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SEBAL | Seminario Bautista de Lima

Examen Semestral

Curso: Griego I
Profesor: Julio Gonzales U.
Fecha: 26 /11/18
Nombre: _________________________________________________________________

Capítulo 2. Democracia etimológica.

2. El pueblo en megalópolis.

El análisis de los significados de “pueblo” implica también un problema de antecedentes


históricos. Cuando se acuñó el término demokratía, el pueblo a que se refería era el demos de
una polis griega, una pequeña comunidad estrechamente unida, que actuaba sobre la marcha
como un cuerpo colectivo decisivo. Ahora, cuando la teoría etimológica de la democracia intenta
explicar tangiblemente “¿quién es el pueblo?” lo que recuerda es el demos griego, poniendo
poca, o ninguna atención en el hecho de que mientras mayor se haga una población, menos
puede el concepto de pueblo designar una comunidad real, y más tiende a denotar una
construcción lógica o una ficción lógica.

Ya no vivimos en una polis y no basta con decir que vivimos en una metrópoli; nuestra sociedad
es una megalópolis. Esto quiere decir que ya no existen los pueblos de la polis, de las comunas
medievales, ni del tercero (y cuarto) estado del Antiguo Régimen. En su significado tangible y
corporal, el concepto es absoluto y, por decir lo menos. Con el colapso de las estructuras
corporativas y del concepto corporativo de la vida, así como con el repudio del principio tomista
de que la existencia del ser debe conformarse a su condición, “el pueblo” ha venido a significar
todos, y este todos se ha convertido en un conglomerado más y más fluctuante y amorfo, cada
vez más una sociedad, y cada vez menos una comunidad. En suma, la sociedad moderna resulta
ser lo opuesto a aquel todo orgánico que los románticos, en su eufória y en sus sueños
medievalistas, habían deificado. Hoy “el pueblo” representa una sociedad sumamente inestable,
atomizada y sin normas. Y esto es algo enteramente distinto de los antecedentes en que se
basaban la antigua democracia y sus imitaciones, las comunas medievales.

Si en la actualidad nos estamos acostumbrando cada vez más a usar el vocablo “las masas”, en
lugar de “el pueblo”, se debe a la profunda transformación producida por la pérdida de la
comunidad que siguió a la caída del orden medieval, y a los radicales cambios provocados por la
rápida evolución habida en los últimos 150 años. El mundo del presente se mueve a tan
vertiginosa velocidad que, a pesar de ser tan breve la duración de una vida, nos es difícil
reconocer en la ancianidad el mundo que conocimos en la niñez. El hombre, además, carece del
tiempo y de los medios para ajustarse a una realidad tan mutable. La dinámica de nuestra
megalópolis no deja campo para una sociedad unida por tejidos conectivos naturales. La
estructura de grupo primario de nuestra sociedad se ha aflojado, ciertamente, y las relaciones
inmediatas de vecindad, empleo y asociación son incapaces de llenar el enorme vacío que
nuestro impetuoso mundo nuevo ha producido. El individuo se siente aislado, extraño y ajeno a
sí mismo. En una palabra, se siente desarraigado. Es por esto que pedimos tan insistentemente la
integración social y que hablamos tanto de la socialización del hombre. Y ésta es la razón de que
la denominación adecuada para nuestra sociedad deba ser sociedad de masa.
Desde el inicio de la transición a la democracia América Latina pocas veces había vivido un
período más convulsionado de su historia como el actual. No se trata de revoluciones o de
grandes acontecimientos sociales, sino mas bien de la suma de hechos significativos que van
conformando un cuadro muy nítido.
Estas convulsiones no se han producido por protestas como fue al inicio de esta década, sino
mas bien por los resultados de las contiendas electorales, las acusaciones de corrupción, los
presidentes presos, las empresas corruptas, las migraciones masivas más altas de la historia.
Todo aquello nos indica que en 2018 hemos presenciado como espectadores el fin de la
tercera ola de democracias.
Se cumple lo expresado por Durkheim, los acontecimientos políticos y fenómenos sociales
pueden haber sucedido mucho tiempo antes que se tome consciencia de ellos. Las encuestas
de opinión ayudan en la identificación temprana de esos fenómenos, pero los líderes sociales
y políticos y las ciencias sociales no siempre logran identificar los indicadores que marcan
los cambios como tales. Muchas veces sucede que se creen identificar la repetición de
fenómenos del pasado, más que la formación de nuevos fenómenos. Hay mucha
información pero eso no significa que ésta sea considerada relevante para tomar cursos
de acción y cambiar el resultado de los acontecimientos.
En efecto, en Europa se habían venido fragmentado los sistemas de partidos políticos,
llevando a la existencia de más partidos y coaliciones menos fuertes y coherentes en términos
programáticos. Al mismo tiempo, a partir de los años 80’s ya era posible observar, a través
de sus programas, cómo los partidos de centro izquierda y derecha se volvían lentamente
menos relevantes. Muchos de ellos se vieron en la necesidad de correrse a la derecha para
competir. En los últimos años, hemos visto las consecuencias de esos fenómenos, como la
fragmentación y el menor liberalismo en Austria, Francia, Hungría, Italia,
3. Teniendo en cuenta el sustantivo de segunda declinación, indica la respuesta correcta.
• τω κόσμη
• τη κόσμου
• τω κόσμω
• τω κόσμε

4. Traduce al español los siguientes verbos del tiempo aoristo.

• έλυσας (desatar) (segunda singular)


• επίστευσα (creer) (primera singular)
• απεκαλύψατε (revelar) (segunda plural)

5. Añade un adjetivo a los siguientes sustantivos


• θεός
• κόσμος
• λόγου
• άντρωπω

6. Escribe el alfabeto griego.

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