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Capítulo 9 - Budismo Zen

Fue en el año 1926 cuando Fromm conoció el budismo, a partir de ese momento se preocupó por
profundizar su conocimiento del tema a tal punto llegó su interés que invitó a brindar un seminario en
México al Dr. Daisetz T. Suzuki, una de las personas que más hicieron por difundir el budismo en
occidente, producto de esas conferencias surgió el libro escrito por ambos: “Budismo zen y
psicoanálisis”. (1)

El budismo tuvo por un lado una influencia en su vida cotidiana ya que se interesó vivamente por
temas como la meditación que practicó a diario, pero también se sintió atraído por esa posibilidad de
que existiera una religión sin el concepto de Dios. Llegó al budismo apenas poco tiempo después de
comenzar a estudiar la teoría psicoanalítica, ambas experiencias lo fueron alejando de la práctica
religiosa activa.

Fromm entendía que la finalidad del budismo Zen no tenía muchas diferencias con el objetivo que
se proponía el psicoanálisis, ambos alentaban la superación de la codicia y además, los consideraba
como una forma de dar una respuesta productiva para enfrentar el sentimiento de aislamiento y soledad
que sufren muchos individuos en las sociedades modernas. (2)

Según Fromm las religiones deberían acentuar el interés en la correcta forma de vivir más que en
las cuestiones formales o rituales, sostenía que sólo se puede llegar al conocimiento de Dios mediante la
acción correcta. Con eso quería significar que lo sustancial son los actos de las personas y por ellos
deberían ser juzgados y no por creer o no en determinada doctrina. Las religiones orientales reafirman
ese concepto ya sea el brahamismo, el taoísmo o el budismo no se fundamentan en la correcta creencia
sino en la acción correcta. Esta concepción donde lo importante es el acto, desemboca en una mayor
tolerancia que se encuentra presente en el desarrollo religioso indio y chino. (3)

Su primer acercamiento al budismo lo realizó a través de los libros de Georg Grimm (1968- 1945)
y lo vivió como una especie de revelación ya que se podía acercar a un sistema religioso que se basaba
en la más pura racionalidad, durante los años 40 y 50 se orientó por las enseñanzas del Dr. Suzuki y
más adelante en los años 60 y 70 se sintió atraído por la mística budista enseñada por Nyanaponika
Mahathura.(4)

En agosto de 1957 se realizó el seminario donde participó Daisetz T. Suzuki a quién había conocido
en la década del 40 en la Universidad de Columbia, Nueva York, Suzuki tenía 86 años cuando Fromm lo
invitó a su casa en Cuernavaca donde se llevaron a cabo esas jornadas que ahondaron en las
diferencias y similitudes entre el budismo zen y el psicoanálisis. (5)

Diariamente entre las 10 y las 11 de la mañana Fromm efectuaba ejercicios de respiración, de


movimientos y concentración que había aprendido de Nyanaponika Mahathura, un monje budista de Sri
Lanka que había nacido en Alemania, también dedicaba un momento del día a realizar un autoanálisis a
partir de sus sueños, estas dos costumbres formaron parte de su vida cotidiana principalmente durante
su vejez. (6)

Fromm consideraba al budismo como el mejor ejemplo de religión humanista, Buda era el gran
maestro, el iluminado que conoce la verdad de la existencia humana, pero no habla en nombre de un
poder sobrenatural sino que se basa en la razón. Les pide a los hombres que utilicen sus facultades que
le otorga la razón y que encuentren esa verdad que fue Buda el primero en hallarla. Una vez que se da
el primer paso en la búsqueda de la verdad es necesario realizar el esfuerzo para vivir de tal manera
que pueda desarrollar todo su potencial de razonamiento y de amor por todas las criaturas humanas.
Este concepto que en su expresión más elevada habla de iluminación es un estado del espíritu en el que
el individuo se encuentra totalmente despierto donde alcanza un estado de desarrollo de todas las
potencialidades que posee el hombre. (7)

Suzuki consideraba al budismo zen conformado por doctrinas cuya significación sólo los iniciados
con una prolongada instrucción podían entender plenamente, es decir que se basaba particularmente en
la experiencia, esto no era porque hubiese una intencionalidad para mantener en la oscuridad sus
verdades sino porque el lenguaje humano no era el adecuado para transmitir las verdades del Zen. El
misticismo no es su objetivo central, si se logra penetrar la superestructura conceptual, el misticismo
desaparecerá y se llegará a la iluminación o Satori. El budismo Zen insiste con vigor en la experiencia
espiritual interior, se diferencia de otras formas de misticismo, por ejemplo los cristianos lo realizan por
medio de la plegaria o la mortificación y dejan librada su realización a la gracia divina, en cambio, el
budismo no reconoce una intervención sobrenatural sino que consiste en un método sistemático.

Como el misticismo desafía al análisis de la lógica resulta de difícil entendimiento en occidente, la


mente oriental nos informa Suzuki es vaga e indefinida, no se preocupa tanto por la particularidades
sino que prefiere captar intuitivamente la totalidad. Por eso se podría decir que el Zen es
provocativamente evasivo. (8)

Continuando con Suzuki nos aclara que en el Zen no hay libros sagrados, ni definiciones
dogmáticas, ni fórmulas simbólicas mediantes las cuales acceder a su significación. El Zen no tiene un
Dios para adorar, ni ceremonias rituales para observar.(9)

“La idea básica del Zen es entrar en contacto con el accionar interior de nuestro ser, y efectuar
esto del modo más directo posible, sin recurrir a nada externo ni superimpuesto. Por lo tanto, el Zen
rechaza cuanto se parezca a una autoridad externa. Se deposita fe absoluta en el propio ser interior del
hombre. Pues cualquier autoridad que haya en el Zen, toda deriva de lo interior”. (10)

Seguramente Fromm se vio atraído por ideas como la siguiente que delineaban una doctrina
alejada de dogmatismos y esquemas rígidos: “El Zen piensa que somos demasiado esclavos de las
palabras y la lógica. Mientras sigamos así encadenados, seremos miserables y padeceremos un
sufrimiento indecible. Pero si queremos ver algo que realmente sea digno de conocer, que nos lleve
hacia nuestra felicidad espiritual, debemos afanarnos, de una vez por todas para liberarnos de todas las
condiciones; debemos ver si no podemos lograr un nuevo punto de vista desde el cual pueda observarse
el mundo en su totalidad, comprendiendo interiormente la vida”.(11)

El objeto de la disciplina Zen consiste en adquirir un nuevo punto de vista para observar dentro de
la esencia de las cosas, la adquisición de este nuevo punto de vista se denomina Satori que puede
definirse como introspección intuitiva en contraposición al entendimiento intelectual y lógico. (12)

“En el Zen debe haber Satori; debe haber una revolución mental general que destruya las viejas
acumulaciones intelectivas echando los cimientos de una nueva vida; debe haber un despertar de un
nuevo sentido que revea las cosas viejas desde un ángulo de observación hasta ahora no soñado”. (13)
El Zen en su aspecto práctico se refiere a la preparación metódica de la mente a fin de madurarla
para obtener el estado de Satori que es cuando todos los secretos se revelan. En esa búsqueda existen
dos ejercicios fundamentales el zazen y el koan. El zazen es estar sentado con las piernas cruzadas en
profunda contemplación, se originó en la India y se esparció por todo Oriente. Koan significa documento
público y se refiere a una pregunta o afirmación realizada por un maestro a su alumno lo cual es
utilizado como forma de lograr una apertura mental del alumno a las verdades del Zen. Esa pregunta
adquiere la forma de paradoja cuya respuesta no se puede encontrar con la utilización de la lógica.(14)

Leamos ahora una de las afirmaciones de Suzuki que muestra con mayor claridad las razones que
llevaron a Fromm a buscar en el budismo algunos elementos que ya se encontraban presentes en sus
creencias: “El deseo de poseer es considerado por el Budismo como una de las peores pasiones con la
que tienden a obsesionarse los mortales. De hecho, lo que en el mundo causa tanta miseria es el
impulso universal a la adquisición. Como se anhela el poder, los fuertes siempre tiranizan a los débiles;
como se codicia la riqueza, ricos y pobres siempre cruzan espadas de amarga enemistad. A menos que
este impulso de poseer y dominar se erradique por completo, seguirán las furiosas guerras
internacionales y el malestar social se incrementará siempre”. (15)

El zen fue una secta dentro del budismo que expresaba una posición antiautoritaria aún más
radical, esa doctrina explicaba que ningún conocimiento tiene valor a menos que emane de nosotros
mismos, ninguna autoridad, ningún maestro nos puede enseñar a menos que nosotros despertemos,
nuestras dudas, palabras y sistemas de pensamientos son peligrosos si terminan convirtiéndose en
autoridades a las que veneramos. (16)

Aún cuando algunos de los preceptos del budismo pueden parecer un tanto herméticos
fundamentalmente para las mentes occidentales, Fromm siempre puso el acento en la misma cuestión
primordial, la capacidad fundamental que los hombres debían adquirir era la de diferenciar entre las
apariencias y la esencia, de no dejarse engañar por las formas y hacer el esfuerzo de llegar siempre al
meollo.

Uno de los consejos que Fromm dio en su vida fue el de evitar dentro de lo posible la charla trivial
e intentar en el contacto con otras personas, aún cuando fuera circunstancial, establecer una
vinculación que nos enriquezca. Decía que pasamos gran parte del día en charlas anodinas que muy
poco nos aportan, cuando cada ser humano tiene en sí mismo una riqueza espiritual que debería ser
explorada, precisamente esta sugerencia la había extraído de las enseñanzas budistas.

Buda decía: “Cuando el ánimo de un monje lo incline a conversar, deberá pensar así: ‘No entraré
en esa baja especie de conversación que es vulgar, mundana e insustancial; que no lleva al desapego,
el desapasionamiento, suspensión, tranquilidad, conocimiento directo, iluminación y extinción; a saber,
hablar de reyes, ladrones, ministros, ejércitos, hambre y guerra; de comida, bebida, vestido y vivienda;
de joyas, perfumes, parientes vehículos, aldeas, villas, ciudades y países; de mujeres y vino, de los
chismes de la calle y de la fuente; hablar de los antepasados, de pequeñeces, de historias sobre el
origen del mundo y del mar, de si las cosas son así o asá, y temas parecidos’. Entonces lo comprenderá
todo claramente. ’Pero la conversación que sirva de ayuda para llevar una vida austera, que convenga a
la claridad mental, que lleve al completo desapego, desapasionamiento, suspensión, tranquilidad,
conocimiento directo, iluminación y extinción; que sea hablar de frugalidad, conformidad, soledad,
retiro, perseverancia, virtud, concentración, sabiduría, de la redención y de la lucidez que ésta otorga,
en semejante conversación si entraré’. Entonces lo comprenderá todo claramente”. (17)

Otro concepto al que dio importancia y que extrajo del budismo fue el de la atención que implica
que cuando uno está realizando una actividad se concentre enteramente en lo que se hace, sea que se
esté plantando una semilla, limpiando una habitación o comiendo. Citaba a un maestro zen que decía:
“Si estoy durmiendo, duermo; si estoy comiendo, como”. Esto contraría definitivamente casi todos los
comportamientos en la vida moderna donde realizamos varias actividades a la vez, por lo general sin
poder prestar debida atención a ninguna de ellas.

Fromm dedicaba parte de su día a la meditación no obstante cuestionaba aquellas formas


autosugestivas de la meditación, reivindicaba aquellos métodos que tienen por finalidad alcanzar un
grado superior, es decir que sirven para alcanzar un plano más elevado del ser. En la meditación budista
se ha encontrado una forma sencilla, no engañosa y no sugestiva de meditación que tiene por finalidad
acercar al practicante a la meta del budismo que es la eliminación de la codicia, el odio y la ignorancia.
Existe una descripción realizada por Nyanaponika Mahathera en trabajos aparecidos en 1970 y 1973 y
que eran los que recomendaba Fromm a aquellos que quisieran aproximarse al tema. Según estos libros
el fin de la meditación budista es la máxima conciencia de nuestros procesos físicos y mentales, el autor
afirmaba que el cultivo de la recta atención que enseñaba Buda era el método más sencillo y directo, el
más completo y eficaz de adiestramiento y desarrollo de la mente para sus tareas y problemas
cotidianos así como para un fin más elevado: la propia y definitiva liberación espiritual de la codicia, el
odio y el engaño. (18)

Escribió Nyanaponika Mahathera: “La recta atención es, de hecho, la base indispensable de la recta
vida y el recto pensamiento…para cualquier lugar, tiempo y persona. Tiene una misión vital para todos;
no sólo para el discípulo confirmado del Buda y su doctrina, sino para todos los que procuran gobernar
esa mente tan difícil de dirigir, y para los que sinceramente quieren desarrollar sus aptitudes latentes
para una mayor firmeza y felicidad”.

La atención no sólo se practica en los ejercicios diarios de meditación donde se trata de tomar
conciencia de la respiración sino también se aplica a cada momento de la vida cotidiana. Significa no
realizar nada distraídamente sino con la plena concentración en lo que se hace, no importa si se trata
de una actividad que por su repetición se la realiza mecánicamente como caminar, comer o mirar. Por la
atención y concentración la vida queda iluminada por la plena conciencia. Quiénes llegaron al estado de
plena atención son aquellos que se encuentran plenamente despiertos y conscientes de la realidad en su
profundidad. (19)

Fromm no creía en ciertas ideas del budismo como la reencarnación, el negativismo predominante
en algunas tendencias internas o en ciertos ejercicios para auto convencerse de determinadas
cuestiones, además reconocía que ciertas prácticas de meditación eran muy difíciles, sin embargo
afirmaba que descartando estos aspectos había otras ideas esenciales que podían ser rescatadas por
aquellos que no eran budistas.

Una de esas ideas que reivindicaba entusiastamente era el planteo que el fin de la vida debía
enfocarse en vencer la codicia, el odio y la ignorancia, aunque sostenía que en estos aspectos el
budismo no se diferenciaba demasiado del cristianismo y el judaísmo, en cambio sí era distinto en
cuanto a la demanda por lograr la mayor conciencia respecto de los procesos internos y externos.

El budismo surgió como un movimiento revolucionario contra la ortodoxia hindú y fue perseguido
durante siglos por su ateísmo, se caracteriza por un grado de racionalidad y un pensamiento crítico que
difícilmente pueda encontrarse en otras religiones. Decía Fromm al respecto: “Es una doctrina filosófico-
antropológica que propone unas normas de vida basadas en el análisis de los datos observables sobre la
existencia humana”. (20)

El conocimiento activamente interesado del que habla el budismo, es el conocimiento de “estar


adentro” de acuerdo a la expresión clásica del budismo. Cuando Buda veía a un hombre enfermo, no
permanecía como un observador distante, lo llevaba a pensar el problema desde el punto de vista de
cómo salvar al hombre del sufrimiento, fue ese interés en ayudar a las personas lo que indujo a Buda a
su descubrimiento de que si el hombre logra librarse de la mezquindad e ignorancia podrá liberarse del
sufrimiento. (21)

Aún en su adhesión a determinados aspectos del budismo y a otras doctrinas emparentadas con el
misticismo, Fromm siempre planteó la necesidad de estar firmemente arraigado a la realidad del mundo,
también cuestionó cualquier forma de evasión, si el objetivo último era transformar la realidad para
instaurar una sociedad más libre y justa indefectiblemente era imprescindible conocer profundamente
esa realidad que se pretende cambiar.

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