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La terapia implosiva
Historia
Influida por las contribuciones de Freud y Pavlov, la moderna teoría del aprendizaje se
desarrolló y floreció, estableciendo importantes principios y leyes de la conducta. A pesar de
esto la capacidad que tenía el enfoque conductual para contribuir con el área de la
psicopatología era en gran parte una reinterpretación, de una manera específica, de las
contribuciones de Freud y los neofreudianos. (Dollard y Miller, 1950). En esos momentos
las técnicas conductuales específicas para el tratamiento, no eran significativas en
comparación a la amplia teoría y practica que ofrecía Freud; este cambio se logró hasta el
desarrollo del movimiento de la terapia de conducta que se dio a finales de los años cincuenta
y finales de los sesenta. (Sarason & Sarason, 2006)
Thomas G. Stampfl, integró hábilmente uno de los nuevos enfoques, que se relaciona con los
principios conductuales y psicoanalíticos en una teoría comprehensiva de la conducta
neurótica y psicótica, lo que proporcionaba un enfoque directo, totalmente nuevo, de
tratamiento llamado Terapia Implosiva (TI). (Sarason & Sarason, 2006)
Definición y descripción
Gupta, R & Coxhead, P. (1993), mencionan que en contraste con los procedimientos que
implican diversos tipos de exposición graduada a las circunstancias amenazadoras, la
implosión supone una confrontación inmediata y máxima sin una preparación previa a la
situación temida.
Se ha revelado que al aumentar la intensidad la respuesta aumenta hasta que alcanza una
sintonía, es decir, que llega un punto en que la intensidad de la respuesta, permanece en el
tope por más que se intensifique el estímulo. Pero bajo ciertas circunstancias después de que
la respuesta ha adquirido su máxima intensidad, paradójicamente su evocación se hace cada
vez más débil a medida que se va aumentando la intensidad de la estimulación. (Kort, 2003)
La adquisición de la psicopatología
La psicopatología es un resultado de experiencias específicas pasadas de castigo y dolor, lo
que produce fuertes reacciones emocionales a estímulos no punitivos. La adquisición de
“señales de peligro” en el ser humano pueden ser el resultado de acontecimientos aversivos
en el primer período de socialización del niño, implicando un duro castigo físico, privación
de comida y de contacto físico o la exposición a abusos sexuales. Los acontecimientos
aversivos actuales (problemas maritales, pérdida del trabajo, cuestiones familiares, mala
salud, etc.) pueden contribuir también a la activación emocional (Stampfl y Levis, 1967), la
conducta desadaptativa que es probable que se etiquete como sintomática, proviene del
intento del organismo para reducir o eliminar el impacto del recuerdo de acontecimientos
aversivos previamente condicionados. Dicha conducta está motivada por un fuerte impulso
secundario. Los impulsos secundarios se diferencian de los impulsos primarios o innatos
como el hambre, la sed y el sexo, en que su capacidad para servir de elementos motivadores
del aprendizaje. (Sarason & Sarason, 2006)
Según Dollard y Miller (1959, p.190, citado por Sarason & Sarason, 2006), el miedo es
importante para la formación de síntomas porque puede adherirse a nuevos estímulos por
medio del aprendizaje y porque es la fuente de motivación que produce la respuesta
inhibidora en la mayoría de los conflictos.
Los síntomas y las maniobras cognitivas defensivas (p. ej., negación, represión, disociación,
racionalización, proyección, etc.) que se reflejan en la psicopatología de los seres humanos
se consideran como equivalentes a la conducta de evitación. Se piensa que al menos dos
clases de respuestas son inherentes al desarrollo de la psicopatología. (Sarason & Sarason,
2006)
Recogida de información
Parte integral de cualquier estrategia de tratamiento conductual se necesita una cuidadosa y
sistemática entrevista en profundidad, para obtener información suficiente para la
clasificación de los estímulos de evitación relevante. Durante esta fase de la entrevista, el
terapeuta intenta averiguar la gravedad del problema, la duración y las razones por las que el
paciente busco la terapia en esta ocasión. Es esencial obtener una historia médica completa
del paciente, especialmente en aquellos casos en los que un trastorno físico podría explicar
el cuadro de síntomas, se tiene que tomar en cuenta cualquier medicación que esté tomando
el paciente, así como de cualquier condición médica o psiquiátrica que aparezca en la historia
de la familia del paciente, áreas adicionales que debería de evaluar el terapeuta incluyen el
estado de ánimo actual. (Sarason & Sarason, 2006)
Plan de tratamiento
Antes de comenzar el tratamiento formal, el terapeuta debería integrar las hipótesis que se
han desarrollado a lo largo del curso de las sesiones iníciales de evaluación. Después de la
terminación de ese proceso organizativo el terapeuta debería ser capaz de contestar las
siguientes preguntas ¿Cuál(es) es/son el/ los problemas(s) presente(s) (tanto los que ha
identificado el paciente como los que ha descubierto el terapeuta durante el curso de las
primeras sesiones de evaluación)? ¿He descartado todas las condiciones médicas que podría
explicar este cuadro de síntomas? ¿Qué impacto tienen los síntomas en el funcionamiento
actual? ¿En qué situaciones ocurren normalmente los síntomas? ¿Cuáles son las fuerzas
instigadoras que provocan estos síntomas y cuál es la responsable de su mantenimiento, a
pesar del malestar subjetivo que experimenta el paciente? ¿Cuáles son las raíces históricas
detrás del desarrollo complejo de los síntomas? Una vez que el terapeuta ha contestado estas
preguntas a su satisfacción, pueden llevarse a cabo pueden llevarse entrevistas más extensas
conforme progresa la terapia, con el fin de obtener información adicional y/o se pueden
desarrollar escenas de prueba para proporcionar una comprobación inicial de estas hipótesis.
(Sarason & Sarason, 2006)
Conceptos principales
Referencias