Errores e Interlengua en el Aprendizaje del Español como Lengua Extranjera:
Reflexión Por: Natalia María Valderrama Gutiérrez
El proceso de enseñanza/aprendizaje de una lengua extranjera se ve entorpecido,
por factores de diversa naturaleza, característicos del contexto especifico en que tal proceso se lleve a cabo. El tratamiento del error, sin embargo, se constituye en una problemática de particular recurrencia, en contextos de todo tipo. Si bien la concepción del error como transgresión o uso incorrecto de una norma, debió quedar atrás hace mucho tiempo, después de la aparición de postulados más pertinentes y provechosos tanto para el aprendiz como para la propia eficacia del proceso enseñanza/aprendizaje de una lengua extranjera, en la actualidad aún persiste tal enfoque de tratamiento del error en el aula, que obstaculiza el normal desarrollo de la lengua. Y es que a postura del docente ante el error viene siendo dada por cómo éste entienda el proceso de adquisición del lenguaje. La enseñanza de español como lengua extranjera dentro del enfoque comunicativo, por ejemplo, presupone que el error forma parte del proceso de enseñanza/aprendizaje, y tiene una valoración positiva, en tanto éste posibilita el desarrollo de un sistema de interlengua que favorecerá su proceso de apropiación de la lengua meta. Por otra parte, para aquellos docentes partidarios de un enfoque conductista, el error tiene una connotación negativa, de forma que éstos se convierten en “(…) su campo de batalla; tanto que, en esa guerra (…) se olvidan de todo lo demás, sobre todo del desarrollo de la comunicación, (…)” (Hendrlckson, 1979 & Chaudron 1977 en Fernandez,1995) . A lo largo de los años se han elaborado numerosas propuestas teóricas que datan sobre el tratamiento del error en la enseñanza de segundas lenguas. Entre dichas propuestas destacan El Análisis Contrastivo y El Análisis de Errores. Éstas apuntan a la consolidación de un enfoque del error en el aprendizaje de una lengua, que permita al docente concretar alternativas viables sobre como corregir de la manera más eficaz y apropiada el error, así como desvelar unas implicaciones didácticas y pedagógicas, en aras de favorecer el proceso enseñanza/aprendizaje de una segunda lengua. El modelo de Análisis Contrastivo, planteado 50 años atrás, postula que la contrastación lingüística de la primera y segunda lengua contribuye a determinar las diferencias y similitudes de ambas para así predecir los problemas de aprendizaje. Fernández (1995) afirma que “esta corriente se fundamenta en el conductismo y en su teoría del aprendizaje por asociación de estímulo, respuesta, refuerzo y hábito”. Es debido a esto, que el error se considera como algo intolerable, ya que éste “puede generar hábitos incorrectos” (Fernandez S. 1995). Esta corriente lingüística propone además “(…) un aprendizaje sin errores a través de la repetición de baterías de frases que insisten en los puntos que se prevén como conflictivos, de ese modo logrando una mecanización (pasiva) de la forma correcta” (Fernandez S. 1995). Hoy por hoy, la enseñanza de lenguas extranjeras en Colombia se caracteriza por la predominación de este enfoque conductista que imposibilita la consolidación de una competencia comunicativa entre los estudiantes y una apropiación legitima de la lengua meta. Tanto en el modelo anterior, como en el siguiente a tratar, se manejan dos conceptos: el de interferencia, y el de interlengua. Por un lado, Interferencia, según CVC Diccionario de términos clave de ELE (2017), el “término usado para referirse a los errores cometidos en la L2, supuestamente originados por su contacto con la L1”. Y, Por otro lado, interlengua, que hace alusión al sistema lingüístico que utiliza el aprendiz para comunicarse y que contiene reglas tanto de la L1 como de la L2, y otras que no pertenecen ni a la primera ni a la segunda y que son propiamente idiosincrásicas (Fernandez S. 1995). El declive del modelo de Análisis Contrastivo se dio principalmente debido a que éste contemplaba la interferencia como única fuente de los errores cometidos en el aprendizaje de la L2, y no consideraba todas las demás posibles causas que pueden llegar a inducir al error. De esta forma, surge el Análisis de Errores, que amplía el ámbito de la fuente del error. Como ya se mencionó anteriormente, el modelo de Análisis de errores surgió en contraposición al Análisis contrastivo. A diferencia de este último, el análisis de errores no partía de la comparación de la L1 Y L2 del aprendiente, sino de sus producciones reales en la lengua meta; tomando éstas como punto de partida, se procedía a la implementación de unos pasos recomendados en 1967 por S. P. Corder: 1. Identificación de los ‘en-ores’ en su contexto, 2. Clasificación y descripción, 3. Explicación. 4. evaluación de la gravedad del error y búsqueda de un posible tratamiento. (citado por Fernandez S. 1995 en Errores e interlengua en el aprendizaje del español como lengua extranjera). Este enfoque fue de particular significancia, ya que suscito un cambio drástico al replantear el concepto de error, como índice de los estadios por los que el aprendiz atraviesa en el camino de apropiación de la lengua meta (interlengua). Para llegar a tal apropiación, se enfatizar el componente comunicativo de la lengua. En este respecto, Fernandez, sostiene que: “(…) sólo se aprende una lengua si se practica y para practicarla se tiene que errar; si se interrumpe la comunicación con correcciones, se interrumpe la posibilidad de que funcione esa máquina de aprender que se tiene dentro”. En el contexto de la propuesta del análisis del error, surge el concepto de interlengua. Esta se refiere a una serie de producciones idiosincráticas propias de una etapa determinada dentro del proceso de adquisición de una segunda lengua, que no se adecuan todavía a la lengua meta. (Fernandez S. 1995). Para propiciar el desarrollo de un sistema de interlengua que facilite la adquisición de un idioma, los docentes de lenguas extranjeras deben ser partidarios de un modelo de enseñanza que haga hincapié en la comunicación y proveer al aprendiente con un contexto lingüístico autentico y estimulante donde pueda ensayar sus hipótesis de funcionamiento del mismo. De ahí que el fallo o error sea el medio a través del cual se produce la comprobación de hipótesis, y que por ende contribuya en la refinación de la interlengua. Por otro lado, el error se debe percibir como una fuente de información sobre cuánto ha progresado el aprendiz, y sobre cómo se adquiere una lengua, para de este modo desarrollar las estrategias didácticas pertinentes para el tratamiento del error en un contexto determinado. Quisiera terminar dilucidando los riesgos que se corre al enfatizar en las dificultades que el alumno presenta, a través de la corrección exagerada de errores, es el deterioro de su confianza. Primeramente, el hecho de que, si los alumnos se sienten evaluados y sancionados todo el tiempo, éstos harán uso de unos mecanismos para resguardarse del fallo: el empleo constante del diccionario para comprobar que usan las palabras de una forma correcta, el recurrir al docente por confirmación mientras está hablando, o en última instancia rehusarse a hablar o escribir por miedo a errar. Por los argumentos anteriormente expuestos, es necesario reflexionar sobre cómo se corrigen los errores, teniendo en cuenta las clases de error y la dinámica de la clase del contexto particular en el que se trabaje. En ultimas, las estrategias que el profesor implemente son las que facilitaran, comprometerán o hasta perjudicaran el proceso de aprendizaje del estudiante. En segunda instancia, el que aquellos aprendices que temen cometer errores aprendan menos porque suelen permanecer en silencio y se encuentran a la vez en desventaja, comparados con los que se involucran más a pesar de sus equivocaciones. Es esencial que el docente sea consciente de que los errores son parte inevitable y natural del proceso de enseñanza/aprendizaje, tal y como sucede en las etapas iniciales de adquisición de la lengua materna. Como afirma Corder (1981) en Fernandez (1995): “Hacer errores, es una estrategia que emplean los niños en la adquisición de su L1 y del mismo modo los aprendices de una lengua extranjera”. Para terminar, quisiera traer a colación una de las conclusiones a las que llega Fernandez en su texto (1995): “Si profesores y alumnos estuviéramos convencidos de que los errores no son sólo ineludibles, sino también necesarios, se evitarían muchas inhibiciones, facilitando así la superación del error y se ganaría tiempo para crear las condiciones favorables, donde pudiera desarrollarse la lengua”. Referencias Cvc.cervantes.es. (2017). CVC. Diccionario de términos clave de ELE. Interferencia. Disponible en: https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/interferenc ia.htm
Férnandez López, S. (1995). Errores e interlengua en el aprendizaje del
español como lengua extranjera. E.O.t. Madrid: Servicio de Publicaciones UCM.