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1. Definición.
El término crítico proviene del griego Kritike, que significa el “arte del juicio”. Es decir,
la aplicación o uso de nuestro propio juicio en la toma de acción de aceptación o
rechazo de la información.
El pensamiento crítico es una actitud intelectual que se propone analizar o evaluar la
estructura y consistencia de los razonamientos, particularmente las opiniones o
afirmaciones que la gente acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana.
Tal evaluación puede basarse en la observación, en la experiencia, en el
razonamiento o en el método científico. El pensamiento crítico se basa en valores
intelectuales que tratan de ir más allá de las impresiones y opiniones particulares, por
lo que requiere claridad, exactitud, precisión, evidencia y equidad. Tiene por tanto una
vertiente analítica y otra evaluativa. Aunque emplea la lógica, intenta superar el
aspecto formal de esta para poder entender y evaluar los argumentos en su contexto
y dotar de herramientas intelectuales para distinguir lo razonable de lo no razonable,
lo verdadero de lo falso.
“El pensamiento crítico es el pensar claro y racional que favorece el desarrollo del
pensamiento reflexivo e independiente que permite a toda persona realizar juicios
confiables sobre la credibilidad de una afirmación o la conveniencia de una
determinada acción. Es un proceso mental disciplinado que hace uso de estrategias
y formas de razonamiento que usa la persona para evaluar argumentos o
proposiciones, tomar decisiones y aprender nuevos conceptos”. (Campos, 2007, p.19)
El pensamiento crítico es ese modo de pensar, sobre cualquier tema, contenido o
problema, en el cual el pensante mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse
de las estructuras inherentes del acto de pensar y al someterlas a estándares
intelectuales (Paul y Elder, 2003, p.04)
Richard Paul (2003) manifiesta que el pensamiento crítico consiste en:
a. El proceso intelectualmente disciplinado de conceptualizar, aplicar, analizar,
sintetizar y/o evaluar información recopilada o generada por observación, experiencia,
reflexión, razonamiento o comunicación, de manera activa y hábil, como una guía
hacia la creencia y la acción.
b. El arte del escepticismo constructivo, es decir la desconfianza o duda de la verdad
que nos presentan como tal. (El escéptico es aquel que no cree a ciegas en
determinadas cosas y, por tanto, tiene que seguir indagando, encontrando otros
caminos, investigando, verificando, etc.)
c. El arte de identificar y quitar prejuicios, así como la unilateralidad del pensamiento.
d. El arte del aprendizaje autodirigido, a profundidad realizando racionalmente.
e. El pensar que la racionalidad debe certificar lo que uno sabe y aclarar lo que uno
ignora.
Paúl provee de una definición que conduce al análisis de tres dimensiones cruciales:
Las perfecciones del pensamiento,
Los elementos del pensamiento y
Los dominios.
Así, el pensamiento crítico es un pensamiento disciplinado, autodirigido, que
ejemplifica las perfecciones del pensamiento apropiado a un modo particular (en una
disciplina por ejemplo) o un dominio del mismo.
E) Coraje intelectual.
Es la destreza para afrontar con entereza y decisión las situaciones difíciles y
exponer con altura nuestros planteamientos. Es mantenerse firme ante las críticas de
los demás por más antojadizas que estas sean. Es no doblegarse ante la injuria ni
caer en la tentación de reaccionar en forma negativa. Es decir las cosas “por su
nombre», con objetividad y altura, sin amedrentarse por los prejuicios.
G) Autorregulación.
Es la capacidad para controlar nuestra forma de pensar y actuar; es tomar conciencia
de nuestras fortalezas y limitaciones, es reconocer la debilidad de nuestros
planteamientos para mejorarlos. Es reflexionar sobre nuestras acciones y tornar en
positivo lo negativo. Es volver sobre lo andado para retomar el camino correcto.
2.1.6- Modalidades del pensamiento crítico.
La filósofa y pedagoga canadiense Marie France Daniel (2002) propone una estructura
conceptual de cuatro modalidades que puede asumir el pensamiento crítico: lógico,
creativo, responsable, metacognitivo (Hawes, 2003).
Si bien se refiere fundamentalmente a niños entre 10 y 12 años, su planteamiento es
perfectamente expandible a sujetos mayores (Hawes, 2003).
A) Pensamiento lógico.
El pensamiento lógico no sólo hace referencia a la lógica tradicional sino más bien a
la lógica informal que está implícita en la coherencia en el lenguaje y la acción. El
producto del pensamiento lógico es la conceptualización, que es donde se da la
principal complejidad, es decir, la capacidad de pasar de lo concreto a lo abstracto.
B) Pensamiento creativo.
El pensamiento creativo se expresa en una búsqueda que, partiendo de la convergencia,
finalmente llega a la divergencia. El pensamiento creativo se expresa en la transformación.
C) Pensamiento responsable.
El pensamiento responsable que encuentra su aplicación en la relación entre las
conductas y las reglas morales (categorización de los actos particulares) y los principios
éticos (reflexión sobre los fundamentos de las categorías), en una perspectiva de
mejoramiento de la experiencia personal y social. La categorización es el producto del
pensamiento responsable.
D) Pensamiento metacognitivo.
El pensamiento metacognitivo implica pensar a propósito del propio pensamiento,
creencias, perspectivas, ejerciendo un cierto control sobre ellas, en lugar de simplemente
padecerlas. “La complejificación del pensamiento metacognitivo se manifiesta en el paso
del control sobre sí mismo a la corrección y al reconocimiento del enriquecimiento por la
comunidad de investigación”
2.1.7- El pensamiento crítico en la taxonomía de Bloom.
Algunos autores consideran que el Dominio Cognitivo de la Taxonomía de Bloom puede
usarse para establecer acciones didácticas orientadas a favorecer el pensamiento crítico.
Los niveles de la taxonomía de Bloom son los siguientes: conocimiento, comprensión,
aplicación, análisis, síntesis y evaluación.
El pensamiento crítico está asociado con los dos últimos niveles del dominio cognitivo de
esta taxonomía: síntesis y evaluación. Sin embargo, se considera que son diferentes por
cuanto la evaluación (que podría ser equivalente al pensamiento crítico) se centra en hacer
una valoración o juicio basado en un análisis del enunciado de una proposición. En
cambio, la síntesis (que podría ser equivalente al pensamiento creativo) requiere de un
individuo mirar las partes y relaciones (análisis) y luego poner eso junto en una forma
nueva y original (Campos, 2007, p 50, 51).
La relación entre crítico/evaluativo y creativo/sintético parece ser correcta, Huitt (1992),
clasifica las técnicas de toma de decisiones haciendo uso de la dicotomía crítico/creativo.
Las técnicas asociadas al pensamiento crítico tienden a ser más lineales y seriales, más
estructurales, más racionales y analíticas y más orientadas a metas. Mientras que las
técnicas asociadas al pensamiento creativo tienden a ser más holísticas y paralelas, más
emocionales e intuitivas, más visuales y más táctiles/kinestésicas. Otros usan como
referente de esta dicotomía al pensamiento realizado por el hemisferio izquierdo del
cerebro (analítico, serial, lógico, objetivo) y al pensamiento realizado por el hemisferio
derecho (global, paralelo/ emocional, emotivo). Un pensamiento "bueno" es aquel que
requiere el uso de técnicas asociadas con la razón y la lógica, así como con la creatividad
y divergencia, porque será más exitoso en la solución de problemas (Campos, 2007, p 50,
51).
El mismo autor ante citado, presenta un conjunto de verbos asociados a la taxonomía de
Bloom, extraídos de un reporte de la Universidad de Toledo, y que pueden ser usados
para su identificación o el trabajo didáctico:
Confirma, niega evidencia.
Afirma, concluye, deriva, examina.
Alega, detecta, explica,
Analiza, determina, explora.
Considera, estima.
Aprecia, construye, contempla.
Contradice, contraviene, hipotetiza.
Asume, implica.
Corrobora, cree, decide.
Calcula, declara, duda, interpreta.
Deduce, intuye.
Define, investiga.
2.1.8- Estándares.
Hawes, Gustavo. (2003), señala que los estándares que permiten medir el pensamiento
crítico, son los siguintes:
A) Claridad.
La claridad es clave para todo razonamiento. Claridad implica definiciones bien hechas,
con límites de clase definidos, expresada en términos no ambiguos, y con una significación
no ambigua de la propia definición.
Preguntas para evaluar o mejorar claridad: ¿Puede desarrollar más este punto? ¿Puede
expresarlo en otras palabras? ¿Podría dar un ejemplo apropiado de lo que quiere decir?
B) Exactitud.
Este estándar tiene que ver con la calidad de la información utilizada.
Básicamente, se relaciona con los referentes empíricos que se tienen para afirmar algo.
La exactitud colabora a mejorar la claridad conceptual.
Preguntas asociadas: ¿Cuál es la evidencia disponible? ¿Es realmente verdadero lo que
se afirma? ¿Cómo comprobar la verdad de un enunciado?
C) Precisión.
La precisión es una característica del juicio o enunciado que establece los detalles
necesarios para mejorar su comprensión. No siempre la precisión es deseable o
necesaria. Pero cuando es necesaria, entonces debe lograrse o bien aportarse los
recursos metodológicos para encontrar los datos precisos.
Entre las preguntas relativas a precisión se tienen ¿Es posible tener más detalles? ¿Bajo
qué circunstancias específicas se produce ese fenómeno? ¿Podría ser más específico?
D) Relevancia.
El criterio de la relevancia se aplica tanto a un argumento como a una comunicación.
Tratándose de un argumento, la relevancia tiene que ver con el grado en que el argumento
colabora a lograr la propuesta general.
Similarmente con relación a una comunicación: cuánto contribuye la comunicación a hacer
más clara, razonable, fluida, convincente, una situación que se discute en un momento
dado (aunque sea un trabajo dado por un profesor).
E) Amplitud.
La amplitud de la mirada desde una perspectiva crítica requiere examinar a lo menos dos
posiciones o perspectivas en el desarrollo de un argumento.
Este criterio introduce el componente de divergencia y, eventualmente, colaborará a hacer
más firme (o a debilitar) la posición sostenida inicialmente.
Preguntas asociadas: ¿Existe alguna perspectiva diferente sobre el tema?
¿Es necesario evaluar una aproximación alternativa? ¿Cómo se modificará nuestro/mi
posición desde la visión alterna? ¿Cuánto estoy dispuesto a arriesgar en la comparación
evaluativa de dos o más enfoques sobre un mismo tópico?
F) Lógica.
El criterio lógico significa aquí propiamente los aspectos formales del razonamiento y el
grado en que la propia argumentación se ajusta a los mismos.
Preguntas: ¿Son compatibles los conceptos o definiciones que utilizo; no son
contradictorios o contrarios? ¿La conclusión planteada se sigue lógicamente de las
premisas ofrecidas? ¿Cuáles son las consecuencias lógicas que se derivan de los
planteamientos iniciales? ¿La conclusión es consistente con la propuesta inicial, con el
objetivo o propósito?
2.1.9- Habilidades intelectuales esenciales.
Paul Richard y Elder Linda consideran el desarrollo del pensamiento crítico exige del
individuo, la práctica de las siguientes habilidades intelectuales:
A) Humildad intelectual.
Estar consciente de los límites de su conocimiento, incluyendo especial susceptibilidad
ante circunstancias en las cuales el egocentrismo propio puede resultar engañoso;
sensibilidad hacia el prejuicio, las tendencias y las limitaciones de su punto de vista. La
humildad intelectual radica en reconocer que uno no debe pretender que sabe más de lo
que realmente sabe. No significa sumisión ni debilidad. Es la carencia de pretensiones,
jactancia o engreimiento y el reconocimiento de los fundamentos lógicos o de la falta de
ellos en las creencias propias.
B) Entereza intelectual.
Estar consciente de la necesidad de enfrentar y atender con justicia, ideas, creencias o
visiones hacia las que no nos sentimos atraídos y a las que no hemos prestado atención.
Este valor intelectual reconoce que hay ideas que aunque las consideramos peligrosas o
absurdas pueden estar justificadas racionalmente (en todo o en parte) y que hay
conclusiones y creencias que nos han sido inculcadas que pueden ser falsas o
equivocadas. Para poder determinar cuáles lo son, no podemos aceptar pasivamente lo
que hemos aprendido. Aquí entra en juego la valentía intelectual ya que, sin lugar a dudas,
nos daremos cuenta que hay ideas que creímos peligrosas y absurdas que son ciertas y
que hay falsedad o distorsión en algunas ideas muy afianzadas en nuestro grupo social.
Necesitamos la entereza para ser verticales ante estas situaciones. Hay que reconocer
que puede haber serias consecuencias para aquel que no se conforma.
C) Empatía intelectual.
Estar consciente que uno necesita ponerse en el lugar del otro para entenderlo. Esta
característica se relaciona con la habilidad de construir con precisión los puntos de vista
y el razonamiento de los demás y el poder razonar a partir de premisas, supuestos e ideas
que no son los nuestros.
También se relaciona con el deseo consciente de recordar las veces en las que estuvimos
errados aun cuando creíamos estar en lo correcto y con la capacidad de imaginarnos el
volver a estar equivocados.
D) Autonomía intelectual.
Dominar de forma racional los valores y las creencias que uno tiene y las inferencias que
uno hace. Dentro del concepto del pensamiento crítico, lo ideal es que uno aprenda a
pensar por sí mismo, a dominar su proceso mental de razonamiento. Implica un
compromiso de analizar y evaluar las creencias tomando como punto de partida la razón
y la evidencia; significa cuestionar cuando la razón dice que hay que cuestionar, creer
cuando la razón dice que hay que creer y conformarse cuando así lo dicte la razón.
E) Integridad intelectual.
Reconocer la necesidad de ser honesto en su pensar; ser consistente en los estándares
intelectuales que aplica; someterse al mismo rigor de evidencia y prueba que exige de los
demás; practicar lo que se predica con otros y admitir con humildad las inconsistencias de
pensamiento y acción en las que uno incurre.
F) Perseverancia intelectual.
Estar consciente que es necesario usar la perspicacia intelectual y la verdad aun cuando
se enfrente a dificultades, obstáculos y frustraciones. Adhesión a los principios racionales
a pesar de la oposición irracional de otros y una necesidad de enfrentarse por más tiempo
con la confusión y con los asuntos irresolutos para lograr un entendimiento o una
comprensión más profunda.
G) Confianza en la razón.
Confiar que los intereses propios y de la humanidad estarán mejor atendidos si damos
rienda suelta a la razón; si fomentamos que la gente llegue a sus conclusiones al
desarrollar sus facultades para razonar. Tener fe que la gente puede aprender a pensar
por sí mismos, a construir visiones racionales, a llegar a conclusiones razonables, a
pensar de forma coherente y lógica, a persuadirse por medio de argumentos lógicos y a
ser seres razonables si se les anima y provoca a ello y a pesar de la sociedad y de los
obstáculos inherentes al carácter y a la condición humana.
H) Imparcialidad.
Estar consciente de que hay que tratar todos los puntos de vista de la misma forma a
pesar de los sentimientos o intereses personales que uno, sus amigos, su comunidad o
su nación tenga. Implica adhesión a los estándares intelectuales sin importar las ventajas
que uno mismo o su grupo pueda obtener.