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LA VIDA NO VA SOBRE RUEDAS.

La vida de mierda que me ha tocado es debido a uno de esos artefactos que disparan desgracias.
Soy Malt Walker y esta es la historia de cómo pase de ser el mejor patinador de la historia a ser un
simple humano mortal en una maldita silla de ruedas. Ya me sobraba con ser un mortal y lo que
viene con ello de que yo no podía estar para siempre y en el mejor momento.

Estaba en la cima de mi vida de cumplir mis mejores ilusiones en un gran auditorio con miles de
personas escuchándome dar las gracias por ganar aquella copa que me daba plena felicidad,
cuando una pequeña avalancha de ilusiones venían a desmoronarme todo lo que había logrado
hasta el momento. Una bala atravesó mi columna tan rápido que no pude darme cuenta de lo que
estaba sucediendo solo quería que parara aquel dolor, cerré mis ojos a lo que se le llama la nada
pero esa nada daba vueltas como si tuviera miles de luces de colores dentro mío el dolor era
insoportable y no supe que fue de mi hasta unas semanas luego.

Tengo que confesar que al abrir mis ojos sufrí una gran conmoción no vi a nadie y no recordaba
nada de lo que había sucedido llego un doctor a preguntarme como estaba y yo solo lo miraba con
mi cara tan aterrada y arrogante a la vez que creí que él era mi peor enemigo en el mundo. Al
momento quise levantar levemente mi cuerpo rápido pero delicado a la vez y… no podía mi
cuerpo no se levantaba solo mi parte superior, no sentía las piernas y para mí eso era no sentir
nada sin mis piernas no podría andar no podría vivir mi vida giraba en torno a aquel deporte.

Entro mi madre a la habitación no la veía desde que tenía unos 23, tuve una discusión tan fuerte
con ella que no me hablaba desde hace 5 años por haber embarazado a mi novia. Al parecer se le
olvido dicho acontecimiento.me pregunto cómo me sentía y le dije que bien (mentí), solo le dije
que no sentía las piernas por la anestesia, pero en el fondo sabía lo que me estaba sucediendo y
ella también lo pude notar en sus ojos, quise decirle lo mucho que la necesite pero que por ser un
pusilánime no la había buscado, de todos modos ella solo me sonrió y fue a abrazarme, dijo que
ella junto a Cece mi esposa y Marietta mi hija me cuidarían.

Note como ella no entendía entonces me desespere y empecé gritar como loco el hecho de no
volver a caminar me perturbaba pero el de no volver a patinar me parecía totalmente macabro,
me arrepentí de como trataba a mi mujer y como castigaba a mi hija sin razón alguna solo porque
perdía una carrera la vida se me estaba destrozado y ahora dependería de la gente a la cual tanto
daño le había hecho. Supongo que era la manera de mostrarme lo mal que me comportaban y que
la vida no gira en torno a las ruedas que ni lo material ni lo apasionante remplazan a mi familia
que hoy en día me cuida.

Mas sin embargo no le voy a negar que los meses siguientes fueron duros me hundí en una
depresión profunda de la cual solo Salí con la ayuda de Marietta que era tierna y dedicada a mí, mi
esposa que no se olvidó de mis medicamentos y de sacarme a dar una vuelta al día, mi madre que
se encargó de cocinarme y traerme detalles cada fin de semana olvidamos nuestros problemas y
dejamos que las cosas malas se fueran a la basura.

Luego fui superándome, he empezado a dar pasos debido a un doctor que me atiende día a día
unas horas hasta que ya no puedo más solo tengo la ilusión de que algún día, Dios me permita
volver a andar libremente en unos patinas con mi hija, mi madre y mi esposa a mi lado y me deje
de dar lecciones tan fuertes como esta de que la vida, no va sobre ruedas.

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