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el cristiano de hoy
Ambiente preparado
2 Quiza mas que editar todas las obras convendrfa hacer antologfas de textos, coma en al-
!
gunas partes se va haciendo, sobre temas concretos y candentes de hoy. La publicaci6n de las
obras de los Padres agrupados por temas, seria el camino 6ptimo a seguir: por ejemplo, el
encuentro con Dios, la celebraci6n de la Eucaristla, la atencl6n a los pobres, la justicia social
y la caridad, la Iglesia y el Estado, Cristo y el hombre, las costumbres cristianas en cada une
de los siglos, etc. En este terreno caben todas las posibilidades. Se corre el riesgo, sin em-
bargo, de confeccionar antologfas con fines demasiado dogmaticos 0 apologéticos, cuando serfa
mucho mas interesante que tuvieran en cuenta las exigencias esplrituales deI creyente de hoy.
Algo de todo esto ha realizado JosÉ VIVES, Los Padres de la Iglesia, Barcelona, Herder, 1971.
294 DANIEL DE PABLO
necesarias como introducci6n para que los personajes no queden tan le-
janos y para que el hombre aparezca junto al escritor y su ambiente y asi
su lectura sea mas atractiva y eficaz 3.
El c6ma tenemos que leer a los Padres es quiza de mucha mas impor-
tancia que el parqué. Me voy a central' aquî en una serie de "criterios" que
el lector puede tener como guîa en su lectura. Si la pregunta del porqué
es indicio deI interés que existe pOl' leer a los Padres, la cuestiôn deI
cômo es es'encial para que la primera pregunta sea eficaz. No obstante,
reconoeemos que es puramente periférica, de orden pragmatico y meto-
dolôgico.
- En conformidad con 10 dicho, se deben le el' los Padres no sôlo
como simples intelectuales, ni siquiera como meros teôlogos, sino como
auténticos transmisores de la fe, como si fuésemos a beber el agua de la
revelaciôn en canales limpios y primarios. Sus obras contienen la sabidurîa
en sentido técnico cristiano, mas que la ciencia en sentido filosôfico. La
ciencia, sobre todo la religiosa, se haee sabidurîa mediante la gracia de
Cristo. Sôlo las aImas cristianas que se dejan dominar pOl' el Espîritu, son
capaces de traspasar la letra de la revelaciôn y comunicarla en plenitud.
Estos son los Padres de la Iglesia. Por eso ellos abren camino en la ciencia
religiosa.
296 DANIEL DE PABLO
• Por 10 que a obras en espauol se refiere, son recomendables las siguientes: EUSEBIO DE CE·
SAREA (263·339), Historia eclesidstica, trad. de Luis de Câdiz, Buenos Aires, Editorial Nova, 1950.
Desde hace auos las BAC viene anunciando una traducci6n y publicaci6n de esta obra de! «Pa·
dre de la historia eclesiâstica» y no termina de salir a luz publica. KARL BAus, Manual de his·
toria de la Iglesia (de H. JEDIN). l, Barcelona, Herder, 1966. J. DANIELOU·H. 1. MARRou, Nueva
historia de la Iglesia, l, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1964. ALBERT EHRHARD, Historia de la
Iglesia, I·II, Madrid, Ediciones Rialp, 1962. BERNARDINO LLORCA, SJ, Historia de la Iglesia, l,
4.- ed., Madrid, BAC, 1964. J. QUASTEN, Patrologla, l, Madrid, BAC, 1961; II, 1962.
LECTURA DE LOS SANTOS PADRES 297
tados como un grupo religioso independiente. El ano 64, bajo Nerôn, co-
mienza el periodo de las persecuciones violentas organizadas y provocadas
por leyes imperiales. Es verdad que el ûnico emperador que puede ser
considerado como perseguidor de la Iglesia es Nerôn (54-68), quien dicta
normas contra la Iglesia. Los demas emperadores tenidos por perseguido-
l'es en esta época (Domiciano (81-96), Trajano (98-117), Adriano (117-138)
y Antonino Pio (138-161)), no hacen mas que interpretar la ley general
que tiene su origen en Nerôn y sus con se jeros. En suma, la Iglesia de
cara al paganismo vivîa en una lucha latente que a veces se hacia vio-
lenta.
- Sus relaciones con el judaismo tampoco eran envidiables. Si los
judîos deI tiempo de Cristo no le aceptan como Mesîas, después de su
muerte promueven motines populares contra los cristianos, sobre todo
cuando se percatan que no colaboran con ellos en la lucha armada contra
Roma, que tenninô en dos ocasiones con la destrucciôn dei templo bajo
Vespasiano (ano 70) y de Jerusalén bajo Adriano (anos 132-134). La
Iglesia naciente sabe que las sinagogas de los judios, sobre todo en la
diaspora, son "semilleros de su infamia" y "el origen de las persecucio-
nes" (Tertuliano).
- Pero el peligro deI judaismo en cuanto ideologia religiosa quedaba
agazapado en el seno mismo de la Iglesia. Los judaizantes son los judios
convertidos al cristianismo que querian compaginar el Evangelio con la
ley de Moisés. El concilio de Jerusalén deI ano 49 zanjô la cuestiôn te ô-
rica, pero la tendencia era mucho mas vital y asi pudo zigzaguear clan-
destinamente en las comunidades ma:tas de Jerusalén, Egipto y Asia Me-
nor. La concepciôn cristiano-semitica y cristiano-helénica se enfrentan en-
tre si. De ahi la importancia que tienen los autores de este perîodo, que
no son de raza judia y si griegos par cultura, como son Clemente y Her-
mas, romanos; Ignacio, sirio; Policarpo, de Asia Menor; el autor de la
Epîstola a Bernabé, egipcio. Ciertamente los tres grandes Padres aposto-
licos conocidos por nombre propio -Clemente, Ignacio y Policarpo-
provienen los tres deI paganismo. Los escritos de esta época nos hacen
asistir a la lucha entre ambas tendencias y demuestran la victoria deI
cristianismo helenizante.
- Un analisis de la Iglesia considerada en su misma entrana, nos
descubre cosas sorprendentes en esta época. Generalmente se tiene una
vision muy romantica de la Iglesia primitiva, visiôn alimenta da mas por
el sentimentalismo que por los documentos que hacen historia. Segun esta
visiôn la Iglesia en sus primeros siglos habria sido una Iglesia pura, toda
hermosa por ser la esposa de Cristo. Después, pOl' la incuria de los hom-
bres barbaros y sobre todo por la ingerencia de Constantino, se desequi-
librô. La realidad fue otra. En la Iglesia primitiva existieron conjuntamen-
te grandezas y miserias coma en la nuestra. Por ejemplo, hubo divisiones
300 DANIEL DE PABLO
los testigos mas cercanos a Cristo coma son los apôstoles; de ahi la pri-
mada que dan a la persona de Jesûs.
Son sobre todo los obispos Clemente de Roma e Ignacio de Antioquia
los grandes enamorados de la persona y la obra de Jesûs. S. Clemente
parte de la mas radical: la justificaciôn pOl' la fe. "Tampoco nosotros, que
fuimos par su voluntad llamados en Jesucristo, nos justificamos pOl' nues-
tros propios méritas, ni par nuestra sabiduda, inteligencia y piedad, 0
par las obras que hacemos en santidad de corazôn, sino par la fe, par la
que el Dias omnipotente justificô a todos desde el principio" 7. Pero es
una fe que no exc1uye las buenas obras (33, 1). Jesucristo nos redime con
su sangre, y par eso el cristiano tiene que tener su mirada puesta en
ella (7, 4). "Reverenciamos al Senor Jesûs, cuya sangre fue derramada par
nosotros" (21, 6). El es el camino para aIcanzar nuestra salvaciôn (36,
1-2). Es el ejemplo de humildad, su persona pertenece a los humildes, y
pOl' eso el cristiana tiene que imitarIe en esta virtud (16, 1-2; 16, 17).
Dias nos lleva par Cristo de las tinieblas a la luz (49, 1-2). Propane a los
corintios, divididos pOl' las envidias y emulaciones, que ejerciten la caridad
acordandose de que todos los creyentes son un cuerpo en Cristo, y asi
eviten las divisiones en la fe (48, 1-2).
S. Ignacio de Antioquia es mucha mas mistico, y todas sus paginas
estan llenas de lirismo; pero es hablando de Cristo donde su pluma ad-
quiere las mas ricas tonalidades de mistica grandeza. Dice coma Pablo de
Tarso que su vivir es Cristo deI que nada sera capaz de separarIe 8. Sôlo
El merece sel' imitado 9. "Sôlo una cosa importa: que nos hallemos en
Jesucristo para el verdadero vivir" 10. Previene a los cristianos para que
superen las formas judaizantes de su vivir cristiana porque ya fueron su-
peradas en Cristo: "Absurda casa es llevar a Jesucristo en la boca y vivir
judaicamente" 11. Su prosa adquiere acentos dramaticos cuando defiende
la corporeidad real de Cristo y la divinidad deI Verbo Encarnado contra
docetas y ebionitas. Previene a los cristianos para que desechen estas he-
rejias que destruyen la persona de Cristo 12. Lo importante para él es que
7 Carta a los corintios, 32, 4. Editada pOl' D. RUIZ BUENo, Padres apost6Ucos, Madrid, BAC,
1950, pp. 177·238. S. Clemente fue el tercer sucesor de S. Pedro en la secte primada de Roma.
Se le ha atribuido una carta a la iglesia de Corinto, escrita después de la persecuci6n de Do·
miciano (anos 95·96) con el fin de apaciguar una sedici6n que habla surgido en aquella iglesia.
Interviene coma obispo de Roma, con autoridad, y es una bellisima exhortaci6n a la vida cris·
tiana turbada alli pOl' las pasiones de los cristianos.
8 Carta a los efesios, 3, 2. Editada, como todas las cartas de S. Ignacio, pOl' D. RUIZ BUENO,
Padres apost6licos, pp. 447·502. A. S. Ignacio no le conocemos mas que a tmvés de sus cartas
y es una de las mayores glorias de la antigua Iglesia. Ejemplar coma obispo, coma hombre,
como martir, auténtico «portador de Dios», coma él gusta llamarse en el encabezamiento de
todas sus cartas. Se conservan siete cartas a otras tantas iglesias locales que encontr6 en su
camino hacia el martirio desde Antioqula de Siria hasta Roma. Son documentos exhortatorios
al martirio y a todas las virtudes cristianas; estan escritos pOl' un hombre de fuego, pero lleno
de humanidad. Muri6 hacia el ano 110. Sobre S. Ignacio puede leerse: VIRGINIA CORWIN, St. Ig·
natius and Christianity in Antioch, New Haven, Yale University Press, 1960.
9 A los efeslos, 10, 3.
10 lb., 11, 1.
11 A los magnesios, 10, 3.
302 DANIEL DE PABLO
L
LECTURA DE LOS SANTOS PADRES 303
20 A los tralianos, 2, 2.
21 A los eleslos, 6, 1.
22 A los trallanos, 3, 1; a los esmirniotas, 8, 1·2.
23 S. Clemente a los corintios, 42, 1-5.
24 lm., 46, 1-9.
2S 15, 1-2. Editado por RUIZ BUENo, en Padres apostàlicos, pp. 77-94. La Didaché 0 Doctrina
de los doce apostoles es una obra bien conocida de la antigtiedad cristiana, tenida también
algùn tiempo como libro inspirado. Es un libro muy importante debido a su antigtiedad, que
algunos colocan, al menos algunas de sus partes, entre los ano 50 y 70. Es de autor descono-
cido, pero refleja mas bien ambientes palestinos y sirios de tendencias judaizantes. Se perdio
su pista durante muchos siglos hasta que el ano 1875 fue descubierto en una biblioteca de
Constantinopla por Filoteo Bryennios y publicado por él mismo en 1883. No obstante la bre·
vedad dei escrito, polarizo en seguida la atencion de los especialistas de la Iglesia primitiva.
Parece sel' un libro de catequesis e interesa por 10 pragmatico, ya que viene a ser un esquema
de moral y de litUl'gia, trasmitiéndonos practicas y ritos cristianos tal como eran practicados
pOl' una comunidad de creyentes dei siglo 1. Sobre la Didaché pueden leerse, St. GIET, L'énigme
de la Dichaché, Editions Ophrys, 1970; J. P. AUDET, La Didaché, instructions des Ap6tl'es,
Paris, Etudes Bibliques, 1958.
26 Didaché, 11, 1-12.
304 DANIEL DE PABLO
y viudas, a los j6venes, dhlconos y presbiteros 29, 10 mismo que a todos los
cristianos en general (cap. 10).
Lo mismo S. Clemente romano quien apela a la santidad, al cumpli-
miento de las virtudes que tienen que practicar los bautizados para sel' el
pueblo santo que Dios quiere 30. En concreto aconseja la humildad, la
obediencia, la mansedumbre y la penitencia 31. El martir Ignacio apela a
la dialéctica deI ejemplo para convertir a los que no creen en nuestro
Dios 32.
Pero el que se lleva la palma de moralista cristiano en estos primeros
anos es Hermas. Toda la segunda parte de la obra -los 12 mandamieni-
tos- no son mas que una recopilaci6n de 10 que tiene que sel' un cris-
tiano en el mundo. Lo mismo digamos de las cinco primeras comparacio-
nes 33. Es un resumen de la moral cristiana, donde aparecen las virtudes
mas espectaculares y las mas sencillas. Es el vivir cotidiano de un cristiano
en el mundo el que esta en juego en estas paginas escritas pOl' un cristiano
comûn deI siglo II.
Parte integrante de este vivir cotidiano en cristiano es la oracion. Ya
hemos aludido a la oraci6n pOl' la Iglesia univers al que el cristiano realiza
durànte la celebraci6n de la Eucaristia. La misma Didaché insiste también
en la oraci6n persona!. Tres veces al dia quiere el piadoso autor de este
escrito que el cristiano levante su coraz6n a Dios con la oraci6n deI Se-
nor (8, 2-3). El gran obispo Policarpo exhorta a oral' pOl' todos los hom-
bres 34, y él mismo dio c1arisimo ejemplo de caridad cristiana orando pOl'
todos, momentos antes de sufrir el martirio 35. Pero donde la oraci6n cris-
tiana adquiere cotas de grandeza insuperable en este tiempo es en las
oraciones de S. Clemente al final de su carta (/) los romanos. Oraci6n de
alabanza, de sûplica pOl' todos los necesitados, y, 10 que es mas inverosl-
mil, pOl' los mismos gobernantes a la saz6n perseguidores de la Iglesia 36.
De la penitencia que el cristiano tiene que hacer después de hab el'
pecado escribi6 ampliamente Hermas en su Pastor. Practicamente todo el
libro esta orientado en esa }inea. El fue el que impuso coma norma en la
Tglesia de entonces, permaneciendo en vigor hasta el siglo VII, la peniten-
cia ûnica para el pecador, condicionado sin duda alguna pOl' el ambiente
escatol6gico, y contra algunos doctores que negaban hasta ese ûnico re-
curso al cristiano pecador 37.
Si queremos ver una brillante apologia deI martirio tendremos que
acudir a Ignacio de Antioquia. Toda la Carta a los romanos respira de-
29 Carta a los filipenses, 4-6.
30 Carta a los corintios, 21, 1·8; 30, 1·6; 37, 1-5.
31 lb., 7-19.
32 A los efesios, 10, 1-3.
33 Cf. en RuIZ BUENO, O. C., pp. 971-1023.
34 Carta a los filipenses, 12, 3.
3S Martirio de S. Policarpo, 14. Cf. en RUIZ BUENO, Padres apost6lieos, p. 682.
36 Cf. cap. 59-61.
37 Visi6n II, 2, 4-5; mandamiento IV, 3.
306 DANIEL DE PABLO
seos de morir para estar con Cristo; desea con ansia el martirio, pero no
sabe si es digno de é1 38 •
Asi poddamos continuar con otras virtudes cristianas: la fe y la cari-
dad, "principio y fin de la vida", seglÎn S. Ignacio 39; la correccion fra-
terna, que "es buena y provechosa" 40; Clemente romano ha cantado a
la caridad con palabras dignas de S. Pablo (49, 1-6).
La espera dei Sefior. Que el Serror estaba para llegar de un momento
a otro era un convencimiento univers al de los cristianos de esta primera
generacion. Sin embargo, no era la suya una espera angustiada, sino con-
fiada y tranquila. Esperaban al Serror triunfante con la misma sencillez
con que esperaban la muerte. La intencion de estas escritos es incitar al
cristiano a bien vivir, porque la hora deI Senor esta cerca 41.
raI del helenismo. Son los primeros teologos no profesionales, sino puros
diletantes en teo1ogîa, de ahî que su obra desde el angulo de la teologîa
quede algo resentida.
A mbiente-circunstan te
""--
308 DANIEL DE PABLO
44 Contra la falsedad de las religiones paganas han escrito todos los apologetas; ver, pOl'
ejemplo, Aristides, fil6sofo cristiano de Atenas, que escribi6 una Apologia hacia los aiios 124-
126, cap. 1-14. Contra la cultura griega en general 0 de su dependencia de la judeo-cristiana
hablan: Taciano, Discurso contra los griegos, cap. 21-30; Te6filo de Antioquia, en Los tres libros
a Aut6lico, Iibro III, cap. 16-30; Justino, Apologfa l, cap. 44 y 59. Ademas, Justino admite que
todo 10 bueno que existi6 en el mundo antes de Cristo se realiz6 pOl' influjo dei Verbo de Dios
y pOl' 10 mismo todos los que han vivido en conformidad con el Verbo son cristianos antes
de Cristo, ib., cap. 46. También Justino habla contra el judaismo en el Didlogo contra Triton.
Todas estas obras han sido pUblicadas pOl' RUIZ BUENO, en Padres apologistas griegos.
LECTURA DE LOS SANTOS PADRES 309
50 Te6filo de Antioquia, Los tres libros a Aut6lico, II, 34; Atemigoras, Suplica en favor de
los cristianos, 31.
51 Apologia J, 14 Y 25.
52 Justino, Apologia J, 15, 6; Atenàgoras, Suplica, 33. Una descripci6n realista de las abo-
minaciones de los gentiles, la tenemos en Justino, Apologia J, 27; Atenagoras, Suplica, 32 y 34.
53 Arfstides, Apologia, 15-16 (mejor en la versi6n sirfaca, ed. de la BAC, pp. 144-146; Te6filo,
Los tres libros a Aut6lico, III, 13-15. También, sobre algunas virtudes cristianas, Atemigoras,
Suplica, 11-12_
54 La obra esta escrita pOl' un cristiano -algunos dicen que pOl' el apologista Cuadrato-
y dirigida a un pagano de alto rango social, Diogneto_ Es un breve escrito estructurado segûn
las leyes de la apologética clasica. Ha sido publicado pOl' RUIZ BUENO, entre los Padres apos-
t61icos, ed. citada de la BAC, pp. 845-860.
55 Cf. Apologia J, 61 Y 65-67.
LECTURA DE LOS SANTOS PADRES 311
una idea la que hace actuales a los martires y a las obras que nos narran
sus gestas .
.-:.. Son documentos que se transmitian de unas iglesias locales a
otras para mutua edificaciôn de la fe, y se 1eian en pûblico en la celebra-
ciôn de la Eucaristla junto al sepulcro de los martires. Han tenido, pues,
una funciôn pedagôgica inigualable. Por ejemplo, la Iglesia de Liôn escri-
bia al enviar las actas de los martires de aquella iglesia: "Los siervos de
Cristo que habitan coma forasteros en Viena y Liôn de la Galia, a los
hennanos de Asia y Frigia que tien en la misma fe y esperanza que noso-
t1'OS en la redenciôn" 56.
- Las Actas son documentos que contienen bien sea la vida completa
o los ûltimos hechos de la vida de un martir. Son de muy diversa especie
y valor. Aigunas son actas auténticas, 0 sea, copia de las actas notariales
o procesos verbales deI juicio desarrollado ante un tribunal romano contra
tales cristianos. En principio eran notas estenogrâficas tomadas en el mo-
mento mismo deI juicio. Son documentos de extraordinario valor para el
historiador de la Iglesia y de la espiritualidad. Desgraciadamente se con-
servan pocas de estas actas. Otras, son elaboraciones cristianas realizadas
sobre los documentos originales, escritas por testigos oculares 0 contem-
poraneos; éstos son los famosos Passiones 0 Martyria. Contienen algûn
elemento biogrâfico y sobre él se elabora toda la vida deI martir. Final-
mente, las hay totalmente fabulosas y fantasticas, en las que se puede
dudar hasta de la existencia misma deI martir. Aûn en el peor de los casos
estas Actas significan mucho para el cristianismo de hoy. Lo que tiene
que hacer el lector es no tomar coma historia algo que se le da coma
novela religiosa, es decir, algo que originariamente estuvo escrito para
edificaciôn de los lectores. Un ejemplo entre tantos coma se podian aducir
para demostrar esta idea 10 constituyen las frases finales deI piadoso autor
deI martirio de san Apolonio: "Ea, pues, hermanos fortificando nuestra
alma para la fe con sus gloriosas hazanas, constituyamonos amadores de
tanta gracia, por la misericordia y gracia de nuestro Senor Jesucristo ... " 57.
El ambiente suele ser veridico y como ambientaciôn de la mentalidad de
la época pueden servir, 10 mismo que para descubrir la espiritualidad deI
martirio.
56 Actas de los martires, edici6n preparada pOl' D. RUIZ BUENo, Madrid, BAC, 1951, p. 327.
También la iglesia de Esmirna manda el martirio de S. Policarpo {(a todas las iglesias cat6li-
cas», ib., p. 265.
57 En Actas de los martires, p. 373.
312 DANIEL DE PABLO
fesi6n detallada de su fe, que se centra sobre todo en la idea de Dios uno
y Trino, creador de todas las cosas, ûnico Dios verdadero, 0 a la afirma-
ci6n de que la doctrina cristiana es la ûnica verdadera 59,
Por otra parte, los martires confiesan que sacrificar a los idolos cum-
pliendo las leyes de Roma es apostatar de la fe y aceptar la propia con-
denaci6n, Por eso en buena 16gica prefieren morir, aûn en el tOl'mento
mas atroz, antes que apostatar, Todo esto no se explica sin una fe viven-
cial, que es al mismo tiempo una victoria sobre el imperio y sus îdo-
los 60,
La idea de Dios esta unida a la idea de la inmortalidad deI alma y la
vida eterna que esperan conseguir después de la muerte, Es el m6vil
principal: disolverse en la muerte para estar con Cristo, Para el martir
morir es "ir al padre", El martirio es para ellos un camino, un instrumen-
ta para conseguir la vida eterna, en la que creen sin ningun género de
dudas, y de cuya existencia intentan convencer a sus verdugos, La espe-
ranza en la vida perdurable esta vinculada a la idea de la resurrecci6n;
segûn esta, morir no es de jar de existir completamente, sino esperar una
resurrecci6n de vida 61,
La mas expectacular de las Actas es su continuo recurso a Cristo, Se
podia pergenar una incipiente cristologia vivencial, ûtil también para el
hombre de hoy, recorriendo estas paginas sangrantes de las Actas, Cristo
es todo para el martir. No s610 una persona en quien creer, a quien adorar
coma Hijo de Dios y con el que encontrarse después de la muerte, sino
el ejemplo imitable en su pasi6n y muelte salvadora -de hecho el martir
se cree partîcipe de los méritas salvadores de la pasi6n de Cristo-; es
Cristo el que sufre en ellos; mediante el martirio se hacen discîpulos vivas
deI Senor, de él sacan fuerza para soportar el martirio; cuando estan ante
los tribunales romanos aprovechan la ocasi6n para predicar a Cristo pro-
clamandolo Hijo de Dias 62,
Las Actas también aluden al valor intercesor de la muerte de los
martires en beneficio de los mas flojos en la fe, u ofrecen su vida par la
Tglesia universal 63 ,
La exaltaci6n de la castidad de las virgenes cristianas es algo tan
inmediato, tan repetido, tan evidente en un ambiente hostil que habla pOl'
si misma, Es tanta la estima que los cristianos tienen de esta virtud que
los piadosos autores de muchos Martyria repiten las intervenciones mila-
grosas de Dias para salvaguardarla, Todo esto nos ayuda a seguir la pista
para comprobar el desarrollo que la ide a y la practica de la virginidad ha
59 Cf., entre otros lugares, las siguientes paginas de la edici6n de RUIZ BUENo, Actas de los
martires, Madrid, BAC, 1951: 271, 275, 295, 311, 312, 364, 369, 756, 1002, 1006, 1091, 1152, 1167.
60 Cf., pp. 260, 294, 1053.
61 Cf., pp. 265·66, 287, 315, 355, 652, 660, 950, 977, 1151.
61 Cf., pp. 265, 277, 312, 314, 329, 333, 342, 366, 370, 381, 623, 646, 846, 948-949, 954, _977,
981-984, 1038, 1112, 1153, 1161.
6J Cf., pp. 339, 791.
4
314 DANIEL DE PABLO
Ambientaciôn histôrica
Diversidad de temas
Seria absurdo intentar resumir pOl' temas toda la doctrina de los Pa-
dres de esta época en un par de paginas. Los padres han hablado de todos
los temas relacionados con el cristianismo, con la vida, con las costum-
bres de su época; de la metodologia para ensenar la religi6n a los igno-
rantes y a los sabios; han comentado toda la Escritura, han sido los gran-
des pedagogos de la fe, han escrito y ensenado a su manera; han escrito
de teologia, de moral, de espiritualidad, de historia. En fin, de todo. Sus
obras son un auténtico arsenal de datos, de doctrina, de argumentos, de
vida cristiana. Un lector de hoy, como el de ayer, se encontrara sin duda
316 DANIEL DE PABLO
Conclusion
La unica conclusion acorde con todo 10 que hasta aqui hemos dicho
seria el reafirmar nuestra confianza en la doctrina noble y serena de la
auténtica tradicion cristiana, tal como ha sido expuesta por los Padres.
Ellos son los representantes eximios de una doctrina y testigos de una
vida. Que su doctrina esté desfasada en un porcentaje muy alto, estamos
de acuerdo; que su metodologia en la exposicion de la fe muchas veces
hoy no nos sirve, 10 damos por descontado. Y asi podriamos seguir po-
niendo objeciones de detalle; pero 10 importante es que el cristiano de
hoy sepa discernir 10 transitorio de 10 perenne, 10 doctrinal de 10 viven-
cial, la ensefianza de la actitud cristiana. Esto ultimo es 10 que un lector
cristiano de hoy va buscando y es también 10 que puede encontrar en la
lectura de los Padres y documentos antiguos de la Iglesia. Y no basta
pararse aqui: hay que imitar la actitud de los Padres que estâ centrada
en su mejor parte en el amor generoso a Cristo y supone una concepcion
de la fe llena de dinamismo. Si se capta bien este mensaje, la seleccion
doctrinal le vendrâ a cada uno por afiadidura.
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