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o-en-el-destruir-no-hay-termino-medio.html

MEDICINA HIGIENISTA

Asclepio, dios de la medicina, tuvo dos hijas, Panacea, diosa de la curación, e Higía, diosa
del arte de curar a través del arte de vivir.

¿Y ese es su arte?
Eso es lo que practico desde hace 38 años, la medicina higienista, que consiste en aplicar
los factores de salud para que la persona deje de ser paciente y pase a ser actuante de sus
procesos de curación.

¿Por qué eligió ese rumbo?


En cuarto de Medicina me di cuenta de que había estudiado los síntomas de la enfermedad,
el pronóstico y el tratamiento, pero no sabía nada de salud, es decir, de nutrición, ejercicio,
respiración, contacto con la naturaleza, relaciones humanas.

¿Y qué ha descubierto?
Que expresar los sentimientos y los afectos cura. Pero el gran descubrimiento es que
siempre expresamos lo que pensamos y lo que sentimos. Si no lo hacemos a través de la
palabra, lo hacemos a través de los síntomas de la enfermedad.

¿La enfermedad es un grito?


La enfermedad habla de lo que la persona no vive, no expresa, se calla y reprime. Hoy ya
nadie niega que el medio laboral, ambiental, socialy familiar influye en la salud de las
personas.

¿Y cuál es su papel como médico?


Poner en contacto a la persona con sus capacidades de autocuración. La propuesta de la
medicina higienista es cuidarnos para curarnos.

¿Cómo?
Obtenemos la energía vital de los cuatro elementos de la naturaleza: ingiero los alimentos,
bebo, respiro y recibo la luz del sol. Hay que vivir en armonía. La salud se aprende y se
trabaja.

¿Y una de las herramientas es el ayuno?


Todos sabemos que la restricción calórica alarga la vida y que a las células del cáncer les
encanta el azúcar (se empieza a estudiar el efecto del ayuno en ese proceso). Los alimentos,
cuanto menos industrializados y manipulados más contienen la energía de la naturaleza. La
medicina convencional habla de cantidad de calorías pero no de su calidad.
Se da por supuesta.
Yo suelo recomendar comer color y forma, porque la energía que incorporamos es
diferente.

Suena curioso.
No es lo mismo comer una calabaza ex-pansiva, que está llena de agua y es muy vi-tal, que
comer una nuez o una almendra, quees una fuerza más contractiva y mineralizante. El
equilibrio está en comer un poco de cada.La pena es que no comemos por hambre.

¿Qué nos empuja a comer?


Comemos por desamor, por aburrimiento, por frustración, por rabia no expresada, y no por
necesidades nutritivas.

Comemos demasiado.
Sí, y a menudo para tapar angustias, ansiedades y preocupaciones. Cuando comemos en
abundancia, la energía, que está en el pensar, baja al vientre y adormece la conciencia y así
deja de insistir en que no estoy viviendo lo que quiero vivir.

Este mundo no permite que todos nos realicemos.


La intención es lo que marca la dirección, o está en el crear o está en el destruir, no hay
término medio. Me parece más correcto el vive y ayuda a vivir que el vive y deja vivir.

Es un matiz importante.
La enfermedad del cuerpo a menudo nos habla del sufrimiento del alma o de la mente. O
nos conformamos con aliviar la enfermedad o buscamos la curación a través del equilibrio.
Y la curación individual es parte de la curación del sistema social en el que estamos
inmersos, donde erróneamente lo distinto es distante.

Así lo vivimos.
Pero lo distinto es complementario. Aunque no nos entendamos, podemos intentar
comprendernos. Se entiende desde la mente, se comprende desde los sentimientos. La
quietud mental es importante.

¿El ayuno ayuda?


Todas las grandes civilizaciones han utilizado el ayuno para el proceso de curación, y cada
vez será más utilizado. Diez días regeneran el cuerpo, pero pasarnos un día a la semana a
base de fruta y verdura es una sana costumbre.

¿Qué más?
Nuestro médico interior es la capacidad de homeostasis, pero perdemos mucha energíaen
nuestros pensamientos y preocupaciones.Si como saludablemente, si respiro profundamente
y expreso mis emociones, estoy sanándome.

...
Yo diría que el 80% de nuestras enfermedades tienen que ver con emociones reprimidas en
un cuerpo que se acoraza, que se endurece, y en una respiración que baja al mínimo.
Respiramos lo justo para sobrevivir, pero no lo suficiente para vivir.

Ahora es la época de la depresión posvacacional.


Sobre todo cuando se tiene un trabajo que no te gusta, pero se puede compensar con
actividades en las que yo esté conmigo y no esté sin mí. No se trata de cuidarme para que
mi cuerpo esté más sano, sino para que mis pensamientos y sentimientos también lo estén.

¿Todo está relacionado?


Todos somos uno y mis sentimientos y acciones influyen en el todo, por tanto, como decía
Martin Luther King, “aunque mañana se acabe el mundo, yo hoy plantaría un árbol”.

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