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Compuestos clorados

Un compuesto organoclorado, hidrocarburo clorado, clorocarburo o compuesto orgánico


clorado es un compuesto químico orgánico, es decir, compuesto por
un esqueleto de átomos de carbono, en el cual, algunos de los átomos
de hidrógeno unidos al carbono, han sido reemplazados por átomos de cloro, unidos
por enlaces covalentes al carbono.
Algunos tipos de compuestos organoclorados tienen una toxicidad significativa.
Las dioxinas se producen cuando la materia orgánica se quema en presencia de cloro, y
algunos insecticidas como el DDT son contaminantes orgánicos persistentes, que
suponen un peligro cuando se liberan en el medio ambiente. Por ejemplo, el DDT, que
fue ampliamente usado para controlar plagas de insectos a mediados del siglo XX,
también se acumula en las cadenas alimentarias, y causa problemas reproductivos,
como adelgazamiento de la cáscara de huevo, en determinadas especies de aves.
Su amplia variedad estructural y las propiedades físicas divergentes conducen a una
amplia gama de aplicaciones. Muchos derivados clorados son controvertidos debido a
los efectos de estos compuestos en el medio ambiente y la salud humana y animal,
siendo en general dañinos para los seres vivos, pudiendo llegar a ser cancerígenos.
Muchos de ellos se emplean por su acción insecticida o pesticida, otros son subproductos
de la industria.
Las principales materias activas que se comercializan son: endusolfán y lindano. El
endusolfán es un compuesto clorado y azufrado relativamente volátil a temperatura
ardonaria pero menos que el lindano.

Actúa principal mente como insecticida de contacto como los demás insecticidas
clorados, pero también tiene poder tóxico por ingestión. Posee además una buena
reacción acaricida contra el acaro o tarsonémido de la fresa y ciertos eriófidos. Debe
emplearse cuando la temperatura supera los 16°C, consiguiendo de esta manera
mejores resultados.
El lindano es un insecticida polivalente que, por su gran estabilidad, confiere una gran
protección a las plantas tratadas. Penetra con facilidad a través de la cutícula de los
insectos y actúa por contacto y por ingestión. Se utiliza también en el suelo contra los
gusanos blancos de la huerta y los gusanos de alambre. El lindano tiene una gran
persistencia en el suelo, por lo que aquellas hortalizas que se utilizan por sus raíces,
como las zanahorias, no deben plantarse hasta después de tres años de su aplicación.
Su toxicidad es muy alta, los hace desaconsejable como insecticida.

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