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GOTTFRIED WILHELM VON LEIBNIZ

Gottfried Wilhelm von Leibniz (1646-1716) nació en la ciudad alemana de Leipzig.


Fue diplomático, político y manifestó un gran interés por la filosofía, la teología, la
jurisprudencia y, por supuesto, las matemáticas. Sus misiones diplomáticas le permitieron
viajar por Europa, lo que facilitó su comunicación con otros pensadores, como el
astrónomo y físico Christian Huygens, en París, o los Bernoulli, en Suiza, y contrastar
con ellos sus curiosidades científicas.

En esto se diferencia de otros matemáticos, como el ya mencionado Fermat, o incluso


el omnipresente Gauss, que se caracterizaron por permanecer durante toda su vida sin
salir de su entorno geográfico. Leibniz estaba poseído por una pasión de universalidad e
intentó unificar toda la complejidad del pensamiento del siglo XVII bajo un único
lenguaje que ensamblara matemáticas, física, metafísica, psicología y teología. En sus
escritos aparecen a veces estas mezclas; por ejemplo, al tratar el tema de los números
complejos, donde consigue factorizar la expresión x4 + a 4, muestra sus reticencias al uso
de la expresión i = con las siguientes palabras: “la es un anfibio entre el ser y la nada”.

Todo ello, teniendo en cuenta sus convicciones religiosas y sus preocupaciones


teológicas, permite afirmar a algunos investigadores, como C. B. Boyer, que Leibniz
identificaba la, todavía en su tiempo, naturaleza ambigua de la unidad imaginaria con la
situación a medio camino entre la existencia y la no existencia del Espíritu Santo dentro
de la teología cristiana.

Una gran parte de la notación para el cálculo que se utiliza hoy se debe
fundamentalmente a Leibniz: recomendó el uso de los paréntesis para separar los términos
de las expresiones algebraicas, en lugar de una línea que se situaba sobre los mismos,
llamada vinculum, y que se usó durante mucho tiempo; introdujo ~ para designar “es
semejante a” y ≅ para “es congruente con”. Pero, quizá, entre los símbolos más
conocidos, figuran los correspondientes al cálculo diferencial e integral, como diferencial
de x, dx, y, para indicar la sumación directa de una infinidad de infinitamente pequeños,
la alargada en la expresión ∫ f(x)dx.

En el cálculo fue desarrollando la idea de función, y su concepción del mismo le llevaba


a identificar el problema inverso de las tangentes con el de la cuadratura o integración, es
decir, al determinar las tangentes y observar la figura formada por la función y los ejes,
el triángulo característico, consideraba los tres lados del mismo como diferencias:
diferencia dx de la abscisa, diferencia dy de la ordenada, diferencia dy del arco. Entonces,
si el problema inverso consistía en pasar de las diferencias a las mismas funciones, la
operación inversa de las diferencias es la de las sumas.

Leibniz, en cuanto a matemáticas se refiere, era un autodidacto, lo que explica que


algunos de sus resultados fueran ya conocidos, aunque él los redescubriera. A pesar de
la cantidad de hallazgos que se le asocian, algunos investigadores todavía se lamentan
de lo que habría supuesto en caso de haberse dedicado íntegramente a las matemáticas,
y recuerdan la cantidad de años que dedicó a la diplomacia o a resolver asuntos triviales
entre los poderosos de su país. Pero eran cuestiones que a él también le interesaban y le
permitían viajar y mezclarse con la gente y sus problemas, en lugar de vivir de forma
rutinaria en una aburrida ciudad universitaria.
KARL FRIEDRICH GAUSS

(Karl o Carl Friedrich Gauss; Brunswick, actual Alemania, 1777 - Gotinga, id., 1855)
Matemático, físico y astrónomo alemán. Nacido en el seno de una familia humilde, desde
muy temprana edad Karl Friedrich Gauss dio muestras de una prodigiosa capacidad para
las matemáticas (según la leyenda, a los tres años interrumpió a su padre cuando estaba
ocupado en la contabilidad de su negocio para indicarle un error de cálculo), hasta el
punto de ser recomendado al duque de Brunswick por sus profesores de la escuela
primaria.

El duque le proporcionó asistencia financiera en sus estudios secundarios y


universitarios, que efectuó en la Universidad de Gotinga entre 1795 y 1798. Su tesis
doctoral (1799) versó sobre el teorema fundamental del álgebra (que establece que toda
ecuación algebraica de coeficientes complejos tiene soluciones igualmente complejas),
que Gauss demostró.

En 1801 Gauss publicó una obra destinada a influir de forma decisiva en la conformación
de la matemática del resto del siglo, y particularmente en el ámbito de la teoría de
números, las Disquisiciones aritméticas, entre cuyos numerosos hallazgos cabe destacar:
la primera prueba de la ley de la reciprocidad cuadrática; una solución algebraica al
problema de cómo determinar si un polígono regular de n lados puede ser construido de
manera geométrica (sin resolver desde los tiempos de Euclides); un tratamiento
exhaustivo de la teoría de los números congruentes; y numerosos resultados con números
y funciones de variable compleja (que volvería a tratar en 1831, describiendo el modo
exacto de desarrollar una teoría completa sobre los mismos a partir de sus
representaciones en el plano x, y) que marcaron el punto de partida de la moderna teoría
de los números algebraicos.

Su fama como matemático creció considerablemente ese mismo año, cuando fue capaz
de predecir con exactitud el comportamiento orbital del asteroide Ceres, avistado por
primera vez pocos meses antes, para lo cual empleó el método de los mínimos cuadrados,
desarrollado por él mismo en 1794 y aún hoy día la base computacional de modernas
herramientas de estimación astronómica.

En 1807 aceptó el puesto de profesor de astronomía en el Observatorio de Gotinga,


cargo en el que permaneció toda su vida. Dos años más tarde, su primera esposa, con
quien había contraído matrimonio en 1805, falleció al dar a luz a su tercer hijo; más tarde
se casó en segundas nupcias y tuvo tres hijos más. En esos años Gauss maduró sus ideas
sobre geometría no euclidiana, esto es, la construcción de una geometría lógicamente
coherente que prescindiera del postulado de Euclides de las paralelas; aunque no publicó
sus conclusiones, se adelantó en más de treinta años a los trabajos posteriores de Nikolai
Lobachevski y Janos Bolyai.

Alrededor de 1820, ocupado en la correcta determinación matemática de la forma y el


tamaño del globo terráqueo, Gauss desarrolló numerosas herramientas para el tratamiento
de los datos observacionales, entre las cuales destaca la curva de distribución de errores
que lleva su nombre, conocida también con el apelativo de distribución normal y que
constituye uno de los pilares de la estadística.

Otros resultados asociados a su interés por la geodesia son la invención del heliotropo,
y, en el campo de la matemática pura, sus ideas sobre el estudio de las características de
las superficies curvas que, explicitadas en su obra Disquisitiones generales circa
superficies curvas (1828), sentaron las bases de la moderna geometría diferencial.
También mereció su atención el fenómeno del magnetismo, que culminó con la
instalación del primer telégrafo eléctrico (1833). Íntimamente relacionados con sus
investigaciones sobre dicha materia fueron los principios de la teoría matemática del
potencial, que publicó en 1840.
Otras áreas de la física que Gauss estudió fueron la mecánica, la acústica, la capilaridad
y, muy especialmente, la óptica, disciplina sobre la que publicó el tratado Investigaciones
dióptricas (1841), en las cuales demostró que un sistema de lentes cualquiera es siempre
reducible a una sola lente con las características adecuadas. Fue tal vez la última
aportación fundamental de Karl Friedrich Gauss, un científico cuya profundidad de
análisis, amplitud de intereses y rigor de tratamiento le merecieron en vida el apelativo
de «príncipe de los matemáticos».

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