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aida.vazquez@estudiante.uam.es)
1. Introducción.
La lengua española, al ser del grupo denominado como romance, está compuesto en
su mayor parte por léxico de origen latino. No obstante, el paso del tiempo ha
permitido la introducción de extranjerismos y palabras derivadas de otras lenguas, que
han ido desplazando los términos originarios locales y, en ocasiones, sustituyéndolos.
De esta forma, una parte importante de nuestro idioma está compuesto por léxico
árabe, así como también germano en menor medida, francés, italiano…Pero de igual
manera que con el paso de los siglos nuestra forma de hablar ha evolucionado y
hemos incorporado palabras de origen ajeno, han permanecido otros términos
relativos a los orígenes más remotos de lo que podemos observar hoy en día como
lenguas habladas en la Península Ibérica. En un ínfimo número en comparación con la
abrumadora existencia de léxico latino y de lenguas sucesivas, quedan ciertas palabras,
muchas de ellas casi extintas o reducidas a una zona geográfica muy pequeña, cuyo
origen se remonta a lenguas prerromanas. Nuestro objetivo en el siguiente artículo es
recopilar la mayor cantidad posible de las mismas y tratar algunos aspectos
remarcables.
Por increíble que parezca, nunca se ha dedicado un estudio como conjunto unitario a
las palabras de origen prelatino. Si bien algunas palabras han sido tratadas más en
profundidad, en cambio otras han sido olvidadas o simplemente se desconoce su
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Palabras hispánicas prerromanas Alfonso González y Aida Vázquez
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Palabras hispánicas prerromanas Alfonso González y Aida Vázquez
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Palabras hispánicas prerromanas Alfonso González y Aida Vázquez
En cuanto a los adjetivos, que representan casi el 12% del total, su pervivencia puede
tener motivo de ser en el uso común que tienen y la facilidad de su flexión, al contrario
que los verbos. Los adjetivos, además, muchas veces pueden originarse
expresivamente o ganar esa cualidad mediante la evolución de su significado, con lo
que son bastante utilizados.
Los verbos y los adverbios, empero, son casi inexistentes, como se ha observado. En el
caso de los verbos, quizá debido a la adopción de formas latinas y su conjugación
regular. En el de los adverbios, simplemente a la sustitución de las formas antiguas por
las de reciente importación, que además podían formarse desde palabras conocidas y
con carga léxica (caso de, por ejemplo, hoy, según su original hodie).
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Palabras hispánicas prerromanas Alfonso González y Aida Vázquez
una palabra derivaría de otra anterior propia de otra lengua, pueden observarse
algunos datos curiosos.
Destacan las palabras propias del habla gallego-portuguesa o con origen en la misma.
Su número (más de una veintena), es abultado en relación con el resto. El peso de esta
lengua ha sido muy influyente para la castellana.
Los términos regionales, casi localismos, propios de la zona norte de la Península son
igualmente poco más de veinte. Menos que los de origen gallego-portugués,
constituyen un nutrido grupo a pesar de ello. Su uso es, en la mayoría de casos, muy
restringido geográficamente: León, Asturias, Cantabria, Burgos y zonas de Aragón.
En una proporción menor quedan, por último, los grupos de palabras propias u
originarias del catalán y de familia vasca. Aunque casi en una proporción de la mitad
del número del gallego-portugués, superan la decena y el vasco supera en influencia al
catalán (a su vez muy influenciado por lenguas vecinas como el provenzal, gascón o
languedociano). El número no es despreciable, y el contacto lingüístico entre las
lenguas de la Península ha sido también en este caso muy intenso y constante.
Como puede observarse, el sur de la Península, así como el centro o Levante, carece de
palabras de origen prerromano casi en su totalidad. Esto se debe a la desaparición del
latín con el dominio musulmán y la reintroducción del romance importado del norte.
Algunos términos sí han perdurado aunque de manera indirecta, pasando a formar
parte del mozárabe y luego extendiéndose, pero su número es muy reducido en
comparación con el resto.
A.
ABARCA: “calzado consistente en una suela de cuero atada al pie con cuerdas o correas”;
palabra común a los 3 romanos hispánicos, de origen desconocido, seguramente prerromano.
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Palabras hispánicas prerromanas Alfonso González y Aida Vázquez
AÑICOS: “pedazos pequeños en que se rompe algo, trizas”; origen oscuro, probablemente de
un hispano-céltico *ANN- “paño”, que ha dado, con otros sufijos, el gallego-portugués
ANACO, NACO “pedazo”, y quizás el catalán ANYOC “racimo, mazo”.
ARGAYA: más bien ARGAÑA, “arista del trigo y demás cereales; del mismo origen que el
gallego ARGANA y del mismo radical que el portugués ARQUEIRO “arista, pajita, broza”, de
origen desconocido, probablemente de tipos prerromanos *ARGANNA *ARGARIUM,
emparentado con ÁRGOMA “brezo”, también prerromano.
ARTESA: “cajón rectangular de madera que se va angostando hacia el fondo”, origen incierto,
probablemente prerromano, comparable al vasco ARTESIA “el agujero, la grieta”.
ARTO: “espino, cambrón”, prerromano emparentado con el catalán ARÇ y probablemente con
el vasco ARTE ·encina”.
ATOCHA: “esparto, macrochloa tenacissima”, del mozárabe TÁUCA íd. Procedente al parecer
de una palabra hispánica prerromana *TAUCIA que ha dado varias formas: gallego-portugués
TOUÇA, leonesa y aragonesa TOZA, con el significado de “mata, matorral, arranque del tronco
de una planta”.
AULAGA O ALIAGA: nombres de varias plantas espinosas de los géneros Ulex y Genista del
mismo origen incierto que el hispanoárabe YULÂQA, YALÂQA; catalán ARGELAGA y LAUGUED,
provenzal y auveru. ARGILAC, ARGELÀS, probablemente de origen hispánico prerromano.
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Palabras hispánicas prerromanas Alfonso González y Aida Vázquez
B.
BALSA II: “almadía”, voz prerromana, común al español y al portugués.
BORONA: “mijo, pan de maíz”; palabra común con el portugués y el gallego BROA “pan de
maíz”, portugués y gallego antiguos BOROA, de origen incierto, seguramente prerromano.
BRUSCO II: adjetivo de origen incierto, parece tratarse de un antiguo adjetivo prerromano de
familia indoeuropea.
BUEGA: Aragón “mojón, límite entre 2 territorios”, de una forma prerromana *BUGA variante
dialectal del vasco MUGA “mojón, límite”
C.
CALA I: “ensenada pequeña”; voz común con el catalán, la lengua occitana y el italiano, de
origen seguramente prerromano, de una lengua anterior al celta y el íbero.
Derivado: CALABOZO I.
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CAMA I: “lecho”, voz, peculiar del castellano y el portugués, procedente del hispanoárabe
CAMA “yacija, lecho en el suelo”, de origen incierto, quizá prerromano.
CAPARAZÓN: del mismo origen incierto que CARAPACHO “cáscara de los crustáceos y
tortugas”, quizá prerromano.
CARONA: pellejo esquilado del lomo de una caballería, parte inferior de la albarda o de la
montura, en contacto directo con el pellejo del animal” y la antigua locución adverbial A LA
CARONA “en contacto directo con la carne de una persona o animal”; proceden de una forma
antigua *CARÓN (hoy leonesa y gallegoportuguesa), de origen incierto, quizá prerromana.
CLOTA: “hoya que se hace para plantar algún árbol o arbusto”, del catalán CLOTA “hoya
hondonada”, derivado de CLOT “hoyo”, de origen prerromano.
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CON: “peñasco”, palabra gallega de origen céltico, de un ártabro *KAUNO-, hermano del galo
AKKAUNON.
CUÉRRAGO: Santand, Burg. “arroyo por donde corren las aguas de una balsa, acequia, cauce”;
del hispano-latino CORRUGUS “barranco por donde se echan los detritos de las minas”
E.
ESCOBIO: Asturias, León, Santander “angostura, hoz, garganta o paso estrecho de una
montaña o río” “Vericueto”. Origen incierto, quizá prerromano o de ESCOBA “mata
leguminosa utilizada para fabricar escobas”.
G.
GAFA: derivado del catalán y el occitano GAFAR/AGAFAR “coger”, de origen incierto y
probablemente prerromano de la raíz indoeuropea *GHABH-
GALÁPAGO: mismo origen que el catalán CALÀPET “sapo” y el portugués CÁGADO “galápago”.
Probablemente de un hispánico prerromano *CALAPPACU, quizá emparentado con
CALAPACCEA “calabaza” y CARAPPACEU “capacho, caparazón”.
GARABATO: “gancho retorcido” portugués GARABATO “palo con un gancho en la punta para
coger fruta”. Parecen derivados del asturiano y santanderino GARÁBU, GARÁBA “palito”, de la
misma familia prerromana que CARBA “rama, matorral”.
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GARCÍA: “zorro, raposo”. Andaluz, asturiano, riojano, del antiguo nombre de pila, hoy
apellido. Origen prerromano.
GARLITO: 'Nasa pequeña para pescar en los ríos' origen incierto, probablemente
emparentado con el leonés *carriego 'cesta grande' 'garlito', con cambio de -rr- en -rl-, que no
es raro en voces de origen prerromano o extranjero
GARRAPATA: metátesis de *GAPARRATA, derivado con el sufijo -ata que designa animales
pequeños, de CAPARRA, nombre de la garrapata en vasco, mozárabe y catalán occidental.
Debe de ser una vieja voz prerromana idéntica al vasco GAPARA(RA)/KAPAR(RA) “zarza”.
GUSANO: no parece del latín COSSUS, sino más bien prerromano. GUSARAPA es de la misma
raíz y origen, pero su terminación parece más prerromana.
H.
HUERO: “(huevo) que por no estar fecundado o cualquier otra causa se pierde en la
incubación” Portugués GÔRO > GORAR (portugués y castilla) “incubar, empollar”, del verbo
*GORARE hispánico id, de origen celta. Hoy en galés GORI “incubar”, irlandés GOR(IN)
“incubación”, bretón GOR “calor”
I.
IBÓN: Aragonés “laguna de alta montaña” en gascón IOÛ, UOUN del prerromano *IBONE de
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IGÜEDO: “cabrón, chivo”, probablemente del mismo origen incierto que el portugués BORDE
“cabrón”, quizá de base prerromana *ECOTO emparentada con el vasco AKETO id.
L.
LEGAÑA: común al catalán y occitano. Origen incierto, 1ª forma: LAGAÑA. Quizá del mismo
proto-hispánico que el vasco LAKAIÑA “gajo”
LERDO: origen incierto, quizá derivado de LURIDUS o de origen prerromano afín al vasco
LERDE, LETZO, “baba”.
LIRIA: “Liga, materia viscosa del muérdago para cazar pájaros”. Dialectal. Origen incierto.
Antigua LIDIA y en portugués del Minho LÍRIA significa “heces del vino” quizá venga del céltico
*LETIGA, metátesis de *LEGITA “fango, heces”.
M.
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MOGOTE: “montículo cónico aislado, cada una de los dos cuernos de los gamos y venados
mientras tienen menos de un palmo”; probablemente pertenece a una lengua prerromana de
España, quizá de un vasco *MOKOTI “puntiagudo”, voz desaparecida actualmente, pero
derivada de MOKO “punta, pico”
MORCELLA: voz dialectal leonesa, de origen incierto, quizá prerromano y emparentado con el
vasco MUSLON, -KIL, “moco, troncho, cosa insignificante”
MORCILLA: palabra típica del castellano y el portugués (MORCELA), de origen incierto. Hay
parentesco con el castellano MORCÓN, que designa un embutido semejante, de la misma raíz,
seguramente prerromana y quizá emparentada con el vasco MUKURRA “objeto abultado y
disforme” y con el céltico MUKORNO- “muñón”
N.
NAVA: palabra arraigada en todo el territorio español de lengua castellana y vasca, de origen
prerromano, pero como reaparece en ciertas hablas romances de los Alpes orientales y existe
en la toponimia de otras zonas de la Romania, es probable que pertenezca a un sustrato
lingüístico más amplio que el vasco.
P.
PALANGANA: “jofaina”, voz común a los 3 romances hispánicos, de origen incierto; como los
utensilios designados con este nombre no tienen relación con palancas y por lo tanto no hay
forma de derivar de este vocablo, quizá de un hispano-latino *PALAGANA “nombre de las
artesillas o bateas empleadas por los buscadores de oro”, derivado del ibérico PALAGA
“pepita de oro”; etimología dudosa por la fecha en la que aparecen.
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Palabras hispánicas prerromanas Alfonso González y Aida Vázquez
POTRO: palabra de origen incierto, del latín vulgar *PULLITRU, pero no está claro si deriva del
latín PULLUS. El castellano POTRO viene de *PUTRO o *PUT-TRO, seguramente prerromano y
que el tipo *PULLITRU mezcla PULLUS con PUTRO.
5. Conclusión.
A pesar de tratarse de una obra incompleta, con el trabajo realizado hasta el momento
es más que suficiente para despejar algunos puntos clave en lo referente a las palabras
prerromanas de origen hispánico.
En primer lugar, es muy importante ganar consciencia del gran número (aunque sea
relativamente reducido, es superior al que cabría esperar) de palabras que forman
parte de nuestro idioma y que tienen un origen tan lejano que es prácticamente
imposible rastrear, algunas de ellas parte de nuestra lengua común, sin ser únicamente
términos extraños como cabría esperar.
En segundo lugar, tomar consideración del carácter de estos vocablos, algunos de los
cuales tienen un radio de existencia tan reducido geográficamente y refieren términos
tan extraños que están casi desaparecidos o en proceso de desaparición; más aún
cuando la mayoría de todos ellos designa realidades rurales en un mundo que cada vez
lo es menos.
Por último, tras conocer parcialmente algunos de los aspectos más remarcables, llegar
a la conclusión de que lo conocido no es más que la punta del iceberg, que éste es un
tema muy poco tratado y merecedor de un estudio, con grandes posibilidades de
investigación y, probablemente, un gran abanico de teorías y lenguas aún por
descubrir. El material disponible es nuestra propia lengua, y el trabajo es su
conocimiento y su estudio, así como su salvaguarda. Las palabras hispánicas
prerromanas, en la práctica casi desconocidas como colectivo, son un importante
patrimonio que debe protegerse y conocerse con el fin de ser divulgado para frenar
siglos e incluso milenios de olvido y pérdida irreparable.
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