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SMNSS

LICENCIATURA EN TEOLOGÍA
MATERIA: ECUMENISMO
CATEDRÁTICO: P. BENARDINO LAZO
ALUMNO: JONATHAN ALBERTO VALLECILLO SABILLON Fecha: 28/11/18

FRATERNIDAD SACERDOTAL Y DIÁLOGO ECUMÉNICO


El diálogo ecuménico lo podemos encontrar en diferentes espacios y lugares
donde se encuentre el cristiano. Uno de los espacios que trataremos de estudiar
es el Presbiterio, como un lugar donde se debe de ejercer con mayor frecuencia el
diálogo ecuménico.

El método que utilizaremos, es el Ver, Juzgar y actuar. Con esto queremos hacer
un análisis desde lo que hemos podido observar y escuchar de los diferentes
presbiterios que existen en nuestra Iglesia.

Ver.
Planteamiento del problema.

Comenzaré con una premisa: “Hoy en día se construye presbíteros, no


presbiterios”. Con esta premisa dejamos entrever que en los presbiterios no
encontramos unida entre todos los presbíteros, sino que encontramos muchas
veces desunión, rivalidad, luchas de poder, quien es el que mejor hace las cosas,
quien es el que tiene el mejor puesto, etc. Muchas veces es culpa de los Obispos,
porque no se dan cuenta de estos problemas que se encuentran en su presbiterio
y que esto acarrea muchos problemas.

Este planteamiento lo dejamos ver para darnos cuenta que en estos ambientes es
donde más debe y tiene que ver diálogo ecuménico. Sabemos que para que exista
un verdadero diálogo tiene que ver mucho la humildad y la sencillez de parte de
quien habla y de parte de quien escucha al otro. No puede existir dialogo si en
nuestro presbiterios hay luchas de poder, división, peleas. En el encuentro del
diálogo ecuménico no hay un “Yo” o un “tú”, sino un “nosotros”. Es en realidad un
encuentro de dos verdades que van en busca de una Verdad Superior.

Por eso el título de este trabajo, porque debe de haber una fraternidad sacerdotal
para que exista un verdadero diálogo ecuménico en nuestros presbiterios, ya que
es allí donde encontramos temas que buscan el bienestar de los fieles y de la
sociedad y buscan siempre la manera de ponerse de acuerdo de diferentes temas
teológicos y sociales. El diálogo ecuménico siempre buscar reunir a los cristianos
para fomentar la oración y sobre todo tocar temas de la vida de las personas, es
decir buscar el bien común y sobre todo que haya paz y unidad entre los
cristianos.

Como no vamos a encontrar diálogo ecuménico en los presbiterios, si ellos son


los primeros llamados a buscar la unidad y sobre todo buscar la unidad de los
cristianos, de su rebaño que le ha sido encomendado. Por lo tanto hay que buscar
las formas necesarias para que en los presbiterios exista una verdadera
fraternidad y siempre en diálogo ecuménico. Para que ellos sean los testigos de la
unidad en medio de este mundo que siempre busca la división.

También hay que ver el papel del Obispo, ya que él es el primero en velar por la
fraternidad de su presbiterio. El Obispo tiene que estar pendiente de que en su
presbiterio no se encuentre los problemas antes mencionados, para que exista
una comunidad unida, porque el presbiterio es también una comunidad que va en
busca de la santidad y la salvación. Sabemos que la salvación no es individual,
sino que es eclesial y por lo tanto el Obispo tiene que luchar para que esa unidad
sea posible.

Encontramos, por tanto presbiterios que dejan mucho que desear, ya que no se
ven los signos de la unidad que buscaba Cristo para su Iglesia, no es posible que
exista en la Iglesia tanta división y nunca se llegue a un acuerdo porque el otro
sacerdote le caiga mal a otro sacerdote o porque el otro es mejor que otro
sacerdote, no todos los sacerdotes son igual y son tan capaces de hacer el mismo
trabajo.

El presbiterio es el único lugar donde el sacerdote se siente familia, se siente entre


hermanos, donde solo otro sacerdote le puede entender sus problemas y sus
crisis, que mejor es que otro sacerdote le ayude a otro sacerdote. Pero si existen
divisiones todo este ambiente, que se supone que debe de darse en el presbiterio,
no se va a sentir o vivir en este lindo espacio.

Por lo tanto, el diálogo ecuménico tiene que ser de vital importancia en los
presbiterios, sabiendo que siempre que se encuentran van en busca de una
verdad que supera sus creencias o sus verdades, sabiendo también que lugar me
corresponde y dando el lugar que le corresponde al otro que es mi hermano en el
ejercicio del ministerio. También teniendo en cuenta que se busca el bien de los
fieles y el bien de la Iglesia.
Juzgar.
Parte teológica

En esta segunda parte partiremos desde la Biblia y algunos teólogos que nos
ayudaran para entender de una mejor forma este tema.

Los dos textos bíblicos por excelencia para buscar la unidad a través del
ecumenismo los encontramos en 1 Tim 2,4 y Jn 17,21.

La primera lectura nos dice: “Dios quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1Tim 2,4). Por lo tanto si esto es lo
que Dios mismo quiere para todos los hombre, cuanto más se debe buscar la
unidad en el presbiterio y por medio de ella llegar a la santidad y a la salvación,
pero no solos, sino en la comunidad presbiteral, en este caso desde la fraternidad
sacerdotal.

Un punto que tenemos que tener en cuenta es que el sacerdote no escoge el


presbiterio donde va a servir, sino que el presbiterio ya se encuentra, él es el que
se inserta en esa comunidad. Por ende no debe de imponer su ideología o su
pensamiento, sino que buscar desde el respeto la unidad de pensamiento,
sabiendo que los demás también pueden pensar diferente y opinar todo lo
contrario.

La segunda lectura que está tomada del evangelio de San Juan nos dice “Para
que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también sean uno en
nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”. (Jn 17,21). Qué bonito
es ver un presbiterio unido, buscando siempre el bien para todos, donde no hay
divisiones o donde todos los sacerdotes se ven como hermanos y no como rivales.
Esto es buscar, en la diferencia, la unidad. Buscando siempre la Verdad que el
mismo Cristo nos vino a enseñar.

Hay que tener en cuenta siempre que no podemos encasillar esto en todos los
presbiterios o llegar a esta verdad como únicamente una ideología que queda allí,
solamente en puro pensamiento, sin llegar a la realidad. “No pretendamos en este
mundo la utopía de la uniformidad total, porque aunque la fe es siempre la misma
en su punto de partida, la respuesta humana es recibida y asumida por
inteligencias muy diversas”. (Vallejo, 1998, pág. 189). La fe proviene siempre de la
experiencia del hombre con Dios y esa fe nunca va a cambiar, lo que cambia es la
repuesta que el hombre va dando día a día, esto es importante tenerlo en cuenta,
ya que muchas veces pretendemos encuadrar a los sacerdotes en un mismo
molde, pero no tenemos en cuenta que cada sacerdote es diferente en su manera
de ser y de expresar sus pensamiento, y esto es lo que hace interesante la unidad
en el presbiterio. Porque a pesar de la diferencia se pretende ser una comunidad
que va en busca de la unidad.

También “por encima de lo particular que nos separa, está la gracia de Cristo y su
Espíritu que os une” (Vallejo, 1998, pág. 189). Esta es una idea que nos ayudará a
comprender como la diferencia, nos puede unir, ya que nos une una solo fe, una
sola creencia y una sola misión.

Hay que tener en cuenta que “la unidad sacerdotal supone y exige de cada uno
muchas renuncias personales, un profundo respeto mutuo, una grande y abierta
reciprocidad” (Simonet, 1966, pág. 138). Bien lo ha dicho este autor, es que el
encuentro con el otro supone muchas renuncias para que con el otro alcancemos
lo que Dios mismo nos ha pedido, que todos sean uno. “Porque la unidad de la
que somos servidores es una unidad de amor” (Simonet, 1966, pág. 138).

Causas de la no fraternidad en el presbiterio.

Mencionaremos solamente algunas de las causas posibles, de tantas que


podemos enumerar, de la no fraternidad en el presbiterio. Tomado de Sánchez:

1. Disminución de la Libertad: muchos de los sacerdotes tienen el temor de


que si vive en comunidad con otro u otros sacerdotes ya no tendrá la
libertad de salir o de hacer lo que a él le parezca lo mejor, ya que tiene que
estar donde el otro le indique, etc.
2. Solo para jóvenes: “el temor a que la vida común no pueda servir para
enfermos o ancianos” (Sánchez, 1966, pág. 66) Es decir, que muchos
sacerdotes piensan que solo entre los sacerdotes jóvenes pueden hacer
comunidad y que los ancianos o enfermos son otro caso aparte, cuantos
sacerdotes se preocupan por los sacerdotes ancianos o enfermos, muy
poco, ya que encontramos a muchos sacerdotes enfermos que ningún
sacerdote va a visitarlo para darle el sacramento de la unción de los
enfermos o cuantos sacerdotes ancianos los cuidan sus familias o alguna
persona noble que se encarga de él hasta el día que muera. Esto es muy
triste ya que los sacerdotes se tienen que cuidar entre sí, porque se supone
que son hermanos e hijos de Dios.
3. Individualismo: “seguramente una de las mayores dificultades con que ha
tropezado y tropezará la vida común” (Sánchez, 1966, pág. 66). Este es un
fenómeno muy común en los presbiterios y es por lo que tienen que trabajar
los Obispo, para desterrar de raíz este problema. Un sacerdote
individualista no puede vivir en comunidad y esto va dañando la comunidad
que se ha construido por medio de Cristo. Esto se debe de trabajar mucho
en la formación de los sacerdotes para que desde el seminario se valla
construyendo el presbiterio.

Estas son algunas de las causas que se ha podido observar en los presbiterios y
por eso no encontramos un buen diálogo entre ellos. Sabiendo que el diálogo
ecuménico va más allá de todas estas causas ya que busca siempre que todos los
cristianos y en especial los sacerdotes encuentre la verdad que es Cristo mismo
en el otro. Realmente teniendo esto presente encontraremos en el presbiterio
sacerdotes unidos y sobre todo en diálogo ecuménico, ya que ninguno de ellos
querrá imponer sus ideas o su verdad por encima del otro.

Actuar.
Parte pastoral

En esta tercera y última parte de este trabajo, trataremos de dar algunas posibles
lineamientos para poder ayudar a los presbiterios, desde el diálogo ecuménico, a
hacer comunidad y a vivir unidos por medio del amor a Dios y en la busca de
alcanzar y realizar su misión desde la unidad.

Como parte pastoral debemos tener en cuenta todas las posibles causas que
llevan a tener un presbiterio desunido y dividido. Porque esto nos ayudará a tratar
estos problemas desde raíz.

Otro punto es llevar a los presbiterios la cultural del perdón y reconciliación, por si
hay algunos sacerdotes que no se hablan y están peleados, ya que esto
aumentará la armonía y la fraternidad entre los sacerdotes.

Llevar a los presbiterios el diálogo ecuménico, porque parece que es un lugar


desconocido para el diálogo ecuménico entre los sacerdotes. Por lo tanto si se
lleva a este espacio crecerá y aumentará el entendimiento entre los sacerdotes.

También es importante que los sacerdotes se conozcan entre ellos, por lo tanto
hay que abrir espacios donde los sacerdotes puedan hacer fraternidad y disfrutar
de la compañía del otro sacerdote.

Bibliografía.

 Biblia de Jerusalén, 2009, 4 edición, editorial: Desclée De Brouwer, S.A.


 Vallejo, C. (1998), Sacerdotes, Sevilla, Sand.
 Simonet, A. (1966), El sacerdote diocesano en la Iglesia, Salamanca,
Sígueme.
 Sánchez, J. (1966), La vida común del clero diocesano, Madrid, ZYX.

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