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Chief Iyaonifa Ajé

Jokootifa_Fabukola Odugbemi.
Estudio Tradicionalista de la Cultura Yoruba. Aplicacion de la cultura ancestral .La
Medicina spiquica, fisica y espiritual ancestral Yoruba. Odugbemi Linage . Egbe
Odu Mimo Osun España.
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LUNES, 19 DE JULIO DE 2010

Ayáfá la mujer esposa de Ifá


.

UNA INTRODUCCIÓN A ESTE TEMA

En los últimos años del siglo XX se desarrolló un movimiento de devotos y seguidores de Ifá, que se
deslumbraron con las escrituras de Ifá de origen nigeriano, redactadas en composiciones extensas,
ordenadas y hermosas, en momentos en que la tradición de Ifá que se transmitió y conservó en
Cuba carecía de obras con contenido y presentación similares, algo que aún es una realidad. Esta
comparación fue desfavorable para la tradición que fue legada en Cuba, e influyó en que muchos
devotos y buscadores entendieran que el sistema de cultos en Cuba tenía limitaciones, que gran
parte de “la verdad” se había quedado en Nigeria, y que había que ir a buscarla allá.
Muchas personas lo creyeron así, porque eso es lo que parecía. Sin embargo, el estudio de los
aspectos que se mencionan a continuación:

- de la evolución histórica que significó la Diáspora


- de conceptos básicos que se manejan en ambos sistemas
- de la forma en que se estructura el culto en ambos sistemas
- de la forma en que se aprende y se enseña el culto en ambos sistemas
- de la profundidad del contenido litúrgico y el simbolismo ceremonial de ambos sistemas

Permite entender que el sistema de Ifá que prevaleció en Nigeria no está a la altura del sistema de
Ifá que fue legado para conservarse y transmitirse al mundo desde la Cuna Cubana, y que la línea
nigeriana es una rama podada del árbol, es una línea que no se integró a la evolución histórica de
Ifá que se verificó desde su llegada a tierras cubanas, porque no era su destino perpetuarse.

Con alguna frecuencia se escuchan voces conciliadoras que dicen que no hay Ifá de Cuba ni hay Ifá
de Nigeria, porque Ifá es solo uno: Ifá.
Esto es cierto. Y precisamente por eso, porque Ifá es solo uno, no pueden ser los dos.
Porque ambos tienen diferencias básicas que les hacen diferentes, que les hacen dos sistemas
distintos con el mismo nombre, y eso no puede ser válido en el culto.

Las diferencias en algunos pasos ceremoniales y en algunos ingredientes, no cuentan, porque eso
es lógico, pues estamos hablando de lugares del mundo diferentes, con recursos naturales
diferentes, y con una idiosincrasia y una mentalidad diferentes.
Me refiero a las diferencias en aspectos que son fundamentales, que son básicos. Me refiero a
diferencias en aspectos que no pueden ser diferentes. Con respecto a esos aspectos, cuando se
estudian ambas líneas, es posible entender dos cosas:
- que una de las dos es
- y que no pueden ser las dos

Ifá, el único, es la línea evolutiva que fue conducida por Orísha a Cuba, y que desde Cuba se ha
diseminado por América y resto del mundo, incluso retroalimentando a Nigeria.

Ifá, el único, está viviendo en estos tiempos bajo la poderosa magia simuladora del Óddun Iréte
Ansá (Iréte - Osá), que reproduce la historia del Shangó falso y el Shangó verdadero, algo que se
explicará en otro contexto, porque se aparta de este tema.

Entiendo que estas aseveraciones incomoden a personas que dedicaron su tiempo y sus economías
al sistema de cultos nigeriano que se auto denomina tradicionalista. Pero estas personas tienen hoy
la alternativa de corregir el rumbo, y pueden comenzar por estudiar la evolución histórica de Ifá en
Nigeria y en la Diáspora cubana, pero sin aprehensiones ni prejuicios, porque solo así verán
muchas cosas que hoy no ven.
Quienes comenzaron a transitar por el camino de Ifá según la concepción nigeriana, tienen la
opción y la oportunidad de continuar, acercándose a la tradición que fue conservada en Cuba,
recorriendo así el mismo camino histórico que fue guiado por Orísha, el mismo camino evolutivo de
Ifá que fue recorrido por los Ancestros.

Estos comentarios sobre la autenticidad de Ifá según el legado cubano y según las concepciones
nigerianas actuales, son comentarios necesarios como preámbulo al tema de la mujer y el
sacerdocio de Ifá, porque actualmente los seguidores de las tradiciones nigerianas, tratan de hacer
prevalecer una concepción de Ifá que sostiene que la mujer puede acceder a todos los niveles de
compromiso y de desempeño sacerdotal que el varón. Algunas posiciones son aún más audaces, y
defienden el derecho de la mujer a recibir el fundamento consagratorio de Óddu, e incluso
defienden el derecho de los varones homosexuales a acceder al sacerdocio de Ifá.
Y precisamente todos los aspectos mencionados, son profanaciones, desviaciones inaceptables de
la norma, que transgreden los tratados de Ifá respaldados por la Divinidad, según las enseñanzas
ancestrales, mandamientos y normas del Culto a Ifá que se estructuró en Cuba, que es la forma
más evolucionada de Ifá que existe.

Con respecto al compromiso de la mujer con el sacerdocio de Ifá, las enseñanzas que fueron
transmitidas en Cuba, independientemente de la diversidad de tribus y naciones africanas que
llegaron al país en diferentes épocas, coincidieron en cinco puntos, que pueden considerarse
enseñanzas directas que constituyen normas del Culto a Ifá:

1. Las mujeres pueden ser consagradas al sacerdocio de Ifá


2. Esta consagración las juramenta como Ákuétebbí o sacerdotisas de Órunmilá
3. Las sacerdotisas de Ifá tienen diferentes niveles de compromiso con Órunmilá
4. Todos los niveles de compromiso sacerdotal de la mujer en Ifá, tienen limitaciones que no son
aplicables a los babálawó

5. Por lo cual, ninguno de los compromisos sacerdotales de la mujer, las capacita para reemplazar
al babálawó en todos los oficios religiosos

El presente documento inicia una serie que pretende explicar estos aspectos, y que estará dedicada
a abordar el tema de la relación de la mujer con el sacerdocio de Ifá, que es uno de los temas que
contienen diferencias básicas entre lo que enseñan actualmente muchos seguidores nigerianos, y lo
que trascendió y se conservó como enseñanzas de Ifá, en Cuba.
En este trabajo no se pretende debatir si la mujer puede hacer alguna actividad, o si no puede
hacerla, ni se pretende argumentar las razones legales o históricas, que facultan a la mujer para
desempeñarse en lo que sea, porque es sabido que:

La mujer puede hacer cualquier cosa que se proponga

Esto es una verdad históricamente demostrada, y no procederá con sensatez quien pretenda
cuestionarlo. Se trata de que hay cosas que la mujer no debe hacer, por dos razones:

- porque es un contrasentido que la mujer emprenda acciones relacionadas con las gestiones de
oficio del Culto, que no están avaladas por los tratados ancestrales que respalda la Divinidad

- porque así como sucede en la vida, también en el Culto, que es una proyección de la vida, hay
evoluciones que la mujer no debe acometer, porque significaría una violación del orden natural, y
de su papel sagrado e insustituible como mujer

Estas limitaciones no tienen relación alguna con discriminación sexual. Por el contrario, estas
limitaciones tienen que ver con el respeto al Principio del Género, uno de los pilares del
funcionamiento de la Creación, y tienen el propósito de mantener la pureza del enorme poder que
cada género sexual tiene en las operaciones mágicas y en la transformación de la realidad. Este
tema intentará explicarlo.

Esta serie se presenta en un orden, que está señalado por una numeración. Por tanto, para el
seguimiento al desarrollo de este tema, deben leerse los artículos en el orden en que se van
presentando.

Que Obbátalá toque la puerta e ilumine generosamente a quien tenga la generosidad de abrirle
Que Ifá, el único, corresponda a cada cual según su merecimiento

LA MUJER Y EL SACERDOCIO DE IFÁ - II

- Oddí Ká Ebóin Layé -

UN ACERCAMIENTO A LOS CONCEPTOS

- IYÁ -

La tradición de Ifá establecida en tierra cubana enseñó dos significados y dos aplicaciones para
utilizar el término Iyá.

Iyá significa madre.


Y la madre, siendo el recipiente donde se prepara la vida, y siendo dadora de la vida, es alguien
que merece respeto por derecho propio.
Por analogía con esta concepción de la madre, el término Iyá también se utilizó para ser aplicado a
una mujer que, aún no siendo madre física de persona alguna, aún no teniendo hijos nacidos de su
vientre, se le considera una mujer venerable, respetable.

Por tanto:

- Iyá significa: Madre

- Iyá significa: Mujer venerable, Mujer respetada

- IYÁTOBBÍ -

La tradición de Ifá establecida en tierra cubana enseñó que la voz Iyátobbí se refiere a una mujer
que es madre de alguien.
Porque:

Iyátobbí significa: Madre realizada, Madre lograda

Al formarse de las voces y sus respectivos significados, siguientes:

Iyá Tobbí

(Madre) (Progenie - Progenitora - Que parió)

Iyátobbí también significa: Madre grande, Madre inmensa

Al formarse de las voces y sus respectivos significados, siguientes:

Iyá Tobbí

(Madre) (De grandes dimensiones)


- ÁKUÉTEBBÍ o ÁPÉTEBBÍ -

Ápétebbí es una deformación de Ákuétebbí.

Y Ákuétébbí es una forma derivada de la voz: Ákuétóbbí.

Ákuétóbbí, a su vez, es una forma abreviada de la voz: Iyákuétóbbí.

Donde las voces: Ákuétébbí, Ápétebbí, Ákuétóbbí, Iyákuétobbí, tienen dos significados:

Significado 1

Iyá kué tó ibí


(madre / mujer respetada) (llamar) (preparar) (lugar)

Por tanto, Ákuétébbí, Ápétebbí, Ákuétóbbí, Iyákuétóbbí, se refieren a:

Una mujer respetada que tiene la facultad y la responsabilidad de preparar un lugar, y de llamar,
de convocar a las personas, a las entidades, a las evoluciones, cuya presencia será requerida en el
lugar que se prepara.

Significado 2

Iyá kué tobbí

(madre / mujer respetada) (llamar) (de grandes dimensiones)

Por tanto, Ákuétébbí, Ápétebbí, Ákuétóbbí, Iyákuétóbbí, se refieren a:

- Una mujer respetada que tiene la facultad y la responsabilidad de llamar, de convocar, y hacer
venir a algo grande

- Una mujer respetada que tiene la facultad y la responsabilidad de llamar, de convocar, a


entidades, o a evoluciones de grandeza, de magnificencia

De manera que las voces: Ákuétébbí, Ápétebbí, Ákuétóbbí, Iyákuétobbí, se refieren a algunos de
los aspectos que jerarquizan y ejecutan las sacerdotisas de Ifá, y por tanto, se refieren a algunas
de sus misiones.

- IYÁFÁ, AYÁFÁ -

Iyáfá significa: Madre de Ifá, Mujer respetada de Ifá

Al formarse de las voces y sus respectivos significados, siguientes:

Iyá Ifá

(madre / mujer respetada) (...)

Ayáfá significa: Esposa de Ifá


Al formarse de las voces y sus respectivos significados, siguientes:

Ayá Ifá

(esposa) (...)

Los ancestros, varones y mujeres, que tuvieron la misión histórica de proteger, perpetuar y
custodiar el conocimiento ancestral de Ifá en tierras cubanas, enseñaron a utilizar indistintamente,
las voces Iyáfá y Ayáfá, como términos equivalentes para designar un mismo significado.

Las Iyáfá o Ayáfá eran y son las esposas de Órunmilá, entendiéndose como tales, a las Ákuétebbí o
Sacerdotisas de Órunmilá que mediante una selección y una ceremonia, han sido investidas de la
condición de esposas de Órunmilá representado en un fundamento consagratorio en particular, y
considerándoseles desposadas con una manifestación de Órunmilá menos abstracta, condición que
les permite una cercanía mayor a la Divinidad, concretamente, a Órunmilá.

Fuera de Cuba, el grupo selecto de las Iyáfá o Ayáfá, no fue llamado así, sino que para designarle
se utilizaron las voces: Iyánifá, Iyáónifá.

Iyánifá es una forma abreviada de Iyáónifá

Donde:

Iyá óni Ifá

(madre / mujer respetada) (dueña) (...)

Con un significado consagratorio equivalente al de Iyáfá, puesto que es la misma categoría


sacerdotal llamada de manera similar.

En la circunstancia supuesta, de que los términos Iyánifá e Iyáónifá existieran en la época en que el
Culto a Ifá se estableció en Cuba, en el legado de Ifá que entregaron los Ancestros en Cuba, no se
conservaron, por las siguientes razones:

- por conveniencias prácticas en cuanto al manejo fonético de estas palabras, tanto para los
individuos de nación (nacidos en África), como para los criollos (nacidos en Cuba), puesto que es
más fácil decir Iyáfá, que Iyáónifá

- porque de todos modos, en el dinamismo de la expresión verbal cotidiana, la estructura de la


palabra Iyáónifá, cuando es articulada en una conversación rápida, tiende a cerrarse,
contrayéndose, y dibujando la fonética de Iyánifá, pero este mismo proceso sucede con la voz
Iyánifá, que aún puede contraerse hasta la forma gramatical Iyáfá

- porque de todos modos, el significado de la voz Iyáfá tiene suficiente potencia ideológica

- y porque además, tenía reconocimiento la voz Ayáfá en su aplicación a estas sacerdotisas de


Órunmilá, y la voz Ayáfá está más cerca de Iyáfá que de Iyánifá o de Iyáónifá

Las razones mencionadas permiten entender que los términos Iyánifá e Iyáónifá, no son anteriores
a los términos Iyáfá, Ayáfá, como voces de uso cotidiano y generalizado entre las comunidades de
devotos.
Los términos Iyánifá, Iyáónifá, fueron adoptados en un momento posterior, en interés de justificar
una diferencia con las Iyáfá que perpetuaron la simiente de Ifá en Cuba.

De todos modos, los términos Iyánifá e Iyáónifá pueden considerarse correctos. De hecho, la voz
Iyáfá puede concebirse como una contracción de las voces: Iyánifá e Iyáónifá.

Son cuatro los requisitos para que una dama acceda a la categoría de Iyáfá o Ayáfá, y estos son los
siguientes:

- Que sea Akuétebbí o Sacerdotisa de Órunmilá, por haber recibido previamente Ikofá
- Que sea seleccionada para esta responsabilidad
- Que acepte el compromiso que esto significa
- Que se juramente mediante ceremonia

Estos cuatro requisitos deben cumplimentarse en el mismo orden en que fueron expuestos. Y la
ausencia de cualquiera de esos requisitos, invalida para acceder a la categoría de Iyáfá o Ayáfá.

Por cuanto toda dama que se juramenta con Órunmilá mediante el pacto de Ikofá, se considera
Ákuétebbí o Sacerdotisa de Órunmilá, con el curso del tiempo fue arraigándose en la comunidad de
devotos de Ifá, el uso de los términos Ákuétebbí Iyáfá y Ákuétebbí Ayáfá, para referirse a estas
mujeres consagradas al núcleo central de Ifá, y también, por supuesto, el uso de las formas
derivadas de los términos anteriores: Ákuétebbí Yáfá, Ápétebbí Yáfá, donde: Yáfá representa una
contracción de Iyáfá y también de Ayáfá.

De manera que las sacerdotisas de Órunmilá, se distribuyen en dos grupos:

- Ákuétebbí Kofá o Ákuétebbí Ikofá


- Ákuétebbí Yáfá o Ákuétebbí Iyáfá o Ákuétebbí Ayáfá

Donde Ákuétebbí Ikofá es el grupo mayor, y la fuente de donde se nutre el Círculo Honorable de
las Iyáfá o Ayáfá.

Como esposas directas de Órunmilá, las Iyáfá o Ayáfá tienen el privilegio de un acercamiento sin
límites a la manifestación de Órunmilá representada en ese fundamento consagratorio en
particular, como dueñas y custodias del mismo, y tienen el privilegio de beneficios derivados
especiales, algunos de los cuales, así como algunas de sus responsabilidades, representan
auténticos poderes

- julio 19, 2010 No hay comentarios: Enlaces a esta entrada

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Etiquetas: La Mujer Religiosa Odugbemi

LUNES, 21 DE JUNIO DE 2010

La mujer y Odu
En La Religión Tradicional de Ifà y en la totalidad de sus derivaciones afro-americanas La Gran
Divinidad Creadora (Olodumare, Olorun u Olofin), por obra y gracia de la mente humana, suele ser
masculina y –por supuesto- tiende a ser representada sólo por varones… Eso, desde los primeros
tiempos, dio pie a pensar a los hombres de esta manera: “Si Dios es varón, el varón es Dios”… Y,
claro, como no podía de ser de otra manera, asi los varones se sintieron ‘legitimados DIVINAMENTE’
para imponer su omnímoda voluntad a las mujeres…¡Porque se sentían descendientes directos
del Gran Dios de todos los dioses..!

Precisamente porque bajo tal precepto sólo los varones podían representar a Olodumare, fue por
lo que asumieron que sólo los varones podían acceder al ámbito de lo más sagrado, al mundo
divino de Olodumare… Sólo ellos podían entrar en el ‘Sancta Sanctórum’ y convertirse en
sacerdotes de Orunmila, aprender y trabajar Ifà… Mientras, y desde entonces, las pobres mujeres
pueden consagrar su vida a la religión, pero, en razón de su sexo, no pueden representar a Dios…
Pobrecillas nuestras madres, hermanas, esposas, hijas y amigas, ¡desde entonces, por obra y
gracia de aquellos ‘energúmenos divinos y sagrados’, están jodidas..! Por eso dicen que ellas no
pueden acceder al sacerdocio de Ifà, que por eso ellas no pueden ver a Odu y ni tan siquiera estar
cerca de esta deidad… ¡Y, todo porque son mujeres, ¡y porque Olodumare es del sexo masculino…
según versiones de quienes se inventaron este precepto-tabu en detrimento de las féminas..!

O sea, que además de que los hombres nos inventamos un Olodumare ‘masculino’ (¡porque
podríamos haberlo hecho femenino perfectamente!) a la medida de nuestras aspiraciones e
intereses de sometimiento de la mujer, en razón de ello también le hemos negado a ellas la
posibilidad de adorar y, aun peor, acercarse tan siquiera a La Madre de Todas las Madres… A Orisa
Odu… ¡Que disparatada vergüenza histórica que aún hoy andamos arrastrando..!

Creer hoy en odus de Ifà (por supuesto, ¡siempre inventados y escritos por los hombres!) que se
oponen a la mujer en Ifà; respetar a aquellas personas que defienden el veto de la mujer para el
sacerdocio de Ifà… ya cansa, asquea y da nauseas… ¡Debería inventarse una cadena perpetua para
esos cavernícolas pseudo-religiosos que se consideran DIVINOS ante la INDIVINIDAD del sexo
opuesto..!

¿Qué opinan de todo esto los que tienen ‘dos dedos de frente’, un poco de sentido de la justicia, y –
por supuesto-, sentido común..?

Odaro,

Chief Ifashade Odugbemi

Arabà Agbayè Odugbemi

- junio 21, 2010 No hay comentarios: Enlaces a esta entrada

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Etiquetas: La Mujer Religiosa Odugbemi


La mujer y su evolución

La mujer en esta epoca ha involucionado aunque aparentemente está ocupando un papel cada dia más posicionado,
eso no es así, tan solo unas migajas para acallar las voces de pocas que desean continuar teniendo un rol como ser
humano sin calificativo discriminativo intelectual ni humano.En muchas de las culturas antiguas la sociedad era
matriarcal tal y como lo recojen los documentos antropológicos y en la cultura yoruba una vez más se repite la
incursión de la mujer que así lo desea habiendoles dado desde su más tierna infancia un lugar añadido a sus muchas
labores y tareas .En nuestra cultura Yoruba procedente de la egipcia se manifiesta su influencia, para ello debemos
observar los tratados de la clave de Ifá donde así se manifiesta cual importante era su actuación.
Desde prácticamente los orígenes de esta civilización, la mujer egipcia disfrutó de un grado tan completo de
independencia y libertad, que ya lo hubieran deseado para sí no solo las madres, esposas e hijas de los hombres que
integraban las culturas contemporáneas suyas, sino aún las de muchos países de nuestros días. De hecho, el grado
de libertad de que gozaron fue de tal envergadura, que los antiguos griegos, (cultura que se distinguía entre otras
cosas por tener a sus mujeres completamente sometidas cual esclavas a los varones), llegaron a pensar que el
matriarcado era la institución predominante, una creencia que condujo a que el mismo Herodoto, al hablar del país
del Nilo, comentase en un pasaje: “Allí son mujeres las que venden, compran y negocian públicamente, y los
hombres hilan, cosen y tejen”. Y ellas actuan como grandes fisicas o quimicas de la medicina del pueblo.

En prácticamente ningún momento adversaria o rival del varón, la mujer egipcia tuvo casi siempre la posibilidad de
alcanzar las más altas cimas del poder, incluyendo el faraónico o el sacerdotal, por lo que no era raro que su
presencia se hiciese moneda corriente en todos los engranajes sociales, pudiendo llegar a ser desde visires, jueces,
médicos, escribas, funcionarias de todos los rangos, empresarias, propietarias rurales, pilotos de barco, o jefas de
obras, hasta comadronas, nodrizas, masajistas, peluqueras, pedicuras, manicuras, perfumistas, hilanderas, tejedoras,
instrumentistas, plañideras, bailarinas o cantoras, un amplísimo abanico de posibilidades laborales que por lógica no
podía ser completo, pues como es de prever siempre existían algunas puertas que le estaban vedadas en lo
profesional, como las del ejército por ejemplo, o las de aquellos oficios en que por su peculiar constitución física no
las hiciera muy aptas para desempeñarlos, oficios tales como tallar la piedra, limpiar el limo del río, o la albañilería en
general. Respecto a los salarios, destacar que tampoco tenían en ellos la menor discriminación, siendo equivalentes
en todo a los de los hombres.

Semejante equiparable status social no la libraba sin embargo de acerbas críticas ocasionales por parte de algunos
escritores de la época, quienes en diversos textos literarios de carácter moralista, no sabemos si por envidia o
maledicencia, presentan una imagen no demasiado halagüeña del sexo femenino, tachando a sus representantes de
caprichosas, indiscretas, frívolas, mentirosas o vengativas. De hecho, en enseñanzas como las de Anjsheshonq, se
expone que “instruir a una mujer es como plantar en un terreno arenoso cuya superficie es dura”, un acerbo
comentario al que se podría añadir la cita existente en el Papiro de Leiden, en el que hablando sobre la naturaleza
intrínseca de las féminas se afirma que “no se aprende a conocer el corazón de una mujer lo mismo que nadie
conoce el cielo”...

En cualquiera de los casos, aunque su destacada igualdad respecto al hombre supuso en general una alta y
adelantada forma natural de aplicación de la justicia, dicha igualdad podía por el contrario (y desgraciadamente para
ella) muy bien volverse en su contra, ya que si una mujer cometía cualquier falta o delito sancionado por la ley, su
particular condición frente al sexo opuesto no la eximía de sus consecuencias permitiéndola gozar de privilegios
especiales, por lo que el castigo del que se hacía acreedora resultaba penado con la misma dureza.

Cuando se encontraba soltera la mujer egipcia tenía total autonomía jurídica para gestionar sus propios bienes, por
lo que en el matrimonio, (al que solían llegar alrededor de los doce o catorce años), lejos de aceptar la imposición de
un hombre al que no desease, era ella quien muchas veces pronunciaba la última palabra sobre la elección de su
futuro marido, (aunque como una forma natural de respeto hacia los padres existiese la costumbre de solicitar su
aprobación), teniendo la facultad de establecer contratos que en ningún momento la perjudicaban ante un posible
divorcio, y quedando completamente protegida en caso de enviudar al convertirse en heredera de al menos una
tercera parte de los bienes familiares, (los otros dos tercios se repartían equitativamente entre los hijos e hijas de la
pareja sin discriminación de sexos), poseyendo plena libertad para manejar dichas posesiones a su antojo aun en el
caso de que volviera a contraer un nuevo matrimonio.

Amante madre y esposa, sabía al mismo tiempo ser elegante y coqueta, resaltando su belleza natural (en función de
su poder económico) con vistosas pelucas, ricos vestidos, y variados perfumes y cosméticos, estando educada y
capacitada para gozar de su sexualidad de la forma más libre y alegre. La virginidad por ejemplo, algo a lo que
multitud de sociedades han dado una importancia suprema, (siendo su pérdida causa detonante de infinidad de
dramas), no tenía para los egipcios excesiva importancia.

Estéticamente admiraron desde antiguo los cuerpos delgados, las caderas algo pronunciadas (sin llegar al exceso), y
los pechos pequeños y firmes, sin que por ello se llegase a extremismos de ninguna clase, lo que puede comprobarse
a través de algunas estatuas que han llegado hasta hoy de mujeres con una cierta musculosidad o abundancia de
carnes. Y en cuanto a los placeres de que solían gozar no había ninguno como el de los banquetes, ya fuera asistir a
uno, ya el de organizarlos y prepararlos con todo lo que ello conlleva.

Por desgracia para ellas, a finales del siglo III antes de nuestra era, durante el gobierno del cuarto de los regentes
griegos, Ptolomeo Filopator (221 - 205 a.C.), la mujer egipcia comenzó a perder de manera imparable e irreversible
la independencia y prerrogativas de que había gozado en los últimos tres mil años. Fue en ese momento cuando se
les prohibió la libertad de establecer por sí mismas acuerdos jurídicos o comerciales, actos que carecerían de validez
si no eran refrendados por un tutor. Mas tarde, primero el Cristianismo y después el Islam, continuarían
incrementando su sometimiento, para llegar así al estado actual, en el que la mujer egipcia, alejada completamente
de lo que antaño fue la forma más natural y lógica de ser y vivir, no es sino la sombra de una sombra de lo que
quien sabe si volverá algún día...
Hoy en dia se ha puesto a disposición de estudio y participación en el Linaje Odugbemi el acceso cultural y
consagracional lejos del aspecto casero o familiar, pero una vez más es la mujer la que no lucha por ello puesto que
no quiere abandonar el papel que el hombre le ha querido otorgar , pareciese que hoy la mujer se conforma con ser
Mujer tal y como lo quiere el hombre que habil como lo ha sido siempre ha sabido comprar los afectos e intelectos a
muy bajo precio condicionándola en formas morales o falsa moralidad tal y como le ha sido util.
Chief Iyaonifa Ajé Fabukola Odugbemi

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La mujer y Odu, continuación


LA MUJER Y ODU...

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El Viernes a las 4:02


Aboru boye…

En La Religión Tradicional de Ifà y en la totalidad de sus derivaciones afro-americanas La Gran Divinidad Creadora
(Olodumare, Olorun u Olofin), por obra y gracia de la mente humana, suele ser masculina y –por supuesto- tiende a
ser representada sólo por varones… Eso, desde los primeros tiempos, dio pie a pensar a los hombres de esta
manera: “Si Dios es varón, el varón es Dios”… Y, claro, como no podía de ser de otra manera, asi los varones se
sintieron ‘legitimados DIVINAMENTE’ para imponer su omnímoda voluntad a las mujeres…¡Porque se sentían
descendientes directos del Gran Dios de todos los dioses..!

Precisamente porque bajo tal precepto sólo los varones podían representar a Olodumare, fue por lo que asumieron
que sólo los varones podían acceder al ámbito de lo más sagrado, al mundo divino de Olodumare… Sólo ellos podían
entrar en el ‘Sancta Sanctórum’ y convertirse en sacerdotes de Orunmila, aprender y trabajar Ifà… Mientras, y desde
entonces, las pobres mujeres pueden consagrar su vida a la religión, pero, en razón de su sexo, no pueden
representar a Dios… Pobrecillas nuestras madres, hermanas, esposas, hijas y amigas, ¡desde entonces, por obra y
gracia de aquellos ‘energúmenos divinos y sagrados’, están jodidas..! Por eso dicen que ellas no pueden acceder al
sacerdocio de Ifà, que por eso ellas no pueden ver a Odu y ni tan siquiera estar cerca de esta deidad… ¡Y, todo
porque son mujeres, ¡y porque Olodumare es del sexo masculino… según versiones de quienes se inventaron este
precepto-tabu en detrimento de las féminas..!

O sea, que además de que los hombres nos inventamos un Olodumare ‘masculino’ (¡porque podríamos haberlo
hecho femenino perfectamente!) a la medida de nuestras aspiraciones e intereses de sometimiento de la mujer, en
razón de ello también le hemos negado a ellas la posibilidad de adorar y, aun peor, acercarse tan siquiera a La Madre
de Todas las Madres… A Orisa Odu… ¡Que disparatada vergüenza histórica que aún hoy andamos arrastrando..!

Creer hoy en odus de Ifà (por supuesto, ¡siempre inventados y escritos por los hombres!) que se oponen a la mujer
en Ifà; respetar a aquellas personas que defienden el veto de la mujer para el sacerdocio de Ifà… ya cansa, asquea y
da nauseas… ¡Debería inventarse una cadena perpetua para esos cavernícolas pseudo-religiosos que se consideran
DIVINOS ante la INDIVINIDAD del sexo opuesto..!

¿Qué opinan de todo esto los que tienen ‘dos dedos de frente’, un poco de sentido de la justicia, y –por supuesto-,
sentido común..?

Odaro,

Chief Ifashade Odugbemi


Arabà Agbayè Odugbemi

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MARTES, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2009

La Mujer Iyanifa
LA MUJER IYANIFA.
LA MUJER Y SU INCURSIÓN EN IFÁ-

(Conferencia dada por Chief Oluwo Ifashade Odugbemi)

Ciertamente todo lo que se hace en Ifá y


todo lo que no se puede hacer en Ifá,
debe estar reflejado en su Corpus, o
mejor dicho, en sus Odus. Sin embargo,
versiones de Corpus Ifá (Tratados de Ifá),
hay muchas, completas e incompletas, y
en varios idiomas. También es sabido que
la autoría de tales tratados mayormente
se desconoce, o sea, que respecto a
éstos no se sabe quien los ha escrito,
cuando, ni como, ni porqué. De la
procedencia de otros –los menos-, puede
conocerse su génesis, pero no es lo
usual. Al respecto, es bien conocido que
muchos babalawos investigadores
dedican gran parte de sus vidas a
recopilar Odus de distintas procedencias
(unas conocidas y otras no), a fin de
enriquecer sus conocimientos de Ifá.

Sin embargo, esta labor recopilatoria tiene


sus peligros y, el más sobresaliente de
ellos, es la existencia de Odus
adulterados, cuyos contenidos originales
han sido manipulados a través del tiempo
por personas desconocidas con
intenciones que no pueden ser precisadas
con exactitud. Por consiguiente, se
aconseja por los especialistas en la
materia que, los babalawos a la hora de
legitimar o dar por buenas las
prescripciones de un Odu de Ifá, deben
verificar muy bien -en lo posible- la
procedencia, la coherencia y la
racionalidad del mensaje y que, a dicho
Odu, le pueda ser aplicada con resultados
positivos la regla del análisis por octava
estipulada por el prestigioso Prof. Wande
Abímbola en su libro “An Exposition of Ifá
Literary Corpus”.

Buscamos una legitimidad en algo que ha


surgido del boca boca de un pueblo y por
ende existen muchas letras puestas de
más y otras puestas de menos

Por lo dicho, los especialistas


(antropólogos, académicos e
investigadores religiosos o laicos), ante el
desconocimiento básico de la procedencia
exacta de los Odus Ifá, exigen que el
mensaje de un Ese (historia, leyenda,
cuento o mito) de un Odu Ifá, para ser
reconocido como tal, deberá ser
coherente desde el principio hasta el final
y no debe presentar contradicciones en su
argumento principal. Es una situación
similar a la que se daba antiguamente
cuando los especialistas de la iglesia
católica estudiaban minuciosamente las
decenas de Evangelios que se les
presentaban y ellos debían decidir cuales
se aceptaban como auténticos y cuales
no. En este caso sucede prácticamente lo
mismo, aunque las Tradiciones Religiosas
Orishas Yorubas desafortunadamente no
cuentan con un cuerpo de especialistas a
su servicio para tales menesteres, lo que
quiere decir, que las investigaciones se
llevan a cabo de manera no colegiada, o
sea, que responden más a intereses
intelectuales mayoritariamente no
religiosos.

Llegados a este punto ya sabemos que


existen Odus Ifá de indiscutible
autenticidad, mientras que existen otros
de dudosa procedencia y de discutible
veracidad. Pero, ¿cuáles son unos y
cuales los otros?. Realmente, con
exactitud, eso no lo sabe nadie aún. Lo
que tenemos en la mano no puede ser
definitivamente autenticado. Es por ello
que no existe un Libro Sagrado Único de
Ifá todavía que sea Universal, porque aún
no hay consenso al respecto entre los
Oluwos y babalawos del mundo, es por
ello que sobreviven muchos Tratados de
Corpus Ifá diferentes en África y en el
resto del mundo.

¿Por que no existe una unificación de


criterios dentro de esta religión?
Si debemos continuar con la filosofía de
que cada maestrillo tiene su librillo,
entonces atengámonos a las
consecuencias que esta condición trae
consigo y respetémonos los unos a los
otros.
Por lo tanto, y ahora entrando en materia,
se ha llegado a la conclusión que el único
Odu Ifá que le dedica mas atención al
tema de la mujer con respecto a la
posibilidad o no de ejercer el sacerdocio
de Ifá, es el Odu Írété Ogbé. No existe
otro en todos los Corpus Ifá existentes en
el mundo que aborde este tema de la
manera en que lo hace este Odu.
Sin embargo, las diversas interpretaciones
que se han dado y se dan a este Odu
representan la manzana de la discordia
entre los babalawos. Mientras unos
interpretan que este Odu prohíbe a la
mujer ser iniciada en el sacerdocio de Ifá,
otros interpretan lo contrario, o sea, que la
mujer sí puede ser sacerdotisa de Ifá
(Iyanifa).
De este antagonismo se derivan tres
tendencias específicas:
1ª.- Los que se oponen totalmente al Ifá
en las mujeres.
2ª.- Los que aceptan el Ifá en las mujeres,
pero no las presentan a Odú (Ígbá Íwá).
3ª.- Los que aceptan el Ifá en las mujeres,
pero sí las presentan a Odú (Ígbá Íwá).

Ahora se preguntarán, ¿porqué existen


estas agudas divergencias tan
antagónicas? Pues existen por las
diferentes y contrapuestas
interpretaciones que los babalawos de
diversas partes del mundo le han dado al
Odu Írété Ogbé (Irete Untelu) Así resulta
que en muchas comunidades, templos y
linajes religiosos yorubas –donde se
practica la Religión Yoruba Tradicional-,
en Nigeria, Benin y en casi todos los Ilés
Orisa Yorubas de Norteamérica, se
ordenan constantemente mujeres en el
sacerdocio de Ifá, y a simple modo de
unos pocos ejemplos véase y
compruébese -si se quiere- la siguiente
información relativa a lugares y personas
que ordenan y/o aceptan a la mujer en Ifá:

Muchas comunidades, templos, y linajes


religiosos yorubas, donde se práctica la
religión tradicional yoruba, Nigeria, Benin
y en casi todos los iles Orisas Yorubas de
Norte américa se ordenan
constantemente mujeres en el sacerdocio
de Ifá.

* Oluwo Chief Fágbémí Ójó Álábí (Oluwo


del estado de Ogun, Nigeria).

* Oluwo Adébóyé Oyésányá (Oluwo


principal del templo Íjó Órúnmílá Átó de
Lagos, Nigeria).

* Oluwo Fágbémí Ájánákú ( Ex-Arabá de


Lagos, Nigeria, y padre de la Iyanifa y
sacerdotisa de Osún, la Sra. Jókóótífá
Ájánákú Scott, de Lagos).

* Oluwo Chief Ójéríndé (Oluwo de


Oyétóro, Nigeria).

* Oluwo Chief Kékéréáwó (Oluwo de


Sáála Village, Nigeria).

* Oluwo Chief Fádéyí (Ojúgbúna de


Oyétóro, Nigeria).

* Oluwo Chief Opláónúpékun (Erínmí Ópé


de Ïérékú, Abeokutá, Nigeria).

* Oluwo Chief Olú Adéoyé (Oluwo Ilédí


Aborigin, Abeokutá, Nigeria).

* Oluwo Afolabi Epega (Lider religioso del


linaje Epega, de Ode Remo, estado de
Ogún).

* Oluwo Chief Malomo Ágbéde (Lider del


linaje Ágbéde de Éjígbo, Lagos, Nigeria).
* Awo Study Center de Norteamérica
(Awó Fa’lókun Fatumbi y Chief FAMA’S).

* Ifafoundation de Norteamérica (Oluwo


Philip J. Neimark Fágbámila).

* Ooni Osejeiman Adefunmi I (Yoruba


African Village de Norteamérica. La
Comunidad Yoruba de Norteamérica).

* Ilé Orisa Sangó de New York (lidereado


por Iyanifa Ifasina)

Que Olofi bendiga a estos religiosos y que


continúen luchando por el innato derecho
de la la mujer a crecer en sabiduría y
corazón.

Adicionalmente existen en Nigeria y Benin


cientos de Ilés Orisas integrados a
diferentes linajes religiosos que aceptan y
ordenan a la mujer en Ifá. Lo mismo
sucede en EE.UU donde se cuentan por
decenas los Ilé Orisas Yorubas donde se
practica la Religión Yoruba Tradicional y
en los cuales el sacerdocio de la mujer en
Ifá es algo natural. También pueden ser
consultados algunos libros que
especialmente tratan este tema, a saber:
“Fundamentals of the Yorubá Religion”,
cuya autora es la Iyanifa (sacerdotisa de
Ifá), Áíná Adéwálé-Somadhi, Chief FAMA.
“Bases de la Religión Yoruba”, cuyo autor
es el Patriarca D. Olarimiwa Epega
(Oluwo), padre del actual Oluwo Afolabia
Epega, director del Imole Oluwa Institute
(Centro de Altos Estudios de Ifá), de
Lagos, Nigeria.
En fin, ejemplos de la mujer en Ifá hay por
doquier, repartidos entre Nigeria, Benin y
EE.UU. Ejemplos que además pueden ser
perfectamente verificados… ¡Ah, y las
mujeres Iyanifas gozan de perfecta salud
hasta que, como todas las mujeres y
hombres del mundo, un día se enferman y
mueren como todos!. O sea, que ninguna
se muere, ni le caen maldiciones
supersticiosas como aseguran algunas
personas.
El sacerdocio en Ifá de la mujer es algo
natural.
Y, ahora, como muestra de los sectores
que se oponen al Ifá en las mujeres, cuya
interpretación del Odu Írété Ogbé es
completamente contraria al sector que
someramente hemos examinado, nos
encontramos en primer lugar a todos los
seguidores del sincretismo yoruba-católico
“Ocha-Ifá cubano”. O sea, que todos los
babalawos cubanos se oponen al Ifá en
las mujeres debido a su particular
interpretación del Odu en cuestión.

Es precisamente de ese tabú originado en


Cuba que nacen los mitos y las
fantasiosas leyendas relacionadas con la
improbable muerte o enfermedad de las
mujeres que vieran a Ódú (¡a pesar de
que el fundamento de Ódú, Ígbá Íwá, no
existe ni ha existido nunca en Cuba!). A
tales efectos los cubanos se refieren al
fundamento de Ólófín (el llamado Ódú de
la Diáspora, que no es el fundamento de
Ódú). Según algunos estudios realizados
el Ólófin cubano puede haber tenido su
origen en un fundamento de Ólófin que
existe en Ifé, Nigeria, y el mismo se
relaciona con Oduduwa. Pero, de
cualquier manera, es un hecho
incuestionable que los babalawos
cubanos han establecido una fuerte
creencia en la incapacidad de la mujer
para ejercer el sacerdocio de Ifá-Orúnmila
por las razones mencionadas y –gracias
al éxodo iniciado por ellos a partir del año
1959 y por haber tenido ellos una gran
influencia en la diseminación de su
sincretismo yoruba-católico por todo el
continente americano y hasta en Europa-
hoy en día el tabú relacionado a la
incapacidad de la mujer para el
sacerdocio de Ifá está bastante arraigado
en esas zonas de influencia mencionadas.

No obstante, desde hace unos años, a


partir del momento en que muchos
babalawos yorubas procedentes de
Nigeria y Benin inician un movimiento
migratorio hacia los EE.UU., el cual aún
se encuentra en pleno apogeo, La
Religión Yoruba Tradicional inicia un
proceso de expansión en América que
poco a poco se va proyectando a otras
zonas del mundo y con ello la instauración
de los conceptos propios de la auténtica
Tradición Orisa Yoruba, los cuales difieren
en muchos aspectos de los que hasta
ahora se han conocido a través del Ocha-
ifá cubano. De ahí el trauma que se crea
en la mente de muchas personas a la
hora de asimilar los cambios en las
concepciones litúrgicas, entre los cuales
encontramos la consagración sacerdotal
de la mujer en Ifá (conocido por Itefa).

No hay que olvidar el sentimiento de


machismo que vive el cubano con
respecto a la mujer y esto también se ve
reflejado en la religión.

Y, ahora muchos de ustedes se


preguntarán, ¿Pero porqué unos
interpretan el Odu Írété Ogbé de una
manera, mientras otros lo hacen de otra
manera? ¿Es que acaso el Odu no dice lo
mismo para todo el mundo?. ¡Pues he ahí
el problema!. Mientras unos aceptan el
Odu, tal y como lo han presentado (no se
sabe quien); otros sin embargo, ponen en
duda la autenticidad de dicho Odu
argumentando que en el mismo se
reflejan evidentes contradicciones
inaceptables que demuestran que ese
Odu en algún momento sufrió una
adulteración burda y muy poco
sofisticada. O sea, que ahora tenemos a:

1º.- Los que le niegan el derecho al


sacerdocio de Ifá a la mujer son los que
aceptan el Odu Írété Ógbé -tal y como a
ellos se lo han presentado (sin conocer su
verdadera procedencia)-, y sin
cuestionarse las evidentes
contradicciones que presenta este Odu en
su argumento.

2º.- Los que creen y aceptan el


sacerdocio de Ifá en la mujer porque no
admiten la autenticidad del Odu Írété
Ogbé que le presentan debido a que
reconocen que el mismo presenta una
serie de contradicciones que hacen
inadmisible su aceptación y, por lo tanto,
ello determina que algunos sectores
asuman diferentes actitudes en cuanto a
la ordenación de la mujer en el
mencionado sacerdocio. En este caso
dichas diferencias estriban en que
mientras unos presentan la mujer a Odu
(sin permitirle que miré en el interior del
llamado Cofre de Plata), otros sin
embargo (los menos) sí le permiten a la
mujer mirar dentro del mencionado cofre.

Ahora llegados a este punto ya estamos


preparados para efectuar un análisis
minucioso del mencionado Odu y llegar
cada uno a sus propias conclusiones.

Dentro de esta religión debemos


obligarnos a estudiar y no permitimos
quedarnos rezagados. La mujer en Ifá,
¿porqué no?
“Orúnmila, tú aprenderás mi tabú: no
quiero que tus esposas me miren la
cara…” (palabras de Odu a Orúnmila,
según el Odú Írété Ogbé).

Por estas palabras de Odu es evidente


que ella no quiere que “las esposas” de
Orúnmila le miren la cara…Entonces,
queda claro que al resto de las mujeres no
las incluyó en esta prohibición y, por
consiguiente, éstas sí podrían verle su
cara y su apariencia. De lo que se deduce
que toda mujer que no fuese esposa de
Orúnmila “podría verle la cara y la
apariencia a la deidad…”.

Sin embargo, las esposas de Orúnmila, a


pesar de que se les prohibió “mirarle la
cara a Odu”, “sí podrían seguir viendo la
apariencia de esta deidad”, porque al
respecto esta última no dictó prohibición
alguna.

Por lo dicho, si ahora aplicásemos


estrictamente el mensaje implícito en las
palabras de Odu a la liturgia
contemporánea de Ifá, tendríamos que
aceptar forzosamente que las esposas de
los babalawos (en este caso en
representación de las esposas de
Orúnmila), no podrían mirar dentro del
Fundamento de Odu o Igba Iwá, aunque
sí podrían ver su apariencia (el
Fundamento, exteriormente), o lo que es
lo mismo, que ellas pueden ser
“presentadas” (se supone que a distancia)
ó estar cerca del Fundamento de Odu
(Igba Iwa), siempre que no miren el
contenido de su recipiente (significando
esto último el acto de mirar la cara de
Odu).

Al resto de las mujeres no las incluyó en


esta prohibición.

Pero, continuemos con el análisis…


“He de pelear contra todo aquel que ose
mirarme la cara. Contra todo aquel que
mire mi apariencia…” (palabras de Odu a
Orúnmila, según el odu Írété Ogbé).

Está claro en este párrafo que acabamos


de leer que –excepto las mujeres que no
son esposas de Orúnmila (porque así ya
lo dispuso antes la poderosa deidad
femenina)-, nadie podría mirarle la cara ni
la apariencia a Odu… O sea, que el
mensaje de la poderosa deidad a
Orúnmila podría ser resumido de la
siguiente manera: “que solamente las
mujeres que no fuesen esposas de
Orúnmila serían las únicas autorizadas
para verle la cara y la apariencia a
Odu…”.

Y, por lo visto hasta aquí, la siguiente


pregunta es inevitable: ¿Y, los hombres
que?. Pues sencillamente, hasta ahora
nada… Ni los hombres, ni las esposas de
Orúnmila podrían verle la cara a Odu…
Pero, es evidente que los hombres
quedaron mas limitados todavía que las
esposas de Orúnmila. Éstas no podrían
verle la cara a Odu, pero sí su
apariencia… ¡Mientras que los hombres
no podrían ver de Odu, ni la cara ni la
apariencia!. Así de claro… Y, no hay más.
Al menos esto es lo que dice Írété Ogbé
hasta al momento… Veremos lo que
sucede más adelante.

”Ninguna mujer podrá verte…” (palabras


de Orúnmila, según el mismo odu de Ifá).

Es evidente que en esta expresión de


Orúnmila nos encontramos con una gran
contradicción entre las dos deidades… Es
por ello que debemos sopesar la gran
diferencia existente entre lo dicho por Odu
(“no quiero que ninguna de tus esposas
me mire”), y lo que después se le atribuye
al propio Orúnmila respecto a lo mismo
(“ninguna mujer podrá verte”)…

¡Tamaña contradicción entre dos


poderosísimas deidades!. Que por un lado
Odu esté dictando un tabú exclusivamente
dedicado a las esposas de Orúnmila,
mientras que por el otro vaya Orúnmila
reinterpretando el mismo tabú de manera
diferente y dedicándoselo a “todas las
mujeres de este mundo…”.

¿Por que surge la contradicción? Pero,


continuemos con el análisis, pues aún hay
más…

“Odu, tu has de completar el poder de mis


hijos, pero ninguna de sus esposas podrá
mirarte y ninguna mujer podrá verte.
Desde ahora ningún Babalawo estará
completo si no posee a Odu, y no podrá
consultar Ifá hasta el día que él reciba a
Odu…” (palabras de Orúnmila, según el
mismo odu de Ifá)
Esposas y mujer no son lo mismo y por
qué esta separación de criterio.

Ahora, después de leer este párrafo es


mayor nuestra incertidumbre. Aquí
percibimos a un Orúnmila injusta y
sospechosamente “machista”… Aquí, nos
dan a entender que Él habla de “mis hijos”
en masculino (evidentemente ya
descartada la mujer como “hija” iniciada
en su sacerdocio), y vuelve a ratificar “que
ninguna mujer podrá mirar a Odu” (y,
¡aquí vuelve a ir más allá del entorno de
sus esposas!). O sea, de manera
sospechosa Él le sube el listón a Odu,
pues no solo se limita a cumplir el dictado
restrictivo de la deidad sobre sus esposas,
sino que, incomprensiblemente lo
extiende a todas las mujeres del mundo…

¿Pero, porqué lo hace?


¿Acaso Él no comprendió que Odu desde
un principio solamente se había limitado
estrictamente a prohibir a sus esposas y a
los hombres que mirasen su cara y su
apariencia…? ¿Entonces porqué esta
extraña contradicción…?

Por otro lado, ¿qué “motivos lógicos”


tendría Orúnmila para expresar que Odu
completará el poder de sus “hijos”
(¡varones!), sentenciando que a partir de
ese momento todo Babalawo (¡varón!), no
estará completo si no posee a Odu, e
incluso, que aquellos no podrían ni tan
siquiera consultar Ifá mientras no
recibieran a la deidad en cuestión?
Discriminación dentro de nuestra religión;
es aquello que nunca deberíamos
permitir.

Reitero que es evidente que hasta aquí


nos encontramos con preocupantes
contradicciones entre lo expresado por
Odu y lo dicho por Orúnmila. Pero,
veamos ahora una especie de resumen
de todo lo examinado hasta el momento…
1º - Odu expresa que no quiere que las
esposas de Orúnmila miren su cara.
2º - Odu, no prohíbe a las esposas de
Orúnmila que miren su apariencia.
3º - Las únicas criaturas autorizadas por
Odu para ver su cara y su apariencia
fueron las mujeres que no fuesen esposas
de Orúnmila, o sea, el resto de las
mujeres del mundo.
4º - Odu prohíbe terminantemente a los
hombres y, al resto de las criaturas, que
miren su cara y su apariencia.
5º - Orúnmila determina que ninguna
mujer podrá ver la cara de Odu.
6º - Orúnmila no prohíbe que las mujeres
en general vean la apariencia de la
deidad.
7º - Orúnmila “asume” que los babalawos
fuesen hombres cuando se refiere a ellos
como a “mis hijos”, en masculino,
descartando a la mujer de su sacerdocio.

La mujer juega un papel importante dentro


de la religión y existen algunas
comunidades en África que es el origen
de todos, en donde la mujer es quien
utiliza los sistemas de adivinación y no el
hombre
Y, ahora, después de leer este resumen
nos enfrentamos a una situación aún más
confusa y embarazosa porque a simple
vista se observa que en este asunto Odu
va por un lado y Orúnmila por el otro…¡No
se ponen de acuerdo!. Pero, ¿y qué nos
dice todo esto..?. Veamos…
Pues, que mientras Odu solo acepta que
la miren a la cara y que vean su
apariencia “solamente las mujeres que no
fuesen esposas de Orúnmila”, este último,
por otro lado, haciendo caso omiso al tabú
dictado por la poderosa deidad femenina,
por extraño y contradictorio decreto,
autoriza únicamente a los hombres, no
solo a mirar la cara y apariencia de Odu,
si no, ¡a recibir el Fundamento o Cofre
Plateado de la deidad..!. Y, desconoce y
desautoriza totalmente a la mujer (sea
esposa de Él o no), a mirar la cara de
Odu, y por ende, a recibir a su
Fundamento…
Llegados a este punto ya no queda otra
alternativa que llegar a conclusiones
propias porque el controvertido odu Írété
Ogbé que nos presentan no las ofrece.
Entonces tenemos…
“Por un lado a Odu defendiendo los
derechos exclusivos de la mujer en
detrimento de los derechos de los
hombres, y un Orúnmila haciendo todo lo
contrario a favor de los hombres y en
detrimento de los derechos de la mujer…”.
¡El eterno dilema de los sexos! ¿Hombre
o mujer…? ¿Mujer u hombre…?
Llegados a este punto –si nos limitásemos
a cumplir lo dicho por Odu-, ahora
podríamos interpretar que “las únicas que
podrían ser Iyanifas (femenino de
babalawos) “completas”, serían las
mujeres que no fuesen esposas de
Orúnmila, pues solo ellas podrían recibir a
Odu. Entonces los hombres podrían llegar
a ser babalawos “incompletos” porque no
podrían recibir a Odu…¡ Y, entonces la
categoría de Oluwos solo recaería sobre
estas mujeres..!. Esta podría ser la
interpretación más lógica de lo que dice
este odu Írété Ogbé, pues la injustificable
y contradictoria actitud que nos presenta
de Orúnmila, no es creíble, debido a su
falta de coherencia con el argumento
principal del mismo.

Lo que dice Orunmila no es creible,


debido a la contradicción de criterios que
presenta.
Definitivamente que, “en esta versión” del
odu Írété Ogbé que nos ocupa (cuyo
origen real es completamente incierto y
sospechoso), se le han atribuido de una
manera absurda, irresponsable e
irrespetuosa a dos poderosas deidades
una de las más vulgares frustraciones y
miserias que pueda exhibir el ser humano:
el sentimiento discriminativo sexual (del
hombre por la mujer y viceversa), lo cual
pone en total tela de juicio la autenticidad
del contradictorio mensaje expresado en
el mencionado odu de Ifá.. Porque,
sencillamente el mensaje expuesto en el
mencionado odu “no es serio”, “no es
coherente”, “es irrespetuoso”, “impreciso”,
“contradictorio” y, simplemente,
“inaceptable” porque ofende la inteligencia
humana en detrimento de la intachable
moralidad de las deidades y los Orishas, e
intenta de una manera burda y flagrante
plantar la semilla de un evidente
sentimiento discriminativo hacia la mujer
en un claro intento por atentar contra la
igualdad entre ambos sexos. Y, esto nos
debe llevar a la conclusión de que “no
todos los tratados de odu Ifá que andan
por ahí son auténticos, y que debemos ser
cuidadosamente selectivos a la hora de
aceptar tratados y odus Ifá…¡Y, más aún,
a la hora de darlos como buenos y de
aplicar sus enseñanzas en nuestras vidas
cotidianas!. Al respecto, debemos buscar
legitimación y autenticidad para no ser
engañados y confundidos”.

"No es serio, no es coherente, es


inaceptable, e irrespetuoso, ofende la
inteligencia humana".

En gran medida todo esto ha dado al


traste con las grandes controversias que
existen hoy en día en cuanto a las
iniciaciones Itefa de las mujeres en Ifá (las
mujeres Iyanifas). Así, mientras unos
abogan por el Ifá en las mujeres, otros se
oponen tajantemente a ello. Lo que
determina que en la actualidad existan
lugares donde la mujer es discriminada en
Ifá, mientras que en otros, su derecho a
ser iniciada en el sacerdocio de este Orisa
es plenamente reconocido. Y, llegados a
este punto debemos estar conscientes
que, salvo esta controvertida versión del
odu Írété Ogbé, en todo el Corpus Ifá
(incluidos todos los tratados existentes),
no existe odu alguno que exprese
claramente y, sin lugar a dudas, “que la
mujer no puede ser sacerdotisa (Iyanifa)
de Ifá”; ó que, “solo los hombres serán
sacerdotes de Ifá (babalawos)”; ó que,
“solo los hombres serán Oluwos porque
serán los únicos que recibirán el
Fundamento de Odu”; ó que, “la mujer no
puede ser Oluwo porque no puede recibir
el Fundamento de Odu”…Esta es la
realidad y, como puede apreciarse, no da
lugar a decantarse por el hombre o por la
mujer en lo que respecta a los menesteres
del sacerdocio de Ifá. ¡Lo demás es pura
especulación!

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