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IGLESIA APOSTOLICA DE

LA FE EN CRISTO JESUS

ESTUDIOS BÍBLICOS
PARA UN PUEBLO NUEVO
(HECHOS)

IMPARTIDO POR EL
PASTOR Y OBISPO
DISTRITAL
LUIS ROQUE
2

CONTENIDO

1. La Promesa del Padre (Hechos 1)

2. El Nacimiento de la Iglesia (Hechos 2)

3. El Crecimiento de la Iglesia (Hechos 3:1–4:31)

4. Las Pruebas de la Iglesia (Hechos 4:32–8:3)

5. El Testimonio en Judea y Samaria (Hechos 8:4–40)

6. Un Milagro Sorprendente (Hechos 9)

7. La Proclamación a los Gentiles (Hechos 10–12)

8. El Primer Viaje Misionero (Hechos 13–14)

9. El Debate acerca de los Gentiles (Hechos 15:1–35)

10. El Segundo Viaje Misionero (Hechos 15:36–18:22)

11. El Tercer Viaje Misionero (Hechos 18:23–21:16)

12. El Camino a Roma (Hechos 21:17–28:31)

Hechos
3

Cómo Dios formó un nuevo pueblo

Preparación para la Testimonio en Jerusalén 2– Testimonio en Judea y Samaria


venida del Espíritu Santo 8:3 8:4–12:25 Testimonio hasta lo último de la
1 tierra
13–28

Instruccion Establecimi Respuesta a la Primer Concilio de Segundo viaje Tercer viaje Camino a Roma
es finales ento de la persecución viaje Jerusalén misionero misionero 21:17–
de Cristo iglesia 8:4 misioner 15:1–35 15:36 18:23 28:31
1:11 2– o –18:22 –21:16
4:31 13
–14

Repaso 1–3 Su Ministerio de Llamado Problema Avance hacia Ministerio en Testimonio en


nacimient Felipe 8:5–40 de presentado Macedonia Galacia y Jerusalén
Promesa o 2 Bernabé 15:1–5 15:36 Frigia 18:23 21:17–
4–8 Evangelización y Pablo –16:22 23:35
Su a 13: Debate Ministerio en
Ascensión crecimien samaritanos 1–3 introducido 1 Mensaje Éfeso Testimonio en
9– to 3– 8:5–25 proclamado 18:24 Cesárea
11 4:31 Encuentro Viaje a Jerusalén en Filipos –19:41 24–26
Evangelización con un 2 16:23
Dedicación Administrac del eunuco profeta –40 Ministerio en Testimonio en el
a la ión de la 8:26–39 falso Confrontación Macedonia y camino
oración iglesia 13: ante apóstoles Mensaje Grecia 27–28:15
12– 4:32 Evangelización 4–12 3–5 proclamado 20:1–
14 –6:7 en otras en 5 Testimonio en
ciudades Testimonio Convocación del Tesalónica Roma 28:16–31
Selección Persecució 8:40 en concilio 17:1– Ministerio en
del n de la Antioquí 15:6–29 9 Troas 20:6–
sustituto iglesia Conversión del a 12
15– 6:8– perseguidor 13: Informe de Pedro Mensaje
26 8:3 9:1–31 13–52 6–11 proclamado Ministerio en
en Berea Mileto
Continucación Oposición Informe de Pablo 17:10 20:13
del ministerio en Iconio y Bernabé –15 –35
9:32–43 14:1–6a 12
Mensaje Ministerio en
Proclamación a Testimonio Conclusión de proclamado Tiro 21:1–
los gentiles en Listra Jacobo en Atenas 5
10–11 14: 13–21 17:16
6b–20 –34 Ministerio en
Salvación de la Decisión del Cesárea
persecución Regreso a concilio Mensaje 21:7–
12 Antioquí 22–29 proclamado 16
a en Corinto
Reacción en
14: 18:1–
Antioquía
21–28 17
15:30–35
Regreso a
Jerusalén
18:18
–22
4

1
La Promesa del Padre
Hechos 1

Muchas veces hemos escuchado: “¡Ojalá que nuestra iglesia fuera como la que describe el Libro
de Los Hechos!” Este deseo refleja el interés sincero de experimentar el poder de Dios en nuestra
vida, tal como lo hicieron los cristianos en los primeros días de la historia de la iglesia. Sin embargo,
revela la falta de comprensión del significado histórico de los eventos relatados en él.
Aunque quisiéramos gozar de las manifestaciones de la presencia y dirección de Dios tal como
los apóstoles, no nos gustaría regresar a las mismas circunstancias que ellos vivieron. Por ejemplo,
al afirmar que nos gustaría experimentar las condiciones existentes en la iglesia primitiva, primero
tenemos que preguntarnos: “¿cuál iglesia primitiva?” ¿Buscamos una como la de Hechos 2? Aunque
quisiéramos, no podríamos imitarla, porque la mayoría de nosotros estaríamos excluídos, debido a
que en ella no se admitían gentiles. A ellos se les dio entrada hasta el capítulo 11. Se necesitaron
muchos cambios en ella para llegar a ese momento histórico.
Este representa solo un pequeño problema entre muchos otros. Por eso, es necesario estudiar
cuidadosamente el trasfondo y mensaje de este libro, antes de dedicarnos a tratar de imitar a la
iglesia que se da como ejemplo en él.
Un buen número de los errores doctrinales encontrados en la iglesia evangélica actual surgen de
la falta de comprensión del desarrollo del mensaje del libro de Los Hechos. Para poder entender
correctamente las implicaciones de sus enseñanzas, tenemos que relacionarlas con los principios
establecidos en el Antiguo Testamento, los evangelios y las epístolas y no analizarlas de manera
independiente. Tampoco debemos interpretar un pasaje sin tomar en cuenta el desarrollo del mensaje
del libro entero. Por lo tanto, queremos considerar este estudio a la luz del contexto bíblico y las
circunstancias que lo produjeron.

EL AUTOR Y LA FECHA

La continuidad que existe en las dos introducciones, demuestra que el autor de Hechos y del
evangelio según San Lucas son una sola persona. Los testimonios aportados tanto por la tradición,
como por el Fragmento Muratoriano, y los escritos de Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría y
Orígenes, apoyan la opinión de que Lucas fue su autor. No se ha presentado ninguna evidencia que
los contradiga.
Al comparar las salutaciones que aparecen en las cartas a las iglesias neotestamentarias con los
pasajes en Hechos donde se encuentra el uso del pronombre personal “nosotros”, indicando que el
5

autor estaba presente con Pablo (16:10–17; 20:5–15; 21:1–18; y 27:1–28:16), se confirma la
probabilidad de que Lucas escribiera ambos libros. Las referencias históricas al final del libro lo
sitúan a principios de los años sesenta. Se sugieren fechas aproximadas entre 61–63 d.C.

LA SITUACION HISTORICA

Ningún libro de la Biblia fue escrito de balde, sino con el fin de responder a alguna necesidad
específica de quienes lo leerían. La mayoría se dedica a desarrollar una idea principal para dar
cumplimiento a la necesidad más grande. Al estudiar el trasfondo del libro, queremos descubrir los
sucesos contemporáneos en medio de los cuales se dio para poder comprender la situación de los
oyentes originales y la idea central de él.
Desde el principio de la Biblia, se nota que el propósito de Dios en crear al mundo fue que Su
nombre fuera glorificado. Este se ha logrado principalmente por medio de Su relación con la
humanidad.
En el Antiguo Testamento, se realizó por medio de Su trato con Israel. Los eligió, redimió y
llamó para ser distintos de todos los demás pueblos del mundo. Sólo a ellos les dio la ley, para que
vivieran de una manera diferente y fueran ejemplo para atraer a otras naciones a seguir y adorar a
Jehová.
Cuando Moisés les dio la ley, les advirtió que si se apartaban de ella, Dios les enviaría maldición
(Deuteronomio 28). La mayoría del Antiguo Testamento relata cómo hicieron precisamente esto, y
las consecuencias trágicas que les vinieron al experimentar Su castigo.
Israel fue llevado al cautiverio y esparcido por todas las naciones paganas del mundo. No
obstante, aun cuando este juicio era ya inminente, los profetas prometían una restauración futura del
pueblo de Dios.
Después de largos años de aflicción, Dios levantó líderes para guiarles de nuevo a su tierra.
Zacarías fue uno de ellos.1 En su profecía escrita, este varón de Dios trazó los planes para el futuro
del pueblo, como un estímulo para que terminaran la reconstrucción del templo. En breve, predijo
los tres pasos principales que Dios seguiría para restablecer a Su pueblo:
1. Regreso del cautiverio y restauración a su tierra (Zacarías 9:1–9).
2. Venida del Mesías (9:9–10).
3. Bendición divina para Israel (9:11–10:12).
Estas tres etapas eran causa de problema para los israelitas del tiempo de Lucas. La primera
parte ya se había cumplido, al establecerlos Dios en su propia tierra, pero ahora todo el mundo se
hallaba en espera de la llegada del Mesías. Estaban frustrados porque desde su punto de vista, éste
no había llegado, ni tampoco las bendiciones prometidas. Desde la perspectiva de los primeros
cristianos, el problema era similar. Aunque sabían que el Ungido ya había venido, aun faltaban las
bendiciones. Así que, todos por igual se hacían la pregunta: “¿Qué pasó con el programa de Dios
para Israel?”
Mateo escribió su evangelio para contestar esta interrogante, afirmando que Dios se había
mantenido fiel a Su promesa de enviar al Mesías. A pesar de la abundancia de evidencias de que
Jesús era el Cristo, Israel le había rechazado, por lo cual El hizo lo mismo. Dios inició un nuevo

1
Para conocer los detalles del transfondo histórico, vea Dios Recuerda, un estudio de Zacarías, por el
mismo autor, publicado en Ediciones Las Américas en esta misma serie.
6

plan, que incluía la formación de un nuevo pueblo de seguidores-la iglesia- y un período de juicio
para Israel. Al fin de él, Dios enviaría a Jesucristo en Su Segunda Venida para cumplir al pie de la
letra la profecía dada por Zacarías.
Al llegar a las epístolas del Nuevo Testamento escritas a las iglesias, encontramos que los
cristianos de los distintos países del mundo conocido, se reunían en las casas. Ya aparecen en ellas
algunos cambios notables. Los gentiles han sido aceptados y se les identifica como parte del pueblo
de Dios (1 Pedro 2:9–10). Sin embargo, aun son llamados gentiles; no prosélitos (Efesios 3:1–6;
Colosenses 1:25–27). Tanto los judíos como los gentiles se presentan unidos. Los obstáculos que
presentaba la ley habían sido eliminados (Efesios 2:11–19). ¿Cómo se realizó esta transformación?
El libro de Los Hechos lo explica.
Este libro continúa la historia donde el evangelio de Lucas la dejó. El Mesías ya había venido.
Los líderes religiosos de Israel se habían negado a aceptarlo como tal. Sólo los despreciados por la
sociedad tenían interés en seguirle. Por eso, el Señor empezó a tratar de nuevo con ellos. El libro de
Los Hechos explica que para hacerlo, incluyó al remanente de santos fieles del Antiguo Testamento
más algunos de los que habían sido excluidos anteriormente de Sus planes.
Después de la muerte y resurrección de Cristo, la iglesia seguía creciendo. Sin embargo, el Señor
no venía aun. Los apóstoles estaban empezando a desaparecer. Por eso es que Lucas quería dejar a
las generaciones futuras un testimonio fiel de cómo se inició el desarrollo de la iglesia. Hechos llena
el vacío histórico que hay entre Jesucristo y la iglesia primitiva como es presentada en las epístolas.
Pablo ya había terminado sus tres viajes misioneros (48–57 d.C.). El mensaje del evangelio y de
la iglesia ya se conocían por todo el mundo romano. Quienes habían confiado en Cristo estaban
sufriendo persecución por causa de su fe, tanto de parte de los judíos como de los romanos. Estos
creyentes perseguidos tenían que entender la base de su fe para mantenerse firmes. Lucas quería
fortalecerla, relantando los principales eventos que dieron origen a la iglesia.

PROPOSITO Y TEMA

El propósito expresado por Lucas en su evangelio y en el libro de Los Hechos, era el de


confirmar lo que Teófilo y los otros lectores habían aprendido. En ambos libros, escribió un
recuento históricamente ordenado para documentar lo que habían oído.
A Hechos se le considera un libro de transición. Describe el cambio que se efectuó en el
programa original de Dios para Israel hasta la creación de Su nuevo pueblo, la iglesia, aunque esta
transformación ya se había iniciado anteriormente.
Lucas escribió su evangelio para explicar por qué Dios había empezado este nuevo plan. Al
relatar los sucesos que rodearon el nacimiento, ministerio, rechazo, muerte y resurrección del
Mesías, trató de demostrar por qué era necesario formar un nuevo pueblo de Dios. Los dirigentes
de Israel no habían querido escuchar las buenas nuevas sino que optaron por proteger sus propios
intereses. Por lo tanto, Dios empezó a formar Su iglesia con la gente despreciada de la sociedad que
estaba dispuesta a seguirle.
Continuando la narración donde terminó su evangelio, y bajo las mismas circunstancias, escribió
Los Hechos para relatar cómo es que el Señor llevaría a cabo Sus designios. Presenta el cambio de
lo que era la vida bajo el judaísmo en un contexto nacional, a lo que era en la iglesia como cuerpo
de Cristo.

EL SURGIMIENTO DE LA IGLESIA:
7

EL EVANGELIO DE LUCAS EXPLICA


EL POR QUE
HECHOS EXPLICA EL COMO

El libro presenta una apologética de la iglesia al hacer el recuento de los pasos que siguió el
Señor para formarla. Pone mucho énfasis en la participación y protección divinas en su
establecimiento y en los individuos que la componían, con objeto de animar a los que sufrían por
causa de su fe en Cristo. La iglesia pertenecía a Dios y El cuidaría de ella.
El contenido traza el desarrollo histórico de la iglesia. Dirige nuestra atención a los distintos
grupos que la formaban y a la manera en que Dios llamó a cada persona para unirse a ella. Los
problemas que surgían se manejaban con sabiduría, bajo la dirección del Espíritu Santo. Las
decisiones que tomaban, determinaban el patrón a seguir en el futuro.

¡PENSEMOS!

El libro de Los Hechos muestra cómo los diferentes grupos empezaron a participar en la iglesia. ¿Cuáles
eran? Observe los siguientes pasajes. Describa cada uno de los que se añadieron a la iglesia y sus
características más notables.

___________________________________________________

1) Pasaje: Hechos 2 Descripción:

¿Qué grupo representan?

_________________________________________________
8

2) Hechos 8:4–25

¿Qué grupo representan?

___________________________________________________

3) Hechos 10–11

¿Qué grupo representan?

___________________________________________________

4) Hechos 18:24–19:7

¿Qué grupo representan?

___________________________________________________
9

El libro que nos ocupa es únicamente histórico, no doctrinal. No fue escrito para enseñar
teología, ni para establecer normas para una iglesia modelo. Los cambios efectuados en la iglesia
primitiva testifican que no se debe usar como patrón para la de hoy. Lucas escribió a los miembros
de ella, los que Dios había unido de todas las naciones, para explicarles sus raíces y para alentarles
en medio de sus aflicciones.

ORGANIZACION DEL LIBRO

Hechos se organiza conforme a los puntos geográficos listados en 1:8. Se describe la preparación
para la venida del Espíritu Santo (1:1–26), después, cómo les capacitó para ser testigos (2:1–4). El
testimonio que principió con la iglesia primitiva en Jerusalén (2:5–8:3), se extendió a toda Judea y
Samaria (8:4–12:25) llegando por último hasta los confines de la tierra (13:1–28:31).

PREPARACION PARA LA VENIDA DEL ESPIRITU 1


LA VENIDA DEL ESPIRITU 2:1–4
TESTIMONIO EN JERUSALEN 2–8:3
TESTIMONIO EN JUDEA Y SAMARIA 8:4–12: 25
TESTIMONIO HASTA LO ULTIMO DE LA TIERRA 13–28
10

PREPARACION PARA LA VENIDA DEL ESPIRITU 1:1–26

Instrucciones Finales de Cristo 1:1–11

Repaso de la conclusión de Lucas 1:1–3


Este relato principia donde el evangelio de Lucas termina. En la introducción, el autor relaciona
este segundo libro con el primero escrito a Teófilo. El evangelio había descrito lo que Jesús empezó
a hacer y a enseñar (1:1). Hechos revela las cosas que Cristo siguió haciendo a través de Su iglesia.
Después de Su muerte y resurrección, Jesucristo permaneció en la tierra con Sus apóstoles por
cuarenta días. Durante ese tiempo, confirmó la fe de sus seguidores con muchas evidencias para
convencerlos de la realidad de Su poder y de Su resurrección. Al final de ese tiempo, les dio
instrucciones para seguir Su ministerio y les prometió la provisión de Dios para realizarlo (1:2–3).

Promesa de la venida del Espíritu 1:4–8


Aunque la historia de la formación de la iglesia se inicia con la llegada del Espíritu Santo (2:1–
4), Hechos lo hace con la preparación para este evento (1:1–26), haciendo referencia a lo escrito
anteriormente en la conclusión de su evangelio (compare Lucas 24:46–53 con Hechos 1:4–8). Según
el evangelio, Jesús indicó que serían testigos de lo que habían visto. Esta tarea se realizaría cuando
enviara lo que Su Padre les había prometido. Para que se cumpliera la promesa, ellos tendrían que
esperar en Jerusalén hasta recibir el poder que mandaría (Lucas 24:48–49).

LA VENIDA DEL ESPIRITU


PROMETIDA 1:4–8
PROVISTA 2:1–36
PRODUCTIVA 2:37–28:31

Esta promesa llegó a ser el punto de partida para Hechos. Primeramente se había anunciado en
el Antiguo Testamento en Joel 2:28–32. Jesús la repitió en Juan 14:16–17, y la confirmó en la última
reunión que tuvo con Sus discípulos antes de Su ascención.
El Señor Jesucristo les instruyó que fueran a Jerusalén y esperaran alli algunos días, hasta que
viniera el Espíritu Santo (Hechos 1:4). Dios había elegido un lugar y día específicos para cumplir
Su promesa; estos detalles eran importantes para ellos, pues llegarían a poseer un poder especial que
les permitiría convertirse en testigos del Señor en todo el mundo conocido (1:8). Este evento es la
base sobre la cual se desarrolla el resto del libro.
Al explicarles la manera en que Dios llevaría a cabo ésto, el Señor les declaró que serían
“bautizados con el Espíritu Santo” (1:5). La misma expresión se utiliza en 1 Corintios 12:13 para
describir la manera en que llegamos a formar parte del cuerpo de Cristo, la iglesia. Algunos
cristianos intentan debatir el paralelismo de los dos pasajes en base a que Lucas se refiere al
bautismo con el Espíritu mientras Pablo menciona el bautismo por El. Sin embargo, se debe
observar que en el idioma original no hay tal distinción; los dos autores utilizaron la misma
preposición, refiriéndose a una misma actividad.
Este acto los unió al nuevo pueblo de Dios. Al ser integrados a él, recibieron una capacidad o
don espiritual para funcionar adecuadamente. El don indispensable para lograr el inicio de la iglesia
11

era la proclamación pública del testimonio acerca de Jesucristo, acompañada por señales para
afirmar que el mensaje había venido de Dios. Al utilizar estos dones, se mostró el poder de Dios.
De esta manera, se cumplía la profecía, pero ésta no era la promesa en sí. Se recibió el poder después
de la llegada del Espíritu; lo cual era resultado del bautismo, pero no la esencia del bautismo.
Esta obra del Espíritu, que se manifestó por primera vez en los seguidores de Jesús el día de
Pentecostés, se ha observado de la misma manera en el cuerpo de Cristo a través de los siglos. El
bautismo con el Espíritu es el ministerio de Dios mismo en la vida del creyente por medio del cual
el que nace de nuevo, se une a él. Como miembros, recibimos un don, una capacidad por medio de
la cual Su poder se manifiesta. La presencia de este poder da testimonio de que el bautismo del
Espíritu ha ocurrido (Hechos 11:15–18).

BAUTISMO POR EL ESPIRITU SANTO



MEMBRESIA EN EL CUERPO DE CRISTO

FUNCION EN EL CUERPO--DONES ESPIRITUALES

MANIFESTACION DEL PODER DE DIOS

Los apóstoles sabían que la llegada del Espíritu Santo había sido prometida. Tenía que cumplirse
antes del establecimiento del reino. Por eso, al escuchar esta promesa, la pregunta lógica surgió:
¿qué del reino? ¿Se establecería ya? Como judíos fieles, lo anhelaban y les interesaba saber la verdad
(1:6).
La respuesta de Jesucristo a su interrogante no intentaba cambiar su perspectiva en cuanto al
tema, la cual era acertada. Sin embargo, les informó que no era responsabilidad de ellos analizar e
interpretar el calendario profético de Dios, ni andar presentando conferencias sobre las profecías en
cuanto a la llegada de este (1:7), sino solamente ser testigos en todo el mundo de lo que habían visto
(1:8), lo cual confirmaría la promesa del Padre a efectuarse en pocos días. El cumplimiento
geográfico exacto de esta promesa proporciona un bosquejo adecuado para el libro.
Aunque el énfasis principal al referirse a los pueblos listados era determinar adónde serían
testigos, también constituye una indicación de los grupos que, con trasfondos teológicos distintos
como judíos, samaritanos y gentiles, recibirían las buenas nuevas de salvación. La proclamación del
evangelio a todos éstos constituyó uno de los mayores problemas para el desarrollo del nuevo pueblo
y es uno de los temas principales en el libro de Los Hechos.

¡PENSEMOS!
12

¿Por qué fue tan importante esta promesa en el comienzo de la iglesia? ¿Será un énfasis
limitado al inicio de ella, o sigue en pie todavía? ¿Cómo se compara esta situación con la la
Gran Comisión presentada en Mateo 28:18–20? ¿Qué parte juega este testimonio a favor
de Cristo en el cumplimiento de la Gran Comisión? A la luz de estos pasajes, ¿cuál es nuestra
responsabilidad hoy?

Relato de la Ascensión del Señor 1:9–11


Después de decir estas palabras, el Señor ascendió al cielo. Los discípulos se quedaron mirando
como si esperaran algo más. Mientras lo hacían, Dios envió dos mensajeros angelicales para
informarles que no tenían por qué quedarse allí, pues El regresaría en el tiempo indicado, en la
misma forma en que había ascendido al cielo. Ahora les tocaba a ellos seguir adelante con el plan
que Cristo les había revelado. Entonces los discípulos regresaron a Jerusalén conforme a las
instrucciones que habían recibido y se dedicaron a orar.

Dedicados a la Oración 1:12–14


Una parte importante de las instrucciones que Jesucristo dejó a los apóstoles era la oración.
Mientras esperaban la llegada del Espíritu, debían quedarse juntos en Jerusalén y dedicarse a ella.
El Señor ya les había revelado la importancia de esta preparación en Lucas 11:9–13. El poder que
recibirían era un requisito para el establecimiento del reino. Por eso, los seguidores de Jesucristo
debían orar con perseverancia para que se cumpliera cabalmente esta promesa.
La descripción de cómo lo hacían, demuestra dos características importantes de la oración
eficaz. Pedían con persistencia y unánimemente. Todos de acuerdo insistían en pedir que se hiciera
la voluntad del Señor. A través de esta práctica, Dios ejecutó Su plan (Lucas 11:5–13; Juan 14:13).
Finalmente, debemos observar el orden establecido para realizar la obra de Dios. El no les
ordenó que fueran corriendo por todos lados predicando el evangelio. Primero tenían que esperar el
poder del Espíritu para realizar su ministerio v éste no sería de ellos hasta que reconocieran su
dependencia y lo pidieran. Aunque nosotros contamos con la presencia del Espíritu desde el
momento en que confiamos en Cristo, tenemos que reconocer nuestra necesidad de El y someternos
a Su control para llevar a cabo un ministerio fructífero. Nunca lo podremos realizar por nuestros
propios esfuerzos.

Selección de un Suplente 1:15–26


Mientras oraban acerca del plan de Dios para su futuro ministerio, Pedro propuso que nombraran
un substituto para tomar el lugar de Judas. El contexto inmediato del evento, en que buscaban ante
todo hacer la voluntad de Dios, la falta de cualquier orientación bíblica, y el significado del
nombramiento del suplente, parecen sugerir que este acto fue impulsado por el Señor.
La elección de Matías se debió a la pérdida de uno de los doce. Con frecuencia los apóstoles
habían sido llamados con este nombre, y no era conveniente que dejaran un recuerdo perpetuo de la
deslealtad de Judas. La existencia de su unidad demostraría que el programa de Dios no había sido
trastornado por la traición de éste.
13

¡PENSEMOS!

¿Cuáles eran los requisitos que un hombre debía tener para llenar el vacío dejado por
Judas (2:21–26)? Aunque no se especifican las características espirituales ni personales,
¿cuáles son las implicaciones de las características señaladas? ¿Qué principios nos enseñan
los apóstoles con su ejemplo, en cuanto a la manera de elegir líderes para la obra de Dios?

En base al estudio de Hechos 1, ¿qué podemos aprender acerca de la mejor manera de


realizar la Gran Comisión? ¿Qué pasos debemos seguir hoy para llevarla a cabo en el lugar
y la hora en que Dios nos ha colocado?

2
El Nacimiento de la Iglesia
Hechos 2

El testimonio de los apóstoles empezó en Jerusalén el día del Pentecostés, después que vino
sobre ellos el Espíritu Santo, para dar cumplimiento al plan de Dios, según lo había prometido. Fue
en esa ocasión que nació el nuevo pueblo del Señor, la iglesia. Por lo tanto, esa fecha debe recordarse
en base a esos dos motivos.

LA VENIDA DEL ESPIRITU 2:1–4

Como el Libro de los Hechos relata el origen de la iglesia, su base fundamental se encuentra en
el segundo capítulo, donde se describe cómo se cumplieron los eventos mencionados en el párrafo
anterior anunciados en Hechos 1:4–8. El Señor había mandado a Sus discípulos que no salieran de
Jerusalén, sino que esperaran allí los acontecimientos prometidos.
El Espíritu Santo vino sobre ellos en el día señalado, la fiesta del Pentecostés. La referencia ese
día en especial dirige la atención del lector al ciclo anual de fiestas establecido en Levítico 23. Cada
una servía para recordar alguno de los eventos de mayor importancia acaecidos en su historia. Les
permitían hacer memoria de las bendiciones especiales que habían recibido en el pasado. A la vez,
tenían una base profética. Miraban hacia el futuro, a los principales eventos que Dios había planeado
en cuanto al porvenir de la nación judía.
14

Las primeras cuatro fiestas constituían una unidad. Todas ellas tenían una duración de siete
semanas, o cincuenta días. La Pascua era la primera de las cuatro y Pentecostés la última, siempre
cincuenta días después. La fecha de ella se determinaba en base a la de la primera, demostrando así
la relación que había entre ellas.

La Pascua
Era una de las fiestas de mayor importancia en el calendario anual de Israel. Servía para recordar
al pueblo su liberación de la esclavitud egipcia, efectuada por la potente mano de Jehová su Dios.
Nunca debían olvidar esta gran obra divina (Levítico 23:5; Exodo 12:3–7, 12–14). El significado
profético de esta fiesta se manifiesta en el Nuevo Testamento por su relación con la muerte de Cristo
(Juan 1:29; 1 Corintios 5:7).

La Fiesta de los Panes sin Levadura


El pan sin levadura había tenido un significado importante en la noche en que habían salido de
Egipto. El pan ordinario contenía levadura, y cada día apartaban un pedazo de él para emplearlo
como ingrediente en el pan del día siguiente. Entonces, el pan de cada día dependía del que había
quedado el día anterior. Cuando salieran de Egipto, Dios deseaba que olvidaran su dependencia de
esa nación; que principiaran de nuevo, siendo completamente independientes. Por eso, les prohibió
que llevaran pan con levadura (Levítico 23:6–8; Exodo 12:15–17; 13:3–10). En el plan de Dios para
la redención futura de Su pueblo, esa fiesta representaba el resultado de la muerte de Cristo, que
proporciona al creyente un nuevo principio, una vida totalmente separada de la que lleva este mundo
y de la antigua esclavitud en que vivía antes (1 Corintios 5:6–8).

La Fiesta de las Primicias


Las primicias daban testimonio público de que todo lo que iban a recibir de su cosecha venía de
Dios, y por lo tanto, le pertenecía. Reconocían Sus derechos como Amo y Dueño de todo. Le daban
gracias por lo que se veía y por lo que estaba por venir (Levítico 23:9–14). Proféticamente, la fiesta
les hacía contemplar la resurrección, primero de Cristo mismo, y después de los Suyos en Su
Segunda Venida (1 Corintios 15:20–23).

La Fiesta de la Ofrenda Mecida


Conocida también como “la Fiesta de las Semanas”, porque se celebraba siete semanas, o
cincuenta días después de la Pascua. Por el número de días, se le dio el nombre de “Pentecostés”.
Esta fiesta venía después de la cosecha. Al terminar de recoger los frutos eran atados y presentados
a Dios (Levítico 23:15–22). Su significado profético indica que así como el fruto de la cosecha se
recogía, ataba y presentaba a Dios, el nuevo pueblo también sería unido y traído ante El (Hechos
2:1–4, 33).
Las otras tres fiestas se celebraban más adelante en el año y su cumplimiento profético será en
la Segunda Venida de Jesucristo, cuando se establezca el reino mesiánico prometido.
Así que este esquema de las fiestas nos demuestra que Pentecostés estaba identificado con la
Pascua. Siempre se celebraba cincuenta días después y servía para apreciar el resultado de lo que la
Fiesta de las Primicias contemplaba: un nuevo comienzo. La promesa del Espíritu lo marcó de
manera indubitable, haciendo posible que los creyentes vivieran una vida nueva.
La expresión que Lucas utiliza, afirma que el significado profético del día de Pentecostés se
llenó con la venida del Espíritu Santo, exactamente cincuenta días después de que se había dado
15

cumplimiento al significado profético de la Pascua. Cristo murió como el Cordero de Dios inmolado
para quitar los pecados del mundo. El Consolador vino después para darnos un nuevo comienzo, la
capacidad de vivir en novedad de vida. Por medio de Su obra, el naciente pueblo ha sido recogido,
unido y presentado a Dios.
Cuando el Espíritu Santo vino sobre los seguidores de Jesús, todos estaban juntos, esperándolo
unánimes. El manifestó Su presencia entre ellos por medio de señales físicas y del conocimiento de
lenguas extranjeras que llamaron la atención del público presente.
Todos fueron llenos y controlados por El y empezaron a hablar en idiomas que nunca habían
estudiado, de tal manera que los judíos que habían venido a Jerusalén desde las naciones paganas
vecinas, entendían el mensaje que predicaban en sus propias lenguas. La expresión bíblica “ser
llenos de…” que Lucas utilizó, para describir el ministerio del Espíritu en esa ocasión, sólo aparece
en los dos tomos escritos por Lucas.
En Efesios 5:18, Pablo expresa la misma idea basado en otra palabra griega con la misma raíz,
para hacer un contraste con la borrachera. El significado de esta raíz se nota al estudiar el mensaje
de Pablo. En lugar de ser controlados por el vino, debemos ser controlados por el Espíritu Santo de
manera que El produzca lo que quiere en nuestra vida.
Las consecuencias de esta obra del Espíritu son diversas. Se mencionan diez. Seis de ellas
aparecen sólo una vez:
* Hacer que muchos se conviertan al Señor (Lucas 1:15–17);
* Bendición (Lucas 1:41–45);
* Profecía (Lucas 1:67–79);
* Hablar en lenguas extranjeras (Hechos 2:4);
* Reprensión y castigo (Hechos 13:9–12);
* Alabanza y sumisión (Efesios 5:18–21).
Otra consecuencia de la llenura del Espíritu aparece cuatro veces:
* Proclamación de la Palabra de Dios (Hechos 4:8, 31–33; 9:17–22; 13:50–14:1).
En estos días en que todo mundo anhela ver una manifestación sobrenatural del poder de Dios,
se ha descartado la importancia de la predicación. Debemos reconocer que predicar con poder la
Palabra de Dios requiere del control del Espíritu Santo. Jamás podremos cambiar la vida de ninguna
persona por medio de nuestro propio esfuerzo. La proclamación eficaz es producto de Su ministerio.
Es más, debemos entender que cualquier trabajo que se haga en la obra del Señor, para que sea
efectivo, debe realizarse en el Espíritu.

¡PENSEMOS!

Hechos 2:5–13 describa a los testigos que observaron lo que Dios hizo en el día de
Pentecostés. Antes de leer el siguiente comentario en cuanto a ellos, estudie este pasaje y
señale qué características tenían. Tome nota de su condición espiritual y actitudes.
16

Lucas afirma que eran “piadosos”. La palabra empleada en el idioma original se usa
pocas veces en el Nuevo Testamento. Busque las siguientes citas y observe cómo eran las
personas así designadas: Lucas 2:25; Hechos 2:5; 8:2; 10:1–2, 7; 22:12. ¿Cómo los
definiría usted? ¿Qué nos indica esto?

¿Qué lecciones debemos aprender de estos testigos? Identifique las cualidades que
debemos imitar.

LA PREGUNTA DE LOS OBSERVADORES 2:5–13

La evidencia de la presencia del Espíritu fue observada por los judíos que habían llegado a
Jerusalén para la fiesta. Lucas los presenta como “varones piadosos”. Tres palabras griegas se
traducen “piadoso”. Aunque una de éstas se usa para describir a cualquier tipo de persona religiosa
o fanática (Hechos 13:50), las otras dos siempre se refieren a alguien “correctamente religioso”.
La expresión que se emplea en el texto que nos ocupa es la misma usada en la Septuaginta, la
traducción del Antiguo Testamento al griego, para referirse a los santos de ese tiempo. Por ejemplo,
se usa para describir al justo en Isaías 26:7 y al misericordioso en Miqueas 7:2. Al analizar los usos
de estas dos palabras en el Nuevo Testamento, descubrimos que se emplean para personas que se
identifican como santos, conforme al Antiguo Testamento (Lucas 2:25; Hechos 2:5; 8:2; 10:1–2, 7;
13:43; 22:12).
Los testigos presentes en esa ocasión, eran en gran parte judíos fieles a la revelación de la ley,
que hacían los sacrificios indicados, esperaban la llegada de su Mesías, y confiaban en Jehová,
esparcidos por todo el mundo romano por causa del juicio divino. Dondequiera que Pablo viajaba,
se encontraba con una sinagoga donde se reunían.
Pablo sabía que en ellas hallaría un grupo de estos, que responderían a la revelación de la venida
del Cristo por las señales sobrenaturales. Reconocerían la verdad y confiarían en Jesús como Mesías
y Salvador. A los discípulos les costó tiempo llevarles el evangelio, pero Hechos relata el progreso
de este ministerio.
La expresión “varones piadosos” se observa también en los mensajes que se predicaban a los
judíos. A veces se dirigía a audiencias que se supone incluían a creyentes del Antiguo Testamento
(Hechos 3:25–26). Otros mensajes se parecen a los que los profetas anunciaban contra el pueblo
rebelde en que les exhortaban a arrepentirse (7:51–53).
Los oyentes que aceptaron el mensaje de que Jesús era el Mesías y Salvador, simplemente
respondieron en forma consecuente a la verdad que habían aprendido en su niñez. Estaban en espera
del Mesías y cuando llegó, acudieron a El para pasar a formar parte del nuevo programa que había
sido revelado.
La disposición a recibir la verdad, se pone de manifiesto en la respuesta a lo que habían visto.
Se dieron cuenta de que las señales tenían un significado y deseaban conocerlo. Estaban asombrados
por lo que sucedía (2:6–11). Reconocían que el mensaje presentaba “las maravillas de Dios” (2:11).
Por eso preguntaban: “¿Qué quiere decir esto?” (2:12). A pesar de tantos milagros, no faltaron los
incrédulos que no estaban dispuestos a creerles y que se burlaban de los discípulos. Sin embargo, se
da la impresión de que eran una minoría de los presentes en aquel día.
17

LOS JUDIOS FIELES


QUERIAN SABER LA VERDAD

Es evidente entonces, que la mayoría de los testigos presenciales en aquel día eran judíos fieles
que habían venido a Jerusalén a cumplir con sus obligaciones religiosas, conforme a lo estipulado
por la ley mosaica. Estaban seguros que Dios iba a cumplir Sus promesas. Deseaban la llegada del
Mesías. Al llegar a Jerusalén esta vez, habían oído del “impostor” Jesús que se había presentado
como tal. A éste, los líderes del pueblo crucificaron, pensando que habían terminado con el asunto.
Sin embargo, de repente ocurrió algo extraordinario que no podían explicarse. Veían y oían de
señales sobrenaturales que les obligaban a buscar una explicación y querían saber de qué se trataba.
Buscaban la verdad y el sermón de Pedro tenía ese objetivo.

¡PENSEMOS!

¿Cómo respondieron estos oyentes al mensaje de Pedro (2:37 y 41)? ¿Cómo se explica
esta respuesta en base a las palabras de Cristo en Juan 6:45; 7:17; y 10:25–27?

Los líderes religiosos de Israel no buscaban la verdad. Sólo les interesaba la manera
de proteger sus puestos y privilegios. ¿Qué diferencia observa entre estos testigos al
compararlos con los líderes religiosos en Lucas? ¿Qué características debemos imitar?

LA EXPLICACION DE PEDRO 2:14–36

Para contestar a sus preguntas, primeramente Pedro explicó el significado de las señales.
Conforme al estilo de una apología, primero presentó los antecedentes como evidencia. Al final,
concluyó con la idea principal del mensaje.
Según el resumen que hizo en 2:36, ¿cuál fue la esencia de su prédica? Utilizó las evidencias
expuestas para comprobar que Jesús era el Mesías y Dios de Israel. Por lo tanto, debían confiar en
El.

Insuficiencia de Vino 2:14–15


Pedro empezó su sermón debido a la inquietud de los oyentes, quienes querían saber el
significado de las señales que habían observado; respondió conforme a la disposición de ellos. A
los burladores que no querían aceptar la verdad, les hizo reconocer que el vino no constituía una
18

explicación adecuada a lo que estaban viendo. Era demasiado temprano para estar borrachos. Si
querían rechazar el mensaje de Jesucristo, debían buscar otro pretexto para entender lo sucedido.
Les advirtió indirectamente que al menos debían considerar la prueba honradamente y no negarla
sin base.

Evidencia de la Venida del Espíritu 2:16–23


A quienes buscaban la verdad, les explicó que las manifestaciones que habían visto,
evidenciaban que Dios había cumplido la promesa de Joel 2. Para comprender la interpretación que
el apóstol hizo de ese pasaje, tenemos que examinar el argumento del profeta. Joel vivió en un
período triste de la historia de Israel. Aprovechó una plaga de langostas recién acaecida (Joel 1),
para ilustrar la invasión destructora que vendría de una nación del norte, la cual se cumpliría si no
se arrepentían de su maldad (Joel 2–3). Les advirtió que el “Día del Señor” venía ya y les dijo que
debían arrepentirse (2:12–17).
En medio de la advertencia, les prometió que después del juicio habría una restauración (2:18–
3:21). Parte de ella traería bendición a Israel (2:18–32). Joel especifica cómo sería esto:
Misericordia para el pueblo de Dios 18
Restauración de la prosperidad perdida 19
Eliminación de sus enemigos 20
Paz y prosperidad 21–26
Presencia del Señor 27
Recepción del Espíritu Santo 28–29
Señales de la restauración final 30–31
Salvación del remanente 32

Pedro citó toda la profecía encerrada en las dos frases que quería utilizar en este sermón:
“Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne” y “todo aquel que invocare el nombre de Jehová será
salvo”. El resto de la profecía que se incluyó en el sermón, no necesitaba explicación porque su
propósito no tenía que ver directamente con estos aspectos del mensaje de Joel, detalles que se
cumplirán hasta la Segunda Venida de Jesucristo, cuando Israel como nación le reconozca y goce
de todas las bendiciones prometidas.
Quizá no hemos comprendido el significado de esta cita desde el punto de vista de Pedro y sus
oyentes, porque no estamos tan familiarizados con el pasaje como ellos. Pero como ellos eran judíos
fieles, este texto contenía la esencia pura de sus esperanzas.
Sabían de memoria, sin necesidad de mencionarlo, el contenido del versículo anterior a esta cita.
Según la promesa de Joel, antes de este derramamiento del Espíritu, Jehová estaría presente en
medio de Su pueblo (2:27–28). La secuencia de los eventos fue claramente señalada por Joel. Si
“esto es lo dicho por el profeta Joel” conforme a la afirmación de Pedro (Hechos 2:16), el oyente
judío debía preguntarse: “¿Cuándo estaba presente Jehová entre nosotros?” Este fue el punto de la
cita para Pedro. Jesucristo es Dios mismo y anduvo en medio de Su pueblo. Dios lo había
confirmado por medio de estas señales que ellos habían visto. Por lo tanto, debían invocar Su
nombre para ser salvos.
Esta declaración de lo que significaban las señales realizadas para manifestar la venida del
Espíritu, se apoyaba además en los milagros, prodigios y señales que Dios hizo por medio de Jesús.
Ellos mismos habían sido testigos de estas evidencias de poder (Hechos 2:22–24). Sin embargo, a
pesar de tantas pruebas de que Dios estaba entre ellos, lo crucificaron. Su rechazo no había
sorprendido al Señor pues era parte de Su plan desde el principio.
19

La evidencia de mayor importancia que confirmó la autoridad de Jesucristo fue la resurrección.


Después de mencionarla como prueba adicional que apoyaba su interpretación de la profecía de
Joel, Pedro la utilizó como base para la segunda parte de su argumento.

Evidencia de la Resurrección 2:24–35


Tal como el derramamiento del Espíritu demostró que Jesús es Jehová, la resurrección confirmó
que El es el Mesías. David había profetizado la resurrección en el Salmo 16:8–11 (Hechos 2:24–
28). Es obvio que el salmista no hablaba acerca de sí mismo porque él ya había muerto y todos
conocían dónde estaba sepultado. Lo que había hecho era pronunciar una profecía acerca de su
descendiente, el Mesías.
David empleó dos prácticas comunes en la poesía hebrea. El rey se presentaba frecuentemente
como el “ungido” de Dios, una expresión derivada de la raíz de la palabra Mesías. En este sentido,
el rey se consideraba Su precursor. Muchas veces se utilizaba este concepto para presentar una
profecía indirecta en cuanto al Mesías. David escribió muchas profecías mesiánicas de esta manera.
Además, el cambio de personas en un Salmo se usa para evidenciar una diferencia en el
significado real. En el Salmo 16:10 David cambia de “mi alma” a “tu santo”. Aunque estas dos
expresiones podrían referirse a la misma persona, el cumplimiento de ella señalaba que no se debía
tomar de esa manera. Aunque Dios no abandonó a David, su cuerpo sí se descompuso como el de
cualquier otro. Asimismo, Dios no abandonó a Jesucristo, pero la resurrección impidió el proceso
de corrupción de Su cuerpo. Sólo Jesús cumplió cabalmente la profecía de David y así confirmó que
El es el Mesías que Dios había prometido (Hechos 2:29–32).
Tal como el salmista anunció, Jesús resucitó y los apóstoles lo presenciaron (2:32). Ahora, ellos
eran testigos del cumplimiento de la promesa del Espíritu Santo (2:33). Pedro señala que David no
fue elevado a la diestra del Padre; pero el Mesías sí, por lo que era una persona más excelente que
el rey. David había dado testimonio mucho tiempo antes, de la superioridad de su descendiente,
Jesucristo (34–35; Mateo 22:41–46).

Conclusión 2:36
La conclusión lógica que obtenemos de la evidencia presentada en la venida del Espíritu y en la
resurrección, es que Dios estaba confirmando el ministerio de Jesús. Estas pruebas demostraron que
aprobaba Su obra y lo estaba confirmando como Señor y Cristo.
La expresión “Señor” que Pedro empleó es la palabra griega que los judíos usaban para traducir
el nombre de Jehová a ese idioma. En la Septuaginta, la utilizaban en lugar del nombre divino porque
reconocían su pecado. Esta misma connotación de la palabra se usa a través del sermón en todos los
casos menos uno (2:20, 21, 25, 34, 36, 39).
El nombre Cristo fue el título griego usado para identificar al Mesías. Así que Pedro concluyó
este sermón a los judíos fieles que esperaban la llegada de su Mesías con la afirmación de que la
generación de Israel de la cual ellos formaban parte había crucificado a Su Dios, Jehová, el Mesías.

¡PENSEMOS!
20

En base al sermón de Pedro, ¿quién es Jesucristo? ¿Cuál debería ser la respuesta


correcta de estos oyentes judíos que pertenecían a la raza y generación que lo habían
crucificado y que acababan de escuchar las evidencias en cuanto a El? ¿Qué debían hacer?

Señale las diferencias entre la situación de ellos y la suya antes de conocer a Cristo
como Salvador. ¿Qué debemos saber y creer en cuanto a Jesucristo a la luz de la
predicación de Pedro? ¿Cómo debemos responder al mensaje?

EL RESULTADO DEL MENSAJE 2:37–41

La Respuesta de los Oyentes 2:37


Cuando los que habían estado esperando el cumplimiento de las promesas que Dios había hecho
a Su pueblo y vieron las manifestaciones sobrenaturales, y oyeron el mensaje acerca de Jesucristo,
se dieron cuenta de que tenían un problema: pertenecían a la generación culpable y por lo tanto,
eran merecedores del juicio divino. Si Jesús fue el Mesías, e Israel lo mató, ¿qué podrían hacer ellos
ahora?

Exhortación de Pedro 2:38–40


La respuesta de Pedro consistió en darles dos mandamientos que debían obedecer. El significado
de ellos se comprende mejor a la luz del resumen presentado al final de su exhortación (2:40). Tenían
que salvarse, no de su pecado personal, sino “de esa perversa generación”. El juicio de Dios vendría
sobre ella dentro de pocos años (70 d.C.). Para evitarlo, los judíos fieles tendrían que apartarse e
identificarse con Jesucristo, a quien esa generación había rechazado y crucificado y por eso, el juicio
contra ellos era inminente.
Si obedecían estos dos mandatos, lograrían este propósito. Primero, Pedro les exhortó a
arrepentirse. Esta expresión bíblica se ha interpretado de varias maneras y se ha creado mucha
confusión por causa de ella. ¿Cuál sería el significado de “arrepentirse” para este grupo de oyentes?
Recuerde que Lucas les llama “piadosos” o “correctamente religiosos”. Entonces, ¿qué debían
hacer?
La palabra arrepentirse se interpreta de tres maneras diferentes. El significado más común y el
que se encuentra en el diccionario es “pesar de haber hecho o de no haber hecho algo”. Sin embargo,
esta interpretación nunca se encuentra en la Biblia.
La segunda acepción se refiere a un cambio de estilo de vida. Se supone que éste exige que el
pecador se transforme en una persona obediente a las normas de Dios. El problema es que si dejamos
que esto sea un requisito para la salvación, nadie podría alcanzarla. El hombre natural no es capaz
de transformarse y comportarse como hijo de Dios, sin haber recibido antes una nueva naturaleza y
el poder del Espíritu Santo (Romanos 3:9–12; 8:1–4). La Biblia nunca pide esta clase de cambio de
aquellos que no han conocido a Cristo todavía; sólo de quienes forman el pueblo de Dios.
El tercer significado, concuerda con la acepción literal de la palabra en el idioma original: un
cambio de opinión. Tenemos que preguntarnos: ¿Qué se esperaba de estos oyentes en ese sentido?
21

Ellos habían escuchado el testimonio de sus líderes religiosos a quienes respetaban. No tenían por
qué dudar de ellos. Pero ahora, al ver estas señales sobrenaturales y escuchar el mensaje de
Jesucristo, no sabían qué hacer. Pedro les dijo que debían cambiar de mentalidad en cuanto a Jesús.
Hacerlo, sería equivalente a reconocerle como su Mesías y confiar en El.
El segundo mandato consistía en que tenían que bautizarse en el nombre de Jesucristo. De nuevo
tenemos que preguntarnos: ¿qué significaba este acto para estos oyentes? No era un simple rito, sino
un testimonio público por medio del cual se identificaban con alguna persona o religión.
El significado del acto se deriva de la idea expresada en el idioma original, la cual proviene de
la tintorería, donde metían una tela en la tintura para que ésta y la tela se unieran de tal manera, que
la tela cambiaba su naturaleza para llamarse tela azul o roja, dependiendo del color seleccionado.
En base a esta idea, el vocablo bautismo se usaba muchas veces, aun sin referirse a la tintorería, con
la idea de inmersión o sea, sumergir algo en cualquier líquido, o con la connotación de
identificación (Romanos 6:1–6).
La importancia de este acto en la vida de los creyentes se confirmó por la reacción contraria que
provocaba en los judíos incrédulos. No les empezaron a perseguir sino hasta después que habían
decidido a acercarse a Jesucristo por medio del bautismo. Entonces, sus familias demostraban su
rechazo por medio de la celebración de cultos fúnebres, el aislamiento social y otras formas de
aflicción.
Para los judíos fieles presentes en esa ocasión, el mensaje de Pedro representaba un reto.
Formaban parte de la generación de Israel que estaba bajo el juicio de Dios por haber rechazado y
crucificado a Su Hijo (Mateo 12:34–45; 16:1–4; 23:29–39), lo cual los hacía culpables (Hechos
2:23, 36). Para escapar del castigo venidero, debían cambiar de pensamiento en cuanto a Jesús,
apartarse de sus compatriotas, e identificarse con El por medio del bautismo.

LOS JUDIOS FIELES TENIAN


QUE CAMBIAR SU OPINION
ACERCA DE JESUS E
IDENTIFICARSE CON EL

La historia informa que los que tomaron este paso fueron rechazados por su pueblo, tanto en lo
familiar, como en lo religioso, político, social, y económico. El historiador Eusebio relata que
cuando el ejército romano entró en Jerusalén en 70 d.C. para destruir la ciudad, no encontró ningún
cristiano. Todos habían salido por causa de la persecución o porque habían interpretado
correctamente lo que Dios iba a hacer a esa ciudad conforme a Su profecía en Mateo 24:1–2, 15–
21. Aunque algunos acusan a los historiadores antiguos de haber estado prejuiciados al registrar los
eventos, al menos confirman que la promesa se cumplió cabalmente.
El acto de cambiar de mentalidad acerca de Jesucristo y bautizarse está relacionado con el perdón
de los pecados. La mayoría de las traducciones presentan el perdón como resultado de estos
mandamientos. No obstante, la preposición usada aquí podría traducirse “mirando hacia” o “en
anticipación de”. Los pecados señalados podrían ser los del pueblo de Israel al rechazar a su Mesías.
En otras palabras, la idea parece ser que deben identificarse con Cristo en anticipación del día
cuando El regrese, cuando la nación de Israel lo reconozca y sea perdonada (Mateo 23:38–39).
El resultado de los dos mandatos, sería que ellos también recibirían el don del Espíritu Santo
que se había prometido y que veían manifestado delante de ellos. Siendo pueblo de Dios, esta
promesa era para ellos (2:38b–39). Sin embargo, debían mostrar su aceptación del Mesías para
22

experimentar la bendición prometida. Este privilegio estaba reservado para los que Dios llamara,
los que reconocerían Su voz y le seguirían (Juan 10:2–5). A estos también Dios los apartaría de
Israel y les protegería del juicio venidero (2:40).
Así que la respuesta de Pedro a la pregunta de los oyentes consistió de dos partes. Primero,
debían cambiar su opinión en cuanto a quién era Jesús y en segundo lugar, identificarse con El por
medio del bautismo. Al hacerlo, se unirían a El y a Su nuevo pueblo, y se apartarían de la generación
de Israel que estaba destinada al juicio divino por causa del pecado de haber rechazado al Mesías.

Obediencia de los Creyentes 2:41


Muchos de los judíos presentes reconocieron la verdad del mensaje de Pedro. Fueron
aproximadamente 3,000 los que aceptaron a Jesucristo ese día por medio del bautismo. Quienes
confiaron en El se apartaron de la generación condenada y llegaron a formar parte del cuerpo de
Cristo.

AL ESCUCHAR LA VERDAD ACERCA


DE CRISTO LOS JUDIOS
FIELES CONFIARON EN EL

LA CONDUCTA DE LOS CREYENTES 2:42–47

Desde el primer día, los que Dios había unido a él se dedicaron a las actividades necesarias para
la edificación mutua. Estas características se encuentran a través de todo el libro de Los Hechos.
Cuando los cristianos practican estos pricipios, siempre se produce una iglesia sana y estable.
En primer lugar, se dedicaron al estudio de la doctrina de los apóstoles, la misma enseñanza
revelada en el Nuevo Testamento. Así que dieron prioridad al estudio de la Biblia (42a). Además,
se dedicaron al compañerismo. Cada uno compartía lo que era y lo que tenía con los demás (42b,
44–45).
Se reunían para el partimiento del pan; comían juntos cuantas veces podían. Aprovechaban toda
ocasión para recordar la muerte del Señor, tal como El les había mandado. Es obvio que se reunían
más frecuentemente que nosotros. Así es como podían darse cuenta de las necesidades de otros y
apoyarse mutuamente (42c, 46). Esta ayuda surgió del concepto de familia que tenían. No había
obligación política, ni presión eclesiástica para hacerlo, sino que era el resultado del amor que
sentían unos por otros. La cuarta prioridad mencionada es la oración (42d).
El autor identifica algunas otras características por las que se fortalecían (43–47). Todos
reconocían la grandeza de la obra que Dios estaba haciendo (43). Se entregaron a ella
voluntariamente y todos estaban conscientes de su compromiso hacia los demás. Esto les animaba
a ayudarse mutuamente (44–46). Alababan y adoraban a Dios en el tiempo que pasaban en comunión
(47a). Tanto con sus vidas como con sus palabras daban testimonio de los que Dios había hecho por
ellos, de tal manera que muchos más decidieron formar parte de la iglesia, la cual creció mucho
(47b).
23

¡PENSEMOS!

La prosperidad verdadera de la iglesia fue resultado de las actividades y actitudes del


pueblo reveladas en este pasaje. Si notamos que hay alguna diferencia entre la salud de la
iglesia actual y la de aquel tiempo, la investigación de las causas debe empezar aquí.

Haga una lista de las características del nuevo pueblo de Dios señaladas en Hechos
2:42–47. Al lado de cada una, describa cómo podría manifestarse la misma en una iglesia
moderna.

Al final de esta evaluación, elija una característica específica que hace falta en su
propia iglesia. ¿Qué podría hacer usted para corregir la deficiencia y aplicar esa actividad?

3
El Crecimiento de la Iglesia
Hechos 3:1–4:31

Después del relato del nacimiento de la iglesia en el día de Pentecostés, Lucas describe la manera
en que el evangelio siguió avanzando entre los judíos de Jerusalén que habían aceptado a Jesucristo
como Mesías y Salvador. El escritor presenta un vistazo del crecimiento de la iglesia en esa ciudad
al incluir el segundo sermón de Pedro y sus resultados (3:1–4:31). Veremos que este pasaje describe
la organización primitiva del nuevo pueblo, su persecución, y expansión en Judea y Samaria.

LA SEÑAL DE CONFIRMACION 3:1–7

Tal como en el día de Pentecostés, Dios confirmó la autoridad de los apóstoles Pedro y Juan por
medio de una señal sobrenatural. De esta manera, los que buscaban la verdad podrían saber que El
les había enviado y que su predicación había venido de Dios.
El Señor utilizó dones espectaculares para llamar la atención de los judíos presentes y para hacer
obvio que El se estaba manifestando en estos representantes del nuevo pueblo y en su mensaje. Sin
embargo, Dios no siempre había usado esa estrategia. La primera intervención de Pedro se corroboró
por medio del don de lenguas; y la segunda en la curación milagrosa del limosnero cojo.
Se puede observar que estos milagros fueron empleados conforme a la explicación encontrada
en Hebreos 2:3–4. Las buenas nuevas de salvación fueron anunciadas primero por el Señor, y
24

después confirmadas por los testigos oculares a quienes Dios añadió Su sello de garantía. Fue así
como se estableció de una vez y para siempre la autoridad de Su mensaje.

LA CURACION SOBRENATURAL
DEL COJO AUTENTICO EL
MENSAJE DE LOS APOSTOLES

Al cojo no se le puso como condición que tuviera fe en ellos ni en Dios para recibir esta
bendición; no esperaba más que una limosna. No obstante, obtuvo mucho más.
Como ocurría muchas veces con esta clase de demostraciones del poder de Dios, el cojo fue
curado de una enfermedad que le había afectado desde su nacimiento. No se trataba de alguna
dolencia sicológica o aflicción emocional. Durante toda su vida, este hombre había estado
imposibilitado para andar. Dios le capacitó para hacerlo en un instante, sin necesidad de ensayos,
para darse a conocer a través de Pedro.

LA RESPUESTA DEL PUEBLO 3:8–11

Una vez más, el pueblo estaba maravillado por lo que estaba presenciando. Nunca habían visto
semejante cosa. La única persona que había podido hacer algo parecido antes de ese día, había sido
el Señor Jesucristo. Ahora, después de haberle matado, Sus seguidores empezaban a hacer lo mismo.
¿Qué significado tendría esto?
El autor, tal como hizo en su evangelio, muestra las distintas reacciones de los espectadores.
Primero, menciona la respuesta del cojo y de los testigos presentes. Más adelante, la de los líderes
religiosos que no querían saber la verdad ni reconocer la autoridad de Dios revelada en estos hechos
milagrosos.
El hombre que había sido cojo y que fue sanado se emocionó tanto que no podía ser calmado.
Andaba por todos lados, brincaba con la emoción de poder usar sus piernas por primera vez, y
alababa a Dios (3:8).
La gente que había visto el milagro, o que se acercaba y reconocía al cojo que ahora andaba y
saltabe, empezó a alabar a Dios por causa de esta obra tan espectacular. A la vez, buscaban una
explicación adecuada para comprender su significado (3:9–11). Estaban asombrados y seguían a
Pedro y Juan para averiguar qué pasaba.
La concurrencia y curiosidad del pueblo dio a los apóstoles otra oportunidad para proclamar el
mensaje de Jesucristo a todos los presentes. Mientras el primer discurso se dirigió a un grupo selecto
de judíos piadosos, observadores de las normas del Antiguo Testamento, el segundo se predicó en
el templo a un grupo más general, incluyendo a todos los que estaban en los alrededores de él y que
se habían asombrado por lo que habían visto.

LA EXPLICACION DE PEDRO 3:12–26

Pedro tomó la palabra una vez más con el fin de explicar el milagro. Aunque su mensaje contiene
las verdades aplicables a los judíos fieles conforme había sido revelado en el Antiguo Testamento,
esta vez incluye el aspecto que la iglesia había comenzado a predicar a toda la nación de Israel.
25

Empezando por dar respuesta a la inquietud de los presentes, Pedro les enseñó que este hecho
sobrenatural había ocurrido para autenticar la persona del Señor Jesucristo. Confirmó que Jesús, a
quien ellos habían desechado y crucificado, era en realidad el Mesías. La única manera de recibir
las bendiciones que Dios les había prometido sería confiando en El.

La Explicación del Rechazo 3:12–18


Para ampliar su explicación del milagro, Pedro afirmó que el poder no era de ellos (3:12), sino
de Dios, que quería probar que Jesús era el Mesías (3:13–26). Reconoció que no tenían suficientes
méritos ni autoridad para hacer semejante curación; sino que esta era una evidencia de que Dios les
estaba utilizando para exaltar a Su Hijo. Dos veces Pedro repitió esta explicación:
3:13 “…el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús”.
3:16 “Y por la fe en su nombre… le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a
éste esta completa sanidad”.
Al lado de la confirmación de la persona y obra de Cristo, Pedro hace énfasis en el rechazo de
parte de Israel. Observe cuántas veces les acusa en estos versículos. Une el pronombre “vosotros”
con varios verbos de negación y violencia efectuada contra el Señor Jesucristo. No habían sido los
paganos quienes lo habían ignorado, sino Su propio pueblo.
A pesar se esta actitud inconcebible de parte de ellos, el programa de Dios aun permanecía
inalterable. El sabía que lo habían hecho por ignorancia, pero esto de ninguna manera había tomado
a Dios por sorpresa. Esta actitud estaba contemplada en Su plan desde el principio; lo había predicho
por medio de los profetas y ahora se había cumplido (17–18): que el Mesías tendría que padecer y
morir a manos de ellos (Isaías 53). Esta verdad no excusaba a Israel, sino que servía para demostrar
el control que Dios tiene aun en medio de situaciones adversas. Aunque sabía lo que ellos harían,
seguía aguardando que Su pueblo se arrepintiera.

La Necesidad del Arrepentimiento 3:19–26

La exhortación de Pedro 3:19–21


Si habían cometido este acto por equivocación, ¿qué debían hacer ahora? Aunque hubiera sido
por ignorancia, todavía podían corregir el mal cometido. Debían cambiar su opinión acerca de quién
era Jesús y regresar a Dios.
Esta conversión era un requisito indispensable para que diera comienzo el reino. Por eso, Pedro
les exhortó a responder positivamente a la invitación de Dios; si lo hacían, el plan de Dios para
Israel empezaría a avanzar de nuevo. Este paso sigue siendo el siguiente que debe dar Israel, aun en
la actualidad (Mateo 23:37–39). Sin embargo, nunca lo darán, hasta que Dios los transforme
(Romanos 11:25–27).
El Señor les invita pacientemente a que se arrepientan y den la vuelta para volverse a El. Al
hacerlo, sus pecados serán borrados. Específicamente, Pedro estaba pensando en la falta que habían
cometido al desconocer y matar a aquél a quien Dios había enviado. Si aceptaban estos dos
requisitos, gozarían de los tiempos de bendición que Dios les había prometido.

AL CAMBIAR SU OPINION
EN CUANTO A JESUS
Y VOLVER A DIOS
26

ISRAEL RECIBIRA LAS


BENDICIONES PROMETIDAS

La confirmación de los profetas 3:22–26


En Hechos 3:18–26 se menciona a los profetas varias veces. En cada caso Pedro demostró que
todo lo que había acontecido estaba de acuerdo con lo que Dios había anunciado con anticipación
por medio de ellos. Primero, el sufrimiento del Mesías había sido predicho (18). Segundo, Dios
había proclamado el tiempo de restauración que vendría cuando se convirtieran a Dios (19–21). En
fin, todo el plan que se estaba cumpliendo había sido planteado por los voceros reconocid os de
Dios (22–26).
Tanto Moisés como los otros profetas habían avisado acerca de la venida de Jesucristo y les
habían advertido del peligro de no hacerle caso. Así que ahora debían reconocer que Dios lo había
mandado para cumplir Su pacto con ellos. Su propósito era bendecirles. Sin embargo, para recibir
estas bendiciones tenían que volverse a El (25–26).

¡PENSEMOS!

Este sermón presenta el mensaje para el Israel de hoy: Dios espera que regresen a
El. Esto se llevará a cabo en el tiempo que El ha determinado. Presente a su grupo un
resumen verbal o escrito de este sermón.

¿Qué partes del mensaje de Pedro deben incluirse en nuestra proclamación del
evangelio hoy? ¿Cuáles no deben incluirse? ¿Por qué?

LOS DISTINTOS RESULTADOS 4:1–31

Respuesta de los Líderes 4:1–22


El mensaje de Pedro encontró respuestas muy variadas. Hubo una diferencia pronunciada entre
la reacción de los líderes religiosos y la del pueblo en general (4:1–4). Los primeros rechazaron el
mensaje inmediatamente y los metieron en la cárcel. Estaban enojados porque los apóstoles
proclamaban la resurrección del Señor Jesucristo a quien ellos habían crucificado (4:1–3).
No obstante, muchos otros lo recibieron y confiaron en Cristo. Se nos dice que el número de
oyentes varones que profesaron públicamente su fe en el Señor fue aproximadamente de cinco mil.
Nadie sabe cuántas mujeres y niñ os lo hicieron también (4:4).
La reacción popular asustó tanto a los dirigentes, que convocaron a una sesión urgente el día
siguiente para estudiar el caso (4:5–6). Al estar todos presentes, preguntaron a los apóstoles quién
les había dado autoridad para realizar este ministerio (4:7). Sin embargo, no había ningún secreto al
27

respecto. En su sermón del día anterior, los apóstoles ya habían declarado que lo hacían en el nombre
de Jesús (3:13–16). Seguramente los que fueron a llamarles lo habían reportado así. No obstante,
tenían que investigarlo oficialmente.
Cuando Pedro tomó la palabra una vez más, el autor afirma que respondió estando controlado
por el Espíritu Santo, quien le dio la capacidad de responder sabiamente, de tal manera que se
maravillaron de su respuesta (4:8, 13). Sin embargo, antes de contestar, Pedro quiso aclarar la
pregunta. Les habían llevado presos, no para investigar la verdad de su doctrina, sino para tratar de
explicar el milagro y hallar algún motivo para impedir que siguieran predicando.
El apóstol les recordó que algo extraordinario había acontecido: un hombre había sido sanado.
Dios había enviado un beneficio maravilloso e inexplicable a un enfermo. Puesto que no podían
entenderlo ni imitarlo, al menos debían intentar averiguar su significado (4:9–10a).
Esto demostraba que la persona que ’ellos habían menospreciado y crucificado, había resucitado
y todavía estaba actuando y ofreciendo salvación a Su pueblo. Ellos lo rechazaron pero Dios lo
aprobó (4:10). La piedra que ellos habían desechado había sido exaltada por Dios, convirtiéndola
en la cabeza del ángulo, donde se apoya el edificio (4:11). Pedro afirmó además, que El es el único
medio de salvación. Por eso, debían confiar en El (4:12). El nombre por el cual habían hecho esta
obra es el único por el cual podrían ser salvos. Si no se volvían a El, estarían perdidos para siempre.
La reacción de los acusadores manifestó que no tenían interés en conocer la verdad, ni hacer la
voluntad de Dios. Sin embargo, reconocían la grandeza del milagro que habían realizado y la
maravillosa capacidad que Dios les había dado para comunicar la verdad. No pudieron decir nada
en contra ni negar la evidencia (4:13–16). A la vez, aceptaron la respuesta favorable del pueblo;
inclusive les dio miedo que se divulgara más entre ellos este asunto (4:16–17a). Por lo tanto, les
advirtieron que no hablaran más del nombre de Jesús y los dejaron ir (4:17b–18).
Los apóstoles los escucharon y mostraron respeto a la autoridad que tenían como representantes
del pueblo, pero les hicieron saber que su obligación era obedecer a un mandato superior, el de Dios
mismo. Tenían que darle prioridad antes que a ellos y dar testimonio público de lo que habían visto
y oído (4:19–20). Así que no tuvieron más remedio que soltarles. El pueblo admitió que Dios había
hecho una obra significativa y le glorificaban por causa de ella (4:21–22).

Respuesta en la Iglesia 4:23–35


La reacción de la iglesia se reveló cuando los apóstoles regresaron para informarles de lo que
había ocurrido (4:23). Al entregar el problema a Dios en oración, no se lamentaron por causa de la
persecución. Estos creyentes manifestaron su discernimiento espiritual al relacionar esta situación
con lo acaecido a través de la historia (4:24–30).
Aunque Dios es el Creador del universo (4:24), desde el principio los hombres se rebelaron
contra El y los reyes que les había mandado, tal como David lo afirmó en el Salmo 2 (2:1–2; Hechos
4:25–26). Estos líderes habían hecho lo mismo, lo cual se manifestó primero cuando rechazaron y
crucificaron al Señor Jesucristo, y lo que hacían ahora contra Sus seguidores. Sin embargo, todo
esto se contemplaba desde mucho antes en el plan de Dios (4:27–28). Nada era novedad para El.
Asi que, pidieron a Dios valentía para hablar con denuedo Su Palabra. No solicitaron que los
librara de la aflicción, sino que les diera la capacidad de realizar fielmente la obra que les había
encomendado (4:29–30).
¿Por qué aceptaron esta situación? La respuesta se encuentra en varios pasajes bíblicos.
Identifique las actitudes y acciones que el pueblo de Dios debía manifestar en medio de las
tribulaciones, conforme a la enseñanza que Pedro mismo dio en 1 Pedro 1:6–7; 2:19–21; 3:8–18;
4:12–19. Esto era producto de su propia experiencia.
28

LOS CRISTIANOS QUE SUFRIERON


NO PROTESTARON NI SE QUEJARON.
NO PIDIERON SER LIBRADOS
DE LA PERSECUCION
SINO QUE PIDIERON VALENTIA
PARA PROCLAMAR LA PALABRA

La oración de estos creyentes fue contestada exactamente como habían pedido: siguieron
predicando la Palabra de Dios con denuedo (4:31). El Espíritu Santo les controlaba y les daba el
poder necesario para proclamar sin vergüenza el evangelio de Jesucristo.
Esta oración es una demostración de lo que el Señor quiso decir cuando prometió que las
peticiones que hiciéramos en Su nombre serían concedidas. Cuando dijo: “en mi nombre”,
significaba que era de acuerdo con Su propósito para ellos. Como resultado de esta obra del Espíritu
Santo en ellos, la iglesia mostró evidencias de unidad en su vida y ministerio (4:32–35).

¡PENSEMOS!

A pesar de la persecución que les sobrevino por causa de la proclamación del evangelio
y de las exigencias injustas de los líderes religiosos, los cristianos del primer siglo no
protestaron ni se lamentaron. Revise Hechos 4 y haga una lista de las diferentes maneras
en que respondieron a este trato.

¿Qué debemos hacer nosotros para imitarlos?

4
Las Pruebas de la Iglesia
Hechos 4:32–8:3

Después de disfrutar días de triunfo y de gozo, con frecuencia llegan tiempos de prueba. Satanás
no deja tranquilo al pueblo de Dios cuando está ocupado en realizar Sus propósitos de manera eficaz.
Invierte todo su esfuerzo con el fin de crear desánimo y división. Siempre ha trabajado de esta
manera, desde los primeros días de la iglesia en Jerusalén.
29

El relato del nacimiento y crecimiento inicial del cristianismo describe dos ocasiones en que los
apóstoles proclamaron las buenas nuevas de Jesucristo y vieron grandes resultados. Miles de judíos
confiaron en Cristo como su Salvador y Mesías.
Lógicamente, Satanás no deseaba dejarles en paz para que siguieran creciendo así, sino que
empezó a atacarlos con el fin de asustarles y desalentarles. Como esto no produjo lo que él deseaba,
provocó un problema interno para dividir a los creyentes, impedir que se preocuparan de los demás
y arruinar su buen testimonio. Como esta estrategia tampoco resultó, envió una severa persecución
que les dispersó por todo el mundo romano para callarles. De esta forma, pensaba debilitar su
influencia y expansión.

ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 4:32–6:7

El crecimiento acelerado del nuevo pueblo produjo algunos problemas que tenían que
resolverse. El relato que hace Lucas de la vida de la iglesia primitiva en Jerusalén se complementa
con varios incidentes que muestran cómo se manejaba la administración en ella.

Su Demostración de Amor 4:32–5:11


Primeramente, dice que tenían amor unos por otros, porque se ayudaban mutuamente. Después
de la liberación de Pedro de la cárcel, los creyentes oraron pidiendo valor para proclamar la Palabra
de Dios. Fueron controlados por el Espíritu Santo y empezaron a hablar con denuedo (4:24–31).
Otro resultado de esta influencia espiritual fue la prioridad que daban a compartir lo que tenían con
los demás.

Unidad resultante 4:32–35


La iglesia estaba pasando por un período de aflicción por su fe en Cristo. Los creyentes
bautizados habían sido despreciados por sus familias y muchos sufrían graves pérdidas económicas.
Por lo cual, todos compartían lo que tenían los unos con los otros. Vendían sus propiedades y traían
el valor obtenido a los apóstoles para que ellos se encargaran de distribuirlo a los más necesitados.
Siguiendo este sistema en forma coordinada, se podía asegurar un reparto justo, según la necesidad
de cada caso.

Buen ejemplo 4:36–37


Un ejemplo positivo de esta disposición en compartir con otros sus posesiones, se observa en la
vida de un hermano llamado José. Este hombre ya se había destacado por su interés en los demás y
por el estímulo que daba a quienes sufrían, a tal grado que le dieron el sobrenombre de Bernabé,
que quiere decir: “Hijo de consolación”.
La palabra “consolación” empleada en el idioma original quiere decir literalmente uno llamado
al lado de otros para ayudar. Se utiliza en diversas situaciones. A veces describía a uno que estaba
al lado de otro para consolarle. En otras ocasiones, la ayuda era necesaria para felicitar, defender,
corregir, o motivar a hacer lo indicado. Esta clase de persona estaba en posición de evaluar la
situación del otro y venía a su lado en el momento oportuno para ayudarle según su necesidad. En
esencia, el significado del vocablo da la idea de uno que anima a los demás a seguir adelante o a
hacer lo correcto. El Señor Jesucristo nos dijo que Dios enviaría al Espíritu Santo para realizar este
ministerio en nuestra vida (Juan 14:26; 15:26–27; 16:7–14).
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Bernabé era esta clase de persona; siempre venía al lado de los demás para proporcionarles la
ayuda indicada cuando se requería. En este caso, vendió su propiedad y dio la ganancia para ayudar
a los necesitados. En otras ocasiones, se sacrificó por el bien de los demás, para estimularles a ser
todo lo que Dios quería que fueran. Observe el desarrollo de su ministerio en Hechos 9:26–27;
11:19–26; 12:25; 13:2, 7–13; 15:36–41 y Colosenses 4:10–11. Probablemente hoy llamaríamos a
Bernabé un discipulador de otros, pues ese fue su ministerio con Pablo, Juan Marcos, y ¿quién sabe
cuántos más? Su ejemplo es digno de imitarse.

Mal ejemplo 5:1–11


Como un contraste con la actitud abnegada de Bernabé, Lucas presenta el ejemplo negativo de
dos personas, para demostrar la seria falta que es el no hacer una profesión sincera de fe sino
convertirse en una ofensa para otros miembros del pueblo. Ananías y Safira querían ser reconocidos
como aquellos que utilizaban sus posesiones para ayudar a los demás, pero no querían pagar el
precio. Efectivamente, vendieron una propiedad, pero guardaron para ellos parte de su valor,
después de hacer alarde de haber dado todo a la iglesia. Como consecuencia, fueron juzgados y
murieron. Pedro participó en este caso como vocero de Dios; anunció en la tierra lo que El ya había
determinado en el cielo (Mateo 16:19; Juan 20:22–23).
Los miembros de la iglesia gozaban de una relación de familia. Todos contribuían para el
bienestar de ella. Este tipo de situación produjo un testimonio positivo en quienes los observaban.
Todo el mundo se daba cuenta de su sacrificio personal por el bien de los demás. Cristo había dicho
que este amor los identificaría como Sus discípulos (Juan 13:35).
Ananías y Safira cometieron un pecado en contra del grupo: aparentaban un amor familiar que
no era auténtico. Satanás les había controlado para que lo hicieran. Tarde o temprano, su falsedad
habría dañado el testimonio de la iglesia. El juicio sirvió como evidencia pública de que no se puede
jugar con Dios y salir ileso (1 Corintios 11:27–32; 1 Juan 5:16–17). Desde el principio, se pusieron
de manifiesto las severas consecuencias que traería el no conformarse a las normas divinas
(Números 3:2–4).

CON DIOS NO SE PUEDE JUGAR

A pesar de la dureza del castigo y del temor que provocó, los resultados fueron beneficiosos
para el nuevo pueblo. El miedo vino sobre todos (5:11). Aprendieron el valor que tiene, desde la
perspectiva de Dios, guardar la unidad y amor. A la vez, les obligó a evaluar la sinceridad de su
propia fe.

¡PENSEMOS!

Dios trató a Ananías y Safira en forma severa. ¿Habrá peligro de que suframos
semejante juicio? ¿Por qué? ¿Qué evidencia bíblica encuentra para apoyar su conclusión?
¿Bajo qué circunstancias volvería Dios a efectuar un juicio así? ¿Qué precauciones
podríamos tomar para evitarlo?
31

¿Qué lecciones prácticas encuentra en el caso de Ananías y Safira que puedan


aplicarse a nuestra vida hoy? ¿Qué principios observa en la vida de Bernabé que debamos
imitar?

Aceptación y Oposición 5:12–42


Por medio de este castigo y las otras señales, la autoridad de los apóstoles quedó afirmada (5:12).
Los que eran simples curiosos huyeron asustados. Sólo los creyentes auténticos aceptaron el riesgo
de identificarse públicamente con la iglesia (5:13) y ésta aumentó rápidamente (5:14). La
eliminación de malos elementos produjo más crecimiento, y los nuevos creyentes eran verdaderos.
Este proceso podría compararse a la obra que hace un labrador al podar un árbol. Aunque duela
cortarlo, el resultado final es que lleva fruto más abundante.

DISCIPLINA→PURIFICACION→CRECIMIENTO

Como respuesta al trabajo de los discípulos, muchos confiaron en Cristo (5:12–16). Los líderes
religiosos de Israel estaban preocupados y los aprehendieron nuevamente (5:17–18). No obstante,
Dios manifestó Su cuidado librándolos milagrosamente. A pesar de la oposición de los gobernantes,
Dios envió a Su ángel para animarles, instruyéndolos para que siguieran proclamando el mensaje
que les había dado, sin hacer caso de las amenazas.
Cuando volvieron para seguir su obra, se hizo patente que los representantes no tenían poder
para controlarlos (5:19–25), y que la influencia de los cristianos era mayor que la de ellos.
Los miembros del concilio volvieron a llamarlos para someterlos a otro interrogatorio (5:26–
28). Seguramente no habían entendido el significado de las señales que habían visto, porque trataron
de impedir que siguieran predicando el mensaje de Jesucristo. Pedro respondió que si lo hacían era
porque la autoridad y poder de Dios eran superiores a los de ellos. El había confirmado Su mensaje
y les había comisionado para anunciarlo, por lo que simplemente relataban las cosas que habían
visto. Los apóstoles no podían aclarar todas las dudas, ni entrar en debates teológicos, pero sí podían
hablar de lo que habían presenciado (5:29–32).
La acusación implícita en la respuesta de Pedro les enojó a tal grado, que los quisieron matar
(5:33). Sin embargo, Dios utilizó a Gamaliel, uno de los maestros más importantes del pueblo, para
advertirles que no debían destruirles. Siendo uno de los más respetados rabinos reconoció que
probablemente las señales tenían algún significado. Si el Señor no estaba detrás de este movimiento,
seguramente moriría porque ya había sido eliminado su líder principal, pero si fuera de procedencia
divina, jamás podrían pararla. Debían tener cuidado para no ser hallados peleando contra El (5:34–
39). Según el punto de vista de este gran maestro judío, la historia de la iglesia ha confirmado que
efectivamente es la obra de Dios. El concilio aceptó su consejo y libró a los apóstoles, después de
azotarlos y advertirles que dejaran de hablar acerca de Jesucristo (5:40).
¿Cómo respondieron los apóstoles al maltrato que habían sufrido? ¿Regresaron a casa a lamentar
su aflicción? ¿Oraron a Dios preguntando por qué les había pasado tal cosa? ¿Buscaron venganza?
¿Se sometieron a las intimidaciones de los dirigentes religiosos? ¡No! Alabaron a Dios por haber
32

sido considerados dignos de sufrir por causa de El y siguieron predicando con denuedo acerca de
Jesús (5:41–42; 1 Pedro 1:7; 4:12–19).

EN LUGAR DE PROTESTAR
O LAMENTAR ALABARON
A DIOS Y SIGUIERON
TESTIFICANDO DE CRISTO

¡PENSEMOS!

Considere por un momento la reacción de los apóstoles al maltrato que sufrieron. ¿Qué
haríamos nosotros en circunstancias semejantes? ¿En qué manera podemos imitar su
ejemplo? Identifique algunas circunstancias en su propia vida en que puede usted hacerlo.
¿Qué pasos específicos debe dar en cada caso?

Su Organización 6:1–7
El relato del nombramiento de los siete diáconos para atender las necesidades de las viudas
griegas tiene tres objectivos. Primero, demuestra cómo la iglesia se organizó para enfrentarse a un
problema administrativo. En segundo lugar, presenta a Esteban y Felipe, dos hombres reconocidos
como líderes espirituales, realizando otros trabajos necesarios para el desarrollo de la iglesia. La
controversia que resultó en persecución surgió a raíz del ministerio de Esteban (8:1–3). Tercero,
cómo inició Felipe la predicación entre samaritanos y prosélitos extranjeros (8:4–40).
Desde la perspectiva del desarrollo de la iglesia, parece que el motivo principal para incluir esta
historia aquí es enseñarnos cómo se resolvió una de las dificultades de mayor envergadura, a saber,
el conflicto entre los hebreos “puros” y los helenistas. Por lo que la naciente iglesia se hallaba
dividida.
Cuando esto comenzó, los apóstoles reconocieron que era de importancia secundaria, pero aun
así, le dieron la atención debida. Aceptaron que no podían manejarlo todo personalmente; la obra
había crecido demasiado. Por eso, nombraron a hombres respetados para hacerlo, pero exigieron
que cumplieran tres requisitos; que tuvieran buen testimonio, que estuvieran controlados por el
Espíritu Santo y que fueran conocidos por su sabiduría. Este arreglo resultó en un ejemplo positivo
ante la comunidad y en mayor expansión para la iglesia.
33

¡PENSEMOS!

¿Por qué era tan importante que los diáconos que iban a manejar una situación tan
delicada llenaran los requisitos indicados? ¿Qué nos enseña esto en cuanto a la selección
de dirigentes para la obra de Dios hoy? ¿Qué debemos aprender de la importancia que los
apóstoles dieron al caso y la manera en que actuaron para resolverlo?

Hasta este momento, la predicación en público había sido efectuada exclusivamente por los
apóstoles. Ahora, como resultado de los nuevos nombramientos, se describe el servicio de un
hermano que no lo era. La obra se extendió gracias a la intervención de otros, no sólo debido a los
doce. Esteban era diácono, sin embargo, su testimonio llegó a ser notorio. Lo mismo sucedió en el
caso de Felipe.

PERSECUCION DE LA IGLESIA 6:8–8:3

La Predicación de Esteban 6:8–10


Este era uno de los varones de Dios nombrados para resolver la situación relacionada con las
viudas griegas. Llegó a ser el centro de otro enfrentamiento con las autoridades. La forma poderosa
en que hablaba de Jesucristo, apoyada por señales convincentes que la confirmaban, atrajo una
nueva ola de persecución que afectó la historia de la iglesia. Aunque los enemigos de esta intentaron
contradecirle y frenar su entusiasmo, no pudieron con sus argumenntos.

Acusación contra Esteban 6:11–7:1


Los judíos le acusaron de hablar contra el templo y la ley (6:13). En cuanto al primero, porque
decía que Jesús lo iba a destruir. Con relación a la segunda, porque declaraba que Cristo cambiaría
las costumbres que Moisés había establecido.
Los testigos falsos cambiaron radicalmente la esencia de su mensaje, pero Esteban no se
preocupó de refutarlos. El resultado práctico para el pueblo, al fin al cabo, sería igual. Es cierto que
él profetizaba el juicio de Dios contra Jerusalén y la destrucción del templo. También proclamaba
el fin de la ley. No obstante, Jesús no iba a destruir el templo personalmente, Dios lo haría conforme
al mensaje de los profetas del Antiguo Testamento. En cuanto a los cambios de la ley, ni una letra
de lo dicho por Moisés sería eliminada; la transformación que anunciaba se refería a las tradiciones
de los fariseos, las cuales no habían salido de la boca de Moisés.
Lo más significativo de este caso no es la gran diferencia entre su mensaje y el informe de sus
detractores, sino la actitud de los líderes, quienes estaban dispuestos a todo, aun a sobornar testigos
falsos, para provocar al pueblo y evitar que predicara. La verdad no les interesaba.

La Defensa de Esteban 7:2–53


34

Esteban respondió a la acusación repasando la historia de Israel hasta el tiempo de Moisés (7:2–
33). Demostró cómo Dios se había interesado en el pueblo judío desde el principio, proveyendo
todo lo que le hacía falta. Había enviado a Moisés para librarles de la esclavitud (7:34). Aunque
siempre habían dudado de su autoridad sobre ellos, les había salvado (7:35–36). Este mismo Moisés
les prometió que algún día, vendría otro libertador para hacer lo mismo a favor de ellos: salvarlos
(7:37). A pesar de la provisión de Dios para Su pueblo y la evidencia de que Moisés era Su vocero,
le negaron y volvieron a adorar a los ídolos (7:38–50).
Ahora, esta generación seguía los mismos pasos de sus antepasados. El Mesías ya había venido,
tal como Moisés lo había profetizado, pero nuevamente lo habían rechazado. Israel siempre había
desobedecido a Dios y desechado a Sus enviados (7:51–53). Este mensaje no era nuevo. Los profetas
habían proclamado lo mismo muchas veces. Ellos eran quienes habían despreciado el templo y la
ley; profanándolo y desobedeciéndola porque eran rebeldes (7:39–42, 53). Por eso, el juicio vendría
contra los judíos.

La Reacción del Concilio 7:54–60


Los dirigentes del pueblo se enfurecieron por estas palabras. Tome nota de la reacción de los
grandes líderes religiosos a este mensaje. Se enojaron y crujieron los dientes contra él (7:54).
Gritaron y trataron de taparse los oídos para no escuchar más. Por último, para impedir que siguiera
hablando, le apedrearon hasta que murió (7:57–60).

La Muerte de Esteban 7:60–8:3


A través del relato de su muerte, se nota el contraste entre la actuación de Esteban y la acusación
injusta. El estaba controlado por el Espíritu Santo y consciente de la presencia de Dios aun en medio
de esta situación, por eso, estaba en paz. Se entregó a las manos de su Señor, pidiéndole que no les
culpara por este pecado.
La muerte de Esteban empezó el período de severa persecución que produjo la dispersión de la
iglesia por toda Judea y Samaria. De esta manera, se preparó el terreno para el siguiente gran
movimiento en la historia de la iglesia: el testimonio en Judea y Samaria.

¡PENSEMOS!

Considere las implicaciones de este evento para cada uno de los participantes. ¿Cuáles
fueron los resultados para cada uno? ¿Para los judíos involucrados? ¿Para la iglesia?
¿Para Saulo? ¿Para Esteban? ¿Qué principios podemos aprender del ejemplo y
experiencia de este último?
35

Este pasaje contiene varias lecciones de gran importancia. La aplicación para cada
lector será diferente. Considere una vez más los temas tratados. Defina un aspecto de su
propia vida que debe cambiar a la luz de los principios vistos en este capítulo. ¿Qué quiere
Dios que usted haga? ¿Qué pasos debe dar para hacerlo?

5
El Testimonio en Judea y Samaria
Hechos 8:4–40

La persecución de la iglesia, aunque nunca deseada ni agradable, produce dos beneficios


positivos. El primero es la purificación de sus miembros. Quienes no han confiado en Cristo
personalmente, procuran no acercarse demasiado a los creyentes por miedo a sufrir juntamente con
ellos; así que prefieren salvarse escapando.
En segundo lugar, produce la movilización de los profesantes verdaderos. En su afán por evitar
el sufrimiento, una gran parte se traslada a otros pueblos. Esta dispersión con frecuencia produce la
predicación ferviente del evangelio en otros lugares, trayendo a otras personas a que crean en Cristo
y así la iglesia crece más.

RESPUESTA A LA PERSECUCION 8:1–4

En Hechos Cap. 6, Lucas presenta el ministerio de un nuevo grupo de líderes de la iglesia. Los
llamados diáconos, habían sido designados para encargarse de la distribución de la ayuda que debía
ser entregada a los necesitados de la iglesia. La tarea se había complicado tanto, que los apóstoles
no podían controlarla eficazmente. El nombrar a diáconos les permitió dedicarse al trabajo que se
les había encomendado: la enseñanza de la Palabra de Dios.
Ahora bien, el diaconado no se limitaba exclusivamente a la administración de las cosas
materiales. Lucas describe el testimonio poderoso de uno de estos servidores, Esteban, e incluye un
resumen de su último sermón predicado a los judíos. No obstante, fue rechazado por los líderes de
Israel y murió apedreado.
La muerte de Esteban dio inicio a una época de persecución sin precedentes en la vida del nuevo
pueblo que Dios utilizó para dispersar a la iglesia. Adonde quiera que iban, los seguidores de
Jesucristo proclamaban el evangelio.

LA PERSECUCION DE LA IGLESIA
36

PRODUJO LA DISPERSION Y
LA PROCLAMACION DEL EVANGELIO

El autor hace tres señalamientos para indicar que se estaba efectuando una transición en el
establecimiento de la iglesia:
1. La persecución por parte de los líderes del antiguo pueblo (8:1a).
2. El esparcimiento por toda Judea y Samaria (8:1b; 1:8).
3. La participación de Saulo en la persecución (8:1 y 3).
Cada uno de ellos introduce una nueva etapa en la historia, que se repite a través del
extendimiento del evangelio en Judea y Samaria (8:4–12:25).

MINISTERIO DE FELIPE 8:5–40

Entre los que fueron dispersados y que llegaron a Judea y Samaria predicando el evangelio, se
encontraba Felipe, uno de los siete hombres nombrados para ayudar a los apóstoles.

Evangelización de los Samaritanos 8:5–25


Felipe predicó el evangelio a los samaritanos. Como resultado de ello, y de las señales
milagrosas que efectuaba, muchos de los oyentes aceptaron las buenas nuevas acerca de Jesucristo
(8:5–8). El autor pone mucho énfasis en el caso de Simón el mago.

¡PENSEMOS!

Antes de estudiar este pasaje, observemos la vida de Felipe. ¿Qué clase de persona era?
¿Hasta qué punto era eficaz en su ministerio? Para contestar estas preguntas, estudie los
siguientes versículos y haga una lista de sus cualidades y actitudes: 6:3–6; 8:4–6, 26–31 y
38–40. ¿Qué debemos imitar en nuestro ministerio hoy?

Ministerio de Felipe a los samaritanos 8:5–13


El mensaje de Felipe a esa audiencia se centraba en la verdad de que Jesús era el Mesías de
Israel. Literalmente, el texto original dice: “les proclamaba el Mesías”, pues ellos también esperaban
la llegada de su libertador (Juan 4:25). Felipe les anunció que éste ya había venido, y acompañó sus
sermones con señales sobrenaturales que confirmaban el origen divino de sus dichos (8:5–8).
La gente reconoció la importancia de lo que decía, y se regocijó al escucharlo. Lucas indica que
a pesar de que los líderes respetados en Israel no aceptaban la verdad acerca de Jesucristo, los
37

samaritanos lo hacían gustosamente. Aquellos que buscaban la verdad y confiaban en Cristo se


convirtieron en los despreciados de la sociedad judía.
Entre el público se hallaba Simón, un mago que había engañado al pueblo por mucho tiempo
con sus artes mágicas, “haciéndose pasar por algún grande” (v. 9). Al escuchar a Felipe, confió en
Cristo como su Salvador y fue bautizado (8:9–13).
Lucas dirige nuestra atención a la importancia de los hechos milagrosos efectuados por el
evangelista para autenticar su mensaje. Simón estaba acostumbrado a recibir la admiración del
pueblo debido a su magia. Ahora, de repente, había llegado otro que hacía señales mucho más
asombrosas. Se vio forzado a reconocer la superioridad del poder que obraba a través de Felipe al
darse cuenta que perdía a sus seguidores. Todos aquellos que buscaban lo extraordinario, le
abandonaron por seguir al predicador. El hizo lo mismo, pero concentrándose únicamente en
observar los milagros.
A pesar de la motivación equivocada que lo llevó a acercarse al predicador, el autor nos indica
que aceptó a Jesu cristo sinceramente y que fue bautizado. La interpretación normal de esta
declaración da a entender que Simón llegó a ser un creyente auténtico, o cuando menos, que hizo
una profesión pública de fe y se identificó como cristiano.

Ministerio de los apóstoles a los samaritanos 8:14–25


Cuando los apóstoles oyeron lo que pasaba, mandaron a Pedro y a Juan para investigar. No
podían entender que los samaritanos hubieran recibido a Jesucristo como su Mesías y Salvador sin
la confirmación de alguno de los líderes más respetados (8:14).
Al llegar allí, se dieron cuenta de la sinceridad con que habían hecho su decisión. Sin embargo,
los nuevos creyentes aun no habían recibido al Espíritu Santo. ¿Por qué fue necesario que esperaran
a que llegaran los apóstoles para que hicieran la imposición de manos y obtuvieran el Espíritu?
¿Algo que ni aun los gentiles paganos esperaban? (10:44; 11:15) ¿Por qué ellos sí?
El judaísmo samaritano se caracterizaba por haberse desarrollado independientemente del
templo de Jerusalén y su ritual. Tenían su propio centro de adoración y versión del Pentateuco. No
reconocían ninguna autoridad proveniente de Israel, y se jactaban de ello. Para evitar que este
fenómeno se repitiera en la iglesia, para demostrar la unidad del nuevo pueblo de Dios y la
dependencia que estos nuevos miembros tenían de la iglesia en Jerusalén, era requisito indispensable
que se identificaran con los apóstoles, aun antes de que viniera el Espíritu Santo (8:15–17).
Al otorgarles la bendición de recibir Su Espíritu, tal como los judíos lo habían hecho en el día
de Pentecostés, quedó confirmado que Dios los aceptaba como miembros del nuevo pueblo. Tanto
los apóstoles como los samaritanos, se dieron cuenta de la aprobación divina y de la unidad que El
quería para la naciente iglesia.
El acto por medio del cual se efectuó esto, fue por la imposición de manos. ¿Qué significado
tiene este hecho? En la Biblia se presenta a las manos como la fuente de poder (Exodo 13:8–9) o
del trabajo de la persona (Deuteronomio 16:15). En base a estos conceptos y a la importancia que
tienen, la imposición de ellas tenía cuatro posibles significados:
1. Para hacer daño (Mateo 21:46)
2. Para juzgar (Levítico 24:14)
3. Para sanar (Lucas 4:40)
4. Para identificarse con alguien (Números 27:18–23)
El cuarto significado es el que se observaba en los sacrificios del Antiguo Testamento. Cuando
el pecador ponía las manos sobre el animal que estaba ofreciendo, se identificaba con él como su
38

sustituto, de tal manera que le transmitía su pecado para que lo expiara en su lugar (Exodo 29:10–
11).
En la situación de un individuo designado para realizar algún encargo determinado, los
participantes se identificaban por medio de la imposición de manos (Hechos 13:1–3). De la misma
manera, dos individuos lo hacían al unir su ministerio, para compartir el mismo espíritu y poder.
Esta situación se dio en la relación que existía entre Moisés y Josué (Deuteronomio 34:9).
Aunque el caso era distinto con los samaritanos, la imposición de manos sirvió para que los
apóstoles demostraran la identificación que había entre ellos y estos nuevos creyentes. Confirmaron
de esta manera, la autenticidad de su conversión y la interdependencia y unidad del cuerpo de Cristo,
la iglesia.
Al ver cómo los apóstoles utilizaban el poder de Dios en su ministerio, Simón pensó que podía
relacio narlo con su antiguo estilo de vida. Aunque parece que su decisión de seguir a Cristo era
genuina (8:13a), sus intereses materiales no habían cambiado (8:13b, 18–19). Pensaba en la
autoridad que podría tener si pudiera imitarles. Por lo tanto, ofreció dinero a cambio de que le
enseñaran a hacer lo mismo.
Al oír esta petición y observar su actitud, Pedro le condena (8:20–23). Sus palabras no se parecen
a las que se dirigen a un cristiano auténtico:
8:20 “Tu dinero perezca contigo”
8:21 “No tienes parte ni suerte en este asunto”
“tu corazón no es recto delante de Dios”
8:23 “estás en hiel de amargura”
“estás en cadena de injusticia”
¿Cuál fue el pecado de Simón? Además de fijarse sólo en lo espectacular, como había
demostrado antes, Pedro señala algunos otros problemas: Todavía no había entendido que ellos
habían venido a ofrecerles un don, y que no se puede comprar ni aprovechar para ganancia propia
lo que Dios ha regalado. Nuestro dinero o buenas obras no pueden obtener las dádivas que Dios nos
otorga libremente (8:20).
En segundo lugar, a pesar de su profesión de fe en Cristo, se le indica que su corazón no era
limpio. Los hombres no conocen lo que está en el interior; sólo Dios comprende los secretos más
profundos del hombre, y El había mostrado a Su enviado que el corazón de Simón no era recto
(8:21–22).
Por último, hay que notar que las dos expresiones que describen su estado espiritual fueron
tomadas del Antiguo Testamento (Deuteronomio 29:18; Isaías 58:6). Al estudiar las citas originales,
nos damos cuenta que se refieren a creyentes que se encuentran dentro del pueblo de Dios, pensando
que están seguros, pero cuyo corazón no es puro delante de Jehová (8:23). Es posible hacer una
profesión convincente de fe en Jesucristo, sin haber confiado en El de verdad (Mateo 13:5–6, 20–
21). En el análisis final, su reacción demuestra que no había habido una transformación profunda
en su vida.

LA BUSQUEDA DE SEÑALES
ESPECTACULARES PUEDE
LLEVARNOS A UNA FALSA
PROFESION DE FE
39

El caso de Simón nos sirve de advertencia. Desde el principio de la historia, se ha visto que
existen dos peligros potenciales cuando la iglesia está creciendo rápidamente y la mano de Dios está
sobre ella: Primero, que algunas personas hagan decisiones falsas aunque externamente
convincentes. En segundo lugar, que algunos busquen solamente lo espectacular. La reacción de
Simón a la exhortación que le hizo Pedro demuestra la condición de su corazón. Le dijo que debía
arrepentirse y pedir perdón por su pecado; que rogara porque le fuera perdonado ese pensamiento
equivocado en cuanto a Dios. Aunque este hermano reconocía la autoridad de Pedro, en lugar de
obedecerlo le pidió que ellos oraran por él: “Rogad vosotros por mí”; indicando que quería que las
cosas se hicieran a su manera; sin acatar lo que se le había dicho.

¡PENSEMOS!

Evalúe la experiencia de Simón (9–13, 18–24). ¿Cree usted que fue salvo de verdad?
¿Qué evidencia apoya su conclusión? ¿Qué-advertencias se presentan a los cristianos de
hoy en base a la experiencia de Simón?

Considere un momento los dos peligros mencionados en este caso. ¿Cómo se


manifiestan en la iglesia hoy en día? ¿Qué medidas debemos tomar personalmente para
evitar los riesgos de que esto nos suceda?

Cuando su ministerio en la ciudad de Samaria terminó, Pedro y Juan predicaron en los pueblos
cercanos de regreso a Jerusalén. Aprendieron que Dios había empezado Su obra entre los no judíos
también. Ahora los samaritanos formaban parte del nuevo pueblo de Dios; y tenían que anunciarles
el evangelio.

Evangelización del Eunuco 8:26–39


Felipe continuó con su ministerio en Samaria. Dios le mandó un ángel para dirigirlo a
encontrarse con un eunuco etíope. Aunque era representante de un pueblo pagano, éste había ido a
Jerusalén para adorar a Jehová, probablemente porque era un prosélito judío. Su actitud en cuanto a
la Palabra de Dios muestra que buscaba la verdad (8:26–28). De nuevo Lucas indica que quien lo
hacía era alguien considerado menos que un ciudadano de segunda clase en Israel. Aunque se había
convertido al judaísmo voluntariamente y se había identificado con su Dios, nunca lo habían
aceptado como parte de su pueblo. Siempre había sido despreciado desde la perspectiva de Israel.
Se observa en este hombre una sed de saber más en cuanto a la Palabra de Dios y una disposición
a permitir que otro le enseñara (8:29–35). Cuando Felipe le anunció las buenas nuevas acerca de
Jesús, aceptó la verdad, confió en Cristo y se identificó con El inmediatamente por medio del
bautismo (8:36–39).

EL QUE BUSCABA LA VERDAD


RECONOCIO QUE JESUS
40

ES EL HIJO DE DIOS

¿Qué le llama la atención en cuanto al bautismo del eunuco? Obviamente, sabía el significado e
importancia del bautismo. Se dio cuenta que quien confiara en Cristo como Mesías y Salvador debía
unirse con El por medio de ese acto. Al observar que se acercaban a un lugar donde había agua, no
quiso perder la oportunidad para obedecer el mandato de Cristo. Felipe tampoco se lo prohibió. No
le dio largas clases sobre ese sacramento ni dejó pasar un tiempo para comprobar la realidad de su
fe, a pesar de que procedía de un pueblo pagano.
El evangelista sólo quiso asegurarse de una cosa antes de hacerle descender a las aguas. ¿Qué
cosa? Le exigió la profesión verbal de su fe. Sin dudarlo un instante, afirmó que creía que Jesucristo
era el Hijo de Dios sin ninguna reserva, frente a todo su cortejo. Al escuchar su declaración, pararon
el carruaje y Felipe le bautizó.

¡PENSEMOS!

¿Qué lecciones nos enseña este ejemplo en cuanto al bautismo? ¿Seguimos este patrón
hoy día? ¿Por qué? ¿Qué cambios debemos hacer en nuestra práctica para conformarnos
al ejemplo bíblico? No se limite exclusivamente a este pasaje. ¿Cuáles son los requisitos
bíblicos que se deben exigir antes del bautismo?

¿Ha sido bautizado usted? ¿Qué se lo impide? Muchas personas ponen excusas para
no tomar este paso y lo posponen por años. ¿Habrá alguna justificación bíblica para esta
actitud? ¿Qué quiere Dios que usted haga al respecto?

Evangelización en Otras Ciudades 8:40


Al terminar esta misión, el Señor arrebató a Felipe en forma sobrenatural y el etíope siguió su
viaje con gozo. El evangelista fue llevado a Azoto, donde comenzó a predicar el evangelio en todas
las ciudades de Samaria, hasta llegar a la ciudad principal de Cesarea.

¡PENSEMOS!
41

En base a Hechos 6 y 8, señale las características personales sobresalientes de Felipe.


¿Cuáles son las más notables? ¿Cómo están relacionadas entre sí? ¿Qué debe imitar usted
en base a su ejemplo?

6
Un Milagro Sorprendente
Hechos 9

¿Ha sufrido algún tipo de persecución por causa del Señor Jesucristo desde que le aceptó como
su Salvador? La mayoría de los cristianos de hoy hemos sufrido poco. En algunos casos porque
nadie sabe que confiamos en El. En otros, cuando se da a conocer, lo más que hemos sufrido es un
poco de burla o aislamiento social por causa de nuestro distinto estilo de vida.
Aun así, ¿qué hemos sentido contra los que nos han molestado? ¿Cómo responderíamos si el
Señor nos convenciera de que debemos hablar directamente con esas personas acerca de El? ¿Se
animaría de todo corazón? ¿Qué resultado esperaría? Normalmente estaríamos muy pesimistas;
pensando que no tienen interés en el evangelio, ¿verdad? Esta fue la actitud que se manifestó en la
iglesia primitiva.
Aunque la persecución y padecimientos resultaron en la extensión del evangelio a nuevos
pueblos y en extraordinario crecimiento, la aflicción que soportaban los creyentes era real y difícil
de aguantar. A nadie le gusta sufrir, y estos nuevos cristianos no eran la excepción de la regla.
La persona más empecinada en perseguir al nuevo pueblo era un hombre llamado Saulo; un
fanático dedicado y entusiasta del judaísmo, apegado a las enseñanzas de los fariseos. Se había
entregado en cuerpo y alma a atacar y eliminar a la iglesia de Cristo. Por lo tanto, nadie se atrevía a
soñar con la posibilidad de que se convirtiera al Señor. Más bien, evitaban hablar con él, aun cuando
se publicó la historia de su encuentro con Dios; pensaban que era otro de sus trucos para engañarles
y castigarles más.

¡PENSEMOS!

Antes de estudiar la historia de la conversión de Saulo, considere el trasfondo de este


hombre. Busque los siguientes pasajes y haga una lista de las características que se
mencionan: Hechos 8:1; 9:1–2, 13–14, 21, 26, 31; Gálatas 1:13–14; Filipenses 3:4–6. ¿Cómo
le describiría en sus propias palabras?
42

Si fuera un conocido suyo, ¿qué esperanza tendría usted de que se interesara en el


evangelio? ¿Se atrevería a acercarse a tal persona para hablarle del Señor Jesucristo? ¿Por
qué?

LA CONVERSION DEL PERSEGUIDOR 9:1–31

La Misión Interrumpida 9:1–9

La misión 9:1–2
Según el relato de Lucas, Saulo no iba a Damasco a hacer una visita social. Empeñado en su
propósito inicial, había decidido acabar con los voceros de la iglesia (8:1) y llevar a cabo la
persecución de quienes se habían entregado a este “Camino” sin importar dónde se encontraran (8:3;
9:1).
No le importaba si eran hombres o mujeres. Siempre que encontraba a algún seguidor de
Jesucristo, lo llevaba preso; este “crimen” era suficiente para que les condenara. Esta actitud estaba
motivada por su celo sincero de defender el Antiguo Testamento y las enseñanzas de los rabinos (
Filipenses 3:4–6).
En contraste con los líderes religiosos del pueblo, quienes no se interesaban en conocer la
verdad, Saulo quería obedecer a Dios de todo corazón y participar en el avance de Su obra. Creía
que al eliminar esta “secta”, estaría sirviéndole. Su búsqueda genuina provocó el encuentro con el
Señor que se narra en este capítulo.
Después de haber echado en la cárcel a muchos cristianos de Jerusalén, Saulo quiso frenar el
crecimiento del nuevo pueblo en otras áreas también. Para lograrlo, consiguió cartas oficiales de
presentación autorizándolo para ir a las sinagogas de Damasco y apresar a los judíos que se habían
identificado con Cristo. Ese era el motivo de su viaje.

La interrumpción del viaje 9:3–9


En el camino, fue confrontado por una revelación gloriosa que no comprendía: vio una luz
brillante que venía del cielo y oyó una voz que le dejaron confundido. La naturaleza de este
fenómeno le dio a entender que venían de Jehová. Sin embargo, le preguntó: “¿Por qué me
persigues?” (9:3–4) El había creído que iba a Damasco para servir a Dios, no para atacarlo.
Entonces, ¿quién le hablaba? Sabiendo que venía de una autoridad superior, se dirigió a El como
“Señor” (9:5a).
Cuando se identificó, Pablo supo que tenía un problema grave: había estado luchando contra
Dios mismo (9:5b). Puesto que era celoso de la verdad, reconoció la voz de Dios inmediatamente.
No dudó de la revelación. Su única pregunta era qué debía hacer ahora (9:6).
Se le indicó que entrara a la ciudad y esperara instrucciones. Los demás testigos vieron la luz y
oyeron la voz pero no vieron a nadie ni entendieron lo que se decía (9:7; 22:9). Saulo, aunque
temporalmente ciego, obedeció y fue a Damasco para esperar la revelación prometida. Su deseo
intenso de hacer la voluntad de Dios se manifestó por medio de su permanencia allí y el ayuno que
observó mientras lo hacía. Durante tres días no comió ni bebió, con el fin de prepararse.
43

El Mensajero del Señor 9:10–19


Según el relato de este evento significativo en la historia de la iglesia, la tarea más fácil fue
convencerle de la verdad acerca de quien él perseguía. Siempre había deseado cumplir las demandas
de Dios ante todo. Por eso, aceptó la veracidad del mensaje de Jesucristo sin mayor problema (Juan
7:17). Sin embargo, la tarea más difícil fue la de convencer a los apóstoles y a los otros creyentes
de que Saulo se había transformado sinceramente.
Dios se dirigió a un discípulo llamado Ananías para que fuera a hablar con él, pero éste
sospechaba que Dios se había equivocado. Tal vez no sabía quién era este hombre; o tal vez Saulo
había engañado a Dios también. ¿No sabría Dios que había ido a Damasco con el propósito de
apresar a los seguidores de Jesucristo? Tal como sucede con nosotros muchas veces, Ananías no
podía creer que una persona como él cambiara y confiara en Cristo (9:10–14).
Dios le reveló que pensaba utilizarlo como instrumento para desarrollar Su obra entre las
naciones paganas y, a la vez, para seguir anunciando el evangelio de Jesucristo a los judíos también.
Este ministerio convertiría al perseguidor de la iglesia en perseguido. El que había afligido a los
hijos de Dios, ahora sería víctima de otros que le harían lo mismo a él (9:15–16).

EL PERSEGUIDOR SINCERO
SE CONVIRTIO EN
TESTIGO CONVENCIDO

Al oír el plan, Ananías decidió que Dios sabía lo qué hacía y se animó a ir para sanarle y
prepararle para su futuro encargo. Al imponerle las manos, Saulo recibió la vista de nuevo y se
bautizó para identificarse con Jesucristo. En ese momento, fue lleno del Espíritu Santo, quien le
capacitó para empezar su obra (9:17–19).

La Nueva Misión de Pablo 9:20–22


Aunque su apostolado formal empezó algunos años más tarde, la transformación habida de su
vida y el poder de Dios sobre él se hicieron manifiestos desde el principio. Saulo entró valientemente
en las sinagogas de Damasco predicando que Jesús es el Hijo de Dios.
La gente, al escucharlo, lo reconocieron como el que había venido para atacar a los seguidores
de Jesús. No obstante, ahora estaba testificando a favor de El. Saulo siguió fortaleciéndose cada día
más y predicando que Jesús es el Mesías. Su defensa de esta verdad dejó consternados a los judíos,
que anteriormente lo habían respetado y admirado por sus convicciones, porque no podían
comprender este cambio repentino.

La Reacción de los Judíos 9:23–25


Cuando se dieron cuenta de la realidad de lo que Dios había hecho en su vida, la iglesia empezó
a aceptarle. Muchos judíos confiaron en Cristo como resultado de su palabra. Muchos otros trataron
de impedir que siguiera contando su historia. Querían callarlo; no les interesaba saber por qué estaba
tan cambiado. Decidieron matarle, pero él se dio cuenta a tiempo de sus planes y pudo escapar con
la ayuda de los disicípulos, quienes lo descolgaron por el muro de la ciudad, escondido en un
canasto.
44

La Reunión con los Hermanos 9:26–28


A pesar de su testimonio y el ministerio que había empezado a desarrollar en Damasco, la iglesia
en Jerusalén no le quiso recibir. No podían creer que se hubiera transformado tan radicalmente
(9:13–14, 26). Creían que trataba de engañarles para hacerles más daño.
De nuevo aparece Bernabé “viniendo al lado de otro para ayudarle”. Este decidió apoyar a Saulo
y presentarlo a los demás para informarles de lo que Dios había hecho en su vida y del ministerio
que había realizado en Damasco. Gracias a la ayuda de Bernabé, los demás hermanos le aceptaron.

LA IGLESIA NO PODIA CREER


QUE DIOS TRANSFORMARA
ASI AL PERSEGUIDOR

Los Resultados de la Nueva Misión 9:29–31


¿Cómo afectó la conversión de Saulo al nuevo pueblo? El motivo del autor al incluir este aspecto
de la historia era encontrar qué resultado tendría la notable transformación de este hombre para la
iglesia. La persecución se calmó y la obra de Dios creció.
Pablo siguió anunciando el evangelio y disputaba con los judíos helenistas. Estos se
caracterizaban por observar la religión de sus antepasados intentando adaptarla a la cultura griega
predominante en ese tiempo; cuando éstos trataron de matarle también, los hermanos descubrieron
el complot y lo protegieron, sacándole de Jerusalén y enviándole a su casa en Tarso.
Así que el gran milagro de la conversión del perseguidor sorprendió a la iglesia. Por medio de
esta gran obra, disfrutó de un tiempo de paz, lo que le permitió crecer tanto en número como en
fuerza espiritual bajo la protección de Dios.

¡PENSEMOS!

¿Qué cambios ocurrieron en la vida de Saulo cuando entregó su vida a Cristo? (9:15–
16, 20–25, 28–30; Filipenses 3:4–8) ¿Cómo se puede explicar una transformación tan
radical? (9:3–12, 17–19).

¿Qué lecciones debemos aprender de este caso para nuestra vida? ¿Qué cambio debe
esperarse en el individuo como resultado de aceptar el evangelio? ¿Qué esperanza nos dará
esta historia que relata la conversión de un perseguidor?

LA CONTINUACION DEL MINISTERIO 9:32–43


45

Mientras Dios hacía esta obra notable en la vida de Saulo, Pedro seguía su ministerio también.
Lucas señala su efectividad, sobre todo en la región de la costa, donde sanó a Eneas en Lida (9:32–
35) y levantó a Dorcas de la muerte en Jope (9:36–43).

La Curación de Eneas 9:32–35


Aunque se mencionan los viajes de Pedro a todas partes, su ministerio siempre se dirigía a los
judíos en diferentes partes de Israel. El crecimiento de la iglesia se realizaba principalmente entre
ellos y los samaritanos. No pensaba en los gentiles.
Al llegar a Lida, en la costa de Israel, Pedro conoció a un paralítico que estaba en cama desde
hacía ocho años. Cuando efectuó su curación en el nombre de Jesucristo, los habitantes de la región
reconocieron que era la manifestación del poder de Dios y aceptaron a Cristo.

La Resurrección de Dorcas 9:36–43


Mientras estaba en Lida, una de las discípulas que vivía en Jope enfermó y murió. Todo el
mundo la conocía bien por las buenas obras que hacía y por la ayuda que prestaba a los necesitados
del pueblo. Todos lamentaban su deceso, especialmente las viudas, a quienes había servido
abnegadamente. Los dolientes mandaron traer a Pedro para ver qué podía hacer.
Al considerar el caso, Pedro sacó a todos del lugar y oró. Después de hacerlo, y convencido de
cuál era la voluntad de Dios para ella, se volvió al cadáver, y con la autoridad que Dios le dio, la
llamó por su nombre. Dorcas volvió a vivir en ese momento. Hubo gran gozo cuando Pedro llamó
a los santos y a las viudas que habían llorado su muerte para que vieran lo que Dios había hecho. Al
darse cuenta de la gran obra de Dios a través de Su mensajero, muchos del pueblo confiaron en
Cristo. Pedro se quedó allí en espera de que Dios le indicara el siguiente paso para Su pueblo.

¡PENSEMOS!

Considere la vida de los personajes centrales presentados en este capítulo. Haga una
lista de las características que se deben imitar de cada uno. Por ejemplo, ¿qué lecciones
debemos aprender del ejemplo de Saulo? ¿Qué nos enseñan Ananías, Bernabé, Pedro y
Dorcas? ¿Qué pasos debe dar para realizar lo indicado?

7
La Proclamación a los Gentiles
Hechos 10–12
46

El momento más tenso en la historia de la iglesia llegó cuando Dios anunció Su plan de dar
entrada a los gentiles en el nuevo pueblo. Hasta ese momento, el asunto no se había tratado por ser
una discusión académica inútil. Según la opinión popular de los judíos, los “paganos” nunca tendrian
interés en acercarse a Dios.
Durante toda su historia, habían utilizado esta clase de razonamiento para justificar su actitud
discriminatoria, convirtiendo en racista y exclusivista la revelación de Dios acerca de la importancia
de llevar una vida distinta, separada de las actividades del mundo gentil. Se les había olvidado el
propósito misionero que Dios tenía para ellos, en el sentido de que fueran luz en medio de la
oscuridad para que atrajeran a otros.
Esta misma actitud se había infiltrado en la iglesia, porque Dios no había dado indicaciones al
respecto. Aun las palabras del Señor Jesucristo parecían apoyar esta suposición errónea. En muy
pocas ocasiones predicó a los gentiles, y en otra, repitió el dicho popular: “la salvación es de los
judíos” (Mateo 10:5–6; Marcos 7:26–27; Juan 4:9, 22). Así que, aparentemente no había hecho nada
para cambiar ese punto de vista. Según la opinión de ellos, si alguien quería ser salvo, primero tenía
que hacerse prosélito del judaísmo.
En el nuevo pueblo de Dios, todos los extranjeros mencionados hasta ese momento, eran judíos
ciudadanos de otras naciones o bien, convertidos al judaísmo. No habían considerado las
posibilidades de llevar el evangelio a los gentiles y no estaban preparados para lo que Dios pensaba
hacer. Ni aun Pedro, el vocero de Dios, pensaba en ello (Hechos 10:28–29; 11:2–3, 19; Gálatas
2:12–14).
Desde sus comienzos, la iglesia tenía entre sus fieles a los judaizantes. Poco a poco, Dios les
reveló que esto no provenía de El. Ellos pensaban que la salvación era sólo para los judíos, pero
Dios utilizó el incidente que se narra en el pasaje que nos ocupa, para demostrar que no hace
acepción de personas; sino que la ofrece a todo el mundo porque no quiere que ninguno perezca
(Hechos 10:34–35; 11:17–18; Efesios 2:11–18; 2 Pedro 3:9).

LA SALVACION DE CORNELIO 10

Presentación de Cornelio 10:1–2


Mientras Pedro estaba en Cesarea el Señor le habló, y simultáneamente lo hizo con Cornelio,
para que se encontraran. Este último era un centurión que deseaba agradar a Dios. Aunque no podría
considerarse santo conforme a las definiciones de los judíos por no ser prosélito, su caso presenta
elementos notables.
La descripción que se hace de él lo identifica como “correctamente religioso” (compare 2:5). Su
actitud hacia la divinidad se especifica cuando se le llama “temeroso de Dios”. Hacía buenas obras
para ayudar a los necesitados. Además, oraba constantemente, no a dioses paganos, sino al Dios
único y verdadero del universo. Así que conforme a lo que se sabe de él, Cornelio buscaba a Jehová
sincera y correctamente.

La Visión de Cornelio 10:3–8


En los tiempos del Antiguo Testamento, una persona como él tendría que convertirse al
judaísmo. Sin embargo, estaban viviendo en una transición; Dios estaba formando un nuevo pueblo.
Por eso, le indicó que esperara, aun cuando probablemente Cornelio estaba considerando la
posibilidad de hacerse prosélito para agradar al Dios que adoraba.
En lugar de decirle que consultara a los sacerdotes, le enseñó en una visión que mandara traer a
Pedro, el vocero que había puesto para realizar Su obra. Así que la historia de la conversión de
47

Cornelio señala algo más que la salvación del primer gentil que Dios admitió en la iglesia. También
presenta el cambio de plan de buscar solamente adherentes a la religión existente por la posibilidad
de aceptar a los gentiles en la iglesia sin hacer distinción entre razas y culturas. De este momento
en adelante, todos aquellos que quisieran acercarse a Dios ya no tendrían que hacerlo por medio del
judaísmo, sino únicamente por confiar en Cristo, lo cual los incorporaría al cuerpo de Cristo.

La Visión de Pedro 10:9–16


Dios envió a Pedro para hablar al centurión acerca de Jesucristo. Primero tuvo que convencerle
de que fuera a la casa de ese “pagano”, pero no fue fácil que aceptara. Aunque buscaba la voluntad
de Dios en oración, nunca se imaginó que haría tal cosa con los gentiles.
Dios le mandó una misma visión repetida tres veces para que no se le olvidara ni dudara. En
ella, se le apareció un lienzo que contenía toda clase de animales, sin hacer distinción entre los
limpios y los inmundos. Para la mentalidad judía, mezclarlos significaba que todos se hallaban
contaminados.
Una voz le ordenó que matara y comiera, pero no podía hacerlo porque estaba prohibido por la
ley mosaica. Aunque reconocía que era la voz del Señor la que le hablaba, no podía obedecerlo sin
ofender la profunda convicción de su conciencia. Sin embargo, por tres veces le repitió la idea que
quería imprimir en Pedro: “Lo que Dios limpió, no lo llames tu común” (10:15).
Obviamente, la visión estaba relacionada con la llegada de los mensajeros que Cornelio había
enviado. El gran lienzo con los diferentes tipos de animales representaba el nuevo pueblo de Dios.
Dentro de él estarían mezclados judíos y gentiles, pero no existiría contaminación porque Dios los
había purificado a todos por igual. Ya no habría diferencia entre los dos grupos.

La Llegada de los Mensajeros 10:17–23


Mientras Pedro meditaba en el significado de la visión, llegaron a él los mensajeros. Entonces
el Espíritu Santo le reveló su significado. El debía ir con ellos aunque fueran gentiles, porque Dios
iba a hacer algo especial.
Cuando Pedro bajó a hablar con los enviados, todavía no sabía qué iba a pasar (10:21). Hasta
después supo que el mensajero del Señor había hablado también al centurión para decirle que enviara
por él (10:22). Después de hospedarlos para esperar a viajar al día siguiente a la casa de Cornelio,
seguramente el apóstol se hallaba algo inquieto preguntándose qué iría a acontecer (10:23).

La Explicación de Cornelio 10:24–33


Cornelio les esperaba, ansioso de escuchar las palabras que Dios le comunicaría a través de Su
siervo. Invitó además a sus parientes y amigos más íntimos porque quería compartir con ellos el
mensaje. El centurión reconoció la autoridad del vocero de Dios y adoró delante de él. Pedro no
aceptó esto, diciéndole que sólo era un hombre como cualquier otro, y que Dios era quien merecía
toda la adoración (10:24–27).
El apóstol les explicó cuán difícil había sido para él ir a presentarles la palabra de Dios. Parece
que ya había aprendido la lección, porque repitió la esencia de ella, aunque hasta ese momento no
conocía más que la idea principal, o sea, que no debía llamar inmunda a ninguna persona, y
reconoció que su actitud anterior en cuanto a los gentiles había estado equivocada (10:28).
Todavía no sabía por qué Dios le había enviado. Sólo que no debía considerarlos contaminados
ni despreciarlos como lo hacían sus compatriotas. Les preguntó qué querían, porque estaba dispuesto
a servirles en el nombre de Dios (10:29).
48

Después de esta introducción, Cornelio empezó a contarle la forma en que el Señor había
preparado todo para esa ocasión. Estando en casa unos días antes, mientras oraba, un mensajero le
había hablado diciendo que mandara a traer a Pedro. Por eso, con todo el deseo de oir la Palabra de
Dios, había reunido a su gente. Esta disposición que tenía el “pagano”, hace un notable contraste
con la actitud de los líderes religiosos de Israel que ni siquiera querían oir de ella (10:30–33).

El Mensaje de Pedro 10:34–43


Pedro se quedó sorprendido al escuchar las palabras de Cornelio. Nunca se había imaginado que
llegaría a este punto. ¿Sería posible que Dios abriera así la puerta de salvación para permitir la
entrada en la iglesia a las naciones paganas también?
Finalmente, admitió que Dios no hace acepción de personas, sino que se agrada del que le teme
y hace justicia, sin importar la nación de la cual viene. Esta verdad se había expresado ya en el
Antiguo Testamento, en el mensaje de Rut, Jonás y otros escritores, pero los judíos nunca habían
sido capaces de entenderla. Ahora Pedro se daba cuenta de lo que Dios había estado tratando de
decirle (10:34–35). Después, empezó a enseñarles el evangelio de Jesucristo.

DIOS NO HACE ACEPCION


DE PERSONAS MAS BIEN,
SE AGRADA DE QUIENES
LE BUSCAN

El mensaje que Dios les comunicó a través de Pedro era el mismo que había sido dado
primeramente a los judíos: las buenas nuevas de paz por medio de Jesucristo, Señor de todo el
mundo. Les explicó que se había esparcido por toda Judea a partir del ministerio de Juan Bautista.
Jesús había mostrado abundantes evidencias de que Dios le había enviado. La presencia del Espíritu
Santo y el poder de Dios fueron obvios para quienes vieron Sus obras y milagros al sanar a los
afligidos, lo cual había convencido a los testigos de que Dios estaba con El (10:36–38).
A pesar de las pruebas contundentes de que la divinidad estaba con El, vistas por Pedro y los
otros apóstoles, los judíos lo habían crucificado. El Señor mostró Su poder levantándolo de la tumba,
aunque no todo el pueblo pudo atestiguar de Su resurrección porque Dios sabía que muchos no
creerían. Por ello, eligió a algunos de entre Sus seguidores para que lo vieran en persona.
Después comisionó a estos testigos para que fueran a anunciar la verdad en cuanto al Salvador,
y a decir que lo había puesto por juez, tanto de vivos como de muertos. Estas palabras concuerdan
con lo dicho por los profetas en el sentido de que El sería la fuente de perdón para todos los que
creyeran en El. Pedro les dio la esencia de las buenas nuevas de salvación para todos, tanto judíos
como gentiles: que todo aquel que confía en Cristo es perdonado de sus pecados (10:39–43).

La Respuesta de los Oyentes 10:44–48


Mientras Pedro presentaba el evangelio a Cornelio y sus amigos, el Espíritu Santo hizo una obra
espectacular en medio de ellos. Los creyentes judíos que habían acompañado a Pedro en este viaje
no lo podían creer, pero tampoco negar. La semejanza de lo que estaba sucediendo con lo que había
pasado en el día de Pentecostés era demasiado grande.
El Espíritu Santo vino sobre ellos al igual que sobre los apóstoles en el principio (Hechos 1:8;
2:1–3, 17–18, 33) y sobre los samaritanos posteriormente (8:15–17) para cumplir la promesa hecha
49

por Cristo a Sus discípulos (Juan 14:16–17) de que el Consolador establecería Su residencia dentro
de los gentiles tal como había hecho con los judíos. Ya no habría distinción entre ellos.
¿Cómo pudieron saber que los paganos habían recibido al Espíritu Santo? Por medio del don de
lenguas, que era la señal de que verdaderamente el Señor los había aceptado. Hablaban en otros
idiomas y glorificaban a Dios de tal manera, que los judíos presentes se convencieron más allá de
toda duda (10:44–46).
Pedro estaba maravillado de que Dios aceptara a los gentiles sin hacer ninguna diferencia, no
podía negar la evidencia de que El estaba detrás de esta obra. En este punto, el apóstol procedió a
bautizar a estos nuevos miembros del pueblo de Dios.

¡PENSEMOS!

Considere el significado de este evento para la iglesia. ¿Qué lecciones debemos


aprender de este trascendental evento? ¿Qué diferencia debe causar en su propia vida hoy?

LA DEFENSA DE PEDRO 11:1–18

La Acusación 11:1–3
Cuando las noticias en cuanto a las actividades de Pedro llegaron a Jerusalén, los otros apóstoles
se asustaron. Pensaban que se le había pasado la mano esta vez. Convocaron una sesión para discutir
lo que había hecho. Lo acusaron de haber entrado en casa de un gentil para comer con él y otros.
Para la mentalidad judía esta era una ofensa severa.

La Respuesta 11:4–17
Pedro respondió explicando cómo Dios le había revelado Su plan y lo que había sucedido,
empezando con la visión. Les presentó las cuatro evidencias que Dios utilizó para convencerlo:
1. La visión que recibió 11:4–10.
2. La orden del Espíritu para que acompañara a los mensajeros 11:11–12.
3. La visión de Cornelio 11:13–14.
4. La manifestación del Espíritu en ellos 11:15–17.
Al describir esto último, Pedro menciona lo que había pensado. Primero recordó la promesa que
había hecho el Señor Jesucristo cuando dijo que ellos serían bautizados con el Espíritu Santo, la cual
se había cumplido el día de Pentecostés. Al comparar ésto con lo sucedido en casa de Cornelio, se
dio cuenta de que era exactamente igual. No podía negar la obra de Dios entre estos gentiles sin
dudar de la validez de su propia experiencia.
Como estaba seguro de lo que Dios había hecho entre los apóstoles, asimismo lo estaba de lo
que deseaba para los gentiles. El había utilizado el don de lenguas en ambas ocasiones para
confirmar que era el autor de las señales, y no podía oponerse a ellas.
50

LA REPETICION DEL DON


DE LENGUAS CONFIRMO
LA OBRA DE DIOS ENTRE
LOS GENTILES

La Aceptación 11:18
Cuando entendieron la evidencia de que el Espíritu Santo se había derramado sobre los paganos,
quedaron convencidos al igual que Pedro. Si el Señor había hecho entre los gentiles lo mismo que
había hecho entre ellos, obviamente les había aceptado también. Comprendieron que el que éstos
aceptaran y confiaran en Jesús como Salvador, había sido acto de Dios, para permitirles recibir la
vida eterna.
De esta manera, el don de lenguas sirvió a los cristianos judíos como señal de que Dios había
aceptado a los gentiles. Los apóstoles asumieron de nuevo sus funciones como portavoces del Señor
para afirmar Su voluntad y así realizar en la tierra lo que El ya había decretado desde Su trono en el
cielo (Juan 20:23).

CRECIMIENTO DEL MINISTERIO ENTRE GENTILES 11:19–30

¿Cuál fue el resultado final de este evento para la historia de la iglesia? Una vez confirmado que
Dios había aceptado a los gentiles en el nuevo pueblo, se abrió la puerta para testificarles acerca de
Jesucristo.
El primer lugar donde se desarrolló esta obra formalmente fue Antioquía, ciudad cercana en la
cual los judíos tenían mucha influencia. La presencia de gran número de creyentes que habían
escapado de Judea durante la persecución, dio muchas oportunidades para compartir el evangelio
con los gentiles. Muchas personas escucharon las buenas nuevas de Jesucristo y confiaron en El
(11:19–21).
Cuando la obra en Antioquía empezó a crecer y a desarrollarse, los apóstoles enviaron a Bernabé
para investigar la situación. Todos le apreciaban en gran manera por causa de su discernimiento
espiritual y fe. El control del Espíritu Santo en su vida era evidente a todos. Al examinar lo que Dios
estaba realizando, se sintió altamente emocionado (11:22–24).
En lugar de quedarse allí para ministrar solo entre los nuevos creyentes, Bernabé decidió ir en
busca de Pablo, a quien Dios había escogido para dirigir ese aspecto de la obra en el futuro. Este se
convirtió en discípulo de Bernabé mientras estaba listo para encargarse del trabajo. Laboraron juntos
por un año y la obra se fortaleció de tal manera, que los de la ciudad les empezaron a llamar
“cristianos” por primera vez, para denotar que pertenecían a un movimiento notable (11:25–26).
Al revelarse un mensaje profético en que se predijo que habría escasez en todo el mundo romano,
se recogió una ofrenda especial para ayudar a los hermanos necesitados de Judea. Se pidió a Bernabé
y Saulo que la llevaran a los ancianos allá (11:27–30).
51

¡PENSEMOS!

El inicio de la obra gentil nos enseña varias lecciones importantes para la realización
adecuada del ministerio en la actualidad. Observe el carácter e intervención de Bernabé
en este pasaje. ¿Qué debemos imitar de él y su forma de trabajar?

¿Cómo respondieron los hermanos en Antioquía a las necesidades de la iglesia en


otras partes? ¿En qué forma debemos imitar el ejemplo de estos hermanos en caso de
necesidad? ¿Qué cambios serían necesarios para que su iglesia hiciera tal cosa?

LA SALVACION DE PERSECUCION 12

Muerte de Jacobo 12:1–2


Durante esta época, surgió una persecución bajo la dirección de Herodes, gobernador de esa
región. Mandó ejecutar a Jacobo, y dándose cuenta de que los judíos reaccionaron favorablemente,
pensaba hacer lo mismo con otro líder de la naciente iglesia.

Aprehensión de Pedro 12:3–6


Herodes tomó preso a Pedro, pensando matarle después de la fiesta de los panes sin levadura y
la pascua. Sin embargo, no contaba con el poder de la oración de la iglesia. Lo tenía custodiado por
fuerte vigilancia de parte de su guardia, de manera que lo único que los cristianos podían hacer era
orar por su salvación.

Liberación de Pedro 12:7–11


Dios intervino para frustrar los planes de Herodes. Pedro no había esperado nada por el estilo.
Parece que estaba preparado para morir, al igual que Jacobo. Estaba dormido y creía que soñaba.
Sin embargo, Dios envió Su ángel para librarlo milagrosamente. Nos podemos imaginar el susto de
Pedro, cuando se despertó y se dio cuenta de que estaba fuera de la cárcel, completamente libre.
Hasta entonces entendió que Dios quería mantenerle con vida para el bien de la iglesia, y que le
había sacado de la mano de Herodes y los judíos.
El pasaje no nos explica por qué Dios decidió salvar a Pedro, permitiendo en cambio que muriera
Jacobo. Sabemos que Sus propósitos no son iguales para todos Sus hijos. Hebreos 11:32–40 hace
referencia a los creyentes de esa época e indica que muchos fueron salvados milagrosamente de la
muerte, mientras que otros murieron por causa de su fe. En los dos casos, Dios fue glorificado por
la fidelidad de Sus hijos. Jacobo lo hizo en su muerte, y Pedro en su liberación y vida. El Señor
todavía tenía otras tareas para Pedro. En este caso específico, su fidelidad y salvación servirían como
estímulo a la iglesia para que confiaran en Dios y se mantuvieran fieles.
52

Respuesta de la Iglesia 12:12–17


Los creyentes estaban llevando a cabo una vigilia de oración completa, intercediendo a favor de
Pedro. Sin embargo, no creían que Dios lo iba a salvar. Aun cuando Rode les informó que el apóstol
se encontraba a la puerta, pensaron que estaba loca o que estaba viendo a un fantasma o espíritu,
pues para esa hora, probablemente ya estaba muerto. Lo que menos se imaginaban era que Dios le
hubiera librado. Por eso, cuando por fin abrieron la puerta, se quedaron atónitos. Obviamente la
iglesia no esperaba una respuesta tan dramática a sus oraciones. Sin embargo, alabaron a Dios por
Su gran obra.

Resultados de la Persecución 12:18–25


Al final del pasaje, se observa el resultado de esta persecución. El juicio de Dios vino contra
Herodes y murió (12:18–23). La Palabra de Dios triunfó, dándose a conocer todo lo que Dios había
hecho a favor de Su pueblo. La iglesia resultó fortalecida y siguió creciendo (12:24–25). Aquellos
que buscaban la verdad, reconocían la intervención de Dios en la salvación de Pedro y se sumaron
a ella. Otros, que no la buscaban, siguieron en su incredulidad, tratando de destruir esta obra de
Dios.

¡PENSEMOS!

De nuevo la historia de la persecución de la iglesia y la intervención divina para


preservar a Su pueblo nos enseña lecciones valiosas para la iglesia hoy. Considere de nuevo
lo estudiado, y señale las lecciones que debemos aprender de esta temprana experiencia.
¿Qué cambio debe haber en su vida en base a este caso?

8
El Primer Viaje Misionero
Hechos 13–14

La salvación de Cornelio confirmó el plan de Dios de aceptar a los gentiles en el nuevo pueblo
de Dios sin obligarles a convertirse en prosélitos. Por eso, cuando la iglesia se dispersó alrededor
del mundo por causa de la persecución, los cristianos predicaban el evangelio en todas partes. Así
empezó su extensión hasta lo último de la tierra (13–28). Este movimiento abrió paso para viajes
53

misioneros a distintas regiones. Pablo se convirtió en uno de los principales portadores de las buenas
nuevas.
El primer viaje con este objeto que se describe en la Palabra de Dios, fue el que Saulo y Bernabé
hicieron a las islas cercanas y a Asia Menor (conocida hoy como Turquía). La estructura del pasaje
bíblico se basa en el orden en que visitaron las ciudades (13–14). El énfasis era primordialmente
evangelístico.
Conforme al desarrollo de su argumento, Lucas nota que esta travesía es de gran importancia,
porque en ella se estableció el patrón de comportamiento, que se repite a través del libro, de rechazo
y oposición de parte de los judíos y aceptación de parte de los gentiles. Cuando Saulo surgió como
líder indiscutible de la obra, se dirigió principalmente a ellos.

EL PRIMER VIAJE
ESTABLECIO EL PATRON:
RECHAZO JUDIO 13:4–12
ACEPTACION GENTIL 13:13–52
OPOSICION JUDIA 14:1–20

LLAMAMIENTO DE SAULO Y BERNABE 13:1–3

Bernabé y Saulo no eran los únicos siervos del Señor que colaboraban en Antioquía. Se
identifica por nombre a otros tres hombres que actuaban como maestros o profetas. Mientras estos
varones de Dios trabajaban y buscaban la voluntad de Dios, el Espíritu Santo les indicó que tenía
un ministerio especial para los dos primeros.
Aunque no se describió en ese momento la naturaleza del encargo, los versículos siguientes
indican que quería mandarlos a los pueblos cercanos para llevar las buenas nuevas. Antes de que
salieran, sus compañeros oraron por ellos.
El ayuno mencionado, tanto antes como después del nombramiento, nos muestra algo de la
persistencia, seriedad e intensidad con que deseaban obedecer al Señor. Una vez convencidos de lo
que quería de ellos, les impusieron las manos y los despidieron.
Este acto no se utilizaba como una manera de conseguir la bendición de Dios, sino como símbolo
de identificación. Al imponer las manos sobre otros, daban testimonio de que reconocían el
llamamiento especial del escogido, y deseaban ser contados como colaboradores en su ministerio.
Demostraba unidad en el trabajo del Señor.

ENCUENTRO CON UN PROFETA FALSO 13:4–12

Cuando salieron para comenzar esta misión, anunciaron la Palabra de Dios en los pueblos
cercanos. Primeramente lo hacían en las sinagogas. Al llegar a Pafos, su encuentro con Barjesús
señaló un nuevo paso en el desarrollo del programa de Dios.
54

Barjesús era un judío conocido como falso profeta que practicaba la hechicería (6). Trató de
oponerse a Bernabé y Saulo evitando que Sergio Paulo creyera. Por su lado, este procónsul pagano
quería escuchar la Palabra de Dios, porque buscaba la verdad.
Aunque era miembro del “pueblo de Dios”, este mago desobedecía la ley contra las hechicerías
(Deuteronomio 18:9–12) y se oponía al mensaje acerca del Mesías. Sin embargo, el pagano, de
quien no se esperaría interés, quería oirlo. Cuando lo hizo, Sergio Paulo confió en Jesucristo. Esta
contradicción se observa a través del resto del libro.
Las distintas decisiones que tomaron estos dos hombres, nos sirve de advertencia. El judío, que
creía ver, quedó temporalmente ciego por causa de su oposición a la Palabra de Dios. Por el contrario
el gentil, a quien los judíos considerarían ciego (Romanos 2:17–20), recibió la vista espiritual para
comprender la verdad.
Después de la confrontación con Barjesús, siguieron su viaje. Lucas eligió esta ocasión para
indicar el cambio del nombre del apóstol de la forma hebrea Saulo, a la forma griega de Pablo (13:9).
Este era un cambio lógico para el que había sido enviado a predicar la Palabra de Dios a los gentiles.
Además de esto, Lucas invierte el orden de los nombres (13:13). Hasta entonces, el primer lugar se
había dado a Bernabé, quien había sido el líder principal en este ministerio, pero Pablo había sido
quien había tomado la iniciativa para resolver la situación en Pafos, y al mismo tiempo, manifestó
la autoridad que Dios le había dado para ser líder en Su obra.

¡PENSEMOS!

La manera en que Bernabé buscó a Saulo y lo llevó consigo, nos enseña algunas
lecciones importantes en cuanto a la visión y ministerio de Bernabé (11:22–26). Sin
embargo, su reacción frente al dinamismo cada vez más destacado del apóstol Pablo fue
más notable.

Señale las características que ha observado. ¿Manifiestan estas cualidades los líderes
de la actualidad? ¿Cómo responde usted frente a una persona nueva o más jóven que está
madurando y que aspira a avanzar en la obra de Dios? ¿Qué quiere Dios que aprendamos
del ejemplo de Bernabé?

TESTIMONIO EN ANTIOQUIA 13:13–52

En Antioquía de Pisidia, después que Juan Marcos se retiró, Pablo y Bernabé tuvieron la
oportunidad de hablar en la sinagoga de esa ciudad (13:13–14). Los dirigentes judíos los invitaron
a hacerlo por si traían algún mensaje de estímulo (13:15).
Pablo, ahora aceptado como líder, tomó la palabra para predicar las buenas nuevas acerca de
Jesucristo. Presentó un resumen de la historia de Israel hasta el tiempo de David (13:16–22). Les
dijo que a través de todo ese tiempo, Dios había estado manifestando Su gracia a quienes no la
55

merecían. Eligió a un pueblo extranjero y sin herencia para hacerlo Suyo y sacarlo de Egipto. Los
sostuvo en el desierto por cuarenta años y después les dio la tierra como herencia. Sin embargo, la
característica más notable de la nación había sido que le resistían.
David, por el contrario, había sido un varón conforme al corazón de Dios. El quería hacer la
voluntad del Señor ante todo. De su descendencia, y de acuerdo con la promesa anunciada por medio
de los profetas, Dios levantó otro varón conforme a Su corazón que quería realizar Su deseo,
designando a este hijo de David como Salvador a Israel (13:23).
Cuando Jesús, el hijo de David, vino a hacer lo mismo que su padre había hecho, Juan preparó
el camino para El y dio testimonio de quién era (13:24–25). Sin embargo, lo rechazaron y lo
crucificaron, tal como las Escrituras decían (13:26–29).
Pablo continuó diciendo que Dios mostró Su plan de salvación, por medio de la resurrección de
Cristo, confirmando ante muchos testigos la esperanza profética que David expresó en los salmos
(13:30–37).
Finalmente, expresó que el hijo de David aprobado por Dios, era el único camino para obtener
el perdón de pecados que nunca habían podido lograr por medio del cumplimiento de la ley. Todo
aquel que confiara en Jesucristo sería declarado justo por medio de El (13:38–39).

LO QUE LA LEY NO PUDO


LOGRAR DIOS LO HA HECHO
POSIBLE POR JESUCRISTO.
QUIEN CONFIA EN EL,
SE DECLARA JUSTO

La reacción de Israel a este mensaje era de gran importancia. Pablo les recordó la cita de
Habacuc 1:5 que profetizaba la amenaza de una invasión extranjera. Tal como en esa ocasión
histórica, ahora se acercaban al mismo peligro. Si no confiaban en El, serían juzgados por una nación
pagana que Dios enviaría contra de ellos (13:40–41).
Muchos de los circunstantes querían saber más y les pidieron que volvieran a la semana
siguiente. Se nota que los gentiles, quienes permanecían afuera, tenían más interés y entusiasmo que
la mayoría de los presentes en la sinagoga. Les rogaron que también a ellos les anunciara el mensaje
(13:42).
Aunque la congregación en general se despidió, un número de judíos y prosélitos genuinamente
interesados siguieron a Pablo para aprender más. Este les exhortó a depender de la gracia de Dios
(13:43), pues su enseñanza entraría en conflicto con la actitud de la mayoría del pueblo, que se
mantenía bajo las leyes y tradiciones de Israel. Les advirtió que la salvación no provenía de éstas,
sino de la gracia de Dios. Los que querían acercarse al Señor, tenían que reconocer esta verdad y
aceptar Su misericordia.
La siguiente semana, casi toda la ciudad se reunió de nuevo, conforme a la petición que les
habían hecho. Al ver la gran cantidad de personas, los judíos se llenaron de celos y empezaron a
oponerse a lo que Pablo decía. Por eso, los apóstoles se dirigieron en especial a los gentiles, quienes
deseaban oir las buenas nuevas acerca de Jesucristo. En esta forma, se dio a conocer la verdad en
toda esa región (13:44–49).
Una vez más, Lucas señala que se repite el mismo comportamiento anotado anteriormente:
Rechazo de los judíos 13:44–45.
56

Respuesta positiva de los gentiles 13:46–49.


Oposición de los judíos 13:50–52.
Los gentiles mostraban entusiasmo. Se alegraban por la oportunidad que se les había concedido.
Glorificaban la Palabra de Dios de modo que el mensaje se difundió grandemente. La impresión que
se nos da es de que muchos respondieron poniendo su confianza en el Señor. Sin embargo, el autor
deja claro que fue Dios quien preparó el camino para este movimiento. Los que creyeron en Cristo
fueron los que El había designado para recibir vida eterna (13:48–49).
A pesar del apoyo de parte del pueblo gentil, los judíos hicieron tal escándolo, que lograron
hostilizar a Pablo y sus compañeros. Principalmente se aprovecharon de algunas mujeres fanáticas,
que tenían fuerte influencia en la comunidad. Con su ayuda, persiguieron a los mensajeros de Dios
hasta expulsarlos de la ciudad. Se puede observar que cuando los judíos querían inutilizar a los
enviados de Dios, no se apegaban a sus principios. Aunque por convicción no podían acercarse a
los gentiles, esto no les impedía hacer alianzas con ellos cuando se trataba de frenar a Pablo y
Bernabé (13:50).
Al salir de la ciudad, los voceros de Dios sacudieron el polvo de sus pies siguiendo las
instrucciones que el Señor había dado a Sus seguidores (Lucas 9:5; 10:11). Este acto era un
testimonio contra ellos para indicar que no querían volver a ese pueblo. Sin embargo, no se sintieron
desanimados por el rechazo. Al contrario, estaban gozosos porque habían sido considerados dignos
de sufrir por causa del nombre del Señor (13:51–52).

¡PENSEMOS!

¿Cómo reaccionaron los seguidores de Cristo a la persecución? ¿Cree usted que les
gustaba sufrir? ¿Por qué respondieron así?

¿En qué manera sufrimos por Jesucristo? ¿Cómo respondemos cuando nos toca
padecer de alguna manera por Su causa? ¿Qué debemos aprender del ejemplo de Pablo y
Bernabé en esta ocasión? ¿Qué cambio de actitud hace falta de nuestra parte?

OPOSICION EN ICONIO 14:1–6a

La oposición les siguió también en lconio. De nuevo empezaron dando testimonio en la


sinagoga. Muchos judíos y gentiles de esta ciudad aceptaron a Cristo, pero algunos se dedicaron a
agitar a otros. Cuando rechazaron el mensaje, Pablo volvió a los gentiles. Se quedó en ese pueblo
mucho tiempo, proclamando con denuedo la Palabra de Dios, la cual fue autenticada por medio de
señales espectaculares. La hostilidad aumentó tanto, que el pueblo se dividió, llegando al punto de
que debido a un complot para matarlos, tuvieron que huir de la ciudad.
57

TESTIMONIO EN LISTRA 14:6b–20

En Listra, el esfuerzo misionero principió con la curación de un cojo de nacimiento. A pesar de


su enfermedad y condición lamentable que lo había convertido en un paria despreciado por el
pueblo, este hombre quería escuchar el mensaje de Pablo y confió en Cristo para su salvación.
Cuando el apóstol se fijó en él y se dio cuenta de su fe, le ordenó que se pusiera de pie. El cojo
obedeció dando un salto y empezó a andar por primera vez en la vida (14:6b–10).
Al ver el gran milagro que se había hecho, la gente pensó que los evangelistas eran dioses, e
intentaron ofrecerles sacrificios y adorarles (14:11–13). Pero ellos dirigieron su atención al Dios
verdadero, indicándoles que eran hombres como ellos y que todos juntos debían adorarlo sólo a El,
el Creador del universo (14:14–18).
Poco después, unos judíos llegaron desde Antioquía y Pisidia con el fin de impedir su ministerio
en la región. Haciendo a un lado sus principios de separación de los paganos, hicieron alianza con
ellos para animarles a eliminar a estos voceros de Dios. Sus convicciones personales pasaban a
segundo término cuando se trataba de parar la amenaza a sus puestos privilegiados (14:19).
Los mismos líderes que poco antes habían considerado dioses a quienes habían hecho el milagro
de sanar al cojo, ahora trataban de matarlos, lo cual indica otra anomalía en su observancia de la
ley. Como el mensaje no se conformaba a sus ideas prejuiciadas, era mejor eliminarlos. Por lo tanto,
los judíos y los paganos formaron una alianza para acabar con los adversarios de su fe. A pesar del
atentado contra la vida de Pablo, Dios intervino para salvarlo (14:20).

REGRESO A ANTIOQUIA 14:21–28

Después de visitar las ciudades señaladas, regresaron por las congregaciones que se hallaban en
cada lugar. Al pasar por estos pueblos donde ya habían sufrido persecución, intentaron animar a los
creyentes y exhortarles a permanecer fieles en cuanto a lo que habían creído. A la vez, les advertían
de los padecimientos que iban a pasar por causa de la fe. Por último, nombraron ancianos para cada
iglesia y oraron con ellos, encomendándoles al Señor (14:21b–23).

EN CADA CIUDAD VISITADA:


* ANIMARON A LOS DISCIPULOS
* LES EXHORTARON A
MANTENERSE FIRMES
* NOMBRARON ANCIANOS
PARA GUIARLES
* ORARON CON ELLOS
* LOS ENCOMENDARON AL SEÑOR

Cuando llegaron de nuevo a Antioquía, reunieron a los hermanos que los habían enviado. Les
informaron de lo que Dios había hecho y cómo había realizado Su obra entre los gentiles (14:24–
28).
58

A raíz de este viaje, surgió un nuevo conflicto en cuanto al trabajo entre ellos. Habiendo decidido
antes que Dios los había aceptado para formar el nuevo pueblo, ahora tenían que definir cómo se
haría esto. Los judaizantes seguían insistiendo en que tenían que ajustarse a la ley para ser salvos,
exigiendo que fueran circuncidados. Por eso, se reunió un concilio en Jerusalén para decidir qué
actitud adoptarían. El informe de esta reunión, clave para el desarrollo de la iglesia, se presenta en
Hechos 15.

¡PENSEMOS!

Aunque cada lugar donde la iglesia se establece es distinto y tiene sus propias
características, el ministerio de Pablo y Bernabé presenta una estrategia válida para
principiar cualquier obra misionera. Repase estos dos capítulos y haga una lista de los
pasos que tomaron para establecer las nuevas iglesias.

¿Seguimos este ejemplo en nuestro ministerio hoy día? ¿Qué cambios podrían
ayudarnos a hacer una obra más eficaz? ¿Qué cosas podría hacer usted, o su iglesia, para
conformarse mejor a este patrón bíblico?

9
El Debate acerca de los Gentiles
Hechos 15:1–35

¿Qué tengo que hacer para ser salvo? Esta pregunta ha despertado el interés general y ha
provocado las discusiones más fervorosas dentro de la iglesia desde los primeros días de su historia
hasta la fecha. Siempre ha habido buen número de legalistas que quieren exigir como requisito la
obediencia a la ley mosaica, o a otra lista de reglas. La controversia nunca ha sido más intensa que
al inicio de la iglesia, cuando Dios abrió la puerta a los gentiles. Los judíos se resistieron, tratando
de imponerles las normas que ellos seguían antes de reconocerlos como creyentes auténticos.
Aunque la cuestión había sido resuelta por revelación divina a Pedro, el trasfondo de muchos
creyentes siguió causando problemas. Al principio, la discusión se concentró en cómo podían ser
salvos. Si los gentiles no tenían que convertirse en prosélitos ¿qué condiciones eran indicadas?
El debate presentado en Hechos 15 obligó a la iglesia a considerar formalmente si la obediencia
a la ley del Antiguo Testamento era indispensable para la salvación o no. Algunos insistían en que
se circuncidaran y siguieran la ley de Moisés. Este tema llegó a la atención de los apóstoles a raíz
del primer viaje misionero, cuando el nuevo pueblo se extendió a las naciones paganas debido al
ministerio de Pablo y Bernabé. El concilio de Jerusalén fue convocado con este objeto.
59

EL PROBLEMA PRESENTADO 15:1–5

El Debate Introducido 15:1


Una vez que se había establecido la posibilidad de que los gentiles alcanzaran la salvación por
medio de la fe en Jesucristo (11:18), Dios escogió a Pablo y a Bernabé para la tarea de llevar estas
buenas nuevas hasta lo último de la tierra. Hechos 13–14 relata la historia de su primer viaje
misionero. Al finalizarlo, se presentaron ante la iglesia en Antioquía para rendir un informe del
trabajo realizado (14:26–28).
Al escucharlos, algunos de los que habían llegado de Judea empezaron a enseñar que si no se
circuncidaban conforme a la ley de Moisés, no podrían ser salvos. Para ellos, este acto era una señal
de sumisión a la autoridad de Dios. El que cumpliera este requisito estaría obligado a vivir conforme
a las demás normas establecidas también.
La cuestión en juego no era la misma que se había discutido en Hechos 11. El Nuevo Testamento
presenta tres distintos problemas que los creyentes tuvieron que enfrentar respecto a la salvación de
los gentiles. El primero en Hechos 11, para determinar quién podía ser salvo. Dios reveló que un
gentil podía serlo sin tener que convertirse en prosélito judío (Hechos 11:1–3, 18).
En Hechos 15 se presenta la discusión en cuanto a cómo puede ser salvo un gentil. ¿Obedeciendo
la ley de Moisés?
Finalmente en Gálatas, y algunas otras epístolas, el problema gira alrededor de cómo deben vivir
la vida cristiana. ¿Están obligados a hacerlo conforme a la ley, aunque hayan sido salvos por la fe
en Cristo? ¿Serán santificados por guardarla?
De modo que en esta ocasión se trataba de la obediencia como requisito para la salvación. ¿Sería
necesario que los gentiles fueran circuncidados? Este estudio es de gran importancia porque se trata
de nosotros, así como de todos aquellos que no pertenecen al pueblo de Israel.

¿TENDREMOS QUE OBEDECER


LA LEY PARA SER SALVOS?

¡PENSEMOS!

Aunque no tenemos que enfrentarnos hoy día a los judaizantes, no faltan los legalistas
que quieren imponernos alguna otra norma. ¿Cuáles son algunas? Al seguir con el estudio
de este debate histórico, tome nota de los principios señalados que se pueden aplicar a
situaciones actuales.

El Viaje a Jerusalén 15:2


60

Pablo y Bernabé se opusieron fuertemente a la sugerencia legalista. Después de discutir el tema


en Antioquía sin encontrar la solución, la iglesia decidió enviarlos a Jerusalén junto con algunos
otros representantes, para que lo llevaran a los apóstoles.

La Confrontación con los Apóstoles 15:3–5


Durante el viaje, pasaron por Fenicia y Samaria donde compartieron con los hermanos las
maravillas que Dios había hecho entre los gentiles, lo cual causó grande gozo. Al llegar a Jerusalén
y contar todo a los apóstoles y ancianos, algunos creyentes de la secta de los fariseos dijeron que
era necesario que los gentiles fueran circuncidados y que vivieran por la ley mosaica.

LA CONVOCACION DEL CONCILIO 15:6–29

El Informe de Pedro 15:6–11


Al oir la controversia que se suscitó, los líderes de la iglesia convocaron a una sesión urgente
para discutir el tema. Cuando se reunieron, Pedro les recordó cómo Dios había aprobado la salvación
de todos por medio de la fe solamente. Esto fue confirmado por medio de una revelación
extraordinaria y por la señal espectacular del don de lenguas. Si el Señor no hacía ninguna distinción
entre estos nuevos creyentes y ellos, entonces, ¿por qué añadirles otro requisito?
Como si la aprobación divina no fuera suficiente evidencia, Pedro añadió un argumento basado
en la experiencia. Compara la doctrina legalista con un pesado yugo. Los judíos que habían confiado
en Cristo tenían que reconocer que ni ellos mismos podían cumplir con todas las demandas de la
ley, por ser demasiado pesada.
Si ellos necesitaban de la gracia de Dios manifestada por la muerte de Cristo para alcanzar su
salvación, ¿cómo podían esperar que los “paganos” cumplieran las exigencias de la ley? Todos eran
salvos por la misma fe.

NADIE PUEDE CUMPLIR


LAS EXIGENCIAS DE LA LEY.
JUDIOS Y GENTILES
ALCANZAN LA SALVACION
POR LA GRACIA DE DIOS

Informe de Bernabé y Pablo 15:12


Después de escuchar el razonamiento teológico de Pedro en cuanto a lo que Dios había hecho
por Cornelio y sus amigos, Pablo y Bernabé reportaron lo que el mismo Señor había manifestado
durante su viaje misionero a los gentiles. El había bendecido esta obra, sin pedir obediencia a la ley.

Conclusión de Jacobo 15:13–21


Jacobo terminó la discusión e hizo la recomendación final sobre la acción que debían seguir.
Repasó una vez más el informe de Pedro, afirmando que Dios había indicado claramente Su plan de
tomar de entre otras naciones “un pueblo para su nombre” (15:13–14), aunque los judíos siempre
61

habían creído que sólo ellos podían considerarse como tales. Sin embargo, aun los profetas del
Antiguo Testamento habían anticipado este aspecto del plan divino.
Después citó la profecía que se encuentra en Amós 9:10–11 donde se dice que vendría un día en
que los gentiles buscarían al Señor y serían identificados con Su nombre. Jacobo no quería decir
que ésta ya se había cumplido; sino que la salvación de los paganos concuerda con esta predicción
de la edad mesiánica. Ellos serían bendecidos, sin tener que convertirse en prosélitos judíos. Desde
el principio, su salvación había sido incluida en el plan divino (15:15–18).
Finalmente, propuso que los dejaran en paz. No debían ser restringidos por la iglesia, pues Dios
mismo no lo había hecho (15:19). No obstante, recomendó que les escribieran, pidiéndoles que no
anduvieran de una manera ofensiva para los judíos, especialmente aquellos que se reunían en las
sinagogas para escuchar la lectura de la ley de Moisés. Asimismo, mencionó algunas sugerencias
específicas para evitar que fueran tropiezo (15:20–21).

AUNQUE SOMOS SALVOS POR


LA FE DEBEMOS EVITAR
ACTIVIDADES QUE ESTORBEN
LA FE DE OTROS

Decisión del Concilio 15:22–29


Se aceptó la sugerencia de Jacobo y decidieron mandar una carta a las iglesias gentiles donde
Pablo y Bernabé habían trabajado. Se nombraron algunos hermanos para acompañarles y para
confirmar la veracidad de la misiva y sus implicaciones. Estos hombres se habían destacado por su
fidelidad y servicio abnegado al Señor, arriesgando sus propias vidas por causa de Jesucristo. Así
que podrían confiar plenamente en ellos (15:22–27).
Cumpliendo una vez más su función de voceros de Dios para dar a conocer en la tierra lo que El
había decretado desde el cielo (Juan 20:23), los apóstoles y ancianos declararon que los gentiles no
tenían que cumplir la ley mosaica para ser salvos. Unicamente esforzarse por no poner obstáculos a
los judíos que escucharan el evangelio y que se fijarían en su estilo de vida. Este era el espíritu que
los animaba al presentar las prohibiciones específicas (15:19–21, 28–29). Por lo demás, no les
impondrían mayor carga.

LA REACCION EN ANTIOQUIA 15:30–35

El pueblo gentil se sintió agradecido y gozoso por la respuesta que habían recibido a su inquietud
espiritual. Su fe aumentó al contar con el apoyo de los líderes de la iglesia en Jerusalén. Los enviados
especiales se quedaron por un tiempo, y cuando llegó el día de regresar a casa, uno decidió
permanecer en Antioquía para colaborar allí. Pablo y Bernabé siguieron enseñando la Palabra de
Dios y evangelizando a muchos otros. De esta manera, la obra siguió avanzando por medio del
competente liderazgo que Dios había dado a Su iglesia.
62

¡PENSEMOS!

Las circunstancias imperantes en aquel tiempo podrían dificultar nuestra comprensión


de las implicaciones de este concilio. Debemos analizar el caso pensando en la situación
actual.

Algunas de las implicaciones se comprenden cuando observamos el capítulo siguiente.


¿Cómo se aplica actualmente lo que sucedió allí?

¿Acerca de la salvación? Observe 16:30–31.

¿Acerca de la conducta ofensiva? Compare 16:2–3.

¿Acerca de la iglesia?

¿Acerca de mi propia vida y mis inquietudes?

10
El Segundo Viaje Misionero
Hechos 15:36–18:22

Pablo y Bernabé decidieron visitar las nuevas congregaciones en un segundo viaje. En él, se
muestra la manera en que los creyentes del primer siglo aceptaron la decisión del concilio celebrado
en Jerusalén. Los evangelistas llevaron estas buenas nuevas a los pueblos gentiles de todo el mundo
conocido. Además, el autor aprovecha para relatar el desarrollo histórico de la iglesia y cómo
aumentó la persecución, especialmente de parte de los judíos, pero también de los paganos.

EL AVANCE HACIA MACEDONIA 15:36–16:11

Preparación para el Viaje 15:36–41


Mientras hacían los arreglos para la partida, Dios utilizó una discusión acerca de Juan Marcos
para multiplicar el esfuerzo evangelístico y para formar nuevos equipos de trabajo. Debido a que
este joven en el viaje anterior los había dejado anticipadamente, Pablo no quería arriesgarse
63

llevándolo con ellos, pues consideraba que el trabajo era para el Señor y no deseaba malgastar el
tiempo con alguien que ya había mostrado su falta de madurez e inconstancia en la obra.
Bernabé tenía otra perspectiva. Reconocía la capacidad y potencial de Marcos para el ministerio
y quería que viajara con ellos. Como siempre, mostraba su carácter, deseoso de invertir el tiempo
necesario para animar a otros a realizar la tarea que Dios quería. La desaveniencia entre Pablo y
Bernabé fue tan fuerte, que decidieron separarse.
No se critica a estos dos varones de Dios en el libro. La única referencia al problema es la
expresión “tal desacuerdo”, que en el idioma original indica una discusión fuerte, inconveniente
para la buena realización de la obra de Dios. Cada uno tenía un punto de vista razonable y válido.
Sin embargo, no se basaban en el amor. Este último debía sobrepasar el conocimiento (1 Corintios
8:1–3), pero en este caso no fue así.
Dios utilizó esta falta de entendimiento entre los dos líderes para llevar a cabo Su propósito. El
ministerio de Pablo resultó fructífero; y después, él mismo dio testimonio del valor de Marcos en la
obra, confirmando así que Bernabé había tenido razón en su iniciativa (Colosenses 4:10–11; 2
Timoteo 4:11).

AUNQUE AMBOS TENIAN RAZON


Y EL RESULTADO FUE BENEFICIOSO
LA FALTA DE AMOR
NO GLORIFICO A DIOS

A raíz de la diferencia con Bernabé, Pablo eligió a Silas como compañero y volvió a visitar las
mismas iglesias que había fundado con el fin de fortalecerlas. No quería que nadie viniera a destruir
la obra que él había iniciado y que tanto amaba.

¡PENSEMOS!

Describa alguna ocasión en que usted haya observado a dos hermanos en Cristo luchar
por convicciones válidas pero violando la ley del amor. ¿Qué resultados hubo? ¿Qué debían
haber hecho? ¿Qué lección debemos aprender de tales casos?

Selección de Timoteo 16:1–5


El deseo de Pablo de formar más discípulos se observa cuando eligió a Timoteo para trabajar a
su lado. Este joven había recibido buen entrenamiento en su hogar por parte de su madre y abuela.
Además, tenía buena fama en la comunidad. Por eso, decidió llevarlo consigo. Sin embargo, lo
circuncidó antes, no porque creyera que los gentiles debían hacer lo mismo, sino para que no fuera
una ofensa a los judíos a quienes iban a ministrar.
64

Este caso presenta algunas características de interés. Habrá que recordar que Timoteo no era
gentil, sino hijo de madre judía y padre griego. Por esta causa, desde la perspectiva judía, era peor
que gentil, por ser considerado “contaminado”.

¡PENSEMOS!

Considere la manera en que Timoteo fue seleccionado para acompañar a Pablo en su


ministerio. ¿Qué factores se tomaron en cuenta? ¿Imitamos este ejemplo al elegir líderes
para la iglesia? ¿Qué debemos cambiar para poner en práctica las mismas normas?

El concilio había determinado que la circuncisión no era necesaria para pertenecer a la


iglesia. ¿Por qué decidieron renunciar a su libertad y someterse a esta demanda de los
judaizantes?

En la actualidad, las exigencias legalistas y los conflictos entre hermanos no son iguales
a los del tiempo de Pablo, pero siempre encontramos casos semejantes. ¿En qué forma se
manifiestan? ¿Cómo debemos responder frente a tales situaciones? ¿Por qué?

DEBEMOS EVITAR CUALQUIER


OFENSA QUE PUDIERA SER
OBSTACULO A LA PRESENTACION
DEL EVANGELIO

Llamamiento para Ir a Macedonia 16:6–11


Pablo no había planeado ir a Macedonia. Cuando quiso volver al mismo territorio que había
visitado en el primer viaje, Dios se lo prohibió. Después de mucha oración para determinar la
dirección del Señor, se encaminaron hacia esa provincia, debido a la visión que tuvo de un hombre
pidiendo que fueran a ayudarles.
Inmediatamente salta a la vista que al alejarse más y más de Israel, el ambiente era casi
estrictamente gentil. La cantidad de judíos residentes en esas ciudades apartadas disminuía, por lo
que tenían que enfrentarse directamente con el paganismo. La persecución continuó en forma más
organizada y se intensificaba cada vez más porque venía tanto de los judíos como de los paganos.
Por otro lado, la iglesia se estaba apartando del judaísmo. En lugar de interesarse en que los
gentiles escucharan acerca del Señor, los judíos recalcitrantes se aliaban con ellos para eliminar a
los cristianos.
65

EL MENSAJE ES PROCLAMADO EN FILIPOS 16:12–40

No existían sinagogas en Filipos, la primera ciudad de Macedonia, cuando Pablo empezó su


ministerio. Según las leyes judías cualquier pueblo con diez varones podía establecer una. Este
hecho indica que se hallaban muy lejos del territorio donde los judíos tenían una influencia notable,
entrando a una zona casi totalmente pagana. Sin embargo, supieron que había una reunión femenil
de oración y hacia allá se dirigieron.

La Decisión de Lidia 16:12–15


Esta era una negociante que adoraba a Dios fielmente. Cuando oyó el mensaje de Pablo, confió
en Cristo aceptándolo como su Salvador y quiso identificarse con El públicamente por medio del
bautismo. Después abrió su casa para que Pablo y sus colaboradores se quedaran en ella mientras
continuaban su trabajo en esa ciudad.

La Salvación de la Muchacha Endemoniada 16:16–24


Un día, cuando iban al lugar de oración, se encontraron con una mujer endemoniada conocida
por su capacidad de adivinar, lo que daba a sus amos pingües ganancias. Ella seguía a Pablo y Silas
haciéndoles propaganda porque sabía quiénes eran y qué hacían allí. Cuando Pablo echó fuera el
demonio que la agobiaba, sus patrones se quejaron por la pérdida de su negocio y los acusaron de
oponerse a las costumbres del pueblo. No les interesaba el bienestar de la muchacha, sino el dinero.
En lugar de reconocer el milagro y estar agradecidos, el pueblo los atacó y encarceló.

La Conversión del Carcelero 16:25–34


Después de que Dios demostró que la cárcel no tenía poder sobre Sus siervos, los evangelistas
se quedaron en ella para dar al carcelero las buenas nuevas acerca de Jesucristo. Seguramente este
hombre ya habría visto suficientes evidencias de la diferencia que existía entre estos hombres y los
otros prisioneros que había cuidado durante su vida. Maravillados por lo que habían visto y oído, el
hombre y su familia confiaron en Cristo.
Se pueden observar algunas diferencias en la presentación del evangelio al carcelero, que fue el
primer creyente sin conocimiento previo del judaísmo. No se le mencionó nada en cuanto al reino,
ni otros temas conocidos de esa religión. El único requisito que se le pidió fue que confiara en el
Señor Jesucristo. La salvación es únicamente por fe, y nada más.

¿QUE DEBO HACER PARA


SER SALVO? CONFIAR EN EL
SEÑOR JESUCRISTO

Al aceptar al Salvador, reconoció la urgencia de identificarse con El y pidió ser bautizado. En


lugar de esperar, insistió en que fuera esa misma noche. No se le impuso un tiempo de prueba, ni
algún grado de madurez espiritual para llegar a este acto. Lo importante era que se uniera al Señor.
Tal vez el caso de usted no es igual al de este creyente y ha estado demorando el momento de
bautizarse durante años. Si no lo ha hecho todavía, tal vez ya sea hora de que se pregunte: “¿Qué
impide que yo sea bautizado?”
66

También vale la pena observar el impacto que tuvo en la familia la decisión de este hombre. En
muchas ocasiones, se observa en la Biblia que el compromiso adoptado por el padre ha acarreado
bendición a todos los suyos (Josué 24:15; Lucas 19:9; Hechos 10:2; 11:14; 18:8; y otros). Como
padres, debemos comprometernos con el Señor de tal modo, que nuestra familia decida seguirnos
para identificarse con el mismo Dios.

Liberación de Pablo 16:35–40


Para demonstrar claramente la injusticia de las acusaciones y de la persecución contra la iglesia
primitiva, Lucas relata cómo los líderes religiosos trataron de liberar a Pablo. Querían hacerlo
calladamente, pero éste insistió en que lo hicieran formalmente debido a que no tenían derecho de
arrestar a un ciudadano romano sin existir una acusación previa. Puesto que temían ser acusados
ante las autoridades competentes, aceptaron sus indicaciones, dando testimonio así de la inocencia
del apóstol (compare Filipenses 1:27–31).

EL MENSAJE ES PROCLAMADO EN TESALONICA 17:1–9

Pablo siguió su viaje dirigiéndose a Tesalónica, donde había una sinagoga, predicando las
buenas nuevas acerca de Cristo. Algunos judíos y muchos gentiles aceptaron su mensaje (17:1–4).
Al ver la cantidad de personas que confiaron en Cristo, los judíos se pusieron celosos. Debido a
ello, iniciaron un alboroto contra Pablo. Una vez más, mientras los paganos recibían la verdad, los
judíos se resistían a ella y trataban de impedir la predicación (17:5–9; 1 Tesalonicenses 1:5–3:7).

EL MENSAJE ES PROCLAMADO EN BEREA 17:10–15

Al ser liberado, Pablo salió hacia Berea. Los judíos allí querían escuchar la verdad, y muchos
creyeron (17:10–12). Sin embargo, cuando los judíos de Tesalónica oyeron que Pablo estaba allá,
fueron para agitar las multitudes en su contra (17:13–15).

EL MENSAJE ES PROCLAMADO EN ATENAS 17:16–34

En el centro cultural pagano de Atenas, Pablo estaba protegido de la oposición de los judíos,
pero enfrentó otra clase de resistencia. Conoció allí a los filósofos más prominentes de la época,
quienes se burlaban de él, pero que sin embargo, estaban dispuestos a escuchar cualquier propuesta
novedosa, porque a eso dedicaban todo el tiempo. Atendieron a todo lo que Pablo presentó, pero lo
tomaron como una “nueva idea religiosa” (17:16–21).
Pablo predicó el mensaje del único Dios verdadero, diciéndoles que no era un ídolo; sino una
persona. El había pasado por alto la necedad de los hombres y les invitaba a arrepentirse y entregarse
a El. Si no lo hacían, cambiando sus conceptos equivocados para acercarse al Dios verdadero, serían
juzgados por aquel que El había levantado de entre los muertos (17:22–31).
Aunque desde la perspectiva de Pablo lo más importante era enseñar cómo debía ser la relación
del hombre con el Dios verdadero del universo, para los filósofos griegos lo más difícil de entender
fue la resurrección y algunos se mofaron. Otros le dijeron que estarían dispuestos a escucharle más
adelante. Sólo unos pocos de estos intelectuales creyeron. Observe que para entonces ya habían
dejado de predicar a los judíos fieles que esperaban la venida del Mesías. Por lo tanto, ya no eran
67

multitudes las que creían. En el mundo pagano, parecido al nuestro, sólo una parte relativamente
pequeña se interesa en el evangelio de Jesucristo. En general, muy pocos están dispuestos para
aceptar las buenas nuevas de salvación (17:32–34).

EL MENSAJE ES PROCLAMADO EN CORINTO 18:1–17

Desde Atenas, Pablo continuó hasta llegar a Corinto donde se quedó por un año y medio. Allí
conoció a Priscila y Aquila, con quienes se unió para colaborar en la fabricación de carpas para
ganarse la vida. Ellos estaban en Corinto por causa de la persecución religiosa de los judíos
instrumentada a través de los romanos y habían sido expulsados de Roma (18:1–3).
Durante esa época, Pablo se dedicó a anunciar en la sinagoga que Jesús es el Cristo. Cuando los
judíos rechazaron el mensaje, se volvió a los gentiles. Una vez más, Lucas anota que, quienes debían
regocijarse por causa de las buenas nuevas, las rechazaban, mientras que los paganos las aceptaban.
Por eso, el apóstol hizo un acto simbólico de rechazo contra ellos también. Les dijo que si no se
consideraban dignos del evangelio, entonces iría a quienes sí deseaban escuchar la Palabra de Dios
(18:4–6).
A pesar de la aversión que había contra los evangelistas en general, su ministerio fue recibido
por unos pocos judíos individualmente y por muchos otros ciudadanos de Corinto (18:7–8). Dios
les prometió que a pesar de la oposición, siempre les protegería (18:9–11).
Esta afirmación divina se confirmó cuando los judíos intentaron tomar acción legal contra Pablo.
El gobernador rehusó involucrarse en una discusión que sabía era un debate religioso interno. Se
mantuvo firme aun cuando golpearon a un líder de la sinagoga frente a él. Su posición al respecto
demostró que según él, no había hecho nada ilegal ni digno de condenación (18:12–16).
En vía de protesta, tomaron a Sóstenes, el encargado de la sinagoga y lo golpearon para llamar
la atención de Galión, el procónsul. Sin embargo, éste no hizo caso. Podemos preguntarnos por qué
tomarían a uno de su propios líderes. Dos motivos pueden sugerirse: Sóstenes había permitido que
Pablo predicara en la sinagoga y más adelante se identifica como seguidor de Cristo en la carta a la
iglesia que el apóstol mandó al mismo pueblo (1 Corintios 1:1). Los judíos estaban preocupados
porque veían que varios de sus dirigentes se convencían y abrazaban la nueva fe (18:17).

REGRESO A JERUSALEN 18:18–22

Al salir de Corinto, Pablo regresó a Antioquía dando por terminado el turbulento segundo viaje
misionero. Mientras tanto, la persecución iniciada contra Pablo durante esa visita siguió afligiendo
a las iglesias que él fundó en las ciudades mencionadas.

¡PENSEMOS!

Al considerar los eventos de este viaje, ¿qué lecciones podemos aprender que debamos
aplicar a nuestra vida?
68

11
El Tercer Viaje Misionero
Hechos 18:23–21:16

Después de pasar un tiempo en Antioquía, Pablo salió para emprender un tercer viaje con el
propósito principal de fortalecer a las iglesias. Visitó primero las regiones de Galacia y Frigia
(18:23).

EL MINISTERIO EN EFESO 18:24–19:41

Instrucción a Apolos 18:24–28


Efeso, una de las ciudades principales de Asia Menor fue un centro importante para el desarrollo
de la iglesia. Antes de la llegada de Pablo, Apolos predicaba allí. Este era un hombre elocuente que
tenía conocimientos profundos de las Escrituras. Hablaba y enseñaba diligentemente sobre ellas,
pero sólo había conocido el bautismo de Juan. Su mensaje se concretaba a preparar el camino para
el reino y a identificar a Jesús como el Mesías. La explicación más exacta de lo que sucedía con este
creyente se da más adelante, cuando Pablo encuentra a un grupo de discípulos de Juan el Bautista,
quienes se dedicaban al mismo tipo de ministerio (19:1–7).
Priscila y Aquila tomaron aparte a Apolos para explicarle la continuación de la historia que él
no conocía. Después de esto, se convirtió en un portavoz poderoso del nuevo pueblo de Dios. Solía
confrontar a grupos de judíos para demostrarles por medio de las Escrituras que Jesús era el Mesías.

Instrucción a los Discípulos de Juan 19:1–7


Al llegar a Efeso, Pablo encontró a “ciertos discípulos”. Un discípulo es una persona que sigue
a un maestro, recibe de él la verdad y responde positivamente a ella. Primeramente, el apóstol debía
determinar a qué altura se encontraban en la escala progresiva del aprendizaje de la revelación
divina, y con tal fin, les hizo algunas preguntas.
Descubrió que habían sido seguidores de Juan y que tenían la misma necesidad que Apolos.
Lucas aprovechó esta situación para explicar más detalladamente que la información que tenían era
incompleta, y para describir su incorporación a la iglesia.
Esta clase de personas se presentan ocasionalmente a través del Nuevo Testamento. Habían
seguido predicando el mismo mensaje que se encuentra en Juan 3: que el Mesías ya había venido y
que debían arrepentirse de sus pecados porque el reino de Dios estaba cerca. Juan les había indicado
esto precisamente. Sin embargo, no sabían nada en cuanto a la iglesia, de los eventos que habían
sucedido a partir de Hechos 2.
69

Cuando Pablo investigaba su posición, dio por sentado que ya habían creído (19:1–2). Sin
embargo, admitieron que no habían oído nada en cuanto al Espíritu Santo, aunque debían haberlo
sabido, porque esta verdad se enseñaba en el Antiguo Testamento (Isaías 48:16; Joel 2:28–29;
Salmos 139). No obstante, nada conocían acerca de Su venida en Hechos 2. Por lo tanto, sería mejor
traducir su respuesta de la siguiente manera: “Ni siquiera hemos oído que el Espíritu Santo está
presente”. No estaban enterados de Su llegada.
Entonces les preguntó en cuanto a su bautismo, que era la profesión pública para identificarse
con alguna persona o movimiento religioso. Quería averiguar con qué grupo se habían afiliado. Ellos
respondieron que lo habían hecho con Juan y sus seguidores (19:3). Pablo procedió a explicarles
que el bautismo de Juan era para arrepentimiento y para prepararles para la llegada del Mesías
(19:4). A continuación, les enseñó a confiar en Jesús como su Salvador.
Se puede pensar que la explicación de Pablo a este grupo de discípulos fue bastante corta. Es
probable que después les enseñó más exactamente sobre la venida del Espíritu Santo.
Cuando escucharon este mensaje, se dieron cuenta de que algo les faltaba y decidieron bautizarse
para unirse a Jesús y Su nuevo programa (19:5–6). Una vez más, Lucas comprueba que son los
verdaderos seguidores de Jehová los que quieren oir la verdad, la reconocen, y confían en Jesucristo.
Pablo les impuso las manos para señalar su identificación y para demostrar que habían sido
aceptados por Dios. El Señor confirmó esto por medio de una manifestación externa del Espíritu
Santo, enviándolo sobre ellos, tal como había hecho con los demás anteriormente. Esta no constituyó
una nueva venida, sino la extensión de la primera para incluirlos a ellos.
Fue en esta ocasión que el don espectacular de lenguas se evidenció por última vez en el libro
de Los Hechos, para confirmar que Dios aceptaba a los discípulos de Juan como parte del nuevo
pueblo. ¿Por qué sería necesaria esta señal en este caso? ¿No eran éstos judíos también? Obviamente
sí. Sin embargo, el sello divino tuvo otro propósito.
Al repasar la historia de la venida del Mesías, se nota que ésta principió con el nacimiento
milagroso de Su precursor, Juan el Bautista. Así que la transición que resultó en la formación de la
iglesia, en realidad empezó con Juan, pasando por la vida, ministerio y rechazo de Jesús, y
terminando con la formación de ésta. Cuando Pablo llegó a Efeso, finalmente se habían unido todos
los elementos que la constituían.
El “equipo de transición”, compuesto por Juan y sus discípulos, había terminado su tarea y ya
no hacía falta. Por eso, Dios permitió su disolución. De aquí en adelante, quienes habían participado
en ese ministerio pasarían a formar parte íntegra del cuerpo de Jesucristo.
La mención especial que hace Lucas de las cuatro ocasiones en que las lenguas evidenciaron la
voluntad de Dios, no quiere decir que su aparición se limitara a esas veces. El apóstol parece indicar
en 1 Corintios 14 que se manifestaron con ese mismo fin en otros momentos. Sin embargo, Lucas
sólo se refirió a ellas cuando eran necesarias para enseñar a los judíos, a los apóstoles, o a la iglesia
en general, que Dios admitía la incorporación de un nuevo grupo a Su pueblo.
El don de lenguas confirmó la aprobación divina para:
1. El establecimiento del nuevo pueblo y la incorporación de los judíos fieles Hechos 2:1–41.
2. La admisión de los samaritanos 8:14–17.
3. La aceptación de los gentiles 10:34–48.
4. La incorporación de los discípulos de Juan 19:1–7.

Instrucción en la Sinagoga 19:8–10


70

Después de tratar el caso de los discípulos de Juan, Pablo volvió a dirigir su atención a la
predicación en la sinagoga. Pero cuando los judíos se endurecieron y opusieron a él, prefirió ir de
nuevo a los gentiles, quedándose en Efeso dos años más, donde muchos decidieron confiar en Cristo.

Instrucción a los Imitadores 19:11–20


Las señales y milagros que se realizaban por medio de Pablo, empezaron a llamar
poderosamente la atención, y algunos intentaron imitar su obra. Los hijos de Esceva aprendieron en
forma por demás difícil, que no se debe jugar con los demonios. Por otro lado, los evangelistas
influyeron positivamente sobre algunos que habían practicado la hechicería, y que cuando aceptaron
el poder superior de Dios, quemaron sus libros.

¡PENSEMOS!

En la actualidad, muchos cristianos son atraídos por su curiosidad hacia las


actividades sobrenaturales y demoníacas. ¿Qué se debe aprender de este incidente?

¿Cómo resultó este caso para los hijos de Esceva? ¿Cómo afectó a los que se dieron
cuenta? ¿Cuál fue la reacción posterior de los cristianos? ¿Qué debemos hacer nosotros?

Persecución 19:21–41
Por aquel tiempo, Pablo decidió ir a Jerusalén y empezó a planear su viaje (19:21–22). Mientras
estaba en Efeso, algunos de los fabricantes de ídolos se dieron cuenta de la amenaza que
representaba para su negocio. Su interés no estaba provocado por el celo sincero de su religión, sino
por la pérdida que representaba (19:25). Por eso, agitaron el pueblo y empezaron un alboroto,
trayendo una reacción demasiado exagerada (19:23–41).
Había mucha confusión, de manera que algunos ni sabían de qué se trataba. Tomaron a
Alejandro de entre la multitud porque era judío. Los devotos paganos no podían distinguir entre los
dos grupos de judíos presentes. Sólo se imaginaban que ninguno apoyaba la adoración de Diana y
por lo tanto, eran una amenaza a su religión.
Después de dos horas de trifulca, el funcionario municipal responsable se dirigió al pueblo para
llamarles al orden. Les mostró que su conducta era precipitada e inconveniente. Les advirtió que
podrían ser acusados formalmente ante Roma por causa de ella. Debían aprovechar los recursos
legales disponibles para demandar a los seguidores de Cristo, si es que eran culpables. Lucas utilizó
las palabras del escribano para demostrar que todo era una injusticia. No había causa que perseguir.

LA OPOSICION PAGANA FUE


71

ILEGAL Y MOTIVADA POR


INTERESES MATERIALISTAS

MINISTERIO EN MACEDONIA Y GRECIA 20:1–5

Al finalizar el alboroto, Pablo reanudó sus preparativos para visitar Macedonia y Grecia para
después seguir a Jerusalén. Dejó Efeso para ministrar en esas regiones, donde se quedó
aproximadamente tres meses. Cuando estaba listo para continuar, cambió sus planes y regresó por
los mismos lugares para evitar caer en un complot preparado por los judíos.

MINISTERIO EN TROAS 20:6–12

Mientras viajaba, predicó en Troas también. Uno sólo de sus mensajes se prolongó hasta la
medianoche. Sucedió que un joven, sentado en una ventana del tercer piso, se quedó dormido por el
cansancio, cayendo de ella y muriendo. Pablo demostró el poder de Dios al resucitarlo.

MINISTERIO EN MILETO 20:13–38

Reconociendo que tal vez le fuera imposible regresar a Efeso, aprovechó la oportunidad para
animar a los ancianos de esa iglesia mientras se quedaba en Mileto. Les urgió a que cuidaran
fielmente del rebaño que Dios les había encomendado y que lo protegieran de los lobos rapaces que
entrarían por en medio de ellos buscando la oportunidad de dañarlos.
Por dondequiera que iba, Pablo escuchaba rumores de que iba a ser arrestado cuando llegara a
Jerusalén. Sin embargo, se sentía obligado por el Espíritu Santo a ir. Dios le había revelado Su plan
y él estaba dispuesto a obedecer, sin importar el costo personal (20:22–24).

¡PENSEMOS!

Los comentaristas y estudiantes de la Biblia se han enfrascado en largas disertaciones


relacionadas con el viaje de pablo a Jerusalén. Algunos consideran que quería ir contra la
voluntad revelada de Dios, mientras otros dicen que iba conforme a ella.

Estudie Hechos 20:22–24; 21:11–14; 9:15–16 y 23:11. Haga una lista de las cosas que
apoyan ambos puntos de vista. Tenga cuidado para poder distinguir entre las palabras del
Espíritu Santo y los deseos humanos. ¿Qué opina al respecto? ¿Qué debemos aprender del
ejemplo de Pablo?
72

Pablo afirmó que su deseo mayor era cumplir fielmente el ministerio que Dios le había dado
(20:24), y en muchas ocasiones advirtió a otros sobre la importancia de obedecer al Señor antes que
otra cosa. Desobedecer ahora habría sido una evidencia, que se conocería desde Grecia hasta
Jerusalén, de que no hacía lo que enseñaba, o de abierta rebelión. En todo tiempo, dio muestras de
estar sujeto a la voluntad de Dios.

CUMPLIR FIELMENTE SU MINISTERIO


VALIA MAS QUE SU VIDA

¡PENSEMOS!

Al estudiar el discurso de despedida que dio Pablo a los ancianos de Efeso,


¿qué características del líder espiritual se observan en su preocupación por ellos
y en sus exhortaciones finales (20:17–38)? Haga una lista. ¿Cuáles son las
implicaciones para los líderes de hoy?

MINISTERIO EN TIRO 21:1–6

Siguiendo su camino con destino a Jerusalén, se quedó para colaborar en la obra en Tiro. Allí
también el Espíritu Santo le reveló lo que le esperaba adelante. Interpretaron la profecía como una
advertencia para que no fuera. Sin embargo, esto sólo reflejaba su deseo de proteger al apóstol y
conservarlo con ellos.

MINISTERIO EN CESAREA 21:7–16

En ese lugar, se repitió la misma profecía: Pablo sería maniatado y entregado a los gentiles. Por
causa de esa predicción, sus amigos le pidieron que no siguiera su viaje (10–12). Sin embargo,
73

estaba decidido obedecer a Dios, aunque le costara la vida. Debido a su compromiso, negó sus
propios deseos y los de sus amigos y compañeros, y continuó a Jerusalén (13–16).
¿Estaríamos nosotros dispuestos a pagar semejante precio por obedecer al Señor?

12
El Camino a Roma
Hechos 21:17–28:31

Aun antes de la llegada de Pablo a Jerusalén, se hizo evidente que en realidad su destino final
era Roma. El apóstol sabía de antemano que iba a ser encarcelado, sin embargo siguió adelante,
seguro de que estaba haciendo la voluntad de Dios. Durante el viaje y ya en Roma, siguió dando
testimonio acerca de Jesucristo. Este era el propósito para el cual Dios lo había llamado (Hechos
9:15–16).

TESTIMONIO EN JERUSALEN 21:17–23:35

Su Detención 21:17–36
Cuando llegó a Jerusalén, antes que nada, rindió su informe a los ancianos en cuanto al trabajo
realizado entre los pueblos paganos que Dios le había señalado (21:17–20a). Estos estaban
preocupados porque algunos creyentes habían oído que Pablo animaba a los judíos a convertirse en
gentiles y no hacer caso de la ley mosaica (21:20b–22).
Para demostrar que las acusaciones eran falsas, Pablo se identificó con algunos que por ese
entonces estaban practicando un voto voluntario a Dios y se purificó con ellos conforme lo marcaba
el Antiguo Testamento (21:23–26). En este caso, la ley se usó con el fin de demostrar lo que es justo
ante Dios; no para hacer méritos delante de El.
Estos hombres eran creyentes auténticos, interesados en llevar un estilo de vida correcto, acorde
con la justicia que Dios requiere y que la ley revela. Obedecían ésta última para demostrar que el
Señor estaba obrando en sus vidas, no para justificarse delante de El. Por lo tanto, Pablo no estaba
adaptando sus principios cristianos a las circunstancias para ganar la aprobación de ellos (compare
Hechos 15, 16:1–5; y Gálatas con Hechos 21:24–25).

¡PENSEMOS!
74

¿Cuáles son los principios en cuanto a la vida cristiana que Pablo aplicaba en este caso?
¿Cuáles podríamos usar nosotros hoy?

Parece que el pasaje se refiere a dos actividades distintas: la purificación de los cuatro hombres
y la de Pablo. Probablemente los primeros habían hecho un voto de nazareo semejante al
mencionado en Hechos 18:18. Según la tradición de los rabinos, éste tenía que observarse durante
treinta días y concluía con la presentación de un sacrificio (Números 6:13–21). Se permitía que otras
personas apoyaran a los participantes pagando sus gastos como un acto de piedad. Es difícil que los
cuatro participaran en el acto de limpieza de Pablo, porque todos tendrían que haberse contaminado
exactamente una semana antes en la misma fecha.
La segunda podría ser que, como Pablo acababa de viajar por territorio gentil, estaba considerado
como inmundo. Antes de tomar parte en cualquier acto religioso en Jerusalén, necesitaría hacer un
rito de limpieza por una semana, que requeriría de la purificación con agua al tercero y séptimo días.
Tal vez el apóstol había entrado al templo con el fin de informar a los sacerdotes de sus intenciones
de llevar a cabo estos dos actos.
Cuando los judíos supieron que Pablo estaba en el templo, incitaron al pueblo acusándole de
predicar contra Israel, la ley y el templo. También le echaron en cara que permitía que los griegos
entraran al santuario (21:27–29).
La primera parte era parcialmente cierta. Efectivamente había anunciado que Dios iba a dejar
de lado a Israel; profetizaba el fin de la ley y la destrucción del templo. Sin embargo, Pablo estaba
a favor del pueblo porque siempre promovía una perspectiva correcta en cuanto a la ley y el uso
santo del templo, que sus detractores habían pervertido. El infundio en cuanto a los griegos era
totalmente falso; no dejaba de ser una suposición que no había sido investigada ni comprobada.
Debido a la violencia que desató la multitud en su intento por matar a Pablo, el comandante
militar intervino para arrestarlo y averiguar los alegatos en su contra. Estaban viviendo días difíciles
de gran tensión con Roma. El funcionario deseaba mantener la paz, por eso optó por detenerlo. No
comprendía de qué lo acusaban, pero lo que quería era evitar mayores problemas. Sin embargo,
concedió a Pablo el derecho de hablar para defenderse (21:30–36).

Su Defensa 21:37–23:10

Testimonio ante los judíos 21:37–22:23


Primeramente, les recordó de su entusiasmo en observar las tradiciones y costumbres judías.
Nadie dudaba de su convicción y lealtad a la religión (21:37–22:5). ¿Cómo se explicaba la
transformación que había sufrido de ser perseguidor de la iglesia a ser el vocero principal de ella?
Contestó esta pregunta describiendo su encuentro con Dios en el camino a Damasco (22:6–23).
Mientras testificaba en cuanto a su pasado y la manera en que Dios le había convencido de la
verdad acerca de Jesucristo, ellos le escuchaban en silencio. El problema surgió cuando mencionó
su llamamiento a predicar a los gentiles. El pasaje dice: “y le oyeron hasta esta palabra” (22:22).
Esto era demasiado para ellos y nuevamente quisieron matarlo. El motivo no era la doctrina de
salvación por fe, ni la llegada del Mesías en la persona de Jesús, sino la osadía de ir a los gentiles.
Por eso decidieron que no era digno de seguir viviendo.
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Audiencia ante los romanos 22:24–29


El tribuno no podía comprender la queja de los judíos contra Pablo, pero decidió interrogarlo
con azotes para averiguar lo que sucedía. El procedimiento era ilegal, pero los romanos no sabían
de quién se trataba y tampoco se les ocurrió preguntar. Como era ciudadano romano, no podían
tratarlo así. Sin embargo, los judíos se aprovecharon de su fuerza a sabiendas de lo que hacían.

Audiencia ante el concilio 22:30–23:10


Sin saber aun el motivo que tenía a Pablo encadenado, el comandante decidió convocar a los
líderes religiosos para averiguarlo. El apóstol empezó afirmando su inocencia, pero el Sumo
Sacerdote, sin esperar a que continuara su testimonio, abusó de su poder mandando a que le
golpearan en la boca.
A pesar de ello, al darse cuenta de quién lo había ordenado, Pablo siguió mostrando respeto a la
autoridad. Parece ser que Lucas quería hacer énfasis en la imposibilidad de identificar al Sumo
Sacerdote, tal vez debido al cambio anual que se hacía de este líder, no conforme a las normas de la
ley, sino a las exigencias políticas de la época. Tampoco se podía decir que era el más alto líder a
causa de su conducta indigna. ¿Quién creería que el Sumo Sacerdote se comportara así? En cualquier
caso, nada de lo sucedido se apegaba a las normas bíblicas. Al contrario, se hallaban muy lejos de
ellas (22:30–23:5).
Pablo siguió su defensa refiriéndose a la doctrina de la resurrección. Quería mostrarles que aun
en lo que se refería a la verdad revelada, no lograban ponerse de acuerdo. ¿Cómo podían condenarle
por sus convicciones? El no estaba enseñando nada que no se encontrara en el Antiguo Testamento.
Esta fase del proceso legal mostró que el nuevo pueblo de Dios no estaba en conflicto con la ley
divina o la romana, sino con las tradiciones de Israel. Se observa el contraste entre la inocencia de
Pablo y las actitudes y acciones de los líderes judíos. Ellos hacían acusaciones falsas, abusaban de
su autoridad, intentaron cometer un homicidio, y nunca se pusieron de acuerdo respecto a la verdad.
Sin embargo, insistían en atacar a Pablo, sin poder comprobarle falta alguna.

Su Salvación 23:11–35
Frente a estas intenciones, Pablo necesitaba el estímulo de una revelación divina. Así lo hizo
Dios, para asegurarle de Su protección hasta que Ilegara a Roma para que diera testimonio allí
también (23:11). Este cuidado divino se evidenció además cuando los “representantes de Jehová”,
hicieron un complot para matarle. El plan fue descubierto y Pablo fue llevado de noche hasta Cesarea
donde podrían protegerlo mejor (23:12–24).
El comandante escribió una carta para explicar a Félix por qué lo estaba enviando. En ella,
presenta testimonio claro de lo que opinaba del proceso. Habiendo escuchado todas las evidencias,
concluyó diciendo que “Pablo no había hecho nada digno de muerte o de prisión”. Además, tenía
miedo de que los judíos cometieran algún acto ilegal para eliminar a Pablo. ¡Qué testimonio más
impresionante para los respetados líderes del “pueblo elegido de Jehová” ante los gobernantes
romanos! (23:25–35).

LOS JUDIOS ACTUARON ILEGAL


E INJUSTAMENTE CONTRA
EL PUEBLO NUEVO
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TESTIMONIO EN CESAREA 24–26

Mientras la causa legal contra Pablo continuaba, se hacía cada vez más obvio que no había
cometido ningún crimen que mereciera ser castigado. Sin embargo, la oposición siguió creciendo.
Lucas relata un resumen del procedimiento seguido contra él en Cesarea.

¡PENSEMOS!

Lea el relato del proceso en contra de Pablo en Cesarea contenido en Hechos 24:1–
26:32. Señale brevemente los elementos principales en cada audiencia:

Acusación judía. Defensa paulina Respuesta oficial

Defensa ante Félix 24:1–27

Defensa ante Festo 25:1–12

Defensa ante Agripa 25:13–26:32

¿Qué nos enseñan estos relatos acerca de las acusaciones dirigidas contra Pablo?
¿Qué nos dicen en cuanto a su culpabilidad?

Defensa ante Félix 24


El primero en oir del caso fue Félix. Los líderes religiosos, comandados por el Sumo Sacerdote
Ananías, trataron de ganar su favor y provocarlo a ira contra Pablo por medio de adulaciones
insinceras. Sin embargo, no pudieron presentar evidencias para apoyar sus cargos. Sólo
argumentaron que causaba muchos problemas dondequiera que iba.
Al darse cuenta de que a Félix no le interesaba esto, añadieron que era líder de un grupo
nazareno, insinuando que eran unos sediciosos. Aun así, Félix no parecía muy impresionado porque
tenía en su poder la carta que le había enviado el comandante militar que afirmaba que no había
hecho nada malo (24:1–9).
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Pablo respondió que sus dichos no tenían fundamento. Jamás había debatido con nadie en
Jerusalén ni mucho menos había provocado un alboroto (12). La única queja que podían presentar
contra él tenía que ver con su manera de adorar a Dios, pero esto estaba permitido por la ley (13–
16). Continuó diciendo que algunos judíos de Asia le habían acusado de actividades prohibidas y
estos dirigentes les habían creído. Sin embargo, los detractores originales no estaban presentes (17–
20).
Felix reconoció que no había ninguna base para castigar a Pablo. No obstante, amplió el plazo
para analizar las pruebas, tratando de agradar a los judíos o tal vez de ganar un soborno de parte de
alguno de los contendientes. Así que mantuvo a Pablo en prisión por dos años sin llegar a condenarle
de ningún crimen (21–27). El trato que se le concedió demuestra que era inocente, pues no era la
forma en que se manejaba a un provocador de alborotos (23).

Defensa ante Festo 25:1–12


Al término de ese tiempo, Festo tomó el lugar de Félix. Volvió a escuchar el caso. No podía
entender la gravedad de la amenaza que pendía sobre Pablo e intentó convencerlo de que fuera a
Jerusalén para una audiencia. Después, en conversación con Agripa, dio su fallo al respecto. No
había encontrado nada digno de castigo (25:18–19). Por no querer ser víctima de los judíos, Pablo
apeló a César. No estaba dispuesto a darles otra oportunidad para matarle.

Defensa ante Agripa 25:13–26:32


Con el fin de escribir un informe a César, Festo pidió al rey Agripa, el último de la dinastía
herodiana, que analizara el caso y que le diera su opinión. Este gobernante no favorecía a la iglesia
y no tenían muchas esperanzas de que les diera un trato justo. Su bisabuelo había tratado de matar
a Jesús; su abuelo asesinó a Juan Bautista; su padre continuó la tradición de sus antecesores
mandando matar a Jacobo e intentar hacerlo con Pedro. A la luz de su trasfondo familiar, ¿qué se
podría esperar? ¿Qué hizo con respecto a Pablo este gobernador pagano?
Después de hacer lo que se le pido, su decisión fue que Pablo no debía estar en prisión, y mucho
menos corriendo el riesgo de ser asesinado. Su fallo en el asunto era que debía ser puesto en libertad.
Sin embargo, por haber hecho apelación a César, se vieron forzados a enviarlo a Roma (26:30–32).

TODOS LOS LIDERES PAGANOS


AFIRMARON LA INOCENCIA
DE PABLO

TESTIMONIO EN EL CAMINO A ROMA 27–28:15

En la Nave 27
Normalmente en estos viajes, los soldados romanos abusaban de su autoridad y maltrataban a
sus prisioneros. Sin embargo, en el que iba Pablo a Roma, éste se ganó la amistad y confianza del
centurión que estaba al mando. Cuando el barco se encontró en problemas, tomó muy en cuenta la
revelación profética hecha al apóstol en cuanto a su destino, para tomar las decisiones indicadas. Su
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consejo les salvó del naufragio, y al final, la vida. Lucas menciona este incidente como una evidencia
más de la inocencia de Pablo, además que ninguno de los jueces lo había considerado culpable.

En Malta 28:1–15
Mientras estaban en la isla de Malta, testificó con eficacia también. Cuando una serpiente
venenosa lo mordió, todos esperaban que muriera, pues consideraban que debía haber cometido un
crimen tremendo. No obstante, Pablo fue salvado por Dios y sobrevivió. Al observar este milagro,
todos cambiaron de opinión y en lugar de considerarle un delincuente peligroso, le reconocieron
como un dios. Asimismo, sanó a algunos enfermos, y gracias a su ministerio, todos los prisioneros
recibieron buen trato.

TESTIMONIO EN ROMA 28:16–31

Por fin, después de tres meses en la isla, siguieron a Roma. En esa ciudad también llegó a ser
obvio que Pablo había sido condenado por causa de Jesucristo, no por algún delito que hubiera
cometido y nuevamente obtuvo la confianza del centurión y bastante libertad personal para predicar
mientras esperaba su sentencia (28:16).
Según la ley, si los acusadores vivían fuera de Italia, tenían que presentarse dentro de los
siguientes dieciocho meses para continuar con el juicio, pero en esta ocasión se hizo evidente que
no iban a llegar (28:17–31). Por eso, según su carta a los Filipenses, Pablo expresó que esperaba
que le soltarían dentro de poco (2:24).
Mientras tanto, siguió predicando el evangelio en Roma. Los judíos representantes de su nación,
estaban divididos en cuanto al mensaje de Jesucristo. Debido a que no podían decidirse a seguirle
como su Salvador, Pablo los dejó y se dedicó a predicar a los gentiles (28:23–29). Entendía que su
ceguera espiritual era el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. No aceptaban el
mensaje porque no lo querían oir. Por eso, Dios haría un pueblo nuevo entre los gentiles que
quisieran escuchar la verdad.
Finalmente, el gobierno pagano romano es presentado como un instrumento de Dios,
permitiéndole hacer lo que los judíos, “el pueblo elegido de Dios”, habían querido frenar. En Roma,
pudo predicar libremente la Palabra de Dios a todos los que llegaban a escucharle. Así, la obra de
Dios continuó a pesar de la oposición judía (28:30–31).

EL GOBIERNO PAGANO ROMANO


LE DIO LIBERTAD DE
PREDICAR LO QUE LOS JUDIOS
INTENTARON FRENAR

¡PENSEMOS!
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¿Qué se indica en cuanto a la predicación futura del evangelio en el resumen final


del libro (28:28–31)? ¿Qué se nos enseña en cuanto a nuestra vida en esta última
parte?

REPASO DEL LIBRO

Cuando Lucas se sentó a escribir esta historia, se dio cuenta del paso rápido de los años y del
significado importante de las grandes obras de Dios que había presenciado durante sus años de
ministerio en la iglesia. El Mesías había sido rechazado por lo judíos. Inclusive lo habían
crucificado. Sólo los despreciados de la sociedad estaban dispuestos a confiar en El como su
Salvador. Un nuevo pueblo se había formado entre éstos. Pablo había viajado a varias naciones
paganas predicando el evangelio y ya había terminado sus tres viajes misioneros. Los apóstoles
estaban muriendo, la mayoría por causa de las distintas olas de persecución que afectaban a la
iglesia. La aflicción de los demás se intensificaba cada vez más, y tenían que poseer un fundamento
firme para mantenerse fieles frente a tan grandes sacrificios. Tenían que conocer su origen.
Ese fue el objetivo de Lucas al escribir su documento sobre lo que había oido. Esperaba que la
comprensión del trasfondo de la iglesia les animara a resistir la aflicción y les motivara a seguir
adelante. Les proporcionó un informe de cómo se había desarrollado la iglesia y les relató cómo
Dios había obrado para formar Su nuevo pueblo.

LUCAS EXPLICA COMO DIOS


FORMO LA IGLESIA PARA
ANIMAR A LOS HERMANOS
EN MEDIO DE LA PERSECUCION

El eje central de la historia es la presencia del Espíritu Santo, quien vino a formar un nuevo
pueblo entre los despreciados que reconocían a Jesucristo como su Salvador. Su venida les dio poder
para ser testigos, primero en Jerusalén, despues en Judea y Samaria y finalmente, hasta lo último de
la tierra (1:8). Este versículo presenta el bosquejo del libro.

PREPARACION PARA LA VENIDA


DEL ESPIRITU 1
LA VENIDA DEL ESPIRITU 2:1–4
TESTIMONIO EN JERUSALEN 2–8:3
TESTIMONIO EN JUDEA Y SAMARIA 8:4–12:25
TESTIMONIO HASTA LO ULTIMO DE LA TIERRA 13–28
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El libro de los Hechos no intentó presentar la historia completa, ni mucho menos un compendio
doctrinal que sirviera como norma para la iglesia a través de los siglos. El propósito del autor era
confirmar a los hermanos en cuanto a la fe que se les había enseñado. Por lo tanto, se vio obligado
a señalar los puntos de mayor importancia en su desenvolvimiento, dando un énfasis especial a las
transiciones principales y al significado de cada una:
* La resurrección y ascensión del Señor.
* La venida del Espíritu Santo.
* La incorporación de los judíos a la iglesia.
* La incorporación de los samaritanos a la iglesia.
* La incorporación de los gentiles a la iglesia.
* La definición del método de salvación de los gentiles.
* La incorporación de los discípulos de Juan en la iglesia.
* El rechazo definitivo del Mesías por parte de los judíos.
* La respuesta positiva al evangelio de parte de los gentiles.
Al comprender la grandeza de la obra de Dios al formar este nuevo pueblo conforme a Su
voluntad y a través de Sus portavoces, los hermanos afligidos debían sentir un gran estímulo para
seguir adelante confiando en el Señor. Esa era la esperanza del autor. Ese debe ser también el
resultado el día de hoy, al entender lo que Dios ha realizado en la formación de Su iglesia.

¡PENSEMOS!

Para dejar claramente impreso en su mente el desarrollo de este libro importante,


repase una vez más las ideas básicas que se encuentran en él, utilizando el diagrama que
se incluye al principio del comentario.

Identifique dos o tres principios prácticos que pueda aplicar en su vida y que Dios
le haya enseñado por medio del estudio de Hechos. ¿Qué pasos debe dar para ponerlos
por obra?

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