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Material preparado para CHACO S.A.
MÓDULO I - CAPITULO II -
YACIMIENTOS DE PETROLEO Y GAS
II-I - FORMACIÓN, MIGRACIÓN Y ACUMULACIÓN
El petróleo (aceite de piedra, del latín petra, piedra, y oleum, aceite) aparece ampliamente en la
tierra en forma gaseosa, líquida, semisólida o sólida, o en más de uno de estos estados en el
mismo sitio.
Los petróleos líquidos, denominados petróleos crudos, que se extraen de los diferentes campos
petrolíferos, son de naturaleza muy variada, incluso en su apariencia externa. Así por ejemplo
existen petróleos calificados de livianos, algunos de ellos prácticamente incoloros, otros de color
amarillento, de gran volatilidad y fluidez; otros de color negro de menor fluidez; otros de color
negro-castaño oscuro, extrapesados y viscosos y de extrema dificultad para fluir; algunos otros
que incluso solidifican a temperatura ambiente, dando lugar a una masa de consistencia semi-
sólida.
A pesar de estas diferencias externas, en algunos casos muy pronunciadas, los petróleos, consi-
derados internamente, desde el punto de vista químico, se asemejan grandemente unos a otros,
ya que todos están constituidos por hidrocarburos , es decir combinaciones de los elementos
químicos Carbono (C) e Hidrógeno (H), átomos que se combinarán entre si para formar las
moléculas de los hidrocarburos. De estas combinaciones, surge una enorme variedad de posibi-
lidades y de formación de compuestos análogos, denominados “familias” de hidrocarburos, que
se van formando según la cantidad de átomos de carbonos combinados con átomos de hidróge-
nos que formen la molécula.
Dentro de esta complejidad se ha podido observar que los hidrocarburos más simples, cuyas
moléculas están formados por uno, dos, tres y cuatro átomos de carbono, no se mantienen
líquidos o sólidos, sino que se pueden considerar gaseosos a temperaturas normales y constitu-
yen buena parte del gas natural que se encuentra en los reservorios de petróleo. Los hidrocarbu-
ros que están compuestos por cinco (5) hasta aproximadamente quince (15) átomos de carbono
se pueden considerar en estado líquido; y los superiores se consideran sólidos, con consistencia
de una cera.
En general las teorías acerca del origen del petróleo aceptan su origen orgánico. Algunos sostie-
nen que todo el petróleo se formó en el mismo lugar en que hoy se encuentra o en un lugar
adyacente; otros sostienen que el petróleo a migrado de áreas de origen a áreas de acumulación
o trampa, donde actualmente se localizan. Para algunas teorías fue transportado por el agua que
circulaba, y para otras emigró, independiente del movimiento del agua. Cada teoría se basa en
ciertas evidencias y razonamientos que la fundamentan, así como también existen otros funda-
mentos que se le oponen, pero lo que todas las teorías aceptan es que el proceso de formación
del petróleo y gas se desarrolló durante millones de años.
El problema es tanto de tipo geológico como químico. El geólogo intentará dar con las causas
que hayan podido motivar la acumulación, así como la influencia de los factores tiempo, tempe-
ratura y presión, a los cuales se vio sometida esta materia original desde el momento de su
formación, mientras que al químico le interesa esclarecer cómo ha podido tener lugar la transfor-
mación de la materia de origen en petróleo, bajo tales condiciones.
La aceptación del origen orgánico se relaciona con la posibilidad de que en los mares antiguos,
millones de minúsculos animales se fueron acumulando en el fondo de los lechos marinos y se
fueron transformando en productos análogos al petróleo, al ser sometidos a alta presión por la
acumulación de distintos estratos de terreno, por lo que se relaciona el origen del petróleo con la
descomposición de peces y otros animales marinos. Además es probable que junto con los
restos animales se hayan descompuesto al mismo tiempo sustancias vegetales arrastradas por
las corrientes de los ríos que desembocaban en los mares, ya que se han encontrado en el
petróleo, derivados de clorofila, idénticos a los que existen en las plantas.
En la figura N° II-1 se muestra una situación como la descripta, donde se esquematizan los
conjuntos vegetales y animales que se van descomponiendo y acumulando en distintas capas de
sedimentos.
Figura II-1
Figura II-2
Las arenas y arcillas depositadas sobre los lechos se fueron consolidando formando en algunos
casos rocas permeables y en otros impermeables. Sin embargo, los yacimientos petrolíferos
verdaderamente grandes no se hallan en el lugar de su formación ( la materia orgánica finamente
dividida se encontraría tan distribuida que la explotación práctica no sería posible). Solamente
cuando el petróleo se vea arrastrado por una corriente de agua, o emigre por alguna otra causa
y se almacene posteriormente en una capa porosa, de roca arenosa o caliza, donde quede
“entrampado” al alcanzar un estrato de terreno impermeable, tendrá lugar la formación de un
yacimiento petrolífero realmente importante. De esta forma el petróleo queda en el subsuelo, no
almacenado en lagunas o bolsones, sino diseminado en las areniscas, dentro de sus poros, de la
misma manera en que el agua se aloja en los poros de una esponja.
Estas “trampas geológicas” se conformaron producidas por movimiento regionales tectónicos,
tales como un plegamiento, formación de montañas, aumento de calor u otra actividad ígnea que
creara diferentes alojamientos con formas diversas,
como son los anticlinales, geocinclinales,
fallas, intrusiones, domos etc. y hayan
incrementado el movimiento y
entrampamiento de los fluidos
hasta la formación de los ac-
tuales yacimientos o
reservorios.
Figura II-4
II-II - EXPLORACIÓN
Como ya hemos visto al desarrollar los temas anteriores, los estratos sedimentarios se localizan
en grandes extensiones regionales con particularidades y características semejantes y se han
formado tanto en el fondo de lechos marinos por la acumulación de los materiales en suspensión
como en la superficie de la tierra debido al arrastre de partículas sólidas por el viento, el agua o
alguna otra fuente externa.
Dentro de estas cuencas sedimentarias se dan las condiciones apropiadas para la acumulación
de hidrocarburos y pueden localizarse los distintos yacimientos productivos.
El problema es que no se cuenta con ningún método que permita en forma directa la localización
desde la superficie de los yacimientos de hidrocarburos y tampoco se conoce ninguna propie-
dad física o química del petróleo o gas subterráneo que pueda ser medida desde la superficie
del terreno y que permita asegurar la presencia en el subsuelo de dichos hidrocarburos. Por lo
tanto, la búsqueda del petróleo y/o gas se realiza en forma indirecta, es decir que en vez de
intentar desde la superficie detectar los hidrocarburos, primero se localizan las estructuras
geológicas que sean aptas para contener los hidrocarburos para luego proceder a la perfora-
ción de pozos exploratorios que confirmen o no la existencia de los yacimientos. Tal como se ha
visto, éstos se encuentran alojados y entrampados en estratos que han sedimentado y acumu-
lado a lo largo de millones de años. Estos estratos deben tener características especiales para
que puedan contener los fluidos, deben ser porosos y permeables y fundamentalmente consti-
tuir en su estructura geológica alguna forma de «trampa» impermeable para evitar que los hidro-
carburos sigan migrando una vez que se han formado.
El geólogo petrolero es una pieza clave en los fundamentos de la industria del petróleo, ya que
ésta depende totalmente del continuo descubrimiento de nuevos pozos y de la prolongación de
la vida productiva de los pozos existentes.
Es así como la búsqueda del petróleo y/o gas comienza con diversas etapas de reconocimiento
de la superficie y de la estructura de la corteza terrestre, es decir que en un principio constituye
un objetivo de la ciencia denominada GEOLOGÍA, que buscará en primer lugar localizar y
dimensionar las cuencas sedimentarias y dentro de ellas, los posibles yacimientos.
La detección puede comenzar desde la superficie, considerando que generalmente el subsuelo
es parecido a la topografía superficial. Frecuentemente, favorecidos por la conformación de la
superficie, se pueden apreciar en los cortes de terrenos, montañas y cerros y en las elevaciones
erosionadas, los distintos “estratos” que se han ido sedimentando, lo que sumado a un análisis
geológico de superficie, podrán identificar los primeros indicios de una cuenca sedimentaria.
En la figura N°II-5 se puede observar un afloramiento superficial de estratos plegados, que han
quedado descubiertos debido a la erosión de la superficie.
Figura N°II-5
Ya hemos mencionado que los factores geológicos que intervienen en una exploración son esen-
cialmente los que corresponden al reservorio, a la roca reservorio, a su espacio poral, a su
permeabilidad y fundamentalmente a la trampa geológica. Una trampa es el resultado de diver-
sas combinaciones de deformación de la corteza terrestre, (ya sea por plegamientos, vulcanismo
o fallas) o el resultado de cambios en las características petrofísicas de las rocas.
La ubicación correcta del pozo para investigar una trampa es un problema totalmente geológico.
Constituye la esencia de la geología petrolera donde confluyen aspectos tan diversos como
estratigrafía, sedimentación, paleontología, historia geológica, flujo de fluidos, geología estructu-
ral, petrografía, geofísica, geoquímica etc. de manera de determinar las características de un área
a partir de datos recogidos en superficie, de información geofísica disponible y de la suministrada
por la perforación de otros pozos. Esta información se vuelca en mapas y cortes transversales,
se la interpreta y se la traduce en una decisión acerca de cuál es el mejor lugar para perforar un
pozo que penetre una trampa y descubra petróleo y/o gas.
• Pozos exploratorios: son justamente los que se ubican donde se considera que es posible
que haya una trampa subterránea capaz de encerrar un yacimiento de petróleo y/o de gas, de
acuerdo con los datos geológicos con los que pueda contarse.
• Pozos de avanzada: generalmente tienen por objeto conocer los límites del yacimiento ya
descubierto, de manera de ir cuantificando las reservas y conociendo la extensión e impor-
tancia de los reservorios.
• Pozos de desarrollo: son los realizados en el mismo yacimiento a fin de explotar sus reser-
vas.
II-II-II - Estudios geofísicos
Existen una gran cantidad de recursos auxiliares de alta tecnología que están a disposición de la
geología, de la geofísica y de la exploración, constituyendo verdaderas especializaciones.
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II-II-III - Gravimetría
La medición de la fuerza gravitacional tiene por fundamento el hecho de que la atracción debida
a la gravedad puede ser diferente en cada punto de la tierra, debido a que la misma depende de
la masa de la corteza situada inmediatamente por debajo. Permite interpretar las diferencias
según las ubicaciones de las lecturas y con las diferencias se puede aproximar la confección de
un corte del lugar, asumiendo la distinta conformación de los diferentes puntos analizados. Es
decir que con la información recogida se puede elaborar con alguna aproximación, un mapa del
subsuelo.
II-II-IV - Magnetometría
Al igual que la gravedad, la tierra genera un campo magnético que atraviesa en mayor o menor
medida, a todos los elementos. Este campo magnético se ve influido en la superficie por las
masas rocosas que yacen debajo, en la corteza. Los geofísicos podrán medir este campo en los
puntos geográficos que se estén analizando y reunir mayor información para conformar una
buena aproximación de las condiciones del terreno en la sub-superficie y perfeccionar un mapa.
Estas descripciones se utilizaban en zonas de nuevas exploraciones, aunque algunos métodos
han sido superados por equipamiento electrónico, información satelital y mediciones aéreas.
II-II-V - Sismografía
Las señales de sonido propagadas en ondas varían, por su frecuencia, en un espectro muy
grande; pero con la finalidad de dar un ejemplo práctico, se puede pensar en la propagación de
una onda sonora que “rebota” sobre una pared o una montaña y se escucha con posterioridad el
eco del sonido emitido.
La emisión de una señal en la tierra (ondas de impacto) se propagará según el tipo de terreno que
atraviese, de tal forma que cada vez que esas ondas chocan contra diferentes estratos rocosos,
serán reflejadas o devueltas a la superficie. Cada uno de estos reflejos se podrá detectar en
micrófonos especiales, llamados geófonos, distribuidos sobre la tierra según una distribución
determinada en líneas rectas. El registro del rebote se toma en cada geófono en función del
tiempo de llegada a los mismos, y cada uno de éstos trasmiten por cable hacia cintas especiales,
donde se graban los impulsos recibidos en un camión registrador. Estos impulsos se convierten
mediante computadoras en mapas sísmicos, y en función del tiempo que tardan en propagarse
las ondas producidas a través de los diferentes estratos, se podrá estimar la forma de la sedimen-
tación y sus deformaciones del subsuelo, profundidades de las capas reflectoras, fallas etc.
Para emitir la señal que luego será registrada en los geófonos, se pueden utilizar dos métodos
diferentes:
Perforar un pequeño pozo, muy poco profundo y detonar en el fondo una determinada
carga explosiva, cuyas ondas serán recogidas por los geófonos.
Golpear la superficie del terreno con fuerte potencia mediante unos equipos hidráulicos
produciendo altas vibraciones, con determinada frecuencia, generando de esta manera la
señal necesaria para registrar
su respuesta mediante los
geófonos.
Con el soporte técnico de toda la información generada por los análisis geofísicos, volcados en
mapas geológicos y/o estructurales, se ubica el lugar donde se perforará el pozo exploratorio,
teniendo en cuenta el lugar más favorable en función del tipo de explotación que se pretende.
Con la información de las coordenadas que ubicarán físicamente el lugar para perforar el pozo,
se inicia la labor del topógrafo quien, partiendo de puntos trigonométricos conocidos o bien de
referencias del Instituto Geográfico Militar, (están en esas pequeñas torres instaladas en los
campos) o con la lectura de coordenadas satelitales de extraordinaria exactitud, ubica el pozo y
señala perímetros y área de operaciones de los equipos, es decir la locación del pozo y el
camino de acceso correspondiente.
Generalmente se planifica la construcción de la locación en función del tamaño del equipo que
perforará el pozo, y la construcción del camino considerando hacer el menor daño posible al
entorno y al medio ambiente y estudiando la posibilidad de que la línea de conducción se pueda
tender en las proximidades de la traza del camino.
Otro elemento necesario para la perforación es la pileta de tierra, lugar donde se depositan los
restos de terreno que van siendo perforados y la “inyección” o lodo de perforación que se utiliza
para establecer el circuito hidráulico por dentro del pozo y traer a superficie los mencionados
restos de terreno. En la actualidad, en muchos casos se reemplazan estas piletas de tierra por
contenedores portátiles encargados de recibir esos residuos, a fin de evitar la construcción de las
piletas sobre el terreno natural y disminuir el impacto sobre el medio ambiente.
II-III - MOVIMIENTOS DE FLUIDOS
Por lo tanto, vemos como la interacción debe ser permanente y continua, no solo en la
etapa de desarrollo sino durante la vida productiva del yacimiento, en la que los
reservoristas, los geólogos, los ingenieros y técnicos de producción ayudarán a optimizar,
a diseñar y a buscar nuevos proyectos de incrementos de producción y de recuperación y
entre todos lograr la exelencia operativa y consecuentemente, la máxima rentabilidad
del yacimiento.
Serán Yacimientos de Gas o Gasíferos, aquellos en los que las mezclas presenten una
relación de líquido a gas no superior a 13.21 galones de hidrocarburos líquidos por cada
0.03 MMCF de gas, medidos en condiciones «estándar» (o de referencia) de 14,7 PSI y 59 ºF
de temperatura.
Existen otros tipos de yacimientos (en estado crítico, de condensado, alta presión, condensados
saturados, etc.) pero no es el objeto de este curso entrar en el detalle de los mismos.
Los dos que fueron enunciados, sub-saturados y saturados, son de relevancia porque re-
presentan en buena medida los yacimientos más comunes, y su comportamiento está ínti-
mamente ligado a la evolución de la presión con el tiempo.
Todos conocemos los efectos negativos de la liberación de gas en el fondo sobre los
sistemas de extracción artificiales, efecto que se produce justamente porque la presión
evoluciona por debajo del punto de burbuja (liberación de gas) a condiciones de reservorio.
Una regla básica recomendada para la explotación racional de un yacimiento, es que debe
permitir la extracción del mayor volumen de hidrocarburos existente en cada reservorio.
Idealmente, un reservorio continuo debería ser explotado manteniendo tanto como sea
factible sus condiciones de presión originales, por lo que el mantenimiento de presiones
desde el principio debería considerarse en todos los casos.
Pueden existir reservorios discontinuos y/o lenticulares que no estén cubiertos por esta
regla, salvo que por su magnitud cada lente constituya un verdadero reservorio separado.
La condición para que un fluido se mueva de un lugar a otro es que exista una diferencia de
presiones entre ambos lugares. Dicha diferencia debe ser superior a la resistencia que
ofrece ese fluido para moverse. El sentido del movimiento será en la misma dirección en que
la presión disminuye.
En una cañería tal diferencia de presión puede darse por condiciones naturales (efectos de
la gravedad por diferencias de altura)o bien, creadas artificialmente, como el incremento
de presión por el trabajo de una bomba. Tal como se ha descripto es posible decir que
bombear es crear una presión mayor a la disponible, mediante una herramienta adecuada
para ello (bomba). En la actualidad, se ofrecen en el mercado, tal cantidad de tipos de
bombas que se puede decir que se cubren todas las necesidades que existen de movimien-
tos de fluidos. Es indudable que para crear una presión, necesitaremos una fuerza y la
aplicación de ésta fuerza a la bomba podrá ser desde una simple palanca de mano hasta un
poderoso motor impulsado por cualquier tipo de energía.
El concepto explicado es aplicable a instalaciones en superficie, en subsuperficie, sumer-
gidas y, a todo lugar donde sea necesario transferir un fluido y para lograrlo, elevar la
presión.
Considerando el fluido dentro del yacimiento, existen varias fuentes de energía en los
reservorios que permiten el movimiento hacia el pozo de los fluidos contenidos, al produ-
cirse la perforación y consecuentemente la comunicación con las formaciones de petróleo
y/o gas.
Según el tipo de drenaje, es decir estas fuentes de energía de que disponen los fluidos para
moverse, será el comportamiento del yacimiento en el tiempo y la recuperación final o
acumulada, por lo que resulta altamente conveniente identificar cuanto antes el tipo o los
tipos de drenaje que gobiernan los reservorios, como para prever la recuperación prima-
ria, la evolución de la producción y la aplicación de métodos de recuperación secundaria.
Si bien es menos probable que exista un solo factor que gobierne el drenaje y más probable que
el resultado sea una combinación de varios de ellos con empujes simultáneos, se puede indicar
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Como vemos, se pueden dar una gama de valores muy amplios que impactarán notable-
mente sobre la rentabilidad de los proyectos. Por lo tanto es imprescindible que los
reservoristas y los geólogos trabajen en el conocimiento de los criterios de identificación
de los diferentes tipos de drenaje, en los métodos de previsión del comportamiento de los
reservorios y en aprovechar las condiciones favorables de cada uno durante la vida pro-
ductiva de manera de recomendar las mejores prácticas para una explotación racional.
La Figura II-8 muestra esquemáticamente las distintas fases que se pueden encontrar en un
reservorio, entre las zonas de gas-petróleo y agua.
Figura II-8
II-III-IV Propiedades de la roca y de los fluidos
El petróleo y el gas que llegan desde la roca madre a las rocas reservorios, al ser más livianos
que el agua, migrarán hacia arriba hasta encontrar una zona impermeable, (trampa) que permitirá
su acumulación hasta constituir un reservorio explotable económicamente. Sin embargo la poro-
sidad sola no es suficiente; los poros deben estar interconectados para permitir el paso del
petróleo y del gas a través de la roca. Es decir que la roca debe ser permeable (debe tener
permeabilidad) caso contrario no sería posible extraer el petróleo o gas acumulado.
La porosidad y la permeabilidad son dos de las principales propiedades de las rocas, que están
íntimamente vinculadas a la producción de fluidos. (Ver Figura II-9)
Fig. II-9
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Figura II-10
Como resumen de estos conceptos, tengamos claro que los parámetros que en mayor medida
gobiernan la cantidad de fluido son la porosidad, como propiedad de la roca, y la presión a la
que están sometidos, mientras que los que regularán los caudales a extraer son: la permeabilidad
de la roca, los gradientes de presión que se establezcan, la viscosidad de los fluidos y las
saturaciones de agua a la que se encuentren.
Figura II-11
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Este índice es una propiedad de los pozos, una medida del potencial o de su capacidad de
producir; de responder a una disminución de la presión de fluencia. Puede variar y depen-
de de factores como permeabilidad de la roca, saturaciones, regímenes de producción,
estado de agotamiento del yacimiento, viscosidad de los fluidos, resistencias al flujo etc.
Para determinarlo es necesario conocer la presión estática de la formación y medir, a
distintos regímenes de producción, el caudal producido en superficie y la presión de fluencia
frente al punzado productor. Generalmente se toma una presión de fluencia calculada a
partir del nivel dinámico estabilizado al que trabaja el pozo, por lo que los valores no
corresponden a una sola formación, sino en conjunto a todo el pozo.
Al registrar estos datos para determinar el índice de productividad, es muy importante que
se tomen luego de un período de estabilidad largo, como para asegurar que esa condición
es de suficiente equilibrio como para que sea representativa del régimen establecido.
El petróleo en sí mismo carece de energía que le permita auto-producirse. Esa energía disponi-
ble la entrega la energía potencial de la presión del reservorio que se encuentra almacenada en
los fluidos comprimidos.
Al producirse un gradiente hacia el pozo, para que se produzca el movimiento de los
fluidos es necesario vencer dos resistencias principales:
a) Las fuerzas internas, llamadas interfaciales, que mantienen a los fluidos dentro de los
poros.
En un gráfico presión vs caudal podemos obtener una curva como la de la Figura 1.4.
Figura I-4
Hemos supuesto que la diferencia Pe - Pf1 es suficiente para vencer las fuerzas internas interfaciales
y las resistencias al movimiento por la viscosidad. Pero en los alrededores del pozo, concentra-
das en las cercanías de las paredes, se producen resistencias adicionales al movimiento (no
originales al yacimiento) debido a prácticas de perforación y de terminación de los pozos y de
los fluidos utilizados durante estas operaciones. Estas resistencias adicionales son denominadas
efecto pelicular o daño de formación.
Estas nuevas resistencias tienen el efecto de cambiar la respuesta del caudal frente a la presión
de fluencia, cambiar la forma o pendiente de la curva y disminuir el caudal potencial a producir
para la Pf1 dada, por ejemplo al valor Q1 (menor de Qo).
En la Figura II-12 se puede apreciar un esquema de un poro en una arenisca que muestra los
granos de arena tapizados por una película de agua y al petróleo con su gas disuelto ocupando
los espacios internos dentro de los poros más grandes.
En la Figura II-13 se muestra una relación típica entre el gas, el petróleo y el agua en una roca
reservorio; en este caso se presume que los fluidos del reservorio son gas libre, petróleo con
gas disuelto, petróleo y agua intersticial y libre.
Figura II-13
Desde el punto de vista de la producción de los fluidos, las propiedades físicas influyentes son la
viscosidad, la densidad y la tensión superficial. Las dos primeras gobiernan fundamentalmente el
movimiento, tanto dentro de los reservorios como en las cañerías de producción y de superficie,
mientras que la tercera, influye preponderantemente sobre la recuperación.
Estas propiedades físicas varían con la temperatura y la presión, a pesar de que los fluidos
puedan ser semejantes desde el punto de vista químico; son muy diferentes las propiedades a
elevadas temperaturas y presiones que prevalecen en las capas más profundas, de las que ca-
racterizan en zonas menos profundas o en fluidos recuperados en la superficie.
Las uniones se presenta en líneas formando cadenas abiertas. El más elemental es el metano
(CH4). A este grupo le corresponde la fórmula abreviada CnH2n + 2 y se los denomina hidrocar-
buros normales o parafinas.
Las propiedades físicas varían siempre más o menos uniformemente a medida que aumenta el
número de átomos de carbono.
Los cuatro primeros componentes de esta serie, metano (CH4), etano (C2H6), propano (C3H8)
y butano (C4H10), son gaseosos en condiciones estándar de presión y temperatura (1 atm y 15
ºC) , a pesar de que en los yacimientos pueden permanecer algunos de ellos como líquidos.
Debido a la temperatura crítica de estos cuatro elementos (recordando que para el metano es de
–85,7ºC; para el etano +33ºC; para el propano +99,7ºC y para el butano +133,9ºC), se com-
prende que debido a las condiciones que rigen en los reservorios nunca se encontrará al metano
y al etano en estado líquido, mientras que es probable que estén como líquidos el propano y el
butano. Desde el pentano (C5) hasta el hexadecano (C16) inclusive son líquidos y los hidrocar-
buros parafínicos superiores son cuerpos sólidos en las mencionadas condiciones.
No solamente existen cadenas lineales (normales) sino también cadenas ramificadas, que son
llamadas isoparafinas. A medida que aumenta el número de carbonos, crece rápidamente el
número de isómeros posibles, que es justamente la razón por la que existe tal cantidad de
hidrocarburos diferentes.
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Cicloparafinas o naftenos
Otro grupo importante es el constituido por los llamados hidrocarburos en anillo o cíclico
(pueden tener uno o más anillos) en cuya fórmula estructural los átomos de carbono están
ligados entre sí formando un circuito cerrado. Se los llama hidrocarburos de cadena cerrada o
cíclicos, cuya variedad saturada se conoce con el nombre de cicloparafinas o naftenos.
Hidrocarburos aromáticos
Las diferentes sustancias del reservorio petrolífero, que están en un estado de equilibrio cuando
se descubre un yacimiento son la roca reservorio, el agua, el gas natural y el petróleo crudo.
Una fase incluye todas las partes de un sistema que tienen las mismas propiedades y la
misma composición.
En la Figura II-13 puede observarse un diagrama del sistema bajo dos variables, temperatura y
presión. El diagrama muestra las tres posibles fases simples (hielo, líquido y vapor), los tres
equilibrios de dos fases (hielo-vapor a lo largo de la linea AO, hielo-líquido a lo largo de la línea
OC y vapor-líquido a lo largo de OB, que culmina en la temperatura crítica Tc) y el punto O,
donde las tres fases están en equilibrio.
En el caso del petróleo (mezcla de sustancias) la fase en las que cada una de esas sustancias
aparece en un momento determinado, está dada comúnmente por la presión y la temperatura y
por otras variables tales como concentración, densidad y volumen, por lo que concretamente
éstas deben especificarse para poder definir las fases.
La Figura II-14 muestra una correlación aproximada de la cual se puede determinar la presión
de vapor a distintas temperaturas y presiones.
Figura II-14
Se puede observar que para una temperatura de 60ºF el líquido tendrá que tener una presión de
vapor de 29 psi RVP si se lo quiere almacenar. La máxima temperatura que podrá tenerse será
de 100ºF para tener 14 psi, para no tener pérdidas.
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b) El índice de productividad es el caudal capaz de ser producido por el pozo en m3/día (barri-
les/día) por cada Kg/cm2 (lbs/pulg2) que desciende la presión dinámica respecto de la estática.
Si el petróleo se encuentra en estado líquido en formación y la presión se mantiene por encima de
la presión de saturación; el IP se mantiene aproximadamente constante. Cuando la presión des-
ciende por debajo de dicho punto, la capa presenta saturaciones de gas y por tanto el IP varía.
La curva representativa de las producciones en función de la presión (IPR) se mantiene lineal
hasta llegar a la saturación, por debajo de ésta deja de ser una recta.
c) La relación gas-líquido, mientras la presión dinámica está por encima de la presión de satura-
ción y el caudal de agua no varía, mantiene las condiciones de elevación en forma uniforme. Pero
a medida que prosigue la explotación una vez que la presión de formación ha descendido por
debajo de la presión de saturación, dicha relación cambia, aunque se mantengan óptimas las
condiciones de operación.
d) La relación agua–petróleo. Lo expresado anteriormente muestra claramente que si varía la
proporción de agua respecto al petróleo, cambia la relación gas-líquido, y aumenta la densidad
del líquido y por consiguiente, la capacidad de elevación hacia la superficie disminuye.
La surgencia vertical es más favorable cuando mayor es la presión en el fondo. Por otra parte,
para una determinada producción es necesaria, en cuanto a la circulación del fluido desde la
formación hacia el pozo, una determinada presión en la entrada del «tubing». Cuanto menor sea
esta última, mayor será la velocidad con que entra el fluido al pozo y por consiguiente el caudal,
pero contrariamente, si dicha presión en la entrada del «tubing» es reducida, la capacidad para
elevar el fluido a la superficie en flujo vertical se reduce. Por consiguiente, en cuanto a los
caudales, ambos flujos son antagónicos en lo que se refiere a como actúa sobre ellos la presión
en la entrada del «tubing».