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ASPECTOS DOCTRINALES
DNI N° 29.542482
Introducción:
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La primera vez que se distinguieron con total claridad estas dos tendencias fue en los debates frente a al
Constitución Nacional de 1826. Ver Ravignani, Emilio (1927). Historia Constitucional de la República Argentina.
Buenos Aires. Talleres S.A. Casa Jacobo Peuser, Ltda. Tomo III, 129-203.
1
Actualmente continúan estas dos posiciones filosóficas que se plasman en lo
político.
Aproximación a su concepto:
2
Entre los más ilustres podemos encontrar a José Manuel Estrada, Pedro Goyena, Tristan Achaval Rodriguez,
Emilio Lamarca. Ver: Auza, Néstor Tomas (1984). Los Católicos Argentinos, su experiencia política y social.
Buenos Aires. Editorial Claretiana.
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dentro del todo, que es el Estado. No se consideran los fines particulares, solo debe
ser buscada la concreción del bien del todo. Esta filosofía política totalitaria, sea en
su versión fascista3, nacional-socialista4 o marxista5 pretende desde el estado
planificar todo, excluyendo cualquier otra iniciativa la sociedad. Por ello, toda
asociación, sindicato, universidad, en síntesis, toda entidad intermedia, en principio
es innecesaria. En todo caso podrá utilizarse tácticamente como una herramienta
circunstancial y por eso, solo encontrará sentido si se encolumnase dentro del
proyecto estatal.
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de Tomas de Aquino, señalar lo siguiente referido a la ley natural: “… en cuanto a
los primeros principios universales, es la misma para todos los hombres, tanto en el
contenido como en el grado de conocimiento. Mas en cuanto a ciertos preceptos
particulares, que son como conclusiones derivadas de los principios universales,
también es la misma bajo ambos aspectos en la mayor parte de los casos; pero
pueden ocurrir algunas excepciones; ya sea en cuento a la rectitud del contenido, a
causa de algún impedimento especial; ya sea en el grado de conocimiento, debido a
que algunos tienen la razón oscurecida por una pasión, por una mala costumbre o
por una torcida disposición natural.”6
Concepto de subsidiaridad:
6
Tomas de Aquino. Suma de Teología. I –II, C.94 a.4, solución.
7
Gómez de Silva, Guido (1998). Breve diccionario etimológico de la lengua española, México. Fondo de Cultura
Económica, 653.
8
Pio XI. Quadragésimo Anno, parág. 79
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Según John Finnis “este principio es un desarrollo importante de la ciencia
política aristotélica, que se inspira en la crítica de Aristóteles al comunismo de
Platón…”9 Con el objeto de comprobar esto, citaré dos párrafos de la Política de
Aristóteles que creo, pueden darnos la respuesta.
Una buena síntesis sobre la función del Estado está dada por unos de los
fundadores de la Universidad Católica Argentina, Octavio Derisi, en su libro “La
Iglesia y el orden temporal”, cuando dice: “El Estado no ha sido constituido para
suplantar a la persona, a la familia y a las sociedades intermedias, sino al revés,
para ampararlas en sus derechos y actividades propios, y darles todas aquellas
condiciones y medios para el desarrollo perfecto de su propia vida, y que por sí
mismas no se pueden procurar”12
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medios aptos para su perfección, el Estado deberá, secundariamente, entonces,
obrar subsidiariamente realizando los que los entes inferiores no pudieron hacer,
pero en plena conciencia de que como Estado está realizando tareas que en
principio no le competen, sino por ausencia o incapacidad de quienes lo debían
hacer. 13
13
Derisi, Octavio (1980). Los fundamentos metafísicos del orden moral. Buenos Aires. EDUCA, 249.
14
Maritain, Jacques (1952). El hombre y el estado. Buenos Aires. Editorial Guillermo Kraft, 37.
15
Meinvielle, Julio (1932). Concepción católica de la política. Buenos Aires. Cursos de Cultura Católica, 128-129.
16
Catecismo de la Iglesia Católica (1993) parág. 1883.
6
Es claro entonces, que el principio de subsidiaridad, sin perjuicio de fijar
primeramente una de las funciones del Estado, es un límite a éste, definiendo
claramente hasta donde debe llegar su competencia, en virtud de respeto de la
naturaleza de la comunidad política y de la dignidad y libertad humana.
Advierto que puede que algunos se pregunten qué relación posee el principio
de subsidiaridad con la familia. La respuesta es clara, pero deberá optarse entre
dos posiciones previamente. Si la familia es simplemente un nombre que se le da al
conjunto de los progenitores con sus hijos, la respuesta es certera y el principio de
subsidiaridad no tendrá que ver nada con la familia. Si por el contrario, enmarcados
en el pensamiento clásico comprendemos a la familia como una institución distinta a
la simple suma de sus miembros, como célula básica de la comunidad y como
ámbito propicio para el amor conyugal, la procreación y la educación de los hijos,
deberemos responder que este principio tiene mucho que iluminar el marco de la
protección que le debe el Estado a la familia. Consiguientemente, debe responderse
que el Estado debe respetar a la familia en el desarrollo pleno de sus funciones,
pero además socorriéndola en todo lo que no pueda concretar por sí mismo.
Sin pretender hacer un análisis de la familia cavernícola, simplemente diré
que hasta no hace mucho, existía un jefe de familia que la dirigía como autoridad.
Había un nombre de la familia que se transmitía de generación en generación
llamado apellido. Había una propiedad que a la muerte del jefe de familia no se
desmembraba en sus herederos sino que se transmitía lo más integra posible.
Existía la patria potestad. Etc.
La razón o fundamento de todo ello era que la familia tenía tácitamente un
reconocimiento de su institución, y consecuentemente poseía una personalidad
jurídica distinta a la de sus partes.
El Estado en vez de proteger la familia, como lo que es, una institución
natural, la desgajó mediante el dictado de los códigos civiles, siendo el primero el
7
napoleónico de 1806, fuente del Código Civil de Velez Sarfield y del nuevo Civil y
Comercial Unificado. Carlos Sacheri, con su profundidad en el análisis del derecho,
advirtiendo esto, dijo: “El jurista que estudia atentamente el derecho privado de los
diferentes países, comprueba que en general la palabra “familia” no es frecuente en
los textos legales ni en los códigos, y también que la familia resulta pocas veces
encarada como una institución jurídica autónoma, quedando en el plano de
consideraciones fragmentarias relativas a temas como el matrimonio, la filiación, la
patria potestad o la sucesión.”17
El derecho de familia actual, en la Argentina por lo menos, no se ha dictado
con el objeto de proteger la familia, ya que ha sido inspirado por una dialéctica
destructiva. Se busca liberar a la mujer del yugo del hogar, se busca liberar al niño
del poder de sus padres. En síntesis la dialéctica de opresor y oprimido se ha
colocado como directriz en las leyes de familia y en la formación de los llamados
operadores del derecho. Ha quedado en el olvido el reconocimiento que la
Declaración universal de los derechos del hombre de 1948 le había da dado cuando
dice que “La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad, y tiene
derecho a la protección de la sociedad del Estado” Los legisladores parece que han
interpretado el mandato de la protección como transformación. Se quiere una
“nueva familia” a través de este nuevo derecho, pero lo que solo se parece concretar
es la destrucción momentánea de la familia.
La encíclica Encíclica Rerum Novarum, de 1891 dice: “Querer,... que la
potestad civil penetre a su arbitrio hasta la intimidad de los hogares, es un error
grave y pernicioso. Cierto es que, si una familia se encontrara eventualmente en una
situación de extrema angustia y carente en absoluto de medios para salir de por sí
de tal agobio, es justo que los poderes públicos la socorran con medios
extraordinarios, pues que cada familia es una parte de la sociedad. Cierto es
también que, si dentro del hogar se produjera una alteración grave de los derechos
mutuos, la potestad civil deberá amparar el derecho de cada uno; esto no sería
apropiarse los derechos de los ciudadanos, sino protegerlos y afianzarlos con una
justa y debida tutela. Pero es necesario de todo punto que los gobernantes se
detengan ahí; la naturaleza no tolera que se exceda de estos límites…” 18
El Estado mediante cambios legislativos, de los planes de estudio, con
campañas publicitarias en los masivos medios de comunicación, etc, continuamente
se entromete en el centro de la familia. En vez de darle una mano le ha puesto una
mano encima que no la deja desarrollar como naturalmente lo haría. La
subsidiaridad del Estado en esta materia se ha olvidado.
17
Sacheri, Carlos (1966). La familia ¿Institución jurídica? Buenos Aires. Traducción del francés realizada por la
Revista Verbo N°249, año 1984, Pág 10.
18
Leon XIII (1891). Rerum Novarum. Parág. 10
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Entiéndase a las entidades intermedias a las asociaciones que están por
sobre las familias y por debajo de la estructura estatal. Simples ejemplos son las
asociaciones profesionales o sindicatos, las Universidades, los Clubes, etc.
En la llamada edad media en mayor medida se respetaron y fomentaron las
asociaciones intermedias, desarrollando así, en plenitud todo su potencial. La
modernidad, con su apología del Estado- Nación, vino a realizar una directa lucha
contra estas. La revolución Francesa mediante la Ley Chapelier de 1791 estipulaba
en su artículo primero la desaparición de todas las corporaciones profesionales
todavía existentes en Francia. El motivo de esta norma era la destrucción de la
organicidad de la sociedad. En la edad media la sociedad estaba organizada
mediante los gremios, comunas, Universidades, etc. La Ilustración buscó romper
esta estructura social aniquilando todo poder que no devenga del Estado en pro de
la libertad del individuo. Los males sociales que ello produjo en la modernidad, es
por todos conocido.
Consecuentemente, en defensa de las entidades intermedias la ya nombrada
Encíclica Rerum Novarum afirmó: “… las autoridades civiles no pueden arrogarse
ningún derecho sobre ellas, ni pueden en justicia alzarse con la administración de
las mismas, antes bien, el Estado tiene el deber de respetarlas, conservarlas y, si
diera el caso, defenderlas de toda injuria. Lo cual, sin embargo, vemos que se hace
muy al contrario especialmente en los tiempos actuales. Son muchos los lugares en
que los poderes públicos han violado comunidades de ésta índole, y con múltiples
injurias, ya asfixiándolas con el dogal de sus leyes civiles, ya despojándolas de su
legítimo derecho de personas morales o despojándolas de sus bienes.”19
Lamentablemente, la voz de la Iglesia fue muy poco escuchada, y las
ideologías tomando el control de Estado estatizaron los sindicatos, las
universidades, etc, Lucidamente, en el libro El orden natural, Sacheri marcó el
camino para la reconstrucción de la comunidad política: “Las reacciones de tipo
socialista y muy especialmente (el) marxismo, reaccionaron apasionadamente contra
las consecuencias del individualismo sin atinar a ver la gravedad de sus causas. De
ahí que adhirieron por otras razones al pragmatismo materialista de aquél y se
negaron a reconstruir lo que la revolución destruyera, los grupos y cuerpos
intermedios, para facilitar el dominio y la omnipresencia del Estado en todos los
ámbitos de la vida nacional”20
9
directamente decidían sobre la cosa pública. Se los abolió y se creó la legislatura
provincial. En otras palabras, se disolvieron las Municipalidades.
Perdón por este lapsus que parece una sutileza, pero debo diferenciar dos
conceptos. Autarquía en su acepción jurídica actual, es el gobierno de lo propio, es
decir la posibilidad de elegir por sí mismo las autoridades, pero gobernando en el
marco de leyes que le dicta un órgano superior. Autonomía es legislar por sí mismo,
y por tanto significa la posibilidad de dictar por sí mismo, cada Municipio su carta
política y la demás legislación pertinente.
21
Revista Civilidad (1981), Instituto Alberto Napoli, Año 1, N°5.
22
Sacheri, Carlos (1975). El orden natural. Publicaciones del Instituto de Promoción Social Argentina, 164.
10
Pedro Goyena y Tristán Achával Rodriguez lucharon desde sus bancas en el
congreso con ardientes discursos por las libertades municipales.
El debate por las bondades o perjuicios que este sistema acarrea creo que
en la Argentina, por lo menos no se ha saldado. La elección entre un sistema donde
las provincias sean gobernadas desde el gobierno central o por el contrario un
sistema que reconozca las autonomías provinciales, fue el eje de muchas de
nuestras guerras civiles. El centralismo creía y cree que cada pueblo del interior no
puede o en su caso no debe dirigir sus propios asuntos públicos y que solo ello es
posible desde un gobierno central ilustrado. Señalo, como nota relevante, que las
bases programáticas del partido federal eran la restauración de las leyes, religión y
demás instituciones tradicionales. Contrariamente, en el unitario, especialmente en
Rivadavia, Sarmiento las ideas liberales marcaban un hondo sentimiento de
rechazo por las tradiciones hispánicas, sea en sus leyes, en sus instituciones y en su
religión.
Conclusión:
11
Respecto al análisis del concepto del principio de subsidiaridad, podemos
resaltar que contiene dos componentes: la libertad y la solidaridad. A la libertad
pertenece la primera parte del principio, el desarrollo pleno del ente inferior, lo
negativo; al grupo superior respecto a su deber abstenerse de hacer lo que el
inferior puede hacer libremente. 23
23
Wilhelmsen, Federico (1964). El problema de occidente y los cristianos. Sevilla. Publicaciones de la delegación
Nacional del Requeté, 180.
24
Sacheri, Carlos (1975). El orden natural. Publicaciones del Instituto de Promoción Social Argentina, 167.
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