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Roman Jakobson: Los seis componentes de la comunicación y las

funciones del lenguaje (Selección y adaptación para la cátedra Arnoux de


Semiología)

Sandra Sánchez

Indudablemente, los modelos sobre comunicación han sido entendidos muchas


veces como simples procesos de transmisión-recepción de información. Uno de los
modelos que con frecuencia se ha presentado como modelo de la comunicación
humana es el de Shannon y Weaver (1949), que ha tenido además una notable
influencia en los modelos posteriores, aunque este modelo, en su origen, no
pretendía describir la comunicación humana. De hecho se trató de formular un
modelo de la transmisión de información mediante señales, a partir de la
formalización matemática de los supuestos teóricos de la termodinámica. Este
modelo sirvió para medir la cantidad de "mensajes", constituidos y diferenciados por
la secuencialidad de modulaciones energéticas -señales- físicamente posibles. La
finalidad era calcular la cantidad de señales que se transportan por un determinado
canal, de modo que puedan ser transmitidos la mayor cantidad de mensajes
posibles con la menor ambigüedad. Dicho de otro modo, las variables que calculan
los teóricos de la información sirvieron para medir y verificar las condiciones
óptimas para la transmisión de mensajes. Veamos el modelo:

Puente de información Emisor Receptor Destino

        
Mensaje Señal emitida  Señal recogida Mensaje


Aviso

No puede negarse pues la influencia de la teoría de la información de Shannon


y Weaver (1948), como modelo para la descripción de la comunicación humana;
particularmente, a partir de la adaptación hecha por Jakobson que pone en
correspondencia los elementos implícitos en todo acto comunicativo con algunas

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funciones del lenguaje, la mayor parte de ellas a su vez funciones comunicativas.
Así, en esta adaptación los elementos que considera son emisor o destinador,
receptor o destinatario, canal o contacto (entre los dos primeros elementos), código
(o sistema de símbolos que por convención va destinado a representar o transmitir
información entre la fuente y el destino), mensaje (contenido informativo) y
referente o contexto (objetivo sobre el que se centra el mensaje).

contexto
destinador--------mensaje--------destinatario
contacto
código

Este enfoque funcionalista fue propuesto por Roman Jakobson en su


comunicación de 1959 "Lingüística y poética", publicada en 1960 en el libro editado
por Thomas Sebeock, Style in language, y ha sido utilizado exhaustivamente para
"enseñar" cómo nos comunicamos.
No obstante, el aislamiento contextual al que fue sometido dicho esquema en
la escuela provocó una automatización del proceso que pretende explicar. Por eso,
es necesario, en principio, situar este esquema comunicativo, marcar sus límites y
sus objetivos; luego, ubicar alguna de las propuestas que intentaron reformularlo
para, finalmente, hacer una crítica que permita redefinir la comunicación en
términos funcionales.

Las funciones del lenguaje de Jakobson

Como vimos más arriba, el esquema de comunicación que suele atribuírsele a


Jakobson no le pertenece. Lo toma, básicamente, del propuesto por Shannon y
Weaver en 1949 en A Mathematical Theory of Communication en el que se da
cuenta, centralmente, de los elementos involucrados en todo tipo de comunicación,
aunque está pensado fundamentalmente para las comunicaciones mecánicas. Sobre
este esquema y las funciones del lenguaje propuestas por Bühler- expresiva,
apelativa y representativa- (1950) trabaja Jakobson para producir su reelaboración
en términos de una ampliación del esquema funcional original. Si bien, es un
estructuralista funcionalista, el concepto de función pertenece a la escuela en la que
se inscribe, la de Praga.

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Pero además Jakobson limita los alcances de su propia propuesta en dos
direcciones. La primera, al acordar que toda lengua es, ante todo, una visión del
mundo, una manera particular de organizar la experiencia. La segunda, al restringir
su propuesta a la descripción de la función poética, que es lo que realmente le
interesa explicar. El esquema entonces le sirve como marco para destacar esta
función como la dominante dentro del arte verbal. (Jakobson 1960 (1984:358)).
El eje de la cuestión parece, por lo tanto, centrarse en el intento de poder
asignar autonomía a la literatura. El predominio de la función poética actúa como
argumento para ello, ya que encuentra que "la función poética proyecta el principio
de la equivalencia del eje de selección al eje de combinación" (Jakobson 1960
(1984:360). Agrega a esto que el objeto de la poética es, ante todo, responder a la
pregunta: ¿qué es lo que convierte un mensaje verbal en una obra de arte? Como
este objeto concierne a la diferencia específica que separa el arte del lenguaje, de
las otras artes y de las otras clases de conductas verbales, la poética tiene derecho
al primer lugar entre los estudios literarios.
Jakobson, en consecuencia, no pretende, en ningún momento, postular una
teoría de la comunicación sino que, por el contrario, utiliza los materiales que tiene
a mano para cumplir con su propósito: dar cuenta de la posibilidad de autonomía
de la literatura.
Su propuesta tiene, entonces, claros contornos que el propio título de su
artículo deja claramente establecido: la relación entre lingüística "y" poética. El
conector marca las posibilidades de esa relación que él destaca y analiza
detalladamente. El resto es, simplemente, la condición de posibilidad para
establecer la relación anteriormente mencionada.
Al esquema que desarrollamos más arriba Jakobson le superpone seis
funciones: la referencial o denotativa que orienta el mensaje preferentemente al
contexto; la expresiva o emotiva, centrada en el emisor que apunta hacia una
expresión directa de la actitud del sujeto con referencia a lo que se está hablando;
la conativa o apelativa, que orienta el mensaje hacia el receptor; la fática, ya
señalada por Malinowski en 1946, que establece, prolonga y mantiene abierto el
canal comunicativo; la poética, centrada en la organización de la forma del lenguaje
con fines lúdicos, expresivos o artísticos; y, la metalingüística, que implica el
conocimiento y capacidad de análisis del propio código utilizado. Veamos ahora el
esquema:

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Contexto
(DENOTATIVA O REFERENCIAL)
|
Emisor (EXPRESIVA) ______ Mensaje ______ Receptor (CONATIVA)
(POÉTICA)
|
Canal (FÁTICA)
|
Código (METALINGÜÍSTICA)

a) Función Emotiva: (o expresiva) apunta hacia la expresión directa de la


actitud del emisor. Predomina la subjetividad, la expresión de las emociones del
emisor. Abundan las interjecciones, los pronombres y verbos en 1ª persona.
Ejemplo: ¡Me duele la cabeza! ¿Pueden parar de hacer tanto ruido?
b) Función Referencial: (informativa, denotativa, o cognitiva) está orientada
hacia el contexto que ambienta y rodea la comunicación. Tiene que ver con todo el
tema que provoca la comunicación y no sólo con el mensaje. El discurso es objetivo
y verosímil, la terminología utilizada es denotativa, abundan los tecnicismos.
Ejemplos: Nublado hacia la tarde o noche con leve ascenso de la temperatura.
c) Función Poética: pone el acento sobre el mensaje mismo, sea de cualquier
género (publicitario, periodístico, literario, político, etc.). Se busca producir un
hecho estético. Para esto se utilizan figuras retóricas (metáforas, comparaciones,
hipérboles, litotes, etc.). El factor de la comunicación es el Mensaje. Ejemplos:
slogans: (I like Ike, “Ojalá sea La Hoja”, etc.), poemas y canciones:
Las gotas caen en el charco de mi alma
hasta los huesos calados y helados
y humillando este tormento
todavía para el viento
empujándome...

d) Función Fática: sirve esencialmente para verificar si el circuito funciona; es


decir, establece, prolonga, inicia, e interrumpe la comunicación. Chequea si se
retiene la atención del interlocutor. El factor de la comunicación es el canal.
Ejemplos: fórmulas de saludo, llamados de atención, etc.: Hola, hola, ¿me escuchás
bien ahora?
e) Función Metalingüística: apunta a verificar si el emisor y el receptor utilizan
el mismo código, de allí que se hable de Metalenguaje: “En la lógica moderna se
habla de lenguaje objeto, que habla de los objetos, y de metalenguaje, que habla

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del lenguaje” (Jakobson 1960:214). La importancia de esta función radica en que
ayuda a que se expliquen términos cuyo significado se desconoce. El factor de la
comunicación es el código. Ejemplo: una entrada de diccionario, la explicación
acerca del significado de un término que aparece en un texto dado, etc. Mamá,
¿qué es un senador? Un senador es un miembro de la Cámara Alta y se encarga
de...
f) Función Conativa: (o apelativa) está orientada específicamente al
destinatario (receptor). Su expresión gramatical más pura es el vocativo y el
imperativo. El género que representa esta función es el publicitario (publicidad,
propaganda o propaganda política). Ejemplo: Por  usá preservativo.

Ahora bien, así como la función poética no debe estudiarse solo en el lenguaje
poético, el estudio del lenguaje poético tampoco debe ceñirse solo a la función
poética. Es que Jakobson sostiene la idea de dominancia y no de exclusividad. De
esta forma los mensajes lingüísticos pueden presentar varias funciones del
lenguaje, pero siempre habrá una que será la dominante, la organizadora, mientras
que las demás se subordinarán a ella.
El criterio de dominancia es significativo y útil, porque basándose en él se
puede establecer la pertenencia de un mensaje a una clase de discurso. Así, por
ejemplo, los mensajes cuya función dominante sea la poética se inscribirán dentro
del discurso literario, y los que tengan como función dominante la referencial
podrán remitir al discurso científico o al discurso informativo.

Denotación y connotación

El par denotación/connotación se origina el la lógica. En


lingüística su sentido varía según escuelas y autores. Uno de los
empleos más tradicionales consiste en usar denotación para aludir al
sentido literal de las palabras, a los sentidos que figuran en las
primeras acepciones en el diccionario, y connotación para referirse a
valores adicionales, asociados al anterior.
El error está en considerar que la denotación es referencial, esto
es, que la denotación acontece como un mecanismo que requiere o

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implica siempre un objeto extradiscursivo, un referente, que lo
respalde. La denotación no requiere de referencialidad, funciona
como tal sin ella. Actualmente, el lenguaje no puede ser reducido a la
referencialidad, debido a que el lenguaje, como conjunto de signos
autosuficientes (como sistema) no necesita de elementos
extralingüísticos para su manifestación como tal. PARA REVISAR
Muchas definiciones concuerdan en que la información que
suministra la connotación es implícita y se agrega a la información
denotada, que, por el contrario, es explícita. En “Elementos de
semiología”, Barthes dice: “Los fenómenos de connotación no han
sido todavía estudiados aún sistemáticamente (se encontrarán
algunas indicaciones en los Prolegomena de Hjemslev) [...]. Sin
embargo, el porvenir pertenece sin duda a una lingüística de la
connotación, pues a partir del sistema primario que le brinda el
lenguaje humano la sociedad desarrolla sin cesar sistemas de
sentidos secundarios, y esta labor, ora manifiesta, ora enmascarada,
racionalizada, se encuentra muy cerca de una verdadera antropología
histórica” (Barthes, 1972:64). Señala, además, la causa del interés
que despierta el estudio de los fenómenos connotativos: “el
significado de connotación presenta un carácter general, global y
difuso relacionado con la cultura y la historia” (Barthes, 1972:64). Es
así que, para este autor, el mundo penetra en el sistema por medio
de los significados de connotación. De ahí que pueda decirse que
constituye fragmentos de ideología, Barthes concluye que los
significados de connotación constituyen la ideología, mientras que los
significantes de connotación conforman la retórica, por lo que esta
aparece como la cara significante de la ideología.
Pero además agrega que:
Las unidades del significado de connotación no coinciden con las
del sistema denotado.: “extensos fragmentos de discurso denotado

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pueden constituir una sola unidad del sistema conotado (es el caso,
por ejemplo, del tono[...](en) un texto (literario que está) hecho de
múltiples palabras pero que remite, sin embargo a un solo
significado” (Barthes, 1972:64).
Por otra parte, los significados de connotación no son específicos,
esto es, son independientes de las sustancias (“imagen, palabra,
objetos, conductas” (Barthes, 1986:44)). En otras palabras, idénticos
en todas ellas, pues, “dadas una sociedad y una historia, (la
ideología) solo puede ser una y la misma” (Barthes, 1986:45).
Por el contrario, los significantes de connotación, a los que
Roland Barthes denomina connotadores, son específicos, es decir,
varían según la sustancia. Dice Barthes: “las retóricas presentan,
fatalmente, variantes a causa de su sustancia[...] pero no las
presentan de modo forzoso en cuanto a su forma [...]. Así la retórica
de la imagen (o sea, la clasificación de sus connotadores) es
específica en la medida en que se encuentra sometida a las
condiciones físicas de la visión, pero es general, en la medida en que
las figuras retóricas no son nunca sino relaciones formales entre
elementos” (Barthes, 1986:45).
Roland Barthes trabaja denotación/connotación respecto de la
imagen fija producida mecanicamente, a la que compara con una de
las subclases de la imagen producida manualmente: el dibujo. Lo
hace principalemnet en dos texto: “El mensaje fotográfico” y
“Retórica de la imagen”. En ellos describe a la imagen fotográfica
como un analogon de la realidad. Para Barthes, la connotación, es
decir, la imposición de un segundo sentido al mensaje, se elabora a lo
largo de los diferentes niveles de producción de la fotografía
(tratamiento técnico, encuadre, compaginación), llama a estos
niveles procedimientos de connotación (trucaje, pose, objetos,
fotogenia, esteticismo y sintaxis).

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Bibliografía

Bühler, K. (1950) Teoría del lenguaje. Madrid: Alianza.


Jakobson, R. (1960) “Lingüística y poética”. En: Ensayos de
lingüística general. Barcelona: Ariel, 1984, 347-395.
Halliday, M. (1978). El lenguaje como semiótica social. México:
FCE, 1982.
Kerbrat-Orecchioni, C. (1986) La enunciación. De la subjetividad
en el lenguaje. Buenos Aires: Hachette.
Shannon, E. y W. Weaver (1949) The mathematical theory of
communication. Urbana: University of Illinois Press.

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