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El Poder Judicial en la Constitución de 1999

GUSTAVO U RDA N ET A T R O C O N IS *

IN T R O D U C C IÓ N

Entre los principales tem as, si no el principal, de la agenda de la Asam­


blea N acional C onstituyente que d io com o resultado la C onstitución
aprobada m ediante referéndum el mes de diciem bre de 1999 estuvo, sin
lugar a dudas, el de la reform a del Poder Judicial, considerada necesaria
en los más diversos m edios del país.
El resultado de esas preocupaciones y de los estudios y deliberaciones
correspondientes está recogido en el C apitulo III del Titulo V de la C ons­
titución, dedicado a la organización del Poder Público N acional. Su epí­
grafe ya es dem ostrativo de cam bios: “Del Poder Judicial y del Sistema
de Justicia” : el constituyente quiso dar al tem a un enfoque m ás global
y no lim itarse al tratam ien to de los tribunales, extendiéndose más am ­
pliam ente hacia los diferentes actores que intervienen de algún m odo
en la adm inistración de justicia.
Estas páginas in ten tan p o n er de relieve los cam bios a n u estro parecer
m ás notables introducidos p o r el nuevo tex to constitucional en relación
con este tem a. N uestras reflexiones serán estructuradas en to rn o a los
cu atro aspectos m ás resaltantes abordados en el referido C apítulo III:
en prim er lugar, la diferenciación hecha p o r el constituyente entre Po­
der Judicial y “sistem a de justicia” ; luego, las disposiciones sobre el

*Universidad Central de Venezuela y Universidad Católica Andrés Bello, Profesor. Cor­


te Primera de lo Contencioso Administrativo, Ex Magistrado.
52 2 GUSTAVO URDANETATROCONIS

órgano suprem o del Poder Judicial: el Tribunal Suprem o de Justicia; en


tercer lugar, la previsión constitucional de variadas jurisdicciones espe­
ciales que integran el Poder Judicial, lo cual constituye ciertam ente una
novedad; y, p o r últim o, la nueva fórm ula de gobierno y adm inistración
del Poder Judicial.

I. E L P O D E R J U D IC IA L Y E L S IS T E M A D E JU S T IC IA

El capitulo correspondiente al Poder Judicial es uno de los cinco en que


se divide el T ítulo Y, que la C onstitución de 1999 dedica a la organiza­
ción del Poder Público N acional: uno p o r cada uno de los cinco poderes
-y no tres, com o en las C onstituciones precedentes- que ahora integran
dicho Poder N acional. Sin em bargo, resulta notable que -a diferencia
de los o tro s cuatro capítulos, destinados cada uno a regular el corres­
p on d ien te poder- este C apítulo III no se lim ita a establecer las reglas
aplicables al Poder Judicial, pues está referid o tam bién al Sistem a de
Justicia.
A hora bien, lo que resulta de alguna m anera sorprendente es que en el
articulado de este capítulo no se encuentra definido el Poder Judicial. Los
otro s cuatro poderes que integran el Poder Público N acional son defini­
dos de m anera precisa, señalando cuáles son los órganos p o r m edio de
los cuales cada de ellos es ejercido. En algunos casos, se tra ta de un se­
ñalam iento com pleto y cerrado, com o ocurre con los Poderes Legislati­
vo, C iudadano y Electoral, cuyos órganos son nom inativam ente señala­
dos en el p ropio texto constitucional, lo que conduce a concluir que por
vía legislativa no podría añadirse un nuevo órgano a ninguna de esas es­
tru ctu ras organizativas; en el caso del Poder Ejecutivo, el señalam iento
nom inativo se refiere sólo a los órganos fundam entales del m ism o: Pre­
sidente, V icepresidente Ejecutivo y M inistros, pero se añade una cláu­
sula genérica adicional que faculta al legislador para prever la existencia
de otro s órganos d en tro de este poder.
De m anera similar, la C onstitución de 1961 definía los órganos del Po­
d er Judicial p o r m edio de una fórm ula parecida a la referida al Poder
Ejecutivo: señalam iento nom inativo de la au toridad m áxim a del m ism o
(la C o rte Suprem a de Justicia), con adición de u n a cláusula genérica
abierta al legislador para crear y definir los restantes órganos de dicho
p o d er (“los demás tribunales que determ ine la ley orgánica”).
En cam bio, la C onstitución de 1999 no precisa cuáles órganos integran
el Poder Judicial.
En el artículo 253 se enum eran los elem entos constitutivos del “sistem a
de justicia” : el Tribunal Suprem o de Justicia, los dem ás tribunales que
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE i 999 523

determ ine la ley, el M inisterio Público, la D efensoría Pública, los órga­


nos de investigación penal, los auxiliares y funcionarios de justicia, el
sistem a penitenciario, los m edios alternativos de justicia, los ciudadanos
que participan en la adm inistración de justicia conform e a la ley y los
abogados autorizados para el ejercicio de la profesión.
A la vista de ese variado elenco, encontram os que este novedoso “siste­
m a de justicia” no guarda ninguna relación directa, desde el punto de vista
conceptual ni institucional, con el Poder Judicial. Efectivam ente, d en tro
de los elem entos constitutivos del sistem a de justicia encontram os órga­
nos pro p iam en te judiciales, com o son los tribunales -tanto el Suprem o
com o los restantes que han de ser definidos p o r la ley-, com o otros p er­
tenecientes a Poderes diferentes del Poder Judicial -es el caso del M inis­
terio Público, órgano integrante del Poder C iudadano, conform e lo dis­
pone el artículo 273 de la m ism a C onstitución, así com o de “los órganos
de investigación penal” o el sistem a penitenciario, que hasta ah o ra en
Venezuela siem pre han estado incluidos d en tro del Poder Ejecutivo-; y,
lo que resulta m ás peculiar aún, sujetos particulares, no incluibles d e n ­
tro del aparato organizativo del Estado, com o ocurre con los abogados
en ejercicio.
Por su lado, el Poder Judicial, en tan to que tal, es aludido en form a ex­
presa en varias oportunidades, com o cuando se indica que a sus órganos
corresponde tanto el conocim iento de los asuntos de su com petencia (que,
p or lo dem ás, tam poco es definida en el tex to constitucional) com o la
ejecución de sus sentencias;1 igualm ente, cuando se le atribuye la esen­
cial cualidad de la independencia,2 asim ism o, cuando se le prohíbe esta­
blecer tasas o aranceles, así com o cobrar p o r sus servicios.3
Del co n tenido de estas disposiciones que aluden, sin definirlo, al Poder
Judicial, parece desprenderse sin m ayores dificultades que dicho Poder
debe ser definido, de m anera análoga a com o lo estaba en la C o n stitu ­
ción de 1961, com o el conjunto orgánico com puesto p o r el Tribunal
Suprem o de Justicia y los dem ás tribunales que determ ine la ley. De tal
form a que el descuido o defecto de técnica legislativa en que incurrió el
constituye al olvidar incluir u na definición expresa del Poder Judicial no
debería generar m ayores inconvenientes de interpretación.
Sin em bargo, queda todavía p o r precisar la relación institucional que
deberá existir entre el Poder Judicial y el sistem a de justicia, pues ello no

1 Artículo 253, primer aparte, de la Constitución de 1999.


2 Primera disposición del artículo 254 ejusdetn.
3 Ultima disposición del artículo antes citado.
52 4 GUSTAVO UfCANETATROCONIS

está claro en el texto constitucional. A p rim era vista, podría pensarse que
el Poder Judicial, al cual corresponde d en tro del esquem a organizativo
del Estado venezolano la adm inistración de justicia, debería fungir com o
u n a especie de instancia rectora del sistem a de justicia; pero ello deberá
ser tra ta d o con delicadeza, dado que en dicho sistem a se en cu en tran
incluidos órganos y autoridades pertenecientes a otros Poderes. Al legis­
lador corresponderá esa delicada tarea de delim itación y precisión co n ­
ceptual.
Por de p ro n to , cabe resaltar que la diferenciación entre Poder Judicial y
sistem a de justicia habrá de ten er alguna relevancia práctica, y que no se
tra ta de una simple especulación de orden teórico. En efecto, el p ro p io
tex to constitucional contiene u n a disposición cuya aplicación requiere
de esa previa diferenciación conceptual: se tra ta de la norm a referente
al “situado judicial”, com o algunos denom inan el apartado presupuesta­
rio m ínim o garantizado com o u n m ecanism o d estinado a asegurar la
au tonom ía del Poder Judicial, al cual se hará referencia m ás adelante.
Pues bien, esa partida presupuestaria, que com o m ínim o debe equivaler
al dos por ciento (2%) del presupuesto general del Estado, no está p re­
vista en beneficio del Poder Judicial, com o habría debido establecerse, si
en realidad se trataba de garantizar la autonom ía judicial, sino en bene­
ficio del sistema de justicia4, del cual -com o ya ha quedado señalado- el
Poder Judicial, entendido com o el conjunto de los tribunales propiam ente
tales, no es más que una parte. Es obvio, pues, que al cum plir con la
com entada disposición constitucional, los órganos que detentan la facul­
tad real de diseñar el presupuesto y distribuir los recursos públicos p o ­
d ría n asignar efectivam ente al Poder Judicial u n a p ro p o rc ió n m ucho
m enor de ese dos p o r ciento que señala la C onstitución.
Así, pues, que lo que ha de significar esa visión am pliada del sistem a de
justicia y la definición de sus relaciones con el Poder Judicial ten d rán que
ir siendo precisados p o r los textos legales que dicte la Asamblea N acio ­
nal, así com o po r la práctica de los operadores de la justicia, cabe recor­
dar aquí que en las disposiciones transitorias de la C onstitución se enco­
m ienda a la Asamblea N acional dictar la legislación referida al sistem a
de justicia, d en tro del prim er año posterior a su instalación.5 Por ahora,
no cabría más que especular sobre posibles tendencias futuras. N o s re ­
ferirem os, pues, en lo que resta de estas notas, al Poder Judicial p ro p ia ­
m ente tal, com enzando p o r el análisis de su órgano suprem o.

4 Disposición intermedia del antes señalado artículo’254.


5 Disposición Transitoria Cuarta, numeral 5.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 525

II. E L T R IB U N A L S U P R E M O D E JU S T IC IA

La C onstitución de 19.99 creó el Tribunal Suprem o de Justicia, en susti­


tución de la C orte Suprem a de Justicia. Se tra ta, fundam entalm ente, de
un cambio del nom bre dado al m áxim o órgano judicial del país, pues desde
el p u n to de vista teórico no hay ninguna diferencia entre un tribunal y
u na corte, no siendo esta últim a o tra cosa que la denom inación m ás usual
d ada a un tribunal colegiado. U n cam bio más significativo había sido el
o p erad o p o r la C onstitución de 1961, pues en ella la C orte Suprem a de
Justicia fue creada para sustituir a la C orte Federal y a la C orte de Casa­
ción, term in án d o se así con el sistem a judicial bicéfalo p rev isto en la
C onstitución de 1953.
Este cam bio de nom bre se hizo efectivo a p a rtir del 27 de diciem bre de
1999, cuando aún no había entrado en vigencia la nueva C onstitución -
p o r no haber sido form alm ente publicada, a pesar de h ab er resultado
aprobada en el referendo del 15 de ese m ism o m es-, p o r virtud del de­
creto contentivo del Régim en de Transición del Poder Público.6
Adem ás de ese cam bio de denom inación, algunas m odificaciones pun­
tuales fueron introducidas en el régim en aplicable a este suprem o órga­
no judicial, fundam entalm ente en sus atribuciones, el núm ero de salas
que lo integran y la designación de los M agistrados.

I . Carácter y atribuciones

La prim era constatación que podem os hacer en el nuevo tex to constitu­


cional en relación con el Tribunal Suprem o de Justicia es la om isión de
alguna disposición en la cual se consagre su carácter de órgano judicial
suprem o. En la C onstitución de 1961, el artículo 211 declaraba ex p re­
sam ente:
“La Corte Suprema de Justicia es el más alto Tribunal de la República.
Contra sus decisiones no se oirá ni admitirá recurso alguno.”
Esta om isión p o d ría ten e r algunas consecuencias im portantes. C ierto es
que, a pesar de n o estar consagrado en fo rm a expresa, el carácter de
órgano judicial suprem o del Tribunal Suprem o de Justicia se desprende
inequívocam ente, no sólo de su m ism a denom inación, sino del contexto
de este C apítulo III de la C onstitución de 1999. En cam bio, lo que puede
prestarse a debate es la im pugnabilidad de las decisiones tom adas p o r

* Publicado en Gaceta Oficial N° 36.857 del 27-12-99 y reimpreso “por error material”
en dos oportunidades ulteriores: el 29-12-99, mediante Gaceta Oficial N° 36.879, y tres
meses después, el 28-3-00, mediante Gaceta Oficial N° 36.920.
526 GUSTAVO URCANETATPOCONiS

este Suprem o Tribunal, tan to las de índole adm inistrativo com o las de
naturaleza jurisdiccional.
En efecto, una im portantísim a innovación del nuevo tex to constitucio­
nal consiste en la atribución del gobierno y la adm inistración del Poder
Judicial al propio Poder Judicial, tal com o se verá más adelante. Pues bien,
esas funciones de carácter adm inistrativo del Poder Judicial están asig­
nadas concretam ente al Tribunal Suprem o de Justicia, con lo cual a éste
le corresponderá ser, adem ás de un tribunal de justicia, un órgano adm i­
nistrador, en cuyo ejercicio deberá dictar num erosos actos adm inistrati­
vos. Pues bien, la organización que se establezca para el cum plim iento
de estas funciones adm inistrativas deberá ser diseñada de tal m anera que
c o n tra tales decisiones puedan ser intentados los correspondientes re ­
cursos contencioso-adm inistrativos. C on el régim en anterior, los actos
adm inistrativos correspondientes al gobierno y adm inistración del Poder
Judicial em anaban de un órgano adm inistrativo separado, el Consejo de
la Ju d icatu ra, los cuales eran perfectam ente recurribles ante los trib u ­
nales de la jurisdicción contencioso-adm inistrativa.7 La asunción de ta ­
les funciones por parte de un tribunal, así sea el Tribunal Suprem o de
Justicia, no podrá ten er com o consecuencia m odificar el carácter adm i­
nistrativo de los actos que se dicten en su ejercicio, actos que, en virtud
del principio de la integralidad del control contencioso-adm inistrativo,
consagrado ahora en el artículo 259 de la C onstitución, no p o d rán q u e­
dar excluidos del ám bito de dicho control, pues ello sería contrario a dicho
principio constitucional.
Por lo que respecta a las funciones jurisdiccionales del Tribunal Suprem o
de Justicia, se trata prácticam ente de las mismas que tenía atribuida la
extinta Corte Suprem a de Justicia: conocer del antejuicio de m érito con­
tra el Presidente de la República y otras altas autoridades, ejercer la juris­
dicción constitucional, conocer del recurso de casación, ejercer la función
de m áxim o tribunal de la jurisdicción contencioso-adm inistrativa.

7 El criterio jurisprudencial conforme al cual las sanciones disciplinarias dictadas contra


jueces por el Consejo de la Judicatura no eran actos administrativos, sino jurisdicciona­
les, y excluidos por ende del control contencioso-administrativo, nunca fue unánime
dentro de la Corte Suprema de Justicia y tuvo muy breve duración en el tiempo, como
se verá más adelante. Igualmente, el intento del legislador de permitir la impugnabilidad
sólo respecto de algunos actos disciplinarios (las destituciones) emanados del Consejo de
la Judicatura, pero no de sanciones menores (suspensión, por ejemplo), también fue rá­
pidamente superado por la Suprema Corte (sentencia del 6-8-91, en Pleno) al anular
parcialmente el artículo 79 de la Ley Orgánica del Consejo de la Judicatura de 1988,
entendiendo que ningún acto administrativo podía escapar del control contencioso-
administrativo, conforme al principio de la integralidad del control previsto en el artícu­
lo 206 de la Constitución de 1961, repetido prácticamente en forma idéntica en el artí­
culo 259 de la Constitución de 1999.
EL PODERjUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 527

Es respecto de las decisiones que el Suprem o Tribunal dicte en ejercicio


de estas funciones jurisdiccionales donde podrían suscitarse discusiones
por lo que se refiere a su posible im pugnabilidad. A ello harem os refe­
rencia al analizar la jurisdicción constitucional, pero, por de pronto, puede
señalarse que, si la C onstitución hubiera ad o p tad o la fórm ula europea
del Tribunal C onstitucional -supraordinado al resto de los tribunales,
incluyendo al tribunal suprem o ordinario-, ninguna sorpresa ni anom a­
lía constituiría la revisabilidad de las sentencias del Tribunal Suprem o
de Justicia p o r parte de ese hipotético Tribunal C onstitucional, tal com o
ocurre, por ejem plo, en Colom bia, que ad optó en su últim a C onstitu­
ción la figura del Tribunal C onstitucional.
En cam bio, el haber o p tado por un solo suprem o tribunal en la cúspide
del Poder Judicial pareciera descartar de plano la posibilidad de que las
sentencias de ese Tribunal Suprem o de Justicia -dictadas, claro está, en
alguna de sus Salas, pues son éstas sus form aciones de decisión- puedan
ser revisadas p o r ninguna o tra instancia judicial venezolana, por defini­
ción todas inferiores a dicho Tribunal Suprem o, y ni siquiera p o r alguna
de sus Salas, pues todas ellas guardan entre sí -o deberían teóricam ente
guardarlo- el m ism o nivel y autoridad. N o obstante, la ausencia de una
disposición expresa que, com o lo hacía la C onstitución de 1961, im pida
la im pugnación de las decisiones del Tribunal Suprem o de Justicia p o ­
dría abrir la pu erta a discusiones al respecto.

2. Integración en Salas

Es tradicional que el suprem o tribunal en Venezuela, com o en la m ayo­


ría de los países, funcione en cám aras o salas, órganos colegiados com ­
puestos p o r varios o todos los integrantes de aquél, según los casos. En
tal sentido, la C onstitución de 1961 disponía que la C orte Suprem a de
Justicia funcionaría en salas, pero no determ inaba cuántas salas habría,
cuál sería su respectiva com petencia ni cóm o estarían integradas. La
definición de to d o ello quedaba bajo la responsabilidad del legislador, al
cual el constituyente sólo le im puso la restricción de que cada sala debe­
ría tener, al m enos, cinco M agistrados8. A título de régim en transitorio,
se dispuso el funcionam iento provisional del para entonces nuevo órga­
no judicial en tres salas: la Sala Político-A dm inistrativa, que venía prác­
ticam ente a sustituir la extinguida C orte Federal, la Sala de Casación Civil,
M ercantil y del Trabajo y la Sala de Casación Penal, continuadoras estas

8 Artículo 212 de la Constitución de 1961.


528 GUSTAVO URCANETA TROCON6

dos últim as de lo que an terio rm en te había sido la C orte de C asación


(D isposición Transitoria D ecim aquinta).
Este esquem a organizativo perm aneció casi idéntico con la e n tra d a en
vigencia -casi dieciséis años después, el I o de enero de 1977- de la Ley
O rgánica de la C orte Suprem a de Justicia, en cuyo artículo 24 se esta­
bleció que la C orte ejercería sus funciones en Pleno, en Sala Político-
A dm inistrativa, en Sala de Casación Civil y en Sala de Casación Penal.
La Sala Federal, cuya creación p o r la respectiva ley orgánica estaba p re­
vista en el p ro p io texto constitucional, con el p ropósito de recibir algu­
nas de las com petencias de la C orte en Pleno),9 no fue creada en la refe­
rid a ley, m an ten ien d o ésta la fórm ula de las tres salas especializadas,
adem ás del pleno, que podía ser considerada una cuarta sala. Se m an tu ­
vo igualm ente el núm ero de cinco m agistrados para integrar cada sala
especializada, lo que en su conjunto daba un total de quince m agistrados
p ara to d a la C orte. Este núm ero podía aum entar, sin necesidad de m odi­
ficar la Ley O rgánica de la C orte Suprem a de Justicia , puesto que ésta
preveía, en su artículo 4, que el C ongreso podía, m ediante acuerdo, au ­
m entar el núm ero de m agistrados, así com o tam bién podía ser increm en­
tad o de la m ism a form a el núm ero de salas, redistribuyendo entre ellas
las com petencias.
Por su parte, la C onstitución de 1999 sí precisa cuántas y cuáles son las
salas que han de integrar el Tribunal Suprem o de Justicia; en efecto, el
artículo 262 dispone que éste funcionará en Sala Plena y en otras seis
salas especializadas: la C onstitucional, la Políticoadm inistrativa, la Elec­
toral, la de Casación Civil, la de Casación Penal y la de C asación Social.
El m ism o artículo sólo deja al legislador el cuidado de regular su integra­
ción y com petencias. Sin em bargo, la libertad del legislador se ve tam ­
bién restringida en este últim o punto, puesto que el p ropio tex to consti­
tucional ya define la com petencia de cada una de ellas, de una m anera
m ás o m enos precisa, según los casos. Así, el único aparte del m enciona­
do artícu lo 262 d eterm in a que la Sala Social conocerá de la casación
agraria, laboral y de m enores; el artículo 297 atribuye a la Sala E lecto­
ral, así com o a otros tribunales que determ ine la ley, la jurisdicción con-
tenciosoelectoral; del artículo 259 se deriva claram ente que a la Sala
Políticoadm inistrativa, junto a otros tribunales que determ ine la ley, co­
rresp o n d e la jurisdicción contenciosoadm inistrativa; los artículos 266 y
334 atribuyen a la Sala C onstitucional el ejercicio de la jurisdicción cons­
titucional, con las atribuciones que son precisadas en el artículo 3 3 6 ; el

’ Artículo 216, aparte único, Constitución de 1961.


EL PODERJUDICIAL EN LACONSTUUCláN DE 1999 529

aparte final del artículo 266 atribuye a la Sala Plena el antejuicio de m érito
co n tra el Presidente de la R epública y otras altas autoridades nacionales
y estadales.
En cuanto al núm ero de m agistrados que integran las salas, cabría p en ­
sar que la C onstitución de 1999 es m enos rigidizante que la de 1961, pues,
m ientras ésta obligaba al legislador a prever al m enos cinco m agistrados
en cada sala, aquélla no señala ningún núm ero preciso, dejando a la ley
e n tera libertad para hacer tal determ inación. Sin em bargo, conviene se­
ñalar algunas puntualizaciones al respecto. Por un lado, es bueno saber
que la Asam blea N acional C onstituyente sí tuvo la intención de precisar
la integración de las salas: en la prim era discusión, fue aprobado que cada
sala estaría integrada p o r tres m agistrados, lo cual se m odificó en la se­
gunda discusión en relación con la Sala C onstitucional, llevando este
núm ero a cinco; sin em bargo, com o lo señala Alian BREWER-CARÍAS,
en el texto finalm ente publicado fue elim inada de form a inexplicable toda
precisión al respecto,10 quedando el tem a, com o antes se indicó, p ara ser
regulado en la ley.

Las peculiaridades en este tem a no q u ed aro n allí. C om o es sabido, la


Asam blea N acional C onstituyente decretó el 22 de diciem bre de 1999 -
es decir, antes de e n trar en vigencia la C onstitución, que sólo fue publi­
cada el día 30 siguiente- el Régim en de Transición del Poder Público,
destinado, según uno de sus “considerandos”, a perm itir la realización
efectiva del proceso de transición hacia el régim en jurídico establecido
en aquélla. En dicho tex to norm ativo fueron designados los m agistrados
del nuevo Tribunal Suprem o de Justicia, que habría de com enzar a fu n ­
cionar a p a rtir de la en trad a en vigencia del tex to constitucional recien­
tem ente apro b ad o en referéndum . Pues bien, sin que del tex to de dicho
decreto pueda desprenderse alguna explicación al respecto, la Asam blea
N acional C onstituyente designó cinco m agistrados para la Sala C onsti­
tucional y tres para cada una de las cinco restantes salas especializadas,
con lo cual el Tribunal Suprem o de Justicia quedó integrado, en total,
p o r veinte m agistrados, que reunidos conform an la Sala Plena.
Es claro que esa integración no p o d ría ser en tendida sino com o p rovi­
sional, p ara d u rar m ientras d u rara la transitoriedad que habría de term i­
nar con la designación de las nuevas autoridades, en to d o s los niveles e

10 La información la ofrece Alian BREWER-CARÍAS en La Constitución de 1999. Edito­


rial Arte, Caracas, 2000, p. 132.
530 GUSTAVO URCANETATROCONIS

instancias del Poder Público, en un to d o de acuerdo con el nuevo tex to


constitucional. En particular, la integración de las salas y la precisión de
las atribuciones que, en su conjunto, conform arán la com petencia de cada
una de ellas, deben ser definidas en la ley que al respecto ha de dictar la
Asamblea N acional, ya instalada luego de las elecciones de julio de 2000.
C onvendría, en el m om ento de elaborar ese tex to legal sobre el Tribunal
Suprem o de Justicia, reexam inar el núm ero tan reducido de m agistra­
dos asignados a las salas. Tres m agistrados en cada una de ellas parece
inconveniente, no sólo p o r las razones prácticas que a veces se han des­
tacado en com entarios más o m enos inform ales (aum ento del congestio-
nam iento del M áxim o Tribunal, dado el núm ero m enor de jueces para
tantas causas), sino por m otivos más institucionales, d en tro de los cua­
les cabe señalar la m ayor credibilidad que en principio ofrecen las deci­
siones tom adas p o r cuerpos colegiados más num erosos. Esta es una de
las razones m ás generalm ente aducidas en otros países para conform ar,
en los niveles superiores del sistem a judicial, tribunales con un núm ero
m ayor de jueces

N o obstante to d o ello, la Asam blea N acional pro ced ió en el m es de


noviem bre de 20 0 0 a designar, pretendiendo hacerlo de m anera definiti­
va, cinco m agistrados en la Sala C onstitucional y tres en cada una de las
otras cinco salas especializadas, es decir, repitiendo el m ism o esquem a
de integración que en el D ecreto de Transición del Poder Público, sin
rep arar que en dicho texto -apartando el hecho de que sus disposiciones
sólo tenían u n a vigencia transitoria, que cesaría con la entrada en vigen­
cia efectiva de las nuevas instituciones constitucionales- no se estableció
ninguna norm a de aplicación general y de carácter abstracto que in d i­
que cuál es el núm ero de m agistrados que integran las diferentes salas
del Tribunal Suprem o de Justicia, sino que la decisión de la Asam blea
N acional C onstituyente de designar a determ inadas personas com o ta ­
les m agistrados se tradujo en sendos actos de efectos particulares (aun
cuando form alm ente aparezcan com o “artículos” de ese D ecreto), con
valor sólo para las designaciones específicas que se estaban efectuando
en ese m om ento. La designación que ahora hizo la Asamblea N acional
carece absolutam ente de base norm ativa, pues en ningún tex to vigente
se dispone que las salas especializadas del Tribunal Suprem o de Justicia
deben estar integradas por tres m agistrados cada una. A falta de tal dis­
posición expresa, tendría que haberse aplicado, a título analógico o su­
pletorio, la disposición contenida en la aún vigente Ley O rgánica de la
C orte Suprem a de Justicia, conform e a la cual son cinco los m agistrados
que integran las salas especializadas.
EL PODERJUDICIAL EN LACONSTITLICIÓN DE 1999 531

3. Los Magistrados

En relación con la escogencia m ism a y la designación de los m agistrados


del Tribunal Suprem o de Justicia, im portantes cam bios fueron in tro d u ­
cidos en el huevo tex to constitucional. C on ellos se pretende lograr un
m ayor rigor y u n a m ayor transparencia en la selección de los integrantes
del m áxim o órgano del sistem a judicial, con la intención evidente de
superar las críticas referentes a la falta de idoneidad o de im parcialidad
que con alguna frecuencia se hacían en el pasado. El cum plim iento efec­
tivo de las nuevas reglas constitucionales sobre este tem a debería garan ­
tizar la selección de m agistrados m ejor form ados, m ás com petentes e
idóneos, así com o desligados de grupos o parcialidades.
En cuanto a las condiciones exigidas para el cargo, cabe observar que la
C o n stitu ció n d erogada exigía com o requisitos p ara o p tar al cargo de
m agistrado de la C orte Suprem a de Justicia ser venezolano por nacim ien­
to , abogado y m ayor de trein ta años, p ero autorizaba al legislador para
añadir la condición de haber ejercido la profesión, la judicatura o el p ro ­
fesorado universitario en m ateria jurídica p o r determ inado tiem p o ,11; así
efectivam ente se previó en la Ley O rgánica de la C orte Suprem a de Ju s­
ticia, señalándose diez años com o el tiem po m ínim o exigido, a lo que se
añ ad ió ser persona de reconocida honorabilidad y com petencia y estar
en pleno goce de sus derechos y facultades.12
Tales requisitos fueron ahora recogidos todos en el tex to constitucional,
salvo el de la edad, que en realidad perm anece im plícito, incluso con una
m ayor edad, dado que se aum entó a quince años el tiem po m ínim o de
ejercicio de la p rofesión de abogacía o de desem peño de la docencia
universitaria en ciencia jurídica o en la carrera judicial; adem ás, fueron
aum entadas las exigencias referentes a las credenciales, pues en la d o ­
cencia se requiere ser profesor titu lar y en la judicatura se exige haber
sido juez superior en la especialidad correspondiente a la sala para la cual
se p o stu la.13 Adem ás de tales exigencias, m ás rigurosas que para el pasa­
do, expresam ente se autoriza al legislador para añadir condiciones adi­
cionales.
Tam bién se prevé un régim en m ás com plejo en lo que se refiere a las
postulaciones y form a de designación de los m agistrados. M ientras que
en la C onstitución an terio r estaba previsto sim plem ente que la elección

" Artículo 213 de la Constitución de 1961.


12 Artículo 5 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia.
13 Artículo 263 de la Constitución actual.
532 GUSTAVO URCANETÀTROCONE

se haría p o r las Cám aras legislativas en sesión conjunta, para un período


de nueve años, con posibilidad de reelección,14 la Constitución actual prevé
que la elección se hará para un único período de doce años (lo que im pi­
de la reelección), según un procedim iento que deberá ser determ inado
p o r la ley.15 Ya en el texto constitucional son señalados los rasgos princi­
pales de este com plejo procedim iento que habrá de ser regulado por la
ley: debe ser constituido un C om ité de Postulaciones Judiciales (cuya
naturaleza y com etidos están previstos en el artículo 270, que rem ite a
la ley en lo referente a su integración, aun cuando ya le im pone a la Asam­
blea N acional la obligación de prever que los m iem bros de dicho C om i­
té sean “representantes de los diferentes sectores de la sociedad”), ante
el cual serán postulados los candidatos a m agistrados, p o r iniciativa p ro ­
pia o por organizaciones vinculadas con la actividad jurídica; este C om i­
té deberá oír la opinión de la com unidad, luego de lo cual efectuará una
preselección de candidatos; esta prim era lista de preseleccionados será
presentada al Poder C iudadano (debe entenderse que es al Consejo M oral
R epublicano, integrado p o r el D efensor del Pueblo, el Fiscal G eneral y
el C o n tralo r G eneral de la República), el cual efectuará una nueva p re ­
selección; la segunda lista de preseleccionados será p resentada a la con­
sideración de la A sam blea N acional, la cual hará la selección definitiva.
Es evidente que se requería que la Asamblea N acional legislara sobre la
m ateria antes de que proceder a la elección de los m agistrados del Tri­
bunal Suprem o de Justicia. La com plejidad del procedim iento de postu­
lación y selección así lo exigía, com o tam bién se hacía necesario que en
form a previa se estableciera legalm ente la form a de integración de las
diferentes salas, dado que, tal com o se destacó precedentem ente, el n ú ­
m ero de m agistrados que actualm ente tienen las salas es el pro d u cto de
u n a decisión transitoria que ni siquiera previo en form a abstracta el ré­
gim en de la integración (núm ero de titulares, suplencias, m ayorías...) de
las salas.
N o obstante ello, la Asam blea N acional procedió a realizar la selección
y designación de m agistrados del Tribunal Suprem o de Justicia sin cum ­
plir con esa necesaria tarea previa de legislar al respecto. La discusión
en to rn o al asunto fue seguida p o r todo el país, que observó al final cóm o
prevaleció el propósito de proceder a tal designación sin u n tex to legal
que previam ente hubiera definido las reglas sobre la m ateria. Se pudo
observar asim ism o cóm o la disposición constitucional sobre la integra-

14 Artículos 214 de la Constitución de 1961 y 4 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema


de Justicia.
15 Artículo 264 de la Constitución vigente.
EL PODERJUDICIAl EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 533

ción del C om ité de Postulaciones Judiciales fue claram ente desconoci­


da, al no haber éste quedado integrado p o r “representantes de los dife­
rentes sectores de la sociedad5’, sino m ayoritariam ente p o r diputados de
el Asam blea N acional. Así, el m ecanism o de la postulación -que concep­
tualm ente requiere de una au toridad postulante diferente a la au toridad
decisora- q uedó totalm ente desvirtuado. La ta n deseada transparencia
en la selección de los m agistrados del Tribunal Suprem o de Justicia te n ­
d rá que esperar a que existan las condiciones p a ra que el tex to constitu­
cional sea efectivam ente respetado y cum plido.
En o tro o rd en de ideas, debe señalarse que u n a im portante innovación
in tro d u cid a en la C onstitución de 1999 es la posibilidad de la destitu­
ción de los m agistrados. A diferencia del régim en anterior, d onde no se
contem plaba nada al respecto, el artículo 265 de la nueva C onstitución
autoriza a la Asamblea N acional para rem over (rectius, destituir) a los
m agistrados del Tribunal Suprem o de Justicia, p o r faltas graves previa­
m ente calificadas p o r el Poder C iudadano, m ediante decisión ad o ptada
previa audiencia del interesado y p o r la m ayoría calificada de las dos
terceras partes de los integrantes de la Asamblea.

III. LAS JURISDICCIONES ESPECIALES


Cabe reseñar tam bién com o una novedad la previsión constitucional de
num erosas jurisdicciones especiales, al lado de la jurisdicción ordinaria.
En la C onstitución anterior, tan sólo aparecía claram ente definida la ju­
risdicción especial contencioso-adm inistrativa, p ero a h o ra están previs­
tas un nú m ero significativam ente m ayor, sin que pueda p o r a h o ra afir­
m arse q u e se tr a ta d e u n av a n ce p o s itiv o o de u n a c o m p lic a c ió n
innecesaria.
Las distintas jurisdicciones especiales -justicia de paz, jurisdicción co n ­
tencioso-adm inistrativa, justicia indígena, jurisdicción penal m ilitar- es­
tán previstas en la Sección Prim era, correspondiente a las D isposiciones
G enerales, del capítulo destinado al Poder Judicial y al sistem a de justi­
cia. A dem ás de ellas, en otras disposiciones de la C onstitución, se en ­
cu e n tra n referen cias a otras jurisdicciones especiales: la jurisdicción
constitucional, la jurisdicción disciplinaria judicial, la jurisdicción con-
tencioso-electoral y la jurisdicción laboral. Todo lo relativo a las juris­
dicciones especiales, así com o cuanto se refiere a la com petencia, orga­
nización y funcionam iento de los tribunales, será regulado p o r la ley, en
cuanto no esté previsto en la C onstitución .16

u Artículo 261, aparte único.


53 4 GUSTAVO UFCANETATROCONIS

Las referidas jurisdicciones especiales serán m encionadas a continuación


en ese orden, sin que éste tenga ninguna connotación en relación con la
im portancia relativa de las mismas.

I . La justicia de paz

La justicia de paz, creada ya bajo la vigencia de la C onstitución de 1961


y regulada m ediante la Ley O rgánica de Justicia de Paz, adquiere ahora
rango constitucional, pues se encuentra form alm ente consagrada en el
artículo 258 de la nueva C onstitución.
En dicha disposición no se hace ninguna indicación acerca de las carac­
terísticas que ha de tener esta justicia de paz, p o r lo que se refiere a sus
funciones y finalidades. N o obstante, el m ism o artículo, en su aparte
único, contiene una exhortación al legislador en orden a que prom ueva
“el arbitraje, la conciliación, la m ediación y cualesquiera otros m edios
alternativos para la solución de conflictos”. De ello pudiera hacerse de­
rivar que la justicia de paz, más que una verdadera y propia jurisdicción,
está concebida p o r el constituyente com o u n a fórm ula altern ativ a de
solución de controversias. En todo caso, m ientras no se dicte una nueva
ley sobre la m ateria, se m antendrá en vigencia la actual Ley O rgánica de
Justicia de Paz, en cuanto no contradiga las disposiciones de la nueva
C onstitución, de acuerdo con el principio contenido en la D isposición
D erogatoria Unica de esta últim a.
C onviene aquí p o n e r de relieve que en el nuevo diseño constitucional,
la justicia de paz ha sido atrib u id a expresam ente al M u n icipio com o
u n a de sus com petencias p ro p ia s,17 a pesar de que, com o regla de p rin ­
cipio, la organización y adm inistración de la justicia son de la co m p e­
tencia del Poder N a c io n al.18 En to d o caso, el régim en aplicable a la jus­
ticia de paz habrá de ser establecido por una ley nacional.19 Es de señalar
que la C o rte Prim era de lo C ontencioso-A dm inistrativo se había p ro ­
nunciado en alguna o p o rtu n id a d sobre la naturaleza de la jurisdicción
de paz, en te n d ién d o la com o v erdaderam ente jurisdiccional, p e ro acla­
ra n d o que la com petencia que respecto de ella incum bía a los M u nici­
pios no ten ía ese carácter jurisdiccional, sino sólo ad m inistrativo, res­
tringida com o estaba a asegurar las condiciones m ateriales de actuación
de los Jueces de Paz.

17 Artículo 178, numeral 7.


18 Artículo 156, numeral 31
” Artículo 178, numeral 7.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 535

En lo referente a las características orgánicas de este servicio, el nuevo


tex to constitucional señala que los jueces de paz “serán elegidos (--) por
votación universal, directa y secreta, conform e a la ley”.20 Se m antiene
de esa form a esta peculiaridad de la justicia de paz, ya presente en el
régim en actualm ente vigente. A hora el carácter electivo de los jueces de
paz tiene rango constitucional y no podría ser elim inado en una eventual
reform a que se hiciera a la legislación actual sobre la m ateria. Se trata,
pues, de los únicos jueces que no han de ser designados, sino electos;
p o r fuerza ten d rá n que serles aplicables, desde luego, las reglas sobre la
revocabilidad de “los cargos y m agistraturas de elección p o p u la r”, con­
tenidos en el artículo 72 de la C onstitución, consagratorio del referén ­
dum revocatorio.

2. La jurisdicción contencioso-administnativa

C om o es sabido, en la C onstitución de 1961 se produjo la constitucio-


nalización del contencioso-adm inistrativo venezolano; tal inclusión ex­
presa en el tex to constitucional, que contó con el im pulso de c o n n o ta ­
dos adm inistrativistas del m om ento, com o SAYAGUES LASO y M OLES
CAUBET, no ocurría con las otras jurisdicciones que ahora consagra la
nueva C onstitución.
El célebre artículo 206 del tex to constitucional ah o ra derogado c o n te­
nía las bases orgánicas y funcionales de la jurisdicción contencioso-ad-
m inistrativa, que ah o ra han sido literalm ente reproducidas en el artículo
259 de la C onstitución de 1999. La única m odificación consiste en la
adición de la frase “conocer de reclam os p o r la prestación de servicios
públicos”, d e n tro de las com petencias expresam ente asignadas a esta
jurisdicción especial, al lado de las potestades anulatorias, indem nizato-
rias y restablecedoras que se m antienen inalteradas. Por lo dem ás, la fra­
se añadida n o parece haber increm entado significativam ente las com pe­
tencias contencioso-adm inistrativas, pues el conocim iento de reclam os
por la prestación de servicios públicos se encontraba im plícito en las otras
com petencias expresam ente asignadas.
En consecuencia, la referida disposición no obligaría per se a in tro d u cir
m ayores cam bios en el sistem a contencioso-adm inistrativo, los cuales en
cam bio po d rían venir condicionados o justificados p o r otras disposicio­
nes de la nueva C onstitución, Un ejem plo de ello podríam os verlo en la
reciente sentencia de la Sala C onstitucional del Tribunal Suprem o, que

20 Artículo 258.
53 6 GUSTAVO URCANETATBOCONIS

desaplicó la disposición de la Ley O rgánica de la C orte Suprem a de Ju s­


ticia conform e a la cual contra las sentencias de la C orte Prim era de lo
C ontencioso-A dm inistrativo dictadas en prim era instancia no se oye re ­
curso alguno, p o r considerarla c o n tra ria al prin cip io de la recurribili-
d ad de las sentencias declaratorias de culpabilidad co n ten id o en el a r­
tículo 4 9 , num eral 1, de la C onstitución, así com o en la C onvención
A m ericana sobre D erecho H u m an o s;21 in d ep en d ien tem en te de lo dis­
cutibles que p u d ieran ser los fundam entos del fallo22, de m an ten erse
este criterio , to d o el esquem a de distribución de com petencias d e n tro
del sistem a contencioso-adm inistrativo habrá de ser m odificado, pues
son frecuentes los casos en que, de acuerdo con la ley, el tribunal co ­
noce en p rim era y única instancia. Es el caso, en particular, de la Sala
P o lítico -A d m in istrativ a del S u p rem o T ribunal, que tie n e a trib u id a s
num erosas e im p o rtan tes com petencias en única instancia, que -a juz­
gar p o r el c riterio a d o p ta d o en la sentencia com entada- serían violato-
rias del d erech o a la doble instancia.

3. La justicia indígena

La C onstitución de 1999 concede especial atención a los pueblos indíge­


nas, a quienes consagra el C apítulo VIII del título destinado a los d e re ­
chos, deberes y garantías constitucionales. En él se hace hincapié en el
reconocim iento de la existencia de los pueblos y com unidades indígenas,
de su organización social, política y económ ica y de sus culturas, usos y
costum bres, idiom as y religiones,23 al m ism o tiem po que se insiste en su
condición de elem ento integrante de la N ación, del Estado y del pueblo
venezolano.24
C oherentem ente con esa posición, en el artículo 2 6 0 se reconoce el d e ­
recho que los pueblos indígenas tienen de aplicar instancias de justicia
propias, con base en sus tradiciones ancestrales, según sus propias n o r­
m as y procedim ientos. Las condiciones establecidas para ello, según el
tex to del citado artículo, son las siguientes:

21 SC-TSJ de fecha 14-3-00. Consultada en la página web Badell & Grau fhttp://
www.badellgrau.coml.
22 Es de hacer notar que el criterio no es unánime, pues la sentencia cuenta con un
voto salvado.
23 Artículo 119.
24 Artículo 126.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 53 7

a- Q ue sean aplicadas p o r las autoridades legítim as de dichos pueblos,


b- Q ue sólo afecten a sus integrantes.
c- Q ue no sean contrarias a la C onstitución, a la ley y al o rd en público.
La disposición constitucional confía a la ley la regulación de la form a en
que habrá de coordinarse esta jurisdicción especial con el sistem a judi­
cial nacional. Es de resaltar que la regulación m ism a de la justicia indíge­
na corresponde a los propios pueblos indígenas y que la ley nacional sólo
p o d rá establecer m ecanism os de coordinación en tre aquélla y el resto
del sistema.

4. La jurisdicción penal militar

En el artículo 26 1 , la C onstitución hace im portantes precisiones en rela­


ción con la naturaleza, com etido y organización de la jurisdicción m ili­
tar. C on tales precisiones, es de esperar que queden resueltos m uchos
de los frecuentes conflictos de in terp retació n que han ten id o lugar en
las relaciones recíprocas entre la justicia m ilitar y el sistem a judicial o r­
dinario.
Por lo que respecta a la naturaleza y com etido de esta jurisdicción, en el
texto constitucional queda determ inado con precisión, p o r una parte, que
se tra ta de u n a verdadera jurisdicción, la cual form a parte del Poder Ju ­
dicial; y, p o r otra, que constituye una jurisdicción penal, con lo que no
habrá lugar a sostener -c o m o en ocasiones se ha p reten d id o sostener-
que tam bién a ella corresponde el régim en disciplinario, de indudable
naturaleza adm inistrativa.
Es im p o rtan te tam bién la precisión referente al ám bito de com petencia
p ro p io de los tribunales penales m ilitares: será la ley la que determ ine
tal com petencia, p ero ten ie n d o siem pre presente que la m ism a h a de
q u ed ar lim itada a los delitos de naturaleza m ilitar, qu ed an d o expresa­
m ente reservados a los tribunales ordinarios la investigación y el juzga­
m iento de los delitos com unes, las violaciones de derechos hum anos y
los crím enes de lesa hum anidad. D icho sea de paso, el tex to constitucio­
nal introduce la regla de la im prescriptibilidad de los delitos de lesa h u ­
m anidad, de las graves violaciones a los derechos hum anos y de los crí­
m enes de g u e rra , los cuales q u e d a n excluidos de los b eneficios que
puedan conllevar su im punidad, incluidos el indulto y la am nistía.25

25 Artículo 29 .
538 GUSTAVO URCANETATROCONIS

Por lo que se refiere a la organización y m odalidades de funcionam iento


de esta jurisdicción especial, su regulación q u ed a d eferida al C ódigo
O rgánico de Justicia M ilitar, pero la C onstitución precisa que los mis­
m os han de regirse por el sistem a acusatorio.

5. La jurisdicción constitucional

Esta jurisdicción está llam ada, sin duda alguna, a adquirir una im p o rtan ­
cia trascendental en el m arco de la organización y funcionam iento del
Estado venezolano. N o es que bajo la vigencia de la C onstitución de 1961
no existiera una jurisdicción constitucional, pero ciertam ente la misma
no estaba perfectam ente definida en sus contornos propios y en su al­
cance, al p u n to de que, p o r m om entos, podía ser confundida con la ju ­
risdicción contencioso-adm inistrativa; adem ás, a pesar de la gran am pli­
tu d con la que estaba consagrada la justicia constitucional venezolana,
la m ás destacada doctrina ha p odido advertir diversas fallas de que ado­
lecía, tanto en su efectividad com o en su racionalidad,26 las cuales han
intentado ser corregidas en el nuevo texto constitucional.
R esulta curioso observar que, a pesar de tra tarse de una jurisdicción
especial y, quizá, la m ás im portante de todas ellas, esta jurisdicción cons­
titucional no se encuentra consagrada expresam ente en el capítulo de la
C onstitución en donde lo están las jurisdicciones especiales anteriorm ente
exam inadas, dentro de las disposiciones destinadas al Poder Judicial, sino
en el prim ero de los capítulos del título correspondiente a la protección
de la C onstitución.
Allí, luego de establecer el principio de la inderogabilidad de esta últim a
p o r acto de fuerza o po r cualquier otro m edio diferente a los en ella p re­
vistos,27 se definen los dos grandes m ecanism os de control de la consti-
tucionalidad: el denom inado control difuso, atribuido a todos los jueces
de la R epública -m ecanism o de control que por prim era vez ostenta ran ­
go co n stitu cio n al, ya que trad icio n alm en te estuvo consagrado en el
C ódigo de Procedim iento Civil-,28 y el control concentrado, reservado
en exclusiva a “la Sala C onstitucional del Tribunal Suprem o de Justicia,
com o jurisdicción constitucional”, a los efectos de declarar la nulidad

26 Jesús María CASAL: : Constitución y Justicia Constitucional. UCAB, Caracas, 2000,


pp. 75 y 76.
27 Artículo 333.
28 Artículos 334, primer aparte, de la Constitución y 20 de dicho Código de Procedi­
miento Civil.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 539

p o r inconstitucionalidad de las leyes y dem ás actos de los órganos del


Poder Público dictados en ejecución directa de la C o n stitución o que
tengan rango de ley.
O ptó, pues, el constituyente de 1999 p o r la solución de la Sala C o n stitu ­
cional d en tro del Suprem o Tribunal, en lugar de la fórm ula m ás radical
de un Tribunal C onstitucional, que fue la consagrada en la C onstitución
de 1991 en C olom bia, siguiendo el ejem plo de varios países europeos
(Alemania, Francia, España, entre otros). Se a d o p tó así el esquem a de la
sala especializada pero ubicada d en tro del suprem o tribunal o rdinario,
pro p u esto p o r varios especialistas,29 inspirándose en el ejem plo de algu­
nos países latinoam ericanos, com o Costa Rica y El Salvador.
La creación de un órgano judicial especializado en la m ateria constitu­
cional obliga a aclarar la diferencia entre lo que p o d ría denom inarse,
respectivam ente, la justicia constitucional y la jurisdicción constitucio­
nal. La prim era está integrada p o r los diversos m ecanism os judiciales
m ediante los cuales se pretende lograr la integridad y suprem acía de la
C onstitución; en ten d id a así, la justicia constitucional consagrada en el
Suprem o Texto de 1999 está constituida p o r los dos m ecanism os antes
m encionados -control difuso y control concentrado-, adem ás del am pa­
ro constitucional, m ecanism o judicial de carácter subjetivo, destinado a
proteger a las personas en el goce y ejercicio de los derechos constitu­
cionales.30
Por su lado, la jurisdicción constitucional está integrada sólo p o r la Sala
C onstitucional del Tribunal Suprem o de Justicia, com o lo señala el ya
m encionado artículo 3 34, últim o aparte, de la C onstitución.31 En dicha
Sala no se encuentran concentrados todos aquellos m ecanism os judicia­
les de control y protección constitucional; el único que le está reservado
en exclusiva es, com o antes se indicó, el control concentrado p a ra a n u ­
lar las leyes y actos de rango análogo. En cam bio, los otros dos tipos de
m ecanism os pueden ser ejercidos p o r otros tribunales: la desaplicación
de norm as inconstitucionales p o r vía de co n tro l difuso co rresponde a
to d o s los trib u n ales del país, in d ep en d ien tem en te de su co m p eten cia
natural y de su rango, m ientras que el am paro puede ser ventilado por

29 Entre otros, Josefina CALCAÑO DE TEMELTAS: “El órgano de control constitucio­


nal y su reforma”, V Congreso Venezolano de Derecho Constitucional, 1977; y Carlos
AYALA CORAO: “Reflexiones sobre la jurisdicción constitucional en Venezuela”, en II
Jomadas Colombo-Venezolanas de Derecho Público. Universidad Externado de Colombia,
Bogotá, 1996.
30 Artículo 27.
51 Ver también el artículo 266, numeral 1 1 aparte último, de la Constitución vigente.
54 0 GUSTAVO UREANETA TROCONIS

ante cualquier tribunal que la ley declare com petente p ara ello, que hoy
en día son, por regla de principio, los tribunales de p rim era instancia en
la m ateria afín al derecho cuya violación se denuncia (artículo 7, Ley
O rgánica de A m paro sobre D erechos y G arantías C onstitucionales.32
A hora bien, la innovación im portante introducida en la C onstitución de
1999 estriba en la previsión de diferentes m ecanism os a través de los
cuales puede lograrse im p o n er coherencia, p o r in term ed io de la Sala
C onstitucional, d en tro de nuestro com plejo sistem a de justicia constitu­
cional. Así, dicha Sala tiene atribuida la facultad de revisar las senten­
cias de am paro y de control de constitucionalidad de leyes y otros actos
norm ativos;33 con ello, adem ás de ya ten er asignado en exclusiva el con­
tro l concentrado, se le ha atribuido un poder de revisión -cuyo alcance y
m odalidades deberán ser diseñados p o r la ley orgánica respectiva- sobre
las sentencias que los dem ás tribunales dicten en ejercicio de los otros
dos mecanism os de control de constitucionalidad. De esta m anera se llena
un vacío antes existente, consistente en la falta de articulación entre di­
chos m ecanism os, susceptible de generar inseguridad respecto de la in ­
terp retació n uniform e de las disposiciones constitucionales.34 E llo
se ve reforzado con el carácter vinculante que se o to rg a -frente a los
restantes tribunales de la R epública, incluyendo las otras Salas del Su­
prem o Tribunal- a las interpretaciones que establezca la Sala C onstitu­
cional sobre el contenido o alcance de las norm as y principios constitu­
cionales.35
Tenem os así una jurisdicción constitucional, integrada p o r la Sala C ons­
titucional, que no constituye el in térprete único de la C onstitución, pero
sí su intérprete m áxim o, carácter que, unido a su com petencia exclusiva
en m ateria de control concentrado, garantiza la integridad e in te rp re ta ­
ción coherente del Texto Suprem o.
U n com entario especial m erece la facultad revisora de las sentencias de
am paro y de control de constitucionalidad de leyes y otros actos n o rm a­
tivos que la C onstitución atribuye a esta Sala. Por un lado, debe señalar­
se que en el texto originalm ente publicado de la C onstitución aprobada

32 Para la interpretación que la Sala Constitucional del Supremo Tribunal ha hecho de


las reglas legales sobre competencia para conocer de los amparos, a la luz de las nuevas
disposiciones constitucionales, vid sentencia de fecha 20-1-00, en el caso Emery Mata
Millán; en la sentencia de fecha 14-3-00, caso Elecentro, se hizo alguna precisión al res­
pecto.
33 Artículo 334, numeral 10.
34 Sobre este punto, vid Jesús María CASAL: Opus cit., pp. 82 y ss.
35 Artículo 335, aparte único.
EL PODSRJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 541

m ediante referéndum p o pular en diciem bre de 199936 esta potestad se


encontraba definida en los siguientes térm inos:
“ 10. Revisar las sentencias de amparo constitucional y de control de
constitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por los tribuna­
les de la República, en los términos establecidos por la ley orgánica res­
pectiva.”
En cambio,, en el tex to vuelto a publicar en m arzo de 2 0 0 0 , pretex tan d o
un “e rro r m aterial del ente em isor”,37 se añade la expresión “definitiva­
m ente firm es” luego de la palabra “sentencias”. Antes que nada, es n e­
cesario insistir en la necesidad de suprim ir en form a radical la absoluta­
m ente criticable práctica de m odificar el tex to de actos d ebidam ente
aprobados y publicados en su m om ento, m ediante el expediente de re-
publicarlos alegando que se están corrigiendo errores m ateriales; la p u ­
blicación en G aceta Oficial busca dar certeza a la fecha y co n ten id o de
los actos, p o r lo que perm itir la m anipulación de este in stru m en to de
publicidad oficial es desnaturalizar la función que le es propia. En este
caso, el resultado de la aplicación de esa reprochable práctica ha provo­
cado, com o es sabido, un gran escándalo, dada la extrem a gravedad de
haberse pro d u cid o p o r su interm edio la m odificación -nada m enos- del
Texto Fundam ental de la República, cuya m odificación -com o una m ani­
festación del principio de la prim acía form al de la C onstitución- no p o ­
d ría lograrse sino p o r m edio de uno de los tres com plejos m ecanism os
regulados en el T ítulo IX de la propia C onstitución en form a taxativa: la
enm ienda, la refo rm a o la Asam blea N acional C onstituyente; resulta a
todas luces un despropósito adm itir que ese tex to fundam ental, a p ro b a­
do m ediante referéndum popular, haya p o d id o ser m odificado p o r m e­
dio de este, absolutam ente sim ple y carente de to d o control, m ecanism o
dejado al cuidado de un desconocido funcionario adm inistrativo, com o
lo es el D irecto r de la Im prenta N acional.

N o hay ninguna du d a de q u é la frase añadida al tex to original constituye


u n a m odificación de fondo, pues se erige en u n a lim itación al tip o de
decisiones que pueden ser objeto de revisión: sólo las definitivam ente
firm es. R especto del valor jurídico que a tal m odificación p u d iera acor­
dársele, ha señalado el constitucionalista Jesús M aría CASAL lo siguiente:

36 Gaceta Oficial N° 36.860 del 30 de diciembre de 1999.


37 Gaceta Oficial N° 5.453 Extraordinario del 24 de marzo de 2000.
54 2 GUSTAVO URCANETATROCONIS

“(...) el texto aprobado por el pueblo mediante referéndum no incluyó


tal limitación, por lo que ha de prevalecer la versión publicada el 30 de
diciembre de 1999. Esto implica que corresponde a la ley orgánica de la
jurisdicción constitucional determinar la clase de sentencias que se en­
cuentra sujeta a la potestad revisora contemplada en él numeral 10 del
artículo 336.”38
Tam bién es necesario hacer referencia brevem ente a la discusión que ha
suscitado la previsión constitucional sobre esta potestad revisora de la
Sala C onstitucional en lo que respecta a las decisiones de las otras Salas
del Tribunal Suprem o de Justicia. C ierto es que en el texto constitucio­
nal se acuerda valor vinculante a las interpretaciones que establezca la
Sala C onstitucional sobre el alcance y contenido de las norm as y princi­
pios constitucionales, tan to p o r lo que respecta a los dem ás tribunales
de la R epública com o en relación con las otras Salas del Suprem o Tribu­
nal.39 En cam bio, al definir la potestad revisora que se com enta, la C ons­
titu ció n se refiere a los tribunales de la R epública, sin hacer m ención
expresa a las restantes Salas del Tribunal Suprem o de Justicia. Sólo fue
en la sobrevenida Exposición de M otivos, publicada junto con el texto
“corregido por error m aterial” en m arzo de 2000, donde trató de incluirse
-no con carácter explicativo de una norm a efectivam ente contenida en
el proyecto de C onstitución, com o sería lo propio de un docum ento d e­
nom inado “exposición de motivos”, sino con un carácter pretendidam ente
preceptivo, que, tal com o está redactada, im parte una orden al legisla­
dor- una disposición en la que se prevé que
“la ley orgánica deberá consagrar un mecanismo de carácter extraordina­
rio mediante el cual la Sala Constitucional pueda revisar los actos o sen­
tencias de las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia que contra­
ríen la Constitución o las interpretaciones que sobre sus normas o
principios haya previamente fijado la Sala Constitucional (...)”
Ello resultaría cónsono con la afirm ación hecha en la m ism a Exposición
de M otivos, cuando se dice que la C onstitución dotó a la Sala C onstitu­
cional del carácter y de las com petencias que tiene en derecho com para­
do cualquier C orte o Tribunal C onstitucional. Efectivam ente, un T ribu­
nal C onstitucional, com o el español o el colom biano, para no citar sino
esos dos ejem plos, siendo un tribunal distinto del suprem o tribunal or­
dinario, supraordinado a éste y al resto de los tribunales, tiene ap titu d
para revisar la constitucionalidad de las sentencias dictadas p o r todos
ellos. En cam bio, al actuar una Sala de un tribunal, es el tribunal el que

38 CASAL: Op. cit., p. 35.


39 Artículo 335.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 543

está actuando, p o r lo que no podría o tra Sala del m ism o tribunal volver
sobre las propias decisiones de éste. Al o p tar el constituyente de 1999
p o r la solución de u n a sala especializada d en tro del Tribunal Suprem o
de Justicia, desechando la o tra posible opción, la del Tribunal C onstitu­
cional, se in se rtó d e n tro de un esquem a que, al m enos teóricam ente,
im pediría la revisión planteada en la Exposición de M otivos. Era la p ro ­
pia C onstitución, aprobada p o r el pueblo soberano, el lugar para inser­
tar esta anóm ala figura, y no un docum ento elaborado en fecha poste­
rior, de carácter no norm ativo sino explicativo, que no som etido a la
consideración del soberano.
En to d o caso, debe señalarse que, aún sin esperar a lo que se supone
tendría que h ab er sido una tarea a realizar p o r la Asam blea N acional,
según la e xhortación hecha en la m encionada E xposición de M otivos, la
Sala C onstitucional ya ha ido creando, tram itando y decidiendo un “re ­
curso ex trao rd in ario de revisión”, m ediante el cual ha p rocedido a revi­
sar e, incluso, anular sentencias de otras Salas del m ism o Tribunal Su­
prem o de Justicia.40

6. La jurisdicción disciplinaria judicial

Además de esas jurisdicciones especiales, en la Sección Tercera de este


C apítulo III, correspondiente al G obierno y la A dm inistración del Poder
Judicial, está prevista la jurisdicción disciplinaria judicial. Efectivam en­
te, en el artículo 267, luego de disponerse que la dirección, el gobierno y
la adm inistración del Poder Judicial corresponden al Tribunal Suprem o
de Justicia, se establece textualm ente lo siguiente:
“La jurisdicción disciplinaria judicial estará a cargo de los tribunales dis­
ciplinarios que determine la ley.”
A ello se añade en el siguiente párrafo:
“El régimen disciplinario de los magistrados (...) y jueces (...) estará fun­
damentado en el Código de Etica del Juez Venezolano (...), que dictará la
Asamblea Nacional. El procedimiento disciplinario será público, oral y
breve, conforme al debido proceso, en los términos y condiciones que
establezca la ley.”
Las disposiciones antes transcritas tocan uno de los asuntos resaltantes
d en tro del debate referente a la reform a del Poder Judicial venezolano.
Según se ha q u erido m ostrar ante la opinión pública, los m ayores defec-

40 Ver, entre otras, senten cias N ° 33 y 93 del año 2 0 0 0 ; en esta últim a (caso
CORPOTURISMO), se hace una especie de reseña de los criterios adoptados en relación
con este recurso Extraordinario de revisión.
544 GUSTAVO URCWMETATROCONS

tos de esta organización se deben a la extrem a incom petencia, a la igno­


rancia inexcusable y a la corrupción de los jueces. D e allí que las prim e­
ras y m ás publicitadas m edidas adoptadas en vista de la anunciada refo r­
m a ju d ic ia l h an e sta d o re fe rid a s a p ro c e d im ie n to s d isc ip lin a rio s y
sanciones, destinadas a “sanear” el Poder Judicial....

Las disposiciones antes transcritas in troducen una notable innovación


en el sistem a institucional venezolano. H asta ahora, la potestad discipli­
naria respecto de los jueces estaba atribuida a un órgano adm inistrati­
vo: el C onsejo de la Judicatura, al cual estaba confiada la adm inistración
del Poder Judicial y, expresam ente, de acuerdo con el tex to constitucio­
nal de 1961, “la disciplina y el decoro de los Tribunales”.41

En la C onstitución de 1999, com o ya se ha señalado, el gobierno y la


adm inistración del Poder Judicial han sido confiados al Tribunal Supre­
m o de Justicia, elim inándose al m ism o tiem po ese órgano adm inistrativo
dotad o de autonom ía funcional que era el Consejo de la Judicatura. C on
ello cabría pensar que todas estas funciones de naturaleza indudablem ente
adm inistrativa han sido judicializadas, pues a h o ra pasan a ser ejercidas
p o r ún tribunal. N o obstante, la p ro p ia disposición constitucional se
encarga de prever lo siguiente:
“Para el ejercicio de estas atribuciones, el Tribunal Supremo de Justicia
en pleno creará una Dirección Ejecutiva de la Magistratura, con sus ofi­
cinas regionales.”
Ello quiere decir que, si bien la C onstitución quiso dejar el gobierno y la
adm inistración del Poder Judicial d en tro de este m ism o poder, confián­
dolo al M áxim o Tribunal, sin em bargo estim ó conveniente que tales fun­
ciones adm inistrativas no fueran ejercidas directam ente p o r los m agis­
trados encargados de la función jurisdiccional de dicho tribunal, a través
de sus Salas, sino p o r un órgano adm inistrativo -com o antes lo e ra el
Consejo de la Judicatura-, sólo que ah o ra este nuevo órgano adm inistra­
tivo no será un órgano dotado de autonom ía funcional, separado e inde­
pendiente de todos los dem ás poderes, com o ocurría con el Consejo de
la Judicatura, sino que será un órgano adm inistrativo dependiente del
Tribunal Suprem o de Justicia. D icho de o tro m odo, los M agistrados de
éste no ten d rán el ejercicio directo de las funciones adm inistrativas in­
herentes al gobierno y la adm inistración del Poder Judicial, sino que te n ­
d rán la vigilancia y supervisión de las m ism as, en los térm inos que se

41 Artículo 217 de la Constitución derogada.


EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 545

d eterm in en en el acto de creación de dicha D irección Ejecutiva de la


M agistratura y, eventualm ente, en la Ley O rgánica del Tribunal Supre­
m o de Justicia.
En cam bio, la potestad disciplinaria sobre los jueces -que anteriorm ente
se encontraba com prendida conjuntam ente con las restantes funciones
adm inistrativas inherentes al gobierno y adm inistración del Poder Ju d i­
cial, confiadas, com o se ha señalado, al Consejo de la Judicatura- ha sido
segregada de este conjunto, para no confiarla al Tribunal Suprem o de
Justicia, ni a él directam ente ni en form a indirecta, p o r interm edio de la
D irección Ejecutiva de la M agistratura. A hora serán verdaderos trib u ­
nales los que ten d rán a su cargo la disciplina judicial. Será la ley la que
d eterm inará las características propias de los tribunales que han de co n ­
form ar esta nueva jurisdicción. El propio tex to constitucional no a p o rta
ninguna o tra orientación al respecto, salvo p o r lo que se refiere a la de­
signación de los titulares de dichos tribunales, asunto sobre el cual dis­
pone que serán unos colegios electorales judiciales -asesorados en esta
tarea por el m ism o C om ité de Postulaciones Judiciales que actúa en la
selección de candidatos a m agistrados del Tribunal Suprem o de Justicia-
quienes se encargarán de la “elección” de los jueces de la jurisdicción
disciplinaria,42 d ando a entender que la selección de estos jueces se hará
de una m anera diferenciada a aquélla destinada a los dem ás jueces, a la
que se alude en el artículo 255 de la m ism a C arta M agna.
A hora bien, sentado que se tra ta de v erdaderos tribunales, es preciso
destacar que a los m ism os ha sido atribuida, no una función jurisdiccio­
nal, sino u n a función típicam ente adm inistrativa. Así se desprende del
análisis form ulado p o r la más connotada do ctrin a adm inistrativa espa­
ñola, conform e a la cual el ius puniendi estatal asum e dos m anifestacio­
nes posibles: la de la vía judicial penal, conform ada p o r las penas aplica­
bles p o r los jueces penales a los delitos, y la de la vía adm inistrativa,
constituida p o r las sanciones aplicables p o r autoridades adm inistrativas
dotadas de p o testad sancionatoria a las infracciones adm inistrativas.43
En el m ism o sentido se ha pronunciado en form a reiterada la jurispru­
dencia patria.
Efectivam ente, la C orte Prim era de lo C ontencioso-A dm inistrativo, en
sentencia del 11-5-80, al analizar la naturaleza jurídica de los actos san-
cionatorios disciplinarios dictados por establecim ientos públicos corpo-

42 Artículo 270.
43 Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA y Tomás-Ramón FERNÁNDEZ: Curso de Derecho
Adm inistrativo II, -Editorial Civitas, S.A., Madrid, 1995, pp. 166 y ss.
54 6 GUSTAVO URQANETATROCONIS

rativos (en el caso, era el Tribunal D isciplinario del Colegio de Ingenie­


ros de Venezuela), luego de referir la posición del contencioso francés -
que los considera actos jurisdiccionales, actuando una com petencia re ­
presiva, por lo que no procede contra ellos el recurso por exceso de poder,
sino el recurso de casación para ante el Consejo de Estado- rechaza tal
posición para el ordenam iento venezolano, y concluye señalando que en
este caso se tra ta de actos adm inistrativos, en atención a los órganos
adm inistrativos que los dictan.44
En otras oportunidades, la m ism a C orte (sentencia del 26-5-83) ha in­
sistido en el carácter adm inistrativo de los actos em anados de los trib u ­
nales disciplinarios de los organism os profesionales,45 aunque poniendo
énfasis para ello igualm ente en el hecho de que dichos organism os son,
ellos mismos, de naturaleza adm inistrativa.
En cam bio, donde sí hubo lugar a analizar con profundidad la naturaleza
adm inistrativa o jurisdiccional de la función que se ejerce m ediante la
potestad disciplinaria, en sí m ism a, fue en el conocido caso Ruiz Bece­
rra .46 C om o es sabido, en este caso se trataba de la destitución im puesta
a un juez por el Consejo de la Judicatura, p o r razones disciplinarias; el
M áxim o Tribunal se declaró incom petente para conocer del recurso de
nulidad interpuesto contra dicha destitución, basándose p ara ello en la
consideración de que las decisiones disciplinarias dictadas p o r el C onse­
jo de la Ju dicatura no son actos adm inistrativos sino sentencias de ca­
rácter jurisdiccional, sim ilares a las que podrían dictar los tribunales de
la República. Ese criterio fue sostenido con base en la argum entación
de que el C onsejo de la Jud icatu ra era un “órgano com plejo”, al cual
estaban atribuidas sim ultáneam ente funciones de índole norm ativa, a d ­
m inistrativa y jurisdiccional, siendo las de este últim o carácter, precisa­
m ente, las referentes a la potestad disciplinaria sobre los jueces, aunque
en la sentencia no se hacía ningún razonam iento de fondo dirigido a jus­
tificar ese p reten d id o carácter jurisdiccional asignado en ella al p o d er
disciplinario, salvo alguna superficial alusión a la delicada tarea de “juz­
gar a los hom bres” y la expresa referencia al sistem a francés, donde las

44 Extracto consultado en Caterina BALASSO TEJERA: Jurisprudencia sobre los actos ad­
ministrativos (1980-1993) Edit. Jurídica Vzlana. Caracas, 1998, pp. 63-66.
45 Ibidem, p. 66.
44 CSJ-SPA, 26-3-85. Ibidem, pp. 67 a 102. En sentencias anteriores, de 1969 1974, ha­
bía declarado inadmisibles recursos contra actos del Consejo de la Judicatura, por con­
siderarlos fallos o sentencias y que la materia disciplinaria es un ejercicio de la función
jurisdiccional (Cfr. José ARAUJO JUAREZ: Principios Generales del Derecho Procesal A d ­
ministrativo. Vadell Hnos. Caracas, 1996, p. 155)
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTÍTUCIÓN DE 1999 547

decisiones disciplinarias dictadas p o r el Consejo Superior de la M agis­


tra tu ra son recurribles en casación p o r ante el Consejo de Estado, de lo
que -según se afirm a- se deriva su carácter jurisdiccional.
El referido criterio -no unánim e, pues contó siem pre con dos votos sal­
vados, u n o de los cuales, el de la M agistrada Josefina C alcaño de Temel-
tas, fundam entaba el desacuerdo en la naturaleza adm inistrativa de la
función disciplinaria, citando en apoyo a tal posición connotados a u to ­
res extranjeros, com o M o n to ro y Z anobini- fue sostenido p o r el M áxi­
m o Tribunal d urante un p eríodo relativam ente breve, pues en agosto de
199147 m odificó expresam ente su apreciación al respecto, al declarar que
“el Consejo de la Ju d icatu ra es un órgano de naturaleza adm inistrativa y
que esa m ism a naturaleza tienen todas las atribuciones que ejerce, in ­
cluidas las que realiza en función disciplinaria”. De esa m anera, hizo
coherente su posición general respecto de la naturaleza de la potestad
disciplinaria, pues siem pre había m antenido -incluso d urante el p eríodo
antes referido, inaugurado con la sentencia Ruiz Becerra- que los actos
dictados p o r los jueces en ejercicio de la potestad disciplinaria de la que
están investidos son decisiones de carácter adm inistrativo.48
La d o c trin a venezolana tam bién se ha p ro n u n cia d o sobre el c arácter
adm inistrativo, y no jurisdiccional, de la potestad disciplinaria. Así, José
ARAUJO JUA REZ cita al connotado au to r italiano ALESSI para susten­
tar tal carácter adm inistrativo y afirm a que es
“la ausencia de claridad sobre la naturaleza de la potestad disciplinaria
(...) lo que ha llevado a nuestra jurisprudencia al mismo error de confu­
sión entre la función administrativa represiva y la función jurisdiccional
y, lo que es peor aún, a sostener (...) que el ejercicio de la potestad disci­
plinaria es una función jurisdiccional”.
En particular, po n e de relieve este a u to r la inconsistencia de esa juris­
prudencia con la posición p o r ella sostenida sim ultáneam ente respecto
del carácter adm inistrativo de la función disciplinaria cuando se tra ta de
los jerarcas de la A dm inistración, del C ongreso y los jueces quienes la
ejercen .49
En igual sentido, H ildegard R O N D Ó N DE SANSÓ aclara que la potes­
tad disciplinaria, aunque cercana a la función punitiva del E stado que da
origen a la pena crim inal y al D erecho Penal en general, m antiene su

47 CSJ-SPA, 6-8-91, en el caso Iván Hernández Gutiérrez. Ibidem, pp. 104 a 112.
48 CSJ-SPA, del 30-6-86, en el caso Maritza Josefina Alvarado. Ibidem, pp. 100-102.
49José ARAUJO JUAREZ: O puscit., pp. 204-205.
548 GUSTAVO URCANETATROCONIS

autonom ía respecto de esta últim a; precisa esta au to ra que la potestad


sancionatoria es la que deriva de la “transgresión de cualquier tipo de
deber adm inistrativo”, que opera ante la A dm inistración, siendo ésta ti­
tular de los intereses protegidos frente a la posible agresión de un p a rti­
cular que, en caso de hallarse en una situación de sujeción especial, da
lugar a un vínculo que o torga a aquélla m ayores facultades de vigilancia
y control sobre la conducta del adm inistrado, a lo cual se denom ina p o ­
testad disciplinaria.50 En sim ilar sentido, Rosibel G R ISAN TI BELAN-
DRIA coincide con GARCÍA DE EN TERRÍA y FER N Á N D EZ cuando
“aclaran (...) que, en el caso de las sanciones adm inistrativas de
autoprotección dentro de las cuales incluyen las sanciones disciplinarias,
estamos ante lo que ellos llaman autotutela reduplicativa o en segunda
potencia”,
con lo cual se destaca su índole puram ente adm inistrativa.51
En definitiva, la tendencia m ayoritaria ap u n ta hacia la caracterización
de la potestad disciplinaria com o una de naturaleza adm inistrativa, p o r
la evidente razón de que ella se presenta com o un instrum ento m ediante
el cual la A dm inistración tiende a m antener la integridad y el buen fu n ­
cionam iento de su p ro p ia organización; de allí que los sujetos a ella so­
m etidos no sean cualesquiera adm inistrados, sino sólo las personas in te­
grantes o m iem bros del cuerpo adm inistrativo de que se trate o, cuando
m ucho, por un proceso extensivo, los usuarios del servicio, cuya disci­
plina se presenta tam bién com o una exigencia del funcionam iento regu­
lar del m ism o.52
Esa es quizá la razón p o r la cual tradicionalm ente en Venezuela, salvo
p erío d o s m uy breves, la disciplina de los jueces ha estado co n fiad a a
órganos adm inistrativos: el Consejo Judicial, previsto en la Ley O rgáni­
ca del Poder Judicial de 1956, y luego el Consejo de la Judicatura, p re ­
visto en la C onstitución de 1961 y creado en la Ley O rgánica del Poder
Judicial de 1969.53 En esos otros breves períodos, eran los propios jue­
ces -por principio, los correspondientes superiores- quienes tenían a tri­
buida esta potestad.

50 Hildegard RONDÓN DE SANSÓ: Los actos cuasi jurisdiccionales. Ediciones Centauro.


Caracas, 1990, pp. 52-53.
51 Rosibel GRISANTI BELANDRIA: Inexistencia de los actos cuasi jurisdiccionales - La re­
posición administrativa. Vadell Hnos. Valencia, 1993, pp. 62-63.
52 Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA y Tomás-Ramón FERNÁNDEZ: Curso de Derecho
Administrativo II, Edit. Civitas, Madrid, 1995, p. 169.
53 Para una breve reseña histórica, vid Josefina CALCANO DE TEMELTAS: La responsa­
bilidad de los jueces en Venezuela. Caracas, 1982, pp. 67-72.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 549

C onstituye, pues, una novedad la previsión en la C onstitución de 1999


de una jurisdicción especial encargada de la disciplina de los jueces. Por
supuesto, será el legislador quien desarrollará las características de esta
jurisdicción disciplinaria.

7- La jurisdicción contencioso-electoral

H a sido señalado com o una de las innovaciones m ás notables de la n u e­


va C onstitución el hecho de haber abandonado la clásica trip artició n de
las ram as del Poder Público, añadiendo dos poderes adicionales: el Po­
d er C iudadano y el Poder Electoral. Este últim o se en cuentra regulado
en el nuevo tex to constitucional tan to p o r lo que se refiere a los órganos
que lo ejercen: el Consejo N acional Electoral, com o ente rector, y la Junta
Electoral N acional, la C om isión de Registro Civil y Electoral y la C om i­
sión de Participación Política y Financiam iento, com o organism os subor­
dinados;54 com o en lo referente a sus atribuciones.55 En este últim o punto,
es de destacar particularm ente la am pliación del ám bito de co m p eten ­
cias, pues a las elecciones políticas, destinadas a la elección de los car­
gos de representación p opular de los poderes públicos (que constituían
tradicionalm ente el ám bito m aterial de com petencia p ro p io del Consejo
S uprem o Electoral y dem ás órganos electorales), se añ adieron, p o r un
lado, los referendos en todas sus m odalidades (consultivo, revocatorio,
ap ro b ato rio , abrogatorio) y, po r o tro , las elecciones de organizaciones
de la sociedad civil, en particular de sindicatos, grem ios y organizacio­
nes con fines políticos.
A hora bien, en el artículo 2 9 7 de la nueva C arta M agna se prevé la exis­
tencia de u n a jurisdicción contencioso-electoral, la cual “será ejercida
p o r la Sala Electoral del Tribunal Suprem o de Justicia y los dem ás trib u ­
nales que determ ine la ley”.
A p rim era vista, pareciera coherente con la configuración de la organi­
zación electoral com o un nuevo Poder Público la creación de una nueva
jurisdicción especializada en la m ateria. Sin em bargo, ésta no puede ser
la razón d eterm inante para ello, puesto que el constituyente no hizo lo
p ro p io con el Poder C iudadano, el cual qu ed ará som etido, p o r lo que se
refiere a su co n tro l jurisdiccional, a la com petencia de la jurisdicción
contencioso-adm inistrativa ordinaria. En realidad, todos los órganos que
ah o ra conform an tan to el Poder C iudadano com o el Poder Electoral no

54 Artículo 292.
5i Artículo 293.
550 GUSTAVO URCANETATROCONIS

son o tra cosa que órganos adm inistrativos, cuyos co m p o rtam ien to s y
actuaciones habrían de quedar som etidos a esta últim a jurisdicción.
N o obstante, el constituyente optó p o r crear una nueva jurisdicción es­
pecial. Ya no se trata, pues, de acuerdo con el diseño constitucional, de
un contencioso-adm inistrativo especial, com o hasta ahora ha sido el caso,
con una atribución especial de com petencias (a la Sala Político-Adm inis­
trativa de la C orte Suprem a de Justicia y a la C orte Prim era de lo C on-
tencioso-A dm inistrativo, según los tip o s de elecciones con las cuales
estuvieran relacionados los actos y conductas im pugnados, en am bos
casos en única instancia), sino de una nueva jurisdicción especial, p ara­
lela a la contencioso-adm inistrativa, lo que am eritará la prom ulgación
de una ley que la diseñe especialmente. Ello no obsta a que, desde el punto
de vista de la m ateria tratada, sea im posible diferenciar una de otra. En
realidad, a pesar de lo que aparentem ente surge de la letra del texto cons­
titucional, conceptualm ente hablando no puede sostenerse que el c o n ­
tencioso electoral sea algo diferente del contencioso-adm inistrativo. Ya
habrá o p o rtu n id ad de ver cóm o, en los hechos, el régim en contencioso-
adm inistrativo ten d rá carácter supletorio para el contencioso-electoral,
que no p o d rá dejar de ser, en el fondo, más que un contencioso-adm inis­
trativo especial.
En o tro o rd en de ideas, es de señalar que, a pesar de que la C onstitución
prevé el carácter pluriorgánico de esta jurisdicción, puesto que la m ism a
será ejercida no sólo p o r la Sala Electoral del Suprem o Tribunal, sino
tam bién po r otros tribunales que determ ine la ley, p o r ah o ra dicha Sala
ha asum ido la com petencia única en la m ateria. En efecto, el E statuto
Electoral del Poder Público decretado p o r la Asam blea N acional C onsti­
tuyente5*5 -de carácter tem poral, pues fue dictado exclusivam ente para
regir los subsiguientes procesos comiciales, denom inados coloquialm ente
“m egaelecciones”- atribuyó en form a exclusiva a la referida Sala E lecto­
ral la com petencia para conocer de los recursos de nulidad, de los recur­
sos p o r abstención y de los recursos de interpretación que pudieran ser
inten tad o s con ocasión de esos próxim os procesos electorales;57 es de
hacer n o tar que tam bién le atribuye com petencia para cuando se trate
de actuaciones u om isiones relacionadas con la organización, adm inis­
tración y funcionam iento del Consejo N acional Electoral, lo cual es difí­
cilm ente entendible com o una com petencia tem poral. En to d o caso, se­

56 Gaceta Oficial N° 36.884 del 3-2-00.


57 Artículo 30 del Estatuto Electoral.
EL PQDERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 551

ñala el E statuto Electoral que la Sala Constitucional será com petente para
conocer de las acciones autónom as de am paro co n tra el Consejo N acio ­
nal Electoral y de las colisiones entre leyes electorales.58
Por su parte, la p ro p ia Sala Electoral, en p osterior sentencia,59 d eterm i­
nó que, m ientras se dicten las Leyes O rgánicas del Tribunal Suprem o y
del Poder Electoral, adem ás de las com petencias que le atribuye el Esta­
tu to Electoral, le corresponder conocer de:
a- Los recursos, p o r inconstitucionalidad o ilegalidad, c o n tra actos u
om isiones:
1- De los órganos del Poder Electoral, sea que estén relacionados o no
con procesos com iciales;
2- De sindicatos, organizaciones grem iales o colegios profesionales, o r­
ganizaciones co n fines políticos, universidades nacionales y de otras
organizaciones de la sociedad civil, cuando dichos actos sean de n a tu ra ­
leza electoral;
3- R elacionados co n los m edios de particip ació n y pro tag o n ism o del
pueblo en ejercicio de la soberanía en lo político.
b- Los recursos de interpretación sobre disposiciones contenidas en le­
yes electorales y sobre organizaciones políticas

8. La jurisdicción laboral

En el cu erpo m ism o de la C onstitución, en sus disposiciones principales,


nada se dispone acerca de una jurisdicción laboral. Sin em bargo, d en tro
de las disposiciones transitorias, concretam ente en la cuarta, contentiva
del program a legislativo que la Asamblea N acional debe desarrollar dentro
del p rim er año p osterior a su instalación, señala el num eral 4 que dicho
cuerpo legislativo debe dictar una Ley O rgánica Procesal del Trabajo que
garantice el funcionam iento de una jurisdicción laboral autónom a y es­
pecializada.
D icha ley d eberá estar orientada, añade la disposición transitoria, por
los principios de gratuidad, celeridad, oralidad, inm ediatez, p rio rid ad de
la realidad de los hechos, equidad y rectoría del juez en el proceso, la
m ayoría de los cuales no hacen más que red u n d ar en los principios de
to d o el sistem a judicial, de acuerdo con la m ism a C onstitución.

58 Parágrafos 1° y 2o del mismo artículo 30.


59 SE-TSJ de fecha 10-2-00, en el caso Raimundo Hilero. Consultada en copia del original.
55 2 GUSTAVO URQANETATRDCONIS

Esta disposición se inscribe d en tro de la tendencia que ya existía, a esca­


la legal, de atribuir el conocim iento de las controversias en m ateria la­
boral a una jurisdicción especializada.

IV LA DIRECCIÓN, EL GOBIERNO
Y LA ADMINISTRACIÓN DEL PODER JUDICIAL
U na de las más significativas innovaciones in tro d u cid as con la nueva
C onstitución en esta m ateria la constituye, sin lugar a dudas, el haber
asignado al Tribunal Suprem o de Justicia las funciones co rrespondien­
tes a la dirección, gobierno y adm inistración del Poder Judicial. Es bue­
no reco rd ar que en el derecho com parado existen dos m odelos paradig­
m áticos de adm inistración de los tribunales: p o r un lado, aquél en el cual
tal función está atribuida al p ro p io Poder Judicial, norm alm ente p o r ó r­
gano del suprem o tribunal, el cual generalm ente se ve auxiliado en esas
tareas por un órgano adm inistrativo especializado, integrado d e n tro de
la organización de dicho suprem o tribunal, tal com o ocurre en M éxico
o Perú; y, por o tro lado, el m odelo bastante extendido conform e al cual
la adm inistración de los tribunales corresponde al Poder Ejecutivo, po r
órgano de un m inistro, en el entendido de que sólo se tra ta de la realiza­
ción de tareas puram ente adm inistrativas, conservando los tribunales, al
m enos teóricam ente, to d a su au to n o m ía en el ejercicio de su función
jurisdiccional, com o es el caso em blem ático de Francia, donde el Garde
des Sceaux (título tradicionalm ente dado al M inistro de Justicia) presi­
de, así sea nom inalm ente, las instituciones encargadas de la adm inistra­
ción y gestión de los tribunales de justicia. En las décadas más recientes,
se ha ido ad o p tan d o un m odelo interm edio, en el cual estas tareas adm i­
nistrativas son encom endadas a un Consejo de la M agistratura o de la
Judicatura, órgano adm inistrativo autónom o no perteneciente a ningu­
no de los Poderes clásicos del E stado, com o una fórm ula ideada para
alejar los tribunales de la sujeción m aterial al Poder Ejecutivo, sin tam ­
poco llegar hasta el autogobierno, a veces criticado p o r distintas razo ­
nes teóricas y prácticas.
En Venezuela hem os pasado en relativam ente pocos años p o r los tres
m odelos. H asta cuando duró la vigencia de la C onstitución de 1953, regía
el sistem a de adm inistración del Poder Judicial p o r parte del Poder Eje­
cutivo, p o r órgano del M inistro de Justicia. Las críticas co n tra la falta
de autonom ía que ese m odelo generaba condujeron a que en la C onsti­
tución de 1961 se ad o p tara la fórm ula del Consejo de la Judicatura, el
cual no fue creado directam ente en el texto constitucional, pues tal crea­
ción se dejó encom endada al legislador.60 Fue la Ley O rgánica del Poder

60 Artículo 217.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 553

Judicial de 1969 la que creó efectivam ente el Consejo de la Judicatura,


com o un cu erpo colegiado con representación de las distintas ram as del
Poder N acional, pues así lo exigía la C onstitución, probablem ente con el
pro p ó sito de constituir un cuerpo equilibrado que garantizara efectiva­
m ente la independencia de los tribunales. N o obstante, ese esquem a del
cuerpo colegiado en tan to que órgano de gobierno y adm inistración no
funcionó adecuadam ente y p rodujo u n a serie de inconvenientes y vicios
puestos de relieve p o r los m edios de com unicación social d urante m u­
cho tiem po. La ley fue reform ada varias veces con la intención de en­
co n trar una estructura organizativa más satisfactoria, p ero los inconve­
n ie n te s c o n tin u a r o n c o n ta l in te n s id a d q u e , d u r a n te el p ro c e s o
constituyente de 1999, uno de los principales objetivos fue la desapari­
ción del Consejo de la Judicatura.
En el artículo 267 de la nueva C onstitución se consagra la fórm ula ad o p ­
tada: la del gob iern o y adm inistración del Poder Judicial p o r el p ro p io
Poder Judicial, p o r órgano del Tribunal Suprem o de Justicia, así com o
de otros órganos auxiliares de éste. Tam bién introduce el nuevo texto
constitucional diversas innovaciones en relación con la condición fun-
cionarial del juez y, concretam ente, con la ca rre ra judicial. Am bos as­
pectos serán analizados sucesivam ente.

I . La organización de las funciones administrativas del Poder Judicial

El artículo 2 6 7 de la C onstitución vigente atribuye al Tribunal Suprem o


de Justicia la dirección, el gobierno y la adm inistración del Poder Ju d i­
cial, así com o la inspección y vigilancia de los tribunales de la R epública
y de las D efensorías Públicas. En cam bio, la m ism a disposición asigna el
ejercicio de la función disciplinaria judicial a u n a jurisdicción especial a
1a. que fu ero n dedicados unos com entarios en el capítulo a n te rio r del
presente trabajo. En este p unto, com o allí se subrayó, se ha producido
una innovación radical, pues hasta ah o ra la función disciplinaria respec­
to de los jueces siem pre había sido tratad a com o una función adm inis­
trativa, asignada a órganos adm inistrativos. En to d o caso, el Tribunal
Suprem o de Justicia, aun siendo el m áxim o órgano de gobierno y adm i­
nistración del Poder Judicial, no ten d rá ninguna potestad disciplinaria
respecto del personal de este Poder.
Adem ás del Tribunal Suprem o de Justicia, o tro s órganos auxiliares es­
tán previstos o han sido creados para el desem peño de estas funciones
adm inistrativas, en form a definitiva o provisional. C onviene referirse a
ellos separadam ente.
554 GUSTAVO URD4NETATROCONIS

a- El Tribunal Suprem o de Justicia

C om o ya se destacó antes, a este suprem o órgano del Poder Judicial le


están encom endadas ahora, adem ás de sus funciones tradicionales en el
cam po jurisdiccional, las funciones adm inistrativas correspondientes a
la dirección, gobierno y adm inistración del Poder Judicial. En térm inos
prácticos, podría decirse que pasa ahora a concentrar lo que antes eran
la C orte Suprem a de Justicia y el Consejo de la Judicatura, salvo p o r lo
que se refiere a la potestad disciplinaria judicial, que co rresp o n d erá a
tribunales especializados.
D en tro del ejercicio de estas funciones adm inistrativas, el m ism o artícu­
lo 2 6 7 que se las otorga le asigna al Tribunal Suprem o de Justicia la a tri­
bución de elaborar y ejecutar su p ropio presupuesto y el presupuesto del
Poder Judicial.
En esta m ateria presupuestaria puso el constituyente bastante énfasis,
con la evidente intención de pro p o rcio n ar la m ayor autonom ía posible
al Poder Judicial frente a los otros Poderes estatales, respecto de los cua­
les siem pre se había encontrado en desventaja desde el p u n to de vista de
la asignación de recursos. Bajo el régim en anterior, la C orte Suprem a de
Justicia tenía autonom ía presupuestaria, pero sólo p o r lo que se refiere
a su p ro p io presupuesto; el presupuesto del Poder Judicial era elabora­
do y ejecutado p o r el Consejo de la Ju d icatu ra, aunque con la últim a
reform a de las Leyes O rgánicas del Poder Judicial y del Consejo de la
Jud icatu ra había una responsabilidad com partida entre los dos órganos.
A hora, to d a la responsabilidad presupuestaria reposa sobre el Tribunal
Suprem o de Justicia, al cual la C onstitución atribuye expresam ente “au ­
to n o m ía funcional, financiera y adm inistrativa”61, d e n tro del m arco de
la declaratoria de la independencia del Poder Judicial. A tal efecto -esta­
blece la propia disposición constitucional-, d e n tro del presupuesto ge­
neral del E stado se le asignará al sistem a de justicia una partid a anual
variable, no m enor del dos po r ciento (2%) del presupuesto o rdinario
nacional, para su efectivo funcionam iento, el cual no p o d rá ser reducido
ni m odificado sin autorización previa de la Asam blea N acional. Se tra ta
del corrientem ente denom inado “situado judicial”, visto po r m uchos com o
una garantía de la autonom ía, en la m edida que perm ite al Poder Judicial
o b ten e r recursos en una p ro p o rc ió n m ínim a p red e term in a d a , que no
puede serle desconocida ni po r el Poder Ejecutivo, cu ando elabora el
p ro y ecto de presupuesto general, ni p o r el P oder Legislativo, cuando
ap ru eb a dicho presupuesto. H ay que hacer notar, sin em bargo, que el

61 Artículo 254.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 555

dos p o r ciento (2% ) m ínim o garantizado no se refiere al presupuesto del


Poder Judicial, sino del sistem a de justicia, noción que, com o antes se
destacó, es bastante más am plia que la de Poder Judicial. Esto dará segu­
ram ente lugar a discusiones en el m om ento de su aplicación efectiva, a
fin de determ inar con precisión qué instituciones deben quedar com pren­
didas d e n tro de la previsión de este situado judicial.
En previsión de que, dada su naturaleza fundam entalm ente jurisdiccional,
al Tribunal Suprem o de Justicia le será prácticam ente imposible asegurar
el gobierno y la adm inistración del Poder Judicial en form a directa, la
C onstitución previo que, para el ejercicio de estas atribuciones, dicho Tri­
bunal ha de crear una Dirección Ejecutiva de la M agistratura, con sus ofi­
cinas regionales. Sin em bargo, antes de la en trad a en función de dicha
Dirección, fue creada con carácter provisional la Com isión de Funciona­
m iento y Reestructuración del Poder Judicial. A los fines de seguir un o r­
den cronológico, nos referirem os prim ero a ésta antes que a aquélla.

b- La Comisión de Reestructuración y Funcionamiento del Sistema judicial


D urante la discusión del proyecto de C onstitución, en la Asam blea N a ­
cional C onstituyente se planteó la idea de prever esta figura organizati­
va con carácter transitorio. Sin em bargo, dentro de las disposiciones tra n ­
sito ria s q u e en d e fin itiv a fu e ro n in c lu id a s en el te x to s o m e tid o a
referéndum y que resultó aprobado po r el pueblo, sólo se m enciona una
Com isión de Funcionam iento y Reestructuración del Sistema Judicial que
ten d rá com o com etido encargarse del desarrollo y operatividad efectiva
del Sistem a A utónom o de la D efensa Pública, a los fines de garantizar el
derecho a la d e fe n s a /2
A hora bien, com o ya se sabe, después que fue aprobada la C onstitución
y antes de ser publicada para su en trad a en vigencia, fue decretado po r
la Asam blea N acional C onstituyente el R égim en de Transición del Poder
Público. En su artículo 28, se creó la C om isión de F uncionam iento y
R e e stru c tu ra ció n del Sistem a Ju d icial, cuyos m iem bros d esignaría la
p ro p ia Asam blea N acional C onstituyente, designaciones que “lo serán
(sic) hasta el fu n cionam iento efectivo de la D irección E jecutiva de la
M agistratura, de los tribunales disciplinarios y del Sistem a A utónom o
de D efensa Pública”. Tam bién se dispuso en dicho decreto que, m ien­
tras el Tribunal Suprem o de Justicia no organizara dicha D irección Eje­
cutiva, las com petencias de gobierno y adm inistración, de inspección y
vigilancia de los tribunales y de las defensorías públicas, así com o las

61 Disposición Transitoria Cuarta, numeral 5, aparte único.


55 6 GUSTAVO URCANETATROCONIS

com petencias atribuidas p o r la legislación para entonces vigente al C o n ­


sejo de la Judicatura, serían ejercidas p o r la referida C om isión.63
La función que se pretendió asignar a esta C om isión fue, pues, la de ser­
vir de transición entre, por una parte, el Consejo de la Judicatura, cuyos
m iem bros fueron cesados en sus funciones p o r ese m ism o d e c re to 64 y
cuyos bienes, funcionarios, com prom isos y procedim ientos fueron tras­
pasados a la C om isión; y, p o r otra, la D irección Ejecutiva de la M agis­
tra tu ra que debía ser creada y puesta en efectivo funcionam iento por el
Tribunal Suprem o de Justicia. Esta fórm ula fue criticada por algunos, que
la c o n sid eraro n una confiscación, al m argen del tex to co nstitucional
aprobado, de las funciones administrativas asignadas constitucionalm ente
al Tribunal Suprem o de Justicia, por una com isión cuyos m iem bros ni
siquiera eran designados p o r los integrantes de dicho T ribunal.65
Pero aún más significativo es que a esta Com isión tam bién le fue encom en­
dada provisionalm ente la función disciplinaria judicial, que en el nuevo
diseño constitucional ya no está atribuida a órganos adm inistrativos, sino
a los tribunales de la jurisdicción especial disciplinaria; ello ha hecho sur­
gir dudas sobre la constitucionalidad del ejercicio de esa función, ahora
constitucionalm ente judicializada, po r un órgano adm inistrativo. De he­
cho, la función disciplinaria judicial constituye la única com petencia que
resta actualm ente a esta C om isión, u na vez que, com o se verá de seguidas,
fue creada la D irección Ejecutiva de la M agistratura.

c- La Dirección Ejecutiva de la Magistratura

El Tribunal Suprem o de Justicia, en Sala Plena, dictó del 2 de agosto de


2000 la N orm ativa sobre la D irección, G obierno y A dm inistración del
Poder Ju d icial,66 en ejercicio de la atrib u ció n que le confiere el antes
señalado artículo 267 de la C onstitución. En este instrum ento, creó dos
órganos: la Dirección Ejecutiva de la M agistratura, prevista expresam ente
en dicha disposición constitucional, y la C om isión Judicial, a la que nos
referirem os después.
La D irección Ejecutiva de la M agistratura es definida com o el “órgano
auxiliar del Tribunal Suprem o de Justicia, con la finalidad de que ejerza

63 Artículo 22, aparte único, del Decreto, (artículo 1 de la Normativa).


64 Artículo 27 ejusdem.
65 Alian BREWER-CARÍAS: La Constitución de 1999. Editorial Arte. Caracas, 1999, p.
262.
66 Publicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 37. de fecha
15 de agosto de 2000.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 557

p o r delegación las funciones de dirección, gobierno y adm inistración del


Poder Ju d icial”.67 Antes de su creación, se discutió bastante acerca de la
m ejor m anera com o p o d ría quedar integrada, debatiendo entre la fór­
m ula colegiada, que tan m alos efectos produjo en el ex tin to C onsejo de
la Judicatura, y el esquem a unipersonal, m ás adecuado en principio para
un órgano ejecutivo de dirección.
Fue la prim era solución la que prevaleció. En efecto, la N orm ativa no
colocó a la cabeza de esta D irección un D irector, sino un C om ité D irec­
tivo, com o órgano superior de dirección y coordinación de la D irección.68
D icho C om ité D irectivo estará in teg rad o p o r tres m iem bros, de libre
nom bram iento y rem oción p o r la Sala Plena del Tribunal Suprem o de
Justicia; u n o de los tres m iem bros te n d rá el carácter de C o o rd in ad o r
G eneral,69 quien será el órgano responsable de la organización y ejecu­
ción de la acción institucional, así com o del control y supervisión de los
diferentes procesos de la D irección.
La D irección Ejecutiva de la M agistratura tiene asignadas im portantes
funciones de planificación, program ación, estudios y elaboración de p ro ­
cesos, así com o de ejecución de políticas, supervisión y seguim iento.70
Las ha de cum plir m ediante una com pleja organización estructurada en
C om ités Internos y unidades asesoras, de apoyo, supervisoras, o p erati­
vas y desconcentradas71 M erecen ser destacadas en este p u n to las D i­
recciones A dm inistrativas Regionales, cuya existencia estaba prevista en
el m ism o tex to constitucional,72 con el evidente propósito de obligar a
establecer una organización desconcentrada para estas funciones adm i­
nistrativas, a fin de evitar los enorm es inconvenientes prácticos que ge­
neraba la estructura extrem adam ente concentrada del extinto Consejo
de la Judicatura. Dichas dependencias regionales deben actuar en form a
coordinada con el Juez Presidente del C ircuito Judicial y el Juez R ector
de la C ircunscripción Judicial, en el establecim iento de los servicios de
apoyo que requieran las dependencias judiciales en la región. Es de se­
ñalar aq u í la preocupación que tuvo el constituyente p o r la necesidad de
una ad ecu ad a desconcentración en esta m ateria, al p u n to que previo
expresam ente que la ley habrá de regular la organización de circuitos

67 Artículo 1 de la Normativa.
68 Artículo 3 de la Normativa.
69 Artículo 4 ejusdetn.
70 Artículo 5 ejusdetn.
71 Artículo 7 ejusdetn.
72 Artículo 2 67 de la Constitución.
558 GUSTAVO URDANETATROCONIS

judiciales, así com o la creación de tribunales y cortes regionales y la


correspondiente asignación de com petencias, a fin de prom over la des­
centralización adm inistrativa y jurisdiccional del Poder Judicial.73
La D irección Ejecutiva de la M agistratura inició su funcionam iento efec­
tivo el I o de septiem bre de 2 0 00,74 fecha en la cual la C om isión de Fun­
cionam iento y R eestructuración del Sistema Judicial cesó en las funcio­
nes que antes correspondían al Consejo de la Jud icatu ra y que le habían
sido atribuidas provisionalm ente po r el decreto del R égim en de Transi­
ción del Poder Público. A partir de ese m om ento, la C om isión, reestruc­
tu rad a p o r el Tribunal Suprem o de Justicia, sólo quedó encargada de las
funciones disciplinarias, m ientras se dicta la legislación sobre la jurisdic­
ción disciplinaria judicial y se crean los co rre sp o n d ie n te s Tribunales
D isciplinarios.

d- La C o m isió n Judicial

A unque no prevista expresam ente en el tex to constitucional, en la N o r­


m ativa sobre la D irección, G obierno y A dm inistración del Poder Ju d i­
cial fue creada la C om isión Judicial, com o órgano del Tribunal Suprem o
de Justicia, con la finalidad de que ejerza p o r delegación las funciones
de control y supervisión de la D irección Ejecutiva de la M agistratura.75
Es evidente que el ejercicio directo de estas funciones p o r parte de la
Sala Plena del Suprem o Tribunal sería dem asiado engorroso, dado el ele­
vado núm ero de M agistrados. Por eso, fue creada esta C om isión Ju d i­
cial, integrada p o r seis m agistrados, en representación de cada u n a de
las distintas Salas que integran el Tribunal, estando previsto que los Pre­
sidentes de Sala no pueden form ar parte de la C om isión Judicial, salvo
el Presidente del Tribunal Suprem o,76 quien será sim ultáneam ente Presi­
dente de la C om isión Judicial y representante de su Sala en ésta.77
A esta C om isión Judicial le fueron asignadas, fundam entalm ente, fun­
ciones de inform ación y proposición ante la Sala Plena del Tribunal Su­
prem o de Justicia. Tiene, sin em bargo, una im portante función deciso­
ria: la de designar y sustituir al C oord in ad o r del C om ité D irectivo de la
D irección Ejecutiva de la M agistratura,78 lo cual habrá de hacer de e n ­

73 Artículo 269 ejusdem.


74 Artículo 30 de la Normativa.
75 Artículo 2 de la Normativa.
76 Artículo 26 ejusdem.
77 Artículo 27 ejusdem.
78 Artículo 28, literal c), ejusdem.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 55 9

tre los tres D irectores designados por la Sala Plena. Finalm ente, cum ple
funciones de control respecto de la D irección Ejecutiva de la M agistra­
tu ra , así com o de las tres unidades au tó n o m as previstas en la m ism a
N orm ativa.
N o puede dejar de señalarse que hay q u ien ha arg u m en tad o que se tra ­
ta de u n a figura inconstitucional, pues n o está prevista en la C o n stitu ­
ción, la cual asigna tales funciones directam en te al Tribunal Suprem o
de Justicia.

e- Las Unidades Autónomas


D en tro del nuevo esquem a organizativo destinado a asum ir la dirección,
el gobierno y la adm inistración del Poder Judicial, estru ctu rad o en la
N orm ativa dictada recientem ente por el Tribunal Suprem o de Justicia,
figuran tres unidades autónom as, destinadas a encargarse, cada una de
ellas, de im portantes funciones auxiliares d en tro del m anejo y la gestión
del sistem a judicial: la Inspectoría G eneral de Tribunales, el Servicio de
la D efensa Pública y la Escuela Judicial. Las tres no dependen de la D i­
rección Ejecutiva de la M agistratura, sino que se encuentran adscritas a
la C om isión Judicial del Tribunal Suprem o de Justicia.
La Inspección G eneral de T ribunales es u n a unidad au tó n o m a dirigida
p o r el Inspector G eneral de Tribunales, cuyos funcionam iento, organi­
zación y alcance de su autonom ía serán regulados p o r la norm ativa que
al efecto apruebe la Sala Plena, a proposición de la C om isión Judicial.79
El nom bram iento y la rem oción del Inspector G eneral de Tribunales, así
com o de su suplente, corresponde igualm ente a la Sala Plena, a p ro p o si­
ción igualm ente de la Com isión Judicial. Es p o r interm edio de este órga­
no desconcentrado y au tó n o m o com o el Tribunal Suprem o de Justicia
ejercerá la im portante función de inspección y vigilancia de los T ribuna­
les de la R epública, que le fue asignada expresam ente en el tex to consti­
tucional.80
D urante el denom inado “régim en tra n sito rio ”, el rol, la ubicación orgá­
nica y los procedim ientos aplicados p o r este órgano han sido objeto de
discusión y han estado rodeados de m ucha incertidum bre, en particular
p o r lo que se refiere a cuáles aspectos del régim en previsto para él en la
Ley O rgánica del Consejo de la Ju d icatu ra están vigentes y cuáles están
derogados. U na norm ativa clara y precisa sobre tales asuntos sería su-

79 Artículo 22 ejusdem.
80 Artículo 2 67 de la Constitución de 1999.
560 GUSTAVO URCANETATROCONIS

m ám ente conveniente, para tra tar de a p o rta r algo más de certeza ju rídi­
ca en tan delicada m ateria.
El Servicio de la D efensa Pública está previsto en la N orm ativa sobre la
D irección, G o b ierno y A dm inistración del Poder Judicial81 com o u n a
unidad autónom a adscrita a la C om isión Judicial, del cual form an parte
todos los D efensores Públicos, en las distintas áreas de la actividad judi­
cial. De esta m anera, el Tribunal Suprem o de Justicia asum ió la direc­
ción y adm inistración de este servicio, tal com o lo tiene asignado según
la letra del artículo 267 de la C onstitución, con lo cual dicho servicio fue
retirad o de la adscripción a la C om isión de R eestructuración y Funcio­
nam iento del Sistema Judicial, que había efectuado el D ecreto de Régi­
m en T ransitorio del Poder Público.
Es de señalar, sin em bargo, que, según el te n o r literal de la propia C ons­
titución de 1999,82 tal adscripción hubiera debido prolongarse hasta tanto
se dicte la ley orgánica sobre la defensa pública; en efecto, está previsto
en el artículo 268 de la C onstitución que la ley ha de establecer “la a u to ­
nom ía y organización, funcionam iento, disciplina e idoneidad del servi­
cio de defensa pública, con el objeto de asegurar la eficacia del servicio
y de garantizar los beneficios de la carrera del d efen so r”. De m anera
que, de m anera paradójica, dicha Com isión habrá de seguir a cargo de
u n a función que no le fue atribuida en la C onstitución (la disciplina judi­
cial), m ientras que ya no se ocupará del servicio de defensa pública, que
sí le fue constitucionalm ente asignado, claro está, en form a provisional.
Este Servicio se encuentra a cargo de un D irector, designado -y, even­
tualm ente, rem ovido- p o r la Sala Plena del Tribunal Suprem o de Ju sti­
cia, a propuesta de la Com isión Judicial
La E scuela Ju d icial es la tercera u n idad incluida d e n tro del C apítulo
destinado a las U nidades A utónom as, aun cuando en la disposición co­
rrespondiente no se le asigne expresam ente este carácter.83 En cam bio,
se deja ver la im portancia que se le asigna, cuando en form a expresa se
establece que su organización, funcionam iento y orientaciones académ i­
cas serán objeto de especial atención p o r parte de la Com isión Judicial.
A esta Escuela -que se encuentra igualm ente asignada a un D irector d e­
signado p o r la Sala Plena, a propuesta de dicha Com isión Judicial- se le
encom ienda particularm ente la tarea de co ordinar to d o lo relativo a los

81 Artículo 23 de la Normativa.
82 Disposición Transitoria Cuarta, numeral 5, aparte único.
83 Artículo 25 de la Normativa.
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 561

concursos de oposición para el ingreso a la carrera judicial y el ascenso


de los jueces. Aun cuando no se señale expresam ente, lógico es asum ir
que será la unidad especialm ente encargada de la trascendental tarea del
adiestram iento judicial.

2- El juez y la carrera judicial

O tra de las principales preocupaciones de los constituyentes de 1999,


d e n tro del p ropósito de reform a del Poder Judicial, fue la referente a la
condición profesional del juez, en tan to que elem ento central de to d o el
sistem a de justicia. En este sentido, no se lim ita la nueva C onstitución a
confiar a la ley “el establecim iento de la carrera judicial” y el diseño de
las condiciones que aseguraran “la idoneidad, estabilidad e in d ep en d en ­
cia de los jueces”, com o lo disponía el texto constitucional anterior,84 sino
que form ula algunos postulados precisos que deberán ser respetados y
desarrollados p o r el Estado en la reestructuración que se haga del Poder
Judicial.
Así, en el artículo 255 del nuevo texto constitucional se establece una
serie de principios que tienen el evidente p ro p ó sito de garantizar una
m ejor selección y una verdadera form ación del personal que ten d rá a su
cargo la delicada función de im partir justicia.
En prim er lugar, en m ateria de ingreso a la carrera judicial, se establece
la regla radical de que el m ism o sólo se hará m ediante concursos de o p o ­
sición públicos, que aseguren la idoneidad y excelencia de los participan­
tes. Bajo el régim en anterior, se había establecido tam bién el m ecanism o
del concurso, p ero se trataba en general de concursos de credenciales, y
n o de oposición; adem ás, bien conocida fue la práctica de no abrir efec­
tivam ente los concursos para proveer los cargos vacantes, utilizando en
su lugar el expediente del nom bram iento “p ro v iso rio ”, tan conocido en
m uchas o tro s sectores en donde la ley tam bién exige un concurso de
ingreso (servicio exterior, carrera universitaria, contralores...). D e m a­
n era que habrá que esperar la regulación norm ativa y el sistem a de im-
plem entación que aseguren la efectividad de la regla constitucional.
En to d o caso, el constituyente quiso añadir al concurso público de o p o ­
sición, destinado a lograr la excelencia en la preparación previa, otros
m ecanism os orientados a asegurar la credibilidad y la transparencia en
la selección, com o son los de la necesaria participación ciudadana en el

84 Artículo 207 de la Constitución de 1961.


562 GUSTAVO UfCANETATROCONIS

procedim iento de selección y designación, lo cual tam bién habrá de ser


cuidadosam ente regulado p o r vía legal.
En el entendido de que el concurso no puede garantizar más que una
bu en a selección de base, p ero que el oficio de juez, con el perfil y las
condiciones particulares que decida el Estado venezolano, no puede ser
asegurado sino p o r m edio de una adecuada y eficiente política de form a­
ción, el m ism o artículo 255, en su aparte prim ero, dispone que la ley
pro p en d erá a la profesionalización de los jueces, exho rtan d o a las uni­
versidades a que colaboren con ese propósito. Esta disposición debe ser
bien interpretada, pues no se trata de que las universidades form en a los
jueces; las universidades tienen com o prop ó sito form ar profesionales,
pero la judicatura no es una profesión, sino un oficio do tad o de una fun­
ción pública, que se ejerce desde la titularidad de un cargo público. C ierto
es que para el m ás idóneo ejercicio de ese oficio se requiere ten er una
profesión obtenida en una universidad, la de profesional del derecho (que
es acreditada en Venezuela p o r el incorrectam ente denom inado título de
“abogado”); pero ser profesional del derecho, incluso un m uy buen p ro ­
fesional del derecho, no es condición suficiente para ejercer adecuada­
m ente la función de juez. Para esto se requiere un delicado proceso de
form ación, asegurado p o r las m ism as estructuras estatales encargadas
del gobierno y adm inistración de la función judicial, a través de la o las
instituciones que ellas diseñen y que funcionen bajo su estricto control y
vigilancia. Este es precisam ente el papel de las “Escuelas de la M agistra­
tu ra ” o “Escuelas Judiciales”, que en otros países con Poderes Judiciales
eficientes y dotados de credibilidad se encargan de la selección de los
candidatos a jueces y de su adecuada form ación previa a la asunción del
cargo, así com o de la form ación continua posterior, com o ocurre en Fran­
cia y España, para no citar sino dos connotados ejemplos.
La Escuela de la Judicatura que hasta ahora habíam os tenido no p resen­
taba ese perfil: no tenía vinculación alguna con la selección de los candi­
datos a jueces, no im partía una form ación de inicio con carácter obliga­
to rio antes de la tom a de posesión del cargo, ni tam poco se encontraba
vinculada al proceso de ascenso de los jueces, para no m encionar los
problem as derivados de los escasos recursos m ateriales y personales con
los que contaba, que no eran más que el reflejo del desinterés p o r una
institución de este tipo. La disposición ahora incluida en la N orm ativa
sobre la D irección, G obierno y A dm inistración del Poder Judicial, dicta­
da recientem ente por el Tribunal Suprem o de Justicia, a la cual ya se hizo
referencia, conform e a la cual se crea la Escuela Judicial, con una Sec­
ción Especial que habrá de coordinar to d o lo relativo a los concursos de
ingreso y al ascenso, junto a la declaración de principios en el sentido de
EL PODERJUDICIAL EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999 563

que la C om isión Judicial debe acordar especial atención a dicha Escue­


la, son señales que perm iten abrigar esperanzas respecto de u n a adecua­
da orientación en la m ateria.
La C o n stitu ció n establece, p o r o tra p a rte , quién es la a u to rid a d para
designar a los jueces: el Tribunal Suprem o de Justicia, con lo cual se
unifica en u n a sola instancia esa facultad antes distribuida entre la C orte
Suprem a de Justicia y el Consejo de la Judicatura. Esta atribución de
com petencia al Tribunal Suprem o de Justicia fue aparentem ente la ra ­
zón que originó la reciente decisión de la Sala Plena cuando declaró in­
constitucional el nom bram iento de los M agistrados de la C orte Prim era
de lo C ontencioso-A dm inistrativo hecho en el mes de enero de 1999 p o r
la Sala Políticoadm istrativa, entendiendo que tenía esa facultad p o r es­
tar así previsto en la Ley O rgánica de la C orte Suprem a de Justicia, en
su artículo 184; no obstante, esta últim a disposición fue con to d a segu­
ridad considerada derogada im plícitam ente p o r la nueva C onstitución,
que atribuye la com petencia al Tribunal en su conjunto, y no a u n a de
sus salas en particular.
Es de hacer n o tar que el nuevo tex to constitucional, con la expresa in­
tención de garantizar la im parcialidad y la independencia de los jueces y
dem ás o p eradores del sistem a judicial en el ejercicio de sus funciones,
establece una form al prohibición de llevar a cabo activism o político par­
tidista, grem ial, sindical o de índole sem ejante -salvo, desde luego, el ejer­
cicio del voto-, adem ás de establecer las incom patibilidades usuales re ­
ferentes a otras funciones públicas o privadas rem uneradas, exceptuando
la docencia.85 Incluso prohíbe específicam ente a los jueces asociarse entre
sí, lo que significa el fin de las tradicionales asociaciones de jueces.
Finalm ente, el tex to constitucional garantiza la estabilidad a los jueces,
quienes no p o d rán ser rem ovidos o suspendidos sino m ediante los p ro ­
cedim ientos expresam ente previstos en la ley.

CONCLUSIONES
Lo reciente de la C onstitución no aconseja o no perm ite llegar a conclu­
siones m uy precisas. Sólo puede afirm arse que el articulado del nuevo
tex to in ten ta p o n er rem edio a m uchos de los m ales que fueron señala­
dos, con m ayor o m enor razón, com o los p ropios del Poder Judicial del
régim en precedente. A nuestro entender, el m ejor de los logros a que

85 Artículo 256 de la Constitución.


56 4 GUSTAVO UREANETATROCONIS

p o d ría aspirarse en esta m ateria es el de c o n ferir al Poder Judicial la


necesaria credibilidad, para que sus decisiones tengan la legitim idad que
tan ta falta ha hecho.
Esa credibilidad debería estar apuntalada en u n a m ayor transparencia en
la selección de los jueces y en una m ejor form ación de los m ism os. Un
juez cuyo cargo no se lo deba a ningún sector o tendencia p odría resul­
ta r u n juez creíble, cuyas decisiones fueran respetadas, así nos fueran
desfavorables. Si adem ás de ser, p o r esa vía, un juez verd ad eram en te
independiente, tam bién es un juez profesionalm ente com petente, ello le
d ará m ayor respetabilidad a sus decisiones.

Varias de las nuevas disposiciones constitucionales se ven orientadas hacia


ese norte. Desde luego, el que efectivam ente nos vayam os acercando a
ese n o rte no d ependerá sólo del tex to constitucional; será m ucho más
im p o rtan te el que efectivam ente sean cum plidas sus disposiciones y que
los organism os encargados de la reestructuración judicial actúen efecti­
vam ente de m anera institucional, transparente y desinteresada. Lam en­
tablem ente, hasta ahora no podría afirm arse que todas las actuaciones
efectivas van p o r ese cam ino. Ello ha hecho que, a casi dos años de vi­
gencia de la C onstitución, sigamos observando en los m edios de com u­
nicación y en el m edio forense críticas y observaciones que no difieren
m ucho de las que eran form uladas bajo la vigencia de la C onstitución de
1961. Probablem ente se trata de que cam biar las instituciones no es ta ­
rea fácil y requiere de esfuerzo y tiem po. H ab rá que esperar entonces
que, más p ro n to que tarde, al hacer un análisis de las disposiciones cons­
titucionales sobre el Poder Judicial, no haya lugar a estar señalando a cada
paso la distancia existente entre lo en ellas dispuesto y lo que ocurre en
la realidad.

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