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Pablo Diego José Ruiz Picasso, conocido luego por su segundo apellido, nació el
25 de octubre de 1881, en el n.º 36 de la plaza de la Merced de Málaga, como
primogénito del matrimonio formado por el pintor vasco José Ruiz Blasco y la
andaluza María Picasso López. El padre era profesor de dibujo en la Escuela
Provincial de Artes y Oficios, conocida como Escuela San Telmo. La primera
infancia de Pablo transcurrió entre las dificultades económicas de la familia y una
estrecha relación entre padre e hijo, que ambos cultivaban con devoción. El niño
era un escolar menos que discreto, bastante perezoso y muy distraído, pero con
precoz facilidad para el dibujo, que don José estimulaba.
Dos años más tarde obtiene una mención honorífica en la gran exposición de
Madrid por su obra Ciencia y caridad, todavía de un realismo académico, en la que
el padre ha servido de modelo para la figura de un médico. La distinción lo
estimula a rendir oposición al curso adelantado en la Academia de San Fernando,
mientras sus trabajos, influidos por El Greco y Toulouse-Lautrec, obtienen nuevas
medallas en Madrid y Málaga.
En 1898 realiza su primera muestra individual en
Els Quatre Gats de Barcelona. Finalmente, en el
otoño del año 1900 hace una visita a París para ver
la Exposición Universal. Allí vende tres dibujos al
marchante Petrus Mañach, quien le ofrece 150
francos mensuales por toda su obra de un año.
Pablo es ya un artista profesional, y decide firmar
sólo con el apellido materno. En 1901 coedita en
Madrid la efímera revista Arte Joven, y en marzo
viaja nuevamente a París, donde conoce a Max
Jacob y comienza lo que luego se llamará su
«período azul». Al año siguiente expone su primera
muestra parisiense en la galería de Berthe Weill, y
en 1904 decide trasladarse definitivamente a la
capital francesa.
Si la fascinación por la etérea Sylvette había sido platónica, no tuvo el mismo cariz
su atracción por Jacqueline Roqué, joven de extraodinaria belleza a la que tomó
como compañera en 1957, un año antes de pintar el gigantesco mural para la
UNESCO. Fértil milagro del arte y de la vida, Picasso seguiría creando, amando,
trabajando y viviendo intensamente hasta morir en 1973. Dejó tras de sí la mayor y
más rica obra artística personal de nuestro siglo, y una fabulosa herencia que
provocó agrias disputas hasta recaer en un ser de pacífico nombre: su hija
Paloma.
William Shakespeare
La obra de Shakespeare
Con todo, fue su actividad como dramaturgo lo que dio fama a Shakespeare en la
época. Su obra, en total catorce comedias, diez tragedias y diez dramas históricos,
es un exquisito compendio de los sentimientos, el dolor y las ambiciones del alma
humana. Tras unas primeras tentativas, en las que se transparenta la influencia
de Christopher Marlowe, antes de 1600 aparecieron la mayoría de sus «comedias
alegres» y algunos de sus dramas basados en la historia de Inglaterra. Destaca
sobre todo la fantasía y el sentido poético de las comedias de este período, como
en El sueño de una noche de verano; el prodigioso dominio del autor en la
versificación le permitía distinguir a los personajes por el modo de hablar, amén de
dotar a su lenguaje de una naturalidad casi coloquial.
Shakespeare publicó en vida tan sólo dieciséis de las obras que se le atribuyen;
por ello, algunas de ellas posiblemente se hubieran perdido de no publicarse
(pocos años después de la muerte del poeta) el Folio, volumen recopilatorio que
serviría de base para todas las ediciones posteriores.
Miguel Ángel
La vida de Miguel Ángel transcurrió entre Florencia y Roma, ciudades en las que
dejó sus obras maestras. Aprendió pintura en el taller de Domenico Ghirlandaio y
escultura en el jardín de los Médici, que habían reunido una excepcional colección
de estatuas antiguas. Dio sus primeros pasos haciendo copias de frescos
de Giottoo de Masaccio que le sirvieron para definir su estilo.
Julio II le pidió también que decorase el techo de la Capilla Sixtina, encargo que
Miguel Ángel se resistió a aceptar, puesto que se consideraba ante todo un
escultor, pero que se convirtió finalmente en su creación más sublime. Alrededor
de las escenas centrales, que representan episodios del Génesis, se despliega un
conjunto de profetas, sibilas y jóvenes desnudos, en un todo unitario dominado por
dos cualidades esenciales: belleza física y energía dinámica.
En todos ellos era palpable la superación del realismo y una renovación de las
técnicas narrativas que entroncaba con la novela europea y estadounidense de
entreguerras (Kafka, Joyce, Proust, Faulkner); García Márquez sumó a ello su
portentosa fantasía y sus insuperables dotes de narrador, patentes en la obra que
representa la culminación del realismo mágico: Cien años de soledad (1967).
Biografía
Incubada durante casi veinte años y redactada en dieciocho meses, Cien años de
soledad recrea a través de la saga familiar de los Buendía la peripecia histórica de
Macondo, aldea imaginaria fundada por los primeros Buendía que es el trasunto
de su localidad natal y, al mismo tiempo, de su país y del continente. De perfecta
estructura circular, la novela alza un mundo propio, recreación mítica del mundo
real de Latinoamérica, de un modo que ha venido a llamarse «realismo mágico»
por el encuentro constante de lo real con motivos y elementos fantásticos. Así, en
el relato de la fundación del pueblo, de su crecimiento, de su participación en las
guerras civiles que asolan el país, de su explotación por parte de una compañía
bananera estadounidense, de las revoluciones y contrarrevoluciones
subsiguientes y de la destrucción final de la aldea (que confluye con la extinción
de la estirpe de sus fundadores, condenada desde el principio a "cien años de
soledad"), se entrelazan con toda naturalidad sueños premonitorios, apariciones
sobrenaturales, pestes de insomnio, diluvios bíblicos y toda clase de sucesos
mágicos, todo ello narrado en una prosa riquísima, fluida y cautivadora que hacen
de la lectura un asombro y un placer inacabables.
Pablo Neruda
Biografía
Nacido el 12 de julio de 1904 en Parral, en la región chilena de Maule, la madre
del poeta murió sólo un mes más tarde de que naciera él, momento en que su
padre, un empleado ferroviario, se instaló en Temuco, donde el joven Pablo
Neruda cursó sus primeros estudios y conoció a Gabriela Mistral. Comenzó muy
pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La canción de la fiesta, su primer
poema, con el seudónimo de Pablo Neruda (en homenaje al poeta checo Jan
Neruda), nombre que mantuvo a partir de entonces y que legalizaría en 1946.
De allí pasó a México, y más tarde viajó por la URSS, China y los países de la
Europa del Este. Tras este viaje, durante el cual Neruda escribió poemas
laudatorios y propagandísticos y recibió el Premio Lenin de la Paz, volvió a Chile.
A partir de entonces, la poesía de Pablo Neruda inició una nueva etapa en la que
la simplicidad formal se correspondió con una gran intensidad lírica y un tono
general de serenidad; el mismo título de una obra central de este periodo, Odas
elementales (1954-1957), caracteriza los versos de aquellos años. En 1956 se
separó de su segunda esposa, Delia del Carril, para unirse a Matilde Urrutia, que
acompañaría al poeta hasta el final de sus días.
Isabel Allende
Recibida como un brillante epígono en la estela del "Boom" iniciado en los años
sesenta, y comparada con Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, esta
primera narración extensa de la autora chilena se convirtió de inmediato en un
best-seller en numerosos países del subcontinente americano (a pesar de que su
publicación había sido rechazada por varias editoriales de Hispanoamérica), en
España y en otras naciones de Europa.
La historia aquí relatada arranca con el hallazgo, en una explotación minera del
norte de Chile, de una tumba clandestina en la que yacen sepultados los restos
mortales de numerosos campesinos asesinados por los servicios de seguridad de
la dictadura de Augusto Pinochet. La relación amorosa de dos jóvenes sirve de
hilo conductor para el seguimiento de los hechos, que al cabo de los meses pone
de manifiesto la horrorosa constatación de los crímenes cometidos por los
golpistas, delatados por la aparición de otros muchos cementerios clandestinos.
A estas grandes obras les siguieron otras, entre la que destacan Eva
Luna (1987), El plan infinito (1991), Paula (1994), Afrodita (1998), Hija de la
fortuna (1999), Retrato en sepia (2000) y el libro de memorias Mi país
inventado (2003). Sus obras, que ocupan siempre los primeros puestos en las
listas de ventas no sólo americanas sino también europeas, han sido traducidas a
más de 25 idiomas.