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CRÉDITOS

Gil de castro estuvo aquí,


una sociedad en tiempos de cambio (1785-1837)

DIRECCION DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS (DIBAM) 2015


RESPONSABLE LEGAL, DIRECTOR: Ángel Cabeza Monteira
MUSEO HISTÓRICO NACIONAL
DIRECTORA (s): Isabel Alvarado Perales

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS: Rolando Báez B., Carolina Barra L., Gloria Cortés A.,
Fanny Espinoza M., Juan Manuel Martínez S.

EDICIÓN DE TEXTOS: Juan Manuel Martínez S., Isabel Alvarado P. y Emilia Müller G.

FOTOGRAFÍAS: Juan César Astudillo C.

DISEÑO, DIAGRAMACIÓN Y EDICIÓN DE FOTOGRAFÍA: Museal

IMPRESIÓN: Valente Impresores

PROYECTO
FINANCIAMIENTO: Proyecto de Acción Complementaria 2015, Dibam
COORDINACIÓN: Rolando Báez B.
ADMINISTRACIÓN: Marta López U.

ISBN:xxxxxx
Propiedad Intelectual: xxxxxx
MUSEO HISTÓRICO NACIONAL
Plaza de Armas 951, Santiago de Chile
www.museohistoriconacional.cl

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IE DAD EN
C C G T
A IL
ES S D
T T E
A U RO
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UNA SO
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MBIO

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ÍNDICE

PRESENTACIÓN pág. 5

INTRODUCCIÓN CURATORIAL pág. 6

JOSÉ GIL DE CASTRO:


DEL FIEL SÚBDITO AL CIUDADANO REVOLUCIONARIO
Juan Manuel Martínez pág. 9

LA EPIFANÍA DEL RETRATO


El criollismo republicano
y su construcción genealógica
Gloria Cortés Aliaga pág. 16

DESVESTIR A UN SANTO PARA VESTIR A UN HÉROE:
LAS TRADUCCIONES Y PERSISTENCIAS DE LAS
IMÁGENES RELIGIOSAS EN TIEMPOS DE CAMBIO
Rolando Báez pág. 21

DE LA ADAPTACIÓN A LA ADOPCIÓN:
Indumentaria en Chile entre 1770 y 1835.
Fanny Espinoza pág. 26

CAMBIOS Y PERMANENCIAS
EN EL ESPACIO PÚBLICO Y PRIVADO
Carolina Barra pág. 31

catálogo pág. 35

BIBLIOGRAFÍA pág. 60

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PRESENTACIÓN

•••

El presente catálogo que acompaña la exposición del limeño, sino que intenta mostrar lo que sus ojos vieron,
mismo título, a través de ensayos realizados por curado- la sociedad en que vivió y las profundas transformacio-
res invitados y del Museo, intenta dar cuenta de los com- nes de las que fue testigo.
plejos escenarios sociales y culturales, en los que se vio
envuelto José Gil de Castro, como también cumplir con Tanto la exposición como el catálogo son el fruto de un tra-
entregar información sobre las colecciones que el Museo bajo interdisciplinario, compuesto por el equipo del museo,
Histórico Nacional custodia. curadores invitados, además del equipo de museografía.

En su introducción se explica el sentido de la curatoría Nuestros agradecimientos a la colaboración de la histo-


y en cada artículo independiente se profundiza sobre te- riadora del arte Gloria Cortés y a la historiadora Emilia
mas trascendentales para entender los cambios vividos Müller por su aporte al catálogo y al historiador Hugo
por la sociedad de los últimos años del dominio español, Contreras en el documental de la muestra. Por el prés-
pasando por el proceso de la independencia de la nación tamo de obras, agradecemos a Fray Ricardo Morales O.
hasta los inicios de la consolidación de la república. El de M. director del Museo de la Merced, al Deán de la
conocimiento de los sujetos, actores sociales, costum- Catedral P. Juan de la Cruz Suarez y a Carmen Pizarro
bres, religión, arte e indumentaria colaboran para com- la Conservadora del Museo de la Catedral Metropolitana.
prender el imaginario de la época.
Isabel Alvarado Perales
La exposición Gil de Castro estuvo aquí: Una sociedad en Directora (s)
tiempos de cambio (1785-1837), no trata de la obra del pintor Museo Histórico Nacional

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INTRODUCCIÓN CURATORIAL
•••

El 20 de abril de 1808 se inauguró el edificio de la Real El Museo Histórico ofrece sus colecciones al público
Audiencia y de las Cajas Reales, una de las últimas edi- para que estas sean conocidas y apreciadas por el públi-
ficaciones construidas por la administración virreinal en co, en el contexto cultural, político y religioso, donde
Chile, que ha sido testigo de buena parte de la historia se desenvolvió José Gil de Castro, ofreciendo un breve
del país en estos últimos dos siglos y que en estos últimos recorrido por una selección de pinturas, grabados, escul-
años acoge al Museo Histórico Nacional. turas y objetos decorativos y utilitarios, que marcaron
el período en que este pintor estuvo en Chile. A esto se
Es precisamente en este espacio que el pintor limeño, José suma colecciones del Museo de La Merced y del Museo
Gil de Castro, circuló durante su estancia en Chile. En de La Catedral de Santiago, que ilustran las formas de la
este Palacio funcionaban las dependencias del gobierno vida social del período.
virreinal y de la administración de la justicia. Flanqueado
por el edificio del Cabildo de la ciudad y del Palacio del La importancia del pintor limeño radica en que él fue un
Gobernando, este edifico fue el centro de la actividad po- testimonio privilegiado de los procesos de cambio en las
lítica de fines del Imperio español en este territorio y el estructuras sociales y políticas, que se venían gestando
comienzo de la nueva nación chilena. desde fines del siglo XVIII, tanto en Chile como en el
resto de la América Hispana.
El nombre de esta exposición: Gil de Castro estuvo aquí, una
sociedad en tiempos de cambio (1785-1837), se debe a que en este Su pintura funciona como una bisagra, uniendo las prác-
patio, con su entorno de las magnificas columnas toscanas ticas y estéticas del mundo virreinal con los requerimien-
de cal y ladrillo y la nobleza de sus salones, fue el marco en tos formales e ideológicos de las nuevas naciones que
que se desenvolvió el pintor José Gil de Castro, tanto en el surgen a partir de los procesos de emancipación.
contexto del antiguo régimen, como en el de la construc-
ción de un nuevo orden. Tanto el Museo Nacional de Bellas Artes, como el Mu-
seo Histórico Nacional celebran la memoria de un pintor
A través de esta muestra, el Museo Histórico Nacional que viajó desde la capital del virreinato, que permaneció
quiere aproximar a los visitantes a la cultura visual y ma- en Chile cuando se desarrolla el proceso de emancipa-
terial existente en Chile, entre fines del siglo XVIII y ción y que vuelve a su ciudad, ya convertida en la capital
principios del XIX, periodo correspondiente a los años de una nueva nación, el Perú. Celebrar esta memoria, a
de vida de este pintor, estableciendo así un complemento través de estos objetos que han sido custodiados en estos
a la muestra José Gil de Castro, pintor de libertadores que últimos dos siglos, hacen cumplir la misión del Museo
se desarrolla en el Museo Nacional de Bellas Artes, en un Histórico de preservar y difundir el patrimonio nacional
trabajo colaborativo y conjunto entre nuestros museos. del pueblo de Chile.

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JOSÉ GIL DE CASTRO: DEL FIEL SÚBDITO
AL CIUDADANO REVOLUCIONARIO
•••
Ese espíritu revolucionario y altanero que reina en muchos mentales en el proceso de las primeras manifestaciones
de nuestros amados chilenos que se creen verdaderos patrio- emancipadoras en América. La ausencia del monarca
tas, cuando no hacen más que desnudar el cuello de la patria quebró la cadena de unidad en torno a la figura del sobe-
para el degüello. Hablemos claro, que ninguna cosa emba- rano, esto alentó la creación de gobiernos autónomos, las
raza más que esta el negocio de nuestra salvación y ninguna denominada juntas de gobierno, respondiendo así a la
puede acarrearnos mayores males. Porque ¿cómo podrán tradición jurídico-política hispana4.
pensar en su salvación unos cristianos conmovidos y agitados
con ese nuevo plan de gobierno, contra las leyes de nuestra Debido a la ausencia del rey, la problemática de la sobe-
monarquía y contra los preceptos de Dios? 1 ranía se convirtió en un punto central, resolviéndose en
la constitución de los poderes públicos, que se transfor-
Este sermón pronunciado el 29 de agosto de 1810, por fray maron en una fuente de toda autoridad y todo derecho
José María Romo en la Iglesia de La Merced de Santiago en este período, los que se convirtieron en el germen de
de Chile, se realizó en el contexto de una oposición de un los futuros estados nacionales americanos5.
sector de la elite chilena a las innovaciones políticas que se
presentaban en relación a la idea de establecer una Junta Es en ese espíritu, que los fieles vasallos de Santiago de
de Gobierno en el Reino de Chile, un hecho que marcó el Chile, expresaron al constituir la primera junta guberna-
primer acto de autodeterminación política en este lejano tiva del Reino de Chile, las ideas relacionadas a un buen
territorio del Imperio español. El sermón,2 fue parte de las gobierno, como son el orden y la tranquilidad pública, la
variadas respuestas e intentos de poner freno a esta altera- defensa del Reino, el establecimiento de un gobierno en
ción del régimen político que había dominado este territorio conformidad con la jurisprudencia real y por sobre todo
desde la conquista española, y que ante los sucesos de la inva- con cuerpos corporativos representantes de la patria. Sin
sión napoleónica en España había dejado acéfalo el núcleo duda este cambio solo hizo profundizar el colapso impe-
articulador del poder en el orden monárquico hispano. rial y entre los años 1811 a octubre de 1814, el antiguo
Reino de Chile comenzó a sufrir cambios políticos sus-
Chile, como los demás dominios hispánicos en América, tantivos, a esto se sumó que a partir de marzo de 1813,
fue parte de un estatus social y político, donde la socie- con el desembarco de las tropas del Virrey de Abascal al
dad, sus vínculos políticos, la idea de nación, de rey y los mando del brigadier Antonio Pareja, Chile se convirtió
súbditos, se definieron en el marco del Antiguo Régimen,3 en un territorio en guerra.
configurando un orden social, donde la participación de
los súbditos se realizaba a través de estamentos, corpora- Es este el contexto en que arribó a Chile el pintor limeño
ciones y en castas. José Gil de Castro (Lima, 1785-1837), quien habría lle-
gado en 1813. Las investigaciones recientes6, apuntan a la
La invasión napoleónica, los sucesos de la corte madri- hipótesis de que su llegada se produjo ante la posibilidad
leña y la posterior acefalia monárquica fueron funda- de que en Chile y debido al proceso de emancipación y

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•••
autogobierno, el aparataje del antiguo régimen y el orden período histórico especialmente intenso, el fin del sistema
social de castas se diluyeran, en especial el régimen de virreinal y el nacimiento de las nuevas naciones america-
tributos de casta y la libertad de vientre de 1811. A lo nas. La importancia de la obra del pintor limeño reside en
que se suma un prometedor mercado de arte, debido a una visión iconográfica que funciona como una suerte de
la ausencia de retratistas en Santiago7. Su producción de bisagra, uniendo el mundo del régimen virreinal y de la
retratos y de pintura religiosa comienzan a ser fechadas nueva nación, ambos con claros discursos doctrinarios.
en 1814, agregando datos documentales como es el juicio
de noviembre de 18168, donde fue llamado como perito ¿A quienes retrata José Gil de Castro antes del triunfo del
para zanjar una disputa entre la viuda del oidor Francisco Ejército de los Andes en febrero de 1817? Son los mode-
Cisternas, Juana Martínez de Jaraquemada y la viuda del los de fidelidad monárquica, que en su gran parte habían
pintor Joaquín Mesías, debido al retrato del oidor, José nacido en Chile o en algún punto del virreinato y otros
Gil se identifica en su informe como: ...natural de la Ciudad provenían de la metrópoli. Familias, que con el paso de
de los Reyes, Capitán de Milicias disciplinadas de la Ciudad de los siglos habían desarrollado una tupida red de paren-
Trujillo, y agregado al Cuerpo de Yngenieros; retratista, Pintor… tescos familiares y contactos, nada muy diferente a lo
que sucedió en otros espacios geográficos de la América
Otro aspecto de carácter documental, nos lo da su infor- virreinal. A fines del siglo XVIII, en el contexto de la
mación matrimonial, que data de junio de 1816, donde expedición de Alejandro Malaspina, Juan José de Santa
uno de los testigos da cuenta que José Gil de Castro ya Cruz, Regidor perpetuo y Decano del cabildo, redactó
estaba en Santiago de Chile desde hace tres años9. De la una respuesta dando cuenta de las personas más ricas
misma manera su llegada no se produce con las tropas del reino, que claramente se identificaba con las familias
del Virrey del Perú, enviadas a sofocar la insurrección que ostentaban los títulos de Castilla,12 y cuyas funciones
de un sector de la sociedad chilena. Tropas que por económicas transitaron entre la producción agrícola que
lo demás arribaron al sur del territorio, a Valdivia y al surtía de trigo al Virreinato y el comercio, entre los que
puerto de Talcahuano y que solo llegan a Santiago en se encontraban el Conde de la Conquista, el Marqués de
octubre de 1814.10 Villapalma y el Marqués de Casa Real, entre otros.13

Entre 1813 hasta comienzos de 1817, el pintor circuló por Así el núcleo de la elite estaba constituido en Chile, a
los ambientes de las familias criollas de la elite, que adhe- fines del siglo XVIII, por 11 títulos de Castilla, a lo que
rían a la monarquía. Grupo social que transitó dentro de se sumaba los caballeros cruzados de la Orden de Carlos
los parámetros del Antiguo Régimen, donde el concepto III, y otros ascensos nobiliarios y órdenes, estableciendo
del fiel súbdito implicaba un elemento central en la vida una forma de sociabilidad, basada en la representación
virreinal, que unificaba la lealtad político y religiosa al del honor, privilegio en base a los títulos nobiliarios, que
Imperio y por sobre todo a la figura del rey. perduró hasta la abolición de estos por Bernardo O’Hi-
ggins en 1817.14
Su trabajo de retratista en esos años dinamizó de manera
notable el arte del retrato, plasmando antes del quiebre La elite integrada por criollos y también por peninsula-
del Imperio español, la vera effigies de los súbditos más res, llegados para cumplir funciones militares o de admi-
reputados del reino.11 Imponiendo un estilo y un sello nistración, fue diversificando sus actividades económi-
muy peculiar en sus obras, pero además fue testigo de un cas, como también sus redes de contactos regionales con

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•••
Lima y Buenos Aires. No se puede entender el período fines del periodo colonial, poseían un estatus sobre las
previo y durante el mismo proceso de emancipación, sin demás castas y con un grado de organización que rompe
esa densidad de contactos comerciales, sociales, religio- la imagen tradicional presente en la historia nacional.17
sos y como no, también políticos.
No es el mismo caso de los otros grupos sociales, en
Es así como la figura del fiel súbdito aparece como un especial de los mulatos y afro descendientes, cuyo origen
engranaje para comprender la vida cotidiana en los terri- y pertenencia estaba asociada a la esclavitud. A este
torios americanos antes de la llegada de los procesos de grupo pertenecía José Gil de Castro,18 cuya ubicación en
emancipación de la corona. Una de las manifestaciones la sociedad virreinal estaba basada en la productividad de
más interesantes para conocer este contexto es el retrato. los individuos y su experticia laboral, situándolos en el
Este género artístico nos abre una vía de conocimiento y ámbito de los artesanos urbanos, los que tenían aspiracio-
lectura, a fin de comprender la posición de los habitantes nes de ascenso social y una presencia pública, a través de
que conformaban la elite en estos territorios. la participación de las milicias correspondientes a su res-
pectivo origen étnico.19 Esto correspondió a una política
Al momento de la llegada de José Gil de Castro la pobla- Imperial, que fue especialmente propiciada bajo el rei-
ción de Chile, estaba conformada por una amplia varie- nado de Carlos III, de desarrollar la profesionalización y
dad de grupos que iban desde españoles y criollos, indios la militarización de ciertos grupos, a fin de incorporarlos
y negros, pasando por las distintas categorías interme- a la sociedad virreinal. Por lo que no es de extrañar, que
dias. La Junta de Gobierno encargó la realización de también los afro descendientes trataran de casarse con
un censo desde las provincias de Copiapó, por el norte, una persona proveniente de otro origen étnico.20 Es el
hasta Talca por el sur, excluyendo a Santiago y Concep- caso del José Gil, quien en 1817 contrajo matrimonio con
ción, con el fin de organizar la economía del territorio, una joven criolla, María de la Concepción Martínez Pozo,
como también a quien se representaba en el naciente proveniente de Renca, en las cercanías de Santiago.21
Congreso Nacional15.
La presencia de los artesanos en el mundo urbano del
En este censo aún persistía una clasificación según el Santiago de fines del Imperio español era evidente, lo
origen étnico y una estructura de castas, a saber; Espa- comprueba el censo de Juan Egaña, donde se incorpo-
ñoles Americanos, Españoles Europeos, Españoles raba un listado de las actividades económicas, donde
Asiáticos, Canarios y Africanos, Europeos Extranjeros, los artesanos, estaban junto con los hacendados, los
Indios, Mestizos, Mulatos y Negros.16 jornaleros, labradores, inquilinos, comerciantes, milicia-
nos de caballería y de infantería, profesores, literarios y
Sin duda, el mundo indígena de la zona central era una estudiantes entre otros. En 1817 José Gil de Castro se
de las poblaciones más numerosas de Chile a la llegada estableció en la calle del Cerro, actualmente Santa Lucía,
de José Gil de Castro. Grupo en constante tensión con calle donde vivió José Mena, maestro mayor del gremio
la elite criolla y peninsular por la tenencia de las tierras de los pintores.22
cultivables de los valles centrales. Por lo que los indí-
genas apelaron constantemente a su condición jurídica Un aspecto central en la vida de la sociedad virreinal de
de “naturales”, de esta manera bajo la protección de la ese período fue la religión y el papel de la Iglesia, la que
corona y del derecho indiano. Por lo que los indios, a se caracterizó por una estrecha cooperación con el poder

11
•••
y el aparato político en procura de la cohesión social de la cusiones políticas y teológicas. Un ejemplo de ello fue el
sociedad virreinal en consonancia con el Real Patronato.23 Coronel Judas Tadeo de Reyes y Borda (1756-1827), en
cuyo retrato realizado por José Gil de Castro en 1815,
En Santiago y después de la muerte del obispo Fran- podemos encontrar las claves para entender la figura
cisco José Marán en 1807 hubo varias designaciones de un criollo que encarnaba la Ilustración Católica, como
para ocupar la sede vacante, finalmente José Santiago también una férrea devoción a la monarquía, expresada;
Rodríguez Zorrilla, un criollo, fue nombrado obispo de en su rol como secretario de la presidencia del reino, en
Santiago de Chile, en el caso de la ciudad de Concep- sus escritos, como también en su rol y desempeño en el
ción, el nombramiento recayó en el peninsular Diego ocaso del Imperio español en Chile.
Antonio Navarro Martín de Villodres. Estos dos obis-
pos debieron enfrentar uno de los mayores cambios que Como contrapunto y después de 1811 el proceso de dis-
tuvo que vivir la iglesia en Chile, el paso de un reino, cusión en torno a la emancipación se agudizó, testigo de
con un monarca a la cabeza de una nación con valores ello son las diferentes publicaciones, pasquines y otros,
republicanos.24 gran parte con pseudónimos, que perfilaban un discurso
más radicalizado: Una de la más interesantes es la que
El paso dinástico entre los Austrias a los Borbones, no realizó Fray Camilo Henríquez, que explicó el paso entre
solo significó un reordenamiento del Imperio, en su cen- súbdito y ciudadano. Dando cuenta de una definición
tralización burocrática, que caracterizó a los regímenes de patriota, referida al ciudadano libre, otro ejemplo lo
absolutistas del Antiguo Régimen, sino la circulación de encontramos en José Ignacio Cienfuegos, quien llegaría
nuevas ideas que propiciaba la Ilustración. En el ámbito posteriormente a ser Obispo, quien publicó en 1813 con
religioso se verificó un incremento de las comunicacio- Juan Egaña, la Constitución parroquial para el Obispado de
nes con la Europa católica y la protestante. Razón de la Santiago, además dos cartas pastorales en 1817, además
aparición y las influencias de corrientes religiosas como el en 1819 publicó su Catón cristiano político para el uso de las
Jansenismo, Episcopalismo, Galicanismo y Regalismo.25 escuelas de primeras letras.

Por lo general, y siguiendo con un análisis convencio- No obstante esta discusión se daba en las esferas de la
nal sobre la Ilustración, en términos generales se la ha elite, el pueblo continuaba con sus formas de piedad que
caracterizado como un movimiento secularizante y anti- habían heredado de siglos anteriores, muchas de ellas con
religioso. No obstante la Ilustración, en el ámbito cató- clara impronta barroca, dan cuenta de ello las imágenes
lico Europeo, animó la discusión en torno a la razón y que estaban presentes en iglesias, conventos y casas. Una
la revelación, tanto en el área católica como protestante. profunda devoción alcanzaba también a la elite dentro
En la Europa católica, incluida la sede Papal, tanto los del espacio regentado por el ámbito femenino, donde las
clérigos, funcionarios e intelectuales, tuvieron un gran devociones a la Virgen de la Merced, los santos y santas
campo de discusión y debate sobre estas cuestiones.26 tutelares familiares transitan en imágenes de bulto o en
Fue la circulación de ideas la que motivó debates sobre pinturas para enrollar que presidían los oratorios.
temas religiosos, lo que provocó en definitiva un acerca-
miento de diálogos entre política y teología. La derrota de las fuerzas realistas a manos del Ejército
Libertador de los Andes, el 12 de febrero de 1817 en Cha-
Grupos de criollos participaron animadamente de dis- cabuco, implicó el colapso del poder imperial español en

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gran parte del territorio. Prontamente, las nuevas autorida- mente, se vuelve a tener noticias de su trabajo, en espe-
des dispusieron de una serie de medidas a fin de otorgarle cial en lo que concierne a los encargos de los retratos
una identidad a la nación. Donde se reflejó con mayor de Simón Bolívar. José Gil fallece de apoplejía el 25 de
claridad el cambio simbólico a un nuevo orden fue en el noviembre de 1837 y al día siguiente su cuerpo fue tras-
dinero que sustituyo al monetario virreinal.27 Por orden de ladado al Cementerio General de Lima.29
Bernardo O’Higgins, Hilarión de la Quintana promulgó
un bando el 9 de junio de 1817 sobre este aspecto: En una Sin duda, las matrices ideológicas que influyeron en el
época en que los augustos emblemas de la libertad se ven por todas período comprendido desde el 18 de septiembre de 1810
partes sustituidos á la execrable imagen de los antiguos déspotas, al 12 de febrero de 1818, cronología simbólica que reco-
sería un absurdo extraordinario que nuestra moneda conservase rre el día en que se constituyó la junta gubernativa en el
ese infame busto de la usurpación personificada.28 reino de Chile, primera experiencia de autonomía local,
y la segunda, correspondiente al día de la proclamación
Gran parte de los retratos pintados por José Gil de Castro, y jura de la independencia de Chile, fueron influencia
realizados a partir de 1817 dan cuenta de la importancia de los procesos de revolución norteamericana y francesa.
de las condecoraciones no solo como un elemento deco-
rativo, sino como verdaderos emblemas de heroicidad de Los derechos del hombre, el fin de la esclavitud y de un
los nuevos ciudadanos, donde las insignias y símbolos le orden estamental de castas, la finalidad de un hombre
otorgaron a los retratados un pasaporte a la inmortali- libre en una comunidad que definía su propio destino,
dad patria, que permanece en el imaginario colectivo de fueron las fuentes de inspiración de quienes llevaron a
nuestras naciones. cabo este proceso. Sin duda, la independencia no fue una
revolución social, menos en un movimiento popular, fue
Es un período muy intenso en su trabajo de retratista, un movimiento que nació en las elites y que usó a los sec-
donde testimonió este cambio en la concepción del tores populares como fuerza militar. No obstante ello,
súbdito al de ciudadano, lo que no solo determinó una fue un período de construcción simbólica, y un ejemplo
revolución en las concepciones políticas y jurídicas, sino que representa esta idea fue el lema acuñado en la meda-
se expresó claramente en una diversidad de objetos y lla de la proclamación de la independencia, JUNTOS Y
representaciones. Lo central de este proceso político lo UNIDOS SEREIS FELICES, invocando la idea que
sufrirán los habitantes de Chile, donde la conciencia de este nuevo Estado entregaría el bienestar y la felicidad a
fidelidad a la Corona se cambió en la del país y la nación, sus nuevos ciudadanos.
en pocos años la conciencia de súbdito de los individuos
se transformó al de ciudadano.

José Gil de Castro permaneció en Chile hasta 1822,


donde pasó a Lima a continuar su trabajo pictórico en
una ciudad que ya no es la capital del Virreinato, sino
la de una nueva nación. Permanece en Lima hasta 1824,
no se conoce noticia de su permanencia al momento
que la ciudad fue recuperada por las fuerzas españolas.
Ya cuando el ejército imperial fue expulsado definitiva-

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•••

PO
IEM S D
T

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T T E
AD EN
NOTAS

ES S D
A U RO

CA
IL

U O
1- Citado en Guerrero, 2008; pág. 38.
2- Este texto se publicó posteriormente en la Gaceta de Gobierno de

Q V
C C G

MBIO
16 de febrero de 1816 con el título de “Oración Político Cristiano”, en
A

Í
tanto la Orden de La Merced habría resuelto imprimirlo, cita nº 15, en
D

op. cit.
E

3- Guerra, 1997; pág. 159.


I

4- Catálogo La Razón del Bicentenario, 2010; pág. 12.


5- Guerra y Lempérière, 1998, p. 15.
UNA SO 6- Ver los ensayos en el catálogo razonado de la obra del pintor limeño,
Majluf, 2014.
7- Majluf, en op. cit, pág. 6.
8- Op. cit. págs. 6 y 7.
9- Contreras, en Majluf, en op.cit., págs. 25 y 26.
10- Op. cit., pág. 24.
11- Martínez, 2014.
12- Citado en Sagredo, 2004; pág. 465.
13- Op. cit., pág. 483.
14- Decreto de Bernardo O’Higgins, 22 de marzo de 1817, publicado
en la Gaceta el 26 de marzo, citado por Barros Arana, 2003; pág. 42.
15- Censo 1813.
16- Catálogo La Razón del Bicentenario, 2010; pág. 24.
17- León, en Rosenblitt, 2013; pág. p. 322.
18- Nació en Lima en 1785, presumiblemente el día 1 de septiembre,
día de San Gil, su madre María Leocadia Morales, negra natural de
Trujillo, había conseguido su libertad poco después de su matrimonio
en 1778 con Mariano Carbajal, un pardo libre proveniente también de
Trujillo. El matrimonio tiene tres hijos más, el mayor Juan José nació
fuera del matrimonio en 1776 cuando su madre aún era esclava, en
1783 María Jacoba y en 1787, Francisco de Paula. En Kusunoki; Majluf;
Wuffarden, en Majluf, 2014; op. cit., pág. 100.
19- Contreras,Majluf, 2014; op. cit., pág. 20.
20- Op. cit. p. 22.
21- Kusunoki; Majluf; Wuffarden, en Majluf, 2014; op. cit., pág. 103.
22- Contreras, en Majluf, 2014 en op. cit., pág. 27.
23- Cárcamo, en Sánchez, 2010; pág. 31.
24- Para ahondar en el proceso de la iglesia en la Independencia ver
Guarda 2011; págs. 433 ss.
25- Smitd, en Manuscrits, 2002; pág. 92.
26- Op. cit., pág. 95.
27- Ver capítulo: El cambio simbólico, La iconografía fundacional, en
Martínez; Nagel; 2009.
28- Citado por Medina, 1902; págs. 140-150.
29- Kusunoki; Majluf; Wuffarden, en Majluf, 2014; op. cit., pág. 109.

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LA EPIFANÍA DEL RETRATO
El criollismo republicano y su construcción genealógica
•••
SER CRIOLLO

La producción de sentido de las imágenes, los símbo- modelos y a la movilidad de las zonas de producción
los y las representaciones cobran importancia relativa a económica y de clase. Esta demarcación de un territo-
medida que se imponen o no los actores que las pro- rio de poder, impulsado por los colonizadores y a pesar
mueven. Esto es, quien hace circular los signos es quien de la Corona, permitió el desarrollo de agentes alternos
asigna, finalmente, la rúbrica de una identidad colectiva y como los intermediarios de la burocracia virreinal, un
que, en el caso particular del criollo lo convierte en el eje liderazgo mestizo al interior de la hacienda y un campe-
indiscutido del dominio socio-económico. Lo anterior sinado indígena en aumento, todos ellos con ambiciones
se ve reforzado por la facilidad de esta nueva figura de de consolidar un estatus que les permitirá ganar posicio-
transitar entre diferentes estamentos al interior del mapa nes intermedias. 32
social -peninsular y local- sin perder su identidad.30
La incongruencia de estatus de estos grupos, donde el
Ser criollo se constituye, tal vez, en el primer disolvente control de la tierra no iba a la par con el control político,
social del Antiguo Régimen que se establece a partir de toma forma consciente en el proceso independentista.
la autoconsciencia de clase, de pertenencia a un esta- Es en este contexto donde la clase criolla de pronto se
mento y la certeza de la habitabilidad de un territorio conforma como el engranaje social más consolidado del
y su geografía cultural. De ahí que la certeza categórica sistema, monopolizando no solo el prestigio, sino tam-
del deber ser criollo, en un modo kantiano, se instaura bién el poder de los grupos intermedios a través de la
sobre la base de la moral y la libertad a cualquier precio, manipulación o lo que Wolf denomina manipulative
exacerbando el sentido de empoderamiento en razón de behavoir.33 La ficción independentista traía consigo,
su filiación divina -del ser humano-, de autonomía por entonces, la ruptura y desestabilización de la organiza-
derecho propio sobre los espacios de representación y ción social, pero cuya tensión se manifestaba ya en el
disputa y, finalmente, de la instrumentalización de su siglo XVIII, aumentando progresivamente los conflictos
posición en el entramado social republicano. endémicos entre las castas o clases intermedias a medida
que se acerca la ruptura política con la metrópolis, gene-
El fenómeno del criollismo, fortalecido por la presencia rando la reacción colectiva del movimiento emancipa-
de una elite conformada por una herencia peninsular dor. De este modo, quien debe resolver el conflicto de
por una parte y una endogamia secular, por otra, per- poder entre el agente político y el agente económico es
mitió que en Sudamérica la hacienda se convirtiera en el gobierno republicano, ya que los intermediarios del
el principal protagonista del poder político, económico antiguo régimen seguían constituyéndose en una gran
y social.31 Esta convergencia hacia la periferia -lo rural- fuerza política que controlaban al principal nervio pro-
solo es posible en una sociedad en el que la moderni- ductor: el campesinado indígena y mestizo que susten-
dad está supeditada a la dislocación constante de los taba a la nación.

16
•••
La crisis política del modelo que genera la monarquía Por una parte, la instalación de un primer impulso iden-
peninsular se convierte, así, en una revolución política titario circunscrito a una motivación colectiva del esta-
cuya consecuencia inmediata es el ascenso de una nueva mento criollo, que impulsa una experiencia vital respecto
legitimidad, la de los sujetos sociales que hicieron posible del período anterior. La hipérbole o culto a los héroes o
la consolidación de la economía republicana. Lo anterior, libertadores, por ejemplo, se asemeja al culto a los santos
implica también la negociación de las representaciones, cuya aparición en escena es comparativamente análoga
prácticas e imaginarios de los dispositivos políticos y al concepto mesiánico que se otorga al hecho de la salva-
sociales que mantendrán cohesionada a la comunidad y ción/liberación del yugo español. La antigua figura del
sus transformaciones. El retrato aparece, entonces, como rey, poder otorgado por derecho divino, se convierte en
un ejercicio contracultural, una experiencia social que eje no solo de una guerra ideológica, sino también de una
niega el pasado pero se nutre de él en una serie de resig- rebelión iconográfica en el que por contraste, el patriota
nificaciones de modelos impuestos que, finalmente, son utiliza como probanza de su legitimidad.
apropiados a modo de epifanía, como acto de presencia
dialéctica sobre los fenómenos sociales que surgen en Esta nueva religión republicana aparece vinculada a los sen-
este período. timientos e ideas respecto de la patria y el patriotismo,
en especial frente al rechazo del linaje hispano. La epi-
fanía constitutiva de un movimiento armado y la apo-
EL RETRATO: EPIFANÍA O INICIACIÓN DE logía social del criollo, es sin duda incierta, precaria y
UNA CUESTIÓN POLÍTICO-SOCIAL heterogénea, pero manifiesta y revela su trascendencia
en el ejercicio mismo del proceso emancipatorio y en
Si bien para los peninsulares, América era una exten- la construcción de una nueva forma de gobernabilidad
sión de la territorialidad y la propia identidad, para los Suprema. Esta vez, bajo la égida de la virtud cívica.
americanos el quiebre significó también una ruptura
genealógica con la metrópolis. Aunque herederos del Todo hombre de bien, contento con desempeñar el ministerio
mundo hispano, los criollos se instalaron como figu- que puso la patria a su cargo, no hace crecer su autoridad sino
ras híbridas carentes de una genealogía común, donde por el nivel de su mérito, señala Juan Egaña en su Dis-
la religión aparece como el único vínculo capaz de curso sobre el amor de la Patria (1807). El carácter
concretizar un linaje de carácter moralizante, salvador iniciático del retrato criollo emula, también y por pri-
e iniciático. 34 mera vez, la transformación del ser y del deber ser del
nuevo ciudadano. La pervivencia de esta moral criolla,
De este modo, la imagen criolla se sustenta en los mismos especialmente cuando esta se confronta con nuevos
referentes impuestos por la Corona a los que se añaden grupos sociales -como los pardos o mestizos- se revela
las producciones religiosas locales produciendo un doble mediante signos que bien pueden relacionarse con el
desplazamiento de modelos iconográficos, una suerte resguardo sólido de los valores compartidos: alegorías
de rebelión formal que permitía la afirmación de una a los vicios, a la unión conyugal o a la moral cristiana,
identidad criolla por una parte, y establecía un proceso el amor filial, la educación, entre otros, aparecerán
maquinal de producción artística, por otra. El carácter continuamente tomando la forma de inscripciones,
iniciático que adquieren los retratos en este período, está miniaturas o bien, de elementos iconográficos hereda-
dado entonces por diferentes aspectos. dos de la pintura religiosa.

17
•••
Esta manipulación de los conceptos moralizantes -cris- la misma fama póstuma de los vínculos masculinos con
tianos y republicanos- expresan elocuentemente la posi- los que se relaciona. El género del retrato, en este caso,
ción del estamento criollo sobre la situación política y fortalece el papel doctrinante y educativo de los padres
social del período, reafirmando bajo la precisión del a los hijos. Desde esta perspectiva, las mujeres criollas
territorio y su incorporación en la pintura de retrato -identificadas históricamente con la familia y linaje de
-ya expuesto soslayadamente en la pintura de santos- la pertenencia-, dejaron constancia de su posición social y
supremacía de su nuevo estatus. La dominación del espa- memoria de si mismas en la huella material que ha quedado
cio y lugar no de las leyes, sino de los hábitos y costum- de sus vidas cotidianas: Desde su más temprana edad ha sido
bres que constituyen, finalmente, el verdadero valor del educada para observarse continuamente (…) y así acaba por consi-
nuevo ciudadano republicano. derar al observador y al objeto de observación dentro de su mismo
ser como dos elementos constitutivos, distintivos de su identidad
Podríamos establecer en lo anterior, un tercer aspecto como mujer. 36
del carácter iniciático del retrato. La búsqueda de un
bien común, un legado para la nueva generación, tanto En este sentido, el retrato tensionó las convenciones
material/territorial como simbólico. En este punto cabe de la dimensión privada con la vida pública, aludiendo
recordar el carácter masónico del proceso independen- a estatus sociales, virtudes personales o condiciones
tista y la conformación de logias eminentemente ameri- estamentales, como ser casada o soltera, la domestici-
canas, operando en todo el asunto la transacción icono- dad del hogar o los cometidos a desempeñar un papel
gráfica entre la tradición y las nuevas formas de poder. en los destinos de la patria. Si bien esa posición les
abrió los caminos de la formación, el prestigio social,
la libertad y la posibilidad para intervenir en asuntos
LA CONTINUIDAD DEL LINAJE públicos, no son ajenas a la constitución de imaginarios
o como materia pasiva en la representación. Su existen-
La inexistencia genealógica del criollismo concentrará cia está determinada directamente por la relación con
su particular interés en la continuidad del linaje, susten- su clase y el varón que la distingue, ya sea el marido o
tado en el amor filial. A ello debemos sumar la pérdida el padre, el que aparece siempre simbólicamente repre-
de esposos e hijos en las guerras de la independencia, sentado ya sea a través de escudos o heráldicas, inscrip-
dejando a muchas de estas mujeres viudas y huérfanas. ciones o signos que convierten la ausencia masculina
La mujer venerada en su rol de madre y esposa, es sacri- en presencia. Es decir, mujer en oposición/comple-
ficada por amor a la patria y a la libertad, entregando mento al varón.
a sus hijos a la guerra. En La Gazeta de Buenos Ayres
en 1811, Monteagudo publicará el rol doctrinario de la Finalmente, la lectura historiográfica de estas cuestiones
mujer sobre los hijos, estimulando en ellos el patrio- permite establecer origen, pertenencia, participación en
tismo, moral e ilustrado, útil para sus conocimientos, y sobre la historia política, económica y social y sus consecuen-
todo patriota, amante sincero de la LIBERTAD, y enemigo irre- cias en el mundo contemporáneo. El retrato cohesiona
conciliable de los tiranos. 35 las relaciones entre los sujetos históricos situados en el
espacio social por un lado, y las estructuras que los han
La fama póstuma de estas mujeres, mediante la práctica formado como tales, por el otro, tranzando cuestiones
del retrato, se establece en algunas ocasiones a través de identitarias de clase, género y origen.

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UNA SO

NOTAS
30- Jocelyn-Holt, 2008.
31- Chevalier, 1963; pág. 288.
32- Buve, 1994; págs. 27-30.
33- Wolf, 1956; pág. 1072.
34- Esta postura cambiaría 100 años después, cuando el origen y des-
cendencia española marcan la relación directa entre la sangre y la raza,
en una suerte de ficción historiográfica respecto al proceso de Con-
quista. El criollaje chileno -ya convertido en una burguesía podero-
sa- buscará entonces los orígenes sobre los cuales construir una nueva
identidad. “Y cómo no podría tener instintos artísticos una raza que
desciende en su mayor parte de la España de Velásquez, de Murillo, de
Goya (…)”, esgrimió Richon-Brunet en la Exposición Internacional
de Bellas Artes de 1910. Ver Richon-Brunet, 1910. También en Gloria
Cortés: “Eso sí que es ofensivo!” Las caricaturas del Centenario y los
monumentos a la imagen de España y la Independencia americana. En:
Gutman; Molinos, 2012.
35- Álvarez; Sánchez, 2007.
36- Berger, 1972; pág. 50.

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20
DESVESTIR A UN SANTO PARA VESTIR A UN HÉROE:
LAS TRADUCCIONES Y PERSISTENCIAS DE LAS IMÁGENES
RELIGIOSAS EN TIEMPOS DE CAMBIO

•••
La cultura visual en América Latina conforma un campo equipo curatorial del Museo Histórico Nacional para la
de estudio específico en que las categorías habituales exposición Gil de Castro estuvo aquí, una sociedad en tiempos
asociadas al arte así como las autorías, movimientos, de cambio (1785- 1837).
estilos y temporalidades de sus distintas manifestacio-
nes nos obliga a situarnos en las profundas y muchas
veces confusas reelaboraciones de las prácticas y esté- TRADUCCIONES Y PERSISTENCIAS
ticas europeas a partir de las más variadas condiciones
geográficas, materiales y de recepción por parte de los En su colección de ensayos sobre la identidad cultural
múltiples grupos humanos que habitaban con anteriori- en América Latina, el cronista mexicano Carlos Mon-
dad la región. siváis acertadamente señala que, durante las primeras
décadas del siglo XIX, la creación de símbolos y paradigmas
En este sentido, las pinturas y esculturas realizadas en la de las naciones obedece a un esquema inevitable: la traducción civil
América hispana y portuguesa se encuentran determi- de los modelos impuestos por el catolicismo.37 Resulta imposi-
nadas por dos estrategias de producción que, al menos ble escapar a este requisito formal que se impone desde
hasta mediados del siglo XIX, se conjugan de manera las clases dirigentes hacia todo el resto de la sociedad ya
bastante clara en el mercado de las imágenes: traducción que, según el autor, solo en este tránsito de la hagiografía
y persistencia. Es a partir de ellas que muchos tramos de hacia la biografía heroica se asegura de forma efectiva
esta cultura visual, a nuestro juicio, se manifiestan en su la pervivencia de los mitos que construirán las distintas
especificidad formal y temática. identidades locales.

La primera hace referencia a la habilidad de los artífi- Esta nueva forma de rendir culto a los héroes que no
ces locales para traspasar un contenido hacia los códigos escatima recursos literarios o visuales asociados a la
visuales que eran conocidos y entendibles en su comu- valentía, dolor, sapiencia y amor infinito por la causa que
nidad; mientras que la segunda, nos remite a la repetición se sabe justa y divina, encuentra también un correlato
creativa de ciertos modelos muchas veces alejados espa- en el nutrido repertorio de vírgenes y santas ya estable-
cial y cronológicamente de quienes los pintan o esculpen cido desde la conquista, quienes son resignificadas como
con fines devocionales. patronas de los ejércitos patriotas para legitimar el orden
republicano que se quiere instalar.
Así, el presente texto se ofrece como un breve recorrido
por un conjunto de obras asociadas a temas religiosos en En relación a este poder de la imagen votiva, ya en 1815
que podemos leer distintos registros de estos conceptos. el mismo Simón Bolívar tenía absoluta claridad del ren-
Todas ellas forman parte de la selección realizada por el dimiento político de esta vinculación entre los cultos

21
•••
cristianos del pueblo con los procesos militares en su ción y continuidad se ofrecen como las coordenadas
comentario sobre el caso mexicano; por lo mismo, en la principales para su análisis, el cuadro Virgen de la Merced
famosa Carta de Jamaica escribe: Felizmente los directores de con donantes de autor desconocido y propiedad del Museo
la independencia de México se han aprovechado del fanatismo con el La Merced, por ejemplo, nos permite un acercamiento a
mejor acierto, proclamando a la famosa virgen de Guadalupe por reina las pinturas que se realizaban en el mundo andino hacia
de los patriotas, invocándola en todos los casos arduos y llevándola en esos años.
sus banderas. Con esto el entusiasmo político ha formado una mezcla
con la religión, que ha producido un fervor vehemente por la sagrada Se trata de una composición de formato rectangular
causa de la libertad .38 donde vemos en primer plano y ocupando el eje central
de la tela, una representación de la Virgen de la Merced
Resulta interesante detenerse en lo que Bolívar entiende con su habitual traje blanco, el emblema de la Orden en
como fanatismo religioso de las poblaciones en relación el pecho y los brazos extendidos en señal de protección.
a la imagen guadalupana. Con toda seguridad se refiere En los extremos inferiores del cuadro, vemos sendos
al abigarrado sentimiento religioso del mundo popular personajes. Se trata de un hombre vestido a la usanza de
que, a través de fastuosas procesiones e interminables los ejércitos de pardos de fines del XVIII y la que pode-
fiestas patronales, desplegaba todavía con fuerza un sen- mos suponer sería su mujer.
tido de piedad de tipo barroco que, sin grandes variantes
ni contrapesos, llevaba siglos de presencia en América y El hieratismo de las figuras, así como su solución formal
que recién unos cincuenta años después de esta famosa totalmente retardataria en relación a una pintura de fines
carta comenzaría a ser combatido tenazmente tanto por del XVIII realizada en Europa, acentúan el fuerte carác-
las autoridades republicanas como por la misma iglesia ter popular de la pieza, el que parece corroborarse con
como veremos más adelante. la identidad mulata del hombre ya señalado. Este último
dato es lo que otorga a la pintura un valor documental
Para el caso chileno, tenemos que la imagen religiosa único ya que, por un lado, nos permite pensar el ascenso
desde fines del siglo XVIII hasta las primeras décadas del social de las poblaciones de origen africano; y por otro,
XIX, sigue unos derroteros que, desde una perspectiva se nos ofrece como un excelente registro de la indumen-
regional, la hacen partícipe de ciertas formas de produc- taria utilizada en esos años por los militares y las mujeres
ción, uso y circulación bastante concretas aunque siem- mestizas de la incipiente clase media colonial.
pre inscrita en los registros propios de toda la región. Por
ejemplo, la prolongada manifestación de ciertas solucio- En este mismo registro de desfase entre la visualidad
nes formales que remiten claramente al mismo mundo occidental y la de origen local, encontramos el retrato
popular al que hacíamos mención en el anterior párrafo del padre Antonio Correa realizado por el pintor Joaquín
y que, según el historiador Eugenio Pereira Salas, pode- Mesías hacia 1803 y también propiedad del museo mer-
mos pensar como parte de la persistencia barroca de nuestra cedario. Se trata de una representación de cuerpo entero
cultura visual.39 del fraile fundador del primer convento mercedario en
1548. Junto con una pequeña imagen mariana ubicada en
En el contexto de las obras seleccionadas para esta expo- el extremo superior derecho del cuadro, también resulta
sición, testimonios materiales de una época en que, destacable por su valor para la historia de la arquitectura
como sugerimos desde acá, las dinámicas entre traduc- en Chile el plano que lleva el personaje en su mano. Se

22
•••
trata de una representación de la iglesia y convento de La dependencia con otros centros de producción artís-
Merced hacia principios del siglo XIX, donde podemos tica que se mantendrá hasta muy entrado el siglo XIX
apreciar el aspecto que habría tenido el edificio antes de cuando se produzca una verdadera arremetida contra el
las grandes reformas que sufrió hacia 1891. barroco colonial quiteño tardío, desde los sectores neoclásicos de la
elite santiaguina.40
En este mismo registro testimonial, tenemos otro tra-
bajo de Mesías que actualmente se conserva en la Cate- Es recién en ese momento de la historia cultural chilena
dral de Santiago. Se trata de un retrato del padre Fran- que se desvaloriza, destruye y omite el pasado hispano y
cisco Marán. La representación, bastante rígida como en muchas de las imágenes y ritos asociados a este tipo de
el caso anterior, también destaca por el plano que lleva el religiosidad comienzan a ser combatidos tanto por los
personaje principal. Se trata de un dibujo de la iglesia de sectores laicos ilustrados como por la propia iglesia, quie-
La Estampa ubicada en la actual avenida Independencia. nes no solo le niegan la condición de piezas con algún
valor estético a las producciones materiales de la devo-
En ambas obras notamos una fuerte dependencia formal ción hispana, sino que además las juzgan como formas
de la pintura de origen cuzqueño y altoperuano. La falta de expresión de una religiosidad popular totalmente
de perspectiva en la composición, así como la evidente ajena al proceso de modernidad que se quiere adaptar en
ausencia de naturalismo en los personajes retratados, nuestra realidad nacional.
nos hacen ubicar a Mesías en un mundo donde las con-
tinuidades estilísticas entre los siglos coloniales son más A este respecto, bastaría citar la encendida crítica hacia la
notorias que las posibles reformulaciones visuales que se pintura colonial que hace Pedro Lira en su texto sobre la
esperan hacia principios del siglo XIX en la pintura. enseñanza de las Bellas Artes en Chile. En él no duda en
calificarlas como manifestaciones que no han aportado
Ya en un plano con una mayor separación formal con ningún criterio de belleza a nuestra cultura visual, siendo nece-
lo anteriormente señalado, encontramos dos pinturas sario dejar atrás este nefasto periodo si se quiere contar
de escuela quiteña de autor desconocido, muy proba- con un discurso artístico en consonancia con los referentes
blemente realizadas durante los años en que José Gil de europeos que este pintor entiende como imprescindibles.41
Castro se encontraba trabajando en Chile. Se trata de dos
óleos sobre latón de pequeño formato que representan Por fortuna, actualmente el rescate patrimonial de la pin-
a la Virgen del Carmen, advocación mariana que, por tura y escultura religiosa como objeto de estudio para
deseo expreso de Bernardo O’Higgins, había sido decla- nuestro pasado, permite elaborar nuevas perspectivas de
rada la devoción oficial del ejército patriota. valoración y análisis tanto para los antropólogos, sociólo-
gos como para los historiadores de las mentalidades y del
Estas dos pinturas son claros ejemplos del circuito arte. Al asumir la condición de documentos tan válidos
comercial existente que permitía la circulación de obras como las fuentes escritas, las investigaciones en este campo
producidas en Quito hasta Chile en cantidades significa- cultural han podido explorar los órdenes simbólicos que
tivas, hecho motivado principalmente por la condición daban sentido y coherencia a esta sociedad desde lo visual.
eminentemente recipientaria que, según Alexandra Kennedy,
habría tenido esta Capitanía en términos artísticos. Conscientes de las dificultades que se imponen al tratar
Según la autora, el caso chileno manifiesta una evidente de abordar este periodo y sus tránsitos hasta el pre-

23
•••
sente, desde acá suscribimos las palabras del teórico
del arte latinoamericano Juan Acha, quien señala que
el periodo colonial se extendió más allá de 1810, año en
que comenzaron las luchas por la independencia, sin que
las culturas estéticas cambiaran sustancialmente; quizá porque la
independencia tampoco implicó cambios socioculturales y estéticos
radicales, aunque si fueron hondos los políticos y territoriales, jurí-
dicos y económicos.42

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37-Monsivais, 2000; pág. 79.


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38-Bolívar, 2004 (1815); pág. 67.


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39-Para este historiador, a partir del siglo XVIII el influjo de las nuevas
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ideas estéticas de la ilustración no tuvo acción inmediata en la realidad


artística de Chile; hubo causas actuantes que retardaron su aplicación,
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siendo ellas la fuerza del barroco bávaro, la tradición cuzqueña y quiteña


en la pintura y escultura, así como la demoledora acción de los terremo-
UNA SO tos de 1730 y 1750. Pereira Salas, 1965; pág. 118
40- Kennedy, 1998; p. 88
41- Lira, 1866; pág. 277.
42- Acha, 1994; pág. 92.

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25
DE LA ADAPTACIÓN A LA ADOPCIÓN:
Indumentaria en Chile entre 1770 y 1835
•••
Entre los años 1770 y 1835, en el ámbito de la cultura de las modas foráneas, otorgándole un tinte autóctono
europea se pasó del estilo barroco, reconocidamente al vestido de la mujer elegante. Esto cambia totalmente
recargado en sus formas, a una representación más estili- en el siglo XIX, cuando la moda local se ve profunda-
zada y sencilla, conocida como neoclásico, que más tarde mente trastocada como producto de los cambios políticos
derivaría en el estilo Romántico que en el caso del ves- y nuevas influencias extranjeras, y se empieza a asemejar
tuario femenino vuelve a las formas de mayor volumen. en gran medida a la moda francesa, eso sí, siempre con
Estas transformaciones estilísticas también se tradujeron unos años de retraso. La intención de establecer un nuevo
en el vestuario de los miembros de las capas altas de la orden que rompía con el mundo colonial se vio especial-
sociedad, ya que la indumentaria ha estado siempre ínti- mente expresado en el discurso vestimentario.
mamente vinculada con el gusto artístico de cada época.43
La Revolución Francesa implicó profundos cambios en
todo orden de cosas, incluyendo no solo lo político, sino EL VESTUARIO DE ELITE
también lo económico y lo social, teniendo a su vez una DURANTE LA COLONIA
fuerte resonancia en la forma de vestir de los franceses
que al querer romper con el Antiguo Régimen mutaron Durante el siglo XVIII, Chile dependía económica y polí-
la manera de cubrir sus cuerpos. El nuevo orden exigía ticamente del Virreinato del Perú. En consecuencia, el
una silueta desprovista del lujo aristocrático, que era en vestuario usado por las damas elegantes chilenas, se regía
términos generales voluminoso y exuberante, y promo- por la moda de las señoras de Lima, que se caracterizaba
vía el uso de un vestuario que no poseía tantos adornos y por ser distinta a las modas españolas y europeas en gene-
que delineaba en el caso femenino, una figura esbelta sin ral. Es posible decir que en este lado del mundo existía
las características artificiales de antaño. un tipo de traje que tenía características particulares pro-
ducto de la realidad social y cultural local. Este estilo, que
El traje en Chile, especialmente el de la elite, no se vio se podría denominar andino era usado también en terri-
ajeno a estos eventos internacionales, y en los albores de torios que actualmente corresponden a Ecuador y Boli-
la Independencia, los cambios en el vestuario, que alguna via. No se sabe exactamente cuáles fueron las influencias
vez habían sido muy lentos y casi estáticos, empezaron a que delinearon este traje autóctono propio de las damas
ser cada vez más acelerados, sobre todo gracias a la aper- de elite. Es posible que este se haya inspirado en algunas
tura comercial con otros países europeos como Francia modas europeas anteriores, o que se hubiese influenciado
y Gran Bretaña. en trajes típicos (folclóricos) españoles, o simplemente se
puede afirmar que la indumentaria se adaptó a las condi-
La moda femenina durante el siglo XVIII había estado ciones urbanas y propias de ésta área del continente.
dominada por lo regional, principalmente por las influen-
cias del Virreinato de Perú, y era muy distinta a la usada en Pese a las diferencias entre la moda andina y europea,
Europa, ya que estaba caracterizada por una adaptación hay algunos elementos que se mantienen constantes en

26
•••
ambos tipos de vestuarios. Por ejemplo, el uso del corsé emitió diferentes pastorales en las que criticaba: la cos-
y la calidad de las telas utilizadas en la confección de los tumbre de andar en la calle, asistir a la iglesia y aun acercarse
vestidos. Si bien existía un control comercial por parte al sacramento de la comunión con los brazos desnudos y la ropa
de la corona española que fiscalizaba monopólicamente alta.47 Como las damas fueron reacias a obedecer estas
la entrada de mercaderías en sus colonias, haciendo que órdenes, el prelado lanzó una nueva pastoral en 1762, en
gran parte de las importaciones provinieran directa- que mandó bajar la ropa hasta los tobillos. Las chilenas no
mente de la península, también es cierto que la presen- se dieron por notificadas de la sentencia y siguieron luciendo las
cia del contrabando permitió el ingreso de productos de lindas pantorrillas y los brazos.48 En consecuencia, a pesar de
otros lugares de Europa, y se accedía a telas y accesorios las prohibiciones provenientes del mundo eclesiástico, las
del vestuario por vía ilegal.44 chilenas seguían usando el miriñaque, estructura interior
que exageraba el ruedo y acortaba la falda, dejando ver los
bajos de las señoras.
LA INDUMENTARIA FEMENINA
Hacia fines del siglo XVIII, otro cronista, Vicente
Hacia mediados del siglo XVIII el cronista Felipe Gómez Carvallo y Goyeneche en su Descripción Histórico Geo-
de Vidaurre, en su obra Historia Geográfica, Natural y Civil gráfica del Reino de Chile, hace una reseña más completa
del Reino de Chile, hace una breve descripción del traje de del traje de las santiaguinas: las mujeres no llevan hoy el
las chilenas: Consiste éste en una camisa, en unas enaguas, en mismo traje que las europeas. Se compone hoy su vestido de
un faldellín y en un jubón.45 Este traje efectivamente se usó camisa con las mangas tan cortas que no llegan a los codos y
casi toda la segunda mitad del siglo XVIII y principios son de trencillas de encaje, de modo que puede con verdad decirse
del siglo XIX. La camisa era de cambray, una tela muy que llevan desnudos los brazos; el escote y su circunferencia va
fina e iba adornada de encajes y puntillas, lo mismo que todo guarnecido de finísimos encajes. Continua la descrip-
las enaguas. El faldellín era una falda corta que iba desde ción señalando que, después se ponen un justillo… bien
la cintura a los tobillos, de gran amplitud, cuyo volumen ajustado al cuerpo que le llaman peto o corsé. Encima de esto
iba marcado por el miriñaque, y el jubón, chaqueta corta usaban un refajo sencillo y luego el ahuecador (miriñaque) para
que usaban sobre la camisa, ambos podían ser de seda o abultar las caderas. Sobre el ahuecador se ponían otras enaguas
telas de lana, dependiendo de la época del año. llamadas fustán, cuyo ruedo, guarnecido de finísimas puntas de
encaje, bajaba un poco más que el faldellín, de tal modo que se
Otro cronista, Jean François Galaup, conde de La Pérouse lucieran los bordes de encajes y dejaran a la vista los adornos de
en su libro, Voyage de La Perouse autour du monde... tam- las medias. Sobre las segundas enaguas colocan el faldellín…
bién hace una descripción de la indumentaria chilena del que iba recogido en la cintura y plegado totalmente desde arriba
período: El traje de estas damas, muy diferente del que nuestros ojos hasta abajo con dobleces angostos a lo largo. A esto llamaban
estaban acostumbrados… una falda plisada que deja ver la mitad de encartuchado (plisado). Para cubrirse se ponían una man-
la pierna y que se sujeta bastante más debajo de la cintura. 46 tilla de muselina, denominada rebozo, en el verano
con adornos de encaje, y de lana fina en invierno,
Con respecto a esta inusual exhibición de las piernas, con adornos de terciopelo. Como complemento, las
este aspecto del vestuario local provocó varios conflic- medias eran de seda usualmente de color blanco, con
tos entre los religiosos y las elegantes santiaguinas, por lo adornos de oro y plata. Los zapatos eran de cabra o de
que el obispo Alday en la segunda mitad del siglo XVIII seda, se llamaban también escarpines.

27
•••
Esta moda, según este cronista, era de uso común en Francesa, y se transforma completamente, influenciada
nobles y plebeyas y si a las primeras les era posible, solían por nuevos ideales sociales y políticos, en una indumen-
exceder a las segundas en la profusión de costosos ador- taria mucho más sencilla de lo que hasta entonces impe-
nos y la cantidad de tela usada en sus vestidos. Esto se raba. En Chile, recién se evidenciaron estos cambios a
observa también en un grabado de La Perouse, donde principios del siglo XIX, especialmente después del pro-
se aprecia que las líneas generales del traje de las damas ceso de Independencia de España cuando empiezan a
era muy similar al de las mujeres del pueblo, y que solo llegar las nuevas modas francesas, las cuales las chilenas
varían en los detalles y ornamentos.49 Las chilenas no adoptaron con mínimas variaciones. El paso de un estilo
usaban sombreros, se adornaban el peinado con joyas, a otro no se dio de forma inmediata y absoluta. Es pro-
flores y cintas. El pelo lo llevaban suelto y se hacían bable que entre los años 1800 y 1810 se diera un periodo
varias trenzas que colgaban hacia la espalda. La Pérouse de transición, sin embargo, debido a la falta de evidencias
comenta: Sus cabellos no llevan polvos, los de la nuca se dividen iconográficas es imposible describir con exactitud el ves-
en pequeñas trenzas que caen sobre la espalda.50 tuario femenino en aquella época de cambios.

Sobre todo después de 1810, año en que surgen los movi-


LA INDUMENTARIA MASCULINA mientos independentistas, es posible verificar una trans-
formación importante en el vestuario femenino de elite
El vestuario masculino de elite, bastante más simplifi- que se asemeja en gran medida a la indumentaria usada en
cado en sus formas que el femenino y copia manifiesta ese período en Europa, sobre todo Francia. Estos trajes
de las modas españolas, consistía principalmente de una de estilo neoclásico (inspirado en la antigüedad greco-ro-
casaca, de un chaleco y de un pantalón corto hasta las mana) eran principalmente rectos, sencillos en su confec-
rodillas. Estos últimos eran apretados y se ajustaban a ción y muy livianos, lo que los distinguía enormemente
las medias con elegantes hebillas de oro, plata y acero. de la indumentaria del periodo anterior. Estos vestidos
En términos generales los colores eran variados, y el cha- se caracterizan por la supresión del miriñaque, la desapa-
leco era confeccionado en tonos claros como el blanco, rición de la cintura y destaca el escote muy abierto.51 Al
crema, rojo y nácar. Además predominaba el uso del ter- no tener bolsillos, se hizo obligatorio el uso de pequeños
ciopelo, la seda y el algodón, y la principal decoración se bolsos de mano llamados ridículos, que se complementa-
lograba por medio de finos y bellos bordados tanto en ban con guantes largos, zapatos bajos y chales. Éstos se
las chaquetas, chalecos y en las camisas blancas. Como vuelven imprescindibles al ser los vestidos muy delgados,
accesorios utilizaban medias de seda de distintos colores, vaporosos y ligeros tanto en invierno como verano. Las
pañuelos de encaje y el tricornio de fieltro, generalmente pinturas de José Gil de Castro, que retratan a mujeres ele-
de color negro. La única prenda de características locales gantes en la segunda década del siglo XIX, nos muestran
en la indumentaria masculina era el poncho. justamente la presencia de este nuevo tipo de vestuario
definido por el llamado corte imperio que se diferencia radi-
calmente de la indumentaria colonial.
NUEVO SIGLO, NUEVAS MODAS
No ocurre lo mismo con la moda masculina, ya que esta
A fines del siglo XVIII, la moda europea sufre un cambio se demora en adoptar la prenda emblemática resultante
notable producto del revuelo surgido con la Revolución de la Revolución Francesa, el pantalón largo asociado

28
•••
con el mundo campesino. Por el contrario, los patrio- Brasil, pero no tan popular en Europa, su lugar de origen.
tas siguieron usando el pantalón corto por un tiempo Con respecto a las modas masculinas de la década del
para luego adoptar la indumentaria del nuevo orden, treinta estas estaban definidas por la adopción generali-
compuesto también por la levita de colores sobrios, que zada del pantalón largo y el talle bastante ajustado de las
junto con el pantalón largo definían la nueva sociedad chaquetas que delineaba en gran medida la cintura de los
burguesa. Mientras que los realistas reacios a cortar con caballeros. El sombrero de copa se convirtió en el acceso-
los modos del Antiguo Régimen, continúan llevando rio por excelencia y las corbatas adornaban de forma ele-
pelucas empolvadas, chaquetas ajustadas y zapatos con gante y sobria los cuellos que a su vez expresaban la dis-
accesorios de oro y plata. Los retratos de Gil de Castro tinción del hombre a la moda. La decoración era mínima
dan cuenta de la división política presente en la sociedad y aparecía a veces, escondida en el chaleco. El adorno en
del momento al ser expresada evidentemente en la elec- el vestuario masculino se irá suprimiendo cada vez más
ción vestimentaria de los retratados a la hora de fijar su en la medida que avanza el siglo, quedando en el olvido
imagen para la posteridad. los profusos y coloridos bordados del siglo XVIII.

Avanzando el siglo XIX, cada vez más los chilenos, Política, cultura y moda son fenómenos que dan cuentan
eso sí un poco retrasados, visten como el mundo euro- de períodos históricos determinados y en el caso de Chile
peo, siendo Francia el centro para la modas femeninas y el pintor José Gil de Castro pudo captar el sentido de la
Gran Bretaña para las masculinas. Hacia 1830 las formas importancia de la indumentarias de mujeres y hombres
del traje de las mujeres nuevamente cambian, la cintura que habitaron este territorio en un tiempo de cambios.
vuelve sutilmente a su lugar, las faldas aumentan su ruedo,
y el foco principal está puesto en las mangas, ya que éstas
aumentan su volumen considerablemente, especialmente
en la parte superior y luego se angostan hacia el puño.
Estas enormes mangas se denominaron manga jamón o pata
de cordero, algunas tenían armados interiores para sostener-
las, y alcanzaron su máxima expresión hacia 1835.

Los vestidos elegantes en general eran de seda y lleva-


ban bordados con motivos florales en el mismo tono
del traje. El largo de estos vestidos era hasta los tobillos,
dejando ver los zapatos, también llamados ballerinas por NOTAS
su forma similar a los utilizados por las bailarinas de
ballet. Éstos eran manufacturados en seda o cabritilla y 43- Rocamora, 1971; pág. 6.
44- Espinoza; 2008; pág. 33.
no tienen tacos. Se preferían zapatos livianos y simples 45- Alvarado; Espinoza,1980; pág. 164.
para así lograr un equilibrio con el extenso volumen de 46- Cruz, 1996; pág.133.
las mangas y los exagerados adornos de la cabeza como 47- Encina, 1946; pág. 456.
los grandiosos peinetones. Este tipo de accesorio hecho 48- Encina, op.cit., pág. 457.
49- Espinoza, op. cit, pág. 35.
en carey que alcanzó enormes dimensiones durante la 50- Cruz, op.cit, pág. 133.
década fue especialmente usado en Chile, Argentina y 51- Berges, 1991; pág. 84.5

29
30
CAMBIOS Y PERMANENCIAS EN EL ESPACIO PÚBLICO Y PRIVADO
•••
La sociedad virreinal hispana de fines del siglo XVIII HABITANDO EL ESPACIO PÚBLICO
y principios del XIX, estuvo marcada por diversas ten-
siones en los ámbitos políticos, económicos y socia- Podemos aproximarnos a conocer Santiago a principios
les, influenciada por lo que se estaba desarrollando en del siglo XIX, a través de lo que registró el viajero fran-
Europa, desde la caída del antiguo régimen y la impo- cés Lafond de Lurcy, llegado a Chile durante la primera
sición del pensamiento Ilustrado, hasta el Imperialismo mitad del siglo XIX, quien lo describe como un espa-
Napoleónico. Es una época marcada por dos hitos que cio marcado por la presencia del río, con una plaza cen-
repercutirán en América virreinal hispana a través de tral y edificios gubernamentales alrededor, entre ellos la
los movimientos revolucionarios y emancipadores, la cárcel, las oficinas de gobierno, junto a la Catedral y el
Independencia de Estados Unidos (1776) junto a La Palacio del director supremo que aún están inconclusos,
Revolución Francesa (1789), acrecentando los princi- …al frente del palacio se han edificado los portales, que contienen
pios de libertad, igualdad, soberanía popular y comer- los almacenes de los comerciantes de novedades… 52, muy cerca
cio libre. En Chile, luego de la primera Junta Nacional de este lugar y a lo largo del río se ubica La Cañada, que
de Gobierno en 1810, comenzará un tiempo de inesta- es el lugar del comercio informal …ahí se establecen los ven-
bilidad política marcado por batallas contra el antiguo dedores de frutas y legumbres; algunos de éstos se abrigan en peque-
régimen español, logrando finalmente la Independen- ñas cabañas portátiles hechas de tela sostenidas por delgados pilares
cia el 5 de abril de 1818, junto a un paulatino aleja- de madera; venden generalmente sandías y melones… 53 En un
miento de una realidad Colonial para acercarse a un nivel más íntimo Santiago le parece un espacio bastante
mundo marcado por una nueva mentalidad republicana lúgubre …a primera vista Santiago me desagradó soberanamente
muy cercana a las influencias extranjeras. y me hizo la impresión de una ciudad monótona, en la que todo
debía ser tristeza y aburrimiento. Sus calles tiradas a cordel y corta-
Es bajo este contexto que resulta necesario conocer das en ángulos rectos ofrecían un aspecto semejante al de Lima...54
cómo se habitaba el espacio en Chile, a nivel público y
privado. Cuáles eran las costumbres que prevalecían del El espacio público aparece habitado por numerosos edifi-
antiguo régimen o se resignificaban y qué nuevos hábi- cios religiosos …conventos e iglesias semejantes a las de Perú, pero
tos conllevarían las ideas ilustradas, junto con los objetos de menores dimensiones…55 siendo la clase más acomodada
que componían el universo cotidiano. Es por esto que muy religiosa, aunque la juventud lo es menos. Claudio
hemos elegido como fuente bibliográfica los relatos de Gay, científico viajero llegado a Chile en 1828, comparte
viajeros europeos, científicos y románticos que llegaron las mismas impresiones de Lafond du Lurcy, establece
a Chile desde fines del siglo XVIII, ya que a través de que …Santiago aún vive inserto en una realidad colonial, donde la
sus diarios y bitácoras podemos conocer descripciones religión católica es muy fuerte y el conocimiento científico recién se está
de lugares, gentes y costumbres, al mismo tiempo que implementando a través de la venida de especialistas extranjeros.56
somos conscientes de que muchas veces su mirada tiende
a “exotizar”, generándose una mirada hegemónica y crí- Al otro lado del río podemos encontrar La Chimba, unida
tica sobre el “otro” recién descubierto. a la ciudad a través del puente Cal y Canto y en cuyo centro

31
•••
estaban ubicadas las chinganas, bares y otros espacios de siendo este tipo de casa el que prevalecería hasta media-
sociabilidad popular, según lo que relata Lafond de Lurcy dos del siglo XIX momento en que se harían sentir las
en su diario, este sería un lugar que le recordaría mucho influencias extranjeras …y poco después se desarrollaría la
cierto sector de Francia, donde las personas encontrarían tendencia a las arquitecturas nórdicas, llámense Tudores o Geor-
un lugar de esparcimiento y diversión, …ellos rebosan de gianas, olvidando la gran tradición latina…62
bebedores y danzantes que se divierten alegremente acompañados
de los sones melancólicos del arpa y de la guitarra.57 El interior de las casas estaba compuesto, básicamente,
por una antesala, el salón y comedor ...el estrado del salón
Aunque el transporte en Santiago continúa siendo a caba- ocupaba todo un lado de la pieza y lo amoblaban muelles tapices
llo preferentemente, a fines del siglo XVIII comienza la y sillones. Este estrado, que está ordinariamente frente a las ven-
progresiva introducción de calesas, coche compuesto por tanas, se eleva aquí al lado. Frente al estrado se veían algunas
dos ruedas, tirado por un caballo, que sería símbolo de lujo bonitas sillas de madera pintadas y sofás de fábrica americana.
y estatus que solo un selecto grupo podrá poseer. Todas Dos pequeñas mesas de acayou con algunos candelabros de plata,
las familias que tienen dinero para ello se pasean por la el mate, dos vírgenes de bulto, un espejo veneciano y dos lám-
ciudad en una calesa58, incluso se utilizan en las ceremo- paras de cristal completaban el amoblado de esta pieza de una
nias y cortejos de poder como en el caso del Gobernador sencillez casi mezquina. 63 Si bien las casas de los estratos
Manuel de Amat que en 1755 entra en Santiago en una más acomodados de la sociedad eran bastante austeras,
calesa7. El uso de la calesa se extendería hasta pasada la la pobreza y precariedad en las casas de los campesinos
primera mitad del siglo XIX, momento en que se volve- era despiadada …la choza que nos cobijaba estaba construida
rían anacrónicas y dejarían de ser símbolo de estatus. con ramas de árboles clavadas en el suelo, unidas por medio
de barro que dejaba numerosos intersticios, había dos puertas
una frente a otra y una pequeña ventana de diez pulgadas cua-
HABITANDO EL ESPACIO PRIVADO dradas. En el interior veíase un estrado cubierto de pieles de
cordero sobre el cual estaba el brasero para hacer el mate… en el
La construcción de casas y edificios gubernamentales exterior había un pequeño corredor donde alojaron los arrieros.
durante la colonia privilegió ciertos materiales locales A algunos pasos más allá, bajo otro pequeño corredor, estaba
como la cal, el adobe y la madera, siendo su aspecto la cocina…64 En este sentido Claudio Gay se conmueve
exterior modesto y sencillo, sin mucha ostentación; cuando conoce la realidad de las clases más bajas, que
algunos ejemplos de estas edificaciones aun presentes habitan un espacio casi carente de objetos y comodida-
en Santiago son La Casa de Moneda, El Palacio de la des …hay que confesar que estos campesinos chilenos son harto
Real Audiencia y la Iglesia de San Francisco.59 Durante la desgraciados, viven acostados en cabañas cubiertos de ramas de
Colonia las casas de los sectores más acomodados eran árboles, pasan así la vida a merced de un clima a veces caluroso
grandes, de fachada simple, teniendo como núcleo el y a veces muy lluvioso.65
patio, ventanas con gruesas rejas de fierro, construidas
básicamente en adobe y de un solo piso,60 en su interior
estaban los muebles característicos de la época …como el HABITANDO EL ESPACIO ÍNTIMO
armario y la cajuela de patagua. El uso de vidrios en las venta-
nas, rejas y otros artefactos también permitió que sobresalieran en Desde fines del siglo XVIII y principios del XIX algunas
un ambiente marcado por la precariedad de la vida corriente…61 de las costumbres de la Colonia continúan y otras des-

32
•••
aparecen, las influencias europeas comienzan a verse, la a documentar y descubrir esta nueva tierra, según las
presencia de los estrados donde las mujeres permanecían impresiones de María Graham71 llegada a Chile en 1822
sentadas inmóviles poco a poco desaparecen, los sofás proveniente de Inglaterra recuerda que en cierta ocasión
reemplazan a los canapés y las peinetas de carey comien- …una pariente de la señora se dirigió a la parte baja de la
zan a revestir las cabezas de las mujeres; en los bailes de estrada y se sentó en el borde ante un brasero con carbón encendido
salón las guitarras son reemplazadas por pianos que len- sobre el que había una tetera de cobre con agua hirviendo. Tomó
tamente llegan a Chile y comienzan a hacerse comunes los mates y después de echarles los ingredientes adecuados, acercó
algunas familias relacionadas con ingleses habían reemplazado el la bombilla a sus labios y luego me lo ofreció a mí, pasó un rato
mate por el té. Las señoras colocábanse en los sofás, en el estrado antes de que me aventurara a probar el líquido hirviendo que es
adosado a la muralla, y los hombres en las sillas del frente. Algu- más áspero que el té, pero aun así muy agradable. Apenas ter-
nas veces, las jóvenes venían a mezclarse con los hombres, pero las miné lo rellenaron y se lo pasaron a otra persona y así continuaron
señoras no abandonaban jamás sus asientos.66 hasta que todos se hubieran servido; dos mates habían circulado
entre la concurrencia. En este caso la viajera siente temor de
Ciertos ritos y fiestas provenientes de la Colonia se resig- tomar mate de la misma bombilla de la que todos toman.
nificarían una vez iniciado el proceso de independencia, La costumbre del mate sería una tradición heredada de
en el cual cambiarían ciertas connotaciones, pero no los la Colonia que se traspasaría plenamente al siglo XIX, al
actores, ya que la elite seguiría siendo parte fundamen- igual que el uso de los braseros que permitían calentar el
tal para la legitimización del nuevo cambio, este proceso agua del mate y temperar el ambiente en las casas.
que no estaría exento de críticas sobre el despotismo
impuesto,67 se legitimaría restableciendo ciertos bailes Existen otra serie de hábitos que bajo la mirada extran-
marcados por el lujo y riqueza presentes …cerca de dos- jera parecen ser repugnantes y que tardarían tiempo en
cientas señoras, la mayor parte literalmente cargadas en oro y desaparecer, Graham recuerda que en cierta ocasión …
perlas 68 pero que no estaría exento de las ideas emanci- Una rolliza y atractiva señora… se hizo poner una escupidera
padoras …el sarao contó con varios minuets a los que siguieron frente a ella, en la cual escupía constantemente y de manera muy
algunos himnos patrióticos y piezas escritas especialmente para diestra, como para mostrar que estaba muy habituada a tal
la fiesta.69 Estos bailes de salón, provenientes de las ter- maniobra. Sin embargo los jóvenes y todos aquellos que quieren
tulias coloniales estarían marcados por ser un momento ser alguien, están abandonando rápidamente estos feos hábitos.72
de sociabilidad e intercambios culturales entre chilenos
y extranjeros, donde la presencia de la música sería una Actualmente a través de la cultura material es que pode-
clave fundamental … amenas reuniones de la familia con sus mos comprender como se habitaba el espacio, que obje-
invitados, en las que las niñas de la casa demostraban sus apti- tos componían la cotidianeidad, cuales resultaron ser
tudes artísticas tocando el arpa, cantando y bailando en medio símbolos de una época determinada y que costumbres
de la conversación. En ellas la sociedad santiaguina recibió y se resignificaron para ser parte de una nueva mentalidad,
agazajó, por ejemplo, a los viajeros ilustrados que periódicamente que nunca estuvo completamente ajena de su pasado.
arribaban a tan lejanas tierras…70
La sociedad de fines del siglo XVIII y principios del XIX
Por cierto que algunas costumbres propias de la Colonia es una sociedad de cambios, influenciada por mutaciones
y aun presentes en la nueva República, serían bastante políticas globales y el nacimiento de las repúblicas ameri-
extrañas para los recién llegados extranjeros que venían canas. Se apropia de distintos ámbitos para consolidarlos

33
•••
como lugares de intercambios, ya sea en la intimidad del
hogar, a través de los bailes y reuniones sociales o en los
espacios públicos, apropiándose de ciertos sectores que
delimitaron y configuraron la ciudad.

Chile pretende alejarse de las costumbres de la colonia,


distanciándose de España y dejándose influenciar por
Francia e Inglaterra como símbolo de modernidad.

NOTAS
52- Lafond de Lurcy, 1970; pág. 42.
53- Idem.
54- Op. cit., p. 33
PO
IEM S D
55- Op. cit., , p. 42
56- Mizón, 2008; pág. 38.

T 57- Lafond de Lurcy, opcit pág. 43.


58-Valenzuela Marquez, 2014; pág. 128.
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59- Sagredo, 2014; pág. 88.


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60- Idem.
61- Op. cit, .pág. 82.
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62- Secchi, 1952; pág.11.


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63- Lafond de Lurcy, op. cit., pág. 35.


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64- Op. cit. págs. 30 y 31.


A

65- Mizón, 2008; pág. 217.


D

66- Lafond de Lurcy, op. cit, pág. 40.


E

67- Valenzuela Márquez, 2014; pág. 18.


I

68- Idem.
UNA SO 69- Idem.
70- Sagredo, 2014; pág. 88.
71- Maria Graham (1785-1842), naturalista, cronista e ilustradora inglesa.
72- Graham, 2005; pág. 109.

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CATÁLOGO

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→ RETRATO DE INÉS VICENTA
MENÉNDEZ VALDÉS
Autor desconocido, Chile, ca.1800
Óleo sobre tela
90 x 71 cm
Comprado en Casa de Antiguedades
Mauro Pando, 1911
MHN 3-462

← RETRATO DE JOAQUÍN PÉREZ


DE URIONDO MARTICORENA Y
CAMPERO
Autor desconocido, Chile, ca. 1800
Óleo sobre tela
87.7 x 70.5 cm
Comprado en Casa de Antiguedades
Mauro Pando, 1911
MHN 3-265

RETRATO DEL REY FERNANDO VII RETRATO DE MARÍA CONSTANZA RETRATO DEL GRAL. FRANCISCO
DE ESPAÑA CORTÉS Y AZÚA JOSÉ DE RECABARREN Y AGUIRRE
Desconocido José María Arango José María Arango
ca. 1810 Sevilla, 1807 Sevilla, 1807
Gouache sobre marfil Óleo sobre tela Óleo sobre tela
7.5 x 6.1 cm 55.4 x 45 cm 55 x 45 cm
MHN 3-70 Ingresado al Museo en 1921 Ingresado al Museo en 1921
MHN 3-301 MHN 3-302

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RETRATO DE MARÍA MERCEDES DE RETRATO DE JUAN BAUTISTA RETRATO DE JOSÉ ANTONIO DE


SALAS Y CORVALÁN OJEDA Y ZASSÚ ROJAS Y UTURGUREN
Autor desconocido Anónimo chileno Autor desconocido
ca. 1770 ca. 1800 Fines siglo XVIII
Óleo sobre tela pegada sobre madera Óleo sobre cobre Óleo sobre tela
53 x 43.5 cm 7.5 x 6.5 cm 108 x 83.5 cm
MHN 3-105 Comprado a Sergio Carroza, 1979 MHN 3-104
MHN 3-465

→ RETRATO OBISPO JOSÉ MARÁN


Joaquín Mesías
ca. 1800
Óleo sobre tela
55 x 55 cm
Museo Catedral de Santiago

← RETRATO DEL MAYOR GIUSEPPE


RONDIZZONI CÁNEPA
José Gil de Castro
Chile, 1818
Óleo sobre tela
99 x 72 cm
Donado por Arturo Ibáñez Rondizzoni,
1945
MHN 3-394

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RETRATO DE MANUEL RIQUELME RETRATO DE MARÍA DEL


José Gil de Castro ROSARIO FORMAS PATIÑO
Chile, 1817? Y MORALES DE VIAL
Óleo sobre tela Autor desconocido, ca.1835
61.5 x 48.8 cm RETRATO PADRE ANTONIO CORREA
Óleo sobre tela
Comprado a Salvador Castro, 1914 Joaquín Mesías
76.5 x 64 cm
MHN 3-182 1803
Ingresado al Museo en 1949
Óleo sobre tela
MHN 3-85
208 x 138 cm
Museo La Merced

FLORERO
Real Fábrica de vidrio de La Granja COPA COPA
ca. 1800 Europa, ca. 1800 Europa, ca. 1800
Vidrio moldeado y burilado Vidrio soplado Vidrio soplado
23 x 18.5 cm 14.5 x 8 cm diámetro 9 x 7.5 cm diámetro
MHN 3-1325 MHN 3-968 MHN 3-1001

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SILLA SILLA ESPEJO
ca. 1800 Chile, ca. 1750 Fines del siglo XVIII
Madera tallada y tapiz de cuero Madera tallada y tapiz de cuero Madera, cerámica, yeso y vidrio policro-
116 x 54 cm 97 x 48 cm mado y dorado
MHN 3-1030 MHN 3-1029 93 x 32 cm
Donado por Marcos Maturana, 1911
MHN 3-1079

RELOJ DE PÉNDULO PIANO


Bd Medalle D’or Forre Juan de mármol
Francia, ca. 1830 Sevilla, 1787 ARQUETA
Madera, acero y bronce ensamblados Madera, marfil y metal ensamblados Anónimo
42 x 25.8 cm 59.5 x 157 x 86 cm Ámbito virreinal andino, siglo XVIII
Comprado a la Casa de remates Ramón Perteneció a Teresa Larraín Guzmán de Madera ensamblada con nácar y marfil
Eyzaguirre, 1946 Eyzaguirre 32 x 57 x 31 cm
MHN 3-1810 MHN 3-1329 MHN 3-29809

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PALMATORIA CANDELERO CANDELABRO
Chile, ca. 1800 Chile, ca. 1800 ca. 1800
Bronce forjado Cobre repujado Plata en su color, repujada y soldada
11 x 15 cm 14 x 8 cm 15.5 x 28 cm
MHN 3-29884 MHN 3-1080 MHN 3-33884

REJA COLONIAL BRASERO SAHUMADOR


Chile, segunda mitad siglo XVIII Chile, ca. 1800 ca. 1800
Hierro forjado Bronce laminado sobre madera Plata en su color, repujada y soldada
160 x 88 cm 65 cm diámetro 13 x 15.5 cm
Perteneció probablemente al Donado por Teresa Chadwick, 1988 Perteneció a Damiana Carrera de Araoz
Monasterio de Santa Clara MHN 3-1839 Donado por Joaquín Figueroa, 1911
MHN 3-8384 MHN 3-1266

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JUEGO DE CARTAS JUEGO DE CARTAS YESQUERO


Venecia, siglo XVIII Venecia, siglo XVIII Siglo XVIII
Papel y cuero Papel y cuero Hierro, cola de armadillo y plata ensam-
10 x 5,6 x 2,5 cm 10 x 5.6 x 2.5 cm blados
MHN 3-1776 MHN 3-1048 80 x 8.5 cm
MHN 3-1287

MONDADIENTES MONDADIENTES TIJERA DESPABILADORA


Primera mitad siglo XIX Primera mitad siglo XIX ca. 1800
Hueso tallado y policromado Hueso tallado y policromado Bronce fundido
9.4 x 3.5 cm 9.4 x 3.5 cm 15 x 5 cm
MHN 3-1016 MHN 3-1017 MHN 3-2654

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PONDERAL DE VASOS ANIDADOS MATE MATE


Chile, siglo XVIII Chile, siglo XVIII Siglo XVIII
Bronce fundido Calabaza y plata ensamblado Plata repujada
4.5 cm diámetro 14 x 16 cm 26 x 18.6 cm
MHN 3-1051 MHN 3-1039 MHN 3-2464

JARRO
SOPERA ESCRIBANÍA ca. 1815
ca. 1800 Anónimo Porcelana estampada y sobredorada
metal moldeado y plateado Chile, ca. 1820 12 x 13 cm
29 x 39 cm Plata repujada y cincelada Perteneció a Francisco Casimiro Marcó
Perteneció a Juan y Mariano Egaña 24.5 x 26 cm del Pont
Comprado en Remate de Juan Agustín Perteneció a Joaquín de Echeverría Comprada en el Remate de la Casa Ana
Hurtado Zañartu Donado por Joaquín Figueroa, ca. 1911 Lyon de Álamos, 1931
MHN 3-1345 MHN 3-1938 MHN 3-1262

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VIRGEN DEL CARMEN VIRGEN DE LA MERCED VIRGEN DEL CARMEN
Anónimo quiteño Anónimo andino, siglo XVIII Anónimo quiteño, siglo XIX
Primera mitad siglo XIX Óleo sobre tela Óleo sobre tela
Óleo sobre tela 73 x 60 cm 44.5 x 34.7 cm
35 x 26.5 cm Museo La Merced Museo La Merced
Museo La Merced

CRISTO NAZARENO
Detalle
Anónimo popular chileno
Ámbito virreinal andino, comienzos del
Siglo XIX
Pintura en tela de enrollar
35.5 x 25 cm
MHN 3-2446
VIRGEN DEL CARMEN
José Gil de Castro (atribuido)
1822
Óleo sobre tela
103 x 131 cm
Museo Catedral de Santiago

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CRUCIFIJO CRUCIFIJO CRUCIFIJO
Anónimo popular Anónimo popular Anónimo popular chileno
Siglo XVIII Ámbito virreinal andino, siglo XVIII Siglo XVIII
Cobre fundido Plata fundida Plata fundida
9.5 x 6 cm 5.5 x 3.5 cm 7.5 x 5 cm
MHN 3-1104 MHN 3-33604 MHN 3-33600

CRISTO DE LA PACIENCIA
Anónimo popular chileno CRUCIFIJO DE ALTAR CRUCIFIJO DE ALTAR
Siglo XIX Anónimo popular chileno Anónimo popular chileno
Madera policromada Primera mitad siglo XIX Fines del siglo XVIII
26 x 11 cm Madera policromada Madera tallada y policromada
Donada por José Domingo Escobar, 1911 68 x 36 x 22.5 cm 79.2 x 42.2 x 21 cm
MHN 3-572 MHN 3-588 MHN 3-36606

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CABEZA DE RELIGIOSO CABEZA DE SANTA CABEZA DE SANTA


Anónimo andino Anónimo andino Anónimo andino
Siglo XIX Siglo XVIII Siglo XVIII
Madera tallada y policromada Madera tallada y policromada Madera tallada y policromada
15 x 8 cm 29.5 x 18 x 24 cm 29.5 x 18 x 24 cm
MHN 3-530 MHN 3-594 MHN 3-594

ARCÁNGEL SAN MIGUEL


Anónimo quiteño
RELIGIOSA FEMENINA SANTA LUCÍA Segunda mitad del siglo XVIII
Anónimo popular chileno Anónimo quiteño Madera tallada y policromada
Siglo XIX Ámbito virreinal, siglo XVIII 31 x 20.2 x 8.9 cm
Madera tallada y policromada Madera tallada y policromada Legado por Blanca Luz de Toro y Fierro,
26 x 17 x 5 cm 31 x 13 cm 2004
MHN 3-33944 MHN 3-518 MHN 3-31120

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SAN ANTONIO DE PADUA CON EL SAN ANTONIO DE PADUA


NIÑO JESÚS Anónimo popular chileno
Anónimo Siglo XIX
Ámbito virreinal andino, siglo XVIII Madera tallada y policromada
Alabastro tallado y policromado 22 x 9.5 cm
11.3 x 4.4 x 3.5 cm Ingresado al Museo en 1911
Comprado a Eckart y Tononi, 1918 MHN 3-519
MHN 3-526

SAN ANTONIO DE PADUA CON EL


NIÑO JESÚS
Anónimo quiteño SAN FRANCISCO DE ASÍS SAN JOSÉ
Siglo XVIII Anónimo Anónimo andino
Madera tallada y policromada Siglo XVIII Siglo XIX
29 x 12.5 cm Alabastro policromado y tallado Madera tallada policromada y tela
Comprado a Antonio Lucero, 1913 43.5 x 19.5 x 14 cm 33 x 10 cm
MHN 3-520 MHN 3-591 MHN 3-33939

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INMACULADA CONCEPCIÓN VIRGEN DE LA MERCED
Anónimo andino Anónimo popular chileno
Siglo XIX Siglo XIX
Madera tallada y policromada Madera tallada, policromada y tela
35 x 14 cm 26 x 12 cm
MHN 3-515 MHN 3-568

VIRGEN DEL CARMEN


Anónimo popular chileno
Siglo XIX
VIRGEN MARÍA CON EL NIÑO JESÚS Madera tallada, policromada y
Anónimo andino VIRGEN DEL ROSARIO ensamblada
Siglo XIX Anónimo popular chileno 31 x 20.2 x 89 cm
Madera, tallada, policromada y piedra Siglo XIX Donada por Jorge Yarur Bascuñán
26 x 9 cm Madera tallada y policromada en memoria de su madres, Raquel
Legado por Blanca Luz de Toro y Fierro 16 x 7 cm Bascuñan, 2010
MHN 3-31121 MHN 3-574 MHN 3-38505

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ESTRIBOS CHARRETERA BICORNIO
Fines del siglo XVIII ca. 1817 Dassier
Plata labrada Lana e hilos metálicos Francia, ca. 1837
10.5 x 9 cm 15 x 11 cm Lana, seda plumas y tejido metálico
MHN 3-38496 Usadas por Joaquín Echeverría Larraín 48 x 14.5 x 20 cm
Donadas por Luis Echeverría, 1929 Usado por Manuel Blanco Encalada
MHN 3-30489 Donado por Enrique Villamil Blanco, 1929
MHN 3-33132

MANTA CASACA
ca. 1820 ca. 1780
Pelo de alpaca y lana tejida en telar ESTRIBO Seda
indígena Chile, comienzos del siglo XIX 116 x 50 cm
162 x 152 usado por José Miguel Carrera Madera tallada Usada Por Juan Enrique Rosales
Donado por Carlos Zañartu Fierro, 1934 30.5 x 25 x 21.5 cm Donada por Emilio Valdivieso, 1946
MHN 3-30927 MHN 3-38495 MHN 3-10117

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BASTÓN TABAQUERA SELLO DE JUAN ANTONIO DE


ca. 1800 Chile, fines de siglo XVIII ARAOZ Y OTÁROLA
Madera tallada Fibra vegetal Chile, siglo XVIII
89 cm 6.7 x 15.5 cm Madera y metal
Perteneció a José Miguel Carrera Usado por Rosa O’Higgins 3.4 cm diámetro
MHN 3-32523 Donado por Alberto Cruz Montt, 1911 Donado por Joaquín Figueroa, 1911
MHN 3-1930 MHN 3-1013

CHILIEN INDIGENO DEL CHILI ESPAGNOLS DE CHILY


Charles Joseph Mettais Charles Joseph Mettais Jacques Grasset de Saint, Paris, 1784
Grabado Grabado Grabado
28.8 x 18 cm 25.3 x 16.8 cm 20.7 x 15.8 cm
Colección Germán Vergara Donoso Colección Germán Vergara Donoso Colección Germán Vergara Donoso
Donación Compañía Sudamericana de Donación Compañía Sudamericana de Donación Compañía Sudamericana de
Vapores, 1988 Vapores, 1988 Vapores, 1988
MHN 3-2715 MHN 3-2592 MHN 3-2591

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PEINETA
Anónimo
1810/1820
Metal forjado
8.5 x 10 cm
MHN 3-31265

PEINETA PEINETÓN
Siglo XVIII Ca. 1835
filigrana de plata Carey moldeado y calado
8.2 x 7.5 cm 27.5 x 56 cm
MHN 3-41419 MHN 3-31963

VESTIDO
1828/1830 ECHARPE
Lana y bordados en hilo de seda ca. 1820
124 x 47 cm Fibra de piña
Usado por Jesús Urriola 252 x 57.5 cm
Donado por Adriana Undurraga, 1984 Donado por María Villegas, 1978
MHN 3-3332 MHN 3-34234

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ARRACADAS MONEDERO
Anónimo 1840/1850
Bronce y vidrio moldeado y burilado Seda y mostacilla metálicas
7.5 x 4 cm 31 x 6.5 cm
MHN 3-2374 MHN 3-31191

ABANICO TAPADA
ca. 1830 Anónimo andino
Metal calado y papel pintado Comienzos siglo XIX
22 cm Alabastro tallado y policromado
MHN 3-3949 15 x 4 cm
Donación Joaquín Figueroa, 1911
MHN 3-541

CARTERA
ca. 1820
Terciopelo de seda y mostacillas metá- ZAPATOS
licas 1820/1830
17 x 13 cm Raso de seda y suela de cuero
Usado por Javiera Carrera 22 x 5.5 cm
MHN 3-10101 MHN 3-31363

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WALKING DRESS OF A LADY OF MERCHANTS LADIES OF CHILI JEUNE FILLE DE LA CONCEPTION
RANK AND HER SERVANT John Constance Davie (La Perouse)
John Constance Davie, Londres, 1819 1811/1814 Charles Joseph Mettais
Grabado Grabado Grabado
38.6 x 27.8 cm 38.4 x 27.9 cm 28.6 x 19.2 cm
Colección Germán Vergara Donoso Colección Germán Vergara Donoso Colección Germán Vergara Donoso
Donación Compañía Sudamericana de Donación Compañía Sudamericana de Donación Compañía Sudamericana de
Vapores, 1988 Vapores, 1988 Vapores, 1988
MHN 3-2586 MHN 3-2724 MHN 3-2716

→ CHILI COSTUMES DU PEOPLE


Saulnier, Paris
Grabado
24.6 x 16.8 cm
Colección Germán Vergara Donoso
Donación Compañía Sudamericana de
Vapores, 1988
MHN 3-2594

← CHILI GUASO ET NEGRES LIBRES


Gabriel Lafond, Paris, 1844
Grabado
23.7 x 15 cm
Colección Germán Vergara Donoso
Donación Compañía Sudamericana de
Vapores, 1988
MHN 3-2714

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SERENOS CRIEUS DE NUIT GUASOS DES ENVIRONS DE VAL- PONT DE SANTIAGO SUR LE RIO
A SANTIAGO (Chili) PARAÍSO ET DE SANTIAGO (Chili) MAPOCHO (Chili)
León Jean Baptiste Sabatier, Paris, 1828 León Jean Baptiste Sabatier, Paris, 1828 Edmond Bigot de la Touanne (dibujo)
Grabado Grabado Louis Philippe Alphonse Bichebois, Paris,
33.6 x 49 cm 19.2 x 27.2 cm 1828
Colección Germán Vergara Donoso Colección Germán Vergara Donoso Grabado
Donación Compañía Sudamericana de Donación Compañía Sudamericana de 19.3 x 27.7 cm
Vapores, 1988 Vapores, 1988 Colección Germán Vergara Donoso
MHN 3-2749 MHN 3-2770 Donación Compañía Sudamericana de
Vapores, 1988
MHN 3-2748

TERREMOTO DE VALPARAÍSO, 1822 VUE DE LA VILLE DE LA VISTA DE LA CIUDAD DE SANTIAGO


Paris, 1840 CONCEPTION (Chili) TOMADA DESDE EL CASTILLO
Grabado De Bode, De Noel y Cía. Paris, 1822 HIDALGO EN EL SANTA LUCÍA
14 x 21 cm Grabado Charles Wood, Santiago, 1831
Colección Germán Vergara Donoso 28.4 x 34.9 cm Acuarela
Donación Compañía Sudamericana de Colección Germán Vergara Donoso 58 x 81 cm
Vapores, 1988 Donación Compañía Sudamericana de Comprado a la Casa de remates
MHN 3-2618 Vapores, 1988 Ramón Eyzaguirre, 1952
MHN 3-2733 MHN 3-476

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VISTA DE LA CIUDAD DE THE MINT OF SANTIAGO LA CAÑADA PROMENADE


SANTIAGO DE CHILE CON PARTE George Scharf PUBLIQUE DE SANTIAGO (Chili)
DEL TAJAMAR DEL RÍO MAPOCHO Londres, 1824 Louis Philippe Alphonse Bichebois
DESDE LA QUINTA ALEGRE Grabado Paris, 1828
J. Espejo 17.5 x 25.2 cm Grabado
Grabado Colección Germán Vergara Donoso 19.2 x 28.2 cm
44 x 62.5 cm Donación Compañía Sudamericana de Colección Germán Vergara Donoso
Colección Germán Vergara Donoso Vapores, 1988 Donación Compañía Sudamericana de
Donación Compañía Sudamericana de MHN 3-2708 Vapores, 1988
Vapores, 1988 MHN 3-2736
MHN 3-2744

PUENTE INDÍGENA SOBRE


EL RÍO MAIPO
Anónimo GRANDE PLACE DE
1821 SANTIAGO DE CHILI
Tinta y acuarela sobre papel Aubert JEAUX DES INDIENS
11 x 18 cm Grabado LE JOURS DE LA FETE. DIEUL
Colección Germán Vergara Donoso 15.4 x 26.5 cm Grabado por Alp Bailly y dibujo Saison
Donación Compañía Sudamericana de Comprado a Florencia Pereira Salas, Grabado
Vapores, 1988 1989 10 x 12.5 cm
MHN 3-1727 MHN 3-2581 MHN 3-27518

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UNA TERTULIA EN 1790 (Santiago) COSTUMES OF CHILI 1786 MODO DE VESTIR QUE USABAN
Dibujo de Claudio Gay, grabado por F. George Scharf LAS CHILENAS EN 1790
Lehnert e impreso: por Becquet Fréres. Londres, 1824 Fernando Brambila
Publicado en la obra de Claudio Gay, Grabado Madrid, 1795-1798
álbum d’un Voyage dans la République 20.2 x 26.7 cm Grabado
du Chili, Edición de la Editorial Antártica, Colección Germán Vergara Donoso 21.8 x 30.1 cm
1982 Donación Compañía Sudamericana de Colección Germán Vergara Donoso
Vapores, 1988 Donación Compañía Sudamericana de
MHN 3-2726 Vapores, 1988
MHN 3-2628

TERTULIA TERTULIA AND MATE PARTY TAJAMAR OR PUBLIC WALK


George Scharf George Scharf Agostino Aglio
Londres, 1824 Londres, 1824 Londres, 1824
Grabado Grabado Grabado
17.5 x 25.2 cm 20.1 x 26.8 cm 19.8 X 26.8 cm
Colección Germán Vergara Donoso Colección Germán Vergara Donoso Colección Germán Vergara Donoso
Donación Compañía Sudamericana de Donación Compañía Sudamericana de Donación Compañía Sudamericana de
Vapores, 1988 Vapores, 1988 Vapores, 1988
MHN 3-2719 MHN 3-2719 MHN 3-2718

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PLAZA OR GREAT SQUARE OF
SANTIAGO WITH DIFFERENT
NATIONAL COSTUMES
Thomas Mann Baynes
Londres, 1826
Grabado
15.4 x 33.7 cm
Colección Germán Vergara Donoso
Donación Compañía Sudamericana de
Vapores, 1988
MHN 3-2739

CARTA MANUSCRITA POR CARTA MANUSCRITA POR CARTA MANUSCRITA POR


JOSÉ DE SAN MARTÍN JOSÉ MIGUEL CARRERA BERNARDO O’HIGGINS
1819 1818 1840
Papel y tinta Papel y tinta Papel y tinta
21 x 15 cm 21 x 13.5 cm 21.5 x 31.3 cm
MHN 3-40387 MHN 3-40388 MHN 3-40389

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CATÓN CRISTIANO PARA ANTIFONARIO


EL USO DE LAS ESCUELAS Lima, 1761
Madrid, fines de siglo XVIII Pergamino ilustrado y encuadernado
Papel y cartón encuadernados 59.5 x 81 cm
10.5 x 14 cm Ingresado al Museo en 1910
MHN 3-40279 MHN 3-38169

MAPA CHILI AND LA PLATA


J. Rapkin
ca. 1850
Grabado
37.2 x 26.2 cm
MHN 3-28914

MAPA DE CHILE, PARAGUAY,


BRASIL, AMAZONAS Y PERÚ
M. Brion
Paris, 1766
Litografía
23.5 x 26.5 cm
Comprado a Florencia Pereira Salas,
1989
MHN 3-28798

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OCHO REALES OCHO ESCUDOS MEDALLA DE JURA DE LA


Casa de Moneda de Lima Francisco Borja Venegas INDEPENDENCIA
Lima, 1808 Casa de Moneda de Santiago de Chile Francisco Borja Venegas
Plata acuñada Santiago, 1824 Casa de Moneda de Santiago de Chile
38 mm diámetro Oro acuñado Santiago, 1818
MHN 3-13994 38 mm diámetro Plata acuñada
MHN 3-4334 36 mm diámetro
Legado Francisco Echaurren Huidobro,
1911
MHN 3-6415

← OCHO REALES
Real Casa de Moneda de Potosí
Potosí, 1730
Plata acuñada
35 mm diámetro
MHN 3-13944

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MEDALLA CONMEMORATIVA A CUATRO ESCUDOS UN PESO
SANTIAGO RECONQUISTADO Francisco Borja Venegas Francisco Borja Venegas
Ignacio Fernández de Arrabal Casa de Moneda de Santiago de Chile Casa de Moneda de Santiago de Chile
Casa de Moneda de Santiago de Chile Santiago, 1834 Santiago, 1822
Santiago, 1814 Oro acuñado Plata acuñada
Plata acuñada 30 mm diámetro 40 mm diámetro
46 mm diámetro MHN 3-4337 MHN 3-4448
MHN 3-1953

59
BIBLIOGRAFÍA

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