Вы находитесь на странице: 1из 4

Guerra comercial entre China y Estados

Unidos de 2018
La guerra comercial entre China y Estados Unidos de 2018 es un conflicto
comercial iniciado en marzo de 2018, luego de un anuncio realizado por
el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, consistente en la intención de
imponer aranceles de 50 000 millones de dólares a los productos chinos bajo el
artículo 301 de la Ley de Comercio de 1974, argumentando un historial de
«prácticas desleales de comercio» y el robo de propiedad intelectual. En
represalia, el gobierno de la República Popular China impuso aranceles a más de
128 productos estadounidenses, incluyendo en particular la soja, una de las
principales exportaciones de Estados Unidos a China.
El presidente Donald Trump firmó un memorando el 22 de marzo de 2018 bajo el
artículo 301 de la Ley de Comercio de 1974, ordenando al Representante
Comercial de Estados unidos (United States Trade Representative, USTR) que se
apliquen aranceles de 50 000 millones de dólares a los productos chinos. En una
declaración formal, según establece la ley, Trump dijo que la propuesta de
aranceles fue «una respuesta a las prácticas comerciales desleales de China a lo
largo de los años», incluyendo el robo de propiedad intelectual. El 2 de abril, el
Ministerio de Comercio de China impuso aranceles a 128 productos
estadounidenses, incluyendo chatarra de aluminio, aviones, automóviles,
productos derivados del cerdo y la soja (que tiene un arancel del 25 %), así como a
frutas, frutos secos y tuberías de acero (15 %). Al día siguiente, el USTR publicó
una lista de más de 1300 categorías de las importaciones chinas, por un valor de
50 000 millones, a las que se prevé establecer aranceles, incluyendo piezas de
aviones, baterías, televisores de pantalla plana, dispositivos médicos, satélites y
armas.
En represalia por ese anuncio, China impuso un impuesto adicional del 25 % a los
aviones, los automóviles, y la soja, que es la principal exportación agrícola de
Estados Unidos a China. El 5 de abril, Trump ordenó al USTR que se considere
establecer aranceles adicionales por 100 000 millones de dólares.
Trump ha negado que el conflicto sea una guerra comercial, después de haber
declarado en Twitter, en abril de 2018, «que la guerra se perdió hace muchos años
por la gente tonta o incompetente que representaba a los Estados Unidos», y
agregó que «ahora tenemos un Déficit Comercial de $500 millones por año, con el
robo de Propiedad Intelectual de otros $300 millones de dólares. No podemos
permitir que esto siga así».El secretario de Comercio estadounidense, Wilbur
Ross, declaró en una entrevista a CNBC que los aranceles planificados para China
solo representaban el 0,3 % del producto interno bruto de Estados Unidos,
mientras que la secretaria de Prensa Sarah Huckabee Sanders dijo que los
movimientos tendrían un «dolor a corto plazo» pero serían un «éxito a largo
plazo».
En mayo, China canceló pedidos de soya estadounidense. El 20 de mayo
el secretario de Hacienda, Steven Mnuchin, en una entrevista en Fox News, dijo
que, «estamos poniendo la guerra comercial en espera». El 29 de mayo la Casa
Blanca anunció que va a imponer un arancel del 25 % a 50 000 millones de
dólares en productos chinos de «tecnología industrialmente importante», que la
lista completa de los productos afectados sería anunciado el 15 de junio, y que los
aranceles se pondrían en marcha «poco después». El gobierno de Trump también
dice que va a anunciar y a imponer restricciones a la inversión y mejorado los
controles de exportación de China a los individuos y organizaciones para prevenir
la adquisición de tecnología de Estados Unidos, que será anunciada el 30 de junio,
y se llevarán a cabo «dentro de poco a partir de entonces».La BBC informó el 3 de
junio de que China había «advertido de que todas las negociaciones comerciales
entre Pekín y Washington será nula si el de Estados Unidos establece las
sanciones comerciales».
El 15 de junio, Trump confirmó la imposición de una tarifa del 25 % a 50 000
millones de exportaciones chinas, de las cuales 34 000 millones serían gravadas el
6 de julio, mientras que los restantes 16 000 millones en una fecha posterior. El
ministro de Comercio de China acusó a los Estados Unidos de iniciar una guerra
comercial y dijo que China respondería con aranceles similares a las importaciones
estadounidenses. Tres días más tarde, la Casa Blanca declaró que Estados
Unidos establecería aranceles adicionales del 10 % a otros 200 000 millones de
importaciones chinas, si China respondía a las medidas estadounidenses. China
replicó casi inmediatamente, amenazando con aranceles sobre 50 000 millones de
bienes estadounidenses, y reafirmando el «inicio de una guerra comercial» por
parte de Estados Unidos.
El 8 de agosto el USTR publicó la lista final de 279 bienes chinos, por un valor de
16 000 millones, que serían objeto de aranceles del 25 % desde el 23 de agosto.

Hong Kong (CNN) - La guerra comercial entre Estados Unidos y China se hizo
mucho más grande después de que ambas partes anunciaran sus más amplias
oleadas de aranceles.

El último intercambio de disparos significa que las dos superpotencias económicas


pronto habrán impuesto aranceles a más de 360.000 millones de dólares en
bienes. Y los analistas dicen que es probable que la batalla empeore, incluso
cuando China comienza a quedarse sin formas de tomar represalias.

Los nuevos aranceles anunciados por Washington y Beijing esta semana "marcan
una importante escalada de su conflicto que afectará el crecimiento económico
mundial", dijo en una nota Louis Kuijs, director de Asia Economics en la firma de
investigación Oxford Economics.

El gobierno chino dijo el martes por la noche que impondría aranceles sobre
productos estadounidenses por un valor de 60.000 millones de dólares luego del
anuncio del Gobierno de Trump de que estaba aplicando aranceles en 200.000
millones de dólares a China.
Los nuevos aranceles de China se aplicarán a tasas del 5% o 10%, dependiendo
del producto, a partir de la misma fecha, dijo el Gobierno chino.

Más de 5.000 productos estadounidenses se verán afectados, incluyendo carne,


nueces, bebidas alcohólicas, productos químicos, ropa, maquinaria, muebles y
partes de coches.

El choque entre las dos principales economías del mundo ya está perjudicando a
las empresas en ambos lados del Pacífico. La última medida de EE.UU. significa
que aproximadamente la mitad de los productos que China vende a Estados
Unidos cada año se verán afectados por los aranceles estadounidenses.

El Gobierno de Trump está tratando de presionar a Beijing para que cambie su


comportamiento, acusándolo de supervisar el robo de la propiedad intelectual
estadounidense y de impulsar a las empresas chinas a través de políticas
industriales agresivas. El gobierno chino descarta las críticas como infundadas, a
pesar de que las empresas estadounidenses y europeas que operan en China con
frecuencia se quejan de los problemas.

¿Qué hará China?

China tiene un objetivo más pequeño al que apuntar en respuesta a las tarifas de
EE.UU: compró alrededor de 130.000 millones de dólares en productos
estadounidenses el año pasado, según cifras del gobierno de EE.UU..

Los impuestos anunciadas por Beijing el martes reflejan la disminución de la


cantidad de bienes sobre los que puede imponer nuevos impuestos. El rango
arancelario de 5% a 10% es inferior al rango del 5% al 25% con el que China había
amenazado a principios de agosto. Eso le deja la opción de aumentar los
aranceles a fin de año, cuando los aranceles estadounidenses suban del 10% al
25%.

Los analistas han sugerido que después de que Beijing se quede sin productos
estadounidenses para apuntar, podría ir tras las principales compañías
estadounidenses que hacen negocios en China, como Apple y Boeing. China tiene
un historial de ese tipo de comportamiento, que incluye dificultar la vida de las
empresas surcoreanas debido a una disputa política el año pasado con el
Gobierno de Corea del Sur sobre un sistema de defensa antimisiles
estadounidense.

Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre si los líderes chinos seguirán


agresivamente ese enfoque a una escala más amplia, alentando el boicot de los
consumidores a las marcas estadounidenses o interrumpiendo las cadenas de
suministro. Pues, al perseguir a las empresas estadounidenses que han traído
inversiones y empleos a la economía china, Beijing corre el riesgo de hacer que el
país sea aún menos atractivo para las empresas extranjeras.

Incertidumbre sobre relaciones comerciales

Antes de la última ronda de anuncios arancelarios, China y Estados Unidos se


habían estado preparando para celebrar una nueva ronda de conversaciones este
mes. No está claro si ahora tendrá lugar.

Varias rondas de conversaciones previas entre las dos partes no lograron ningún
avance. Los analistas se muestran escépticos de que China esté dispuesta o sea
capaz de hacer lo suficiente para satisfacer al Gobierno de Trump sobre algunas
de sus preocupaciones clave, incluidos los esfuerzos de China para hacerse con la
tecnología estadounidense y las ambiciosas políticas industriales de Beijing.

Вам также может понравиться