particularmente
eficaces justamente porque no son conscientes.
La posibilidad de explicitar y revisar estos supuestos que orientan la práctica puede
contribuir a que los maestros y profesores trabajen con mayor coherencia y autonomía.
Sabemos que este enfoque ya no es novedad en la perspectiva de la didáctica crítica.
Pero también es ya un lugar común en la crítica a la formación de educadores la poca
persistencia de los conocimientos y las frecuentes incoherencias en su aplicación en la
práctica profesional . Si bien los enfoques socioeducativos críticos que pueden constituir
la bibliografía de programas de estudio ponen el énfasis en la necesidad de desvelar los
supuestos implícitos en las teorías científicas, su solo aprendizaje conceptual no suele
resultar efectivo para producir la revisión crítica de la concepción del mundo de los
estudiantes y para la construcción de una configuración y lo que es más importantede
una práctica diferentes. Si bien la información teórica puede contribuir a problematizar
“el mundo” de otro modo, la experiencia evidencia que resulta insuficiente. Cuando la
teoría se estudia al margen de la práctica y sin mostrar su relación con los marcos de
interpretación anteriores, es probable que los docentes no lleguen a apropiarse de ella
o que mantengan marcos contradictorios de interpretación los de su saber cotidiano y
los teóricos o que el conocimiento cotidiano distorsione el científico, sin cambiar, en
esencia, la práctica profesional (Heller, 1977).
Referencias bibliográficas
APRENDER A COLABORAR
Mario Lodi
Hoy la escuela elemental italiana cuenta con buenos programas, en cuya introducción
se indica como “finalidad la formación del hombre y del ciudadano en el marco de los
principios afirmados en la Constitución de la República”; se basa en las declaraciones
internacionales de los derechos del hombre y del muchacho y trabaja por la comprensión
y la cooperación con los demás pueblos.
En cuanto al niño, se afirma que “el niño, cuando empieza su experiencia escolar, cuenta
ya con un patrimonio de valores y de experiencias relativas a comportamientos
familiares, civiles, religiosos, morales y sociales” y, por tanto, “la escuela realiza su labor
específca de alfabetización cultural partiendo del horizonte de experiencias y de intereses
del niño para concienciarlo de su función dentro de un tejido de relaciones y de
intercambios cada vez mó amplio” y añade: “Estas son las condiciones necesarios para
que todo alumno viva la escuela como ambiente educativo y de aprendizaje”.
Así pues, el niño es considerado protagonista en una escuela donde sus conocimientos
tienen el derecho de expresarse con el mismo interés que el juego. La escuela descrita
en los programas vigentes se presenta, por lo tanto, como alternativa a la tradicional,
en la que había un único profesor y la rica experiencia del niño acumulada durante la
escuela infantil no tenía cabida: el niño tenía que escuchar las lecciones del maestro,
estudiar en un libro de texto igual para todos y repetir.
Hoy esa escuela ya no existe, pero ocurre que, por culpa de la oganización modular que
impone la burocracia escolar y que prevé muchos profesores por cada clase, en vez de
adoptar la organización colectiva, tomando como sujeto dinámico a los niños, los
profesores han realizado para cada asignatura (área) un programa suyo volviendo a
introducir en la práctica la transmisión de las nociones. Ocupados en hacer sus propios
programas, han abandonado las actividades expresivas y creativas porque dicen ya no
hay tiempo para hacer esas cosas. Están fuera de la ley y contra los niños.
Las causas principales de esta situación hay que buscarlas en la preparación que los
profesores han tenido en la Escuela de Magisterio o en la Universidad, donde el trabajo
de colaboración en equipo no existe: se estudia todo en los libros y el aprendizaje no es
nunca proyecto y práctica.
Otra causa ha sido la elección, por parte del ministerio, del tipo de reciclaje de los
profesores que ha sido exclusivamente cultural y no metodológico. En efecto, se ha
puesto al día a los maestros en las diferentes disciplinas pero no en la organización del
trabajo escolar en el tiempo y en el espacio, aunando sus aportaciones para la realización
de proyectos comunes.
Muchos docentes se encuentran actualmente a disgusto porque perciben esta situación
paradójica: les gustaría descubrir al niño auténtico, entero, curioso, feliz, pero en el
laberinto de las disciplinas, el horario, la programación, los exámenes, etc. Podemos
decir que, a veces, por exigencias organizativas se tiene en cuenta todo menos el niño.
Esto ocurre si los enseñantes no cooperan entre sí. La discusión y la búsqueda de
soluciones a los problemas que afectan a la vida de la clase deberían tener la misma
importancia que los que tienen que ver con el desarrollo del programa y la utilización de
los instrumentos. El objetivo a largo plazo, que requiere un itinerario de trabajo, es hacer
de forma que los niños que se encuentran juntos en primero por razones anagráficas, al
final del ciclo elemental constituyan una comunidad con todos los valores positivos que
este término encierra.
Encuentro una similitud entre el momento histórico de los años posteriores a la guerra
en el que surgió el Movimiento de Cooperación Educativa, y hoy día. Como entonces,
también hoy se necesita reconstruir una sociedad recuperando valores abandonados. La
escuela no debe ser ajena a este proceso: si el planteamiento en módulos de los
programas ha contemplado la transmisión de los contenidos y ha dejado al lado al niño
y ha empobrecido a la escuela, los profesores más sensibles pueden introducir en la
escuela el sentido de la participación y de la socialidad. En la escuela los niños pueden
aprender a vivir cada día como ciudadanos libres y responsables.
A la filosofía del consumismo y de a ver quien llega antes podemos contraponerle la
colaboración, la cooperación y la solidariedad.
Si conseguimos colaborar con nuestros colegas, conseguiremos crear también para los
niños ese clima ideal en el que se verán a ellos mismos como protagonistas, a los demás
como amigos y las diferencias como enriquecimiento.
El significado que tiene esta palabra hoy día va, pues, más allá de la práctica didáctica
porque aprender, ya desde los primeros años de escuela, a colaborar y a considerar a
los demás como amigos, es construir una actitud moral, positiva, que me gusta describir
con las palabras de Bruno Ciar¡: “El niño que hace suyas las finalidades de su grupo, de
la comunidad de la clase, ya ha conseguido una importante expansión moral; estará
preparado y dispuesto a identificarse con grupos o comunidades más amplias, hasta
abarcar los fines supremos de la comunidad humana”.
EL TEXTO LIBRE
Giancarlo Cavinato
Entre las técnicas Freinet el Texto libre es la más conocida, más utilizada, aunque
también, probablemente, la más vilipendiada y con frecuencia arrinconada cuando se
buscan nuevas teorías y legitimaciones de la escritura.
En Italia en el curso de los últimos 25 años nunca se ha realizado un ciclo completo de
experiencias y reflexiones. Quizás Aldo Petini ha sido uno de los últimos tenaces
defensores de la originalidad y eficacia de esta práctica y de su perfeccionamiento a
través de la “puesta a punto”.
Por lo tanto, encuentro estimulante la lectura del trabajo de investigación con 200
alumnos de uno y otro sexo, en clases de diverso nivel, realizado por Pierre Clanché en
escuelas de ambientes varios, en Francia. Clanché se profesa lector de Barthes, que en
los años 60/70 publicaba “Sade, Fourier, Loyola” y “El placer del Texto”, desarrollando
la hipótesis que, si desde siempre los enseñantes se han ingeniado a introducir la
literatura en la escuela, el texto libre permite transformar la escuela en un espacio de
producción, que facilita la entrada en la literatura: hipótesis, a lo que parece, es com-
partida por el propio Roland Barthes.
Una de las intuiciones centrales de Freinet es la introducción progresiva y razonada de
técnicas radicalmente nuevas en clase, practicadas no en momentos extra, relajantes,
sino como núcleo propio de la práctica escolar, la cual conduce, por los efectos que
induce en el comportamiento individual de los alumnos y en el clima de la clase, a un
continuo cuestionamiento del funcionamiento de la institución escolar y las modalidades
de apropiación del saber.
La Pedagogía Freinet parte del principio según el cual no debe haber diferencia, en el
proceso de adquisición, entre los conocimientos que el niño conquista en su ambiente
natural (andar, hablar, montar en bicicleta...) y los que adquiere en el ambiente escolar.
Al método denominado “escolástico”, que determina previamente las situaciones de
trabajo específicas de la institución escolar totalmente distintas de las situaciones reales,
Freinet opone un método natural que afronta situaciones operativas no específicas de
la institución escolar, en relación directa con la vida cotidiana del niño o niña. En el
transcurso de su historia, la escuela ha producido un tipo de técnicas de trabajo siempre
apartadas de los métodos naturales de acceso al conocimiento, entre ellos la copia, el
dictado, el tema,... La originalidad de Freinet consistió en proponer, a todos los actores,
sumergirse en el uso de materiales e instrumentos concretos: “Nunca diremos: practicad
el método del texto libre, sino procuraos instrumentos para la impresión en la
escuela, practicad el método de los centros de interés, y también constituid una
rica biblioteca de trabajo, integradla con ficheros, organizad salidas para visitar y
conocer...”
En tanto organización de trabajo, radicalmente nueva la Pedagogía Freinet asigna un
lugar destacado a los instrumentos. En primer lugar, los instrumentos materiales:
imprenta, registros, grabados, documentación, talleres. Pero también instrumentos
sociales: correspondencia interescolar, responsabilidad en los talleres, consejo de la
cooperativa, etc. La importancia de estos últimos ha sido puesta en evidencia por los
trabajos de R. Lafitte, F. Oury, A. Vázquez.
La Pedagogía Freinet es una pedagogía del acontecimiento. La fórmula “abrid la
escuela a la vida” sería un slogan demagógico si no se tradujera en una práctica
pedagógica objetivada en tácticas y actitudes. La escuela tradicional, como todo sistema
cerrado, es contraria a los acontecimientos imprevistos. Los sucesos, identificados con
el rumor, la eventualidad, el desorden, se dice que son incompatibles con la progra-
mación secuencias del aprendizaje.
Pero, ¿qué es un acontecimiento para un menor? Puede ser el nacimiento de un
hermanito, pero también un juguete nuevo, la perra que va a tener descendencia, un
regalo que le hacen, la enfermedad de la abuela, el incidente visto mientras camina
hacia la escuela... En vez de considerarlos perturbaciones como lo son efectivamente
en una programación cerrada de un trabajo que desarrolle la circulación informativaestos
acontecimientos, en ciertas condiciones, pueden ser considerados motivadores del
trabajo cooperativo. Elisa Freinet ha mostrado como, históricamente, la transformación
del acontecimiento perturbante en motivador había tenido un efecto decisivo en la
práctica pedagógica de Celestin Freinet. El nacimiento de un lagarto en lugar de echarle
de la legitimidad escolar, se escribía en la pizarra para constituir la lección de lectura.
Tales acontecimientos no pueden ser motivadores si los instrumentos y la organización
pedagógica no los acogen. Estos son, entre otros la conversación libre, el consejo de
cooperativa, el texto libre. Con ellos el hecho ocurrido no se excluye, sino que
socializándose contribuye a socializar el pensamiento y el deseo del niño o niña. En el
curso de su análisis contribuye a una diversificación y a una implicación de toda la clase.
Esta permeabilidad ante el acontecimiento es uno de los criterios básicos de la Pedagogía
Freinet. Invariante fundamental es la cooperación, que sustituye totalmente a la
competición, que tanto desarrolla la escuela tradicional. En una página de los “Dichos de
Mateo”, Freinet parangona a los alumnos con los corredores del “Tour” de Francia. Para
la mayor parte de los corredores no es la clasificación final lo que cuenta, a excepción
de unos cuantos privilegiados. Encabezar en algún momento el cortejo satisface su
propia estimación. La carrera no tendría sentido si no permite que en algún momento se
sienta el calor del éxito y de la gloria. Haced de modo que cada uno de vuestros escolares
pueda, en algún momento hallarse a la cabeza del grupo y exceler en alguna de las
múltiples tareas que la escuela moderna ofrece a sus discípulos... Os será fácil encontrar
una función importante para cada una de vuestras alumnas y alumnos.
La necesidad de la emulación y del control valutativo no son de hecho infravalorados por
la Pedagogía Freinet, que instituye modalidades positivas de control del trabajo y de la
adquisición: planes de trabajo, ficheros auto correctivos, valoración cooperativa del
trabajo, ....
¿Cuáles son las condiciones que permiten hablar realmente de una practica del texto
libre?
No hay ninguna práctica que pueda subsistir aislada en el espacio y en el tiempo. Debe
formar parte de una serie de prácticas reagrupadas bajo la denominación de “expresión
libre”. Incluye la expresión gráfica (dibujo, pintura), la escritura, la música, el juego
dramático, la mímica, la danza y... el texto libre. Estas diversas formas de expresión
actúan entre sí estrechamente en la práctica cotidiana de la Pedagogía Freinet. Ellas se
motivan entre si:la música puede motivar el texto libre, el texto libre motivar la pintura...
Freinet siempre afirmó que el texto libre no podía desarrollarse y enriquecerse sin la
condición adecuada de ser puesto en relación con otras actividades expresivas.
Y concediendo a la escritura su “status” de medio privilegiado, exclusivo, de la
expresión que de hecho la libera . Si tal práctica no se acompaña de otras prácticas
expresivas, inexorablemente la producción se reduce rápidamente o queda limitada a la
estereotipia.
Referencias Bibliográficas