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RECISTENCIA AL CAMBIO

El cambio es un proceso que está íntimamente asociado a la adaptación del ser


humano al entorno, lo que se conoce como cambio evolutivo. Sin embargo, el cambio no
solamente es biológico (por ejemplo, cuando los años pasan y notamos los cambios en
nuestro cuerpo), sino que también puede ocurrir a nivel psicológico. En este sentido, está
ligado al desarrollo personal.
A nivel personal, el cambio tiene la característica que depende de nosotros mismos, es
decir, que podemos llevar a cabo una serie de acciones y podemos transformar nuestra
actitud para favorecer nuestro crecimiento personal.
Sin embargo, nuestra mente, que en otras ocasiones puede ser nuestra mejor aliada,
también puede jugarnos una mala pasada y resistirse a cambiar. Es lo que se conoce
como resistencia al cambio, que se da tanto a nivel personal como organizacional.

Cualquier cambio pasa, desde su origen hasta que se consuma, por 7 fases consecutivas
con características diferenciadas:
1. Presentimiento
2. Shock
3. Resistencia
4. Aceptación racional
5. Aceptación emocional
6. Apertura
7. Integración
Las describiremos brevemente resaltando el estado de ánimo o emoción predominante en
cada una de ellas.

Fase 1. Fase del presentimiento.


Emoción predominante: la preocupación
Esta primera fase puede ser corta o ni siquiera existir, porque muchos cambios
comienzan, de hecho, en la siguiente fase: en el shock, en el cambio mismo. Damos por
supuesto aquí que la mayoría de los cambios en las organizaciones no son de este tipo
“traumático” sino que vienen precedidos por una fase anterior de “precambio” de
preparación al mismo.
En esta fase inicial aún no se ha hablado públicamente de lo que va a cambiar pero hay
quien comienza a otearlo en el horizonte. Existen rumores, señales anunciadoras y cierta
intranquilidad en el ambiente. La gente empieza a preocuparse por lo que se imagina que
va a ocurrir y por lo que pueda ocurrirles a ellos. La preocupación es la emoción
predominante en esta fase.

Fase 2. El shock.
Emoción predominante: el miedo.
Cuando alguien anuncia el cambio y da a conocer sus detalles principales despeja la
preocupación pero aparece una emoción nueva: el miedo. Miedo a lo desconocido, a lo
nuevo, a no saber qué hacer ante las nuevas condiciones existentes.
Fase 3. La resistencia.
Emoción predominante: el enfado, la irritación.
Tras el shock inicial comienza a manifestarse la conocida resistencia al cambio. Los
afectados intentan ganar seguridad frente a la nueva situación anclándose en el estado de
cosas anterior. Crece así la energía empleada en hacer cosas tal como se venían
haciendo, como demostración de que no todo iba tan mal antes y que el cambio no es tan
necesario. La irritación crece pero la energía también, aunque no en la dirección deseada.

Fase 4. La aceptación racional.


Emoción predominante: la frustración
Gracias a la superación paulatina de los brotes de resistencia característicos de la fase
anterior, comienza a predominar la convicción de que el cambio es necesario. En esta
fase se hace necesario un enfoque individual. Se precisa ajustar el cambio a las
necesidades de cada uno de los afectados (¿qué tengo que cambiar yo?, ¿qué he de
hacer de distinta manera?).
En esta fase hay que resolver dudas de carácter práctico. El predominio de la duda, de la
desorientación típicas de esta fase, hace aparecer sentimientos de frustración y deseos
de volver atrás.

Fase 5. La aceptación emocional.


Emoción predominante: la nostalgia
Cuando todo el mundo parece convencido de que el cambio es inevitable y de que no hay
vuelta atrás posible, es que se ha llegado al punto crítico emocional en el proceso de
cambio. Es el momento de más bajo estado de ánimo pero el comienzo de la subida de
moral de las fases posteriores. En esta fase ya se ha hablado suficientemente de lo que
cambia en el conjunto y en cada uno de los afectados.
La frustración predominante en la fase anterior se convierte paulatinamente en nostalgia
de cómo eran las cosas antes del cambio (¡cuidado con el boicot de los nostálgicos!), que
se va trocando paulatinamente en confianza en la nueva situación. La gente empieza a
mirar hacia delante en vez de hacia atrás.

Fase 6. La apertura.
Emoción predominante: curiosidad, entusiasmo.
Superada la fase anterior, comienza a olvidarse el pasado y la gente empieza a mirar con
curiosidad y optimismo “lo nuevo”. En esta fase se ven los objetivos del cambio de una
manera realista y se comienza a percibir con claridad lo que dista la situación actual de la
deseada. En este momento es más fácil canalizar la energía y la productividad de acuerdo
a los nuevos modos.

Fase 7. La integración.
Emoción predominante: la confianza
Tras las experiencias de éxito y los errores superados, se crea una experiencia de
superación de las dificultades y de progresiva confianza en las nuevas maneras de hacer
y en la bondad del cambio.
Manifestación de la resistencia al cambio
• Evocar enojosas consecuencias que acarrean el cambio.
• Abstenerse de cooperar en el proceso.
• Adoptar un comportamiento legalista, totalmente apegado a procedimientos
establecidos.
• Desacreditar a los iniciadores del cambio.
• Expresar un “yo te aviso” • Sobreestimar la actual situación.
¿Qué es comunicación?

La comunicación es el proceso mediante el cual el emisor y el receptor establecen una


conexión en un momento y espacio determinados para transmitir, intercambiar o compartir
ideas, información o significados que son comprensibles para ambos.

Desglosando ésta respuesta para una mejor comprensión, tenemos que la comunicación:

Es un proceso que (en general) incluye los siguientes pasos: a) el deseo de un emisor de
transmitir un mensaje a un receptor, b) la codificación de ese mensaje para que sea
comprensible, c) el envío del mensaje mediante un canal, d) la recepción y decodificación
del mensaje por parte del receptor, y e) la respuesta o retroalimentación del receptor al
emisor.
Está conformada por un emisor y un receptor que están predispuestos a enviar y/o recibir
un mensaje entre ellos.
Es un medio que establece una conexión entre el emisor y el receptor en un momento
dado y en un espacio físico o virtual determinado.
Es utilizada para transmitir, intercambiar o compartir mensajes. Por tanto, puede ser un
proceso dinámico de ida y vuelta entre el emisor y el receptor o solamente una
transmisión del emisor al receptor.
Hace que las ideas, información o significados que son comprensibles tanto para el
emisor como para el receptor fluya entre ambos.
Qué es la Asertividad:
La asertividad es una habilidad social que permite a la persona comunicar su punto de
vista desde un equilibrio entre un estilo agresivo y un estilo pasivo de comunicación.
Como tal, la asertividad es una cualidad o comportamiento que poseen ciertos individuos
de comunicar y defender sus propios derechos e ideas, respetando a los demás. La
palabra asertividad es de origen latín assertus.

La asertividad en psicología incentiva el entrenamiento asertivo para poder expresar de


forma correcta y respetuosa nuestras ideas comunicándonos de verdad. Una persona sin
asertividad se vuelve ineficaz socialmente porque no logra comunicar lo que quiere
adecuadamente.

La persona asertiva no quiere decir que la persona tiene razón. La persona asertiva es
aquella que sabe que puede estar equivocada pero mantiene la calma y conversa con los
otros sobre sus puntos de vista para poder llegar a un mejor entendimiento uno del otro y
solucionar los problemas.
Comunicación asertiva
La comunicación asertiva es aquella comunicación entre el estilo agresivo y el estilo
pasivo. Es una forma de comunicar lo que se piensa o quiere de forma que no importando
la jerarquía se logre una conversación armoniosa y productiva.

La comunicación con asertividad es clara, objetiva, transparente y honesta, este tipo de


comunicación posee varias ventajas como:

Mejora la capacidad de expresión e imagen social.


Fomenta el respeto por las otras personas.
Facilita la comunicación.
Mejora la capacidad de negociación.
Ayuda a resolver las controversias.

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